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Prólogo

Todo empieza con dos niños jugando a las palmas:


-Choco. Choco- Dieron dos palmadas- La. La. Choco. Choco-
Dos palmas más- Choco… Te…
-¡Mi*rda, Mia!- Gritó un chico rubio. Le gritaba a una niña de 12
años porque estaba jugando con el hermano menor de ambos en
lugar de hacerlo recoger sus juguetes.
-Es tu novia la que viene, no la mía- Se quejó la menor. Miró al
niño con el que jugaba: un pequeño de 10 años de cabello negro,
ojos negros también y una mirada infantil. El mayor les arrojó un
peluche y maldijo al aire. Un chico algo mayor se rió del rubio. De
cabello castaño, ojos azules y una sonrisa burlona. Aparentaba unos
17 años.
-Te dije que a ese carajito* le entran las cosas por un oído y le
salen por el otro- Se burló para volver a ponerse unos audífonos.
Les subió todo el volumen y entró otro niño. Uno de 13 años,
pelinegro y con unos sombríos ojos grises.
-Hazle caso a Gohan- Dijo señalando al de los audífonos- Ese
niño es imposible. Solo Mia lo controla.

-¡Ya lo sé, maricón, ya lo sé!- Le contestó el rubio furioso,


arrojando un muñeco Max Steel al niño.
-¡No le grites a Levi!- Se quejó la niña. Mia, al parecer. Era rubia,
tenía el cabello corto hasta los hombros y unos bellos e
hipnotizantes ojos violeta. Eran todos hermanos. Entonces Levi
tomó un cojín y lo arrojó a la cara del rubio.
-¡No jodas, Zeke!- Le gritó al rubio. Sus incesantes discusiones
alertaron a su madre.
-¡Si vuelven a joderme, les caigo a coñazos! ¡¿Quedó claro?!

-¡Sí, mamá!- Gritaron todos al unísono. Se arreglaron y ordenaron


todo, esperando no recibir un cholazo. Al acabar de ordenar, tocaron
la puerta. Zeke corrió a abrir la puerta.
-¡Buenas tardes!- Sonrió al ver quiénes eran. Un hombre de
cabello azul y mirada seria, una mujer de cabello castaño sonriente
que sostenía a una bebé pelirosa y una hermosa joven de cabellos
rosa chicle y ojos azules. Su novia, Meguru Yuuki.
-Buenas tardes, Kagene-San- Saludó cautelosamente la pareja.
Zeke los invitó a pasar con cortesía. Se sentaron en la sala. La
madre, una mujer de cabellos negros y bellos ojos azules, quiso
conversar.
-Su hija es muy linda, Meguru-San.

-Gracias, Kagene-San. Dígame Meiko.

-¡Ok, Meiko-San!- Se alegró la mujer al sentir que causó una


buena impresión. Su esposo, un hombre rubio, con imponentes ojos
gris acero, se aproximó con seriedad.
-Venecia, no los aturdas.
-¡Hey! Debería romperte un sartén en la cabeza- Todos rieron y
los adultos se sentaron al sofá.
-¿Cómo se llama?- Preguntó el esposo de Venecia, Hajime,
mirando a la bebé.
-Se llama Rana. Apenas tiene 10 meses- Sonrió Meiko mientras
arrullaba a la niña.
-Es muy tierna.

Por otro lado, Yuuki y Zeke conversaban en otro sofá. Reían y


charlaban. Los niños jugaban videojuegos en la Wii que había en la
sala. Una linda tarde.

Pero, un tiempo después, se supo la verdadera opinión de los


padres de Yuuki. No les agradaba Zeke. Tenían ciertos
inconvenientes por su conducta de años anteriores. No los iban a
dejar, ni que la niña llorara y pateara.

Así que empezaron a reunirse a escondidas. Y en una de esas


reuniones…

-Zeke, no sé qué hacer. Ya no puedo seguir así- Lloró la chica al


llegar al encuentro.
-¿Te refieres a…?- Empezó Zeke, queriendo consolarla.
-A mis padres. Quieren que salga con el hijo de unos amigos
suyos, y ni ese chico ni yo queremos. Esta farsa me acabará
matando- Yuuki se derrumbó. Se echó a llorar en los brazos de su
novio.
Él le levantó la cara con cariño.
-Ya sé, pero tengo una idea. Una que resolverá todo. No más
salir con ese tipo, no más mentiras, sin rendirle cuentas a tus
padres, o a los míos o a nadie- Zeke le sonrió secando sus
lágrimas.
-¿Cuál?- Le preguntó ella, mirándolo confundida.

-Podemos irnos y…- Esperó a que ella completara la frase, pues la


misma Yuuki le había pedido eso hace un tiempo.
-¿Vivir juntos?- Los ojos de la joven se iluminaron. La misma
propuesta que ella le había hecho hace poco.
-Correcto. Piénsalo, solo tú, yo y un posible hámster- Bromeó
recordando el gusto de su novia por dichos animales. La chica soltó
una risita ahogada y lo besó en la mejilla. Hicieron planes. Que si
donde vivirían, que si una boda entre ambos, quizá un hámster o
dos, que si cuantos hijos y todo un futuro. Risas, sonrisas, besos y
una tierna tarde. Al día siguiente, se volvieron a reunir.
-¿Lista? ¿O te acobardaste?- Se burló el rubio. La chica le golpeó
el hombro.

-Estoy lista. Llévame lejos, mi único Romeo- Bromeó, poniendo


su mano para que el chico la besara.
-Vaya. Como desee, mi querida y única Julieta- Contestó Zeke
besando su mano. Pero notó que Yuuki lucía disgustada- ¿Qué dije?
-No me digas Julieta- Se quejó con un mohín algo infantil. Zeke
no pudo evitar el pensamiento <<Eres malditamente adorable,
Yuuki>>.
-Porque eso significa que nuestra historia será una tragedia.
Mejor dime Cinderella. Así seremos felices aún si te doy un
zapatazo- Ambos rieron y el chico volvió a tomar su mano.

-Comprendo. Entonces, sígame, mi única y amada Cinderella-


Volvió a besar su mano y ambos se fueron permanentemente.
Romeo y Cinderella. Ambos dejando mucho atrás.
Ella, unos padres destrozados, una hermana menor que jamás llegó
a conocerla. Él, uno padre resentido con la familia Meguru, una
madre enferma, un hermano mayor furioso y tres hermanos menores
tristes.
Pero, según ellos, si es amor, todo vale.

<<No dejes que mi cuento se convierta en Julieta en una


tragedia…
Llévame muy lejos de aquí…
Es como me siento>>

*N.A: Explicación:

Cursiva: Hablan español.

Normal: Hablan japonés.

Subrayada: Hablan francés.


El inglés estará tal cual con la traducción al pie.

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