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La visión en color nos ayuda a recordar objetos y activa nuestras emociones.

¿Pero sabías que los objetos no tienen color? Lo que hacen, en realidad es
reflejar las longitudes de onda de la luz y es el cerebro humano el que los
interpreta como colores.
El espectro visible para el ser humano se encuentra entre la luz violeta y la luz
roja y se estima que los humanos pueden distinguir hasta 10 millones de colores.
Cuando la luz incide en un objeto, este absorbe parte de dicha luz y refleja el
resto, que entra en el ojo humano a través de la córnea, la parte más exterior
del ojo. La córnea inclina la luz hacia la pupila, que regula la cantidad de luz
que llega al cristalino. Este, a su vez, enfoca la luz en la retina, la capa de
células nerviosas situada en el fondo del ojo.
Se desconoce cuántos colores ve el ojo humano exactamente, pero se
estima que podemos distinguir hasta un millón de variaciones
cromáticas. Las células sensibles al color ubicadas en la retina,
llamadas conos, pueden identificar unas 100 gradaciones distintas
de los colores azul, rojo y verde, y el cerebro es capaz, a su vez, de
combinar estas variaciones de manera exponencial.
Aunque de día podemos distinguir hasta un millón de colores, en
función de las condiciones de observación, ¿sabes cuántos colores ve
el ojo humano por la noche? La respuesta es más sencilla ya que todo
lo vemos en blanco y negro. Esto se debe a que los fotorreceptores de
la retina necesitan cierta cantidad de luz para activarse y de noche
dejan de funcionar. La visión nocturna depende de los bastones, que
producen imágenes en blanco y negro, y permiten la recepción de una
amplia gama de grises.
¿Qué debo saber sobre la teoría del color?
La teoría del color se refiere a cómo el ojo humano percibe los
colores, y a la descripción y gestión de dichos colores en el
monitor y en la impresión. La Teoría del Color tiene relación con
todas las áreas del proceso de producción gráfica: fotografía,
escaneado, presentación en pantalla, pruebas finales e impresión.

¿Qué es un color?
Los colores no son más que un producto de la mente. El cerebro ve
diferentes colores cuando el ojo humano percibe diferentes
frecuencias de luz. La luz es una radiación electromagnética, igual
que una onda de radio, pero con una frecuencia mucho mas alta y
una longitud de onda más corta.

El ojo humano sólo está capacitado para percibir un rango limitado


de estas frecuencias, intervalo que se denomina «espectro visible
de la luz», y que abarca desde los tonos rojos del orden de los 705
nanómetros (nm) hasta los tonos azul violáceos del orden de los
385 nm, pasando por todos los colores intermedios.

El ojo y el color
La retina del ojo está cubierta por pequeños receptores sensibles
a la luz, es decir, por una serie de células visuales denominadas
bastoncillos y conos. Los bastoncillos son sensibles a la luz, pero
no al color. Utilizamos los bastoncillos para ver con escasa
iluminación -en la oscuridad todo se percibe como blanco y negro-.

Los conos son menos sensibles


a la luz, pero pueden percibir los colores. Hay tres tipos de conos,
cada uno de los cuales es especialmente sensible a una parte
específica del espectro visible: a los colores rojos, a los verdes y a
los azules, respectivamente. Esta combinación permite percibir
todos los colores del espectro visible -aproximadamente 10
millones de matices o sombras-, muchos más de los que se pueden
reproducir en la impresión en cuatricromía.

El ojo percibe también progresiones tonales. Si se divide la escala


de tonos entre el negro y el blanco en 65 franjas iguales, el ojo
humano puede diferenciar un máximo de aproximadamente 65
niveles de gris. Si el ojo tuviera la misma sensibilidad para cambiar
las tonalidades en cada uno de los 65 niveles, podría pensarse que
el ojo percibe la luz siguiendo una función lineal. Pero, en realidad,
la sensibilidad del ojo se comporta de forma diferente en las
distintas zonas de la escala de grises, siguiendo una función
logarítmica.

A veces la escala de grises se percibe como una progresión


continua del blanco al negro, sin escalones.
El ojo es más sensible a las variaciones de tono en las zonas
iluminadas que en las zonas oscuras, es decir, que cuanto más
luminosas sean las zonas de la escala de color más grados
cromáticos distinguirá en ellas el ojo. De este modo, el ojo no es
capaz de registrar la transición entre ellos. A veces la escala de
grises se percibe como una progresión continua del blanco al
negro, sin escalones. Esto es importante para comprender el
tramado de medios tonos, la técnica utilizada para la impresión de
las escalas de grises.

Los Conos Influyen en la Percepción del Color


La retina tiene dos tipos de células que detectan y responden a la luz —
bastoncillos y conos. Estas células, sensibles a la luz, se conocen como
fotorreceptores. Los bastoncillos se activan en baja iluminación. Los conos se
estimulan en entornos de mayor iluminación. La mayoría de nosotros tenemos
unos 6 millones de conos y 110 millones de bastoncillos.
Los conos contienen fotopigmentos, o moléculas detectoras de color.
Normalmente, los humanos tienen tres tipos de fotopigmentos — rojo, verde y azul.
Cada tipo de cono es sensible a distintas longitudes de onda del espectro de luz
visible.
Durante el día, la luz que se refleja del limón activa tanto los conos rojos como los
verdes. Entonces, los conos envían una señal por el nervio óptico a la corteza
visual del cerebro. El cerebro procesa el número de conos que se activaron y la
fuerza de su señal. Después de procesar los impulsos nerviosos, se percibe un
color — en este caso, amarillo.
En un entorno más oscuro, la luz reflejada por el limón estimularía únicamente los
bastoncillos del ojo. Si sólo se activan los bastoncillos no se ve color, sólo se
perciben tonos de gris.
Las experiencias pasadas que hayamos tenido con los objetos influyen también en
la percepción del color. Este fenómeno se conoce como constancia de color. La
constancia de color asegura que el color percibido de un determinado objeto
permanece aproximadamente igual cuando se ve en distintas condiciones. Por
ejemplo, si se ve un limón bajo una luz roja, probablemente lo seguiremos
percibiendo como amarillo.
Existen 3 tipos de conos, los cuales suelen denominarse L, M y S, que corresponden en inglés a
las iniciales de Long, Medium y Short. Esto no se refiere al tamaño de los conos, sino a la
longitud de onda en la cual poseen máxima sensibilidad. Los conos L, aunque son sensibles a
todas las longitudes de onda en el rango 380-760 nanometros, presentan máxima respuesta
(captan más fotones) cuando son excitados por radiación de 560 nanometros, decreciendo
esta respuesta para longitudes de onda menores o mayores. Dado que si una fuente de
radiación emite a 560 nm. nuestro cerebro (tras el postproceso) la describiría como "roja", a
veces; pero de forma muy inapropiada, a los conos L se les denomina conos "rojos". En este
artículo utilizaremos esta denominación por ser más descriptiva, pero hay que insistir en que
ningún cono puede detectar e identificar por sí solo la luz roja y, lo que es más importante, los
conos L o rojos son sensibles y mucho a radiaciones con longitudes de onda que el cerebro
describiría como "verdes". Por su parte, los conos M poseen máxima sensibilidad a las
longitudes de onda en torno a 530 nm, radiación que el cerebro describe como "verde", por lo
que también se les llama "conos verdes". Finalmente, los conos S tienen respuesta máxima a
420 nm., luz que se nos presenta como azul y de ahí su denominación de "conos azules". Hay
que indicar, para recalcar lo inapropiado de estas denominaciones, que los conos "verdes" son
más sensibles a la radiación de 420 nm que los propios conos "azules", por lo que las luces
"azules" las vemos en realidad mejor con los conos verdes que con los azules.

Los trastornos en la percepción de colores


Existen tres tipos de conos encargados de percibir cada uno de los tres colores
primarios de la luz, y el problema llega cuando uno de estos tres tipos de conos
funciona defectuosamente o falta, es el conocido daltonismo o ceguera al color.

 En el monocromatismo todos los colores se aprecian como tonalidades


de un mismo color.
 Con el dicromatismo solo se dispone de dos tipos de conos, sufriendo
ceguera para el rojo o el verde, siendo menos frecuente la ceguera al
azul.
 Y en el tricomatismo están presentes los tres tipos de conos, pero
alguno de ellos es anómalo, generalmente el rojo o el verde.

¿Y cuántos colores ve el ojo humano con tetracromatismo? Esta extraña


mutación afecta al cromosoma X, y hace que sus portadores presenten en su
retina un cuarto juego de conos que permite percibir un color entre el verde y el
rojo.
Si quieres comprobar de forma rápida si sufres alguno de estos trastornos en la
percepción de los colores realiza este sencillo test o pide cita para un estudio
más completo.

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