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LL. La revolucion cultural Vo ba pottoula [La dey del des hombre qe se ha somet lobules ay ae } Carmen Mawca interpreta aun Yuna eperacion de cambio de sev y qu ote ante 0 adie, ha abandonades Las manifestaciones de tuis evite movilizan a ants pent dlistas. \ tie Tistos que se por la tele pac manifestantes. 1 deeinse que cnt un happening java que sal fener Lanta incileneia politica cane HeALETRLL tapos neo mis iv millon de 11 (LDN) | yeerearoy a est a traves de ba jor forma Hes Por todo lo que acabamos de expones, la 4 revolucion cultural es a través de La familia y del b estructura de Lay relaciones entre ambos sevos y entte las distintay generaciones En la mayoria de sociedades, estas estracturas habian nuostrade una iampresionante a los cam «os yo qquiere decir que fuesen esta Ademis, a py ito mund aungu vs bru en crvciay de sigino contrary, Las est entaban semejanzas basic: fas, ha stzeriddo que existe co), vt jermplo, la ar de Las ap © por lo menos pr por ravones socivecondutieas y tecnoloy diferencia entre Kurasia (incluyendo 3 1, por eb atro (Good en ampliay cons, ina thas enillas y el resto de Alt susente ine estaba o habia Hey i lorecio de Furasia, salve srupos privileyiads yen cL at en Mrica, donde se dice aque mais de kr cuartt parte de los mitrimen Joodly, 1990, p. 379). pesar de las variacioness come Je La humanidad est 1 In existent lel gnancanen ayes Cel aterios No obstante J gate Fort vii una serie de caactertie Con relaciones sexuales privibeysiadlas pata los (el ‘a fats en wns el, ape tne Hiss) y de fos padres sobre bs fijs, alerts de 18 ® sobre Tas my vere, ued faints (1 © cual ¥ low derechos y «blip Mental —ta pareja com hijos jos miembros, parentesee rriclea feds Historia del siglo sx “i 2s ase 0 conviv sniliar que cooper On ellos i nce, que 9€ CONLIETID eM el poe jos xiv y XX, habia evolucionado de alin era co conjunte Bt de que bis . tal en los sigh dey occden! ie Jia y unas unidlades de parentesco smucho mis ampli _ tae pollo del individualismo burgués o de cualquier Un ane de ‘allo del individualts g nies “ un eat del desarrollo ¢ “a ist6rico, sobre todo del cardcter de la cooperaciga ns sacedades preindustrales. Hasta en una instiueg 2!) sun tgro fala conjunta de Tos esl de los Baleangy 8 2 ng su familia en el sentido estricto de la palabra ada malentendio h 0 sea, pany » Para sy rnb, cuando Te toca, para los miembros soleres fe iby hijos, pero t ido Je toca, para lo siti yy panos» (Guidetti y Stab, 1977, p. 58). La existencia de ete gla a len yy del hogar, por supuesto, NO significa que los grupos o comunidades de m family . arenes, 2 Tos qe se integra se parezcan en ot7Os aspectos. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo xx esta distibucisn bie rulers emper6 a cambiar a fa velocidad del rayo, por lo menos en on 8 Njomales «desrrollados», aunque de forma desigual dentro de stn ‘sen Inglaterra y Gales —un ejemplo, lo reconozeo, bastante expen cen 1938 habia un divorcio por cada cincuenta y ocho bodas (Mitchell, 1974 30-32), pero a mediados de los ochenta, habia uno por cad 75, pp, 1 ¥ du. F565. 2,2 bodas(L saad ednk, 1987). Después, podemos ver la aceleracin de esta tendenee . alegres sesenta. A finales de Jos afios setenta, en Inglaterra y Gales habia mis de 10 dlivorcios por cada 1.000 parejas casadas, o sea, cinco veces mas que en 1961 (Sua! Trends, 1980, p. 84). sta tendencia no se limitaba a Gran Bretatia, En realidad, el cambio espe. tacular se ve con la maxima claridad en paises de moral estricta y con una fuerte carga tradicional, como los catélicos. En Bélgica, Francia y los Paises Bajos el indi- ce bruto de divorcios (el ntimero anual de divorcios por cada 1.000 habitantes) se triplicé aproximadamente entre 1970 y 1985. Sin embargo, incluso en paises con tradicién de emancipados en estos aspectos, como Dinamarca y Noruega, se dupl caron 0 casi triplicaron en e! mismo periodo. Esta claro que algo insélito le estaba ‘ocurriendo al matrimonio en Occidente. Las pacientes de una clinica ginecolégica de California en los afios setenta presentaban «una disminucisn sustancial en e mimero de matrimonios formales, una reduccién del deseo de tener hijos [-] ¥ ut cambio de actitud hacia fa aceptacién de una adaptacién bisexual» (Iisman, 199%, p.67). Noes probable que una reaccidn asf en una muestra de poblacién femenina de parte alguna del mundo, incluida California, se hubiese podido dar antes dees! década, La cantidad de gente que vivia sola (es decir, que no pertenecia a una pareit 0? a rae més amplia) también empezé a dispararse. En Gran Bretafia ee Sees estable durante el primer tercio del siglo, en torno al 6 eee 1960 y 198 cot una suave cendencia al alza a parti de entonees MY , Jos hogares, yet 1a ae, © duplicd, pasando del 12 al 22 por Te ers €1 al, 1958, Seng) ree 3 mas de fa cuarta parte (Abrams, 1945; CMT c * Serial Trends, 1993, p, 26). En muchas de las grandes clues, entales constituian més de k abi, Ia tipica fail nuclear occidental. bea 4 mitad de los hogares. En cambio, lp Pt, los Estados Unidos ore casada con hijos, se encontraba en oe owas n Por 100 en veinte fos { temillas eayeron del 44 por 100 del te ee, jos i acids a mediadga de joo 9800; en Suecin, donde casi Ia mitad los afios ochenta eran hijos de Iteras ( res sol La revolucién cultural sppsaron del 37a 25 por 100. Incase en tos pase a 20) Petaban nis de la mitad de los hogares ea ioe arallads tees Bajos, Gran Bretaia) se encontraban ahor 0 (Canady Alen af Hjeterminados cts0s,dej6 de ser incluso pice Aer et ggpor 100 de wodas has familias negens de los Tata Cae O® smo, en 1994 et pormujeressolteras,y el 70 por 100 de los nits Se : roe ls madres solteras slo eran cabezas de familia del 114 pee eS jeade color, incluso en las ciudades, slo del 124 p se Au OE 0 de i iejaen 1970 la cifra era de silo el 33 por 100 (ew Yok Tv evsis de Ta familia estaba vinculads a (Neat York Times, 3-10-92) nde la conchetn ada a importantes cambios en |; en donde atin nania Federal, aban encabezadas n por las fami- (Frazier, 1957, p, 3) p ual, la pareja y as actitudes vimo extraoficiales, los més imenark & bare ya procteacin, tao pi Seinidente, en los aos sesentay setenta, Ofcalnenay ene Toa berlizacién extraordinaria tanto para los heterosexwale fue una época de li- ks mujeres, que hasta entonces bablan gozado de mache ence herent fone) eomo par os homoseualess ado de cha menos brad ie os Fo ee a a ee stidades homosenuales fueron legalcadas en la sega fated te es ahos senta, unos afios mas tarde que en los Estados U ee Iegaizar Ia sodomia (Illinois) lo hizo en 1961 (Johansso load el primer estado ea 1349). En la mismisima tala del papa, el divorcio se le Fen gn eh 30 confirmado mediante referéndum en 1974. La venta de eee eaNoce eres macién sobre los métodos de control de la natalidad i 1975 un nuevo e6digo de derecho familiar sustiuyé al vieo que hab par vigor desde le époen Eset. Finalmente, cl aborto ps ase legal en 1978 lou fv confrmado mediante eferéndum en 1981 areas ener Se ee eee ae a as leyespermisvas hicieron mis fc its hata entoneesprohbids ydiron mucha m publicidad estas cuesions, laleyreconcié mds queer el nuevo lima de reljcion seal Que en fos ao cna lool 1 po 10 de ls mes Driténieas hubiesen cohabitado darante midenspo cons futuro marido ats Ge exsarse no se dea aa legac, como jeres lo hie echo de que a principios de los afios ochenta el 21 por 100 de a ent iesen (Gillis, 1985, p. 307). Pasaron a estar permitidas cosas que hasta ronces habfan estado prohibidas, no solo por Ia ley o Ia religi6n, sino tambié por la moral consuerudinaria, las convenciones y el qué dir : er fi endencias no afectaron por gua es spate del mando Mens due el divorcio fe en aumento en todos os Pa donde era pri esi. caine momento, que la disolucién formal del matin medias ficial significa lo mismo en todos elle) nations abi comer algo mucho menos estable en algunos. En Tos a8 cent sigui send Mer mnis permanente en los pafses eatdlicos (no communi 5). El divorco es heros corriente en la pensula iérica y en alia, mene 80 en paises que presumen de avanzad divoreid Pris en Cuba). Corea hios en México, por cada 33 en Brasil rer POF caer niendo en event Bra (mnt eraiioal (ee pos por cada I ination eg Teed ee os norte se daban diferencias iales ‘arse, de forma Oficialmente est for- yen unos Se mantuvo como un pais atid desu desarrollo un divore ‘ enta hasta Japon tenia un indte fT paneia_y muy inferior al de Ios britinicos Yes vorciarse. Incluso dentro de! mundo en ceded Histo del siglo \ runque mis reducdas que en el mundo capitalist, sly Silo superaban los Estados Unidos en la propension sje. * he Up sus matrimonios (UN Horld Social Situation, 1989, 9, 44) 5 Mab sorprenden. Lo que era y sigue siendo mucho mis inter, Miler pequeitas, las mismas transformaciones pueden detectay de modernizacion». Algo que resulta evidente cultura popular 0, mas concretamente, de la cultura juven I ¥ es que si el divorcio, los hijos ilegitimos y el auve de | rentales (es decit, en la inme de lar potente indicaba un profundo cambio en La relicion existent a Hre) indica cin entre los sevos, el auze de una cultura especiticane 8 1 mayoria, s6lo con li mad i re lh lguron sh en la generacién precedente (Lanner, 1962, p. 154) — hasta mediado. nvirticron ahora en un grupo social independiente. Lov a espectaculares, sobre todo de los afios sesenta y setenta, fy eneraciones. Los javenes, en tanto que grupo con con J —que en los paises desarrollados empezo a dans (Os, Se ciones de sectores generacionales que, en paises menos politi la industria discogritica, el 75-80. por 100 de cuya produccion —a saber, rock— se vendia casi exclusivan anos (Ilobsbawm, 199. sesenta, anticipada pe culturales etiquetados de varias formas, pertenecid a los jévenes, que redunm la condicidn de nitios o incluso de adolescentes (es decir, d adultas), al tiempo que negaban el carieter plenamente humano de wl gener cién que tuviese mas de treinta aitos, con la salvedad de alyain que otro g Con la excepcion de China, donde el anciano Mao movilizo a hem veniles con resultados terribles (véase el capitulo 16), a los josenes el los din nte un publico de entre catorce y vent pp. xwiexxty). La radicalizacior conting ‘ntes reducidos de disidentes y automaryinade dirigéan en la medida en que aceptasen que alyuie su mismo grupo, Este es claramente el caso de los movimientos est / cance mundial, aunque en los paises en donde éstos preeipitaron las masas obreras, como en Francia y en Italia en 1968-1969, [1 nica’: venia de trabajadores jévenes. Nadie con un minim de experienes 00 iones de la vida real, o sea, nadie verdaderamente adulto, podria he" confiadas pero manifiestamente absurdas consignas del mayo PIT del «otofio caliente» italiano de 1969; «tutto € subitor, lo querer” mismo (Albers, Goldschmidt y Ochike, 197 1, pp. 5 y 184) La nueva «autonomia» de la juventud como estrato soci! 16 simbolizada por un fenémeno que, a esta escala, no tent Se ntud acab gon desde la época del romanticismo: ef héroe cuya vidi ¥ WENT Sols tnismo tiempo. Esta figura, cuyo precedente en los afios einen cine James Dean, era corriente, tal vez incluso el ideal piers FN Convirtié en la manifestacién cultural caracteristica de la 86M" Vo, Buddy Holly, Janis Joplin, Brian Jones de los Rolling Stones: I ones. ‘ K 0 as de un © Hendrix y una serie de divinidades populares cayeron viet ideado para mori | indepe ura inta fue Dronto. Lo ane crnvertia esas muertes 60 9 La revolucion cultural 293 pou que erent vrafesin para toda Ta vida, pero no la de jeune premier wR obstante, ange ls Componentes dela jncnted a 1 constanteme sable ynotorio que una “qeneracions estulinttecle ee ca ©, sus filas siempre vuelven a Tlenarse. El surgimiente del aro rent social conscienite Fecibid un reconocimiento cada vey tapor parte de Tos fabricant nes de consumo, menos caluirose por parte de ssnayores qe veitn ino el espacio exstente entre los queesan dienes acopta a etiqueta de «ninom y los que insistian en lade «adultos ae ihe expandien- do. mediados de Tos sesenta, incluso el mismisimo movimiento de Balen Powell ls Boy Scouts ingleses, abandoné la primera parte de su nombre coma cone ee alespiitu de los tiempos, y cambis el viejo sombrero de explorador pore ae indiscreta boina (Gillis, 1974, p. 197). Los grupos de edad no son nada nuevo en | cién burguesa se reconoeéa la existence la madurez sexual, pero todavia se telectual y earecian de ida adulta, El hecho de que este grupo fuese mis joven al empezar la pubertad y que aleanzara antes su mixine crecimiento (Floud et al, 1990) no alteraba de por sila situacién, sino que se lini. taba a crear tensiones entre los jévenes y sus padres y prof tratarlos como menos adultos de lo que ellos csperaban de sus muchacho n. La de actor puede ser adoleseente como amplio, entusias- de bie sociedad, ¢ incluso en la eiviliza- de un sector de quienes habian aleanzado encontraban en pleno crecimiento fisico e in. 1 experiencia de Is sores, que insistian en ‘efan ser. Los ambientes bu —a diferencia de las chicas— que pasasen por una época turbulenta ¢ «hicieran sus locuras» antes de «sentar cabezam. La novedad de a nueva cultura juvenil tenfa una triple vertiente. En primer lugar, la «juventud> pasé a verse no como una fase preparatoria para havida adulta, sino, en cierto sentido, como la fase culminante del pleno desarrollo humano. Al igual que en el deporte, la activid! Ja que la juventud lo * todo, y que ahora definia las aspiraciones de mis seres humanos que ninguna otra, la vida iba cb sta abajo parti de os treinta aos. Como maximo, después de esa edad ya era poco lo que te Pela Slane cece diese con una realidad social en ta que (con la excepcidn del Cia septs ir Cheeticulo y tal ver. las matemitieas puras) el poder, la influeneta y ol ademas de la riqueza, aumentaban con la edad, er See ae ate tisfuctorio en que estaba organizado el mundo. ¥ es ques hai os ss seen Munulo de la posguerra estuvo yobernado por una gerontoeraeia 67 WEN medida que en épocas pretéritas, en especial por hombres —ansine Tit Ne {ilala— que ya eran adultos al final, incluso a price Cee cy, Mundial, sto valia tanto para el mundo capita Seed lo Chi Mini, Tito), Churchill) como para el communist (Stalin y Kr hr, Sukarno). Ls itlemis de para los grandes estados poscoloniales (Can TA pees Tuuigentes de menos de euarenta aiios eran Und MN TT olticn aus soln enatios surgi de goles militares uma se OO enosque peer ae vara cabo oficiales de rango relativamente bai POUT Ay casero, que 0s de rango superior; de ahi gran parte del imps Poder alos treinta y dos aiios. or Be No obstante, se hicieron algunas eomeesiones OT Ye ts cases ead ede los cosine ente ndustrias de I Jesproporcionadament fciaron des Ientelicia or jempre cons Jcitas y acaso NO gente Y “htes a los sectores juveniles de la soci thre todo por parte de Ins Morecientes a el cabellor y de la higiene intima, que sy Historia det siglo NN sie a ques acumafada en anos ewantos P arrollados.! A partir de finales eae centa hubo una tendencia a rebajar bt edad de vote a los dieciach Jos Bstados Unidos, Gran Bretaa, Mlemania y Francia y tambien se dio algun signo de disminucion de fa edad de consentimiento para fas ehrcranes sevaales (heterase niles), Paradajicamente, a medida que se iba prolon slo ta esperana ale viea, ef porcentaje de ancianos aumentaba y, por lo meng aye fa clave alta y a media, lt decadencia senil se retrasaba, se Heygaba antes a fy ctiad ale jubilacion y, en tiempos dificiles, la sjubilacion anticipada» se convirti6 en fate de Jos metodos predilectos para recortar costos laborales. Los ejecutivos de arent aos que Ps can cantas d Jes y admtinistrativos para encontrar un nuevo trabajo, iva de la primera: era 0 se convir ado», en parte porque YEN parte porque ce de una cul ncia, y tambien tud una ven- a ale ke vies por eiemmplo ¢ lian su empleo encontrab mas de jos trahajadores manuatles J anda novedad de la cultura juvenil de ay desarrolladas de me La seg tio en dominante en las seconony ahora representaba una masa concentrada de poder adquisitiv cada nueva generacidn de adultos se habia socializado formando pa {propia y estaba marcada por esta exp bio tecnolégico daba a la juve 0s no tan adaptables, § tura juvenil con concienc porque la prodigiosa velocidad del ¢ taja tangible sobre edades mas conservadoras © por lo me la estructura de edad de los ejecutivos de IBM o de Hitachi, loc Jores y sus nuevos programas los disefiaba gente de veintitantos Js miquinas y esos programas se habian hecho con la esperanza nejarlos, la generacién que no habia crecide con ellos se daba pertecta cuenta de su inferioridad respecto a lay generaciones que Jo habian hecho. Lo que los hijos podian aprender de sus padres resultaba menos evidente que lo que los padres no sabéan y los hijos sf. EI papel de las generaciones se invirti. Los tejanos, la prenda de vestir deliberadamente humilde que populari- zaron en los campus universitarios norteamericanos los estudiantes que zo querian tener el mismo aspecto que sus mayores, acabaron por asomar, en dias festives y en vacaciones, o incluso en el lugar de trabajo de profesionales «creatives» 0 de otras ocupaciones de moda, por debajo de mas de una cabeza gris. La tercera peculiaridad de fa nueva cultura juvenil en las sociedades urbau fue su asombrosa internacionalizacién. Los tejanos y el rock se convirtieron &n Jas marcas de Ja juventud «moderna», de las minorfas destinadas a convertirse eh n todos los paises en donde se los toleraba ¢ incluso en algunos donde no, como en la URSS a partir de loy afios sesenta (Starr, 1990, capitulos 12 y 13)- FL inglés de las letras del rock a menudo ni siquiera se traducia, lo que rellejaba {a apabullante hegemonia cultural de los Estados Unidos en la cultura y en los esos de a bepulares, a ve hay awe destacar que los propios centros de ie enn “ern nada rg rlotcros cn este terreno, sobre ne pee, eles, y rec ens dos estilos importados del Caribe, biade Fave) pena eager una moved, pero su as operand habia ca Cineritoesea etree, s vector prinepal hab sido a insti ea arene fa tinica con una distribucién masiva a escala pl por un piiblico de cientos de millones de individuos que al cual se esque sus nuevos orden: afos. Y aunque de que hasta un tonto pudies mayorias Del mereade dia ala Barn Fee anna de sprenuctos de uso personal» en 190, el $4 por 100 le corres Te epattae Sh 40 por 1019 Nerteameéiesy el 19 por 1003 Jain, FERS ta co) Financial Times, WAY bros 100 restante Fepantia el 16-17 por 100 entre todos sus ti L Mt revolucién cultural rosasmitas dimensiones justo despues dela Segunda ie ciange dela television, de ls produccisn einematogeag ne SUerta Mun sstema de estuios de Hollywood, Ia industria nang oe ™¢0Naly eon oh su preponderancia yuna parte atin mayor de su piblico, f Perdis parte de gu uma sesta parte de la produccidn cinematografiea 60 no produjo mis Japan nia a India (UN Starstical Yearbook, WOU eh } aun sin contar a ‘gran parte de su hegemonta. Los Estados Unido Hempo recuperaria de modo comparable los distintos mereados teloman guietOM hunea do sente nis ariados, Su moda juvenil se difundis direc ge) lita por la intermedia r » Bracias a una especie de os a araves de discos y luego cintas, cuyo principal hoy y que mahana, era la anticuada radio. Be canales de distribucién mundial de imagenes; a del turismo juvenil internacional, que diseminal jovenes en tejanos por el mundo; a través de la red mun capacidad para comunicarse con rapidez se hizo o ditundié también gracias a fa fuerza de la moda er ahora alcanzaba a las masas, potenciada por la pres Habia nacido una cultura juvenil global. Habria podido surgir en cualquier otra época? habria sido mucho mis reducido, en cifras relativas y absolutas, pues la prolon. gacién de la duracién de los estudios, y sobre todo la aparicién de grandes con. juntos de jdvenes que convivian en grupos de edad en las universidades provocé una ripida expansién del mismo. Ademis, incluso los adolescentes que entraban en el mercado laboral al término del perfodo minimo de escolarizacién (entre los catorce y dieciséis afios en un pais «desarrollado» tipico) gozaban de un poder adquisitivo mucho mayor que sus predecesores, gracias a la prosperidad y al pleno empleo de la edad de oro, y gracias a ly mayor prosperidad de ss padres gue v3 no necesitaban tanto as aportaciones de sus ijos al presupueso familie. Fue e descubrimiento de este mercado juvenil a mediados de los aos cincuenta Io gre ‘evolucions el negocio de la msica pop y, en Europa el sector de industria de moda dedicado al consumo de masas. F1 «boom britinico de les adolescenresy ue ; si Tag concentraciones urbanas de comenv por aquel entoneces, se hasaba en las concentraiones unhants 6 So chas rlatvamente bien pagadas en las ead vez mis numerous So {uea menudo tenian mas dinero para gastos que los CEO TD coreza yl lades menores a. gastos tradeionalmente masculine, eo ie tabaco, EL hoonr aamosteé su fuerza primero e” ¢1ee fen, 1968. muchachas adolescentes, como blusas, fe 1 pop, cus? pablica mis ve PP. 62-63), por no hablar de los conciertos ef 1 medirse P ible, y audible, eran ellas. EI poder del diner Fvenes pucd Tos jovenes f on 1953, 77 millones © sul las ve ados Unidos, qu ientas de discos e istados os € tas de discos en los millones ¢ 2,000 millones en ro del grupo 7 To menos Htados U pueve ante ial. Con del NO consiguiey n a través de los través de los contactos personales ba cantidades cada vez mayores de ial de universidades, cuya idente en los afios sesenta. Y se n la sociedad de consumo que in de los propios congéneres. Casi seguro que no. Su piiblico - ada miembt gasto por and hizo su aparicién el rock, 2 400 1973 (Hobshawm, 1993, p. xx1x). fin Tos de edad comprendide entre los ios se a js rico el pais mayor el remania Federal. ent Suecia Al Cineo veces vis en discus en 1970 Meo, Unidas is por aber [&#osio discorificn: Ios jovenes He Mare siete Y eis y Espa los aises Tajo y Caran Bretaa gosta eM TT, gan a Sa ae .scubrimic {que los de paises mas pobres per de Weenes cl i 6 a los jove™ Su poder adquisitive facilit * Historia del siglh SX 488 sae lento. Sin etmbang, Fo que defitio los contorng, histne historico que separaba a las generaciones a The nacialas, digantos, despues de 1950; un dle es, acids, abistno ing rates o euler dia fue of HOF ws y mes dent cates poe que el que ante se teswentes aire) plena sess imventes vivian en sociedad div mh eset Lo volar, conte Chit, Yostaia 0 Esto: por li conus foveal Oca fea» Jape pork eran dl eobonitismo, No Het Tr epoes de antes del diluvin, Con I posible y nies excep de serra compart de ua gran guerra nacional, como la que unié dn a experic : : decapefempe a jovenes y mayores en Rusia y en Gran Bretaia, no tenian form perimentado o va de entender lo que sus mayores habian ¢ entido, ni siqui aban dispuestos a hablar del pasado, algo que no acostumbrah iaponeses ¥ frances antes de vexistia entre padres ¢ hijos, La mayoria dle los pad conciencia de ello durante 0 después es s de los a S aliog jes divorciadas de su pasade a formadas nte S oe a s. Como podia un joven indio, cuando estos ¢ hacer la mayoria de alemane y i puss quien of Congreso era el gobierno o una maquinaria politica, comprender ven para quien éste habia sido ls expresion de una lucha de liberacién na- onal? -Como podian ni siquiera los jovenes y brillantes economists indios que onquistaron las tacultades de economia del mundo entero legara entender sus taestros, para quienes el colmo de la ambicién, en Ia época colonial, habia sido simplemente llegar a ser «tan buenos como» el modelo de la metrépoli= La edad de oro ensanché este abismo, por lo menos hasta los afios setenta, sémo era posible que los chicos y chicas que crecieron en una época de pleno Empleo entendiesen la experiencia de los afios treinta, 0 viceversa, que una gene- acin mayor entendiese a una juventud para la que un empleo no era un puer= to seguro después de la tempestad, sino algo que podia conseguirse en cualquier momento y abandonarse siempre que a uno le vinieran ganas de irse a pasar unos cuantos meses a Nepal? Esta version del abismo generacional no se circunseribia 4 los paises industralizados, pues el dristico declive del campesinado produjo bre- chas similares entre las gencraciones rurales y ex rurales, manuales y mecanizadas. Los profesores de historia franceses, educados en una Francia en donde todos los nifios venian del campo o pasaban las vacaciones en él, descubrieron en los afios setenta que tenfan que explicar a los estudiantes lo que hacfan las pastoras y qué aspecto tenfa un patio de granja con su mont6n de estiércol. Mis atin, el abismo generacional afect6 incluso a aquellos —Ia mayoria de los habitantes del mundo— que habfan quedado al margen de los grandes acontecimientos politicos del siglo, ‘6 que no se habian formado una opinién acerca de ellos, salvo en la medida en que afectasen su vida privada, Pero hubiese quedado © no al margen de estos acontecimientos, Ia mayoria de la poblacién mundial era mas joven que nunca. En los paises del tercer mundo; donde todavia no se habfa producido la transicién de unos indices de natalidad altos a otros mas bajos, era probable que entre dos quintas partes y la mitad de los habitantes tuvieran menos de catorce afios. Por fuertes que fuera los lazos de fa- rales! aaa fuese la red de la tradicién que los rodeaba, no poslia dc capers mens abismo entre su concep de la vida, sus experiencis} a aque regresaron a su ee mayores. Los exiliados politicos sudafri c Toque significds ae brinipios de los afios noventa tenfan una percepein : Seale race ee Nacional Africano diferente de la de cian ondear la misma bandera en los guetos africane a Nelson Mandela la mayoria de Ia gente de Sowet La revolucién cultural 87 nacidda mucho después de que éste ingee una imagen? En much como estos que en Oc de continuidad pe ara en prisidn, sino como un simbolo o aspectos, el abismo generacional era mayor en paises idente, donde la existencia de instituciones permanentes y a unia a jévenes yn 1 ul La cultura juvenil se convirtis tid mas amplio de modo de disponer en la matriz de la revolucién cultural en el s uuna revolucién en el comportamiento y del ocio y en las artes comerciales, ula vee anis el ambiente que respiraban los hombres y sus caracteristicas son importantes: era populista e icon terreno del comportamiento individ las costumbres, en el que pasaron a configurar mujeres urbanos. Dos de oclasta, sobre todo en el ual, en el que todo el mundo tenia que «ir a lo Suvo» con las menores injerencias posibles, aunque en la prictica la presion de los Senseneres y Ia moda impusieran la misma uniformidad que antes, por lo menos dentro de los grupos de congéneres y de las subculturas, Que los niveles sociales mis altos se inspirasen en lo que vefan en «el pueblo» no era en si una novedad. Aun dejando a un lado a la reina Maria Anton’ tugaba a hacer de pastora, los romenticos habian adorado la cultura, le misien bailes populares campesinos, sus intelectuales mis a la moda (Baudel coqueteadlo con la nostalgie de la boue (nostalgia del arroye) victoriano habia descubierto que las relaciones sexuales con m inferiores, que y los re) habian urbana, y mas de un niembros de las cla de uno u otro sexo segtin los gustos personales, eran muy grat (Estos sentimientos no han desaparecido atin a fines del siglo xx.) En la era del ims Perialismno las influencias culturales empezaron a actuar sistemsticamente de abajo arriba (véase La era del imperio, capitulo 9) gracias al impacto de las nuevas artes plebeyas y del cine, el entretenimiento de masas por excelencia, Pero la may los espectéculos populares y comerciales de entreguerras seguian bajo la hegemonia de la clase media o amparados por su cobertura. La industria cinematogrifica del Hollywood clasico era, antes que nada, respetable: sus ideas sociales eran la vers estadounidense de los s6lidos «valores familiares», y su ideologia, la de la oratoria Patridtica, Siempre que, buscando el éxito de taquilla, Hollywood descubria un wé= nero incompatible con el universo moral de las quince peliculas de la serie de «Andy Hardy» (1937-1947), que gané un Oscar por st «aportacién al fomento del modo de vida norteamericano» (alliwell, 1988, p. 321), como ocurrié con las primers Peliculas de gangsters, que corrfan el riesgo de idlealizar a los delincuentes, el orden moral quedaba pronto restaurado, si es que no estaba ya en las seguras manos del Cédigo de Producci6n de Hollywood (1934-1966), que limitaba la duracién permi- tida de los besos (con la boca cerrada) en pantalla a un mixin de treinta segundos, |.os mayores triunfos de Hollywood —como Lo que e vento se levé—se basaban en novelas coneebidas para un piiblico de cultura y clase medias, y perten cian a ese tuniverso cultural en el mismo grado que Lat feria de las vanidades de Thackeray © el Cyrano de Bergerac de Edimond Rostand. Sélo el género ansrquico y populista de Ja comedia cinematogrifica, hija del vodevil y del circo, se resistié un Hemp a ser ennoblecido, aunque en los afios treinta acabé sucumbiendo a las presiones de un ‘rillante género de bulevar, la «comedia loca» de Hollywood. _ También el tiunfante «musical» de Broadway del perfodo de entreguertas,y ‘os mimeros bailables y canciones que contenia, eran géneros burgueses, aunque antes. mayoria de n 2s Historia del siglo xx snconvebibles sin la influencia del jazz. Se escribian para la clase media de Nye York, con libretos y letras dirigidos claramente a un pablico adulto que ee ono como gene refinada de ciudad, Una répida comparacin dels lew Cole Porter con las de los Rolling Stones basta para ilustrar este punto. A] a aque edad de oro de Hollywood, fa edad de oro de Broadway se basaba en isin ihonis de lo plebeyo y lo respetable, pero no de lo populista. - La novedad de los afios cincuenta fue que los jovenes de clase media y alta, Jo: menos en el mundo anglosajén, que marcaba cada vez més la pauta univers, empezaron a aceptar como modelos la misica, la ropa ¢ incluso el lenguaje de fh chse baja urbana, o lo que creian que lo era. La miisica rock fue el caso m sorprendente. A mediados de los aiios cincuenta, surgiG del gueto de la «anisica unica 0 de rythm and blues de los catélogos de las companias de discos norte- americanas, destinadas a los negros norteamericanos pobres, para convertirse en tl lenguaje universal de la juventud, sobre todo de la juventud Wlanca. Anterior mente, los jovenes clegantes de clase trabajadora habian adoptado los estilos de la mova de los niveles sociales més altos o de subculturas de clase media como Jos artistas bohemios; en mayor grado ain las chicas de clase trabajadora. Ahora pareja tener lugar una extrafiainversién de papeles: el mercado de la moda joven pleheya se independizd, y empez6 a marcar la pauta del mercado patricio, Ante el vance de los tejanos (para ambos sexos), la alta costura parisina se retird, o acepté su derrota utilizando sus marcas de prestigio para vender procluctos de consumo masivo, directamente o a través de franquicias. EI de 1965 fue el primer aiio en Gque la industria de la confeccién femenina de Francia produjo més pantalones que faldas (Veillon, 1993, p. 6). Los j6venes aristécratas empezaron a desprenderse de su acento y a emplear algo parecido al habla de la clase trabajadora londinense.” Jovenes respetables de uno y otro sexo empezaron a copiar lo que hasta entonces ino habja sido més que una moda indeseable y machista de obreros manuales, sol- dados y similares: el uso despreocupado de tacos en Ja conversacién, La literatura siguié la pauta: un brillante critico teatral Ilevé In palabra fick [«joder»] a la au- diencia radiofénica de Gran Bretafia. Por primera vez en la historia de los cuentos de hadas, la Cenicienta se convirtié en la estrella del baile por el hecho de no llevar ropajes espléndidos. 1 giro populista de los gustos de la juventud de clase media y alta en Occiden- te, que tuvo incluso algunos paralelismos en el tercer mundo, con Ia conversion de los intelectuales brasilefios en adalides de la samba,’ puede tener algo que ver con el fervor revolucionario que en politica ¢ ideologia mostraron los estudiantes de clase media unos aftos mas tarde. La moda suele ser profética, aunque nadie sepa emo. Y ese estilo se vio probablemente reforzado entre los javenes de sexo masculino por la aparicién de una subcultura homosexual de singular importancia a la hora de marcar las pautas de Ja moda y el arte. Sin embargo, puede que baste considerar que el estilo populista era una forma de rechazar los valores de la ge neracién de los padres 0, més bien, un lenguaje con el que los jévenes tanteaban nuevas formas de relaconarse con un mundo para el que las norma y Tos valores lc sus mayores parecia que ya no eran vilidos. n 2. Los jéwenes de Eton emy : le Eton empecaron a hacerlo finales dle los afios cincuenta, sein un vice- Airecor de esa insttucin de elite. a a3 3. Chico Buarque de Holanda, tea, era hijo de un destacado histo ‘enacimiento cultural e intelectual 4a mixima figura en el panorama de la misiea popular bras riador progresista que habia sido una importante figura en ¢! de su pais en los afios treinta La revolucién cultural £1 earieter ie : Ble onoclasta de la nueva cultura juveni My dad en los momentos en que se le dio plasmac iuvenil afloré con | fue se hicieron ripidamente famosos del eee ae ae thine, y en la maxima del radical pop nome oy Pah cameric Sees humans laciones y por las pautas de conducta que era de prever gon merle de esis re- mmuvo los indvidues, cuyos papelesestaban predecren gS € eseits. De ahi la inseguridad traumatica que se odes normas de conducta se abolian operdian su rartn de concen BS quienes sentfan esa desaparicidn y quienes eran demareh, eancomPEemsi noeido otra cosa que una sociedad sin reglas Asi, un antropslogo brasilefio de los afios achenta deseriy ‘arn de clase media, educado en la cultura mediterrinea del ino la vergiienea de su pais, enfrentado al suceso cada ver mis habitual de que un grupo de dores le exigiera el dinero y amenazase con violar a su novin, En tales cireu cias, se esperaba tradicionalmente que un caballero protecicne dinero, aunque le costara la vida, y que la mujer prefi una suerte tenida por «peor que’la muerte». Sin embargo, en la realidad deen grandes ciudades de fines del siglo xy eta poco probable que ls reshtencissen €l honor» de la mujer el dinero, Lo razonable en tales eircunstanvin yeh para impedir que los agresores perdiesen los estribos y eausaran vetion dato g cluso legaran a matar. En cuanto al honor de la mujer, definido tradhcionsimenne como la virginidad antes del matrimonio y a total fdelidad a su marid despues, zqué era lo que se podia defender, a la luz de las teorias y de las pricticay sexvaley habituales entre las personas culta yliberadas de los aios ochenta? Vsin embargo, tal como demostraban las investigaciones del antropélogo, todo eso no haciy cl ¢aso menos traumético. Situaciones no tan extremas podian producir niveles de inseguridad y de sufrimiento mental comparables; por ejemplo, contactos sexusles corrientes. La alternativa a una vieja convencién, por poco razonable que fuera, podia acabar siendo no una nueva convencién o un comportamiento racional, sino ‘a total ausencia de reglas, o por lo menos una falta total de consenso acerca de lo que habia que hacer. ; En la mayor parte del mundo, los antiguos tejidos y convenciones sociales, d es socioeconémicas sin Parangén, estaban en situacion delicada, pero atin no en plena desint rac, lo Cual era una suerte para la mayor parte de la humanidad, sore tod para os po bres, ya que las redes de parentesco, comunidad y vecinda ran bisias para it ‘Supervivencia econémica y sobre todo para tener éxito en un ivi combinacién ($f parte del tercer mundo, esas redes funcionaban como una combinacn '¢ Servicios informativos, intercambios de trabajo, fondos | De hecho, sin laco- fpPitah mecanismos de ahorroy sistemas de seguridad social. De oe hesion familiar resulta dificilmente explicable el éxito econdm del mundo, como por ejemplo el Extremo Oriente. eons En las sociedades mas tradicionales, las tees rimaidad del orden social aceptado }_ttiunfo de la economia de empresa miné la Ici aspiraciones de la gente asa ances: basado ena desigual ad a re ones funconales de l Pasaron a ser més igualitarias, como porque las ju hilos que les entre Hsu trato » Aunque no siempre antiguas in entre ado jévenes para haber co. ala tension de un stan la mujer, si no al ese morir antes que correr Historia del siglo Xx 292 fesiquakad se vieron erosionad: As, J opulencia la prodigalidad designa 7 cién fiscal de la fortuna de la famil Spins ah - ral que la exencion fiscs a de la familia real britgnic de la India (igual g ini ls ica, qu ia hasta los afios noventa) no despert envidias ni ef vento de sus sabditos, como las podria haber despertado las de un vecing, gue eran parte incegrane y’sigmo de su pape singular en el orden social ¢inei ue ea sen cierto sentido se crea que manten,estabilizaba y sini, io parecido, los considerables lujos y privileyios de os gran su reino. De mo ¢ 2 anion aponeses esultaban menos inaceptables,en la medida en uc ei no fue criticad en. ai ou forcuna particular, sino como un complement a su situacin fy ae come la economia, al modo de los lujos de que disfrutan los miembros de —Jimusinas, residencias oficiales, ete.—, que les son retira gabinete briténico lo a las pocas horas de cesar en el cargo al que & ociados. La distribucion re de las rentas en Japén, como sabemos, era mucho menos desigual que en fay so ciedades capitalists occidentales; sin embargo, a cualquier persona que abservay Ia situacién japonesa en los aftos ochenta, incluso desde lejos, le resultaba dificil ludir la impresién de que, durante esta década de erecimiento ceondimico, la acu mulacién de riqueza individual y su exhibicién en piblico ponia mis de manifiesto dl contraste entre las condiciones en que vivian los japoneses comunes y corrientes — mucho més modestamente que sus homélogos occidentales— y la situacion de Jos japoneses ricos. Y puede que por primera vez. no cstuviesen suficientemente protegidos por lo que se consideraban privilegios legitimos de quienes estin al servicio del estado y de la sociedad. En Occidente, las décadas de revolu mayor. Los extremos de esta disgregacidn son especialmente visibles en el discurso publico ideolégico del fin de siglo occidental, sobre todo en la clase de manifes taciones piblicas que, si bien no tenfan pretensi6n alguna de anilisis en profun didad, se formulaban como ereencias generalizadas. Pensemos, por ejemplo, en el argumento, habitual en determinado momento en los circulos feministas, de que el trabajo doméstico de las mujeres tenia que calcularse (y, cuando fuese necesario, pagarse) a precios de mercado, o la justificacién de la reforma del aborto en pro de un abstracto «derecho a escoger» ilimitado del individuo (mujer).’ La influencis generalizada de la economia neoclésica, que en las sociedades occidentales seculs rizadas pas6 a ocupar cada vez més el lugar reservado a la tweologia, y (a través de la hegemonia cultural de los Estados Unidos) la influencia de la ultraindividualista jurisprudencia norteamericana promovieron esta clase de retérica, que encont su expresi6n politica en la primera ministra briténica Margaret Thatcher: «La s- ciedad no existe, sélo los individuos», ° RTE enn ies que fuesen los excesos de Ia teria, | reformers seugmente extrema, En algiin momento de fos aio setenis 1m meee anglossjones, justamente escandalizao» (1 cnfermos mentale re) POF dos efeeos de la institucionalizacién sobre Tos n con éxito una campafia para que al maximo nt jon social habian creado un caos mucho 4 prietica era 5. La legitimid; ‘que se utiizan ae una demanda tiene que diferenciarse claramente de lade losarzwen'" soutmenc na ae oe an La telacn entre marido, mujer ehijos ene hogar n9 te 20 Conceptual. tampoca dong nenedores ¥ consumidores en el mercado, ni siquier2 3 nivel “korea ainda fener O no tener un hijo, aunque se adopte umilaterainente ble con el Hviduo que toma la decisién. Fs es mente con Male con el deseo de transforma ef rae isin. Eta perogrllada es perfetamente 1a mujer en el hogar o de favorecer eb / “POONA Ulta rete posible de estes les periuitionan oh “ Fetar al evieado de la commanidade, Besse alOMae a ne ommunintades que cuidaven do ellos, None ttle mice qe habla eran las calles de ciulagha tt Batic tn mctigos con Bolas de plisticn y sin hngear ae tt York que lencvnele Sitenian sterte, bach © anata (ependin del eee eeMllaban y Ilda tus hospitals que tos habian echader alas caret rae convirtieron cn ef principal reeepticulo de foc galt Me Letudke Unig, orteamericana, sobre todo de sus mien he ete eles de | dela que era proporcionalmente fa mayor poblassig enh 2A presos por eada 100,000 habitant lecla que oar ten del ann (Walker, L9H; Haman Development, WV. 4) tg viel Metialente enfenen Las instituciones a las que més afectdel mre ce ta fannitia tradicional y las igesis tradicionales te Geog colapso en ef tercio final del siglo, Hl cemento que hake comunidad catilica se desinteges con asombrosa rupideg: hee senta, lv asistencia a misa en Quebee (Canadsy h 120 por 100 cionalmente alto indice de natalidad francecan 6 por debaja de de Canad (Bernie y Boily, 1986). La liberacicn dela imuperie dec demanda por parte de las mujeres de mi Ve t el aborto y el derecho al divorcio, s Iglesia y fo que en el siglo x1x hab del capitalieno), como se hizo cada ve : tolicos como Irlanda 6 como tpa,¢ inc del comunismo— en Polonia, Las vocaciones stcerdotales y las denaks formas d ida religiosa cayeron en picado, al igual que la disposicién a Hevar una exis \e, real u oficial, En pocas palabras, para bien o para mal, a autoridad 1 ‘moral de la Iglesia sobre los files desaparecié en el agujero negro que se abi entre sus normas de vida y moral y la realidad del comportamiento finales del siglo xx. Las iglesias occidentales con un dominiey menor igreses, incluidas algunas de las sectas protestantes mas antiguas, exper ve atin més ripido. 5 consecuencias morales de Ia relajacin de los lazos tradicionales ¢ acaso fueran todavia mis graves, pues, como hemos visto, la familia no 9 {que siempre habia sido, un meeanismo de autoperpetuacidn, sino rar cnismo dle cooperacion social. Como tal, haba sito isin para el ma tanto de la ezoromfa rural come de I primitiva economia industrial 6 =) Toca y en el planctario. Ello se debia en parte a que no babi cass, OT carucurn erpresaial capitalist iyersonaladeciada hasta Wve 1 Sree del capital y la aparicin de las grandes empresas emPere © ‘amano visible» (Chandler, empresarial moderna a finales del siglo vy a nat gina que tenia que complementar Ja «mano ae i san e dono proporciona por Pero un meaty sn mis pole ee en del un elemento esencial en cualquier st feet el nueva indivi apider. A lo large de |e del #0 medios de control de wal bre lon fe- scas antes de 1a época del capi een Seni dea eps poate. dos del ferrocarril. De hect ead ia auroridad pli sin 2 ons 6.1 modelo operativo de las grandes emp en la experie (ccapitalismo monopolista») no se inspiraba © ln exp buroeracia estatal 0 militar; ef. Ios uniform ear, dirigida por el frecuencia estaba, y tenia que estar dine Iucro, como los servicios de correos ¥ 12 8 de los empl Historia del siglo XX 294 fianza, o su equivalente legal, el cumplimiento de los contratos, privaos le contetaka o bien el poder del estado {como sabian los teéricos del ial sdualismo politico del siglo xvn) 0 bien los lazos familiares 2 sam Asi, el comercio, la banca y las finanzas interna jonales, ci impos de actu veces fisicamente algjados, de enormes beneficios y gran inseguridad, los manejado con el mayor de los éxitos grupos empresariales relacionados por nexos de parentesco, sobre todo grupos con una solidaridad religiosa especial, como los iudios los cuiqueros © los hugonotes. De hecho, ineluso a finales del siglo xx esos sinculosseguian siendo indispensables en el negocio del erimen, que no si esta ba en contra de la ley, sino fuera de su amparo. En una situaci6n en la que no habfa oa garanta posible de los contratos, sélo los lazos de parentesco y la amenaza de muerte podian cumplir ese cometido. Por ello, las familias de la ‘mafia calabresa de mayor éxito estaban compuestas por un nutrido grupo de hermanos (Ciconte, 1992, pp. 361-362 Pero eran justamente estos vinculos y esta solidaridad de grupos no econdmicos lo que estaba siendo erosionado, al igual que los sistemas morales que los susten- taban, mis antiguos que la sociedad burguesa industrial moderna, pero adaptados para formar una parte esencial de esta. El viejo vocabulario moral «le derechos y deberes, obligaciones mutuas, pecado y virtud, sacrificio, conciencia, recompensas y sanciones, ya no podfa traducirse al nuevo lenguaje de la gratificacion deseada, Al fo ser ya aceptadas estas practicas ¢ instituciones como parte del modo de ordena- cin social que unia a unos individuos con otros y garantizaba la cooperacion y la reproduccién de la sociedad, la mayor parte de su capacidad de estrueturacion de [Bids social humana se desvaneci6,y quedaron reducidasa simples expresionee de la preferencias individuales,y ala exigencia de que la ley reconociese la suprema. cia de estas preferencias.” La incertidumbre y la imprevisibilidad se hic itarios, ideolégica «posmodernismo» y de juicio y de valores libertad ilimitada del Al principio las ve Pan reo ino bs venaas de una liberalizacion social generalizada habian pa- n el mundo menos a | ionari y costes minor ade undo los reaccionarios empedernidos, y su ote, Parecia que conllevase también una liberalizacio smmica, La : én una liberalizacién eco- pone 4cyBt30 oleada de prosperidad que ce nn Pea ‘garantizaba un minimo de it ic ienestar social y, cianos que vivian solos, adres en sus aiios final ingresos y un finalmente, los centros ¥ cuyos hijos ¢ hijas ya no cargo de sus p y es, 0 no se sentian obligados je de la ae delet He los ederechos» (legales y constituciona- ja oma e in«ividualismo incontrolad, por lo menos en los para la qu 'e derechos y deberes eran las dos caras de La revolucién cultural i 295 aello, Parecia natural ocuparse igualmente de ott sido parte del orden familiar, por ejemplo, wset dar los nifios de las madres a las pvardecnte st Jos socialistas, preocupados por las tiempo que exigian. “Tanto los calculos racionales como el la misma direcci6n que varias formas de ee ala eae tradicional porque perpetuaba la subordinacion de la mice 0 de los nifios y adolescentes, 0 por motivos libertarios de on de fa mujer el agpecto material, lo que los organismos pablicos podlisn poge eee et superior ao que la mayoria de las familias podia dar lest Lien ey cet mt por otras causas; el hecho de que los nifios de los paises deminer whee las guerras mundiales mas sanos y mejor alimentados que antes lo demostrala ¥ cl hecho de que los estados de Bienestar sobrevivieran en los paises nix rieos a finales de siglo, pese al ataque sistemstico de los gobiernos y de los idedlogos partidarios de] mercado libre, lo confirmaba. Ademés, entre socidlogos ¥ antropélogos socia- les era un t6pico el que, en general, el papel de los lazos de parentesco «disminuye al aumentar la importancia de las instituciones gubernamentales». Para bien 0 para mal, ese papel disminuyé «con el auge del individualismo econémico ¥ social en las sociedades industriales» (Goody, 1968, pp. 402-403). En resumen, y tal como se habfa predicho hacia tiempo, la Gemeinschaft estaba cediendo el puesto a la Gesell chaft; las comunidades, a individuos unidos en sociedades anénimas. Las ventajas materiales de vivir en un mundo en donde la comunidad y la fami- lia estaban en decadencia eran, y siguen siendo, innegables. De lo que pocos se die~ ron cuenta fue de lo mucho que la moderna sociedad industrial habia dependide hasta mediados del siglo xx de la simbiosis entre los viejos valores comunitarios y familiares y la nueva sociedad, y, por lo tanto, de lo duras que iban a ser las cons cuencias de su rapida desintegracidn. Eso results evidente en la era de la ideologia neoliberal, en la que la expresidn «los subclase~ s¢ introdujo, o se reintroduio, en el vocabulario sociopolitico de alrededor de 1980.* Los subclase eran Tos que, en las sociedades capitalistas desarrolladas y ras el fin del pleno empleo. no podian o no querian ganarse el propio sustento nel de sus fais en la economia de ser cado (complementada por el sistema de seguridad social. que paeciafancionse bastante bien para dos tercios de la mayorin de habitantes de esos pes sla sociedad de los dos tercios», Ke jos noventa (de ahi Ia formula «la so ins enos hasta los affos noventa (OF A politico socialemerata aman, Peter inventada en esa década por un ang , Pee Glotz), Basicamente, los «subelase» subsistan gracias 21 sven los programas de bienestar socal, aunque de vez en cuando Sonn del «crimen>, es decir, a las areas de la econom'’? a reste ert ef nivel social Beals dal eotaera. in embargo. dado Te a oe ee ee cohesién familiar se habia desintegrado POF CDT cctbles, pone, come de- In economia informal, legales 0:10, e720 MATETTT Ee eee pases del smostraron el tercer mundo y SUS MEV TO. hats ye fos fnmigrantes norte, incluso la economia oficial de los bat ) : ‘jl fiona bi redles de parentesco. ilegales sélo funciona bie! iuaciones que ances habian indo la responsabilidad de c 0, trash: bilidad de rderias y jardines de ing : necesidades de las mad fancia puiblicos, como res asalariadas, hacia desarolo histérico parecian apuntar en leologia progresista, incluidas las que asen SUS in si existen sunt [alos restos ales del siglo x1V ena te ae fi 1 equivalente en la Gran Bretaf les. 29 Historia del siglo Xx Los sectores pobres de la poblacién mativa de color de los Estados Unidos, decir, la mayoria de los negros norteamericanos,? se convirtieron en el parad de los «subclase»: un colectivo de ciudadanos pricticamente excluido de la so, dad oficial, sin formar parte de la misma 0 —en el caso de muchos de sus jaye varones— del mercado laboral. De hecho, muchos de estos jovenes, sobre todg los varones, se consideraban practicamente como una sociedad de forajidos o in, antisociedad. El fenémeno no era exclusivo de la gente de un determinado colos, sino que, con la decadencia y caida de las industrias que empleaban mano de oby, abundante en los siglos xtx y xx, los «subclase> hicieron su aparicién en una serie de paises. Pero en las viviendas construidas por autoridades pablicas socialmente responsables para todos los que no podfan permitirse pagar alquileres a precios de mercado o comprar su propia casa, y que ahora habitaban los «subclase», tampoco habia comunidades, y bien poca asistencia mutua familiar. Hasta el

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