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[Lectura ii, Eric Hobsbawm, “La fabricaci6n en serie de tradiciones: Europa, 1870-1914”, len Eric Hobsbawm y Terence Ranger (eds.), La invencién de la ltradicién, Critica, Barcelona, 2002 (1* ed. 1983), pp. 273-318. 7. LA FABRICACION EN SERIE DE TRADICIONES: EUROPA, 1870-1914 Enric HosssawM 1 Si observamos Ja frecuencia con que se inventan tradiciones, descu- briemos Hcilmente que up periods curate el que surgieron con especial asiduidad fueron ls treinta o caateala ator anteriores sig Winere Gue- wa Mundial. Uno titubea antes de decir , cuyo Ambito era definido por el territorio de algin estado o sus subdivisiones, era la ‘unidad bésica del desarrollo econémico. Un cambio en las fronteras del estado o en su politica tenfa consecuencias materiales importantes y con- ‘inuas para sus ciudadanos. La estandarizaci6n de la administracién y del derecho dentro de ella, y, en particular, de la educacién estatal, transfor- ‘bre todo en proporcion «Ts 1. GL Mosee,“Cacserism, Circuses and Moements", Journal of Contemporary History, vv, nim. 2 (13T, pp. 167-835 G. L. Mosse, The Natisnelisation of the Masses: Politica! ‘Symbolism and Mass Movements in Germany from tie Napoleonic Wars through the 3 Reich (Nueva York, 1975); 1 “Nationalides und Netionaldenkumal in Deuts- chland im 19, Jahrhundert”, Historische Zelichrft Qunio, 1968), pp. 579-585, especialmen- tenotas 43 ¥ 578. LA FABRICACION EN SERIE DE TRADICIONES 218 maba a las gentes on ciudadanos de un pais espectfico: «campesinos, en franceses», por citar el titulo de un libro que viene al caso? El estado era el marco de las acciones colectivas de los ciudadanos, en la médida eagiie ‘eran reconocidas oficialmente. Influir en él gobierno del estado, o su po- life, o cambiar ambas cosas, era evidentemente el objetivo principal co Ja politica nacional, y el hombre comin tenga cada vez més derecho a par- ticiper en ella, De hecho, la politica, en el nuevo sentido que adquiria la ‘palabra en el siglo 20x, era esencialmente a escala nacional. En resumen, ara fines practicos, [a sociedad («so is dentro del que actuaba se hicieron cada vez mas inse les. en Ea, pues, NAUUraL;qUE IES Gases que existian en Ja sociedad, y en par- ticular ia clase obrera, tendieran a identificarse por medio de movimien- tos u organizaciones («partidos») politicos a escala nacional, ¢ jgualmen- te natural que, de “hecho, estos movimientos u organizaciones actuasen esencialmente dentro de os confines de la nacién? Tampoco ¢s.extrafio que fos movimientos que pretendian representar a toda una sociedad 0 «pueblo» consideraran su existencia, esencialmente, en términos de ia de un estado independiente o al menos autGnomo. El est: nacié sociedad convergfan. aa Por la misma raz6n, ¢l estado, visto desde arciba con la perspective de sus gobernantes formales o grupos dominantes planteabs problemas sin presses TOE Some aEinionee siquiera estableoer Ja obedienci ee at ineia, le lealtad y ta CoOpEraCIGH de Sas SbditOS © miembros, osu propia Leta dad ojos da. sst08_ET Kesh iismno de que sus relaciones directas y cada vez més intrusivas y regulares con los stibditos o ciudadanos como indivi. duos (0, lo sumo, cabezas de familia) se hicieran cada vez més esenciales en sus actuaciones tendfa a debilitar los mecanismos antiguos que habjan jetted ‘en gran parte, la subordinacién social: colectividades © coxporaciones relativamente atténomas bajo el gobemante, pero que controlaban a ‘sus propios. ‘miembros, pirémides de autoridad vinculadas a autoridades superiores en sus &piceg,jerarquas sociales estratificadas en Tas jue cada estrato reconocia su ingar, eteétera. En todo caso, resultaron Gebilitadas por les trans! is .-pOr_sjemplo,las-que sust rom los re JL ic ant roblemas de los estados y los gobernantes eran mucho mAs agudos alli donde sus sib- ne ee anaes sega i etem emotes ee erate snp a ocr Soar ls Be eee coer neon sds que cémo seotiones nacionales de un movimiento global coe lobal eSection Frangaise dos 26 LA INVENCION DE LA TRADICION . EI capitulo que se ocupa de la monarquia bri- ténica arroja un poco de luz sobre este proceso, aunque serfa descable ver un estudio de los intentos de dinasifas més aunténticamente legitimistas, tales como los Habsburgo y los Romanoy, no s6lo por exigir la obedien- cia de sus respectivos pueblos como stibdites, sino por conseguir su leal- tad como ciudadanos en potencia. Sabemos que acabaron fracasando, pero era su fracaso inevitable? LA FABRIGACION BN SERIE DE TRADICIONES 271, A Ia inversa, donde el problema era més frresoluble era en los estados totalmente nuevos, euyos gobemantes no podian usér con eficacia iazos de obediencia y lealtad politicas que ya existicran, y en los estados cuya legitimidad (0 ja del orden social que tepresentaban) ya no era, de hecho, aceptada. Da la casualidad de que en el perfodo 1876-1914 habfa un né- mero insélitamente reducido de aternativa. La necesidad hi eseacrdT Focoty feseanea RO Sot ‘a. Sin el ao, Haveron gue instinisla hombres g pen- sac 108 Cminentes, au ie politicos més précticos. pecenper Serfa tna we Los hom “gobe Ropblce dependtan prinipelments dBinvaatie Seater oot Be pepo prniplmente dPivextar Satine cia oe Tevas com Teas ieee alm eee esata a Sead pe i vex een 2 Hee eee Frazet, The Golden Bough, 3" edicién (Londres, 30), F ee ott a i Te ac rs cn Iceni et ae ae eo ua ston ei we vi Soca erg ere ntee {Ronee eee ae raeerarea , Eonar 280 LA INVENCION DE LA TRADICION fin de conseguir la estabitidad social, Més bien se apoyaban en el innegable hecho politioo de que la derecha se encontraba en minorfa electoral perma- nente, que el proletariado social-revolucionario y los discolos parisienses podian ser vencidos siempre en Jas elecciones por los habitantes de los pue- blos y Jas ciudades de provincias, cuya representacién era desmesurada, y que la sincera pasién por Ia revoluoi6n francesa y el odio a los intereses adi nerados que mostraban los votantes republicanos de las zonas ruralés gonc~ ralmente podia aplacarse construyendo carreteras bien distribuidas por los, istrtos, defeadieado los precios elevados de los productos agricolas y, casi con certeza, manteniendo los impuestos bajos. El précer del socialismo radi- calsabia lo que se hacfa cuando llevaba su discurso electoral—por medio de invocaciones del espititu de 1789, mejor dicho, 1793, y un himno @ la repi- blice—a un punto culminante en el que prometia su lealtad a los intereses de los viticultores del Languedoc, su distrito. ‘No.obstante, a invencién de tradiciones desempefé un: en uel slo fue g tanto contra el socialismo como contra la derecha, Mediante la anexiGa deliberada de Ta tradici6n republicana, la Tercera Repiiblica o bien do- ‘mesticaba 2 los revolucionatios sociales (como Ja mayoria de los socialis- tas) 0 Jos aislaba (como los anarcosindicalistes). A su vez, ahora podia mo- vilizar incluso a una mayoria de sus adversarios potenciales de la izquierda en defensa de una repiblica y une revolucién pasada, én un frente comin de las clases que dejaba a la derecha reducida a una minoria permanente en la nacién, De hecho, como deja claro Clochemerle, el libro de texto de Ja polttica en la Tercera Repiiblica, la funci6n principal de la derecha era proporcionar alge contra lo cual pdieran movilizarse los buenos republi- canos.El movimiento obrero socialista se resisti6a ser cooptado por laxe- ptiblica burguesa hasta cierto punto; de abi que se instaurara la conme- moraciéa anual de la Comund de Paris en el Mur des Féderés (1880) contra Ta institucionalizacin de la reptblica; de abf también que la «ln- ternacionale, que exa nuova, sustituyera ala «Marsellesa, tradicional pero ahora oficial, como-himno durante el asunto Dreyfus, y en especial duran- te las polémicas sobre 1a participacién socialista en los gobiexnos burgue- ses (Millerand)# Asimismo, los republicanos jacobinos radicales conti- ~ nuaron, dentro del simbolismo oficial, receleando su separacién de los republicanos jacobinos moderados y dominantes, Agulhon, que ha estud- dado la caracteristica manfa de erigir monumentos notable en la Repttbli- ca, durante el perfodo 1875-1914, sefiala con agudeza que en los munici- 10, Jean Touchard, La Gauche on France depuis 1900 (Paes, 197), p80. 12, Mancioe Dorumange!, Eugine Potir, Membre de la Commune et Chantre de Pn temnatonale (Pars, 1971),¢99.3. LA FABRICACION EN SERIE DE TRADICIONES. 281 ios radicales Marianne mostraba como minimo un pecho desnudo,mien- tras que en los moderados aparecfa vestida decentemente.! Con todo, el hecho fundamental era que quienes controlaban Ja imaginerfa, el simbo- lism, las tradiciones de la reptblica eran los hombres de centro disftaza- dos de hombres de la extrema izquierda: los socialistas radicales, prover- Ddialmente «como el xébano, rojo por fuera, blanco por dentro, y siempre en el lado donde el pan esta untado de mantequillan. Una vez dejaron de controlar los destinos de a repuiblica —a partir de la época del frente po- ular— los dias de la Tercera Repiiblica estuvieron contados. Hay numerosos indicios de que:la burguesfa republicana moderada fue consciente de la naturaleza de su principal probleme politico («:ingim enemigo a ls izquierdan) a partir de firiales del decenia de. 1860 y se puso a resolverlo tan pronto como la reptblica estuvo bien instalada en el po- der.3 En Jo que se refiere a Ja invencién de tradiciones, tres grandes in- novaciones vienen especialmente a propésito. La primera fle Ja creaci6n de un equivalente Jaico de Ja Iglesia: la educacién prinaria, imbuida de Principios y contenido revolucionarios y republicanos y dirigida por el equivalente laico de los sacerdotes —o tal vez, dada su pobreza, Jos frai- Jes los instituteurs.!"No cabe duda de que fue una construccién delibe- yada de la Tercera Repiiblica en sus comienzos, y, teniendo en cuenta la proverbial centralizacién del gobierno francés, tampoco cabe duda de que el contenido de los manuales que debfan convertir'no sélo a los campe- sinos en franceses'sino a todos los franceses-en buénos republicanos, no se dejé al azar. De hecho, la cinstitucionalizacién de la revolucién fan- cesa misma en Je xepiblica y por la repiiblica se ha estudiado con cierto detalles La segunda fue Ja invencién de ceremonias ptlicas® La més im- Partante de ellas, el Dia de la Bastilla, puede fecharse con exactitud en 1880. Combinaba manifestaciones oficiales y extraoficiales y festejos po- pulares —fuegos artificiales, bailes calleferos— en une afirmacién anual de Francia como le naclén de-1789,en le que podian participa todos los 12. M.Agninon €squise pour une Archéologie dele République 'Alégorie Cv- se Feminine, Annates B5C, xem: (197) 09.5 34M. Agution Marine au Combac eau ee Symbian Rabe: de 167 180 (a9) sanford Hv, The Mekin of the 3rd Republi: Class and Polls in F 1868-84 (Baton Rouge, 1973). ee 34 Georges Duvean, Les dnstunars (Pats, 1957; 1. Ozou (ed), Nous ler Mares 1 Bcole Aubiographes ddan del Belle Epogis Par) 15, Allee Gérard, La Révodion Frans: Mythes et Intipreaion, 1769-1970 (Pa- 26,1570) cn. 4, __ 15, Charles Ren, esta fo Modem Franke: The Bxperedce ofthe cd Repi- ‘ie, Journal of Contemporary History x, ri. 3 (lio, 397), po. 495-460: Resemorde Sanson, Ler I Lilet, Fee et Conscience Nationale 1780-1975 (Path, 1916) con bishop, 282, LA INVENCIGN DB LA TRADICION ‘hombres, mujeres y nifios franceses. Sin embargo, aunque dejaba espacio para las ‘nanffesaciones sms populares, més combativas, en. general ten- dia a transformar la herencia de la reptiblica en una expresin conjunta de la pompa y el poder del estado y Ia alegria de los ciudadanes Lina * forma menos permanente de-cslehracvn_pihlica eran Ias exposiiones infemadionales que se celebraban de vez en an a la. Se ea aropees teaico™ to en recalear? Ta tereera consistfa en la produccién en serie de monumentos pabli- cos que ya hemos sefialado. Cabe indicar que la Tercera Repitbiica —a di- ferencia de otros paises— no se mostr6 partidaria de construir grandes edificios piblicos ~ya numerosos en-Francia, si bien les grandes exposi- ciones dejaron algunos en Paris— ni tampoco estatuas gigantescas. La principal caracteristica de la «estatuomanta» francesa'® fue su cardcter de- mocratico, anticipo de los monumentos a los cafdos que sc erigieron des- pués de 1914-1918. Difundis dos tipos de monumontos por todas las ciu- dades y comunas rurales del pais: a imagen de la RepGblica misma (bajo Ja forma de Marianne, que ahora pas6 a ser conocida universalmente), 7 las barbudas figuras civiles de quienes el patriotismo local decidiera con- siderar sus personajes notables, del pasado y del presente, De hecho, si bien es evidente que se fomenté la construcci6n de monumentos, républi- ccanos, la iniciativa y Tos costes corrian a cargo de las locelidades. Los em- presarios que atendfan este mercado pioporcionaban opciones al aleance el bolsillo de todas Jas comunas republicanas. A. partir de las-mas pobres, estas opciones iban. desde modestos bustos de Marianne, de diversos ta- mafios, hasta estatuas de cuerpo entero y dimensiones varias, sin olvidar los pedestales y complementos alegéricos 0 keroicos con los que la cinda- danfa més ambiciosa podfa rodear los pies de las estatuas. Los opulentos conjuntos de ia Place de la République y la Place de 1a Nation en Paris ion definitiva de este tigo de estatuas. Los momumentos repttblica —esy pte ep sus los votantes y la naci6n, oe “Gabe sedialar de paso algunas otras caracteristicas de las tradiciones daventadas» oficiales de la Tercera Reptblica, Exceptuando les conme- 117, Para as intenciones pottcas det af 1899, véase Debora L Silverian, roméntica del nacionalis- mo alemén anterior a 1848 y el nuevo régimen: los simbolos més con- vincentes eran aquellos en los que se lograba la fusi6n. Ast, el movi- miento de masas de los gimnastas alemanes —que fueron libezales y partidarios de la Gran Alemania hasta la década de 1860, bismarckianos después de 1856 y finalmente pangermanistas y antisemitas— tomé ca- riffo a tres monumentos cuya inspiraciOn era basicamente extraoficial: el monumento a Azminio el Querusco en la Selva de Teutoburg (gran par- te de él construida ya en 1838-1846 e inaugurado en 1875); el monu- mento de Niederwald a orillas del Rin, que conmemora Ja unificacién de Alemania en 1871 (1877-1883); y el monumento del centertario de la ba- talla de Leipzig, que empez6 a construir ex’ 1894 un grupo patristico Hla- mado «Liga para la Ereccién de un Monumento a la Batalla de los Pue- blos en Leipzige y'se imauguré en 1913, En cambio, parece que acogié sin ningtin entusiasmo la propuesta de convertir el monumento a Gui- Hermo I en las montafias de Kyfthauser, en el lugar donde el mito po- ular afirmaba que reaparecerfa el emperador Federico Barbarroja, en ‘ua simboto nacional (1890-1896), y Ho mostré ninguna reaccién especial , 21a construccién del monumento a Guillermo Ty Alemania en la con fluencia del Rin y el Mosela (el «Deutsches Eck» o Rincén Aleman), di- rigido contra Jas reivindicaciones francesas de Ja orilla izquierda del Rin? Dejando aparte estas variaciones, la masa de obra de albafillerfa yes: tatuas que se levant6 en Alemania durante este periodo fue imuy grande ¥ permitié que arquitectos y escultores suficientemente acomodaticios y 21, ‘Hans-Georg John, Poli und Tarnen: die detache Tarnerschaf cls nationale Be- ‘weguing im deutschen Kaisereich von 1871-1914 (Abrensberg bei hamburg, 1976), pp. ss 286 LA INVENCION DE LA TRADICION competentes hicieran fortuna Entre los que se construyeron 0 proyec- taron sélo en el decenio de 1890 podemos sefialar el nuevo edificio del Reichstag (1884-1894) con su recargada imaginer‘a hist6rica en la facha- da, el monumento en Kyfthauser que ya hemos mencionado (1890-1396), el monumento nacional a Guillermo 1, quien claramente se queria pre- sentar como el padre oficial del pais (1890-1897), el de Guillermo Ten la Porta Westfalica (1892), el de Guillermo en el Deutsches Eck (1894- 1897), la extraordinaria Valhala de principes Hobenzollem en la «Aveni- da de la Victoria» (Siegesallee) en Berlin (1896-1901), estatuas de Gui- Jlermo I en varies cindades alemanas (Dortmund 1894, Wiesbaden 1894, Prenzlau 1898, Hamburgo 1903, Halle 1901) y,un poco més tarde, una ava- lancha de monumentos a Bismarck que gozaron de un apoyo més sincero entre los nacionalistas# La inauguracidn de uno de estos momumentos proporcion6 la primera oportunidad de usar temas hist6ricos en los sellos de correos del imperio (1899). Esta acumulacién de ladrillo, argamasa y estatuas induce a hacer dos comentarios. El primero se refiere a la elecci6n de un.simbolo nacional. Dos estaban disponibles. Una «Germania» imprecisa pero apropiada- mente militer, que’no interpret6 ningtim papel notable ea Ia escultura, aunque apareci6 en mumerosos sellos de correos desde el principio, toda vez que ninguna figura dingstica pod{a simbolizar atin el conjunto de Ale- mania; la figura del Deutsche Michels, que en realidad desempefia ua papel subordinado en el monumento a Bismarck. Pertenece alas curiosas representaciones de la naci6n, no como pais 0 estado, sino como «el pue- blo», que animé el lenguaje politico popular de los caricaturistas del siglo. ‘xix se pretendifa (como John Bull y el yanquti con barba de chivo, pero no Marianne, la imagen de la reptiblica) que expresara el cardcter nacio- nal tal como lo veian los miembros de la nacién misma, Sus orfgenes y los primeros tiempos de su historia son oscuros, aunque, al igual que el him- ‘no nacional, es casi seguro que estaban en la Inglaterra del siglo xviL?#EL ‘hecho es que Ja imagen del (con la melodia del «God Save the King») escclada es ‘techumente al emmperador prusiana, era la que levantaha menos fervor naeicnal. El «Ob- Serva el Rin> y el «Deutschland Uber Alles iban empatadas hasta 1914, pero de modo _gradual, Deutschiands, més adecuado 2 una poltica expansionist imperial, prevalecié so- bre el «Observan, que se asoeiaba con lo antl-francés,Hacia 1850, el primero se habla he- ‘cho dos veces ms famoso que el segundo ene los gimnastas alemanes, peser de que sl ‘movimiemio e era particularmente grato el eObservas, del cual ge deca que habia cont ‘uldo a poptlarizac el movimiento. Jol, Polk und Turners. 99.3839. “En Alemania,escucia conde se prepara a los estudiantes para a universidad. (deft) 288 LA INVENCION DE LA TRADICION hhojas de roble de las méximas condecoraciones mulitares bajo Hitler: era el equivalente germénico del laurel de los latinos). El jefe de la clase pre- sent6 les banderas al director de la escuela, que @ st vez se ditigié a los ‘eunidos para hablar de los gloriosos tiempos del difunto emperador Gui- Aermo Ly pidié vitores para €l monarca reinante y su esposa. Los mucha ‘chos marcharon Iuego bajo sus banderas. Hubo otro discurso del director antes de que se procediera a plantar un «roble imperial» (Kaisereiche) mientras Tos presentes cantaban a coro. La jorndda termiiné con una ex- ceursién en el Grunewald. Todos estos actos no-fieron més que los preli- minares de la conmemoracién propiamente dicha del Dia de Sedan, dos dias después, y, 2 decir verdad, de un aio escolar en el que hubo numero- sas reuniones rituales, tanto religiosas como efvicas Aquel mismo afio un decreto imperial anunciarfa la construccién de la Siegesallee, vinculéndo- Ja al vigésimoquinto aniversario de la guerra franco-prusiana, que se pre~ sent6 como el levantamiento del pueblo aleméti «como un solo hombre», aunque «siguiendo la lamada de sus principes» a srepeler la agresiGn ex- ‘tranjera y alcanzar la unidad de la patria y Ia resiauracién del Reich en gloriosas victorias» (la cursiva es mia) La Siegesallee, como se recorda- 14, representeba exclusivamente a Jos principes Hohenzollem desde los tiempos de los margraves de Brandeburgo. Es instructive comparat las in- novaciones francesas y alemanai, Ambas hacen hincapié en os actos fun- dacionales del nuevo iégimen —la revoluciéa francesa en su episodio me- nos preciso y més controvertido (la toma de la Bastilla) y la guerra franco prusiana—. Exceptuando este tinico punto de referencia historica, Ja repiiblica francesa se abstuvo de [a retrospecci6n histérica de forma tan notable como el imperio alemén sc entregé a elia. Como la revoluciéa ha- bia establecido el hecho, Ia naturaleza y las fronteras de la naciGa france- sa ysu patriotismo, la xepiiblica podfa limitarse a recordar todo elio a sus ciudadanos por medio de unos cuantos sfmbolos obvies —Marianne, la tricolor, la «Marsellesa>, etcétera— y complementarlos con wn poco de exégesis ideol6gica sobre (para sus ciudadanos pobres) 1os beneficios ob- vios aunque a veces teéricos de la Libertad, Igualiad y Fraternidad. Dado que antes de 1871 el «pueblo alem4n» no tenfa ninguna definici6n ni u dad politica, y.su relecién con el nuevo imperio (que exclufa a grandes partes de &) exa vaga, simb6lica o ideol6gica, la identificacién tenfa que ser més compleja y —exceptuando el papel de la dinastia Hohenzollern, al eército y el estado— menos precisa. De ahf la multiplicidad de refe- rencias, que abereaban desde ta mit folelore (FObIES alemahes, el emperatior Federi Ja) y Jos estercotipos caricaturescos hasta la 21, Stelimena, Das Prinz Hebwichs-Gymvasianay pp. 1649. 28." RE Hardt, Dir Belne der Hohenzoller (Besta Este, 1968). LA FABRICACION EN SERIE DE TRADICIONES: 289 definicién de Ja naci6n en términos de.sus enemigos. Al ignal que muchos otros pueblos «liberados>, tados Unidos, una ver: se-hubo-climinado-ia-secesiéerfuc.céme-asimtiliar ‘una masa hoterogénea —que se convirtié en una afluencia casi imparable hhacia las postrimerfas del perfodo que nos ocupa— de personas que 10 eran_americanas de nacimiento-sine-inmigrantes- Los ameticanos habia ‘que hacerlos. Las tradiciones inventadas de Estados Unidos en este pe- - rlodo estaban concebidas principalmente para aleanzat este objetivo. Por una parte, se alentaba a los inmigrantes a aceptar rituales que conmemo- aban Ja historia de le naci6a —la Revoluciéa y sus padres fundadores (el 4 de julio) y la tracicién protestante anglosajona (el Dia de Accién de Gracias) — como, de hecho Ios aceptaban, toda vez que se convirtieron en dies de fiesta y motivo de celebraciones péiblicas y privadas(A Ja inver- +5,1a eazci6n» absorbi6 los rituales colectivos de los inmigrantes —el Dia de San Patricio y, més adelante, el Dia de Colén—en el tejido de Ja vida americana, principalmente por medio del poderoso mecanismo asimila- dor de la politica municipal y estatal.) Por otra parte, el sistema de edu- cacién fue trensformado en una maquina para la socializacién politica mediante mecanismos tales como el culto a la bandera americana, que, ‘como ritual cotidiano en las escueias del pats, se extendié a partir del de- cenio de 18803 El concepto del americanismo como acto de eleccién la decisién de aprender inglés, de solicitar Ia ciudadania— y una eleccién de creencias, actos y modos de comportamiento especificos entrafiaban el co- rrespondiente concepto del «no americanismo. En los paises que defi- nian la nacionalidad existencialmente. podfa haber ingleses o franceses ‘que no eran'pattiotas, pero su condicién de ingleses o frenceses no podia ponerse en duda, a menos que tambiéa se les pudiera defizir como foras- ‘eros (metéques). Sin embargo, en Estados Unidos, como en Alemania, la persona «no. ameticana> o «vaterlandslose> hacia dudar de su propia condicién real como miembro de la nacién, ‘Como cabfa esperar, la clase obrera constitufa el conjunto més aume~ 10s0 y visible de estos miembros dudosos de la comunidad nacional; y més dudosos todavia porque en Estados Unidos realmente se podia clasificar ‘aos obreros como extranjeros. La masa de nuevos inmigrantes la forma- bban obreros; a Ja inversa, desde por lo menos la década de 1860, parece «que la mayoria de los obseros en précticamente todas las grandes ciuda- 30. _Atn hay que esi a historia de estas festvdades peo pareze claro que sins tucionais a excla nacional en el imo terelo dlspia xix. G.. Devglas, American Book of Day (Nueva York, 1937}, Elzabeth Hough Socrist, Red Leter Days: A. Book of Fotday Customs (Plsdeia, 940). 31. RFit, Symbols Public and Private (Londres, 1973), pp. 58259; W-E. Davies, Patitom on Parade: Te Story of Veteran and Herediary Organizations ix America 1783- 1800 (Canidae, Mas 1855), pp 218-22; Dougles American Book of Days, pp 26227. ‘LA FABRICACIGN EN SERIE DE TRADICIONES 208 ‘TABLA T. PRIMERA UTULIZACION DE SELLOS HISTORICOS ANTES DE 1914 Pats Primer sllo Primersello _Subileo w ocasin espectat Hitrico AnstriaHumgrla © 1850 1908 6D afios de Francisco Tosé Balgica 1849 1914 Guerra (Cruz Roja) Bulgeria 2879 1901 Aniversario dela revuelta Alemania 41872 - 1899 Tnauguracién de monumentos Grecia 3861 1896 "Juegos Olimpicos Italia 1862 11011 Aniversarios Folands 1852 1906 Ber. Centenario De Riyter Portugal 1882 1894 Quinto Centenario de Enrique cel Navegante Rumania 3965 190840 afios de gobierno Rusia 43858 —-1905,1913. ee. Centenario Guerra de le Caridad Servia 1866 1904 Centenario de Ia dinastfa Espatia 1850 1905 3er. Centenario del Quijote Suiza 1850 107 acne: Stops ofthe Word 197% A Stanley Gidbons Catalogue (Loni, 972) des del pafs habfa nacido en et extranjero. No esté claro si el concepto de. «no americanismos, que se remonta' como minimo al decenio de 1870 fue més una reacciGn de los nacidos en el pais contra los forasteros, ode. las clases medias protestantes anglosajonas contra los obreros nacidos en. el extranjero. En todo caso, proporcioné un enemigo interno contra el cual ef buen americano podia afirmer su emericanismo mediante, por ejemplo, el cumplimiento puntilioso de todos los rituales formales e info- males, la afirmacién de todas Jas dteencias convencional ¢ institucional mente establecidas como caracteristicas de los buenos americanos ‘Podemos ocupamos més superficialmente de la invenci6n de tradicio- nes estatales en otros pafses del perfodo. Las monarquias, por razones ob- vias, tendian a vincularlas a Ia corona, y durante este perfodo se iniciaron 10s ejercicios de relaciones paiblicas que ahora son Kabituales y se centra- ban en rituales reales o imperiales, que se vieroa faclitados en gran me~ dida por el feliz descubrimiento —o quizd seria més acertado decir in- vencién— del jubileo o aniversario ceremonial. De hecho, su cardcter ‘32, _Debo esta chservacin al profesor Harbert Gutman, 292, LA INVENCIGN DE LA TRADICION novedoso se recalca en el New English Dictionary Et valor publicitario. de los aniversarios lo demuestra claramente la ocasién qué con tanta fre~ cueneia proporcionaban para Ja primera emisién de imagenes histéricas 0 similares en los sellos de correos, la forma més universal de imaginerfa pé- blica aparte del dinero, como demuestra la tabla 1. Es casi seguro que el jubileo de la reina Victoria en 1887, repetide diez afios més tarde on vista de su notable éxito, fue la inspiracion de poste~ lores celebraciones reales 0 impetiales en este pais y en otros. Tncluso las Ginastfas més tradicionalistas —los Habsburgo en 1908, los Romanov en 1913— descubrieron los méritos de esta forma de publicidad. Bra nueva fen la medida en que iba ditigida al ptblico, a diferencia de los ceremo- niales zeales de cardcter tradicional cuyo objetivo era simbolizar la rela- ibn de los gobernantes con la divinidad y su posici6a on ol évive de una jerazquia de magnates, Después de la revolucién francesa, todos los mo- areas tuvieron que aprender, tarde o temprano, a cambiar el equivalente nacional de «rey de Franciar por el de «éey de los franceses, esto 5, a.¢s- tablecer une relacién directa con la colectividad de sus subditos, por hu- milldes que fueran. Atnque existia la opci6a estilistica dé una «monarquia burguesa» (cuyo pionero fue Luis Felipe), parece que s6lo le usaron los reyes de paises modestos que descaban adoptar tma actitud discreta —los Paises Bajos, Escandinavia—, aunigue, al parecer, incluso a algunos de los ‘gobernantes ms ordenados par Dios —en especial el emperador Fran- cisco José—les hizo gracia el papel de funcionario muy trabajador que vi ‘via rodeado de comodidad espartana. Hablando con propiedad,no habia ninguna diferencia importante exi- te el uso politico de la monarquia cox ¢l fin de reforzar a los gobernan- tes efectivos (como en los casos de los Habsburgo y los Romanov, pero ‘quizd también en los imperios indios) y construir la funcién simbélica de Jas testas coronadas en los estados parlamentarios, Ambos se apoyaban en 1a explotacién de la persone real, con antepasados dinsticos o sin ellos, en recargados actos rituales acompafiados de actividades propagandisti- cas y una amplia participacién del pueblo, en no poca medida por medio de los piiblicos forzosos a los que era posible adoctrinar oficialmente gra- cias al sistema de educaciGn.Ambos bacfan del gobernante el centro de la unidad de sa pueblo o sus pueblos, el representante simbélico de fa gran- 33, El gubileo», excopto on au sentido biblico, era anteciormente s6lo el cincuents aniversaro. No ay ninguna evidencia anterior al sigo x0x de que los centenatios, ices 0 snliples mucho menos los anlversarios de meaos Ge cincuenta aio, fuesen ocasisn de co- lebracion pub. El New English Dicinery (1901) observa en la entrade «ubileom que fae ent frecuente en las dos tities décadas del siglo xn en referencia a dos ‘Subilecs® de la Reina Vioworfe en 1887 y en 1897, el jubileo euizo 2e la Unisa Postal ea 1900 y otras celebraciones».p. 615. LA FABRICACION EN SERIE DE TRADICLONES 293 deza y la gloria del pais, de todo su pasado y fa continuidad con-un pre- sente cambiante. Sin embargo, las innovaciones fueron tal vez més delibe- tadas y sisteméticas en los paises donde, como en Gran Bretaiia, el rena- cer Gel ritualismo real se vio como tn contrapeso necésario a los peligros de 1a democracia popular. Bagehot ya habia reconocido el valor de la de- ferencia polftica y las partes « —en contraposici6a a «eficien- tes-— de la constitucién en los tiempos de la Segunda Ley de.Reforma. EI Disraeli anciano, a diferencia del joven, aprendié a utilizar la «

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