You are on page 1of 14

Posición del expresidente Cesar Gaviria sobre la violencia en Colombia y las

propuestas del Partido Liberal para las elecciones regionales. `El país no se le puede
entregar a los criminales`

La historia de Colombia ha estado marcada por décadas de conflicto armado, involucrando


diversos grupos rebeldes, paramilitares, narcotraficantes y el Estado. Si bien se firmó un
acuerdo de paz en 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el
país aún enfrenta una nueva y preocupante ola de violencia. Nos preocupa el nuevo
proceso de violencia que se está gestando en Colombia. Este relato detallará el nuevo
proceso de violencia que se está gestando en Colombia.

El narcotráfico ha sido un elemento intrínseco del conflicto colombiano. A pesar de los


esfuerzos para erradicar los cultivos de coca y la producción de cocaína, esta industria
ilegal sigue prosperando. El Acuerdo de Paz de 2016 adoptó un enfoque novedoso,
reconociendo que el narcotráfico se había entrelazado con los actores de la guerra. No
obstante, la responsabilidad no se atribuyó únicamente a los campesinos cultivadores, y se
buscaron fórmulas de sustitución de cultivos y desarrollo territorial.

Además de la persistencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN), se han sumado grupos
herederos del paramilitarismo y una constelación de grupos rearmados y disidentes de las
FARC. Estos grupos buscan controlar territorios clave para el narcotráfico y otras
actividades ilegales. Si bien están dirigidos por mandos medios de la extinta guerrilla,
reclutan a nuevos miembros, lo que plantea un riesgo significativo de gestar una nueva
generación de combatientes.

Los territorios donde se desarrollan conflictos armados incluyen el sur del Meta, el norte del
Caquetá, el sur de Córdoba, el Urabá antioqueño, el sur de Bolívar y Arauca, el Catatumbo,
Cauca y el Pacífico nariñense. Según el Comité Internacional de la Cruz Roja, existen seis
conflictos armados abiertos en el país en el periodo posterior al acuerdo de paz.

Uno de los aspectos más alarmantes de esta nueva etapa de violencia es el aumento en el
asesinato de líderes sociales. Los Acuerdos de Paz generaron una oleada de violencia
entre 2017 y 2020, con un incremento exponencial en las muertes de líderes. A pesar de
una disminución en 2021, la cifra sigue siendo alarmante. Según la Defensoría del Pueblo,
se registraron 145 muertes en 2021.

Entre 2019 y 2021, Colombia vivió el estallido social más significativo de su historia. La
reforma tributaria y las protestas por la educación superior, exacerbadas por la pandemia de
COVID-19, desencadenaron un movimiento social sin precedentes. La desigualdad y la
pobreza jugaron un papel importante, con el 42,5% de la población catalogada como pobre
en 2020 según el DANE.

Este estallido social reveló nuevas expresiones de descontento que no encajaban en los
marcos políticos tradicionales y que no pudieron ser canalizadas por las instituciones. El
gobierno respondió utilizando enfoques tradicionales de orden público, lo que puso de
manifiesto las inercias dejadas por décadas de conflicto en las instituciones civiles y
militares.

1
La violencia en Colombia no es inherente a su sociedad, sino que se debe a factores
políticos, económicos, sociales y culturales. El futuro de Colombia dependerá de cómo se
aborden las reformas estructurales y el problema del narcotráfico. A pesar de los obstáculos
y desafíos, el proceso de paz de 2016 ha resistido y se ha nutrido de la experiencia de
anteriores intentos de paz en el país y de la experiencia internacional.

Desactivar un nuevo ciclo de violencia requerirá esfuerzos continuos para abordar las
causas fundamentales del conflicto, así como para garantizar la seguridad de líderes
sociales y excombatientes. Además, se necesitará un enfoque inclusivo que busque
soluciones políticas y sociales para construir una Colombia más pacífica y equitativa.

El primer año del gobierno de Gustavo Petro ha estado marcado por una agenda ambiciosa
y desafiante que busca transformar diferentes aspectos de la realidad de los Colombianos,
la cual se ha tramitado de manera errónea dejando bastante que decir. Podemos sintetizar
este periodo en una serie de escándalos relativos a su equipo de trabajo, inestabilidad en
sus ministerios, falta de control en la seguridad del territorio y la poca voluntad por querer
hacer en verdad un acuerdo nacional serio para los ciudadanos.

Diferentes hechos de los que se tiene conocimiento y que se refieren a la financiación de la


campaña del presidente, siendo de la mayor gravedad —que ponen en entredicho su
legitimidad—, deben ser tratados con responsabilidad y serenidad por parte de los directivos
de los partidos políticos y organizaciones sociales.

Desde su toma de posesión el 7 de agosto de 2022, el presidente Petro en su promesa de


ser "el gobierno que quiere construir a Colombia como una potencia mundial de la vida”, se
ha enfocado sus esfuerzos en tres ejes fundamentales: la transición energética, la Paz Total
y las reformas sociales. Sin embargo, esta propuesta se ha encontrado con diversas
dificultades y retos, en lo que refiere llegar a consensos con diferentes sectores de la
sociedad.

Uno de los principales logros del gobierno de Petro ha sido la reactivación de los diálogos
de paz con la guerrilla del ELN. La firma de un cese al fuego por un periodo de 180 días ha
sido un avance histórico en las negociaciones con este grupo armado. Sin embargo, estos
avances también han sido acompañados por hechos de violencia en regiones donde otros
grupos armados tienen control territorial, los cuales responden a sus rentas ilícitas,
haciendo la promesa de la “paz total” un simple eslogan.

La política de la Paz Total del Gobierno Petro fue planteada por el mandatario para negociar
con los grupos armados que por años han causado la violencia que desangra la nación, con
un componente adicional: volver la búsqueda de la paz, una política de Estado, incluyendo a
las comunidades en los diálogos vinculantes . Sin embargo, esta política ha traído
consecuencias, principalmente, en materia de seguridad.

El deseo del presidente por entablar negociaciones simultáneas con diversos grupos
armados ha enfrentado numerosos desafíos. Uno de los principales obstáculos radica en la
falta de coherencia entre las estrategias de paz y las políticas de seguridad, lo que crea una
desconexión que dificulta la consecución de resultados efectivos. Paralelamente, varios de
estos grupos han aprovechado la retórica de la paz como una táctica para ganar tiempo,

2
disminuir la presión de las fuerzas de seguridad y fortalecer sus posiciones, poniendo en
riesgo una de las principales promesas de campaña del presidente .

En su intento por avanzar en las negociaciones, el gobierno realizó gestos tempranos de


“buena voluntad”. En su primera semana de mandato, el alto comisionado para la Paz,
Danilo Rueda, propuso la suspensión de órdenes de captura contra los líderes del ELN
como un gesto de confianza. Posteriormente, se promovieron ceses bilaterales al fuego con
diversas organizaciones armadas, aunque sin haber definido aún una hoja de ruta detallada
para las conversaciones.

Es importante destacar que la situación de seguridad y orden público se ha deteriorado de


manera alarmante en varias regiones del país, especialmente en aquellas que
históricamente han sido las más afectadas por el conflicto armado y la violencia. El Cauca,
Arauca, Nariño y el norte de Antioquia son ejemplos de áreas donde la situación se ha
vuelto preocupante, lo que pone de manifiesto los desafíos que enfrenta el gobierno para
lograr la paz y la estabilidad en Colombia.

Para entrar en un poco de contexto, durante 2022 se registraron los índices más altos de
violencia desde la firma del Acuerdo de Paz. Este año cerró un cuatrienio caracterizado por
serios retrocesos en materia de paz y en la implementación del pacto de La Habana. Uno
de los datos más preocupantes fue el asesinato de 117 personas que ejercían algún tipo de
liderazgo social, cifra que representó el número más alto de casos de este tipo desde 2016.
Además, según la Fiscalía, se reportaron 12,221 homicidios en todo el país en 2022, la cifra
más alta durante el posconflicto.

El deseo de pacificar los territorios se convirtió en una carrera contrarreloj con


negociaciones simultáneas, treguas a medias y ceses al fuego sin protocolos claros. A
pesar de estos desafíos, hubo algunos aciertos, como la reanudación de las negociaciones
con el ELN.

El primer semestre de 2023 estuvo marcado por la violencia y el desplazamiento forzado.


Cerca de 26,000 personas fueron desplazadas de sus hogares y otras 27,000 fueron
confinadas. Los departamentos más afectados han sido Cauca, Nariño y Antioquia, donde
las hostilidades armadas y otras afectaciones, como los desplazamientos y confinamientos,
persisten debido a los enfrentamientos entre la disidencia de las FARC, autodenominada
Estado Mayor Central (EMC) bajo el mando de Iván Mordisco, y las AGC o Clan del Golfo.

Estas afectaciones se han concentrado en zonas específicas, como Nariño, una región
estratégica debido a su ubicación geográfica que la conecta con el Océano Pacífico,
Putumayo, Cauca y Ecuador. Algunos de los lugares donde no ha habido ceses al fuego y,
por lo tanto, han experimentado mayores afectaciones, incluyen Argelia, Balboa, Caldono,
Santander de Quilichao (Cauca); Tumaco, Ricaurte (Nariño); y áreas del noroccidente
antioqueño, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).

El ELN ha sido responsable de al menos 66 acciones armadas a lo largo de 2023, con el


35% de ellas concentradas durante su paro armado, que tuvo lugar entre el 27 de mayo y el
5 de junio. Aunque se ha observado una disminución en los actos bélicos y el accionar

3
delictivo en comparación con 2022, es esencial recordar que la violencia persiste en ciertas
áreas del país, y el año 2023 aún no ha concluido.

Cauca se ha convertido en un epicentro de diversas formas de violencia en 2023,


incluyendo desplazamientos, violaciones a los ceses al fuego con grupos armados ilegales,
reclutamiento de menores de edad y confinamientos. En este departamento se han
registrado un alarmante total de 5,872 eventos de desplazamiento en el transcurso del año.

Los líderes, lideresas y defensores de derechos humanos étnicos han sido los más
afectados por esta escalada de violencia. De los 22 casos de asesinatos registrados, 10
corresponden a indígenas y tres a líderes afrodescendientes, ubicados principalmente en
Jambaló, Balboa, Caldono, Corinto, Guapi, Toribío y Santander de Quilichao. La protección
de estos líderes y la búsqueda de soluciones a la compleja situación en Colombia siguen
siendo desafíos cruciales para el país.

Durante el mes de agosto, soldados ubicaron más de 60 minas antipersona en el


corregimiento de El Plateado, municipio de Argelia. Esta situación refleja la amenaza
constante que enfrenta esta región debido a las acciones de las disidencias del Estado
Mayor Central bajo el mando de ‘Iván Mordisco’. A pesar de los acercamientos con el
Gobierno nacional, este grupo armado ilegal está volviendo a utilizar tácticas abominables
como la colocación de artefactos explosivos en su territorio, emulando así las prácticas
empleadas en su momento por la guerrilla de las FARC .

Esta escalada de violencia tiene un impacto devastador en la población local, que sufre
asesinatos, extorsiones, constreñimiento, desplazamiento forzado y confinamiento. Las
Fuerzas Militares han denunciado públicamente la actividad criminal de las disidencias de
las FARC en el departamento de Nariño, especialmente en la región de Tumaco. En una
operación exitosa, las tropas lograron rescatar a cuatro menores de edad que estaban
siendo utilizados para llevar a cabo acciones delictivas.

Este episodio demuestra la urgente necesidad de tomar medidas de seguridad para


garantizar el desarrollo de la jornada de elecciones del próximo mes de octubre. La región
está en constante peligro debido a la presencia de grupos armados ilegales, y es imperativo
que se implementen estrategias efectivas para proteger a los ciudadanos y garantizar un
proceso electoral libre y seguro. Además, es fundamental continuar trabajando en la
desmovilización y desarticulación de estas estructuras criminales para devolver la paz a
esta parte del país.

La situación en el Caquetá es alarmante debido a los combates que se han desatado entre
la Segunda Marquetalia y el Estado Mayor Central. Los corregimientos Santana Ramos y La
Paz, ubicados en el municipio de Puerto Rico, se han convertido en el triste escenario de
estos enfrentamientos, dejando a la sociedad civil atrapada en el fuego cruzado .

Lo más preocupante es que ambas estructuras armadas están violando flagrantemente el


derecho internacional humanitario. A pesar de que las comunidades locales se encuentran
en medio de las hostilidades, continúan los enfrentamientos y la instalación de artefactos
explosivos improvisados. Esto ha llevado a que líderes, lideresas, campesinos y la
comunidad en general se vean amenazados en su seguridad y bienestar.

4
Lamentablemente, se han registrado asesinatos de firmantes de paz, lo que agrava aún
más la situación. Según la Defensoría del Pueblo, los corregimientos Santana Ramos y La
Paz tienen una ubicación estratégica para ambas facciones, ya que en la zona existen
corredores de movilidad hacia el departamento del Huila y los Llanos Orientales, incluso
algunos que desembocan en la localidad de Sumapaz, en Bogotá.

Estos corredores parecen estar siendo utilizados para el tránsito de organizaciones ilegales,
armas, el establecimiento de zonas de descanso y abastecimiento, así como para el
transporte de sustancias ilícitas. La situación es un llamado urgente a la acción por parte de
las autoridades para proteger a la población civil y buscar una solución pacífica a este
conflicto que está causando un gran sufrimiento en la región.

Durante los días 31 de agosto, 1 y 2 de septiembre, se llevará a cabo un histórico encuentro


entre las delegaciones de las disidencias de las FARC que se autodenominan Estado Mayor
Central (EMC) y representantes del gobierno de Petro en la zona rural de Suárez, Cauca.
Este encuentro marca el inicio de los diálogos de paz entre ambas partes y se llevará a
cabo en un territorio que ha sido escenario de una serie de atentados en las últimas
semanas de agosto.

Desde septiembre de 2022, el gobierno de Petro, a través de la Oficina del Alto


Comisionado para la Paz liderada por Danilo Rueda, ha mantenido una serie de
acercamientos con la disidencia comandada por Iván Mordisco, así como con varios
mandos medios que no se acogieron al Acuerdo de Paz de 2016. Se estima que esta
disidencia cuenta con más de 3.200 personas armadas distribuidas en 23 frentes que
operan en 16 departamentos del país.

Sin embargo, las acciones armadas llevadas a cabo por el EMC han sembrado dudas sobre
su verdadera voluntad de paz. En múltiples ocasiones, los anuncios de avance en los
diálogos han sido seguidos por hechos violentos que han impactado a la población civil.

El Cauca no solo es el departamento con mayores índices de afectación por este conflicto,
sino que el frente Dagoberto Ramos se ha destacado por ser uno de los más activos en
ataques contra la población. El pasado 12 de agosto, tras el anuncio de la fecha de
instalación de la mesa y la posibilidad de un cese al fuego, se produjeron tres ataques con
dos carros bombas en Buenos Aires y Cajibío, resultando en la trágica pérdida de cuatro
policías.

En este crucial encuentro, ambas partes buscan alcanzar un cese de secuestros y


garantizar la no interferencia de este grupo armado ilegal en las próximas elecciones
territoriales programadas para el 29 de octubre. La esperanza reside en que estos diálogos
puedan allanar el camino hacia una paz duradera en una región que ha sufrido demasiado
tiempo las consecuencias del conflicto armado.

El proceso de diálogo con el ELN ha avanzado significativamente en los últimos meses. La


mesa de diálogo se estableció el 24 de noviembre de 2022, y el 10 de marzo de 2023 se
ajustó y acordó la agenda de negociación en México. Uno de los hitos más importantes se
produjo el 9 de junio de 2023, cuando se anunció el acuerdo de cese al fuego y de

5
participación, y se estableció un cronograma para avanzar en tres puntos clave de la
agenda. Para garantizar la participación de la sociedad, se instaló el Comité Nacional de
Participación, que permite a la sociedad presentar propuestas a la mesa de diálogos.
Además, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó a la Misión en Colombia para verificar
el cese al fuego con el ELN. El cese al fuego bilateral de 180 días se inició el 3 de agosto de
2023, y se estableció el Mecanismo de Monitoreo y Verificación para supervisar su
cumplimiento .

En el caso del Estado Mayor Central de las FARC, el Gobierno designó un equipo
negociador el 12 de julio. Posteriormente, la Fiscalía suspendió las órdenes de captura de
los delegados de la guerrilla en la mesa el 28 de julio. Actualmente, las partes están en
proceso de negociación de los protocolos para un nuevo cese al fuego bilateral, dado que el
anterior terminó en junio, aunque el presidente Petro lo suspendió en cuatro departamentos
el 22 de mayo. El Consejo de Seguridad de la ONU expresó su disposición a verificar el
cese al fuego con este grupo una vez que se establezcan protocolos verificables, aunque la
mesa de diálogo aún no se ha instalado.

En relación con las bandas criminales de Medellín, se instaló la mesa de diálogo el 2 de


junio, con representantes del Gobierno y voceros de las bandas criminales en la cárcel de
Itagüí. El objetivo principal es buscar el sometimiento a la justicia de unas 350 estructuras
criminales del Valle de Aburrá. Según la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, este
diálogo socio-jurídico involucra a unas 14,000 personas que forman parte de estas bandas
criminales. El proceso representa un paso importante hacia la desarticulación y la búsqueda
de soluciones legales para estas organizaciones delictivas.

En Colombia se han establecido ocho regiones de paz donde se llevarán a cabo


acercamientos con diversas bandas criminales y grupos armados, como parte de los
esfuerzos continuos por lograr la paz y la reconciliación en el país. Estas zonas han sido
cuidadosamente seleccionadas siguiendo varios criterios significativos, que incluyen la
presencia de organizaciones de base que están construyendo iniciativas de paz, la situación
de control hegemónico o de tendencia de grupos armados en la zona, la existencia de
disputas territoriales, las condiciones de miseria y exclusión, así como la presencia de
economías ilícitas

Un llamado

Colombia se encuentra atravesando una coyuntura que exige cambios profundos y


transformadores. A pesar de los logros alcanzados, no podemos ignorar la creciente
ilegalidad, desigualdad e informalidad que han llevado a que tres millones de colombianos
caigan en la pobreza. El descontento y la indignación se han manifestado en los recientes
paros nacionales y es nuestro deber atender las necesidades urgentes de aquellos a
quienes hemos llamado "contestatarios".

En esta campaña, proponemos unirnos en torno a principios programáticos basados en los


valores liberales. Buscamos construir una sociedad más próspera y democrática, donde la
igualdad sea el núcleo de nuestras acciones públicas. Nuestro objetivo principal es atender
las necesidades apremiantes de los sectores más vulnerables de la sociedad.

6
LOS RETOS QUE NOS PROPONEMOS ENFRENTAR

Con este difícil panorama, entre las primeras soluciones que le proponemos al pais, es la
necesidad de mejorar nuestra economía, para promover la justicia social y desarrollar el
potencial de las regiones, basada en una agenda de orden y oportunidades la cual está
desarrolla desde los principios de la Constitución de 1991. (Con absoluta prelación de los
más vulnerables, contestatarios, y avanzando en el desarrollo de derechos sociales, con
leyes estatutarias). Estos dos principios propenden por la proclama del partido Liberal de
“reducir la pobreza, avanzar hacia una mejor distribución del ingreso y hacia la igualdad y
construir un país desde las regiones con la gente, donde las libertades y la democracia se
cuiden y se respeten”. Hay demasiados sectores marginados, excluidos, olvidados de las
acciones del Estado.

Estos principios los materializamos en metas concretas, en la que buscamos una Colombia
sin hambre, para lo cual garantizaremos las 3 comidas diarias a las familias más pobres.
Mediante los programas sociales y alianzas público-privadas. Entre otras fuentes
aprovecharemos los 10 millones de toneladas de alimentos que perdemos anualmente, para
mejorar la vida de nuestras familias. Del mismo modo, con la generación de 1,2 millones de
nuevos empleos anuales, en promedio, para llevar la tasa de desempleo a un solo digito, y
que nos lleve a reducir la pobreza monetaria en 8,5 puntos porcentuales.

Además, reconocemos que el Acuerdo de Paz se debe implementar, que las discusiones
del pasado se deben superar y que debemos concentrar los esfuerzos en acelerar la
implementación. El cumplimiento del Acuerdo debe ser el punto de partida para una gran
transformación de Colombia, no entregándole el país a los criminales, tampoco haciendo
negociaciones que termine legalizando sus fortunas, por lo que apelamos en dar especial
cumplimiento del Acuerdo de Paz, y establecer compromisos puntuales para avanzar en los
siguientes temas que el gobierno pasado dejó rezagados.

De manera que se debe incrementar el número de tierras en el fondo de tierras para pasar
de 1,3 millones actualmente a 2,2 millones de hectáreas y entregarlas a los campesinos,
para pasar de 235 mil has actualmente a 1 millón de hectáreas para 2026. Con esto acertar
en las 32 mil iniciativas de los Planes de Acción de Transformacion Regional (PATR). Lo
anterior, dará cumplimiento a las víctimas, y garantizar su reparación, asegurando que la
JEP pueda desarrollar su labor de aplicar una justicia transicional para aquellos que hayan
cometido delitos de lesa humanidad.

Todo esto no tendría sentido sin un compromiso decidido por la protección efectiva de los
líderes sociales, para lo que hemos propuesto, por un lado, aumentar el presupuesto y
hacer más eficiente a la Unidad Nacional de Protección, y por otro aumentar la presencia de
la fuerza pública en las regiones, todo esto de forma legítima, con un estricto respeto por los
Derechos Humanos desde las acciones, hasta el lenguaje. Una presencia que haga ver a
las Fuerza Militares y de policía como un aliado en contra de la delincuencia, solucionando
los conflictos rurales que a desmovilización de 12.000 guerrilleros no ha podido solucionar,
para que los miembros de las comunidades puedan desarrollar sus proyectos de vida.

Compartimos desde el partido Liberal la necesidad de garantizar el respeto irrestricto por la


institucionalidad, la separación de poderes, y el sistema de pesos y contrapesos.

7
Consideramos que la base de la democracia es el respeto a las minorías, y el control del
abuso del poder, y que esto se garantiza a través de una institucionalidad fuerte. Es así
como pretendemos desarrollar una agenda de reformas profundas y ambiciosas, que sean
tramitadas respetando la institucionalidad y los principios que emanan de la Constitución del
91. Estas reformas han surgido de un proceso juicioso y riguroso en el que hemos evaluado
su viabilidad financiera, y hemos considerado su viabilidad política y la gradualidad
necesaria.

Toda vez que las reformas sociales del gobierno Petro ha avanzado con mucha dificultad en
iniciativas como las Reformas a la Salud, Laboral, Agraria y Pensional. Si bien estas
propuestas buscan mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, no han cumplido con las
espectativa de los ciudadanos y han generado un clima de zozobra, al verse en riesgo la
estabilidad de estos servicios y fuentes de bienestar que afectan a todos los Colombianos,
de igual forma la disminución del valor de los Servicios Públicos también se ha convertido
en un tema crítico debido a sus implicaciones económicas y sociales, que al parecer el
gobierno atiende de manera radical.

En el mismo sentido, coincidimos en respetar las instituciones económicas como la


independencia del Banco de la República para evitar caer en soluciones populares en el
corto plazo, como dejar de pagar la deuda o solicitar un crédito del Banco de la República;
pero que a largo plazo serán costosas para todo el país, desatando una alta inflación que
perjudicarían a los colombianos más vulnerables, o incluso soluciones que impliquen atajos
que busque recaudo o financiación saltándose los caminos institucionalmente establecidos.
Una emisión del banco de la República para resolver problemas de carácter permanente no
alcanzaría la unanimidad en la Junta del Banco de República que se requiere para
realizarlos.

Por otro lado, y teniendo en cuenta el agitado ambiente que nos dejaron las protestas del
año 21 y las que se han presentado tanto para respaldar las del gobierno, como para
rechazarlos en tanto sus medidas gubernativas. Consideramos que la protesta es un
derecho de la sociedad mediante el cual puede expresar su inconformidad frente a medidas
o situaciones que la ciudadanía considere inconvenientes e injustas. En este sentido,
hemos enfatizado que ante las situaciones de protestas pasadas y en las que pueden
devenir el descontento con las medidas del gobierno, se deben primar los espacios de
dialogo y escucha, y que cualquier intervención policial debe estar sujeta a estrictos
protocolos que son parte de los estándares internacionales en materia de derechos
humanos.

Si bien nos encontramos alineados en cuanto a fortalecimiento y el respeto por la


institucionalidad de la policía, así como de las fuerzas militares, y el rechazo a las
actuaciones abusivas. Las capacitaciones en derechos humanos serán constantes, y la
supervisión de las actuaciones permitirá garantizar que no se cometan excesos; todo esto
de la mano de un aumento del pie de fuerza que garantice mayor efectividad de las
intervenciones. Asimismo, entendemos que la legitimidad no pasa solamente por la
actuación adecuada de las fuerzas del Estado, sino también por el lenguaje y la no
estigmatización de los ciudadanos que protestan en cualquiera de los lados. Por esta razón,
cuidaremos las comunicaciones y garantizaremos que los ministros se alineen al lenguaje
presidencial.

8
Creemos que la lucha contra los cultivos ilícitos debe mantenerse, protegiendo al
campesino, pero del mismo modo se deben dar alternativas de desarrollo que le permitan
gestar sus planes de vida dentro de la legalidad. Este combate lo vemos cómo parte de un
problema más grande que es la cadena del narcotrafico, por lo que partimos de una
estrategia para la lucha contra el narcotrafico que se base en tres pilares i) sustitución de
cultivos con enfoque de desarrollo agrario y territorial para campesinos que hoy viven de la
siembra, el cual esta en deuda; ii) visión de la adicción como un problema de salud pública y
iii) fortalecimiento de la capacidad operativa para desarticular la cadena del narcotráfico,
enfatizando en la interdicción sistematica de los insumos químicos, la producción y las
finanzas. Combatir a las estructuras armadas ilegales y generar oportunidades de desarrollo
para los pequeños cultivadores son parte fundamental de este compromiso.

Es preocupante el sustancial crecimiento de la producción de coca en las tierras no planas


de nuestras cordilleras sembradas entre árboles u otros cultivos. Eso hace la erradicación
mucho mas costosa y creo que Colombia ha invertido bastante. Ni Estados Unidos y ni
Europa han hecho los sacrificios que ha hecho Colombia. Y no pueden esperar que solos
asumamos esa tarea de reducir el tráfico y la producción. Así, consideramos que hay que
hacer especial énfasis en la interdicción, sin dejar de lado la sustitución de cultivos ilícitos
con alternativas de desarrollo. Llevando el estado a esos territorios, con vias terciarias, que
garanticen la conexión a mercados a los campesinos que hoy viven de la siembra, para así
dar alternativas a las zonas alejadas para que no siga siendo ese el combustible que
financie a los traficantes.

Nuestra preocupación por la institucionalidad, así como nuestra vocación de dialogo y


escucha nos hacen preocuparnos por la necesidad de contar con una justicia solida con
jueces dignificados y en la que se profundicen los logros que hemos conseguido hasta el
momento. Nosotros en la Constituyente aprobamos la tutela y creamos el sistema
acusatorio y la Fiscalía, que son fáciles de defender. Pero hay que abandonar esa idea de
que lo que se trata es reformular muchos artículos de la Constitución, eso es equivocado,
hay que reformar área por área y todas tienen problemas distintos, la mayoría de ellos no
constitucionales.

De manera que tenemos que bajar el índice de congestión efectiva de 50,7% en 2021 a
40% en 2026, algo que el gobierno no ha tenido en cuenta, así como reducir las tutelas de
salud. El sistema lo administran los jueces a punta de fallar tutelas. Creo que hay que
devolverle al Minsalud la administración del sistema. Y la Superintendencia debe cumplir el
mismo papel de justicia administrativa que las otras superintendencias. La tutelas, si
necesarias, deben presentarse una vez se surtan esos procesos, por lo que seguismo
defendiendo que el 100% de los procesos judiciales nuevos sean tramitados digitalmente, y
asi reducir en 6 puntos del índice global de impunidad para llevarlo de 46 puntos hoy a 40
en 2026.

Junto a esto, hemos considerado en la necesidad de luchar contra la discriminación y


garantizar la igualdad de género e impulsar los Sistemas Locales de Justicia para mejorar la
coordinación de los operadores de la justicia y atender de manera efectiva las necesidades
específicas de las diferentes regiones y poblaciones del país. En síntesis nos moviliza el

9
propósito de construir una justicia eficiente e independiente, ajena a injerencias políticas; y
una justicia incluyente que ponga a los ciudadanos en el centro del sistema.

Nos hemos comprometido a integrar y ampliar la red de protección y asistencia social del
país para llegar con transferencias monetarias a 5 millones de hogares pobres. Con esto
avanzaremos hacia una renta básica, focalizada con el SISBEN IV. A su vez, triplicar el
programa Jóvenes en Acción en los próximos años, lo mismo que en la urgencia de
garantizar las 3 comidas diarias a las familias más pobres de Colombia con la estrategia
“Colombia sin hambre”.

En cuanto a la tributación, coincidimos en la necesidad de buscar un cambio al estatuto


tributario que lo haga más equitativo, eficiente y transparente mediante la eliminación de
exenciones y un aumento gradual del recaudo sin afectar a los hogares más vulnerables ni
a la clase media. Más bien, los nuevos recaudos deben servir para atender los programas
sociales más urgentes.

Pese a que Colombia hoy genera menos del 0,5% de las emisiones mundiales de Gases de
Efecto Invernadero GEI, nos hemos comprometido con una reducción del 20% de las
emisiones a 2030 y a un 30% mas si logramos concretar el apoyo financiero de la
comunidad internacional en este objetivo. La meta como país es alcanzar la carbono
neutralidad en 2050 lo que nos impone un enorme desafío alrededor del cual trabajaremos.

Si bien este a sido un aspecto destacado del gobierno Petro, su estrategia para la transición
energética han impulsado políticas para reducir la dependencia de combustibles fósiles y
carbón, poniendo en riesgo la eficiencia energética del país. La participación en eventos
internacionales, como la COP28, ha permitido posicionar a Colombia como un líder en la
preservación y protección del medio ambiente. No obstante, la implementación efectiva de
estas políticas aún es un desafío que no se ha visto concretarse y está dejando al país al
borde de una crisis energética, sino se atiende con la mayor responsabilidad.

Coincidimos en que requerimos una transición, pero esta debe darse responsablemente que
no acabe de un tajo la exploración de petróleo, carbón y gas, porque el país y sobre todo las
regiones y las poblaciones más rezagadas las necesitan. Requerimos profundizar la
reconversión tecnológica, el desarrollo de nuevas tecnologías comerciales a precios
competitivos, la diversificación de nuevos productos y servicios que complementen o
sustituyan lentamente las exportaciones de petróleo y carbón, la generación de
conocimiento y competencias laborales, y que por esta vía generemos miles de nuevos
empleos en todos los sectores.

En la Orinoquia hemos identificamos una oportunidad para el futuro de una agricultura mas
competitiva que nos permita aprovechar de manera sostenible nuestra vocación agricola e
impulsar el desarrollo del país. Hoy en Colombia tenemos 22 millones de Has con vocación
agricola, pero solo usamos 5,6 millones de hectarias. En la Orinoquia se estima un potencial
cercano a los 10 millones de hectareas, debido a esto nos hemos comprometido a trabajar
para habilitar 350 mil hectareas adicionales y de sustituir 2,5 millones de toneladas de maíz
y 700 mil toneladas de soya, apuntando ha ser un actor competitivo en el escenario
internacional de producción de alimentos.

10
Para lograrlo, llevaremos bienes públicos (vías, centros de salud, vivienda rural,
infraestructura de secamiento) a estas y otras zonas rurales, fortaleceremos los programas
de asistencia tecnica, y adopción de tecnología. El aprovechamiento de la Orinoquia se dará
sin talar un solo árbol, impulsando sistemas de producción que reduzcan a la mínima
expresión la huella de carbono y en concordancia con nuestras metas de adaptacion al
cambio climatico y transición energetica. En sintesis, debemos avanzar hacia un modelo de
crecimiento verde que permita a todos los sectores aprovechar las ventajas de adaptarnos,
y al país mitigar los efectos y riesgos del cambio climatico sobre las poblaciones y regiones.

Si bien la Reforma a salud sigue su torpe transito en el congreso, quiero destacar mi


profunda preocupación en relación con la propuesta de reforma a la salud que actualmente
se encuentra en debate. Se plantea la eliminación del modelo de aseguramiento mixto en
favor de un enfoque estatal. A pesar de las declaraciones del Ejecutivo sobre la intención de
mantener un modelo mixto, considero que se está centralizando excesivamente el poder en
el Estado, despojando a las EPS de su función central como aseguradoras y gestoras del
riesgo. Además, me preocupa la ambigüedad en las funciones que se asignan a las EPS,
ahora denominadas gestoras de salud y vida en el proyecto. Estas nuevas funciones
parecen vagas e imprecisas, mientras que el Estado asumirá una carga considerable en la
organización de las redes de atención, la formulación y ejecución de contratos de atención a
pacientes, la asignación de entidades y profesionales para la atención y el pago de servicios
de salud.

Otro aspecto que genera inquietud es la falta de criterios de priorización de pagos más allá
de la discreción estatal. Esta falta de claridad podría dar lugar a riesgos financieros y
potenciales problemas de corrupción en el sistema de salud. También estamos preocupados
por la "atomización" de la gestión del riesgo en estructuras estatales burocráticas y
politizadas, como los fondos-cuenta regionales. Esta fragmentación podría tener efectos
negativos en la eficiencia del sistema.

Además, observamos una duplicidad de funciones en las unidades de planeación y


consejos de evaluación creados por el proyecto, y existen lagunas en cuanto a la definición
de las labores y funciones de estos entes. En lo que respecta al riesgo operativo, nos
preocupa la subdivisión en los Centros de Atención Primaria en Salud (Caps), los sistemas
de referencia y contrarreferencia, la coordinación del sistema y las gestoras de salud. En
particular, no hay claridad en el verdadero papel de estas últimas.

También es esencial señalar que la redacción y técnica jurídica del proyecto son confusas y
ambiguas. Esta falta de precisión podría permitir diferentes interpretaciones en la
reglamentación y llevar a la marginación o incluso la desaparición de las gestoras de salud.

Esta reforma propuesta parece altamente ineficiente y con riesgos significativos de


corrupción y politiquería. No cuenta con un adecuado arreglo institucional para gestionar el
riesgo en salud, y en realidad, no es un modelo de aseguramiento mixto, sino enteramente
estatal. Tememos que la vaguedad del texto permita la eliminación de las EPS, volviéndolas
irrelevantes y sin incentivos para contener el gasto, lo que llevaría a una quiebra inminente y
no garantizaría el derecho a la salud.

11
En el ámbito de la educación, estoy comprometido a trabajar para alcanzar metas concretas
que mejoren significativamente nuestro sistema educativo, diferente a la perspectiva
propuesta por la ministra. Creo firmemente en la importancia de la educación de calidad
como un motor de desarrollo y equidad en nuestra sociedad. Aquí están mis puntos clave:

Una educación de calidad es esencial para el desarrollo de nuestro país. Abogamos por la
implementación de un Sistema de Desarrollo Profesional Docente que brinde incentivos y
oportunidades de cualificación para nuestros maestros. Además, consideramos vital
establecer una Gran Alianza por el Bilingüismo que involucre a centros culturales,
universidades, centros de idiomas y cajas de compensación familiar para elevar el nivel de
educación en lenguas extranjeras.

En la era digital, el acceso a la tecnología es fundamental para una educación completa. Me


comprometo a garantizar que todas las escuelas públicas tengan acceso a Internet de alta
velocidad. Además, impulsaremos la formación de estudiantes y docentes en habilidades
STEM y humanidades para preparar a nuestros jóvenes para un futuro cada vez más
tecnológico y globalizado. Es esencial que todos los jóvenes tengan la oportunidad de
acceder a la educación superior. Proponemos expandir el programa de Matrícula Cero y
proporcionar un estipendio mensual para los estudiantes. Nuestra meta es pasar de 700 mil
cupos a 1 millón, brindando a jóvenes de estratos 1, 2 y 3 la posibilidad de continuar sus
estudios.

Reconozco la importancia de la formación técnica para el desarrollo de nuestra nación. Por


lo tanto, nos proponemos aumentar el número de cupos en el SENA, pasando de 1.3
millones a 2 millones, y fomentaremos la modalidad virtual para hacer que la formación sea
más accesible y versátil. También buscamos formar a 1 millón de estudiantes de once en
medias técnicas y doble titulación en áreas tecnológicas en colaboración estrecha con el
sector productivo. Esta medida garantizará que nuestros jóvenes estén preparados para
afrontar los desafíos del mundo laboral.

A través de estas iniciativas educativas, nuestro compromiso conjunto es combatir la


desigualdad y construir un sistema educativo que empodere a los ciudadanos. Queremos
fomentar el pensamiento crítico, la creatividad y el uso de la ciencia y la tecnología para
imaginar una sociedad más justa y equitativa en la que todos tengan la oportunidad de
prosperar.

En cuanto a la reforma pensional propuesta por el Gobierno de Gustavo Petro, quiero ser
claro en cuanto a la posición del Partido Liberal, que lidero. Considero que modificar el
sistema de pensiones en Colombia es una tarea costosa y política, y no creo que la
propuesta actual sea la solución que necesitamos. La reforma pensional que se hizo
anteriormente presentó numerosos problemas, y realizar los cambios necesarios sería difícil
y costoso desde el punto de vista político. El proyecto actual, en mi opinión, no resuelve los
problemas existentes y, en cambio, podría abrir un nuevo frente de problemas.

Creer que el Estado puede tomar el 80% del sistema pensional y dejar solo el 20% restante
en manos de entidades privadas es, en mis palabras, una "monstruosa equivocación". No
creo que sea sensato financiar una reforma pensional simplemente a través de
instrucciones al Banco de la República.

12
Nuestra visión en el Partido Liberal es proteger el ahorro de los colombianos, sin eliminar
Colpensiones ni las AFP's. Proponemos un enfoque que combine ambos regímenes para
construir un sistema de protección adecuado para la vejez. Esto nos permitiría sacar de la
pobreza a 3 millones de adultos mayores que en la actualidad no reciben ni pensión ni
ayuda estatal. La libertad económica de los ciudadanos es una prioridad, y consideramos
que esta es la mejor manera de preservarla.

Por otro lado, la importancia de avanzar hacia el cierre del deficit habitacional de los
colombianos garantizando el derecho a una vivienda digna. Por eso, impulsaremos
conjuntamente la meta de construir 1 millón de viviendas VIS (800 mil urbanas y 200 mil
rurales) y de brindar soluciones de vivienda a un total de 1.8 millones de colombianos. (se
podría también conectar las 500.000 viviendas rurales que no están conectadas al sistema
eléctrico. Eso se haría con paneles solares cuyo costo ha bajado significativamente

Junto a esto creemos en la importancia de ordenar el territorio tanto urbano como rural, para
favorecer una mejor calidad de vida en las ciudades y disminuir los conflictos por el uso del
suelo en las zonas rurales. Por esto, nos hemos comprometido conjuntamente a impulsar la
implementación del catastro multipropósito para alcanzar el 50% del país. Esto será
particularmente importante para el campo, para facilitar la formalizacion y titulacion de
predios y baldios y por esa via avanzar tambien en el cumplimiento del acuerdo de paz.

Tal como mostramos anteriormente, compartimos el proposito de abordar los principales


desafios sociales y economicos que enfrenta el país, con soluciones y metas concretas y
rápidas. Se trata de respuestas realistas y viables fiscalmente a retos complejos como la
consolidación de las finanzas públicas, la lucha frontal contra la desigualdad y el cierre de
brechas con el sector rural, el trabajo por la seguridad de los líderes sociales y de las
comunidades (grupos étnicos y campesinos) que habitan en nuestro territorio, la lucha
contra los grupos ilegales; la atención a las quejas más sentidas de los jóvenes, y el trabajo
para garantizar que todos tengan educación superior. Todo esto con recursos sanos, sin
emisión, y sin tomar los ahorros de la gente en sus pensiones.

La situación actual amerita un manejo serio, lejos de soluciones simplistas de corto plazo
que solo profundizan los problemas o generan nuevos problemas. El país necesita construir
soluciones de largo plazo, que permitan superar los problemas lejos de personalismos,
populismos o autoritarismo. Requiere alejarnos de la retórica vana de sembrar entre los
ciudadanos miedos, odios y la división. Creemos en liderazgos claros que promueva y se
someta a las instituciones, que lejos de inflamar las preocupaciones de la gente para
generar temor, muestre los pasos a seguir y sea capaz de dar pasos dolorosos y difíciles, y
enfrente los problemas con diálogo con los ciudadanos.

Liderazgos que, en el marco de los principios definidos, evalué y critiqué de manera


imparcial la labor del Gobierno, de las instituciones públicas, de sus políticas y de la
sociedad. Estamos seguros que para realizar las reformas profundas se requieren
ciudadanos que nos permitirá consolidar una gran coalición entre las fuerzas democráticas
e institucionales del país. Lo que manifestamos en este documento de acuerdo es un marco
para el futuro, alejado de la polarización y de las pugnas del pasado que reducen la

13
gobernabilidad, que nos dividen como sociedad y nos alejan de nuestros objetivos
comunes.

Somos conscientes de que se ha avanzado en materia de seguridad, y en lucha contra la


pobreza en las últimas dos décadas. Sin embargo, también somos conscientes de que
estamos muy lejos de que todas las mujeres, los jóvenes, los ancianos, los grupos étnicos,
tengan acceso a los bienes sociales que la sociedad les debe dispensar. Hay enormes
sectores de la sociedad víctimas de la exclusión social, víctimas de la violencia, del
machismo.

Entendemos que la paz es construir orden y oportunidades para todos, que incluye acabar
con la injusticia que genera exclusión y violencia, es atender a los más vulnerables, es
entender que debemos trabajar por los excluidos, por los que no han tenido oportunidades
en la sociedad, por los que sufren de discriminación, los que no tienen acceso a sus
derechos, los que han sido pisoteados.

En esta campaña regional de 2023, nos enfrentamos a desafíos cruciales y a la oportunidad


de forjar un futuro mejor para Colombia. Estamos comprometidos en trabajar
incansablemente por nuestros ideales liberales, por la justicia social y la unidad de nuestro
país. Juntos, con determinación y visión, podemos superar las adversidades y construir una
Colombia más próspera, equitativa y democrática para todos. No nos detendremos ante
ningún obstáculo en nuestro camino hacia un futuro más equitativo, con más oportunidades
para la gente y justo. Confiamos en que, con su apoyo y compromiso, lograremos
transformar nuestra nación.

César Gaviria Trujillo


Expresidente de la República de Colombia.
Presidente del Partido Liberal Colombiano.
Octubre 23, 2023.

14

You might also like