You are on page 1of 19
blest) Loa) TRABAJO FEMENINO Y PRECARIEDAD Cristina Borderias, Manuela Martini, Anne Montenach, Victoria Lopez Barahona, Monica Borrell-Cairol, Lina Galvez, Eileen Boris INFANTICIDIO, MATERNALISMO, COMPASION | Maria Bjerg, Inés Pérez | KATI HORNA PNTuTeolcar- Ma iee)(e) TURISMO, GENERO Y NEOCOLONIALISMO Mary Nash 96 Estudios INFANTICIDIO EN UNA CASA DE MUJERES. MATERNALISMO Y COMPASION EN LA BUENOS AIRES DE INICIOS DEL SIGLO XX Maria Bjerg e Inés Pérez IvrRopuccios Axqutt sabado 20 de abril de 1907 todavia no habfa amanecido. Ana y Sebastiana, las sir- vientas de una residencia del centro de la ciudad de Buenos Aires, a ritmo cansino, comen- zaban a entregarse a sus ocupaciones. Al cabo de un rato, se sumé Maria, la nueva cocine- ra que, recomendada por “la lavandera de la sefiora de Catala”, habia Hegado a la casa hacia apenas dos dias. Como le hicieron notar que la veian muy palida, Maria les conté ‘que unos intensos dolores de vientre le habian hecho pasar una mala noche. Tal vez, cl es- fuerzo que hizo para bajar el cajén de la basura a la calle agudiz6 su malestar. Entonces, alrededor alas siete de la mafana, se ret a su cuarto porque no podia mantenerse en pie. ‘A pocos pasos del umbral, se hincé en el piso y permanecié asi unos instantes, hasta que al final entré y Ana y Sebastiana la perdieron de vista. O al menos, eso fue lo que las joven- citas dijeron cuando la patrona noté la ausencia de la cocinera, La ducfia de la casa se dirigié a la habitacién y encontré a Maria en cuclillas entre la cama y la pared. Como le results inverosimil el argumento de que la sangre que habia sal- picado las baldosas y manchado la ropa proviniese de una menstruacién copiosa, la mujer rebuscé levantando las sdbanas y las frazadas, que colgaban desprolijamente del lecho, y descubrié que en el piso yacfa un recién nacido envuelto en unos trapos. Al notar que ia criatura estaba asfixidndose, la “devolvié a la vida” con respiracién attificial. Y como el cordén umbilical habia sido desgarrado a dentelladas por la madre, Io cort6 y lo at6 con un hilo de seda, Recién entonces lam6 a la Asistencia PGblica para que trasladara a Maria y a su hijo a la matemidad del Hospital San Roque. El médico que revis6 al recién nacido encontré una lesién craneana, pero como la piel del cuello mostraba rasgufios profuundos y signos de compresién, descreyé de la ver- sidn de la madre sobre una cafda accidental del bebé ocurrida cuando lo estaba pariendo. En su informe, el galeno sostuvo que la criatura habia sido golpeada de manera “recia y violenta”, que las marcas del cuello eran sefiales evidentes de un intento de estrangula- :iento y que se aproximaba un desenlace fatal, El hijo de Maria falleci6 esa misma noche. Historia Social, n° 96,2020, pp. 3-19. Filla fue detenida y cuatro dias mas tarde el juez se apersoné en la maternidad a tomarle de- claracion.! ‘Maria Diez tenfa dieciocho afios, era espafiola y habia Hegado a la Argentina en 1904. Estaba sola en Buenos Aires porque su familia vivia en Puan, el lugar adonde habia ‘mantenido relaciones con Joaquin Durin y del que se habia marchado embarazada. Su his- toria tiene poco ‘En cambio, lade su patrona es de una notoriedad inususl, Cuando fue acusada de as- fixiar a su hijo, Maria Diez trabajaba como cocinera en Ia casa de Cecilia Grierson, la pri- mera mujer en graduarse como Doctora en Medicina en Ia Argentina, en 1889. Grierson juvo una trayectoria destacada en diversos Ambitos vineulados a fa docencia y la salud. Su vida estuvo atravesada por un fuerte activismo y por una marcada preocupacion por la tuacion de las mujeres. Patticipé de la fundacién de distintas instituciones, como el Conse- jo Nacional de Mujeres, la Asociacién de Universitarias Argentina, o el Partido Feminists ‘Nacional. Fue representante de la Argentina en distintos congresos internacionales de mu- jeres, Publieé numerosas obras a lo largo de su vida, tanto académicas como dirigidas a ‘mn piblico mis general, con la intencidn de mejorar las condiciones sanitarias de Ia pobla- Clon. Trabejé intensamente por la profesionalizacidn de la kineseologia y la enfermnerfay, Como médica, se especializ6 en obstetricia, ;Qué puede aportar el andlisis de este caso a Jo que ya se ha dicho sobre Ia historia del infaaticidio? ¢Queé permite pensar el cruce entre estas wayectorias tan disimiles? conducta sexual femenina, ha sido Mientras que algunas investigacio- nes pusieron el énfasis en el papel del Estado y de sus agentes, otras incagaron el proble- dna enfocando el contexto social que rodeaba a las infanticidas y la cultura popular que las informaba? - ti ‘a manera en que el infantieidio —junto al abandono y el aborto— revelaban a la maternidad como tna construecién socio-cultur ? En este articulo, sin embargo, no nos centraremos en la infanticida ni en las institue ciones y los discursos a partir de los que se la enjuici6, sino en la figura de Grierson y en * xpediente D 94-1908, Juzgado del Crimen, Archivo Genera dela Navin, En adelante, todas las refe- rencis ents caso comesponden al expedient, s menos que se indique lo contra ce filunch, “Botafas mil veces despreciables eindignas: el infantcidio en Chile tradicional”, Di- mens Iistinoa de Chile, 13-14 (1997), pp. 63-82; Daniel Grey, "The Agony of Dispair: Pain and the Cult i Svnt ot anid in England and Wales, 1860-1960", en Rob Boddve (ed), Pa and Emotion in Mo liern History, Palgrave, Nueva York, 2014, pp. 204-219, Peet nas Hager, “Compassion and indifference: The atte of the English legal system toward Ellen Harper an Selina Wace, who lille thei offspeings inthe 18703", Journal of Family Histor 38: 2 (2008) pe'hT3- 106, Ein C, Greco “Iniaticde and infant abandonment inthe New South: Richmond, Virginia 1865. 98. Journal of Family History. 24: 2 (1998), pp. 187-211; Maria Gabriela Ini, “Infancidios: Constrceion dela veedady contrat de enero en el discurso judicial”, en Femanda Git Lozano, Valet Pts & Maria Gabriela {hi eenipe) Misono de las mujeres en fa Argentina, Taurus, Buenos Aites, 200, tomo I p. 235-251; Annick Tika bes Criminlls ou Viloge Femmes Infancides en Bretagne (1825-1863), Presses Universitaires de Fanace, Rennes, 2002; Elizabeth Badintr, ,Existe el amor maternal? Historia del amor maternal Siglos x01 Bennet dds Pemeie: Barcelona, 1981; Pamela Femandez Navas, “zMadees desaturalizadeso socalizacin Gc violonela? Abandono, malate infanticido en Concepciin, 1840-1870", Revista Historia UideC, n° 20, ‘ol. (2012), pp. 108-137. el papel que tuvo en el proceso judicial contra quien fuera su cocinera. La médica mostré tuna actitud ambivalente durante el juicio, ni abiertamente condenatoria, ni exculpatoria, incluso cuando desde el inicio del expediente resulta claro que, desde su perspectiva, Ma- ria habia querido matar al nifio. El andlisis de esta posicién permite pensar en los modos. metian, construidas en tomo de disposiciones emocionales y de expectativas surgidas de la posicién ocupada dentro de Tas jerarquias sociales y domésticas. Grierson vivia con una de sus hermanas menores y empleaba a una serie de mujeres que trabajaban en su hogar. Ma- ra no solo era su cocinera, sino que ademés era menor de edad. La patticipacién de la mé- dca en el juicio también permite problematizar las relaciones de intensa asimetria que se entablaban entre mujeres en ef mundo doméstico, y revisar de manera situada e histérica la nocién de familia en torno de las que se estructuraban. Abordaremos estos interrogantes en las préximas secciones acudiendo a un andlisis que, aunque enfocado en lo particular, supone la existencia de un conjunto social de expe- Fiencias colectivas que lo engloban y lo transcienden, Para la justicia, el infanticidio come- tido por Marfa, como tantos otros en la ciudad en aquellos afios, constitu un easo cuye interés radicaba en el delito, las pruebas y la sentencia. Sin embargo, desde nuestra pets- pectiva, el de Maria consttuye un hecho con atributos propios, al que es posible pensar Como un comentario sobre las prescripeiones sociales que regulaban la materidad, Ta con- icin de las mujeres de los seetores populares, las emociones de quienes cometian el eri- men, lo encubrian, Io denunciaban y los juzgaban, Enfocar un caso singular como este, facotado a unos pacos actores y a un espacio especifico compuesto por circulos concéntri- tos, que se abren desde Ia casa de la doctora Grierson, al hospital San Roque y a los tribu- ales de la ciudad~nos permite construir un relato local que aporta una perspectiva nove: dosa sobre la nocién de familia y sobre los entrecruzamientos de clases sociales y culturas ‘emocionales.* Para ello, ademas de al expediente, recurriremios a los papeles del archivo personal de Grierson, a las noticias policiales de la prensa escrita de la ciudad y a otros juicios por in- fanticidio que fueron tramitados en la misma época en los teibunales portefios. Antes de abotdar el proceso judicial, sin embargo, situaremos e caso en un escenario mis amplio {que nos permita comprender el lugar del infanticidio en Ta Buenos Aites de entresigios y sBonstruit aspectos velados en el expediente, Para ello nos valdremos de otro caso que tiene varios puntos de contacto con el que trabajamos aqui, pero que por su espectacular ddad tuyo una cobertura mis amplia y pormenorizada en la prensa [EL INFANTICIDIO EN LA BUENOS AIRES DE ENTRESIGLOS Un universo labil y rebosante de gente, la ciudad de Buenos Aires de principios del siglo xx, no solo era Ia capital de la Argentina sino el epicentro de un fenbmeno que desde hacia dos dcadas venia marcando el ritmo de Ia vida econémica, social y demogréfica del pais la Tlegada masiva de inmigrantes europeos, que segin los datos del seyundo censo n3- Pronal realizado en 1895 constituian la mitad de Ia poblacién de Buenos Aires y el 25,5% del total de habitantes del pais. Se trataba, sin embargo, de un flujo desequilibrado en térmi- hhos de distribucidn sexual, con indices de masculinidad elevados que, durante fos afios de in inmigracion de masas, superaba a los 300 hombres por cada cien mujeres. En ta eapital pululaban varones solteros 0 cuyas esposas ¢ hijos habfan permaneeido en ultramar espe- Pando, ya por cl retorno, ya por la reunificacién familiar en la Argentina.* El apifiamiento de los conventillos en los que residian los inmigrantes ~en su mayoria originarios de Italia y Espafia~ constituia una invitacion a salir a la calle y a hacer del espacio plico, de les ea- ‘és y de los bares dmbitos que propiciaban relaciones tan esponténeas como fugaces: sa fugacidad, que era una marca de la sociabilidad capitalina, también afectabs a las relaciones sexuales y amorosas.° Aunque las disposiciones legales de los principales pai- es de origen de los inmigrantes restringian la posibilidad de que las mujeres casadas via- jasen sin autorizacién del marido, las solteras estaban habilitadas para migrar sin permiso 7 Sobre el uso en la historia social de Ia expliacin cenrad en el caso sobre a construcein de relatos ocala se tean Claude Passetony Taeques Revel, "Pens par cas. Raisonner& partir de singulaiés”, en Jean Chands usseron y Tacques Revel, (dis,), Penser par cas, Editions de I"EHESS, Paris, 2005, pp. 9-44: José SiPlaucrss “El eilema de Robinson y Tas tibulaiones de Ios histriadoes sociales, Histor Socal, 60 ‘Gone pp 9.89 y Natalie Zenon Davies, “Desceniralizando ta Historia: Relatos locales y eruees cultures e= tn mundo globalizado, listoria Social, 75 (2013) pp. 165-179, see wide Devore, Historia de ia bimigracién en la Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 2003, pp. 247-248, Seite Gayol, Sociablidad en Buenos Aires, Hombres, honor y cafés, 1862-1910, Del Signo, Buenos Aires, 2000. alguno y, aunque por lo regular lo hacian en compania de familiares 0 conocidos, un por- ccontaje nada despreciable ~que oscild entre el 15% y el 18% de las mujeres en el periodo 1880-1914~ viajaba sola.” A las migrantes ultramarinas se sumaban las que llegaban a Bue~ nos Aires desde el interior del pais buscando oportunidades laborales. Ambas corrientes de mujeres confluian en el mercado laboral como obreras, costureras, lavanderas y sirvientas, una tendeneia que trajo aparejados cambios en la vida urbana a los que la élite ditigente y las clases “decentes” vieron como un relajamiento de las prescripeiones morales que hasta centonces habian regulado la conducta social La confluencia de la movilidad espacial, el desequilibrio sexual, la soledad y Ia dis- minucién del control social (si comparamos a Buenos Aires con lo que ocurria en Tas pe- ‘duefias aldeas de origen o los pueblos y ciudades del interior de la Argentina) puso-en ten- sidn_a los tradicionales roles femeninos_y provocd temores y sanciones simbdlicas y ‘materiales hacia la sexualidad de las mujeres de los sectores populares que transeredian los limites culturales del matrimonio, la domesticidad y la legitimidad y, en Ja perspectiva de la ites, renunciaban a su naturaleza maternal abandonando a sus hijos recién nacidos ©, mas grave aiin, eran empujadas al delito con el tinieo propésito de despojarse de emba- razos no deseados, Como lo han demostrado dos trabajos recientes de Sol Calandria y Julieta Di Corleto, la criminalidad femenina tuvo una exigua representacién en las estadisticas oficiales de la Ricardo Salvatore, “Criminologia postivisi,reforma de prsionesy la euestién sovialbrera en la As- senting" en Tuan Strian (comp), La cuetin socal en la Argentina, 1870-1943, La Colmena, Buenos Aires, 2000, pp. 127-158. ; ‘cuando lo encontié y sobre la presencia o ausencia de mareas de un posible estrangula- miento tenian un valor mayor al de otros testigos. Del mismo modo, el que no haya decla- rado que estaba enterada del embarazo antes de descubrir las huellas del reciente parto de ‘Maria, siendo médica especializada en obstetricia, podria haber sido beneficioso para la cocinera. Uno de los elementos clave en Ia defensa de las infanticidas era que hubiesen in- tentado esconder su embarazo, puesto que ello contribuia a presentar el delito como una forma proteger el honor." El que Maria hubiese logrado ocuitarlo incluso de alguien con la experiencia de Grierson podria haber habilitado una defensa de ese tipo. Grierson tuvo una posicién ambivalente durante el juicio. A partir de su testimonio se podria especular que sus sentimientos atravesaban una tensién producto del escéndalo pi blico que significé que el infanticidio ocurriera en su casa, su trayectoria feminista, y el hecho de que el caso la confronts con un delicado entrecruzamiento entre posiciones de s2énero y de clase social. {Qué lugar tuvo el matemalismo en esa actitud? LA MATERNIDAD COMO DESTINO Grierson se habia formado en una disciplina cuyos representantes més destacados en ese perfodo habjan hecho del instinto maternal y la puericultura elementos centrales en las estrategias para prevenir el descenso de Ia natalidad, la mortalidad infantil y el abandono de nifios, problemas que preocupaban intensamente a la elite de la época. El proceso de maternalizacién de las mujeres, ¢s decir, la identificacién de la maternidad como su deber “y.tinico destino posible, encontré en la Medicina y en el aparato sanitario del Estado un apoyo sustantivo. Se buscaba reformar las prictieas vinculadas al cuidado de los nifios de ‘en-el convencimiento de que nat eres tenfan aptitudes para ello, pero necesitaban ser educadas para hacerlo adecuadamente.”” El trasfondo de es- ‘os discursos eran pricticas como el aborto y el infanticidio, que ponjan en cuestiOn este modelo de maternidad, y que llevaban a calificar a quienes las realizaban como “madres desnaturalizadas” Grierson también era una reconocida feminisia. La matemalizacién de las mujeres habilité un uso politico de la matemnidad, que identificaremos como maternalismo, tanto Por parte de las instituciones sanitarias y de la corporacién médica, como de las propias organizaciones de mujeres y feministas."" En la Argentina, como ha sefalado Asuncién Lavrin, “la pueticultura fue el catalizador que condujo a la formacién de diversos grupos femeninos con miras a promover la proteccién de madres e hijos”. En efecto, la protec- ‘cin de la maternidad y la infancia estuvo entre los propésitos de asociaciones con perfiles politicos disimiles, como Unidn y Labor, que fue creado en 1909 y reunia a feministas so- cialistas, y el Club de Madres, fundado en 1912 por un grupo de mujeres de la élite. Grierson ere una defensora del discurso matemalista. Era, adems, una fuerte partidaria de la educacién de las mujeres en los saberes domésticos. En 1902, por ejemplo, sostavo que “la ensefianza del hogar 6 quehaceres domésticos 6 de la casa tiene por objeto dar una ense- Jalota Di Corleto, Maas madres °% Marcela Nai, Poiticas de materidad y maternalismo poltico,Biblos, Buenos Aires, 2004, % Julieta Di Corleto, Malas madres; Maria Sol Calandia y Nadia Ledesma Prieto, “Aboros ¢infanici- os tensiones y debates en la Tepslacién penal moderna (1886-1968), vances del Cesor, V. XV (diciembre 2018), pp. 101-128, © Marcela Navi, Poltioas de matermidad. ® Asuncion Lavin, Women, Feminism, & Social Change in Argentina, Chile, & Uruguay 1890-1940, University of Nebraska Press, Lincoln, 2008, p. 14, 1" 2 - fhanza teérico-prictica mas 0 menos cientifica & Ja mujer, para que pueda desempefarinteli- grentemente los sagrados deberes de ama de casa, como mujer del hogar y madre de familia, {ue es 30 papel mis importante en ol hogar y en la sociedad”.* En 1904 organiz6 la Escuela ‘Téeniea del Flogar, y en 1907, comenzé a trabajat como profesora de Ciencias Domeésticas enel Liceo Nacional de Seftoritas de la Capital, cargo que ocuparia hasta 1913. ‘Aunque no escribi6 sobre el aborto o el infanticidio, quedan algunos registros indi- rectos de lo que pudo haber pensado sobre esas préeticas y quienes las Tlevaban adelante, Grierson fue fandadora de ta Asociacién Obstétrica Nacional, de la que fue también presi- denta honoraria, A partir de 1903, la asociacién edit6 la Revista Obstétrica Argentina. Ella no formaba parte de la comisién directiva de la revista, pero en esta se registran sus viajes, participaciones en congresos y otras intervenciones pablicas. Ademés, casi todos los auto- Tes publicados eran parte de fa red de Grierson. La revista tradujo numerosos articulos de bstetras y ginecblogos alemanes y franceses, y publicd también ta de muchos médicos que provenian de la Universidad de La Plata y de la Maternidad del Hospital San Roque, ST iniemo donde fue internado el hijo de Maria Diez. Enrique Boero, el médico que atendié al nifio y comparecié luego en el juicio, era uno de ellos. El mismo aflo en que tuvo iugar el juicio contra Maria, la revista incluy6 un articulo sobre un caso de aborto, en el que se calificaba como “madre desnaturalizada” a una “sit~ ‘Vienta [que] debido a incidencias de la vida, coqueterias y otras circunstaneias [.] se si tio madre, pero madre transitoria, sin cariio y sin afecto para el vistago concebido” En teste fragmento se construye un ideal de mujer-madre carifiosa, que es distinto del que apa rece en los textos de la propia Grierson. El maternalismo de Grierson estaba estructurado tn torno de la figura del ama de casa, sus capacidades para trabajo doméstico y sus nocio- thes de higiene. Aimn asi, e5 indicativo de las representaciones de la maternidad —y de sus btros~ legitimadas desde los espacios de construccién y difusién de saber en tos que ella tenia una posicién central ‘Griemson era una figura reconocida e influyente, tanto dentro como fuera de Ia Argenti- na. Tenia acceso fluido a distintas autoridades y miembros de la élite. Sin embargo, por su experiencia profesional, también tenfa un contacto cotidiano con personas de otros estratos Sociales y, en particular, con mujeres de la clase ttabajadora. El maternalismo y ta condens & Its “madres desnaturalizadas” estaban tensionados por ese contacto. Como otras profesiona~ Jes que trabajaban en las matemidades de los hospitales porteRos, Grierson debié atender a los pedidos de muchas mujeres que buscuban colocar a sus hijos en una instituciOn o con una familia que pudiera hacerse cargo de ellos. Recordemos, por ejemplo, que antes de salit de la jntemnacién originada en el parto de la nifia a la que después diera muerte, Carmen Trova Vizquez habia solcitado a las enfermeras de! Hospital San Rogue una recomendacién para poder ingresara su hija en alguna de las instituciones de la Asistencia Publica. El guion normativo del maternalismo se topaba con un limite palmario en las expe- riencias de mujeres pobres, que no tenfan una pareja o una red familiar que les permitiers ‘decuarse a ¢), Recientemente, Emma Griffin ha sostenido que la dimensi6n material de Ia vida obrera en Ja Gran Bretafia vietoriana suponia un obstaculo para el desarrollo de expe- Hencias de la maternidad estructuradas en tomo al carifo.® Griffin seftala que el modelo ‘de matemnidad estaba centrado en los cuidados materiales, mas que emocionales, y que si bien esos ideales no evitaron que las mujeres de la clase trabajadora construyeran vinculos > Cevilia Grierson, Edicaciin Técnica de la Mujer, Tipopralta dela Penitenciria Nacional, Busnos Aires 1902, p10. Citedo en Beatie Morrone, Cecilia Grierson, pp. 105-106 SP patito peivado, Pasion de una prtera, Revisia Obstétrica Argentina, V, 1907. Emma Guilin, “The Emotions of Motherhood: Love, Culture and Poverty in Vietoran Brit ean Historical Review, 125: 1 (2018), pp- 6085, ~ Amer-

You might also like