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Pror. Momicn Gartrat yy /oa/so Spve0o Crsieceto @ LUIS VILLORO El pensamiento EL COLEGIO NACIONAL FONDO DE CULTURA ECONOMICA sco | | moderno Filosofia del Renacimiento | sie | @ B | | Comertans y supers dear te com ‘VIII. Caracteristicas del pensamiento moderno Inicié este ensayo expresando una perplejidad: qué es el ensamiento moderna? Para responder, busqué sus ini- ios allf dove er ain intuicién primera. En el Renaci- ihiento se da un gird en el pensamiento, pero es s6lo un Nadie podia estar consciente en agquel momento de las imiplicaciones y desartollos de esos comienzos. El Pensamiento moderno se constriri, consolidara y diver- sificard en los cuatro siglos posteriores, acompanando el desarrollo de la nueva sociedad ereada por los descen- dientes de aquellos “hombres nuevos’ Por otra parte, en el Reaacimicnto la nueva manera de pensar tenia un sello que s6lo corresponde a ese pesioda y no habit de repetitse. Cada pesiodo posterior presentart ‘umbién un estilo, un cariter propio. Sera ingenuo preten- der reconocer en el racionalsmo del siglo xv, en la Tstra- cin del xv, en el romanticismo o en el centsmo pistvsta del xx y 2% los mismos rasgos de la imagen det mando tal ‘como se presenta en el Renacimierto, Cada perioda, incluso cada cortiente intelectual o antstica dentro de un period, “ofrece variantes peculares del pensamiento modemo y de su figura del mundo. Sin embargo, creo que todas pueden Yerse como diferentes desarrollos 0 varaciones de ciertos temas centres, simples, cuyo origen hemos rastcado en el Renacimiento, Por eso, al revsar la ideas de ese periodo, 84 tuatamos de dejar en la sombra cieras creencias que serviian ppara identificar la €poca renacentista a diferencia de otras pocas y revivir su caricter peculiar, nos fiamos en acttudes que recorien toda la €poca modema. Els coasituyen, pra eaten un epi de una figura del mando ‘ain vigente. En los silos posteriores el pensamiento moder- fo se volverd mis complejo y se desasrolla en distinas direcciones, Podria verse empero como esos desarrollos estaban implictos, no expresidos atin, en aquel cleo ger ‘minal. Un campo amplio de actitudes y creencias variari he period en petiodo, pero aquel conjunto de creencias basi- ¢2s pemanccerd como supueso, a menudo inexprcsido de las dems, En cada é ‘opuestas, pero la controversia entre ellas s6lo seri posible si ‘Sziste un suelo comin que_establezca los limites en que 1 agumentaciin pueda aceptarse. Ese suelo comin miento modemo, precisando las fencuentran en su base. Recapinilaremos para elo los rasgos, principales de un modo nuevo de pensar que descubrimos cn el Renacimiento, pero también indicaremos como se prolongan esos rasgos en las épocas posteriores, hasta nues- ttos dias, aunque no podames naturalmente exponer st desarrollo por no ser é3e nuestro tema. Se trata de condensar ‘en breves proposiciones lo ya expuesto, de manera que pueda indicarse la pervivencia de esas ideas en la época posterior, (Wuesto que hemos llamado “figura del mundo” a la manera como éste se le manifesta al 85 adopte dependeri de una creencia basica: el puesto que ‘hombre considera ocupar en el cosmos. El pensarienio foderno se inicia cuando el hombre deja de verse desde {a totalidad del enie que lo abarca, para ver la toralidad del ‘ente desde el hombre. Ya no se contempla s6lo como una decir ef mundo, es considerado material moldeable, transformable en instru- mento por el arte y la técnica. EI mundo en tomo ésté all ppara ser organizado, medido, estructurado por la 1a26n ‘humana, remodelado, destruido y reconstruido por irae bajo del hombre. EI hombre se impone al mundo extesno, lo conoce hasta encontrar las vias para liberasse dé su constriccién y dominarlo. Rompe el curso ciego de las ‘oss, las convierte en medios para sus propios proyec- tos. El pensamiento moderno es un pensamiento de emancipacion, pero también de dominio. El extraor nario desarrollo de la ciencia natural y de la técnica, que empieza en el siglo xv y se acelera considerablemente en ce xy, respond las visiones de los poemas de Campa- nella, realiza el suetio del “regntum homints” de Bacon. EL ‘deal de dominacion de la magia renacentista es cumplido por la ciencia y la técnica modernas. El hombre empieza a conocer las fuerzas elementales de la naturaleza y a po- nerlas a su servicio. El mundo en que vive, a todas horas, esti formado por un conjunto de artefactos obedientes a 1a energia prisionera,dirigida por el hombre: A fines det siglo xX la transformacin del mundo en torno & TEE la ‘morada humana es ahora un arifii. '5)"ELfin del inteleco es transforma todas las cosas en é ‘musmo." Esta idea puede i de vaiias ranenti En sus comienzos, est ligada a la concepcion de la simpa~ tia universal, base de la magia. Pero, poco despues, al remplazar los vinculos de simpatia y analogéa por las rela- » ciones reciprocas de los fendmenos expresadas en fun- ciones matemiticas, cobra el significado de la conversiGn de todas las cosas en raz. EL itelecto no es ya la capa- cidad de leer en el interior (inius-legere) de los ents, sit 1a posibilidad de ordenar ef mundo segun modelos r2- Cionales. Convent Is cosis en intelecto es someter tanto la lexi como la sociedad a la medicion y al cdlculo de sever con ese modelos, E EL pensamiento modetno substituye la fe en las con- \iccones REECE Tans po awaken, pot a fe SEE Hae Insaur, ane todo climpetode Wat cons. lidac instrumental, como acerté a ver Max Weber; es deci, tuna racionalidad que consiste en deteemnar y calcular los mmedios mis eficaces para lograr un fin determinado. E: forma de racionalidad opera no solo en la técnica sino también en la organizacion de la sociedad moderna. Pero Seria ervéneo reducir el racionalsmo moderno a esa forma de racionalidad. a raz6a tiene también una funci6n tedrica ‘explicativa, en la ciencia, y una funcién préctica, al pro- STRUBATnowias éricas de universal observancia. El proyecto de pensamiento moderno es trinsformar todas las cosas en fa76n, para comprenderlas y dominarlas. ¥ la razon es tuniversal, nica en todo hombre, a todos iguala en su eercicio. Su primera forma de expresién esti en la nocién enacentista del Fintelecto"ilimitado, que se extiende al in- finito, comprende todo sin excepci6n y, en el interior de la ‘materia, rige su desarrollo segiin principios necesarios. Més tarde, en el siglo xv, esa idea se afirmara en una raz6n totalizante, que todo lo ordena y une y a la que todo esti sometido. En la ciencia natural y en la técnica se manifes- tard principalmente la az6n universal El cientifcismo, es decir, la tendencia a medi toda forma de justificacion racional por el rasero de la racionalidad cena, legart a ser un rasgo del pensamiento moderno. 90 Ofes son las ereencias fundamentales que const tuyeh cl marco conceptual de una figura del mundo. No Priamos intntarrecicils todas a una idea central de Ih que podrian derivarse Asi como en algunas parituras missles podemos peribir una Frise simple, geemen de varios temas que se entrelazan y desarolln, asi tambien tal vez podamos dar con una idea nuccarinciida en los temas acabadbos de sefalr.Proponemos ura, a manera de hipétesis. La nueva figura del mundo se desprende de wpa ‘reencia central el sentido de todas las cos, incdo el del hombre iismo, proviené del hombre. Fl hombre es fuente de sentido y no recibe é mismo de fuera su sentido los entes no tienen un sentido “objetivo, independiente de los suetos, adquieren sentido con relacion a éstos Por es0 la labor del hombre es crear un segundo mun- do a partir de la naturaleza: s6lo en ese mundo las cosas se revisten de sentido, Al conventtse en anificios, os entes son estructurados, ordenados por el “ojo” y la *mano”, ‘conforme a un plan oa un disefio, El mundo de la cultura tiene los significados que sus creadores le prestan, los artefactos adquieren sentido en cuanto medios para cum plir necesidades y proyectos del hombre, los procesos todos, de la naturaleza y de la historia, pueden revelar un sentido si los vemos en relacion con fines humanos. Por eso también el hombre mismo no reconoce en él un sentido especifico, que le correspondiera por el sitio que ‘ocupa en un orden de ser establecido, Al desaparecer un centro con referencia al cual situarse, le toca al hombre determinar, entre todas las aternativas 2 su alcance, el centro de su elecci6n. n IX. Lacrisis de la modernidad He intentado detectar el nicleo de ereencias basicas de una figura del mundo que se inicia en el Renacimiento, se de- sarrolla, con variants, en los siglos posterioresy lega has- ta nosotros. Pero cuatro siglos mis tarde ya no la acom- pata el alboroz0 de un nuevo descubrimiento sino la inco- modidad de un cierto desencanto, Cuato siglos mis tarde, dletrés de aquella figura luminast empieza a hacerse pre- sente otra faceta inquietante. La modernidad empieza a po- nerse en entredicho, El pensimiento modermo fue, sin duda, un gran paso ha- ia la emancipacion del hombre. Empez6 a vencer los de- _monios que se oponian al reino del hombre sobre la nat- raleza y sobre la historia. Los demonios extemos, primero. Frente a la enfermedad, 2 1a indigencia, ala violencia del ‘mundo en tomo, el hombre ya no se sinti6 inerme. Empe- 26 a dominar la naturaleza, para hacer de ella una morada fen que estuviera a cubierto de sus amenazas. Quiso ser duefio de su propia historia. En lugar de representar el papel dictado por ottos, se atrevi a engirse en autor de su propia obra. Empezs a vencer también sus demonios inter- nos. La raza encontr vias para liberarlo de lx esclavitud de las ideas heredadas y de los prejuicios. Al ver en el hombre la fuente de sentido y el engarce de todas las co- sas, el pensamiento moderno reivindicé para él la dignidad yl excelencia, Como dijo Kant de la Mustracion, el pensa~ 92 miento moderno correspondié a la mayoria de edad de! hombre, z - En la mayorta de las culturas conserva esa faceta ibera- dora. El paso a la modernidad es ain el proyecto para superar la escasez, a opresion y la oscuridad de las formas de vida tradicionales, La modernidad se entiende funda- mentalmente como dominio racional sobre la naturaleza y la sociedad. leva implicto, por lo tanto, el remplazo de las antiguas maneras de pensir por las ercencias bisicas que configuran el pensamiento modemo. ‘Sin embargo, para quienes ya recortieron ese pensa- ‘miento la situaci6n es otra, En esa situacion estin las cul- turas de los paises mis desarrollados pero también los sec- tores de los patses en vias de desarrollo que comparten una cultura occidentalizada. Es en esos ‘mbites donde la figura del mundo modema empieza a entrar en crisis. Lo que era ‘entusiasmo en sus comienzos se torna ahora en desen- ‘canto. La pregunta misma que preside este ensayo lo trai- ciona. No preguntariamos por las caracteristicas de la ‘moclernidad si no sintiéramos cierto malestar por ella. Por qué ese malestar? Como esa vision exultante del hombre y del mundo desembocd en desilusién y en alarma? Con- (estar esa pregunta requeriria indagar mucho ms alli de los limites de este trabajo, Ahora slo puedo sefaar algu- ‘nos puntos que nos ayudarn, tal vez, a entender la cara os- cura, oculta tas la vision luminosa del mundo renacentista ‘ partir del Renacimiento el hombre no se vio a si mismo s6lo como objeto de la naturaleza sino como su agente ‘Adquisié, poco a poco, dominio sobre ella, hasta alcanzar lun enorme poder. ¥ empezamos a alarmarnos por Si Uso En efecto, al transformar a su imagen el mundo en torno, et hombre no cre6 una morada de mayor pulcrtud y belleza, ‘no convirié la naturaleza en espiritu, como sofaron los renacentistas. Porque su obra obedeci6 a la codicia y al 3 afin de dominio, mis que al amor y a la inteligencta, La naturaleza fue transformada en servicio de nuestras nece- sidades, es cierto, pero también fue socavada, expoliaca, hasta inhabilitrla como morada del hombre, fue sometida al capricho humano, reducida a simple instrumento de sus intereses, {a desiruccién de la naturaleza por la técnica obedecta a luna actitud mis profunda: la degradacin de los entes ra- turales en meros objetos. Al reducir el mundo a un material que debe ser dominado y transformado, las cosas dejan de tener un sentido intrinseco, solo adquieren el sentido que el sujeto humano les atribuye. El hombre deja entonces de ‘escuchar lo que tengan que decirle las cosis, para exigit ue se plieguen al lugar que les seftala en su discurso. EL Arbol solitario ya no es esa vica extrafia cuyo sentido es desarrollarse en plenitud, florecer, albergar las aves, ofrecer sus ramas al sol, en comunién con la riqueza inagotable del tniverso; su sentido no le esti dado por su relaci6n con el todo. No, el dibol es ahora un caso que comprueba las re- ‘glas que mi raz6n ha descubierto, o bien es un espécimen que puedo medir, calcular, ordenar segiin mis categorias; de cualquier modo es una instancia que cac en alguna de mis clasificaciones. Es también un dil: madera para cortar, soporte para edificar, adorno tal vez para disfrutar. En rea- lidad ni siquiera pregunto si su vida tiene un sentido pro- pio, no trto de escucharlo, por que sé que s6lo es un ma terial dispuesto a revestirse del sentido que yo le presto.? El sentido del arbol remite a la casa construida con su madera, ésta remite a la escuela que alberga, la escuela, a su vez, al hombre, todo cobra sentido por esta éltima ref rencia, ¢Pero qué sentido tiene ef hombre? El hombre "oo poeta preg ab pt seth inca de conse. Peto [pct no hats cn i woes mosema. Octavio Palo ha io i Frew + modems a poo hao sempre“ ts vot” (0 at, ka ir sc et ta are 1991), 94 renuncia a leer en sf mismo un sentido inscrito en su naturaleza", que le fuera otorgado por su sitio en el todo, él es a fuente que otorga sentido al todo. ;No es entonces lun vacio frente al todo del ente? Por otra parte, sino puede leer en su propia naturaleza un sentido dado, si solo tiene el sentido que elija darse zno puede elegir para si el sin- sentido? Por qué no seria todo absurdo? Detras de la vision del hombre como opuesto al todo del ente se asoma, a ht postre, el nihilsmo.2 Parecida situacion en la concepci6n de la historia, Tam- bien en ella, el pensamiento modemo se muestra ambi- valente. Quién dudari de que la emancipacién humana s6lo puede empezar en el momento en que nos asumimos ‘como actores de nuestra propia historia? Pero, en los siglos | osteriores al Renacimiento, esa idea condujo a la intes- ppretacién de la historia como un progreso racional con- tinuo hacia una sociedad emancipada. Pues bien, la creen= cia en un progreso historico, capaz de realizar los fines discfiados por el hombre, dificilmente puede ser com- partida a fines del siglo xx. El desarrollo del capitalismo ‘condujo, es cierto, a sociedades mais racionales, donde los individuos podian gozar de mayores libertades, pero tam- bien a la enajenacién en el intercambio de mercancias, ala explotacion del trabajo y al olvido de los valores de soli daridad, justicia ¢ igualdad sociales. Ni siquicra en los pai ses de gran desarrollo industrial fia logrado satisfacer todas las necesidades de la poblacién, Subsisten en ellos el de- sempleo permanente, la humillacién de los marginados y las desigualdades sociales. En la mayor parte del mundo, ten los paises que habfan pagado con su situacién coloni- 2a main eapech eve tansfomactin de a tues pox btn, ‘en lor dos atts sigs la phd dt Sendo fue wa con Hucaez por Manin Hekegge, “Uther Ge Pec Vrre wd safe, G. Nee, Palingen, 1954 Por ms pane, tate de extarcet a elas ene Cand ‘mens técnico sentence ef conocment tema Rewer {ancamercas td Pasa veh KVL 2 13DD 9 zada y dependiente el auge capitalista, han subsistido, gravadas, la miseria y ka opresién, El mundo constraido ppor ef hombre ha estado Icjos de la ciudad ideal de Leo- nnardo o la solar de Campanella. La desilusion ha legado a ‘su grado mis amargo, cuando el proyecto emancipador de las revoluciones socialistas, que anunciaba la libertad real paara todos, que debia realizar al fin la meta de la historia, ‘condujo a Estados represivos donde mostraba de nuevo su rostro la barbarie. El fracaso de los estados burocriticos, inspirados en el modelo bolchevique, no implica, sin dua, cl fin de la idea que inspir6 al socalismo, tampoco equi: vale a una justificacién del capitalismo, pero no ha podido menos de sicudir la fe en el progreso irreversible de la historia hacia la realizacion de un proyecto emancipador, cereencia bisica de! pensamiento modemo. La idea misma de que la historia tendiria un sentido, después de Auschwitz y del Gulag, empieza a resultar una ironia. Parece, por el contrario, que ninguna situacién hist6rica es ireversible, Aue a los intentos de liberacion puede suceder la barbarie, due ni la raz6n ai la libertad resultan forzosamente de los proyectos emancipadores, que la “fortuna”, después de todo, es capaz de vencer la “virtud” de los hombres. Los Aacontecimientos hist6ricos en el siglo que termina seme- jaron, antes que un argumento racional, un cuento arbi- ttatio y trigico, producto de la irracionalidad y el acaso El predominio de la racionalidad instrumental, caracte- ristico del pensamiento modemo, sitvi6 al dominio de La naturaleza, operé también el control de las Fuerzas sociales. {a racionalizaci6n de las elaciones sociales es la caracteris- ‘ica mas importante del paso de las sociedades tradiciona- les a las modernas. Mientras las sociedades antiguas se ‘orientaban por creencias y valoraciones indiscutidas, leg ddas por la tradicin, la sociedad modema se rige por un clculo racional que determina cuiles son los procedi ‘mientos eficaces para lograr metas libremente proyectacas 96 ¥y subordina el comportamiento social a su realizaci6n. La racionalizaci6n de la sociedad comprende: economia regulada, ya sea por la planificacion central o por las leyes del mercado, relaciones sociales sometidas al ordena- ‘miento abstracto de la legislaci6n, administracion piiblica eficaz, aparato burocritico del Estado, que ordena, regula y ‘controla la vida pablica. En las sociedades industializadas festa raciomalizacion llega a su punto mis alto, En ellas, dominan las regulaciones abstractas de la burocracia destinaclas a asegurar el funcionamiento sin tropiez0s de la sociedad, el ordenamiento juridico, encargado del mante- nimierto del orden, y las leyes del mercado, garantes de la produccién y distribucién econdmica eficaces. Después det {rigico fracaso de los experimentos totaltarios, la sociedad :nis racional tiende a identficarse con una sociedad demo- critica. La democracia implica, en efecto, la liberacion de la arbitrariedad en las decisiones paiblicas y de la enajenacion 2 una autoridad itracional. Pero en las sociedades mis esarrolladas, la democracia existente presenta también fot faceta inquietante. La sociedad tiende a operar como un sistema constmuido por los hombres al modo de cual- ‘quier artefacto, sujeto a sus propias reglas de manejo. La politica es cada vez mis una técnica. El politico moderno, lecidas las reglas que permiten el funcionamiento de la sociedad, vigila su cumplimiento, cuida de que los pprocesos se realicen sin frcciones, de que todo marche sin lropiezos a modo de un sistema autorregulado, La politica, en los paises desarrollados, es cada vez menos el arte de proyectar y decidir el futuro de una sociedad, cada vez mis 1a técnica de mantener el funcionamiento de una miquina regulada. La politica se vuelve ingenieria del poder. En ese tipo de sociedad, el individuo participa cada vez menos en las decisiones pablicas, su contribucién se limita a scleccio- nar, de cuando en cuando, las personas encargadas de ” mantener el sistema en buena forma, su vida se reduce ‘cada vez mis al papel de despreocupado consumidor que cl sistema le otorga, En el artefacto construido por el hom- bre éste se convierte en un engranaje substituble. La se~ sgunda naturaleza en que el hombre reconoceria su imagen, toma una forma mis parecida a una maquinaria que a una obra de ante 1a sociedad racionalizada es producto de la aplicacion de una forma de racionalidad, pero también de la concep ‘i6n individualista que constituye, segin vimos, uno de los rasgos del pensamiento modemo. EI individualismo fue inseparable del reconocimiento de la dignidad del hombre que proclamaron Jos humanistas del Renacimiento. Mis tarde, dio lugar a la doctrina de los derechos humanos, ina- liemables, de todo hombre en sociedad. Esta es una con- uista ligada al acceso del hombre a su mayoria de edad. Pero los derechos humanos se entendieron funda- ‘mentalmente como preservaci6n de los individuos pri- vvados frente a la intromision de cualquier poder colectivo. Con el desarrollo de las sociedades capitalistas, el indi- vvidualismo dio lugar a dos expresiones extremas. Por un lado, la persona privada, ocupada en sus asuntos familia res, codiciosa de acrecentar sus pertenencias, que defiende 1 toda costa sus derechos frente a la comunidad y que s6lo se rige por intereses egofstas. La sociedad no es para ella un lugar de concierto, sino el mercado en que compiten los intereses partculares. En el otro extremo, e1 hombre masa, {Al debilitarse las asociaciones comunitarias en que se in- tegraban sus miembros para dar un sentido superior a sus ‘vidas, al reducitse la sociedad a la suma de individuos, ‘qued: la persona individual sola frente al sistema abstract aque la regula y controla, Para la organizacion burocritica de las sociedades desarrolladas todos los individuos son homogéneos, intescambiables, esclavos de los mismos 98 pequeios intereses personales, computables para las encuestas electorales 0 los pronésticos del mercado. os cambios en la relacién del hombre con la naturaleza, por una parte, con la sociedad, por la otra, son paralelos. Son dos facetas de la misma actitud. E1 mundo en torno, ‘natural 0 social, tomado como puro objeto de la accion transformadora del hombre dirigida por la raz6n, se convierte en instrumento manejable, sobre el cual el hombre puede ejercer su dominio. El resultado es ambi- valente, Porque puede conducir ala humanizacion de las cosas en tomo, pero también a la cosificaci6n del hombre Por una parte, el hombre puede dibujar en la naturaleza y la historia su propio rostro, por otra parte, al convertisio todo en instrumento, puede llegar a converte él mismo {gn un engranaje de un proceso sin sentido. Asi, a utopia renacentista puede desembocar en un mundo degradado cn artefacto y en un hombre al que acecha la carencia de sentido Pareceria que en las sociedades desarrolladas de Occi- dente, la manera de pensar que se esboz6 en-eb Rena- cimiento y se delines y generaliz6 en siglos posteriores perdiera lentamente credibilidad y vigencia. Vemos cémo Ja figura del mundo modema tiende a desvaneverse. Alig nos hablan ya de “situacida posmodesa"3 Por desgracia, celtérmino no defa de ser vago, pues no se precisa cuales a “modemicad” en trance de abandono, y ambiguo, pues no se definen las nuevas creencias que habrian de rem- plazarla, Hasta ahora el *posmodernismo" parece utiizarse ‘como un membrete que cubre cualquier forma de escep- ticismo sobre creencias basicas del pensamiento moderno. Mis que indicador de un pensamiento renovador parece sintoma de una ausencia: la que deja el descreimiento en tuna figura del mando antes de ser remplazada por otra ean Fangos yea, La station estore, Mi, ar 199 9» El desencanto, parcial 0 total, hacia las ereencias que estin a la base de un pensamiento moderno da lugar a actitudes divergentes entre si. Por otra parte, atin n0 po- ddemos saber si es un signo del fin de a vigenca de ciertas creencias de la modernidad en su coniunto y, en ese cao, cuales seran éstas, o bien es una sefal solamente de la ne- cesidad de un reajuste del pensamiento moderna, que condiciria a una variante del mismo, Por otra parte, el des- creimiento en las ides —progreso, emancipacién humana, libertad, dominio sobre fa naturaleza, racionalidad— que expresaban el sentido dado por el hombre a la época moderna, pociia conducir a tres acttudes, al menos, de Primera. Una actitud nostilgica del pasado. En la tra- diciOn se intentaria revivir valores que dieran un nuevo sentido a la vida, El debilitamiento de una concepcién moderna del_mundo y de los valores que pretende rea- lizar, deja un vacio que tiende a ser llenado por la revita- lizacion de actitudes y creencias premodemas: retomno a creencias religiosas ancestrales, adhesiOn a la herencia cultural frente a las corresiones de la raz6n, a las conven: clones colectivas frente a las actitudes erficas, eclosion de sectas salvicasiacionales, revaloracion de formas de vida pasadas. La fuerza que han cobracio en muchos paises de! ‘Tercer Mundo los integrismos religiosos y los naciona- lismos culturales (pensemos en los paises arabes y en los que compontan la antigua URS), la persistencia, en el primer mundo, de posiciones tradicionalistas y reaccio- arias, pueden Hlenar el vacfo que dejare la pérdica de cre: dlibilidad del pensamiento modemo. En los paises atrasi dos esa tendentcia se aunaria a las resistencias tradicionales ala modemidad, en los desarvollados, supondtria un regre so mls a la barbaric, En todos los ¢as0s, a la modernidad, sucederia una nueva época de oscuridad y confusion, 100 Segunda, La desilusion de la modernidad puede condu- cir también a un realismo escéptico. El pensamiento mo- dderno incluye la justifcaci6n racional de la ciencia, la téc- nica y el poder, por un discurso que funda su necesidad en. ‘el cumplimiento de fines humanos. Ese discurso sefiala el sentido que tienen para el hombre aquellas actividades, ‘son pues “meta-narrativas’, en la acepci6n de Jean Frangois Lyotard. Al no creer en esos discursos, se pierde la justi= Ficacién de cualquier forma de cultura y actividad humana la actitud “posmoderna” tenderia a sostener que ni la Ciencia, nil técnica, nila historia, ni el ejercicio del poder ‘equieren justficaci6n. Entonces, la aceptaci6n de la caren ‘ia de sentido de la historia, el escepticismo ante las preten- siones del racionalismo modemo, la duda ante la posibil dad de emahcipacion del hombre, conducen a una acttud cconservadora que hace de lado, por ilusoria, cualquier pro- yeccién de una meta que trascienda la situacion existent ‘por lo tanto, descarta las actinudes tendientes a la transfor. ‘maci6n social o a la disrupcién cultural. La historia ha tetminado, todo cambio es retroceso, y2 no hay “vangus dias", dejemos pues las cosas como estin, cesemos de pretender que se drigen a una meta Fsta actitud alimenta una ideologia conservadora: la de- ‘mocracia liberal y el régimen de libre mercado serian la ‘etapa insuperable de la historia. Para los paises marginados yy dependientes el mensaje es claro: intl esperar un cam bio, sil historia ha terminado, slo cabe conformamos con cel papel que en la economia mundial se nos ha asignado, Pero la crisis del pensamiento moderno podria conducir una tercera postura, de signo opuesto a las dos anterio- res. Ia historia ha conocido muchos periods de confusion ¥ escepticismo, cuando los valores vigentes en una época vacilan y atin no se imponen otros nuevos, pero nunca lleg6 por ello a su fin, ¢Estaremos, en realidad, al término 101 de una €poca y a inicio de otra? Algunos signos lo sugieren ¥ no faltan posibilidades de establecer paralelos entre el perfodo actual y ls fines de la Edad Media y principios del Renacimiento, No podemos adivinar el futuro. Es posible que nos aguarde un perfodo de confusién y desencanto, en que la historia parezca detenerse, pero es posible que a la desilu- sién suceda otro inicio, Cabria entonces intentar descubtir en las tendencias actuales los signos que apuntan a una nueva manera de pensar, podriamos tatar de barruntar asi Jo que llegarta a ser una figura del mundo que remplazara a a moderna. La nueva manera de ver el mundo puede ser Jefda entre lineas de la situaci6n presente, pero también es luna propuesta de la imaginacion y el deseo, anticipadores ddl futuro. Ambos aspectos son inseparables. "Noes concebsible que un pensamiento innovador repitie~ ra concepciones previas a la época modema.Pero tampoco tiene que ser por fuerza su negacién pura y simple. Un pensamiento innovador podria “levantar” el pensamientoy ‘modemo, en el sentido del Aujbeben hegeliano: superarlo, conservando en otto nivel su momento de verdad. Fl pensamiento moderno, dijimos, acompafé la conquista de la autonomia de! hombre, correspondi6 a su mayoria de edad, Por decepcionantes que hayan sido muchas de sus consecuencias, la sociedad futura no podrfa renunciar libremente a ese valor, solo por coacci6n. Necesitar tal vez superarlo para acceder a otro estadio, pero el respeto a la dignidad det hombre, que inaugura el Reniacimiento, es tuna condici6n para cualquier superaci6n de su pensa- ‘miento. Ademds, el pensamiento modermo rompié las suje- ciones de! mundo antiguo, permitié la liberacion tanto de las necesidades naturales como de los atavismos histo- ricos. Ninguna manera de concebir el puesto del hombre en el cosmos podria prescindir de ese momento de la 102 ‘emancipacion humana, Mientras en la cultura de los pases dlesarrollados la figura moderna del mundo empieza a perder creibilida, a situaciOn es muy ota en los dems pases. En muchos paises en vas de desarolo, el pensi- mierto modemo no es atin vigente, pertenece so a los sectores ocidentalizades y urbanos. fn la mayoria de las naciones del planeta subsisten formas de vida antiguas en oposici6n 0 en convivencia con hs nuevas Sus socedades atin no se atomizan en una suma de ind viduos ni se regulan por relas impersonales y abstractas Subsisten los laz0s comunitarios, las creencis traicio- rales, ls lealtades basidas en la perenencia a un grupo, 2 tuna etna, a una comunidad particular, Sin embargo, las flites drigentes de esos patses han elegido como fin la “modernizaci6n”, quieren verlos como sociedades en transicin hacia sistemas ms racionales y efcientes. La modernizaci6n se entiende como el paso a regimenes democriticos, basados en el libre mercado, regulados por tana administacién eficaz y sujetos a norma juridicas imparciales. Y esa eleccion, a fines de siglo, no parece tener mis altemativa que la resureccion, ls inegrisms, de formas de vida arcaicas. erdida la iusion de que una revolucion social tari la prosperidad junto a a justia, la ‘modemizacin se presenta como la tnica opcion para ven- cer la escasez, la ignorancia y la miseria. Con todo, podiams intentar que la moderizacién de estos paises no concer a ls alarmanies resultados a prod ees de arnrao Mora fors de i is comunitatias antiguas podrian ser conservadas y apa a las necesidades de una sociedad nueva. Alcan- Zar una sociedad mis raconal y efca7 evitando su at0- mizaci6n en individuos aistados y su conversion en un 103 artefacto téenico, no es un proyecto utépico para ls paises «que ain preservan inttucionesy valores comunitarios. os paises del Tercer Mundo entramos en la moderidad cenel momento en que empieza a ponerse en cssis. Lo cual nos coloca en una situacion privilegiada: podemos ver "época moderna” tanto en sus inicios como en sus fines, antes de aventurarnos plenamente en ella. Estamos ftente 4 tuna responsabilidad ain inédita, Podemos evitar el camino que otros hollaron. Podemos elegir lo que fue avance y liberacion en el proyecto modemo ¢ intentar prevenir sus consecuencia indeseables. Hl proyecto nuestro podia ser tuna opcién nueva: la modernidad revisada a pati de su téemio, Conservar el momento de verdad del pensamiento ‘mademno y superatlo en un pensamiento nuevo, proponer una modemidad repensada desde el estadio posterior de ‘una nueva figura del mundo, Para ello tenemos que inten tar vishambrarl aueva vision del mundo que se anuncia CCualquier cambio de época es lento, puede durar varios siglos. Aunque podamos detenemos en el Renacimiento para percibir los inicios de la época moderna, aparecen signos que la anuncian en plena Edad Media. Igual pod suceder ahora; ain no detectamos el inicio de otra era, pero podemos tal vez percibir algunos de sus signos precursores. Intentémosto. 104 X. ¢Hacia una nueva figura del mundo? Una figura del mundo, dijimos, expresa una manera pecu- liar de concebir el puesto del hombre en el cosmos natu- ral y en el cosmos social. El pensamiento moderno 1es- ponde a una transformacion en ambos Grdenes. No cs ‘menor la que se realiza en nuestra época. En el Renacimiento se empezaron a abrir fronteras _geogrificas que limitaban ef mundo antiguo. El hombre se aventur6 allende esos limites, supo que podia vivir en parajes exteriores al espacio hasta entonces familiar. Pri- ‘mera gran apertura del mundo vivido, mis alli de la mora dda ancestral. Una consecuencia fue la vivencia de la relati- vvidad de todo sitio; cualquier lugar podia ser considerado ‘como centro. Pues bien, ahora vivimos un segundo paso cen Ia apertura hacia el exterior: Ia ruptura de la Frontera ‘constituida por la Tierra misma. Nos aventuramos afuera, hacia el espacio ilimitado, exterior al planeta. Lo que para cl renacentista fue la transgresi6n de los abismos oced- nicos y el descubrimiento de otras terras, para nosotros es el gran salto al espacio y el viaje hacia otros astros. En- tonces como ahora la ampliacién del mundo vivido fue posible por invenciones técnicas que dominaban la dis tancia y permitian trazar nuevos derroteros. Los grandes, viajes del siglo xv suceden a la fabricaci6n de las carabe- las y al invento de la brijula. Los satltes y las naves espa~ Gales son nuestras carabelas, las computadoras nuestras 105 bijulas. En ambos casos también, a la ampliacion del espa- cio explorado correspond la de lis formas de comunicacion centre los hombres. La imprenta, en el siglo xv, ampli6 la vida del hombre tanto como las carabelas; el radio y la te- levision, en el xx, extienden el campo de la experiencia vivida tanto coms las sondas espaciales. 1a apertura de los limites en que el mundo puede ser vivido tiene consecuencias diferentes en el Renacimiento ¥ en nuestro siglo. Entonces, la pérdida del centro tenia que dar lugar a la comprension de la relatividad de todo sitio y de la capacidad del espiritu humano para trascen- der los limites que le habfan sido asignados; ahora, en cambio, la posibilidad de abandonar incluso la morada terrena, tiene que acompafiarse de ot1os sentimientos basicos. La vision del planeta azul suspendido en el espa- cio suscita en cualquier persona emociones nuevas: al mirar hacia los espacios abiertos, la sensacion renovada de la fragildad y rareza de nuestra comiin morada, al con- templar la esfera terrestre, la evidencia de la unidad del planeta, la conciencia de compartir un habiticulo comin, frdgil y escaso. Si la apertura al exterior del siglo xv des- pert6 la conciencia de la diversidad y relatividad de cual- ‘quier cultura, la del siglo 2 suscita la percepeién de la unidad y fragilidad de la especie humana, La via hacia la comunicaci6n universal entre los pueblos, hacia la adopei6n de una cultura planetaria, una en su cima, mdl- tiple en su base, el derrotero hacia la interdependencia polftica y el gobiemo mundial, la direceion hacia Ia igual- ddad y la comunicacion entre todas las naciones, el llama- cdo por erear instancias de decision comunes que salven al planeta, son caminos en cuyo inicio encontrariamos quella visi6n del astro azul en el vacio. la conciencia de la necesidad de preservar nuestra mo- ‘ada conduce a una idea de las relaciones del hombre con 106 {a naturaleza: la naturaleza necesita del hombre para serle ‘grata, pero el hombre depende de la naturaleza para ser hombre, En lugar de ver a la naturaleza como objeto que dominar, verla también como fuente de sustento a la cual podemos acudir, dispensadora de bienes, reveladora de sectelos, recepticulo de energia y de belleza, detentadora de Ia altima palabra para comprender al hombre; pro- tegerla para ser protegidos por ella, recrearla a nuestra imagen para descubrir nuestra realidad por ella. Hegar tentonces a la conciencia de que somos lo que la natura- leza nos hizo y, al mismo tiempo, que la naturaleza puede ser lo que nosotros hagamos de ella. Entonces, la natura- leza no se presentari como un material ciego ante el ojo del hombre, inerte ante su. mano, sino como interlocutor cuya voz deberd escuchar. Para ser humano tengo la necesidad de responder a los intereses de la aturaleza, para ello, debo descubrir sus necesidades de subsistencia, ‘no para expoliarlas a mi servicio, sino para preservarlas y acrecentarlas. El predominio de esta concepcién puede ser asunto del futuro, pero empieza ya a abrirse camino en la ‘conciencia de nuestra pertenencia a un medio ecol6gico sin el que no seriamos lo que somos. ‘Sin embargo, los movimientos ecologistas contempori- ‘neos comparten la misma ambigiedad que se”alamos en las eritcas a la modernidad. No pueden conducir a un re- tomo a la vida natural, anterior a las transformaciones in- dustriales, Estas han recreado de tal forma nuestro hal ticulo que el regreso a formas de vida preindustriales -supondsfa no s6lo la renuncia a nuestro dominio del mun- do en torno sino también el retroceso hacia una vida empobrecida, menos digna. En los paises en proceso de desarrollo, la mayorfa del planeta, la renuncia a la técnica moderna implicarfa el mantenimiento de la miseria y ef desamparo, Solo el uso de la técnica puede salvamos del 107 hambce generalizada y de las condiciones infrahumanas de vida que ain perduran en una inmensa parte de la Tie- fra, Por otra parte, la naturaleza depredada por la técnica ‘no puede ser salvada sino por la técnica, S6lo el empleo sistemitico de la técnica puede hacer revivir los parajes crosionados, substituir los recursos naturales dilapidados, reparar los dafios causados a la biosfera, suministrar fuen- tes de energia no contaminantes, El remedio comtra la degradacién de la naturaleza no se encuentta en wn retro- ceso en Ia historia, sino en un paso hacia adelante; no consiste en la renuncia a la racionalidad tecnologica sino en su ejercicio continuado para fines distintos: en hugar de servir al dominio del hombte sobre una naturaleza reba- jada a instrumento de uso, tendria como fin restaurar el ‘equilibrio del hombre con su medio y ayudar a la subsis- tencia y desarrollo de la naturaleza misma. Unilizacion de los medios racionales que conduzean, no a la dominacién del hombre sino a su integraciGn al todo al cual pertenece. La materia no seria manejada como medio para el hombre solo, sino para el binomio integrado hombre-naturaleza Lo cual supondria un cambio radical en el ejercicio de la racionalidad instrumental, que ha preponderado hasta ahora en la €poca moderna; no la supresién de esa forma de racionalidad, sino su supeditacién a una racionalidad iis alta: la que establece los fines y valores tiltimos que ‘merecen la pena de ser vividos. Una figura nueva det mundo se va dibujando cuando hay un cambio fundamental en la manera como el hom bre concibe su puesto en el orden natural, pero también cen el social. En el Renacimiento, los nuevos individuos —ligados a la empresa, al comercio y a la vida utbana— ‘eran portadores de una manera de concebit el puesto del hombre en la sociedad, que solo se consolidari con el desarrollo del capitalismo en siglos posteriores. Este 108 cambio puede considerarse en dos pasos sucesivos. El primero es la conciencia (que estudiamos en los capftulos Iy IID de que el individuo se otonga el sitio que le corres- pponde en la sociedad, por su accién y por la funcion que desempena, El orden social cobra sentido por el individuo ¥y no a la inversa. Desde entonces la ciltima fuente de sen- tido y valor en la sociedad es la persona individual, esa misma persona que, en las sociedades industriales, lega a ser un an6nimo sujeto de minipulacién y de consumo, El Individualismo, desde sus heroicos atuendos en el Rena- cimicnto hasta su desamparada desnudez en el presente, es inseparable del desarrollo del capitalism. Un segundo paso en esa misma concepci6n, es consi derar a los individuos como base cle sustentacion de la so- ciedad. Caracteristica de una imagen del mundo es la cercencia acerca de la base de legitimacién del poder. En el mundo antiguo y en el medieval el poder se legitimaba cn la tradici6n, en el designio del dios 0 en un orden na- tural; en el mundo modemo, en la voluntad concertada del conjunto de los individuos. Son estos iltimos los que construyen, en titima instancia, la fabrica social, sus rela ciones de poder y sus instituciones. Ante los individuos debe justificarse todo poder legitimo. El orden social tiene ‘como origen y como fin la voluntad general de sus miem- bros. Esta concepcién supone el descubrimiento anterior del individuo como tiltima fuente de sentido; se expresa principalmente en el pensamicnto politico de los siglos 2x y Xu y cobra realidad en los Estados resultantes de las grandes revoluciones democriticas. ues bien gno podriamas observar en nuestra época el primer paso en un proceso de cambio, paralelo pero en ‘una direccién distinta? Los siglos xix y xx fueron el tiempo del lento despertar de las clases trabajacloras organizadas, En unos paises lograron su participacion en el poder, 109 mediante arduas luchas sociales que condujeron al sufta- 286 universal, « una democracia representativa mes amplia y a un Estado de bienestar y proteccion social; en otros paises, llevaron a revoluciones populares, sean “socia- listas” 0 nacionalistas y agrarias, que intentaron establecet Estados en que predominara la igualdad, aun en detri- ‘mento, a menudo, de la libertad individual. Cualesquiera que hayan sido los resultados de es0s movimientos, se acompafaban de una manera de ver el puesto del hom bre en la sociedad, que tiene rasgos comunes en todos ellos: suponen una crisis del individualismo y una nueva conciencia de valores comunitarios, como la solidaridad, Ja pertenencia 4 un grupo o 2 una clase, la igualdad social EL sujeto que da un sentido a las tansformaciones sociales ro €s ya el individuo, son los grupos sociale, sindicatos, agrupaciones politcas, clases conscientes de si, masas populares. En todas esas luchas para cambiar el orden social hay la bisqueda y afirmacin de un sujeto colec- tio, en el cual el individuo cobra conciencia de su posi- «ida social Por otra parte, os movimientos de liberacion nacional de los pucblos antes colonizados se acompaitan de un despertar de la conciencia de una identidad propia, de caricter colectvo, que puede unificar al pueblo y oponerse ala mentalidad colonizadora. Ast, tanto en las lucas sociales de las clases trabajadoras como en los movimien- tos de independencia nacional, la lucha por la emancipa- cion impone la conciencia de pertenencia a una comuni- dad, rompe el aislamiento del individuo y lo integra, por ta accion, a una colectividad con la cual y en fa cual puede liberarse El pensamiento socalista del siglo mx anunciaba ya una nueva mentalidad que no veia el sentido de la accion humana en la eleccion det individuo aislado, sino en un 110 proyecto colectivo mediante el cual el individuo se realiza fen una comunidad. Por desgracia el socialismo no se pre~ sent6, en ese siglo ni en el siguiente, como una ruptura con la modemidad, pese a que ésta estaba ligaa al capi: talismo. Aparecis, ates bien, como una varante del pensa- miento modero, al pretender fundarse en el racionalismo hheredero de la Ihustracion yal reivindicar para sila ciencia Yel progreso. El socialismo de los dos siglos recientes no se aparto tampoco de la visin tecnocritica de la sociedad considerada como un artefacto que construir. La social ddemocracia no logré superar el marco de la sociedad mer- canti y de consumo, el “socalsmo real” lev a su extremo luna concepeién techocritica de la sociedad, sein la cual Je correspondia al partido edificar, conforme a un pro- yectoracional, el orden social entero, en todas sus partes Los movimientos populistas agsasios 6 nacionalistas de las raciones del tercer mundo tampoco desembocaron en la realizacion de sociedades ordenadas por valores comu- nitaros, sino en proyectos de desarrollo econémico que seguian un modelo teenoetitico, ora en su versin capita- lista, ora en la interpretaciGn del “socialismo” burocrtic. Un socialism libertasio, por el contrario, deberia partir de la crfica radical de la idea de la sociedad como cons trucci6a y manejo téenicos, que se da tanto en el capitalis mo como en la versin leninista-stalinista del socialismo, La cexitica del capitaismo deberia dirgise, para ser radical, contra la noci6n dla sociedad como un sistema construido por los individuos conforme a las reglas de una racionali- dad meramente instrumental. Comprenderia la propuesta de una ética social disigida 2 superar los inereses indi- viduales en la realizacién de bienes comunes, responderia 21la idea de que el individuo sélo se realiza plenamente € su integracién libre en la comunidad. El descubrimien- to de la libertad individual, gloria de la época moderna, am ‘no quedaria suprimido sino levantado a un nivel superior, al percatarnos de que la persona no puede llegar a set plenamente libre ni realizar todas sus posibilidades sino cen la comunicacién y solidaridad con los otros hombres. La racionalidad que asegura el funcionamiento efectivo de la maquina econdmica y social, quedarfa supeditada a la capacidad racional de decidir acerca de los fines dlkimos comunitatios que puede servi. sta seria una alternativa a | concepcién buroctitica y consumista de la sociedad, con su individualismo conformista y desencantado,! ‘Otto fendmeno nuevo, caracterstco de nuestro momento historico, es la crisis de los Estados nacionales, La creacién politica mis importante de la época moderna fueron los Estados nacionales, entidades politicas arbitraias, que rara vex cortespondian a unidades culturaes 0 étnicas. Sus fron: teras coincidieron, en unos casos, con los limites de ejercicio del poder efectivo de un monarea; en ots, fueron trazadas para servir los intereses de los colonizadores, De cualquier modo, s6lo en casos excepcionales, los Estados nacionales ccoincidieron con el ambito geogrifico de un pueblo. La ma- yoria fue resultado del arbitrio de un poder politico y abareé lun conglomerado de etnias, nacionalidades y regiones bajo la dominacién de un centro. Pues bien, la nocién de Estado nacional empieza a entrar en crisis. Por un lado, cia creciente de la interdependencia entre naciones, la :mayor complejdad de los problemas econémics, sociales y cculturales, la constitucin de un mercado mundial, el pro- sgreso hacia una cultura universal son tendencias que ‘uelven insuficiente el Estado nacional para haceres frente De all los proyectos cle constituir unidackes superiores que " Muchas de as eas deb Hamada Escuela de Franklut van en este sentido. GF soe odo a eats de domo y Hokemner 9 I acaba Istrumentl em Diaetos ela Tatar dnc de) Habeas Scbve tar teats un cds tc lps Tol rk nd Wiserscbf ab Keo Saba Veg Frnk 198 mm abarquen varios Estados, en confederaciones regionales laxas. De allf también la direccion final, atin lejana pero a la vista, hacia la insttucién de formas de gobiemo mundial Si el Estado nacional es demasiado pequerio para resol- ver la complejidad de los problemas planetarios, resulta demasiado grande para hacer frente a las demandas diver sificadas de las comunidades particulares que lo compo- nen, Al mismo tiempo que asistimos a la institucion de unidades regionales, a escala superior a los Estados, com- probamos en el interior de cada Estado la creciente activi- dad de nacionalidades, etnias, comunidades y grupos $0- ciales de todo género, que afirman su identidad y exigen cl derecho a la diversidad dentro de la igualdad. El marco de los Estados nacionales actuales se ha mostrado inade- ‘cuado para dar una respuesta a esas reivindicaciones, por- que fueron concebidos como cuerpos artificiales cuyos elementos son los ciudadanos individuales, iguales entre si. Ahora cobramos conciencia creciente de que la socie- dad real no esti formada por individuos homogéneos, sino Por un conjunto de grupos y comunidades disimbolas que tienen derecho a sus diferencias. La sociedad tiende a ver- se como resultado de la oposicion, lucha o imeegracion de es0s grupos En las sociedades industializadas contempordineas los individuos tienen cada vez un papel menor que desem- ppefar, los grupos con intereses especificos, cada vez mayor. la sociedad resulta demasiado compleja para que los individuos aislados puedan manejarla. Ya indicamos c6mo tiende a Funcionar como un mecanismo autorregulado, en el coal se reduce et alcance de las decisiones individuales. La €época de las grandes individualidads forjadoras del destino, cen la empresa, en la politica, en la guerra, parece cosa del pasado atin reciente. En cambio, los grupos sociales por una pane, y las comunidades étnicas 0 regionales por la oa, se n3 ‘convierten en los principales actores. Parece que el indi- viduo, educido en una sociedad tecnificada a un rtimero ‘manipulable, tendera a superar la soledad y el sinsertido de 3 vida social en el retraimiento a la esfera privada o bien en su pertenencia a comunidades concretas que le otorgan identidad y le dan la sensacién de integrarse a una realidad més amplia. En muchos casos, es la afirmaci6n de la perte- nencia@ una etna, a una nacionalidad minostaria dentro del Estado, a una comunidad regional o aun local. Pero también, fen otros casos, ¢s la reivindicacion de los objetivos y dere- cchos de grupos especificos dentro de la sociedad. El més imporante, el de mayor relevaneia para el futuro es proba- blemente el feminismo, por concern la mitad de la huma- nidad. Pero se trata también de la lucha de minoras raciales| ‘oprimidas (como los negros ¢ hispanos en Estados Unidos 0 los judios en la Unién Soviética), de minorias sexuales (como los homosexuales), 0 de comunidades relgiosas (sec- tas, iglesias). Por Gitmo, las agrupaciones que prestan senti- do a las luchas sociales pueden pertenecer también a un _Rénero mis tradicional, estar ligadas ala funciGn laboral que ddesempefian sus miembros: movimientos estudiantes, uni- ‘versitarios,sindicales, remiales. En el seno del mar indiferenciado de individuos que cons- tituyen una sociedad modema, todas esas formas de inte- sracién a grupos especificos, por distintas que sean, tienen lun caricter en comin: todas afirman una identidad particular y reivindican el derecho a una diferencia. En consecuencia, anuncian un cambio mis profundo en la manera de consi- dderar el puesto del hombre en el orden social. Et individuo ya no descubrifa su puesto mediante su empresa persona, sino en su integracon voluntaria a un nimero de comunida- des concretas. La sociedad nacional, a su vez, se justifcaria en la medida en que ofreciera un lugar de comunicacion e intercambio entre esas comunidades concretas y garantizara 4 la cealizacion de sus diferentes proyectos. El sentido de la Vids del hombre ent sociedad no le seria otorgado porel Estado, pero tampoco por la eleccién personal, sino le esta- ria dado por la integracion libremente elegida de cada persona en comunidades diversas, en cuyo seno puede realizarse; a su ve2, estas comunidades cobrarfan un sentido superior al integrarse en unidades sociales mis ampli. ‘orden social ya no se configuraria como resultado de la voluntad mayoritaria de individuos igual, sino de la inte- rrelacién compleja entre comunidades y grupos hetero- Réneos. El poder politico se justfcaria si consagrare, ala vez ue la igualdad, ta diferencia Dijimos que una figura del mundo cambia cuando varia 4a manera de concebir el sustrato de legitimacion del po- der. Las tendencias que acabo de reseftar son ain vagas pero podrian corresponder a un primer paso en esa direc ci6n. Podrian conducir, en el fururo, a una nueva concep- ‘ion sobre la base de sustentacién del poder legitimo: ta ‘no se colocaria ya en la voluntad, ocasionalmente expre- sada en las umas, del conjunto de los ciudadanos conside- rados como individuos, sino resultara de la intercomuni- ccaci6n libre entre las comunidades concretas, de todo tipo, en las que se integran los indivituos Esta concepcién supondria un cambio politico impor- tante: el paso de la democracia liberal, en la que la partici- pacién del ciudadano se limita ala elecci6n de las perso- znas que deban ocupar los puestos de decisién, a una de- ‘mocracia ampliada,? en la cual la persona puede parti- cipar continuamente en las decisiones politicas al nivel de tas comunidades 2 las que pertenece. Supondria también dirigic las decisiones pablicas por la necesidad no s6lo de ‘mantener en funcionamiento el sistema, sino de construir 2 Tomo el eine en el seta ul da Nerbono Rabbio on Bu rode ta demoracia, Pa aes, Barons 1985 45 las formas nuevas de convivencia que van resultando de Ja intercomunicacién entre todos los grupos y comunida- des integrantes de la sociedad, No se tratafa de restringit los derechos individuales, sino de hacetlas efectivos como parte de los derechos sociales propios de cada comunidad YY grupo. El respetoa los derechos humanos no tendsla por tinica funci6n proteger al individuo privado frente al poder paibico, sino promover su realizaciOn personal sa- tisfaciendo las necesidades especificas correspondientes a as comunidades en que se integra; los derechos se verian ‘comio valores por realizar propuestos a la accin polit Pero los valores sociales por alcanzar difieren segin las necesidades distintas de los grupos y de acuerdo con la situacién de cada uno. Los derechos humanos condensan cl derecho de cada persona a realizarse plenamente, pero la persona no puede realizarse en soledad, luego, impli- can el reconocimiento de los valores especificos de cada grupo y comunidad en los que la persona se reconoce; implica, por ejemplo, el derecho de las etnias al desarro- lo auténomo de su cultura y de sus formas de vida, el dere- cho de las mujeres ala matemnidad voluntara, ala retribu- cidn del trabajo doméstico, a la paridad de representacion cen muchos rganos de decisién, el derecho de los traba- jadores a partcipar en la gestion y en los beneficios de su empresa, el derecho de las minorias a ser tomadas en cuenta proporcionalmente en los organismos € insttucio- nes en que estin presentes, el de las comunidades atrasa- das a obtener la colaboracién que ellas mismas requieran para superar su atraso, y asi sucesivamente. Fl Estado no tendrfa como tinico fin las ibertades individuales, sino la igualdad en las oportunidades de realizacin de cada persona, y ésta s6lo puede plantearse si se atiende a las diferencias existentes entre los distintos grupos y comuni- dades sociales. Cualquier intento por renovar el pensa- 6 rmiento de un socialismo democritico, que estuviera diti- skido a la disminucion de las desigualdades econémicas y al establecimiento de una justica social, tendria que partir dde esta manera de considerar la sociedad impuesta por la realidad presente. Pero ello implica un cambio en la ma- rnera de comprende el sentido de la sociedad. ‘Asi como intentamos reducir las caracteristicas del pen- samiento modemo, tales como se anunciaban en el Rena cimiento, a un tema nuclear del que podrian derivarse los ‘dems, asf también podrfamos tratar de reduc los carac- teres que hemos barruntado, anunciadores de una nueva figura del mundo, a una concepcién acerca del sentido. La critica de la modemidad no seri, en efecto, radical, si no ‘emprende una inversién de su nocién de sentido, , Mientras el pensamiento nacido del Renacimiento con- cebia al hombre individual como tinica fuente de sentido, hha habido en toda época otra manera de concebir el senti- do, y por lo tanto el valor, de algo; esta manera poda llegar a ser predominante en un nuevo pensamiento, Cada cosa —incluido el hombre— cobraria sentido al estar dirigida a la realizacin de totalidades superiores, en las cuales se integrara y se realizaria plenamente. Pero la integracion en la totalidad, si ha de otorgar sentido a tos elementos, no puede eliminar las diferencias entre éstos. Habria que concebir la totalidad como una forma que mantiene en comunicacion diferentes ele- ‘mentos y, esta comunicaci6n, lejos de anular las difecen- cias, les suministra una nueva dimension para que cada elemento particular se realice. Asi, las totalidades son resultado de la accién conjugada de elementos disimbolos y éstos actualizan sus propias posiblidades en esta accién conformadora de un todo. Ningtin elemento tiene sentido aislado del todo al cual se dirige y en el que se conforma, pero ninguno desaparece al integrarse al todo, por el u7 ccontrario, en él se afirma y realiza. El todo, a su vez, ene sentido como Ambito de-perfeccionamiento de sus ele- :mentos 0 bien como elemento conformador de otra tota- lidad superior. Asi, comprender el sentido de algo quiere decir comprender la relacién entre cada cosa y las totall- dades a las cuales se dirige su actividad y en las que se conforma, de tal modo que la totalidad cobra sentido por la comunicacién recfproca de los elementos y cada uno de éstos por su proyeccién a totalidades. Esta paradoja se da cn miliples niveles: en la naturaleza, en la simbiosis de cada viviente con su entorno, que permite el desarrollo de las especies en formas cada vez més diferenciadas y compleja; en las relaciones interpersonales, en las varia- das formas de amor, en las que cada quien se descubre a si mismo; en la sociedad, en la comunicacion creativa de individuos en comunidades més amplias, que permite realizar en ellas las posibilidades de cada persona; en el nivel cdsmico, en la integracin de cada cosa en ta unidad de un todo, armonia de lo miltiple en lo uno. En ningun de estos casos, ja integracién en una totalidad anula al individuo sino, por el contrario, permite su realizacion en un nivel superior. En ninguno de ellos, el sentido es la pproyeccién del sujeto; el hombre debe leer el sentido en las cosas mismas y realizarlo al realizarse a si mismo en co- ‘municaci6n con lo otro, con los ottos. Esta captacion del sentido, liberaria al hombre del regodeo en su propia individualidad, lo proyectaria hacia lo otro de si, le permittia recuperar la sensacién de perte- nencia a una totalidad que lo abarea: comunién con la naturaleza, con la comunidad, con el cosmos. Cobrarian en- tonces nueva dignidad actitudes un tanto olvidadas: centrega, testimonio, humildad, respeto, compasion, frater- nidad, amor, justicia. Y quizis esta comuniGn renovada ‘con el cosmos y con los otros manifestard de nuevo una ns

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