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Control de lectura:

Blanca Rebeca Ramírez V., “Aspectos fundamentales para la comprensión de las políticas
regionales, 1976-1982”, Diseño y Sociedad, núm. 4, 1993, UAMX, pp. 18-25.
Héctor Ferreira, “Continuidad y cambio de la política regional en México”, en Javier
Delgadillo Macías (coordinador), Planeación territorial, políticas públicas y desarrollo
regional en México, UNAM-CRIM, pp. 35-78, 2004.
Víctor Manuel Peña Melo
El primer texto se enfoca en una evaluación crítica de las políticas regionales en México
durante el período comprendido entre 1940 y 1990. Su principal objetivo es explorar la
contradicción que surge al intentar abordar las desigualdades regionales, consecuencia del
desarrollo del modelo capitalista en México, mientras se observa una tendencia a la
concentración y homogeneización del territorio. En este contexto, se evidencia un cambio
en el modelo de desarrollo económico, pasando de la sustitución de importaciones a un
enfoque denominado "desarrollo compartido," que buscaba atender las disparidades
regionales. El enfoque de desarrollo compartido introdujo políticas de desconcentración y
descentralización como estrategias para contrarrestar la concentración territorial. Sin
embargo, se destaca que estas políticas generaron diversas implicaciones tanto en el ámbito
territorial como en el social. Además, el texto resalta la importancia de la transformación
interna de los procesos productivos y el incremento del poder adquisitivo del mercado
interno como elementos fundamentales en este nuevo modelo de desarrollo. El texto
también hace referencia a la expansión de actividades industriales y urbanas fuera del
Distrito Federal, la promoción de la agricultura en el sector social, y el papel significativo
de la transformación de ejidos colectivos en actores con características capitalistas.
Además, se menciona que se sentaron las bases para la institucionalización de la
planificación territorial a través de la Ley General de Asentamientos Humanos de 1976.

En el período de los gobiernos de López Portillo (1976-1982) y De la Madrid (1982-1988),


la economía mexicana se enfrentó a una crisis económica importante que tuvo un alcance
mundial. México afrontó esta crisis de diversas formas a lo largo de sus diferentes fases. En
un primer momento, el aumento de los precios internacionales del petróleo y los problemas
heredados del gobierno previo llevaron a un cambio significativo en la estrategia de
desarrollo nacional, conocida como "Alianza para la Producción". La participación de
México en el mercado internacional como exportador de petróleo ayudó al país a superar la
recesión económica y experimentar un período de crecimiento económico a finales de la
década de 1970, debido a los ingresos generados por el aumento en el precio del petróleo.
Esto condujo a la implementación de políticas de administración de la abundancia. México
también obtuvo préstamos de instituciones internacionales, ya que se reconoció la
necesidad de abrirse al mercado internacional como parte de la estrategia de reactivación
económica.En este contexto, se promovió la creación de parques industriales en diversas
regiones del país, en particular en las áreas del interior, con el objetivo de reducir la
concentración de actividades económicas en la Ciudad de México. También se impulsó el
desarrollo de la industria maquiladora en el norte del país y se brindó apoyo estatal a
estados como Tabasco, Campeche y Chiapas, donde se descubrieron nuevos yacimientos de
petróleo. A pesar de las transformaciones en estas regiones, persistieron desafíos
económicos y sociales significativos y no se logró un desarrollo equitativo.

La política nacional también buscó revitalizar la producción agrícola a través del Sistema
de Asignación de Mercados (SAM), que promovía la transición de minifundistas hacia
métodos de producción más eficientes. Sin embargo, esta iniciativa encontró resistencia y
no alcanzó los niveles de desarrollo deseados. En general, este período estuvo marcado por
un ambiente de austeridad, con alta inflación, salarios reales en declive y recortes en el
gasto público. México se vio obligado a buscar diversas formas de obtener divisas
extranjeras para hacer frente a los compromisos de pago internacionales y afrontar su crisis
económica. Sin embargo, las políticas implementadas no lograron abordar adecuadamente
la distribución desigual de la riqueza en el país y mantuvieron una concentración
económica en el centro del país, particularmente en la Ciudad de México.

El contexto histórico de la segunda lectura se sitúa en la década de 1970, donde se destacan


los cambios internacionales relacionados con la globalización como elementos
significativos que influyeron tanto en las regiones como en las políticas regionales. El autor
aboga por la importancia de comprender cómo estos cambios afectaron a las políticas
regionales en México, cuestionando si representan una ruptura con las políticas anteriores o
simplemente ajustes marginales. La evolución de la planificación regional es un tema
recurrente, donde se subraya que los planificadores tuvieron que adaptarse a nuevas
realidades a lo largo del tiempo, incorporando la evaluación de experiencias pasadas y
adoptando nuevos enfoques. Además, se resalta la necesidad de identificar las
características esenciales de la política regional en el pasado y considerar cómo deben
continuar en el siglo XXI.

La influencia de la globalización en el desarrollo de las regiones y en la formulación de


políticas regionales es un punto clave. Se argumenta que la globalización ha impactado en
los problemas y oportunidades de desarrollo, así como en las condiciones institucionales en
las que se diseñan las políticas regionales. El Plan Puebla-Panamá (PPP) es mencionado
como una iniciativa de desarrollo regional en México y Centroamérica, con un énfasis en la
coordinación entre gobiernos. Aunque ha tenido éxitos notables, enfrenta oposición debido
a la falta de comprensión sobre sus objetivos y acciones. Se está trabajando en un proceso
de planificación participativa para abordar esta oposición y fortalecer la coordinación
regional.

En cuanto a la planificación regional en México, se menciona que ha habido avances en la


regionalización del presupuesto federal, con un enfoque en la asignación de recursos para
infraestructura en el sur-sureste. Sin embargo, existe un riesgo de regresión en la política
regional debido a la falta de claridad institucional y la secuencialización de la Oficina de la
Presidencia de la República para el Desarrollo Regional (OPEDR).Finalmente, se sugiere
una agenda para la institucionalización de la planificación regional en México, que incluye
la creación de un órgano intersectorial, un consejo ciudadano y una ley de orientación del
desarrollo regional. La consolidación de procesos, instrumentos y mecanismos de
planificación y gestión del desarrollo sostenible en las regiones se considera esencial para
el futuro. En resumen, el texto aborda la evolución de la planificación regional en México
en el contexto de la globalización y el Plan Puebla-Panamá, destacando la importancia de
adaptarse a las nuevas realidades y fortalecer la coordinación regional en la política
regional.

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