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ales y sus garantias Blementos para una reconstruccion | La caracterizaci6n de los derechos sociales como dere: chios de los sujetus mas débiles 0 en mayor situacién de vulnerabilidad, explica que su reivindicacién y su con: sagraciGn juridica recluten partidarios entre quicnes poseen una sensibilidad igualitaria. Lo ciesto, sin em- bbargo, es que el reconocimienta positivo de los derechos, sociales esti lejos de haberlos convertido en expectativas plenamente exieibles frente al poder, o en instrumentos ‘aptos para asegurar las necesidades bisicas y la autono, mia de sus destinatarios. Aungue la vulneraciéa de los derechos sociales obedece sobre todo a las desigualda: des de poder exiscentes en la sociedad, se explica tam, bien por la percepcidn devaluada que se tiene de ellos, en relacién con otros derechos considerados funda- mentales. La porfiada vigencia, entre los operadores ju- ridicos, de la tesis de los derechos sociales como simples principios rectores » como derechos no justiciables, es sélo una de las pruebas de esa artaigada concepe: Este libro explora de manera critica algunos de los argumentos que dan cobertura a la tesis de la winoris de edad- de los derechos sociales en cuatro niveles discursivos: el de historia de los derechos, el de filosotia normativa, el de teoria jurfdica y el de la dogmitica constitucional. Asimismo, ofrece elementos para re: pensar sus garantias politicas y juridicay desde una perspectiva genuinamence demoeritica, participativa y multinivel. «\ EOLECCION ESTRUCTURAS Y PROCESOS Serie Derecho Eeonal ane, S.A, 2007 Faron, 55. 28008 Moctie ‘sblona: 9) $43 03.81 Foc 9 541 12 AB evenses ns /ewwsrota. ee Gererds Roel, 2007 oN pret a1gaReN Beposse Lapa! M.5.822-2607 CONTENIDO Agradeciniiontos. |, Introduceifn, La critica de la percepeldin doniinante de los derechos sociales como presapuesto para su recoastruceidn garanisia y demo. Ls erica de ls percupitin hitSriea: la tess de fos denedhos sociales como derechos generacionalmente postettores «los derechos civies| y politics 8, La ernie de la percepeain filosifiey aormaciva: a wesis de los dere chos sociales como derechos axioliigicimente subwedinaados 3 los de rechos dvies ¥ politico enone a 4 La erica de la percepcidn recrica: Is tess de los derechos sociales ccomu derechs estrucearalments diferentes a hys derechos eiviles y politicos, 5. Lu erfica de la percepeisis dgmitica ln goss ee los derechos soeia clales camo derectes de tutela debilitada en relacion com los dere thos evils y politicos... 6. Los derechos sociales y sus yarandas: por una reconstruccion demo- cnivies, partiepativa y rmulinivel é Indice ye ” AGRADECIMIENTOS Este libro retoma reflexiones emprendidas hace ya tiempo sobre los de- rechos sociales y st actual estatuto juridico y politico. Muchas de ellas han sido discutidas en seminarias y cursos de licencuttura v doctorado ‘en Europa y América Latina, Sus tesis de fondo, sin embargo, se nutren de viejos demonios biogrificos, Deben mucho, por ejemplo, a} contacto con movimizntos sociales que han consagrado lo mejor de sus energias resistir el proceso de mercantilizacion de diferentes esferas de la vida, tipico de nuestra época, y a anticipar, eon sus pricticas, formas alterna. sivas de socializacicn. Mis que a ura exposicién exhaustiva, las pginas que siguen aspiran a reconstruir de maneta sintétiea y pedagdgica los principales asuncos en torno a los cuales ha girada el debare reciente sobre los derechos so- siales. La mayorfa de ellos han sido abordados con mayor complejidad y eniundia en diferentes ensayos juridicos, floséficos y politalfgicos apa- wos. Aguiy simplemente, se intenta sistematizar jentos de ese debate y ofrecer otros que permitan proseguit ‘Muchas personas han influido, de manera directa « indirecta, en el contenido y, sobre today en Ia actitud con la que se ha queride eseri bir estas lineas, Entre ellas figuran, sin duda, Luigt Ferrajoli, Carlos de Cabo, Javier de Lucas, Antonio Baylos, Miguel Angel Aparicio, Maria José Anon, Ruth Mestre, Perfecto Andrés tbanez, Juan Ramon Cape- José Antonio Estévez, José Asensi, Gonzalo Maesero, Miguel Angel Garcia Herrera, Luis Prieto, Christian Courtis, Antonio de Cabo, Xa- vier Pedral, Marco Aparicio, Rodrigo Gusiérres, Ignacio Anima, Marta Monchis, Joaquin Herrera Flores, Jaume Asens, Victor Abramovich, Schastiin Tedeschi, Roberto Gargarella y Julieta Russ! Aniza Garcta, Ana Sancher Urrutia, Ricardo Garcia Mancique, Asier Martinez, Andree Viana, Guillermo Escobar, Celeste Braga Beatove, ‘Claudia Costa Almada Lima y Natalia Caicedo cambign leyeron diferen- res versiones de esta monogealia y preporcionaron valinsasindicaciones part mejorarla, Solo las propias limitaciones explican que no se hayant aprovechada de manera adectua. Vanesa aagudo sentido critica, la paciencia, ef Inumor y la contenciGn afeetiva ne~ esas para que este proyecto ni se postergara de manera indetinida fai puso, adewtis de st Barcelona, noviembre de 2006 10 1 INTRODUCCION. LA CRITICA DE LA PERCEPCION DOMINANTE DE LOS DERECHOS SOCIALES COMO PRESUPUESTO PARA SLI RECONSTRUCCION GARANTISTA Y DEMOCRATICA Habiwalmente, los derechos sociales se presentan eomo expectativas li gadasa la satisfaccidn de necesidades basicas de las personas en ambitos como el trabajo, la vivienda, la salud, Ix alimentaciéin o la edueaci6n', Para los poderes pablicos, e incluso paca los particulares, el reconoci~ imiento de estas expecrativas en constituciones y eratados interaciona les comporta obligaciones positivas ¥ negativas, de hacer y de no hacer, ligadas a la satisfaccién de las mismas. En la medida en que los bienes que protegen tienen que ver com la supervivencia y com el disfrure de las eondiciones materiales que posibi- litan el ejercicio real de la libertad o de La auconomfa, la reivindicacion de derechos sociales interesa porencialmente a todas as personas, Pero incumbe, de manera especial, a los miembeas mis desaventajades de la sociedad, euyo acceso a los recursos en juego suele ser residual y, n0 poeas veees, ineaistente®, Ea earacterizacién de fos derechos sociales coma derechos de los mas necesitados explica que su reclamo y su con 1, Laexpresiin-sderecim sucides portenece autre tela al dink deta oso politic yjuciceay det Deel consiacinnal. el Derecho imernaciena, en camino, Sule ser mis yal a f6emulaserechos evn, sviles¥ culties». Alo largo de seas ines, nays se utiliarin de manera isnt "2" Elaiglo x ha acabado con us mans siblicspoxlMentent Xe an woelvente global Gini que aroja ana desigaalad del Sisacit en fa gue un tercio de fos bites del plates de entra todas fs essen, mientras que [os ds teres reatanies no een prencamence hada Lins iirun infants del Pograna de Nacimes Unidas para! Desrralo (PNUD) tevelin que ovis devigaldades no sk han recip is pes empebreides sin tars ei lac Jom pater rc, sogracién jaridica suelan reclutar paftidarios entre quienes poseer una sensibilidad igualitaria, TL cierto, sin embargo, es que el reconocimniento positive de los de rechus suciales esti lejos de haberfes convertido en expectativas plena- mente exigibles o en instramentos aptos para satisfacer las necesidudes boisicay de sus destinatarces “Tanto los estados sociales reformistas, dentro del eapitalisma, camo Jos del ssocialismo realy, supuestamente fuera de él, permitieron embri dar poderes privados hasta entonces absolutos ¥ desmercantilizar par- cial o totalmente la provisidn de ciervas recursos bisicos para ly supervi- ‘vena de las personas’. Pero estas experienciasse vieron con frecuencia condicionadas en swalsence demacratico yen su eapacidad de incision social tanto por favtores externos com internins Fl grado de satisfaceién de los derechos sociales, sobre tedo en las zonas privilegindas de! planeta, ha estado a menudo ti tricas relavivnes de poder existentes entre los paises y zomas centrakes y los paises y regions periféricos, El acceso, en consecvencia, de los hhabitantes de los pafses ricos a niveles erevientes de consumo, incluso bajo la forma ue derechos, ha tendo lu brecimiento de los pueblos y regiones mas vulnerables y de la negacion de derechos basicos a hay generaciones fuuras. Desde el punto de vista interne, por su parte, las acttaciones ins tucionales que permiticron 4 los estades sociales poner en marcha poli ticas que compensaran los efectos excluyentes del desarrollo economico fucron por lo comin reacias a aceptar controles politicos, juridicos y sociales sGlidos, lo que las volvi6 abiertamente vulnerables al asalto de poulcres privados y burocraticos de diversa indole Esta proclividad de los estados sociales de posguerra a establecer arantias atenitadas de los derechos y a internalizar précticas de inclu- Sida limitadas fue objeto de denuncia desde una perspectiva antisenis tay antieracista, asi como por parte de aquellos trahajadores excluidos lel llamado «pacto fordista kevnesianoe’ ‘en parte, al precio del empo- 3) La imagen de las dereshos scetales come nsrumentns de desunercanlizacion dbl acceso a wert recursos bisicos prevelle dle [a okra clisica de K, Polat La gran Inuvafermaciie Les uiunes politione y exindmicor do nuedie Hersp, eed de F.1 Suszex, FCE, Meak, 1992. También ules ests tensunolagia G, Esping Andersen, Dh Thee Words of Welfare Caitlin, Princeton Univesity Press, Primcton, T95, pp. Wiss tral cant de I Arvezas Lovo, (oe tes mao de estado de benestar, Alfons Magni, Vlensi, 1993 1. Sobre este ipo de cfs a esade ssl tendicional wp wlemplo, C. Pl sn, Beyond ihe Welfare State? The New Political Eztaory of Welfare, Polity Pre, Pen Seana, 206, pp. 3458 A pesar de st cardcter anticipatorio, el golpe decisive asestado a los dlispositivos de compensaci6n ¢ inclasién yenetados a partir del wltimo tercio del siglo 47x no vendefa de esta eritiea democritiea © igualitaria, sino de la scontrarreforma: liberal conservadora emprencida en losanos scienta y cuyos efectos ne han hecho sing prolongarse hasta el presente, De acuerdo con este punto de vista, las politicas sociales tradicio- rales serian fucnte inevitable de buroeratizacién y despillarro, y los de rechos @ ellas ligadas, cepos que consirinen {a eficacia econdmica y las libertades personales. Lo quese propugna, en consecuendia, es un regre- so alos prineipios inspiracores del liheralismo decimonsnico fundado, entre otros elementos, en la restauracién del caricter tendencialmente absoluto de los derechos de propiedad y de las libercades de mercadh Esta restauracién, sin embargo, no sélo no ha reparado las patalog presentes en los estadas Sociales tradicionales, sino que ha erosionado de manera persistente ss elementos ms garantistas ¢ igualitarios. A resultas de ello, pese a la vigencia formal ¢ incluso a la extensién de los derechos sociales en rouchas constituciones y tratados internacio- nates, fo que en la prictica se ha impueste es su progresivo vaciamiento normative a manos de una nueva lex mercatoria, cada veo ms globala que ha debilitado de maneta sensible su eficacia vineulante y,con elo, el aleance mismo del principio democrarico y del Estada de derecho". De esta manera, los estados sociales rradicionales, lejos de eon- vertitse en aurénticos estades sociales constitucionales, hant operado a menudo como simples estados legislativos y administrativos residtales, prefados de elementos autoritarios y orientados, entre otr0s aspectos, a disciplinar la pobreza y asegurar el -orden» y ls «seguridad publica! ‘Con pocas excepciones, el micleo duro de las poltticas sociales en pprendidas tras la crisis de los estadas sociales tradicionales no ha perse- tuido la garaniia de derechos generalizables, es decir, de expectativas tables susteaidas a In coynnia politica ¢ indisponibles para los po- eres de turmo, Mas bien, ha propiciado intervenciones selectivas que rmais que a igualar a los desiguales, han tendido a operar camo conce- 5. J. A. Paagiee Atay El ree del desc Tanafarmacione siicas em kag halteacon neolibeal, Unwverealad Extermada de Colombia, Bogotis 2006, pp. 115 s3 Mol Latranchy, Les droms sects fondimertanx dans le Uru aplable wy commerce imematianals, | ¥ ChérotyT.Van Reenen (Urs), Ls droits soiaws fondamensacs Tage ds le neciasevon. Proases Universtsitesd'Aix Masel, 208, pp. 33s Gi Gre Cabo, Curt el consenso, Etalios bre el coraitutealtono de a eisis el fstab socal, UNAM, Meo, 1997, Y florelesmign det estado penal ht sido recordads ecienteenee por L, Wasgant shoo ls poles, Fi nou savers ea insequretat socal, ad de L. Bigorta, Eaicions de ‘ona, 200, sve tal, pp 39. ia conesiOn ene recerte del evtads socal 3 siones revocables y discrecionales, cuando no como aucénticas medidas de control de pobres Si como producto de ta restauracion neoliberal, en todo caso, las garantias Fegishativas y administrarivas de las derechos sociales han ten: dido a destnoronarse frente a Jos rebustos mecanismos de tutela de los slerechos patrimoniales, las garan bbuide a contrarrescar esta tendencis Hl extendido discurso sobre el caricter normativo. ¥'no simplenien= te politico, de las constituciones modernas, ha pencurado de manera debilitada en el territario del Estado social y de los detechos sociales Su exigibilided, por el conerario, ha permanccido anclada ex una suceie de minoria de edad en relaciéa con otros derechos civiles y politicos, y muy especialmente eon los derechon pacrintoy day de libertad de empresa, La portiada vigenesa, entre los operadores juridicos, de la tesis de los derechos sociales como metos principios Feciores 0 como cliusulas programaticas, la ides de que los érganos inrisdiccionales nada pueden —ni deben— hacer para garantizarlos, son solo algunas de las pruchas de ese rezago comparativo’ Lo que se procura argumentar en las lineas que sigten es cémo a ppesir dle su apelacion al discurso tecnico juridico, esta pereepcion de- valuada de [os derechos sociales xe asienta, sobre todo, en prejuicios de tipo ideologico. En concreco, lo que se propone es discuiir cuatro tests, en realidad, cnatro mitos no poco extendicosen el mainstream politica y juridico que, sobre todo en la actual fase de crisis de los estadios socia~ les tradicionales y de expansion de la glabalizacién neoliberal, moldean la percepcidn de los derechos sociales € inciden de manera signilicativa en su proteccidin debntitada, ‘Vaya por delance que estas tesis no son defends siempre por tn < jurisdiecionates poco han cont ales de propiedad priva- Asi. de Cabo, Teri consicuconal det subulrad, Marcial ors, Mati 2000, pp. LL ” Refricidocea la fi cen el ondenotiventa patel i moematira del Esta wail do os lero soci AC Aparicio pois sentener +e Hane Gi o mucha mu gress cl citer soda xe tasman sue escasisnoriuascan-eperanndaa propa |. i tenemos fe cuenta que la Consicion ecogoce el derecho al trabjo v Espana Dene st his aha de desemplea de Europ sib relorma del mercado de aban ha lo eleetusnes ‘an eespetar gies rnfirie reseras onmales de ley el Camo Feonmice y Seal ha tandad Io que ha trdaao yee converse en lo gue e ho consertidey a prop Sevech de fel ha ilo veetandose regulate, y ctr tanos etcetera [aera Ge tl Estado soil ey al Fado demecratic de mest sem) « es ah ate nee Ue sinismo 0 es, més sinplemente, eter aqpivocados (-Modeo censttacional de Estado y av. en Arnis Ie fej Corrie Feta de develo, EE ele Thoway Madeid, 1898, p35). pn inreoouccion autor concreto 0 por una tinica corriente de pensamiento. Sin embargo, Seria facil constatar cémo configuran de manera poderosa el ssentido comiiny dominante del que se nutren buena parte de Jos operadores politicos y juridicos ¢ incluso los propies grupos que reivinslican los derechos sociales. En términos generates, podria decirse que estas tesis sobte los derechos sociales se corresponden con cuatro panos diferen tes del discurso juridico-politico mas extendido. La primera de ellas es una cess historiea, en particulas, de historia de los derechos. Los derechos sociales serian conforme 2 ella derechos de segunda @ tercera generacidn, cronoldgicamente posteriores a los llamadas derechos civiles y politicos. Para algunos, esta formula tendria tun simple valor descriptivo y s6lo intentaria hacer visible el recorti do histérico que condujo al reconocimiento positive de estos derechos ent constituciones y cratados internacionales. Otros han procurado en cambio ororgarle connotaciones prescriprivas. Ast, donde los derechos sociales no se hubieran materializado, bastaria con confiar en el inexo- rable impulso de la evolucidin historica, de la logica garantista 0 det crecimiento econdmiico pata quc cllo acabe por ocuttit. La segunda es una tesis normaniva o, si se prefiere, de filosoifa de los derechos. En virtud de la misma, el fundamento inmediato de los devechos civiles y politicas seria el principio de dignidad de Ia persona. Los derechos sociales, por su parte, silo estarfan ligades de manera indirecta y atemperada a ese valor, lo que justificarfs una tutela Gebilita- da, Esta tesic axtologica admite una formulacién complementaria. Los derechos civiles y politicos serian, ante todo, derechos de libertad, y contribuirfan, entre wtras cnestiones, preserear la seyuridad personal y la diversidad politica y cultural de una sociedad, Loy derechos sociales, por el contraria, estarian conectados, de manera fundamental, com cl principio de igualdad, y su satisfacci6n rendria que ver, sobre todo, con la proteccivin de la homogeneidad social. Escoger entre unos u otros de- rechos, en definiciva, equivaldeia a pronunciarse de manera priotitaria por algunos de los valores en juego: igualdad o seguridad; igualdad 0 libectads ignaldad o diversidad. La tercera tesis se sitin en tn plano de mayor abstraccién tebrica. Bisicamente sostiene que entze un tipo de derechos y otto media ana dilerenctacién estructural tajante que impide asignarles mecanismos si- rilares de protescidn. Asi, incluso quienes rechazaran las dos primers {esis deberian rendirse ante la evidencia: al contrariv de lo que ocucre can los derechos eiviles y politicos, lor derechos sociales llevarfan gri- badlo un codigo genético —el de ser derechos prestacionales, cars, de indeterminada configuraciin y de incidencia colectiva— que dificulta su tutela, La cuarta resis, precisamente, stele preseatarse como el corolatio obligado de las anteriores y se insfala mas bien en el plano de la dogm: tica juridica, es decir, en la manera en que los diferentes ordenamientos juridicos recogen y turelan log derechos en cuesticn. $i los derechos sociales se argumenta desde esta perspectiva—son derechos secunda. rios en el plano axiol6gico y presentan, en el plano teorico, una estruc- tira toralmente diferenciads de la de los »clasicos» derechos civiles y politicos, es logico que la mayorfa de ordenamientos juridicos eontem- ordnens les haya dispensado tuna proteccidn menor. La conclusién de fete razonamiento es canocida: [oy derechos sociales no serisn derechos fundamentales ni derechos jucicialmente exigibles, sino simples prin ipios programdticos cuya operatividad quedarfa supeditada a la libre configuracién del legisiador de tumno. Aunque estas teais percenecen a diferentes planos del discurse jar dico-politico dominante, no se articulan en compartimentos estancas ni de manera totalmente diferenciada’, Muches de los prejuicivs valo- rativos en tomo a los detechos sociales silo se explican en el concrete cantexto que brinda el andisishistérico. Los snitos en rorno a la estruc= ura teérica, por su parte, son tina reconstruccidn abstracta tanto de los prejicios anceriores come del punta de vista interno que oftecen los Uiferentes ordenamientos juridicos, Giertamente, Ih persistente vulneracién de los derechos sociales obedece, ante toe, a las desigualdades materiates de poder existentes, en has sociedades actuales, Pero el papel que en la misma desempeita la percepcidn simbslica e sideol6gicay —en el sentido negative de de- formada las actuales sociedacles mediiticas las decisiones humanas dependen en buena medida de la percencifin que se tenga de la realidad, un requisito primordial pars remover los obsciculos que impiden hacer efectivos los Alerechos sociales consiste en contrarrestar la iectars politica jaridica seagada que se hace de los mismos y en ofrecer una lectura alternativa, Las paginas que siguen pretenden ocuparse de esta tarea de recons- truccién desde una doble perspectiva. En primer lugar, desde un punto de vista garantista!”. Esta perspectiva parte de la constaracién de que 8 bien el Derecho stele expresar el interés de los sujctos nais fertes, de esas relaciones de designaldad no es menor. Asi, st en 4. Subreesia ditincion Ue planos ene dscitsa sre las derechos, cL. Ferra of a Ls farnentos de los dowels funkamantales, ed de A de Cao Ge. Fst, “Woets, Mati 2005, rp. 195 10, El punto de sist garansiea que aqui seniatcne ss etary ante cube va 103 comple) proygannatciraarjarllpresemiado por LFeeajl en Derecho ymin, tial de Arureseral, Trotta, Mads, "2006; Dens 7 garatas La ey ells db, trad. de A. Groppe 9 P’Andeés, Torts, Madeid, 2006, de maga mis recente. en Ga 16 también puede operar como un instrursento al seivicio de los sujetos ‘mds débiles, Asi ocurrs, sobre soso, en el constitucionalismo actual, aya Iogica incerna propaga, como condicién para ly ampliacién de Inibertad, a limitacion y vinelulacton de todo poder, sea éste puidico 0 privado, La sola exisencia de esta ldgiea garantista, desde luego, no segura la aucomatica sarsfaccion de los derechos. Pero posibilita la ar- ticalacicn de un discurso ertico, juridico ademis de politico, capaz de desleyitimas las maluples formas de poder arbitrario que, en diferentes escalas, blogucan la posibilidad de asegurar a las generaciones presernes } fururas la satisaccion de sis necesidades basicas y, con ello, el goce de su libertad. En segundo lugar, desde una perspectiva democrético participativa o, sise prefiere, democritico deliberativa'!. De acuerdoccon esta aproxi- macion, la democracia apareceria como un proceso siempre abierto ¥ no coma un régimen acabado al que pueda accederse —aunque sea de manera imperfecta—de una very para siempre’. De lo que se atari, por sonsiguiente, es de inscribir la garancia de los derechos en un pro eso de constamte democratizacién tanto del marco instiwcional come de fs estera no institucional Flo supondria, por un lado, examinar la calidad de la informacion, la publicidad y los argumentos oftecidos por has instiuiciones en sus actuactones. Por otro, evaluar su capacidad para dar expresion, por vias adecuadas, a los diferentes reclamos sociales, comenzando por los de las clases y grupos mis vulnerables No se pretende, con esta perspestiva, apelar al voluntarismo de Las reformas instituconales «desde arriba», basalas en la idea de que la garantia de los derechos puede ser el producto de un simple acto de auro-limitacion de los poderes estatales. Por el contrario, se asume que todo proceso de profundizacién democritica y de control del poder gst supediido aque sean fos ujetos on sion de shorinasiny los asin poder, quienes, come destinztarios y titulares de los derechos creas aciones juridico-institu- fundamentales, asurnan, ms alli de Las m santgno. tina Sicusibnsobre demvxraca 7 derecho, tu de A Geen Tat, Madi Xe Tie. La eincapsin dle y rtp de democrcia cuenta om aos cxpstre A pour dea punta Uesaccrdon yew crs Rites meee igs «slate, as lest soneds pen costae un recente crt el pense de ures conn C. Ni (Lat consti def moe se feritng, ade Re Sab, an, Bredona, 1987) Hahermae (aiid yd, SG BCA Jn Redenc on, Maia 2009) We Sowa Sante sea ded Ages Nas sos ua wea meer sila y wns uc prices patos, LSA, Universi Nacional de coh 5 Te ASG Re Capel raison capital sieves, Tn, Mal, "9005, pp. et dada ionales, fi axes de su conquista y defensa!!. Mejares garantias y ms democracia, en definitiva, serian dos elementos centrales en la tarea de reconstruccion de! estatuto juridico y politico de los dereches sociales que aqui se propone. De su adecuada articulacion teorica y prictica depende, en buena medida, la remocidn de los obstiaslos materiales vy la superacion de los prejmcios ieologicos que explican su debilitada posicién en a mayoria de ordenamientos actnales. 13, P areal, Derma Ds i ome veo scampor, La Meridiana, Ban, 1995, 4 2 LA CRITICA DE LA PERCEPCION HISTORICA: LA TESIS DE LOS DERECHOS SOCIALES COMO DERECHOS GENERACIONALMENTI POSTERIORES A LOS DERECHOS CIVILES Y POL Tanto en la historia del Derecho como en la socialogia jaridiea, la per cepcidn dominance de los derechos sociales es posiblemence Ja que los considera parte de tna generaci6ie posterior a los civiles y palitic Conforme a ella, los derechos sociales serian los que vinieron después de los civiles y politicos 0, en términas mis funcionalisas, los que ve= din una vee que los derechos eiviles y politicos, incluidos los derechos patrimoniales, sean satisfechos. Pese a stu amplia cifusiin pedagégica, esta representacién se asienta en presupuestos que tienden a ser restric~ tivos, exchuventes y deterministas y a justiicar, en dime proteccidn devaluada de los derechos sociales. 2.1, La tesis def reconocimitento tardio de tos derechos sociales Segtin las lecturas generacionales elésicas, los derechos sociales serfan derechos tacdios, que se reconocieran en ta segunda mitad del siglo X%% una vez satisfechos los derechos civiles y politicos. Lo cierta, sin embargo, es que la historia moderna de derechos sociales se inscribe ‘run «Largo siglo» que comienza con las grandes revoluciones sociales de mediados del siglo XIX, se extiende de manera vignrasa en el altima | Uns de fi veniones cancinicas de eta esis os la presenta por el soesloge briieo 1. H. Marsal eu ata de 350 Cotcensp ad Sect Clas (etsion cas, To HL, Marshall y T bosgomare, Chadadinda y clase etl, tra, de 1 Linares, Alianza, Mode, 1988), Aung ls teemnstacsin le Marshal vs rex en muices, ves de ls fereracones hice objeto de dvulpasiones miso manos bundss que haw conseiehs Salar hondamete ese secs coms 19 tercio de eve siglo y se estabiliza tras la segunda posguerra del siglo wx. Junto a esta shistoriaw propiamence dicha es posible detecear, asim ‘mo, una rica «prehtistoriae, tanto de politicas institucionales dirigidas a resolver situaciones de pobreza y exclasién social camo de Inehas por la subsiscencia y la seguridad material. Esta prehisteria se remonta a mucho sates del surgimiente del Estado moderna y gum aire de familia con algunas reivindicaciones contemporneas en maceria de derechos sociales. Tanto en la antigiedad como en el medievo, en efecto, cxistiron diferentes mecanismios instinucionales, aunque nd necesariamente esta tales, orientady a paliar sitaciones extendidas de pobreza y 0 asstie los colectivos mis necesitados', En ocastones, estos mecanismos podian tener un sentido demoeratizador e igualitatio, como ocurria. con lis yu «las que garantizaban, en It polis ateniense, el acceso a baios paiblicos, ala cultura 0 al elercicio mismo de la participacidn politica, o con las primeras leves agratias y de geanos que asegurahan el acceso a fa tierra 6 :1una cantidad minima de alimentos en ls Roma republicana. Orras veces, en cambio, el abjetive de estas politicas sociales era resolver de manera autoritaria situaciones de exchsién, diseiplinando a las clases rntds vulnerables y obligindolas a reincorporarse a relaciones de explo~ tacién laboral, Este era el sentido, por ejemplo, de los wleyes de pobres ‘que, implantadas en el medievo turdio o en los inicios del eapitalismo, pretendian sustimir el viejo cancepto d el de sreeducaciGn para el trahajox, esto es, por un tipo de autua estatal que fuera, al mismo tiempo, de asistencia y de represicn' En los albores de los estados madernos, esta dialéetica entre politi as conservadoras y preventivas, ¥ politicas sociales igualitarias, volvid a repetirse, Con frecuencia, los “sovorros para pobres» o los stalleres de emplea» traduefan politicas de orden piblico dirigidas a controlar las condiciones de reproducci6n de las estructuras laborales y productivas® riindn y cheneficenstan por 0 2. AG Ai Canto, dune sieola, Lavoro e dit socal nella save eure Fess, Rom, 2008, pp 3 = 1. GA Riten Mora didlo Sato Stile trad & de. Gaeta y® Camevel, Laver 4 Romi, 1999. ppm 4. Tanta em os pasesle eaéieda catolica coma en ls presente seni La dgnincion, ambien erica entre spobres mertores,dispestos ofecerse coo sao ie cna a Cambio de lasaruiasrecbidas,» spurs ne mertrioe,dedicad luce ¥ al-ocin-jspor lo ant, peligrsosparaia comunidad. Vid Ro Carts, Les ndesmophiet ‘dels question sociale Gallinaed, Pans, pp 47 9 y Ge A, Ritter Stor dello Stato suc Hea op 3H 5, Five siglo x1, por eiemple, Juan Lis Vives (51 socorm de ls poles. La eo mrad de fos bones, 1526) ¢ Deming de Sete (Delamecsn en facade Toe pes Tas) nslcton Tl ndcesida de poor un marcha pengvantaspablices de cipe won 20 Fn muchos casos, sin embargo, la ayuda a los pobres motivada en la caridad y en la discrecionalidad de las autoridades pablicas fue trans formindose en beneficios concretos correspondientes ¢ derechos de los ciudadanos’. Asi, durante los ¢ revoluciones modernas, la rervindicacion de derechos de asistencia ¥ de jeceso «recursos como la tierra o los alimentos bésicos aparecié como tina exigencia de los sectores populares casi siempre acompanada de la demand simulesnea de extensidn de los derechos de participacisn. En Inglaterra, por ejemplo, el reclamo de derechos partiipativos, de reparto de la tierra y de asistencia a lox mis valnerables, fue un ele- mento comin en las carta impulsadas por los fevelfers los igualado- rei— y sobre todo, los diggers —los cavadores— al calor de las huchas antiabsolutistas y de las resistencias al proceso de privatizavién ve kis rierras comunales que tuvieron hugar en el siglo XVI En las colonias norteamericanas, por su parte, la discribucién de la vierra ka asistencia a fas clases cestavoreeidas y el establecimiento ide mecanismos frecuentes tke participacion y contol de las asambleas legislativas estuvieron presentes en diferentes cartas constitucionales y rellejaron experiencias avanzadas de demosracia agraria'. La propia Deciaracion de la Independencia de 1776, si biett no resolvid proble- mas graves como la explotaciéin de los eselavos o la exclusién de les pueblos aborigenes y de las mujeres, se hizo eco de esta experiencia igualitaria, Asi, entre los derechos reconocides come «verdades evi- dentes» incluyé el derecho a la vida y a la felicidad, pera excluyo, en cambio, el derecho de propiedad. Sélo con el entramado institucional isodios mas igualitarios de las grandes «el objeto de inconpors las pabresal tema preustv Estas programas, sin ena, Se baahan on le scepracdn de h pabrers ena una desiodn siens you anes ie daha supediada 3 & buona coxciencia de los contrbuyentas: Ser Is hosna —esenban Vines absoluamenue ice, coo dijo Pablo: “cada une Ig sen se ha propuesto sy corazon, no de malt gana ni obligado~ Nadie debe ser vblgade a hacer el en de oso modo iy misma palabra “bevelcensia’ ro tends sentidon Sobre est punt, st, poe tiemplo, | L. Ves, Ef encore de foe pobre. Lae comunidad de le hiner, rh dL Foyle Delgado, eros Maddy 1997, 9p. 297 102, Tl Dean caractetiaa este procent cor una sjurligcacin del bienetae, Vid H, Dean, the furdiication oF Welfare: Strategies of Discipline and Kessiances, em A, joniealy J, Wabi (eds), Las, Paw al Property, CROPISSL, Bergen, 1995, 99.35. 7. slo que estaha frecuentemente en jueze—crmena el storiador F, -Thomy- son aropsito de esas evvekas populiees— ne ora la peopiedad, sstenida por «contr boo propiedad: efandefiaicionesaltesnatvas del derecho de propiedad (6t por JTontana, Hissar nfs de pasado y ronect sta, Catia, Barcelona, 1982, 9. 1}. 5. As, por erm el anieula 79 del Body of Liberte de Massichisens, reacts doen Yea pr a revercitio Nathaien Word estahiecia que siti hombre, l marie dejs son mujer ina pers sucente para su estado, aqua sexkaydada ras preeatar Feclamaciom ante la Gre Genet 21 corservador disefiado por la Constitucion de Filadeltia de 1787, los derechos patcimoniates adguiririan el papel central que desemipefiarian alo large de todo el siglo ix". En Francia, a medida que el proceso revolu zando en un sentido igualitario, la extension de los derechos sociales y ile participacién pass a ocupar un lugar central entre las reivinulicacin- nes populares. La Constitacion de 1791, todavia monarquica, incluyo referencias al derecho a la insteuccidn y 3 fa asistencia de los pobres en su Tiralo L, aungue sin abandonar el discurso de la caridad puiblica de Ia &poc Salo con la Constitucitin democrética jacobina de 1793 —que no egg a entear en vigor a causa de Ix uerri— el reconoeinniento de dere- ches sociales paso en cuestidn el tabs del caracter inviolable de la pro- piedad privada y se vineul6 de manera explicita a La ampliacin de los derechos de participacion. Asi, la Declaracion de derechos que precedi aisu redactado cansagraba, junta al sigtal derecho (de los ciudadanos) a concurriea la formacion de la ley ya la desighacién de sus mandatarios agentes art, 29) el deber de instaurar socorros puiblicos que velarant por la subsistencia de los ciudadanes desgraciades (art. 21) y de avegu ara todos a instrucci6n puiblica (art. 22)". Estos derechos, por su par- te, enconcraban como iiltimo meeanismo de tutela la «garantia sociale (are 23), est 6s, sla accion de todos para garantizar a cada uno el goce y la contervacién de sus derechos. y el derecho-debet de insurtecciGn, en caso de quie el gobierno Jos violara (art. 35). “Tras la restauracién liberal conservadora, el desarrollo del capitalis- ino liberal fue empearande las condiviones de vida de las clases traba- iadores, pero generd, al mismo tiempo, las condiciones objetivas para su organizacidn en (orno a alternativas que les pesmitieran asegurar suis «intereses materiales. y morales» ¥ cl control sobre sus propias vi- das. A menudo, estas luchas se eradujeron en nuevas formas asociativas nario se fue profndi- 5, La tesrur elses e este went es la de Ch Beard Una intepretacn som ‘nie dlp Consitactin de Ios Esadee Unies, Seay sence Nines V9S34 in, eh ML Mas, Las fetes ded prader ceil Mya de F Liman, Ardy Machi, 997, pp 10, Laexpresin derechos soles apanecis en un proyecto presentado la Con encibn de 1793 por el ageanomiss Giller: Kame, ene ofr east, seeder {el célbre eslerdario republicato, Ea la seam del 2 deal Ue 1795, por sn parte, M.ftobespicere propo ala Corvensitn, en onnbe de a sfraterniad, lanceida de moverar ls praeles fowtunas mediante un unipuesto progrestvay de shacee Honwrabe pobreza jaantizanda a todasel derecho alaliberal ea knexistenci, Lew ariclen 7» 8 Jesu proyecto de devlaracin le derelin, slerratvn al presenta por lox gioralines, 6 de wept lo cpu, coment ors seguealady su ibstad ya exten stable que ol donee de prepisdsd etshalaminade po bi abi leven ie hey La CRITICA OF GA PERCECION HisTORIE que permitieron a los trabajadores estrechar Ios lazos de solidaridad y grantizar, al misma tiempo, el acceso 2 recursns hisicos de subsisten- Ga: sociedades de mutuo socorro, cimaras sindieales, cooperativas de produceién y de consumo, etc. Paralchmente, los sectores intelectiales Yuna parte de kis oxganizaciones obreras se plantearon la necesidad de buscar respuestas paliticas, institucionales, a ly «cuescidn socials Estas estrategias de autoorganizacidn y de presiGn institucional nunca llegaron del todo a conjugarse, pero ayudlan a entender la dinimica, cen ning caso Lincal, en le que todavia hoy opera la reivindicacién de derechos sociales. Sin perjuicio de las horeneias anteriores, el ciclo revolucionario abierto en 1848 fue tal ver el punto de inflexiont en La slarga histor de reivindicacign y reconocimiento de derechos sociales que se proyee- taria sobre Ios siglos venideros. Ya entonces se hizo patente tn elemento gue las lecturas mas formalistas de las generaciones de derechos no han dgjado de subestimar: la estructural contradicci6n entre la generaliza- cidn de los derechos civiles, politicos y seciales. y el mantenimiento del caracter tendencialmente absoluto de la propiedad privada y de las libertades contractuaies!! No es casual, de hecho, que kx derrora en Francia de los sectores po- pulares tras a insurroccidin de junio de 1848 se cradujera en un recono- inicnto mutilado de derechos sociales. Asi, Ia Constitu bre no puido ignorar la irrupcién de la wcuestién socials y establecié en su predimbulo el deber de la repablica de asegurar sla existencia a los ciudadanos necesitados, bien procurandoles un trabajo, en los limites de sus posibilidades, bien otorgando, en defecto de he familia, asistencia a Jos que no estin en situacién de trabajar Sin embargo, més que de un auténtico derecho a la existencia o al jon de noviem trabajo, lo que se consagraba era an deber sin sujetos obligados. En la perspectiva liheral comservadora, consagrat el derecho al trabajo stipo- ta, bien que el Estado fuera c! propietario de todas las industrias, bien 4que los obligados fueran los paerieulates, en euyo caso también era ne cesario un sEstado industrial» capaz de frenar oacelerar la produccién, 1. Unticido liberal sonservadon, lens de focquevill,consatab ast cambio de paca; «Lr Revolcidn traces, que abel ls privlegins§ desreye tados los derechos ‘exclusives, hy pesmtide gue soisiera uno, y de modo ubicue: el de a propiedad [J Hoy, que el derecho de propiedad ne aparece sao como sl limo rasto de wn undo btistccrtis dest [Is lacha poli se cet ente hos ie possen y los sue no pesten. gran capa de hata ser [a propiedad, ls primates cuestiones de olsca dneéurein sobre las modicadones mis o eves prohindis que habran de ance Acne en el derecho de propiedad (A. Tecauesile. Recwends de la revotuciade 1848, trad. de Nb, Suites Fes, Trata, Made, 1994, pp 44 93) 24 cle regular los salarios o de imponer gravmenes. Ante ese panorama, Jo que se impuso fue una obligaciin genérica de regular la waridad pai blica», que no venia vinculada, como pretendian los sectores populares, a deheres coneretas como la progresividad fiscal o el use limitado del derecho de propiedad”, A pesar de sus limites, los hechos de 1848, y sobre todo la breve experiencia de fa Comuna parisina de 1871, desempefiartan un papel central en la posterior evolucidin de fos derechos sociales. Asi, aunque Ja dindmica entre politicas sociales conservadoras, simplemente conce- didas desde arriba, y derechos sociales igualitarins, conquistados desite abajo, volvis a abrirse paso, el eapitalismo liberal ented en una criss sin Precedents. ‘Tras un intenso ciclo de conllictos que se extendié desde el dhimo tercio del siglo X1X hasta la primera mitad del siglo xX, ef Estado y su produccién jurigiea experimentaron, en diversos paises eurepeos y con diferentes ritmos, un proceso de asocializacion» que afectd a las dite- rentes disciplinas juridicas!), Para eompensar lz posicidn de los trabaja dores en las relaciones laborales surgio el Derecho laboral, y con él, se institacionalizaron derechos hasta entonces persexuidos como el dere cho de sindicacién, de huelga 0 de negociacidn colectiva. EI Derecho Civil admitié criterios de responsabilidad objetiva, que iban més all de Ja culpa, per los datos que pudieran producir aciores privados con una especial posicién de poder en las rclaciones mercantiles o de consumo, Incluso el Dercelto penal moderé su funcién unilateralmente represiva e incorpors criterios de caricter resocializador 12, xa fue fa posiin que, coms convenconal en bi Assmblea Constinayente, sot 0 Tocguevilleen ta lebre ssn del 12 de sepiembre de 1888, VEE A. Tocqueville, Ds is sarle droit au raraen Dante def oman ot pllasaphs, Ure atu, Dress Packet, Landon, 1895, 833.9 razananieto, si embargo, permits sono observ aco priviepiado de b paca, Karl Mar, cometmart El derecho al rajy yeh ef sera hnurgués, an comeaseneio, un mezquiaa deseo patos, pero deta del derecho al abays esti el pater sobre el capital vderis del pacer sobre el capital a apreniacin de bs me tos deproduccin, st sumisiin alaclaeonrersasociaa,¥ parcensigatente, a abaliciim tanto dele asain cote del capital y dee rlaconesmseas (ha lecka de cle sesen Francia de 1448-1850, wal de NS, Lipen, Eapasa alps, Madi 12, p. 123), 13, Est dea de lo sodialiacion» del Derecho, por corsguente, de los promos derechos cles» politicos eclisicon, ue oorinada entre finales del siglo 31S ¥ comben- os del Xx por autores fan dsinles como el aleriin Fetelinan Lasalle Sonn de Ine decechos adquoros (1861) ~, lx Faneere: Léon Digit BJ Dera social, ol derecho sndividaal yas rursjormaceones del Estas (1922)-— y George Catia le del Dr cco suetal (19.12), losausttacos Aman Menger —Ei derecho al probit tego det ‘rabaso (891, El deren cay los pores (1898) y Karl Renaer —Lis snshtciones del Derscho priv se futesiss soca! (1908) 0 el hneinica Hall Laxki Derecho sy peltics (1948), 24 Esta tendencia se estabiliz6 con los pactos keynesianios de posggie- ray la relativa consolidacién de los diferentes «murdos del Fstado de bienestar» construides en las décadas anteriores. Los cksivas derechos civiles y politicos se extendieron a sectores hasta entonces exchnidos de su disirute, al tiempo que se reconocicron derechos especifieos en el mbito de fa viviendl, la salud, la educacidn 0 el trabajo". De ese modo, aungue desde un punto de vista formal los derechos sociales sélo adquirieron una presencia generalizada en el constitucio- nalismo de la segunda posguerra del siglo xx, es posible rescatar otra historia mas compleja, que arroja conclusiones diferentes a las tradicio- nalmente extraidas de las lecturas generacionales. Asi, pueden rastrearse sinuaciones de cooriginalidad en las que la expansion de derectos sociales se reivindic 08 eiviles y politicos y 2 la restriccion, por el contrario, ce los derechos patrimoniates, yde las lihertades conractuales. En esos contextos, los decechos sociales fueron vistos como un requisito indispensable para dar contenido Fiala los derechosciviles y politicns, al empo que estos iltimos actuaron ‘como insirumentos indispensables para asegurar los derechoy sociales, de manera simultines a la extension de de La tesis del reconccimiento lineal de los derechos sociales 2 Precisamente, otro de los problemas que plantea la tesis de las gene- raciones es su abordaje en exceso lineal de la hiscoria de Tos derechos. Esca lecrura parece sugerir Ia existencia de una tinica via institucional de reconocimiento de los derechos sociales, asf eomo su aucomsti ‘expansion a otros contextos temporales y espaciales, La realidad, sin embargo, es bastante diferente. Asi, cuando el Estado liberal decimonénico entrd en su crisis més agnda, las politieas sociales aparecieron en escena no como aliadas de los derechos civiles, polttcos y sindicales y de lx democracizacion de ha sociedad, sino. como su antidoto"’. En el Sozialstaat de Bismarck, en Prusia, o en ht Inglaterra victoriana de finales del siglo xix, por ejem= plo, se concedieron politicas sociales desde el poder, al tiempo que se suprimian 0 se mantenian a rays las libertades politicas y sindlicales de los trabajadores y sus organizaciones". 6 sindelos palo sit, LA. firs any caracerinciin hstricn «institucional de estos der eds verve, por cols, G, sping Anderin, Te Thee Worlds of Welare Ca Pp. sngy EX. Meruten, Etat Providence, PUF, Pain 1997 pp. 5%. 1. Wad al respecto, A. Haldasite, Los derechos sotales, trad de. Rerea Latte, Universidad Esternidy de Colombia, Bogott, 2007, pp. 2458 16. La flosnfin social peeventva apkcads por Bismarck rechxd paridarios entre og legis feameeacs 9 am el forge secu igléslgac 2 Disrek lovd. Ashley Junto a estas experiencias conservadoras, existieron rarmbien o:ras reformistas en las que e! desarrollo del Estado social no fue favilitado por constituciones «sociales» en sentido estricto sino por leyes aproba- das gracias a la presién social y a la miso menos abierta descoastitucio- nlizocidn del caracter absoluto del derecho de propiedad privada y de las libertades contenetuales En algunos casos conto las de fos estados sociales laboristas sungidos en Nueva Zelanda, Australia 0 cl Reino Unido, la presién sindical y la existeneia de un y6lido tejido asociativo y cooperative favorevieron kit puesta en marcha de derechos sociales universales en la sanidad o Ia propia educacién. No obstante, mis alld de un nivel elemental que pocia variar en cada ordenamiento, Ia satisfaeciéin de nuchas necesidades basicas se dejé librada al albur de lor que pudiera obrenerse en el mercado o en el Ambito familiar! En cambio, hubo paises en los que, como produeto de una conflict viidad politica y sindical intensa, y sobre todo de un temprano reconoti- miento de derechos civilesy politicos 3 hs mujeres, euviero lugar expe rienciassocialdemocratas que permitieron otorgara los dereclios sociales deciudadani te ligados al mercado formal de trabajo. Este fue el onigen, por ejemplo, del Esrado social en paises nérdicos como Suecia, Noriega 0 Dinamarcs, La conguista de derecios sociales, sin embargo, no estavo vincula- ‘Slo. a mecanismos de reforms institucional yenerados por la presiéa, mbitos come unt papel central en relaci¢n con losderechos estrictamen. (este lime fas promotor de send ile sabre ls yornata labs de dite hava y sbi fy proluiciom del wadays de tos anenores), Ela inglarerea maonasguic-parlamertaiay sna, A, J. Balour, ano de ls pioceros de as politica suialesdesplesadas vdesce scscea en 1890: a legac sacs no sélo ade ser tingid de Ia gs ide socialist, sino que ess nis dzect antagonicsy 2a mde afica apldeton. ary una rica stil vid. Je Ry Capella, Fata proba, Teoma, Mase "2008, 9s 205, 17. Ein el Rein Unies, uno de fs ais dl sted laters ue el bel ‘nista Willaza Beyendge. Hs fone Ed Sour Socal ysu Sess Comeso, de 192, Bereridze pln la recesidad den matelo que, basal et le conten de lo rab adores activns,impidera que cshgier perma puadier cae por debs ce un estado trisimo de proeezein, En 1944, senda ya miembro del Vareae Liberal, peepard ae tudo dovutuemo; Pony erpled eum socedat ive, en cnyas paginas se exablecta bs Tages det programa sccil que el Pathda Laborsta defonderia a part de! aio sigteme La logica que tepia ef llamado modslo Hevendge ne ea, como-en el todo Bsmateh, Taig cl septa liga esrechartente le persenencie al mecad frmnl de trabajo, sino mas hier leh wolularidad nacional, més vind in de cheddar, Ea ek rodeo Bomar, ly vinculacioa al puteadh labora coouicimaba la paotecie social raves le bs cotizcines) los derechos reccnoendes representa en tin termine, lun porecaje de fox yresos potesionales, En el modelo Beveridge em camo, ef It te de cidatanin Ia gue fandaba la prenecsdr soil (xrays de Tne puesto bs qu emits = vndcn os befsarive goer deli muamas jen 26 LA CRITICA OF (A PEEEE®CION HISTORIA social y la expansion de derechos politicas y sindieales, Sobre 100 en algunos paises periféricos en Jos que los paderes estatales, aunque tragi- Jes en su arviculacién institucional, eran cerrilmente represivos y gene- radores de desigualdades, las presiones para las reformas instituctonales se combinaron con procesos de ruptura de distinto signo. Este fue el caso de la revolucion mexicana, cite vin retlejados algu- nos de estos objetivos en la Constinucién de Querétaro, de 1917", y de la revolncion rasa, que también los consagré, en 1918, en su propia Constitucidn socialistal”. En ambos: easos, junto al derrocamiento de Jos poderes institucionales se impuls6, no solo la extenston de los dere- chos politicos y de derechos sociales en ef Ambit urhano y rural, sino ademis profundas reformas en his estructuras productivas®. En ambos Supuestos, también, suaque par razones diferentes, ln concentracion de poder politico y social que consiguid reducir a los pouleres politicos y privados tradicionales, sumada a la presién exterior, acab6 por generar podetes burocriticos y nuevas iventes de arbirrariedacl que erosionaron significarivamente el programa de extensién a todes de los derechos civiles, politicas y sociales bisivas T8 La Comision de Queréine fee] producto, encierto moda, dela deerota de Jossectores mis gnalierios del movimiento evoliconarin, vinculagosa figuras cor B, Zaps F Vill R. Flores Mayin. A posit de ais limites, prafaie sin embargo en el scarier aie de a predecesor, Ja de 8S na de prot ‘Gm de Jo sectores populares que inclufa el elke arvculo 27, reer al eee tla fier de bs campesinos vl nea de fs tabajadores 1, Tras lt sevolacon de octubre de 1917, un congreso de sevietselabord en ene1o de 1918 se Devloracion de Derechos dol Purbly Teabsialce » Explatado gue exhiba fama clara infucria de lis doslnocines revoliconaria frances yap sinilor voeacn tnversiisa, argue su putt de refecenca, ames les ochadadanws cra el puck [a Declarsoin abols le oped privads de los medive de duccsany pevelizaba a tlesciin y evnebidad de tnd es cares, of contr ubero soe las fica dat) ssherani de reds los pachlos nose nano wt derecho ala antdeterminacion, Sarto 3, ipaainente, dejsba sano que no ve eataba de sseyar derechns sais fae compensatan los ceton excluyenten produeados poe un exado capitalist sno, ju tamente, de conse ofa Estado —um stata socsalsti-—, que ampulsars un modo de >rodicskinaltrastixo capna de garantoar a todos sus neces dads b96 20, fivel Congreso corstiivente de Quevétao, la Cemisién encariad de radacar Ta vefonm span snstenia:cTenemos que emiubor,dorante tos yaaneels fincoepord wh vast poy Jog aticulosveferido debates, el problema capital de fa revolved, ae e> fe cucaion peas | {dee imteresrao [| pote ya en la concn de todos ly Fevoluionaos esque 9 nose resuelve debidaniite eat nist, contiani bk guerrax Orr dpe aposillaa, 2 propisn dela vest ohrers:~Asi come Francia, despoesde su revlucibn, ka rensdo alien hance econo ct a piera de as cartes atari is inmavtaes derechos del hohe nla Revolucion mexican tendet ed cegull de mantra mundo que esa pa mera en corsa co na Ganstiaccn on sagan derechos de los whrerese (ate pa 5 Caria Ramet, Rate y horizons de los detecho soeales en la Consusion mexicaraw: Dirahos Hhimanos [Rlesico} 61 [2008 LOS DERECHOS SOCIALES ¥ SUE GAMANTIA Alli donde ni la via de las reformas legales e institucionales de fom: do, ni las vias de raptuta, lograron imponerst, se suscitaron intentos fa ltidos de ampliaciéin de Tos derechos politicos y sociales y de limitaciGn de los poderes de mercado, cue degeneraron en reacciones toralitarias de distinto signo, El colapso del ensayo epublicano aleman, sintetizade cen [a emblemética Constitucion de Weimar de 1919, el de la It Repa- blica espafiola, reflejado en la Constitucién de 1931, 0 ef final de la II Republica francesa, podrian inscribirse en esta terudercia” “Tras sequnds guerra mundial, los di social constrtidos en décadas anteriores se estabilizaron en acuetdos estatales que procuraron, en el seno dle economias capitalistas, conse- siti compromisos indy favorable para los teabajadores. Estos acuerdos encontraron tin refleja bastante generalizado en leyes y sociales de diference tipo". A pesar de os importantes avances que este reconocimiento supusn en rérminos demoeriicas y garantistas, en La practica fue mucho mis desigual y restrictive de lo que el relato genera- ional de los derechos es capaz de reflejr. Para comenzar los veonteaton sociales» sobre los que se asentaron los estados sociales de posquerta solo alcanzaron a algnas regiones de algunos paises occidentale, y a algunos segmentos de trabajadores, 110 por casitalidad tos que se encontraban mejar organizados. Fuera queda- on, sin embargo, los eolectives mis vulnerables o los que no mostraron suficiente disposicin para la negociacion. En ese sentido, si bien cabe coneebir a los derechos sociales como tuna conquista teal de las clases trahajadoras, tambien deben verse como tuna necesidad abjetiva del sistema eapitalista, ya que permitieron cos tear la reproduccivin y cualificacion de la fuerza de trabajo y disciplinar 1 los sectores dscolos. Asi y sin perjuicio de la introduccicn de algunas cosmodelos de intervencin 21. A pesarle apoyorse para gobernar en lor grandes poderss de mers les dic tadora fascias y nacional socantn que sgueren «lb experiencia fepalicansde co- ‘euros del siglo xn renuncaon al gui de ts pleas sets de los derechos de les tabazadotes. Muchas de las slyes fundanentalessdictadas por estos regimens dese ls Carta dl Lavo facta hasta el Faer del Trabajo framqusa ol corporates Consttuca portugues de 1833-—comemplaron ls pusst en urcha de pulligs sects lesambicinus, pero ricsts 9 eeriminatoras, queso betecabun sls pariclarios del ‘éginen y vena acoaypanadas de ai sbiertanegacin de Ins derechos lve, poinces ssindieales de! resto de la pobcon. 22. Desde un punto de vista formal, los eemmplon mis avanzados de constinciones sociale son, epuranven, In ConsttuciinieaBians de 1847, hij de ln tesisencia contra slash portuguese de 1974, speak cin nada cevolucn de ly chvels, ‘Mas nodetalas, en cambio, on hy Ley Fundamental de Bony sprobada en 1949 bap Presion de fas opas aladas, ola Conenucicn espaioka de 1978, produto de via ten saosin con los sectores modstados del née Farquisa 28 | LA ENITICA DE LA PERCERCION HisTeRIeA politicas universalista, las prestaciones sociales s¢ siguieron obteniendo, en buena medida, ise habia participado en el proceso productivo como ttabaiador y si se hahfan aceptade, por consiguiente, la duras congicio nes del mereado de trabajo. Mientras mis corporativo 0 residual fuera ¢] Estado social del que se tratara, mayor fue la tendencia de ha instinw cones estatales a concebir los derechos sociales como concestones plani- ficadas desde arriba», segin eriterios tecnocriticos, dirigidas a reducir lz compleja problemacica det trabajador a la de! simple consumidor, » In del ciudadano a lo de chente maltratado por las hurocracias estatales No ¢5 casual, por lo rant, gue desde el punto de vista juridico la tesis del earicter «progeamiticon de los derechos sociales fuera la res puesta dominance frente al desafio que saponia la presencia normativa del Estado social y sus téenicas de intervencida. Fundamentalmente, Gos aparecian reducidos 2 mandatos politicos o a normas de cfecto indirecto, cuya funcidn principal era fa de habilitar intervenciones le gislativas cn esferas que el constitucionalismo liberal vedaba de forma radical. Pero no adquirieron el estatus de anténticos derechos subjeti 10s, exigibles ante los tribunales, ni gencraron mecanismos de control social que permitieran moderar la tendencia de las sedes lemslativas y aduinistativas 2 autoprogeamare y a dejarse colonizar por poderes burocriticos y mercantiles de diverso tipo. En exe contesto, fa mayoria de los estados sueiales de posguerra no pasiron de ser estados garantistas y democraticos atenuudos, Me: joraron, si, las posibilidades de consumo y el acceso a servicios basieas de sectores importantes de la sociedad. Pero, frente al relato plano que intenta ofrecer la tesis de las generaciones, consintieron también la pr0- liferacién de multiples focos de arbitrariedad publica y privada y se valieron, a mentido, de practicas decisionistas y opacas que exclufan 0 estigmatizaban a los grupos en mayor sitacion de vulnerabilidad™ Precisamente por su cepuera frente a estas discontinidades, la tesis de las generaciones resulta asimismo poco fecunda para explicar cémo, a pesar de que la rerérica de los derechos sociales no ha remitido, © incluso ha seguido ocupando wn papel relevante en constituciones y era tados internacionales, las reformas que habjan permitido su ampliacion ‘en cl pasado han cambiado de signo. 21, Pars ama crtia def Estado soca ralicionsl dede exe doble verter, garan tit y demourien, tl. [- Ferri, stad wcll y Ftd de Derechos, enV Abram viel, ML]. AtGn 1 C, Couris e), Derechos socal: Intrecioncede wo, Fontamars, esien, 2005, pp. LL sss r | Halon, Problemas de legac cdl expatalimy tar i, tea ef L-Etcheverty, Amorrarty, Buenos Aires, 19915 y Aaciadad y wale, ct. 29 En efecto, hien a través de reforms conssitucionales y legislativas a la baja, bien a traves de ta intrediaccion de critertos de interpretacién restrictivos, Ia turela de los derechos sociales ha permanecido atena: zada, al menos desde los aos ochenta, por el imparable desarrollo de tina lex mereataria hasada en vis renuwado blindaje de los derechos de propiedad privada y de libertad de empresa en ef ambito supraestaral De wa Jess que ura la satisfaction de tay necesidades Inisicas de fas personas, los derechos sociales han pasado a concehirse como obsticulos 5, en ese sentido, como excepeiones,a la vigenicia cas ireestrieta de la hbre circu lacién de capitales, mercancias y servicios Esta contrarreforma neoliberal, y la prigsidad oxorgada por ella a os derechos patrimoniales, se ha resuelto no slo en un creciente aumento ce las desigualdades sociales, etnieas y de género, sino también en ba erosion de los derechos civiles y de parcicipacidn. Esta erosigin no ha propiciado ol repliegue de las intervenciones juridicas, sino su cambio ide sentido, HI debiliraniento de las politics igualitarics, en realidad, ha traido consigo el relorzamiento de las politisas punitivas, y la crisiy del Estado social x ha resuelto en una criss simultane, cano del principio democratico, como del propio principio del Estado de derecho. nia de las libertades tietieas, y no simplemente form 2.3. La tesis del reconocimiento universal de los derechos sociales Ademds de plano y sin contradicciones, el relato generacional de los derechos sucle ser un relat excluyente, La tesis de las yeneraviones parece sugerit que en cada generacidn de derechos, ést0s —los civiles, politicos y sociales— se reconocieron, de manera generalizada, a todas fas personas. Sin embargo, la historia de las politica sociales modetmas se ha ea tizado, entre otros aspectos, por su caracter hmitado y excluyente tanto desde el punta de vista espacial como de los sujetus coneernidos 24, Vid |. A. Fstéver Araujo, El ends del dewocko, Thanforrciones junds en la tlobalizaser neviberl i, pp. 11 Ss02 MP Lateanchy Ltrs souians fondamen: ta dans le drt apheabe a commerce steraatioouly chy pp. 59 ona B Seuss Say 1a globliaciin del derechos low naevs canines de ty reulactn y fe emarcipacin 9A, Boga, 1998. Liexpanstcn de les principios prvartalores de lama Consens dle Mashingron a fos paises de América Lain, cle Europa det Estey de Aria, desde finales de is ahos achents oI sclera em sental libeecst del procs de ine lerscn europea, con la correspondiente minisizacin del papel de lon derstign soaks Yel Dero labora et general, sor laren de eet tendenla 25, Cale Cabo, Canin ef contensi., es L. Wacadant, Casares pobies, its 1s. 30 La caltica BE LA pencHRCiON Meranien por ellas, Ast, buena parte de las politicas que han fundado la satisfac Gién de los derechos sociales modemos han comportaclo la exclusisn {11 inclusion subordinada tanto de los pueblos y regiones periféricos, como de ciertas clases y grupos de personas, desde las mujeres, los tra- bajtdores prevarios o informales hasta el campesinad, los pucbloy im genas 0 las personas con discapacidades fisicas 0 mentales. En estos mbites y para estos colectivos, los contrates sociales (y jusidieos) me diante los cuales se regulé el reconocimeento «le dereckos fueron con- tratos no tanto de inclusion come de exclusién, no tanto consensuados, ‘como de forzosa o resignada adhesion". Uno de ios limites, precisamente, que plantes una lectura genera cional de los derechos es su tendencia a presentar una universalizacion fabstracta de los mismos, ignorando 0 minimizado las jerarquias exis: tentes tanto en la relacion entre naciones, coma entre diferentes gnu ‘pos étnicos. Una lectura mds realista, en cambio, deberia comenzar por ‘consiaiar como a partir de la construccién de los estados moxiernos, el reverso del reconocimiento de derechos para ciertos grupos sociales ha ‘sdo el despojo de otros, cuya constrtccion en términios racistas © inte: riorizadas se ha proyectado hasta mieseros dias Este violento. proceso de expropiacién, que descruyé: formas co- munitarias de vide y de satisfiecién de necesidades bisicas y acarreé fl exterminio de pucblos enieros, tuvo su momento mis inienso con Ja expansifin colonial europea (aanque se prolongs, en muchos €2s0s, tras la construceién de estades independientes). En este contexto, tre damo de derechos sociales en las periferias se planted al mismo nempo- como el reclamo de la aurodeterminacidn politica y como una denuncia del dable rascro cn materia de derechos unlizados por las grandes po- 26 Val 8 Soa Sue Desig ein y bias a ext de Angle Novia ctf 1 "atl acne i oucale— seri com ncaa undameta del pd. com se qece en bs Eaton mdcroce yen mela en ie sa toni gical stl ep eacer el der de itr [Dee go, ce hablo de macte mp meftero samncente al aust eet, io mace 3 te Toque puede er shee tector! Techs de exper ene, mul ogee mucrecdealgavesysciamentls ere polis expel reclana cla (os Faucul Defoe wold Gam caet Called Fone (1975 970, aL do H fons Fc Neo. 200 9p. 24031 3k, Vir comin dl sla he 8 exlve Haan Tous Lowerre chins nepose pega sekvsa dl cable sacs expel © ge San etn dela esac de Derecho de mbes ast Cidade fodeeno del Exad i Con frecuencia, de hecho, el reconocimiento de polfiicas sociales enc interior de los paises centrales estuvo vineulado al mantenimiento de politicas coloniales en el exteriog, y el reconacimiento de derechos politicos y sociales de cimdadania, a la exclusidn, lv opresién oa hy inclusi6n subordinada de quicnes pertenceian 4 otra nacionalidad 0 a srupos étnicos diferentes Ello explica que muchas de las reivinicaciones de derechos polf- ticos y sociales planteadas por minorias nacionales y culturales en los paises centrales, fueran retvindicaciones que ponian énfasis en la discri- minacion por razones de origen nacional o étnico: y que muchas de las reivindicaciones planteadas por esas mismas minorias (0 mayorlas) en los paises y regiones perifericos, fueran ademas luchas por el derecho al autogobierno politico y econémico y, en general, por el derecho al desarrollo™, De esa manera, aungue los sistemas politicos y econémicos existen tes en Asia, Africa y América Latina no reunian las mismas condicio- nes que habjan propiciado en los paises desarrollados la consumacin del «pacto fordista keynesiano» y la articulacién, por tanto, del Estado social, muchos de ellos experimentaron ensayos reformistas, e incluso ruptutistas que permicieron ampliax, al menos temporalmente, los de rechos politicos y sociales de sectores imporeantes de la sociedad, Estos procesos fueron tolerados en la medida en que se adecuaron a las perspectivas «desarrollistas» de las grandes potencias y no entra: ron en conflicto frontal con sus intereses. Sia embargo, euando vesults claro que lt l6gica de acumulacién cel sistema econdmico internacional no podia satisfacer sin conflicto las demandas combinadas de las cla ses ttabajadoras oceidentales —derechos sociales generosos, pero para relativamente poca gente— con las de los pueblos del Tercer Mundo derechos sociales bisicos, pero para mucha gente— los ensayos de- mocratizadores ¢ igualitarios en la periferia fueron cancelados de ma nera drastica®. LR. James, Los acobinesnepres. tad. de Garda, ECE, Mexica 2003). Cai on siglo dlspnes, el ntelecmel, poeta y desmmmorgo neue de Martinica Aimé Céstire vende 2 svtualizar et critica aiondo, oto diputado ex ly Assmblea Comtitayene Feces de Wf, ve referta al slescarrado usiveralsme del persiniento eurccentico en el que, ens opinion, contain, mis alli del dscursohusnatasta clonislism, racimo y cup Tismo (end. A Césaire Discurso sobre a eolowiaome, wad. de M. Vireron Vizoys ef a, All, Madrid: 2006, pp. 22 «2, 29. Videntie otis Bs Rajagopal El derceo internacional dead abo, Ed desta lo, tos movimientossectales ta restencia en el Tere Mande, tal. le Cs Morales y E Ariza HSA, Bogor, 2008, pp. 38, 30), Asi geurré comb ahnuptaiserrupcino el sabotsie apexes pos los gerry Ale Estados Unidos nef Uni Sosigsic, Jeli enayon canmtiuciomales saclay» de 32 A partir Ue los afios ochenta, diferentes paises de la periferia y de la semi-periferia que sakian de dictaduray militares 0 de experiencias aut toritarias aprobaron conscicuciones gue asumen el ideal normative del Estado social y demoerstico de derecho y consagran avanzadas técnicas Ge turela de los derechos sociales'!. Muchos de estes textos, inchise, sinculin estas reivindicaciones sociales, de tipo redistributive, 2 las de qnandas de eeconocimienta de sus minorias (y a veces mayorias) émicas, cultursles o nacionales, comenzando por los pueblos mdizenas. Sin embargo, todas estas experiencias se han producide en un con: texto muy diferente al que propicid el surgimiento del Estado de bien star, en los paises centrales, o de los estaclos desarrollisias, en la propia periferia. La eicacia, por tanto, de las clausulas sociales y participarivas ecogidas en estos textos se ha visto limitada no sélo por la ausenecin de adecuados controles internos al poder, sino también por la posicién de wulnerabilidad de estos paises y regiones en el sistema econdmico mun ial”, Las abultadas deudas externas —contraidas y ampliadas muchas veces de manera ilegitima—, In imposicién de programas de ajuste es. tructaral y de procesos de ointegracidn» de signo librecambista, a el ere Gente poder de tas corporaciones transnacionales sobre la dispesicién derrecursos coma el agus a tierra 0 los hidrocarburos, han pasado a ser constriccinnes determinantes en. el desarrolio de los derechos sociales en los paiscs y regiones empobrecidos. La degradacion en la periferia de las funciones sociales y democra- ‘zadoras del Estado ha generado ademas las condiciones para la irrup Gién de nuevas formas de absolutismo de mercado (como las maguilas y fas zonas francas en las que no rige derecho social algo) y de Estado (como {as zonas paramilitares). Igualmente, al cancelor 6 al restringir de manera dréstica las posibi lidadies de acceso a recursos y servicios basicos, estas relaciones (neo}co- loniales se han convertido en exvsa principal de la migracién de mill fies de personas hacia diferentes regiones y paises del centro, Como conseciiencia de ese wefecto salidas, la asignacién de derechos politicos Drourvicos que tateron lugar en Guatersala en 1945, en el Congo en 1961,en Hungrha ¥Chovortocaina eu sy 1964, en Gaile en 197s, em Nesrages a parr de 197% © 2 Granada en 1983, B1.Son nepreseneaneas, em exe send, lx Coraneuciin brats de 1988, li co Nomis ce 1991, besa 9, 2B, Kajsgepsh A derecho omer, deri buna af desrl fete 2005; pp. 9. cna de 19% oy dle ganna nis cet la venezolana de onlays iy pps 129 64 N. Angelo Sincher, ‘mandiaksaciie del mercado, lepals, Media y sociales ha pasado a vineul no», convertida ya en un aucénticn estanuto de privilegio wn virurd de est realidad, lay cninrias no nacionales, sobre todo cuando se trata de migrantes economicos pertenecientes a grupos vule nerables por razones de origen éinico, lingiistieo 0 religioso y por su situkicién administrativa (las personas en situacidn de irtegularidad © sin papeless), pain a convertirse en una sinfraclase> que aecede con frecuencia a un estaruto de fuampenctadadansia, Este estaturo les asegu- ra el derecho a prestaciones sociales minimas (en materia de asistencia sanitaria, por ejempio|, que les permiten una incorporacion' debilitada al mercado lahoral, pero no les otorga, en [a mayoria de los easos, el reconacimiento de genuinos derechos de paricipacion y de ciudadania politica’ En una linea argumental semejante ala de la critica al sesgo racistao nacionalista de las polit tiva de la tesis de las generaciones de derechos hit sido objet de diver- sos eriticas desde tna perspectiva de genera. Fn este caso, la acusacién irigida al relato generacional cradicional es que oculta ht existencia de miltiples desizualdades y jerarquias sexisias que excluyen a mas de a mitad de li poblacidn humana del disivute ¢leetivo de los derechos s. politic les. Desde esta perspectiva, los contratos sociales» que fundaron el reco- nnocimiento de derechos fanto en los paises desarroliacos conto en los de la periferia, deberian verse sobre todo como seontratos sexualey, enyo sesgo patrarcal excluye v discrimina en su configaracion la vor y el. cra- baja de las mujeres en el dmbito productiyo, reproduetivo o de euidado condenandolas, en su caso, a una inclusion subordinada en el mercado laboral formal, Tambiga en este punto, sin embargo, el reconovimien- se, cada vez mis, a la nocién de vciudlada is sociales tradicionales, la utiizacin deserip= ci soci 33. Vid L. Peers, -De lo» derechon del imdadana 3 fos derecho de It petsonaey ‘em Dercdins yates Lat ley dl ms eit 97 34 J. de Lucas, ~Derechos sorsles dels emigrant: cidadana exdlsins, IM. |-Anouy |. Garcia Afi (conrds} Lacciores de dovechossocaes, Trane Lo Blane, Vileses, 200, pp. 261 42 6 Benhab, Ldeeoe dels tro, Este, midetek ciudad ana, ted de G. Zodlanabies, Gea, Barcelona, 2008, pp. 88 ae 45, Bsa sree al careter exchiente yalecvo defo ontratos- Ge derechos cs les, palticusysucales anealernas fu plates de manera terprana por erinieas como a groadina 0. de Geuges(eclaacie de los Dercts de a Mader via Caudadana, 1791) ‘rapablicasinglens Mary Wolltenecrate (Voadhacin de osderchnsdela agen 172) © las jsechinas Claire Lacneabe yTauline Lene, quienes garam 2 geupar ls Asam Navioralexigendo politias socials espectfias pata las eres, Sabre esas CxONES cre! debate ferannta contemperanen puede verse, de todo mis genet, (. Patera Elcantnay sesual trad de M. 1. Femenian, Antbropes, Bareslona, 1995; N. Fase, ts tia Intempta, Reflsionte crises desde te pectin spust-voitiditar, Universidad de [os 44 to devalnido de derechos politicos y soviales por razones sesuales 0 de géneto se plantea como un factor al que pueden agregarse la exclustin, fa opresion y la discriminaein por razones de origen social, nacional tnico, como acurre, por ejemplo, con las trabaiadoray migrances” A. Elonrentos para una historia compleja de los derechos fundamentales Como se ha intentado mostrar, el-caracier lineal y exeluyente que sub- yace a las leccuras generacionales de los derechos inchuce a equivocos que desdibujan si [uncidn histérica asi como algunas de as leeciones 1) ofrece pars st yeni en el presente. Por un lado, al reducir los derechos sociales a derechos de recone imiento tardia'y siempre posterior a los derechos civiles y politicos, sta tesis minimiza la larga y compleja historu de reivindicacién de los mismos iniciada, al menos en Europa, con las revoluciones de meciados. el siglo xix. Fsta historia, por ejemplo, revela profuundas diferencias entre aque- lias politicas sociales mis o menos diserecionales y supeditadas a la co- yontura, y la exigencin de derechos sociales mas 0 metios estables en el tiempo e indisponibles para los poderes de turno, Una distineién que, por oiro lado, ayuda a comprender mejor la existencia de politicas so- ciales conservadoras y preventivas ligadas al reconacimiento limitado de derechos sociales y a la restriceiGn, incluso, de deteclios evils y po Iticos hisicos, y polticas sociales aguslitarias y demerstica, vinculalas 4 la simultdnea sarisfaccidn de los detechos aviles, politicus y sociales. Un segundo problema qn plantea fa resis generacional e qe 00 permite aprectar el cardcter con frecuencia simuluinc y complemen tario de las reivindlicaciones de derechos eiviles, politicos y sociales, ni Jas iensiones de fondo entre sw expansion igualitaria y 1a ampliadin exchiyente de las derechos puutrimoniales como derechos tendencial- iente absolutes. En tercer lugar, el relato plano de las yeneraciones tiende @ borrar ‘un segundo nivel ls multiplicidad de vias, escalas y sujetos que Aviles. Siglo del Hombre Editores,Bogotd, 1997; | Young, La ste kx paltica de fa feria Chiodes, Made, 00, Wo. Vid R. Mesiee ew ex machina ‘inbyisdaras migeamies y megan des len To demesticor: Caan de Cevgrafes (Maid) 72 (20), pp. 191-205, ye modo ms wenera x cats de Puedo. Introduce td tenia fom tit des, Universitat de Vileneia, Valencia, 2006, 9p. Ss aS ligacion u ln eaigibilidad de los derechos sociales. Desaparece, asi, toda distincidn entre vias instirucionales y extra-institucionales de re sacisinde los derechos, entre escalas locales, estatales y sapea-estatales y entre sujetos involucrados: da lo mismo su condicion sexual o laboral, su edad » su origen étnico, si es 0 no ciudadano, En definitiva, lo que la tesis de las generaciones atienta es tina histo~ ria en exeero formalist de les derechos, que no da cuenta ni de sus in ‘uumplinentos, ni de sus cumplimientos exchayentes discriminatorios, ni de sus retracesos, Por el contrario, lo que demuestean las diferentes sbistorias» de los derechos sociales es que éstos, lejos de ser el producto de una evalucién arménica ¢ inevitable, fueron el resultado de conti 108, a veces encarnizades, por la abolicin de privilegios y la transfere cia de poder y recursos de unos sectores sociales a otros" En acasiones, estas conguistas se obtuvicron mediante la. persua- sién y lay reformas juridicas; en otras, mediante mupcaras y procesos de autouutelas en ocasiones, cuvieron un alcance inclusive y consigui ron mejorar las condiciones de vida de amplios colectivos; en ottas, en cambio, tuvieron un aleance lintirado y excluyente, Pero, en todo caso, fueron siempre conquistas precarias, nunca garantizadas de una vez pra siempre y expuesias, por consiguiente, a un destino abierto de ances 0 retrocesos. 87. AML. Fetal, Los derecinsfndamenaless, eX de Cake 9G. iret {ex.s fndament de fr derechos feredamentales, lot, Masri “2009, p82 semid simiae, G. #scoban, bipoduccion a Le teora ariiea de for dvechos humanos, ‘Ghoade/Tramna, Mar, 2005, p13, 16 3 LA CRITICA DE LA PERCEPCION FILOSOFICO-NORMATIVA: LA TESIS DE LOS DERECHOS SOCIALES COMO DERECHOS AXIOLOGICAMENTE SUBORDINADOS A LOS DERECHOS CIVILES ¥ POLITICOS Cuando de la perspectiva histériea que ofrece la tesis de las generacio~ nes se pasa a la perspeciivafilosdfice normaciva, referid a fa fundamen tacin de los derechos sociales, a imagen mis ditundhda suele ser la que les asigna una posicion subalcerna, en términos axioldgicos, respecto de los derechos civiles y politicos clasicos'. ¢ jticio admite diversas formulaciones. Una primera es la que sostiene que los derechos civiles y politicos, a diferencia de los sociales, estarian vinculados de manera mis estrecha a bienes que son fundamen tales para cualquier persona —su vida, su intimidad, sa integnidad fisica, su libertad de expresion— y, con elloy a su propia dignidad. Otras, en cambio, adscriben los derechos civiles ¥ politicos a valores y principios como la libertad, la seguridad 0 la diversidad y los detechos sociales al valor de [a igualdad. Aceptado este ligamen, de lo que se travarta en cl fondo es de optar: 0 se es con los derechos eiviles y politicos, ys coloca er un segunda nivel de prioridades ta satisfaccién de la igualdad, 10 s¢ esta con los derechos sociales, y es la garantia de las libertades, de la sequridad y del phuratismo la que resulta relegsdla, A pesar de su difusién explicativa, esta perspectiva es confusa. Se asients sobre prejuicios ideolégicos y sobre algunas ineonsistencias dis- cursivas que es conveniente despeiar. Fn cierto modo, podria decirse que la fundamentalidad axioldgica de toxlos les derechos remite al prin~ sipio de igualdad*, Lo que convierte en fundamental un derecho en 1 el fonda Aon § 1G. Ant (ever 2 Sole fn gal © se os derechossoesles: laguna y in iberad en Mf recone de derehs cies et Ps 118 8 ‘princi fondant cel dices de fos derechos eR # Lérminos valoratives y eeGrigos es su estructura igual hecho de proteger inicreses o necesidades tendencialmente bles o inclasivos, y por ello, iadisporiiiles © inahenables. Exo seria, pre cisamente, lo que distinaviria un derecho fundamencal de uin privileeso, nicidn, tendencialmente selectiva, excluyen euya estructura es por d te y alienable’. Ocurre, sin embargo, que el principio de igualelad €s an principio tclacional, cayos rérminos de comparacidin deben ser defini dos: igualdad, si, pero éentre quiénes? y Zen qué?*, “Tradicionalmente, Ia pregunta on torno a los sujeros de la jgualdad se ha respondide recurriendo a categorias como Las de persona, capaces Ge obraro ciudadanos, En el ambito de los estadlos modernos, de hecho, luna parte importance de kos derechos fundamentales civiles, polficas ha construido en torno a esta Gltima categoria, ¥ aunque la de ciucadania nacio, al menos en {a tradicion de las revolucionies ‘moderaas, como tina idea inclusiva, ha legado.a convertirse, sobre tora ten una époea de migraciones masivas, en un autentico estatuco de privé legio, De ahi que en el Derecho internacional de los derechos hnmanos, al menos de manera tenclencial, los derechos aparezcan airibuides alas pessomis y no a los ciudadanos, inreaducienda asi una pieza clave para tuna configaraciéin igualitaria del sujeto de les derechos’ La pregunta acerca del objeto de fa imatdad también ha admitide sliferentes respuestas. Por lo que aqui respecta, y frente a la tesis que Fe conduce las diferentes categorias de derechos a un tundamento axiol6: gico exclusive y excluyente, se podrin defender que todos los derechos iviles, politicos y sociales, pueden fundamentarse, en realidad, et la igual satisfaccidn de las necesidades basieas de todas las personas y, con ello, en st igual dignidad, libertad, seguridad y diversidad®, [Pwekin, Vreud skerana: Ls tenia he pct de a ius, ad de. Apiary ML J-Bertonta Pass, Karcebo, 2005, 3. Est careterecten etna oeaeiuvuSe dl ln del, ReMi stan defo fadyncialae 065 pp 19 4. Val. N Bob, ude ¥ Woerac wa det Aragon Raneou, Pad Bae rns 19955 A. Sen, wgualdad ce que, en S. MeAtunrn feu) Labertad, pel re ho, Lascenfeencias Tanner sobvefibsfia msi te de G. Vaberde, Avil, Baselona, 198K, pp, 8 rd Ferajoly “De bles Lberechas yarns Laley deb mae ii it, pp 97 ‘Asi entee ortos, 1 Career, (a Iter equate, Feteinel, Milano, 2006; €. Bal hag, Droits Ue nemne et droits du exovens la diaecrgue moderne cle Fl et de la crs en Le frmtinoe def dinnrate, La Dibemaeerte, Tats, 1992, pp 124-180 ll his Wa Beet 1 pte, 38 LA CRITICS OF LA FERCERCION FILOSOFICO-NORMATIVA Bil. La tesis de fos derechos sociales convo derechos de igualdad y no de dagnidad El principio de dignidad, 0, si se prefiere, fa rebelion contra la impo- sicién de condiciones opresivas © humillantes de vida, constituye un elemento central en las justficaciones modermas de Jos derectios fan- damentales’. La acepracidn discursiva del rechazo « la opresion y de ka ‘gual consideracion o clignidal de codas ls personas se presenta, de he- cho, camo un presupuesto obligado de cualquier discusiém democritiea en tong 2 tos derechos fundamencales, En términos normarivos, la especiiicacién de lo qae puede comside- rarse una vide indignat o una vida decente se ha relacionado ante con elementos negarivos como positives’. A partie de una suerte de usilitae Fismo negativo, por ejemplo, lt idea de dignidad, © de una vida digna, se ha vineutlade al conjunto de condiciones que peemiten preserva by inuegridad fisica y psiquica y minimizas, en eonsecuercia las sitzaciones dde malestar dano y opresion. Desile una perspectiva constructivist, se ha preferido en cambio anudar la idea de dignidad a ba snaximizaciGn de Is auronoma y a libre desarrollo de la propia personalidad. El prin- cipio de dignidad, por lo tanto, estaria conectado a la satisfaccién de aquellas nevesidades que permiten perseguir libremente fines ¥ planes ide vida propios y participar en la construccicin de a vida social, Bien contenipladas, estas justificaciones no son contradictorias et tre si. Sila zemacién del dao y de la opresiin pueden tener un valor normative relevante es, entre offas razanes, porque son precondiciones para el libre desarrollo de la propia personalidad y para la particips- ion en los asuntos pilblicas. De la mayor o menor warantia de la igual dignidad dependers, en oteas palabeas, no sélo la preservacion de la 7. Segi lo Conivicén jacoina de 179) aa resend la opresin ee coe feet de lus demas devechua del Iona» (art 33), Sobre La egaciin el dig {ma minirde [ach per hn prbpiondereclen pusde yore amined P Teee, Pedagegia te aad, sad, de Panzano, Moraa, Madrid, 2001, 99. 64 LH princini de ign de opersona se nscnbe en diferemmesraicones teas ¥ polikay deste el persanient literal» crinina hasta poricionss publicanaey ros sts. En tetos positives fe recog cel arco 19.2 dela Declaraexia Urwertl {Ge os Derechos del Hombre, de l4, » em diferemtes comieuciunes esas: desde Slemats de 1944 o hi espafeda de 1978 hats [a enlrriana de 1¥9 10 la sidatricane de 98h, Sobre seane® deste pencipin en! consetuclonaismo mederno, puede verse, enne atin Ic Guerra, Digi de lo peau ydevecosfeariomentals, Maral Pome, Madi, 2005, 1 Sark, Diguedade da Passa Fhimenae Dictos Fundametas mat Cons tugs Federal de 1995, Lvtaria ba Alsoronl, Port Alegre, 2002, pp. 2, 3. Tira ungrellesibe mis deteniaal rspecto ad . Fabre, Sort Rights tnder the Conezeution, Clarendon Press, Oxfard, 2000, gp. 12-13 9 propia integridad fisics y psiquica sino las posibilidades de cjercicio de las liberrades personales y 1a calidad democritica de una sociedad de- Desde perspectivas atomisticas y, en ef fondo, paleotiberates, se ha pretendlido reducir la movin de dignidad al exclusive distrure de algunos derechos civiles bisicos: el derecho at Ia vida, 2 la intimidad, la lthertad ideologica, religiosa 0 de expresidn. Estos derechos guar darian una Conexion mids estrecha con la nocién de dignidad. Ocros, sobre toda de tipo politico y social, mantendriaa en cambio tna ma. yor distancia respecto de ese principio, lo que justificaria una tusela dlebiliradal” A poco, sin embargo, que se ahonde en este razonamiento, sus li rites resuitan evidentes. Vincular el principio de dignicld can ciertos derechos civiles personalisimos, al tempo gue se exciuyen owes pokiti= cos ¥ sociales indispensables para su ejercicin, resulta una operacién es casamente fandada, El derecho a la vida o a la integridad fisiea y moral no pueden en realidad escindirse, sin grave menoscaba de su contenido, del derecho a un aivel adecuado de salud; el derecho a la intimidad 0 al libre desarrollo de la propia personalidad se encuentran siempre ame- nazadlos si se desconectan del acces 3 cobijo 0 una vivienda cignos'; el derecho a la informacion, la hbertad iddeol6gica y de expresisn, por fin, resultan desnavuralizados sin eserac- ‘uras comunicativas plurales y sin una educacian critica y de calidad Una vez que el principio de dignidad se postula como fundamento de los derechos de la persona, la interdependencia ¢ indivisibilidad en- tre los eviles, politicos, sociales y culrarales resalta obligada, Sin dere choy sociales basicas, los civiles personalisimos corren el riesgo de verse saciados en su contenido, Y de manera similar, frente al argumento de que cl derecho a la libertad cle expresién o a la asociacion nada signi fican para quien padece hambre, carece de tn cobijo o de un empleo que le asegure la subsistencia, podria afirmarse que la canquista del derecho ala alimentaciin, ala vivienda © al trahajo depende en nena inedida de la disposicién de libertades civiles y politicas que pertnitan lun euarte propic, @ mejor, aun 10, Esa lsincice ene unos derechos ves smh vines al principe de di idl de lis personas y ots pareerpativos y sociales «menos vinculados¥ por Io t8nt0 stemnperabes» de anaerdo ao dispuestn gar levee yratados fe unas, por empl, for elena Inidoaisty cannes por dl Hecho dcr perninas Val pow empl, la Sennen se Tebunal Consitcional 911985, EF 2 1 fste era, de hecho, ann de Toy senides que daba a ls expres Virginia Wool cen Unento propio, ead. de M1, Reta Gree, Horas y Horas, Madi, 2003 itech pat pura defn gu derechos correspond por gual 3 40 reivindicarlo”. Después de todo, no han faltado politicas sociales que, sibien han permitido cubrie algunas necesidades materiales, lo han he- cho de manera estigmatizante © paternalista, vulnerando de ese modo Jn autonomia y la dignidad de sus destinatatios. De ahi que derechos civiles ¥ potincas como el derecho a la informacién, a la participacion o al debide proceso puiedan, en el Ambito de las politicas sanitarias, ha biracionales, educacionales 6 laborales, presentarse como instrumentos centrales para asewirar no sélo la eficacia de los derechos sino también su lepitimidad, es decir, su capacidad de apelar a ta autonomta y ala dignidad de quienes se postulan como sus sujetos. En definitiva: s6lo desde una estrecha concepcidn liberal conserva dora es posible destincar el derecho 2 hr igual dignickd de las personas de fa satisfaecion de necesidades basicas como 12 alimentacion, el ves rido, el cabijo, fa educacin, la aucoestima y. en general, la ansencia de dans evicables. Esas categorfas, que-a veces se ha querido sintetizar en la necesidad de conservar la salud y disponer de autonomia para elegir planes de vida y fines propios, estin, a su vez, esirechamente ligadas al tjercicio tanto de derechos civil ¥ politicos como de derechos saciale y constituyen el fundamento iamediato de In interdependencia ¢ indivi- sibilidad entre ambos" La tests de fos derechos sociales como derechos de iqualdad y no de liberta in de los derechos sociales como derechos que persiguen la igual dignidad de las personas, sti supuesta ciferen sia con lox derechos civiles y politicos, entendidos como derechos de liberrad, tambien pierde consistencia, La dlstineién enere derechos de igualdad y derechos de libertad, en realidad, fue dominance durante la guerra fria, ral punto que cuando se decidié comsagrarlos en el Ambito intemacional, s¢ aproharon dos Pacts separadas, el de los derechos econémicos sociales y culcurales (PIDESC), y el de los derechos eiviles y 2 [a caracteriva Sise 12. Loe derecho sive y polices fim el prema Nobel de Bronona Amar ya Sem fresen 9 las pemonat ly opoeniniad de presrar atone a las nevesdades severally» deerandae un acco policy adecieds |.) la erie sari de has hi Brunis suena en el mundi aan de ellos hit acumtecala ea ps indepersiene democratica ue disfute de ana rlara ketal de prensas (A. Sen, El calor de la de meray teu | Lome sj Tap, Bareckit, 2006, pp. 66:67) Th. Wid 1. Doyal cL Goup to bier td ano ¥ Ac Coli leis Bareslona, 1994, pp. 8D Mo al

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