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Didáctica y Curriculum I
Primer semestre: Lic. Alejandra del R. Nuñez.
Material Educativo.
Inclusión Educativa:
El término Inclusión, es en sí mismo un concepto polisémico, que se aplica en múltiples
y variados ámbitos de la vida social y que además se entrama a otras categorías, tales como,
igualdad, diversidad, calidad, derecho social a la educación, justicia educativa;
complejizando aún más su abordaje. Con el objeto de acordar sentidos, tomaremos en
primer lugar, la definición que de “Inclusión Educativa” realiza la UNESCO, para luego
introducirnos en el entramado conceptual del que forma parte.
Nivel Inicial:
Para nuestra Ley de Educación Nacional, la Educación Inicial constituye una unidad
pedagógica y comprende a los niños/as desde los cuarenta y cinco (45) días hasta los cinco
(5) años de edad y si bien este último sigue estableciéndose como obligatorio; entre sus
objetivos promueve el aprendizaje y desarrollo de los niños/as de cuarenta y cinco (45) días
a cinco (5) años de edad, como sujetos de derechos partícipes activos/as de un proceso de
formación integral. Poner el acento en la educación desde la más temprana edad, es sin
dudas, un gran logro en materia educativa, que nos obliga a repensar la función social que
asumen las instituciones de educación maternal y cómo éstas pueden contribuir a mejorar
Nivel Primario:
En la escuela inclusiva hemos de saber cuáles son las barreras que producen la exclusión
en las aulas y cuáles deberían ser las ayudas para reconducir la inclusión. Entendemos por
ayudas aquellos elementos del contexto educativo que contribuyen a que el estudiante esté
incluido social y educativamente en las aulas.
Las barreras, por el contrario, son los obstáculos que dificultan o limitan el aprendizaje, la
participación y la convivencia en condiciones de equidad o como afirma AINSCoW (2004) el
concepto de “barreras” hace referencia a cómo, por ejemplo, la falta de recursos o de
experiencia o la existencia de un programa, de métodos de enseñanza y de actitudes
inadecuadas pueden limitar la presencia, la participación y el aprendizaje de determinados
alumnos y alumnas. De hecho, se ha reconocido que aquellos estudiantes que experimentan
estas barreras pueden ser considerados “voces escondidas”.
El desarrollo de prácticas inclusivas requiere que para que las barreras puedan ser
eliminadas han de ser previamente conocidas y comprendidas por el profesorado, sin este
reconocimiento, las barreras permanecerán. El punto inicial de cualquier cambio es partir del
análisis de por qué está ocurriendo lo que está ocurriendo en ese contexto.
A nuestro juicio, las barreras que están impidiendo la participación, la convivencia y el
aprendizaje en la escuela son de ámbitos muy diferentes, a saber:
a) políticas (Normativas contradictorias)
b) Culturales (conceptuales y actitudinales)
c) Didácticas (Enseñanza-Aprendizaje)
Configuraciones de Apoyo.
Para dar cuenta del concepto de configuraciones de apoyo recurrimos necesariamente al
de trayectoria escolar. Al decir de Terigi (2007), “el sistema educativo, a través de su
organización y sus determinantes, lo que llamamos trayectorias escolares teóricas”. Las
trayectorias teóricas expresan itinerarios en el sistema que siguen la progresión lineal
prevista por éste en los tiempos marcados por una periodización estándar. Contrariamente,
las trayectorias escolares reales expresan los modos en que gran parte de los niños y
jóvenes transitan su escolarización. Estos modos se asocian, según la autora, con la relativa
inflexibilidad de nuestros desarrollos pedagógico- didácticos para dar respuestas eficaces
frente a la diferencia. La trayectoria es el resultado producto de la confluencia entre las
biografías personales de los alumnos y las posibilidades y/ o barreras que le presenta una
institución como la escuela. Centrarse exclusivamente en uno de estos aspectos nos impide
capturar la complejidad del fenómeno.
Adecuaciones Curriculares:
Debido a los grandes cambios que suponen estas adecuaciones para los conocimientos
adquiridos por el estudiante, existe una gran controversia sobre si aquellos en los que se
aplican deberían ser capaces de conseguir su graduado escolar. Por este motivo, se intenta
no utilizarlas salvo en los casos más extremos.
En este sentido, sus aportes deben ser complementarios. Se señala además que el PPI
es un proyecto individual fundamentado en las particularidades del estudiante, el cual deberá
ser revisado sistemáticamente para realizar los ajustes necesarios según las evaluaciones
periódicas que se realicen, en concordancia con el Proyecto Institucional.
Referencia Bibliográfica: