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EL ESTUDIO DEL DERECHO COMPARADO INSTRUMENTO DE LA UNIFICACION JURIDICA INTERNACIONAL * 1. La ecuacién derecho comparado == unificacién juridica, que in pirada en una concepcién universalista del derecho tanto auge alcanzé entre los grandes comparatistas de los primeros decenios de este siglo (Saleilles, Lambert, Levy-Ullmann, Sarfatti y del Vecchio), y tantos y tan buenos dividendos ha rendido a la difusién de Ja disciplina juridico- comparativa, cay6, sobre todo en los affos recientes, del favor de los com- paratistas que han Iegado, incluso, a afirmar* que a ella cabe achacar el recelo y la hostilidad con que tropiezan frecuentemente los estudios de derecho comparado, por verse en los mismos una influencia corruptora © disgregadora de las tradiciones juridicas y de Jas instituciones nacio- nales. * Con sentido practico, predomina actnalmente la opinién de que una cosa es el derecho comparado y otra distinta la tmificacién juridica, a Ja cual aquél sitve sélo de etapa preliminar.* El “derecho comin de la humanidad civilizada”, de Saleilles, el “de- recho comin Jegislativo”, de Lambert y el “derecho mundial del siglo xx”, de Levy-Ullmann, se consideran hoy, por muchos, como utopias * Comunicacién al V Congreso Tnternacional de Derecho Comparado, Bra- selas 4-9, agosto, 1958 [Seccién 1 (General), G., punto 1) del programa del Con ‘greso]. 1 René Davin, Tratado de Derecho Civil Comparado, Madrid, 1953, pp. 137 y 138 y H.C. Gurrermce, El porvenir del Derecho Comparado. “Rev. del Tns- fituto de Derecho Comparado”, Barcelona, N° 1, julio-diciembre, 1953, pp. 12-13. 2 HL C. Gurrerincr, FI Derecho Comparado (traducciin de E. Tardi), Bar- celona, 1954, pp. 47 y 48. 3. F. me Sova CaSuzanes, Iniciacién of Derecho Comparado, Barcelona, 1954, pp. 13. 20 BOLETIN DEL INSTITUTO irrealizables y hasta peligrosas, precisamente en esta era de la energia nuclear, de los proyectiles intercontinentales, de los “satélites artificia- les” y de la exploracidn directa de las regiones siderales; es decir, cuando ja Tierra empieza a ser, efectivamente, mds pequefia y los hombres, los terraqueos, se enfrentan al dilema de entenderse, por encima de todas sus diferencias, raciales, religiosas, politicas o sociales, o desaparecer como especie viviente, pura y simplemente. Encarada asi la cuestién y dejando a un lado el debatido y jamais resuelto tema de la naturaleza (ciencia o método) del derecho compa- rado, es evidente que Ia finalidad unificadora, entre las muchas otras. que se reconocen a las investigaciones y estudios de comparacién juridica, merece volver a un primer plano y ser objeto de nueva y concienzuda meditacin. El derecho comparado —nos dice Mare AncrI-—~ es por esencia universalista. “Por la propia naturaleza de Jas cosas tiende a destacar el derecho comtin de los paises civilizados, de la misma manera cémo. Jos grandes juristas franceses del siglo xvi y del siglo xvii precisaron, antes de la codificacién napolednica, el derecho comin de Francia.” * Y esta vision universalista del derecho comparado es, a nuestro juicio, la que debemos tratar de vigorizar, por ser la mas conforme con la esencia misma de la comparacién juridica y la que mejor puede servirnos para orientar el derecho y, por ende, la vida social, hacia. tna conyivencia pacifica, que atine a los asombrosos progresos de Ja ciencia y de Ja técnica, la realizacién de los mds altos valores humanos. 2. Al hablar de “unificacién”, se est4 haciendo referencia a una técnica o proceso de sustitucién de normas diversas en dos o mas erde- namientos juridicos, por una sola. ® Ahora bien, conviene advertir que por unificacién no debe entenderse Ja abolicion lisa y Hana de las divergencias juridicas fundadas en una real diferenciacién de Jas formas o condiciones de vida de cada pueblo -=que deben ser fielmente respetadas ¢ inspirar siempre los ordenamien- tos juridicos de cada pais—; lo que se pretende es eliminar Jas barreras. que para el trafico juridico supone una diversidad de normas que, tra- 4 Mare Awncet, Orientacién actual de los estudios de derecho comparado, 4° Didlogo de Mesa Redonda, “Jornadas Franco-Latinoamericanas de Derecho Com- parado (Montevideo, 1948).” Biblioteca de Publicaciones Oficiales de la Universi- dad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Montevideo, 1951, pp- Bi y 82 3 Gurrertpce, op. ett, p. 231, DE DERECHO COMPARADO. a tando de dar satisfaccién a una misma necesidad o interés juridico, proceden por vias diferentes, creando la inseguridad y, en muchos casos, Ia injusticia. La relacién entre norma juridica y funcion social, puede justificar a veces la diversidad; pero otras muchas aconseja la unifi- cacién de normas en beneficio de una vida social cada vez mas uniforme. La unificacién juridica no equivale pues, como alguien dijo dono- samente, “a tratar todas las enfermedades con Ja misma medicina”; su propésito es, por el contrario, evitar la aberracién que supone tratar Ja misma enfermedad con todos aquellos medios que el empirismo mas audimentario va poniendo en Jas manos de los hombres, desdefiando, en cambio, el medicamento adectado, la férmula que se revele mas eficaz, tras un escrupuloso estudio de todas las que sobre el particular se estén utilizando. Asi vista la unificacién juridica, caen por el suelo las obje- ciones que contra ella dirigen sus enemigos, en el sentido de que pre- tende ahogar los particularismos nacionales en perjuicio de Ja cultura humana. Con Ja unificacién, que no es igualacién racionalista y anti- humana, sino ponderada y cientifica consideracién de jdentidades y dife- rencias, se aspira a conseguir una ordenacién jurfdica mas justa y un comercio juridico mas expedito. Tis exacto que, como afirma René Davin, ? la unificacion del derecho plantea dos cuestiones: la de su posibilidad y la de su conveniencia. No lo es tanto, sin embargo, su aseveracién de que sélo la primera de ellas cae bajo Ja competencia de los juristas y reclama Ia utilizacién del método comparativo, mientras que la segunda es de cardcter esencial- mente politico sin que sobre ella pueda hacer gran cosa el derecho comparado. Cierto que para esa segunda faceta de la umificacién, pesan mucho razones de oportunidad, consideraciones sociolégicas y politicas y motivaciones econémicas; pero en el descubrimiento de unas y otras, hasta cierto punto encubiertas por la formulacién técnica de Jas normas juridicas, ef método juridico-comparativo puede desempefiar un impor- tantisimo papel. 3. La unificacin juridica no puede intentarse sin el estudio previo y a fondo de los derechos que se quiera unificar,® y tal estudio requiere, necesariamente, el método comparativo. 6 Inerinc, L’evolution du Droit, traduccién de Meulenaere, 9. 290, citado por Davin, op. cit. p. 171. 7 Op. cit, p. 138. & René Davin, of. cit., p. 138. 22 BOLETIN DEL INSTITUTO. Ahora bien, el método comparativo, en las investigaciones juridicas, tiene unas exigencias y debe recorrer unas etapas que han de ser escru- pulosamente respetadas, a riesgo de incurrir en precipitadas deducciones y conclusiones falsas, desgraciadamente tan frecuentes en los trabajos de comparacién juridica. Primeramente, a la vista de los ordenamientos 0 normas de cuya comparacién se trate, hay que sefialar sus aparentes diferencias o seme- janzas; después, avanzando un paso mas, debe investigarse si esas dife. rencias 0 scmejanzas son accidentales o fundamentales, si reflejan Ja naturaleza o la forma, la sustancia o la estructura del ordenamiento o norma; finalmente, han de averiguarse las motivaciones, Jas causas, his- toricas o técnicas, de esas semejanzas o divergencias.® En otras palabras, no solo hay que precisar en qué consisten las diferencias o semejanzas de las normas u ordenamientos estudiados, sino porgue existen.1° No sélo su naturaleza, sino la causa de ellas. 4. El derecho de los distintos paises, es en gran parte, producto «lel medio fisico en que se desarrolla: el clima, las caracteristicas del terri torio, etc., medio que, a su vez, actuando sobre el elemento humano, determina también ciertas caracteristicas especiales de organizacién social y vida en comin, cuya repercusién sobre las normas juridicas es atin mas inmediata y directa. Al lado del factor fisico, y en muchas ocasiones condicionados por i, en la diversificacion de los derechos juegan importante papel factores ideoldgicos, sociales, culturales y econdmicos (raza, religion, régimen politico, condiciones de la produccidn, ete.), que no pueden dejar de tomarse en consideracién cuando se pretende, seriamente, unificar las normas juridicas de distintos pueblos. Otras veces, las diferencias que se encuentran entre los derechos no son de ese caracter, no conciernen al fondo de las normas, a su con- tenido, sino a la particular técnica utilizada para su formulacién o aplicacién; a una diversa manera de alcanzar, por caminos diferentes, Jos mismos resultados. 1 9 Giovanni Fontana, Introduzione al dirilto pubblico comparato, Firenze, 1938, p. 107. 10 Fowtawa, of cit, p. 110. LL Javier Econa, El Derecho comparado y la unificacin de la legislacién civit mexicana, “Rev. de la Escuela Nal, de Jurisprudencia, México, t. var, N* 31, julio-septiembre, 1946, pp. 223-224. DE DERECHO COMPARADO La unificaci6n parece entonces mds factible porque la superacién de esas diferencias accidentales exige menos esfuerzo y encuentra wna via mas facil, al no chocar con tradiciones y sentimientos o con diver- gencias sociales, ideolégicas, politicas 0 econémicas, que constituyen obs- taculos de remocién mas dificit y costosa. De cualquier forma, antes de iniciar la unificacién hay que precisar, con alcances de generalidad, si entre los ordenamientos juridicos que vayan a tomarse en cuenta existen efectivas posibilidades de Mevarla al cabo o si, por cl contrario, nos encontramos ante una absohita irreduc- tibilidad de conjunto que impide 1a unificacién. En este ultimo caso, Ia misién del comparatista consistird, mds modestamente, en investigar la naturaleza de esa incompatibilidad, intentando una paulatina reduccién de divergencias y [a consiguiente aproximacién de sus aparentemente contrapuestos principios;¥ idea a la que parece responder con exactitud la definicién que Levy-Ullmann da del derecho comparado, como “ra- ma de la ciencia juridica que tiene por objeto el acercamiento sistema- tico de las reglas, las instituciones y los sistemas juridicos de los prin- cipales paises civilizados”. 38 5. Pero entre ios ordenamientos juridicos de los distintos paises no sdlo operan factores de diversificacién, el estudio comparativo de aquéllos nos descubre también numerosos elementos que actdan en favor de st asimilacién, de su fusién o acercamiento. A pesar de que tade derecho, como forma de vida social, debe reflejar determinadas carac- teristicas de espacio y tiempo, en el campo del derecho acttian también, como hacia notar W. litpermAnn,™ las leyes naturales de necesidad y seleecién, con lentos, pero constantes efectos unificadores, Todos. les pueblos —dice— pueden darse las leyes que quieran; pero forzadas a vivir en relacién con los demas se encuentran sometidos a la necesidad de conformar su vida, en la medida de lo posible, con a de los pueblos que les rodean, La ley de seleccién que opera insensible ¢ inexorable. mente, pone de manifiesto la superioridad o inferioridad de los principios legislativos y facilita la tarea de determinar el abandono de costumbres o leyes locales para ponerlas en armonia con las de otros pueblos mas adelantados, 12 Davin, of. cit., p. 159, . . 13. Droit civil comparé (D.E.S. Droit privé), 1936-1937, “Les Cours de Droit”, Paris, 1937, p. 4. 14 De Vunification des lois (extrait du “Bulletin de ‘la Société de ‘Legislation Comparée", Paris, 1910, pp. 9 y ss. 24 BOLETIN DEL INSTITUTO. . “Cuanto mds avanza la civilizacién, mas desaparecen las particula- ridades, y el standard de vida se iguala.” La extraordinasia rapidez actual de.las comunicaciones, merced a los adelantos de la técnica y de la ciencia, es un factor de incalculable valor para esa uniformidad y da lugar a una paulatina homogeinisacién de las condiciones de vida de los wiferentes pueblos que no puede dejar de reflejarse en sus eyes y en sus habitos de convivencia social. 6. Hay, pues, pocas dudas acerca de la casi insustituible utilidad del método comparativo para la revelacién y estimacién de las posibi- fidades de unificacién que se ofrezcan entre diversos derechos. Prac- ticamente, la comparacién, en el campo de las ciencias sociales, a las cuales pertenece el derecho, sustituye, con todas las reservas e insufi- ciencias que de su diversa naturaleza se derivan, a la experimentacién que se utiliza en el estudio de las ciencias fisicas y naturales, A través de la comparacién, el campo de la experiencia jurfdica se amplia, # se obtienen perspectivas nuevas y se descubren relaciones hasta entonces encubiertas bajo las distintas formas particulares de ordenacién de Ja vida social, En cuanto a la segunda cuestién que la unificacién juridica plantea, fa de su conveniencia, los comparatistas no se muestran ya tan unani- memente convencidos de la utilidad del método comparativo para su investigacién. Segiin René Davin, ™ esta segunda cuestién no es de la competencia de los juristas, es una cuestién de sentimiento y de instinto; y Gurte- RIDGE, por su parte, '® sostiene que “la conveniencia de suprimir dife- rencias juridicas concretas por medio de la unificacion y cuales sean los mejores métodos para conseguir dicho propésito no son materias que incumben al comparatista ...”. Esta opinién de los dos grandes maestros refleja, a nuestro juicio, ef exagerado temor de ambos —arriba sefialado— hacia Ja confusién entre derecho comparado y unificacién, Ni uno ni otro niegan, antes al contrario, destacan, la funcién importantisima de! derecho comparado como elemento o factor de la politica legislativa y, al hacer las aseve- 15 Adolf F. Scnxrrzex, De la diversité et de unification du Droit, Bike, 1946, p. 18, 16 Tullio Ascanex1, Funcién del Derecho Comparado, “Rev. del Instituto de Derecho Comparado”, Barcelona, N* 1, julio~diciembre, 1953, pp. 26-27. 17 Op. cit, pp. 138 y 171. 48 El porvenir del Derecho Comparado, cit. supra, p. 13. DE DERECHO COMPARADO. 25 raciones anteriores, olvidan que la unificacién juridica no es, en el fondo, mas que una manifestacién, la mas trascendente quiza, de una politica juridica encaminada a alinear un derecho en un orden de ideas, prin- cipios o soluciones, coincidentes con los de otros pueblos. No cabe, por tanto, negar que también para Ja determinacién de la conveniencia de la unificacién, los comparatistas tienen mucho que decir, aunque, cierta- mente, no fundados en meros sentimientos o instintos, ni en posiciones 0 criterios aprioristicos, favorables 0 contrarios a Ja unificacién, sino, como verdaderos cientificos del derecho, basando sus opiniones en el estudio serio, a fondo y completo de las motivaciones sociolégicas, eco- némicas o técnicas que hagan recomendable la armonfa juridica entre varios ordenamientos; ya en su conjunto, 0 slo en alguna o algunas de sus normas o instituciones. 7. Afirmamos, por consiguiente, la competencia del comparatista, tanto para establecer la conveniencia de la unificacién, como para deter- minar sus posibilidades. Fn el primer aspecto, fuertemente asentado en los cimientos sociales y econdmicos de la normatividad juridica. En el segundo, desprendiéndose un poco de esas premisas sociolégicas y afir- mandose mas en las formas especiales de la técnica del derecho; pero siempre, en ambos momentos, haciendo obra de jurista y sirviéndose del método comparativo. Si quisiéramos precisar algo la idea, podriamos decir que la actividad encaminada a establecer las posibilidades de Ja unificacién, se conecta mas directamente con la fase que Gutteridge llama “preliminar”, en Ia actividad unificadora, mientras que la dirigida a decidir sobre su conve- niencia, corresponde a la tercera fase, la de “accién”, que tiende a Ja aprobacién y ejecucién de los proyectos elaborados en Ja segunda fase, la de estructuracién o “redaccién” de las formulas unificadoras. 1 Y esa actividad del comparatista vale no sélo en funcién de Ia finalidad unificadora, sino que, en muchisimos casos, la critica ejercida con médulos juridico-comparativos, es la que puede Ilevar al legislador a rechazar una wnificacién que repugna a la sistemitica 0 a la dogmatica de su propio derecho, o a los sentimientos juridicos de su pueblo, repu- diando, por ejemplo, la recepcién de normas o instituciones extranjeras, que no correspondan, cientificamente consideradas, a la necesidad social que la norma juridica buscada debe satisfacer en el momento en que la recepcién se intenta. 19 Vid. Gurrertwer, El Derecho Comparado, cit. pp. 258 y ss. 26 BOLETIN DEL INSTITUTO Desdefiar la misién del comparatista en la determinacién de la con- veniencia 0 inconveniencia de la unificacién, es desconocer también Ja finalidad critico-juridica del derecho comparado, que, dicho sea de paso, no se atreven a negar ni sus mas acérrimos adversarios. 8. Aunque tedricamente nada se opone a que la unificacién se opere en todos los ambitos del derecho positivo y, lo que es mas, las leyes de la necesidad y seleccién de que hablara FrtperMan acttan a todo lo anicho y Io largo de la normatividad juridica, lo cierto es que la unificacién ha progresado mds rapidamente en unos campos juridicos que en otros. La unificacién, dice Ascaretut,*° ha alcanzado éxitos significativos es pecialmente en aquellas disciplinas juridicas que por su origen mas reciente 0 por estar mas ligadas a los negocios internacionales, se prestan mejor a ella; Zwercrrt”! al referirse a las materias mas aptas para la unificacién, sefiala Ia necesidad de no fijarse metas utdpicas, sino elegir, unicamente, “zonas juridicas que por su naturaleza sean de indoie internacional” ... “‘materias juridicas de funcién cosmopolita o tendencia al universalismo”; y en términos similares se expresan la mayoria de los autores que se han ocupado de la cuestién. 7 Puede decirse, en sintesis, que la unificacién, como actividad cons- cientemente dirigida a la supresién de la diversidad de normas juridicas entre los distintos paises, con finalidades prdcticas y concretas, encuentra un ambiente mds favorable y un camino mas facil dentro del derecho privado que en cl derecho publico y, dentro del primero, en aquellas relaciones exclusiva o preponderantemente econémicas, es decir, de una naturaleza taf que no afectan gran cosa a la comunidad nacional, en contraposicién con aquellas otras de caracter ético y social (filiacién, paternidad, relaciones conyugales, sucesiones, etc.), ¢ incluso de Jas rela- 20 Premesse allo studi del Diritto Comparato, en “Studi di diritto comparate ¢ in tema di interpretazione”, Milan, 1952, p. 5. 21 Konrad Zwercrrt, Rechtwergleichung als universale Inierpretationsime- thede, “Rabels Zeitschriit”, afio 15, 1949, fasciculo 1, p. 12. 22 Vid., entre muchos otros, Gurtersna, El Derecho Comparado, cit. supra, rp. 239 y ss.; Adolf F, Scurssrzer, of. cit., pp. 43 y ss.; Ernesto Conprino Auvarez, Las perspectivas y los limites de ta unificaciin del Derecho privado, “Boletin de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales”, Universidad Nacional de Cérdoha, Ar- gentina, aiio xv, mims. 1-2, enero-junio, 1951, pp. 15 y ss, y Le droit comparé en fonction de Punification du droit, ibid., afio xv, nims. 3-4, julio-diciembre, 1951, pp. 651-661; Fontana, op. cil., pp. 131 y 35.3 Joseph Hamer, Perspectives et limi- tes de unification du droit privé, en “Actes du Congrés International de Droit Pri- vé", Editions “Unidroit’, L’unification du Droit Privé, Roma, 1951. DE DERECHO COMPARADO 27 ciones econémicas de gran valor para la comunidad nacional (propiedad inmobiliaria), sobre las cuales la tarea unificadora es mucho mds ardua. > Sin embargo, una afirmacién absoluta y de cardcter general al res- pecto no puede hacerse; los paises escandinavos, por ejemplo, han logrado grandes éxitos en la unificacién de sus normas relativas a relaciones familiares. Y en cuanto al derecho piblico, debe tenerse muy presente que los motivos que militan en contra de su uniformizacién, son, mas que su relevancia particularista y nacional, su mutabilidad, la facilidad con que refleja aquellos factores meta-juridicos (las “premisas” de que nos habla Ascarelli), tan intimamente ligados al fenémeno juridico, sin em- bargo, que determinan su naturaleza: la economia, la sociologia, la moral, la politica; factores que, por otra parte, hacen que el derecho piblico sea mas sensible a los cambios sociales y, por ende, que ofrezca menos resistencia a la imitacién de normas extranjeras. En resumen, el derecho privado, mas conservador, mas estable, ofrece a Ja unificacién posibilidades técnicas mas duraderas; el derecho piblico, mas mudable, sufre mds directamente el influjo de los factores sociales, y los de efecto unificador pueden traducirse en ordenamientos juridicos de sorprendente, aun cuando a menudo efimera, uniformidad. 9. De todo lo dicho puede concluirse que Ja determinacién de las materias susceptibles de unificacién en el plano internacional es una tarea sumamente compleja que exige la utilizacién de todos los conocimientos de que sea capaz de proveerse el jurista y, en primer lugar, del manejo audaz, generoso y amplio, del método comparativo. Queremos decir con esto, que quienes se enfrentan a la tarea de determinar las materias juridicas aptas para ser internacionalmente uni- ficadas, han de estudiar las diversas normas juridicas que se presentan a su estudio, a la Iuz de los criterios metodolégicos mds varios; pero, sobre todo, someter los datos de que dispongan al catalizador de Ja com- paracién en toda su amplitud: comparacién técnico-juridica; comparacién historico-juridica y comparacién socioligico-juridica, La primera nos mos- trarA las relaciones de indole estrictamente juridica, que han conducido a ciertas materias a una regulacién uniforme o semejante; Ia segunda nos revelard las motivaciones histéricas del fenémeno o el proceso evo- lutivo que ha desembocado en una diversidad 0 semejanza de normas de derecho; y ia ultima, pondra en evidencia la actuacién de los factores 23 Vid. Fontana, of. cil, pp. 132-33. 24 Fontana, ibid., p. 157. 28 BOLETIN DEL INSTITUTO sociolégicos sobre el derecho vivo, al que unas veces conducen hacia ja unidad y otras hacia la diversificacién. Sélo el método juridico-comparativo, con el ensanchamiento que su- pone de la experiencia juridica en el espacio, proporciona al jurista los elementos imprescindibles para esa labor. El jurista encerrado en los estre- chos limites de su ordenamiento nacional, falto de perspectiva y de contraste, seria incapaz de formar ese catilogo de materias unificables, que, por sf mismo, reclama una experiencia y un Angulo visual que rebase las fronteras de los Estados. 10. Cifiéndonos al ambito del derecho privado, en donde Jos resul- tados son mas definitivos y la unificacién juridica tiene ya una amplia experiencia, creemos que el comparatista dispone de una serie de pautas que deben conducirle, con la relativa seguridad que cabe obtener en las ciencias sociales, a fijar, al menos en principio, ciertas zonas juridicas en donde la unificacién discurre mas facilmente; por ello y sin animo de agotar —pretensién inttil— las posibilidades que la comparacién juridica ofrece a los juristas para la determinacién de las materias susceptibles de unificacién, queremos dejar aqui anotadas algunas reflexiones que nos parecen ttiles sobre el particular. a) Dada Ia estrecha relacién (unidad cabe decir) de los campos del derecho publico y del derecho privado y la evidencia, histéricamente comprobada, de que la unificacién del derecho privado se ha producido, por lo general, aunque no necesariamente, tras la unificacién politica interna, alli donde se observe una identidad 0 acercamiento de las normas juridicas de derecho publico, puede hallarse una via para Ja unificacién de las normas juridico-privadas. La integracién, pues, de grandes comunidades internacionales, de cardcter regional: Liga Arabe; “Benelux”; Organizacién de Estados Centroamericanos; Organizacién de los Estados Americanos; Comunidad Europea del Carbén y el Acero; Comunidad de paises soviéticos 0 de Democracia popular, permite vislumbrar zonas de coincidencia en los principios de organizacién politica de diversos pueblos, que, a su vez, debe traer consigo la homogeinizacién, el acercamiento y hasta Ia unifi- cacién, de muchas normas de los ordenamientos juridico-privados de esos paises. b) La sistematizacién de los diversos derechos, esto es, la reduccién de la multiplicidad de ordenamientos juridicos a categorias homogéneas mediante la extraccién de sus caracteristicas comunes, constituye, sin DE DERECHO COMPARADO 29 duda, un primero y fundamental objetivo del derecho comparado, en su tendencia a la unificacién juridica, y el mejor medio de iniciar el acota- miiento de zonas juridicas unificables. La existencia de grandes sistemas juridicos y su delimitacién mer- ced al empleo del método comparativo, sefiala esos Ambitos en donde la unificacién juridica puede actuarse con mayor libertad. La simila- ridad de conceptos, instituciones y soluciones juridicas, determinada por Ja comunidad de origen, ideologia y técnica de los distintos ordena- mientos, facilita y orienta el camino de la umificacién. Moviéndose den- tro de cada uno de esos sistemas, los juristas pueden hacer amplio y provechoso uso del método comparativo, por observarse en el interior de cada uno de ellos, con el maximo rigor, una de esas reglas que Levy-Ullmann Ilamé “reglas de oro” del derecho comparado: “no com- parar mas que las cosas comparables”. ) Hay un orden de relaciones juridicas, precisamente as que van tejiendo la trama del comercio internacional, que, por su indole, son las que presionan cada dia con mas fuerza hacia Ja consecucién de un derecho uniforme sobre determinadas materias. Lo que esta en ef fondo y anima este movimiento de unificacién, no es, en definitiva, m&s que una exigencia de seguridad juridica. La intensidad o extensién del trafico de nuestro tiempo paga una prima de sacrificio demasiado elevada a la diversidad legislativa, que tanto obscurece la regulacién juridica de cada negocio, insuficientemente ser- vida por Ja teoria del conflicto de leyes. La tendencia a Ja unificacién juridica aplicada a los asuntos de comercio, cuenta, pues, con un motivo de utilidad practica que pucde yencer (los ha vencido ya en muchos casos), los prejuicios de caracter politico (orgulio nacional) y de cardcter profesional (sentido conser- vador de los juristas), que tanto se oponen a toda tentativa encaminada a sustituir el tradicional derecho internacional privado, por un derecho. material uniforme. > d) En la estrecha relacién que existe entre la particular necesidad econémica y social de un pueblo, en determinada época y lugar, y la forma en Ia cual dicha necesidad es satisfecha juridicamente, encontra- mos también wma guia sumamente valiosa para orientar las tareas de unificacion. 25 Felipe SAxcuwez-RomAy, notas de cétedra (inéditas), México, 1951-52. 30 BOLETIN DEL INSTITUTO Las diferencias que se descubran entre reglas o instituciones juri- dicas que tienden a satisfacer una misma necesidad social o econdmica, en los distintos ordenamientos, seran, muy probablemente, de mera téc~ nica juridica y podran ser reducidas a férmulas unificadas, mas fAcil- mente que aquéllas otras que revelen una distinta relacién entre funcién social y estructura juridica. De aqui el desarrollo uniforme que se observa en Ja regulacién de todas aquellas materias que, surgidas al calor de los nuevos inventos © del progreso de la técnica, tienden a satisfacer necesidades nuevas también, uniformemente surgidas en los diferentes paises: derecho aéreo; transportes, radiodifusion, etc. Sin embargo, como advierte FonTana, “estructura juridica” y “fun- cién social” se encuentran en una relacién que varfa continua y profun- damente de tiempo en tiempo y de pueblo a pueblo;** por eso el com- paratista, antes de afirmar una absoluta equivalencia de ¢sa relacién en dos o mas ordenamientos, tiene que Mevar a cabo una dificil Iabor, para la que necesita el auxilio de la sociologia, 1a economia, la politica y, en general, todas aquellas disciplinas sociales que, a tales efectos, pueden considerarse como auxiliares del derecho comparado. 11, Dirigidas estas consideraciones a un Congreso internacional de derecho comparado, a una reunién de juristas de todos los paises, inte- resados en problemas de derecho extranjero, una referencia al estado de la cuestidn en el derecho mexicano nos parece necesaria. Impera en México, en materia civil, penal y procesal, una diversidad legislativa que es consecuencia de su estructura como Estado federal. Al independizarse de Espafia, México adopté el sistema federal to- mando como modelo la Constitucién de los Estados Unidos de América, que tanta influencia ejercié en Ia estructura constitucional de todos Jos jévenes paises iberoamericanos, conforme iban desatando los lazos que les unian a la metrépoli. Pero, asi como el federalismo norteamericano fue un fendémeno natural, de integracién de entidades soberanas o auté- nomas en una unidad politica superior, en México, y en los demas paises iberoamericanos en donde el federalismo fue copiado (Argentina, Brasil, Venezuela), significé, exactamente, todo lo contrario; Ja des- integracin de una efectiva unidad anterior, no sélo politica, sino religiosa, lingiiistica, econdmica, juridica y social, 2? 26 Op. cit, p. 109. 27 Vid. José Luis Sigueios, Los conflictos de leyes en el sistema constitu- cional mesicono, Chihuahua, 1957, pp. 14 y ss. DE DERECHO COMPARADO 3 Ni histérica, ni cultural, ni socialmente, 1a diversidad legislativa actual de México se asienta en bases sélidas, y Ja dificultad de Jas comu- nicaciones, que, con el consiguiente aislamiento de las distintas regiones del pais, podria constituir una forzada explicacién para ese federalismo descentralizante a la fecha de la promulgacién de su primera Constitucién politica (1824), ha dejado de ser realidad hace ya muchos aifos. En Ia actualidad, escasas horas separan entre si, en el tiempo, los puntos mas alejados del pais, y todo su territorio se halla cubierto por una eficacisima y tupida red de comunicaciones de toda especie (carre- teras, caminos, ferrocarriles, telégrafos, estaciones radiodifusoras, etc.), que hace latir al unisono, e instantaneamente, el espiritu de la nacién. 12. Aunque la unidad politica —nos dice Hamet— no siempre es antecedente de la unidad juridica, “es necesario sefialar también que en los paises politicamente unificados que todavia no han efectuado la unificacién de su derecho privado, comprobamos una corriente incon- trastable hacia la unificacién, que es postulada por Ja necesidad de apor- tar a la unidad politica un complemento indispensable”. °* Tal es el caso de México, euya unidad politica, cimentada en una incuestionable unidad de factores sociales y econémicos, no se favorece nada con una diversidad legislativa, que, analizada a fondo, no encuentra sustentacién mas que en el ya superado concepto de una Soberania de tipo clasico. El desenvolvimiento y la evelucién histérica dei derecho mexicano revelan la mas completa identidad fundamental. Aparte de las poco conocidas y peor estudiadas formas juridicas anteriores a la dominacién espafiola, cuya aportacion al sistema juri- dico nacional es dificil de determinar,“® el derecho mexicano se edifica sobre los cimientas del derecho espafiol colonial, adaptado a las exi- gencias del medio geogréfico y humano de! pais y todavia después de constimada la independencia, las leyes espafiolas, el derecho espatiol, siguen rigiendo en todo el territorio nacional por mas de cincuenta afios. Hasta 1869, México “vivid dentro de un régimen de unidad juridica, pese al federalismo constitucional” ® y cuando en 1870 se promulga el 28 Hamet, of. cit, p. 66. 29 Vid,, en este sentids, Miguel S. Macsno, Apuntes para la historia del Pe- recho penal mexicano, Fditorial “Cultura”, México, 1951, pp. 12, 13 y 14, 30 Ravi Caxnancd y Truyitio, Ef problema de la wnificacién legislativa mexicana en materia penal, en “Memoria del Congreso Cientifico Mexicano”, xiv. Ciencias Sociales, México, memunr, p, 508, 2 BOLETIN DEL INSTITUTO: primer Cédigo civil, para el Distrito Federal y Territorio de la Baja California, el modelo es el Codigo civil francés, con elementos de al- gunos cédigos posteriores a él, como el portugués, el de Cerdefia, et austriaco, el holandés y cl Proyecto de Cédigo civil espafiol comentado por don Florencio Garcia Goyena en 1851, Pero tanto ese Cédigo de 1870, como el que le siguié, en 1884 (en reatidad un simple arreglo del primero, salvo en Io referente a sucesiones), fueron adoptados o copiados, lisa y Ianamente, en forma de Cédigos propios, por casi todos los Estados de la Federacién, y el Cédigo civil en vigor para el Distrito y Territorios Federales de 1928 (que empezé a regir en 1932), aunque no ha sido expresamente adop- tado mds que por los Estados de Baja California, Guerrero y Nayarit, ha sido copiado, a menudo literalmente, por la mayoria de los Estados que, con posterioridad a él, dictaron cédigos propios. Y algo similar acontece en materia penal y procesal. No puede hablarse, pues, en puridad, de una diversidad legislativa fundada en el distinto origen o desarrollo histérico de los derechos par- ticulares de los Estados de la Federacién. Una ha sido su base y una e igual su evolucién posterior. Lo que existe en México es una diversidad legislativa exclusiva- mente formal, mantenida por un mnalentendido prurito de soberania localista, que, en cambio, acepta de buen grado una legislacién mer- cantil y laboral de cardcter unico para toda la Reptblica, sin considerar por ello lesionado el principio federalista. La cuestién se plantea, entonces, en los siguientes términos: ; El mantenimiento de esa diversidad formel, en aras de una soberania politica que incluso en el 4mbito internacional est4 ya superada, tiene mayor valor que la complementacién y el reforzamiento de la unidad politica del pais, mediante el reconocimiento pleno de Ja real unidad juridica que en él impera? La observacién del problema en los demas paises iberoamericanos, que al igual que el nuestro copiaron la férmula federal norteamericana —Argentina, Brasil y Venezucla—, nos demuestra que México es cl nico que ha Ilevado ese federalismo hasta sus tltimas consecuencias. De los otros tres, Brasil y Venezuela tienen cédigos civiles, penales y procesales, tinicos y Argentina, que mantiene diversificadas sus leyes procesales, tiene unificado su derecho sustantivo, civil y penal. México, en cambio, poseedor de un sentido nacional de extraordinaria finura y de unas condiciones politicas, sociales, culturales y econdmicas de DE DERECHO COMPARADO 33 evidente uniformidad, conserva diferenciados los ordenamientos juridicos de todas sus entidades federativas (treinta en total), con sendos cddigos civiles, penales y procesales, que aparte de ser semilleros de complejos conilictos legislativos y jurisdiccionales, contribuyen a impedir el pro- greso de la ciencia juridica mexicana y a dificultar el saneamiento del medio judicial de la Repiblica. 13. Consciente de sus finalidades, el Instituto de Derecho com- parado de la Universidad Nacional Autonoma de México viene traba~ jando, desde hace tiempo, en la formulacién de unos “panoramas” de la legislacién’ civil y del derecho procesal mexicano, con los que pretende establecer, objetivamente, la situacién real del derecho nacional en esos campos; determinar la cantidad, calidad y fuerza de las diferencias que presentan los distintos cuerpos legislativos que rigen en la Reptblica y poner de relieve, en forma indiscutible, la unidad fundamental de Ja misma, para, en su dia, creado el ambiente propicio y la conciencia de su impostergable necesidad, pedir a los juristas, poderes piblicos e instituciones especializadas de todo el pais, el estudio del problema y Ja biisqueda de los medios mds adecuados para lograr, dentro del maximo respeto a los principios constitucionales y a los més sanos sentimientos localistas, la unificacién legislativa mexicana; en favor de la comunidad nacional, que es o! interés de todos, y sin menoscabo alguno para la Soberania de los Estados miembros de la Federacion. En este mismo sentido hemos presentado ya, en otras oportunidades, nuestro punto de vista*! y a él nos remitimos en esta ocasién, Basta aqui con apuntar la existencia de esa artificial diversidad juridica que impera en México, en conexién, incluso, con la cuestién general de la unificacién juridica internacional, para la cual esa plu- ralidad de ordenamientos juridicos internos es freno y obstaculo euya remocién se hace indispensable, como paso preliminar hacia empresas unificadoras de mayores alientos. Javier Exous Dei Instituto de Derecho Comparado de México. 31 Javier Exola, of. cit. supra, nota 11; y Conveniencia de la Unificacién le- gislativa mexicana om ef dmbito de los derechos privado, penal y procesal, “Memoria del Congreso Cientifieo Mexicano”, xiv, Ciencias Sociales, México, sexu, pp. 516 y 517.

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