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me COLECCION ~ Conjunciones Intervenciones en primera infancia Prevenci6n y asistencia en salud y educacién ® = Capitulo 3 Blo] LA TAREA DE LAS EDUCADORAS NO DOCENTES EN LAS INSTITUCIONES COMUNITARIAS Clarisa Label “Nuestros hijos se merecen vivir mejor...” INTRODUCCION Este trabajo se propone describir y reflexionar acerca de algunos de los Fesultados obtenidos en la tarea de capacitacion de las mujeres que tra- ajan con nifios entre 0 y 5 afios en diversas instituciones de caracter no formal, muchas de ellas de origen comunitario. Sc intenta aqui mostrar slo una parte de las acciones que hace mas de “na década vienen realizando numerosos equipos pertenecientes al Esta- do y ala sociedad civil, de diferentes organismos y provincias, con el ob- Htvo de mejorar la calidad de los servicios. 69 | Escaneado con CamScanner J[zevencoes en primers ifn En primer lugar, se realiza una breve referencia al surgimic M10 V le pansgn de estos cenros, en la Argentina, donde la escasa afer a esta para chicos menores de cuatro aos, sumada al desempleo la preset Ia precarng ci labora, el empobrecimiento de grandes sectores dels poh Ia agmenacién soca, dfcltan el acceso de un importante mime nis a establecimientos educativos. oS Otro dels ejes de andiss se adentra en las diferentes denominacon watzads para designar a as mujeres 2 cargo de los mis pequchon we Ja base del supuesto de que la manera de nombrarlas y nombrarse tiene algunas connotaciones que revelan y orientan la construccién de a pre pia identidad en relaci6n con la tarea que desempenan Se plantean Iuego algunos resultados de la capacitacién. El cambio en «\ posicionamiento personal de las mujeres, de algunas de sus creencisy pricicas, marca el inicio de transformaciones que repercuten en st vis familiar, en el trabajo que realizan con los nifios dentro de las institucio- nes y en el vinculo que establecen con los grupos familiares en el ambito comunitario, Finalmente, y retomando la frase del epigrafe, se expone la importer cia de encontrar respuestas que desde las politicas pitblicas permitan, als Poblaciones “vulneradas”, romper con el intento de reducci6n a la supe ‘NWencia y ofertarles otras opciones a sus hijos. En este sentido, mejor {2 calidad de los servicios para la primera infancia, desde una perspect® ‘ueno establezca una dicotomia entre las acciones educativas y 1s aspee {os socioculturales, se plantea atin hoy como uno de los desaffos cent kes a abordar por las politicas sociales. Procranas POBRES PARA NIKIOS POBRES? Iniciam, 198 el mil mica y polit Diane, En hos gigs? GOR tna situacién sociocconémica Y polit eno, ener fie 30 ahos, el deteriora econdmico socal f Wand alos me 40) COnsolidando el néleo duro de la pobrera FEO, Los date oS 1408 y condenindolos a una exclusion '05 del SIEMPRO indican que “entre 19749 20 Clarisa Label | La tarea de las educadoras no docentes, 1 aiarito mas vice del pais la proporcién de potacin pores matics pop ser prt de mate Sat 5 mae indinentes eres més de doce vees (de 2% casi 25%). Eel taal urbano, la incidencia dea po breza ercis entre las dos skims ersseconimicns casi 30 puntos porcen sales -28.7% en 1995 y 57.7% en In actualidad-, mientras que la indigen- cia lo bizo en 20 puntos porcentuales (7,6% a 27,7%)" (SIEMPRO, Infor ‘me Dende Social, mayo 2003). La globalizacién y la concentracién de la riqueza refuerzan la fragmen: taci6n social, al tiempo que despojan a los ciudadanos de sus derechos bisicos. La crudeza de esta realidad se hace visible en una vida cotidiana que empuja diariamente a las grandes mayoris a una peligrosa inseguri- dad, engendrando altas dosis de violencia y brindando argumentos para Ja desesperanza. En fa actualidad, son numerosos los documentos ¢ informes -en el campo de la salud y de la educacion— que sefialan In necesidad de privi- legiar a la primera infancia en la inversién, formulacién y gestion de po- Iiticas piblicas, reconociendo a nifiez como una etapa en la que se rea lizan cambios y aprendizajes trascendentes y fundamentales para la vida de las personas. Sin embargo, a pesar de la fuerte adhesin en el imbito ‘mundial a tratados internacionales ~entze los cuales la Convenci6n Inter ‘nacional sobre los Derechos del Nifio, aprobada por Naciones Unidas en 1990, cs una referencia paradigmitica-, la promocién del desarrollo in fantil es un desaffo que atin hoy demanda la implementacion de progr as y estrategias de accién que trasciendan la pequeta scala. Muchos de los profesionales y técnicos que trabajan en relacién con esta re ¥ica‘son conscientes de que los programs sociales so represeniin th Contingencia frente a conflictos de caricter estructural, que sin lugar & dudas requieren de intervenciones politicas. sensi ‘En tie ial est divoreiada ae liticas ‘En la medida en gue ta politica so saldad sea solapado y la cin econémicas, es inevitable que of valor de la in es ino logran cbrir sus necesidades nutricionales sj ni Escaneado con CamScanner Jiserencones on primer inane wine agua ge los iit formar parte denn rocso de socntcgip ij la microsocedad civil para obtencr ciertas mejoras &n sus condicionn sepia yen capital soi, lo que no es poco” (Cardatell, G. Ts Rowe feld, M., 2000). Con las limitaciones establecidas por la situacién descripta, hay mje resen stuacin de extrema pobreza que, intentando encontrar una sy de, tabsjan voluntariamente o percibiendo un magro c inestabe ingre «0, con el propésito de sostener Ia vida de sus familias y al mismo tiem, po brindar un servicio esencial a un importante némero de nifios. Mu chos de estos servicios nacieron con la emergencia econémica de 1989 como ollas populares, y se organizaron como comedores comunitarios, Con el tiempo lograron franquear la barrera de Jo asistencial para comen- zara construir una propuesta de cardcter educativo. En América Latina y El Caribe, estas iniciativas empiczan a deserrolla- seen la década del 60 como formas no convencionales de atencién a la primera infancia, En la Argentina es frecuente que adopten formas auto- agestivas y apunten a dar respuesta a la desproteccién de los niftos y sus familias en las éreas de pobreza critica, producto de la progresiva desape- Ticién del Estado de bienestar. Actualmente, un importante mimero ¢stasinstituciones hacen posible el acceso a una oferta que contempla lo ‘ducativo para los nifios mas pobres; oferta que de no cxistir dejaria ae ‘as familias sin opciones debido a la escasez de alternativas oficiales de ¢ ae eae ¢n particular para los menores de cuatro afios ce a ta educacién inicial forma parte de otras resco Tesarven sy itsetcén econdmica, social y cultural a ae ade cho mis cena use el camino histico de privarlos d= = nentales, les va recortando sus posibilidades de rec Preocupacién y el ‘Cones emer; 4 ena caida Fi cu I nudo de la polémica en relacién con las oe si emtes dedicadas al cui 14s pobres res de lossenines idado de los nifios mas p ae cnsehann Fn ei # a infaesractar ign, 9 equpain®: nde la crise enn POPAdOs son objetivos relevantes en UH ban eat econém RET 2105 gue menoe ca) 2 Segmentacién educativa siempre tienen? Clarita Label | La tarea dels edueadoras no docents, I Iniciado ef siglo XX, fa igualdad de oportunidades educatvas nance un derecho cada ver mis dif de aleanzar. Sin embirgo ne kag eee una meta inclaudicable de vastos sectores de la sociedad ctl. Froeatn restriceiones del Estado, proliferan los jardines comunitaos, propucaa estructuradas sobre la base de la imperiosanecesidad de la fare de ontar con tn Smbito seguro para el euidado de sus hijo mis poqueon mientras los adultos trabajan 0 buscan trabajo. Para una gran canted dle mujeres ~que slo acceden a empleos precarios de escasa remuncr cid, generalmente en el sector informal-, el ingreso al mercado labora signado por la expansién del desempleo, lejos de ser una cleccdn seins tala como tinica posibilidad de supervivencia. En este marco, se suman voces y esferzos de quienes no renuncian ala pelea por lograr que el de recho de los nifios a una educacién de calidad sea posible también para las poblaciones histéricamente postergadas. Es necesario considerar que ‘la muliplcidad de factoes que intervie nen nla conformacin del nuevo escenario social ns confromta con la ne~ cesidad de superar la visién sectorial de lo educative, que aparece como cs Cindida de lo social y como su condiciin de posbilidad, hacia una concep- cién que parta de entender In cuestién educativn como un elemento cons titutivo de la cuestion social” (Tedesco, J. C., en Feijo6, 2002). Las propuestas para la primera infancia Actualmente existen en la Argentina distintas modalidades de atencion .co aos. Una amplia mayoria son institu Para los nifios menores de jucaci6n y desa ciones del sector piblico pertenecientes 2 as reas de ed trollo social provinciales 0 municipales. Otras, como scitalamos, surgic- Fon por iniciativa de la comunidad, de las familias y/o de ‘organizaciones de la sociedad civil. Antes de finalizar la dictadura rary bona el mais de la democracia, se organizaron variadas propuestas de ONGS <0 fen ¢l pals, dirigidas a la atencin de Ia primera infanca, fandamentiny i Buenos Aires. A modo 6 la provincia de Buenos Aires yen 8 ciudad df Nene en nl de cjempl Ja Fundacién de jemplo, podemos mencionar la e Or an nitaria de Lomas de Zamora, el Servicio Universit ae oe ¢l Encuentro de Guarderias de José C. Paz, la Coordina Maternales de La Matanza, entre muchas Oras al Escaneado con CamScanner JPnercnones en rine nonca En 1985 se puso en marcha el Programa de Desarrollo Int Buenos Aires (PRODIBA), mediante un convenio entre el pote’ la provincia de Buenos Aires y UNICEF, en el que, entre otnys no nes (destinadas al mejoramiento de las condiciones que ineiiee calidad de vida principalmente de niftos y mujeres residene de pobreza), se desartollaron centros de atencién a ninos enere cinco afos a cargo de madres cuidadoras y docentes. En la decade los 90, se formularon algunos programas nacionales, como el Tren’ ma Materno Infantil y Nuricién (PROMIN), perteneciente al Mee serio de Salud, dtigido a la atencién de la salud, mutticidn y desarriy infantil de los grupos econémica y socialmente més desfavorecidos 1 al Programa de Fortalecimiento de la Sociedad Civil, dependienve da Ministerio de Desarrollo Social, en una primera ctapa se planted im componente de capacitacién a madres y padres cuidadores, que tiem po después dio paso al componente de Promocién del Desarrollo In. fantl. Dependiendo del mismo Ministerio, otros programas ~como ¢ Programa Alimentario Nutricional Infantil (PRANT), cl Programa de Atencidn a Grupos Vulnerables (PAGV) y el Programa de Atencién Menores en Circunstancias Especialmente Dificiles (PROAME)- in corporaron entre otras acciones la transformacién de servicios, la capa citacin y el financiamiento de experiencias de atencién a la primerain fancia con madres cuidadoras. ‘adg iden en jy ES CH eas “Madres cuidadoras”, una denominacién que impone sentidos Una de las caracteristicas de estos servicios cs que estan atendidos por ‘mujeres voluntarias pertenecientes a la comunidad, a las que com#énmen” teseconoce como “madres cuidadoras”. “Son mitjeres de sectores papi "85 con vocacién de cuidar chicos, que no son los propios, y que buscan ea" lizar dicha vocacién ayudando a otras madres que no puciden hacerst 7 & ess ie durante algunas horas del dia” (Oiberman, A. 1996)" an — nace como un modo de resolver un problema oy dinera. La pay establecerse como equivalente a la nee ave recente a én docete no es comparable con la capita a dela trea de asad Oss Patt ejercicio de su ro. La PN, Cuidadoras ~que trabajan en contextos Im Clarita Label | La area de las edueadoras no docentes.. side en la posibilidad de ser portavoces de la comunidad particularmente de las familias de los nifos. El conoci i fo les permite lograr una mayor comprensién y proximi- mete deo — aa pel yeh ‘el acceso y Ia comunicacién dada Jo Pits No hay dda de las ventajas que supone este acercamien con as tion con el desarrollo de los nifios; aun asi, no puede esperar- to ras mujeres desempeficn a fanciin pedagigico- dicta espe- esp ls docentes biscamente porque no han tenido la formacién profesional sufciente requerida para ello Mie ali del incuestionable valor social que ls impuls ala realizacién de neviones coneretas, os interesa analizar aqui la connotacién subys- tc craralizada en el nombre de “madre cuidadora”. Apelando a Bour: tieu, Carina Kaplan se refiere al poder estructurante que tienen las pala- bias en términos de los efectos simbélicos de la enunciacién. “Toda teo- rs, en tanto que programa de percepcién, contribuye précticamente a la yealidad de lo que anuncia por el hecho de anunciarlo. Bajo la apariencia ie describin, prescribe” (Kaplan, C., 1997). La consideracién, por amplios sectores de la poblacién, de que las mu- jeres pueden desempenar “naturalmente” la tarea de cuidar los nifios de una comunidad, es una consteuccién social basada en el ejercicio de esa fincin en forma casi exclusiva durante importantes periodos hist6ricos. La denominacién de “madre cuidadora” remite a una concepcién hege- ménica que identifica la condicién de género con la maternidad (mujer = madre). Al mismo tiempo, tiende a naturalizar el conocimiento nece- sario para realizar tareas de alimentacién y euidado de los nifios como un saber innato, propio de la cualidad femenina. Desde la perspectiva domi- ‘ante, se considera que toda madre cuenta con un instinto materno pro- veedor de un saber-hacer heredado genéticamente, que le posibilita com- Prender lo gute su hijo necesita y resolver espontineamente las cuestio- es vinculadas con la rianza En relacién con este concepto, Ana Maria Fernindez plantea: “Es im- Sh “ante que diferenciemos, dese el inicio, reproduccion de maternidad. Ia Mbroducion ests referida al orden de ln especie; la maternidad entra orden de la cultura, (Esta delimitaciin es bastante relativa, yn que " Specie bumana inscribe todos sus actes, aun los que podriamos pensar sna pobreza~ Fe de pertenet 7s | Escaneado con CamScanner J ncervenciones en primera infancia como mis bioligicos, como bechos culturales.) En este sentidg maternidad mds como una funcién social gue como un fen ral inherente a Ia mujer, adscripto a su sexo biolégico” M., 1988). La idenifcacin de la maternidad como fancion esencal dela mujgs $= pone en juego tanto en la eleccién de quienes asumen la responses ldad de trabajar como madres cuidadoras, como en la leitimidaad sory gue adquieren estas précticas. Legitimidad construida historicay soeay mente a través, entre otros, de los discursos cientifcos, de las polity pablica (sociales y educativas) y de los medios de comunicacién, que se nen una importante participacién en la produccién de sentido comin Podria decirse que la representaci6n social de la maternidad dando sen. tido al feminidad, como el paradigma de “la mujer”, estructura el ima Sinario individual y otorga un sentido de abnegacién y altruismo a ls ricticas de las madres cuidadoras. La escasa 0 nula retribucién econé: mica por la tarea realizada viene a afianzar esta significacién. Elnombre de "madres" Para denominar un rol vinculado con Ia aten- cin de los nifios pequeiios retoma y refuerza la perspectiva antes des ‘ripta. Por su parte, el calificativo de “cuidadora” adjudica a estas muje- Fes una cualidad que viene a consolidar y remarcar uno de los aspectos Ave se suponen centrales en la funcién materna, apuntando a enaltecet ls actividad de cuidar cuando es ejercida por estas mujeres-madres. Otre forma de mirar este concepto nos lleva a pensar que a la dupla madre- Guidadora se opone el par madre-no cuidadora, dando cuenta de que i func de cuidado no esté necesariamente inscripta en la maternidad decir, que el hecho de “Ser madre” no garantiza que toda madre ©

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