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Resu 2do Parcial Psicoterapias
Resu 2do Parcial Psicoterapias
UNIDAD III
HACIA UNA TEORÍA DE LA ESQUIZOFRENIA – BATESON, JACKSON, HALEY, WEAKLAND
El texto original data del año 1956. El fragmento siguiente es de 1980.
El doble vínculo: Los ingredientes necesarios para una situación de doble vínculo son:
Dos o más personas: designamos a una como la víctima. No suponemos que la madre solo imponga el
doble vínculo sino que ello puede deberse a la madre sola o a alguna combinación de madre, padre y/o
hermanos.
Una instrucción negativa primaria: puede tener una o dos formas. A) “No hagas esto o te castigaré”. B)
“Si no lo haces te castigaré”. Seleccionamos un contexto de aprendizaje basado en la evitación del
castigo antes que un contexto de búsqueda de recompensa. Suponemos que el castigo puede ser el
retiro del amor o la manifestación de odio.
Una instrucción secundaria: contradice a la primera en un nivel más abstracto y, como la primera, está
reforzada por castigos o señales que ponen en peligro la supervivencia. Esta instrucción secundaria es
más difícil de describir que la primaria por dos motivos. Primero, la instrucción secundaria por lo común
es comunicada al niño por medios no verbales (postura, gestos, tono de voz, etc.). segundo, la
instrucción secundaria puede incidir sobre cualquier elemento de la prohibición primaria; por lo tanto,
la verbalización de una instrucción secundaria puede incluir una amplia variedad e formas. Por ejemplo:
“No veas esto como un castigo”, “No te sometas a mis prohibiciones”, “No pienses en lo que no debes
hacer”, “No pongas en dudas mi amor”. Otros ejemplos se vuelven posibles cuando no es un individuo
sino dos, los que crean el doble vínculo. Por ejemplo, puede negar en un nivel más abstracto las
instrucciones del otro.
Una instrucción negativa terciaria: prohíbe a la víctima escapar del campo. Parecería que en algunos
casos la posibilidad de abandonar el campo es anulada por ciertos recursos que no son puramente
negativos. Por ejemplo, promesas caprichosas de amor.
Todos estos ingredientes ya no son necesarios cuando la víctima ha aprendido a percibir su universo en
patrones de tipo doble vínculo. Casi cualquier parte de la secuencia del doble vínculo puede bastar
entonces para desencadenar pánico o rabia. El patrón de instrucción conflictuales puede incluso quedar
a cargo de voces alucinatorias.
Cuando el individuo participa en una relación intensa, esto es, una relación en la que siente que es de
importancia vital discriminar qué tipo de mensaje se le comunica, para poder responder
adecuadamente.
El individuo se ve atrapado en una situación en la que la otra persona expresa dos órdenes de mensajes
y uno de ellos niega al otro.
El individuo es incapaz de efectuar un comentario acerca de los mensajes que recibió para corregir así
su discriminación en cuanto a qué orden de mensaje debe responder, esto es, no puede hacer una
intervención meta-comunicativa.
Este es el tipo de situación que se produce entre el pre-esquizofrénico y su madre, pero también existe en
las relaciones normales. Cuando una persona se ve atrapada en una situación de doble vínculo, responde
defensivamente de una manera similar a la del esquizofrénico. Un individuo adscribirá un sentido literal a
una metáfora cuando se encuentre en una situación en la que le es preciso responder, en la que enfrenta
mensajes contradictorios y cuando no puede comentar acerca de las contradicciones. Por ejemplo, cierto
día un empleado volvió a su casa en horas de oficina. Una compañera lo llamó y le dijo en tono jocoso
“bueno ¿Cómo llegaste ahí?”. El empleadorespondió “en auto”. Respondió literalmente porque enfrentaba
un mensaje en el que se le preguntaba qué estaba haciendo en su casa cuando en realidad tendría que
haber estado en la oficina. La víctima sentía dudas acerca de cómo sería utilizada la información y por ende
respondió en forma literal. Esto es característico de todo el que se siente interrogado.
El esquizofrénico se siente constantemente bajo un intenso interrogatorio, por lo que habitualmente
responde con una insistencia defensiva en el nivel literal cuando éste resulta totalmente inadecuado. Los
esquizofrénicos confunden lo literal y lo metafórico en sus propias manifestaciones, cuando se sienten
atrapados en un doble vínculo. Lo que la metáfora tiene de conveniente es que hace que dependa del
terapeuta (o de la madre) ver una acusación en el mensaje o pasarla por alto si lo prefiere. El uso de una
aseveraciónmetafórica proporciona seguridad. Sin embargo, también impide que el paciente formule la
acusación que desea hacer. Pero el paciente esquizofrénico parece tratar de mostrar que es una metáfora
haciéndola más fantástica.
No solo es más seguro para la víctima de un doble vínculo recurrir a un orden metafórico de mensaje sino
que, en una situación imposible, conviene cambiar y convertirse en otra persona, o bien cambiar e insistir
en que se está en otra parte. El doble vínculo no puede entonces actuar sobre la víctima porque no se trata
de él y porque está en otro lado. Las aseveraciones que muestran que un paciente está desorientado
pueden interpretarse como maneras con que éste se defiende de la situación en que se encuentra. La
patología aparece cuando la víctima misma no sabe que sus respuestas son metafóricas o no puede decir
lo que son. Para reconocer que habla en términos metafóricos tendría que tomar conciencia de que se está
defendiendo y que, por ende, teme a la otra persona. Tal toma de conciencia implicaría condenar a la otra
persona y provocaría un desastre.
Si un individuo ha tenido toda su vida el tipo de relación de doble vínculo su manera de relacionarse con la
gente después de un derrumbe psicótico tendrá un patrón sistemático. En primer lugar, no compartirá con
las personas normales las señales que acompañan a los mensajes para indicar lo que una persona quiere
decir. Dada esta incapacidad para juzgar con precisión lo que una persona realmente quiere decir y dada la
excesiva preocupación por lo que realmente se quiere decir, un individuo podrá defenderse eligiendo entre
varias alternativas. Por ejemplo, podría suponer que detrás de cada aseveración hay un significado oculto
que amenaza. Si elige esto, se dedicará a buscar significados detrás de todo lo que la gente dice y de los
acontecimientos en el medio. Podría elegir otra alternativa: aceptar literalmente todo lo que la gente le
dice. Cuando el tono o el gesto o el contexto contradice lo que la gente manifiesta, podría establecer un
patrón consistente en reírse de esas señalesmeta-comunicativas. Trataría a todos los mensajes como
triviales. Puede también preferir pasar los mensajes meta-comunicativos. Para tal fin le resultaría necesario
ver y oír cada vez menos lo que sucede a su alrededor y evitar respuestas por parte del medio. Trataría de
apartar su interés del mundo externo y de concentrarse en sus propios procesos internos y, así, daría una
impresión de retraimiento y mutismo.
Esto significa que un individuo puede defenderse de maneras paranoide, hebefrénica o catatónica. Estas
tres alternativas no son las únicas. Pero no puede elegir precisamente aquella alternativa que lo ayudaría a
descubrir qué quiere decir la gente; no puede desentrañar los mensajes de otros.
Definición de un problema
Nuestro enfoque no hace hincapié en el individuo sino que se centra en la situación social. A un problema
lo definimos como un tipo de conducta que integra una secuencia de actos realizados entre varias
personas; la terapia se concentra en ese secuencia reiterada de comportamientos. Un síntoma es la
cristalización de una secuencia que tiene lugar dentro de una organización social, es una etiqueta que se le
adosa.
El hecho de dejar de pensar en unidad individual para pasar a una unidad social de dos o más personas
tiene ciertas consecuencias sobre el terapeuta. No solo debe contemplar los problemas humanos de una
manera distinta, sino que ha de considerarse a sí mismo un miembro más de la unidad social dentro de la
cual está contenido el problema.
Todos los miembros de la familia deben participar. Al entrar al consultorio se sentaran donde y como lo
deseen. Una vez que se haya presentado, el terapeuta deberá dirigirse a cada integrante de la familia y
preguntarle cómo se llama. Conviene obtener una respuesta de cada persona, para definir la situación en
el sentido de que todos son importantes y están involucrados en ella. No permitirá que nadie empiece a
comentar el problema hasta tanto no haya obtenido de cada entrevistado alguna respuesta “social”.
Mientras la familia se acomoda, el terapeuta puede observarla para tener una idea de cómo empezar la
etapa siguiente; muchas veces el modo en que los miembros se sientan revela la organización de esta. La
mayoría de las familias que vienen con un problema se coloca a la defensiva con respecto a él. El terapeuta
debe observar el estado de ánimode la familia,dato necesario para conseguir que cooperen en el cambio.
El terapeuta debe observar las relaciones existentes entre padres e hijos. Debe reparar además en la
relación existente entre los padres o los otros adultos que traen a los niños. Cuando hay un niño problema
en la familia, los adultos suelen discrepar sobre cómo tratarlo.
¿Cómo se conducen con el terapeuta los miembros de la familia? La conducta de los niños dará ciertos
indicios sobre lo que le han dicho sus padres acerca del lugar de la sesión. El terapeuta reparará
especialmente en qué miembro de la familia intenta ponerlo a él de su parte.
Es importante recoger información como así también considerar las conclusiones extraídas como
provisionales. Lo que la observación ha suministrado puede verificarse en el transcurso de la sesión.
También es importante que el terapeuta no comunique a la familia sus observaciones. No solo porque
puede equivocarse en su suposición, sino también porque, de acertar, le está señalando a la familia lo que
está ya sabe y preferiría no reconocer; esto podría suscitar una actitud defensiva entre sus integrantes y
causar dificultades.
Hasta esta altura de la entrevista se ha mantenido un diálogo social con la familia, que puede ser muy
breve o bien prolongarse durante algunos minutos; pero es preciso pasar de la etapa a la de terapia, donde
la situación ya no es de tipo social sino que obedece a un propósito.
El terapeuta y la familia deben determinar de qué clase de situación se trata. Lo habitual es que el
terapeuta les pregunte por qué han venido o qué problema los aqueja. La pregunta presenta dos aspectos:
el modo en que el terapeuta la formula y a que miembro de la familia va dirigida.
La familia puede describir su problema como algo desusado o rutinario. Mientras los escucha, el terapeuta
debe hacer ciertas cosas y abstenerse de otras.
No hará ninguna interpretación o comentario para ayudar al individuo a ver el problema bajo una
perspectiva diferente. Debe aceptar lo que le dicen.También le está permitido repetir una declaración con
sus propias palabras para ver si la ha comprendido, pero nunca para ayudar a su interlocutor a descubrir
algo.
En esta etapa,el terapeuta no debe brindar su consejo aunque se lo pidan. Nunca debe preguntarle a
alguien cómo se siente con respecto a algo, sino que se limitará a recoger hechos y opiniones.
Si alguien interrumpe a su interlocutor, el terapeuta no intervendrá de inmediato. Lo dejará hablar un poco
para observar brevemente la índole de la interrupción y luego terciará para reanudar el diálogo original,
pudiendo advertirle a la otra persona que ya le llegará su turno.
Todos deben tener oportunidad de manifestarse; el terapeuta solo quiere conocer la opinión de cada
entrevistado. De ser posible, el terapeuta actuará con naturalidad al procurar que cada individuo tenga
ocasión de expresarse. El comentario de una persona de otra puede impulsarlo naturalmente al aludido;
empero en esta etapa de la entrevista, el terapeuta no volverá a dirigirse a alguien que ya haya hablado,
sino que pasará a un tercero. El diálogo entre dos personas no es recomendable en esta etapa.
Cuando en el grupo hay niños muy pequeños siempre conviene tener juguetes y títeres en la habitación
para que la criatura pueda comunicarse en forma de “juego”. La evaluación de la capacidad de juego del
pequeño puede ser importante así como también la de los padres para jugar con él si el terapeuta lo pide.
Juegos y juguetes permiten que haya acción en la entrevista, en vez de un simple diálogo acerca de la
acción, con lo que el terapeuta podrá observar cómo se entienden entre sí los miembros de la familia.
El terapeuta debe observar como actúa y qué dice cada uno de los entrevistados, sin comunicar jamás a
estos sus observaciones.
La manera de hablar de los participantes revelará si creen que el terapeuta podrá hacer algo por ellos o si
han venido simplemente por obligación y sin esperanza alguna.
El terapeuta querrá detectar el grado de facilidad con que los miembros de la familia aceptan la
responsabilidad del problema ya que requerirá que la asuman unánimemente para poder resolverlo.
Mientras alguien habla, el terapeuta observará las reacciones de los demás. Su comportamiento le revelará
si concuerdan o discrepan con lo que se dice, si ya están aburridos, si les complace ver cómo acusan a un
niño, etc. La observación de sus reacciones ayudará al terapeuta a decidir la forma en que les hablará.
Reparará en la reacción del niño problema. Observará al marido mientras habla la esposa, y viceversa.
Cuantos mayores sean el interés y participación de quienes escuchan, cuanto más los irrite y perturbe lo
que se dice, tanto mayor será la posibilidad de que esa familia se encuentre en estado de crisis, lo cual
implica inestabilidad. Por el contrario, cuanta más calma e indiferencia demuestren, más probable será que
la situación familiar sea razonablemente estable, y por lo tanto quizá difícil de cambiar.
El terapeuta tendrá en cuenta que no solo le están contando hechos y opiniones, sino que también están
diciéndole de un modo indirecto ciertas cosas que no pueden expresarse abiertamente. Así, el terapeuta
puede interpretar los comentarios que haga la madre sobre el niño como declaraciones acerca de este y,
también, acerca de su marido y su matrimonio por ejemplo.
Hay tres maneras distintas de recibir información sobre el problema, las que deben aplicarse en diferentes
momentos de la entrevista. En su primera indagación el terapeuta dejara que la familia exprese el
problema metafóricamente. Avanzada la entrevista, luego de la etapa de interacción, se necesita contar
con una formulación más concreta y detallada del problema y las metas a alcanzar, a fin de poder utilizar
eventualmente lo manifestado para comprobar los resultados y determinar si la terapia ha tenido éxito. En
tercer lugar, hacia el final de la entrevista, el terapeuta pedirá que le resuman la cuestión y definan los
cambios deseados.
Respondiendo metafóricamente, el terapeuta recibirá más información, pues los miembros de la familia
sabrán que no cometerá la descortesía de señalar lo que realmente se dice.
Es importante no hacer comentarios directos sobre esta información indirecta. Si la madre dice que su
marido es servicial pero al mismo tiempo se tapa la boca con la mano, eso significa, quizás, que hay ciertas
cosas de su marido de las que preferiría no hablar por el momento. En un caso así, el terapeuta jamás debe
explicar el significado del gesto ni señalar que está callando algo, porque ella ya sabe y le parecerá una
descortesía. Se limitará a escucharla y alentarla a hablar más. La mujer sabrá que puede hablar sin peligros
y deslizar indirectas entre las opiniones abiertas.
Por lo común, al conversar sobre un problema una familia describirá a un individuo, indicando qué anda
mal en él.
Cualquier formulación sobre el problema puede emitirse en función de una, dos, tres o más personas.
Comúnmente, los miembros de una familia atribuyen el problema a una sola persona, en tanto que la tarea
del terapeuta consiste en encararlo pensando en más de una.
Cuando el caso clínico es un niño, el padre o madre dirá que ese niño es un problema y explicará en qué
consiste la dificultad. Declaran su incompetencia para tratar el problema. Mientras escucha la descripción
del mal comportamiento del niño, el terapeuta debe preguntarse qué pasa dentro de la situación total del
pequeño para que este se comporte así.
El propósito de una entrevista familiar es obtener más datos e iniciar un cambio.
Como no hay dos familias iguales, el terapeuta debe adecuar su actuación a cada caso particular.Sin
embargo, lo que ocurre en cada familia le es familiar porque ve reiterarse esa situación en una familia tras
otra. La experiencia enseña al terapeuta a prever ciertas pautas de comportamiento familiar.
o La etapa de interacción
Para averiguar cuál es el problema se procede en dos etapas. La primera consiste en recabar la opinión de
todos los presentes. La segunda es hacer que todos los miembros de la familia dialoguen entre sí sobre el
problema, y aquí el terapeuta debe dejar de ser el centro de la conversación. Si ellos tratan de seguir
dirigiéndose a él, deberá reintegrarlos al diálogo familiar. Tal vez convenga acercarlos físicamente para esta
charla.
El terapeuta estará siempre atento a las conversaciones entre dos personas, para introducir un tercer
interlocutor. En última instancia, todos deben hablarse mutuamente. Además, se obtendrá información
sobre cuál será la mejor manera de intervenir más adelante.
El terapeuta debe preferir la acción a las palabras como fuente de información, ya que están pesan menos
y dan menor resultado. En vez de limitarse a presenciar una conversación sobre el problema, en esta etapa
procurará traer la acción problema al seno de la reunión. Si un niño suele golpearse deliberadamente la
cabeza, se le pedirá que lo haga y la familia mostrará cómo reacciona ante él.
Organización de la familia
Los integrantes de una familia no pueden describirle al terapeuta sus secuencias y pautas de conducta
porque las desconocen. Esta información solo se obtendrá observando cómo se conducen entre sí. La
conversación entre los miembros del grupo servirá para que el terapeuta repare en la clase de secuencia
existente en esa familia.
Al concluir la etapa de interacción, se habrán aclarado muchas cuestiones familiares. A esta altura de la
entrevista es importante obtener del grupo una formulación suficientemente clara de los cambios que
(incluyendo al niño problema) quieren alcanzar mediante la terapia. Este proceso contribuye a que todos
centren su atención en las cuestiones importantes, y sirve de punto de partida para fijar las metas de la
terapia. Especialmente, el terapeuta está estableciendo un contrato: cuanto más claro sea, tanto más
organizada será la terapia.
Llámeselos síntomas o quejas, los problemas deben ser algo computable, observable, medible, o que
permita detectar de algún modo la influencia que ejercemos en ellos. La clase de datos que el terapeuta
necesita poseer respecto de un síntoma depende del tipo de este, pero podemos citar los siguientes a
manera de ejemplo. ¿El problema es constante o intermitente? ¿Su aparición es inesperada o predecible?
¿Desaparece súbitamente o de un modo paulatino? ¿Se manifiesta con mayor intensidad en ciertos
momentos que en otros? ¿Cuándo aparece con mayor frecuencia? ¿Cuántas veces se presenta en el
término de una hora? Conviene preguntar si se ha seguido algún tratamiento.
Una de las razones más importantes por la que debe especificarse claramente el problema es que así el
terapeuta podrá saber si ha tenido éxito o no.
Lo mejor es mantener centrada la atención en la persona problema, utilizando esto como palanca para
cambiar la situación. Puesto que ese individuo constituye un problema tan grave, es dable esperar más de
la familia cuanto a hacer algo para solucionarlo. El terapeuta subrayará por igual las virtudes y defectos de
la persona problema. La terapia es más eficaz si se centra la atención en el síntoma y en la persona
problema.
o Conclusión de la entrevista
La primera entrevista debe concluir con la concertación de una nueva cita, lo cual puede plantear varias
cuestiones. Quizá se haya advertido durante la sesión que la presencia de algún miembro de la familia es
especial para la terapia. En el proceso de conclusión de la entrevista entra en juego convenir la asistencia
de esa persona y discutir la manera de hacerla concurrir.
Algunos terapeutas de orientación directiva son lo bastante hábiles y expertos como para tener pensada
una directiva al término de la primera sesión, la que pueden proponer como “tarea para el hogar”, que la
familia deberá cumplir entre una sesión y otra. Si se le da una directiva, la familia queda ligada al terapeuta
entre las sesiones.
Resumen
La primera entrevista debe esclarecer la estructura familiar, y en su transcurso el terapeuta y la familia
deben llegar a algún acuerdo acerca de la naturaleza del problema y las metas u objetivos de la terapia. A
esta altura, la tarea del terapeuta es comprender el problema y formularlo de manera tal que pueda
hacerse algo al respecto.
En la etapa social, el terapeuta se une a la familia haciendo que todos se sientan cómodos y se consideren
participes de la reunión; en la de planteo del problema, procura que todos aporten sus ideas acerca de
este; en la de interacción, involucra a todos entre sí, y no excluye a nadie cuando se trata de especificar
qué cambios desean obtener mediante la terapia.
La índole de los problemas determinará el procedimiento que seguirá el terapeuta después de la primera
entrevista. Cabe esperar que en las entrevistas subsiguientes se plantearan nuevos problemas y deberán
fijarse nuevas metas.
Enfoque global de la familia: cuando el enfoque tiene éxito, los integrantes de la familia logran alcanzar
el objetivo de la terapia, que es demostrarle al terapeuta que son normales; cambian
“espontáneamente”. El terapeuta debe aceptar el cambio, cuando acontece, y dejar que la familia lo
regañe demostrándole su error. Si desea asegurar la continuidad del cambio, puede advertirles que
quizá sea temporario y sufran una recaída, con lo cual se empeñarán en continuarlo para demostrarle
que no es algo transitorio. Al hablar de la transitoriedad del cambio, le cierra el paso a una recaída.
También puede hacerlo alentándolos a volver a la situación anterior; esto asegura que no habrá tal
retroceso.
Directivas que involucran a una parte de la familia: ocurre con frecuencia que el terapeuta no desea
aplicar el enfoque paradójico a toda la familia, sino a una o dos personas en particular. El procedimiento
es el mismo: les pide que permanezcan estacionarios, encuadrando este requerimiento en el propósito
de ayudarlos a cambiar. En el caso de una madre sobreprotectora, por ejemplo, el uso correcto de este
enfoque exigiría que el terapeuta le demande un comportamiento más extremo que el que venía
manifestando. Otra alternativa es acentuar aún más algún otro aspecto de su comportamiento. Si se
procede correctamente, la madre reaccionará rebelándose contra el terapeuta y sobreprotegiendo
menos al hijo. No le gustará hacer lo mismo de siempre porque alguien se lo ordene. El terapeuta debe
ser capaz de mirar los problemas desde una perspectiva juguetona, aunque esté abordando problemas
terribles y angustias verdaderas. Debe tolerar la reacción emocional de la familia hacia él.
El diseño de las directivas es simple: se observa cómo se tratan unos a otros los integrantes de la
familia, y se les dice que se comporten así. La manera de impartir la directiva, hacerla parecer
razonable, reaccionar ante el cambio y mantener el enfoque requieren más inventiva que el diseño de la
tarea.
Etapas de una intervención paradójica
1-Establecer una relación tendiente a provocar el cambio. Esta tendencia suele estar implícita en el
encuadre de la situación cuando alguien solicita una terapia.
2-Definir claramente el problema.
3-Fijar los objetivos con claridad.
4- Ofrecer un plan. Conviene dar una explicación lógica que haga razonable una directiva paradójica,
aunque también podemos limitarnos a impartir la directiva dejando que el plan permanezca implícito.
5-Descalificar diplomáticamente a quien es tenido por “autoridad en la materia”. Por lo general, alguien ya
está tratando de ayudar a la persona a resolver su problema y debe explicarse que ese individuo no está
haciendo lo correcto. Ej madre sobreprotectora
6-Impartir la directiva paradójica.
7-Observar la reacción y seguir alentando el comportamiento usual.
8-A medida que continúa el cambio, el terapeuta deberá evitar que se le acredite como un logro de él. Una
forma de evitar todo mérito propio es mostrarse perplejo ante una mejoría.
Todos estos aspectos integraban no sólo la maniobra paradójica, sino también la terapia; esta tuvo sus
etapas, ya que no hubo una simple estimulación del síntoma y luego un retiro de apoyo al producirse la
mejoría. Fue preciso aplicarla sistemáticamente.
Diseño de las tareas sea cual fuere la tarea, siempre debe ser lo suficientemente simple como para que
la familia pueda cumplirla; se le debe pedir aquello que su situación le permita realizar. El terapeuta debe
ser capaz de decirles con seguridad que pueden lograrlo. La tarea debe adaptarse a la situación financiera y
al tiempo disponible de la familia.
A veces, las disposiciones tomadas para ejecutar una tarea resuelven por sí solas un problema de
organización, sin que sea necesario cumplirla; otras veces, la amenaza de impartir una tarea bastará para
producir cambios.
Una tarea puede ser simple si se imparte en una etapa en que el objetivo principal es intensificar la
relación con el terapeuta. Cuando se busca ante todo un cambio en la organización, la tarea a asignar exige
mayor elaboración. La mejor será aquella que se valga del problema presentado para producir un cambio
estructural en la familia. Este enfoque se centra en respetar y utilizar lo que la familia considera importante
(el problema presentado) y lo que el terapeuta considera importante (un cambio en la organización). Las
etapas en el diseño de una tarea consisten en reflexionar sobre el problema presentado en función de la
secuencia que tiene lugar en la familia y hallar una directiva que cambie a ambos.
Impartir directivas que vayan derecho al grano es una manera de abordar la cuestión. Con aquellas familias
en las que el enfoque directo es ineficaz, el terapeuta recurrirá a un plan alternativo que motive a sus
integrantes hacia el objetivo; si esto tampoco diera resultado, echará mano de otro plan. Cuando se
emplea un enfoque directivo, es esencial negociar una definición clara del problema. Las mejores tareas
usan a este último como palanca para inducir el cambio. Cuanto más ambiguo el problema, tanto más
confusa será la programación de una tarea; tampoco es fácil diseñarla si el objetivo es poco claro. La
programación de directivas se vuelve más fácil a medida que el terapeuta aprende a aclarar problemas y
fijar objetivos.
TEORÍA GENERAL DE LOS SISTEMAS. FUNDAMENTOS, DESARROLLO, APLICACIONES - LUDWIG VON
BERTALANFFY
La teoría General de los sistemas fue, en origen una concepción sistemática y totalizadora de la biología
(denominada organicista) bajo la que se conceptualizaba al organismo como un sistema abierto, en
constante intercambio con otros sistemas circundantes por medio de complejas interacciones.
El significado de la teoría general de los sistemas
Información y entropía
Otra vía que está vinculada de cerca de la teoría de los sistemas es la moderna teoría de la comunicación.
La noción general en teoría de la comunicación es la de información.
Otro concepto céntrico de la teoría de la comunicación y el control es el de retroalimentación. Los
dispositivos de retroalimentación se emplean mucho en la tecnología moderna para estabilizar
determinada acción, como en los termostatos o los receptores de radio.Hay gran número de fenómenos
biológicos que corresponden al modelo de retroalimentación. Está, primero, lo que se llama homeostasis,
o mantenimiento del equilibrio en el organismo vivo, cuyo prototipo es la termorregulación en los animales
de sangre caliente.
Existe un principio general de organización llamado mecanización progresiva. Al principio los sistemas
(biológicos, neurológicos, psicológicos o sociales) están gobernados por interacción dinámica entre sus
componentes; más tarde se establecen disposición fijas y condiciones de restricción que hacen más
eficiente el sistema y sus partes, pero, de paso, disminuyen gradualmente su equipotencialidad hasta
acabar por abolirla. De modo que la dinámica es el aspecto más amplio, ya que siempre es posible llegar,
pro leyes generales de sistemas, hasta la función como de máquina, imponiendo condiciones adecuadas de
restricción, pero no es posible lo contrario.
Causalidad y teleología
En el punto de vista llamado mecanicista, nacido de la física clásica del siglo XIX, el juego sin concierto de
los átomos, regidos por las leyes de la causalidad, generaba todos ¡os fenómenos del mundo, inanimado,
viviente y mental. No quedaba lugar para ninguna direccionalidad, orden. El mundo de los organismos
aparecía como producto del azar.
La única meta de la ciencia parecía ser analítica: la división de la realidad en unidades cada vez menores y
el aislamiento de líneas causales separadas. Así, la realidad física era descompuesta en puntos de masa o
átomos, el organismo vivo en células, el comportamiento en reflejos, la percepción en sensaciones
puntuales, etc.
Las nociones de teleología y directividad parecían caer fuera del alcance de la ciencia. No puede concebirse
un organismo vivo sin tener en cuenta lo que, variada y bastante vagamente, se llama adaptabilidad,
intencionalidad, persecución de metas y cosas semejantes. Estamos en condiciones de procurar modelos
que simulen tal comportamiento. Ya han sido mencionado dos de ellos.
Uno es la equifinalidad, la tendencia a un estado final característico a partir de diferentes estados iniciales
y por diferentes caminos, fundada en interacción dinámica en un sistema abierto que alcanza un estado
uniforme, otro, la retroalimentación el mantenimiento homeostático de un estado característico o la
búsqueda de una meta, basada en cadenas causales circulares y en mecanismos que devuelven
información acerca de desviaciones con respecto al estado por mantener o la meta por alcanzar. Otro
modelo de comportamiento adaptativo es creación de Ashby. Este modelo es el de funciones escalonadas
que definen un sistema, funciones que al atravesar cierto valor crítico, el sistema emprende un nuevo
modo de comportamiento. Así, por medio de funciones escalonadas, el sistema exhibe comportamiento
adaptativo de acuerdo al ensayo y error: prueba diferentes caminos y medios, y a fin de cuentas se asienta
en un terreno donde ya no entre en conflicto con valores críticos del medio circundante.
¿Qué es organización?
Características de la organización, trátese de un organismo vivo o de una sociedad, son nociones como las
de totalidad, crecimiento, diferenciación, orden jerárquico, dominancia, control, competencia, etcétera.
Semejantes nociones no intervienen en la Física corriente.
Teoría general de los sistemas y unidad de la ciencia
Hasta aquí se ha visto la unificación de la ciencia en la reducción de todas las ciencias a la física, en la
resolución final de todos los fenómenos en acontecimientos físicos. Desde nuestro punto de vista, la
unidad de la ciencia adquiere un aspecto más realista. Una concepción unitaria del mundo puede basarse
no ya en la esperanza de reducir al fin y al cabo todos los niveles de la realidad física, sino mejor en el
isomorfismo de las leyes en diferentes campos. Esto significa uniformidades estructurales en los esquemas
que estamos aplicando. Significa que el mundo, o sea la totalidad de los acontecimientos observables,
exhibe uniformidades estructurales que se manifiestan por rastros isomorfos de orden en los diferentes
niveles o ámbitos. Llegamos con ello, a una concepción que, en contraste con el reduccionismo, podemos
denominar perspectivismo. No podemos reducir los niveles biológico, del comportamiento y social al nivel
más bajo, el de las construcciones y leyes de la física. Podemos, en cambio, hallar construcciones y tal vez
leyes en los distintos niveles. El principio unificador es que encontramos organización en todos los niveles.
Redundancia
El ser vivo, para cada nueva adaptación considera las adaptaciones anteriores, y no tienen que empezar
cada vez desde cero. Se llama proceso estocástico a estas nuevas combinaciones que van repitiéndose
cada vez más por ser las más adaptativas.
Según la teoría de la información, los procesos estocásticos muestran una propiedad: la redundancia o
constricción.
Es en el área pragmática donde menos conciencia tenemos de las reglas de comunicación o la interacción
entre personas. A pesar de estar permanentemente comunicándonos, somos casi por completo incapaces
de comunicarnos acerca de la comunicación. Del mismo modo que un observador que sabe ajedrez, al ver
una partida puede ir sacando conclusiones sobre las reglas de juego en base a ciertas redundancias
(repeticiones) que ve, así también al estudiar a las personas que se comunican podemos también detectar
redundancias para conocer las reglas de la comunicación.
Metacomunicación y concepto de cálculo
Estudiar la redundancia en el ajedrez o en la comunicación tiene mucha semejanza con hacer un cálculo,
pues calcular es combinar símbolos para obtener un resultado. Pero una cosa es usar los símbolos para
calcular y otra estudiar el cálculo mismo, que es el objeto de la metamatemática. Siguiendo con esta
analogía, también hay metacomunicación, que significa comunicarse acerca de la comunicación misma. La
diferencia está en que se usan dos lenguajes distintos para matemática y metamatemática, pero uno solo
tanto para comunicarnos como para metacomunicarnos.
Conclusiones
Caja negra: la mente debe estudiarse en relación con su entorno, con las demás mentes
(comunicación) más que plantear hipótesis imposibles de verificar acerca de su funcionamiento
interno o intrapsíquico.
Presente vs pasado: si bien la conducta depende de la experiencia previa, lo que A dice a B sobre
su pasado está siempre ligado a la relación actual entre A y B.
Efecto vs causa: interesa más el efecto de la conducta sobre los demás que sus causas. En el
síntoma interesa más el para qué, que el por qué.
Aceptación: el sujeto A termina por ceder a regañadientes, y cuanto más diga, más comprometido
quedará en la interacción comunicacional con B.
Descalificación: se trata de trucos donde no se dice nada diciendo `algo´, y que se suelen usar cuando
uno está forzado a comunicarse con otro, pero no quiere hacerlo.
Síntoma: recurre a un síntoma (finge somnolencia, dolor de cabeza, sordera), el cual pasa a ser el
culpable de la no comunicación.
Situación donde una persona se ve obligada a dudar de sus propias percepciones en el nivel de
contenido, a fin de no poner en peligro una relación vital con otra persona. Esto lleva a pautas de
comunicación paradójica.
En el peor de los casos, los participantes están en desacuerdo con respecto a los contenidos, y también
en nivel de relación.
Tercer axioma: puntuación de la secuencia de hechos
Las discrepancias sugeridas en los intercambios de mensajes entre personas pueden llevar a impasses
interaccionales y, eventualmente, a acusaciones mutuas de maldad o de locura. La solución pasa por
metacomunicarse.
Cuarto axioma: comunicación digital y analógica
El aspecto patológico pasa por errores de “traducción” entre el material analógico y el digital. Se dan dos
casos: errores al traducir lo analógico a lo digital, y, a la inversa, errores de traducción de lo digital a lo
analógico.
Error al traducir lo analógico a lo digital: los mensajes analógicos (una imagen, un gesto) se prestan a
interpretaciones digitales muy distintas y a menudo incompatibles, interpretaciones que se hacen en
base a la particular visión de la relación que la persona tiene con el otro. Un regalo (mensaje analógico)
puede ser entendido por el otro como una muestra de afecto, como un soborno, como una restitución,
etc., o sea, tiene diferentes traducciones digitales. La psicoterapia se ocupa de hacer que el paciente
digitalice correctamente su material analógico, haciéndolo menos angustiante y más adecuado.
Error al traducir lo digital a lo analógico: un mensaje analógico puede traducirse a lenguaje digital
(proceso llamado digitalización). Sin embargo cuando el mensaje quedó digitalizado, puede volver a
traducirse al modo analógico (proceso llamado simbolización). Esto último ocurre cuando hay una
pérdida parcial de la capacidad de metacomunicarse digitalmente. Por ejemplo, cuando la tensión entre
dos países es muy grande y se rompen las relaciones diplomáticas (no pueden metacomunicarse), los
mensajes empiezan a expresarse analógicamente como movilización de tropas.
Totalidad: un sistema se comporta como un todo inseparable y coherente, lo cual significa que cualquier
cambio en una de sus partes, provoca un cambio en las demás y en el sistema total. El principio de
totalidad afirma que un sistema es más que suma de sus partes (no sumatividad). El hecho de que dos o
más elementos se interrelacionan, produce una nueva cualidad emergente, diferente de las cualidades
de cada elemento o la simple suma de ambas. Este principiode totalidad implica que la relación entre
las partes es circular, no unilateral. La relación circular implica que ambos elementos se influyen
mutuamente, y esto apunta a otra propiedad de los sistemas abiertos: la retroalimentación.
Retroalimentación
Equifinalidad: este principio sostiene que los resultados no están determinados tanto por las
condiciones iniciales como por la naturaleza del proceso o los parámetros del sistema. Es decir, la
conducta equifinal de los sistemas abiertos está basada en su independencia respecto de las
condiciones iniciales. Se tienen dos consecuencias: a) a partir de condiciones iniciales distintas podemos
llegar al mismo resultado; b) a partir de una misma condición inicial podemos llegar a distintos
resultados.