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Capítulo IX: La gran transformación, 1989-1999

1. ¿Cuáles fueron las características de la crisis en la que asume la presidencia Menem?


EL 9 DE JULIO DE 1989, el presidente Alfonsin entregó el mando al electo Carlos Salli
Menem. Se trataba de la primera sucesión constitucional desde 1928, y de la primera vez,
desde 1916, que un presidente dejaba el poder al candidato opositor. Por otra parte,
comenzó un nuevo ciclo de sucesivos gobiernos peronistas. El presidente electo puso su
sello en la primera fase del segundo peronismo: el menemismo. Menem asumió en media
de la crisis hiperinflacionaria e inició un vasto conjunto de reformas económicas y estatales,
cuyas consecuencias se fueron manifestando gradualmente. En 1995, fue reelecto, por
cuatro años, luego de que la reforma constitucional de 1994 habilitara esa posibilidad. En
1999, al fin de su mandato, entregó el poder a Fernando de la Rúa, candidato de la Alianza.
Menem inició su gobierno en medio de una crisis formidable: la hiperinflación, desatada en
abril, se prolongó hasta agosto; en julio la inflación fue del 200%, y en diciembre todavía se
mantenía en el 40%. Mientras todo el mundo convertía sus australes en dólares, grupos de
personas desesperadas asaltaron tiendas y supermercados, y la represión dejó varios
muertos. Con un fisco en bancarrota, moneda licuada, sueldos inexistentes y violencia
social, quedó expuesta la incapacidad del Estado para gobernar y hasta para asegurar el
orden. Para Menem, además, estaba en cuestión el poder que había ganado en las urnas y
que debía legitimar con una gestión eficaz.

2. ¿A qué se llamó Consenso de Washington? Indiquen los principales rasgos y


motivaciones de su implementación en América Latina.
Lo nuevo no era la crisis, sino su violencia y espectacularidad. Para enfrentarla, existía una
receta genérica, elaborada en el mundo, en la década anterior, reelaborada para América
Latina en el llamado "Consenso de Washington", transmitida por el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial y difundida por economistas y periodistas, que
fueron conformando un nuevo sentido común: era necesaria una profunda transformación
de la relación entre el Estado y la sociedad, tal como estaba funcionando desde 1930.
Los gastos del Estado benefactor eran excesivos. Subsidios y prebendas restan eficiencia a
la economía y agravaron el déficit fiscal, que se saldó con emisión monetaria. La pertinaz
inflación había desembocado finalmente en el colapso fiscal. La solución consistía en una
drástica reforma y un ajuste del Estado, que a la vez suprimiera el déficit fiscal y liberara a la
economía de una tutela asfixiante.
Se trataba de un consenso genérico. Carlos Altamirano recordó consensos similares en
1958 con el "desarrollismo" y en la segunda mitad de los sesenta con el "cambio de
estructuras" Cada uno lo interpretó a su modo, a veces actuando para el mismo gobierno.
Luego, los resultados dependen de otros factores, no siempre previsibles.

3. ¿Cuál era el contenido de las leyes de Reforma del Estado y de Emergencia Económica?
¿Qué herramientas le otorgaba al gobierno para emprender la “transformación”?
El gobierno emprendió con decisión el camino de la reforma y el ajuste estatal. El congreso
sancionó dos grandes leyes, que daban al Ejecutivo amplias prerrogativas. La ley de
emergencia económica suspendió todo tipo de subsidios, privilegios y regímenes de
promoción, y autorizó el despido de empleados estatales. La reforma del Estado declaró la
necesidad de privatizar una extensa lista de empresas estatales. De un plumazo se eliminó
el llamado "capitalismo asistido" y se redujo drásticamente el déficit fiscal.
4. ¿Cómo se desarrolló el proceso de privatizaciones? ¿Qué consensos logró el
menemismo para llevarlo adelante?
El gobierno se concentró en la rápida privatización de la Empresa Nacional de
Telecomunicaciones (ENTEL) y de Aerolíneas Argentinas. Persigue varios propósitos:
demostrar voluntad y capacidad reformista, obtener dinero contante para el fisco, dar
señales a los acreedores externos y compensar a los contratistas que perdían sus
prebendas. Así, se convocó a grupos mixtos, integrados por empresarios locales,
operadores internacionales expertos y banqueros que aportan títulos de la deuda externa;
éstos fueron aceptados a su valor nominal, de modo que los acreedores cambiaron papeles
de dudoso cobro por activos empresariales. Se aseguró a las nuevas empresas un
sustancial aumento de tarifas, escasas regulaciones y una situación casi monopólica. En
términos parecidos, en poco más de un año se habían privatizado la red vial, los canales de
televisión, buena parte de los ferrocarriles y de las áreas petroleras de Yacimientos
Petrolíferos Fiscales (YPF). También se proclamó la apertura económica, atenuada por las
urgencias fiscales.

5. Indique las principales características del plan económico implementado por el ministro
de Economía, Domingo Cavallo, para detener la hiperinflación. Destacan los resultados
inmediatos.
A fines de 1989 se produjo una segunda hiperinflación, con saqueos y pánico, aunque pasó
más silenciosamente. El nuevo ministro de Economía, Antonio Erman González, del íntimo
círculo presidencial, actuó de manera drástica. Con el Plan Bonex se apropió de los
depósitos a plazo fijo de los ahorristas, que cambió por bonos en dólares de largo plazo. A
eso agregó una fuerte restricción de los pagos estatales y de la circulación monetaria. La
inflación se redujo, pero a costa de una fortísima recesión que, al cabo de un año, había
deprimido los ingresos fiscales. Para solucionarlo, se apeló de nuevo a la emisión, y la
inflación volvió a desatarse. A fines de 1990, con la economía otra vez en estado crítico,
estalló el escándalo del Swiftgate.

6. ¿Cómo se caracterizaba la relación de Argentina con la economía internacional durante


el primer mandato?
Con las cuentas fiscales mejoradas y con suficientes pruebas sobre la seriedad del rumbo
adoptado, el gobierno pudo renegociar su deuda externa, en el marco del Plan Brady,
acordando un plan de pagos razonable. La argentina volvió a ser confiable para los
inversores globales, en momentos en que una masa de dólares circulaba por el mundo a la
búsqueda de “mercados emergentes” más rendidores que los metropolitanos, por entonces
retraídos. Entre 1991 y 1994, entró al país una cantidad considerable de dólares, con los
que el Estado cumplió sus compromisos y saldó su déficit, y las empresas se reequiparon.
La estabilidad lograda con la convertibilidad potenció el primer proyecto reformista,
retomado por el ministro Cavallo, un economista de formación ortodoxa y con fuerte
vocación política.

7. Los profundos cambios del programa menemista con respecto a la tradición peronista,
¿le trajeron a Menem fuertes conflictos a la hora de imponer su liderazgo?
El talento de Menem se manifestó, sobre todo, en su capacidad para hacer que el
peronismo aceptara sus reformas, que suponían un giro radical en sus tradiciones. El
peronismo de 1989 ya no era el de antes. Luego de la derrota de 1983, aceptó las nuevas
condiciones de la democracia y se convirtió en un partido de organización territorial. El
control de gobernaciones e intendencias y de sus recursos permitió a los dirigentes políticos
independizarse de los sindicalistas. Por otra parte, en el nuevo contexto de pluralismo, se
atenuó la identificación -raigal en su cultura política- del peronismo con el "pueblo". Los
otrora enemigos del pueblo pasaron a ser simplemente adversarios y en ese sentido se
mantuvo la convivencia política instalada en 1983.

8. A partir de 1995 comenzaron a visibilizarse los efectos más negativos de la política


económica, ¿cuáles fueron?
Cabe destacar que se generó un déficit comercial, la redistribución del ingreso era poco
equitativa, dada la sobrevaluación del peso no permitió las exportaciones en algunos
sectores económicos, mientras que otros sectores eran golpeados por el congelamiento de
haberes. También sucedió el encarecimiento de servicios de servicios públicos, aunque el
aspecto más duro y perdurable de la transformación, fue el desempleo, producto de las
privatizaciones.

9. ¿Cómo influyó el contexto económico durante ambos mandatos? Indiquen las diferencias.

10. ¿Cuáles fueron los cambios implementados por Cavallo después de la crisis de 1995?
Tengan presente el Efecto Tequila.
A principios de 1995 el "efecto Tequila": una devaluación en México produjo una corrida
mundial de inversores que abandonaron los mercados emergentes. En la Argentina hubo un
retiro masivo de fondos externos, se precipitaron el déficit fiscal y la recesión, y la
desocupación trepó al insólito nivel del 18%. El gobierno actuó rápida y eficientemente:
hubo una poda presupuestaria, reducción de sueldos estatales, fuerte aumento de
impuestos y un consistente apoyo del FMI y del Banco Mundial. En lo inmediato, la "crisis
del Tequila" fue superada. Pese a la corrida, el sistema bancario pudo ser salvado, aunque
unos cuantos bancos cerraron o fueron vendidos. Muchos de los dólares fugados
retornaron. El Producto Bruto, que cayó el 4% en 1995, se recuperó en 1996 y avanzó con
fuerza en 1997, creciendo por encima del 8%. Pero la desocupación no cedió, y se mantuvo
apenas por debajo del 15 por ciento

11. Luego de la renuncia de Cavallo asumió la cartera ministerial Roque Fernández.


Detallen las medidas tomadas por el nuevo ministro.
Formado en la ortodoxia liberal, Fernández se preocupó principalmente del ajuste de las
cuentas fiscales. Elevó los impuestos, redujo el número de empleados públicos y recortó el
presupuesto. Además, impulsó las privatizaciones pendientes: el Correo, los aeropuertos y
el Banco Hipotecario Nacional, y vendió las acciones de YPF en poder del Estado, inclusive
la "acción de oro". Fernández siguió defendiendo la ortodoxia presupuestaria: se opuso a
una ley sobre mejoramiento salarial para los docentes y rechazó un ambicioso proyecto de
construcción de 10 mil km de autopistas, que hubiera significado un rápido descenso de la
desocupación, pero también un buen aumento del déficit. En vísperas de elecciones
decisivas, y en un contexto cada vez más recesivo, el gobierno enfrentó el desafío de
encontrar un balance entre los criterios fiscales del ministro de Economía y los criterios
electorales de los políticos.

12. ¿Qué transformaciones institucionales impuso Menem a los fines de “ampliar los
márgenes del Poder Ejecutivo”?
Menem procedió a ampliar los márgenes de poder del Ejecutivo, estirando los límites de lo
legal y hasta subvirtiendo algunas de sus instituciones. Las leyes de emergencia y de
reforma le dieron importantes atribuciones, que manejó discrecionalmente. Con la
ampliación de la Corte Suprema -en la que designó cuatro miembros de su confianza-, se
aseguró la mayoría; la Corte falló en favor del Ejecutivo en cada situación discutida, y hasta
avanzó por sobre jueces y Cámaras, mediante el novedoso recurso del per saltum. Para
eliminar controles y restricciones, removió a casi todos los miembros del Tribunal de
Cuentas y al fiscal general -el prestigioso Ricardo Molinas-, nombró por decreto al
procurador general de la Nación, redujo el rango institucional de la Sindicatura General de
Empresas Públicas y desplazó o reubicó a jueces o fiscales cuyas iniciativas resultaban
incómodas. Más tarde, cuando el Congreso empezó a cuestionar algunas de sus iniciativas,
Menem recurrió a los vetos parciales de las leyes y a los Decretos de Necesidad y
Urgencia. Todo ello fue convalidado por representantes, funcionarios y magistrados, quienes
aceptaron esta delegación de autoridad en el presidente.

13. ¿Cuáles fueron las características que adoptaron la política y la sociedad durante su
gestión? Presten especial atención a la dicotomía “ganadores y perdedores”, a la retirada
del Estado en torno a las políticas sociales universales, al nacimiento de los piqueteros, a
las Fuerzas Armadas, a la Iglesia, etcétera.
Vista en su conjunto, la sociedad se polarizó. La gran transformación dejó ganadores y
perdedores. Mientras un vasto sector se sumergió en la pobreza o vio deteriorado su nivel
de vida, muchos ricos prosperaron ostentosamente, de modo que las desigualdades no se
disimularon, sino que se escenificaron y se espectacularizaron. El grupo "ganador" incluyó a
una buena parte de los antiguos ricos -aunque la reestructuración produjo algunas caídas
significativas-y a una porción de la antigua clase media, incorporada al sector más dinámico
de la economía. La antigua sociedad, relativamente homogénea e igualitaria en muchos
aspectos, dejó paso a otra muy segmentada, de partes incomunicadas, separadas por su
diferente capacidad de consumo y de acceso a los servicios básicos, y hasta igualdades
civiles o jurídicas. Graciela Silvestri y Adrián Gorelik han mos- trado la existencia en las
ciudades-las llaman "máquinas de dualizar"-de por des- un reflejo de estos cambios, que
expresan a la vez el contraste y la exclusión: deterioro de la infraestructura urbana y de los
servicios, crisis del control y del orden público, ruptura del espacio urbano homogéneo y
desarrollo de algunos espacios aislados -el shopping, el country, ciertos barrios privados-
donde grupos reducidos creían vivir en un mundo ordenado, seguro, próspero y eficiente.
La retirada del Estado fue uno de los aspectos más dramáticos de la nueva situación. La
atención médica, que ya era desigual, declinó espectacularmente. Los hospitales
públicos-que supieron ser el orgullo de la vieja Argentina-se deterioraron por sus escuálidos
presupuestos y por la concurrencia masiva de los pobres carentes de obras sociales
sindicales. Aunque también deterioradas, las escuelas fueron de las pocas instituciones
estatales que permanecieron en pie. Se convirtieron en agencias múltiples, dedicadas a
ofrecer alimentación, salud o contención familiar, a costa de su función docente específica.
Otros factores concurrieron en el deterioro de la escuela pública: un sindicalismo que
concentró sus huelgas en las escuelas estatales, un sostenido deterioro de la formación
docente y, por último, una reforma educativa mal encarada -particularmente en la provincia
de Buenos Aires-, que destruyó las instituciones existentes sin alcanzar a reemplazarlas por
otras. Quien pudo pagarlo, abandonó la escuela pública, que perdió su tradicional papel
integrador y se convirtió en otra institución reproductora de la desigualdad.
El Estado reemplazó las costosas y complejas políticas universales de sus épocas de
esplendor por intervenciones parciales y focalizadas, allí donde detectó emergencias. Fue
un conjunto de acciones esporádicas, no sistemáticas y poco articuladas, menos costosas y
a la vez más útiles para obtener réditos políticos. Se nutrieron de criterios y discursos
diversos -desde la vieja beneficencia a la moderna solidaridad social- y fueron ejecutadas
por agencias de distinto tipo: agencias estatales de distintos niveles, organizaciones no
gubernamentales, de índole y seriedad diferente, y también las iglesias. Los fondos venían
principalmente del Estado, aunque en muchos casos los recibía de organismos
internacionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que
las recomendaron como un sustituto factible de las antiguas políticas, que el Estado era
incapaz de mantener. Se destinaron a programas muy variados: vivienda, recalificación
laboral, fomento de emprendimientos, salud y educación. Es difícil cuantificar la magnitud de
la ayuda y también hacer un balance de su eficacia. Puede afirmarse que el mundo de la
pobreza no desapareció, sino que, por el contrario, se consolidó. También que estas
acciones, aunque de manera irregular y poco equitativa, contribuyeron a hacer menos
terribles las consecuencias de la gran mutación social.

14. ¿Qué impacto generaron las políticas neoliberales en el sector de la industria


tradicional? ¿Cómo fue la transformación del sector agrario?
El golpe más fuerte lo recibió el tradicional sector industrial volcado al mercado interno,
surgido en los años treinta y cuarenta como consecuencia de las políticas de sustitución de
importaciones. Una parte importante de las empresas debió cerrar, en especial entre las
pequeñas y medianas, y sólo sobrevivieron las que pudieron reconvertir sus procesos de
producción y adecuarse a los nuevos estándares mundiales. Algunas se convirtieron en
importadoras; muchas se vendieron a empresas extranjeras, aunque algunos empresarios
locales pudieron aprovechar el tipo de cambio favorable para comprar maquinarias y
modernizarse. Estas empresas ocupan tradicionalmente a muchos trabajadores, de modo
que los cierres y la tecnificación produjeron una considerable reducción en el nivel de
ocupación, lo que, sumado a los despidos en las empresas estatales privatizadas, como
YPF, conformó un importante primer gran contingente de desocupados, cuya magnitud fue
desde entonces uno de los rasgos dominantes de la nueva Argentina

15. Hacia el final de ambos mandatos, ¿cuáles sectores de la economía del país sufrieron
las mayores pérdidas y retrocesos?
Durante el periodo de gobierno de Carlos Menem es posible advertir que entre los sectores
más desfavorecidos por sus medidas económicas se encuentran los trabajadores, los
jubilados y las industrias orientadas hacia el mercado interno. En ese sentido, los
trabajadores estatales fueron desplazados de su trabajo por las privatizaciones y el ajuste
del gasto público, mientras que los trabajadores del sector privado en algunos casos
padecieron la modernización tecnológica que los terminaría reemplazando como mano de
obra.
Por otra parte, las industrias orientadas al mercado interno, entre ellas industrias nacionales
y pequeñas empresas, padecieron la competencia con otras grandes empresas y grupos
económicos transnacionales que terminaron por ejemplo, comprándolas o ganándoles sus
mercados.

16. ¿Qué efectos tuvo la “gran transformación en la política” (sobre todo en el gran Buenos
Aires)?
La gran transformación tuvo efectos contundentes en la política, sobre todo en el Gran
Buenos Aires, de decisivo peso electoral. En las barriadas pobres, la sociedad se articuló en
torno de un complejo universo de sociedades de fomento, juntas municipales, cooperativas,
comunidades parroquiales o evangélicas -de notable crecimiento-, centros sociales y
culturales, clubes de fútbol o comedores. En este entramado social surgieron dirigentes,
comúnmente llamados "referentes", con capacidad para establecer un cierto orden y ayudar
en la solución de las situaciones de emergencia. Su tarea requería relacionarse con la
administración municipal que, a través de funcionarios de distinto nivel, repartía de manera
selectiva los bienes y servicios otrora asignados con criterios más universales. Se planteó
un desafío para los partidos políticos. Quien más rápido se adecuó a estos cambios fue el
peronismo, a través de una densa red de unidades básicas, promovidas por espontáneos
punteros. Las unidades básicas fueron simultánea o alternativamente comedores, jardines o
centros culturales, convertidos en potenciales beneficiarios de los subsidios destinados a las
organizaciones no gubernamentales. Le dieron al Partido Justicialista (PJ) una organización
permanente, flexible y autofinanciada, que también podía conectarse con las zonas más
oscuras de la sociedad -barras bravas y delincuentes de tiempo parcial- que podían
encargarse de una parte del trabajo político

17. ¿En qué tipo de legitimidad se basó Menem como líder político? ¿Qué diferencias
pueden hallar con Alfonsín, Yrigoyen y Perón?
Menem se basó en la legitimidad carismática como líder político. Esta forma de legitimidad
se caracteriza por la capacidad de un líder para inspirar y movilizar a las personas a través
de su carisma y personalidad.
En comparación con Alfonsín, Irigoyen y Perón, podemos encontrar algunas diferencias en
cuanto a la base de su legitimidad:
Alfonsín se basó en la legitimidad legal-racional, que se deriva del cumplimiento de las
normas y procedimientos establecidos. Su liderazgo se sustentó en la democracia y el
respeto a la Constitución.
Irigoyen se basó en la legitimidad carismática y en la legitimidad tradicional. Su liderazgo se
caracterizó por su capacidad para conectar con las clases populares y su defensa de los
derechos de los trabajadores.
Perón se basó en la legitimidad carismática y en la legitimidad legal-racional. Su liderazgo
se caracterizó por su carisma y su capacidad para movilizar a las masas, así como por la
implementación de políticas sociales y laborales que beneficiaron a los trabajadores.
En resumen, Menem se diferenció de Alfonsín, Irigoyen y Perón al basar su legitimidad en el
carisma, mientras que los otros líderes políticos se apoyaron en diferentes combinaciones
de legitimidad carismática, legal-racional y tradicional.

Capítulo X. Crisis y reconstrucción, 1999-2005.

1. ¿Cuál era el principal problema que debía enfrentar el gobierno de la Alianza?


EL GOBIERNO de la Alianza debió enfrentar un complejo problema económico, centrado en
el mantenimiento o el abandono de la convertibilidad. El presidente De la Rúa renunció en
diciembre de 2001, cuando empezaba una profunda crisis económica, política y social, y
Eduardo Duhalde fue elegido por el Congreso para completar su mandato. Durante 2002, la
crisis se desplegó plenamente, pero a comienzos de 2003 el gobierno había conseguido
ensamblar los principales problemas. En mayo de ese año, fue electo presidente Néstor
Kirchner, quien en el inicio completó la tarea comenzada por Duhalde, con la colaboración
del ministro de Economía Roberto Lavagna. En 2005, ya con la economía en expansión y
las cuentas fiscales saneadas, Kirchner despidió a Lavagna y se hizo cargo plenamente del
gobierno. Se cerraba la transición y se inauguraba el kirchnerismo, la nueva fase del
segundo peronismo.

2. Describan la situación económica que recibió el gobierno cuando asumió en 1999.


El nuevo gobierno recibió una economía que estaba en recesión desde 1998, un déficit
fiscal mucho mayor del previsto y un régimen de convertibilidad cuyo mérito residía en
limitar estrictamente la acción estatal en materia monetaria y garantizar a los inversores
globales-preocupados por sus fondos-que el país cumpliría con sus compromisos. Quedó
en evidencia toda la fragilidad de la bonanza de los años noventa. Así lo entendió la opinión
pública: todo reposaba sobre la convertibilidad, y mantenerla fue la nueva ilusión colectiva y
también el principal respaldo del gobierno.

3. ¿Por qué era tan difícil sostener el régimen de la “convertibilidad”?


Las políticas que contribuyeron a sostener la convertibilidad, con la esperanza de que se
reiniciara el ciclo virtuoso, profundizaron la recesión local. El estancamiento se manifestaba
en la experiencia cotidiana: elevada desocupación, empleo "en negro", tasas de interés
altísimas, retracción co mercial, atraso en los pagos del Estado y desaliento a los
inversores. Para convencer a sus acreedores, el país debía cumplir con sus compromisos, y
esto sólo era posible con nuevos préstamos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) se
mostró tolerante y benévolo con el país mientras duró la administración Clinton en Estados
Unidos. Pero la perspectiva de quienes manejaban los grandes fondos de inversión
privados era distinta: sólo les preocupaba abandonar a tiempo un mercado riesgoso. El
"riesgo país", la sobretasa de interés que debía pagarse en los mercados financieros
mundiales, registraba la fragilidad de la solvencia, sostenida por hilos cada vez más tenues.

4. Describan brevemente la experiencia de los tres Ministros de Economía que tuvo el


gobierno de la Alianza: J. L. Machinea, R. López Murphy y D. Cavallo.
La política económica fue conducida de manera ecléctica y razonable por el ministro José
Luis Machinea, combinando un poco de ajuste salarial, un poco de elevación de impuestos
y un poco de reducción de gastos. Por otro lado, apostó a la reactivación y trató de atraer a
los empresarios reduciendo los costos salariales mediante la reforma de la ley laboral.
Sobre todo, consiguió el apoyo del FMI, que a fines de 2000 acordó fondos para el "blindaje
de la deuda externa.
Pero la recesión no cedió, la desconfianza de los inversores se mantuvo, Continuó la fuga
de capitales, aumentó el riesgo país y se alejan las posibilidades de nuevos préstamos. En
marzo de 2001, Machinea dejó su lugar a Ricardo López Murphy, quien apostó por reducir
el déficit del Estado mediante un drástico recorte de gastos. Hubo una reacción social y
política generalizada, y el ministro abandonó su cargo de inmediato. Entonces De la Rúa
convocó a Domingo Cavallo, el "padre de la convertibilidad", transformado en la única
esperanza de salvación para la ya desesperada opinión pública. Cavallo se convirtió de
hecho en un "superministro", un papel adecuado a su personalidad.
En medio de una crisis social ya desbocada, Cavallo ensayó una solución no ortodoxa:
cerrar las importaciones y reactivar las exportaciones industriales, mediante estímulos
fiscales. Pero el elevado costo fiscal de esta política aumentó la desconfianza de los
inversores y la fuga de dólares. Por entonces, se había agregado otra dificultad: la nueva
administración estadounidense, encabezada por George W. Bush, retaceó su apoyo al
gobierno argentino y después del episodio del 11 de septiembre de 2001 se desentendió
completamente de su suerte.

5. ¿Por qué Romero sostiene que la Alianza resultó exitosa como fuerza política en lo
electoral pero no en la gestión de gobierno? Expliquen las diferencias internas que
menciona el autor.
Al implacable avance de la crisis fiscal se sumó una movilización social de creciente
intensidad. Pese a ello, el gobierno de la Alianza tuvo inicialmente un razonable margen de
maniobra. El peronismo, muy desarticulado, no lo obstaculiza de manera sistemática: los
gobernadores negociaron los fondos de sus provincias y los senadores lo hicieron con sus
votos para la aprobación de las leyes. Por otra parte, a medida que se revelaba la fragilidad
de la convertibilidad, la opinión pública apoyó firmemente a un gobierno que parecía ser la
última garantía de su mantenimiento.
Pero la Alianza, exitosa en lo electoral, no funcionó como coalición de gobierno. Por
razones profundas o mezquinas, la Unión Cívica Radical (UCR) tuvo fricciones cada vez
más fuertes con el grupo que rodeaba a De la Rúa. Alfonsín fue tomando distancia de la
defensa a ultranza de la convertibilidad. El vicepresidente Carlos Álvarez, nexo entre ambos
dirigentes radicales, procuró ampliar la Alianza dialogando con el espectro no peronista,
mientras que el presidente apostó a la colaboración de los senadores y los gobernadores
justicialistas. Combinar tendencias y puntos de vista divergentes no era imposible, pero
hubiera requerido un liderazgo, una decisión y un talento político de los que De la Rúa
carecía, de modo que los conflictos se agudizaron.

6. ¿Por qué renunció el vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez, y que consecuencias


políticas trajo para el gobierno?
Su renuncia desencadenó una crisis en el gobierno. Aunque Álvarez sostuvo que el Frepaso
seguía integrándose, e incluso continuó aconsejando a De la Rúa por ejemplo, sobre la
incorporación de Cavallo al gabinete, los diputados de ese partido se desagregaron. A fin de
2000, varios grupos desprendidos de la UCR, el Frepaso y el socialismo constituyeron
Afirmación para una República Igualitaria (ARI), que encabezó Elisa Carrió. Las medidas de
ajuste que en marzo propuso López Murphy, aunque efímeras, sumaron nueva deserciones
y acabaron con la frágil mayoría que el gobierno tenía en Diputados. La designación de
Cavallo, que funcionó como un virtual jefe de gabinete, distanció a Alfonsin, quien comenzó
a explorar la alternativa de un gobierno de unidad nacional capaz de iniciar el abandono de
la convertibilidad.

7. Expliquen lo que L. A. Romero llama “voto bronca” en las elecciones legislativas de


octubre de 2001.
el "voto bronca" o "voto castigo": un 22% de los sufragantes votó en blanco o anuló su voto.
El 24% no fue a votar, un porcentaje un poco mayor que el normal. El voto bronca fue
impulsado por una campaña sistemática, que dio forma y expresión a la extendida
disconformidad de la ciudadanía. Se culpaba al conjunto de los políticos de las dificultades
económicas, de no hacerse cargo de las demandas de la sociedad y de preocuparse sólo
por defender sus privilegios.
8. Describa la composición de las llamadas “organizaciones piqueteras” ¿Por qué el autor
las describe como organizaciones complejas? Tengan en cuenta su composición,
localización y accionar.
La crisis fiscal reactivó la protesta social, que renació a mediados de 2000 y creció de
manera sostenida, hasta culminar en diciembre de 2001. La singulariza su dimensión
nacional, su heterogeneidad y la convergencia práctica. Prendió primero en algunas
capitales provinciales lejanas de Buenos Aires. En mayo de 2000, hubo un nuevo corte en
General Mosconi, Salta, duramente reprimido, que concluyó con una pueblada victoriosa e
importantes logros. En noviembre del mismo año, las organizaciones piqueteras de La
Matanza obtuvieron un éxito similar, en momentos en que estallaba otro episodio violento en
Mosconi. Las cosas fueron más duras en 2001. El "déficit cero" establecido por Cavallo en
julio y su secuela de recortes presupuestarios profundizaron el descontento, involucrando
ciudades menores y pueblos. A fines de año, como se verá, los vecinos de la ciudad de
Buenos Aires pasaron de espectadores a participantes activos de una protesta que en las
grandes conurbaciones incluyó el saqueo, la violencia, la represión y las muertes.

9. ¿Qué opinión tenían los miembros de las organizaciones piqueteras respecto de los
subsidios estatales?
Un grupo importante apuntó a lo que llamaban la autoorganización popular. Un punto
esencial eran los subsidios estatales, que solucionaban los problemas de los necesitados y
además posibilitaban el funcionamiento y la expansión de las organizaciones. Las
organizaciones piqueteras procuraron darle un significado diferente al que era común en el
ámbito de las redes del peronismo. Los subsidios no debían ser considerados una dádiva,
sino una conquista. El Estado tenía la obligación de garantizar los derechos básicos de los
ciudadanos: la salud, la educación, la alimentación, el trabajo y la vivienda. No hacerlo
suponía una in- justicia que debía ser reparada, y en ello residía el derecho y la dignidad.

10. Describan los acontecimientos de diciembre del 2001 que terminaron con la renuncia del
presidente.
En los últimos meses de 2001, el fantástico nivel alcanzado por el "riesgo país" descartó
cualquier posibilidad de acceso al crédito internacional. Se corporiza así el fantasma del
default o declaración del cese de los pagos de la deuda. Unos sacaron sus dólares del país;
otros retiraron sus depósitos de los bancos. La corrida amenazaba con destruir todo el
sistema bancario. Para frenar, Cavallo tomó una medida excepcional, pronto conocida como
"corralito": el 1° de diciembre redujo a una pequeña suma la extracción de efectivo de los
bancos, aunque siguieron habilitadas las transferencias, los cheques y los pagos con
tarjetas. Pocos días después, ante la falta de respuesta del FMI, se anunciaron nuevos
cortes presupuestarios.
El "corralito" lanzó la protesta social. La desafección institucional, el cuestionamiento de
todos los mecanismos de representación y la búsqueda de nuevos canales se pusieron de
manifiesto en la adhesión al plebiscito convocado por el Frente Nacional contra la Pobreza
(FRENAPO), organizado por la CIA y otras agrupaciones sociales y políticas, que proponía
establecer un ingreso ciudadano básico. Entre el 13 y el 17 de diciembre, votaron tres
millones de personas. Los lugares de sufragio fueron organizados por distintas instituciones:
sindicatos, centros estudiantiles, parroquias, asociaciones profesionales, sociedades de
fomento, hospitales, cárceles; su diversidad revela la extensión del cuestionamiento.
Por entonces, la protesta ya había tomado otro rumbo. El 13 de diciembre, las tres centrales
obreras organizaron un paro nacional que tuvo una adhesión casi unánime; ese día, en
muchas ciudades hubo manifestaciones callejeras y actos de violencia que se prolongaron
en los días siguientes. Las organizaciones piqueteras reunieron a su gente alrededor de los
grandes supermercados y negociaron con los gerentes y con algún funcionario público la
entrega de bolsones de alimentos. Sin embargo, la acción se extendió por todo el país, y
esa semana fueron saqueados unos trescientos negocios. La represión fue inconexa, pero
hubo 18 muertos-algunos a manos de los comerciantes- y cientos de heridos.
El 18 de diciembre, comenzaron los saqueos en el Gran Buenos Aires y en otros grandes
conurbanos. En los barrios populares, fueron asaltados muchos supermercados pequeños,
aprovechando la sospechosa pasividad de las fuerzas policiales, que se limitaron a proteger
los locales de las grandes cadenas. Hubo una parte importante de espontaneidad, pero
esos episodios también fueron estimulados por muchos dirigentes peronistas locales, con
intención de darle el último empujón al gobierno. El 19, la protesta estalló en la Capital
Federal, movilizando a nuevos actores. Al son de los cacerolazos, salieron a la calle
muchos vecinos de Buenos Aires, afectados por la crisis o movilizados por la indignación y
la desilusión. Por la noche, el presidente decretó el estado de sitio; no tuvo ningún efecto
disuasivo, pero en cambio avivó el conflicto y puso en movimiento a quienes aún se
mantenían apartados. En la Capital, se congregaron frente al Congreso o en la Plaza de
Mayo muchedumbres de reclamantes, a las que se sumaron grupos del Gran Buenos Aires.
El día 20, la Policía reprimió a los manifestantes en la Plaza y hubo cinco muertos.

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