Pror. Momicn Gartrat yy /oa/so
Spve0o
Crsieceto @ LUIS VILLORO
El pensamiento
EL COLEGIO NACIONAL
FONDO DE CULTURA ECONOMICA
sco
|
| moderno
Filosofia del
Renacimiento
| sie
| @ B
|
|
Comertans y supers dear te com‘VIII. Caracteristicas
del pensamiento moderno
Inicié este ensayo expresando una perplejidad: qué es el
ensamiento moderna? Para responder, busqué sus ini-
ios allf dove er ain intuicién primera. En el Renaci-
ihiento se da un gird en el pensamiento, pero es s6lo un
Nadie podia estar consciente en agquel momento de
las imiplicaciones y desartollos de esos comienzos. El
Pensamiento moderno se constriri, consolidara y diver-
sificard en los cuatro siglos posteriores, acompanando el
desarrollo de la nueva sociedad ereada por los descen-
dientes de aquellos “hombres nuevos’
Por otra parte, en el Reaacimicnto la nueva manera de
pensar tenia un sello que s6lo corresponde a ese pesioda y
no habit de repetitse. Cada pesiodo posterior presentart
‘umbién un estilo, un cariter propio. Sera ingenuo preten-
der reconocer en el racionalsmo del siglo xv, en la Tstra-
cin del xv, en el romanticismo o en el centsmo pistvsta
del xx y 2% los mismos rasgos de la imagen det mando tal
‘como se presenta en el Renacimierto, Cada perioda, incluso
cada cortiente intelectual o antstica dentro de un period,
“ofrece variantes peculares del pensamiento modemo y de
su figura del mundo. Sin embargo, creo que todas pueden
Yerse como diferentes desarrollos 0 varaciones de ciertos
temas centres, simples, cuyo origen hemos rastcado en el
Renacimiento, Por eso, al revsar la ideas de ese periodo,
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tuatamos de dejar en la sombra cieras creencias que serviian
ppara identificar la €poca renacentista a diferencia de otras
pocas y revivir su caricter peculiar, nos fiamos en
acttudes que recorien
toda la €poca modema. Els coasituyen, pra eaten un
epi de una figura del mando
‘ain vigente. En los silos posteriores el pensamiento moder-
fo se volverd mis complejo y se desasrolla en distinas
direcciones, Podria verse empero como esos desarrollos
estaban implictos, no expresidos atin, en aquel cleo ger
‘minal. Un campo amplio de actitudes y creencias variari he
period en petiodo, pero aquel conjunto de creencias basi-
¢2s pemanccerd como supueso, a menudo inexprcsido de
las dems, En cada é
‘opuestas, pero la controversia entre ellas s6lo seri posible si
‘Sziste un suelo comin que_establezca los limites en que
1 agumentaciin pueda aceptarse. Ese suelo comin
miento modemo, precisando las
fencuentran en su base. Recapinilaremos para elo los rasgos,
principales de un modo nuevo de pensar que descubrimos
cn el Renacimiento, pero también indicaremos como se
prolongan esos rasgos en las épocas posteriores, hasta nues-
ttos dias, aunque no podames naturalmente exponer st
desarrollo por no ser é3e nuestro tema. Se trata de condensar
‘en breves proposiciones lo ya expuesto, de manera que
pueda indicarse la pervivencia de esas ideas en la época
posterior,
(Wuesto que hemos llamado “figura del mundo” a la
manera como éste se le manifesta al
85adopte dependeri de una creencia basica: el puesto que
‘hombre considera ocupar en el cosmos. El pensarienio
foderno se inicia cuando el hombre deja de verse desde
{a totalidad del enie que lo abarca, para ver la toralidad del
‘ente desde el hombre. Ya no se contempla s6lo como una
decir ef mundo, es
considerado material moldeable, transformable en instru-
mento por el arte y la técnica. EI mundo en tomo ésté all
ppara ser organizado, medido, estructurado por la 1a26n
‘humana, remodelado, destruido y reconstruido por irae
bajo del hombre. EI hombre se impone al mundo extesno,
lo conoce hasta encontrar las vias para liberasse dé su
constriccién y dominarlo. Rompe el curso ciego de las
‘oss, las convierte en medios para sus propios proyec-
tos. El pensamiento moderno es un pensamiento de
emancipacion, pero también de dominio. El extraor
nario desarrollo de la ciencia natural y de la técnica, que
empieza en el siglo xv y se acelera considerablemente en
ce xy, respond las visiones de los poemas de Campa-
nella, realiza el suetio del “regntum homints” de Bacon. EL
‘deal de dominacion de la magia renacentista es cumplido
por la ciencia y la técnica modernas. El hombre empieza a
conocer las fuerzas elementales de la naturaleza y a po-
nerlas a su servicio. El mundo en que vive, a todas horas,
esti formado por un conjunto de artefactos obedientes a
1a energia prisionera,dirigida por el hombre: A fines det
siglo xX la transformacin del mundo en torno & TEE la
‘morada humana es ahora un arifii.
'5)"ELfin del inteleco es transforma todas las cosas en é
‘musmo." Esta idea puede i de vaiias ranenti
En sus comienzos, est ligada a la concepcion de la simpa~
tia universal, base de la magia. Pero, poco despues, al
remplazar los vinculos de simpatia y analogéa por las rela-
»ciones reciprocas de los fendmenos expresadas en fun-
ciones matemiticas, cobra el significado de la conversiGn
de todas las cosas en raz. EL itelecto no es ya la capa-
cidad de leer en el interior (inius-legere) de los ents, sit
1a posibilidad de ordenar ef mundo segun modelos r2-
Cionales. Convent Is cosis en intelecto es someter tanto la
lexi como la sociedad a la medicion y al cdlculo de
sever con ese modelos, E
EL pensamiento modetno substituye la fe en las con-
\iccones REECE Tans po awaken, pot a fe
SEE Hae Insaur, ane todo climpetode Wat cons.
lidac instrumental, como acerté a ver Max Weber; es deci,
tuna racionalidad que consiste en deteemnar y calcular los
mmedios mis eficaces para lograr un fin determinado. E:
forma de racionalidad opera no solo en la técnica sino
también en la organizacion de la sociedad moderna. Pero
Seria ervéneo reducir el racionalsmo moderno a esa forma
de racionalidad. a raz6a tiene también una funci6n tedrica
‘explicativa, en la ciencia, y una funcién préctica, al pro-
STRUBATnowias éricas de universal observancia. El proyecto
de pensamiento moderno es trinsformar todas las cosas en
fa76n, para comprenderlas y dominarlas. ¥ la razon es
tuniversal, nica en todo hombre, a todos iguala en su
eercicio. Su primera forma de expresién esti en la nocién
enacentista del Fintelecto"ilimitado, que se extiende al in-
finito, comprende todo sin excepci6n y, en el interior de la
‘materia, rige su desarrollo segiin principios necesarios. Més
tarde, en el siglo xv, esa idea se afirmara en una raz6n
totalizante, que todo lo ordena y une y a la que todo esti
sometido. En la ciencia natural y en la técnica se manifes-
tard principalmente la az6n universal El cientifcismo, es
decir, la tendencia a medi toda forma de justificacion
racional por el rasero de la racionalidad cena, legart a
ser un rasgo del pensamiento moderno.
90
Ofes son las ereencias fundamentales que const
tuyeh cl marco conceptual de una figura del mundo. No
Priamos intntarrecicils todas a una idea central de
Ih que podrian derivarse Asi como en algunas parituras
missles podemos peribir una Frise simple, geemen de
varios temas que se entrelazan y desarolln, asi tambien
tal vez podamos dar con una idea nuccarinciida en los
temas acabadbos de sefalr.Proponemos ura, a manera de
hipétesis. La nueva figura del mundo se desprende de wpa
‘reencia central el sentido de todas las cos, incdo el
del hombre iismo, proviené del hombre. Fl hombre es
fuente de sentido y no recibe é mismo de fuera su sentido
los entes no tienen un sentido “objetivo, independiente
de los suetos, adquieren sentido con relacion a éstos
Por es0 la labor del hombre es crear un segundo mun-
do a partir de la naturaleza: s6lo en ese mundo las cosas
se revisten de sentido, Al conventtse en anificios, os entes
son estructurados, ordenados por el “ojo” y la *mano”,
‘conforme a un plan oa un disefio, El mundo de la cultura
tiene los significados que sus creadores le prestan, los
artefactos adquieren sentido en cuanto medios para cum
plir necesidades y proyectos del hombre, los procesos
todos, de la naturaleza y de la historia, pueden revelar un
sentido si los vemos en relacion con fines humanos. Por
eso también el hombre mismo no reconoce en él un
sentido especifico, que le correspondiera por el sitio que
‘ocupa en un orden de ser establecido,
Al desaparecer un centro con referencia al cual situarse,
le toca al hombre determinar, entre todas las aternativas 2
su alcance, el centro de su elecci6n.
nIX. Lacrisis de la modernidad
He intentado detectar el nicleo de ereencias basicas de una
figura del mundo que se inicia en el Renacimiento, se de-
sarrolla, con variants, en los siglos posterioresy lega has-
ta nosotros. Pero cuatro siglos mis tarde ya no la acom-
pata el alboroz0 de un nuevo descubrimiento sino la inco-
modidad de un cierto desencanto, Cuato siglos mis tarde,
dletrés de aquella figura luminast empieza a hacerse pre-
sente otra faceta inquietante. La modernidad empieza a po-
nerse en entredicho,
El pensimiento modermo fue, sin duda, un gran paso ha-
ia la emancipacion del hombre. Empez6 a vencer los de-
_monios que se oponian al reino del hombre sobre la nat-
raleza y sobre la historia. Los demonios extemos, primero.
Frente a la enfermedad, 2 1a indigencia, ala violencia del
‘mundo en tomo, el hombre ya no se sinti6 inerme. Empe-
26 a dominar la naturaleza, para hacer de ella una morada
fen que estuviera a cubierto de sus amenazas. Quiso ser
duefio de su propia historia. En lugar de representar el
papel dictado por ottos, se atrevi a engirse en autor de su
propia obra. Empezs a vencer también sus demonios inter-
nos. La raza encontr vias para liberarlo de lx esclavitud
de las ideas heredadas y de los prejuicios. Al ver en el
hombre la fuente de sentido y el engarce de todas las co-
sas, el pensamiento moderno reivindicé para él la dignidad
yl excelencia, Como dijo Kant de la Mustracion, el pensa~
92
miento moderno correspondié a la mayoria de edad de!
hombre, z -
En la mayorta de las culturas conserva esa faceta ibera-
dora. El paso a la modernidad es ain el proyecto para
superar la escasez, a opresion y la oscuridad de las formas
de vida tradicionales, La modernidad se entiende funda-
mentalmente como dominio racional sobre la naturaleza y
la sociedad. leva implicto, por lo tanto, el remplazo de las
antiguas maneras de pensir por las ercencias bisicas que
configuran el pensamiento modemo.
‘Sin embargo, para quienes ya recortieron ese pensa-
‘miento la situaci6n es otra, En esa situacion estin las cul-
turas de los paises mis desarrollados pero también los sec-
tores de los patses en vias de desarrollo que comparten una
cultura occidentalizada. Es en esos ‘mbites donde la figura
del mundo modema empieza a entrar en crisis. Lo que era
‘entusiasmo en sus comienzos se torna ahora en desen-
‘canto. La pregunta misma que preside este ensayo lo trai-
ciona. No preguntariamos por las caracteristicas de la
‘moclernidad si no sintiéramos cierto malestar por ella. Por
qué ese malestar? Como esa vision exultante del hombre y
del mundo desembocd en desilusién y en alarma? Con-
(estar esa pregunta requeriria indagar mucho ms alli de
los limites de este trabajo, Ahora slo puedo sefaar algu-
‘nos puntos que nos ayudarn, tal vez, a entender la cara os-
cura, oculta tas la vision luminosa del mundo renacentista
‘ partir del Renacimiento el hombre no se vio a si mismo
s6lo como objeto de la naturaleza sino como su agente
‘Adquisié, poco a poco, dominio sobre ella, hasta alcanzar
lun enorme poder. ¥ empezamos a alarmarnos por Si Uso
En efecto, al transformar a su imagen el mundo en torno, et
hombre no cre6 una morada de mayor pulcrtud y belleza,
‘no convirié la naturaleza en espiritu, como sofaron los
renacentistas. Porque su obra obedeci6 a la codicia y al
3afin de dominio, mis que al amor y a la inteligencta, La
naturaleza fue transformada en servicio de nuestras nece-
sidades, es cierto, pero también fue socavada, expoliaca,
hasta inhabilitrla como morada del hombre, fue sometida
al capricho humano, reducida a simple instrumento de sus
intereses,
{a desiruccién de la naturaleza por la técnica obedecta a
luna actitud mis profunda: la degradacin de los entes ra-
turales en meros objetos. Al reducir el mundo a un material
que debe ser dominado y transformado, las cosas dejan de
tener un sentido intrinseco, solo adquieren el sentido que
el sujeto humano les atribuye. El hombre deja entonces de
‘escuchar lo que tengan que decirle las cosis, para exigit
ue se plieguen al lugar que les seftala en su discurso. EL
Arbol solitario ya no es esa vica extrafia cuyo sentido es
desarrollarse en plenitud, florecer, albergar las aves, ofrecer
sus ramas al sol, en comunién con la riqueza inagotable del
tniverso; su sentido no le esti dado por su relaci6n con el
todo. No, el dibol es ahora un caso que comprueba las re-
‘glas que mi raz6n ha descubierto, o bien es un espécimen
que puedo medir, calcular, ordenar segiin mis categorias;
de cualquier modo es una instancia que cac en alguna de
mis clasificaciones. Es también un dil: madera para cortar,
soporte para edificar, adorno tal vez para disfrutar. En rea-
lidad ni siquiera pregunto si su vida tiene un sentido pro-
pio, no trto de escucharlo, por que sé que s6lo es un ma
terial dispuesto a revestirse del sentido que yo le presto.?
El sentido del arbol remite a la casa construida con su
madera, ésta remite a la escuela que alberga, la escuela, a
su vez, al hombre, todo cobra sentido por esta éltima ref
rencia, ¢Pero qué sentido tiene ef hombre? El hombre
"oo poeta preg ab pt seth inca de conse. Peto
[pct no hats cn i woes mosema. Octavio Palo ha io i
Frew + modems a poo hao sempre“ ts vot” (0 at, ka
ir sc et ta are 1991),
94
renuncia a leer en sf mismo un sentido inscrito en su
naturaleza", que le fuera otorgado por su sitio en el todo,
él es a fuente que otorga sentido al todo. ;No es entonces
lun vacio frente al todo del ente? Por otra parte, sino puede
leer en su propia naturaleza un sentido dado, si solo tiene
el sentido que elija darse zno puede elegir para si el sin-
sentido? Por qué no seria todo absurdo? Detras de la vision
del hombre como opuesto al todo del ente se asoma, a ht
postre, el nihilsmo.2
Parecida situacion en la concepci6n de la historia, Tam-
bien en ella, el pensamiento modemo se muestra ambi-
valente. Quién dudari de que la emancipacién humana
s6lo puede empezar en el momento en que nos asumimos
‘como actores de nuestra propia historia? Pero, en los siglos
| osteriores al Renacimiento, esa idea condujo a la intes-
ppretacién de la historia como un progreso racional con-
tinuo hacia una sociedad emancipada. Pues bien, la creen=
cia en un progreso historico, capaz de realizar los fines
discfiados por el hombre, dificilmente puede ser com-
partida a fines del siglo xx. El desarrollo del capitalismo
‘condujo, es cierto, a sociedades mais racionales, donde los
individuos podian gozar de mayores libertades, pero tam-
bien a la enajenacién en el intercambio de mercancias, ala
explotacion del trabajo y al olvido de los valores de soli
daridad, justicia ¢ igualdad sociales. Ni siquicra en los pai
ses de gran desarrollo industrial fia logrado satisfacer todas
las necesidades de la poblacién, Subsisten en ellos el de-
sempleo permanente, la humillacién de los marginados y
las desigualdades sociales. En la mayor parte del mundo,
ten los paises que habfan pagado con su situacién coloni-
2a main eapech eve tansfomactin de a tues pox btn,
‘en lor dos atts sigs la phd dt Sendo fue wa con Hucaez por
Manin Hekegge, “Uther Ge Pec Vrre wd safe, G. Nee,
Palingen, 1954 Por ms pane, tate de extarcet a elas ene Cand
‘mens técnico sentence ef conocment tema Rewer
{ancamercas td Pasa veh KVL 2 13DD
9zada y dependiente el auge capitalista, han subsistido,
gravadas, la miseria y ka opresién, El mundo constraido
ppor ef hombre ha estado Icjos de la ciudad ideal de Leo-
nnardo o la solar de Campanella. La desilusion ha legado a
‘su grado mis amargo, cuando el proyecto emancipador de
las revoluciones socialistas, que anunciaba la libertad real
paara todos, que debia realizar al fin la meta de la historia,
‘condujo a Estados represivos donde mostraba de nuevo su
rostro la barbarie. El fracaso de los estados burocriticos,
inspirados en el modelo bolchevique, no implica, sin dua,
cl fin de la idea que inspir6 al socalismo, tampoco equi:
vale a una justificacién del capitalismo, pero no ha podido
menos de sicudir la fe en el progreso irreversible de la
historia hacia la realizacion de un proyecto emancipador,
cereencia bisica de! pensamiento modemo. La idea misma
de que la historia tendiria un sentido, después de Auschwitz
y del Gulag, empieza a resultar una ironia. Parece, por el
contrario, que ninguna situacién hist6rica es ireversible,
Aue a los intentos de liberacion puede suceder la barbarie,
due ni la raz6n ai la libertad resultan forzosamente de los
proyectos emancipadores, que la “fortuna”, después de
todo, es capaz de vencer la “virtud” de los hombres. Los
Aacontecimientos hist6ricos en el siglo que termina seme-
jaron, antes que un argumento racional, un cuento arbi-
ttatio y trigico, producto de la irracionalidad y el acaso
El predominio de la racionalidad instrumental, caracte-
ristico del pensamiento modemo, sitvi6 al dominio de La
naturaleza, operé también el control de las Fuerzas sociales.
{a racionalizaci6n de las elaciones sociales es la caracteris-
‘ica mas importante del paso de las sociedades tradiciona-
les a las modernas. Mientras las sociedades antiguas se
‘orientaban por creencias y valoraciones indiscutidas, leg
ddas por la tradicin, la sociedad modema se rige por un
clculo racional que determina cuiles son los procedi
‘mientos eficaces para lograr metas libremente proyectacas
96
¥y subordina el comportamiento social a su realizaci6n. La
racionalizaci6n de la sociedad comprende: economia
regulada, ya sea por la planificacion central o por las leyes
del mercado, relaciones sociales sometidas al ordena-
‘miento abstracto de la legislaci6n, administracion piiblica
eficaz, aparato burocritico del Estado, que ordena, regula y
‘controla la vida pablica. En las sociedades industializadas
festa raciomalizacion llega a su punto mis alto, En ellas,
dominan las regulaciones abstractas de la burocracia
destinaclas a asegurar el funcionamiento sin tropiez0s de la
sociedad, el ordenamiento juridico, encargado del mante-
nimierto del orden, y las leyes del mercado, garantes de la
produccién y distribucién econdmica eficaces. Después det
{rigico fracaso de los experimentos totaltarios, la sociedad
:nis racional tiende a identficarse con una sociedad demo-
critica. La democracia implica, en efecto, la liberacion de la
arbitrariedad en las decisiones paiblicas y de la enajenacion
2 una autoridad itracional. Pero en las sociedades mis
esarrolladas, la democracia existente presenta también
fot faceta inquietante. La sociedad tiende a operar como
un sistema constmuido por los hombres al modo de cual-
‘quier artefacto, sujeto a sus propias reglas de manejo. La
politica es cada vez mis una técnica. El politico moderno,
lecidas las reglas que permiten el funcionamiento de
la sociedad, vigila su cumplimiento, cuida de que los
pprocesos se realicen sin frcciones, de que todo marche sin
lropiezos a modo de un sistema autorregulado, La politica,
en los paises desarrollados, es cada vez menos el arte de
proyectar y decidir el futuro de una sociedad, cada vez mis
1a técnica de mantener el funcionamiento de una miquina
regulada. La politica se vuelve ingenieria del poder. En ese
tipo de sociedad, el individuo participa cada vez menos en
las decisiones pablicas, su contribucién se limita a scleccio-
nar, de cuando en cuando, las personas encargadas de
”mantener el sistema en buena forma, su vida se reduce
‘cada vez mis al papel de despreocupado consumidor que
cl sistema le otorga, En el artefacto construido por el hom-
bre éste se convierte en un engranaje substituble. La se~
sgunda naturaleza en que el hombre reconoceria su imagen,
toma una forma mis parecida a una maquinaria que a una
obra de ante
1a sociedad racionalizada es producto de la aplicacion
de una forma de racionalidad, pero también de la concep
‘i6n individualista que constituye, segin vimos, uno de los
rasgos del pensamiento modemo. EI individualismo fue
inseparable del reconocimiento de la dignidad del hombre
que proclamaron Jos humanistas del Renacimiento. Mis
tarde, dio lugar a la doctrina de los derechos humanos, ina-
liemables, de todo hombre en sociedad. Esta es una con-
uista ligada al acceso del hombre a su mayoria de edad.
Pero los derechos humanos se entendieron funda-
‘mentalmente como preservaci6n de los individuos pri-
vvados frente a la intromision de cualquier poder colectivo.
Con el desarrollo de las sociedades capitalistas, el indi-
vvidualismo dio lugar a dos expresiones extremas. Por un
lado, la persona privada, ocupada en sus asuntos familia
res, codiciosa de acrecentar sus pertenencias, que defiende
1 toda costa sus derechos frente a la comunidad y que s6lo
se rige por intereses egofstas. La sociedad no es para ella
un lugar de concierto, sino el mercado en que compiten los
intereses partculares. En el otro extremo, e1 hombre masa,
{Al debilitarse las asociaciones comunitarias en que se in-
tegraban sus miembros para dar un sentido superior a sus
‘vidas, al reducitse la sociedad a la suma de individuos,
‘qued: la persona individual sola frente al sistema abstract
aque la regula y controla, Para la organizacion burocritica
de las sociedades desarrolladas todos los individuos son
homogéneos, intescambiables, esclavos de los mismos
98
pequeios intereses personales, computables para las
encuestas electorales 0 los pronésticos del mercado.
os cambios en la relacién del hombre con la naturaleza,
por una parte, con la sociedad, por la otra, son paralelos.
Son dos facetas de la misma actitud. E1 mundo en torno,
‘natural 0 social, tomado como puro objeto de la accion
transformadora del hombre dirigida por la raz6n, se
convierte en instrumento manejable, sobre el cual el
hombre puede ejercer su dominio. El resultado es ambi-
valente, Porque puede conducir ala humanizacion de las
cosas en tomo, pero también a la cosificaci6n del hombre
Por una parte, el hombre puede dibujar en la naturaleza y
la historia su propio rostro, por otra parte, al convertisio
todo en instrumento, puede llegar a converte él mismo
{gn un engranaje de un proceso sin sentido. Asi, a utopia
renacentista puede desembocar en un mundo degradado
cn artefacto y en un hombre al que acecha la carencia de
sentido
Pareceria que en las sociedades desarrolladas de Occi-
dente, la manera de pensar que se esboz6 en-eb Rena-
cimiento y se delines y generaliz6 en siglos posteriores
perdiera lentamente credibilidad y vigencia. Vemos cémo
Ja figura del mundo modema tiende a desvaneverse. Alig
nos hablan ya de “situacida posmodesa"3 Por desgracia,
celtérmino no defa de ser vago, pues no se precisa cuales a
“modemicad” en trance de abandono, y ambiguo, pues no
se definen las nuevas creencias que habrian de rem-
plazarla, Hasta ahora el *posmodernismo" parece utiizarse
‘como un membrete que cubre cualquier forma de escep-
ticismo sobre creencias basicas del pensamiento moderno.
Mis que indicador de un pensamiento renovador parece
sintoma de una ausencia: la que deja el descreimiento en
tuna figura del mando antes de ser remplazada por otra
ean Fangos yea, La station estore, Mi, ar 199
9»El desencanto, parcial 0 total, hacia las ereencias que
estin a la base de un pensamiento moderno da lugar a
actitudes divergentes entre si. Por otra parte, atin n0 po-
ddemos saber si es un signo del fin de a vigenca de ciertas
creencias de la modernidad en su coniunto y, en ese cao,
cuales seran éstas, o bien es una sefal solamente de la ne-
cesidad de un reajuste del pensamiento moderna, que
condiciria a una variante del mismo, Por otra parte, el des-
creimiento en las ides —progreso, emancipacién humana,
libertad, dominio sobre fa naturaleza, racionalidad— que
expresaban el sentido dado por el hombre a la época
moderna, pociia conducir a tres acttudes, al menos, de
Primera. Una actitud nostilgica del pasado. En la tra-
diciOn se intentaria revivir valores que dieran un nuevo
sentido a la vida, El debilitamiento de una concepcién
moderna del_mundo y de los valores que pretende rea-
lizar, deja un vacio que tiende a ser llenado por la revita-
lizacion de actitudes y creencias premodemas: retomno a
creencias religiosas ancestrales, adhesiOn a la herencia
cultural frente a las corresiones de la raz6n, a las conven:
clones colectivas frente a las actitudes erficas, eclosion de
sectas salvicasiacionales, revaloracion de formas de vida
pasadas. La fuerza que han cobracio en muchos paises de!
‘Tercer Mundo los integrismos religiosos y los naciona-
lismos culturales (pensemos en los paises arabes y en los
que compontan la antigua URS), la persistencia, en el
primer mundo, de posiciones tradicionalistas y reaccio-
arias, pueden Hlenar el vacfo que dejare la pérdica de cre:
dlibilidad del pensamiento modemo. En los paises atrasi
dos esa tendentcia se aunaria a las resistencias tradicionales
ala modemidad, en los desarvollados, supondtria un regre
so mls a la barbaric, En todos los ¢as0s, a la modernidad,
sucederia una nueva época de oscuridad y confusion,
100
Segunda, La desilusion de la modernidad puede condu-
cir también a un realismo escéptico. El pensamiento mo-
dderno incluye la justifcaci6n racional de la ciencia, la téc-
nica y el poder, por un discurso que funda su necesidad en.
‘el cumplimiento de fines humanos. Ese discurso sefiala el
sentido que tienen para el hombre aquellas actividades,
‘son pues “meta-narrativas’, en la acepci6n de Jean Frangois
Lyotard. Al no creer en esos discursos, se pierde la justi=
Ficacién de cualquier forma de cultura y actividad humana
la actitud “posmoderna” tenderia a sostener que ni la
Ciencia, nil técnica, nila historia, ni el ejercicio del poder
‘equieren justficaci6n. Entonces, la aceptaci6n de la caren
‘ia de sentido de la historia, el escepticismo ante las preten-
siones del racionalismo modemo, la duda ante la posibil
dad de emahcipacion del hombre, conducen a una acttud
cconservadora que hace de lado, por ilusoria, cualquier pro-
yeccién de una meta que trascienda la situacion existent
‘por lo tanto, descarta las actinudes tendientes a la transfor.
‘maci6n social o a la disrupcién cultural. La historia ha
tetminado, todo cambio es retroceso, y2 no hay “vangus
dias", dejemos pues las cosas como estin, cesemos de
pretender que se drigen a una meta
Fsta actitud alimenta una ideologia conservadora: la de-
‘mocracia liberal y el régimen de libre mercado serian la
‘etapa insuperable de la historia. Para los paises marginados
yy dependientes el mensaje es claro: intl esperar un cam
bio, sil historia ha terminado, slo cabe conformamos con
cel papel que en la economia mundial se nos ha asignado,
Pero la crisis del pensamiento moderno podria conducir
una tercera postura, de signo opuesto a las dos anterio-
res. Ia historia ha conocido muchos periods de confusion
¥ escepticismo, cuando los valores vigentes en una época
vacilan y atin no se imponen otros nuevos, pero nunca
lleg6 por ello a su fin, ¢Estaremos, en realidad, al término
101de una €poca y a inicio de otra? Algunos signos lo sugieren
¥ no faltan posibilidades de establecer paralelos entre el
perfodo actual y ls fines de la Edad Media y principios del
Renacimiento,
No podemos adivinar el futuro. Es posible que nos
aguarde un perfodo de confusién y desencanto, en que la
historia parezca detenerse, pero es posible que a la desilu-
sién suceda otro inicio, Cabria entonces intentar descubtir
en las tendencias actuales los signos que apuntan a una
nueva manera de pensar, podriamos tatar de barruntar asi
Jo que llegarta a ser una figura del mundo que remplazara a
a moderna. La nueva manera de ver el mundo puede ser
Jefda entre lineas de la situaci6n presente, pero también es
luna propuesta de la imaginacion y el deseo, anticipadores
ddl futuro. Ambos aspectos son inseparables.
"Noes concebsible que un pensamiento innovador repitie~
ra concepciones previas a la época modema.Pero tampoco
tiene que ser por fuerza su negacién pura y simple. Un
pensamiento innovador podria “levantar” el pensamientoy
‘modemo, en el sentido del Aujbeben hegeliano: superarlo,
conservando en otto nivel su momento de verdad. Fl
pensamiento moderno, dijimos, acompafé la conquista
de la autonomia de! hombre, correspondi6 a su mayoria de
edad, Por decepcionantes que hayan sido muchas de sus
consecuencias, la sociedad futura no podrfa renunciar
libremente a ese valor, solo por coacci6n. Necesitar tal vez
superarlo para acceder a otro estadio, pero el respeto a la
dignidad det hombre, que inaugura el Reniacimiento, es
tuna condici6n para cualquier superaci6n de su pensa-
‘miento. Ademds, el pensamiento modermo rompié las suje-
ciones de! mundo antiguo, permitié la liberacion tanto de
las necesidades naturales como de los atavismos histo-
ricos. Ninguna manera de concebir el puesto del hombre
en el cosmos podria prescindir de ese momento de la
102
‘emancipacion humana, Mientras en la cultura de los pases
dlesarrollados la figura moderna del mundo empieza a
perder creibilida, a situaciOn es muy ota en los dems
pases. En muchos paises en vas de desarolo, el pensi-
mierto modemo no es atin vigente, pertenece so a los
sectores ocidentalizades y urbanos.
fn la mayoria de las naciones del planeta subsisten
formas de vida antiguas en oposici6n 0 en convivencia con
hs nuevas
Sus socedades atin no se atomizan en una suma de ind
viduos ni se regulan por relas impersonales y abstractas
Subsisten los laz0s comunitarios, las creencis traicio-
rales, ls lealtades basidas en la perenencia a un grupo, 2
tuna etna, a una comunidad particular, Sin embargo, las
flites drigentes de esos patses han elegido como fin la
“modernizaci6n”, quieren verlos como sociedades en
transicin hacia sistemas ms racionales y efcientes. La
modernizaci6n se entiende como el paso a regimenes
democriticos, basados en el libre mercado, regulados por
tana administacién eficaz y sujetos a norma juridicas
imparciales. Y esa eleccion, a fines de siglo, no parece
tener mis altemativa que la resureccion, ls inegrisms,
de formas de vida arcaicas. erdida la iusion de que una
revolucion social tari la prosperidad junto a a justia, la
‘modemizacin se presenta como la tnica opcion para ven-
cer la escasez, la ignorancia y la miseria.
Con todo, podiams intentar que la moderizacién de
estos paises no concer a ls alarmanies resultados
a prod ees de arnrao Mora fors de i
is comunitatias antiguas podrian ser conservadas y
apa a las necesidades de una sociedad nueva. Alcan-
Zar una sociedad mis raconal y efca7 evitando su at0-
mizaci6n en individuos aistados y su conversion en un
103artefacto téenico, no es un proyecto utépico para ls paises
«que ain preservan inttucionesy valores comunitarios.
os paises del Tercer Mundo entramos en la moderidad
cenel momento en que empieza a ponerse en cssis. Lo cual
nos coloca en una situacion privilegiada: podemos ver
"época moderna” tanto en sus inicios como en sus fines,
antes de aventurarnos plenamente en ella. Estamos ftente 4
tuna responsabilidad ain inédita, Podemos evitar el camino
que otros hollaron. Podemos elegir lo que fue avance y
liberacion en el proyecto modemo ¢ intentar prevenir sus
consecuencia indeseables. Hl proyecto nuestro podia ser
tuna opcién nueva: la modernidad revisada a pati de su
téemio, Conservar el momento de verdad del pensamiento
‘mademno y superatlo en un pensamiento nuevo, proponer
una modemidad repensada desde el estadio posterior de
‘una nueva figura del mundo, Para ello tenemos que inten
tar vishambrarl aueva vision del mundo que se anuncia
CCualquier cambio de época es lento, puede durar varios
siglos. Aunque podamos detenemos en el Renacimiento
para percibir los inicios de la época moderna, aparecen
signos que la anuncian en plena Edad Media. Igual pod
suceder ahora; ain no detectamos el inicio de otra era,
pero podemos tal vez percibir algunos de sus signos
precursores. Intentémosto.
104
X. ¢Hacia una nueva figura del mundo?
Una figura del mundo, dijimos, expresa una manera pecu-
liar de concebir el puesto del hombre en el cosmos natu-
ral y en el cosmos social. El pensamiento moderno 1es-
ponde a una transformacion en ambos Grdenes. No cs
‘menor la que se realiza en nuestra época.
En el Renacimiento se empezaron a abrir fronteras
_geogrificas que limitaban ef mundo antiguo. El hombre se
aventur6 allende esos limites, supo que podia vivir en
parajes exteriores al espacio hasta entonces familiar. Pri-
‘mera gran apertura del mundo vivido, mis alli de la mora
dda ancestral. Una consecuencia fue la vivencia de la relati-
vvidad de todo sitio; cualquier lugar podia ser considerado
‘como centro. Pues bien, ahora vivimos un segundo paso
cen Ia apertura hacia el exterior: Ia ruptura de la Frontera
‘constituida por la Tierra misma. Nos aventuramos afuera,
hacia el espacio ilimitado, exterior al planeta. Lo que para
cl renacentista fue la transgresi6n de los abismos oced-
nicos y el descubrimiento de otras terras, para nosotros
es el gran salto al espacio y el viaje hacia otros astros. En-
tonces como ahora la ampliacién del mundo vivido fue
posible por invenciones técnicas que dominaban la dis
tancia y permitian trazar nuevos derroteros. Los grandes,
viajes del siglo xv suceden a la fabricaci6n de las carabe-
las y al invento de la brijula. Los satltes y las naves espa~
Gales son nuestras carabelas, las computadoras nuestras
105bijulas. En ambos casos también, a la ampliacion del espa-
cio explorado correspond la de lis formas de comunicacion
centre los hombres. La imprenta, en el siglo xv, ampli6 la
vida del hombre tanto como las carabelas; el radio y la te-
levision, en el xx, extienden el campo de la experiencia
vivida tanto coms las sondas espaciales.
1a apertura de los limites en que el mundo puede ser
vivido tiene consecuencias diferentes en el Renacimiento
¥ en nuestro siglo. Entonces, la pérdida del centro tenia
que dar lugar a la comprension de la relatividad de todo
sitio y de la capacidad del espiritu humano para trascen-
der los limites que le habfan sido asignados; ahora, en
cambio, la posibilidad de abandonar incluso la morada
terrena, tiene que acompafiarse de ot1os sentimientos
basicos. La vision del planeta azul suspendido en el espa-
cio suscita en cualquier persona emociones nuevas: al
mirar hacia los espacios abiertos, la sensacion renovada
de la fragildad y rareza de nuestra comiin morada, al con-
templar la esfera terrestre, la evidencia de la unidad del
planeta, la conciencia de compartir un habiticulo comin,
frdgil y escaso. Si la apertura al exterior del siglo xv des-
pert6 la conciencia de la diversidad y relatividad de cual-
‘quier cultura, la del siglo 2 suscita la percepeién de la
unidad y fragilidad de la especie humana, La via hacia
la comunicaci6n universal entre los pueblos, hacia la
adopei6n de una cultura planetaria, una en su cima, mdl-
tiple en su base, el derrotero hacia la interdependencia
polftica y el gobiemo mundial, la direceion hacia Ia igual-
ddad y la comunicacion entre todas las naciones, el llama-
cdo por erear instancias de decision comunes que salven al
planeta, son caminos en cuyo inicio encontrariamos
quella visi6n del astro azul en el vacio.
la conciencia de la necesidad de preservar nuestra mo-
‘ada conduce a una idea de las relaciones del hombre con
106
{a naturaleza: la naturaleza necesita del hombre para serle
‘grata, pero el hombre depende de la naturaleza para ser
hombre, En lugar de ver a la naturaleza como objeto que
dominar, verla también como fuente de sustento a la cual
podemos acudir, dispensadora de bienes, reveladora de
sectelos, recepticulo de energia y de belleza, detentadora
de Ia altima palabra para comprender al hombre; pro-
tegerla para ser protegidos por ella, recrearla a nuestra
imagen para descubrir nuestra realidad por ella. Hegar
tentonces a la conciencia de que somos lo que la natura-
leza nos hizo y, al mismo tiempo, que la naturaleza puede
ser lo que nosotros hagamos de ella. Entonces, la natura-
leza no se presentari como un material ciego ante el ojo
del hombre, inerte ante su. mano, sino como interlocutor
cuya voz deberd escuchar. Para ser humano tengo la
necesidad de responder a los intereses de la aturaleza,
para ello, debo descubrir sus necesidades de subsistencia,
‘no para expoliarlas a mi servicio, sino para preservarlas y
acrecentarlas. El predominio de esta concepcién puede ser
asunto del futuro, pero empieza ya a abrirse camino en la
‘conciencia de nuestra pertenencia a un medio ecol6gico
sin el que no seriamos lo que somos.
‘Sin embargo, los movimientos ecologistas contempori-
‘neos comparten la misma ambigiedad que se”alamos en
las eritcas a la modernidad. No pueden conducir a un re-
tomo a la vida natural, anterior a las transformaciones in-
dustriales, Estas han recreado de tal forma nuestro hal
ticulo que el regreso a formas de vida preindustriales
-supondsfa no s6lo la renuncia a nuestro dominio del mun-
do en torno sino también el retroceso hacia una vida
empobrecida, menos digna. En los paises en proceso de
desarrollo, la mayorfa del planeta, la renuncia a la técnica
moderna implicarfa el mantenimiento de la miseria y ef
desamparo, Solo el uso de la técnica puede salvamos del
107hambce generalizada y de las condiciones infrahumanas
de vida que ain perduran en una inmensa parte de la Tie-
fra, Por otra parte, la naturaleza depredada por la técnica
‘no puede ser salvada sino por la técnica, S6lo el empleo
sistemitico de la técnica puede hacer revivir los parajes
crosionados, substituir los recursos naturales dilapidados,
reparar los dafios causados a la biosfera, suministrar fuen-
tes de energia no contaminantes, El remedio comtra la
degradacién de la naturaleza no se encuentta en wn retro-
ceso en Ia historia, sino en un paso hacia adelante; no
consiste en la renuncia a la racionalidad tecnologica sino
en su ejercicio continuado para fines distintos: en hugar de
servir al dominio del hombte sobre una naturaleza reba-
jada a instrumento de uso, tendria como fin restaurar el
‘equilibrio del hombre con su medio y ayudar a la subsis-
tencia y desarrollo de la naturaleza misma. Unilizacion de
los medios racionales que conduzean, no a la dominacién
del hombre sino a su integraciGn al todo al cual pertenece.
La materia no seria manejada como medio para el hombre
solo, sino para el binomio integrado hombre-naturaleza
Lo cual supondria un cambio radical en el ejercicio de la
racionalidad instrumental, que ha preponderado hasta
ahora en la €poca moderna; no la supresién de esa forma
de racionalidad, sino su supeditacién a una racionalidad
iis alta: la que establece los fines y valores tiltimos que
‘merecen la pena de ser vividos.
Una figura nueva det mundo se va dibujando cuando
hay un cambio fundamental en la manera como el hom
bre concibe su puesto en el orden natural, pero también
cen el social. En el Renacimiento, los nuevos individuos
—ligados a la empresa, al comercio y a la vida utbana—
‘eran portadores de una manera de concebit el puesto del
hombre en la sociedad, que solo se consolidari con el
desarrollo del capitalismo en siglos posteriores. Este
108
cambio puede considerarse en dos pasos sucesivos. El
primero es la conciencia (que estudiamos en los capftulos
Iy IID de que el individuo se otonga el sitio que le corres-
pponde en la sociedad, por su accién y por la funcion que
desempena, El orden social cobra sentido por el individuo
¥y no a la inversa. Desde entonces la ciltima fuente de sen-
tido y valor en la sociedad es la persona individual, esa
misma persona que, en las sociedades industriales, lega a
ser un an6nimo sujeto de minipulacién y de consumo, El
Individualismo, desde sus heroicos atuendos en el Rena-
cimicnto hasta su desamparada desnudez en el presente,
es inseparable del desarrollo del capitalism.
Un segundo paso en esa misma concepci6n, es consi
derar a los individuos como base cle sustentacion de la so-
ciedad. Caracteristica de una imagen del mundo es la
cercencia acerca de la base de legitimacién del poder. En
el mundo antiguo y en el medieval el poder se legitimaba
cn la tradici6n, en el designio del dios 0 en un orden na-
tural; en el mundo modemo, en la voluntad concertada
del conjunto de los individuos. Son estos iltimos los que
construyen, en titima instancia, la fabrica social, sus rela
ciones de poder y sus instituciones. Ante los individuos
debe justificarse todo poder legitimo. El orden social tiene
‘como origen y como fin la voluntad general de sus miem-
bros. Esta concepcién supone el descubrimiento anterior
del individuo como tiltima fuente de sentido; se expresa
principalmente en el pensamicnto politico de los siglos
2x y Xu y cobra realidad en los Estados resultantes de las
grandes revoluciones democriticas.
ues bien gno podriamas observar en nuestra época el
primer paso en un proceso de cambio, paralelo pero en
‘una direccién distinta? Los siglos xix y xx fueron el tiempo
del lento despertar de las clases trabajacloras organizadas,
En unos paises lograron su participacion en el poder,
109mediante arduas luchas sociales que condujeron al sufta-
286 universal, « una democracia representativa mes amplia
y a un Estado de bienestar y proteccion social; en otros
paises, llevaron a revoluciones populares, sean “socia-
listas” 0 nacionalistas y agrarias, que intentaron establecet
Estados en que predominara la igualdad, aun en detri-
‘mento, a menudo, de la libertad individual. Cualesquiera
que hayan sido los resultados de es0s movimientos, se
acompafaban de una manera de ver el puesto del hom
bre en la sociedad, que tiene rasgos comunes en todos
ellos: suponen una crisis del individualismo y una nueva
conciencia de valores comunitarios, como la solidaridad,
Ja pertenencia 4 un grupo o 2 una clase, la igualdad social
EL sujeto que da un sentido a las tansformaciones sociales
ro €s ya el individuo, son los grupos sociale, sindicatos,
agrupaciones politcas, clases conscientes de si, masas
populares. En todas esas luchas para cambiar el orden
social hay la bisqueda y afirmacin de un sujeto colec-
tio, en el cual el individuo cobra conciencia de su posi-
«ida social
Por otra parte, os movimientos de liberacion nacional
de los pucblos antes colonizados se acompaitan de un
despertar de la conciencia de una identidad propia, de
caricter colectvo, que puede unificar al pueblo y oponerse
ala mentalidad colonizadora. Ast, tanto en las lucas
sociales de las clases trabajadoras como en los movimien-
tos de independencia nacional, la lucha por la emancipa-
cion impone la conciencia de pertenencia a una comuni-
dad, rompe el aislamiento del individuo y lo integra, por
ta accion, a una colectividad con la cual y en fa cual puede
liberarse
El pensamiento socalista del siglo mx anunciaba ya una
nueva mentalidad que no veia el sentido de la accion
humana en la eleccion det individuo aislado, sino en un
110
proyecto colectivo mediante el cual el individuo se realiza
fen una comunidad. Por desgracia el socialismo no se pre~
sent6, en ese siglo ni en el siguiente, como una ruptura
con la modemidad, pese a que ésta estaba ligaa al capi:
talismo. Aparecis, ates bien, como una varante del pensa-
miento modero, al pretender fundarse en el racionalismo
hheredero de la Ihustracion yal reivindicar para sila ciencia
Yel progreso. El socialismo de los dos siglos recientes no
se aparto tampoco de la visin tecnocritica de la sociedad
considerada como un artefacto que construir. La social
ddemocracia no logré superar el marco de la sociedad mer-
canti y de consumo, el “socalsmo real” lev a su extremo
luna concepeién techocritica de la sociedad, sein la cual
Je correspondia al partido edificar, conforme a un pro-
yectoracional, el orden social entero, en todas sus partes
Los movimientos populistas agsasios 6 nacionalistas de las
raciones del tercer mundo tampoco desembocaron en la
realizacion de sociedades ordenadas por valores comu-
nitaros, sino en proyectos de desarrollo econémico que
seguian un modelo teenoetitico, ora en su versin capita-
lista, ora en la interpretaciGn del “socialismo” burocrtic.
Un socialism libertasio, por el contrario, deberia partir
de la crfica radical de la idea de la sociedad como cons
trucci6a y manejo téenicos, que se da tanto en el capitalis
mo como en la versin leninista-stalinista del socialismo,
La cexitica del capitaismo deberia dirgise, para ser radical,
contra la noci6n dla sociedad como un sistema construido
por los individuos conforme a las reglas de una racionali-
dad meramente instrumental. Comprenderia la propuesta
de una ética social disigida 2 superar los inereses indi-
viduales en la realizacién de bienes comunes, responderia
21la idea de que el individuo sélo se realiza plenamente
€ su integracién libre en la comunidad. El descubrimien-
to de la libertad individual, gloria de la época moderna,
am‘no quedaria suprimido sino levantado a un nivel superior,
al percatarnos de que la persona no puede llegar a set
plenamente libre ni realizar todas sus posibilidades sino
cen la comunicacién y solidaridad con los otros hombres.
La racionalidad que asegura el funcionamiento efectivo
de la maquina econdmica y social, quedarfa supeditada a la
capacidad racional de decidir acerca de los fines dlkimos
comunitatios que puede servi. sta seria una alternativa a
| concepcién buroctitica y consumista de la sociedad,
con su individualismo conformista y desencantado,!
‘Otto fendmeno nuevo, caracterstco de nuestro momento
historico, es la crisis de los Estados nacionales, La creacién
politica mis importante de la época moderna fueron los
Estados nacionales, entidades politicas arbitraias, que rara
vex cortespondian a unidades culturaes 0 étnicas. Sus fron:
teras coincidieron, en unos casos, con los limites de ejercicio
del poder efectivo de un monarea; en ots, fueron trazadas
para servir los intereses de los colonizadores, De cualquier
modo, s6lo en casos excepcionales, los Estados nacionales
ccoincidieron con el ambito geogrifico de un pueblo. La ma-
yoria fue resultado del arbitrio de un poder politico y abareé
lun conglomerado de etnias, nacionalidades y regiones bajo
la dominacién de un centro. Pues bien, la nocién de Estado
nacional empieza a entrar en crisis. Por un lado,
cia creciente de la interdependencia entre naciones, la
:mayor complejdad de los problemas econémics, sociales y
cculturales, la constitucin de un mercado mundial, el pro-
sgreso hacia una cultura universal son tendencias que
‘uelven insuficiente el Estado nacional para haceres frente
De all los proyectos cle constituir unidackes superiores que
" Muchas de as eas deb Hamada Escuela de Franklut van en este
sentido. GF soe odo a eats de domo y Hokemner 9 I acaba
Istrumentl em Diaetos ela Tatar dnc de) Habeas
Scbve tar teats un cds tc lps Tol
rk nd Wiserscbf ab Keo Saba Veg Frnk 198
mm
abarquen varios Estados, en confederaciones regionales
laxas. De allf también la direccion final, atin lejana pero a la
vista, hacia la insttucién de formas de gobiemo mundial
Si el Estado nacional es demasiado pequerio para resol-
ver la complejidad de los problemas planetarios, resulta
demasiado grande para hacer frente a las demandas diver
sificadas de las comunidades particulares que lo compo-
nen, Al mismo tiempo que asistimos a la institucion de
unidades regionales, a escala superior a los Estados, com-
probamos en el interior de cada Estado la creciente activi-
dad de nacionalidades, etnias, comunidades y grupos $0-
ciales de todo género, que afirman su identidad y exigen
cl derecho a la diversidad dentro de la igualdad. El marco
de los Estados nacionales actuales se ha mostrado inade-
‘cuado para dar una respuesta a esas reivindicaciones, por-
que fueron concebidos como cuerpos artificiales cuyos
elementos son los ciudadanos individuales, iguales entre
si. Ahora cobramos conciencia creciente de que la socie-
dad real no esti formada por individuos homogéneos, sino
Por un conjunto de grupos y comunidades disimbolas que
tienen derecho a sus diferencias. La sociedad tiende a ver-
se como resultado de la oposicion, lucha o imeegracion de
es0s grupos
En las sociedades industializadas contempordineas los
individuos tienen cada vez un papel menor que desem-
ppefar, los grupos con intereses especificos, cada vez mayor.
la sociedad resulta demasiado compleja para que los
individuos aislados puedan manejarla. Ya indicamos c6mo
tiende a Funcionar como un mecanismo autorregulado, en el
coal se reduce et alcance de las decisiones individuales. La
ێpoca de las grandes individualidads forjadoras del destino,
cen la empresa, en la politica, en la guerra, parece cosa del
pasado atin reciente. En cambio, los grupos sociales por una
pane, y las comunidades étnicas 0 regionales por la oa, se
n3‘convierten en los principales actores. Parece que el indi-
viduo, educido en una sociedad tecnificada a un rtimero
‘manipulable, tendera a superar la soledad y el sinsertido de
3 vida social en el retraimiento a la esfera privada o bien en
su pertenencia a comunidades concretas que le otorgan
identidad y le dan la sensacién de integrarse a una realidad
més amplia. En muchos casos, es la afirmaci6n de la perte-
nencia@ una etna, a una nacionalidad minostaria dentro del
Estado, a una comunidad regional o aun local. Pero también,
fen otros casos, ¢s la reivindicacion de los objetivos y dere-
cchos de grupos especificos dentro de la sociedad. El més
imporante, el de mayor relevaneia para el futuro es proba-
blemente el feminismo, por concern la mitad de la huma-
nidad. Pero se trata también de la lucha de minoras raciales|
‘oprimidas (como los negros ¢ hispanos en Estados Unidos 0
los judios en la Unién Soviética), de minorias sexuales
(como los homosexuales), 0 de comunidades relgiosas (sec-
tas, iglesias). Por Gitmo, las agrupaciones que prestan senti-
do a las luchas sociales pueden pertenecer también a un
_Rénero mis tradicional, estar ligadas ala funciGn laboral que
ddesempefian sus miembros: movimientos estudiantes, uni-
‘versitarios,sindicales, remiales.
En el seno del mar indiferenciado de individuos que cons-
tituyen una sociedad modema, todas esas formas de inte-
sracién a grupos especificos, por distintas que sean, tienen
lun caricter en comin: todas afirman una identidad particular
y reivindican el derecho a una diferencia. En consecuencia,
anuncian un cambio mis profundo en la manera de consi-
dderar el puesto del hombre en el orden social. Et individuo
ya no descubrifa su puesto mediante su empresa persona,
sino en su integracon voluntaria a un nimero de comunida-
des concretas. La sociedad nacional, a su vez, se justifcaria
en la medida en que ofreciera un lugar de comunicacion e
intercambio entre esas comunidades concretas y garantizara
4
la cealizacion de sus diferentes proyectos. El sentido de la
Vids del hombre ent sociedad no le seria otorgado porel
Estado, pero tampoco por la eleccién personal, sino le esta-
ria dado por la integracion libremente elegida de cada
persona en comunidades diversas, en cuyo seno puede
realizarse; a su ve2, estas comunidades cobrarfan un sentido
superior al integrarse en unidades sociales mis ampli.
‘orden social ya no se configuraria como resultado de la
voluntad mayoritaria de individuos igual, sino de la inte-
rrelacién compleja entre comunidades y grupos hetero-
Réneos. El poder politico se justfcaria si consagrare, ala vez
ue la igualdad, ta diferencia
Dijimos que una figura del mundo cambia cuando varia
4a manera de concebir el sustrato de legitimacion del po-
der. Las tendencias que acabo de reseftar son ain vagas
pero podrian corresponder a un primer paso en esa direc
ci6n. Podrian conducir, en el fururo, a una nueva concep-
‘ion sobre la base de sustentacién del poder legitimo: ta
‘no se colocaria ya en la voluntad, ocasionalmente expre-
sada en las umas, del conjunto de los ciudadanos conside-
rados como individuos, sino resultara de la intercomuni-
ccaci6n libre entre las comunidades concretas, de todo
tipo, en las que se integran los indivituos
Esta concepcién supondria un cambio politico impor-
tante: el paso de la democracia liberal, en la que la partici-
pacién del ciudadano se limita ala elecci6n de las perso-
znas que deban ocupar los puestos de decisién, a una de-
‘mocracia ampliada,? en la cual la persona puede parti-
cipar continuamente en las decisiones politicas al nivel de
tas comunidades 2 las que pertenece. Supondria también
dirigic las decisiones pablicas por la necesidad no s6lo de
‘mantener en funcionamiento el sistema, sino de construir
2 Tomo el eine en el seta ul da Nerbono Rabbio on Bu
rode ta demoracia, Pa aes, Barons 1985
45las formas nuevas de convivencia que van resultando de
Ja intercomunicacién entre todos los grupos y comunida-
des integrantes de la sociedad, No se tratafa de restringit
los derechos individuales, sino de hacetlas efectivos como
parte de los derechos sociales propios de cada comunidad
YY grupo. El respetoa los derechos humanos no tendsla por
tinica funci6n proteger al individuo privado frente al
poder paibico, sino promover su realizaciOn personal sa-
tisfaciendo las necesidades especificas correspondientes a
as comunidades en que se integra; los derechos se verian
‘comio valores por realizar propuestos a la accin polit
Pero los valores sociales por alcanzar difieren segin las
necesidades distintas de los grupos y de acuerdo con la
situacién de cada uno. Los derechos humanos condensan
cl derecho de cada persona a realizarse plenamente, pero
la persona no puede realizarse en soledad, luego, impli-
can el reconocimiento de los valores especificos de cada
grupo y comunidad en los que la persona se reconoce;
implica, por ejemplo, el derecho de las etnias al desarro-
lo auténomo de su cultura y de sus formas de vida, el dere-
cho de las mujeres ala matemnidad voluntara, ala retribu-
cidn del trabajo doméstico, a la paridad de representacion
cen muchos rganos de decisién, el derecho de los traba-
jadores a partcipar en la gestion y en los beneficios de su
empresa, el derecho de las minorias a ser tomadas en
cuenta proporcionalmente en los organismos € insttucio-
nes en que estin presentes, el de las comunidades atrasa-
das a obtener la colaboracién que ellas mismas requieran
para superar su atraso, y asi sucesivamente. Fl Estado no
tendrfa como tinico fin las ibertades individuales, sino la
igualdad en las oportunidades de realizacin de cada
persona, y ésta s6lo puede plantearse si se atiende a las
diferencias existentes entre los distintos grupos y comuni-
dades sociales. Cualquier intento por renovar el pensa-
6
rmiento de un socialismo democritico, que estuviera diti-
skido a la disminucion de las desigualdades econémicas y
al establecimiento de una justica social, tendria que partir
dde esta manera de considerar la sociedad impuesta por la
realidad presente. Pero ello implica un cambio en la ma-
rnera de comprende el sentido de la sociedad.
‘Asi como intentamos reducir las caracteristicas del pen-
samiento modemo, tales como se anunciaban en el Rena
cimiento, a un tema nuclear del que podrian derivarse los
‘dems, asf también podrfamos tratar de reduc los carac-
teres que hemos barruntado, anunciadores de una nueva
figura del mundo, a una concepcién acerca del sentido. La
critica de la modemidad no seri, en efecto, radical, si no
‘emprende una inversién de su nocién de sentido,
, Mientras el pensamiento nacido del Renacimiento con-
cebia al hombre individual como tinica fuente de sentido,
hha habido en toda época otra manera de concebir el senti-
do, y por lo tanto el valor, de algo; esta manera poda llegar
a ser predominante en un nuevo pensamiento, Cada cosa
—incluido el hombre— cobraria sentido al estar dirigida a
la realizacin de totalidades superiores, en las cuales se
integrara y se realizaria plenamente.
Pero la integracion en la totalidad, si ha de otorgar
sentido a tos elementos, no puede eliminar las diferencias
entre éstos. Habria que concebir la totalidad como una
forma que mantiene en comunicacion diferentes ele-
‘mentos y, esta comunicaci6n, lejos de anular las difecen-
cias, les suministra una nueva dimension para que cada
elemento particular se realice. Asi, las totalidades son
resultado de la accién conjugada de elementos disimbolos
y éstos actualizan sus propias posiblidades en esta accién
conformadora de un todo. Ningtin elemento tiene sentido
aislado del todo al cual se dirige y en el que se conforma,
pero ninguno desaparece al integrarse al todo, por el
u7ccontrario, en él se afirma y realiza. El todo, a su vez, ene
sentido como Ambito de-perfeccionamiento de sus ele-
:mentos 0 bien como elemento conformador de otra tota-
lidad superior. Asi, comprender el sentido de algo quiere
decir comprender la relacién entre cada cosa y las totall-
dades a las cuales se dirige su actividad y en las que se
conforma, de tal modo que la totalidad cobra sentido por
la comunicacién recfproca de los elementos y cada uno
de éstos por su proyeccién a totalidades. Esta paradoja se
da cn miliples niveles: en la naturaleza, en la simbiosis de
cada viviente con su entorno, que permite el desarrollo
de las especies en formas cada vez més diferenciadas y
compleja; en las relaciones interpersonales, en las varia-
das formas de amor, en las que cada quien se descubre a
si mismo; en la sociedad, en la comunicacion creativa de
individuos en comunidades més amplias, que permite
realizar en ellas las posibilidades de cada persona; en el
nivel cdsmico, en la integracin de cada cosa en ta unidad
de un todo, armonia de lo miltiple en lo uno. En ningun
de estos casos, ja integracién en una totalidad anula al
individuo sino, por el contrario, permite su realizacion en
un nivel superior. En ninguno de ellos, el sentido es la
pproyeccién del sujeto; el hombre debe leer el sentido en
las cosas mismas y realizarlo al realizarse a si mismo en co-
‘municaci6n con lo otro, con los ottos.
Esta captacion del sentido, liberaria al hombre del
regodeo en su propia individualidad, lo proyectaria hacia
lo otro de si, le permittia recuperar la sensacién de perte-
nencia a una totalidad que lo abarea: comunién con la
naturaleza, con la comunidad, con el cosmos. Cobrarian en-
tonces nueva dignidad actitudes un tanto olvidadas:
centrega, testimonio, humildad, respeto, compasion, frater-
nidad, amor, justicia. Y quizis esta comuniGn renovada
‘con el cosmos y con los otros manifestard de nuevo una
ns