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Universidad Católica de Honduras.

Campus Jesús Sacramentado.

Catedrático:
Abogada Hilda Cruz Garcia
Asignatura:
Derecho de la niñez y la adolescencia
Sección:
0901
Alumna:
Steylin Valeria Diaz Diaz.
0318 2004 01239

Fecha
22 de julio del 2023
Bullying

El bullying es un tipo de violencia que ha existido desde mucho tiempo atrás y lamentablemente,
en vez de erradicarse se ha normalizado. Bullying son las diversas formas de maltrato y
persecución a las que a menudo se ven sometidos los niños y adolescentes dentro o alrededor de
un contexto escolar. La palabra bullying es un préstamo del inglés, proveniente de “bully”
(abusador).

El bullying afecta el pleno desarrollo del niño, pues le causa daños en su autoestima, integridad
física y moral, El bullying puede ser llevado a cabo por una o más personas, quienes dedican
esfuerzos sostenidos al acoso, la burla, la intimidación física y la humillación pública de la víctima.

Este acoso puede darse en persona, a través de redes sociales o de muchas otras formas, dentro y
fuera del recinto educativo. Puede consistir en insultos y humillaciones verbales y psicológicas, o
también en agresiones físicas y violencia.

No existe edad para ser victima de bullying, todos estamos propensos a experimentarlo alguna vez
en nuestras vidas, muchos tenemos la suerte de tener personas que nos ayuden, pero hay otros que
en las circunstancias en que se encuentran no pueden ni siquiera pedir ayuda, por eso es importante
que los padres estén pendientes de sus hijos y estar atentos a cualquier comportamiento que indique
que el niño es victima de bullying o incluso que sea un niño que molesta a otro.

Las causas del acoso escolar residen, ante todo, en el abusivo, generalmente víctima a su vez de
padres abusivos, hogares disfuncionales y probablemente una carga de violencia. Sus razones para
el abuso pueden ser de distinto tipo, desde un reclamo inconsciente de afecto, envidia del chico
del que abusa o distintas dinámicas cercanas a la psicopatía que denotan una preocupante ausencia
de empatía.

Además, muchos abusivos pueden presentar distintos grados de enfermedades mentales o de taras
emocionales. Por otro lado, el clima de la institución educativa puede ser más o menos propicio
para el bullying. Instituciones demasiado rígidas, en las que un orden implacable impide la
comunicación entre alumnos y docentes, o por el contrario, instituciones sin ningún tipo de orden
y disciplina, pueden ser favorables para el surgimiento de este tipo de conductas.
El bullying incrementa la violencia y la normaliza, haciendo que los niños al desarrollarse en un
ambiente violento se vuelvan violentos en su vida diaria, Los abusadores reproducen fuera de casa
el dolor y el sufrimiento que padecen en su núcleo familiar. Así, ante la inacción del sistema y la
indefensión de la víctima, se le refuerzan al abusador las conductas violentas y crueles, en lugar
de enseñarle desde temprano a identificar y rechazar las dinámicas sociales patológicas.

Un tercio de los niños sufren acoso escolar, contabiliza un informe de 2019 de la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Según los estudiantes
entrevistados para dicho informe, la apariencia física es la causa más común de intimidación,
seguida por la raza, la nacionalidad y el color de la piel. Asimismo, los jóvenes LGBTI son quienes
corren más riesgo de ser víctimas de violencia e intimidación.

La peor parte de las consecuencias del bullying le toca a la víctima, sometida a una tortura física,
emocional y psicológica que dejará huellas en su psique en formación. La destrucción de la
autoestima, el desarrollo de fobias sociales y la sensación perenne de culpa son apenas algunas de
las consecuencias posibles, cuya identificación y tratamiento requieren a menudo ayuda
terapéutica, incluso una vez llegada la adultez. Esto desarrolla miedo en el niño y le limita sus
capacidades.

Se pueden implementar medidas para evitar que los niños sean víctimas de acoso o que participen
en actos de violencia, y esto enseñándoles valores desde casa, mostrándoles que con violencia no
se soluciona nada y que nadie es superior a otros. Todos somos iguales y todos merecemos crecer
con amor y palabras que ayuden a nuestra autoestima. Asimismo, fomentar la confianza para que
los niños comuniquen y expresen sus sentimientos y emociones sin sentirse juzgados, pues
aprender a expresarnos y no reprimir lo que sentimos, así cuidaremos la salud mental de los niños
o adolescentes.

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