La dirección por valores es la forma de dirección de empresas de carácter humanista e integrador que va más allá de una dirección por objetivos o de una dirección por instrucciones, y permite dar respuesta al actual reto de competitividad de las empresas, en el que son necesarios altos niveles de rendimiento, confianza, compromiso y creatividad por parte de todas las personas que la componen.
Este concepto de dirección debe ser un compromiso múltiple:
Debe la respuesta de los grupos de interés de la empresa.
Formular lo que quiera ser en el futuro. Hacer de los valores el marco de actuación que dirige las formas y maneras de hacer de la empresa en relación con sus stakeholder.
La actividad de la empresa se lleva a cabo a través de un proceso participativo de todas las
personas que lo integran, tratando de que los valores sean compartidos por todos y estableciendo objetivos que desarrollen los valores elegidos.
Para llevar a cabo este planteamiento es necesario un compromiso de la propiedad y del
equipo directivo, que lo han de acoger como un proyecto de primera magnitud y transcendencia estratégica, facilitando un cambio de cultura organizacional basada en valores.