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LUC FOLLIET Nauru, la isla devastada Como la civilizacién capitalista ha destruido el pafs mis rico del mundo “TRADUCCION DE MIGUEL HERNANDEZ SOLA FB EDICIONES PENINSULA INTRODUCCION Naure: latitad 31’ 59” sur. Longitud 166° 55'0" este Al nordeste de Australia. Es exagerado decir = yCudnno? ; — ustalianos cada quince dias. Ya mise sna canto mando presidente dels Reps- ‘ica, las mujeres de fa impieza, yo también. vg Tri trabajas aqui? aa PROLOGO »—Si, trabajo para el gobierno. Dinijo el Eygogu Holding, que gestiona las propiedades de Neura en el cextranjeto. Todavia hay unas cuantas—se echa a reit— ~ Ademis, no te molestes si te dejo solo dos horas ten- {go tna rennin con Ludwig Scotty, el presidente, y con ‘unos ministros. Lo que puedo hacer es recogerte a la tarde y te ensefiaré la pesca eon arpén que practico con mis vecinos». Por la tarde, el calor seco da paso a un agradable frescor. La gente sale de las casas. Pero Lesi no viene, Una sefiora mayor, timida y que habla mixy mal el in- ls se dirige hacia mi. Se presenta como la madre de Lesi. «Me ha pedido que le diga que no puede venis ha quedado sin gasolina. ¥ eomo ya no se encuentra en tod Ia isk..o», Me explica entonces que alli donde van a pesear, al este de la isla, hay mis oportunidades de ‘conseguir pescado, «Se lo reparten en seguida. De este ‘modo todas las familias tienen para la cena». Lesi, uno de los hombres mejor situados en el go- bierno, que va a pesear para alimentar a su familia, Un pais que no tiene una gota de gasolina desde hace vi fias semanas. Un banco que ya no lo es. Hace treinta afi, este pais rebosaba ddlares, En 2005, en la isla no hay mas que abandono y ruina, 24 NAURU, LA ISLA DEVASTADA El nombre de Nauru es oscuro. El alemén Paul Ham- buch, que visit Ia isla en mayo de 1909, indicé que ‘Navero podta ser interpretado como la contraccién de de la frase a-nuate-t-s-oror, que significa “voy ala pla~ ya's Por otra parte, Anaveroentré en 1920 en el diecio- colonial alemén. Los origenes de la isla también se desconocen. Pa- rece ser que siempre reinaron en la tierra de Newra doce tribus. «Fs cierto que no se sabe realmente cud es el origen de nuestro pueblo —reconoce Freddy Pit- chet, ministro de Industria de Nauru en 2005—. Pero ‘con toda probabilidad, a Ia vista de nmestra aspecto, nuestros ojos almendrados hacen pensar en un rostro asiitico, Nuestros antepasados debieron de venir en piraguas de Asia, de Malasiao de ls Filipinas, Nuestra ‘corpolenciaesla misma que la de los habitantes de slas ‘como las’ Tonga 0 Samoa. Sin dda ha habido una mez- cla de los dos pueblos que con el transcurso de los si- tos ha dado origen a los nauruanos». El territorio no se escapé a la sed de expedicién del siglo evr, Vasco Niiiez de Balboa es el primer europeo 27 we rower ‘en aventurarse en lis aguas del Pacifico en 1513 atra~ vesando el isemo de Panamé. Pero hay que esperar mas de dos sighos y medio para que una nave se aventure en «sta pequefa tierra, E18 de noviembre de 1798, el ballenero Hunter, co- mandado por el capitin inglés John Fern, se acerca alas coseas de Nauru. Inmediatamente llegan canoas al en- ‘uentro de la nave. Prudente, la tripulacién permanece 1 bordo y los nauruanos no abandonan sus embarcacio- nes." Ninguna animosidad por su parte. Sélo un primer contacto. John Fem no observa ningin tatuaje en el cuerpo de estos indgenas, costumbre de las islas poli- nesias en las que han residido con frecuencia. Cientos de ellos navegan en la estela del navio briténico, Este primer encuentro deja una impresién tan fuerte al capi- ‘tin inglés que denomina a Ia isla Pleasant [lend la isla agradable. La isla permanece sin dada incomunicada sin contacto con otros europeos durante décadas. A mediadas del siglo xix, Oceania es colonizada por el Imperio Britinico. Australia, Nueva Zelanda, Peto también todas las demas terras que pueden per mnitiral Imperio asentar su dominio en el mundo, cnar- bbolan los colores de la Union Jack. Algunos —marinos | mayor parte— quedan subyugados por la belleza de fs isos, la tranquilidad de la vida y de sus tribus. En Robinson Crasos, abandonan precipitadamente su nave para adoptar el estilo de vida de las islas, alimentindo- se basicamente de su pesca. Algunos de estos beacheam- ‘er son presiiarios que se escapan de las edroeles de Oceania, donde las autoridades britinicas hacinan a los Peores criminales del Imperio. 28 Los primeros europeos que vivieron en Nauru son aps faadon de Norland isla siouada al este de Anstralia, la mis eélebre de estas prisiones. Los dos irlandeses, Patrick Burke y John Jones, desembarcan ‘en 1830. Aflo tras afto, otros Beacbcombersatraidos por Jos encantos de Nauru se redinen con ellos en la isla En 1837, cinco nuevos se instalan pero, desposefdos de sus bienes y sus trajes, huyen cuando vem el primer bar- ‘co que se acerea a las cosas ‘Con el paso de los aios, John Jones se convierte en tun trano en la isla. Los indigenas le obedecen ciega- mente, En octubre de 1841, envenena a siete beacheem- bers, mata a otxos cuatro y carga estos asesinatos a las espaldis de los nauruanos. Estos itimos obligan en- tonees al irlandés a exiliarse ala isla de Banaba, a tres- cientos kilémetros al este. Afortunadamente, no todos los beachcombers se pa~ even a Jones. En 1845, solo dos europeos siguen vi- dons nla Uns de close laos Wiles la tris. El también huye de Norfolk Island y se impregna . La historia se remonta a inmediatamente después de ln Primera Guerra Mundial. Naw sigue siendo un tesen Nauti 191g, Paw, por dtayo de 500 per 37 we rower sonas, a poblacién esté condenada a desaparccer, B) general ‘nem Te natiided declara que «el dia del oe here aye ceilararb Naas Ie bles Ese ioe epee al oe octubre de 1932 para conseguir este hito demogrifico. Ese dia, nacio ana nia: Kidaruweo es celebrada como (a Angora Baby, Nauru esti salvado. Las exportaciones de fosfato contimian durante los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial. Pero ‘esto era sin contar eon la Kriegsmarine, cuya presencia ‘en el oeéano Paeifico en 1940 universaliza ain un poco mis el conflieco. Nauru y sus reservas de fosfatosiguen siendo un asunto estratégico: si el mineral permite el desarrollo de la agricultura en tiempo de paz, también sirve para la fabricacién de explosivos en tiempo de guerra. El Pacifico se convierte en una de las zonas ‘estratégicas del conflicto: el que lo controle proba~ blemente ganaré la guerra. E islas como Guadalcanal, “Midway o incluso Nauru se convierten en avanzadillas indispensubles para el dominio de los mares, En diciembre de 1940, tres bugues alemanes camus flados como barcos mereantes japoneses atraviesan las aguas de Nauru en medio de otros barcos. Los alema- res proyectan hacer desembarcar a 185 soldados en la isla con el fin de destruir las infraestructuras mineras. La artimafa funciona, pero el desembarco se revela imposible. Los tres barcos de la Kriegsmarine deciden entonces cortar el aprovisionamiento de fosfato. Echan, «pique cinco naves australianas y ncozelandesas con su 38 cargamento y destrayen a golpe de obuses disparados desde mar adentro la mayor parte de las instalaciones ‘mineras, Los hombres de la British Phosphate Com- mission abandonan precipitadamente el lugar, El 7 de diciembre de ro4r, la bese estadounidense de Pearl Harbor es atacada. Japén entre en el conflict. Desde el ataque de la Kriegsmarine, un. pequetio con- tingente de soldados australianos ocupa la isla. La pre- sencia japoness en el Pacifico se hace cada ver mas im= portance. En la primavera de 1942, la batalla del mar del Coral causa estragos a lo largo de las costas de Pa- pia-Nueva Guinea y lasislas Salomén, ¥ no pase ni un tia sin que se divise un buque o un avi6n japonés desde Jas costas de Nauru, Abandonados, los soldados austra- Tianos son evacuados en febrero de 1942 por el des- ‘ructor francés Le Triomplant, que pasa cerca de ali El pueblo nauraano se queda solo entonces ante el ‘nemigo. El 26 de agosto, cuatro eruceros japoneses sparecen en la isla, que se ha transformado en wna svarzadilla para el reaprovisionamiento de los buques, ¥ aviones japoneses. Se eonstruye una pista de aterriza- je en el litoral. Decenas de binkeres salen de la tierra ‘unas semanas y jalonan las costas. La enorme ba- {ria anti-DCA® instalada por los japoneses para en- frentarse a las incursiones aéreas estadounidenses to- ‘havin domina en Command Ridge, el punto culminante de Nour. Durante el afto 1943, los B-52 estadounidenses ‘borbardeam la ila repetidas veces, pero el ejército es- * DCA. Defensa Contes Aviones. (Nel 7) 39 tndounidense jamés desembarcars. Los habitantes y ‘ocupantes de Nowra, separados de las lineas japonesas de aprovisionamiento, comienzan entonces @ carecer de suministro. Entre nauruanos, trabajadores forzosos especialmente llevados para la eonstruccién de la base tilitary el contingente japonés, la isla ripidamente se ‘encuentra superpoblada y sufte eseasez. Los japoneses deciden entonces deportar a 1.200 naurusnos a las islas ‘Truk.' Quiniencos hombres permanecen en la isla y sirven como mano de obra al ocupant. Lucie conocié este periodo turbulento. Esta abuela vive con sus hijos y sus nietos en una casa a la sombra de los cocoteros, junto a la pista del aeropuerto. Es ‘una de las decanas de la isla y uno de los pocos testigos todavia vivos de este drama - Deroburt se convierte de forma absolutamente ‘tural ex Su primer presidents Sabe que quedan (Wits aioe de crecimiento sostenido para el pais. Ha consultado a especialistas, a ingenieros, que en todos su estudios muestran que Ia disminucién de la explo~ Incion del fosfato se produciré en la década de 1990. A consienzos del siglo xx, hay una certeza: Naura a7 ve Four ya no tendré el precioso mineral para asegurar su fu- ‘aro. EL gobierno de Deroburt desea consagear este tiempo y este dinero en inversiones que puedan rendir 4 muy largo plazo: inmobiliarias, proyectos hotcleros fen el extranjero, participacién en sociedades, ete. Nauru piensa ya en la época posterior al fosfato y deci- de intensifiar su extracci6n. Cuanto mis dinero se in ‘grese, mas numerosas serén las inversiones fuera de Ia isla y mis se diversficarin las repercusiones econd= Se nacionaliza el fosfato. La Nauru Phosphate Cor poration, empresa estatal gestionada directamente por el presidente de la Repiblica, sucede a la British, Phosphate Comission. Una gran parte de los benef ios dela explotacién eae direetamente en la eaja regis tradora del gobierno. Se crea un fondo supremo, el ‘Nauru Phosphate Royalties Trust, en paralelo ala ac~ tividad minera para invertir una parte de las ganancias, en el extranjero, pero también en proyectos locales como la renovacién del aeropuerto dela isla o la crea- cién de una compaiia aérea, Air Nauru, futuro estan= darte del pequefi estado del Pacifico. Miles de toneladas de fosfato se arrancan a la tierra 8 diario, Decenas de excavadoras horadan, la mayoria de las veces conducidas por islanders, habitantes de las islas proximas, como ‘Tuvalu o Kiribati. Antes de la ‘guerra y Ia ocupacién japonesa, ya habian emigrado. decenas de ellos, uniéndose a los coles chinos en el subsuelo de fa mina. Aunque la extraccién se moderni- 2a después de la guerra, para reeuperary seleecionar é 8 [NAURU, LA ISLA DEVASTADA fosfato se necesita una mano de obra numeross. Con la independencia, los idenders se instalan, pues, en gran ‘minezo para trabajar en la mina, mientras la eomuni- dad china inviereeen el pequetio comercio que florece cn la isla: restaurantes, tiendas de todo tipo o inchiso, de comestibles. Los islanders trabajan por el dia en la ‘meseta central para la Nauru Phosphate Corporation y duermen en las locations, un barrio del distrito de Aiwo, una especie de viviendas de proteceién oficial construi- dasa lo largo, con vistas al mar, Las diferentes comu- nidades se redinen alli por la tarde para cantar, pasar el rato, jugar a las carta, una vida aislada a mil leguas de Ja de fos nauruanos. Porque los nauruanos ya no necesitan verdadera ‘mente trabajar. Sobre todo en la mina. Si trabajan, ¢s para el gobiemo en las innumerables oficinas y demas ‘ninisteries, buscando con mucha frecuencia el frescor de Ia elimatizacién mas que la mejora de Ia cosa pai- bliea. Porque Naura se asemeja a un pequefio pais colectivista, La Nauru Phosphate Corporation, Air Naura, el Bank of Nauru, la Nauru Pacific Line, la compaiia maritima de la isla, todas pertenecen al Esta- tio. La policia es también una gran fuente de empleo. Sin embargo, la criminalidad en Nauru est lejos de ser un problema importante, y con razén: se vive en una ppesquefiaisla donde todo se sabe, todo se ve. ¥ adem, ‘obar no es necesario porque la poblacién no carece de tua . Los tres nauruanos andan con paso indolente através de la tspida calle. Azotan la hierba dando grandes golpes con el palo. «Eso alarga las partidas. Este recorrido de nueve hoyos fue trazado por los cxiliados de la British Phosphate Commission para superar la melancolfa que pudieran sufrir en la isla de ‘Nauru. Una de las joyas de la empresa, magnificamen- te conservada. Cuando ellos se marcharon, los naurua nos tomaron el relevo. En las décadas de 1980 y 1999, no era raro ver a los nauruanos apasionarse por las partidas de golf, Se eri= zaban alli con sus vecinos, los ministros en ejercicio. La isla se habia convertido en un club de vacaciones al precio de esta extrala paradoja: Nauru empobrecia su suelo para enriquecer ms el de los otros. Y mientras su fosfato alimentaba los campos australianos 0 neo velandeses, Nauru se desinteresaba de su tierra re= ventada, ‘Como no se impulsaba nada mis en la isla, Nauru importaba entonees todos los productos que mecesi= taban los habitantes, procedentes de una agricultura australiana estimulada por el fosfato: pan, huevos fres- cos, care, verduras, productos congelados en comte= nedores enteros. Los cargueros también trafan auto: ‘méviles, barcos, motos, videos, radios de coche, eades 60 [NAURU, LA ISLA DEVASTADA de sonido, Toxo esto saa extremadamente earo (7 d6~ lars por una lechuga), pero los nauruanos se lo podian. permitir. Ya no se fabricaba. Se tiraban las cosas. Ya no se hacfan reparaciones. Se sustituan las cosas. Ya no se produefa nada, ya no se cocinaba. Se consumia. A finales de la década de 1970, el gobierno naurus- no reeibe un primer aviso. La eotizacién del fosfato baja. El volumen de extraccién oscila siempre entre 145 y 2 millones de toncladas anuales antes de bajar ano tras aflo, Disminucién del precio, disminucién de las cantidades, infraestructuras que envejecen, el gobierno nauruano preserva atin un cierto nivel de crecimiento, pro las reservas se agotan. Sin embargo, los nauruanos contindon dejéndose llevar. El gobierno continia su politica de invertir en el excranjero sin una verdadera garania de que se recu- peren estas inversiones. Pero estos desembolsos no siempre producen beneficios. Peor: el dinero desapa- rece. El poder evita confesarlo piblicamente. El 21 de octubre de 1982, el pais tiene el honor de recibir una visita real La reina Isabel TI, de viaje por los paises de Ia Commonwealth del Pacifico, desem- barca del Queen Mary IT en el puerto de Nauru y es recibida por el presidente Deroburt y toda la pobla- ‘on nauruana. Es un dia de Festa y una fecha histérica para la isla. Mediante esta visita, la reina consolida mis, la respetabilidad que buscaba Nauru en el seno de la ‘comunidad internacional, y durante este recorrido por «1 Pacifico no oculta en repetidas ocasiones su interés por Naura, intrigada por cl éxito econémico de este Ppequeto pats aislado, En el diseurso que pronuncia en. or {a isla la reina pone al pals como ejemplo para el desa- rrollo de los estadlos del Pacifico. Los egos se inflan. ‘«Hammer» Deroburt es ascendide a la categoria de ca- ballero de la corona britinica, consiguiend as la justa recompensa a su compromiso. “Tras esta fachada de éxiwo econdémico se encienden sin embargo sefales de peligro que el ejecutivoignora. Una de ls razones de la poca rentabilidad que aportan Jas inversiones en el extranjero es la presencia sistemi- tica de numerosos «tiburones= que dan vueltasalrede- dor de Nauru. Cuando hay dinero, se hacen rmuchos amigos. Ylos proyectos de gastos, de construcciones se amontonan en la mesa del presidente de la Repiblica de Nauru, El pats se convierte en una presa ficil. A finales de 1991, el Nauru Phosphate Royalties Trust confia 8,5 millones de délares a uno de los socios de un des- pacho de abogados con sede en Sydney, Allen, Allen ¥ Hemsley, Ronald Powles, que trabaja en Londres, transfiere inmediatamente la suma a una eventa en tn banco de la City. Los millones se pasean de pais en. pais, de un banco americano a un banco en Antigua, en ‘el Caribe, pasindo por un establecimiento de crédito inglés. EI dinero transita también durante un tiempo por Suiza, Nauru pierde todo rastro del dinero y unos. ‘meses mis tarde pide cuentas a Ronald Powles, el pra- tagonista principal de esta «operaci6m de alas finan- zas. Pero otras personas estin implicadas en el asuntoy Jo que complica el rastreo del dinero. La pequefia iskt a un pais que se encuentra en una mala situacién financiera para que acoja a refugiados que Australia no quiere en su teritorio. Los soliitantes de asilo tienen un precio yson objeto de un regaten diplo= iitico que provoca malestar en la sociedad civil aus- traliana. El asunto adquiere una dimensién internacio nal cuando las pocas entrevistas, robadas la mayor parte de ells, a personas refugiades en Nauru dejan entrever su desconcierto. Pero Howard y el Liberal Party permanecen inflexibles: «Nosotros decidiremos, quien entrara en Australia y en qué circunstancias», declara el primer ministro a finales de 2001. Las auto ‘idades australianas legarén a acusar alas personas ins peecionadas en alta mar, con el apoyo de fotos, de lan- zat asus hijos por la bord Estas personas se encuentran encerradas en un pafs del que jamais haban ofdo hablar con anterioridad, en nombre de una politica de lucha contra el terrorism que no les concierne. Esta buat people queria conocer ‘una vida mejor. Esta comenzaré de este modo mec Bo [NAURU, LA ISLA DEVASTADA te una larga espera de varios afios, hecha de vagabun- ‘deo, de tedio, de soledad a miles de kilémetros de Aus- tralia, ‘Cuatro afios mis tarde, René Harti, presidente des- tituido, no se arrepiente en absoluto, «¢Cémo iba a hacerlo? No teniamos ni un dolar. Los eampamentos ros permitian ver el futuro bajo mejores perspectivas. No refugees, no Naurn. Yo lo repito: sin refugiados, ‘Nauru no existiria actualmente». En 2002, [a Pacific Sotion encarna el malestar de la ‘comunidad internacional frente a un gobierno austra- liano inflexible. Numerosos periodistas anglosajones se interesan por el caso Nauru porque es revelador de ‘una politica regresiva de inmigracién. La historia re- ciente de Australia muestra que el pais ha tomado con frecuencia direeciones diametralmente opuestas en la materia. A veces restrictiva, incluso segregacionist, en particular con los aborfgenes, luego liberal como en la década de 1970, en la que los griegos, yugoslavos y al- tneses desembarcaron masivamente. EL pais & por ‘sencia una tierra de inmigrados. Pero el Liberal Par- ty tiene intencién de poner fin este flujo de extran- jeros Se habla con toda la raz6n de «neocolonialismom, en la medida en que Australia parece anexionarse Nauru. Australia administra de hecho la isla como en ol periodo de entreguerras. La injerencia de Australia «5 an grande que los campamentos son prictieamente Jas dos ginieas estructuras viables de la isla. De este ‘modo, los australianos decretan inaccesible la isla. Law periodistas se convierten en persona non grata y los vi> a sados son coneedidos con cuentagotss. Ya no se filtra nada de Nauru. Algunos periodistas intentan hacerse pasar por turistas para observar las condiciones de de~ tenciin de los asyhum seekers. Al mismo tiempo, los re- fugiados contindan afluyendo a Ia isla. ‘Realmente duefia desu suelo y de su destino, la isla se convierte en una inmensa prisin a cielo abierto. Los ‘campamentos, répidamente obsoletos, se reorganizan arreglindolos con toda urgencia. Decenas de nifios también se encuentran encerrados en Nauru. En abril de 2002, os solictantes de asilo protestan por sus con- ddiciones de vida. Hacinados en sus barracones, aparta~ dos de la opinién publica, yano aceptan su situacién de ‘mercancia rechazada y emprenden una huelga de ham- bre. Algunos llegarin a coserse los labios eomo forma de protesta. En Nauru, estos hombres y mujeres abandonados evan a eabo una larga batalla administratva de varios ‘meses, incluso varios afios, con el fin de obtener un, visado con I ayuda de abogados australianos especiali= zados, Peto el alejamiento, los contactos irregulares con sus defensores debilican a los axyen seekers, No se ‘hace nada para que su caso se trate de una forma tangi= ble. Bstos campamentos son ante todo politicos y el ‘estatuto de refugiado, que permite a quien lo recibe ir a instalarse a Australia o a Nueva Zelanda, llega con ‘mucha parsimooia, La apertura de estos campamentos ha cambiado considerablemence la vida en la isla, que vive para los ‘campamentos y gracias a los campamentos. En. unos: meses se han convertido en su actividad principal y su & [NADRU, LA ISLA DEVASTADA, tinica fuente financiera, Les decenas de extranjeros que ‘rabajan en estos campamentos hacen funciona Ia eeo- rnomia insular de forma coridiana: se aojan en el Hotel ‘Menen, hacen sus compras en los tenderetes chines, se aprovisionan de gasolina en las pocas estaciones de ser- vicio que funcionan todavia. Esto parece despreciable, pero, mirindolo desde mas cerca estas pequefias com~ pras, estas naderias marean wna gran diferencia, En 2001, la isla se dirigia hacia una bancarrota inevitable. “Tres aios mis tarde, en el punto culminante de a acti vidad de los eampamentos de refugiados, Nauru pare- ce iniciar su recuperaciGn. ‘En 2004, aunque los campamentos estin atestados —eerca de mil doscientos refugiados—, las condicio- nes de vida han mejorado. Afganos, iraquies y paquis- tanfes se pueden pasear de vez en cuando por la isl, ‘eustodiados por algunos fféguards, nauruanos pagados por dias para acompafiarlos a puerto o al café Internet del Civie Centre. Los solicitantes de aslo dan alli no- ticias a sus familiares, las reciben también, compran algunos alimentos y después regresan. La llegada de los asym seekers no parece que haya slterado la vida cotidiana de los habitantes de la isl vez hablan de ello. Algunos nauraanos han apro- ‘vechado la apertura de los dos eampamentos para en- contrar un trabajo y mantener a su familia pero, para los demas, los solicitantes de asilo no existen. «Por lo tnenos, comen todos los dias», dice una nanraana. De hecho, los nauruanos estin obligados a ira pesear sa ‘comida diaria cuando, a unos metros de all, iraquies, fganos o cingaleses son alimentados, alojados pero re- 83 cluidos, Nadie tiene verdaderamente conciencia de la situaci6n ni del desamparo del oto. En noviembre de 2005, ya no hay més que dos solii- tantes de aslo en Nauru. Unos dias antes, una veintena de refugiados es repatriada a Australia en avién. Hlacia, ‘cuatro afios que la Solucién Pacifica habia llevado a Ia {sla su primer love de solicitantes de asilo. Después, ‘muchos habfen sido deyueltos a su pafs. Pero algunos, obtuvieron su estatuto de refugiado, ese precioso tals man que les permitfa instalarse en Austral ‘Vacio de sus prisioneros, uno de los dos campa~ mentos ha cerrado. Pero sigue siendo vigilado. El per- sonal sigue alli: guardias austraianos, a sueldo de-una sociedad privada, obreros de la construecién que tra- bajan en el cuidado de ks estruccuras y empleados de la Organizacién Internacional para las Migraciones (IN), organismo que asegura la vida eotidiana de los solicitantes en los campamentos y les ayuda en sus ese tiones ‘A finales de 2005, Mohammad Faisal y Mohame ‘mad Sagar, con pasaporteiraqui, componen, ellos dos, 4a poblacién internada en los campamentos. Cerea dé. plicado. Aqui, desde hace varios aios, tienen sus cos tumbres en la isla, Se quedan poco tiempo en el eam [NAURU, LA ISLA DEVASTADA pamento y prefieren estar en el café Internet o pasar el tiempo andando a lo largo de la carretera. «Los refi tiados? Si, se es ve siempre por aqui —eontiesa la ge~ rente del café—. Uno de ellos estaba all esta mafiana Inténtelo hacia el puerto. A menudo se pasean a lo lar {g0 de litoral o en la USP, uno de ellos creo que hace un curso all. En Nauru, la University of South Pacific (USP) se parece a una escuela primaria al borde del mar: clases sin muros y abjerta al viento en el primer piso, sala de crdenadores y una pequefa biblioteca en Ia planta baja. Ast pues, hay una universidad en Nauru. Al menos una swoursal de la «casa madre», stuada en Suva, en las Figji. La University of South Pacific es la imagen de tas islas del Pacifico: una mirada de anexos disemina- ‘dos por toda Oceania para que sus habitantes puedan tener acceso al saber universitario. ‘Con gorra en la cabera y la camisa impecablemen- te planchada, Mohammad Sagar es un hombre con la cara redonda, de unos treinta afios, sonriente. Sale de i sala de ordenadores de la USP. «Hace tres aiios que ‘estoy en Nauru. La mayor parte del tiempo no hago nada. En la USP, por lo menos pasa el tiempo un poco Ins deprisam. Mohammad cuenta entonees sus peregrinaciones, que le condujeron de forma fortuita a Nauru. Cinco sihos escondigndose, huyendo del régimen iraqut, el de Saddam Hussein, que le amenazaba de muerte. «En ‘o97,me fui con mi familia a Inn. Abandoné mis estu- dhios de microbiologia. Fstibamos amenazados en Irak. Pero muestra vida en Trin también era difiil. Veniamos 8s we voruier de Irak. Entonces tomé la decisién de llegar a Austra lia». Durante dos aos, Mohammad vaga entre Irn, Malasia ¢ Indonesia, intentando encontrar un barco ‘que pueda alcanzar las costas austratianas. Para =co- menzar una nueva vida. ‘Un dia de octubre de 2001, Mohammad encuentra ‘una plaza en un berco para atravesar el océano Indico. «Media 19 metrosy estaba abarrotado. Habia doscien- tos veinte a bordo. Pero no era lo peor, porque este tipo de harcos esti forzosemente abarrotado. La de= ‘manda de pasajes clandestinos es tan fuerte que los pa~ sadores nos amontonan, Lo més duro fue la travesia en sf. Teniamos los nervios de punta. Estallaban trifuleas por tonterfs y estavimos a punto de zozobrar. Lo mas penoso ¢s esta espera con el océano como tinieo hori= zonte. No te puedes aferrar a nada», El barco va ala deriva durante tres diss. «Se acer= ‘caba alas costas de la isla Navidad, pero los guardacos- tas australianos nos intereepcaron. El barco estaba en ‘muy mal estado. Hacia agua. Estébamos a punto de snundimos. La llegada alas grandes costas fue un alivio, ‘Nos salvamos de morir ahogados. Un breve alivio mez= lado eon Ia inguietud de un regreso eventual aw cn las semanas siguientes ‘Comienza lo més duro para Mohammad y los de= ids pasajeros clandestinos. ‘Todos quieren tener un visado para Australi, Mohammad solicita el estatuto de refugindo politico. Mientras se trata su e380, Som ‘ransferidos a un campamento de retenci6n en ka isla de Manus, en Papia-Nueva Guinea. Mohammad saré alli once meses. «Al cabo de un dia, varios de 86 ‘SAURU, LAISLA DEYASTADA sotros somos embarcados a la fuerza en un avi6n mili= tar, Nos dicen que nos van a trasladar a Nauru». Pero los primeros dias son terribles. «Llegamos por la tarde. Nadie de la OIM ni de ACNUR' estaba all para recibimos. No habia mis que policias australie- ‘nos que nos condujeron inmediatamente al eampamento, "Tuvimos que esperar un mes para vera un responsable de la OIM, Era una nueva prueba para nosotros. Para ‘fen particular, que habia huido de Irak y después de Irin, me encontraba en un pais del que jamas habia vido hablar». Los meses pasan, los solicitantes de asilo y Moham- rad no son autorizados a salir més que tna ver. al mes. Enel interior del eampamento, establece relaciones con los otros solicitantes de aslo. «Pero muy pocas con los nauruanos. Ellos no habian pedido que viniéramos. Yo pienso que era duro para ellos ver desembarcar a nil per- sonas en sv isla». Elaio 2005 es el enarto de Mohammad en Nauru, Ha visto a todos sus amigos llegar a Australia, El no. El campamento se ha vaciado. Se ha pasado de tres- cientos a menos de cien, para finalmente no ser mis, «que una yeintena. Después los itimos consiguieron sus papeles. No somos més que dos. Este aislamiento es lo nis duro. Ayer por la tarde, andaba por el eampamento pero no tenia a nadie con quien hablar. Estaba solo. La linica ventaja de no ser mis que dos es que soy libre de wlir del compamento. Pero, zpara ir adénde?». |Los afios pasan y su caso sigue en suspenso. Sextin , su penitencia en Nauru dura porque estaba a bordo Ul frnoso bareo en el que los pasajeros habrian lanza- 8

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