You are on page 1of 8
«UNA CALA EN LA CONTROVERSIA ANTI-PETRARQUISTA DE ‘LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVI. EL DISCURSO SOBRE LA POESIA CASTELLANA, DE GONZALO ARGOTE DE MOLINA» JUAN MATAS CABALLERO Universidad de Loén 0. Si acoptamos y emploamos la definicidn que ol profesor Lépez Estrada propone del término poética’, como tal podria considerarse cl Discurso sobre la poeséa castellana de Gonzalo Argote de Molina, escrito hhacia la segunda mitad del siglo XVI, y publicado en 1575, en Sevilla? Laupariciénde este Discurso adquiere una importanciasignificativa puesto que representa un hito destacado, junto a la Carta a la Duguesa de Soma de.Juan Bosciin, dentro del no muy dilatado panoramade preceptivas y posticas anteriores a las Anotaciones y enmiendas (1576) del Brocense y ‘alas Anotaciones (1580) dol Divino. El intorés de este tratadito no reside sélo en Ia circunstancia de que cronolégicamente sea una de las primeras poéticas renacentistas que aparecen, ni tampoco por ser de las primeras.en prestarle atencidn a fa literatura en lengua vulgar, en castellano, sino que su relevancia se halla, a mi juicio, on su especial habilidad para situarse Justo on e} centro do la polémica, que todavia por esas fechas mantione un importante grado de acitud, ontrs los partidarios dela tradicidn castollana xy los defensores de la innovacién petrarquista + atintendemos — dice Lépez Estrada— de una manera general por Poética ‘elplanteamiento de una actitud reflexiva ante el hecho literario (ereacién y percep iadora, conselente ea el usa de los recursos lingGfsices de condi ‘poética, que representa un fondo operativo tanto idooldgico como instrumental esta Poétien neta sobre el contenido y sobre informa de la obra de una manera efteazy, ‘mediante la poreopelin de sus efectos, se aseguralacondiciénliterariade los textos», ‘en su odicion Las posticas castellanas de la Edad Media, Madrid, Taurus, 1984, p. un. » El Digcurgo fue publicede como un apéndice dela edielin que G. Argote de Molina hizo de £I Conde Lucanor, on Sevilla, on casa de Hernando Diaz, 1575, 1, 92— 7. Para tener una panorémica completa sobre el tema, véase Antonio Vilanova, ‘«Preceptistas espanotes dels siglosAVIyXVib».en storia GeneraldelasHiteraturas Hispanicas, die. por G. Diaz-Plaja, vo. Ml, Barcelons, Editorial Vergara. 1958, pp. 567-69; *‘Cunndo of Discurso sale a la luz la polémica tiene ya rocorrido un largo {rocho, puos incluso en Ia Carta a fa Duguesa de Soma de Juan Boscéin se podia ver cl primer indicio de anpetrarquismo y, por supussto, en la Represién contra los poctas esparioles, que escriben en verso italiano de Casillojo, textos eseritos algunos 105 Juan ates Caballero Entre las muchas y variadas vertientes en las que se dirimié la controversia renacentista, posiblemente fuera en el campo de la métrie, donde de una forma més clara se manifestase su significado y alcance. Mas ain, la larga y acorba disputa que enfrent6 a «castollanizantes» © sitalianizantes» podrfa quedar perfectamente simplificada en la defensa, que les dosbandoshicieron del ociosflabo—los primeros—y del endecasfabo “los segundos. Pues bien, Argote de Molina puso el dedo —es decir, su Discurso— justo en la llage por la que mas sangraba la mencionada controversia: In métrica; colociindose asf al frente del debate, pero cuyo protagonismo no ha suscitado, segtin parece, una atoncién paralcla. 1. GI Discurso osté estructurado on cuatro apartados: «copla caste- lana redondilla», «versas grandes», «verso ytaliano» y «versos mayores», de los que el primero y el tercero son, ademas de los mis extensos, los mas sugerentes, ya que octosilabo y endecasflabo —o sea, los estandartes ‘enarbolados por los defensores de la «vulgar cuonta» y de la «manera italiana», respectivamento— son el propésito do sus comentarios. El erudito sevillano en ningtin momento oculta su preferencia por el tradicional meiro castellano, puesta que: el es proprio y natural del Espafa, en cuya lengua so halla mas ‘antiguo que on alguna otra de las vulgaros, y assi en ella solamente tione toda la gracia, lindeza y agudez, ques mas propria del ingenio Espafiol que de otro alguno® Y, porextensién, también expresa susimpatia por lasestrofas tipicas castellanas donde ol octosilabo es el verso principal; como el romance, que 5 el cauco métrico que «conserva la antiguedad y propriodad de nuestra Tengua»*, Aunque, sin duda, es In «copla castollana redondilla» la que rocibe sus mas ferviontes clogios y a la que considera capaz de alcanzar ta altura y perfeccién de cualquier otra estrofa: Aecenins atrés (J. G. Fuclll, «Notes on anti-petrarchism in Spain», The Romanic Review, XX (1929, pp. 345-251). Pero, por otra parte no faltan opiniones —como la de A. Gareia Borrlo— que niogan el mas minimo intorés al documento de Argote de Molina, que tiene «mas valor hist6rico que toéricon.aunque maisadelante precisa que. sus ideas reflejan cierto interés ehistérico-Mtorario,crticay métrico», Formacién de {a Teor(a Literarta moderna 2).Teorta Poitica de Siglo de Oro, Murcia, Universidad, 1980. p.25 y p. 82, respeetivamente * G. Argote de Molina, Discurso sobre la poesfa castellana, on In edicién de Elena Casas, La Retériea en Espafia, Madeid, Edhiora Nacional, 1980, pp. 201-215: «ita an p. 203, A lo largo del trabajo citaré por esta edicién. * bicem, p. 206 106 11 -Discrrs sberlin Casillona” de Ganzal Argote de Molina ‘compostura cierto graciosa, dulce, yde agradable facilidad, y ‘capazde tedo el ornate que qualquier verso muy graue puede ales de presentacién, nuestro humanista Jincuestionablemente se nos perfila como docidido defensor de la tradicisn ccastellana, Pero lo extrafio del caso quizés sea que su tarda participacién en Ia polémica no fuese ccompafiada de un tono algo mas mesurado y de un discurso bustanto mas o:udinime —a la par que doctamente documentado. Sorprende que la tozudez que don Gonzalo adopta on su dofensa do ta ‘vulgar cuenta» siempre llevase aparejada la muletilla de contrarrestar la ‘grauedad y artificio de las rimas Vtalianas», cuando hacia mas de 32 aos que se habjan publicadolas obras do Boscan y Garcilaso, quien, desde hacia slgiin tiempo, se habia convertido en nuestro elisico, como ratificarfan las Anotaciones y enmiendes del Brocense sélo un aivo mis tarde de la publi- ‘acién de este Discurso, y algo después las Anotaciones herrerianas. Pero estaba claro que ni el barcelonés ni el poota do Toledo eran santos de su. devocién, euyos roz0s 52 inspiraron, cuando do defender la redondilla se trataba, en los mismos altares que los de Cristobal de Castillejo: cl qual ticne on su fauor y do su parte ol exemplo deste Principe don Tuan Manuel, y de otros Caualleros muy principales Castellanos, que se pagaron mucho de esta composicién, como fueron el rey don Alonso el sabio, o.roy don luan el segundo, el marquésde Santillana, don Fnrique de Villena y otros*. La fama de hombre cullo que, entre sus coctiineos, govaba Argote de Molina debiade servir como caja de resonancia para sus ideas y,de esta forma, noes extraho imaginarlo retomando cl testigo del «bueno de Castllojo>. De hecho, sus opiniones tuvieron una influencia docisiva, al menos en’su entorno, como se observa en algunos pasajes del Exemplar potico de Juan de In Cuova, concretamente cuando éste habla del octosilabo, el romance o la redondilla’. Esta huclla do Argote en of ‘opiisculo teérico de Cueva ya fue sefialada por Menéndez Pelayo, para quien 0! influjo dobié de toner su origen en la amistad que ambos tenfan y on el hecho de que los dos pertenecian a la fraccién 2 bide. * Ibidem. pp. 206-107. *Vénnse los versos 37-45, 112-150 y46-63 dela Zpistola Idol xerplar podtico cen los que Juan de Ia Cuova expone sus ideas acorca del octosilabo, romance ¥ redonullla, respectivamene. 107 Juan Matos Cobalera menos clisica y menos italiana de la escuela de Sevilta! 2. La apasionada earacterizacién que nuestro erudito hizo del octosilabo también, curiosamente, la realiz6 det endecasilabo, det quo dijo queesun «verso graue, leno, capazde todo ornamento y figura". Elcariio colo quo demuestra haciact mencionado metro condujo adon Gonzato, a pesar de tener todas la evidencias on contra, a considerarlo espanol: Este genero de verso es en la quantidad y numero conforme al Yualiano usado en tos Sonetos y Tercotos, de donde paresce esta composicion no auerla aprendido tos Espafioles de los poctas de ‘Yualia, pues en aquelticmpo, que ha quasi trezientos afios, era vsado de los Castellanos como aqui paresce, no siendo aun en aquetla edad nascidas et Dante, niPetrarcha, que despues ilustraron este genera de verso y te dieron la suauidad y ornato que aora tiene". La obcecadisima dofonsa que hace Argote de Molina de la poosia, castoltana tradicional lo llevé al error de considorar el endecasflabo como verso de origen espafiot, aunque no fueran sus primeros restituidores ni Bosedin ni Garcilaso™. Pero, tras ol forzado —y osforzado— dosliz, subyace !* En efecto, el erudito montafés afrmé que Juan de tf Cueva «apenas hizo otra cosa que poner en verso by que habia dicho Argote de Molina con espirtu de lnvestigaeitin erusita enol Discurso sobre la poesia castellana, mas bien, sobre los ‘metros castellanes. que acompafta al Conde Lucanor de don Juan Mattutl, on la ‘ediohin do 1575», Historia de tas ideas estéticas, Madrid, CSIC. 1974, p. 740, Cal idiendo basicamente eon don Mareelino se nes muestra E. Diaz Echarrt. Teorias ‘métricas del Siglo de Oro, Madrid, CSIC, 1970, p. 199. El mismo A, Garcia Berrio oconoce los «débitos parciales —ciertos pero locales» del Exemplar postico al Discurso, que no son. et iodo caso, tan exagerados como aflrmé Menénder Polayo, Formacién de ta Teoria... ob. 9.129. © G, Angote de Molina, Discurso, ed elt. p. 214 fhidem, p. 212. Desde luego, resultan muy interesantes las opiniones de Argote de Molina acerca del endecasitabo, metro que hacin 1250 ya habla sido ccultivado por Mossen lord. quien fue imitadd ~segin dice— por Petrarea, y también ‘Mossen Febrer, quien compuse unos sonotos, y Ossias March dieron muestras do ominar el «verso yialianom, que no fue introducide en Espa, vom le mayorta piensa, por Bosean ni Garcilaso, pues ya habla sido usado por el Merqués de Santillana; ibidem, pp. 211-21, Tal vez haya que considerar esta «nacionalizackin» del endecastabo como ‘una manifestacién més del prurito pairiico que mostraron los defensores de la tradicin castellana: véase M' P. Menero Sorolla, Intraduecién al estudio del petrarquismo en Espaia, Barcslona, PPU, 1987, p. 147. Diimaso Alonso se‘iali algunos de los errores —quo, por otra parte, 108 1 “seurt sobre la poesia Costa de Canzol Argot de Molina 1 reconocimiento expreso, por una parte, de la belleza expresiva del endecasflabo y, por otra, tal vez muy a su pesar, del dominio y perfeccio= rnamiento que supo darle cl poota del Tajo: ‘aunque fueron ls primeros que mejor lo tractaron, particularmente ol Garei Lasso, que on la dulgura y lindeza de conceptos, y en cl arte y clegancia nodeue nada al Petrarca. nia los de masexcelentes poctas de Ytalia'®, ‘También su paisano Juan de la Cueva sigulé el pensamiento del amigo cerudito, y en su Exemplar poético verti on verso lo quo éste escribis en prosa sobre el endocasilabo'. Pero. silas alinidades estéticas y personales pueden aclarar este inflyjo, no resulta tan fii! explicarse la hucla que sobre esta ‘cucstién dojé Argote de Molina en Fernando de Herrera, quien on sus Anota- iones asimilé en parte las opiniones de aquél: Pero no conoeemos la deuda de habella recibido a la edad de Boscan, ‘como piensan algunos, que més antigua es en nuestra lengua, porque el Marquésde Santillana, gran capitin espafoly fortisimo caballero, tons primoro con singular osadia, y se arrojé vonturosamente en aquel mar ‘conocido,y volvidasunacién conlosdespojosdelasriquezasperogrinas. Después de él debieron ser los primeras (hablo de aquellos cuyas obras he visto), Juan Boscin y don Diego de Mendoza, y casi igual suyo en el tiempo Gutierre de Cotina y Garei Lasso de la Voge, principe do esta poesfa en nuestra lengua” ‘eran frecuentesen os dos grupos contendienies—cometidos poreleruditosevillano; ‘vénse «Critica de noticias literartas transmitidas por Argotes. Koletsn de Ia Real ‘Academia Espafioln, XXXVI (1957), pp. 63-81 " G, Argote do Molina, Discurso, ed. cit, p. 214 '% Ast eseribid on la Epistola 1! da su Exemplar podtico: El Dante y ol Potrarca lo ilustraron ¥ otros autores y esto le deberos, ‘ollos que de nosotres lo tomaron. La justa posesiin que del tenemos ‘que a la musa de Tajo y eatalana ‘se alribuye, wumpoco fa apliquemos. Primero fue el Marqués de Santillana quien le destituyé de su desticrro ¥¥ sonetos dio en lengua castellana, (wy. 160-171) Fernando de Herrera, Anotaciones, ed. A.Gallogo Moral, Garcilaso de fa Voga y sus comentaristas, Madtid, Grodos, 1972, pp. 313-314. 109 Jo Sets Caballero 3. Quizés soa el aludido prestigio de hombre sabio—o sencillamente que era una opinién gencralizada en la época—lo que nos pueda sacar de dudas acerca de estas semejanzas. En cualquier caso, lo que parece evidente es que don Gonzalo fue un preclaro seguidor de Cristébal de Castillojo en Ia ardiente defensa de la tradicién castellana, y que, cuenta abide do sus juicios, al vez resulte oxcosivo, como se hizo con su paisano, clasificarlo como un claro ejemplo de reaccionario en el campo de la critica", porque, si bien incité a los pootas espafioles a seguir cultivando «

You might also like