You are on page 1of 3

1

NUESTRA ESPIRITUALIDAD: EL ORDEN

I. INTRODUCCIÓN
Lo que vamos a decir es parte de nuestra espiritualidad KEKAKO: el ORDEN en general,
espiritual, material, económico, familiar, etc. Es algo nuestro como KJB.
En los lugares donde vamos como Koinonia la gente se da cuenta inmediatamente de
esta característica que llevamos adentro como comunidad.

O vivo como pienso o pienso como vivo.


Si por ejemplo yo pienso como un hijo de Dios yo viviré como un hijo de Dios (no será de
inmediato, será necesario tiempo, pero buscaré adaptar toda mi vida a lo que pienso, que
soy un hijo de Dios).
Si yo vivo de una forma desordenada yo seré desordenado en todo, si vivo de una forma
ordenada seré ordenado en todo (casa, finanzas, cuerpo, relaciones, etc.).
Si seré puntual en mis propias responsabilidades lo seré también en mis compromisos
con los demás.

II. CUERPO DEL TEMA


Nuestro Dios es un Dios de orden y no de desorden, dice Pablo a los Corintios.
Cuando contemplas la creación, ¿qué es lo que ve? Armonía, equilibrio, todo en su lugar
y con un sentido; en una palabra: orden. Dios creó todas las cosas de manera ordenada y
con orden e imprimió un orden interno en todas las creaturas.

1. Definición
¿Qué quiere decir orden? Colocar las cosas en el lugar que le corresponde.
¿Qué es el orden? El orden es la unión en la distinción.
Es unión, una unidad, pero en la distinción de las cosas, no en la confusión (por ejemplo
un cuarto cuando está en orden, significa que hay unión en las distinción de las cosas que
hay).
En la realidad interior, adentro de nosotros, la unión se llama UNIFICACIÓN interior, es un
llevar todo nuestro ser interior a una armónica unidad.

2. Antes y después del pecado original (consecuencias)


2

Cuando Dios el Padre nos creó, nos creó muy bien. Unificados interiormente. Lo que
sentíamos y queríamos era lo mismo, una cosa sola. Estábamos en armonía con el
creado, con los demás y con nosotros mismos. Ahora las cosas son diferentes. ¿Por qué?
¿Qué pasó? Una tragedia, o mejor, un drama: el pecado original.
El pecado nos despedazó interiormente en pedazos, nos dispersó, nos rompió adentro.
Es por eso que mi mente percibe lo que es correcto pero después no hago lo que es
correcto, a pesar que lo se. Desde aquel momento la persona humana está buscando a
tientas el camino hacia casa, la armonía originaria (cfr. las religiones orientales) pero no
ha podido encontrarlo, no ha podido encontrar el camino a la unificación interior, a la
restauración de todas las cosas. Cristo vino a restablecer esta unificación interior.

3. La nueva vida en Cristo (nueva naturaleza)


Cuando conozco el Señor, cuando hago experiencia de su infinito amor y misericordia, mi
vida cambia, y empieza un proceso inverso, el proceso de la unificación interior. Siento
que mi vida, que era un rompecabezas, empieza a armarse y empieza a cobrar sentido.
Siempre más puedo hacer lo que se que justo hacer. Ya no soy esclavo del poder del
pecado, ya mi ser interior se está unificando. Experimento una nueva paz descender en
mi corazón, la paz que viene de la unificación interior por medio de Cristo. El orden
siempre trae paz.
El apóstol Pablo, movido por el Espíritu Santo, dice: “Esto les digo para dirigirlos a lo que
los tiene unidos al Señor sin distracciones” (1Cor 7,35, traducción de la Biblia italiana). El
ES hace exactamente esto en nosotros: pon orden, nos lleva a la armonía, re-unificando
todo en el Señor Jesucristo, sin distracciones, separaciones, impedimentos.

4. El obstáculo de la sensibilidad
La sensibilidad se rebela porque no quiere volver bajo el yugo del orden y de la disciplina,
porque es como una yegua sin riendas que anda donde quiere, donde le gusta, porque la
sensibilidad se satisface de los placeres sensibles. Por eso Dios debe purificar nuestra
sensibilidad.
Las realidades exteriores están en una estrecha relación con las interiores. ¿Qué quiere
decir? Que lo que hay adentro causa mis actitudes, produce un modo de comportarme, de
hacer las cosas, de expresarme. Pero también es verdad lo contrario: lo que hago
exteriormente tiene una resonancia adentro de mi y me forma adentro, me cambia
interiormente.
3

Ejemplo: la oración personal, me forma adentro, forma mi personalidad, mi hombre


interior. La dimensión corpórea es decisiva para mi crecimiento, no soy un ángel.

5. ¿Dónde empezar?
¿Quieres ser ordenado adentro? Entonces empieza a poner orden alrededor tuyo, en el
lugar en donde vives, en tus documentos, en tus apuntes, en tus compromisos, en tus
vestidos.
 En el horario el desorden se llama impuntualidad
 En la inteligencia el desorden se llama curiosidad
 En el cuidado personal el desorden se llama descuido y suciedad
 En los ambientes el desorden se llama confusión

SI LAS COSAS EXTERIORES AFECTAN LA INTERIORES, ENTONCES ENTIENDEN


BIEN QUE EL ORDEN SE IMPONE.

6. El desorden es un ámbito favorable al pecado


El desorden es un ámbito favorable al pecado, porque el pecado es exactamente un
desorden. Se termina con el desorden poniendo y controlando el orden.
 Orden en los vestidos: limpios, nos cambiamos la ropa interior; cuidar de la armonía
de los colores, no tantas cosas; debemos ser agradables.
 Cuidar del higiene personal: suciedad y perfume, dos extremos que se conecta;
bañarse diariamente; afeitarse, se debe de ver el rostro. Somos hermoso no
necesitamos cubrir nuestro rostro.
 Zapatos limpios.
 En el día: oración personal, tener una agenda del día, con los compromisos.
 En las finanzas: diezmo.

Administra tu tiempo, administra tu vida, empieza a poner orden para poder administrarla.

III. CONCLUSIÓN
Un miembro de la KJB es ordenado adentro y afuera.
¿Qué es lo que tienes que poner en orden? ¿De donde empezarás? ¿Cuándo
empezarás?
Nuestro Dios es un Dios de orden y de paz.

You might also like