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Psicopatologia de la atencién Rosa M. Bafios + Amparo Belloch Sumario u, m. W. v. v vu, vin, irs x. Introduccién Definicién y teorias de la atencién Psicopatologia clisica de la atencién Planteamientos desde la psicopatologia cognitiva A, Atencién como concentracién B. Atencién como seleccién C. Atencién como activacién D. Atencién como vigilancia E, Atencién como expectativaslusetrlanticipacion Allteraciones atencionales en algunos trastornos mentales Conclusiones Resumen de aspectos fundamentales ‘Términos clave Leet Refer scomendadas 1 bibliograficas 122 Manual de psicopatologia I_INTRODUCCION, La psicopatologia de la atencién no ha sido precisamente tuno de los temas mds «llamativos» de la psicopatologta. De hecho, y parafrascando a Cromwell (1978), aluden a «mani: festaciones tolerables»: a nadie se le hospitaliza por tener un npo de reaccién mas lento, 0 por cardar més milisegun dos en leer el color de una palabra. Sin embargo, a pesar de ser can poco llamativas, las alceraciones atencionales han ido cobrando, paulatinamente, wna importancia inusitada a la hora de explicar muchos trastornos psicol6gicos. Si se revisa ‘cualquier manual actual sobre trastornos de ansiedad, de de- presién, de esquizoltenia, etc, se encontraré algtin apartado ‘central que haga referencia a déficitatencionales. Pero este gran interés por el estudio psicopatologico de a atencién no estd exento de dificultades El primer problema con el que nos topamos al estudiar las alteraciones atencionales no es un problema spropio» de la psicopatologia, sino heredado de la psicologia como disei- plina general: se rata de la propia definicién de la atencién. En palabras de Dixon (1981), «qué es la atencidn?, zes un proceso, un mecanismo, una volicién, un estado particular de la mente, o una inferencia que surge del hecho de que sélo uno de los muchos pesceptos y memoria posibles puede ocupar la mente en un momento dado?, es necesatiamente consciente o la atencién selectiva puede ocurtit inconscien- temente? (p. 231). Yes que, como sefialan Johnston y Dark (1986), una de las primeras observaciones con que uno se copa al revisar la literatura sobre la atencién es la amplia re- rueneia que ha existido a la hora de definir el término. Pero ademés, las definiciones existentes a lo largo de la historia han mantenido diferencias importantes. No €s sorprenden- Ce, pues, que ante tales diferencias conceptuales coexistan tun buen niimero de teorias y modelos rivales. Como tampo- co es sorprendente que el enfoque de la psicopatologia de la atencidn varie sustancialmente en funcin de cémo enten- demos el significado del cérmino. No es lo mismo entender Ia atencién como el foo de la conciencia, que como capaci- dad de procesamienco de la informacién, por poner sélo dos «jemplos extremos. Obviamente, tendremos en cuenta nas alteraciones y no otras en funcién de estas diferencias y, por supuesto, la explicacién de tales anomalias diferira de la que otros autores, basindose en otros marcos tedricos, pue- dan ofiecer. ‘Oura cuestién importante que queremos plantear es la ‘estrecha relacidn entte el estudio «normals de la atencién y clestudio de sus alteraciones. En efecto, cuando nos enfren- amos con el tema de la psicopatologia de la atencién nos ‘vemos irremediablemente abocados al estudio de las teor atencionales que han surgido en el Ambito de la psicologia normal, Y esto por varias razones. En primer lugar, pocos campos de estudio en psicopatologia experimental do tan influidos como el de la atencién por los aciertos y cexrores que surgian de la investigacién en la psicologia expe- imental, Al examinar la historia del estudio experimental de las alteraciones atencionales nos encontramos casi siem- pre con «traducciones» prdcticamente licerales de las teorias psicolégicas. Es decir, que los diferentes autores recogen, casi sin variaciones, las teorias, modelos y paradigmas expe- rimentales desarrollados en el Ambito del estudio «normal» de la atencién, canto para sugerir hip6tesis como para expli- carlos resultados que se obtienen en el campo dela psicopa- tologta En segundo término la priopatologia no implica necesa- siamente «morbidez» (Belloch e Ibsiiez, 1991; Reed, 1988) Este supuesto se hace especialmente patente cuando aborda- mos el tema de las alteraviones atencionales. La con de psicopatoligica (en el sentido resttictivo de mérbido) en cl campo de la atencién viene dada mas por el individuo {paciente) que presenta la alteracién que por la propia alte racién, Realmente, la préctica totalidad de las denominadas calteraciones atencionales» se refiere a experiencias que la :mayorla hemos vivido en situaciones de fatiga, de excitacién, de estrés, e incluso mucho més snormales» y cotidianas: ‘quién no ha experimentado alguna vez, mientras estaba en tuna clase, que «se le iba el sano al cielo», y se ha sentido to- talmente desconcertado cuando el profesor le ha dirigido tuna pregunta? Yendo incluso mas alld hablamos, por ejem- plo, de la distraibilidad del esquizofténico, pero todos he- ‘mos sufrido experiencias similares: quign en una discoteca no se ha sentido alguna ver bombardeado por mis estimulos de los que podia smanejars? En este sentido podriamos de- cir que muchas de las experiencias que aqui veremos bajo el s6tulo de salteraciones» son, la mayoria de las veees,respues- tas tocalmente adaptativas y necesarias 0, cuando menos, pre decibles. Por qué entonces calificarls de walteraciéns? Quizés tuna primera respuesta a esta pregunta seria la siguiente: son alteraciones porque Ja forma en que aetiia aqui la aten- cidn no es la habitual. Mis adelante tendremos ocasion de cjemplifcar adecuadamente esta cuestién Un tereer grupo de razones por las que el estudio de la atencién snormals es importante tiene que ver con el hecho de que en no pocas ocasiones nos encontramos con que la atencién ha sido barajada como una de las explicaciones que podria dar cuenta de otros problemas psicopatolégicos. Esto significa, ni més ni menos, que la atencién se encuentra en el nivel explicativo ms bisico de todo el proceso de conoci- ‘miento: la atencidn es condicién necesatia para que se pro- duzca conocimiento y, en tanto que actividad direccional de Ja mente, se encuentia involuctada en todos los provesos de adquisicién de dicho conocimiento. Asi, por ejemplo, en el estudio de la esquizofienia muchos han sido los incentos por otorgar a la atencidn el rango de sintoma primario que subyace ala enfermedad, mientras que para ottos autores no s6lo cabria hablar de sintoma, sino més propiamente de causa, Dicho en otros términos, otorgar un papel etiolégico a las alteraciones atencionales implica ubicar a la atencibn en la base misma de la pitdmide Conocimiento. Con estas puntualizaciones pretendemos claificar cual sel espiritu de este capitulo, Porlo que se refiere asu estruc- ‘ura, comentaremos en primer lugar los modelos y plan- camientos psicol6gicos de la atencién, para luego tra directamence la cuestién de sus anomalias, Para esto iltimo comenzaremos hablando de los enfoques mis elisios,ligados en general a la tradicién medicopsiquidtrica y euyos plan- tcamicntos se alejan, como es légico, de los acercamientos 0 enfoques psicoligior de la atencién. Comentaremos luego lo que hoy por hoy y dentro de una psicopatologia psicolégica abe estudiar dentro del campo de las anomalias de a aten- cidn; un enfogue que no s6lo resalta la falta de significado patognoménico de estas anormalidades, sino que también enfatiza el funcionamiento vandmalow de las personas «not males. Para terminar ofteceremos una visibn general del estado actual de la investigacién de la atencién en el campo de los grandes sindromes o cuadtos de la psicopatologia, centeindonos especialmente en la esquizofienia, la depre- sin y la ansiedad. Il_DEFINICION Y TEORIAS DE LA ATENCION, El concepto de satenciéne ha tenido una historia bastance accidentada desde su surgimientoen losalboresdel nacimien- to mismo de la psicologta experimental. Baste s6lo recordar que pasé de ser un tema fundamental dentro del Ambito psivolégico a quedar practicamente relegado con el adveni- riento y consolidacién del paradigma conductista. Volvié a ponerse de moda, como han sefalado Eysenck y Keane (1990), con la publicacién en 1958 del libro de Broadbent Perception and Communication, y desde entonces ha ido paulatinamente recuperando su posicién de concepto cen- tral denczo de la investigacidn psicolégica ‘Una de las notas que siempre ha catacterizado a este con- cepto es el de su diversidad: y ello resulta bastante peligroso, ya que de todos es conocido que cuando un concepto se utiliza (o se puede utilizar) para explicar muchas cosas acaba por convertise en un concepto iniitil o, en el mejor de los casos, acaba por no poder explicar nada (Eysenck y Keane, 1990). Yes que, como sefiala Kinchla (1992), el término atencidn se ha utilizado como sis significado fuera eviden- te por s{ mismo, lo que ha originado que se volviera un con: cepto muy escurridizo. Sea como fuere, lo cierto es que el de atencidn no es, en absolute, un concepto unitario, sino que puede aludir a distintas caracteriticas ylo propiedades, y en este sentido es definible tanto por sus medalidades como por los efctos que produce en el procesamiento de la infor- Por todo ello, noes extraio que existan diferentes teorias © modelos que intenten explicar qué es la atencidn. ¥ estas diferencias no s6lo surgen del énfasis que se ponga en una U otra de las propiedades dela atencién —ya sea la de selectivi- dad, \a de capacidad, la de concentracion ola de alerta, entte otras—., sino que ademas guardan tna estrecha relacin con 1 mismo devenir temporal que ha tenido el concepto de atencién dentro de la historia de la psicologia. En este sen- tido, las teorfas y modelos van surgiendo para, en principio, modificar y remediar los fallos de postulados anteriores. De todos modos, la aparicién de un modelo no siempre ha sig- nificado la susticucién de éste a uno anterior, sino que du- ante afios han coexistido varios de ellos, especialmente en Jo que se refiere a su aplicacién en el Ambito de la psico~ patologta En general, existe acuerdo en plantear la coexistencia de dos grupos o tipos de modelos de atencién: los modelos Capitulo 5 Psicopatologla de la atencign 123 de fibro (a veces denominados también como estructural’) ylos modelos de capacidad o de recursos limitados (De Vega 1984), Los primeros enfatizan sobre todo la caracteristica de selecciin que se atribuye a la atencién, earacteristica que es, ademés, la més utilizada histéricamence y a la que William. James hacia referencia en su definicién de atencién. En cuanto al segundo grupo, el énfasis recae en los limites de la atencién a a hora de realizar tareas, fundamentalmente ta- reas que requieten una distribucin de los recursos atencio- rales, esto es, las denominadas tareas de atencién dividida 0 de doble tarea. Un enfoque més actual es el que se deriva de Ia distincidn entre procesamicnto automatico y controlado, aque surgié en los afos setenta en el Ambito de los estudios sobre memoria, y que poco a poco ha ido adaptindose como zmarco de referencia en otras ireas ent las cuales se encuen- ‘ra, como era de esperar, la de la atencién. Dentzo de los modelos de filiro, desarrollados fundamen- talmente en los afios sesenta a partir de la citada obra de Broadbent (1958), se sitdan como ya hemos dicho aquellas teorfas que abogan por un concept de atencién centrado cn la propiedad o caracteristica de slecividad, la cual per rite focalizar los recursos atencionales en un solo aspecto del mundo estimular. Postulan que las limitaciones de la atencién se deben a la existencia de ciertos mecanismos 0 estructuras en el sistema cognitivo que, precisamente por su propia naturaleza, son incapaces de tratar con mas de un ‘input simultineamente, Partiendo de esta premisa, la fun- cidn de la atencién serd precisamente la de regular la entrada dle inpusy en este sistema y actuar como un filtro. No es por tanto soxprendente que la analogia mis empleada para des- cribir grficamente a atencién sca la de scuello de botella», y los patadigmas experimentales ms utilizados para su investigacién sean las careas de escucha dicdtica, especial mente las de seguimiento (shadowing) y amplivud dividida plit-span), ambas centradas sobre todo en los Ambitos au. dlicivo y visual (Bysenck y Keane, 1990). Sin embargo, no todos los autores han estado de acuerdo a la hora de sefalar en qué momento se producela seleccién. De este modo. hay teorias que postulan una seleccién temprana, que acta antes del analisis categorial del input (Bltto precategorial), mientras que otfas sitian cl filtro en un momento més tardio del procesamiento, una ver. que el input ha sido ana- lizado semdnticamente (filtro poscategorial). Dentto de las primeras destacan fundamentalmente la teorla de Broad- bent (1958) y la teorfa de Treissman (1960): dentro de las segundas estarian, entre otras, la teoria de Deutsch y Deutsch (1963) y la teorfa de Norman (1968) A pesar de las merecidas ertieas que han recibido estos modelos, es de destacar su relevancia y su influencia no s6lo en el campo de la atencidn, sino también en el desarrollo de la psicologia del procesamiento de la informacién. En primer lugar, edevuelvens la posibilidad de estudiar la con- ciencia desde la «nuevas psicologfa experimental (Lachman. Lachman y Buctefield, 1979), que propugna wna vuelta al coneepto de mente y de actividad mental. ¥ esto es ast por que, por un lado, destaca situaciones cotidianas en las que la atencién juega un papel importance (recuéedese el t6pico de la afiesta» —c6mo podemos seguir un solo mensaje en una 124 Manual de psicopatologia. sicuacién de sobrestimulacién— tan mencionado cuando se cestudia la atencién selectiva)s por otro lado, ilustra proce dimientos experimentales relativamente sencillos para su estudio y offece una analogia concreta (el filtro electromecé- nico). En la década de los setenta comenzaron a surgir nuevas cuestiones sobre la atencién que contribuyeron a originar tun cambio de rambo en su investigacién: el énfasis dejé de ponerse en la localizacién de la atenciéa y su funcién selec y se comienza a plantear el estudio de la eapacidad y limites de la atencién, con lo que suxgen los modelos de ca- ‘pacidad o de recursos limitados. El problema dej6 de ser emo seleccionamos la informacién, ya que la respuesta era con- cundente: seleccionamos porque nuestra capacidad para tender es limitada. Kahneman (1973) explica del siguiente modo la diferencia entre los enfoques estructurales y los de capacidad: «En un modelo estructural, la interferencia se produce cuando a un mismo mecanismo se le exige la reali zacin simulténea de dos operaciones incompatibles. En un modelo de capacidad la interferencia se produce cuando las demandas de dos actividades exceden la capacidad dispo- nibles (p. 11). En los modelos de capacidad o de recursos limitados se apuesta por concepciones El énfasis en el estudio de la atencién ividad y se centra en el estudio de la ate ‘apacidad y, desde aqui, como concencracién para atender y resaltando, de paso, lalimitacién de la capacidad para man- tener la atencién. El paradigma experimental deja de ser la escucha dicética y comienzan a utilizarse sobre todo las, tareas de atencién dividida, a diferencia de las épocas anterio- res en las que se estudiaba sobre todo la atencién focalizada, como ya vimos. La analogia ya no ¢s el cuello de borella, sino el shombre orquestas, el hombre que es capaz de hacer varias cosas a la ver, Las tareas experimentales que se van 4 proponer aqui van a tener en cuenta casi siempre uno 0 is de estos aspectos: semejanza entre tareas, dficultad de las mismas y papel de la practica (Eysenck y Keane, 1990), Destaca aqui el modelo de Kahneman (1973), que es uno de los primeros y més importantes de los que plantean el estudio de la ateneién como capacidad de procesamiento, el modelo de Norman y Bobrow (1975), quienes introdu- cen la nocién de que la realizacién de una tarea no sélo esté limitada por los recursos atencionales, sino que también «esti determinada por la propia ealidad de los datos del input, © el modelo de Navon y Gopher (1979), quienes introducen la idea de la atencién como un conjunto de recursos relati- vvamente epecificos, pero que funcionan de un modo similar al sistema de recursos centrales de Kahneman Uno de los fenémenos més importantes que se detecta ‘en todos estos planteamientos, en los que preferentemente se emplea el paradigma experimental de doble tarea, es sin dduda el del impacto positivo que la prictica tiene sobre la sjecucién (Spelke, Hirst y Neisser, 1976). Una de las expli- ‘aciones mas aceptadas ¢s la siguiente: la practica prolon- gada de una tatea Gene como consecuencia un mareado descenso de la demanda de capacidad central, o sea, de re- ‘cursos atencionales. A medida que se progresa en la prictica, Ja demanda de atencién se iré haciendo progresivamente menor: dicho en otros términos, la ejecucién de la tarea se ha automatizado, La teoria de Shtfrin y Schneider (197) y Schneider y Shiffin (1977) se basa precisamente en este he- cho. Establecen una distincién fundamental entre proces controlades y procesos automaticos cn el sentido siguiente: los primeros requieren atencidn consciente y por tanto const- ‘men capacidad y recursos atencionales, son relativamente lentos y bastante flexibles, en el sentido de que se pueden adaptar a las demandas cambiantes dela situacin 0 mundo estimulat. Sin embargo, los procesos autométicos no pre- sentan problemas para la capacidad atencional, es decir, no consumen recursos atencionales, son dificiles de modificar tuna ver.que se han instaurado, son répidos, dificilmente ac- cesibles a la conseieneia y resulta también diflil evitar su puesta en marcha cuando ef sujeto se encuentra ante el es- timulo adecuado, incluso aunque ese estimulo se encuentee aparentemente fuera del campo atencional (Logan, 1988; Shiffin, Dumais y Schneider, 1981). A pesar de que mu chos autores estarian de acuerdo con estos criterios de auto- smatizacién, el problema surgea la hora de disefar estrategias experimentales que los satsfagan, como may bien ha sca lado Hampson (1985). Para nuestros intereses, baste s aqui que la gran aportacién del planteamiento de Schneider y Shitfrin al Ambito de la atencién reside en que la wsiliza- cidn de estrategias de procesamiento automaticas permite que la atencién se dstribuya o divida entre diversas Fuentes de informacién, con razonable éxito a la hora de ejecutar En el imbito de la psicopatologia la repercusién de este tipo de planteamicatos esté siendo muy importance, espe- cialmente en la investigacién de la psicopatologia de las es- uizofrenias y, més recientemente, también en la depresion yen la ansiedad. En el Gltimo apartado de este capitulo re- sumimos algunas de estas aportaciones. Ill, PSICOPATOLOGIA CLASICA DE LA ATENCION Comenzaremas este apartado con las premisas y supuestos bisicos que se suclen hacer desde este tipo de planteamien- tos, para luego comentar muy sucintamente dos tipos de clasificacioncs que consideramos buenos ejemplos del modo en que se enfoca y estudia la psicopatologia atencional desde esta perspectiva, Concluiremos valorando esta clase de enfo- que. Desde los planteamientos clisicos, la atencién se carac- tetiza por estar intimamente ligada a la coneenteacién: la atencién implica muy especialmente un proceso de focaliza- cidn perceptiva que incrementa la econciencia clara y distine tar de un niicleo de estimulos. Esto, en definitiva, origina que las psicopatologtas de ambas no se diferencien. Por tan- to, las psicopatologias atencionales se ubican en un conti- anuo (normalmente cuantitativo) de la concentracién. Junto a esto se dice que la vigilancia y la claridad de la conciencia son prerrequisitos necesarios para que la atencién se ponge en marcha y/o funcione correctamente (Scharfettes, 1977) A su ver, vigilancia y concentracin se asimilan a vigilia, y en concteto al continuo vigilia-suefo. Pues bien, estas pre- smisas bisicas son las que se suelen tener en cuenta a la hora de abordar la psicopatologia atencional, y como ¢s légico van a influir en qué tipo de alteraciones se ineluyen bajo este proceso, Scharfetter, en su Introduccién a la Pricopatologia General (2977), incluye un capitulo sobre +Atencién y concentra cidns. En él define la atencién como la sorientacién (activa © pasiva) de a consciencia hacia algo que se experimenta. Concentracién es la persistencia concentrada de la aten- cidne (p. 137). A partir de esta definicién oftece la siguience clasificacién de los trastornos atencionales: 1, Falta de atenciin y trastorno de la concensracion: Se define como ineapacidad 0 capacidad disminuida para enfo- cat, concentratse y orientarse hacia un objeto. Se crac de un trastorno de la capacidad de prestar atencién persistente- ‘mente a una determinada actividad, objeto o vivencia. Lleva, consigo una intensa distrabilidad y falta de concentracién. El grado mis intenso de distrabilidad y la ausencia comple- ta de atencién se denomina aprosexia. 2. Bstrechamienso de la atencién: Definida como concen- tracién sobre unas pocas cosas. Por ejemplo, en la fijacién sobre alucinaciones, en el vivenciar delirante intenso, et. 3. Oscilaciones de la atenciin y de la concentracién: Se refiere a alteraciones en cuanto a la duracién de la atencién. Esta oscila con atreglo al interés ala participacién personal de un sujeto en un objeto, ete. Por ejemplo, un maniaco Ileno de ocurtencias, ideas ¢ impulsos tiene dificultad para fijar y mantener su atencién sobre algo determinado (aten- cidn fluctuante, distribilidad, debilidad de concentracién) Otro enfoque similar a éste es el oftecido por Higueras, Jiménez y Lépex, que en su Compendio de Psicopatologia (1979) incluyen un capitulo sobre «Psicopatologia de la atencidn y de la conciencias. En dl afirman que la atencién sestarfa tan relacionada con la conciencia que no seria posi- ble separarla de ella. Sila conciencia es la luz que ilumina la escena, la atenciOn es el foco que hace resaltar unos objetos del resto» (p. 139). En su elasificacién de las psicopatolo- jas atencionales distinguen entre anormalidades cuantitati- ‘vas y anormalidades cualitativas, Dentro de las evantitativas estatfan las siguientes: 1. Elevaciém del umbral de la atencién: Aqui la atencibn no se despierta si no es con estimulos intensos (en depresio- res, estados de agitacion, etc), 2. Indiferencia: Considerable falta de atencién para in- teresarse por los acontecimientos, siendo ineficaces los es- timulos que despiertan interés en situaciones normales 3. Inestabilidad dela atencién (distraibilidad o hiperpro- seria): La atencién se halla dirigida superficialmente a los estimulos de cada momento, siendo dificil concentrarla y mantenerla en un objeto, lo que viene a llamarse tambien disiraibilidad 0 hiperprosexia 4. Fatigabilidad de la atencién: Modifcacién causada por el efecto de mantener la atencién, que se acompafia de escasos rendimientos y abundancia de errores, Capitulo 5 Psicopatologla de la atencign 125 Dentro de las ateraciones cualicativas se ubica la perple= {jidad. El sujeto no logea la sintesis del contenido de la aten- ‘ién, careciendo de la significacin concreta de los endmenos y sus relaciones efectivas, de suerte que no acierta a com- prender sus actos y as circunstancias que le rodean. La valoracién critica que podemos hacer de este tipo de clasificaciones ineluye tanto la referencia al propio conteni- do de las mismas como alos supuestos tebricos en los que se basan. Por lo que se telite al contenido, no podemos dejar de resaltar la wsimplicidad extrema de este tipo de clasifica- ciones, ene sentido de que dejan fuera muchos aspectos yi propiedades de la atencién, centrandose s6lo en la atencién como concentracién (Scharletter) 0 afiadiendo sélo la pro- piedad de la atencién sostenida (Higueras, Jiménez. y L6- pez). Asi, segin Scharfeter, los problemas con la atencién esttibarian en variaciones exclusivamente cuantitativas del grado de focalizacién de la atencién: 0 no se atiende a nada, © se atiende a pocas cosas, o el objeto de atencién varia ten poralmente. Es decir, todas hacen referencia a una atencién deficitaria (en el sentido de insuficience o escasa) que puede ser originada por una hipo o hiperconcentracién. En conse- cuencia, ambos extremos del continuo de concentracién originarian los mismos efectos. Por su parte, para Higueras, Jiménex y Lope el problema se reduce, o bien a que los es- ‘imulos no pueden superar ese umbral elevado (por no ser lo suficientemente intenso 0 por carecer del interés necesa- tio), 0 bien porque el sujeto no puede mantener la atencién sobre algunos estimulos (lo que puede ser un deficit general © apatecer tras un periodo de tiempo de mancenimiento de la atencién). Una critica especial merece la etiqueta de pe plejidad, donde se nos dice que el sujeto no puede dar signi- ficado a los fenémenos (contenidos atencionales). Dejando aun lado la polémica de que la atencién pueda o no tener contenido, no parece que se pueda seguir manteniendo hoy en dia que el proceso de otorgar significado consciente a un acontecimiento pueda considerarse parte constituyente de la atencién, Creemos que esta confusién se debe al hecho de confundir la atencién con la conciencia, entendida ésta como representaci6n consciente Por otro lado, existen ciertos fendmenos anémalos (como vveremos més adelante) relacionados con la atencién que no cabrian en estos planteamientos. Y ello creemos que se debe a la confusion existente entre las distintas funciones y/o fases dela atencidn: concentracién, vigilancia, sleccién, et eécera. Funciones que ademés poseen una importante base experimental Sin embargo, este tipo de planteamientos no tiene en cuenta la diferencia entre tales funciones, quizas debido a su escasa relacién con la investigacién psicalégica, lp que hace que las distincas funciones sean subsumidas en una mis general y definitoria de la atencién: la concentra cidn, Pensamos, ademds, que la mayoria de los problemas de estas clasficaciones surgen de la propia definicibn de acen- cidn, coneibiéndola exclusivamente como foco dea concien- cia, El problema de confundir atencién, concentracion y conciencia lleva a incluir la psicopatologia atencional en la de la conciencia, o viceversa, ya que en casi todos los cuadros cen que hay psicopatologia de la conciencia se producen alte- raciones en la vigilancia y concencracién, Pero también en el 126 Manual de psicopatologia pensamienco, la memoria, el aprendizaje, el habla, exc, En definitiva, a pesar de que, en efecto, el estudio de la atencién precisa muchas veces la recurrencia a alguna forma de cons- «iencia, la atencién y la concieneia no son procesos idénti- ‘cos ni subsumibles, sino en todo caso concurrentes (como sucede ademas con casi todos los procesos de conocimien- to). Esta idea parece estar también presence en uno de los textos de psiquiatrfa més prestigiosos actualmente, el Oxford Textbook of Pychiatry (Geldet, Gath y Mayou, 1991), en donde los trastornos de la conciencia (sopor, estupor, conf- si6n, coma, etc) se consideran en un apartado diferente de los relacionados con atencidn. Pero, por otto lado, estos Gl- tiimos se resttingen casi exclusivamente a las anomalias en la capacidad de concentracién dela atencién IV. PLANTEAMIENTOS DESDE LA PSICOPATOLOGIA, COGNITIVA Escé claro que los planteamientos elisicos de la psicopatolo- gia atencional no nos dejan en absoluto saisfechos no s6l0 con lo que entendemos que significa la atencidn, sino tam- bign con las propias anomalfa que se incluyen en ese apar- ado. Pensamos que una de las formas mis convenientes ppara hacer una clasificacin de estos trastornos es partiendo de los conocimientos que la psicologia nos oftece sobre este tema, Sin embargo, desgraciadamente hoy por hoy no con: amos con tna teoria que sea capaz de integrar todos los as- pectos de la atencién. Por ello, mantener estos aspectos separados por el momento, favorece el andlisis de los mis- al razn hemos optado por exponer las anomalias dela atencidn en faneién de aquel aspecto de la atencién con el que estén mis relacionadas. La siguiente clasificacién no ‘es mas que un intento por sistematizar didicticamente este ceonfuso campo, y pata ello seguimos la divisién que oftece Reed (1988). A. ATENCION COMO CONCENTRACION Aqui se incluyen todas las alteraciones que estén de alsin modo relacionadas con [a fijacién (0 st ausencia o altera- ‘ci6n) de la atencidn sobre estimulos objeros o situaciones. Este tipo de problemas esté presente en una gran variedad de trastornos psiquidtricos y en otras muchas condiciones, ‘como fatiga extrema, necesidad de dormir, estados de des- nnutticibn, etc, Ademés de esta sintomatologia inespecifica de falta de concentracién, nos encontramos con dos alter clones relevantes: ls ausencia mental y la laguna temporal 1a ausencia mental alude a un tipo de experiencia que, ppor lo general, se considera como andmalo, extravagante € inusual, pero no como patolégico. De hecho, seguro que muchos lectores recordarin con ciesta sonrisa situaciones similares a éstas, ejemplificadas tan bien por Reed (1988) con el simil del eprofesor despistador: se urataria de un di vertido profesor, demasiado ensimismado en sus propios pensamiencos y disquisiciones, que cuando sale de clase es capaz. de ponerse la papelera por sombrero, si es que a algu- na bienintencionada sefiora de la limpieza se le ocurrié colocar la dichosa papelera all donde él solia colocar su som- brero, Ademas de no darse por entetado, es capaz de pascar se por toda la facultad sin ni siquiera dazse cuenta de los murmullos y miradas que genera, saliendo de su sausencia mental» cuando al salir del edifcio un coche esté a punto de attopellarle por saltatse el seméforo en rojo. Pues bien, @ nuestro pobre profesor lo que le ocurre es que presenta una gran concentracin sobre alguna cuestién concreta, lo que a su ver le lleva a edesatender® al resto de los estimulos, excep- to aquellos muy mecénicos o habituales, Es decir, tal y como Jo explica Reed (1988), en la ausencia mental el individuo esté tan preocupado por sus propios pensamientos que deja fuera gran cantidad de informacién externa que le es habi- tualmente accesible, y por tanto no responde al feedback respecto a los cambios en sw rutina; es decir, sus acciones son mecinieas y no ajusta los detalles de su conducta habi- tual sobre la marcha de acuerdo con las demandas ambien- tales, aunque s{ que es capaz de atender correctamente a cualquier actividad externa relacionada con los pensamicn- tos los que esté tan atento, De este modo, nuestro profe no responde al cambio ambiental dela papelera, peto sipo- dea darse cuenta de algin otro estimulo que tenga conexién con el problema en el que esté pensando (0 sea, en el que std centrando toda su capacidad atencional) Se podria considerar que la ausencia mental es un fend- ‘meno de umbral: el nivel de atencién es bajo para aquellos estimulos que le resultan distraetores (todos aquellos que no se relacionan con sus pensamientos); es deci, la disminw- cidn del nivel atencional estd inversamente relacionada con el grado de preocapacién por sus pensamientos, Sin embar go, se supone que ante un incremento sibito de los Jos se elimina la ausencia. Asi, nuestto sufrido profesor es capaz en el itimo momento de saltar a la acera ante el claxon del enfurecido conductor. {Cémo podriamos explicar este fendmeno desde algunos de los planteamientos 0 teorias de la atencién? Es obvio que para explicar este tipo de fendmenos debemos apel cepto de automatismos y al papel que juega la atencién en el control de la accién. Existen algunas secuencias de acciones que son capaces de cjecutarse automiticamente, sin control consciente o sin recursos atencionales, aunque puedan mo- dularse por el contzol consciente deliberado cuando sea ne- cesario (Norman y Shallice, 1986), Es decit, existen dos procesos complementarios que operan en la seleccién y con- tol de la accién: uno que sirve y es suficiente para actos bien aprendidos y relativamente simples (caminar, ponerse el sombrero al salir de clase.) y otro que permite el control atencional consciente para modular [a ejecucién, Por lo que respecta a la laguna temporal, ampoco se pue- de considerar una experiencia mérbida, Es mas, seguro que no debemos esforzarnos mucho para recordar alguna expe- riencia similar. En este caso, el simil més claro seria el del experto conductor que yendo por la autopista de Valencia a Barcelona, de repente ase da cucntar que desde cl iltimo peaje situado a més de 100 kilémetros no recuerda nada de Jo que ocurri6, y sin embargo era él quien conducia, Es de- cir, el sujeto presenta una elaguna en el tiempo de la que no al con- puede recordar nada, pero, sin embargo, él estaba realizando tuna tarea o actividad. Este tipo de experiencia suele ser des- crita por quien la padece como un sespacio en blanco» en la consciencia temporal. Sin embargo, aunque el sujeto nos diga que «no recuerdas, no es un problema de amnesia, es- trictamente hablando. A diferencia de la amnesia, aqui no se presenta desorientacién persistence espaciotemporal, ni tampoco se presentan otras earacterfsticas ipicas de la am- nesia. En cierto modo se podria decir que el sujeto no re- cuerda porque en realidad no ha ocurrido nada que se deba recordar. En este sentido, aunque la experiencia se describe en términos de tiempo (o distancia) seria mejor considerarla en términos de ausencia de acontecimientos (Reed, 1988) No es que no haya ocurrido ningtin acontecimiento (segu- ramente el perplejo conductor ha tenido que adelantar a otros coches en la autopista, el paisaje iba variando, etc) Jino que no han ocurtido acontecimientos que sugirieran cambios importantes en la situacién; es deci, mis correcta- mente habrfa que hablar de una ausencia de acontecimientos deimportancia. Ademds, y como se sabe, nuestra experiencia del paso del tiempo esti determinada por acontecimientos {externos o intemos) que funcionan como marcadores de tiempo. Por tanto, en la laguna temporal el individuo no registra sucesos que podian haber funcionado como tales mareadores (Reed, 1988) Pero zcémo explicar esto, si el sujeto estaba realizando tuna tarea? Esta cuestin nos lleva direetamente al problema del provesamiento automitico versus el procesamiento con- ttolado. Los procesos autométicos, a. diferencia de los controlados, son procesos telativamente libres de demandas atencionales (por tanto, requieren escaso consumo atencio- nal) que se realizan sin consciencia por parte del sujeto Normalmente son el resultado de un aprendizaje (salvo algunos que son innatos) y se adquieren como consecuencia de la repeticién frecuente de una tarea o proceso que inicial- mente requeria atencién controlada, Una vez adquiridos son dificles de modificar. Ademés, el rendimiento en una {area automitica aleanza un nivel asintdtico: a partir de un determinado momento la prictica ya no produce mejotias sustanciales, Este tipo de procesos implican una considera- ble economia para el individuo, sobre todo en tareas rutinae rias, yademas producen relativamente poca interferencia en situaciones de doble carea. Por su part, los procesos eontio- Iados tendrian las caracteristicas opuestas. Consumen aten- cidn, por tanto on sensibles ala limitaciones de los recursos disponibles, y producen gran interferencia en situaciones de doble tarea, No son tan rdpidos ni tan eficaces, pero son mas flexibles. Son adecuados especialmente para enfientarse @ tarcas novedosas y problematicas para las que no existen re tinas auromaéticas, Si tenemos en cuenta estos dos tipos de procesos podemos explicar por qué el individuo sigue reali zando la tatea (conducit): es una tarea automética que te- quiere muy poca atencidn consciente, Pero entonces,

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