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CIENCIAS De los que saben de hongos MEE (0s pueblos prehispanicos de Me soamerica estaban en intimo contacto con 2 naturaleza, 2 la [cual protegian mediante normas ‘stricias de conservacisn, que permitian ‘mantener un buen equilibrio ecolégice de ths plantas, los hongos y los animales, lo euales, por otra parte, podian eer ex plotados y aprovechades en uma forma nacional —de muy diversas_maneras— sin provocar grandes alteraciones del am- biente contrariamente a lo que sucede en Ia época actual, en vastas regiones del planeta Tiera Uno de los recursos naturales que los indigenas mesoamericanos han wtilizado comespecial predileccién es el de los hongos, yA sea com alimento 0 por sus propiedades tstimalantes, medicinales y alucinégenas, Es por elloque hay muchos datos etnomico- logicos acerea de Ia €poca prehispinica, 1o ‘ual cambi6 con 1a Conquista, debido a la micofobiade los conquistadores espafoles y alaprohibiciénde éstos durante el Virreina- to, Enparticular fue proseritoel consumo de los hongos alucindgenos, 1o que ocasioné ‘que en esta épocs edo exporidieamente saan mencionados dichos hongos, sunque varios Iibrosy documentos que seran mencionados nas adelante contienen inceresantesteferen- cas sobre Ia etnomicologia tradicional me- soamericana, la cual esté siendo objeto de studios en la época actual Hongos de piedra Los testimonios mis antiguas de la etno- micologia prehispaniea son los Vamados “hongos de piedra” de los mayas, Ia ma- ogi y Fact: Fundacion de Tevochtilan. Notar los pequetos ciculs o champitones en el borde del agua (Dieko Dunin, Historia de las Indias de Nueva Espana, Allas de México, 1880), Foto: Tedfilo Herrera y ario River, yoria de ellos de 25 a 35 em de altura, ‘encontrado en Guatemala, El Salvador, y Chiapas. De Borghegyi clasificd esios Irongoe de piedra copii aus caracteristicas cescultoricas y su antigledad (desde 1 (00 aC hasta 90 dC pero su simbolismo ha si- | do muy discutido y todavia no se puede | explicar con precision. Aunque Ia mayo: ria de los autores se inclina a considerar que fueron objetos sagrados © migicos para uso ritual, especialmente en ceremo- hae religiosae, algunoe autores corzideran ‘que representan imagenes de otro tipo de hhongos como por ejemple, de algunos ¢o- restibles de ectipitey pileo griesos —ca racteres que estarian represeniados en los hongos de piedra— lo cual descararia a los tan estimados honges alucinegenos, los cuales pertenecen al énero Pailocybe {son mds esbelios. Algunos bongos t6xi- 0s con principios activos peculares, co- mo Amanita muscaria, que posee activ dod téxica muscariniea y_alucindgena, también podrian estar entre las especies involucradas en las mencionadas imige- nes representadas en piedra ‘Otrasinterpretaciones asocianaestases- pecies con simbotosfalicoso manos de mer- tero, aunque en este tikimo casoquizi conel propésto de moler loshongos ahicinégenes, tes aunque éstos generalmente son consi ‘midos crudos, masticindolos después de ‘mordetios en forma lenta y gradual, en cier- tor lugares de México todavia 2e ingieren después de moletlos en metate 0 morter. Esto podria ser como lo ha sugerido Lowy, tuna reminiscencia de Ia forma en que se prepanaban diches hongos en determinadss, 37 regiones de Mesoumésica precolombina pa- uso ceremonial Pictografia micol6gica Les eédices y manuscitos, tanto los pre- colombines, como los que fueron elabora- dos después de la conquista con partcips- cién indigena y espaiola, son preciosos documentos que también aportan eviden- cas sobre la importncia de los. bonges cen la vida daria y ceremonial de los indi ‘genas mesoamericancs. Otro tanto puede decirse de algunas representaciones pieto- reas murales que han permanecido como testimonio de las culturas de ésos. Ente los eédices que representan figh- ras 0 simbolos de hongos, se distinguen El Cédice Borbenico, en el que hay sim bolos fungoides en relacion con Tlaloc, dios del agua y de Ia Iluvia, quien propi- cia el desamollo de los hengos, asi como cen relacién con hechiseros, lo cual sugie- re el wo de los alucindgenos en ceremo- nies religiosas 0 en rtos maigicos. El Cé- ice Vindobonencie, indica, de acuerdo ‘con Caso, 1a importancia de los honges ‘en determinadas festividades religiosas. En el Cédice Madrid (Cédice Tro-Corte- siano), uno de los pocos eédices: mayas que se salvaron de la desiruccién que de ellos hizo Fray Diego de Landa por con- siderarlos heréticos, hay representaciones cstilizadas de hongos que han sido inter pretadas como Amanita muscaria, to que permite suponer segiin Lowy, que esta es- pecie fue utlizada en cierta época por los rmayas, con fines rituales, suposicién que se refuerza con la leyenda que atin per- sisie en algunos lugares de Guatemala y ‘Chiapas en a que se relaciona 2 este hhongo con I leyenda del trucno, al pare- ‘er, por sus efectos alucinégencs. observance um grupo de tres hongos, fren te a ellos un indigena ingiriendo hongos alucinogenos y detris de € al dios que fo inspira por medio de ésios. El Cédice Florentino de Bernardino de Sahagin, muestra a-un hombre en forma de pijaro demoniaco sobre un grupo de hongos alv- cindgenos, lo que concuerda con el efecto de los micmos, cuando la persona que lot ha ingerido se siente con la facultad de volar. La representacin también indica el carictersatinico de dichos hongos. En It arqueologia mesoamericana des- tacan las representaciones pictorcas mu- rales. Por ejemplo, en los frescos de Te- pantitla, Teopancalco y Sacuala, de Ia 38 ea “Teonancal (slo XV pr artista mexicmo. Cilice Mapiabeschiano. eto: Teil y Herera Ma- fo Riven zon arqueolégica de Teotihuscan, hay numerosos simboios y figuras de hongos relacionados con Tliloc, y con ci remonias, its e imigenes paradisiacas ‘que evosan loe placeres on el Tlalocan 0 panaso de Tliloc. De un estudio realizado por Mapes, Guzman y Caballero sobre Ia etnomicalo. sia purépecka, Guzmin fa sefalado ta Jimportarcia éel tallazgo de dos piezas de cerimica: una neyarita del aio 100 dC con la figura de un sacerdote debajo de lo que podria cortesponder « Amanita ‘muscaria, y otra colimense, de entre 200 aC y 100 dC, que representa a unos cha- rmanes danzando alrededor de un hongo semejante a Psilocybe capoiecorum, aluci nogeno que todavia se consume en Méxi- «0, sobre todo en la region zapoteca de Caaaca. Este mismo autor, basindose en los trabajos antes mensionados, hace refe- renca en un trabsjo publicado en 1990, a una pequetia pied de unos 5 cm de altu- 1, ezulpida en una zona de la region de Pitzcuao, Micheacin, proponiendo que probablemente representa, por una cara, el botén de Amanita muscaria y por Ia otra a la muerte, aludiendo asi al efecto de di- cho hongo, —pues éste tiene como s¢ in- dicé antes— un doble efecto t6xico mus- cariico y alucindgeno, y no es mortal, ‘excepto en cisos excepcioniles de cons mo excesivo del hongo “Con aquel negro manjar su cruel Dios los comulgaba” ‘Varios cronistas e historiadores espaioles del siglo xv hicieron referencias 4 los ‘conceimientos que los indigenas habian conservado de sus antepasados prehispé- nicos, ineluyendo la parte correspondiente 4 Tas costumbres, las ceremonias, los tra- tamiontoe medicinales y 1oe alimentos de los pueblos indigenas mesoamericanos. Por los relatos de ellos y los documentos de Ia Inqusicisn, asi como por las narra- cciones indigenas del Popol Vuh y los ‘Anales de los Kakchiqueles, enire otras, se deduce que el uso de los hongos aluc nogenos estaba generalizado en Mesoa- metica Fray Bemardino de Shagiin, quien puede ser considerado el padre de la et- nomicologia y en genenl de Ia etnobiolo- gia de México, indica en su Historia de las Cosas de ia Nueva Espaiia, escrita en la segunda mitad del Siglo xvi —que co- rresponde a una versién del Cédice Flo- rentino antes mencionado— la enistencia del Tenonanscatl u hongo divin, que en realidad corresponde a un conjunto de hhongos eon propiedades alucindgenas por las euales fueron adorados y estimados ‘como hongos sagrados (estimacion que ‘in persiste en varios lugares de México) ‘Su ingestién era considerada como un ‘mecanismo para tener coniacto y hasta luna comunicacién intima con sts dioses pues efectivamente, con frecuencia se pa- sa por una etapa mistica bajo el efecto de estos hongos. Anota Sahagiin que este hhongo se desarrolla bajo el heno, en los campos; que «= redondo, de pie alto, de mal sabor, y que al ser comido daa ta garganta y emborracha, y que en gran cantidad provoca lujuria y visiones, aun aque también es medicina para Ia calentura con frio y para la gota. En otra parte de su importante obra, el mismo autor des- cribe varios tipos de hongos. Algunos de ellos son comestibles 0 medicinales y considera 1a posibilidad del envenena- ‘miento por selas, pues indica el remedio para evitarlo (ungiento amarillo prepara- do sobre Ia base de insecto Ilamado axin © aje: Llaveia axinus). Por cv parte, Diego Durin, en ou His- toria de las Indias de la Nueva Espaia (1567-1588) sefala los efectos embriagan- tes de los hongos alucinéngenos, al grado de provorar locura y suicidios, pues con la fuerza de estos hongos se presentaban visiones y revelaciones del porvenir, en las que hablaba el demonio, Francisco Hernindsz fue nombrado por Felipe 1, Protomédico de Indias (las Occidentale) en donde realize importan- tes exploraciones y registros cientificos de 1570 a 1577. Este trabajo culminé con Ia elaboracién de la monumental Historia Natural de la Nueva Espaia, que en versién del botinico espaol Casimiro Gémez Ortega (1790) —Ia cual trata acerca de la Historia de las Plantas de la ‘Nueva Espaiia— relata que hay ciertos hhongos lamados citlainanacame, que son mortiferos y otros Hamados teyfuintina- rnacame que no lo Son, pero que “produ- cen cierta demencia temporal que se ma nifiesta en risa inmoderada”. Aiade que {tos “son leonados, acres y de un fuerte olor desagradable”. También describe otros hongos con el nombre de teihuinti “ave, sin produc risa, hacen pasar delan- te de los ojos toda suerte de visiones, co- mo guerns y figuns de demonics”. Ade- mas, hace alusién a los hongos comestibles, “de naturaleza fria, sin sabor ni olor notables”, Ilamados iziacnanaca- ime, tlapalnanacame y chimalncnaceme, de colores blanco, rojo y amarillo respec” tivamente, lo cual sugiere qve lor indige nas mesoamericanes podian distinguit di versos tipos de hongos y sabian Ulizarios segin la ocasién, pues eran ca- paces de seleccionar los comestibies y po- der éiferenciar éstos de los medicines, Jos alucindgenos y de los muy téxicos, cuyos efectos discriminaban con preci- Fray Toribio de Bemavente, mis cono- «ido con el sobrencmbre de Motolinia, en fu obra eecrite en el siglo xv1, Historia de los indios de Nueva Espaia (publicada en el siglo xix), también se refiere a los hongos alucinigenos que utilizaban los indigenas, Al comparar a ingestién de es- {os hongos con Ia comunién cristiana, co- menta: “con aquel negro manjar eu cruel dios los comulgaba”, considerando que era la “came de dios’0 del demonio que ellos adoraban". Sobre los ritos sntiguos, sactificios e idolatrias, el autor afade al referitse a los hongos: “los de esta terra son ¢e tal calidad, que comios erudos y por ser amarges, beben tras ellos 0 comen «on ellos un poco de miel de abejas y de alli a poco rafo veian mil vsiones y en especial eulebras y como salian de todo sentido, parecianles que las piemas y el cuerpo tenian lenes de gusanos que los comian vivos y asi medio rabiando se sa- lian fuera de casa deseando que alguno los matase; y con esta bestial embriaguez Y trabajo que sentian, acontecia alguna vez shorearse y también eran contra los otros mis crucies™ Hacia 1543, Andrés de Oimos, en An- ligedades mesicanas, aaola que los of0- ‘ies utilizaban bongos en sus ceremonias teligiosas. El original de esta obra se per- Aid, pero se conoce a través de la version que tadujo al francés André Thévet, alre- dedor de 1574, con el titulo L'historie du Mexique (publicada por primera vez en 1905). En 1579, Gaspar de Covarrubias men- ciona en su Relacicn de las Minas de Te- azcaltepec, que los hongos eran parte ‘Champignons hailucinogenes du Mexique, 1958. Foto: Teofo Herrera y Maco Rivera. el tributo que pagaban Jos matlatzincas al setior de México y que los alvcingge- ros eran cosumidos durante Ia fiesta zacholui (del oiomi chohui bongo). En 1598, Femando Alvando Tezoré- ‘moe, en su “Cronica mexicana”, comenta quelos merica, después de las grandes cee rmonias, les daban a comer los extranjeros hhongos silvestre con el finde que se embo- rracharan y empezaran a tilar. Hongos heréticos Durante 1a época virreinal, debido a la rohibicion de las autoridades espanolas de consumir los hongos alucinézenos, si- guendo el criterio de los miembros de Ia Inquisicién, dichos bongos solamente fue~ ron mencionades esporidicamente durante los siglos (xv y xvit). En 1637, en Doctrina y enseiianca de la lengue mara- ua de cosas muy titles y provechosas para los ministros de doctrina, Diego de [Najera Yanguas menciona la confesién de ‘un penitente por el pecado que iba a co- meter al ingericlos, aunque sdlo porque estaba enfermo. En 1656, en Manual de rinistros de indios para el conocimiento de idolatrias y extirpacién de ellas, Jacin- to de la Sema, anota que Juan Chichitén, un indlo de Tenango, dio de comer unos hhongos lamados cuauhilanandca a 10- 39 CIENCIAS das las personas que asistieron a una ce- remonia “a mode de comunién”, junto con pullque, y esto “los sacé de juicio que fue lista” En Ia edicién de 1840 del Cédice Yarhuitkin, a cargo de Wigherto Jiménez Moreno y Sslvador Mateos Higuera, 22 ccomenta que los indios “habian tomado ‘nanacates para invocar al demonio como Jo facian los antepasados. que es publico ¥¥ notorio que siempre cuando no llueve © ‘cuando se cogen los maices aman al diatlo y que cuando cogen los maices ha- ‘cen sus borracheras”. En el Archivo General de Ia Nacin 2e cconservan constarcias de las Audiencias del Santo Oficio de Ia Inquisicién donde consta entre otros casos, que varias perso- ras del pueblo de Taximaroa, Michoacsn, tomaron una bebida de naracates (del na huatl nanécat! = honge) para saber dénde estaba una mujer que habia abandonado a ‘su marido. En la parte correspendiente ¢ procesos de indios, idélatras y hechice- ros", se reproducen’ en las publicaciones del propio Archivo (1912), los juicios cconira indigenas que utilizaban los hon: _g08 alucindgenos para saber si hgbian de ‘morir pronto, si serian rices © pobres, si les vendrian desdichas, © para tener otras revelaciones de origen sobrenstural pot ‘medio de dichos honges, In nanacamatinime Los datos anteriors dan una idea sobre el conocimiento de los hongos en Mesoamé- rica la importancia que éstos tenian pa- ra los pobladores prehispinicos de esta parte del Nuevo Mundo. Esta afirmacién se refuerza al afiadir que, debiéo al con- tacto intimo y constante de loe indigenas con la naturaleza, asi como a los diversos sos que éstos. daban a. tos hongos, tos nnahuas lograron desde una época muy an- terior a la Conquista Espafola, por ejem- plo, la elaboracién de un sistema de casi ficacién de los seres vivos, incluyendo 8 los hongos, comparable a la elasificacion binatia que ied Linco en ol siglo xvt, la cual por lo tanto surgié varios siglos mas tarde que la clasficacion indigena. Este sistema se encuentra en Ia forma mas elemental de una lengua aglutinante, como es el nihuatl. Por ejemplo, siguien do a Molina y a Martin del Campo, de rnanécatl, que significa hongo, derivan en: tte otros muchos términos: itacnandcatl, hhongo blanco (de fxae, blanco); coztcna: rnécatl, hongo amarillo (de céztc, amari 40 Ho); cuauhnanécarl, honge de irbot (de ‘cuduitl, irbol); cauhtlanandcatl, hongo del bosque © del monte (de cuauttla, ‘moniatia boscosa); micoaninandcatl, hon- {20 venenoso (de micoani, cosa mortifera. | © penzoiiosa, veneno}; teyuintinandcatl hhongo que emborracha (de teyuinti, em- briagante); teonanécatl, hongo divino 0 sagrado (de tedtl, dios); teotlaquilnand- «atl, hongo sagrado que pinta describe, (© bien, comida espiritual 0 divina (de teotl dios y taquill, encalado, bruiido; © de teotlacuilli, comida espiritual o divina, Es por ello que eran “Los que saben de hhongos”: In nanacamatinime, Bibliografia 1. Caso, A., 1963, Represemtaciones de hon gos en ios eédices, Estudios de Culture Nahuod, vol. 4, pp. 2735. 2. 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