You are on page 1of 26

RESÚMEN 2DO PARCIAL - PSICOTERAPIAS

UNIDAD III
HACIA UNA TEORÍA DE LA ESQUIZOFRENIA – BATESON, JACKSON, HALEY, WEAKLAND
El texto original data del año 1956. El fragmento siguiente es de 1980.
El doble vínculo: Los ingredientes necesarios para una situación de doble vínculo son:

 Dos o más personas: designamos a una como la víctima. No suponemos que la madre solo imponga el
doble vínculo sino que ello puede deberse a la madre sola o a alguna combinación de madre, padre y/o
hermanos.

 Experiencia repetida: el doble vínculo es un tema recurrente en la experiencia de la víctima. Nuestra


hipótesis no implica una única experiencia traumática sino experiencias tan repetidas que la estructura
del doble vínculo llega a constituir una experiencia habitual.

 Una instrucción negativa primaria: puede tener una o dos formas. A) “No hagas esto o te castigaré”. B)
“Si no lo haces te castigaré”. Seleccionamos un contexto de aprendizaje basado en la evitación del
castigo antes que un contexto de búsqueda de recompensa. Suponemos que el castigo puede ser el
retiro del amor o la manifestación de odio.

 Una instrucción secundaria: contradice a la primera en un nivel más abstracto y, como la primera, está
reforzada por castigos o señales que ponen en peligro la supervivencia. Esta instrucción secundaria es
más difícil de describir que la primaria por dos motivos. Primero, la instrucción secundaria por lo común
es comunicada al niño por medios no verbales (postura, gestos, tono de voz, etc.). segundo, la
instrucción secundaria puede incidir sobre cualquier elemento de la prohibición primaria; por lo tanto,
la verbalización de una instrucción secundaria puede incluir una amplia variedad e formas. Por ejemplo:
“No veas esto como un castigo”, “No te sometas a mis prohibiciones”, “No pienses en lo que no debes
hacer”, “No pongas en dudas mi amor”. Otros ejemplos se vuelven posibles cuando no es un individuo
sino dos, los que crean el doble vínculo. Por ejemplo, puede negar en un nivel más abstracto las
instrucciones del otro.

 Una instrucción negativa terciaria: prohíbe a la víctima escapar del campo. Parecería que en algunos
casos la posibilidad de abandonar el campo es anulada por ciertos recursos que no son puramente
negativos. Por ejemplo, promesas caprichosas de amor.

 Todos estos ingredientes ya no son necesarios cuando la víctima ha aprendido a percibir su universo en
patrones de tipo doble vínculo. Casi cualquier parte de la secuencia del doble vínculo puede bastar
entonces para desencadenar pánico o rabia. El patrón de instrucción conflictuales puede incluso quedar
a cargo de voces alucinatorias.

El efecto del doble vínculo


En la religión oriental, el budismo Zen, la meta consiste en alcanzar la Iluminación. El maestro Zen trata de
llevar a su alumno a la Iluminación. Una de las cosas que hace es sostener una varilla sobre la cabeza del
discípulo y decir: “Si dices que esta varilla es real, te golpearé con ella. Si dices que no es real, te golpearé
con ella. Si no dices nada, te golpearé con ella”. Pensamos que el esquizofrénico se encuentra
constantemente en la misma situación pero lo que alcanza es desorientación antes que Iluminación.
Toda vez que se produce una situación de doble vínculo cesa la capacidad de cualquier individuo para
discriminar entre los tipos lógicos. Las características generales de tal situación son:

 Cuando el individuo participa en una relación intensa, esto es, una relación en la que siente que es de
importancia vital discriminar qué tipo de mensaje se le comunica, para poder responder
adecuadamente.

 El individuo se ve atrapado en una situación en la que la otra persona expresa dos órdenes de mensajes
y uno de ellos niega al otro.

 El individuo es incapaz de efectuar un comentario acerca de los mensajes que recibió para corregir así
su discriminación en cuanto a qué orden de mensaje debe responder, esto es, no puede hacer una
intervención meta-comunicativa.
Este es el tipo de situación que se produce entre el pre-esquizofrénico y su madre, pero también existe en
las relaciones normales. Cuando una persona se ve atrapada en una situación de doble vínculo, responde
defensivamente de una manera similar a la del esquizofrénico. Un individuo adscribirá un sentido literal a
una metáfora cuando se encuentre en una situación en la que le es preciso responder, en la que enfrenta
mensajes contradictorios y cuando no puede comentar acerca de las contradicciones. Por ejemplo, cierto
día un empleado volvió a su casa en horas de oficina. Una compañera lo llamó y le dijo en tono jocoso
“bueno ¿Cómo llegaste ahí?”. El empleadorespondió “en auto”. Respondió literalmente porque enfrentaba
un mensaje en el que se le preguntaba qué estaba haciendo en su casa cuando en realidad tendría que
haber estado en la oficina. La víctima sentía dudas acerca de cómo sería utilizada la información y por ende
respondió en forma literal. Esto es característico de todo el que se siente interrogado.
El esquizofrénico se siente constantemente bajo un intenso interrogatorio, por lo que habitualmente
responde con una insistencia defensiva en el nivel literal cuando éste resulta totalmente inadecuado. Los
esquizofrénicos confunden lo literal y lo metafórico en sus propias manifestaciones, cuando se sienten
atrapados en un doble vínculo. Lo que la metáfora tiene de conveniente es que hace que dependa del
terapeuta (o de la madre) ver una acusación en el mensaje o pasarla por alto si lo prefiere. El uso de una
aseveraciónmetafórica proporciona seguridad. Sin embargo, también impide que el paciente formule la
acusación que desea hacer. Pero el paciente esquizofrénico parece tratar de mostrar que es una metáfora
haciéndola más fantástica.
No solo es más seguro para la víctima de un doble vínculo recurrir a un orden metafórico de mensaje sino
que, en una situación imposible, conviene cambiar y convertirse en otra persona, o bien cambiar e insistir
en que se está en otra parte. El doble vínculo no puede entonces actuar sobre la víctima porque no se trata
de él y porque está en otro lado. Las aseveraciones que muestran que un paciente está desorientado
pueden interpretarse como maneras con que éste se defiende de la situación en que se encuentra. La
patología aparece cuando la víctima misma no sabe que sus respuestas son metafóricas o no puede decir
lo que son. Para reconocer que habla en términos metafóricos tendría que tomar conciencia de que se está
defendiendo y que, por ende, teme a la otra persona. Tal toma de conciencia implicaría condenar a la otra
persona y provocaría un desastre.
Si un individuo ha tenido toda su vida el tipo de relación de doble vínculo su manera de relacionarse con la
gente después de un derrumbe psicótico tendrá un patrón sistemático. En primer lugar, no compartirá con
las personas normales las señales que acompañan a los mensajes para indicar lo que una persona quiere
decir. Dada esta incapacidad para juzgar con precisión lo que una persona realmente quiere decir y dada la
excesiva preocupación por lo que realmente se quiere decir, un individuo podrá defenderse eligiendo entre
varias alternativas. Por ejemplo, podría suponer que detrás de cada aseveración hay un significado oculto
que amenaza. Si elige esto, se dedicará a buscar significados detrás de todo lo que la gente dice y de los
acontecimientos en el medio. Podría elegir otra alternativa: aceptar literalmente todo lo que la gente le
dice. Cuando el tono o el gesto o el contexto contradice lo que la gente manifiesta, podría establecer un
patrón consistente en reírse de esas señalesmeta-comunicativas. Trataría a todos los mensajes como
triviales. Puede también preferir pasar los mensajes meta-comunicativos. Para tal fin le resultaría necesario
ver y oír cada vez menos lo que sucede a su alrededor y evitar respuestas por parte del medio. Trataría de
apartar su interés del mundo externo y de concentrarse en sus propios procesos internos y, así, daría una
impresión de retraimiento y mutismo.
Esto significa que un individuo puede defenderse de maneras paranoide, hebefrénica o catatónica. Estas
tres alternativas no son las únicas. Pero no puede elegir precisamente aquella alternativa que lo ayudaría a
descubrir qué quiere decir la gente; no puede desentrañar los mensajes de otros.

TERAPIA PARA RESOLVER PROBLEMAS – JAY HALEY


El enfoque terapéutico tiene por objeto principal solucionar dentro del marco familiar los problemas que
se le presentan a un cliente, haciendo hincapié, no en un método particular, sino en encarar cada
problema con técnicas especialmente adecuadas para esa situación específica. La tarea del terapeuta
consiste en formular con claridad el síntoma presentado y planear una intervención en la situación social
del cliente a fin de modificarlo.

Definición de un problema
Nuestro enfoque no hace hincapié en el individuo sino que se centra en la situación social. A un problema
lo definimos como un tipo de conducta que integra una secuencia de actos realizados entre varias
personas; la terapia se concentra en ese secuencia reiterada de comportamientos. Un síntoma es la
cristalización de una secuencia que tiene lugar dentro de una organización social, es una etiqueta que se le
adosa.
El hecho de dejar de pensar en unidad individual para pasar a una unidad social de dos o más personas
tiene ciertas consecuencias sobre el terapeuta. No solo debe contemplar los problemas humanos de una
manera distinta, sino que ha de considerarse a sí mismo un miembro más de la unidad social dentro de la
cual está contenido el problema.

El diagnóstico como parte del problema


Catalogar a un niño o a un adulto significa participar en la creación de un problema en forma tal que puede
dificultar aún más el cambio deseado. El terapeuta que describe una situación familiar ha creado
problemas con ello, aunque quizás piense que solo esta identificando los problemas que le plantearon. El
modo en que clasificamos un dilema humano puede cristalizar un problema y volverlo crónico.
Los colegas como parte del problema
Si un terapeuta acepta en tratamiento a un adulto joven internado en un hospital para enfermos mentales
con diagnóstico de esquizofrenia, ¿cómo se define el problema? El terapeuta no puede fingir que el
problema terapéutico se circunscribe al joven y su familia, cuando son otros quienes deciden si se le da de
alta y cuando pueden lograrlo en cualquier momento sin autorización del terapeuta. De igual modo, para
atender a un hombre o mujer que está en libertad condicional. Cuando está involucrado el control social, el
medio profesional forma parte del problema planteado; por lo tanto, el terapeuta no limitará la unidad
social a la familia, sino que incluirá también a los colegas profesionales.
Unidades sociales más amplias
Hay casos en que la unidad social es más amplia. Si un niño se niega a ir a la escuela, podemos decir que su
conducta constituye un problema terapéutico. Se espera que el terapeuta intervenga tanto en la familia
como en la escuela y logre que el niño se conduzca como corresponde. Si el terapeuta encara el problema
desde el punto de vista social, le será difícil limitarse a pensar en el niño o la escuela sin entrar a considerar
el sistema económico y las cuestiones sociales en que se inserta el colegio.

¿A dónde apunta el terapeuta?


No es fácil discernir cuál es la tarea del terapeuta. Sea cual fuere la posición radical que adopte como
ciudadano, en cuanto terapeuta su obligación es definir la unidad social que él puede cambiar para
resolver así el problema que le presenta el cliente. La eficacia del terapeuta se mide en términos del
resultado de su terapia, no por su posición moral o su justificable indignación ante una sociedad que
coadyuva a crear los problemas que él intenta resolver. El punto de vista más útil para él es pensar que
dentro de cada situación existe suficiente variedad para poder establecer algún ordenamiento mejor.

1. CÓMO CONDUCIR LA PRIMERA ENTREVISTA


Se necesita flexibilidad y espontaneidad. La probabilidad de éxito aumenta si se combinan los
procedimientos ya conocidos con técnicas innovadoras.
Para que una terapia termine adecuadamente, debe comenzar adecuadamente, este es, estableciendo el
“contrato” en torno a un problema resoluble y descubriendo la situación social que por necesidad lo
genera. El acto terapéutico empieza por la manera de examinar el problema. El acto de intervención saca a
luz los problemas y las pautas de relación a modificar.
El terapeuta que encare una situación particular con plena libertad de acción puede resolver que lo mejor
es actuar en su consultorio, en el hogar del cliente, en el sitio donde trabaja, la calle o la escuela. La
primera entrevista puede durar media, una o varias horas. El terapeuta puede proponer enseguida un
cambio o proceder pausadamente y no solicitar de inmediato ninguna acción. Los honorarios normales
pueden resultar apropiados para un caso, o bien puede pedírsele al cliente que fije el pago que cree justo,
o aun decirle que deberá pagar si no progresa. Puede entrevistarse a una o varias personas en la primera
visita (familia, amigos y otros profesionales). Un terapeuta experto puede comenzar de muy diversas
maneras, pero aquí indicaremos cómo ha de iniciar, preferiblemente, su primera entrevista un terapeuta
común.
Hoy día se piensa que empezar la terapia entrevistando a una sola persona es partir con desventajas. Pero
es mucho más sensato entrevistar al grupo natural en cuyo seno se manifiesta el problema, iniciando así de
inmediato la búsqueda de una solución. El terapeuta debe reunir a las personas para ayudarlas a
individualizarse y es más lógico empezar ese proceso de individuación de inmediato, en la primera
entrevista. Aunque, una vez iniciado el tratamiento, el terapeuta puede querer entrevistar individualmente
a los miembros de la familia con un propósito determinado, al principio es mejor conocer a todos cuantos
habitan el hogar, para captar rápidamente el problema y la situación social que lo genera.
El mejor diagnóstico para terapia es aquel que permite al grupo social responder a los intentos de producir
un cambio. Para ello, lo mejor es comenzar entrevistando a toda la gente involucrada, ya que el cambio los
afectara a todos.
A veces hay un solo individuo disponible para la entrevista, de manera que la sesión inicial ha de celebrarse
entre dos personas. Si el individuo está en prisión o en un hospital, es natural que el terapeuta cuente con
la presencia de la familia en la primera entrevista, para programar la vida futura fuera del establecimiento.
Si quien solicita la terapia es un estudiante que asiste a una universidad situada a miles de kilómetros de su
hogar, quizá sea preciso verlo solo en la primera entrevista; luego puede recurrirse a cartas, llamadas
telefónicas, visitas de los padres y otras formas de acercamiento, pero al comienzo deberá entrevistarse al
individuo solo. Esta circunstancia exige que el terapeuta sea capaz de evaluar la situación de una persona
basándose en el diálogo mantenido con ella, calculando las consecuencias que acarreará el cambio para los
que no están presentes.
Cuando se trata de una primera entrevista de tipo corriente, el terapeuta debe solicitar la asistencia de
todos los involucrados, especialmente si el “problema” es un niño. Si la escuela está implicada, conviene
por lo general celebrar en ella la primera entrevista, con asistencia del maestro, el asesor psicopedagógico,
el niño y los padres. La unidad social adecuada comprende a todos cuantos habitan el hogar, pero si el
terapeuta conoce la existencia de una abuela que vive a la vuelta de la esquina, también debe requerir su
presencia.
Respecto a la asistencia de todas las personas involucradas a la entrevista, puede suceder que el cliente
prefiera que su familia no se viera incluida, o que desee una terapia individual, ante ello, el terapeuta no
debe permitir que el cliente decida la forma de terapia a seguir.

Etapas de una primera entrevista


Una primera entrevista comienza con el primer contacto establecido con relación a un problema. Por lo
común, alguien solicita telefónicamente una entrevista, recogiéndose ya entonces cierta información. El
terapeuta debe pedir que todos cuantos habiten en el hogar asistan a la primera entrevista.
Al presentarse la familia, la entrevista recorre las siguientes etapas: 1) etapa social: se saluda a la familia,
procurando que se ponga cómoda; 2) etapa de planteo del problema: se inquiere acerca del problema
presentado; 3) etapa de interacción: se pide a los miembros de la familia que conversen entre sí; 4) etapa
de fijación de meta: se solicita a la familia que especifique los cambios que desea lograr. Finalmente, se fija
día y hora para una nueva sesión, a la que asistirá toda la familia o parte de ella.
o La etapa social

Todos los miembros de la familia deben participar. Al entrar al consultorio se sentaran donde y como lo
deseen. Una vez que se haya presentado, el terapeuta deberá dirigirse a cada integrante de la familia y
preguntarle cómo se llama. Conviene obtener una respuesta de cada persona, para definir la situación en
el sentido de que todos son importantes y están involucrados en ella. No permitirá que nadie empiece a
comentar el problema hasta tanto no haya obtenido de cada entrevistado alguna respuesta “social”.
Mientras la familia se acomoda, el terapeuta puede observarla para tener una idea de cómo empezar la
etapa siguiente; muchas veces el modo en que los miembros se sientan revela la organización de esta. La
mayoría de las familias que vienen con un problema se coloca a la defensiva con respecto a él. El terapeuta
debe observar el estado de ánimode la familia,dato necesario para conseguir que cooperen en el cambio.
El terapeuta debe observar las relaciones existentes entre padres e hijos. Debe reparar además en la
relación existente entre los padres o los otros adultos que traen a los niños. Cuando hay un niño problema
en la familia, los adultos suelen discrepar sobre cómo tratarlo.
¿Cómo se conducen con el terapeuta los miembros de la familia? La conducta de los niños dará ciertos
indicios sobre lo que le han dicho sus padres acerca del lugar de la sesión. El terapeuta reparará
especialmente en qué miembro de la familia intenta ponerlo a él de su parte.
Es importante recoger información como así también considerar las conclusiones extraídas como
provisionales. Lo que la observación ha suministrado puede verificarse en el transcurso de la sesión.
También es importante que el terapeuta no comunique a la familia sus observaciones. No solo porque
puede equivocarse en su suposición, sino también porque, de acertar, le está señalando a la familia lo que
está ya sabe y preferiría no reconocer; esto podría suscitar una actitud defensiva entre sus integrantes y
causar dificultades.

o La etapa de planteo del problema

Hasta esta altura de la entrevista se ha mantenido un diálogo social con la familia, que puede ser muy
breve o bien prolongarse durante algunos minutos; pero es preciso pasar de la etapa a la de terapia, donde
la situación ya no es de tipo social sino que obedece a un propósito.
El terapeuta y la familia deben determinar de qué clase de situación se trata. Lo habitual es que el
terapeuta les pregunte por qué han venido o qué problema los aqueja. La pregunta presenta dos aspectos:
el modo en que el terapeuta la formula y a que miembro de la familia va dirigida.

 Modo de formular la pregunta


Frecuentemente, una familia llega al consultorio sin saber por qué se ha convocado a todos sus
integrantes. A menudo solo buscan ayuda para un niño o adulto en particular, por lo que se sienten
intrigados ante la citación colectiva. Es oportuno entonces que el terapeuta aclare cuál es su posición en el
asunto. La fraseología con que el terapeuta explique su posición dependerá del nivel cultural de la familia,
ya que debe hablarle en un lenguaje comprensible para todos.
La forma en que el terapeuta recabe más opiniones específicas acerca del problema puede determinar el
curso que tomará la entrevista. Lo más usual es:
Preguntar “¿Cuál es el problema?”. Por lo común, la persona más versada en el problema ha previsto esta
pregunta y responde prontamente.
Preguntando “¿En qué puedo serles útil?”. Esto obliga no solo a pensar en el problema, sino también a
pensarlo en función de lo que el terapeuta puede hacer al respecto. Este tipo de pregunta da lugar a una
situación menos profesional y más personal.
Preguntando “¿Qué cambios desean lograr?”. Se le fija a la situación de terapia un marco de referencia
cifrado en el cambio. Este marco le permite al terapeuta retomar el tema de los cambios deseados por la
familia.
Con las palabras “¿Por qué motivo han venido a verme?”. La familia puede optar por centrar su respuesta
en el problema o en el cambio deseado.
Cuando más general y ambigua sea la pregunta, tanto más campo se dará a los miembros de la familia para
exponer sus puntos de vista. Pueden hacer hincapié en el problema, o aun describir el caso como el de una
familia problema, más que el de un niño problema.

 A qué miembro de la familia debe dirigirse


Es en este momento donde los prejuicios e inclinaciones personales del terapeuta pueden constituir un
escollo. La cuestión encierra diversas dimensiones. Ante todo, esta aquella persona que tiende a
preocuparse lo suficiente por el problema como para traer a toda la familia a la entrevista, y también suele
haber alguien que desestima el problema y ha venido a regañadientes. Este es un conflicto típico en las
familias problematizadas.
En segundo lugar, tenemos la dimensión de la jerarquía, ya que no existe ninguna organización cuyos
miembros sean iguales entre sí. El terapeuta debe respetar la jerarquía interna de la familia perosus
prejuicios pueden confundirlo en cuanto a quien posee autoridad.
Una tercera dimensión estámás ligada a la terapia que a otras situaciones. El terapeuta tiene una tarea que
cumplir, y para lograrlo debe hacer que la familia participe.
Recomendamos dirigirse en primer término al adulto que parezca estar más desligado del problema,
tratando con la mayor atención y respeto a la persona más capaz de traer a su familia a nuevas
entrevistas. El que mayor preocupación demuestra suele ser aquel sobre quien recae principalmente el
problema.
Los terapeutas que se dejan atrapar por la cuestión de los roles sexuales, en vez de pensar en la
organización familiar, suelen pasar por alto otro aspecto de la situación: la frecuencia con que esa mayor
dedicación y preocupación por el niño están determinadas por la relación existente entre ese padre, o
madre, y sus progenitores o suegros. Cada relación forma parte de otra, y es ingenuo pensar que se trata
de una simple cuestión de hombres o mujeres.
Aunque es dable pensar que el sexo del terapeuta puede determinar, en parte, a quién interrogará sobre el
problema, la competencia del terapeuta importa mucho más que su sexo.
En general, no es una buena idea iniciar el dialogo preguntándole al niño problema por qué ha venido su
familia, el pequeño puede sentir que centran demasiado la atención en él. Es mejor hablarle más adelante.
Todo terapeuta debe vigilar en si mismo cierta tendencia a dirigirse a la persona problema en tono
benévolo cuando se siente angustiado o tenso.
Al preguntarle al niño por qué ha venido, quizás nos enteramos de que a ninguna de las criaturas se le ha
dicho el motivo por el que sus padres la han traído. Este descubrimiento nos suministra información sobre
la reserva existente en la familia y los posibles cismas entre adultos niños, o entre los adultos y el niño
problema con respecto al resto de los pequeños.
En algunos casos, el terapeuta mira hacia el piso o el techo y pregunta, sin dirigirse a nadie en particular:
“¿Alguien puede decirme cual es el problema?”. Esta actitud suele sacar a relucir al vocero de la familia. El
no dirigirse a nadie en particular tiende a dar un cariz más impredecible a la situación.
Otro método consiste en “deslizarse” de la etapa social a la de terapia sin darle importancia al cambio. Por
ejemplo, charlando con los niños durante la etapa de los saludos el terapeuta les pregunta acerca de la
escuela o alguna otra actividad, motivando un diálogo que puede derivar en debate familiar sin necesidad
de inquirir por qué han venido o cuál es el problema.
Si el terapeuta no centra su atención en el problema, la familia puede empezar a sentirse perpleja, porque
no sabe discernir con certeza si esta ante una situación social o de terapia. Por su parte, el terapeuta
pierde la posibilidad de aclarar en qué se diferencia esta situación de una charla entre amigos, y a veces
también magnifica el problema al hacerlo aparecer como algo de lo que más vale no hablar.
El terapeuta debe explicar la situación ante algún momento de la entrevista. En segundo lugar, de acuerdo
con este enfoque planteado, el deseo del terapeuta es enfocar claramente un problema para poder
cambiar las relaciones familiares utilizándolo a modo de palanca. No quiere que se reste importancia al
problema, ni tampoco al niño problema diciendo que en nada se difiere de los otros niños. Ni desea que se
discutan las relaciones antes de haber expuesto el problema, ya que en esta terapia las relaciones no se
modifican hablando de ellas, sino demandando una nueva conducta tendiente a resolver un problema.

 Cómo escuchar la exposición del problema

La familia puede describir su problema como algo desusado o rutinario. Mientras los escucha, el terapeuta
debe hacer ciertas cosas y abstenerse de otras.
No hará ninguna interpretación o comentario para ayudar al individuo a ver el problema bajo una
perspectiva diferente. Debe aceptar lo que le dicen.También le está permitido repetir una declaración con
sus propias palabras para ver si la ha comprendido, pero nunca para ayudar a su interlocutor a descubrir
algo.
En esta etapa,el terapeuta no debe brindar su consejo aunque se lo pidan. Nunca debe preguntarle a
alguien cómo se siente con respecto a algo, sino que se limitará a recoger hechos y opiniones.
Si alguien interrumpe a su interlocutor, el terapeuta no intervendrá de inmediato. Lo dejará hablar un poco
para observar brevemente la índole de la interrupción y luego terciará para reanudar el diálogo original,
pudiendo advertirle a la otra persona que ya le llegará su turno.
Todos deben tener oportunidad de manifestarse; el terapeuta solo quiere conocer la opinión de cada
entrevistado. De ser posible, el terapeuta actuará con naturalidad al procurar que cada individuo tenga
ocasión de expresarse. El comentario de una persona de otra puede impulsarlo naturalmente al aludido;
empero en esta etapa de la entrevista, el terapeuta no volverá a dirigirse a alguien que ya haya hablado,
sino que pasará a un tercero. El diálogo entre dos personas no es recomendable en esta etapa.
Cuando en el grupo hay niños muy pequeños siempre conviene tener juguetes y títeres en la habitación
para que la criatura pueda comunicarse en forma de “juego”. La evaluación de la capacidad de juego del
pequeño puede ser importante así como también la de los padres para jugar con él si el terapeuta lo pide.
Juegos y juguetes permiten que haya acción en la entrevista, en vez de un simple diálogo acerca de la
acción, con lo que el terapeuta podrá observar cómo se entienden entre sí los miembros de la familia.

 La observación del terapeuta

El terapeuta debe observar como actúa y qué dice cada uno de los entrevistados, sin comunicar jamás a
estos sus observaciones.
La manera de hablar de los participantes revelará si creen que el terapeuta podrá hacer algo por ellos o si
han venido simplemente por obligación y sin esperanza alguna.
El terapeuta querrá detectar el grado de facilidad con que los miembros de la familia aceptan la
responsabilidad del problema ya que requerirá que la asuman unánimemente para poder resolverlo.
Mientras alguien habla, el terapeuta observará las reacciones de los demás. Su comportamiento le revelará
si concuerdan o discrepan con lo que se dice, si ya están aburridos, si les complace ver cómo acusan a un
niño, etc. La observación de sus reacciones ayudará al terapeuta a decidir la forma en que les hablará.
Reparará en la reacción del niño problema. Observará al marido mientras habla la esposa, y viceversa.
Cuantos mayores sean el interés y participación de quienes escuchan, cuanto más los irrite y perturbe lo
que se dice, tanto mayor será la posibilidad de que esa familia se encuentre en estado de crisis, lo cual
implica inestabilidad. Por el contrario, cuanta más calma e indiferencia demuestren, más probable será que
la situación familiar sea razonablemente estable, y por lo tanto quizá difícil de cambiar.
El terapeuta tendrá en cuenta que no solo le están contando hechos y opiniones, sino que también están
diciéndole de un modo indirecto ciertas cosas que no pueden expresarse abiertamente. Así, el terapeuta
puede interpretar los comentarios que haga la madre sobre el niño como declaraciones acerca de este y,
también, acerca de su marido y su matrimonio por ejemplo.
Hay tres maneras distintas de recibir información sobre el problema, las que deben aplicarse en diferentes
momentos de la entrevista. En su primera indagación el terapeuta dejara que la familia exprese el
problema metafóricamente. Avanzada la entrevista, luego de la etapa de interacción, se necesita contar
con una formulación más concreta y detallada del problema y las metas a alcanzar, a fin de poder utilizar
eventualmente lo manifestado para comprobar los resultados y determinar si la terapia ha tenido éxito. En
tercer lugar, hacia el final de la entrevista, el terapeuta pedirá que le resuman la cuestión y definan los
cambios deseados.
Respondiendo metafóricamente, el terapeuta recibirá más información, pues los miembros de la familia
sabrán que no cometerá la descortesía de señalar lo que realmente se dice.
Es importante no hacer comentarios directos sobre esta información indirecta. Si la madre dice que su
marido es servicial pero al mismo tiempo se tapa la boca con la mano, eso significa, quizás, que hay ciertas
cosas de su marido de las que preferiría no hablar por el momento. En un caso así, el terapeuta jamás debe
explicar el significado del gesto ni señalar que está callando algo, porque ella ya sabe y le parecerá una
descortesía. Se limitará a escucharla y alentarla a hablar más. La mujer sabrá que puede hablar sin peligros
y deslizar indirectas entre las opiniones abiertas.

 Contenido del problema presentado

Por lo común, al conversar sobre un problema una familia describirá a un individuo, indicando qué anda
mal en él.
Cualquier formulación sobre el problema puede emitirse en función de una, dos, tres o más personas.
Comúnmente, los miembros de una familia atribuyen el problema a una sola persona, en tanto que la tarea
del terapeuta consiste en encararlo pensando en más de una.
Cuando el caso clínico es un niño, el padre o madre dirá que ese niño es un problema y explicará en qué
consiste la dificultad. Declaran su incompetencia para tratar el problema. Mientras escucha la descripción
del mal comportamiento del niño, el terapeuta debe preguntarse qué pasa dentro de la situación total del
pequeño para que este se comporte así.
El propósito de una entrevista familiar es obtener más datos e iniciar un cambio.
Como no hay dos familias iguales, el terapeuta debe adecuar su actuación a cada caso particular.Sin
embargo, lo que ocurre en cada familia le es familiar porque ve reiterarse esa situación en una familia tras
otra. La experiencia enseña al terapeuta a prever ciertas pautas de comportamiento familiar.
o La etapa de interacción

Para averiguar cuál es el problema se procede en dos etapas. La primera consiste en recabar la opinión de
todos los presentes. La segunda es hacer que todos los miembros de la familia dialoguen entre sí sobre el
problema, y aquí el terapeuta debe dejar de ser el centro de la conversación. Si ellos tratan de seguir
dirigiéndose a él, deberá reintegrarlos al diálogo familiar. Tal vez convenga acercarlos físicamente para esta
charla.
El terapeuta estará siempre atento a las conversaciones entre dos personas, para introducir un tercer
interlocutor. En última instancia, todos deben hablarse mutuamente. Además, se obtendrá información
sobre cuál será la mejor manera de intervenir más adelante.
El terapeuta debe preferir la acción a las palabras como fuente de información, ya que están pesan menos
y dan menor resultado. En vez de limitarse a presenciar una conversación sobre el problema, en esta etapa
procurará traer la acción problema al seno de la reunión. Si un niño suele golpearse deliberadamente la
cabeza, se le pedirá que lo haga y la familia mostrará cómo reacciona ante él.

 Organización de la familia

Los integrantes de una familia no pueden describirle al terapeuta sus secuencias y pautas de conducta
porque las desconocen. Esta información solo se obtendrá observando cómo se conducen entre sí. La
conversación entre los miembros del grupo servirá para que el terapeuta repare en la clase de secuencia
existente en esa familia.

o Definición de los cambios deseados

Al concluir la etapa de interacción, se habrán aclarado muchas cuestiones familiares. A esta altura de la
entrevista es importante obtener del grupo una formulación suficientemente clara de los cambios que
(incluyendo al niño problema) quieren alcanzar mediante la terapia. Este proceso contribuye a que todos
centren su atención en las cuestiones importantes, y sirve de punto de partida para fijar las metas de la
terapia. Especialmente, el terapeuta está estableciendo un contrato: cuanto más claro sea, tanto más
organizada será la terapia.
Llámeselos síntomas o quejas, los problemas deben ser algo computable, observable, medible, o que
permita detectar de algún modo la influencia que ejercemos en ellos. La clase de datos que el terapeuta
necesita poseer respecto de un síntoma depende del tipo de este, pero podemos citar los siguientes a
manera de ejemplo. ¿El problema es constante o intermitente? ¿Su aparición es inesperada o predecible?
¿Desaparece súbitamente o de un modo paulatino? ¿Se manifiesta con mayor intensidad en ciertos
momentos que en otros? ¿Cuándo aparece con mayor frecuencia? ¿Cuántas veces se presenta en el
término de una hora? Conviene preguntar si se ha seguido algún tratamiento.
Una de las razones más importantes por la que debe especificarse claramente el problema es que así el
terapeuta podrá saber si ha tenido éxito o no.
Lo mejor es mantener centrada la atención en la persona problema, utilizando esto como palanca para
cambiar la situación. Puesto que ese individuo constituye un problema tan grave, es dable esperar más de
la familia cuanto a hacer algo para solucionarlo. El terapeuta subrayará por igual las virtudes y defectos de
la persona problema. La terapia es más eficaz si se centra la atención en el síntoma y en la persona
problema.

o Conclusión de la entrevista

La primera entrevista debe concluir con la concertación de una nueva cita, lo cual puede plantear varias
cuestiones. Quizá se haya advertido durante la sesión que la presencia de algún miembro de la familia es
especial para la terapia. En el proceso de conclusión de la entrevista entra en juego convenir la asistencia
de esa persona y discutir la manera de hacerla concurrir.
Algunos terapeutas de orientación directiva son lo bastante hábiles y expertos como para tener pensada
una directiva al término de la primera sesión, la que pueden proponer como “tarea para el hogar”, que la
familia deberá cumplir entre una sesión y otra. Si se le da una directiva, la familia queda ligada al terapeuta
entre las sesiones.
Resumen
La primera entrevista debe esclarecer la estructura familiar, y en su transcurso el terapeuta y la familia
deben llegar a algún acuerdo acerca de la naturaleza del problema y las metas u objetivos de la terapia. A
esta altura, la tarea del terapeuta es comprender el problema y formularlo de manera tal que pueda
hacerse algo al respecto.
En la etapa social, el terapeuta se une a la familia haciendo que todos se sientan cómodos y se consideren
participes de la reunión; en la de planteo del problema, procura que todos aporten sus ideas acerca de
este; en la de interacción, involucra a todos entre sí, y no excluye a nadie cuando se trata de especificar
qué cambios desean obtener mediante la terapia.
La índole de los problemas determinará el procedimiento que seguirá el terapeuta después de la primera
entrevista. Cabe esperar que en las entrevistas subsiguientes se plantearan nuevos problemas y deberán
fijarse nuevas metas.

CAPÍTULO 2. CÓMO IMPARTIR DIRECTIVAS


El terapeuta que adopta este enfoque triunfa inevitablemente; se resuelve un problema de algún modo.
Es esencial saber impartir directivas de manera tal que sean ejecutadas.
Finalidad de las directivas  las directivas o tareas impartidas a los individuos y familias tienen varias
finalidades:
1. El objetivo principal de la terapia es hacer que la gente se comporte de manera diferente, para que
tenga así experiencias subjetivas diferentes. Las directivas son un medio de provocar esos cambios.
2. Se las emplea para intensificar la relación entre clientes y terapeuta: al decirles a aquellos qué deben
hacer, el terapeuta entra a participar en la acción y adquiere importancia, porque el individuo debe hacer o
no hacer lo que él le dice. En la próxima entrevista, el terapeuta habrá adquirido más importancia para
ellos de la que habría tenido si no les hubiese dado una directiva.
3. Se usan para obtener información. La manera en que reacciona la gente al recibir una directiva es
esclarecedora con respecto a ellos mismos y a cómo responderán a los cambios deseados. Ya sea que
cumplan con la tarea, no la cumplan, olviden cumplirla o lo intenten infructuosamente, el terapeuta
obtiene información que de otro modo no poseería. Lo mismo ocurre durante la conversación preliminar
en torno a la tarea.
¿Qué es la directiva?
A algunos terapeutas les incomoda impartir directivas, quizá porque les parece que no deberían asumir la
responsabilidad de decirles a otros qué deben hacer. Estas pueden darse en forma directa o implícita (por
una inflexión de la voz, un silencio, etc.) Todo cuanto se haga en terapia puede ser visto como una
directiva. Si en una entrevista un individuo o familia está hablando sobre algo y el terapeuta dice:
“Hablame más de eso”, o si se limita a asentir con la cabeza y a sonreír, está impartiendo una directiva. Si
alguien dice algo que no le agrada puede pedirle que no vuelva a decirlo y con eso le está indicando qué
debe hacer; esto también puede expresarlo por ejemplo frunciendo el ceño.
Toda acción del terapeuta constituye un mensaje para que la otra persona haga algo; en ese sentido está
impartiendo una directiva. Diga lo que diga o calle lo que calle, le estará indicando a una persona que haga
algo o deje de hacerlo. Cuando tenga opiniones en base a decisiones que toma el paciente, se la va a
transmitir a través de lo que diga expresa o tácitamente, del tono con que le hable y de sus gestos.
Un terapeuta puede considerarse autor de una directiva y responsable de una determinada acción, pero
un examen más detenido de su intercambio con el paciente indicará que quizás este lo indujo a impartirla.
Por ej si una madre le pide que hable de determinado tema en la sesión.
Tipos de directivas
Hay dos maneras de impartir directivas: 1) decirle a la gente qué debe hacer con el propósito de que lo
cumplan y 2) decírselo con el propósito de que no lo cumplan, es decir, que cambien por vía de la rebelión.
La primera manera comprende dos tipos de directivas: a) ordenarle a alguien que deje de hacer algo; b)
pedirle que haga algo diferente.
En el primer caso, el terapeuta trata d modificar el comportamiento de una familia diciéndole a uno o
varios de sus integrantes que dejen de hacer lo que están haciendo. Esta es una de las directivas más
difíciles de hacer cumplir, salvo cuando se trata de problemas menores o situaciones educacionales.
Una directiva de cese de comportamiento debe ir acompañada de otros mensajes. Tal vez sea preciso
repetirla o magnificarla, poniéndose de pie. Si el terapeuta le dice a alguien que abandone su
comportamiento habitual, debe adoptar una actitud extrema u obtener la cooperación de otros miembros
de la familia y que lo apoyen en la tarea.
En las directivas del tipo b, el terapeuta trata de cambiar el comportamiento de una familia pidiéndole a
sus miembros que adopten una conducta diferente a la usual, que prueben nuevos hábitos. El pedido de
cambio de conducta puede hacerse mediante buenos consejos o dando directivas para cambiar la
secuencia que tiene lugar dentro de la familia.
Los buenos consejos suelen ser inútiles. Aconsejar bien significa suponer que la gente ejerce control
racional sobre los actos, idea que conviene desechar. Aquí tratamos las directivas que se proponen
cambiar las formas de tratarse entre sí los miembros de una familia, introduciendo la acción.
Cómo motivar a una familia para que cumpla las directivas
Motivar a alguien a hacer algo significa persuadirlo de que extraerá algún beneficio de esa acción. Cuando
un terapeuta desea motivar a una familia a que realicen una tarea, tiene que convencerlos de que por su
intermedio alcanzarán los objetivos individuales, recíprocos y familiares que ellos desean. El modo en que
lo haga dependerá de la naturaleza de la tarea, la naturaleza de la familia y del tipo de relación establecida
con esta.
En el enfoque directo, el terapeuta les dice a la familia que conoce y comparte su deseo de resolver el
problema que los aqueja, y de esa forma se ofrece la tarea como un medio de alcanzar el fin deseado a
través de la terapia. Cuando hay discrepancias entre los miembros sobre los propósitos que persiguen, se
hace necesario hallar el modo de que la tarea le genere alguna ganancia a cada uno de ellos.
En este enfoque, el terapeuta se funda en lo que aprendió sobre sus pacientes en el transcurso de la
sesión.
El enfoque indirecto puede emplearse cuando se prevé que la familia no cooperará fácilmente en la tarea.
Puede utilizárselo como primer paso, adoptando luego una forma más directa. Consiste en hacer que los
miembros de la familia hablen de sus dificultades de manera tal que puedan escuchar sugerencias de lo
que deben hacer.
Otra manera de encarar la motivación consiste en alentar a la familia a que expliquen cuán desesperante
es la situación, pudiendo el terapeuta convenir con ellos en que en verdad es preocupante, logrando que lo
escuchen y hagan la tarea que él les ofrece. Al acentuar la angustia, el terapeuta la usa como motivación.
También puede encararse de forma opuesta, si la familia está comentando cómo mejoraron las cosas, se
les da la razón y luego se les pide que realicen la tarea puesto que les ayudará a que progresen más.
Puede motivárselos a hacer una tarea en el hogar iniciándolos realizando pequeños trabajos durante la
entrevista. En situaciones así, la tarea para el hogar no adquiere tanta trascendencia porque ya ha sido
hecha, en pequeña escala, en la sesión.
El terapeuta debe adecuar la tarea a las personas. Mientras entrevista a la familia, reparará en qué clase de
gente la integra y así podrá amoldar la tarea a su manera de ser.
Otro punto importante es el modo en que se describe la magnitud de la tarea. Cuando la familia se
muestra negada a realizarla, se la debe definir como un favor que se les pide; si son propensos a
dramatizar, puede decírseles que se les está solicitando algo importantísimo.
El terapeuta puede ejercer autoridad de diversas formas. Por lo general, al motivar a la familia deberá
valerse de su posición como experto conocedor de lo que hay que hacer, pues así tendrá más
probabilidades de ser obedecido.
Precisión  una vez motivada la familia, deben impartirse instrucciones claras. Más que sugerirlas, las
directivas deben impartirse abiertamente. Al terapeuta le conviene más ser claro y preciso, diciendo
exactamente lo que quiere que se haga. Mientras instruye acerca de la tarea a los miembros de la familia,
observará sus respuestas. Sin embargo, hay otras situaciones en las que quizá el terapeuta no desee ser
preciso y detallado, prefiriendo deslizar una idea para que la familia piense “espontáneamente”.
Participación total  el terapeuta debe hacer que todos intervengan en la tarea; puede excluir a alguien
por razones especiales, pero nunca en forma accidental. Una buena tarea da ocupación a todos; aun al
pedirle específicamente a alguien que se abstenga de intervenir, se le está dando algo que hacer. El
propósito de involucrar a todos en la tarea es hacer hincapié en la unidad familiar total.
Revisión de la tarea  cuando la tarea es muy compleja, conviene que los miembros de la familia repasen
sus respectivos papeles; mientras uno de ellos hace esto, se atraerá a los demás al debate pidiéndoles que
especifiquen la parte que les toca. Es otra forma de asegurarse que han comprendido la tarea. Se deben
prever las dificultades que pueden surgir.
El informe sobre la tarea  cuando se imparte una tarea, siempre debe solicitarse un informe sobre la
misma en la siguiente entrevista; por lo general, arroja uno de estos tres resultados: la tarea se cumplió, no
se cumplió o se cumplió parcialmente. En el primer caso, se felicita a la familia y se prosigue con la
entrevista. En el tercero, es preciso averiguar por qué no la terminaron.
El terapeuta no debe perdonarlos con ligereza, porque hará sentir a la familia que sus directivas carecen de
importancia.
La cuestión es más clara cuando los miembros de la familia no cumplieron la tarea y no tienen ninguna
excusa válida. El terapeuta no debe mostrarse clemente, porque una vez que dio una tarea puso en
marcha un proceso que debe terminar. Lo mejor es manifestar que ellos han fracasado, que no le han
fallado a él sino a sí mismos; censurarlos por haber perdido una oportunidad.
El incumplimiento de la tarea puede abordarse, entre otras maneras, diciéndoles a los “culpables” que la
tarea era muy importante y que está muy mal que no la hayan cumplido. Es mejor ser duro con los
incumplidores, ya que jamás debe tratarse con ligereza el incumplimiento o cumplimiento parcial de una
directiva.
Tareas metafóricas: el uso de analogías  la formulación explícita de lo que el terapeuta desea que
suceda en una familia no siempre es el enfoque más acertado. A veces, la gente estará más dispuesta a
cumplir una directiva si no tiene conciencia de haberla recibido. Un modo de impartir este tipo de
directivas consiste en expresarse con metáforas. La metáfora es una formulación acerca de una cosa que
se parece a otra.
Cuando un terapeuta quiere que los miembros de una familia se comporten de un modo determinado,
hace que se conduzcan de otro modo que, sin ser el mismo, se le asemeje. Las metáforas no se expresan
sólo con palabras, también hay acciones metafóricas. El terapeuta se expresa mediante acciones parecidas
a lo que él desearía que hubiera sucedido.
En este enfoque, el terapeuta elige como meta cambiar alguna actividad familiar; como segundo paso,
escoge una parecida a la que quiere modificar pero que les resulte más fácil a los miembros de la familia,
conversando sobre ella para informarse e influir en sus opiniones. Finalmente, les asigna una tarea dentro
de esta actividad, pero que permita alcanzar los resultados deseados tanto en ella como en la que se
quiere cambiar.
Tareas paradójicas  hay otra clase de directiva que el terapeuta emplea cuando quiere que se resistan y
de ese modo cambien. Estas tareas pueden parecérseles paradójicas a los clientes porque, habiéndoles
dicho que desea ayudarlos a cambiar, al mismo tiempo les está pidiendo que no cambien.
Todas las familias que se hallan en una situación estable son reacias a cambiar, pero si se encuentran en un
estado crítico e inestable que tiene a todos preocupados, suelen seguir dócilmente las directivas, porque
están tratando de estabilizarse. Lo que ocurre en el primer caso, es que al pedirles que cambien, el
terapeuta los está invitando a la inestabilidad y la novedad. Todos los que vienen en busca de ayudan lo
hacen impulsados por su inestabilidad.
Al tender a modificar la situación de la persona problema, el terapeuta también tiende a desestabilizar a la
familia, por lo que encontrará resistencia. Las tareas paradójicas tienen por fin abordar esta dificultad. Con
ellas podemos adoptar dos enfoques generales: encarar a la familia en un sentido global; impartir
directivas que involucren sólo a una parte de ella.

 Enfoque global de la familia: cuando el enfoque tiene éxito, los integrantes de la familia logran alcanzar
el objetivo de la terapia, que es demostrarle al terapeuta que son normales; cambian
“espontáneamente”. El terapeuta debe aceptar el cambio, cuando acontece, y dejar que la familia lo
regañe demostrándole su error. Si desea asegurar la continuidad del cambio, puede advertirles que
quizá sea temporario y sufran una recaída, con lo cual se empeñarán en continuarlo para demostrarle
que no es algo transitorio. Al hablar de la transitoriedad del cambio, le cierra el paso a una recaída.
También puede hacerlo alentándolos a volver a la situación anterior; esto asegura que no habrá tal
retroceso.

 Directivas que involucran a una parte de la familia: ocurre con frecuencia que el terapeuta no desea
aplicar el enfoque paradójico a toda la familia, sino a una o dos personas en particular. El procedimiento
es el mismo: les pide que permanezcan estacionarios, encuadrando este requerimiento en el propósito
de ayudarlos a cambiar. En el caso de una madre sobreprotectora, por ejemplo, el uso correcto de este
enfoque exigiría que el terapeuta le demande un comportamiento más extremo que el que venía
manifestando. Otra alternativa es acentuar aún más algún otro aspecto de su comportamiento. Si se
procede correctamente, la madre reaccionará rebelándose contra el terapeuta y sobreprotegiendo
menos al hijo. No le gustará hacer lo mismo de siempre porque alguien se lo ordene. El terapeuta debe
ser capaz de mirar los problemas desde una perspectiva juguetona, aunque esté abordando problemas
terribles y angustias verdaderas. Debe tolerar la reacción emocional de la familia hacia él.
El diseño de las directivas es simple: se observa cómo se tratan unos a otros los integrantes de la
familia, y se les dice que se comporten así. La manera de impartir la directiva, hacerla parecer
razonable, reaccionar ante el cambio y mantener el enfoque requieren más inventiva que el diseño de la
tarea.
Etapas de una intervención paradójica
1-Establecer una relación tendiente a provocar el cambio. Esta tendencia suele estar implícita en el
encuadre de la situación cuando alguien solicita una terapia.
2-Definir claramente el problema.
3-Fijar los objetivos con claridad.
4- Ofrecer un plan. Conviene dar una explicación lógica que haga razonable una directiva paradójica,
aunque también podemos limitarnos a impartir la directiva dejando que el plan permanezca implícito.
5-Descalificar diplomáticamente a quien es tenido por “autoridad en la materia”. Por lo general, alguien ya
está tratando de ayudar a la persona a resolver su problema y debe explicarse que ese individuo no está
haciendo lo correcto. Ej madre sobreprotectora
6-Impartir la directiva paradójica.
7-Observar la reacción y seguir alentando el comportamiento usual.
8-A medida que continúa el cambio, el terapeuta deberá evitar que se le acredite como un logro de él. Una
forma de evitar todo mérito propio es mostrarse perplejo ante una mejoría.
Todos estos aspectos integraban no sólo la maniobra paradójica, sino también la terapia; esta tuvo sus
etapas, ya que no hubo una simple estimulación del síntoma y luego un retiro de apoyo al producirse la
mejoría. Fue preciso aplicarla sistemáticamente.
Diseño de las tareas  sea cual fuere la tarea, siempre debe ser lo suficientemente simple como para que
la familia pueda cumplirla; se le debe pedir aquello que su situación le permita realizar. El terapeuta debe
ser capaz de decirles con seguridad que pueden lograrlo. La tarea debe adaptarse a la situación financiera y
al tiempo disponible de la familia.
A veces, las disposiciones tomadas para ejecutar una tarea resuelven por sí solas un problema de
organización, sin que sea necesario cumplirla; otras veces, la amenaza de impartir una tarea bastará para
producir cambios.
Una tarea puede ser simple si se imparte en una etapa en que el objetivo principal es intensificar la
relación con el terapeuta. Cuando se busca ante todo un cambio en la organización, la tarea a asignar exige
mayor elaboración. La mejor será aquella que se valga del problema presentado para producir un cambio
estructural en la familia. Este enfoque se centra en respetar y utilizar lo que la familia considera importante
(el problema presentado) y lo que el terapeuta considera importante (un cambio en la organización). Las
etapas en el diseño de una tarea consisten en reflexionar sobre el problema presentado en función de la
secuencia que tiene lugar en la familia y hallar una directiva que cambie a ambos.
Impartir directivas que vayan derecho al grano es una manera de abordar la cuestión. Con aquellas familias
en las que el enfoque directo es ineficaz, el terapeuta recurrirá a un plan alternativo que motive a sus
integrantes hacia el objetivo; si esto tampoco diera resultado, echará mano de otro plan. Cuando se
emplea un enfoque directivo, es esencial negociar una definición clara del problema. Las mejores tareas
usan a este último como palanca para inducir el cambio. Cuanto más ambiguo el problema, tanto más
confusa será la programación de una tarea; tampoco es fácil diseñarla si el objetivo es poco claro. La
programación de directivas se vuelve más fácil a medida que el terapeuta aprende a aclarar problemas y
fijar objetivos.
TEORÍA GENERAL DE LOS SISTEMAS. FUNDAMENTOS, DESARROLLO, APLICACIONES - LUDWIG VON
BERTALANFFY
La teoría General de los sistemas fue, en origen una concepción sistemática y totalizadora de la biología
(denominada organicista) bajo la que se conceptualizaba al organismo como un sistema abierto, en
constante intercambio con otros sistemas circundantes por medio de complejas interacciones.
El significado de la teoría general de los sistemas

En pos de una teoría general de los sistemas


La biología, mecanicista, veía su meta en la fragmentación de los fenómenos vitales en entidades atómicas
y procesos parciales. El organismo vivo era descompuesto en células, sus actividades en procesos
fisiológicos y por último fisicoquímicos, el comportamiento en reflejos condicionados y no condicionados,
el sustrato de la herencia en genes discretos, y así sucesivamente.
En cambio, la concepción organísmica es básica para la biología moderna. Es necesario estudiar no sólo
partes y procesos aislados, sino también resolver los problemas decisivos hallados en la organización y el
orden que los unifican, resultantes de la interacción dinámica de partes y que hacen el diferente
comportamiento de éstas cuando se estudian aisladas o dentro del todo.
Propensiones parecidas se manifestaron en psicología. En tanto que la clásica psicología de la asociación
trataba de resolver fenómenos mentales en unidades elementales -átomos psicológicos-, la psicología de la
Gestalt reveló la existencia y la primacía de todos psicológicos que no son sumas de unidades elementales
y que están gobernados por leyes dinámicas. En las ciencias sociales el concepto de sociedad como suma
de individuos a modo de átomos sociales fue sustituido por la inclinación a considerar la sociedad, la
economía, la nación, como un todo superordinado a sus partes.
Existen modelos, principios y leyes aplicables a sistemas generalizados o a subclases, sin importar su
particular género, interesa la naturaleza de sus elementos componentes y las relaciones o “fuerzas” que
imperen entre ellos. Parece legítimo pedir una teoría no va de sistemas de clase más o menos especial,
sino de principios universales aplicables a los sistemas en general.
De aquí que adelantemos una nueva disciplina llamada Teoría General de los Sistemas. Su tema es la
formulación y derivación de aquellos principios que son válidos para los “sistemas” en general.
Podemos buscar principios aplicables a sistemas en general, sin importar que sean de naturaleza física,
biológica o sociológica. Consecuencia de la existencia de propiedades generales de sistemas es la aparición
de similitudes estructurales o isomorfismos en diferentes campos. Hay correspondencias entre los
principios que rigen el comportamiento de entidades que son intrínsecamente muy distintas. Esta
correspondencia se debe a que las entidades consideradas pueden verse, en ciertos aspectos, como
“sistemas”, o sea complejos de elementos en interacción.
Se diría, entonces, que una teoría general de los sistemas sería un instrumento útil al dar, por una parte,
modelos utilizables y trasferibles entre diferentes campos y evitar, por otra, vagas analogías que a menudo
han perjudicado el progreso en dichos campos.
La teoría general de los sistemas no persigue analogías vagas y superficiales. El isomorfismo que discutimos
es más que mera analogía. Es consecuencia del hecho de que, en ciertos aspectos, puedan aplicarse
abstracciones y modelos conceptuales coincidentes a fenómenos diferentes. Sólo se aplicarán las leyes de
sistemas con mira a tales aspectos. Esto no difiere del procedimiento general en ciencia.
Metas de la teoría general de los sistemas
En tanto que antes la ciencia trataba de explicar los fenómenos observables reduciéndolos al juego de
unidades elementales investigables independientemente una de otra, en la ciencia contemporánea
aparecen actitudes que se ocupan de lo que se llama “totalidad”, es decir, problemas de organización,
fenómenos no descomponibles en acontecimientos locales, interacciones dinámicas manifiestas en la
diferencia de conducta de partes aisladas o en una configuración superior, “sistemas” de varios órdenes,
no comprensibles por investigación de sus respectivas partes aisladas. Concepciones y problemas de tal
naturaleza han aparecido en todas las ramas de la ciencia. Esta correspondencia es más llamativa en vista
de que cada ciencia siguió su curso independiente, casi sin contacto con las demás y basándose todas en
hechos diferentes y filosofías contradictorias. Esto indica un cambio general en la actitud y las
concepciones científicas. Parece que existen leyes generales de sistemas aplicables a cualquier sistema de
determinado tipo, sin importar las propiedades particulares del sistema ni de los elementos participantes.
Estas consideraciones conducen a proponer una nueva disciplina científica que llamamos teoría general de
los sistemas. Es una ciencia general de la totalidad. Sería una disciplina lógico-matemática, puramente
formal en sí misma pero aplicable a las varias ciencias empíricas.
Las metas principales de la teoría general de los sistemas son:
1) Hay una tendencia general hacia la integración en las varias ciencias, naturales y sociales.
2) Tal integración parece girar en torno a una teoría general de los sistemas.
3) Tal teoría pudiera ser un recurso importante para buscar una teoría exacta en los campos no
físicos de la ciencia.
4) Al elaborar principios unificadores que corren «verticalmente, por el universo de
5) las ciencias, esta teoría nos acerca a la meta de la unidad de la ciencia.
6) Esto puede conducir a una integración en la instrucción científica.

Sistemas cerrados y abiertos: Limitaciones de la física ordinaria


La física ordinaria solo se ocupa de sistemas cerrados, aislados del medio ambiente. El segundo principio
de la termodinámica afirma que, en un sistema cerrado, cierta magnitud, la entropía, debe aumentar hasta
el máximo, y el proceso acabará por detenerse en un estado de equilibrio. La entropía es medida de
probabilidad y así un sistema cerrado tiende al estado de distribución más probable. Sin embargo, la
distribución más probable de una mezcla es un estado de completo desorden. O sea que la tendencia hacia
la máxima entropía o la distribución más probable es la tendencia al máximo desorden.
Sin embargo, encontramos sistemas que no son sistemas cerrados. Todo organismo viviente es ante todo
un sistema abierto. Se mantiene en continua incorporación y eliminación de materia, constituyendo y
demoliendo componentes, sin alcanzar, mientras la vida dure, un estado de equilibrio químico y
termodinámica, sino manteniéndose en un estado llamado uniforme que difiere de aquél. Tal es la esencia
misma del metabolismo, es decir, de los procesos químicos dentro de las células vivas.
Las formulaciones habituales de la física no son en principio aplicables al organismo vivo. No ha sido sino
hasta años recientes cuando hemos presenciado una expansión de la física orientada a la inclusión de
sistemas abiertos.Esta teoría ha aclarado muchos fenómenos oscuros en física y biología, y ha conducido a
importantes conclusiones generales, de las cuales sólo mencionare dos.
La primera es el principio de equifinalidad. En cualquier sistema cerrado, el estado final está
inequívocamente determinado por las condiciones iniciales. No ocurre lo mismo en los sistemas abiertos.
En ellos puede alcanzarse el mismo estado final partiendo de diferentes condiciones iniciales y por
diferentes caminos. Es lo que se llama equifinalidad, y tiene significación para los fenómenos de la
regulación biológica.
De acuerdo con el segundo principio de la termodinámica, la tendencia general de los acontecimientos en
la naturaleza física apunta a estados de máximo desorden y a la igualación de diferencias, con la llamada
muerte térmica del universo como perspectiva final, cuando toda la energía quede degradada como calor
uniformemente distribuido a baja temperatura, y los procesos del universo se paren. En contraste, el
mundo vivo exhibe, en el desarrollo embrionario y en la evolución, una transición hacia un orden superior,
heterogeneidad y organización. Pero, sobre la base de la teoría de los sistemas abiertos, la aparente
contradicción entre entropía y evolución desaparece. En todos los procesos irreversibles la entropía debe
aumentar. Por tanto, el cambio de entropía en sistemas cerrados es siempre positivo; hay continua
destrucción de orden.
En los sistemas abiertos, sin embargo, no sólo tenemos producción de entropía sino también entrada de
entropía que bien puede ser negativa.

Información y entropía
Otra vía que está vinculada de cerca de la teoría de los sistemas es la moderna teoría de la comunicación.
La noción general en teoría de la comunicación es la de información.
Otro concepto céntrico de la teoría de la comunicación y el control es el de retroalimentación. Los
dispositivos de retroalimentación se emplean mucho en la tecnología moderna para estabilizar
determinada acción, como en los termostatos o los receptores de radio.Hay gran número de fenómenos
biológicos que corresponden al modelo de retroalimentación. Está, primero, lo que se llama homeostasis,
o mantenimiento del equilibrio en el organismo vivo, cuyo prototipo es la termorregulación en los animales
de sangre caliente.
Existe un principio general de organización llamado mecanización progresiva. Al principio los sistemas
(biológicos, neurológicos, psicológicos o sociales) están gobernados por interacción dinámica entre sus
componentes; más tarde se establecen disposición fijas y condiciones de restricción que hacen más
eficiente el sistema y sus partes, pero, de paso, disminuyen gradualmente su equipotencialidad hasta
acabar por abolirla. De modo que la dinámica es el aspecto más amplio, ya que siempre es posible llegar,
pro leyes generales de sistemas, hasta la función como de máquina, imponiendo condiciones adecuadas de
restricción, pero no es posible lo contrario.
Causalidad y teleología
En el punto de vista llamado mecanicista, nacido de la física clásica del siglo XIX, el juego sin concierto de
los átomos, regidos por las leyes de la causalidad, generaba todos ¡os fenómenos del mundo, inanimado,
viviente y mental. No quedaba lugar para ninguna direccionalidad, orden. El mundo de los organismos
aparecía como producto del azar.
La única meta de la ciencia parecía ser analítica: la división de la realidad en unidades cada vez menores y
el aislamiento de líneas causales separadas. Así, la realidad física era descompuesta en puntos de masa o
átomos, el organismo vivo en células, el comportamiento en reflejos, la percepción en sensaciones
puntuales, etc.
Las nociones de teleología y directividad parecían caer fuera del alcance de la ciencia. No puede concebirse
un organismo vivo sin tener en cuenta lo que, variada y bastante vagamente, se llama adaptabilidad,
intencionalidad, persecución de metas y cosas semejantes. Estamos en condiciones de procurar modelos
que simulen tal comportamiento. Ya han sido mencionado dos de ellos.
Uno es la equifinalidad, la tendencia a un estado final característico a partir de diferentes estados iniciales
y por diferentes caminos, fundada en interacción dinámica en un sistema abierto que alcanza un estado
uniforme, otro, la retroalimentación el mantenimiento homeostático de un estado característico o la
búsqueda de una meta, basada en cadenas causales circulares y en mecanismos que devuelven
información acerca de desviaciones con respecto al estado por mantener o la meta por alcanzar. Otro
modelo de comportamiento adaptativo es creación de Ashby. Este modelo es el de funciones escalonadas
que definen un sistema, funciones que al atravesar cierto valor crítico, el sistema emprende un nuevo
modo de comportamiento. Así, por medio de funciones escalonadas, el sistema exhibe comportamiento
adaptativo de acuerdo al ensayo y error: prueba diferentes caminos y medios, y a fin de cuentas se asienta
en un terreno donde ya no entre en conflicto con valores críticos del medio circundante.

¿Qué es organización?
Características de la organización, trátese de un organismo vivo o de una sociedad, son nociones como las
de totalidad, crecimiento, diferenciación, orden jerárquico, dominancia, control, competencia, etcétera.
Semejantes nociones no intervienen en la Física corriente.
Teoría general de los sistemas y unidad de la ciencia
Hasta aquí se ha visto la unificación de la ciencia en la reducción de todas las ciencias a la física, en la
resolución final de todos los fenómenos en acontecimientos físicos. Desde nuestro punto de vista, la
unidad de la ciencia adquiere un aspecto más realista. Una concepción unitaria del mundo puede basarse
no ya en la esperanza de reducir al fin y al cabo todos los niveles de la realidad física, sino mejor en el
isomorfismo de las leyes en diferentes campos. Esto significa uniformidades estructurales en los esquemas
que estamos aplicando. Significa que el mundo, o sea la totalidad de los acontecimientos observables,
exhibe uniformidades estructurales que se manifiestan por rastros isomorfos de orden en los diferentes
niveles o ámbitos. Llegamos con ello, a una concepción que, en contraste con el reduccionismo, podemos
denominar perspectivismo. No podemos reducir los niveles biológico, del comportamiento y social al nivel
más bajo, el de las construcciones y leyes de la física. Podemos, en cambio, hallar construcciones y tal vez
leyes en los distintos niveles. El principio unificador es que encontramos organización en todos los niveles.

TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN HUMANA. INTERACCIONES, PATOLOGÍAS Y PARADOJAS - WATZLAWICK,


BEAVIN Y JACKSON

Cap. 1  Marco de referencia


Un fenómeno permanece inexplicable en tanto la observación no es lo suficientemente amplia como para
incluir el contexto en que dicho fenómeno tiene lugar. Esto se aplica al estudio de la conducta humana,
normal o patológica: estudiar una conducta aislada del contexto es hacer un estudio deductivo de la
mente, cuando lo correcto es ver también el contexto, o sea las relaciones observables con las demás
personas. El vehículo de estas relaciones es la comunicación.La comunicación puede estudiarse desde tres
puntos de vista:
a) Sintáctico: cómo se comunican, cual es la secuencia u orden de los mensajes.
b) Semántica: qué significados comparten acerca de lo que dicen.
c) Pragmático: cómo influye la comunicación en sus conductas concretas.
El enfoque comunicacional de la conducta estudia no personas aisladas sino las manifestaciones
observables de la relación entre ellas.
Noción de función y relación
En matemática, la relación entre variables se llama función. Función es un concepto matemático
equivalente al de relación en psicología. Un aspecto de la conducta (memoria, atención, etc.) no puede ser
visto aisladamente sino en relación a otras cosas, en un contexto interpersonal.
Información y retroalimentación
El psicoanálisis postula a la conducta como resultado de una interacción hipotética de fuerzas
intrapsíquicas que obedecen a leyes de la energía.Falla porque se basa en el concepto de energía y no
toma en cuenta el concepto de información. Si pateamos a un perro este reaccionará: no le transmitimos
simplemente energía sino que además recibimos energía de él. Esto que se agrega es información,
información acerca de cierto efecto producido.
El psicoanálisis parte del supuesto determinista: tales causas producen tales efectos. Frente al
determinismo se opone la teleología, que ve propósitos o fines en la conducta. Con la cibernética se vio
que ambas ideas, determinismo y teleología, pueden incluirse en otra más amplia que es la de
retroalimentación.
La retroalimentación puede ser positiva o negativa. Esta última es la que lleva al sistema hacia la
homeostasis. La retroalimentación positiva lleva al cambio, a la pérdida de equilibrio. Los sistemas
interpersonales incluyen los dos tipos, son circuitos de retroalimentación porque las conductas de unas
personas influyen sobre las otras, y viceversa, y pueden tender al equilibrio o al desequilibrio.

Redundancia
El ser vivo, para cada nueva adaptación considera las adaptaciones anteriores, y no tienen que empezar
cada vez desde cero. Se llama proceso estocástico a estas nuevas combinaciones que van repitiéndose
cada vez más por ser las más adaptativas.
Según la teoría de la información, los procesos estocásticos muestran una propiedad: la redundancia o
constricción.
Es en el área pragmática donde menos conciencia tenemos de las reglas de comunicación o la interacción
entre personas. A pesar de estar permanentemente comunicándonos, somos casi por completo incapaces
de comunicarnos acerca de la comunicación. Del mismo modo que un observador que sabe ajedrez, al ver
una partida puede ir sacando conclusiones sobre las reglas de juego en base a ciertas redundancias
(repeticiones) que ve, así también al estudiar a las personas que se comunican podemos también detectar
redundancias para conocer las reglas de la comunicación.
Metacomunicación y concepto de cálculo
Estudiar la redundancia en el ajedrez o en la comunicación tiene mucha semejanza con hacer un cálculo,
pues calcular es combinar símbolos para obtener un resultado. Pero una cosa es usar los símbolos para
calcular y otra estudiar el cálculo mismo, que es el objeto de la metamatemática. Siguiendo con esta
analogía, también hay metacomunicación, que significa comunicarse acerca de la comunicación misma. La
diferencia está en que se usan dos lenguajes distintos para matemática y metamatemática, pero uno solo
tanto para comunicarnos como para metacomunicarnos.
Conclusiones

 Caja negra: la mente debe estudiarse en relación con su entorno, con las demás mentes
(comunicación) más que plantear hipótesis imposibles de verificar acerca de su funcionamiento
interno o intrapsíquico.

 Conciencia e inconciencia: no importa tanto si el intercambio de información entre dos mentes


es consciente o inconsciente, sino que importa más cómo la consideran los comunicantes; sí
deliberada y consciente o accidental e inconsciente.

 Presente vs pasado: si bien la conducta depende de la experiencia previa, lo que A dice a B sobre
su pasado está siempre ligado a la relación actual entre A y B.

 Efecto vs causa: interesa más el efecto de la conducta sobre los demás que sus causas. En el
síntoma interesa más el para qué, que el por qué.

 Circularidad de las pautas de comunicación: en la interacción comunicacional hay una causalidad


circular. A produce B y B produce A. Los comunicantes rara vez se percatan de esta circularidad.

 Relatividad de lo normal a lo anormal: normalidad o anormalidad dependen de la situación


interpersonal de la persona y de la perspectiva subjetiva del observador, y por tanto puede
variar de un instante a otro.

Cap. 2  Los axiomas de la comunicación humana


AXIOMA 1: No es posible no comunicarse
Es imposible no comunicarse. El permanecer silencioso sin hacer ni decir nada, también es estar
comunicándose. De igual modo el estar solos y comunicarnos con nosotros mismos también es
comunicación: una comunicación interna, intrapersonal, pero comunicación al fin. El sueño puede ser
considerado, también, comunicación intrapersonal. El interés de esta concepción está puesto en la
comunicación interpersonal, y esto es uno de los motivos por los cuales se habla de una `pragmática´ de la
comunicación.
El dilema es el que presenta el esquizofrénico, que busca no comunicarse pero que inevitablemente lo está
haciendo.
AXIOMA 2: Toda comunicación tiene un aspecto de contenido y un aspecto relacional, tales que el segundo
clasifica al primero, y es, por tanto, una metacomunicación
Una comunicación no solo transmite información (aspectos de contenido), sino que también impone
conductas (aspecto relacional). Toda comunicación tiene respectivamente, un aspecto referencial y otro
conativo.
El aspecto relacional clasifica al aspecto de contenido o, lo que es lo mismo, lo relacional es
`metacomunicación´ mientras que lo informativo es simplemente `comunicación´.
Cuando decimos algo a alguien estamos comunicándonos, pero cuando decimos algo acerca de lo que
estamos diciendo, nos estamos metacomunicando, o sea, hablando sobre nuestra propia comunicación.
AXIOMA 3: La naturaleza de una relación depende de la puntuación de las secuencias de comunicación
entre los comunicantes
La comunicación consiste en una serie de mensajes intercambiados mutuamente y que se influyen entre sí.
Este rasgo permite ver qué tipo de relación se da entre dos personas, ya que una cosa es si la serie es finita,
o si es infinita. Por ejemplo: la mujer regaña al marido y éste se retrae. La mujer vuelve a regañarlo porque
está retraído y el marido vuelve a retraerse porque la mujer lo regaña. En esta monótona interacción no
hay un verdadero diálogo que permita esclarecer qué sucede realmente entre ellos. La psicoterapia busca
romper esa cadena infinita tratando de que marido y mujer empiecen a `metacomunicarse´, es decir que
empiecen a hablar acerca de sus mismas idas y venidas verbales.
AXIOMA 4:Los seres humanos se comunican tanto digital como analógicamente. El lenguaje digital cuenta
con una sintaxis lógica sumamente compleja y poderosa pero carece de una semántica adecuada en el
campo de la relación, mientras que el lenguaje analógico posee la semántica adecuada en el campo de la
relación, mientras que el lenguaje analógico posee la semántica pero no una sintaxis adecuada para la
definición inequívoca de la naturaleza de las relaciones.
Los seres humanos se comunican recurriendo a dos lenguajes distintos: el lenguaje `digital´ y el lenguaje
`analógico´.
Comunicación digital es comunicación verbal, y comunicación analógica es comunicación no verbal. Las
palabras es lenguaje digital. Las imágenes, las fotos, los dibujos, los gestos, las muecas, son lenguaje
analógico.
Evolutivamente, el lenguaje analógico es más arcaico que el digital. El hombre muy primitivo se
comunicaba más con gestos y dibujos que por palabras. Y lo mismo el niño.
La gran diferencia que hay entre ambos lenguajes radica en que mientras en el lenguaje digital no hay
semejanza o analogía entre la palabra y el objeto, en el lenguaje analógico, sí hay una analogía entre el
lenguaje y el objeto.
El lenguaje digital es más apto para comunicar contenido, mientras que el lenguaje analógico es mejor para
definir relaciones entre los comunicantes.
Si el lenguaje digital informa mejor sobre el contenido y el analógico sobre la relación, es porque entre
ambos lenguajes hay ciertas diferencias estructurales. La ventaja del lenguaje analógico es que comunica
un sentido rápidamente. Esto es lo que afirma este cuarto axioma cuando dice que el lenguaje analógico
tiene una `semántica´ más adecuada para definir relaciones (`semántica´ quiere decir significado, sentido).
Sin embargo, el lenguaje analógico tiene sus desventajas cuando se trata de comunicar contenidos o
información vinculada con cualquier cosa que no sea la relación interpersonal. ¿Cómo explicar la teoría de
la relatividad mediante gestos? El lenguaje digital se presta mucho mejor para esto, porque tiene una
`sintaxis´ poderosa (sintaxis significa relación entre unidad lingüísticas, sean letras o palabras). Permite que
seamos más exactos. En cambio el lenguaje analógico tiene el problema de la ambigüedad. Una sonrisa
puede indicar tanto simpatía como desprecio por ejemplo. Digitalmente, “alegría” significa alegría.
El lenguaje digital tiene una buena sintaxis para comunicar contenidos, y el lenguaje analógico una buena
semántica para definir relaciones. Cuando las personas se comunican entre sí, en su necesidad de integrar
ambos lenguajes deben traducir constantemente lo digital a lo analógico, y viceversa, operación en la cual
se pierde mucha información.
AXIOMA 5: Todos los intercambios comunicacionales son simétricos o complementarios, según están
basados en la igualdad o en la diferencia.
Este axioma se funda sobre el concepto de `cismogénesis´, de Bateson; es un proceso que muestra cómo
van cambiando las conductas de las personas a medida que van interactuando cada vez más.
Cuando dos personas se comunican pueden establecerse entre ellas dos tipos de relación: simétrica
(basada en la igualdad) o complementaria (basada en la diferencia).
En la relación complementaria hay entonces dos posiciones: una es superior, otra es inferior; una es buena
y la otra mala, etc.

Cap. 3  La comunicación patológica


Primer axioma: imposibilidad de no comunicar
Este principio empieza a funcionar patológicamente cuando es posible no comunicarse. Ello ocurre cuando
una persona da la impresión de `querer´ comunicarse pero no quiere aceptar el compromiso inherente a
toda comunicación. Evitará engancharse en la comunicación con el otro. Para ello tiene varios
procedimientos:

 Rechazo directo: le dice que no tiene interés en hablar con él.

 Aceptación: el sujeto A termina por ceder a regañadientes, y cuanto más diga, más comprometido
quedará en la interacción comunicacional con B.

 Descalificación: se trata de trucos donde no se dice nada diciendo `algo´, y que se suelen usar cuando
uno está forzado a comunicarse con otro, pero no quiere hacerlo.

 Síntoma: recurre a un síntoma (finge somnolencia, dolor de cabeza, sordera), el cual pasa a ser el
culpable de la no comunicación.

Segundo axioma: contenido y relación


Los trastornos que pueden seguir en los aspectos de contenido y relación son:

 Los participantes concuerdan en el contenido y en la definición de la relación.

 Están en desacuerdo en los contenidos, pero ello no perturba su relación.

 Están de acuerdo en los contenidos, pero no en el nivel relacional.

 Confusión entre contenido y relación: se da cuando a) se intenta resolver un problema relacional en el


nivel de contenido; b) se intenta resolver un problema de contenido en el nivel de relación.

 Situación donde una persona se ve obligada a dudar de sus propias percepciones en el nivel de
contenido, a fin de no poner en peligro una relación vital con otra persona. Esto lleva a pautas de
comunicación paradójica.

 En el peor de los casos, los participantes están en desacuerdo con respecto a los contenidos, y también
en nivel de relación.
Tercer axioma: puntuación de la secuencia de hechos
Las discrepancias sugeridas en los intercambios de mensajes entre personas pueden llevar a impasses
interaccionales y, eventualmente, a acusaciones mutuas de maldad o de locura. La solución pasa por
metacomunicarse.
Cuarto axioma: comunicación digital y analógica
El aspecto patológico pasa por errores de “traducción” entre el material analógico y el digital. Se dan dos
casos: errores al traducir lo analógico a lo digital, y, a la inversa, errores de traducción de lo digital a lo
analógico.
 Error al traducir lo analógico a lo digital: los mensajes analógicos (una imagen, un gesto) se prestan a
interpretaciones digitales muy distintas y a menudo incompatibles, interpretaciones que se hacen en
base a la particular visión de la relación que la persona tiene con el otro. Un regalo (mensaje analógico)
puede ser entendido por el otro como una muestra de afecto, como un soborno, como una restitución,
etc., o sea, tiene diferentes traducciones digitales. La psicoterapia se ocupa de hacer que el paciente
digitalice correctamente su material analógico, haciéndolo menos angustiante y más adecuado.

 Error al traducir lo digital a lo analógico: un mensaje analógico puede traducirse a lenguaje digital
(proceso llamado digitalización). Sin embargo cuando el mensaje quedó digitalizado, puede volver a
traducirse al modo analógico (proceso llamado simbolización). Esto último ocurre cuando hay una
pérdida parcial de la capacidad de metacomunicarse digitalmente. Por ejemplo, cuando la tensión entre
dos países es muy grande y se rompen las relaciones diplomáticas (no pueden metacomunicarse), los
mensajes empiezan a expresarse analógicamente como movilización de tropas.

Quinto axioma: interacción simétrica y complementaria


Las relaciones simétricas o las complementarias no son ni buenas ni malas. Caben tres posibilidades: 1)
mantenerse en una relación simétrica; 2) mantenerse en una relación complementaria; y 3) alternar
flexiblemente los intercambios simétricos y complementarios. Las patologías potenciales en la interacción
simétrica y complementaria tienen relación con los dos primeros casos.
1) En una relación simétrica existe siempre el riesgo de la competencia. Por competencia, uno quiere
empezar a ser más que el otro, este reacciona igual y todo desemboca en la lucha abierta. En una relación
simétrica sana, cada uno puede aceptar al otro como es y confirmar ambos en forma realista y recíproca
sus respectivos self, sobre la base de un respeto mutuo. Cuando esta relación se derrumba, la confirmación
cede su lugar al “rechazo”.
2) En las relaciones complementarias puede darse también una mutua confirmación sana y positiva. Pero si
se tornan patológicas, es más frecuente observar “desconfirmaciones” mutuas más que “rechazos”.
Consecuencia: ambos terminan frustrados y despersonalizados.

Cap. 4  La organización de la interacción humana


La interacción como sistema
La interacción es un sistema. En la definición de sistema entran en juego tres cosas: objetos, atributos y
relaciones. Un sistema es un “conjunto de objetos, así como de relaciones entre los objetos y entre sus
atributos”. Los objetos pueden ser seres humanos individuales, grupos, naciones, etc.
Los atributos son las propiedades de los objetos. En este contexto consideramos relevante la conducta
comunicacional: veremos a los objetos como personas que se comunican con otras personas.
Las relaciones son los vínculos establecidos entre los individuos, cuya naturaleza se define cuando se
comunican entre sí. No interesa tanto el contenido de la comunicación, sino su aspecto relaciónalo
conativo. El mensaje enviado será respondido por la otra persona, quien a su vez definirá su relación con la
primera.
El sistema interaccional es un conjunto de dos o más comunicantes en el proceso, o en el nivel, de definir
la naturaleza de su relación. Es un conjunto de dos a más individuos que definen sus relaciones mutuas
mediante un intercambio de mensajes.
Un sistema se compone a su vez de sub-sistemas y a su vez está incluido en un sistema más amplio llamado
medio. Por ejemplo, familia y terapeuta son dos sub-sistemas que conforman el sistema terapéutico, y este
a su vez está inmerso en el sistema macrosocial (medio). Es posible hablarde una jerarquía de sistemas
donde cada uno tiene una autonomía relativa.Autonomía relativa significa que cualquier sistema sufre o
puede sufrir la influencia de los otros sistemas y a su vez influye a estos. Tal es una forma de definir a los
sistemas abiertos.
Es de gran importancia tener en cuenta la variable “tiempo” para el estudio de los sistemas
interaccionales: un lapso de tiempo está siempre implícito en un sistema, ya que todo sistema implica
interacción entre sus elementos, y por tanto esto requiere una secuencia temporal: un antes, un durante y
un después.
Propiedades de los sistemas abiertos
Estas propiedades son:

 Totalidad: un sistema se comporta como un todo inseparable y coherente, lo cual significa que cualquier
cambio en una de sus partes, provoca un cambio en las demás y en el sistema total. El principio de
totalidad afirma que un sistema es más que suma de sus partes (no sumatividad). El hecho de que dos o
más elementos se interrelacionan, produce una nueva cualidad emergente, diferente de las cualidades
de cada elemento o la simple suma de ambas. Este principiode totalidad implica que la relación entre
las partes es circular, no unilateral. La relación circular implica que ambos elementos se influyen
mutuamente, y esto apunta a otra propiedad de los sistemas abiertos: la retroalimentación.

 Retroalimentación

 Equifinalidad: este principio sostiene que los resultados no están determinados tanto por las
condiciones iniciales como por la naturaleza del proceso o los parámetros del sistema. Es decir, la
conducta equifinal de los sistemas abiertos está basada en su independencia respecto de las
condiciones iniciales. Se tienen dos consecuencias: a) a partir de condiciones iniciales distintas podemos
llegar al mismo resultado; b) a partir de una misma condición inicial podemos llegar a distintos
resultados.

Sistemas interaccionales estables


Cuando consideramos un sistema interaccional donde interactúan personas, este sistema puede ser: a) un
conjunto de personas que se encuentran casualmente por primera vez, donde se conocen poco y nada
entre sí, y b) un conjunto de personas que lleva ya tiempo formado y donde todos se conocen y tienen
ciertas reglas de interacción establecidas. En este último caso hablamos de “relaciones estables”,
entendiendo no sólo las que son importantes para los miembros si no también duraderas y de alguna
forma, predecibles. Las interacciones se realizan en el contexto de una red consolidada naturalmente a
través del tiempo, y al sistema así construido lo llamamos un “sistema de estado constante” o un “sistema
interaccional estable”.

La familia como sistema


Si la familia es un sistema abierto estable, entonces deben poder aplicárseles ciertos principios o
propiedades inherentes a ese tipo de sistemas: 1) totalidad, 2) no sumatividad, 3) retroalimentación y
homeostasis, y 4) calibración y funciones escalonadas.
1) Totalidad: cualquier cambio, favorable o no, en el miembro de la familia identificado como paciente,
influirá por lo común sobre los demás miembros, afectando su salud psíquica, social o incluso física.
2) No sumatividad: el análisis de una familia no es lo mismo que la suma de los análisis de sus miembros
individuales, pues se establecen ciertos patrones interaccionales que trascienden lo individual. Muchas
“cualidades individuales”, sobre todo los síntomas, suelen ser características del sistema, no del individuo.
3) Retroalimentación y homeostasis: la familia tiende a perpetuar los modos de relación entre sus
miembros. Pero ¿qué pasa si desde afuera el sistema familiar es influenciado para cambiar esos modos de
relación? Cuando esto sucede, la familia manifiesta una serie de conductas que tienden a hacer recuperar
al sistema el equilibrio perdido (homeostasis familiar) (Jackson).
La retroalimentación negativa está muy acentuada en familias con pacientes esquizofrénicos.
4) Calibración y funciones escalonadas: en familias con pacientes designados hay una tendencia a fijar su
termostato interno en un rango muy chico. Allí, los mecanismos homeostáticos se activan con mucha
facilidad, pues el menor cambio ambiental genera reacciones inmediatas para preservar su equilibrio.
Otras familias tienen su termostato calibrado en un rango más amplio, y no reaccionan tan rígida y
velozmente como las anteriores. Pueden asimilar mejor los cambios sin necesidad de contrarrestarlos
mediante veloces mecanismos de retroalimentación negativa. Están entonces, en mejores condiciones
para enfrentar los cambios y poder cambiar en función de ellos. El proceso terapéutico estaría encaminado
a lograr que la familia pueda instrumentar una función escalonada que le permita pasar a un nuevo
equilibrio y no volver siempre al estado anterior.

You might also like