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Maria_Clio88
Mimi

Maria_clio88

Cecilia
Cyrus Walsh conoce a Sammy cuando era demasiado joven para él.
Dejó la isla sabiendo que esperaría por ella… y lo hizo. Pero ahora que
está de vuelta, ella no está cediendo en nada. Ahora él va a luchar por lo
que quiere, y eso siempre ha sido lo mismo. Ella.
Sammy observó a Cyrus irse y le partió el corazón. Cuando regresó
a la isla años después, ella no estaba preparada para personarlo. Pero
siente una irresistible atracción hacia él, sin importar cuánto intente
luchar contra ello. ¿Rendirse sería tan malo?

Advertencia: Her Paradise continúa donde lo dejó His Paradise.


Disfruta incluso más aventuras de la isla con esta heroína tenaz y
descarada y su alfa, que simplemente no la dejará ir.

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Sammy… dieciséis años
Saco una fotografía de mí misma en el espejo y se la envío a Nikki.
Yo: ¿Me veo como una mujer?
Responde al instante.
Nikki: ¡Te ves como una mujer desde que tus tetas aparecieron
el verano pasado! LOL
Me río. Odié mis pechos cuando aparecieron. De repente, los chicos
empezaron a molestarme muchísimo. Por no mencionar que todos
pensaban que estaba a disposición de cualquiera desde que mi hermano
se embarcó y no había nadie para asustarlos.
Nikki: Prepárale tus galletas espolvoreadas. Se enamorará de ti
al primer mordisco ;)
Yo: Oh, he estado horneando TODA la semana.
Es una locura de cómo he pasado de no querer la atención de nadie
a lanzarme a alguien. Aunque Cyrus no es cualquiera. Han pasado tres
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largas semanas desde que mi hermano ha estado en casa de permiso. Se
va a ir en dos días. Lo que me ha tenido toda excitada es el amigo que
trajo a casa con él. Su compañero Marine que lo siguió de vuelta a la isla
es todo lo que nunca supe que quería en un hombre.
Cyrus. Incluso su nombre me provoca un vuelco en el estómago.
Desde el momento en que salió de la camioneta con mi hermano Derick,
me había enamorado por completo. Cada día que él está aquí empeora.
Es dulce, divertido y tan jodidamente amable que no puedo soportarlo.
Me hace sentir cosas que probablemente no debería sentir por alguien de
su edad, pero no me importa. Es mi único y lo sé. Solo tengo que
decírselo, hacerle saber que se supone que estemos juntos. Que sé que
tiene que volver al extranjero, pero voy a estar aquí para él cuando haya
terminado.
Me ajusto la parte superior del bikini para asegurarme de que no
van a salírseme los pechos. Viviendo en una isla, es normal para la
mayoría de la ciudad andar alrededor en traje de baño. Puede hacer
mucho calor y siempre terminas en el agua en un momento u otro.
Tal vez es tonto, pero me había decidido por un bikini con la bandera
de Estados Unidos y finalmente llegó ayer por la tarde. Fue idea de mi
mejor amiga Nikki. Dijo que debería intentar parecer la vecina de al lado.
Completamente americana. No estaba segura de cortar otro centímetro
de mi pantalón vaquero corto, pero ella pensó que conseguiría su
atención. No quiero que él piense en mí como una niña estúpida con un
enamoramiento. Quiero que me vea como una mujer que esperará por él
para siempre.
Me pongo brillo de labios, luego lo dejo y salgo apresuradamente de
mi habitación cuando escucho movimiento en el piso de arriba.
Apresurándome a la cocina, finjo que he estado ahí todo el tiempo
cocinando. Momentos después, Cyrus entra en la habitación. Se detiene
por completo cuando me ve. Finjo que no sé que está aquí unos segundos
y murmuro para mí. Por el rabillo del ojo veo que se está girando y está
punto de irse. Maldición.
—Hola, Cy —exclamo, haciéndolo detenerse—. ¿Quieres que te
prepare algo de desayunar? Hago unas tostadas francesas increíbles.
Se da la vuelta y fija la mirada en la mía. Quiero que me mire, mi
cuerpo, pero no baja la mirada más allá de mi barbilla.
—Ya preparé un poco de café. —Señalo la cafetera.
—Sí, claro —contesta finalmente.
Se va al salón que está conectado con nuestra cocina abierta. Viste
un pantalón de deporte de talle bajo y nada más. Su pecho y pies están
desnudos, y su cabello adorablemente despeinado. Dios, es tan guapo y
fuerte. Nada como los chicos aquí en la isla. No se ha afeitado desde que
llegó, y tiene una oscura barba incipiente en su barbilla. Cuando le
pregunté por ello contestó que es el único momento que se les permite 6
estar desaliñados, así que va a optar por ello.
—Dame un segundo. —Se va de la habitación y lo escucho ir al piso
de arriba.
Hundo los hombros cuando escucho la ducha encenderse. Sigo
adelante y hago las tostadas francesas y pongo un poco de tocino en una
sartén pequeña. Un poco después regresa a la habitación y toma una taza
de café. Ahora está completamente vestido y toma asiento en la barra de
desayuno.
—¿Mi hermano vino a casa anoche? —pregunto.
Cyrus detiene la taza antes de que llegue a su boca. Puedo decir que
no quiere responderme. Supongo que es porque no quiere mentir. No,
apuesto a que es un hombre amable que nunca mentiría. Es muy
honrado.
Pongo los ojos en blanco.
—Conozco a mi hermano, Cyrus. Si no ha venido a casa es porque
anoche fue a casa con una chica. No es algo nuevo. Solo que no estaba
segura de si debería hacer suficiente para él o no.
—No está aquí —contesta con un suspiro.
Apoyo la cadera contra la encimera.
—Pero tú viniste a casa. —Me muerdo el labio—. Temprano —añado.
Se encoge de hombros, bebiendo su café—. ¿No te gusta ninguna mujer
de por aquí? —Arqueo una ceja.
Nunca sabrá cuánto odio verlo irse a los bares mientras yo estoy
aquí. Me carcome hasta que regresa. Cuando han salido, Cyrus siempre
ha vuelto a casa antes de las diez. Una vez incluso lo escuché rechazar a
Derick cuando mi hermano quería un compinche para ligar. Una noche
se quedó y jugó al Mario Kart conmigo. Otra noche le mostré algunos de
los caminos de por aquí en el quad.
—No es algo en lo que necesite centrarme ahora mismo. Tengo unos
cuantos años más de servicio.
—Estaba comenzando a pensar que tenías una chica en casa o algo.
—Camino hacia la cocina y le doy la vuelta al tocino.
—Realmente no tengo un lugar al que llamar casa. Pero si tuviese
una chica en alguna parte, ahí es donde estaría. Con ella. —Lo miro por
encima del hombro.
—¿Pero no la tienes? —presiono, solo para asegurarme.
Niega y sonrío.
—Es difícil de creer que un chico como tú esté soltero. —Le preparo
un plato de comida y se lo llevo. Luego voy y le consigo un poco de leche,
porque no puedes tener tostadas francesas sin un vaso frío de leche.
—Gracias. No tienes ni idea de cuánto voy a echar de menos tu
comida cuando me vaya de aquí.
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—Bueno, entonces simplemente tendrás que volver, ¿no lo harás?
Te dará algo en lo que centrarte.
—Sí, algo así. —Mantenemos fijas nuestras miradas por un
momento antes de que él aparte la suya y comience comer el desayuno.
—Sabes, puedo empezar a enviarte paquetes a ti también, me gusta
hacerlo con Derick. Estoy segura de que es un tacaño con los artículos
horneados que le envío.
—Como un perro con un jodi… —Se interrumpe a sí mismo—.
Maldito hueso.
Me río.
—Cy, crecí con Derick. Puedo maldecir como el mejor de ellos. —Le
guiño un ojo.
—Estoy seguro, pero no tengo que hacerlo frente a ti.
Sonrío, gustándome extrañamente que quiera ser un caballero a mi
alrededor. Creciendo solo con mi padre y hermano a veces las cosas
podían volverse un poco masculinas.
Me preparo mi plato y me siento junto a él.
—¿Entonces quieres que te envía cosas? —pregunto de nuevo.
—No quiero ser una molestia.
—No es una molestia.
Mira hacia mí y esta vez no aparta la mirada. Está muy cerca, me
inclino hacia él y separo los labios. Él también se inclina y el corazón
amenaza con salírseme del pecho. Va a besarme. Cierro los ojos y siento
su aliento contra mí.
Pero justo entonces la puerta mosquitera se abre de golpe, haciendo
que ambos nos separemos de un salto. Unos segundos después Dereck
entra apresuradamente, rompiendo el precioso momento que casi
habíamos compartido.
—Tostadas francesas —gime él y me bajo de la silla de un salto.
Intento enmascarar todos los sentimientos traspasándome y mantengo
la cabeza gacha.
—Aquí, toma las mías. Me prepararé otro plato —digo
apresuradamente y ocupándome en la cocina.
—Dios, te quiero, Sammy. —Se deja caer en la silla que acabo de
dejar libre.
Miro hacia Cyrus, que está apretando la mandíbula. Parece
enfadado.
—¿Quién se meó en tus cereales? —le pregunta Derick, pero Cyrus
lo ignora—. ¿Y qué demonios llevas puesto? —exclama Derick y me giro
para ver que me está hablando a mí.
Me sonrojo de vergüenza. 8
—Probablemente nada peor que la chica del bar que llevaste anoche
a casa —contesto. Abre la boca para contestar, pero lo interrumpo—.
Déjalo o te lo quito.
Una forma de llegar a mi hermano es quitándole la comida.
—No me harías eso. Me quieres malditamente mucho. —Sonríe.
Niego y voy a prepararme algo de comer, aunque ya no tengo
hambre. No puedo creer que Cyrus casi me besase. Grrrr. Mi maldito
estúpido hermano.
Derick comienza a parlotear sobre lo que deberían hacer hoy, sin
notar la tensión en la habitación. Echo una mirada hacia Cyrus de vez
en cuando, pero todavía tiene esa mirada enfadada en su rostro. Sigue
mirando hacia mí, pero no tengo ni idea de qué hacer al respecto. Me está
poniendo al límite.
Tomo mi desayuno de pie junto a la encimera.
—¿Quieres venir con nosotros, Sammy? —pregunta Derick.
—¿Qué? —Estaba perdida en mis pensamientos sobre Cyrus por un
momento mientras comía.
Después de que pensase más en ello, el casi beso es algo bueno. Al
menos sé que le gusto. Ahora solo tengo que estar a solas con él, así
podemos hablar de ello. Solo tenemos unos días antes de que se vaya.
Pensamientos de escribirle mientras está lejos hacen que se forme una
sonrisa en mis labios.
—¿Quieres venir a la playa con nosotros? —dice Derick—. Necesito
recordarles a todos los chicos de aquí que jodidamente los mataré si
comienzan a meterse contigo. No importa que no esté aquí. Aun así lo
averiguaré y cuando vuelva patearé sus traseros.
Niego. Su comentario no es nada nuevo.
—Iré a cambiarme. —Cyrus se levanta antes de que pueda
contestarle a Derick.
—Sí, déjame tomar unas cosas —comento antes de lamer el sirope
de mis labios y observar a Cyrus abandonar la habitación.
Dejo todo en el fregadero. Lavaré los platos cuando volvamos.
Me dirijo a mi habitación para empacar una bolsa para la playa.
Probablemente también debería preparar una cesta de picnic. Tal vez
Derick se encontrará con alguna chica en la playa y nos dejará a Cyrus
y a mí solos. Un día en playa con él suena perfecto.
Entro en mi habitación, pero me detengo cuando veo a Cyrus ahí
paseando de un lado a otro. Cierro la puerta rápidamente y mis latidos
se aceleran. Tal vez va a besarme ahora. Sonrió, pero desaparece cuando
su mirada se encuentra con la mía y deja de caminar.
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—Esa mierda no puede suceder de nuevo —dice en voz baja.
Trago saliva con fuerza y siento un nudo comenzando a formarse en
mi garganta. Pero lo alejo y me centro en la furia que está bullendo en mi
pecho.
—¿Qué sucedió con lo de no maldecir a mi alrededor?
—Esto no es un juego, Sammy. Tienes dieciséis años.
Enderezo la espalda.
—Ibas a besarme —aseguro a través de los dientes apretados—. Eso
no fue unilateral. Además, cumplo diecisiete la semana que viene.
Su respiración se hace más fuerte y puedo decir que está luchando
consigo mismo por lo que va a decir a continuación.
—Mantente alejada de mí y yo me mantendré alejado de ti. Solo
tenemos unos cuantos días más para lograrlo —dice finalmente.
—Sal de mi habitación —le indico y abro la puerta. Permanece ahí
por un segundo antes de asentir y dirigirse a la puerta abierta. Se detiene
cuando está junto a mí.
—Ponte una maldita camiseta.
Veo rojo, pero ya salió por la puerta, así que la cierro de golpe tras
él.
Estoy tan enfadada que quiero gritar.
—Que te jodan, Cyrus Walsh. Me aseguraré de que no tienes que
pasar un segundo más a mi alrededor.
Poco sabía yo que él no iba a hacerlo fácil…

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—¿Crees que ella volverá a hablarte? —menciona Derick mientras
lanza el hilo de pescar.
—Sí —respondo, enrollando mi caña—. Pero probablemente para
decirme exactamente en qué ángulo poner en mi cabeza y así metérmela
en el trasero de la forma más dolorosa posible.
—Siempre fue realmente buena en matemáticas. —Me mira y
comienza a reírse mientras sacude la cabeza.
—¿Le dijiste que ibas a venir hoy conmigo?
—No hay nada que suceda contigo que ella no sepa. Incluso si no lo
está escuchando de mí. Ha sido de ese modo desde el día que te llevé a
casa.
Pienso en la primera vez que la vi. Llevaba puesto un vestido amarillo
y sosteniendo un letrero que ponía ¡Bienvenido a casa, Derick! Estaba
detrás de él esperando que abrazase a su hermana y padre antes de que 11
me presentase. Ella lo miró con sus ojos oscuros como si fuese todo su
mundo y nunca había estado tan celoso de mi mejor amigo.
Nunca tuve una familia de la que hablar. Mi madre me abandonó
cuando nací, pero nunca fui adoptado. Pasé entre diferentes casas de
acogida hasta que tuve edad para salir del sistema y me uní a los Marines.
Conocí a Derick en el adiestramiento básico y él me contó todo sobre la
isla de la que venía. Cada vez que contaba historias de casa me encontré
escuchando con gran interés. Incluso me enseñó a pescar y nos
convertimos en mejores amigos. No planeaba enamorarme de Sammy,
pero la primera vez que la vi estuve perdido.
La peor parte fue que yo sabía muy bien que tenía dieciséis años.
Derick me había contado innumerables historias sobre su hermana
pequeña, todo lo que podía imaginar era una flacucha poco femenina con
aparato en los dientes. Pero era una belleza diferente a todo lo que había
imaginado y ella me tumbó de rodillas. Literalmente.
Tropecé mientras me acercaba a ella y me caí de rodillas frente
donde estaba ella. Bien podía haberme propuesto por cómo se veía. Si
hubiese tenido un anillo en el bolsillo lo habría sacado y la habría hecho
mía. Pero en cambio, me levanté y estreché su mano como el Marine que
estaba entrenado a ser.
—¿Te arrepientes de traerme contigo? —Nunca le hice la pregunta
antes porque siempre he temido la respuesta. Pero ahora las cosas son
como son con Sammy, ¿qué más tenía que perder?
Derick mira hacia mí y me lanza una mirada como si estuviese loco.
—¿Estás bromeando? ¿Por qué crees que te traje a casa?
—¿Qué estás diciendo?
Niega como si fuese un idiota.
—Maldición, tal vez mi hermana pueda hacerlo mejor si eres así de
testarudo. —Lanza de nuevo la caña y luego mira hacia mí—. Cyrus,
sabía que te enamorarías de ella. Es justo como tú, pero en guapo. —Se
ríe de su broma y yo pongo los ojos en blanco—. Estaban destinados a
ser. Lo supe cuando te conocí. Solo tienes que averiguar cómo dejar de
hacerla enfadar.
—Pensé que estaba siendo gracioso —me justifico, encogiéndome de
hombros. Ella me ha estado gastando bromas desde que regresé. Pensé
que tal vez debería gastarle una. Puede que consiguiese su atención.
—¿Lo estás diciendo en serio? Fingiste que te habían disparado.
Tuviste a todo el lugar en Red Din en ello. Disparaste balas de fogueo y
te tumbaste en el suelo con gente haciéndote una RPC. Ella creyó que
estabas muerto. —Pone la cabeza entre sus manos—. ¿En qué maldito
mundo creíste que esto finalmente la haría querer estar contigo?
—Dijo que me amaba —contesto, encogiéndome de un hombro.
Puede que haya sido la forma incorrecta de conseguir un Te amo, pero no
iba a renunciar a ello. 12
—No puedo hablar con una pared —se queja mientras se levanta de
la silla y camina hacia el borde del muelle.
—Admito que no fue mi idea más brillante —confieso.
Lo había planeado con todo el mundo allí. Derick me dijo que era
una mala idea, pero pensé que ella apreciaría el gran gesto. Así que, fingí
que había sido disparado así vendría corriendo a mi lado y me diría que
me amaba. Luego yo podría decirle que la amaba y podíamos acabar con
toda esta mierda de no estar juntos. Pero mi ingenioso plan fracasó y ella
terminó pateándome en las pelotas antes de irse furiosa. Eso fue hace
una semana y no me ha hablado desde entonces. Al menos antes me
estaba gritando todo el tiempo. Ahora no consigo nada. Es como si
realmente hubiese muerto.
—Todo lo que quiero saber es, ¿tienes un plan? —Derick me mira
sobre el hombro y luego niega—. No lo creo.
—Estoy trabajando en ello.
Mi radio suena y espero un segundo para escuchar el código. No es
una emergencia y el oficial a cargo va a encargarse de ella.
Después de la primera visita a casa con Derick fue un absoluto
infierno cada vez que él tenía una carta de ella. Ella siempre le enviaba
paquetes de ayuda, pero nada para mí. Había esperado que pudiese
haber cambiado de actitud y entendiese por qué dije lo que dije ese día
en su habitación. Ella era demasiado joven y mi fuera de voluntad era
muy fina. Tenía que mantenerme lejos de ella y había esperado que con
el tiempo se hubiese dado cuenta de ello. Cada vez que él conseguía algo
yo esperaba cerca solo para ser golpeado con la decepción una vez más.
Pero nunca me rendí con ella. Por eso en el momento que lo dejamos vine
directamente a la isla. Derick me habló sobre el trabajo de sheriff y dijo
que era mío cuando lo quisiese. El único lugar al que alguna vez quise
llamar hogar era al lado de Sammy.
—Hoy no está picando nada —comenta Derick mientras recoge el
hilo de nuevo.
—Los mosquitos lo hacen.
Mi radio suena de nuevo. Atiendo y escucho que en la central dice
que es una llamada del Mermaid. La tomo y apretó el botón lateral.
—Yo me encargaré, Sue —contesto y comienzo a recoger mis cosas.
—¿Qué es? —pregunta Derick mientras se inclina contra la
barandilla del muelle.
—No lo sé. Dijeron que habían llamado y querían que respondiese
un oficial. Cameron está de servicio y no hay respaldo. Me pasaré por allí
ya que estoy cerca.
Derick me despide con la mano mientras me marcho.
—Dale saludos a Nikki y Liam de mi parte. 13
—Lo haré.
—Ella no estará allí —grita mientras le doy la espalda.
Apretó fuertemente la caja de pesca con la mano porque me conoce
muy bien. Por supuesto, voy a aceptar la llamada porque Nikki y Sammy
son mejores amigas. Aunque siempre estoy esperando encontrarme con
ella, así que no fue una gran suposición adivinar por qué me encaminaba
hacia allí.
—¡Puede que lo esté! —grito y me meto en mi SUV de sheriff.
Está a poco más de tres kilómetros, así que me lleva poco tiempo
llegar al Mermaid. El pequeño hotel con encanto está asentado entre las
palmeras de un privilegiado bien inmueble. Cuando llego ahí, salgo de un
salto y me encamino hacia el vestíbulo.
—Hola Nikki, escuché que llamaste por ayuda —indico cuando la
veo en el porche.
—Um, sí, ¿hay alguien más de servicio? —pregunta, mirando sobre
mi hombro y luego detrás de ella.
—Sí, Cameron, pero está ocupada con una embriaguez y desorden
público en la costa norte. ¿Qué sucede?
—Nada. Puede esperar. Gracias por venir. —Se despide con la mano
realmente rápido y se da la vuelta.
—Espera un segundo —interrumpo y ella se detiene—. Nikki, ¿qué
estás tramando?
Siempre he sido bastante intuitivo, algo que favorece a un gran
oficial de la ley. Y ahora mismo, puedo sentir en mi instinto que está
escondiendo algo.
—Umm. —Mira sobre su hombro de nuevo—. Quizás debería haber
llamado al departamento de bomberos. O a una ambulancia —relata,
mordiéndose el labio y retorciéndose los dedos.
—Si no me cuentas qué está sucediendo, voy a entrar ahí y voy a
averiguarlo por mí mismo.
—¡No! —grita, alzando las manos.
—Nicole, maldición. Simplemente dímelo.
—Ella va a matarme —susurra y se me eriza el vello de la nuca.
—¿Está Sammy ahí? ¿Sucede algo malo? —Antes de que me dé
cuenta de lo que está pasando, paso apresuradamente junto a Nikki. La
quiero como a una hermana, pero si Sammy está herida será mejor que
se aparte de mi camino.
—Cyrus Walsh, no te atrevas a entrar ahí —grita detrás de mí, pero
es demasiado tarde.
Cuando entro, noto que la puerta de una habitación contigua está
entreabierta. Escucho un sonido ahí y lo que veo me excita y cabrea al
mismo tiempo. 14
Sammy está en medio de la habitación vestida como una pin-up a la
antigua en un traje de baño atado al cuello. El único problema es que
está atrapada en lo que parece un avión en miniatura. Algo en lo que
podía caber un bebé.
—¿Qué demonios es esto? —exclamo, mirando alrededor de la
habitación.
El lugar está preparado como para una sesión fotográfica,
completado con un fondo blanco y una cámara al frente. Ella tiene este
pequeño avión alrededor de su cintura, y su cabello y maquillaje hecho.
—No es de tu maldita incumbencia —masculla, su rostro rojo de
rabia.
—Lo siento mucho, Sammy. No sabía a quién más llamar —dice
Nikki detrás de mí.
—Así que llamaste a la única persona de toda la isla con la que no
quiero hablar. —Sammy intenta llevarse las manos a las caderas, pero el
avión está en su camino, así que simplemente los cruza.
—Hemos intentado de todo para quitártelo —puntualiza Nikki y
señala la mesa con aceite, crema de cacahuete, champú, mantequilla y
unas otras diez cosas más—. Te dije que no lo subieras por completo. Se
suponía que solo te sentases en él.
—Ahora no es el momento de decirme cómo la jodí, Nikki —espeta
Sammy, sonando frustrada.
—¿Alguien va a decirme qué demonios está sucediendo? —Miro
entre las dos con las manos extendidas.
Sammy pone los ojos en blanco.
Nikki suspira.
—Quería tomarse algunas fotografías para un perfil de citas.
—¿Qué? —grito y Sammy ni siquiera se molesta en parecer
avergonzada. Su gesto es engreído y alza la barbilla de modo desafiante.
—Por encima de mi cadáver —mascullo entre dientes mientras me
inclino hacia ella.
—Algo bueno que ya me dieses uno —contesta.
Maldición, es bueno tenerla hablándome. Incluso si está cabreada.
Bajo la mirada al avión de plástico alrededor de su cintura y de nuevo
hacia ella.
—¿Qué tal si te quito eso y me dejas llevarte a casa? —ofrezco.
—No solo no, sino demonios no. —Aparta la mirada, pero no antes
de que vea el pánico en sus ojos. Odia los espacios pequeños y sé que
quiere salir de eso.
—Está bien. Parece que no puedo ayudar. Tengan una buena noche,
señoritas —me despido y me giro para salir, pero realmente no tengo
intención de irme en absoluto. 15
—Espera —pide Sammy después de que haya dado tres pasos.
Me detengo y me giro lentamente para enfrentarla.
—Está bien. Sácamelo y puedes llevarme a casa. Pero eso es todo.
—Trato —acepto y me acerco a ella.
Me tomo un segundo para permanecer cerca de ella porque la he
echado mucho de menos. Odio no estar cerca de ella, incluso si no
admitirá que es mía.
—Bueno, ¿vas a ayudarme o no? —pregunta, bajando la mirada con
vergüenza.
Alcanzo bajo el avión y giro el pequeño cierre que mantiene todo
unido. Inmediatamente el plástico se separa y cae al suelo. Tiene las
piernas cubiertas con una mezcla de aceites y son un desastre pegajoso.
Tengo que morderme el labio para evitar sonreír mientras ella pasa la
mirada del suelo hacia mí con sorpresa.
—¿Cómo demonios lo hiciste?
—¿Hay un cierre? —pregunta Nikki con asombro.
—Pertenece a Mason Crawford. Su chico es un poco corpulento, se
queda atrapado todo el tiempo. Mason hizo que le pusiesen un pestillo —
contesto mientras tomo una toalla cercana y me acerco a ella—. Estoy
asumiendo que él se olvidó de decírtelo.
Comienzo a limpiarle el desastre, pero gruñe con frustración y me
quita la toalla de la mano. Pasa dando pisotones junto a mí y sale de la
habitación, y puedo sentirme sonriendo por primera vez en mucho
tiempo.

16
—¿Cómo me meto en estos desastres? —gimo mientras salgo del
baño.
Pasé pisoteando junto a Cyrus y directamente a la ducha en la
habitación de Nikki. Ahora que me quité todo eso, puedo ponerme algo
de ropa.
Nikki estalla en risas. Ugh, como si no me hubiese puesto en ridículo
lo suficiente delante Cyrus.
—Te dije que esto podía ir mal —menciona a través de las lágrimas,
entrecierro los ojos hacia ella.
—¡No lo hiciste! Me sugeriste lo del avión. ¡Fuiste la que dijo que
sería un añadido a la imagen! —Me dejo caer en su cama junto a ella.
Cyrus puede esperar. Necesito tranquilizarme antes de estar atrapada en
un pequeño espacio con él durante cierto tiempo. Necesito mis ideas
claras. Es la única forma de estar a su alrededor. Me desequilibra con
mucha facilidad. 17
—Creo que fue el destino. Por supuesto, él era el único respondiendo
cuando llamé —dice alegremente, demasiado feliz sobre esto—. Necesitas
hablar con él.
—Pareces una tonta enamorada. No puedo volver a aceptar tus
consejos. Todo lo que ves son corazones y arcoíris. —Giro la cabeza para
mirarla—. ¿Recuerdas cuando Derick trajo a su amigo de visita una vez
que estaba en casa de permiso? ¿El que me destrozó?
—Oh, mierda. —Nikki se lleva una mano a la boca—. ¿Cómo no lo
he averiguado antes?
—Sí —contesto con tristeza. Sabe lo molesta que estuve por eso.
—Dios, todo tiene mucho más sentido ahora. Hombre, odio
admitirlo, pero lo olvidé.
Podía entenderlo. Después de permitir que me molestase durante
unos cuantos días, nunca volví a pensar en ello. Quería alejar ese
recuerdo todo lo que podía. Pero sin importar lo que hacía nunca
funcionaba. Él siempre estaba allí al frente de mi mente.
—Ya sabes que estoy de tu parte, pero… —Ya sé que no va a
gustarme lo que sea que está a punto de decir—. Te jugó una mala
pasada, pero en cierto modo te lo tenías merecido. Con toda la mierda
que le has hecho.
No puedo evitar sonreír por todas las bromas que le he gastado a
Cyrus desde que aceptó el trabajo como sheriff y se mudó aquí. Si
realmente pienso en ello, sé que cada vez que le gasté una broma estaba
intentando conseguir su atención. Sabía que cada vez que hacía algo él
vendría buscando hacerme la vida imposible. Incluso provoqué que me
metiese en una celda unas cuantas veces. Nunca presentó cargos contra
mí, pero me había hecho sentarme allí unas cuantas horas como si
estuviese en el descanso.
—Estaba tan asustada —comento, sintiendo mi pecho tensarse—.
Asustada de que nunca llegaría a saber cómo sería llamar a Cyrus mío.
Asustada de cuánto tiempo perdido. —Empiezan a llenárseme los ojos de
lágrimas, pero tomo una profunda respiración y alejo la tristeza.
—Sammy, la respuesta está justo frente a tu rostro. Deja de
malgastar el tiempo. —Nikki estira el brazo y me aprieta la mano—. No te
hagas miserable. Confía en mí, no hace nada. Lo sé. —Sonrío, pensando
en cómo la jodió Liam y tuvo que rogar seriamente para conseguir a Nikki
de vuelta. Si simplemente ella le hubiese permitido hablar el primer día,
no habría sido tan miserable.
—De acuerdo. —Me levanto y la abrazo antes de salir de la
habitación y hacia el porche de entrada del Mermaid. Veo a Cyrus
apoyado contra su SUV esperándome. Se aparta, abriendo la puerta para
mí y camino hacia él, asegurándome de balancear un poco las caderas
mientras me muevo.
No sé qué ha sucedido durante el pasado año, pero la forma en que 18
me mira ha cambiado. Me desea con tanta desesperación que la lujuria
es clara en sus ojos. Por qué las cosas han cambiado repentinamente, no
tengo ni idea, pero me ha estado volviendo loca. Lo he deseado desde el
segundo en que lo vi, incluso si yo era muy joven. Parece haberle llevado
más tiempo a él, pero creo que finalmente se ha puesto al día.
Lo escuché hablar de ello con mi hermano una noche. De que quería
su propia familia. Dijo que eso era lo que había soñado la mayor parte de
su vida. Estaba cansado de esperar, pero no sé por qué repentinamente
ha decidido que soy la adecuada para él cuando todo este tiempo se
esforzó por evitarme. Claramente no soy su tipo. De todos modos, podía
haber elegido entre las mujeres de alrededor.
Cuando lo alcanzo, me alza y me pone en el asiento del pasajero. Ni
siquiera estoy sorprendida por su acción. Cuando se inclina, nuestras
miradas se fijan y el corazón comienza a latirme más rápido. Vuelvo a
pensar en la única vez que me besó hace unas semanas. Me atrapó
completamente con la guardia baja. Había estado tan sorprendida que
simplemente había permanecido allí, dejando que lo hiciese en medio de
la ciudad. Como si la ciudad no estuviese ya murmurando sobre
nosotros. No importaba que todos estuviesen implicados en esa broma
con él. ¡Los imbéciles me abandonaron por un forastero!
Justo cuando pienso que va a besarme de nuevo, se echa hacia atrás
y cierra la puerta. La molestia me atraviesa cuando no debería. Se supone
que estoy enfadada por lo que hizo.
Salta al asiento del conductor y sale del estacionamiento.
—¿Un sitio de citas, Sammy? ¿Estás intentando matarme?
Miro hacia él. Puedo ver el dolor en su rostro y me hace sentir
culpable por un segundo. ¿No se supone que tenga citas? Estoy segura
de que no hizo nada bueno mientras estuvo en los Marines e incluso
después de mudarse aquí. No es que lo haya visto con alguien, pero
apuesto a que Cyrus sería discreto sobre algo como eso, asegurándose de
no joder con una local. No con la forma en que este pueblo chismorrea.
—Oh, no actúes como si fueses un chico de iglesia —contesto—. Solo
porque soy una chica no significa que no tenga necesidades también.
Los celos son una verdadera zorra. Odio actuar así cuando estoy
alrededor de Cyrus, pero no sé qué más puedo hacer. Demasiados
sentimientos se avivan cuando se refiere a él. La furia es lo único en lo
que puedo centrarme para no desmoronarme.
Cyrus frena de golpe y me mira.
—¿Crees que he estado jodiendo a tu alrededor? —Su voz está llena
de mucha emoción. Como si no pudiese creer lo que yo acababa de decir.
—¡No estamos juntos! ¿Cómo puedes estar jodiendo a mi alrededor?
—grito. Ahora me estoy exaltando.
Niega. 19
—Ni si quiera puedo recordar la última vez que incluso besé a una
mujer antes del que te di hace unas semanas. —Fija su mirada en la
mía—. Fue antes de que entrase en los Marines.
Suelta esa pequeña bomba y me deja conmocionada. Luego gira la
cabeza y vuelve a conducir de nuevo. Quiero preguntarle si lo dice en
serio. Ni siquiera puedo hacerme a la idea. ¿Cómo es eso siquiera posible?
—Vicky le dijo a todo el mundo…
—Vicky es una maldita mentirosa —interviene rápidamente,
cortándome—. Se lo aclaré hace un año cuando escuché esa mierda.
Mi cuerpo se relaja mientras un peso que ni siquiera sabía que
estaba ahí abandona mi pecho. Le creo. Cyrus es como un unicornio que
todas las locales han intentado atrapar. Vicky aclamó haber terminado
con él en la cama una noche y esa mierda me reconcomió. Ahí es cuando
realmente comencé con decisión con Cyrus.
—Solo me uní al sitio de citas para enfadarte. Sabía que lo
averiguarías —admito.
Quiero decirle algo honesto ya que él me contó la verdad. Observo
mientras algo de la tensión deja sus manos y suaviza el agarre en el
volante.
—Realmente me asustó, Cy —confieso mientras se acerca a mi
casa—. No sabes cuántas noches permanecí despierta cuando Derick y
tú estaban desplegados, preocupándome por los dos. Luego volviste
aquí…
—Estabas enfadada de que estuviese aquí —interrumpe.
—Sí, lo estaba, pero también estaba aliviada. Sabía que estabas a
salvo. Ya no tenía que seguir teniendo ese miedo cuando me acuesto por
las noches. Para después creer que te había perdido. Aquí, de todos los
lugares. —Sacudo la cabeza—. Toda esa mierda volvió con fuerza. Fue
demasiado para asumir.
—Lo siento. Ha sido un infierno sin que me hables. Me come vivo. —
Realmente puedo escuchar el dolor en su voz—. Te prefiero cabreada
conmigo y lanzando tu mierda que el silencio.
—¿Así que simplemente quieres que vuelva a ser una zorra contigo?
—me burlo.
—No te llames eso. —Intento luchar con una sonrisa—. Sal conmigo
mañana. Hablemos. No puedo hacer esto más. Lo haré si tengo que
hacerlo, pero maldición, Sammy, verte y no ser capaz de tocarte es el
infierno en la tierra.
Me río.
—Mentiroso. Me tocas todo el tiempo.
Sonríe. 20
—No es ese tocamiento del que estoy hablando, rayo de sol. —Me
arde el rostro mientras estaciona fura de mi casa.
—De acuerdo —contesto. Sale de un salto y da la vuelta para
abrirme la puerta.
—¿De acuerdo? —Arquea una ceja como si no me creyese.
—Sí. Una noche. Veremos cómo va. —Me acompaña a la puerta y la
desbloqueo—. Pero si me rompes el corazón de nuevo, Cyrus Walsh,
prometo que no habrá más oportunidades. —Con eso cierro la puerta.
—No va a suceder —lo escucho decir desde el otro lado. Será mejor
que tenga razón, porque no creo que pueda soportar ese dolor de nuevo.
—¿Dónde me llevas? —pregunta Sammy cuando llegamos a mi casa.
Cuando la recogí llevaba pantalón corto y camiseta sin mangas. Me
encanta que no se vistiese de forma elegante. Le abro la puerta y la ayudo
a bajar, luego la guio a la parte trasera de mi casa donde está el muelle.
—Fuera en el agua. Aunque sería difícil mantenerte alejada —
comento, guiñándole un ojo.
—Es algo bueno que me pusiese el traje de baño.
Cuando llegamos al muelle la ayudo a subir al bote, inmediatamente
desata el ancla frontal. Fue criada aquí fuera y es una de las cosas que
me encantan de ella. No solo que es buena en la naturaleza, sino que le
encanta. La recuerdo diciendo una vez que es la razón por la que no tiene
un sitio lujoso con muchas cosas. Prefiere tener una bonita cocina en la
que cocinar y un gran bote en el que pasear. Y justo sucede que yo tengo
ambas cosas. 21
Cuando piloto lejos del muelle, dirijo el bote por un canal y hacia la
ensenada. Ella se sienta al frente del bote por un tiempo, mirando hacia
la puesta de sol. Solo teniéndola aquí conmigo y viendo su piel dorada
bañada de naranjas y rosas es malditamente hermoso. Me mira como si
pudiese leer mis pensamientos y viene hacia la silla de capitán.
—¿Te importa si manejo? —pregunta, arqueando una ceja con
desafío.
—Es todo tuyo.
Aparto las manos del timón y luego la sujeto de las caderas. La pongo
sobre mi regazo mientras sus manos nos dirigen. Se ríe y la rodeo con los
brazos. Dios, se siente tan jodidamente bien contra mí. ¿Por qué hemos
estado luchando contra esto durante tanto tiempo? ¿Somos tan
testarudos que ninguno ha sido capaz de dar el primer paso?
Probablemente. Pero también hay un momento, y nos llevó un tiempo
llegar al nuestro.
Presiono los labios contra su hombro desnudo y los dejo ahí. Cierro
los ojos e inhalo su esencia mientras se reclina en mi toque.
Le señalo la dirección que quiero ir y se dirige allí. No me pregunta
qué estamos haciendo o adónde vamos. En cambio, simplemente se relaja
en mis brazos mientras surcamos el agua. El silencio entre nosotros es
cómodo. Como si hubiésemos estado en una batalla durante mucho
tiempo y ahora ha llegado a un fin. Creo que los dos estamos cansados
de ir contra lo que se siente tan bien.
—Para por ahí. —Señalo una playa de arena y ralentiza el bote. Me
levanto y lanzo el ancla mientras ella apaga el motor.
—Espero que tengas hambre. Traje la comida —comento, sacando
la mini nevera bajo el asiento y tomando su mano.
Salto del bote, luego extiendo los brazos y ella salta hacia mí. Dejo
que su cuerpo se deslice por el mío mientras la bajo, y puedo ver el
sonrojo en sus mejillas. La suelto y tomo la otra bolsa que empaqué y
caminamos un poco por la costa donde puedo extender una manta.
—No creo que haya estado jamás en esta parte de la isla —menciona
ella, mirando alrededor.
—No es muy conocida. Me gusta pensar que es mi lugar secreto.
Pero aquí hay algunos ciervos que no estarían de acuerdo conmigo. —
Saco los platos y le sirvo la pasta con mantequilla y el pollo a la parrilla
que hice—. No soy bueno con el pollo, así que espero que te guste.
—Esto es realmente dulce por tu parte. No sabía que fueses capaz
—comenta mientras toma un bocado.
—Me gustaría creer que hay mucho que no sabes de mí, pero eso
probablemente no es cierto.
—¿Por qué lo dices? —Tiene una mirada perpleja en el rostro, pero
está sonriendo.
22
—Porque lo sé casi todo de ti. —Me encojo de hombros—. Solo asumí
que has estado enamorada de mí tanto como yo he estado enamorado de
ti.
Se queda callada durante tanto tiempo que creo que va a ignorarme,
pero con el tiempo mi paciencia es recompensada.
—¿Y exactamente cuánto tiempo ha sido eso?
—Empecemos con una pregunta fácil —contesto, y va a decir algo,
pero alzo la mano—. Como, ¿por qué nunca me enviaste un paquete?
Dijiste que ibas a hacerlo.
Tiene la decencia de parecer avergonzada mientras agacha la cabeza
y se coloca su oscuro cabello detrás de la oreja.
—¿Respuesta corta? Rencor.
—Me lo imaginaba. Todavía dolía cada vez que Derick abría una caja.
—Eso era lo que buscaba —admite—. No puedo decir que esté
orgullosa por actuar como una mocosa, pero en ese momento solo tenía
dieciséis años.
—No tienes que recordármelo. —Saco una cerveza de la nevera y se
la entrego.
—¿Vas a decirme por qué te enfadaste tanto conmigo? Ya sabes… —
Lo deja en el aire, y vuelvo a pensar en ese día en su habitación.
—¿Qué se supone que hiciese?
—Estás evitando la pregunta. —Mira hacia el agua y puedo decir que
está de vuelta en esa habitación conmigo.
—Eras demasiado joven para que yo pensase en ti de ese modo.
Tenía diecinueve años y recién salido del campo de entrenamiento.
Estaba aquí durante una semana y no sabía si te volvería a ver de nuevo.
—Así que, no me querías besar porque te ibas a ir. —Suena
amargada cuando lo dice.
—No. —Mi negación es tan fuerte que no tiene otra elección que
mirarme—. Sabía que te amaba y no podía tenerte. Tenía miedo, Sammy.
—No vengas aquí y te pongas romántico conmigo, y diciéndome que
estabas enamorado de mí desde que tenía dieciséis años. Tuviste todas
las oportunidades del mundo para enviarme una carta y explicarme por
qué fuiste tan frío. O mejor aún, cuando lo dejaste y aceptaste el trabajo
aquí. Ha habido cientos de momentos para que me dijeses la verdad, pero
en cambio, has jugado a este juego donde todo el mundo en la ciudad
sabía que me deseabas pero nunca hiciste un movimiento. ¿Qué se
supone que diga a eso, Cyrus? ¿Que me enamore perdidamente de un
tipo que nunca tuvo el coraje de amarme?
Aparta la mirada mientras escupe las últimas palabras. El dolor en
su voz proviene de años sintiéndose como si no fuese lo suficientemente
buena para mí, cuando ese nunca fue el caso. Las viejas heridas no sanan 23
correctamente, y no sé si puedo arreglarlo. Pero estoy aquí para
intentarlo.
Tomo su plato de comida y lo dejo al lado del mío. Cuando le sujeto
la barbilla y hago que me mire, veo las lágrimas en sus ojos.
—Maldición, eres tan hermosa —susurro—. Pero eres tan
jodidamente cabezota.
Se ríe y cierra los ojos, forzando más lágrimas por sus mejillas.
—Nunca fue porque no fueses lo suficientemente buena. Siempre
fuiste demasiado buena para mí. Tienes razón que no tuve valor, porque
sabía que te mereces lo mejor. No a un don nadie sin nombre que vino de
la basura. Después de conocerte, volví después del permiso para hacer
alguien de mí. Me presenté voluntario para cada trabajo, acepté cada
misión y me abrí paso rápidamente. Quería tener unos ahorros para
cuando saliese, así cuando viniese a hacerte mía sería merecedor de tu
mano. Conseguí el trabajo porque quería hacer de éste nuestro hogar. El
lugar donde criaríamos a nuestros hijos. Pero el día que llegué aquí, me
miraste como si te hubiese fallado de todas las maneras y me destrozó.
Todo lo que he querido era cuidar de ti. Cuando vi que había puesto esa
rabia en tu corazón no sabía cómo solucionarlo. Así que dejé que me
pintases la valla de rosa, y dejé que envolvieses con papel de baño el árbol
de mi patio delantero. Pensé que dejándote sacar la rabia tendrías espacio
para mí cuando todo desapareciese.
—Cyrus —susurra mientras lleva las manos a mi pecho—. E-estaba
tan herida.
—Lo sé, rayo de sol —confirmo, llevándola a mis brazos y a mi
regazo—. Solo éramos niños.
—¿Qué sucede ahora? —pregunta mientras me mira con sus
hermosos ojos oscuros.
—Comemos la tarta de fresa que empaqué y me cuentas todo lo que
me perdí mientras yo no estaba.
—¿Tarta de fresa? Eso es extraño. Esta mañana hice una para la
señora Miller.
—Lo sé. Se la compré a ella —digo y le guiño un ojo.
Me da un empujón en el pecho juguetonamente y caigo de espaldas
sobre la manta. La tumbo conmigo, así ella está encima.
—No podía traer un simple postre conmigo. Tenía que tener el mejor.
Deja de reír y sostengo su rostro con mis manos y la beso
suavemente.
—Nunca ha había nadie más que tú —aseguro y la beso de nuevo.

24
Cyrus me ayuda a salir del bote y me guía hacia su casa mientras
me sostiene la mano. Nuestros dedos están entrelazados y siento calor
por todas partes. Sé que no es por estar al sol todo el día. Esta noche ha
sido todo lo que siempre he querido. Todavía es difícil de creer que me ha
deseado todos estos años. Quiero estar enfadada por el tiempo perdido,
pero he terminado con lo de enfadarme. No va a volver a interponerse
entre nosotros, incluso si está dirigido contra mí.
—Te ayudaré a pintar eso si quieres. —Señalo hacia la valla rosa y
me muerdo el labio para evitar sonreír. Lo hice después de tomar muchos
chupitos con Nikki en mi veintiún cumpleaños. Cyrus vino al bar y
obstaculizó a que cualquier hombre incluso me mirase. También en
uniforme. Pintar su vaya fue nuestro modo de venganza. Pensé que
estaba actuando como un hermano protector. Cuando vuelvo a pensar
en ello, veo que estaba actuando como un novio celoso—. No puedo creer
que dejases esto tanto tiempo. 25
Me acerca a él.
—Me gusta mi valla rosa —afirma contra mi boca antes de besarme
suavemente. Se aleja y subimos las escaleras de su gran porche que
rodea la casa. Tiene dos mecedoras e incluso un balancín. Puedo
imaginar las noches aquí fuera con él, acurrucados.
—Siempre me ha encantado este lugar.
—Lo sé —responde y tiro de su mano así se gira para mirarme—. Es
el porche, ¿no es así? Eso también es lo que hizo que me enamorase de
ella.
—Sí, es el porche, pero, ¿cómo sabías que siempre me había gustado
este lugar?
—¿Recuerdas el día que me llevaste en quad y me enseñaste los
alrededores?
Asiento. Recuerdo todo sobre los días que tuve con él. Rememoraba
esas semanas que él había estado aquí una y otra vez en mi cabeza.
—Pasamos por aquí. Observé la forma que miraste este lugar.
Estaba escrito en todo tu rostro. Me encantó que te encantase. No es algo
grande y elegante, sino simple y hecho para una familia. No solo eso, sino
que está en el agua.
—¿Pudiste leer todo eso por una mirada en mi rostro?
Le rodeo el cuello con los brazos, presionando mi cuerpo contra el
suyo. Siempre me ha encantado lo mucho más alto que es que yo.
Siempre me hace sentir una niña. Puede que sea un poco chicarrón, pero
disfruto sintiéndome una mujer a su alrededor.
—Sí, presto atención a cada respiración que tomas, rayo de sol.
Incluso por aquel entonces. Me empapé de todo sabiendo que era todo lo
que sería capaz de llevar conmigo cuando tuviese que irme.
—Te amo —se me escapa. Todo es demasiado. ¿Cómo podía saber
que lo amaba? De hecho, no creía que pudiese amarlo más, pero él me
está demostrando lo contrario.
Su expresión se suaviza y su boca se curva en una media sonrisa.
Conozco esa mirada.
—Y ni siquiera tuve que fingir mi muerte esta vez.
Me río, pero aun así lo golpeo en el pecho. Me sujeta la muñeca y me
da un beso en la palma, haciendo que me derrita contra él. Dios, lo amo
asombrosamente tanto. Es una clase diferente de cercanía a alguien que
nunca había experimentado.
Antes de que me dé cuenta de lo que está pasando, me lanza sobre
su hombro y estallo en risas. Me golpea en el trasero y chillo mientras
entra a la casa.
—¡Oye! —Finjo estar sorprendida mientras juego con él y le devuelvo 26
el azote en el trasero.
—Te la habías buscado. —Sigue con otro.
Esta vez el golpe es un poco más fuerte y hace que mi mitad inferior
arda y hormiguee. Frota la zona antes de dejarme sobre una mesa y
colocarse entre mis piernas. Tengo que extender los muslos ampliamente
para acomodarme a su tamaño.
—¿Te gusta? —Se inclina y me mordisquea el cuello.
La fina capa de barba en su rostro ha crecido desde esta mañana y
me hace jadear. Me encanta la suavidad del beso junto con el indicio de
dureza. Los dos juntos me provocan algo.
—Creo que lo hace. Creo que es la razón por la que me has estado
gastando todas esas bromas. ¿Necesitas una buena azotaina? —Sé que
está bromeando, pero la idea pone a mi cuerpo en alerta roja.
—Cyrus. —Su nombre sale en un pequeño gemido. Ni siquiera
reconozco mi voz. Agarro el frente de su camisa con las manos. Clavando
los dedos y nunca queriendo dejarlo ir. Se aparta para mirarme—. Es
solo… —Me muerdo el labio, sintiéndome realmente vergonzosa sobre lo
que estoy a punto de admitirle.
—Puedes decirme cualquier cosa. —Frota su nariz contra la mía. Me
tranquiliza con su ternura.
—Nunca he hecho esto. —Me lamo los labios, atrayendo su mirada.
—¿Tenido sexo? —pregunta. Su voz es más profunda.
Asiento.
—Me preguntaba si algún imbécil de instituto te tuvo mientras yo
me había ido.
—No, incluso aunque estaba enfadada; siempre he sido tuya.
—Puede que no me hayas enviado paquetes, pero cuidaste lo que es
mío. ¿No es así? —Me arde el rostro, pero asiento.
—Es más que no tener sexo. —Me encuentro con su mirada—.
Nunca he hecho nada. Fuiste mi primer beso solo hace unas semanas.
Cyrus deja salir un fuerte suspiro y su pecho sube y baja bajo mis
manos.
—¿Cy? —Recupero su atención—. ¿Estás bien?
—Sí, solo quiero asegurarme que todo es especial para ti y todo en
lo que puedo pensar es tumbarte en el suelo y hacerte mía ahora mismo.
—Ya soy tuya. —Le sonrío y le beso suavemente.
—Diciendo eso no estás ayudando a mi control ahora mismo.
—Sabes, nunca he estado en este lugar —comento, mirando
alrededor.
Intento cambiar de tema así puede tener un momento para 27
recomponerse. Sé que para Cyrus es importante su educación alrededor
de las mujeres, y no quiero que haga algo de lo que se arrepentirá. Incluso
si me gusta la idea de él perdiendo el control. Que sea la única capaz de
empujarlo al límite me hace sentir especial.
—Yo también te amo —responde, sin inmutarse por mis intentos de
cambiar de tema—. He querido decírtelo durante mucho tiempo. —
Acaricia mis labios con los suyos y los abro para él. Sujeto su camisa más
apretadamente y tiro de él hacia mí, profundizando el beso.
Cuando rompe nuestra conexión, ambos estamos respirando con
fuerza. Apoya su frente en la mía.
—Deja que te muestre dónde vas a vivir a partir de ahora.
—¿Eso es así? —Me río, disfrutando de su lado autoritario. Por
alguna razón me hace sentir femenina. No voy a intentar averiguar si
debería gustarme o no. He dejado de luchar contra esto. Voy a aceptar
todo lo que pueda tomar en mis manos y no preguntarme cómo me hacen
sentir las cosas.
—Mira detrás de ti. Estoy bastante seguro de que no tengo ni idea
de qué hacer con todo eso. —Por primera vez miro hacia atrás y observo
sobre mi hombro.
—Oh. Dios. Mío. —Empujo su pecho, intentando bajarme de la
encimera. Me sujeta las caderas mientras me deslizo de la mesa y me
pongo en pie. Me suelta y me dirijo a la cocina.
—¿Hiciste esto? —Se me llenan los ojos de lágrimas.
—Bueno, no estoy seguro si es más para ti o para mí. Dios sabe que
me encanta comer tu comida. Ahora no tendré que colarme para
conseguir un poco.
La cocina es gigante. Es el sueño de un chef hecho realidad.
—No puedo creer que hicieses esto. —Giro en círculos intentando
admirarlo todo. Desde las encimeras de blanco puro de cuarzo, a los
armarios de madera oscura, los tres asombrosos hornos y dos fregaderos.
Uno está incluso en la isla.
—Haría cualquier cosa para tentarte para que te quedes aquí.
—Es mucho. —Demasiado.
—Lo construí para ti. Es lo menos que puedo hacer. Vas a estar
preparando todas tus comidas aquí. —Camina hacia mí. Me lanzo hacia
él, y me atrapa fácilmente. Lleva las manos a mi trasero y me sostiene
con posesividad.
—Dilo de nuevo —incito. Quiero escuchar de nuevo esas palabras
de sus labios.
—Te amo, Sammy.
—Yo también te amo, Cyrus. —Lo beso mientras me sostiene
apretadamente—. ¿Por qué no me enseñas el dormitorio? 28
—Pensé que nunca me lo pedirías —contesto mientras la alzo en mis
brazos y la llevo por la casa—. Esa será la habitación del primer bebé —
indico mientras pasamos uno de los dormitorios—. Esta será la del
segundo.
—¿Cuántas habitaciones de bebé hay? —cuestiona con risa en su
voz. No parece asustada con mis palabras.
—Bueno, hay tres habitaciones de invitados, pero estaba pensando
que siempre podía añadirse en la parte trasera.
—Has perdido la cabeza, pero es un poco adorable.
—Supongo que solo esperaremos y veremos. —Hundo el rostro en
su cuello y se ríe mientras entro en el dormitorio principal.
No hay mucho porque lo dejé en blanco, pensando que tal vez un día
le gustaría hacerlo a ella. El baño está conectado y tiene una gran bañera
con patas y una ducha. Es simple, pero es la forma en que quería que 29
fuese. Porque sabía que una vez consiguiese que fuese mía, ella haría
cambios y yo querría verlos. Quiero ser capaz de mirar este lugar en unos
años y verla en todas partes. Justo como ella está en mi corazón.
—¿Y quieres que me mude contigo? ¿Así de simple?
Me mira a través de las pestañas, y hay una mirada seductora en
sus ojos mientras la dejo sobre la cama. Me arrodillo frente a ella y me
quito la camisa antes de deslizar las manos por sus piernas hacia su
pantalón corto.
—Malditamente cierto que lo quiero —aseguro mientras lo
desabotono y los bajo por sus caderas.
Lleva puesta la parte de abajo del bikini, estiro el brazo y tiro de los
cordones de sus caderas y quito el material cubriendo su coño. Alza el
trasero y lanzo el triángulo a un lado mientras extiendo sus piernas y
miro su coño desnudo.
—¿Lo has afeitado por mí? —pregunto, beso su rodilla y alzo la
mirada hacia ella.
—Pensé que podías tener suerte esta noche. —Se muerde el labio
inferior y se ve malditamente sexy e inocente al mismo tiempo.
Agarro sus muslos y la deslizo al borde de la cama, y cae hacia atrás
dejando escapar un chillido. Me inclino hacia delante y cubro su coño
con la boca, su grito se convierte en gemido. Extiendo sus labios con la
lengua y la deslizo sobre su clítoris. Pruebo su dulce néctar y separo más
sus piernas con las manos.
—Sujétate las rodillas, rayo de sol. Lo quiero todo de ti.
Hace lo que le pido y pongo las manos sobre las suyas antes de
bajarlas a su trasero. La alzo un poco mientras abro su coño con la
lengua y dejo que sienta cómo es tener a un hombre lamiendo entre sus
piernas. Beso mi camino hasta su trasero y paso la lengua sobre su
agujero más apretado. Le tiemblan las piernas mientras lamo su trasero,
pero no habrá un lugar de su cuerpo que no poseeré. Ahora me pertenece
y voy a conocer cada centímetro.
Deslizo los dedos entre su humedad y luego en su coño. Se cierra
mientras entro en ella, y siento su pequeña cereza tentándome. Está tan
apretada que voy a tener que entrar en ella con lentitud. Un dulce coño
así merece ser venerado. Lamo hasta su clítoris mientras muevo los dedos
dentro de ella.
—Joder, rayo de sol. Sabía que sería bueno. La forma en que
caminas a mi alrededor sacudiendo el trasero. Me has estado tentando
con este pequeño coño dulce desde que tenías dieciséis años y no sabías
lo que significaba tener un hombre sobre ti.
—Oh Dios, Cyrus, sigue hablando —suplica mientras me humedece
los dedos con su miel. 30
—Parece que a mi chica inocente le gusta sucio. —Chupo su clítoris
y luego hago círculos a su alrededor—. Todo este tiempo no has dejado
que nadie toque lo que me pertenece.
—Nunca —murmura.
—¿Pero lo tocaste incluso, Sammy? ¿Alguna vez alcanzaste bajo tus
bragas tarde en la noche y sentiste lo húmeda que estabas por mí?
¿Pensaste en mi polla entrando en tu boca solo para mantenerte callada
mientras te follabas con los dedos?
Su coño se aprieta alrededor de mi mano y ella grita. Se corre a mi
alrededor mientras el orgasmo la atraviesa.
—Suena que puede estar un poco cerca de la verdad. —Beso sus
labios inferiores, uno a la vez antes de rodear su clítoris de nuevo—. Está
bien, nena. Vamos a hacer realidad cada una de esas fantasías.
Le doy un último beso antes de sacar los dedos y lamer su dulzura
de ellos. Suelta sus piernas y caen sin fuerza contra el colchón. Me río
mientras me quito la ropa y me subo a la cama con ella. Le quito la
camiseta sin mangas y aparto su bikini del camino mientras me agacho
y chupo su pezón. Me encantan sus marcas de bronceado y ver todos sus
secretos rosas y preciosos.
—¿Alguna vez te pusiste bocabajo y levantaste el trasero en el aire,
fingiendo que te estaba tomando desde atrás?
Me mira con los ojos entrecerrados mientras sujeto sus caderas y la
giro. Se tumba sobre su estómago y alzo su trasero mientras froto mi
polla desnuda contra ella. Está gruesa y frotando presemen sobre ella.
Estoy preparado para marcar cada centímetro, comenzando con su coño
y haciéndolo a mi manera.
Me estiro sobre ella mientras con mi polla froto entre los labios de
su coño y contra su clítoris. Gime con la sensación antes de frotarme un
poco más y luego empujarme en su apertura.
—Apuesto que me imaginaste adentrándome en tu habitación esa
noche después de que me fuese y tú cerraste la puerta. ¿Apagaste todas
las luces y rezaste para que yo entrase? —le susurro al oído mientras me
deslizo en su interior—. ¿Cuántas formas diferentes me imaginaste
tomando tu virginidad?
Su coño se aprieta mientras rompo su inocencia, pero sigo adelante.
Está lo suficientemente húmeda para no hacerle mucho daño, y planeo
hacerlo lo suficientemente bueno para que lo olvide. Estirando el brazo,
juego con su clítoris mientras voy más profundo. Está jodidamente
apretada y sé que no duraré.
—Te contaré un secreto, rayo de sol. Yo también pensé en ello. Me
masturbé esa noche imaginándote como estás justo ahora. Entrando en
tu habitación mientras estabas dormida y tomando lo que tú querías que
tuviese. Supe que este coño era mío ese día. Solo tenía que esperar hasta 31
que fuese legal.
—Te amo, Cyrus —murmura, y beso su hombro y cuello.
—Yo también te amo, Sammy.
Me empujo en ella hasta que su trasero descansa contra mí
apretadamente. Su coño está envuelto alrededor de la base de mi polla y
gimo por lo bien que se siente.
—Voy a embarazarte esta noche, así que bien puedes empezar a
decirle a la ciudad que se prepare para una fiesta de bebé y una boda al
mismo tiempo.
Su coño me aprieta con fuerza mientras salgo un poco y vuelvo a
empujar en ella. Su cuerpo ya está aceptando mi polla que debería ser
demasiado grande para su pequeño coño. Pero está empujando contra
mí, suplicando por más, y ya sé que no seré capaz permanecer fuera de
ella mucho tiempo. Separa más las rodillas y acaricio su clítoris una y
otra vez.
Gime de placer mientras mantengo un ritmo estable hasta que no
puede moverse y no puede luchar contra ello. Cuando se corre, ilumina
la habitación y no puedo evitar seguirla por el borde. Su coño me ordeña
mientras le doy todo dentro de mí y mucho más. Me apoyo contra su
espalda mientras las olas de placer nos traspasan a los dos y puedo decir
lo perfecta que es. Cuando no puedo sostenerme más, nos giro de
costado, así no tengo que dejar la calidez que envuelve mi coño.
—Hay algo que necesito decirte —comento mientras le beso el
hombro.
—¿Hmm? —murmura, demasiado cansada para contestarme
apropiadamente.
—Fui yo el que convenció a Minni para que vendiese la pastelería. Y
la compré para ti.
—¿Hiciste qué? —Me mira con los ojos abiertos de par en par por la
sorpresa.
—Sabía que la querías, y deberías tener exactamente lo que quieres.
—La beso suavemente y ella sacude la cabeza.
—No puedo creer que hicieses eso.
—Es mi regalo de bodas para ti. —La acerco y cierro los ojos—.
Podemos hablar de los detalles más tarde. Solo quería que lo supieses.
—No hay forma de que pueda dormir ahora que me has contado eso
—asegura mientras se ríe.
Me deslizo en su humedad con mi polla dura, preparado para la
segunda ronda.
—Supongo que esta noche tengo una labor que realizar —menciono
mientras ella gime.
—Creo que estás preparado para el reto. 32
—¿Contigo? En cualquier momento, cualquier lugar y en cualquier
parte.
Asiente mientras la beso una vez más y le hago el amor durante toda
la noche. Tenemos mucho tiempo que recuperar.
Tres meses después…

—¡Tenemos que celebrarlo! —Nikki se pone a bailar, no puedo evitar


unirme a ella. Ambas nos reímos mientras hacemos los bailes más tontos
que podemos. Es una locura cómo en los pasados meses nuestros sueños
se han hecho realidad. Todo lo que alguna vez podíamos haber deseado
y mucho más. Aunque realmente no debería ser una sorpresa para mí.
Siempre lo hacíamos todo juntas. Desde prometernos, casarnos, de tener
nuestro negocio a, bueno, quedarnos embarazadas.
—Todavía no puedo creerlo. —Miro alrededor de la pastelería. Le
hemos dado al lugar todo un nuevo ambiente. No se parece en nada al
viejo lugar de Minni. Ahora es todo mío. Tocamos cada centímetro de
espacio, asegurándonos que tenía mi marca en él. Cyrus no se detendría
hasta que fuese justo como yo siempre había soñado. 33
—Es realmente perfecto, Sammy. —Nikki me sujeta la mano,
dándole un apretón—. Este lugar va a estar abarrotado. Vas a
suministrar todos mis antojos de comida de embarazada. —Se frota su
pequeña barriga de embarazada. De hecho, no estoy muy segura de que
sea visible. Creo que intenta sacar barriga, así parece más grande de lo
que es y finge que no es la pizza que se comió hace una hora.
Me llevo la mano a mi estómago. No puedo esperar a decirle a Cyrus
lo que averigüé esta tarde. Tuve la sensación de que podía estar
embarazada los pasados días. Hoy Nikki me trajo un test de embarazo.
Sabía que tenía un retraso. Demonios, no tenía la regla desde que había
perdido la virginidad. Así que tenía un retraso realmente grande. Estaba
bastante segura de que lo estaba antes incluso de que hubiese orinado
en el palo, pero había estado retrasando lo de hacerme el test porque,
bueno, si iba y compraba uno, toda la ciudad lo sabría y Cyrus lo
averiguaría antes de que pudiese decírselo. Afortunadamente, cuando
hablé con Nikki de esto, dijo que tenía algunos de más.
Me desesperó todo el día. Estuvimos esperando a que Cyrus se fuese
a hacer algo todo el día, así yo podía hacerme el maldito test, pero estuvo
pegado a mí como pegamento la mayor parte del día. No fue hasta que
recibió una llamada hace unas horas que finalmente me dejó en la
pastelería donde Nikki y yo estábamos decorando y pude hacérmelo de
una maldita vez. Todo estaba preparado, pero aun así no pude dejar de
hacer pequeños cambios, esperando que las cosas estuviesen perfectas
para la gran apertura la semana que viene.
Liam entró un momento después. Su mirada fija inmediatamente en
Nikki.
—¿Qué llevó tanto tiempo? —Nikki hace un puchero y se apresura
hacia su marido y lo besa. Ni siquiera puedo burlarme de lo necesitados
que están el uno del otro. Ahora lo entiendo. Desde que Cyrus y yo nos
hemos convertido en un “nosotros” tampoco me gusta permanecer
alejado de él mucho tiempo.
—Tuve que asegurarme que la pintura era segura para que la usen
estando embarazadas. —Nikki pone los ojos en blanco, pero sonríe.
—Hagámoslo —digo y salimos. No lleva mucho tiempo. Cuando
terminamos vamos al Red Din, el bar favorito en la ciudad. El lugar está
abarrotado, pero tienen las mejores patatas fritas con queso de los
alrededores y eso vale la pena la multitud.
—¿Quieres bailar? —le pregunto a Nikki, que está saltando en su
asiento con la música.
Liam masculla, claramente no gustándole la idea, pero lo ignoramos.
Mi pregunta es respondida cuando suena una vieja canción de Britney
Spears y nos levantamos de nuestros asientos, bailando y riendo. Ni
siquiera pasan dos minutos cuando la canción y la música se detienen.
Antes de que me gire para mirar en dirección de tocadiscos, ya sé quién
va a estar allí de pie. 34
—Peligro de incendio. Demasiada gente en la pista de baile —
resuena la voz de Cyrus. Los locales se ríen. Me giro y me llevo las manos
a las caderas para enfrentar a mi marido. Dios, ¿por qué siempre parece
tan malditamente guapo en su uniforme de sheriff? Esa cosa es como mi
kriptonita.
Inclino la cabeza a un lado.
—Somos las únicas en la pista de baile. —Le ofrezco mi mejor tono
descarado, lo que solo lo hace sonreír. Suelta el enchufe del tocadiscos y
comienza a dirigirse hacia mí.
—Diviértete —susurra Nikki a mi lado, saltando hacia su marido y
dejándome sola en el centro de la pista de baile.
—Sabes que esto es un abuso de poder —indico mientras llega a
permanecer frente a mí, cerniéndose sobre mí. Sigue sonriendo—. Tal vez
tendré que presentarme contra ti en las siguientes elecciones —me burlo.
Nunca ganaría. Toda la ciudad lo adora a él. No es que los culpe.
—Bastante seguro de que disfrutas del poder que ejerzo sobre ti. —
Mis pezones se endurecen y me quedo boquiabierta—. Ves, ni siquiera lo
niegas. —Antes de que pueda intentarlo, me está alzando y lanzándome
sobre su hombro. Resuenan gritos y silbidos mientras me saca del bar.
—Estoy bastante seguro de que te dije que mantuvieses tu precioso
trasero en la pastelería hasta que yo regresase —dice arrastrando las
palabras.
—No eres mi jefe —contesto. Me azota el trasero, haciendo que me
remueva—. Ya deberías saber que para mí no es un castigo.
—Tal vez simplemente me gusta hacerlo. —Abre la puerta del auto y
me deja dentro—. ¿Sabes cuántas veces deseo poder haber hecho eso? —
me pregunta mientras me pone el cinturón de seguridad—. ¿Tener
derecho a entrar en el bar y sacar lo que es mío de allí?
—Cavernícola. —Le sonrío.
Se inclina y me besa.
—Te encanta.
Lo hace. Más de lo que debería, pero me encanta lo posesivo que se
pone conmigo. Siempre haciendo su reclamo. Hace que me sienta
femenina y me derrita por dentro.
—Te amo —le digo antes de que me esté besando de nuevo, luego
cierra la puerta. Rodea el SUV por el frente y salta al asiento del
conductor, luego se dirige a casa. Mi excitación comienza a aumentar
cuanto más nos acercamos a la casa. Me muerdo el labio para evitar
sonreír y delatarme.
Estaciona en la casa y apaga el motor. Lo escucho tomar una
respiración.
—Rayo de sol. 35
Miro hacia él.
—Lo siento, pinté encima de tu valla rosa —miento. No lo siento en
absoluto.
—Bebé. —Sale del auto antes de que yo pueda pestañear, me saca
de él.
—¿Me estás llamando bebé o estás preguntando si vamos a tener un
bebé? —Sonrío hacia él. Me levanta y lo rodeo con las piernas. Vuelve a
mirar hacia la valla. Ahora escrito con pintura pone:
¡Vamos a tener un bebé!
—Me estás dando una familia. —Vuelve a mirarme. Tiene los ojos
llenos de lágrimas y me duele el corazón ante esa visión. Nunca podía
imaginarme crecer sin una familia como lo hizo él.
—Cyrus, te daría cualquier cosa que pidieses.
Apoya su frente contra la mía.
—No sé qué hice en la vida para tenerte, pero…
Lo interrumpo:
—Fuiste un hombre honorable y maravilloso. Ese es el qué. Yo soy
la afortunada… nadie te aleja de mí. —Abre la boca para discutir
conmigo—. Dejémoslo en empate. —Me río, sabiendo que podríamos
discutir sobre esto toda la noche, y hay otras cosas que preferiría estar
haciendo ahora mismo.
—Espero que sea una niña. Con tu actitud y belleza —me asegura.
Ahora comienzan a llenárseme los ojos de lágrimas.
—Con tu pasión y devoción —le digo. Él me besa.
Nunca habría sabido que pintar su valla esa noche sería el comienzo
de nuestra vida juntos, o que se convertiría en una tradición familiar que
todos usaríamos para compartir las noticias.
Momentos después mi espalda golpea nuestra cama y Cyrus se
cierne sobre mí. Sé que no dejaré esta cama por el resto de la noche y tal
vez ni siquiera mañana.
El resto del mundo puede esperar. Nosotros habíamos esperado
demasiado tiempo.

36
Tres años después…
—Rayo de sol, no creo que necesitases todo esto.
Muerdo el cupcake que estoy sosteniendo. Tristemente es mi quinto,
pero estoy comiendo por tres, así que no me importa una mierda. Pasé
tiempo trabajando en ellos, escribiendo VOTA POR MI HOMBRE en ellos
y entregándolos hoy.
—Sí, lo necesitaba —comento con la boca llena de cupcake de
chocolate. Cyrus me sonríe y me lamo los labios para asegurarme que no
tengo glaseado en el rostro.
—Te faltó un pedazo —indica antes de besarme con fuerza, haciendo
que suelte el cupcake. Estaría enfadada por ello, pero sus besos son más
dulces y mejores que cualquier cupcake.
Hoy eran las elecciones para sheriff. Las votaciones están cerradas
y estamos esperando la llamada que nos diga quién ganó. No es que
37
importe. Nadie se presentó contra Cyrus. Aun así iba a hacer campaña
por mi hombre. ¿Qué clase de esposa sería si no lo hiciese?
—Tiempo para celebrar —declara contra mi boca y me eleva.
Dejo salir un pequeño grito. Miro alrededor y veo que nadie está
realmente prestando atención. Aunque Nikki nos ve. Está manteniendo
un ojo en nuestra hija jugando con sus chicos. Ella me guiña un ojo
mientras Cyrus me lleva a la parte trasera de la pastelería y hacia mi
oficina. Cierra la puerta detrás de nosotros.
—¿Cómo vamos a celebrarlo? —provoco, batiendo las pestañas hacia
él mientras me deja sobre mi escritorio.
Pasa la mirada por mi cuerpo.
—No tenía ni idea que una vestimenta como esta me provocaría esto.
—Dirijo la mirada al perfil de su polla dentro de su pantalón. Sujeto la
chaqueta de traje que llevo puesta, fingiendo enderezarla con remilgo. No
sé dónde obtuve la estúpida idea de vestirme como la esposa de un
policía, pero voy a seguir con ello. Estaba liderando esta campaña e iba
a hacerlo correctamente hasta el último segundo.
—Quiero tus tetas fuera de esto, así que comienza a desvestirte o
acabará hecho jirones. —No me muevo. Me parece bien que acabe
destrozado. No planeo volver a ponérmelo. Además, mantengo ropa de
sobra en la pastelería porque los desastres siempre suceden por aquí. Le
sonrío y sabe que no voy a hacer lo que me dijo.
Jadeo cuando me quita la chaqueta. Lo siguiente, los botones de la
blusa de seda rosa salen volando. Mi sujetador es lo siguiente en
desaparecer.
—Joder —masculla cuando mis tetas y mi barriga de embarazada
aparecen a la vista. Se inclina, metiéndose un pezón en la boca. Lo chupa
y lame antes de moverse al otro.
Desliza la mano por mi falda y sonrío cuando su cuerpo se tensa.
—¿Sin ropa interior, rayo de sol? —farfulla.
—Ups. Debo haberlo olvidado —miento.
—Olvidado, mi trasero. —Me sube la falda, extendiendo mis piernas
para él y poniéndose de rodillas frente a mí.
—Tú obtuviste tu dulce. Es momento para el mío. —Echo la cabeza
hacia atrás cuando su boca cae sobre mi centro. Me tumbo sobre el
escritorio y me tapo la boca con una mano. Puede que me guste incitar a
Cyrus, pero de hecho sé que estaría más que enfadado si alguien me
escuchase correrme y, demonios, ya estoy muy cerca. No tenía ni idea
que caminar alrededor con una falda sin ropa interior me pondría
cachonda todo el día.
O tal vez es el embarazo. Este hace que mis hormonas estén
disparadas. No sé si es porque estoy esperando gemelos, pero por lo que
sea, estoy excitada todo el tiempo y Cyrus se asegura de satisfacer mis 38
necesidades, sin importar la hora.
Cuando desliza el dedo dentro de mí, girándolo mientras chupa mi
clítoris, estoy acabada. Me corro con fuerza. Todo mi cuerpo tiembla y se
sacude sobre el escritorio. Él come mi placer, lamiendo cada gota hasta
que estoy suplicándole que se detenga. Mi cuerpo está muy sensible.
Cuando abro los ojos perezosamente, veo a Cyrus inclinándose sobre
mí lamiéndose los labios. Me siento y agarro su camisa, acercándolo para
un beso. Me pruebo a mí misma en él y quiero más. Quiero saborearlo a
él. Lo empujo y solo se echa hacia atrás un poco, pero es suficiente.
Me bajo de la mesa y me pongo de rodillas frente a él.
—Creo que necesito ocuparme del nuevo sheriff. Ganarme nuevos
favores, así mira hacia otro lado cuando soy una chica mala.
—Joder —masculla Cyrus. Apoya las manos en el escritorio
mientras alcanzo la cremallera de su pantalón y le muestro lo chica mala
que realmente puedo ser. Pero solo para él.
Seis años después…
Me reclino en mi tumbona observando a mi esposa jugando con los
niños en la playa. Liam se sienta junto a mí y me entrega una cerveza
mientras su esposa y sus hijos se unen a ellos.
—Vi la valla, hombre. Felicidades. —Liam alza la cerveza y las
chocamos antes de que tome un gran trago de la mí. Esperamos un
tiempo antes de volver a intentar tener otro bebé. Sabíamos que
queríamos uno más, pero los gemelos podían ser muy traviesos. No tomó
mucho tiempo que se volviese a quedar embarazada una vez que lo
intentamos de nuevo.
—Gracias —contesto—. ¿Ustedes han terminado? —le pregunto.
Asiente.
—Sí, eso creo, pero nunca lo sabes —comenta, bajando la mirada a
la niña pequeña que tiene en los brazos. Ella es igual que Nikki. Esta vez
39
estaba esperando que fuese una niña. Miro a mi esposa e hija. Mi hija
está dirigiendo a sus hermanos sobre cómo quiere construido su castillo
de arena. Todo el mundo le consiente todo. Es hija de su madre, eso está
claro. Incluso tiene sus pequeñas manos en las caderas observando
mientras construyen un castillo para ella.
El hijo mayor de Nikki y Liam llega corriendo junto a ella y le entrega
un puñado de conchas que encontró para ella.
—Tengo la sensación de que podamos terminar siendo familia. —
Miro hacia Liam. Desde el momento que nuestra hija Megan nació, el hijo
mayor de Nikki y Liam, Logan, ha sido dulce con ella. Probablemente
debería cabrearme ya que es mi pequeña, pero él es tan bueno con ella
que no tengo el corazón de estar enfadado. Si él se parece en algo a su
padre, entonces realmente no me importa. Liam es un buen hombre.
—Ya somos familia —contesta él, tomándome con la guardia baja.
Miro hacia él. Él observa a nuestras esposas e hijos y no tiene ni idea de
lo que significa para mí lo que acaba de decir. Nunca he tenido una
familia. Claro, ahora tengo una, pero tiene razón. Ellos también son
nuestra familia. Toda esta ciudad lo es cuando realmente pienso en ello.
La calidez florece en mi pecho. Vuelvo a mirar hacia otro lado para
ver a mi esposa caminando hacia mí con una sonrisa en los labios.
Cuando me alcanza, tiro de ella a mi regazo. Se reclina contra mí, su
espalda en mi pecho. Le beso el hombro. Momentos después Nikki se une
a nosotros, tomando el bebé de Liam antes de sentarse en su regazo.
—Realmente creo que el que nos dejen embarazadas es una forma
de asegurarse que al menos una de nosotras está embarazada, así nunca
llegamos a celebrar la despedida de solteras que hemos intentado hacer
todos estos años.
Aprieto la mano en la cintura de mi esposa. Sí, eso no va a suceder.
Sammy se ríe. Liam solo masculla. Claramente él piensa lo mismo que
yo. Eso nunca va a suceder.
—Lo lograremos —le dice Sammy a ella. Yo le mordisqueo el hombro.
—Pueden tener una si la hacen igual que nosotros celebramos
nuestra despedida de solteros —ofrezco.
—Ir a pescar y beber cerveza no es una despedida de soltero. Si lo
fuese, entonces he tenido unas cien.
—Oye, estoy bastante seguro de que esa noche terminó volviéndose
bastante salvaje —la provoco. No tengo que verla para saber que está
sonrojada. Muevo la mano para ponerla posesivamente en su barriga.
Llegué a casa de mi despedida de soltero para encontrarme con la cosa
más jodidamente sexy que haya visto jamás.
Sammy estaba de pie en nuestra cocina con nada más que un
delantal mientras me preparaba una comida de bienvenida. Se sentó en
mi polla desnuda y me dio de comer. Le hice el amor, luego tomé mi postre
de su coño. 40
Mi polla salta debajo de ella. Ella se refriega, probablemente
recordando también esa noche. Se gira un poco, su boca contra mi oreja.
—Podemos volver a hacer eso en cualquier momento que quieras. —
Me mordisquea el cuello y tengo que contener un gemido.
—¡Papi! —Megan rompe el embrujo—. Mira lo que Logan encontró
para mí. —Megan se acerca corriendo. Los gemelos negando al unísono.
Encuentran la conexión de Megan y Logan tan divertida como nosotros.
Megan sostiene una concha de abulón. Logan permanece detrás de ella,
con los brazos cruzados con orgullo.
—Es preciosa. —Sammy estira el brazo y la toma de Megan.
—Deberíamos dársela al bebé, Logan —le dice Megan. Él asiente
como si dijese todo lo que quieras. Ella le sonríe.
—Eso es dulce, cariño. —Sammy se inclina y besa a Megan. Megan
vuelve corriendo al castillo de arena con Logan siguiéndola de cerca.
—Dios, son adorables —señala Sammy.
—¿Deberíamos comenzar a planear la boda? —pregunta Nikki. Tomo
un gran trago de mi cerveza.
Nikki y Sammy comienzan a discutir como si la boda fuese a
celebrarse al verano siguiente. Liam niega, pero su sonrisa es tan grande
como la mía. Me recuesto en mi silla, escuchando la risa de nuestros
hijos. Mi esposa está en mi regazo, nuestro bebé en su barriga y ella se
está riendo con su mejor amiga. Sin preocupaciones en el mundo. No hay
nada más que pudiese pedir.
La vida es perfecta.
Esta isla realmente es la Isla Destino.

¡Fin!

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Alexa Riley son dos descaradas
amigas que se juntaron y
escribieron algunos libros sucios.
Ambas son mamás casadas que
aman el fútbol, los donuts y están
obsesionadas con los héroes de los
libros.
Se especializan en amor a
primera vista, exagerado, dulce, y
cursis historias de amor que no
toman un año para leerse. Si
quieres algo seguro, corto y siempre
con final feliz, ¡entonces Alexa Riley
es para ti! 42
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