You are on page 1of 3

6.

Nora, luego Helmer

Nora: (Ojos desorbitados, tantea, toma el saco de Helmer) ¡Adiós, Torvald! No te voy a ver nunca
más. (Se pone el chal) Y a los chicos tampoco (Se detiene) Torvald, ¿estás abriendo la carta? ¿La
estás leyendo? (avanza hacia la puerta) (Se detiene. Espera un tiempo largo hasta que escucha un
ruido; recién entonces corre hacia el vestíbulo. No sale. Espera, inmóvil, como en una secuencia
detenida, hasta que Helmer abre con violencia la puerta de su despacho y aparece con la carta en
la mano)

Helmer: ¡Nora!

Helmer: ¿Qué es esto? ¿Sabés lo que dice esta carta?

Nora: Sí, sí. ¡Dejame ir!

Helmer: (la retiene) ¿Adónde?

Nora: (Intenta desprenderse) ¡No tenés que salvarme, Torvald!

Helmer: (Retrocede tambaleándose) ¡Entonces es verdad lo que dice! ¡Dios mío! No puede ser; es
imposible.

Nora: Sí, es verdad. Te amé más que a nada en el mundo.

Helmer: No quiero tus excusas idiotas.

Nora: (Dando un paso hacia él) Torvald…

Helmer: Desgraciada. Mujer estúpida. ¿Tenés la más remota idea de lo que hiciste?

Nora: Dejame ir. No tenés que cargar con el peso de mi falta; no tenés que hacerte responsable de
una culpa mía.

Helmer: ¡Basta de melodrama! (La sujeta con violencia) Te vas a quedar acá a rendirme cuentas de
esto. ¿Entendés lo que hiciste? ¡Contestame! ¿Lo entendés?

Nora: (Mirándolo fijamente, con una expresión creciente de rigidez) Sí; ahora empiezo a darme
cuenta de qué es realmente lo que hice…

Helmer: (Paseándose) ¡Que despertar horrible! ¡Ocho años… ella, mi alegría, mi orgullo... una
hipócrita... una impostora; peor todavía: una criminal! (Nora continúa mirándolo sin hablar. Él se
detiene ante ella.) Tenía que haber previsto lo que iba a pasar, con esa falta de principios de tu
padre… ¡ Al final, heredaste todas sus bajezas. ¿Así que éste es mi castigo por hacer la vista gorda a
lo que él hizo? Lo hice por vos, ¿y me lo devolvés así?

Nora: Sí, así.

Helmer: Destruiste mi felicidad. Arruinaste mi futuro. ¡Qué espanto! Ahora estoy en manos de un
inmoral, de un tipo sin remordimientos de conciencia, ¡completamente en su poder ¡Ay, tener que
hundirme como un perro por culpa de una mujer indigna!

Nora: Cuando yo desaparezca del mundo, vas a quedar libre.


Helmer: Dejate de frases huecas. ¿De qué me serviría que te mataras? De nada. En todo caso, se
haría público el asunto y sospecharían que yo estaba al tanto. Hasta podrían creer que te apoyé, A
vos, a la que protegí y consentí hasta la exageración durante todo nuestro matrimonio! ¿Te alcanza
el cerebro para entender lo que me hiciste?

Nora: (Con fría tranquilidad.) Sí.

Helmer: ¿Pero cómo podés ser tan injusta; tan desagradecida? Fuiste feliz acá, ¿o no?

Nora: No, jamás. Pensé que sí; pero nunca fui feliz.

Helmer: ¡¿No...?! ¿Que no fuiste…?

Nora: No; estaba alegre. Es todo. Vos siempre fuiste muy bueno conmigo. Pero nuestra casa nunca
fue más que una casa de juguete. Yo fui la muñeca-esposa de esta casa, como fui la muñeca-niña
de la casa de papá.. Eso es todo lo que fue nuestro matrimonio, Torvald.

Helmer: No… (concede) Bueno, sí, algo de eso puede ser, aunque vos lo hagas sonar tan tremendo,
tan exagerado. Pero te garantizo que de ahora en más todo va a cambiar. Ya terminó el tiempo del
juego y llegó el tiempo de la educación.

Nora: ¿La educación de quién? ¿Mía o de los chicos?

Helmer: La tuya y la de los chicos.

Nora: No, Torvald. Vos no sos capaz de enseñarme a ser la esposa que necesitás.

Helmer: ¿Y cómo podés decirme eso vos?

Nora: ¿Yo…? Tenés razón. ¿Qué preparación, me pregunto, tengo yo para educar a los chicos?

Helmer: ¡Nora, no digas eso!

Nora: Si vos mismo lo dijiste recién, cuando no te atrevías a confiármelos.

Helmer: Fue en un estado de furia. ¿Cómo podés pensar así?

Nora: Es que tenías razón. Yo no estoy capacitada. Hay otra cosa de la que tengo que ocuparme
antes de educar chicos: tengo que educarme a mí misma Lo tengo que hacer por mi cuenta, y
necesito estar sola. Así que te dejo, Torvald.

Helmer: (Se levanta de un brinco) ¿Qué dijiste?

Nora: Dije que necesito estar sola para entenderme a mí misma y entender lo que me rodea, por
mi cuenta. Te dejo; me voy de tu casa.

Helmer: Nora, Nora.

Nora: Y me voy ya mismo. Cristina me va a dejar pasar la noche en su casa.

Helmer: ¿Te volviste loca? No vas a hacer eso. Te lo prohibo.

Nora: Es inútil que me prohibas algo. Me llevo mis cosas solamente. De vos no quiero nada, ni
ahora ni nunca.
Helmer: ¿Qué delirio es este?

Nora: Regreso a mi casa mañana, quiero decir: a mi vieja casa; a mi pueblo. Va a ser más fácil para
mí encontrar trabajo allá.

Helmer: Es la falta de experiencia lo que te hace tan ciega.

Nora: Experiencia es lo que tengo que conseguir, Torvald

You might also like