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POEMAS SELECTOS

POEMA I

Cómo hacerte saber

Cómo hacerte saber que pienso en ti todo el tiempo, si a veces ni quiero dormir,
porque quiero seguir pensando en ti, y cuando estoy dormido no quiero
despertar, porque quiero seguir soñando contigo; dime, mujer, ¿cómo te hago
estar al tanto?

POEMA II

Cuando no estás

Cuando no estás,

mi corazón melancólico me pregunta cuándo volverás.

Cuando no estás,

los días no son iguales, las flores caen, la gente se pone de mal humor y
comienzan a desearte, mientras yo te echo de menos.

Pero cuando estás,

todo fluye; pareciera que nada puede ir mejor.

¿Cuándo volverás

a mi vida?
POEMA IV

La distinta, la única

Usted me gustó desde el primer día, pero yo desde el primer día trataba de
demostrarle lo contrario. No me gustas porque eres la más bella; me gustas
porque eres distinta.

¿Sabe qué significa eso?

Significa que usted es única para mí, y no es fácil encontrar algo único en un
mundo lleno de imitaciones de su ser.

POEMA V

El reloj de la catedral

Quisiera hacer un contrato con el reloj de la catedral, para que cada vez que
estemos ahí, se congele el tiempo; para que los momentos, con usted, sean una
eternidad.

POEMA VI

Echarte de menos

Yo desconocía

que el precio de estar

a tu lado

era extrañarte,

siempre, en todos lados.


POEMA VII

Te quiero

Te quiero, no para besarte ni para presumirte; te quiero para andar juntos de la


mano, pasear por las calles de la capital, entrar y salir de los restaurantes
mientras nuestras manos se fusionan,

en tanto que tú y yo nos comemos

un helado de fresa y chocolate.

POEMA VIII

Boletos eternos

Es un viaje muy largo nuestro amor,

sí, tanto que nuestros boletos deberían ser eternos.

¿Sabe por qué?

Porque eternamente quiero estar contigo.

POEMA IX

Tu dulzura

Extraño tu dulzura con la que siempre me recibías cuando me veías.

Extraño esa dulzura que mostrabas cada vez que te enojabas conmigo.

Tu dulzura era la forma más bella que tuviste, mujer, de demostrarme tu amor.

POEMA X

Tus dulces labios

Tus labios son los únicos que deseo besar, ya que el fervor de mi alma es capaz
de sentir tu éxtasis, pero es mi corazón quien te responderá y te guardará dentro
de la caja de Pandora que es mi pecho.
POEMA XI

Búsqueda inefable

No te lo niego: yo buscaba algo pequeño

en el mundo inmenso.

Pero al final,

terminé encontrando algo tan grande

en el mundo pequeñísimo;

te encontré a ti, mujer.

POEMA XII

Mi lugar favorito en el mundo

Si pudiera yo elegir mi lugar favorito en el mundo, ese sería definitivamente el


sitio entre tus brazos, mientras miro tus ojos y siento cómo tu corazón, con tu
pecho encima, late al ritmo del mío.

POEMA XIII

Quería yo contigo

¿Qué quería yo contigo?

Yo solo quería surcar la mar junto a tu velero,

que tú fueras la reina de mi tablero

y el deseo de mi estrella fugaz…

Yo, que solo miraba tus ojos con anhelo,

quería tu mano junto a mis dedos,

quería tenerte conmigo,


pero no puedo; solo

me queda soñar que volamos

por el cielo en calma.

POEMA XIV

Seguiré pensando en ti

Yo seguiré pensando en ti,

incluso cuando las obras de arte más bellas

estén ante mis ojos.

¿Te imaginas la razón?

Es que yo creo que tú eres

a quien siempre he amado,

y mi camino para conocer el verdadero

significado de la palabra amor;

mi refugio en la tristeza,

y mi despliegue en la felicidad.

Por eso y mucho más, seguiré en ti.

POEMA XV

No te compares

Mi vida, no te compares con nadie, porque tú eres como el sol y la luna: cada
uno brilla en su respectivo momento, y cada vez que lo hacen, todos quieren
verlos, todos quieren observarlos.

¿Ahora entiendes que para mí eres única?


POEMA XVI

El problema

El problema no es tu presencia en mis sueños; el problema es tu ausencia en mi


realidad.

POEMA XVII

Astrid

Desde niño lo sentí, y de joven lo confirmé: eres tú, mujer, eres quien no me
necesita para nada, pero que me quiere para todo.

POEMA XVIII

¿Qué quiero yo de ti?

Después de todo lo que te doy, ¿me pregunta eso?

Yo solo quiero sus cosas cotidianas:

tus buenos días,

percibir el olor de tu cuerpo junto al mío,

saber en qué piensas,

si de ti, de mí o de nuestro entorno.

Inventemos un placer entre inmenso entre nosotros,

que no sea más que otra forma de expresar

nuestro libre libertinaje de amor.

POEMA XIX
Tu blancura

Yo me enamoré de tu blancura, te dije mientras tocaba tu rostro; ¿recuerdas?

POEMA XX

Eres como la primavera

Eres como la primavera, ¿por qué?,

porque floreces como los capullos,

y tu calidez es tan pero tan refrescante…

Hasta el árbol más tronchado y sin hojas

reviviría con solo sentir tu aura;

ya que, para su reino,

eres tan vital como el agua.

Aunque para mí,

tú eres mi razón de existir,

ya que, si no estuvieras,

me moriría como aquella flor resentida

que la cambiaron de lugar.

POEMA XXI

Un beso

Con esa carita tan tierna y llena de emoción, me pides, blanquita mía, que te diga
qué es un beso; cierra los ojos: es un idioma como el que hablamos, pero aquí
se comunican solo los corazones enardecidos, desesperados por entenderse de
alguna manera, mientras cometen locuras y desarticulan la lengua con ayuda de
la que reside en la boca del otro.
POEMA XXII

No lo entenderán

Ellos jamás entenderán el por qué me enamoré de ti;

ellos dirán que fue por capricho o soledad,

pero ese día vi, en tus ojos, las estrellas

sin necesidad de que cayera la noche.

POEMA XXIII

Tu cuerpo

Tu cuerpo es aquel ente que, mi corazón,

desea tener todas las noches;

más que el impulso de mi alma,

es el impulso de mis sentimientos por ti.

¿Qué tan loco debo estar

para entregarte mis sentimientos?

Bastante; estoy bastante loco por ti.

POEMA XXIV

La casa vacía

Cuando te vas,

la casa vacía me pregunta

cuándo volverás;

sí, amor mío, esta casa en la que siempre

me saludabas con tus buenos días cariñosos,


esta casa a la que siempre llegábamos

después de pasear juntos por la periferia,

esta casa que ahora está vacía,

llorando en silencio,

porque nadie nunca la escuchó,

y ahora que tú no estás,

no hay nadie que comprenda su dolor.

POEMA XXV

Mi adicción

Mi adicción eres tú.

¿Te imaginas el por qué?

Quizá digas que esto es una enfermedad o una obsesión;

yo diría que es natural, porque,

¿qué adicción a lo natural es no es dañina?

Tu amor es como una espada de doble filo:

por donde la agarre terminará causándome daño,

por eso eres y serás siempre mi adicción.

POEMA XXVI

Yo, muriendo

¿De qué silencioso modo te me adhieres, mujer?, apenas con tu sonrisa; es


como si fueras el renacimiento, mientras yo sigo agonizando.

POEMA XXVII
Solo deseaba decirle a usted

Solo deseaba decirte a ti, mujer, algo que no se lo digo a cualquiera.

Te pido mis disculpas por la indiferencia con la que la trato;

yo venero a pocas personas, pero a las que venero no son solo personas,
también hay amores, y cuando hablo de amores me refiero solo a ti.

POEMA XXIX

Amores

Amores, son tantas las que dicen ser parte de mis amores;

son tantos amores los que rompieron mi corazón,

pero son tan pocos los que de verdad

se merecen llamar amores.

POEMA XXX

Cómo no enamorarme de usted

Cómo no enamorarme de ti, si tienes la belleza de los ángeles y la tentación del


mismo demonio.

POEMA XXXI

Y no te lo dije

Pude haberte dicho que moría por un beso tuyo,

que me moría por un abrazo,

por un te quiero que saliera de tus labios;

pude haberte dicho que te quiero,

que deseo verte a diario,


que no basta con solo verte en mis sueños.

¿Por qué no te lo dije?

Pero no pasó, no dije nada,

me callé hasta el último momento.

Ahora sé que te debo los mejores años de mi vida,

y no los peores que te di;

este es un vínculo que

ni la espada de Odín

será capaz de romper.

Es ahora cuando me arrepiento

de los errores que día a día cometía contigo,

pero tú, mi vida, siempre te reías,

tratabas de darme tu apoyo en los peores momentos,

y yo solo pensaba en cómo demostrarte

que estaba bien, aun cuando no era así.

No sabes cuánto quisiera que estuvieras aquí conmigo,

compartiendo mi insomnio, donde anhelo tenerte

sin necesidad de gritarle a la noche que te traiga de regreso.

Había en mis manos un espacio vacío,

el cual iban a ocupar tus manos, pero

nunca te di la talla adecuada.


Oh, cielo, ¿por qué me pasa esto a mí?

Será otro quien intente enamorarte;

aconséjale que no sea como yo.

Maldita cobardía que enreda mis palabras

y hace que me trague cualquier sentimiento bueno.

Maldito destino que nunca nos juntó.

Maldita suerte que nunca me arrimó el hombro.

Maldito este tiempo en el que vivimos,

este que me hace verte con alguien más

y no conmigo.

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