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Terrorismo

Isabel Germán (comp.)

yihadista
aproximación criminológica
y victimológica
Isabel Germán  (comp.)
I Congreso Internacional de Terrorismo
Yihadista: Respuestas criminológicas
yihadista
aproximación criminológica y victimológica
Terrorismo

Ponencias del

Instituto Vasco de Criminología


Kriminologiaren Euskal Institutua
Grupo de Investigación en Ciencias Criminales - GICCAS
l.

Terrorismo yihadista:
aproximación criminológica
y victimológica

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Terrorismo yihadista:
aproximación criminológica
y victimológica

Isabel Germán (comp. )

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CIP. Biblioteca Universitaria

© Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco


Euskal Herriko Unibertsitateko Argitalpen Zerbitzua
ISBN: 978-84-
Depósito Legal/Lege gordailua: BI-

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Índice

Presentación
José Luis de la Cuesta y Antonio García Chazarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000

Aportaciones desde la criminología al conocimiento


y comprensión del fenómeno terrorista

Quel apport de la criminologie au travail de l’Assemblée générale et du


Conseil de Sécurité de l’ONU dans la lutte contre le terrorisme
Jean Paul Laborde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Aportaciones de la Criminología al trabajo de la Asamblea General y del
Consejo de Seguridad de la ONU en la lucha contra el terrorismo
Jean Paul Laborde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Los relatos del terrorismo yihadista: entre el martirio y el asesinato múltiple
Vicente Garrido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000

El Islam y el binomio Islam-terrorismo

El Islam y sus diversas lecturas ante la civilización y valores occidentales


Nouzha Abou Salama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Breves reflexiones en torno al Islam y la comunidad musulmana
Marian Aretio Romero e Iñaki Vicente Gárate . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Los arquitectos de la ideología yihadista, la descontextualización del hecho
religioso islámico y la necesidad de construir una (contra)narrativa que
haga frente al terrorismo
Manuel J. Gazapo Lapayese . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000

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8 ÍNDICE

Manifestaciones del terrorismo y de la radicalización

La amenaza terrorista en el sector aéreo


José Villena Romera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Subcultura carcelaria: conductas violentas y formas de radicalización en prisión
Montserrat López Melero y Joan Caballero Casas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000

El trabajo frente al terrorismo desde el ámbito judicial,


la prevención y otras estrategias

Enaltecimiento yihadista en la red. Nuevas perspectivas jurisprudenciales


Javier Zaragoza Tejada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
La prevención policial, sustentada en el conocimiento de la amenaza
y cimentada en la coordinación
Alain Valverde González . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Prospectiva estratégica y prevención, elementos comunes de la lucha contra
la radicalización y el terrorismo
Juan Vicente Bilbao . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Líneas de actuación del Departamento de Trabajo y Justicia del Gobierno
Vasco en consonancia con directrices aprobadas por Naciones Unidas y
otras instancias internacionales como la Unión Europea
María Jesús San José, Consejera de Justicia del Gobierno Vasco . . . . . . . . . 000

Detección y prevención de la radicalización


hacia ideologías islamistas extremistas

Presentación del programa socioeducativo del Gobierno Vasco para la pre-


vención de la Radicalización Violenta UZTARTU
Jonan Fernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Nuevo reto de los educadores y educadoras sociales para la detección de la
radicalización yihadista. El Proyecto socioeducativo INDEPREVEN,
como modelo eficaz de prevención y detección de idearios extremistas
entre la Juventud
Pedro Costa Mora y Naima Ben Maaruf . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Yihadismo, ámbitos de radicalización, prisiones
Enrique Díez de Baldeón Carrasco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Patrones de adoctrinamiento y radicalización. Personalidad del yihadista
Raquel Alonso de Francisco. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000

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ÍNDICE 9

Perspectiva victimológica

La UE y la necesidad de una protección jurídica uniforme de las víctimas


del terrorismo
Carmen Ladrón de Guevara. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Estrategias de autocuidado para intervinientes en emergencias
Sonja Massimo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000

Justicia restaurativa en supuestos de terrorismo

Elementos favorables y límites de la justicia restaurativa en delitos graves


Laura Pego Otero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
La utilización de los menores con fines terroristas: trata y sustracción inter-
nacional de menores. La justicia restaurativa como solución
Ivana Larrosa Ibáñez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Elementos favorables y limitaciones de la justicia restaurativa en supuestos
de terrorismo
Isabel Germán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000

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Presentación

Los días 11, 12 y 13 de septiembre de 2019 se celebró el I Congreso


Internacional de Terrorismo Yihadista. Respuestas criminológicas. Inte-
grado en la programación de los Cursos de Verano de la UPV/EHU,
tuvo como sede central del Congreso el Recinto Ferial de Gipuzkoa, FI-
COBA, en Irún, si bien algunos talleres se llevaron a cabo también en Do-
nostia-San Sebastián, en el Palacio de Miramar y en el Centro Carlos San-
tamaría (Campus de Gipuzkoa de la a UPV/EHU), y en la Central de la
Ertzaintza en Oiartzun.
Fruto de un importante esfuerzo de organización conjunta por parte
del Instituto Vasco de Criminología y la Asociación Vasca de Criminólo-
gos, el I Congreso Internacional buscaba subrayar la perspectiva crimino-
lógica en el abordaje de un fenómeno que tanto preocupa altamente en el
plano internacional y en la vida interna de los Estados,
— por el desafío que supone, como reconocen las Naciones Unidas, a
la seguridad internacional;
— por sus formas específicas de manifestación, que en cierto modo se
separan del actuar de las organizaciones terroristas más clásicas o de
formato tradicional, obligando a repesar los mecanismos de inter-
vención, investigación y respuesta;
— por el altísimo nivel de victimización generado.

Para la Criminología, el análisis y tratamiento de cualquier fenómeno


de orden delincuencial requiere partir del mejor conocimiento de su rea-
lidad y de los diferentes intervinientes y afectados por el mismo, persi-
guiendo como objetivo final el desarrollo de sistemas de intervención
dirigidos a su más eficaz prevención, contención y respuesta. Ciencia mul-

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12 PRESENTACIÓN

tidisciplinar por su propia naturaleza, la Criminología ha distinguido tradi-


cionalmente varios niveles de análisis e intervención: el del fenómeno como
tal (la delincuencia/criminalidad: que es mucho más que la suma de los he-
chos individuales cometidos), el de los hechos particulares (delitos/críme-
nes) y el de los autores y responsables de esos hechos (delincuentes/crimi-
nales); más recientemente se añade a lo anterior la perspectiva victimológica
y la exigencia de permanente evaluación de las estrategias preventivas y de
los propios sistemas y mecanismos de justicia penal.
Los temas se abordaron a través de las sesiones plenarias y los talleres
del Congreso, centradas por todo ello no sólo en el análisis de las diver-
sas facetas del fenómeno en sí mismo, sus manifestaciones y actores, sino
igualmente en las diferentes estrategias de intervención y de respuesta,
prestando una especial atención a la problemática:
— tanto desde la óptica de la prevención primaria, donde la preven-
ción de la radicalización violenta y extremista se proyecta en primer
plano
— como a la de la prevención de la victimización y el acompaña-
miento, tratamiento y apoyo de las víctimas.

Todo ello sin olvidar los problemas de la intervención policial y del


adecuado abordaje jurídico-penal y procesal de los hechos y sus autores,
así como las importantes cuestiones que se suscitan en el universo peniten-
ciario.
Se ofreció así una plataforma privilegiada a la comunidad multidiscipli-
nar de profesionales, que permitió a criminólogos, victimólogos, antropó-
logos, sociólogos, politólogos, juristas profesionales de la seguridad, de la
psicología, de la psiquiatría, educadores sociales, etc. exponer, desarrollar,
contrastar y debatir sus investigaciones más recientes, así como teorías y
experiencias… sobre el fenómeno del terrorismo yihadista.
El presente volumen, que con tanto cariño y esmero ha preparado
Isabel Germán, investigadora del Instituto Vasco de Criminología / Kri-
minologiaren Euskal Institutua y miembro de la Asociación Vasca de
Criminólogos/ Kriminologoen Euskal Elkartea recoge las principales con-
tribuciones y aportaciones al Congreso.
Como Presidentes del Congreso son muchas las deudas que hemos
contraído con cuantas instituciones y personas colaboraron y apoyaron de
cerca su celebración.
En este sentido, debemos reconocer en primer lugar y de forma espe-
cial, entre las instituciones, el patrocinio destacado del Gobierno Vasco,
cuyo Departamento de Seguridad y Secretaría General de Derechos Hu-
manos, Convivencia y Cooperación, y su apoyo desde el minuto «0»,

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PRESENTACIÓN 13

decisivo para que nos pudiéramos poner en marcha. Mención especial,


además, merecen en el seno del Departamento de Seguridad, a los respon-
sables y miembros de la Ertzaintza, que trabajaron intensamente para ase-
gurar la protección de todos los participantes y contribuir a garantizar que
los trabajos del Congreso se desarrollaran en las condiciones de seguridad
apropiadas. También agradecemos la ayuda recibida del Departamento de
Trabajo y Justicia.
Al lado del Gobierno Vasco contamos el apoyo de la Diputación Foral
de Gipuzkoa, del Convention Bureau del Ayuntamiento de Donostia-San
Sebastián, de Ficoba y del Ayuntamiento de Irun, así como de una larga
lista de entidades, entre las que merecen resaltar ALPA. Equipos de Segu-
ridad y Lurauto.
Deseamos igualmente agradecer de corazón a Isabel Germán, Dioni-
sio Benito y Sara Mchichou, que llevaron la carga de la Secretaría general
del Congreso; al Comité organizador en el que junto a los anteriores se
integraron destacadamente: José Álava, David Almahano, Enaut de Fru-
tos, Osertz Escobar, Fco. Javier Lago, Mikel Molero, Iñaki Vicente.; a los
miembros del Comité Científico, a los ponentes, presidentes de sesión,
responsables-coordinadores de los talleres e intervinientes en los mismos, y
a los/as alumnos/as voluntarios/as.
Asimismo, un reconocimiento muy muy especial al Equipo de la Fun-
dación de los Cursos de Verano de la UPV/EHU. La preparación de un
Congreso es un proceso, una singladura larga y compleja en la que en
modo alguno la voluntariosidad es garantía de éxito. Somos conscientes
de que fue gracias a su profesionalidad y apoyo generosos (y no sólo en
cuestiones estrictamente organizativas) que el I Congreso Internacional
pudo finalmente ver la luz.

José Luis de la Cuesta Arzamendi


Director del Instituto Vasco de Criminología

Antonio García Chazarra


Presidente de la Asociación Vasca de Criminólogos

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1
Aportaciones
Modelos de traducción
desde la criminología
al conocimiento y comprensión
del fenómeno terrorista

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Quel apport de la criminologie
aux resolutions de l’assemblee generale
et du conseil de securite de l’onu dans
la lutte contre le terrorisme
JEAN-PAUL LABORDE
Ambassadeur itinérant de l’Assemblée parlementaire de la Méditerranée
Directeur du Centre d’expertise sur la lutte contre le terrorisme
Écoles de St-Cyr-Coëtquidan1

Il pourrait paraître peut-être curieux de souligner l’importance de la Cri-


minologie dans les décisions de l’Assemblée générale et du Conseil de sécurité
de l’Organisation des Nations Unies relative au contre-terrorisme. Pourtant,
si l’on se replace dans l’histoire de l’organisation mondiale, on s’aperçoit déjà
que la Criminologie tient une place importante dans les premiers programmes
de développement de l’ONU. En effet, le programme pour la Prévention du
crime et le traitement des délinquants qui a été fondé très tôt dans l’existence
de l’organisation, a eu son premier congrès mondial en 1955. Il faut souli-
gner, comme l’indique le document de l’ONUDC sur ces Congrès2

« qu’en 1872, la Commission internationale sur l’emprisonnement qui


est devenue par la suite la Commission internationale pénale et péniten-
tiaire a été créée au cours d’une conférence internationale en vue de for-
muler des recommandations pour une réforme pénitentiaire. La Com-
mission internationale pénale et pénitentiaire a adhéré à la Société des
Nations et a continué à organiser, tous les cinq ans, des conférences sur
la lutte contre la criminalité. La Commission ayant été dissoute au lende-
main de la Seconde Guerre mondiale, ses attributions furent transférées
en 1950 à l’Organisation des Nations Unies, qui a poursuivi la pratique
consistant à organiser, tous les cinq ans, une conférence internationale
sur les questions relatives à la lutte contre la criminalité ».

C’est ainsi que le premier Congrès des Nations Unies fut organisé à Ge-
nève en 1955. En même temps, les quatre grandes organisations scientifi-

1 JP Laborde est également conseiller honoraire à la Cour de cassation française.


2 https://www.un.org/fr/conf/crimecongress2010/pdf/posterbook.pdfs

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18 JEAN-PAUL LABORDE

ques qui traitaient et traitent encore des questions criminelles organisaient et


organisent toujours, en marge des Congrès des Nations Unies, des réunions
scientifiques sur ces sujets y compris lors de leurs propres congrès. Il s’agit
de l’Association Internationale de Droit Pénal, dont l’ancien président, José
Luis de La Cuesta, qui est professeur à votre université et que je suis fier
d’avoir parmi mes amis, est ici aujourd’hui ; mais il faut aussi mentionner la
Fondation pénale et pénitentiaire, héritière de la Commission internationale
du même nom et ancêtre du programme des Nations Unies, la Société in-
ternationale de défense sociale, crée par Marc Ancel et enfin, bien entendu,
la Société internationale de Criminologie fondée en 1938. Ces quatre asso-
ciations couvrent tous les champs de la recherche en matière criminelle se
rapportant à la responsabilité criminelle individuelle et collective, à la com-
préhension et au traitement des criminels ainsi qu’à la part. de responsabi-
lité sociale dans la genèse des actes criminels eux-mêmes. Parmi les actes cri-
minels traités, figurent évidemment les actes de terrorisme. Ces derniers, la
coopération internationale en matière pénale qui va avec et le soutien aux
États pour la mise en œuvre de cette coopération étaient et sont toujours
du ressort de l’ONUDC, qui assure le suivi et le soutien aux résolutions des
Congrès successifs qui sont devenus depuis lors les Congrès pour la préven-
tion du crime et la justice pénale qui se tiennent toujours tous les cinq ans
et qui rapportent, depuis sa création, à la Commission pour la prévention du
crime et la justice pénale qui, elle, se réunit tous les ans en sa qualité d’or-
gane subsidiaire du Conseil économique et social. C’est ainsi que, comme
le terrorisme a toujours été compris parmi les infractions pénales, tout a été
fait à son sujet dans l’esprit de la philosophie pénale habituelle relative aux
autres crimes ; les théories scientifiques déjà très développées, à savoir de
traiter à la fois l’infraction, le sujet criminel et l’environnement sociétal, lui
étaient donc théoriquement applicables dans ce contexte. Cependant, il n’y
avait pas d’études précises dans ces programmes, à l’exception d’une recher-
che qui avait été engagée sur les groupes terroristes et leurs structures par le
Service de prévention du terrorisme jusqu’aux attentats du de New-York, le
11 septembre 2001. Peu après, ce service a été réorienté vers une action ju-
ridique de ratification des instruments internationaux contre le terrorisme.
Mais il faut aussi avouer que les Nations Unies, traitant avant tout, à cette
époque, à travers la promotion des instruments juridiques internationaux,
peu de place était laissée à l’analyse criminologique des faits et des compor-
tements humains qui les sous-tendaient.

Les Nations Unies ont traité et traitent du terrorisme dans d’autres


enceintes pour d’autres aspects de cette lutte

Ainsi, l’Assemblée générale se préocupe depuis longtemps de la lutte


contre le terrorisme. De nombreuses résolutions de l’organe plénier de

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QUEL APPORT DE LA CRIMINOLOGIE AUX RESOLUTIONS DE L’ASSEMBLEE ... 19

l’ONU ont été prises pour lutter contre ce fléau. Il suffirait de mentionner
toutes les résolutions de nature plénipotentiaire qui ont permis d’adop-
ter les conventions internationales de l’ONU de lutte contre le terrorisme3
ou encore celles qui ont permis l’adoption de déclarations contre le terro-
risme en 1994 et 19964. Le Conseil de sécurité de l’organisation mondiale
a, de son côté, adopté des résolutions telle que la résolution 1267 et ses
résolutions subséquentes sur le listing des sanctions à prendre contre les
terroristes ou les organisations terroristes ou encore les résolutions 1373
et suivantes sur la lutte contre le terrorisme et le financement du terro-
risme d’une manière générale pour maintenir la paix et à la sécurité inter-
nationale et éventuellement prendre toutes mesures pour les rétablir.
Il est d’ores et déjà important de constater que les actes de terrorisme
sont considérés, à la fois par l’Assemblée générale que par le Conseil de
sécurité, comme des crimes alors que le terrorisme, ne jouit pas d’une
définition générale au niveau de l’Organisation des Nations Unies. Dis-
tinction donc des actes et du phénomène…s’approche-t-on déjà d’une
différence entre les définitions juridiques et les définitions relevant de la
Criminologie ou de la Sociologie criminelle ? Les contours de l’acte crimi-
nel, la motivation de l’être humain à commettre des actes de cette nature
proviennent-ils de la désespérance personnelle ou d’un environnement cri-
minogène ? Appréhender un phénomène criminel d’une manière global
puisque tous les États de l’ONU sont d’accord pour dire que le terrorisme
est un crime, relève tout d’abord de la Criminologie et non du Droit,
fût-il du Droit pénal international. L’environnement politique de la situa-
tion au Moyen-Orient, pollue clairement le débat. Il est, de plus clair, que
jusqu’aux années 2000, la prévention des actes de terrorisme, n’était, en
aucune manière, au centre des débats des instances de l’ONU. Certes, les
États musulmans, victimes du terrorisme, insistaient, en autres, sur l’im-
portance de la lutte contre la pauvreté et les inégalités, les questions rela-
tives à l’intolérance religieuse ou à l’éducation. Cependant, il n’y avait pas
consensus sur l’importance des mesures préventives à prendre pour éviter

3 Convention de 1973 sur la prévention et la répression des infractions contre les per-

sonnes jouissant d’une protection internationale, y compris les agents diplomatiques, signa-
ture : New York, 14 décembre 1973, entrée en vigueur : 20 février 1977, Convention inter-
nationale de 1979 contre la prise d’otages, signature : New York, décembre 1979, entrée et
vigueur : 3 juin 1983, Convention internationale de 1997 pour la répression des attentats
terroristes à l’explosif : signature : New York, 15 décembre 1997,entrée en vigueur : 23 mai
2001 Convention internationale de 1999 pour la répression du financement du terrorisme
signature : 9 décembre 1999,entrée en vigueur ,10 avril 2002,convention internationale de
2005 pour la répression des actes de terrorisme nucléaire, signature : New York, 13 avril
2005,entrée en vigueur : 7 juillet 2007.
4 http://legal.un.org/avl/pdf/ha/dot/dot_f.pdf (article de l’ambassadeur Rohan Pe-

reira sur ces déclarations)

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20 JEAN-PAUL LABORDE

les actes de terrorisme, en dehors, bien sûr, des questions relatives à l’oc-
cupation étrangère ou au droit des peuples à disposer d’eux-mêmes. Mais,
en tout cas, il n’était pas fait appel à la Criminologie.

Les éléments précurseurs de l’appel à la Criminologie dans la lutte


contre le terrorisme aux Nations Unies

Les premiers mouvements dans cette direction, outre ceux mentionnés


plus haut dans le cadre du Programme des Nations Unies pour la préven-
tion du crime et la justice pénale figurent dans la Stratégie antiterroriste
mondiale de l’Organisation des Nations Unies5» qui date de 2006. Ainsi,
le premier des quatre piliers de la Stratégie fait une référence précise aux
mesures de prévention dans la lutte contre le terrorisme mentionne, en
autres, l’élimination de la pauvreté, la promotion d’une croissance écono-
mique soutenue, le développement durable et la prospérité pour tous dans
le monde entier ; elle souligne également l’importance

« de poursuivre et d’intensifier les programmes de développement et


d’inclusion sociale à tous les niveaux, en tant qu’objectif à part. entière,
sachant que le progrès dans ce domaine, notamment en matière de chô-
mage des jeunes, pourrait réduire la marginalisation, et donc le senti-
ment de persécution qui pousse à l’extrémisme et au recrutement de ter-
roristes ».

Nous voici donc maintenant tout prêt de la Criminologie. Si l’on uti-


lise la Criminologie clinique à la lettre, on peut donc utiliser ces outils
préconisés dans la Stratégie pour éviter le développement dans les quar-
tiers difficiles de pathologies criminelles qui peuvent mener au terrorisme.
Mieux, dans la suite des évolutions des actions de l’Assemblée générale,
on ira également plus loin au fur et à mesure de la reconnaissance de la
plus grande importance des éléments de prévention, la plupart. d’entre
eux étant destinés à prévenir la genèse des comportements criminels. Il
faut donc tout l’apport de la science criminologique pour arriver à ce but.
D’ailleurs même le mot terrorisme s’est progressivement effacé pour faire
place à « l’extrémisme violent » dans les actions de prévention du terro-
risme. Ainsi, dans son plan d’action contre l’extrémisme violent6, le Secré-
taire général des Nations Unies a détaillé toutes les actions de prévention
nécessaires, comme par exemple, l’étude des processus de radicalisation
des individus, la marginalisation de ceux-ci, et des actions précises relati-

5 https://www.un.org/counterterrorism/ctitf/fr/un-global-counter-terrorism-strategy
6 https://www.un.org/counterterrorism/ctitf/sites/www.un.org.counterterrorism.
ctitf/files/plan_action.pdf

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QUEL APPORT DE LA CRIMINOLOGIE AUX RESOLUTIONS DE L’ASSEMBLEE ... 21

ves à l’éducation, la prise de conscience de l’importance de la participation


active des jeunes aux processus décisionnels, la réduction du chômage, la
tolérance religieuse, toutes actions que la Criminologie clinique pourrait
préconiser pour peser sur l’orientation positive des comportements des
personnes susceptibles de basculer dans le terrorisme. IL faut noter que
l’Assemblée générale, sans reprendre ce plan d’action dans sa totalité, s’en
est largement inspirée pour les nouvelles des actions à mener dans le cadre
rénové de la Stratégie mondiale de lutte contre le terrorisme.

Le Conseil de sécurité s’est aussi inspiré de la Criminologie dans ses


différentes résolutions contre les combattants terroristes étrangers

Il est absolument certain que le Conseil de sécurité préconise égale-


ment le recours à la Criminologie dans la lutte contre les combattants ter-
roristes étrangers…mais le sait-il ?
En effet, dans sa première résolution 2178 (2014) contre les combat-
tants terroristes étrangers, mais le Conseil a clairement réitéré l’impor-
tance du traitement pénal et de la lutte contre la récidive par des moyens
toujours préconisés par la Criminologie, outre la pénologie dans sa réso-
lution. Ainsi par exemple dans sa résolution 2396 (2017) et en particulier
dans son paragraphe opératif n.° 6, le Conseil de sécurité a préconisé

« de mobiliser l’ensemble des pouvoirs publics et reconnaît le rôle que


peuvent jouer les organisations de la société civile, notamment dans les
domaines de la santé, de la protection sociale et de l’éducation, pour ce
qui est de contribuer à la réadaptation et la réinsertion des combattants
terroristes étrangers rentrant dans leur pays d’origine ou se réinstallant
dans un pays tiers et de leur famille, étant donné que ces organisations
connaissent peut-être le mieux les communautés locales et ont peut-être
le meilleur accès à celles-ci et les meilleures possibilités de dialogue avec
elles, pour faire face aux problèmes que constituent le recrutement et la
radicalisation menant à la violence ».

Mais il y a loin de la théorie à l’action. Certes, de nombreux program-


mes sont établis dans de nombreux pays touchés par l’extrémisme violent
et le terrorisme pour lutter contre ces fléaux. L’apport de la Criminologie
dans ces secteurs géographiques et thématiques est essentiel et certaine-
ment pas assez reconnu. En effet, nous devons à la fois nous départir des
mauvaises habitudes de chaque fois redécouvrir à travers de nouveaux évè-
nements, de nouvelles théories scientifiques que nous mettrons du mal à
traduire en actions. Il faut absolument que nous nous mobilisions pour of-
frir les services de la communauté scientifique aux instances internationa-
les, à travers, par exemple, le paragraphe 32 de la résolution 2396 (2017)

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22 JEAN-PAUL LABORDE

citée ci-dessus qui fait expressément référence à l’action de la société ci-


vile dont nous faisons partie Et comment ne pas mentionner le camp de
Al Hol dans lequel, à la suite de la défaite de Daesch en Irak et en Syrie,
des dizaines de milliers de personnes sont regroupées, dans des conditions
difficiles qui peuvent constituer un excellent terreau pour les organisations
terroristes. Le savoir et les équipes de la communauté internationale de la
Criminologie pourraient vraiment empêcher le retour à des actions crimi-
nelles terroristes.

Conclusion

A travers l’étude très brève de quelques résolutions de l’Assemblée gé-


nérale et du Conseil de Sécurité de l’ONU, on peut s’apercevoir de l’im-
portance que peut revêtir l’apport de la Criminologie dans la lutte contre
le terrorisme. Il ne tient qu’à nous de le proposer et de passer ainsi de nos
études sur la genèse de l’acte criminel au traitement clinique de celui-ci.
Souhaitons que nos organisations sachent le faire et que les États puissent
se voir offrir le soutien de la communauté scientifique dans la lutte contre
ces fléaux majeurs de notre temps.

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Aportaciones de la criminología a
las resoluciones de la asamblea general
y del consejo de seguridad de las onu
en la lucha contra el terrorismo
JEAN-PAUL LABORDE
Embajador itinerante de la Asamblea Parlamentaria del Mediterráneo
Director. Centre d’expertise sur la lutte contre le terrorisme
(Écoles de St-Cyr-Coëtquidan)1

El hecho de subrayar la importancia de la criminología en las decisio-


nes de la Asamblea general y del Consejo de seguridad de las Naciones
Unidas relativas al contra-terrorismo puede parecer curioso. Sin embargo,
si uno se fija en la historia de la organización mundial, puede fácilmente
constatar cómo la criminología ocupó ya un lugar importante en los pri-
meros programas de desarrollo de la ONU. En efecto, el programa para
la Prevención del crimen y el tratamiento del delincuente que fue fundado
muy pronto en la organización, celebró su primer congreso mundial en
1955. Conviene subrayar, como lo hace el documento de la ONUDC so-
bre este Congreso2 que

«en 1872, la Comisión Internacional de Cárceles —que más tarde pasaría


a denominarse Comisión Internacional Penal y Penitenciaria se creó du-
rante una conferencia internacional para formular recomendaciones sobre
reforma penitenciaria. La Comisión Internacional Penal y Penitenciaria se
afilió a la Sociedad de Naciones y siguió celebrando conferencias sobre la
lucha contra la delincuencia cada cinco años. Con la disolución de la Co-
misión Internacional Penal y Penitenciaria tras la Segunda Guerra Mun-
dial, sus funciones se transfirieron en 1950 a las Naciones Unidas, incluida
la práctica de celebrar conferencias internacionales sobre cuestiones rela-
cionadas con la lucha contra la delincuencia, a intervalos de cinco años».

El primer Congreso de las Naciones Unidas se celebró así en Gine-


bra en 1955. Al mismo tiempo, las cuatro grandes organizaciones cientí-

1 JP Laborde es también Magistrado honorario de la Cour de cassation francesa.


2 https://www.un.org/es/conf/crimecongress2010/pdf/posterbook.pdfs

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24 JEAN-PAUL LABORDE

ficas que se ocupaban, y siguen ocupándose, de las cuestiones criminales


organizaban (y copntinuan organizado) reuniones científicas sobre estos
temas con ocasión de los Congresos de las Naciones Unidas, además de
sus propios congresos. Me refiero a la Association internationale de droit
pénal, cuyo presidente honorario, José Luis de la Cuesta, catedrático de
su Universidad, a quien estoy orgulloso de tener como amigo, y que se
encuentra aquí hoy; pero hay que mencionar también a la Fondation pé-
nale et pénitentiaire, heredera de la Comisión internacional del mismo
nombre y antecesora del programa de las Naciones Unidas, la Société in-
ternationale de défense sociale, creada por Marc Ancel y tambien, por su-
puesto, la Société internationale de criminologie fundada en 1938. Estas
cuatro asociaciones cubren todos los campos de investigación en mate-
ria criminal que tienen que ver con la responsabilidad penal individual
y colectiva, la comprensión y tratamiento de los criminales, así como la
parte de responsabilidad social en la génesis de los actos criminales. En-
tre los hechos criminales estudiados figuran evidentemente los actos de
terrorismo. Los actos de terrorismo, la cooperación internacional en ma-
teria penal, que acompaña, y el apoyo a los Estados en la aplicación de
esta cooperación han sido y continuan siendo el ámbito de responsabili-
dad de la ONUDC, que se ocupa del seguimiento y apoyo de las resolu-
ciones de los Congresos sucesivos que se han convertido en la actualidad
en los Congresos para la prevención del crimen y la justicia penal, cele-
brados cada cinco años y que, desde su creación, aportan sus resultados
a la Comisión del crimen y la justicia penal, la cual se reune todos los
años en calidad de órgano subsidiario del Consejo económico y social. Y
como el terrorismo siempre se ha contado entre las infraciones penales,
el trabajo en relación con el mismo se ha desarrollado en el mismo espí-
ritu de la filosofía penal habitual concerniente a los demás crímenes, apli-
cándose plenamente a este respecto las teorías científicas que desde hace
tiempo postulan la necesidad de que el estudio criminológico no solo se
ocupe de la infracción, sino que estudie igualmente al sujeto criminal y
el entorno societario, para alcanzar un conocimiento cabal de esta reali-
dad que permite la aplicación de políticas y medidas preventivas y reac-
tivas efectivas. Con todo, hasta los atentados de Nueva York del 11 de
septiembre de 2001, faltaban estudios precisos sobre terrorismo, a ex-
cepción de una investigación desarrollada por los grupos terroristas y sus
estructuras por el Servicio de prevención del terrorismo.
Este servicio fue poco más tarde reorientado hacia una cción jurídica
de ratificación de los instrumentos internacionales contra el terrorismo.
Hay también que confesar que estando las Naciones Unidas prioritaria-
mente ocupadas de la promoción de los instrumentos jurídicos interna-
cionales, escaso era el espacio que se dejaba al análisis criminológico de los
hechos y de los comportamientos humanos subyacentes.

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APORTACIONES DE LA CRIMINOLOGÍA A LAS RESOLUCIONES DE LA ASAMBLEA ... 25

Las Naciones Unidas se han ocupado y tratan del terrorismo en otras


instancias, en lo que concierte a otros aspectos de esta lucha

Ahora bien, la Asamblea general se procupa desde hace tiempo de la


lucha contra el terrorismo. Numerosas resoluciones del órgano plenario de
la ONU han sido adoptadas para luchar contra esta plaga. Basta mencio-
nar todas las resoluciones de naturaleza plenipotenciaria que han permi-
tido adoptar las convenciones internacionales de la ONU de lucha contra
el terrorismo3 o tambien las que permitieron la aprobación de declaracio-
nes contra el terrorismo en 1994 y 19964. El Consejo de seguridad de la
organización mundial, por su parte, ha adoptado resoluciones como la re-
solución 1267 y subsiguiente sobre el listado de sanciones a adoptar con-
tra los terroristas o las organizaciones terroristas, o incluso las resoluciones
1373 y siguientes sobre la lucha contra el terrorismo y la financiación del
terrorismo de manera general para mantener la paz y la seguridad interna-
cional y eventualmente adoptar todo tipo de medidas para su restableci-
miento.
Hay que subrayar desde ya que los actos de terrorismo son conside-
rados, tanto por la Asamblea general como por parte del Consejo de se-
guridad como crímenes, mientras que el terrorismo no cuenta con una
definición general a nivel de la Organización de las Naciones Unidas. Se
distingue, pues entre los actos y del fenomeno… ¿es esto de algún modo
reflejo de la diferencia entre definiciones jurídicas y deficiones criminoló-
gicas y de sociología criminal? Los contornos del acto criminal, la motiva-
ción del ser humano para la comisión de actos de esta suerte ¿provienen la
desesperación personal o son el resultado de un ambiente criminógeno?
Comprender un fenómeno de forma holística, puesto que todos los Esta-
dos de la ONU están de acuerdo en decir que el terrorismo es un crimen,
tiene que ver más con la criminología que con el derecho, aunque sea el
derecho penal internacional. Pero el ambiente político de la situación en
Oriente Medio contamina claramente el debate. Está además muy claro

3 Convención sobre la Prevención y el Castigo de Delitos contra Personas Internacio-

nalmente Protegidas, inclusive los Agentes Diplomáticos, firmada en Nueva Yorl el 14 de


diciembre de 1973, entraeda en vigor: 20 febrero 1977; Convención Internacional contra
la Toma de Rehenes, hecha en Nueva York el 17 de diciembre de 1979, entrada en vigor: 3
junio 1982; Convenio Internacional para la represión de los atentados terroristas cometidos
con bombas, hecho en Nueva York el 15 de diciembre de 1997, entrada en vigor: 23 mayo
2001; Convenio Internacional para la Represión de la Financiación del Terrorismo, hecho
en Nueva York el 9 de diciembre de 1999, entrada en vigor: 10 abril 2002; Convenio Inter-
nacional para la represión de los actos de terrorismo nuclear, hecho en Nueva York el 13 de
abril de 2005, entrada en vigor: 7 julio 2007.
4 http://legal.un.org/avl/pdf/ha/dot/dot_f.pdf (artículo del embajador Rohan Pe-

reira sobre estas declaraciones)

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26 JEAN-PAUL LABORDE

que, hasta entrado el nuevo milenio la prevención de los actos de terro-


rismo no se encontraba, en manera alguna, en el centro de los debates de
las instancias de la ONU. Ciertamente, los Estados musulmanes, víctimas
del terrorismo insistían, entre otras cosas, sobre la importancia de la lucha
contra la pobreza y las desigualdades, así como sobre la intolerancia reli-
giosa o la educación. Con todo, dejando al margen, por supuesto, cuestio-
nes relativas a la ocupación extranjera o el derecho de los pueblos a la au-
todeterminación, no había consenso sobre la importancia de las medidas
preventivas a adoptar para evitar los actos de terrorismo. Y, en todo caso,
no se recurría a la criminología.

Elementos precursores del recurso a la criminología en la lucha contra


el terrorismo en el seno de las Naciones Unidas

Los primeros movimientos en esta dirección, junto a los mencionados


más arriba en el marco del Programa de la Naciones Unidas para la pre-
vención del delito y la justicia penal, figuran en la Estrategia global con-
tra el terrorismo de la Organización de las Naciones Unidas5 que data de
2006. El primero de los cuatro pilares de la Estrategia hace precisa refe-
rencia a las medidas de prevención en la lucha contra el terrorismo y men-
ciona, entre otras, la eliminación de la pobreza, la promoción de un creci-
miento económico sostenido, el desarrollo duradero y la prosperidad para
todos en el mundo entero; subraya iguamente la importancia de

«aplicar y reforzar los programas de trabajo en materia de desarrollo e in-


clusión social en todos los niveles como fines en sí mismos, reconociendo
que el éxito en este ámbito, especialmente en lo relativo al desempleo de
los jóvenes, podría reducir la marginación y el consiguiente sentimiento de
victimización que impulsa el extremismo y el reclutamiento de terroristas».

Aquí estamos ya cerca de la criminología. Si entendemos la crimino-


logía clínica de manera estricta, se pueden utilizar las herramientas pre-
conizadas en la Estrategia para evitar el desarrollo en los barrios difíciles
de patologías criminales que pueden llegar al terrorismo. Mejor, a la hora
del seguimiento de la evolución de las acciones de la Asamblea general,
se irá igualmente más lejos a medida que se van dando la necesaria im-
portancia a los elementos de prevención, la mayoría de los cuales se desti-
nan a prevenir la génesis de los comportamientos criminales. Para llegar a
este objetivo la aportación de la ciencia criminológica resulta esencial. Por
otra parte, incluso el término terrorismo se ha ido progresivamente difu-
minando para hacer sitio al «extremismo violento» en las acciones de pre-

5 https://www.un.org/counterterrorism/ctitf/fr/un-global-counter-terrorism-strategy

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APORTACIONES DE LA CRIMINOLOGÍA A LAS RESOLUCIONES DE LA ASAMBLEA ... 27

vención del terrorismo. Así, en su plan de acción contra el extremismo


violento6, el Secretario general de las Naciones Unidas detalló todas las ac-
ciones de prevención necesarias como, por ejemplo, el estudio de los pro-
cesos de radicalización individual, la marginalización de los radicalizados y
el análisis de las acciones precisas en materia de educación, de conciencia-
ción de la importancia de la participación activa de los jóvenes en los pro-
cesos de toma de decisión, la reducción del desempleo, la tolerancia reli-
giosa: acciones, todas ellas, que la criminología clínica podría preconizar
por su peso en la orientación positiva de los comportamientos de personas
susceptibles de bascular hacia el terrorismo. Hay que hacer subrayar que la
Asamblea general, sin retomar este plan de acción en su totalidad, se ins-
piró ampliamente en él en lo que se refiere a las nuevas acciones a desarro-
llar en el cuadro renovado de la Estrategia global para la lucha contra el
terrorismo.

El Consejo de seguridad se ha inspirado igualmente en la criminología en


sus diferentes resoluciones contra los combatientes terroristas extranjeros

Sin lugar a dudas el Consejo de seguridad preconiza igualmente el re-


curso a la criminología en la lucha contra los combatientes terroristas ex-
tranjeros… pero ¿lo sabe?
En efecto, en su primera resolución 2178 (2014) contra los comba-
tientes terroristas extranjeros el Consejo reiteró claramente la importancia
del tratamiento penal y de la lucha contra la reincidencia por los medios
siempre recomendados por la criminología, además de la penología. Así,
por ejemplo, en su resolución 2396 (2017) y ,en particular, en su apar-
tado núm. 32, el Consejo recomendó la adopción de «un enfoque pangu-
bernamental», reconociendo

«el papel que pueden desempeñar las organizaciones de la sociedad ci-


vil, en particular en los sectores de la salud, el bienestar social y la educa-
ción, para ayudar a rehabilitar y reintegrar a los combatientes terroristas
extranjeros que regresan o se trasladan y a sus familias, ya que es posible
que esas organizaciones tengan los conocimientos más apropiados y pue-
dan acceder a las comunidades locales y colaborar con ellas para enfren-
tar los retos que plantean el reclutamiento y la radicalización conducente
a la violencia».

Pero la distancia entre la teoría y la acción es grande. Ciertamente se


han establecido numerosos programas en muchos países afectados por el

6 https://www.un.org/counterterrorism/ctitf/sites/www.un.org.counterterrorism.

ctitf/files/plan_action.pdf

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28 JEAN-PAUL LABORDE

extremismo violento y el terrorismo con objeto de luchar contra estas pla-


gas. La aportación de la criminología en estos sectores geográficos y te-
máticos resulta esencial y ciertamente no suficientemente reconocida. De-
bemos, en efecto, a la vez alejarnos de los malos hábitos y redescubrir a
través de nuevos acontecimientos, nuevas teorías cientificas que habrá que
esforzarse en traducir en acciones. Es absolutamente necesario que nos
movilicemos para ofrecer los servicios de la comunidad científica a las ins-
tancias internacionales a través, por ejemplo, de lo dispuesto en el pará-
grafo 32 de la resolución 2396 (2017) que se acaba de citar y que hace
referencia expresa a la sociedad civil a la cual pertenecemos. Y cómo no
mencionar el Campo de Al Hol, en el que tras la derrota de Daesch en
Irak y en Siria, fueron agrupadas decenas de miles de personas en condi-
ciones difíciles, lo que puede constituir un excelente espacio abonado para
las organizaciones terroristas. El conocimiento y los equipos de la comuni-
dad criminológica internacional podrían realmente ser de la mayor utilidad
para prevenir el retorno a acciones criminales terroristas.

Conclusión

A través del breve estudio de algunas resoluciones de la Asamblea ge-


neral y del Consejo de Seguridad de la ONU se puede constatar la impor-
tancia que puede tener la aportación de la criminología en la lucha contra
el terrorismo. Solo hace falta proponerlo y pasar así de los estudios sobre
la génesis de los actos criminales a su tratamiento clínico.
Esperemos que nuestras organizaciones sepan hacerlo y no duden en
ofrecer soluciones a sus responsables políticos a nivel nacional e interna-
cional y que los Estados puedan contar con el apoyo de la comunidad
científica en la lucha contra estas plagas que tan gravemente nos azotan en
nuestro tiempo.

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Los relatos del terrorismo yihadista:
entre el martirio y el asesinato múltiple
VICENTE GARRIDO GENOVÉS
Psicólogo y Criminólogo
Director. Centre d’expertise sur la lutte contre le terrorisme
Profesor de la Universidad de Valencia

Este capítulo tiene como objetivo, en primer lugar, plantear la im-


portancia del relato o narrativa en el proceso de radicalización y en la ac-
ción de cometer atentados de los yihadistas islámicos, y en segundo lugar,
destacar la existencia de yihadistas «falsos» o pseudoyihadistas, que serían
aquellos que a pesar de reivindicar un homicidio múltiple en nombre del
ISIS —o que éste lo reivindique en su nombre una vez fallecido—, poseen
relatos diferentes acerca de las razones para matar, que son propios en rea-
lidad de los asesinos múltiples en un solo acto o secuencia. Mientras que el
yihadista persigue el martirio y el triunfo del ISIS, el falso yihadista actúa
por resentimiento, odio, ira y venganza. No obstante, tanto en unos como
en otros cobra protagonismo la frustración existencial como instigador de
los crímenes violentos.

1. Criminología narrativa

La teoría narrativa aplicada a las ciencias sociales mantiene que las per-
sonas crean un sentido en sus vidas (es decir, le otorgan un significado) me-
diante la creación de un relato o narración donde ellas son los personajes
principales (Baumeister y Newman, 1994). Una narración se compone de
una secuencia única de eventos, estados mentales y actuaciones que impli-
can a los seres humanos como caracteres o actores (Brunner, 1987). Los
datos u objeto de estudio de la narrativa son, por consiguiente, las histo-
rias que los individuos se cuentan sobre sí mismos acerca los episodios que
les han sucedido, o bien que ellos han realizado, o en ocasiones sobre la
vida como un todo.
La Criminología narrativa, apoyándose en trabajos previos de la psicolo-
gía narrativa, asume que el individuo crea su identidad mediante los relatos
que se cuenta a sí mismo; de igual modo, explica el mundo y las cosas que le
suceden mediante los relatos que construye, relatos que extrae de la cultura
en la que está inmerso (Presser, 2010; McAdams, 1985, 2001, 2008).

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30 VICENTE GARRIDO GENOVÉS

Para McAdams (1985), en su life-story model of identity,1 la estructura


básica motivacional que subyace a las historias que elabora un sujeto es la
tensión existente entre la agency (autonomía, autoeficacia, poder) y la co-
munión /intimidad. La primera se refiere a la motivación que persigue es-
tar en control de los acontecimientos, a alcanzar el éxito y el dominio, a
ser competente y autónomo; en suma, a individualizarse frente a los otros
habiendo alcanzado una identidad relevante. La comunión, por su parte,
es el impulso a disponer de relaciones cercanas; es el deseo de conectar
con los otros, de vivir experiencias afectivas de cuidado y protección; aquí
los valores esenciales son amor e intimidad. Para McAdams (1985, 2001),
la narrativa de la persona expresa la posición adaptada en estas dos dimen-
siones.
Sobre este trabajo pionero, Louis Presser (2004, 2008, 2009, 2010,
2012; Presser y Sandberg, 2015), como una de las principales figuras de
la criminología narrativa, ha señalado que el interés de los relatos de los
delincuentes no debería quedarse en el plano tradicional donde la crimi-
nología tradicional o positivista lo ha mantenido, es decir, como vehículo
para analizar las experiencias por las que ha pasado un sujeto, sino que, en
lo que ella denomina la narración constitutiva, hemos de otorgar a la na-
rración la capacidad de instigar la acción delictiva, lo que implica que «el
delito es la puesta en práctica de un relato» (Ioannou, Canter y Youngs,
2017, p. 1533). En otras palabras: «los relatos hacen cosas», y toda una
nueva generación de criminólogos narrativos busca demostrar cómo la
identidad narrativa del sujeto y el modo en que éste interpreta el mundo
dan como resultado la importancia de considerar los roles que representa
como delincuente a la hora de explicar sus acciones delictivas. Los relatos,
entonces, causan los crímenes.
Obviamente, esta perspectiva no es incompatible con la criminología
empírica. Mientras que los criminólogos narrativos se limitan a señalar
que tales relatos están culturalmente definidos, su objetivo de investiga-
ción no pasa por analizar qué variables del individuo o de su ambiente
propician que un sujeto llegue a construir su identidad narrativa. Del
mismo modo en que tampoco se preocupan por averiguar si lo relatado
en las entrevistas es verdad, falso, o está más o menos distorsionado. Pero
desde una perspectiva de prevención y tratamiento, no podemos aceptar esta
omisión. Saber el modo en que los individuos llegaron a adquirir una de-
terminada visión del mundo y un lugar dentro de él resulta crucial, en
efecto, si queremos prevenir que otros individuos desarrollen ese mismo

1 Plantea que «la gente en nuestra sociedad comienza a construir —desde la adoles-

cencia tardía o a comienzos de la edad adulta— sus vidas como historias que van evolucio-
nando, integrando el pasado reconstruido y el futuro anticipado, todo ello con objeto de
proporcionar a sus vidas una imagen de coherencia y propósito». (McAdams, 2008).

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LOS RELATOS DEL TERRORISMO YIHADISTA... 31

relato, una vez asumido que disponer de un relato de esta naturaleza ge-
nera la violencia. E igualmente, si no prestamos atención al hecho de
que si lo que dice en su relato resulta ser verdad o estar distorsionado,
difícilmente podremos facilitar la aparición del proceso de desistimiento,
porque en la actualidad sabemos que, para que éste se produzca, el indi-
viduo tiene que haber desarrollado una identidad diferente a la que man-
tenía cuando cometía delitos, así como una visión o relato del mundo
diferente (Maruna, 2001). En otras palabras, el valor de la criminolo-
gía narrativa se ha demostrado también en la articulación del proceso de
desistimiento del delito, lo cual tiene implicaciones importantes igual-
mente en el ámbito de la rehabilitación de los delincuentes (p. ej., Laws
y Ward, 2010; Ward y Mashall, 2007). Maruna (2001) ha señalado que
el abandono de la actividad o carrera criminal pasa por desarrollar un
«guion de redención», mientras que los que persisten en el delito siguen
manteniendo un «guion de condenación».
La primera exploración de la teoría narrativa en la instigación de la
conducta criminal se debe a Canter (1994), quien propuso que para com-
prender las acciones de los criminales es necesario analizar las narrativas
personales que dan forma y significado a sus actos. «Este proceso de de-
sarrollar una identidad [una visión del yo] en un relato personal que va
evolucionando en el tiempo, denominado la «narrativa interior’, ayuda a
explicar muchos aspectos de la actividad criminal» de lo que se sigue, por
consiguiente, que «la comprensión del por qué los sujetos cometen críme-
nes requiere de un análisis para poder entender esos relatos internos» (Io-
annou et al., 2017, p. 1534).
Dicho análisis se centra, sobre todo, en la comprensión de los temas
o tramas fundamentales que estructuran tales relatos. En efecto, si el de-
lincuente es el personaje principal de su historia, analizar la trama esencial
que revela esa historia —así como las subtramas que puedan haber rela-
cionadas— nos tiene que llevar a poder contestar dos preguntas esencia-
les: a) ¿Cuál es la imagen o identidad del delincuente? O, en otras palabras,
¿quién se cree él que es? ¿Qué ideas y valores le definen? Y: b) ¿Qué relato
asumido por él le sirve para cometer los crímenes? ¿Qué pretende lograr con
ellos?
Estas dos cuestiones deben de podernos permitir alcanzar una inte-
gración a partir de concluir el modo en que los crímenes justificados por
su relato permiten al individuo proporcionar un sentido o significado a sus
vidas. Cuando hablamos del relato asumido es porque entendemos que
el individuo no crea su relato de la nada, sino que, como toda persona
expuesta a un medio social en una época y tiempo concretos, él crea su
relato tomando los guiones e historias que existen en su cultura. Por eso
podemos hablar de «tramas» [plots] o historias fundamentales que verte-

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32 VICENTE GARRIDO GENOVÉS

bran su narrativa, porque son seleccionadas de entre el conjunto de his-


torias que la cultura a la que se ha expuesto ha puesto a su disposición.
Por ejemplo, cuando Presser (2012) analizó a un asesino múltiple en
un solo acto, a un sujeto que tiroteó a un grupo de gente que compar-
tía una serie de atributos negativos para el tirador, mostró en su relato
que él se veía como un justiciero que reclamaba su derecho a vivir en un
país con un trabajo digno, sin que tener que sentirse humillado o aban-
donado. Pero, al mismo tiempo, en las entrevistas realizadas quedó claro
que este individuo había pasado por situaciones de dificultad emocional
en sus relaciones personales y en su vida laboral, lo que le permitió con-
cluir a Presser que el modo en que este asesino hizo frente a sus dificul-
tades de vida fue asumiendo el rol de un luchador en nombre de «mu-
chos americanos que, como él, estaban oprimidos». Así, el relato que él
creó causó o fue el origen de sus actos homicidas, porque matando dio
un significado a su vida.

2. La aplicación de la teoría narrativa al terrorismo yihadista

Esta perspectiva narrativa es útil en el análisis del fenómeno yiha-


dista, en el que observamos un importante componente existencial que
se revela sobre todo en los ciudadanos occidentales que se sumaron a la
causa, con frecuencia abandonando un estilo de vida y unas relaciones
que eran importantes para él. Puede ser interesante, a estos efectos, re-
cordar los «cuatro hechos dados por la existencia» que, según el psicote-
rapeuta Irvin Yalom, todo ser humano debe reconciliar: (a) la muerte, la
tensión inherente entre desear seguir viviendo y la inevitabilidad de pe-
recer; (b) la libertad, el conflicto inherente entre la aparente arbitrarie-
dad del universo y la pesada carga de la responsabilidad que nos otorga
la libertad para elegir nuestro destino; (c) la soledad, la tensión inherente
entre, por una parte, el deseo de conectar profundamente con otras per-
sonas y ser parte de algo más grande (pertenecer) y, por otra parte, la
imposibilidad de lograr esto de manera completa, porque existencial-
mente estamos solos; y (d), la falta de sentido, la tensión entre encon-
trarse arrojado a un universo indiferente y sin propósito, y a pesar de ello
querer encontrar un sentido a nuestra existencia individual en este pla-
neta (Berry-Smith, 2012).
¿Podría ocurrir, entonces, que junto a otros motivos hubiera razones
existenciales que motivaran el enrolamiento en la causa yihadista? Desde
nuestro punto de vista así es, y la referencia anterior a McAdams (1985,
2001) —donde proponía la tensión entre la necesidad de agency e intimi-
dad como motivación esencial para el desarrollo de la narrativa personal—
coincide en el peso de estas razones existenciales, sobre todo si conside-

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LOS RELATOS DEL TERRORISMO YIHADISTA... 33

ramos que formar parte de un grupo terrorista acarrea consecuencias de


enorme gravedad sobre la vida de uno mismo y de las personas que resul-
tan afectadas por esta decisión.
Por otra parte, con independencia del peso de los motivos existen-
ciales en comparación con otros (como afán de vivir aventuras, deseo de
obtener beneficios o privilegios o ceder ante la presión de grupo), enten-
demos que adoptar la narrativa propia del Califato es una condición para
dicha participación en la actividad terrorista. Kruglanski, Jasko, Webber,
Chernikova y Molinario (2018) señalan que, desde la perspectiva psico-
lógica, «el extremismo es una consecuencia de un desequilibrio motiva-
cional: la tendencia de los individuos a privilegiar una necesidad a ex-
pensas de las otras», una noción que se relaciona con la diferenciación
establecida por Vallerand entre la pasión obsesiva —cuando el sujeto se
focaliza en una única preocupación— y la pasión armoniosa — en la que
las preocupaciones y las actividades dirigidas a satisfacerlas coexisten pa-
cíficamente (Rip, Vallerand y Lafrenière, 2012; citado en Kruglanski
et al., 2018). Las necesidades mencionadas por Kruglanski y sus colegas
nos remiten directamente a las motivaciones esenciales mencionadas an-
teriormente por McAdams y Yarom. En el caso de los yihadistas (un tipo
de extremismo), la «pasión obsesiva» por perseguir una o alguna de esas
necesidades llevará a desatender la satisfacción armoniosa de la otras, lo
que permitirá «la liberación y ejecución de conductas extremas» (Kru-
glanski et al., 2018, p. 108).
Sobre este fundamento, Kruglanski et al., (2018) formulan su
«Quest Theory» (Teoría de la Búsqueda), según la cual la radicaliza-
ción en el extremismo violento implica tres ingredientes fundamenta-
les: la necesidad, la narrativa y la red social (ver también Jasko, LaFree
y Kruglanski, 2016, entre otras referencias). En primer lugar, figura la
necesidad de significación personal como la necesidad dominante que
los yihadistas convierten en una «pasión obsesiva», según la cual se des-
taca el deseo de ser alguien importante y merecer respeto (es decir, la
búsqueda del significado), que correspondería a la «agency» de McA-
dams y a la necesidad de labrarse un destino (libertad) y encontrar un
sentido a la existencia de Yalom. Cuando la persona pasa por situacio-
nes intensas de frustración o experiencias traumáticas, se hace necesario
para el proceso de recuperación la restauración de la significación per-
sonal que haga que el individuo se vea de nuevo como alguien valioso
que tiene un propósito en la vida. En este punto, la participación en
actos violentos tendría la finalidad de remediar la frustración existencial
de esa necesidad de ser alguien valioso o significativo, una respuesta
que podría ser activada tanto por una afrenta personal de su identidad
(por ejemplo, experiencias de discriminación) como por la percepción
de que el grupo con el que se identifica (por ejemplo, los musulmanes)

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34 VICENTE GARRIDO GENOVÉS

está siendo objeto de persecución. Finalmente, los actos violentos tam-


bién podrían ser la respuesta a la discrepancia percibida entre sus aspi-
raciones y su situación actual; esto es, no sería necesaria esa experien-
cia personal o simbólica de humillación. Si uno desea ser un héroe o
un mártir porque esa imagen es la que satisface su necesidad de propó-
sito y sentido, formar parte de una célula yihadista podría ser un modo
de lograrlo. Esta discrepancia sería mayor en el caso de los individuos
narcisistas, dada su necesidad crónica de ser admirados (véase también
para un análisis de los motivos existenciales de los terroristas islámicos,
Cottee y Hayward, 2011).
Ahora bien, la activación de la búsqueda del significado como ne-
cesidad «obsesiva» precisa para que se canalice hacia la violencia de que
existan las oportunidades adecuadas para ello. Es aquí donde entran el
segundo y tercer elementos de la teoría: la narrativa o relato y la red
social. La primera tendría la misión de describir la violencia terrorista
«como un antídoto viable ante la [autoimagen de] la insignificancia», y
la segunda permitiría «el desarrollo de ese relato dentro del medio so-
cial». En efecto, el relato sería el marco de significado en el que el terro-
rista podría encontrar una interpretación de su realidad tranquilizadora y
confiable, al tiempo que le proporcionaría un camino o destino a seguir.
Esa interpretación del mundo o de la realidad se encapsularía en la causa
de la yihad, y el martirio y la violencia como los medios apropiados para
satisfacer dicha causa, lo que permitiría que el individuo diera respuesta
a su malestar existencial provocado por experiencias amenazantes o trau-
máticas que dañaron su sentido de competencia e importancia o por su
necesidad de lograr ideales o anhelos que no le permitían estar satisfe-
cho en su situación presente. Finalmente, los amigos, mentores, conoci-
dos, autoridades religiosas y otras personas y grupos conformarían la red
social que actuaría como «autoridad epistémica» que sancionaría el uso
de la violencia como medio aceptable o recomendable para el logro de
la causa de la yihad, es decir, serían los que llevarían con éxito el relato
terrorista a la vida de la persona, la cual, no lo olvidemos, sería particu-
larmente vulnerable en situaciones de frustración existencial (Kruglanski
et al., 2018).
Ahora bien, los autores nos advierten de que, si un individuo siente una
necesidad de competencia o de «ser alguien’ muy grande, podría actuar con
una exposición breve o superficial al relato yihadista, e incluso con una red so-
cial no particularmente grande o poderosa. Por el contrario, si dicha necesi-
dad no fuera muy elevada, se precisaría una labor intensa de convencimiento
o persuasión de la red social para que el relato terrorista calara en el sujeto; es
decir, se trataría de que se creara en él mediante la presión o persuasión la ne-
cesidad de que sirviendo a la causa cumpliría con su destino como musulmán,
generando en él la necesidad de ser más importante y único.

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LOS RELATOS DEL TERRORISMO YIHADISTA... 35

La investigación acumulada hasta la fecha apoya la Teoría de la Bús-


queda, aunque sin duda hay espacio para proponer la existencia de otros
motivos y circunstancias en el proceso de radicalización y la participación
activa en el terrorismo yihadista. Pero no cabe duda de que estos elemen-
tos definen a un número muy notable de casos que han acaecido en Oc-
cidente (Garrido, 2018; Galvis, 2019). Un ejemplo muy reciente apareció
en junio de 20202:
Nouredine, un marroquí de 34 años residente desde 2003 en Guada-
lix de la Sierra (Madrid, 6.200 habitantes), comenzó a acumular manua-
les yihadistas hace un año aproximadamente. Los agentes de la Comisaría
General de Información de la Policía Nacional encontraron en su habita-
ción toda clase de publicaciones sobre técnicas para adquirir un camión sin
levantar sospechas para atropellar a peatones, degollar a personas o fabri-
car explosivos. También tenía juegos para adoctrinar a menores en el odio
a las costumbres occidentales. En poco tiempo se había hecho con «gran
parte de las publicaciones que difunde el Estado Islámico [ISIS, en sus si-
glas en inglés] por sus canales y redes de propaganda», aseguran los inves-
tigadores.
Cuando en la madrugada del miércoles, los agentes entraron en la casa
en la que vive con sus padres y sus hermanos en Guadalix, ninguno de sus
moradores se sorprendió en exceso. «Tras el susto, reconocieron que se lo
esperaban», aseguran fuentes de la investigación, en la que han participado
el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y Europol.
Nouredine llevaba años trabajando de albañil en Madrid, adonde iba
y venía en transporte público. Nunca fue un chico de muchas amistades
ni de salir, según los investigadores, pero tenía una vida virtual muy in-
tensa. «Era un perfecto dominador de la llamada Internet oscura», ase-
guran los agentes. «Ahí dentro era un líder y una suerte de espía del Es-
tado Islámico, porque identificaba y señalaba a todos aquellos que se
salían de los preceptos de la corriente salafista radical». Tenía muchos
perfiles en redes sociales y de mensajería instantánea, y tomaba muchas
medidas de seguridad para evitar ser detectado. Los investigadores de-
tectaron contactos con «individuos del Estado Islámico que se encontra-
ban sobre el terreno».
Desde hace un año, esa vida oculta, comenzó a tener manifestaciones
visibles. «Se rapó la cabeza, se dejó la barba muy larga, comenzó a ves-
tir hábitos blancos de purificación...» En la etapa de confinamiento por la
pandemia dejó el trabajo como albañil con una excusa falsa a su jefe. En

2 https://elpais.com/espana/2020-06-11/nouredine-un-yihadista-de-manual.html,

accedido el 11 de junio de 2020.

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36 VICENTE GARRIDO GENOVÉS

eso momento, la policía decidió actuar ante la posibilidad de que pudiera


atentar: «Es un lobo solitario en toda regla», aseguran.
Se autodenominaba «hijo del Estado Islámico» y, en los últimos me-
ses, se había centrado en su actividad radical, elevando la agresividad de
sus mensajes.
Los investigadores desconocen qué pudo desencadenar su autoradicali-
cación, porque, aunque «rezaba en su casa asiduamente» no era un habitual
de las mezquitas. Había sido detenido en varias ocasiones por asuntos de me-
nudeo de droga y por hurtos, aseguran fuentes de la investigación. «Incluso
llegó a agredir a un policía en una ocasión, en 2012, en Ávila», recuerdan.
En sus últimos mensajes «se mofaba de las numerosas víctimas mortales, de-
seando la propagación del virus y afirmando que se trataba de «un castigo de
Alá»; señalaba la nota policial. «Su creciente peligrosidad, junto con las ame-
nazas proferidas en redes sociales contra nuestro país y otras naciones, como
Israel y EE.UU., precipitaron su detención», aseguraba la nota.
Aquí tenemos a una persona que siente que no es sino alguien anónimo
y mediocre. Un albañil habitual del menudeo de drogas. No le hizo falta ser
habitual de las mezquitas si él tenía un gran afán de encontrar un camino
que le aportara una nueva identidad donde sentirse importante, alguien que
«marca la diferencia». La etiqueta que se impone es muy reveladora: «Hijo
del Estado Islámico». Los sujetos autoradicalizados no precisan estar ex-
puestos a una red social que le persuada del relato de la causa del ISIS, en
un marcado contraste con otros que fueron expuestos a una influencia per-
sonal intensa, como fue el caso de los jóvenes que realizaron el atentado de
Las Ramblas de Barcelona, a quienes probablemente se les suscitó la crisis
existencial, dado que eran jóvenes integrados en la sociedad catalana.
Por el contrario, Nouredine busca en internet el relato, su necesidad
de buscar un propósito en la vida que le otorgue un yo de competencia e
importancia hace que él mismo se acerque a otros individuos y asuma un
papel muy activo en la beligerancia contra los «infieles». Ahora bien, es di-
fícil saber si, dadas las circunstancias actuales de debilidad de la causa yiha-
dista daría el paso en convertirse en un mártir de Alá. Estaba aprendiendo,
según la investigación policial, para cometer un atropello contra la gente
por medio de un camión, pero no es seguro que hubiera tenido la oportu-
nidad de hacerlo, o si finalmente se hubiera atrevido.
Para terminar este apartado, es interesante resumir la investigación de
Galvis (2019) sobre el proceso de radicalización. Mediante el análisis de
116 atentados cometidos entre 2006 y 2018 en Europa y en Norteamé-
rica (EE.UU. y Canadá), que implicaban a 145 sujetos, los principales ele-
mentos de la radicalización quedaron definidos del modo en que aparece
en la tabla 1:

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LOS RELATOS DEL TERRORISMO YIHADISTA... 37

TABLA 1
Factores significativos del riesgo de radicalización (Galvis, 2019)
Protocolo de alarma del riesgo de radicalización

Ser joven, varón, soltero, sin hijos


Características Nacional del país de residencia
sociodemográficas
Residir en zonas con alta concentración de población
musulmana
Estresores psicosociales
Experiencias personales Aislamiento familiar/social
Acceso a redes operativas
Educación musulmana laza o conversión
Religión y espiritualidad
Contacto con mentores radicales
Enfermedad mental: trastornos depresivos, de la per-
Salud
sonalidad y esquizofrenia
Problemas de conducta
Historial criminal
Conductas de riesgo
Búsqueda de identidad, estatus y pertenencia al
Motivación grupo
Acontecimiento detonante
Percepción victimista
Justificación de la violencia
Patrones de pensamiento
Presencia de terminología militar en el discurso
(discurso)
Deber de matar y establecer una guerra ofensiva
Deshumanizar o demonizar al oponente
Búsqueda de información/consumo y creación de
Radicalización online
material extremista violento
Contacto con reclutadores y extremistas
Contacto con personas cercanas o cómplices que per-
Radicalización offline tenecieran a la organización
Lugares de radicalización: domicilios privados, lugares
de ocio, de culto y en prisión

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38 VICENTE GARRIDO GENOVÉS

Obsérvese que dentro de la motivación destaca la búsqueda de la iden-


tidad y la obtención de estatus, que se correspondería con la necesidad de
significación personal comentada en las páginas anteriores. Por otra parte,
la pertenencia al grupo se situaría en la motivación de comunidad/afini-
dad señalada por McAdams, y en la necesidad de hacer frente a la sole-
dad/aislamiento que configura uno de los «hechos dados» de la natura-
leza humana según Irvin Yalom. Por lo demás, muchos de estos factores
se cumplían en el caso analizado.

3. Pseudoyihadistas y asesinos múltiples

En la mencionada investigación de Galvis (2019) se constató una hi-


pótesis planteada por Garrido (2018), en el sentido de que hay indivi-
duos que, a pesar de que cuando cometen el atentado profieren moti-
vos o razones que se apropian del relato del ISIS (o dejan constancia del
mismo en internet), en realidad, desde el punto de vista psicológico, no
encajaban con el perfil del yihadista que busca el martirio como una mi-
sión trascendente, dado que en éstos se ha producido una asimilación del
relato yihadista que ha tenido como consecuencia un cambio importante
en sus actitudes y estilo de vida. Por el contrario, la casuística revelaba la
existencia de sujetos que reclamaban el ataque para el ISIS sin que pre-
viamente hubiera habido ese proceso de transformación que revelaba la
asimilación de las creencias yihadistas, y que incluso habían protagoni-
zado su vida con un claro menosprecio de las exigencias contenidas en el
relato yihadista. En muchos sentidos, se parecían mucho más al asesino
múltiple en una sola secuencia o acto («mass murderer» en inglés)3 del
tipo «resentido» del que habla Knoll (2016), definido como aparece en
el gráfico 1:

3 Es una expresión que en español no tiene sentido: salvo casos excepcionales —aunque

muy publicitados—, un asesino «de masas» mata a cuatro, cinco o seis personas, lo que está
lejos de ser una «masa» en nuestra lengua, de ahí que propusiéramos hace unos años la ex-
presión «asesino múltiple en un solo acto (o secuencia)» (Garrido, 2012), dado que el ase-
sino serial también es un asesino múltiple. No obstante, para abreviar, aquí usaremos el tér-
mino asesino múltiple.

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LOS RELATOS DEL TERRORISMO YIHADISTA... 39

4 o más
homicidios

Misma
Continuidad
secuencia
temporal
de acción
Asesinato
múltiple

La matanza
como Cambio de
respuesta identidad
existencial

Gráfico 1
El asesino múltiple que actúa por ira o venganza (Knoll, 2016; Garrido, 2018)
Asesinato múltiple «resentido» / tirador

Lo definitorio del asesino múltiple resentido es que, al igual que el yi-


hadista convencido, mata también por una frustración existencia, y espera
que el ejecutar un gran acto de violencia contra personas conocidas o con
relevancia simbólica para el objeto de su agravio, adquiera una identidad de
poder y de competencia que la vida ordinaria le negaba. En otras palabras,
podemos encontrar en el tirador múltiple el deseo de huir de una situación
vital dolorosa de soportar, porque atenta gravemente contra su autoestima,
que puede en muchos casos tener causas parecidas a la frustración existen-
cial del yihadista (pérdida recurrente de empleo; haber sufrido humillacio-
nes personales), e incluso su ira puede ser también el producto de la atribu-
ción de pertenencia que realice el sujeto, tal y como puede hacer el aspirante
a terrorista que se indigna por el trato que reciben los musulmanes en Occi-
dente o en otros lugares. Por ejemplo, Breivik, el asesino de la isla de Utoya,
se atribuía la representación de los cristianos europeos, blancos y antimarxis-
tas, y presentó su masacre como «un acto execrable pero necesario» para lla-
mar la atención de la invasión musulmana que, a su juicio, estaba llevando a
Europa a una situación insostenible (Garrido, 2012, 2018).

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40 VICENTE GARRIDO GENOVÉS

Pero muchos asesinos múltiples no precisan revindicar más causas que


las suyas personales, es decir, que son sus intereses e imagen personales los
que se han visto gravemente afectados por un trato injusto por determina-
das personas, grupos u organizaciones. Por consiguiente, si alguien que no
ha hecho una vida acorde con el islam ni se ha caracterizado (salvo quizá,
de forma superficial y muy poco tiempo antes del atentado) por cumplir
sus enseñanzas reclama que mata por esa causa, deberíamos preguntarnos
si tal afiliación no es sino un intento disfrazado de justificar su deseo de
matar y morir. El siguiente ejemplo ilustra este argumento de la existencia
de pseudoyihadistas4:

Omar Mateen dijo que actuaba en favor de la causa yihadista. Sus 49


víctimas en el club Pulse constituyó el récord del asesinato múltiple en
estados Unidos, que perdería un año después en beneficio del tirador de
Las vegas. La prensa ofreció un perfil del asesino:
El hermano de la novia llegó tarde para su recepción. Pero pronto
se mezcló en el pabellón junto al lago en West Palm Beach (…) Luego
llegó el momento de unirse a una danza tradicional afgana llamada
attan, en la cual los bailarines forman un círculo y son guiados a través
de una serie de giros y movimientos sincronizados. (…) Pero aquí estaba
el hermano de la novia, el fornido y con gafas Omar Mateen, bailando
en el grupo y bailando a la par. Torpe, fuera de sincronía, con la cabeza
hacia abajo, el hombre vestido de negro seguía su propio ritmo.
Cuatro meses después de esta celebración de la vida en febrero, el in-
cómodo hombre de negro causó la muerte al por mayor. Riéndose y de-
clarando lealtad al Estado Islámico, abrió fuego contra un club nocturno
homosexual y latino, dejando 49 muertos e hiriendo a otros 53 antes
de ser abatido por la policía para terminar con un prolongado enfrenta-
miento (…) Había mostrado ocasionales destellos de interés en el islam
radical, suficiente para ser investigado dos veces por el FBI en los últi-
mos años por posibles vínculos extremistas. Pero su profeso abrazo del
Estado Islámico y su llamado a los musulmanes descontentos para atacar
a Occidente parecen haber llegado de repente, como si algo se rompiera. Y
aunque algunos informes han sugerido que era homosexual, los funcio-
narios federales dicen que no han encontrado evidencia en sus efectos o
presencia en línea que los respalde.
En cambio, los recuerdos de aquellos que lo conocieron o lo encon-
traron conjuraron a un hombre que podría ser encantador, incluso re-
lajado, pero que también parecía siempre agraviado, para siempre no en
paz, para siempre fuera de sí. Un niño regordete que hace bromas ina-
propiadas sobre el 11 de septiembre en la estela reciente de esa catástrofe
(…) Un empleado desconcertante que hablaba despreocupadamente de
matar a quienes lo ofendían. El guardia de seguridad y el aspirante a po-

4 Tomado de Vicente Garrido, «Asesinos múltiples y otros depredadores sociales»,

Ariel, Barcelona, 2018.

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LOS RELATOS DEL TERRORISMO YIHADISTA... 41

licía cuya ira dispersa hacía que los demás se sintieran inseguros. «Sim-
plemente estaba agitado por todo», recordó Daniel Gilroy, un antiguo
compañero de trabajo en el negocio de la seguridad. «Siempre agitado.
Siempre agitado. Siempre enojado».
En la escuela Omar era un chico problemático, con gafas, delgadu-
cho, abusivo de palabra, agresivo, y fue objeto de parte disciplinario más
de 30 veces durante el periodo de enseñanza obligatoria. Sus conversa-
ciones giraban muchas veces en torno a la violencia y el sexo. No es ex-
traño que sacara muy malas notas y tuviera que cambiar tres veces de es-
cuela secundaria.
Sin embargo, parece que con el tiempo maduró. Trabajó mucho la
musculatura y se puso fuerte. Se aplicó en la escuela y se graduó en ba-
chillerato con buenas calificaciones en 2003. Un amigo suyo de esos años
finales de adolescencia lo consideraba «raro», pero no violento. Al termi-
nar trabajó en diferentes empleos sin cualificar mientras asistía a un college
de la comunidad, porque su pasión era ser agente de la ley, y quería gra-
duarse en «Tecnología de la justicia criminal». Después de obtener su tí-
tulo, Mateen solicitó un trabajo de oficial en el Departamento de Correc-
ciones de la Florida, reforzando su solicitud con una impresionante carta
de recomendación del Oficial Steven J. Brown de la Policía de Port St.
Lucie. «Dormiría profundamente por la noche sabiendo que una persona
como Omar nos está protegiendo», escribió como recomendación.
Pero las cosas empezaron a torcerse. Obtuvo un puesto en un cen-
tro penitenciario de Indiantown, pero fue despedido a los seis meses. Un
oficial informó en un memorándum que durante el periodo de forma-
ción Mateen le había preguntado riéndose que «si tuviera que llevar un
arma a la escuela, ¿se lo diría a todo el mundo?». Hizo esa pregunta el 14
de abril de 2007, dos días antes que el estudiante Seung-Hui Cho ma-
tara a 32 personas e hiriera a otras 17 en el campus de Virginia Tech. Pa-
rece que este comentario colmó la paciencia del director del centro, por-
que ya había recibido noticias de que Mateen muchas veces se quedaba
dormido y otras veces se ausentaba del aula sin permiso.
Expulsado, buscó refugio en la seguridad privada, se casó con una in-
migrante de Uzbekistán, pero al año de casarse ella huyó con la ayuda de
sus padres, porque él la encerraba y golpeaba. Se volvió a casar al año si-
guiente con una mujer que conoció en internet. En su historial investi-
gado por el FBI aparecen episodios de acoso a mujeres y datos falsos en
la web de citas que utilizó.
Otros indicios de una mente perturbada continuaron emergiendo.
En 2013, G4S [su empresa] retiró a Mateen de su puesto de seguridad
en el juzgado del condado de St. Lucie después de que él hubiera hecho
«comentarios incendiarios» sobre estar involucrado de alguna manera en
el terrorismo (…) dijo que tenía conexiones con Al Qaeda, el grupo ex-
tremista sunnita, y con su casi opuesto Hezbollah chiíta. Sus comenta-
rios fueron lo suficientemente preocupantes como para que la oficina del
alguacil del condado notificara al FBI.
No obstante, la investigación posterior de la agencia federal no llegó
a nada, porque en realidad no había nada real en todo lo que decía. El

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42 VICENTE GARRIDO GENOVÉS

año siguiente, Mateen nuevamente atrajo el escrutinio federal, luego de


que un conocido de su mezquita, el Centro Islámico de Fort Pierce, rea-
lizara un atentado suicida en Siria. Según el director del FBI, los inves-
tigadores federales concluyeron que Mateen conocía al atacante solo por
casualidad. El imán de la mezquita insistió en que Mateen nunca había
escuchado enseñanzas en la mezquita que lo hubieran radicalizado. A fi-
nes de 2014 seguía quejándose de todo en su puesto de vigilante de se-
guridad en un resort de gol de Port Sant Lucie.

Aquí tenemos de nuevo el habitual narcisismo herido del asesino


múltiple:
Mateen hacía que la gente esperara en la puerta de embarque, a veces
causando retrasos, si sentía que no le habían respetado, o si era hora de
que hiciera sus oraciones. Jasmine Kalenuik, una visitante frecuente del
resort, temía encontrarse con el guardia en la puerta, quien, dijo, «ac-
tuaba como un depredador de libro». «Cuando iba a tomar mi identi-
ficación de su mano, se agarraba a ella y trataba de retirarla», recordó la
Sra. Kalenuik, de 31 años. «Pasaba por encima de la ventanilla de mi au-
tomóvil y se inclinaba hacia mí mientras respiraba pesadamente con los
dientes tan apretados que se podían ver los músculos de su mandíbula
sobresaliendo». El esposo de la Sra. Kalenuik, Jerry, recientemente se
enfrentó al guardia de seguridad, acercando mucho su cara a la de él en
gesto desafiante, pero Mateen no mostró ninguna emoción. «Fue como
si estuviera mirando a los ojos a Ted Bundy», dijo el Sr. Kalenuik, de 27
años. «Estaba furioso, pero parecía completamente indiferente».
Finalmente, parece que la ira consumió a Mateen. El detonante, sin
embargo, no se pudo averiguar. Su padre sugirió que su hijo se indignó
al ver a dos hombres besándose frente a su hijo pequeño, cuya habita-
ción estaba repleta de todo lo que era típico de Disney y de los Estados
Unidos: un casco y bicicleta Spider-Man, una mochila y unas cortinas de
la Guerra de las Galaxias, y tres muñecos de Mickey. Lo que sí se supo
es que unos días antes de la matanza Mateen había comprado legalmente
un subfusil de asalto y una pistola Glock de 9 mm.
Antes de ser abatido por la policía, Mateen declaró su lealtad al Es-
tado Islámico y se quejó de los ataques aéreos estadounidenses en Medio
Oriente. «¿Qué voy a hacer aquí cuando mi gente está siendo asesinada
allí?», dijo al negociador en su primera conversación. «¿Entiendes lo que
estoy diciendo?» Es impresionante escuchar esas grabaciones. Omar Matee
habla con control, con un poco de indignación en su tono, pero ahora
sabemos que su discurso solo era una forma de vender la masacre. Fuera
o no homofóbico u homosexual, lo que se desprende de su biografía es
que este hombre era un «acumulador de agravios». Y ya sabemos lo que
sucede en algunas ocasiones, con algunas personas. Matar en nombre
de una religión que le importó muy poco le daba una coartada ante sí
mismo y el mundo. Si iba a morir, que fuera por una buena causa.
Para discriminar a los pseudoyihadistas de su muestra de terroristas
islámicos que atentaron en Europa y Norteamérica, Galvis (2019) utilizó
los siguientes criterios: (a) una trayectoria vital ajena a las enseñanzas del

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LOS RELATOS DEL TERRORISMO YIHADISTA... 43

islam, (b) un tiempo breve entre su aparente radicalización y la comisión


del atentado (menos de un año); (c) la ausencia de vínculos con células
u organizaciones terroristas; (d) la existencia de factores de estrés psico-
sociales. Galvis halló que un 12.5% de los yihadistas de Europa podían
ser considerados falsos yihadistas, así como un 22.4% de los que atenta-
ron en Norteamérica, es decir, como asesinos múltiples que obraron de
acuerdo con su agenda personal disfrazando su necesidad de matar para
expresar su desprecio a quienes los trataron mal. De ningún modo mu-
rieron por el Califato ni para estar con Alá, si en algún momento lo cre-
yeron fue porque eso les ayudó a matar y a morir, en la práctica por su
perfil criminógeno eran deudores de la psicología del asesino múltiple en
un solo acto.

4. Conclusiones

El relato del terrorista islámico contiene razones poderosas que expli-


can que determinados sujetos vulnerables ante su mensaje den el paso de
cometer un atentado y, si es necesario, morir. Tal vulnerabilidad se rela-
ciona, en parte, con la frustración existencial, con el hecho de que su nece-
sidad de «ser alguien» no encuentra caminos alternativos para canalizarse.
En este punto, la existencia de una red social que sea eficaz en persuadirle
de que hay un paraíso esperándole si entra en la «guerra santa» puede ser
un factor determinante.
Sin embargo, es obvio que muchos individuos pueden vivir situacio-
nes de frustración existencial y hacer oídos sordos a imanes y otros propa-
gandistas de la violencia. Sencillamente, sus valores y su forma de pensar
acerca de la violencia para conseguir fines políticos y religiosos les impe-
dirá escuchar esa llamada. Lo mismo sucede en el ámbito general del cri-
men múltiple: la mayoría de los ciudadanos no harán nada violento en-
frentados a una sociedad que les ha premiado de forma escasa, o que se
sienten abandonados por sus parejas o familias. Quizás recorran al alcohol,
o muestren síntomas de alteración psicológica, se suiciden, o simplemente
estén tristes la mayor parte del tiempo.
Mientras es un lugar común decir que la violencia «está multicausada», es
evidente que la gente puede tener diferentes razones u obedecer a diferentes
trayectos para cometer un asesinato múltiple o un atentado terrorista. Nues-
tra tesis es que los motivos existenciales son muy relevantes en muchos de los
que actúan dentro de un grupo y de otro. Entre los asesinos múltiples que ac-
túan por odio o resentimiento se ha encontrado que hay una profunda necesi-
dad de cambiar la autoimagen de perdedor por la de alguien ganador. Por ab-
surdo que parezca, ser «alguien ganador» puede ser protagonizar las noticias
durante unos días de que se ha matado a diez o quince personas que camina-
ban por un centro comercial, aunque el autor de la matanza ya no pueda ser

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44 VICENTE GARRIDO GENOVÉS

consciente de ellas. Un yihadista «real» se habrá preparado mentalmente para


esta acción, habrá asumido las creencias del relato yihadista, bien de forma au-
toinstruccional o bien por su asociación con mentores o grupos radicales; pro-
bablemente habrá variado sus hábitos y exhibirá una conciencia ampliada de
ser un elegido de Alá. Estará feliz por brindar su vida como ofrenda (los jó-
venes del atentado de Barcelona fueron grabados por las cámaras de un bar
riendo y celebrando su inminente acción terrorista). En cambio, los pseudo-
yihadistas tendrán el peso del agravio en su memoria, se sentirán aislados e ig-
norados por amigos o la sociedad, y profundamente impotentes. Tomarán la
decisión de que no van a seguir soportando la situación y que darán una lec-
ción a determinadas personas antes de marcharse de este mundo, o quizás a
toda la sociedad en su conjunto, que es exactamente el guion mental —o re-
lato, aquí son términos intercambiables— que siguen los asesinos múltiples.
Finalmente, en relación con la aplicación de la criminología narrativa, es
importante considerar cómo se destaca el relato como elemento que describe
y conforma la identidad del sujeto, por una parte, y su capacidad de generar el
comportamiento violento. Es evidente que nosotros debemos superar el desin-
terés de los criminólogos narrativos por estudiar los elementos cruciales en el
desarrollo de tales relatos, un aspecto que no forma parte de su agenda. Ellos
estudian las funciones que cumplen tales relatos: junto a su papel como fuerza
última y más importante en la comisión de crímenes también estudian el
modo en que las historias permiten el manejo del reproche moral o su repre-
sentación ante los demás, lo que lleva a analizar técnicas de neutralización o
de justificación de los actos cometidos. Este punto tiene también importancia
para desarrollar programas de reintegración, como ha descubierto Maruna en
el estudio de los procesos de desistimiento. Si no podemos cambiar sus relatos
en relación con sus razones para atentar y la identidad que esos éstos les otor-
gaban, será más difícil que renuncien al uso de la violencia.

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1
El Modelos
Islam ydeel binomio
traducción
Islam-terrorismo

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El Islam y sus diversas lecturas ante
la civilización y valores occidentales
NOUZHA ABOU SALAMA
Profesora de Educación e Islam en los centros educativos públicos de Bizkaia
Secretaria de Islamaren Adiskideak – Las Amistades del Islam

1. El concepto de religión y el Islam

El concepto de religión tiene su origen en el término latino religío y


se refiere al credo y a los conocimientos de una entidad divina. La religión
implica un vínculo entre el hombre y Dios, de acuerdo con sus creencias, y
la persona regirá su comportamiento según una cierta moral e incurrirá en
determinados ritos.
En una aproximación lingüística, la palabra islam procede de la raíz
árabe s-l-m que significa al mismo tiempo «sometimiento» y «paz» (sa-
lam). El significado literal de musulmán (muslim) es «aquel que se somete
o se adecua a lo único real», por ello el significado de la palabra árabe is-
lam sería aproximadamente la de «sometimiento o adecuación a la Reali-
dad Única, a Dios». Este sometimiento a lo real implica una determinada
forma de vivir. A esta manera concreta de vivir y concebir la existencia,
los musulmanes la denominan, Din del Islam. El Islam no es una cultura
ni una religión —en el sentido habitual que suele darse a esta palabra en
las sociedades y culturas occidentales, de raíces judeocristianas— sino una
forma de ser y de vivir.
El Islam (del árabe islam, en castellano «sumisión»), es una religión
que sigue las doctrinas reveladas por Dios al Profeta Muhammad a través
del dictado del ángel Gabriel. Fueron recopiladas en el libro Corán.
No es tarea sencilla definir la realidad en torno al Islam en la actuali-
dad. Los intereses mediáticos y el maniqueísmo se imponen por doquier,
haciéndonos perder de vista la importancia de saber de qué hablamos
cuando utilizamos, sin demasiada conciencia, términos que en principio
nos resultan tan familiares como Jihad con jota, que no con «y» como yi-
had, como lo han puesto en el diccionario de la RAE y en femenino, argu-
mentando que la jota en castellano se pronuncia Jerba.

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Como religión monoteísta o del Libro, su fundamento es el Corán


que contiene lo Esotérico y lo Exotérico de la Religión Islámica. Define el
Libro, en varios aspectos, a) cosmogonía; b) existencia de los seres (onto-
logía); c) noticia sobre los diversos mundos (metafísica); d) conocimiento
de acontecimientos humanos (historia y tradición); e) «evidencia de todas
las cosas», f) el modo de vida, o las normas y legislación, que rige para los
hombres al decir «detalle de cuanto existe entre vosotros».
El Coram es el nombre que se da en castellano al libro que los musul-
manes consideran sagrado porque creen que contiene la palabra increada
por Dios. En él recoge la predicación hecha entre los años 610 y 632 en
la península arábiga por el Profeta Muhammad. Los fieles del Islam creen
que el coram es el testimonio del mensaje divino transmitido a través del
ángel Gabriel a su Profeta, quien, a su vez, lo repetía inmediatamente y en
voz alta a sus oyentes. Por ese motivo, sustentan que el Corán constituye
la palabra de Dios tomada al dictado.
El nombre Corán deriva de la palabra siriaca Keryana que significa «re-
citación» «salmodia» lectura en voz alta y por extensión «texto sagrado que
se recita». Con estos significados aparece unas setenta veces a lo largo del
texto Coránico. También se le denomina al furqán, en el sentido de (distin-
ción entre el bien y el mal) tal como se desprende del texto siguiente.

«Dimos a Moisés y Aaron el Criterio, una claridad una amonestación


para los temerosos de Dios que tienen miedo de su Señor en secreto y se
preocupan por la Hora. Esto es una amonestación bendita, que nosotros
hemos revelado» (Corán, 21:48/49- 50/51).
«Ciertamente, te hemos inspirado, Oh Profeta, como inspiramos a
Noe y a todos los profetas después de él» (Corán 4/163).
«Escritura cuyas aleyas han sido explicadas detalladamente como Co-
rán árabe para gente que sabe» (Corán 41:3).
«Si dudáis de lo que hemos revelado a nuestro siervo traed un sura
semejante y si es verdad lo que decís, llamad a vuestros testigos en lugar
de llamar a dios» (Corán 2- 21/23).
«Di: «Si los hombres y los genios se unieran para producir un Corán
como este, no podrían conseguirlo, aunque se ayudaran mutuamente’»
(Corán: 17-88/90).
«Oh Hombre! No te hemos hecho descender este Corán sobre ti
para hacerte desgraciado» (Corán. 20/1).

Los exegetas musulmanes refuerzan su creencia en la autoría divina


del Corán señalando la calidad literaria de su redacción, compuesta en len-
gua árabe de tal belleza que se considera inimitable. Aunque algunos mu-
sulmanes, llamados mu´ tazilies, hayan sostenido que sí que podía ser imi-
tado, mantienen al respecto qué Dios no lo permite y ven en ello uno de
los milagros del Creador.

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2. La recopilación de la predicación del Profeta

Esta recopilación del material que había sido predicado se llevó a cabo
mediante dos procedimientos. El primero consistió en reunir todos los
fragmentos escritos que se conservaron y recurrir a memorizadores, es de-
cir, a personas que fueran capaces de recordar cualquier texto que hubiese
sido recitado ante ellos.
Sobre esta primera vía, la tradición da a conocer los nombres de diversos
escribas que actuaron al dictado del Profeta y obedecieron sus requerimien-
tos cuando se trataba de cambiar normas transmitidas con anterioridad. Se
sabe también que se habían utilizado como soporte de estos escritos trozos
de cuero, omoplatos de camello, hojas de palmera y otros materiales.
El segundo sistema era perfectamente factible en el contexto de la gran
tradición oral que caracterizaba la cultura árabe del momento. En ella,
gracias al enorme aprecio que se tenía a la obra poética, se levaban a cabo
regularmente torneos de poesía muy concurridos.
Pero como la mayoría de los poetas árabes eran analfabetos solían dis-
poner de recitadores (ruwah,sing rawi) que se aprendían sus obras de me-
moria. Del mismo modo que había personas dedicadas por oficio a me-
morizar los contenidos de larguísimos recitales poéticos que tenían lugar
entonces, también hubo seguidores del Profeta que iban memorizando la
predicación. Estos, llamados Húffaz (singular, Hafiz) se habían ido apren-
diendo los diversos fragmentos que constituirán más adelante el texto
completo del Corán.
El Islam sostiene que de este libro celestial se le fueron revelando al
Profeta en páginas en árabe, para que él y los oyentes lo pudieran enten-
der. Hay que tener en cuenta que enseguida se especifica que no se hace
llegar nada a Muhammad que no haya sido comunicado antes a los Profe-
tas anteriores.

«No se te dice nada más de lo que ha sido dicho a los enviados que
te precedieron. Tu Señor posee un perdón y un castigo doloroso» (Co-
rán 41-43).

Es por este motivo que el mismo Profeta se dirigía a menudo a cristia-


nos y judíos que escuchaban su predicación apelando a su testimonio para
que Corroborasen algunos de los episodios bíblicos a los que se refería. En
virtud de la aleya acabada de citar, los musulmanes creen que, a pesar de
los pueblos que habían recibido anteriormente la revelación, la deforma-
ron, son y tienen que ser considerados protegidos (dhinmmi) y los llama,
precisamente, la Gente del libro o de la escritura, porque también son de-
positarios de una parte del mensaje divino.

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«No discutáis sino con buenos modales con la gente de la escritura


excepto con los que hayan obrado impíamente, y decid: ¡Creemos en lo
que se nos ha revelado a nosotros y en lo que se os ha revelado a voso-
tros! Nuestro dios y vuestro dios en Uno y nosotros nos sometemos a
Él» (Corán 29: 45/46).

3. División, sinnisno y shiismo


3.1. Inicio del conflicto

La historia de la división del Islam entre sunitas y chiitas se inició


tras la muerte del Profeta Muhammad, en el año 632 después de Cristo,
cuando sus seguidores empezaron a cuestionarse quién sería su sucesor en
el gobierno del Califato islámico. Algunos argumentaban que el poder de-
bía designarse por gracia divina y que un parentesco familiar con Muha-
mmad era más que una señal para elegir al futuro líder. En ese sentido,
ese pequeño grupo («Shi’atu Ali», en árabe, o «partidarios de Alí») creía
que el mejor postor para el califato era Alí, primo y yerno de Muhammad.
Otros expresaron su desacuerdo con el privilegio exclusivo de los suceso-
res de sangre del Profeta. Según ellos, la cabeza del Califato debía ser ele-
gido por la mayoría de los miembros de la comunidad musulmana. Esta
posición fue explicada con extractos de la Sunna, un libro que contiene las
palabras de Muhammad y sus seguidores. Por esta apelación a la Sunna el
bando fue nombrado «sunitas».

3.2. Teoría del conflicto de civilizaciones

La visión contemporánea del Islam y de los musulmanes en el mundo


occidental aparece envuelta en una red de definiciones y estereotipos. Exis-
ten numerosas pruebas que permiten demostrar que, a la hora de atacar el
Islam o a Occidente, los intolerantes de ambos bandos estarían encanta-
dos de utilizar casi cualquier mentira. Los occidentales que no conocen el
Islam no tienen ningún deseo de comprender ni tolerar a los musulmanes
porque se imaginan el Islam como una religión de violencia que acabará
por destruir y devorar Europa. De lo que tal vez no son conscientes esos
occidentales es de que la civilización islámica tuvo una influencia decisiva
e irresistible en la cultura europea. La Divina Comedia de Dante contenía
referencias al Profeta Muhammad, Avicena y Averroes. Había libros como
el Corán en las bibliotecas reales, por ejemplo, la Bibliothèque Royale de
Fontainebleau, y se pensaba que los manuscritos persas y árabes eran la
clave para interpretar el conocimiento antiguo. La experiencia del Islam en
Andalucía constituye una culminación del Arte y la literatura, el quehacer
de nuestros antepasados en el campo de la Filosofía, las ciencias ocultas, las

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matemáticas, la técnica, la astronomía y la astrología, la física, la alquimia,


la geología, la botánica, la zoología y la medicina. Las civilizaciones euro-
pea e islámica tuvieron un punto de referencia en el que se hicieron reali-
dad muchos de los principios del diálogo interconfesional e intercultural,
en un proceso de mutua comprensión que partía de un proceso de escu-
charse recíprocamente.
Durante más de tres décadas, los neoconservadores norteamericanos
han estado construyendo una densa red de imágenes negativas del mundo
musulmán con el fin de establecer un escenario favorable a la globaliza-
ción económica neoliberal y, sobre todo, a los intereses de las corporacio-
nes transnacionales. Para ello se han servido de los tópicos e ideas hechas
que el orientalismo académico ha ido elaborando desde los tiempos del
iluminismo y los ha ido actualizando e incorporando a los nuevos lengua-
jes y medios de comunicación de masas. La teoría del choque de civiliza-
ciones no es una boutade que haya surgido del sombrero de un prestidigi-
tador inteligente, sino un sofisticado producto de la inteligencia académica
norteamericana creado con el objetivo básico de proveer de una narración
convincente, una radical narración en blanco y negro, capaz de explicar las
atrocidades que surgirían, inevitablemente, al paso de la maquinaria glo-
bal, tal y como hemos podido comprobar recientemente, con el cambio
de siglo.
Bernard Lewis, Samuel Huntington y Francis Fukuyama han sido los
diseñadores intelectuales de una visión y un pensamiento maximalistas que
tratan de imponer como marco de un nuevo orden internacional, los urdi-
dores de un discurso cuyo objetivo esencial ha sido sin duda, impedir que
surgiesen esas otras visiones y expresiones que, inevitablemente cambiarían
el curso de la historia hacia una lectura menos favorable a sus intereses, ha-
cia una humanidad más justa e igualitaria.
El modelo de guerra preventiva que hoy padecen los pueblos en la era
de la globalización necesitaba de la existencia de una amenaza global que
justificase una depredación también global, una excusa que legitimase la
política de terror que era necesario llevar a cabo para garantizar el domi-
nio global de los recursos y de las conciencias. La construcción de Bin La-
den como enemigo del género humano y del Islam como obstáculo a la
civilización son consecuencia directa de las ideas contenidas en el discurso
de Bernard Lewis y de sus discípulos, quienes durante más de treinta años
han estado diseñando la narración y asesorando sin cesar a los constructo-
res de la nueva política de confrontación. En ese contexto, la necesidad de
una amenaza oculta como Al Qaeda era más que evidente. ¿Cómo, si no,
podría lograrse el consentimiento de la ciudadanía global a tanta barbarie?
En el caso de muchos países de mayoría musulmana estas contrafiguras
han ejercido efectos diferentes sobre las conciencias de los ciudadanos o de

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los súbditos, según sea el caso. El mito de Bin Laden como libertador de
los musulmanes, como un héroe capaz de hacer frente a la maquinaria im-
perial y neocolonial, supone todo un despropósito y todo un anacronismo,
una condena aun mayor a todos estos pueblos y culturas a la barbarie y al
retraso socioeconómico. La construcción del Bin Laden justiciero y ro-
mántico se ha servido de toda una mitología popular creada a partir de
uno de los contenidos básicos de la tradición profética con relación al Is-
lam y al fin de la historia: La aparición del Mahdi, un líder musulmán que,
sin ser propiamente un profeta, aparecerá en un momento determinado
para legislar y unificar a los musulmanes de todo el mundo.
Hechos terribles y apocalípticos como los atentados terroristas de
Nueva York, Casablanca, Beslán, Madrid o Londres y Barcelona, han sido
de facto el intento de producir un consentimiento masivo en las socieda-
des postindustriales a la política de guerra preventiva en nombre de la lu-
cha contra el terrorismo. Las consecuencias de todo esto las hemos po-
dido ver a nuestro alrededor: la instauración de un clima de terror que
desemboca en la pregunta de si todo musulmán puede ser un terrorista
potencial, de si será o no será un suicida que puede inmolarse en cualquier
momento y en cualquier sitio. De ahí la sospecha, y de ésta a la paranoia
colectiva, no hay apenas espacio, sobre todo si los medios de comunica-
ción actúan como correa de transmisión de esa ideología de confronta-
ción, de ese choque que se postula inevitable entre las culturas, etnias y ci-
vilizaciones. Los ciudadanos sufren el terror y la sociedad contemporánea,
que es crecientemente multicultural, se resiente, se cierra sobre sí misma,
asume obedientemente su condición de víctima y reclama orden, seguri-
dad y firmeza, y así se vuelve castiza, xenófoba y regresiva. Ante un terror
de esa índole, no le resulta muy difícil al poder político recortar las liberta-
des civiles y hacerse cargo de la soberanía popular.
En ese sentido resultaría legitimo sospechar de una complicidad de Bin
Laden y Al Qaida en este orden de cosas porque todo esto no sería posi-
ble sin una intervención real de ese enemigo imaginario. Hemos de ser
muy agradecidos con Edwar Said por que supo describir estas estrategias y
porque nos previno de todo este nuevo capítulo de barbarie. Por él pudi-
mos saber que esa supuesta ideología islámica o islamista, radical e intran-
sigente, fue propiciada y alentada por los colonizadores ingleses, quienes
favorecieron el acceso al poder e aquellos grupos que la enarbolaban en el
medio oriente de principios del siglo XX, unos grupos dogmáticos y radica-
les, muy minoritarios en la Ummah islámica, que nunca habían detentado
el poder político en esas sociedades medio-orientales. Esto puede explicar
por qué los medios de comunicación occidentales obvian en tantos casos
el apoyo norteamericano a los talibanes y a Bin Laden en su lucha contra
los antiguos soviéticos. Existen precedentes en la historia de los musulma-
nes. En el declinar de Ál Ándalus, almorávides y almohades (morabitun y

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muahidun) destruyeron parte del legado espiritual y cultural andalusí en


nombre de un monoteísmo radical e intransigente, poco emparentado con
la naturalidad y la belleza expansiva del Islam original de Medina, de la so-
ciedad que propició el Profeta Muhammad, la paz sea con él. Eran pue-
blos económicamente deprimidos, que cruzaban ya entonces las aguas
del Estrecho de Gibraltar en algo parecido a las actuales pateras, huyendo
del hambre y de la desertización, y que también entonces llegaban a un
mundo rico, culto y relajado, a un entorno civilizado que empezaba a ex-
presar su decadencia.
Morabitun y muahidun, Al Qaida y Bin laden, son las contrafiguras
necesarias del enemigo ideal y conveniente, del otro conocido y definido
hasta la saciedad, en un brutal y secular proceso de asimilación cultural y
de consolidación de una cultura de la guerra y de la cruzada, de una ideo-
logía de confrontación que hace posible la dominación económica, la de-
predación de los recursos y las conciencia. Es ese escenario ¿no deberían
extrañarnos las reiteradas referencias de Bin Laden a Ál Ándalus y su nos-
talgia del viejo Califato cuando, en realidad, aquella civilización representa,
para los dogmáticos, la expresión de una decadencia moral y religiosa? ¿No
resulta sorprendente la omisión expresa de la responsabilidad que el fana-
tismo tuvo en la desintegración de aquella sociedad y cultura realmente di-
versas y multiculturales, ejemplo de civilización global, de integración y
reconocimiento?
Esta construcción imaginaria, plagada de tan irresolubles contradiccio-
nes y tantas omisiones, conlleva inevitablemente la idea de un choque de
civilizaciones, el sentimiento de que es imposible que pueblos y culturas
tan distintas y contrarias puedan encontrarse en una situación de igualdad
y equilibrio. Las consecuencias de esta visión mítica y conservadora, que
hunde sus raíces en las cruzadas, se ven por todos lados. Incremento de
racismo y la xenofobia, desigualdad social y económica, vulneración de de-
rechos básicos, ruptura del espacio social y del dialogo, guerra preventiva,
depredación medioambiental y cultural, etc.

4. El Islam en la España del siglo XXI: Los Acuerdos de Cooperación

A comienzos de la década de los setenta del siglo pasado la sociedad


española comienza a conocer a los musulmanes. No es que no los hubiese
antes, sino que éstos, hasta ese momento habían sido básicamente moros
o árabes, pobres vendedores de alfombras o jeques que pasaban el verano
en la playa.
Durante aquella época de profunda transición política y social España
se abrió a Europa y se encontró, entre otras cosas, con la multiculturalidad

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creciente que las sociedades europeas estaban viviendo en forma de olea-


das migratorias. París estaba lleno de argelinos, Berlín de turcos y Londres
de pakistaníes. Había ya musulmanes viviendo en muchas ciudades conti-
nentales. Aquel primer contacto con Europa hizo que muchos ciudadanos
y ciudadanas españoles conocieran el Islam y que algunos de ellos se hicie-
ran musulmanes.
En el caso de España, el sufismo fue la puerta de entrada del Islam,
casi quinientos años después de que hubiese sido abolido oficialmente por
los reyes católicos. Muchos españoles se han, «nos» hemos, reconocido
musulmanes desde entonces, por las más diversas vías, y en las más diver-
sas circunstancias sociales, económicas y personales. La mayoría de ellos vi-
ven hoy con una profunda conciencia del proceso sociocultural y existen-
cial que su decisión está implicando para ellos mismos y para la sociedad
en la que viven, y una clara conciencia de su papel en la sociedad.
Tras quinientos años de monopolio confesional en España se está
abriendo la puerta democrática a la sociedad plural y multicultural, a la li-
bertad de conciencia y a la libertad religiosa. La sociedad española y sus
pueblos están tratando de cerrar una herida que había estado supurando
cinco siglos, tal vez su mayor lastre, pues los españoles comenzaban a
darse cuenta de que el Estado español había fundamentado y consolidado
la identidad nacional en la sustitución de una sociedad plural y diversa
por una concepción cultural homogénea y monolítica. Este fundamento
identitario ha pervivido en la historia de España y se ha manifestado en
una insistente erradicación de la república y en una compulsiva instaura-
ción y reinstauración del imperio. Por esta lacra identitaria tan profunda
tiene aún más valor en reconocimiento que el nuevo estado democrático
hizo entonces del Islam, considerando que esta forma de vida tiene en Es-
paña «notorio arraigo» es decir, presencia real en la sociedad, en plano de
igualdad y pertenencia. Y aun es más valioso el hecho de que este recono-
cimiento fue general y universal, hacia todos los pueblos que habían sido
tan persistentemente negados, alcanzando a musulmanes, judíos y evangé-
licos. Tal vez por aquella simetría, en la onomástica de los cinco siglos, el
Estado español y la ya constituida Comisión Islámica de España, firmaron
en Madrid la primavera de 1992, el denominado Acuerdo de cooperación,
promulgado como Ley de Cortes y sancionado por el rey. La monarquía
parlamentaria avalaba así el desarrollo democrático de la Constitución Es-
pañola, su aplicación consecuente.
En dicho acuerdo se recoge el derecho a creer, a rezar, a ayunar, a ca-
sarse, a ser enterrado, a alimentarse, a expresarse según su modo de vida,
en la sociedad española, como una parte de ella, suya, de notorio arraigo.
La evolución de la historia contemporánea, desde aquel histórico recono-
cimiento, ha hecho que la vida de los musulmanes en España atraviese pe-

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riodos diferentes, en cierto modo determinados por la alternancia política,


dado que la geopolítica del nuevo siglo implica al Islam y a los musulma-
nes como parte de una intensa dialéctica que puede ser de confrontación,
pero que también puede llegar hasta el encuentro y generar una alianza de
civilizaciones, un proyecto de civilización.

5. Musulmanes Europeos

En el contexto mencionado, los musulmanes europeos están asis-


tiendo desde una posición privilegiada al despertar del Islam en el mundo
de la globalización. Muchos de estos nuevos musulmanes han llegado a
serlo después de haber recorrido un largo trecho poblado de búsquedas
de todo tipo, con muchas preguntas básicas aun sin responder. Han tran-
sitado iglesias y logias en pos de un sentido real a su existencia, viviendo
intensamente la militancia política y la crítica de las ideas. Todo ello, en
la mayoría de los casos, con un sentido cierto de honradez intelectual y,
por qué no, también de una clara vocación de utopía. Algunos dicen ha-
ber encontrado respuestas en el Islam por que han podido comprobar
que el Islam es, ante todo, lo que esa palabra árabe quiere decir, un so-
metimiento a la realidad, una forma de vivir que les permite crecer con lo
mejor de sí mismos, aún en una sociedad cuyas propuestas existenciales y
vitales resultan, a menudo, contradictorias con esa forma de vivir. Resulta
hasta cierto punto comprensible que quienes han conocido las formas
más sutiles de manipulación de las conciencias tras la bambalina de la cul-
tura de la imagen y de la representación, hayan optado por una forma de
vida y de pensamiento que implica precisamente actitudes y valores dis-
tintos. Por eso su elección no ha dejado de ser coherente ni congruente
en ningún momento con ese proceso de reconocimiento. En nuestro
tiempo, los mal llamados conversos se encuentran con la cruda realidad
de una comunidad global de musulmanes, de una Ummah, que está su-
friendo, además de los ataques frontales del mercado y de la industria bé-
lica, los embates de la ingeniería ideológica y social de los definidores del
mundo. Una Ummah en muchos casos y lugares perdida, condicionada
por aquellos que aparecen como autoridades islámicas, por sabios, y fu-
qaha que han llegado a ser precisamente la causa de la misma ingenie-
ría social e ideológica, verdaderos clérigos en una comunidad sin iglesia,
imames vitalicios que no pueden dejar de transmitir las consignas del pa-
radigma que les soporta.
Muchos de ellos, es cierto, están engañados por la inercia de sentirse
herederos de una tradición religiosa, por sentirse a sí mismos como miem-
bros de una iglesia, velados por el sentimiento de pertenecer a la «religión
de sus antepasados» un sentimiento que los mal llamados conversos no

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tienen ni quieren tener porque saben que está en contradicción con el Is-
lam del Corán y de la Sunnah, con ese Islam transformante que han en-
contrado tras derribar precisamente todas esas barreras.
He aquí uno de esos aspectos paradójicos de la difusión del Islam que,
una vez conocidos en profundidad, no lo son tanto. A medida que los
musulmanes europeos avanzan en el conocimiento de la fe del Islam y de
la Sunnah del Profeta, su condición y su papel se van aclarando progre-
sivamente. Ellos saben bien que la estrategia del mercado es muy eficaz
en el control de las ideologías y en la lucha contra las tradiciones espiri-
tuales. Del mismo modo que el cristianismo cultural ha llegado a ser hoy
una mera imagen deformada del mensaje de Jesús, el musulmán europeo
puede darse cuenta de que la Ummmah está sufriendo un proceso brutal-
mente análogo. Cada vez con más frecuencia nos encontramos en Europa
con gentes que se interesan por el Islam y que, al llegar a las puertas de
las grandes mezquitas, se topan con una expresión y con un lenguaje que
poco tienen que ver con el mensaje integral de Muhammad salvo que ha-
blan árabe y dialectos extraños. Se encuentran con unos seres que se di-
cen musulmanes, pero cuyas obediencias interiores están lejos del some-
timiento a la realidad que implica serlo realmente y que viven prisioneros
de las distintas doctrinas que proliferan a la sombra de los intereses del
mercado. Sus formas de interrelación personal y de expresión son homo-
logables en muchos casos a las de los católicos anteriores al Concilio Vati-
cano II. Usan un lenguaje y una liturgia que conocen bien los musulma-
nes europeos, muchos de ellos provenientes del catolicismo romano.
El abanico contemporáneo es amplio. Ulemas que dicen que el Corán
dice lo que no dice, sabios que justifican y legitiman, coránicamente o me-
diante hadices, las monarquías hereditarias y se dicen sunnitas, cadíes cuya
única preocupación es establecer jurisprudencia en lugar de establecer jus-
ticia. En ese contexto, los musulmanes europeos van comprendiendo poco
a poco su papel, relativamente inmunes a todas esas estrategias de domi-
nación y control, precisamente por haber vivido consciente y previamente
ese lento y sutil proceso de enmascaramiento de la realidad transcendente
y de la vida espiritual, ese largo proceso desacralizador.
Los poderes facticos consideran inquietantes a los musulmanes euro-
peos porque no son susceptibles de una fácil clasificación o de una defini-
ción convincente, porque no se dejan atrapar por las doctrinas ni son tri-
butarios de ningún estado potencialmente enemigo, sencillamente porque
son occidentales, porque conocen por dentro las bambalinas que mantie-
nen ocultas sus estrategias. Los poderes Islámicos más conservadores, por
su parte, definen algunas veces a los conversos como advenedizos, here-
jes o heterodoxos, porque en la mayoría de los casos su compromiso con
la realidad está claramente supeditado al compromiso con la doctrina, con

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las formas exteriores, hasta conformar paradójicamente, una liturgia. Sus


vidas de musulmanes son, en muchos casos, el resultado de décadas de co-
lonialismo, adoctrinamiento y aggiornamento regresivos.
A veces los musulmanes europeos han podido comprobar como algu-
nos árabes se sienten depositarios exclusivos del mensaje coránico por el
hecho de que el Profeta Muhammad era árabe o por que el Corán fue re-
velado en lengua árabe; les resulta en algún caso difícil concebir que un no
árabe se reconozca musulmán. Pero son actitudes muy minoritarias. En la
mayoría de la Ummah no existe este sentimiento de extrañamiento cultu-
ral y espiritual.
La falta de un marco de comprensión adecuado para abordar la rea-
lidad del Islam europeo y las dificultades para hallar una explicación ade-
cuada al hecho de su eclosión contemporánea en el último cuarto de
siglo XX, amalgamándose con otras definiciones más recientes. El pensa-
miento posmoderno europeo parte del reconocimiento de los errores del
siglo XX, achacados en la mayoría de los casos al dogmatismo inherente a
las ideologías que vertebraron el siglo XX. Al mismo tiempo, las definicio-
nes de la vieja antropología social ya no se ajustan a las realidades socia-
les y culturales emergentes en la contemporaneidad. Ya no puede hablarse
con tanta contundencia del pensamiento primitivo y pensamiento mo-
derno como si fueran formas de pensar antitéticas y excluyentes, porque
se empieza a reconocer la ideología subyacente al colonialismo y sus con-
secuencias en la depredación de los recursos y de las culturas. La arrogan-
cia y el etnocentrismo, que fueran las claves emocional e ideológicamente
de aquel viejo colonialismo, han sido sustituidas por el pesimismo y el sen-
timiento de culpa en el pensar europeo, a medida que se ha ido cerrando
el siglo XX, cuando una serie de hechos imponderables han ido explicando
los errores y las consecuencias de aquellas ideologías y formas de pensar.
La fe inquebrantable en el proceso y la solución tecnológica se deshace
ante las nefastas consecuencias medioambientales, climáticas y sociocultu-
rales del desarrollo industrial y tecnológico. Como expresión de ese desen-
canto se revitalizan las viejas ideas románticas de la vuelta a la naturaleza y
encuentro con las culturas tradicionales, preindustriales o primitivas. Pero
los no occidentales, los ahora excluidos, por su parte, temen que ese inci-
piente respeto e interés que los europeos sienten hacia ellos sea una mez-
cla de sentimiento de culpa y de oportunismo interesado. Muchos de los
males que aquejan hoy a las sociedades posindustriales se consideran con-
secuencia de un desarrollo exagerado de la razón, del etnocentrismo y de
la moral utilitarista. Por ello, cuando estas mismas sociedades miran hoy
hacia otras culturas y formas de vida, están tratando de restablecer el equi-
librio de su propia visión y de su pensamiento, mediante el reencuentro
con los valores contrarios o diferentes. Europa, como han señalado sus

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mejores pensadores contemporáneos, necesita recobrar la emoción, el sen-


timiento de pertenencia a una comunidad orgánica, la reintegración en la
naturaleza como parte de ella, etc., construir algún tipo de identidad ver-
tebradora. La mirada hacia el otro ocurre por la necesidad de sentido, de
contraste y de equilibrio. Esas son, tal vez, algunas de las razones que ex-
plican el creciente interés que el Islam despierta entre los ciudadanos oc-
cidentales. Pero la evolución de las ideas no se ve inmediatamente seguida
por la evolución de las sociedades. El proceso evolutivo del pensamiento
y de las culturas siempre es costoso y no ocurre súbitamente. Mas bien las
ideas se solapan unas a otras en la mente del ser humano, conviviendo las
viejas visiones con esas otras que surgen en los momentos más despiertos y
apasionados.
Al pensamiento europeo le resulta hoy difícil explicar el hecho de
que miles de ciudadanos europeos y americanos se estén reconociendo
musulmanes, justo en un momento en que el Islam es definido como
forma de vida atroz, inhumana y anacrónica. La antropología social
no puede explicar un hecho que sitúa más allá de la dialéctica que ella
misma establece. Las distinciones que propone en términos de razón-
emoción, ciencia-superstición, etc., no tienen en cuenta la posibilidad de
la existencia de una forma de vida que transcienda en una experiencia in-
tegral, que es precisamente lo que el Islam procura a los seres humanos y
a sus comunidades.
Tal vez por ello, el pensamiento occidental ha necesitado ocuparse
de la imagen del integrismo islámico y hasta cierto punto, propagarla en
el seno de las comunidades tradicionales e históricas de los musulmanes,
para poder oponerla dialécticamente a su propia imagen y así, definiendo
al otro, asimilarlo.
Este marco de pensamiento también de lugar a que se utilice el ter-
mino converso para explicar el hecho del despertar islámico en Europa. La
antropología social necesita establecer su dialéctica en términos de polari-
dad y diferenciación. No contempla la posibilidad de un reconocimiento
que se situé más allá de sus propias categorías. Pero el termino converso
tiene connotaciones casi químicas. Una sustancia se convierte en otra, una
cosa deja de ser algo para ser otra cosa.
Por el contrario, muchos de los musulmanes occidentales han vivido
su desembarco en el Islam como un proceso de reconocimiento. Ese re-
conocimiento no les ha hecho ser otras personas o tener otro cuerpo u
otra mente. No tienen el sentimiento de haberse convertido en nada. Los
mal llamados conversos al Islam son sencillamente musulmanes, unos se-
res humanos que han encontrado en el mensaje de Muhammad un criterio
cierto y eficaz que les ayuda a vivir en este mundo con dignidad y con el
sentimiento de que la convivencia humana integral es una utopía Los mu-

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EL ISLAM Y SUS DIVERSAS LECTURAS ANTE LA CIVILIZACIÓN ... 61

sulmanes europeos hallan en el Islam una forma de vida que les protege
del dogmatismo y la arrogancia, que les procura un vínculo real con todo
ser humano, sea de la raza o de la creencia que sea, un sentimiento de per-
tenencia a la naturaleza y a la creación y que les hace responsables de sus
vidas y de sus palabras.
También descubren que esta forma de vivir les ayuda a enfrentar re-
tos de la contemporaneidad, la experiencia de la diversidad y una vivencia
significativa de su ser social y multicultural. Por eso tal vez han necesitado
aclarar en muchas ocasiones que no se sienten enemigos de nadie más que
de aquellos que niegan u ocultan la realidad, que no son antiárabes ni an-
tinorteamericanos, pero también que no pueden admitir la manipulación
del pensamiento y de la sabiduría transcendental en nombre ni del pro-
greso, ni de la ideología, ni de la doctrina. Tal vez por eso mismo resultan
a veces tan incomodos para los poderes que tratan de catalogarlos y defi-
nirlos.

6. Valores Occidentales
6.1. Alianza de Civilizaciones

La reacción del pueblo español ante las masacres de Atocha en Ma-


drid y Ramblas de Barcelona ha tenido importantes repercusiones. El pro-
nunciamiento de la ciudadanía contra la política de la derecha neoconser-
vadora y de la izquierda neoprogresista ha sido de un hecho sorprendente
y revelador. Fue un acto de soberanía popular y de conciencia democrá-
tica y ciudadana, un acto de restauración de la sociedad civil en unos pue-
blos que tratan de construirse en la democracia. Los españoles se dieron
cuenta entonces de que era posible cambiar el curso del pensamiento y
de la historia mediante el ejercicio del derecho al sufragio. Un hecho tan
simple y evidente ha sido, tal vez, el acto más decididamente democrá-
tico de la sociedad española contemporánea en toda la transición política,
el que más conciencia del valor de la participación ciudadana le ha otor-
gado. La política exterior que está llevando a la izquierda y su propuesta
de abrir un espacio al dialogo y a la alianza de civilizaciones truncan por
el momento la expectativa orwelliana de los neoconservadores de instau-
rar un pensamiento y un discurso únicos y globales, sin contestación ni
disidencia, en el que el Islam ocupa la peor parte, y los musulmanes son
víctimas colaterales. La respuesta de la sociedad española ante el terror
ha sido ejemplar y globalmente ejemplarizante, por no haber sucumbido
al miedo, a la islamofobia y a la confrontación. Junto a la imposición de
un imaginario bélico e inevitable se levanta de nuevo en España la posi-
bilidad del pensamiento y del dialogo. Frente a la narración de los pode-
res facticos se alza la conciencia de los pueblos. Siempre ha sucedido así y

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siempre sucede de manera inédita, revolucionaria e inesperada. Todo ello,


aunque insuficiente por sí solo, debería ser una fuente de esperanza para
quienes proponen el encuentro y la cooperación, para quienes apuestan
por una verdadera civilización. Una propuesta alternativa al terror siem-
pre es bienvenida porque abre la posibilidad de la paz, aunque la paz glo-
bal se presienta hoy lejana. Aquí radica la importancia de las declaraciones
de dialogo y encuentro de civilizaciones, más aún si tenemos en cuenta
que se producen en un escenario que se torna más y más contemporáneo,
es decir, más significativo a nivel global. En este contexto de apertura a la
diversidad, de escenario abierto, se producen algunas veces esas expresio-
nes inéditas y transformantes que cambian el devenir de cualquier histo-
ria, aun sin pretenderlo las más de las veces, porque acontecen en el lu-
gar y el momento oportunos y responden a preguntas y necesidades que,
aunque están en la mente de la mayoría ciudadana, no siempre se formu-
lan abiertamente.

6.2. Cultura religiosa en escuelas europeas

Es prematuro suponer que el Islam pluralista se ha quedado sin fuer-


zas. Pero un Islam pluralista que esté perpetuamente marginado no sirve
de nada para nadie. ¿Cómo pueden distinguir las sociedades occidentales
entre los musulmanes pluralistas que buscan sitio para sus creencias y tra-
diciones en un marco democrático y de diálogo? Tal vez un buen punto
de partida es reconocer que muchos musulmanes de todo el mundo han
alzado su voz contra la violencia y a favor de soluciones espirituales y no
violentas, el diálogo y la paz, pero comprender que con sus palabras no
han logrado frenar el aluvión. Son voces que es necesario oír, amplificar y
difundir en Occidente y en el mundo musulmán.
Y también es preciso enseñar más sobre los musulmanes y el Islam en
las escuelas europeas, para acabar con la idea de que es una religión exó-
tica y extraña. Además, tiene que haber más musulmanes pluralistas y no
violentos visibles en la vida pública y los medios de comunicación de Occi-
dente, con el fin de encontrar una tercera vía para resolver los choques en-
tre las interpretaciones occidentales de la libertad personal y las interpreta-
ciones islamistas de los derechos y deberes de los musulmanes.
Quizá ha llegado la hora de que las sociedades occidentales compren-
dan que lo que más interesa a todo el mundo es no sólo encontrar el equi-
librio entre las expresiones de la identidad musulmana europea y Occi-
dental, y la idea laica y republicana de Occidente, sino tomar medidas
concretas para eliminar los malentendidos y las interpretaciones erróneas
que han contribuido a dar una imagen negativa de los musulmanes nativos
europeos como gente que defiende sus valores y la democracia.

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EL ISLAM Y SUS DIVERSAS LECTURAS ANTE LA CIVILIZACIÓN ... 63

Me gustaría aportar a este taller una experiencia vivida del día a día de
la docente de la asignatura de Islam. En el mes de enero de 2015 con la
matanza inexplicable que sufrió el periódico Charlie Hebdo, el acto nos
impactó, de una manera indirecta como si fuéramos los protagonistas de
la cruel matanza. Por lo tanto, después de la avalancha de noticias de todo
el fin de semana, el lunes en el trabajo se vivieron unos roces inexplicables,
en la sala de profesores de uno de los centros donde se imparte clases de
Islam, la primera frase sin dar los buenos días, como de costumbre, fue:
¿has visto lo que han hecho los tuyos? Pero no se dio ni respuesta ni justifica-
ción a la pregunta por parte de la profesora, solo diciendo buenos días y
buen comienzo de la semana.
Tres días compartiendo espacios, con miradas extrañas, palabras limita-
das, lo que le llevaba en las horas de descanso a limitarse a saborear el café
dando la importancia a su amargura y tenerla como compañera del mo-
mento, sin conversación con el prójimo.
Pero, con la llegada del día del claustro y justamente después de la lec-
tura de una humilde redacción, donde uno de sus alumnos de ocho años,
expresaba su reacción después de aquel maldito acto que puso toda una
nación bajo el mismo enfoque y misma crueldad que se plasmaba en pala-
bras «asesinos terroristas». Por lo tanto, la docente de la asignatura del Is-
lam no sabía que aquella primera sesión del lunes despertaría conciencias
después de una larga conversación en relación con los atentados, donde
se discutía dichos y reflexiones, dejaría su huella en aquellas mentes frescas
dejando claro la situación del Islam ante aquella salvajada que nos salpicó
indirectamente asumiendo actos y tratos sin ningún razonamiento, sólo
por enseñar una asignatura o por practicar un acto de fe reconocido mun-
dialmente y blindado por los derechos humanos.
No se sabía que solo unas palabras del alumno de cuarto de primaria
darían un giro de 360º en las miradas y el trato de los y las compañeros/
as. Plasmado en aplausos y gritos de alegrías. Esta pequeña redacción bas-
taba para ver y tocar el fruto de la primera sesión de aquella triste mañana
del lunes.
¿Por qué compartir con vosotras y vosotros esta experiencia? para dar
la importancia a la educación y su papel de moldear desde dentro respe-
tando la naturaleza y la voluntad propia del alumnado como persona sin
dejar de tamizar ideas y hechos llenos de injusticias y estereotipos que ha-
cen daño de manera directa e indirecta. Por lo tanto, no puede haber una
productividad sin valores y sin verdades. Ahora bien, lejos de esta expe-
riencia vivida, el profesado y la asignatura no es bien venido en el mundo
laboral de la educación y por lo tanto se ha encontrado muchas trabas a
pesar de ser un derecho constitucional. Por esa razón se debe aludir a las
clases de la educación islámica en las aulas vascas y otras.

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7. Recapitulación y conclusiones

Como hemos constatados existe una parafernalia de falsos adjetivos


para hablar de Islam y son las preguntas tipo que siempre se hacen en una
exposición del Islam y pretendo aclarar.
Ya se ha indicado que Islam (del árabe islam «sumisión») se refiere a la
religión que sigue las doctrinas reveladas por Dios al Profeta Muhammad
a través del dictado del ángel Gabriel. Fueron recopiladas en el libro Co-
rán. De manera que el significado de islámico o islamista es que pertenece,
o es relativo al Islam.
En cuanto al término

musulmán/a, es verdad que los Musulmanes y la Musulmanas, a los cre-


yentes y a las creyentes, a los obedientes y a las obedientes, a los veraces
y a las veraces, a los pacientes y a las pacientes, a los Humildes y a las hu-
mildes, a los que dan con franqueza y a las que dan con franqueza y sin-
ceridad, a los que ayunan y a las que ayunan, a los que guardan sus par-
tes íntimas y a las que las guardan y a los que recuerdan mucho a dios y a
las que recuerdan, Dios les ha preparado el un perdón y una enorme re-
compensa (Corán: 33-35).

La palabra integrismo, proviene del cristianismo que se fragua cuando


la reforma luterana. Y el término yihadismo (del árabe gihad) es un con-
cepto coránico que significa esfuerzo contra lo que es reprobado gene-
ralmente seguido de la expresión «en el camino de Dios», para mejorar
la conducta de los musulmanes como tales, o Mujaidines practicantes del
Jihad. A menudo ha sido utilizado para designar la acción de guerra (del
árabe al´ Harb). Encaminada a la expansión del Islam o también a la agre-
sión foránea o defensa bélica entre países de tradición Islámica. Suele tra-
ducirse erróneamente como guerra santa palabra que acuñó el Papa Ur-
bano II cuando promulgo la primera cruzada o guerra santa.
Al Harb se refiere a la guerra o una acción de guerra, y para ser consi-
derada como Jihad o esfuerzo de guerra debe cumplir una serie de condi-
ciones, que son las siguientes:
— En ella no se pueden matar ni viejos, ni mujeres, ni niños. Tampoco
los enfermos mentales, enfermos crónicos o ciegos. También hay
que respetar la vida de los eremitas, monjes, monjas y hombres de
ciencia, a no ser que inspiren sospechas de enemistad.
— Tampoco se pueden matar campesinos, comerciantes o mercaderes
ni los criados y esclavos que acompañen a sus dueños. Además, no
se pueden talar árboles, ni quemar cosechas, ni sacrificar animales si
no es que su carne sea destinada al consumo de los combatientes.

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EL ISLAM Y SUS DIVERSAS LECTURAS ANTE LA CIVILIZACIÓN ... 65

También está prohibido dispersar abejas ni destruir edificios, aun-


que estén deshabitados.
— Finalmente, las únicas armas permitidas son la lucha cuerpo a
cuerpo y las que entonces eran habituales, tales como lanzas, espa-
das o flechas, pero están estrictamente prohibidas las envenenadas.
Hago notar que en estas prohibiciones se incluirían en la actualidad
explosivos, armas químicas y otros.

En cuanto a la vigencia del Jihad o Harb, y a modo de primera conclu-


sión, se advierte el hecho de que la vigencia del Jihad es continua, porque
en su sentido espiritual, el esfuerzo de mejora de la conducta individual y
colectiva no puede finalizar nunca ya que el ser humano no llega nunca a
la perfección. Si se le da una interpretación militarista, este esfuerzo tam-
poco no se puede considerar finalizado, ni en el tiempo ni en el espacio, y,
en consecuencia, tendría que proseguir hasta que todo el mundo hubiera
aceptado y abrazado el Islam.
Llegados a este punto, vale la pena recordar que, al margen de su poco
o mucho cumplimiento, dichas normas fueron establecidas mucho antes
de los acuerdos firmados en el año 1949 en el mundo occidental y que
constituyen la denominada convención de Ginebra.
Con lo dicho hasta aquí y en relación con las condiciones necesarias para
que una acción bélica pueda ser calificada de Jihad, pienso que no puede
dudarse de que los combatientes que actualmente conforman los grupos te-
rroristas mal denominados yihadistas, y que protagonizaron actos terroristas
no están practicando nada parecido al Jihad sino terrorismo puro y duro.
Pero es preciso advertir muy expresamente que también el mal llamado
«terrorismo islámico» tiene una doble perversidad: por una parte, sus au-
tores cometen acciones criminales y, por otra, utilizan en sus publicaciones
y comunicados un lenguaje pseudorreligioso que lleva a la confusión.
Resumiendo lo dicho hasta aquí, se puede concluir que las dos catego-
rías de Jihad de las que hemos hablado coinciden en una circunstancia, es
decir, en el hecho de su vigencia continuada, entendido en su sentido es-
piritual, el esfuerzo de la mejora de la conducta individual y colectiva no
puede finalizar nunca porque es bien sabido que el ser humano no llega
nunca a la perfección.
A su vez, si se le da una interpretación militarista, este esfuerzo toda-
vía ni ha acabado, ni en el tiempo ni en el espacio y, en consecuencia, ten-
dría que proseguir hasta que todo el mundo y todas las personas hubieran
aceptado y abrazado el Islam, lo cual, como es sabido no ha sucedido.
En cuanto a la Mujer (Al Nissa), hay que señalar que los hombres es-
tán al cargo de las mujeres en virtud de la preferencia que Dios

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66 NOUZHA ABOU SALAMA

ha dado a unos sobre otros y en virtud de lo que en ellas gastan de sus


riquezas. Las habrá que sean rectas, obedientes y que guarden, cuando
no las vean, aquello que Dios manda guardar (Corán 4_34). Di a los cre-
yentes que bajen la mirada y guarden sus partes privadas, y que no mues-
tran sus atractivos a excepción de los que sean externos; y que se dejen
caer el tocado sobre el escote y no muestran sus atractivos excepto a sus
maridos, padres, padres de sus maridos, hijos, hermanos, sobrinos, sus
mujeres o los niños a los que aún no se haya desvelado la desnudez de la
mujer. Y que al andar no pisen golpeando los pies para que no se reco-
nozcan adornos que lleven escondidos. Y volveos a Dios todos, Oh cre-
yentes, para que podáis tener éxito. (Corán: 24-31).

Y se podrá hablar de superioridad del hombre en el caso de que sufra-


gase las necesidades de las mujeres y si hubiera estado favorecido por Dios
para responder a determinadas cuestiones que la mujer se plantee en un
momento dado y sobre las que pudiera aconsejar por el hecho de ser más
experto. Pone como ejemplo de esta segunda condición el asesoramiento
en los negocios si la mujer no supiera lo suficiente o, sobre todo, la ayuda
que la fuerza física de los hombres pudiera proporcionar a las mujeres si la
necesitan en un momento determinado. Por lo tanto, critica la interpreta-
ción tradicional que insiste en que los hombres son superiores a las muje-
res y atribuye dicha interpretación a la influencia negativa de la ancestral
sociedad patriarcal.
Aunque no creo que el tema del velo sea de los más discutidos en
la actualidad, me parecen más decisivas otras prioridades, como la lu-
cha contra el analfabetismo, la pobreza, la violencia y la marginación de
la vida pública y el acceso a la educación y al mundo del trabajo en con-
diciones laborales igualitarias. En palabras de la experta activista egip-
cia Nawal Al-safsari, es mucho más urgente quitar los velos de las men-
tes. Y será bueno señalar dos cosas más: en primer lugar, que la variedad
de vestimentas usadas por las mujeres que creen que deben vestir «a la
musulmana» muestra que el texto sagrado puede ser entendido diversa-
mente cuando presenta alguna dificultad lingüística; y, en segundo lugar,
también vale la pena señalar que sólo vemos a las musulmanas que llevan
algún tipo de velo. Hay otras que no lo hacen ni lo han hecho nunca y el
hecho de que no sean perceptibles no permite concluir que no son bue-
nas musulmanas.
Para concluir, otro argumento esgrimido entre algunos exegetas mu-
sulmanes para paliar la teórica diferencia de trato entre musulmanes y mu-
sulmanas en la vida futura consiste en señalar que el propio texto Coránico
ya indica que si bien su lenguaje es fácilmente comprensible para la huma-
nidad algunos de sus pasajes resultan difíciles de entender, y que para ello
Dios se valió a veces de parábolas, alegorías o metáforas. Fundamentan
este razonamiento, entre otros, en la frase siguiente:

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EL ISLAM Y SUS DIVERSAS LECTURAS ANTE LA CIVILIZACIÓN ... 67

Él es quien te ha revelado la escritura. Algunas de sus aleyas son uni-


vocas y constituyen la escritura matriz (es decir, son susceptibles de una
sola interpretación) otras son equivocas (Corán. 3- 5/7).
Dios ha prometido a los creyentes y a los creyentes jardines por cuyo
suelo fluyen arroyos, en los que estarán eternamente y viviendas agrada-
bles en los jardines del edén. Pero la satisfacción de Dios será mayor aún.
Ese es el éxito grandioso. (Corán. 9- 71772/73).

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Breves reflexiones en torno al Islam
y la comunidad musulmana
MARIAN ARETIO ROMERO
Trabajadora social
Miembro de la Comunidad Musulmana de La Rioja

IÑAKI VICENTE GÁRATE


Presidente de Islamaren Adiskideak – Las Amistades del Islam

El I Congreso Internacional de Terrorismo Yihadista; respuestas crimi-


nológicas, celebrado en Irún-Donostia los días 11, 12 y 13 de septiembre,
organizado por entidades vascas de criminología, y en el que diferentes ex-
pertos han analizado la situación de la violencia de pretexto religioso, nos
ha suscitado ciertas reflexiones que consideramos compartir.
Un evento en el que, si bien es cierto que va siendo más frecuente es-
cuchar la afirmación que desvincula el terrorismo de la religión, la apropia-
ción de la religión para el uso de la violencia continúa ocupando su lugar.
Se ha avanzado mucho en las investigaciones y análisis al respecto, sin em-
bargo, existen ciertas lagunas en las que no se asumen responsabilidades
más allá de las preventivas, focalizadas exclusivamente, en grupos específi-
cos de musulmanes: jóvenes, mujeres, MENAs…y en el ámbito de la segu-
ridad.
La comunidad musulmana continúa siendo una gran desconocida;
mientras no se nos reconozca como ciudadanos y ciudadanas en el mismo
plano de igualdad, continuaremos siendo objeto de estudio, vigilancia y
paternalismo. El lenguaje habla por sí mismo: ¿estás integrado? ¿tienes sen-
timiento de pertenencia? ¿crisis de identidad? ¿eres de la segunda o tercera
generación? ¿proyecto de vida? … todas estas preguntas no hacen sino agu-
dizar la diferencia y alejarnos; incluso hay quien las ha interiorizado tanto
que tiene la estigmatización grabada hasta en los huesos:

haga lo que haga o llegue a ser quien aspire a ser, siempre me recordarás
que, aunque haya nacido aquí, andarás buscando mi patera y preguntán-
dome el país del que provengo.

Los musulmanes no queremos que nos diseccionen en una autopsia;


que estudien nuestro cerebro y ofrezcan programas, servicios o talleres es-

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70 MARIAN ARETIO ROMERO, IÑAKI VICENTE GÁRATE

pecíficos como población migrante/marroquí/magrebí; que extranjericen


nuestra persona ni nuestras convicciones religiosas. Somos ciudadanos con
una determinada creencia espiritual.
Prevención a población de «riesgo», seguimiento, seguridad, reinser-
ción, son términos que cobran especial relevancia, que acaparan ríos de
tinta y multiplicidad de recursos.
Existe una herramienta más sencilla, fácil y al alcance de todos: el Es-
tado tiene que cumplir y hacer cumplir la Ley. Tan sólo así lograremos ha-
blar de normalización. Respetar y defender los derechos constitucionales
de igualdad de toda la ciudadanía y la no discriminación bajo ningún pre-
texto es la clave. La Ley 26/ del 10 de noviembre de 1992 avanza media
docena de derechos que, tras más de veintisiete años, continúan quedán-
dose en papel mojado. Veintisiete años en los que el Acuerdo de Coope-
ración del Estado español con la comunidad musulmana apenas ha dado
sus frutos; la administración reniega de ellos incumpliendo la propia nor-
mativa y oficializando una clara discriminación e islamofobia institucional.
No reconocer el derecho a la enseñanza religiosa islámica, negar el menú
de acuerdo con las prescripciones religiosas, prohibir la elección de vesti-
menta, obstaculizar el entierro conforme al rito religioso... supone una es-
pina clavada en el pecho, a la que lamentablemente, le sucederán muchas
más. ¿Qué sentimos los musulmanes cuando los proclamados principios
de justicia, libertad, igualdad y pluralismo solo se encuentran al alcance
de una parte de la ciudadanía y negada a otra? Cuando se impone que los
alumnos aparquen su identidad religiosa en la puerta del colegio, el men-
saje subliminal es que o, apagas tu identidad espiritual de 9 a 14 hs. o no
te reconozco, por tanto no te quiero como alumno; que aceptes o no el
menú escolar único, carecer de espacios que dignifiquen nuestro culto o
tener que buscar en otra comunidad autónoma un nicho en el que poder
depositar tus huesos… no hace más que evidenciar que hay alumnado y
ciudadanos y ciudadanas de primera y de segunda; que quedar al arbitrio
de la voluntad del político de turno es ahondar nuestro desamparo e inde-
fensión; que pretendan que vivamos en silencio religioso es contradictorio
y contraproducente para la construcción de la personalidad y por ende, de
la sociedad. Es la administración la primera que impone esta marginación,
exclusión y vulneración denegando los derechos y principios en los que se
fundamenta; flaco ejemplo a seguir por la sociedad.
Es habitual asistir a fiestas interculturales, tatuarse las manos con
henna y saborear un dulce té, pero si no nos miran como un igual, po-
niéndose del lado y no al lado de sus vecinos y vecinas, tejiendo espacios y
no haciéndose un hueco, sino haciendo hueco, continuaremos siendo un
elemento folclórico que decora determinados escenarios y queda relegado
del transitar diario de nuestras sociedades.

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BREVES REFLEXIONES EN TORNO AL ISLAM Y LA COMUNIDAD MUSULMANA 71

La construcción de la ciudadanía compete a todos; requiere de un feed


to feed en el que no sólo una parte concilia su estilo de vida y se «integra»,
sino que precisa de una interacción bidireccional en la que no sólo hay que
considerar cómo nos sentimos sino tanto y más en cómo sentimos que so-
mos percibidos.
Pongamos el dedo en la llaga; hablemos de coherencia en políticas de
estado y prevención primaria; aquella que reconoce los derechos y valores
de los demás promoviendo la normalización de sus ciudadanos y ciudada-
nas desde todos los ámbitos y espacios para que nadie, absolutamente na-
die, quede al margen de la sociedad, ésta, la nuestra, la de todos y todas.

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Los arquitectos de la ideología
yihadista, la descontextualización
del hecho religioso islámico
y la necesidad de construir una
(contra)narrativa que haga frente
al terrorismo
MANUEL J. GAZAPO LAPAYESE
Doctor en Relacionales Internacionales
Director International Security Observatory

Sumario: 1. La religión como vector de movilización y captación de


terroristas; 2. Los arquitectos de la ideología yihadista: 2.1. Ibn Tay-
miyya como primer pilar del terrorismo de etiología yihadista; 2.2. Abd
al-Wahhab como segundo pilar del terrorismo de etiología yihadista;
2.3. Sayyid Qutb como tercer pilar del terrorismo de etiología yihadista;
2.4. De Rashid Rida y Yusuf Azzam a Anjem Choudary; 3. El binomio
Islam-Terrorismo y el riesgo de un choque de civilizaciones; 4. La nece-
sidad de una (contra)narrativa real y responsable; 5. Bibliografía.

1. La religión como vector de movilización y captación de terroristas

Las religiones, entendidas como elementos intrínsecos al desarrollo


histórico de los seres humanos, han sido utilizadas a partes iguales como
mecanismo de resolución de conflictos o como detonadores de exclusión,
violencia y guerras.
Respecto a este último uso cabe apuntar que los hechos religiosos,
convenientemente alterados y falseados, aportan a los extremistas la base
ideológica necesaria en torno a la cual justificar la defensa, expansión e
imposición de sus discursos fanáticos. Tanto es así que los dogmas de fe,
adecuadamente desfigurados, pueden llegar a ser utilizados como panta-
llas a través de las cuales los terroristas sienten que tienen la obligación

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74 MANUEL J. GAZAPO LAPAYESE

de luchar en contra de aquellos que se oponen a su forma de interpre-


tar la religión y el mundo que les rodea. En el caso del Islam, como sos-
tiene Oliver Roy (2017), la causa del denominado «Yihad bélico» se ha
llegado a convertir en un movilizador que transciende fronteras y que fa-
cilita el asesinato de los supuestos enemigos de la Umma al hacer sentir
a los terroristas que ellos no son culpables del sufrimiento que causan a
sus víctimas.
Si continuamos analizando la senda del uso interesado de la reli-
gión atendiendo concretamente al Islam, objeto de estudio de este ca-
pítulo, cabe apuntar que los lideres yihadistas visualizan la religión y sus
centros de estudio y oración como fuentes de potenciales adeptos a la
causa. Los grupos terroristas de etiología yihadista, ya sean Sunníes o
Chiíes, expanden los tentáculos de sus redes de propaganda y radicali-
zación por las mezquitas, las madrasas, los centros culturales y las cárce-
les para captar a nuevos miembros. En otras palabras, Daesh, Al Qaeda,
Al-Shabbaab, Boko Haram, Hamas o Hezbolla interpretan la religión
islámica como una caldera rebosante de personas que pueden ser re-
clutadas. Para conseguir ampliar sus filas de combatientes, los terroris-
tas instrumentalizan el Islam y se postulan como sus grandes defensores
frente a aquellos que pretenden quebrantar las enseñanzas que Alá des-
veló al profeta Muhammad.

2. Los arquitectos de la ideología yihadista

Los radicales de Al Qaeda o Daesh usan los textos sagrados del Corán
y la Sunna como un pretexto ideológico que les permite justificar y legiti-
mar sus actos de violencia y terror contra todos aquellos que no compar-
ten o se oponen a su narrativa genocida. Los encargados de los medios de
comunicación de Daesh plasman en sus revistas frases como «Islam the re-
ligion of the sword. Not pacifism» (Dabiq 7, 2015, p. 20) con el fin de ha-
cer explicito su mensaje bélico y trasmitir a sus soldados que el asesinato
de infieles no solo está legitimado, sino que se trata de una obligación im-
puesta por Alá.
Con el fin de afianzar esta línea de pensamiento y acción recurren a
ideólogos del Yihad bélico a quienes citan en sus revistas sin señalar de
donde proceden exactamente los textos utilizados. Un ejemplo de ello se
puede ver en la siguiente imagen de la revista Dabiq donde aparece una
supuesta cita de Taqqi al-din Ahmad ibn Abdelhalim al-Taymiyya en la
que el teólogo musulmán afirma que la base del Islam se sustenta sobre el
Corán y la espada, dando a entender que la visión de Daesh es la correcta
y que el Islam no es la religión de la paz sino la religión de la espada y la
guerra.

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LOS ARQUITECTOS DE LA IDEOLOGÍA YIHADISTA... 75

Figura 1
Referencias a Ibn Taymiyya en la propagada de Daesh. Extraído de Dabiq 7
(Al Hayat Media Center), Sección de la página 21

Si analizamos gran parte de la información relacionada con el fenó-


meno del terrorismo yihadista encontraremos infinidad de documentos
que hacen referencia a los teóricos e ideólogos del Yihad bélico. Los vi-
deos del Daesh y sus publicaciones hacen una referencia constante a Taqqi
al-din Ahmad ibn Abdelhalim al-Taymiyya (1263-1328), Muhammad Ibn
Abd al-Wahhab (1702-1791) y Sayyid Qutb (1906-1966). Esto quiere
decir que las citas de determinados teóricos son un recurso fundamental
para los líderes terroristas, en tanto, les otorga la legitimación y la justifica-
ción religiosa necesaria para realizar sus matanzas.
A lo largo de este escrito se revisarán las aproximaciones teóricas de
Ibn Taymiyya, Abd al-Wahhab y Sayyid Qutb, como ideólogos del Yihad
bélico, y su vinculación con el terrorismo de etiología yihadista. Un pro-
ceso necesario para poder construir una contranarrativa que desacredite su
relato genocida, y que desvincule Islam y terrorismo.

2.1. Ibn Taymiyya como primer pilar del terrorismo de etiología yihadista

Son muchas las figuras que consideran a Ibn Taymiyya como uno de los
intelectuales musulmanes que más ha ayudado al nacimiento, consolidación
y expansión de las corrientes extremistas de corte yihadista. Una de esas fi-
guras es el reputado teólogo Juan José Tamayo. En su libro «Islam. Cul-

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tura, religión y política» Tamayo apunta que Ibn Taymiyya defendía una
concepción bélica del Yihad al considerar que todos los musulmanes estaban
obligados a combatir a los infieles. Ibn Taymiyya entendía que la recom-
pensa de cumplir con el Yihad era «el paraíso» (Tamayo, 2009, p. 166). Y
son, según Tamayo, esos planteamientos los que han hecho que Ibn Taymi-
yya se convierta en la inspiración de multitud de líderes salafistas yihadistas.
Esta opinión respecto al teólogo del siglo XIII es compartida por Luis
de la Corte y Javier Jordán al afirmar que éste ha sido una «inspiración bá-
sica para muchos de los ideólogos del salafismo yihadista nacidos en el si-
glo XX» (2007, p. 43). Según estos autores, existen varias razones que ha-
cen de Ibn Taymiyya un referente para los líderes terroristas.
En primer lugar, porque Ibn Taymiyya apostaba por una lectura literal
y atemporal del Corán teniendo como referencia absoluta a los Salaf, es de-
cir, aquellos que fueron testigos del nacimiento del Islam y de los tiempos
inmediatamente posteriores a la muerte del profeta. La estructura de pen-
samiento de Ibn Taymiyya era una especie de callejón sin salida que tenía
como objetivo hacer de su lectura del Corán la única valida: en un primer
momento, hacía uso del iytihad o derecho a la libre interpretación para ela-
borar sus teorías. Posteriormente, comenzó a condenar cualquier otra posi-
ción que no fuese fiel a la suya, es decir, fiel a la lectura realizada por los Sa-
laf, las generaciones primeras de musulmanes defensores del Islam.
En segundo lugar, por su estricta fidelidad a la Sharia. De la Corte y Jor-
dán apuntan que hasta la aparición del Islam, la sociedad estaba sumida en
la yahiliyya o ignorancia. Cuando el mensaje de Alá es revelado a Mahoma,
el planeta es bendecido con la luz de la verdad y abandona el obscurantismo
en el que estaba inmerso. Ibn Taymiyya considera que, tras esta etapa de
ilustración, el mundo vuelve a caer en la ignorancia debido a que sus coetá-
neos interpretan los textos sagrados aceptando innovaciones o elementos fo-
ráneos. Semejante situación, a todas luces inaceptable desde su perspectiva,
sólo podía resolverse mediante una aplicación inflexible de la Sharia.
En tercer lugar, por su concepción bélica del Yihad. Ibn Taymiyya en-
tendía que los enemigos se encontraban tanto fuera como dentro de la co-
munidad musulmana, por lo que el Yihad tenía que ser entendido como
un combate constante frente a los que cometían perjurio desde dentro
y desde fuera: «Ibn Taymiyya exhorta a los gobernantes y funcionarios a
castigar de forma cruel e implacable a los musulmanes hipócritas» (De la
Corte & Jordán, 2007, p. 48). En definitiva, estos autores describen a Ibn
Taymiyya como alguien que concebía el Yihad como una guerra santa por
lo que no les extraña que el teólogo que nació en Harrán en 1263 y mu-
rió en 1328 encarcelado en Damasco se haya convertido con el paso del
tiempo en una de las grandes figuras del imaginario terrorista yihadista.

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Otra de las figuras del mundo académico que consideran a Ibn Taymi-
yya como una de las fuentes argumentales utilizadas por los terroristas de
corte yihadista es Natana J. DeLong-Bas. La profesora del Boston College
afirma en su análisis sobre el Yihad global en el libro «Wahhabi Islam: From
Revival and Reform to Global Jihad» (2004) que Ibn Taymiyya es uno de
los intelectuales más extremistas de la historia de la filosofía islámica debido
a su interpretación de la ley islámica y su concepción del Yihad.
Respecto al tema legal, la profesora DeLong-Bas argumenta que Ibn
Taymiyya entendía que para que un sistema de gobierno islámico fun-
cionara correctamente se debía deponer y castigar por apostasía a todos
aquellos gobernantes que no aplicaran la Sharia de forma estricta, ya que
eso provocaba la desviación respecto de los textos sagrados. Según De
Long-Bas, Ibn Taymiyya era un extremista que defendía que el gober-
nante musulmán debía servirse de la coerción y la violencia para garantizar
la correcta aplicación de la Sharia y asegurar la protección de los territorios
musulmanes frente a posibles fuerzas invasoras o fracturas internas, donde
la «coercion as a means of enforcing religious law and practice was a consis-
tent theme in Ibn Taymiyya´s writings» (DeLong-Bas, 2004, p. 250).
Respecto al tema del Yihad, la profesora escribe que Ibn Taymiyya inter-
pretaba el concepto de una forma ofensiva, bélica, militarizada y expansiva.
Explica que esa concepción violenta del Yihad aparece en el pensamiento de
Ibn Taymiyya tras la invasión de los mongoles: «Ibn Taymiyya´s discussion
on jihad was written to justify the overthrow of Mongol rule in Muslim lands»
(DeLong-Bas, 2004, p. 250). Si bien en un primer momento estas acciones
podrían ser entendidas en legítima defensa, con el paso del tiempo se ha ido
transformando en una política agresiva que justificaba e impulsaba constan-
temente agresiones contra todos aquellos que no profesaran el Islam o que
no fueran «verdaderos» musulmanes. Cualquier ser humano que se negase a
adoptar el Islam tras conocer su existencia o cualquier musulmán que inno-
vase o se desviase de la lectura del Corán establecida por los Salaf debía ser
castigado y ejecutado. Y es justamente eso lo que hace que Ibn Taymiyya se
convierta en la primera figura del Islam radical en permitir el derramamiento
de sangre musulmana por parte de otro musulmán. Hasta entonces el Yi-
had bélico sólo se planteaba fuera de los territorios del Islam, Dar al-Harb, y
no dentro, Dar al-Islam. Según recoge DeLong-Bas en varias de sus obras,
Ibn Taymiyya es el primer ideólogo musulmán en permitir y justificar que
un musulmán asesine a otro musulmán y en avalar de forma tan extrema el
martirio como parte de la lucha contra los infieles y los apostatas:

Classical discussion of jihad assumed that the struggle against unbe-


lievers would take place outside of dar al-Islam. Ibn Taymiyya depar-
ted from this perspective by recognizing the possibility of a jihad against
«heretical» and «deviant» muslims within dar al-Islam […] he therefor

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legitimated jihad against anyone who refused to abide Islam law or re-
volted against the true muslim authorities […] Ibn Taymiyya´s treatise
on jihad pays carefully and lengthy attention to the questions of mar-
tyrdom and the reaping of benefits to be had via jihad. He asserted that
martyrdom and eternal rewards and blessings are the goals that muslims
should bear in mind and should form the intend behind the mujahid´s
participation in jihad. (DeLong-Bas, 2004, pp. 250-254)

La idea que subyace de estos párrafos es que la lucha contra lo «no is-
lámico» a través del Yihad como una necesidad y una obligación, la irre-
conciliable división del mundo entre el Dar-Islam y el Dar al-Harb, la
glorificación del martirio o la muerte por Alá y la imposición de una inter-
pretación literal y descontextualizada del Corán son las señas de identidad
de este teólogo del siglo XIII.
En consecuencia, tal y como se ha apuntado, no resulta difícil lle-
gar a comprender que Ibn Taymiyya haya inspirado a multitud de extre-
mistas violentos como Osama Bin Laden, Mohammed Yusuf o Abu Bakr
al-Baghdadi, ya que fue él quien siglos atrás sembró la semilla del extre-
mismo y la lucha contra todo aquello que no fuera «puramente» islámico.
En esta línea argumental se encuentran las investigaciones del profesor
Quintan Wiktorowicz, miembro del Consejo de Seguridad Nacional de
EEUU y experto en antiradicalización, quien sitúa a Taymiyya en la base
del cuadro genealógico del islamismo radical, al haber servido de inspira-
ción directa a los radicales del siglo XX que desembocaron en Al Qaeda:
«Al Qaeda and the radical fundamentalists that constitute the new «global
jihadi movement» are not theological outliers. They are part. of a broader
community of Islamists known as «Salafis» (Wiktorowicz, 2005, p. 78).

Usama Bin Laden and other Islamist terrorist leaders drawn on a


long tradition of extreme intolerance within one stream of Islam (a mi-
nority tradition), from at least Ibn Taymiyyah, through the founders of
Wahhabism, through the Muslim Brotherhood, to Sayyid Qutb. (The
National Commission on Terrorist Attacks Upon the United States,
2004, p. 362)

Analizando este cuadro genealógico, Wiktorowicz hace énfasis en el


posicionamiento de Taymiyya como defensor de la ley de Dios, y de la ne-
cesidad irrevocable de cumplir dicha ley por todos los hombres. Taymi-
yya rescataba el concepto de Tawhid, la unidad de Dios, encumbrando la
idea de que todo debía servir a Dios y por tanto sería considerado apostata
todo aquel que no cumpliera sus designios.

One of Ibn Taymiyya’s most important contributions to Salafi


thought is his elaboration of the concept of tawhid - the unity of God.
He divided the unity of God into two categories: the unity of lordship

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LOS ARQUITECTOS DE LA IDEOLOGÍA YIHADISTA... 79

and the unity of worship. The former refers to belief in God as the sole
sovereign and creator of the universe. All Muslims readily accept this.
The second is affirmation of God as the only object of worship and obe-
dience. Ibn Taymiyya reasoned that this latter component of divine unity
necessitates following God’s laws. The use of human-made laws is tanta-
mount to obeying or worshipping other than God and thus apostasy.
(Wiktorowicz, 2005, p. 78)

Las interpretaciones de estos autores se vieron reforzadas cuando


Daesh publicó en Julio de 2015 la décima edición de la revista Dabiq. En
esta se exhibía parte de sus bases ideológicas y se hacia una especial men-
ción al filósofo radical nacido en el siglo XIII. El análisis del magazine y del
párrafo que presenta más abajo muestran cómo la figura de Ibn Taymiyya
y su obra Majmuˉ’ al-Fataˉwaˉ se sitúan como un pilar capital en la construc-
ción de la narrativa bélica de la organización terrorista hoy dirigida por
Amir Muhammad Sa’id Abdal-Rahman al-Mawla.

Shaykhul-Islaˉm Ibn Taymiyyah said when he was asked about the is-
sue of fighting the Tatars while they claimed to adhere to the shahaˉdatayn
(testimony of Islam) and claimed to follow the basis of Islam, «Every party
that resists the obvious and definite laws of Islam from these people or others,
then it is obligatory to fight them until they comply with its laws even if they
pronounce the shahaˉdatayn» (Dabiq 10, 2015, p. 56).

Antes de continuar avanzando con la siguiente figura a analizar, es de


rigor científico señalar que existen perspectivas que, asumiendo el carácter
controvertido de Ibn Taymiyya, niegan que sus ideas sirvan para justificar
los asesinatos y atentados cometidos por organizaciones terroristas como
Al Qaeda, Daesh o Boko Haram. Numerosos investigadores de Oxford,
Harvard o El Cairo como Yossef Rapoport, Shahab Ahmed o Yaya Michot
denuncian que los lideres terroristas han malinterpretado y descontextua-
lizado intencionadamente sus enseñanzas con el único fin de justificar sus
actuaciones y eludir responsabilidades.

2.2. Abd al-Wahhab como segundo pilar del terrorismo de etiología yihadista

A lo largo del siglo XVIII, siguiendo la senda marcada por Ibn Taymi-
yya, surgen los denominados «movimientos revivalistas» (De la Corte &
Jordán, 2007, p. 49) los cuales se caracterizaban por una obsesiva imita-
ción de lo que hicieron los Salaf en los primeros tiempos del Islam. Sus
objetivos principales eran reislamizar a la sociedad y descontaminar el Is-
lam mediante un retorno a los textos. Para conseguirlo, ejercían el dere-
cho a la libre interpretación de los textos sagrados o iytihad, pero no para
apostar por una compresión de los textos basada en la razón, sino para

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80 MANUEL J. GAZAPO LAPAYESE

anular las exégesis realizadas por todos aquellos que no apostaban por una
interpretación literal del Corán.

En coherencia con el pensamiento de Ibn Taymiyya, una caracte-


rística común a los diversos movimientos revivalistas es el reclamo del
iytihad o principio de libre interpretación de las fuentes sagradas. En
muchos casos, y esto es decisivo, la aplicación de aquel principio sería
combinada con una preferencia por la interpretación literal de algunos
textos sagrados, tal y como siempre había sido propugnada por Ahmad
Ib al-Hanbal. (De la Corte & Jordán, 2007, p. 49)

El wahhabismo, debido a su notoriedad histórica y a la vigencia que


tiene en la actualidad, puede ser el movimiento revivalista más representa-
tivo. El punto de partida del análisis su fundador, el saudí Abd al-Wahhab,
es la drástica reducción de poder, importancia e influencia que estaba su-
friendo la Umma durante el tiempo que él conoció.

The 12th century (18th AD) was marked with catastrophic effects
on the Muslims’ freedom religion, society and economy. The Islamic
caliphate then was weak. Both the Eastern bloc (spearheaded by Czarist
Russia) and the Western bloc (spearheaded by the British colonialism)
collaborated against the Muslim world, thus causing it to lag behind in
every field. This particular stage of history was a stage of stagnation apa-
thy and indifference, and prevalence of religious innovations and idola-
try. It was a stage of decadence and fragmentation of which Shaikh Mu-
hammad bin Abdul-Wahhab was aware. (Murad, 1990, p. 39)

En su diagnóstico, Wahhab parece señalar como causas de la crisis del


Islam el declive del Imperio Otomano, el abandono de los textos sagrados
por parte de los creyentes y las influencias exteriores que producían altera-
ciones sumamente negativas en las formas de vida islámicas. En este sen-
tido, si el enemigo principal al que se enfrentaba el Islam era todo aquello
que negase la existencia de Alá como único dios, la batería de reformas de-
bía ser amplia a la par que potente y expansiva:
En primer lugar, según exponen los partidarios de identificar a Abd al-
Wahhab como ideólogo del terrorismo, el saudí defendió como una verdad
absoluta el Tawhid, esto es, la idea de Alá como único dios omnipotente y
omnipresente. La profesión de fe debía ser el pilar maestro que estructurase la
sociedad, por lo que su aplicación tenía que ser respetada, venerada e impuesta
siempre que fuera necesario. Justificaba así una aplicación rígida e inflexible de
la Sharia enfocada a «asegurar el retorno a las fuentes del Islam» (Tamayo,
2009, p. 277) y prevenir prácticas paganas, politeístas o irreverentes.
En segundo lugar, planteó una lectura literal del Corán para ayudar a
reinstaurar la esencia de las formas de vida reinantes durante los tiempos

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LOS ARQUITECTOS DE LA IDEOLOGÍA YIHADISTA... 81

de vida del Profeta y los ancestros, los Salaf: «Se ha de preservar la literali-
dad de la revelación divina recogida en el Corán» (Tamayo, 2009, p. 277).
En consecuencia, todas las interpretaciones no literales que se fueron acu-
mulando durante los siglos debían eliminarse a través del recurso del iyti-
had. La verdad contenida en los textos sagrados debía ser protegida de
toda posible alteración o innovación.
En tercer y último lugar, el Yihad pasó a ser entendido como un combate:

Abd al- Wahhab ofrece una lectura rigorista del Corán con un amplio
potencial expansivo basado en el Yihad […] era partidario del restable-
cimiento del culto a Dios con el concurso de la espada. (Tamayo, 2009,
p. 277).

Para Wahhab la espada era el instrumento fundamental que haría po-


sible el restablecimiento del Islam puro, por lo que todas las embestidas
contra el enemigo encontrarían legitimación y obligación religiosa.
La expansión global del ideario elaborado por Abd al-Wahhab no
puede entenderse sin hacer referencia al papel estratégico que tuvo y
continúa teniendo Arabia Saudí. La alianza que firma la dinastía de los
Saud, a través de Muhammad Ibn Saud, con Abdul Wahhab en 1774
marca un punto de inflexión en la historia del salafismo yihadista ya que
es el precedente que hizo posible que en 1932 se hiciera efectiva la crea-
ción del reino de Arabia Saudí. Desde su consolidación como Estado-
Nación con plena inclusión en el tablero internacional, la monarquía y
el gobierno saudí han estado favoreciendo la expansión de una corriente
ideológica radical que ha impulsado y refrendado las narrativas de extre-
mistas y terroristas.

Tanto el gobierno de Arabia Saudí como algunos sectores de su po-


blación hicieron posible la expansión de una versión extremista del Islam
y frecuentemente antioccidental a través de todo el mundo, y ayudaron a
la creación de un cuerpo de combatientes fanáticos cuya posterior victo-
ria en Afganistán serviría de estímulo para el desarrollo de futuras campa-
ñas terroristas en la senda de Alá. (Saleed, 2007, p. 55)

Antes de continuar avanzando con la siguiente figura a analizar, es de


rigor científico señalar que existen analistas e historiadores cuya opinión en
torno a Abd al-Wahhab es radicalmente opuesta a la de aquellos investiga-
dores que le definen como «the goodfather of modern terrorism and islamic
militance» (DeLong-Bas, 2004, p. 4). Para los que conforman este grupo
o corriente teórica, la falta de análisis históricos pausados y la necesidad de
dar una explicación funcional a la evolución filosófica del terrorismo yiha-
dista han provocado que la teoría elaborada por Abd al-Wahhab se haya
calificado de extremista, literal, rígida y violenta. Conforman este grupo

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Mahmoud bin Ridha Murad, Abd Allah Salih al-’Uthaymin, DeLong-Bas


e Ignaz Goldzhier.

Although observers and historians have assumend that any and all
miltary activities undertake by the Saudis after the 1744 alliance were ji-
had activities, Ibn Abd al-Wahhab´s teachings and writtings do not sup-
port this contention. (DeLong-Bas, 2004, p. 35)

2.3. Sayyid Qutb como tercer pilar del terrorismo de etiología yihadista

Sayyid Qutb tuvo como propósito implantar el Islam como sistema domi-
nante a lo largo y ancho del planeta. Utilizando y justificando la violencia, ha
hecho que su figura haya estado íntimamente relacionada con los movimien-
tos yihadistas, que le consideran un mártir de la causa. Su libro Ma’alim fi al-
Tariq, traducido al inglés como «Milestones», se convirtió, tras su ejecución
en 1966, en el libro de cabecera de numerosos extremistas yihadistas.
Desde la perspectiva de Walled Saleh Alkhalifa o Françoise Burgat, Sa-
yyid Qutb es una figura capital en la expansión del terrorismo yihadista al
ser él quien les «ha proporcionado una parte importante de su gramática
ideológica» (Burgat, 2006, p. 117). Estos autores explican que el punto
de partida de su estructura de pensamiento es la identificación de una pro-
funda crisis en el Islam y que su diagnóstico, al igual que el de sus con-
temporáneos, es que el principal responsable del resquebrajamiento del Is-
lam es el mundo occidental. En este sentido, Walled Saleh comenta que
Qutb estaba obsesionado con la idea de que los Estados occidentales de-
seaban destruir el Islam:

cree en la teoría de la conspiración, pensando que el Islam es un objetivo


a destruir por alguna de las religiones monoteístas y fuerzas políticas que
procuran limitar la influencia de esta religión al ámbito de las prácticas y
los ritos (Saleh, 2007, pp. 42-43).

Para hacer frente a estas amenazas, Qutb diseñó un discurso que in-
terpretaba el Yihad como una guerra necesaria y obligatoria contra los in-
fieles. Esta debía replicarse a nivel internacional ya que sobre la faz de la
tierra sólo debía existir el Islam. Tanto Walled Saleh como Françoise Bur-
gat están de acuerdo en que Qutb entendió el Yihad de manera ofensiva,
debido a que la predicación no era, a sus ojos, un instrumento suficiente-
mente efectivo como para garantizar la protección y expansión del Islam.
Ambos autores hacen referencia al capítulo cuarto de «Milestones», donde
puede leerse que aquellos que han interpretado el Yihad de manera defen-
siva están equivocados porque la lucha por la expansión de la palabra de
Dios es eterna y no debe esperar a ser atacada:

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LOS ARQUITECTOS DE LA IDEOLOGÍA YIHADISTA... 83

Those who say that Islamic Jihad was merely for the defense of the
«homeland of Islam’ diminish the greatness of the Islamic way of life
and consider it less important than their «homeland’. This is not the Is-
lamic point of view, and their view is a creation of the modern age and
is completely alien to Islamic consciousness […] The need for Jihad re-
mains, and will continue to remain, whether these conditions exist or
not! […] Indeed, Islam has the right to take the initiative. Islam is not a
heritage of any particular race or country; this is God’s religion and it is
for the whole world. It has the right to destroy all obstacles in the form
of institutions and traditions which limit man’s freedom of choice […] it
is the duty of Islam to annihilate all such systems, as they are obstacles in
the way of universal freedom. Only in this manner can the way of life be
wholly dedicated to God. (Qutb, 2015, pp. 71-75)

Estas palabras no solo han permitido a Walled Saleh afirmar que Qutb
entendía el Yihad como una «lucha sin tregua contra los enemigos del Is-
lam, independientemente del lugar y el momento» (Saleh, 2007, p. 47),
sino también le han aportado los argumentos suficientes como para afir-
mar que el egipcio está indudablemente vinculado con el terrorismo yi-
hadista. Hecho, por cierto, compartido por Françoise Burgat, que ha
advertido en numerosas ocasiones que «fue Qutb quien proporcionó al ra-
dicalismo político de los fundadores de Al Qaeda su principal apoyo teoló-
gico-teórico» (Burgat, 2006, p. 119).
Una lectura atenta de «Justicia Social en el Islam» permite desvelar
que Qutb era radicalmente intolerante frente a todo lo que no fuera is-
lámico, ya que sentía repulsión por otras religiones y detestaba los regí-
menes de gobierno no basados en la Sharia. Ese discurso excluyente que
elaboró en «Justicia Social en el Islam» se tensa e incrementa en «Milesto-
nes», donde hace referencia a la necesidad de construir un sendero de sal-
vación que lleve al Islam. Qutb visibilizaba una humanidad al borde del
abismo que solo podía ser salvada por el Islam:

Mankind today is on the brink of the precipice, not because of the


danger of complete annihilation which is hanging over its head —this
being just a symptom and not the real disease— but because humanity
is devoid of those vital values which are necessary not only for its healthy
development but also for its real progress. Even the Western world real-
ises that Western civilization is unable to present any healthy values for
the guidance of Mankind. (Qutb, 2007, p. 7)

Dicho esto, es de rigor científico señalar que existen académicos cuya


opinión en torno a Sayyid Qutb difieren visiblemente de las aquí expues-
tas. Tariq Ramadan, James Toth o Abu Warda se muestran tolerantes
frente a la figura de Qutb y demandan la necesidad de analizar más in-
tensamente sus obras para poder llegar a comprender que él «no fue el

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84 MANUEL J. GAZAPO LAPAYESE

ideólogo de la propagación del Islam por medio de sable y menos aún


el teórico de la acción terrorista» (Ramadan, 2000, p. 455). Todos ellos
coinciden en subrayar que existe una clara diferencia entre lo escrito por
Qutb y lo posteriormente interpretado a raíz de la lectura de sus textos,
argumentando que «no llegó a la llamada a tomar las armas» (Ramadan,
2000, p. 456).
El problema surge cuando al estudiar y desgranar sus textos se observa
que el líder de los Hermanos Musulmanes sí estuvo intencionadamente ligado
con la llamada al activismo radical extremista. Su percepción expansiva del Yi-
had como un acto ofensivo y la idea de que la fuerza física como «única solu-
ción para hacer frente a los regímenes de la ignorancia» (Saleh, 2007, p. 6) no
deja lugar a dudas. Qutb es una figura fundamental en la expansión del terro-
rismo yihadista ya que fue él quien elaboró la base ideológica necesaria para
construir la interpretación genocida del Yihad internacional.
Qutb desarrolló un mensaje perfectamente diseñado en lo que a sim-
plicidad y radicalidad se refiere, un mensaje que llamaba a construir un
«camino» de radicalización que conllevaba la eliminación de todo lo yahi-
liyya, de todo lo takfir, de todo lo que fuera diferente. Su concepción del
Yihad como un combate contra occidente constituye uno de los pilares
fundamentales del terrorismo yihadista.

2.4. De Rashid Rida y Yusuf Azzam a Anjem Choudary

Al margen de los sesudos debates interpretativos en torno al grado de


vinculación de los citados ideólogos con la expansión de la narrativa que
abanderan Daesh, Jabhat Fateh ash-Sham o Ansar al-Tawhid, es oportuno
señalar que la batería de ideólogos que han dado forma a la arquitectura
de pensamiento yihadista ha seguido creciendo.
Teniendo en cuenta que Al-Taymiyya, Abd al-Wahhab y Sayyid Qutb
pueden conformar la base esencial del denominado Yihad bélico, existen
otros clérigos o ideólogos extremistas que han continuado retorciendo el
hecho religioso islámico para conjugar justificaciones tramposas que permi-
tan a los acólitos de Daesh y otros grupos terroristas cometer atentados en
nombre del Islam sin atender a ninguna responsabilidad religiosa o legal.
En este sentido destacan Muhammad Rashid Rida (1865-1935), Abdullah
Yusuf Azzam (1941-1989), Safar bin Abdul-Rahman al-Hawali al-Ghamdi
(1950), Ayman Mohammed Rabie al-Zawahiri (1951), Muhammad abd-al-
Salam Faraj (1954-1982), Abu Hamza al-Masri (1958), Mustafá Setmarian
Nasar (1958), Abu Qatada al-Filistini (1960), Abdullah al-Faisal (1963),
Abu-Zaid al Kuwaiti (1965-2012), Abu Musab al-Zarqawi (1966-2006),
Anjem Choudary (1967) o Abu Omar al-Saif (1968-2005).

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LOS ARQUITECTOS DE LA IDEOLOGÍA YIHADISTA... 85

Todos ellos han tenido un destacado papel en el proselitismo yiha-


dista ya que han actuado como figuras que referencia para los simpatizan-
tes de la guerra contra los infieles que desean perturbar la pureza del Is-
lam. Algunos como Rida y Faraj destacaron por su peligrosa creatividad
intelectual a la hora de tergiversar la herencia jurídico-legal de multitud de
pensadores musulmanes de hace siglos. Otros como Azzam insuflaron a lí-
deres tácticos como Osama Bin Laden la fe necesaria para emprender la lu-
cha contra los enemigos de la comunidad musulmana. Sujetos como Set-
marián, también conocido por los servicios de inteligencia españoles como
Abu Musab al-Suri, elaboraron escritos y videos donde se explicaban las
nuevas formulas de captación y auto-adoctrinamiento. Setmarián también
desarrollo una importante retórica militarista que dio lugar a tácticas ope-
rativas que se han ido poniendo en marcha a lo largo del tiempo. Otros
como Al-Faisal, Choudary y Al-Masri continúan a día de hoy elaborando
textos, emitiendo fatwas y adoctrinado a centenares de jóvenes en ciuda-
des europeas con el fin de incrementar el número de fanáticos que luchan
dentro del terrorismo de etiología yihadista.

3. El binomio Islam-Terrorismo y el riesgo de un choque de civilizaciones

El proceso de distorsión al que es sometido el Islam por parte de los


ideólogos terroristas no sólo les permite construirse una identidad y una le-
gitimidad, sino que también hace que los ciudadanos occidentales reciban
una versión deformada del Islam y lo vinculen al terrorismo. Y eso repre-
senta un gran riesgo para la estabilidad de nuestras sociedades y su futuro:
La mera posibilidad de que un reducto de la comunidad musulmana
asentada en países occidentales sienta, a consecuencia de la estigmatiza-
ción, que Daesh o las ramificaciones de Al Qaeda defienden mejor sus in-
tereses que un Estado de Derecho es un riesgo para nuestra seguridad,
nuestros valores y nuestro futuro como sociedades democráticas. Des-
montar el constructo que equipara Islam y terrorismo es una misión de ex-
trema urgencia; permitir que la imantación de ambos conceptos siga ex-
tendiéndose por Occidente no sólo representa una derrota para nuestros
Estados de Derecho, sino que también significa la apertura de una grieta
que acelera el choque de civilizaciones que las organizaciones terroristas
están buscando.
Si recuperamos la idea del «clash of civilizations» (Huntington, 1993,
p. 22), es necesario apuntar que el choque no tiene por qué materializarse
en un conflicto tradicional donde dos potencias se enfrenten, sino en algo
mucho más difuso e imperceptible en sus primeras fases. Un choque de
civilizaciones en pleno siglo XXI puede ser simple y llanamente el resque-
brajamiento del ideal de multiculturalidad europeo al ver en cada vecino

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86 MANUEL J. GAZAPO LAPAYESE

musulmán un potencial terrorista. Es decir, no es necesario que haya una


confrontación armada de por medio para que exista un choque de civili-
zaciones. Únicamente es necesario adentrarnos en un estado de psicosis
a causa del cual veamos peligro en todo aquello que sea diferente a noso-
tros. Si dejamos que la imantación sistemática de los conceptos de Islam
y terrorismo cale en nuestros medios de comunicación y en nuestras so-
ciedades, será inevitable ver en cada musulmán un potencial terrorista. Y
eso es algo que solo beneficia a Daesh, ya que este se nutre del desencanto
que sufren los musulmanes que viven en países no islámicos.
La organización liderada por Amir Muhammad Sa’id Abdal-Rahman
al-Mawla tras la muerte de Al-Baghdadi pretende suprimir la zona de
coexistencia o de entendimiento intercultural y evidenciar que únicamente
existen dos posibles opciones o posturas vitales: Por un lado, la del verda-
dero musulmán que apoya a Daesh y defiende el proyecto genocida y, por
otro lado, en contraposición, la de aquellos que no se someten a Daesh y
que por tanto pasan a ser identificados como enemigos que deben ser ani-
quilados.

The grayzone will become extinct and there will be no place for gra-
yish calls and movements. There will only be the camp of ˉi maˉn versus
the camp of kufr» (Dabiq 7, 2015, p. 66).

En este sentido, recogiendo el planteamiento de Osama Bin Laden,


Daesh no permite la neutralidad en su ideario y potencia la polaridad y el
choque.

The grayzone is critically endangered, rather on the brink of extinc-


tion. Its endangerment began with the blessed operations of Septem-
ber 11th, as these operations manifested two camps before the world
for mankind to choose between, a camp of Islam —without the body of
Khilaˉfah to represent it at the time— and a camp of kufr – the crusader
coalition. (Dabiq 7, 2015, p. 54)

4. La necesidad de una (contra)narrativa real y responsable

El punto de partida para la neutralización y deslegitimación de los gru-


pos terroristas tiene que ser la interiorización de que el Islam no es parte
del problema, sino parte de la solución. En este sentido, si nuestro obje-
tivo es acabar con el terrorismo yihadista y prevenir que amenazas similares
vuelvan a aparecer en el futuro, es necesario que la contranarrativa preste
atención al apartado religioso. La desmantelación de la interpretación bé-
lica del Yihad es una condición sine qua non para poder hacer frente a la
amenaza terrorista de forma efectiva y eficaz. Para llevarla a cabo, es nece-

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LOS ARQUITECTOS DE LA IDEOLOGÍA YIHADISTA... 87

sario elaborar una réplica o una contranarrativa teológica que atienda a los
ideólogos que los terroristas utilizan para legitimarse.
Si Occidente y el mundo arabo-musulmán trabajan en conjunto, se-
remos capaces de redescubrir qué teóricos, qué textos y qué fatwas están
siendo descontextualizados y tergiversados. Solo así se podrá restar solidez
al discurso terrorista. Solo así se podrá explicar a los jóvenes sumergidos en
procesos de radicalización que la ideología extremista que están recibiendo
no tiene sustento religioso. Solo así se podrá exponer a los individuos su-
mergidos en ciclos de captación que la identidad y el sentimiento de grupo
y pertenencia que les ofrecen los terroristas no es más que una trampa para
aprovecharse de su vulnerabilidad y llevarlos a atentar contra gente inocente.
Esto es un punto fundamental en la batalla contra Daesh ya que el uso
deformado del Islam es el factor que le otorga cohesión. Cuanto mayor sea
la capacidad de cuestionar y desmontar su argumentario, más posibilidades
habrá de acabar con el terrorismo de etiología yihadista. Siguiendo esta lí-
nea, resulta de interés hacer referencia a Tahar Ben Jelloun en relación a la
construcción de una contranarrativa que permita deslegitimar a Daesh me-
diante la desvinculación del hecho religioso respecto del hecho terrorista.
Teniendo en cuenta que «ninguna religión incita a sus fieles a matar
inocentes» (Ben Jelloun, 2002, p. 11) y que al mismo tiempo «ninguna re-
ligión es totalmente pacifica ni totalmente guerrera» (Ben Jelloun, 2002,
p. 73), hay que trasladar el mensaje de que todas las acciones y ataques
emprendidos por los terroristas de Al Qaeda y Daesh son completamente
injustificables desde el punto de vista islámico. Esto quiere decir que, aun-
que nos encontremos sumergidos en un contexto donde algunos medios
de comunicación y partidos políticos trasladan la idea de que el terrorismo
del siglo XXI pivota sobre el Islam, no existe una relación de causalidad
que vincule sistemáticamente el dogma religioso islámico con la violencia.
De la misma manera que los vínculos entre el supremacismo blanco de ex-
trema derecha y su uso del cristianismo como justificación de sus ataques
racistas son plenamente refutables desde el plano religioso y legal, la co-
misión de atentados por parte de organizaciones terroristas en nombre del
Islam no debe hacernos entender la religión musulmana como un sinó-
nimo de violencia y terror.
A todo esto, Ben Jelloun añade que para que la contranarrativa sea
verdaderamente eficiente en la lucha contra el fanatismo yihadista, la so-
ciedad en su conjunto también debe implicarse en

revisar los manuales escolares y enseñar de modo objetivo la historia de


las tres religiones monoteístas, […] fomentar en los niños la tolerancia,
[…] preocuparse por lo que ocurre en las cárceles […] y vigilar lo que
sucede en las mezquitas de Europa. (2015, pp. 113-114).

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88 MANUEL J. GAZAPO LAPAYESE

En consonancia con los esfuerzos destinados a generar una contra-


narrativa real y eficaz, es absolutamente necesario la construcción de una
narrativa alternativa o un relato propio que dé respuesta y solución a las
sensaciones de vacío, abandono e incertidumbre que sufren muchos de
nuestros jóvenes. Tanto en la Unión Europea como en el resto del mundo
estamos identificando como multitud de personas se sienten alienadas de-
bido a que sus fracturas identitarias derivan de una fallida integración so-
cioeconómica y cultural.

Los procesos de captación y radicalización de Daesh se apoyan en es-


trategias adaptativas que detectan individuos vulnerables y permeables a los
que buscan manipular y transformar en yihadistas a cambio de una nueva
identidad, un sentimiento de pertenencia a un grupo, un reconocimiento
social, una motivación por la que vivir y un canal a través del cual legitimar
la violencia como modo de vida. (Gazapo, 2019, pp. 431-432)

Las vulnerabilidades de estos ciudadanos no siempre tienen un origen


claro ya que también pueden proceder de un sentimiento de pertenencia
no fraguado adecuadamente. En cualquier caso, lo que sabemos a ciencia
cierta es que los captadores de los grupos terroristas utilizan una propa-
ganda específica para potenciar las fracturas que existen entre los individuos
en cuestión y la sociedad que les rodea y les rechaza. Por dicha razón, de-
bemos adoptar una postura proactiva que nos permita atender y escuchar
las demandas de estos hombres y mujeres para evitar que encuentren en el
terrorismo yihadista la respuesta a su vacío existencial o identitario.
La lucha contra el terrorismo de etiología yihadista solo tendrá éxito
si combinamos adecuadamente una contranarrativa frente al relato extre-
mista, y una narrativa especifica y propia en la que todos los actores socia-
les participen y se sientan parte.

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1
Manifestaciones del terrorismo
Modelos de traducción
y de la radicalización

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La amenaza terrorista en el sector aéreo
JOSÉ VILLENA
Subteniente de la Guardia Civil
Gabinete de Coordinación y Estudios. Secretaria de Estado de Seguridad

1. Introducción

Cuando se me invitó desde la organización del Congreso, y de ma-


nera especial por Dionisio Benito de la Asociación Vasca de Criminólogos,
para dirigir el taller «La cooperación internacional de los Estados ante el
reto de los combatientes terroristas extranjeros / La amenaza terrorista en
la aviación civil», sentí una satisfacción doble. La primera por la confianza
depositada en mi persona y la segunda por poder hacerlo en codirección
de David Almahano, al que me unen no solo cuestiones profesionales sino
también personales, como es la investigación en materias de terrorismo y
la seguridad aeroportuaria.
Escribir sobre seguridad aeroportuaria es un reto que puede oscilar
entre la osadía y la arrogancia, como indican mis buenos amigos Carmen
Cordero e Ignacio López (2012).
Osadía, en tanto las dificultades para disponer de datos oficiales y fia-
bles de organismos han hecho imposible su obtención, como sucedió con
la negativa de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), o
la callada por respuesta como en el caso de la Asociación Internacional de
Transporte Aéreo (IATA).
Arrogancia (entendida en su 2.ª acepción del DRAE1) en continuar
con una investigación, realizada en colaboración con Gemma Herraiz
(alumna de Criminología de la Universidad Rey Juan Carlos), sobre los
apoderamientos ilícitos sufridos en la aviación civil desde sus inicios hasta
finales de 2019, abordando el primer secuestro de una aeronave registrada
en 1931 y el primer atentado terrorista que se conoce en el año 1934. Los
resultados de esta investigación serán publicados convenientemente e in-
clusive presentados en el II Congreso Internacional de Terrorismo Yiha-
dista, si se llega a desarrollar.

1 Diccionario de la Real Academia Española (versión 2019).

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94 JOSÉ VILLENA

2. Actos de interferencia ilícita en la Aviación Civil

La preocupación de los Estados, desde los inicios de la aviación, por


proteger su espacio aéreo y por ende de su soberanía generó un régimen
consuetudinario en el orden internacional en materia de navegación aérea
que se concretaría en la reglamentación de la Convención de París sobre
Navegación Aérea Internacional de 13 de octubre de 1919.
El primer caso que se tiene registrado de interferencia ilícita se pro-
dujo en 1931, cuando Byron Richards, piloto de la compañía Pan Ameri-
can Grace Airways (Panagra), fue obligado a volar por unos revoluciona-
rios que habían secuestrado el avión en Arequipa (Perú). La motivación en
este caso era política, pues el objetivo de los secuestradores era el lanza-
miento de pasquines sobre la ciudad.
Dos años después fue cuando se produjo el primer atentado terrorista,
que se conoce, en un avión, perteneciente a la compañía United Airlines.
Dicho vuelo partía de Newark con destino a Chicago. Al pasar por la ciu-
dad de Chesterton, los residentes escucharon una explosión. Al principio
se pensó que podría haber sido un rayo, pero las investigaciones posterio-
res llevada a cabo demostraron que una bomba de nitroglicerina que se
encontraba en el interior del aparato fue lo que motivo la explosión.
Con posterioridad a estos casos la aviación ha sufrido diferentes ata-
ques de manera escalonada a lo largo de los años. Esto unido al impulso
alcanzando por la aviación en la Segunda Guerra Mundial hizo a los Esta-
dos establecer una regulación del desarrollo de la aviación en tiempos de
paz que coordinase los aspectos no sólo técnicos sino también económicos
y sobre todo jurídicos, del transporte aéreo.
Del consenso de 26 países, durante el desarrollo de la Conferencia In-
ternacional de la Aviación Civil (denominado Convenio de Chicago), sur-
gió la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), en el año
1947, a la que se adhirió España el 5 de marzo de ese mismo año. Actual-
mente hay 193 Estados miembros dentro de la Organización.
Entre los objetos del Convenio de Chicago se encuentran:
1. Lograr el progreso seguro y sistemático de la aviación civil interna-
cional en todo el mundo
2. Fomentar la técnica de la construcción y utilización de aeronaves
para fines pacíficos
3. Estimular el desarrollo de aerovías, aeropuertos e instalaciones y
servicios para la navegación aérea empleados en la aviación civil in-
ternacional
4. Facilitar los transportes aéreos seguros, regulares, eficaces y econó-
micos que necesiten los pueblos del mundo

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LA AMENAZA TERRORISTA EN EL SECTOR AÉREO 95

5. Evitar el despilfarro económico producido por la competencia excesiva


6. Asegurar que se respeten plenamente los derechos de los Estados
contratantes y que cada Estado miembro tenga la oportunidad equi-
tativa de explotar los servicios de transporte aéreos internacionales
7. Evitar que se den preferencias ciertos Estados contratantes
8. Aumentar la seguridad de los vuelos en la navegación aérea inter-
nacional
9. Fomentar en general el desarrollo de la aeronáutica civil interna-
cional en todos sus aspectos

El Convenio de Chicago no recoge aspectos de seguridad como se en-


tienden hoy en día. Por lo que respecta al concepto de apoderamiento ilí-
cito no se menciona en la legislación internacional hasta la firma del Con-
venio sobre las infracciones y ciertos otros actos cometidos a bordo de
aeronaves, desarrollado en Tokio en 1963. El artículo 11.1 del citado
Convenio establece que:

Cuando, mediante violencia o intimidación, una persona cometa a


bordo cualquier acto ilícito de apoderamiento, interferencia o ejercicio del
control de una aeronave en vuelo, o esté a punto de cometer tales actos,
los Estados Contratantes tomarán todas las medidas necesarias para que el
legítimo comandante de la aeronave recupere o conserve el control.

Pero es en 1970, con la firma en la Haya, del Convenio sobre la repre-


sión del apoderamiento ilícito de Aeronaves, en el que se reconoce el apo-
deramiento ilícito de aeronaves como delito Internacional, y se dan breves
instrucciones en caso de secuestro.
Posteriormente se firmaron en Montreal, el Convenio para la represión
de actos ilícitos contra la seguridad de la Aviación Civil (1971) y el Proto-
colo para la represión de actos ilícitos de violencia en los aeropuertos que
presten servicios a la aviación civil internacional (1988), que viene a com-
plementar el anterior.
Más cercanos a nuestros días la Conferencia diplomática sobre segu-
ridad de la aviación, celebrada en Beijing del 30 de agosto al 10 de sep-
tiembre de 2010, adoptó el Convenio para la represión de actos ilícitos
relacionados con la aviación civil internacional (Convenio de Beijing) y
el Protocolo complementario del Convenio para la represión del apode-
ramiento ilícito de aeronaves (Protocolo de Beijing). Ambos documen-
tos vienen a actualizar tanto el Convenio para la represión de actos ilícitos
contra la seguridad de la aviación civil de 1971 y su Protocolo comple-
mentario de 1988 haciendo que sean considerados delito el acto de utili-
zar aeronaves civiles como armas y el acto de utilizar materiales peligrosos
para atacar a aeronaves u otros objetivos. También es punible el transporte

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96 JOSÉ VILLENA

ilícito de armas biológicas, químicas y nucleares, el material conexo a las


mismas, así como los ciberataques a instalaciones de navegación aérea tam-
bién serán causa de responsabilidad penal.
Asimismo, el Protocolo de Beijing actualizó el Convenio para la repre-
sión del apoderamiento ilícito de aeronaves (La Haya, 1970), ampliando
su ámbito de aplicación contra las diferentes formas de apoderamiento ilí-
cito de aeronaves.
Todos estos convenios y protocolos dan origen al Manual de seguri-
dad para la protección de la aviación civil contra actos de interferencia ilí-
cita y al Anexo 17 del Convenio de la Aviación Civil Internacional deno-
minado «Seguridad».
Como se indica en el capítulo 1 del Anexo 17 se entiende por «actos
de interferencia ilícita» aquellos actos, o tentativas, destinados a compro-
meter la seguridad de la aviación civil incluyendo, sin que esta lista sea ex-
haustiva, lo siguiente:
— Apoderamiento ilícito de aeronaves,
— Destrucción de una aeronave en servicio,
— Toma de rehenes a bordo de aeronaves o en los aeródromos,
— Intrusión por la fuerza a bordo de una aeronave, en un aeropuerto
o en el recinto de una instalación aeronáutica,
— Introducción a bordo de una aeronave o en un aeropuerto de armas
o de artefactos (o sustancias) peligrosos con fines criminales,
— Uso de una aeronave en servicio con el propósito de causar la
muerte, lesiones corporales graves o daños graves a los bienes o al
medio ambiente,
— Comunicación de información falsa que comprometa la seguridad
de una aeronave en vuelo, o en tierra, o la seguridad de los pasaje-
ros, tripulación, personal de tierra y público en un aeropuerto o en
el recinto de una instalación de aviación civil.

Como hemos visto desde la Convención de París de 1919 los Estados se


han ido adaptando a los nuevos riesgos y amenazas surgidos en la aviación ci-
vil, como ha sido la inclusión del uso o empleo de la aeronave como medio
para alcanzar los objetivos de los terroristas. Si bien tuvieron que pasar nueve
años tras los atentados sufridos el 11 de septiembre de 2001, en Estados Uni-
dos, para que fuese recogido en el mencionado Convenio de Beijing (2010).

3. Principales hechos de interferencia ilícita

En la década de los 30 se produjeron, como hemos visto anterior-


mente, dos de las tipologías que se recogen como actos de interferencia

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LA AMENAZA TERRORISTA EN EL SECTOR AÉREO 97

ilícita: la primera, el secuestro de avión de Panagra, en 1931, y la segunda


un atentado en 1933 contra un Boeing 247 de la United Airlines, que ex-
plotó en pleno vuelo sobre Chesterton, falleciendo 7 personas.
A continuación, se reseñan de manera cronológica y más descriptiva al-
gunos de los hechos, más relevantes, ocurridos en la aviación civil.
31 de octubre de 1969. Raffaele Minichiello subió al avión en Los
Ángeles con un billete con destino a San Francisco. Esta era la última es-
cala del vuelo 85 de Trans World Airlines que había partido hace varias
horas de Baltimore, antes de hacer una parada en St. Louis y Kansas City.
A la 01:30 del viernes 31 de octubre, 15 minutos después de que comen-
zara el vuelo del TWA85 desde Los Ángeles a San Francisco, empezó el
secuestro, ordenando al piloto que lo llevara a Roma.
El Boeing 707 no tenía la capacidad de combustible para hacer un
vuelo de 13 horas ni los pilotos la preparación necesaria para realizar un
vuelo transoceánico, lo que provocó que el vuelo tuviera que hacer varias
escalas para repostar y recoger a pilotos con formación y destreza para re-
correr los más de 11.000 kilómetros que duró el secuestro. Este suceso
tiene el lamentable reconocimiento de ser el secuestro más largo de la his-
toria de la aviación.
A fecha de 30 de octubre de 1969 se habían producido 54 secues-
tros durante ese año. Esto, unido a la advertencia que sufrió el presidente
Nixon sobre el secuestro y amenaza, en diciembre de 1972, de estrellar un
avión contra una central nuclear, fue lo que motivó la adopción de medi-
das de seguridad en los aeropuertos, por parte de la administración nortea-
mericana, pues hasta el momento las medidas eran inexistentes, por la re-
sistencia de las aerolíneas a los chequeos del equipaje pues ralentizaban el
embarque y podían producir un rechazo entre los pasajeros.
27 de junio de 1976. La primera escala del vuelo 139 de Air
France desde Tel Aviv a París, transcurrió sin inconvenientes. El Airbus,
al mando del capitán Michael Bacos, despegó como estaba programado,
llevando más de 248 pasajeros y una tripulación de 12 miembros. Tras
una escala prevista en Atenas, para cargar combustible, el vuelo volvió a
partir con destino a París, pero unos minutos después de haber despe-
gado los terroristas del Frente Popular para la Liberación de Palestina
junto a Wilfried Böse y Brigitte Kuhlmann, terroristas del grupo alemán
pro-palestino Baader Meinhof, sacaron sus armas y anunciaron el se-
cuestro.
El avión fue dirigido inicialmente a Beirut para realizar una escala téc-
nica, de repostaje de combustible, para posteriormente dirigirse a Entebbe
(Uganda), como destino final en tanto el presidente Idi Amin apoyaba las
acciones terroristas de los palestinos.

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98 JOSÉ VILLENA

El 29 de junio de 1976 fueron liberados los pasajeros que no eran ju-


díos ni israelíes, mientras que el resto fueron llevados a una sofocante
terminal abandonada, donde permanecieron como rehenes. Los secues-
tradores exigieron que liberaran a 54 terroristas palestinos convictos en
prisiones de Israel y en otras partes del mundo, así como 5 millones de
dólares. Si estas demandas no eran satisfechas, los terroristas comenzarían
a asesinar a los pasajeros judíos.
Al capitán Bacos y al resto de la tripulación les dijeron que podían par-
tir. Según declaraciones él mismo se negó a abandonar a sus pasajeros ju-
díos y le manifestó a la tripulación que debían permanecer hasta el final,
porque esa era su tradición, por lo que no podían aceptar ser liberados.
Toda mi tripulación aceptó, sin ninguna excepción. (Alt, 2019).
El 3 de julio de 1976, a unas pocas horas del límite que los terroristas
habían fijado para comenzar a asesinar a los rehenes, el primer ministro de
Israel, Itzjak Rabin, autorizó una operación de ataque y liberación de los
rehenes. Durante la operación fallecieron tres pasajeros y una cuarta pasa-
jera, que había sido internada en un hospital fue asesinada tras la opera-
ción militar. En la lucha también falleció el teniente coronel Yonatán Ne-
tanyahu, hermano mayor del que fuese posteriormente primer ministro
israelí Benjamín Netanyahu.
Después de repostar combustible los aviones israelíes partieron, llevando
consigo los rehenes liberados, del aeropuerto de Entebbe dirección a Israel.
21 de diciembre de 1988. El vuelo 103 de la Pan American World
Airways (Pan Am), explotó cuando sobrevolaba la ciudad de Lockerbie
(Escocia). El Boeing 747, comúnmente apodado «Jumbo», llevaba 243
pasajeros y 16 tripulantes los cuales fallecieron junto a 11 víctimas de la
ciudad de Lockerbie a causa de la caída de partes del fuselaje del avión.
Después de tres años de investigaciones las acusaciones de asesinato
fueron interpuestas el 13 de noviembre de 1991 contra dos ciudadanos lí-
bios: Abdelbaset al-Megrahi, un agente de la inteligencia libia y jefe de se-
guridad de las Aerolíneas Árabes Libias (LAA), y Al Amin Khalifa Fhimah,
el director de la estación de las LAA en el aeropuerto de Luqa, Malta.
El Gobierno libio, bajo la dictadura de Muamar el Gadafi, se negó a
entregar a los sospechosos, por lo que la ONU estableció sanciones con-
tra el país a partir de 1992 hasta que el 15 de agosto de 2003 aceptó for-
malmente la responsabilidad por el atentado. El 12 de septiembre de ese
mismo año la ONU levantó las sanciones contra Libia que habían durado
15 años.
24 de diciembre de 1994. Cuando el vuelo 8969 de Air France se
disponía a despegar, con dirección al aeropuerto de Orly (Francia) desde

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LA AMENAZA TERRORISTA EN EL SECTOR AÉREO 99

el aeropuerto de Houari Boumedienne (Argel), cuatro supuestos policías


accedieron al avión al objeto de realizar una inspección documental, pero
la verdad es que se trataba de terroristas del Group Islamic Armé (GIA)
que una vez en el avión sacaron sus armas y se hicieron con el mando del
avión.
El Gobierno argelino impidió el despegue del avión lo que provocó
que los terroristas asesinaran a tres pasajeros. Tras arduas negociaciones di-
plomáticas del Gobierno francés y argelino, este último autorizó el despe-
gue del Airbus 300.
Debido a los días de secuestro, el avión consumió cuatro toneladas de
combustible por día, hacía que el combustible fuera insuficiente para poder
llegar a su destino final (París), viéndose obligados a aterrizar en Marse-
lla para repostar. El Gobierno francés ordenó que bajo ningún concepto se
permitiese que el avión abandonase dicho aeropuerto y autorizando la in-
tervención policial. El Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional
(GIGN) mantuvo un duro enfrentamiento contra los terroristas, cuyo ba-
lance fue de once miembros del GIGN heridos, al igual que tres miembros
de la tripulación y trece pasajeros. Los cuatro terroristas fueron abatidos.
El objetivo principal de los terroristas era estrellar el avión contra la
Torre Eiffel, hecho que fue confirmado con la posterior captura de un ca-
becilla del GIA.
6 de enero de 1995. Este día se dio inicio a un complot denominado
«Bojinka Plot». El plan, financiado por Osama Bin Laden, consistía en ha-
cer explotar 11 aviones, de rutas de Asia y América, con sus 4000 pasaje-
ros aproximadamente.
Entre los objetivos se encontraban el Papa Juan Pablo II, que estaba
realizando una visita a Filipinas, así como emplear varios aviones para ha-
cerlos estrellar contra el cuartel general de la CIA y otros edificios emble-
máticos de los Estados Unidos.
Ramzi Yousef, quien había sido responsable del Atentado del World
Trade Center en 1993, fue el encargado de iniciar la célula terrorista en
Manila y de probar los explosivos en dicha ciudad. Las investigaciones lle-
varon hasta uno de los compañeros de Yousef que terminó declarando, lo
que hizo posible la detención de este y de otros responsables, abortando el
plan previsto.
11 de septiembre de 2001. El vuelo 11 de American Airlines, a las
08:45 horas de Nueva York, fue el primero de los aviones que se estrella-
ron contra las Torres Gemelas del World Trade Center. Minutos más tarde,
exactamente a las 09:03 horas, el vuelo 175 de United Airlines impactaba
contra la segunda torre. El mundo entero enmudeció. Pero la serie de aten-

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100 JOSÉ VILLENA

tados no había finalizado pues a las 09:43 horas un tercer avión impactó
contra el edificio del Pentágono. En esta ocasión se trataba del vuelo 77 de
American Airlines, un Boeing 757 con 58 pasajeros y 6 tripulantes.
Por último, un cuarto avión, el vuelo 93 de United Airlines, que ha-
cía el trayecto de Newark (New Jersey) a San Francisco se había estrellado
en Shanksville, cerca de Pittsburg (Pensilvania). Según investigaciones la
caja negra reveló que los pasajeros, después de enterarse de que el resto
de aviones habían sido estrellados deliberadamente, trataron de retomar el
control del aparato, hecho no logrado y que produjo que el avión se estre-
llase. Si bien es cierto que los pasajeros no pudieron hacerse con el avión,
si desbarataron el objetivo de los terroristas.
A los 246 muertos que se encontraban en los cuatro aviones estrella-
dos hay que sumar las casi 3000 víctimas mortales y más de una veintena
de desaparecidos.
En esta serie de atentados cabe destacar que finalmente el avión ha
sido empleado como arma para producir los atentados, después de varios
intentos premeditados como hemos visto en actos anteriores. Pero la nor-
mativa y legislación, como siempre, es muy lenta en reaccionar pues hasta
el Convenio de Beijing 2010, no se incluyó como apoderamiento ilícito,
el uso de una aeronave en servicio con el propósito de causar la muerte,
lesiones corporales graves o daños graves a los bienes o al medio ambiente.
22 de diciembre de 2001. Unos meses más tarde del 11-S, Richard
Reid, pasajero del vuelo 63 de American Airlines, que hacia el trayecto de
París-Miami, con 197 pasajeros, intentó, sin éxito, detonar los explosivos
que llevaba en las falsas suelas de sus deportivas.
Reid, de 29 años, originario de Gran Bretaña y presunto simpatizante
de la organización terrorista Al Qaeda, pretendía llevar a cabo su atentado
suicida usando un potente explosivo TATP (triperóxido de triacetona),
que había escondido en sus zapatos, pero fue inmovilizado por los pasaje-
ros y la tripulación cuando intentó encender la mecha.
Agosto de 2006. Durante este mes, gracias al Servicio de Inteligencia
Británico, se desbarató un nuevo complot en el que se pretendía volar va-
rios aviones de manera secuencial, empleando explosivos líquidos que es-
taban camuflados en botellas de refrescos.
25 de diciembre de 2009. Abdul Farouk Abdulmutallab, de 23 años, in-
tentó destruir con un artefacto explosivo, un avión de la compañía Northwest
procedente de Ámsterdam que estaba a punto de aterrizar en Detroit.
Farouk llevaba adherido a su slip y junto a los genitales, un explosivo
también conocido como pentrita, PETN (tetranitrato de pentaeritritol).
Al tratar de activarlo con un líquido, que llevaba en una jeringuilla, encon-

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LA AMENAZA TERRORISTA EN EL SECTOR AÉREO 101

trada en su asiento, se produjeron algunas llamas, que los pasajeros trata-


ron de sofocar. Finalmente, con ayuda de la tripulación, le arrebataron el
artefacto y lo redujeron.
Posterior a este hecho se han producido nuevos atentados debiendo
destacar que muchos de ellos se han producido en zona pública del aero-
puerto como los sucedidos en 2011 en Domodédovo (Rusia), en Burgas
(Bulgaria) en 2012, o los ocurridos en 2016 en los aeropuertos de Bruse-
las y Atatürk (Turquía), lo que puede indicar que las medidas de seguridad
adoptadas en estas instalaciones funcionan.

4. La amenaza terrorista en nuestro país

El 29 de diciembre de 2006, el presidente del Gobierno, Rodríguez


Zapatero declaraba con respecto al fin de ETA y el diálogo que su Go-
bierno mantenía con los terroristas: «Estamos mejor que hace un año, pero
dentro de un año estaremos mejor».
Lamentablemente veinticuatro horas después, un coche bomba con
200 kilos de explosivos, la mayor carga empleada por la banda en los últi-
mos 19 años, convertía en escombros el módulo D del aparcamiento de la
T-4 de Barajas y acababa con la vida de dos ecuatorianos: Diego Armando
Estacio (19 años) y Carlos Alonso Palate (35 años).
Sin embargo, este no ha sido único atentado que la organización te-
rrorista Euskadi Ta Askatasuna (ETA), ha provocado en España, pues las
instalaciones aeroportuarias, entre otras, han sido uno de sus objetivos fa-
voritos. Aeropuertos como el de Alicante, Málaga, Reus, Santander y Za-
ragoza han sido objetivos de la banda terrorista ETA.
Pero el aeropuerto que más has sufrido como objetivo, de la organiza-
ción terrorista ETA, ha sido el denominado en la actualidad como Aero-
puerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas con cuatro atentados. El primero de
estos atentados se produjo el 29 de julio de 1979, al colocar una maleta
bomba en la consigna de salida de vuelos nacionales, causando la muerte
de un trabajador del aeropuerto, así como heridas de diferente índole a
otras siete personas. El segundo atentado se produjo en 1997, mediante el
lanzamiento de cinco granadas desde las inmediaciones del aeropuerto. El
tercero en agosto de 2001, mediante el empleo de un coche bomba que
estaba estacionado en el aparcamiento de P-2, provocando cuantiosos da-
ños, pero no hubo que lamentar víctimas mortales. El cuarto y último ha
sido el reseñado al inicio de este enunciado, en el año 2006.
Pero en nuestro país también se han producido secuestros de aerona-
ves que han finalizado su trayecto en nuestro territorio. Dos ejemplos de

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102 JOSÉ VILLENA

esto son el ocurrido el 28 de febrero de 1994, en el que el Boeing 727 de


la compañía Air Algerie, que cubría el trayecto Oran-Annaba fue obligado
a desviarse para tomar tierra en el aeropuerto de El Altet (Alicante). Los
secuestradores eran tres policías argelinos que pretendían que España les
concediera asilo político, a lo que el Gobierno se opuso rotundamente. A
las 17:00 horas, efectivos de la Guardia Civil tomaron posiciones alrededor
de las instalaciones aeroportuarias. Tras horas de negociaciones en la que
intervino el propio cónsul de Argel en la ciudad, los secuestradores depu-
sieron su actitud y se entregaron a las autoridades españolas.
Otro episodio de secuestro es el sucedido el 15 de febrero de 2007.
Un Boeing 737 de Air Mauritanie, fue secuestrado cuando volaba rumbo
al aeropuerto de Gando (Las Palmas), donde finalmente aterrizó. El se-
cuestrador, que estaba armado con dos pistolas, pudo ser reducido por
los pasajeros antes de su detención, en el momento en el que el piloto to-
maba tierra y producía un frenazo brusco del avión. El vuelo que enlazaba
Nuakchot, la capital mauritana, con Las Palmas llevaba a bordo 71 pasaje-
ros y 8 miembros de la tripulación, resultando 15 personas heridas de ca-
rácter leve.
Por último, es preciso hacer referencia al accidente producido en el
año 1977, en el Aeropuerto de Los Rodeos (actualmente llamado La La-
guna) al colisionar dos aviones Boeing 747, y que fallecieron 583 perso-
nas, convirtiéndose así en el accidente aéreo con mayor número de vícti-
mas mortales de la historia de la aviación actualmente.
Los aviones siniestrados eran el KLM 4805, un vuelo chárter de la com-
pañía KLM, que volaba desde el Aeropuerto de Schiphol (Ámsterdam), en
dirección al aeropuerto de Gran Canaria (España), y el PAA 1736, vuelo
regular de Pan Am, que volaba desde el aeropuerto Internacional John F.
Kennedy en Nueva York, procedente del aeropuerto Internacional de Los
Ángeles (Estados Unidos), hacia el aeropuerto de Gran Canaria.
Un atentado terrorista del Movimiento por la Autodeterminación e
Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC), previo en el aero-
puerto de Gran Canaria, provocó que muchos vuelos fueran desviados a
Los Rodeos, incluidos los dos aviones involucrados en el accidente, lo que
produjo que el aeropuerto rápidamente se congestionase.
La conjunción de una serie de factores (atentado, sobrecarga, comuni-
caciones, niebla, etc.) contribuyeron a tan trágico suceso, siendo el princi-
pal la amenaza de bomba, del grupo terrorista MPAIAC, que provocó la
sobrecarga del aeropuerto. La investigación realizada por las autoridades
españolas concluyó que la causa principal del accidente fue la decisión del
capitán de KLM de despegar, creyendo, erróneamente, que se había emi-
tido una autorización de despegue del control de tráfico aéreo (ATC).

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LA AMENAZA TERRORISTA EN EL SECTOR AÉREO 103

5. Las medidas de seguridad

Como hemos visto la amenaza terrorista en la aviación civil ha sido


una constante en el tiempo, por lo que las autoridades nacionales han de-
bido desarrollar programas de seguridad, adaptados a las normativas inter-
nacionales de la aviación civil.
Así, hasta el año 1973 no se adoptaban medidas de seguridad y con-
trol en los aeropuertos, ya fuese sobre el pasajero ni sobre el equipaje de
cabina o bodega. En esta década se instalan los primeros arcos detectores
de metal y los primeros equipos de radioscopia para el equipaje de cabina.
En la década de los 80, se modifican los equipos de radioscopia de
blanco/negro por los de color en que se diferencia las sustancias orgáni-
cas e inorgánicas. Con posterioridad al atentado de Lockerbie (1988), se
adoptan las primeras medidas de seguridad en la carga de bodega.
Pero es iniciado el siglo XXI, tras los atentados del 11 de septiembre de
2001, cuando las medidas técnicas y procedimentales adoptadas en los ae-
ropuertos se hacen más evidentes. Desde la OACI se exige la inspección al
100% del pasajero, personal y equipajes. También como consecuencia del
intento de atentado de Richard Reid, en el que llevaba un explosivo en la
suela falsa de sus deportivas, se exigió el descalzarse en los aeropuertos y se
implementaron los arcos detectores de metal en el calzado.
Otras medidas técnicas han sido la implementación de detectores de
explosivos en líquidos, los cuales fueron restringidos en el equipaje de
mano, a causa del complot expuesto en el año 2006, los detectores de tra-
zas y los escáneres corporales. Esta última medida fue como consecuencia
del intento de atentado de Abdul Farouk en el 2009, dado que llevaba el
explosivo adosado a su ropa íntima.
En tanto que las medidas de seguridad para los pasajeros y equipajes
han ido incrementándose como hemos visto, los terroristas han focalizado
su objetivo en la carga que transporta un avión. La revista Inspire, de pro-
paganda yihadista, se hacía eco en noviembre de 2010 de una nueva trama
terrorista. En esta ocasión la actuación de la inteligencia saudí evitó el de-
sastre. Ibrahim al-Asiri, miembro de Al Qaeda en la Península Arábiga
(AQPA) había construido unos artefactos explosivos que iban dentro de
cartuchos de tóner para impresoras. Los explosivos que fueron introduci-
dos en aviones de transporte de mercancías en Yemen, debían explotar so-
bre alguna ciudad norteamericana, si bien los destinatarios finales eran si-
nagogas de Chicago.
Esta amenaza ha provocado en el sector un cambio sustancial en el pro-
cedimiento de segurizar la mercancía, empleando entre otras medidas el uso
de perros detectores de explosivos de empresas de seguridad privada.

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104 JOSÉ VILLENA

Pero los terroristas no cejan en señalar a este sector de manera expresa.


En el número 13 de la revista Inspire de 2014, los terroristas señalan a las
compañías americanas como American Airlines, United, Continental Airli-
nes y Delta, de Reino Unido (British Airways e EasyJet) y de Francia (Air
France y Air France KLM), como algo prioritario. En la revista se dan una
serie de recomendaciones, al potencial terrorista, sobre la manera de actuar
y el lugar en que se debe de colocar el artefacto explosivo.

6. Conclusiones

Como antes se ha indicado las medidas implementadas en los contro-


les de seguridad hacen presagiar que son efectivas. No obstante, durante el
año 2019 se han registrado, según fuentes abiertas, 5 amenazas de bomba
y 3 intentos de secuestro de aeronaves.
La amenaza terrorista es una constante real desde los inicios de la avia-
ción, por la facilidad de obtener un alto número de víctimas, la repercu-
sión mediática, la crisis internacional que se produce al verse afectados di-
ferentes países y el impacto que sobre la economía se produce.
A los secuestros, sabotajes, derribos de aeronaves por misiles desde tie-
rra, se deben de sumar nuevas amenazas como son los drones, el empleo
de láser, ya sea contra los pilotos o controladores, y los ataques de ciberse-
guridad.
Por lo que a la ciberseguridad se refiere, tal y como señala la Estrate-
gia de Seguridad Aeroespacial de Seguridad (Gobierno de España, 2019),
los objetivos de los ataques son diversos. Estos pueden ir desde la modifi-
cación no autorizada de la información contenida en las bases de datos de
los clientes, la filtración de información sensible, hasta ataques disruptivos
contra los sistemas de las aeronaves, los sistemas de control de tierra, las
ayudas a la navegación o los sistemas de coordinación del tráfico aéreo na-
cional, lo que podría afectar a la seguridad de las aeronaves, del transporte
aéreo y de los viajeros.
La amenaza que sufre este sector, genera una preocupación en la
adopción de medidas procedimentales y técnicas para garantizar los niveles
de seguridad, exigidos por las autoridades, que implica un esfuerzo eco-
nómico que afecta a los diferentes actores implicados en este ámbito y por
ende a las economías de los países.
De cara al futuro será preciso invertir esfuerzos, en nuevas tecnologías
(reconocimiento facial biométrico o el empleo de cámaras térmicas en las
instalaciones), en la formación y preparación necesaria del personal que
desempeña sus funciones en los aeropuertos (con una mayor participación

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LA AMENAZA TERRORISTA EN EL SECTOR AÉREO 105

y reconocimiento de los instructores AVSEC acreditados (Aviation Secu-


rity) y con técnicas de análisis en comportamiento no verbal). Así mismo
es preciso el diseño de políticas de seguridad eficaces (mediante el análi-
sis prospectivo y perfilación de pasajeros, gracias al Passenger Name Record
(PNR), en español Registro de Nombre de Pasajero), en el que el papel
del criminólogo es fundamental, al objeto de reducir aquellas vulnerabili-
dades que puedan ser aprovechadas por los terroristas para la consecución
de sus objetivos.

7. Bibliografía

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tebbe con los rehenes judíos. Aishlatino.com. Recuperado de https://www.
aishlatino.com/a/s/El-piloto-heroico-que-permanecio-en-Entebbe-con-los-
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y espectacular del mundo». BBC. Recuperado de https://www.bbc.com/
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Subcultura carcelaria:
conductas violentas y formas
de radicalización en prisión
MONTSERRAT LÓPEZ MELERO
Prof. Acreditada Dra. Grado de Criminología, UEMC
Analista en conducta violenta e Investigadora en Análisis del Terrorismo

JOAN CABALLERO CASAS


Técnico Especialista de la SMPRAV
Departament de Justícia de la Generalitat de Catalunya
Experto en Grupos Urbanos Violentos y delitos de odio

Sumario: 1. Conductas violentas y formas de radicalización; 2. Radica-


lización en centros penitenciarios; 3. Subcultura carcelaria; 4. Composi-
ción de los patios; 5. Consumo de drogas y control de los patios en pri-
sión: 6. El rol de un interno musulmán bajo protocolo FIES en prisión;
7. Conclusiones; 8. Bibliografía.

1. Conductas violentas y formas de radicalización

Al abordar el tema de radicalización, se vislumbra un problema funda-


mental, consistente en la multiplicidad de denominaciones, dificultando,
en consecuencia, el concepto exacto de radicalización, así, términos como
fanatismo, fundamentalismo, reclutamiento, incluso, extremismo son cons-
tantemente confundidos y utilizados, erróneamente, como sinónimos de
radicalización. Es por ello, que se hace necesario establecer una definición
de radicalización y, especialmente, la que ocurre en los Centros peniten-
ciarios.
El término radicalización se ha venido agudizando hasta llamarlo radi-
calismo violento, si bien, se trata de dos acepciones totalmente diferentes. Se
define la radicalización como el proceso de adopción de un sistema de va-
lores o creencias extremistas, incluyendo la disposición de usar, apoyar o fa-
cilitar la violencia como método para llevar a cabo algún cambio social. Es
el Senate Committee on Homeland Security and Governmental Affairs el que

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108 MONTSERRAT LÓPEZ MELERO, JOAN CABALLERO CASAS

realmente vincula el término de radicalización con conducta antisocial y, por


tanto, con la posibilidad de una conducta y comportamiento violentos, así
asevera que la radicalización implica el proceso de adopción de un sistema
de creencias extremistas, incluyendo la voluntad de utilizar, apoyar o facilitar
la violencia, como un método para lograr el cambio social (Senate Commit-
tee on Homeland Security and Governmental Affairs, 2007: 4). Y, si tene-
mos en cuenta la definición aportada por el Diccionario de la Real Academia
de la lengua española, indica que radicalización es «Acción y efecto de radi-
calizar o radicalizarse», radicalizar «volver radical a alguien» y radical «par-
tidario de reformas extremas, extremoso, tajante, intransigente»1. Se ob-
serva, pues, que identifica radicalización con extremismo, dando lugar a una
interpretación errónea, porque como veremos son situaciones diferentes.
Teniendo en cuenta lo anterior, se ha de afirmar que la radicalización
es un fenómeno individual, aunque el proceso de radicalización se puede lle-
var a cabo en compañía de otros, confluyen factores sociales y estructurales,
es evolutiva porque tiene unas etapas, y requiere que el sujeto se adapte a
cada una de ellas, dando como resultado la completa convicción y, para ello,
debe existir afinidad con la ideología seleccionada. En este sentido, se debe
afirmar que la radicalización es evolutiva hacia el extremismo. Esta violencia
fanática va a proceder de la realidad social de la que pueden partir los inter-
nos en Centros penitenciarios. Se viene utilizando de una forma errónea el
término de radicalización yihadista, en el sentido de que cuando hablamos
de radicalización casi siempre tiene la connotación de terrorismo, y no es así,
no toda persona radical finaliza con conductas basadas en acciones propias
del terrorismo. No se trata de dar una definición de terrorismo, ya que ni si-
quiera la comunidad científica mundial se ha puesto de acuerdo en trazar un
concepto único y concreto para todos los países, pero sí podemos afirmar
que para hablar de terrorismo es necesario que se den algunas características
como la de violencia premeditada, con finalidad política o ideológica, ejer-
cida contra objetivos civiles o no combatientes por grupos no pertenecientes
a la estructura del Estado o por funcionarios estatales clandestinos, con el
propósito, al menos habitualmente, de influenciar a una población o público
determinados. En este sentido estricto, terrorismo y radicalización son con-
ceptos afines, pero no sinónimos. Ambos implican unos objetivos, actores,
unas técnicas y medios de propaganda que se superponen a una base ideoló-
gica (Vanderhaeghen, 2018: 6). Si bien, método y sentido de actuación es-
tán estrechamente relacionados (Bauer, 2016).
Actualmente, si queremos hablar de extremismo se utiliza radicaliza-
ción violenta. Algunos autores, Trujillo et al. entre otros (2008), definen
la radicalización violenta como un proceso dinámico e individual que con-

1 Disponible en: https://dle.rae.es/?id=V126nlV, última consulta el 12 de abril de 2020.

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SUBCULTURA CARCELARIA: CONDUCTAS VIOLENTAS ... 109

duce a la persona a una visión extrema y dicotómica de la realidad, donde


se acepta y promueve el uso de la violencia como medio para conseguir
instrumentalmente los objetivos del grupo o movimiento. En la misma lí-
nea, Luis de la Corte (2016) la define como «el proceso mediante el que
individuos y grupos humanos se adhieren a ideas e ideologías y se integran
en colectivos que justifican el asesinato y la agresión a inocentes y propug-
nan formas de organización sociopolítica contrarias a la libertad, la demo-
cracia y la igualdad de derechos entre personas y comunidades de dife-
rente origen, credo y condición». Pero la definición más consensuada es la
de Khosrokhavar «un proceso por el cual una persona o un grupo de per-
sonas adopta una forma de acción violenta, directamente relacionada con
una ideología extremista, con contenido político, social o religioso, que
contesta el orden establecido en el plano político, social o cultural» (Khos-
rokhavar, 2014).
¿Podemos hablar de radicalización yihadista o de terrorismo radical?
Para hablar de radicalización yihadista debemos decir que se trata de todo
proceso a través del cual un individuo va a asumir (independientemente
del grado de asunción) una serie de actitudes y creencias propias de lo que
es la versión belicosa del salafismo, es una forma rigorista y violenta de en-
tender el credo islámico. Pero no podemos hablar de terrorismo radical.
Existen una variedad de procesos psicológicos y sociales que van a determi-
nar el grado de vulnerabilidad de una persona para que pueda ser influen-
ciada por este tipo de pensamiento radical. En muchas ocasiones, una per-
sona que se siente perdida o desorientada en un ambiente extraño puede
sufrir una crisis de identidad, puede sentirse vulnerable, mostrar estrés, in-
certidumbre o frustración y esto puede desencadenar en acciones agresivas
y/o violentas. Estos aspectos pueden ser interpretados por los captadores
o reclutadores como debilidad y ser explotados para su propio fin y bene-
ficio. Así la teoría criminológica de Sutherland sobre la Asociación Dife-
rencial tendrá relación con la estadística de que nueve de cada diez perso-
nas se hubiesen radicalizado en presencia de otras personas (de un total de
107) (Reinares & García-Calvo, 2017: 3). Cabe destacar que solamente
un 13% se radicalizó individualmente mediante un entorno online y un
40% en combinación de ambos. Sin embargo, esta estadística ha sufrido
un drástico cambio ya que el 88,9% (Reinares, García-Calvo & Vicente,
2019: 87) de los detenidos o fallecidos entre 2012 y 2017 que se radica-
lizaron en solitario lo hicieron de manera online. Por otra parte, es intere-
sante el estudio realizado por Reinares, García-Calvo y Vicente acerca del
último periodo comprendido entre 2012 y 2017 (Reinares, García-Calvo
& Vicente, 2019: 92) sobre aquellos que fueron radicalizados total o par-
cialmente online. Su estudio muestra un alarmante incremento del uso de
los foros en un 96,5%, de Twitter y YouTube en un 93,9% y 75,8% respec-
tivamente, y WhatsApp en el 82,9% de los casos.

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110 MONTSERRAT LÓPEZ MELERO, JOAN CABALLERO CASAS

La observancia y el tratamiento de los internos en prisión debe ser


diferente en función de quién se trata, además de que no es comparable
unos internos que pertenezcan a una organización terrorista internacio-
nal de corte yihadista que a otros grupos terroristas de carácter nacional.
Es necesario tener en cuenta que la idea de cambio fundamental en la
observación de estos internos. No sólo ese cambio externo, sino también
el interno, es decir, el psicológico. Se debe observar el comportamiento
individual ya que es un fiel reflejo del carácter o del modo de ser de cada
uno de los reclusos, siendo, incluso, un aspecto que, en cierto sentido,
se caracteriza por ser permanente. Estos aspectos internos son los más
difíciles de detectar puesto que es necesario hacer un seguimiento mu-
cho más prolongado del recluso para comprobar cómo se comporta den-
tro del Centro penitenciario, por lo que no es suficiente una simple ob-
servación.

2. Radicalización en Centros penitenciarios

Tras un análisis conjunto, la radicalización dependerá del contexto


histórico y social en el que se encuentre el sujeto. Debiéndose tener en
cuenta, además, la escala de valores del sujeto o grupo al que pertenece el
sujeto que tiene frente a los valores sociales, para determinar si son radi-
cales y/o extremistas. Entre tanto, la ideología juega un papel fundamen-
tal, y el uso de esa ideología es lo que va a determinar si los actos y accio-
nes son radicales y extremistas, dado que se utiliza una violencia para hacer
prevalecer la ideología. Las personas o grupos son extremistas en una de-
terminada dimensión de la sociedad —no en todos—. En el caso de te-
rroristas, es acertado el proceso psicológico utilizado por Moghaddam2, a
saber: –personas infelices en la sociedad; –buscando justicia; –frustrados;
–miembro de un grupo radical; –radicalización; –terrorismo. En cada uno
de los bloques hay un número de personas implicadas psicológicamente, si
va subiendo de peldaños cuanto más arriba esté, más difícil será la vuelta
atrás. El terrorismo es un proceso psicológico caracterizado por tener eta-
pas, pero no significa que todas las personas infelices de la sociedad vayan
avanzando en los peldaños hasta convertirse en terroristas. En cada pel-
daño hay oportunidades de salida y de avance hacia el siguiente peldaño.
Todo dependerá del enfoque que se tenga o de las perspectivas que ofrece
la sociedad. Cuanto más alto esté en los peldaños, menos oportunidades
verá y tendrá, y más violencia realizará, siendo la violencia la única salida
o solución para defender su ideología. Afinando más la cuestión, las ac-

2 Se conoce como Staircase to terrorism —escalera del terrorismo—. (Moghaddam,

2005: 161-169).

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SUBCULTURA CARCELARIA: CONDUCTAS VIOLENTAS ... 111

ciones terroristas deben ser estudiadas y analizadas según el contexto so-


cial y geográfico en el que nos encontremos, de manera que, hay factores
contextuales que pueden estimular y favorecer la aparición de acciones te-
rroristas. Si bien, no hay un único factor social o psicológico que predis-
ponga a una persona a ser radical o ser terrorista. La teoría de la identidad
juega un papel fundamental, en este sentido, Olson manifiesta que las per-
sonas con baja autoestima son más tendentes a comportamientos violentos
y, por ende, a comportamientos terroristas. Esta pérdida de identidad es lo
que le puede llevar a buscar y sentirse atraídos por un líder carismático que
sustituya sus carencias.
De otro lado, se ha de tener en cuenta el comportamiento dentro de la
colectividad, es decir, cómo es el comportamiento de este recluso en com-
pañía con otros reclusos. Este aspecto es de vital importancia para detectar
indicios de proceso de radicalización yihadista, incluso son fáciles de ob-
servar puesto que se trata de un comportamiento espontáneo y no disimu-
lado. En definitiva, el proceso de radicalización en el Centro penitencia-
rio viene determinado, mayoritariamente, por la proximidad estructural, la
disponibilidad y la interacción afectiva con reclusos integrantes de grupos
terroristas.

3. Subcultura carcelaria

Con apoyo en la doctrina científica, es Clemmer (1958) quien defi-


nió la prisionización indicando que es un proceso de adopción de los usos,
costumbres, valores, normas y cultura general de la prisión, es decir, la asi-
milación o interiorización de la subcultura carcelaria. Se trata de esa situa-
ción en la que el recluso asume un rol, desarrollando nuevas formas de
conductas y comportamientos siendo aceptados por la comunidad de pre-
sos (López Melero, 2012: 253-304). Siguiendo con el autor, la prisioniza-
ción se alcanza de forma lineal y progresiva con el tiempo de estancia en la
prisión cumpliéndose la pena privativa de libertad. De otro lado, Wheeler
(1961: 679-712) entiende que la subcultura carcelaria se representa en el
interno y es más alta hacia la mitad del encarcelamiento y menor al inicio
y al final de éste. Si bien, ambos autores llegan a las siguientes conclusio-
nes: la prisionalización es un proceso que no puede ser descrito de forma
constante, sino que se representa por medio de una línea en forma de U,
en este sentido, los extremos corresponden al principio y fin del interna-
miento en la prisión, que son a su vez los momentos en los que la prisio-
nalización deja sentir más atenuadamente. Asimismo, se ha de tener en
cuenta que, todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar
—el centro penitenciario— y bajo la misma autoridad; todas las actividades
se desarrollan junto con los mismos reclusos, y están estrictamente progra-

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madas, es decir, la vida del interno opera bajo un plan de tratamiento y


regimental predeterminado. Lo que supone, que la situación carcelaria
pueda generar una subcultura concreta y propia del ámbito, unos roles de-
terminados en los internos y unas conductas con cierta peligrosidad. En
suma, da lugar a un nuevo marco de interpretación de la realidad, en el
que se van forjando unos valores muy distintos y bien definidos, derivando
en actitudes y nuevas formas de comportamiento.
Partimos de la experiencia para afirmar que lo que entendemos como
subcultura carcelaria se basa concretamente en dos ejes: 1) Disponen de
un código moral y sancionador que fluctúa según una serie de circunstan-
cias. 2) Hay una especie de ley de silencio u omertá que obliga a los inter-
nos a no delatar conductas delictivas que se estén produciendo en el cen-
tro penitenciario. Aun teniendo este tipo de reglas paralelas, no suelen
ser cumplidas si resultan afectados intereses particulares de un interno en
concreto (por ejemplo, cuando está a la espera de un permiso). Denun-
ciar conductas delictivas dentro de prisión no es una actitud frecuente en-
tre los internos, pero cuando estos (o sus familiares) se ven altamente pre-
sionados por un grupo delictivo, es entonces cuando suelen comunicarlo
a los trabajadores del centro. Lo que habitualmente le suele suceder a un
interno que denuncia es que debe ser apartado de la vida en régimen ordi-
nario (2.º grado) por el especial peligro que conlleva estar señalado como
«colaborador» o «chivato». La lógica de la institución es solicitar un tras-
lado a otro centro o implantarle la figura del artículo 75.2 del Reglamento
Penitenciario3. La vida en artículo 75.2 RP garantiza la seguridad e inte-
gridad de un interno mediante un régimen especial de vida solo en una
celda, donde no participe en actividades colectivas o generales (siempre in-
tentando que sea de forma provisional en un módulo pequeño con inter-
nos de las mismas características). Unido a los ejes anteriores, hay que aña-
dir un factor de peso que los refuerza, concretamente nos referimos a la
presencia de delincuencia organizada en los centros penitenciarios. 3) Los
grupos organizados se reparten o pelean tanto por espacios como por las
actividades que se realizan dentro de prisión para tener presencia efectiva
de miembros de su banda.
Hay diversos grupos organizados en las prisiones con presencia en los
patios, con más o menos organización y un número variado de miem-
bros, que intentan establecerse dentro de la institución. Estos grupos los
componen desde los clanes de etnia gitana, pandillas de origen latino (La-
tin Kings, Ñetas, Trinitarios, DDP…), miembros de mafias rojas (Vor z

3 El artículo establece que el Director del centro penitenciario, bien por propia inicia-

tiva o a solicitud del interno, podrá acordar medidas que impliquen limitaciones regimenta-
les cuando fuere preciso para salvaguardar la vida o integridad física del recluso.

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SUBCULTURA CARCELARIA: CONDUCTAS VIOLENTAS ... 113

zakone), grupos de narcotraficantes, grupos afiliados por su país de ori-


gen hasta otros que se van creando conforme que se van conociendo sus
miembros en estos espacios cerrados y que se alían buscando principal-
mente un interés económico.

4. Composición de los patios

Hablando en términos regimentales de seguridad interior, podríamos


dividir a la población reclusa en dos bloques, por un lado, aquellos que si-
guen con normalidad el régimen ordinario y por otro aquellos internos
con «características especiales». Respecto de la población reclusa en régimen
de vida ordinaria, hay que afirmar que es un perfil de personas (indepen-
dientemente de su tipología delictiva y tiempo de condena) que aceptan
seguir el régimen de convivencia de forma habitual y no suelen produ-
cir incidentes graves durante su estancia en un centro penitenciario. Estos
internos intentan apartarse de problemas, pero muchos de ellos al tener
adicciones tipo policonsumo, frecuentemente compran drogas a los tra-
ficantes, dándose muchas veces situaciones de deudas, debido al elevado
precio de los estupefacientes dentro de prisión. Este hecho provoca que
nos encontremos con situaciones variopintas que pueden ir desde agresio-
nes al interno deudor, amenazas a sus familiares a que entren drogas para
pagar la deuda, a guardar sustancias o armas en su celda y asumir la po-
sesión en caso de ser intervenidas por parte de los funcionarios, etc. En
cuanto a la población reclusa de «características especiales», hay que señalar
que, habitualmente es un perfil de personas que siguen sus propios propó-
sitos incumpliendo reiteradamente el régimen de convivencia (de forma
más o menos evidente y/o violenta), generando malestar y miedo al resto
de la población reclusa.
Si bien, antes de entrar en algunas figuras del Centro penitenciario que
cumplen un rol específico, es necesario delimitar el concepto de peligrosi-
dad. Peligrosidad significa calidad de peligroso, en una concepción amplia,
en una más estricta, y referente al criminal, es la tendencia de una persona
a cometer hechos delictivos, es una probabilidad en el sujeto, evidenciada
por una conducta antisocial. Desde el punto de vista jurídico, se entiende
como peligrosidad la probabilidad que tiene una persona de cometer he-
chos delictivos, por lo que existe un estado peligroso, siendo aquel com-
portamiento que con toda probabilidad puede derivarse un daño o aquella
conducta que es reprobada socialmente, es decir, lleva a cabo una con-
ducta antisocial4.

4 Vid., A. Chertok, 2009.

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Garófalo fue quien utilizó el término por vez primera, en un sentido


moderno, en su obra Criminología de 1885, introdujo el concepto de pe-
ligrosidad a la Criminología, así decía «En una de mis anteriores obras (Di
un criterio positivo della penalitá) hice ya la enunciación de este criterio [ ]
Para designar la perversidad constante y activa del delincuente y la canti-
dad del mal previsto que hay que temer por parte del mismo delincuente,
forjé la palabra temibilitá que no tiene equivalente en español» (Garófalo,
1980: 286). No obstante, se decía que «temibilidad» (Ferri, 1933: 267)
expresa una impresión subjetiva más que una realidad efectiva, sea porque,
la temibilidad de un individuo es más bien la consecuencia de su peligro-
sidad. Dicha definición se caracteriza por emitir un juicio de probabilidad
de capacidad criminal de un sujeto, es decir, su disposición de cometer he-
chos delictivos y/o conductas antisociales.
En cuanto a la peligrosidad social se trata de la mayor o menor proba-
bilidad que tiene una persona de cometer un hecho delictivo. Y, respecto
de la peligrosidad criminal hace referencia a la naturaleza, es decir, a la
mayor o menor adaptabilidad a la vida en sociedad, es decir, la readap-
tación (reinserción) de una persona que ya ha cometido un hecho delic-
tivo; c) Por los elementos: Estado peligroso que puede ser por predis-
posición y por disposición. Y el elemento de la oportunidad que puede
ser posible y/o probable. El estado peligroso es la situación en la que se
encuentra una persona que está a punto de cometer un hecho delictivo,
con independencia de que sea o no el primero. A su vez, lo integran dos
elementos: la predisposición y la disposición. En cuanto al primero, lo
componen los factores criminógenos tanto endógenos como exógenos,
suponiendo una tensión a determinada conducta pudiendo llegar a ser
antisocial. En cuanto a la disposición es el modo de ser que tiene el su-
jeto, es decir, está formada por la predisposición y de cualquier tipo de
factores. La mayor parte de las investigaciones revelan que todo criminal
pasa por un estado de peligrosidad aguda en los momentos previos de
cometer el delito (no debiendo ser confundido con un brote psicótico
agudo). No hay relación entre esta forma de peligrosidad y el aconteci-
miento.
Sobre la personalidad criminal, se reconocen concretamente tres po-
siciones: 1) La delincuencia es un fenómeno social. Considera que hay
delincuentes porque hay delitos y, por tanto, delincuencia; 2) La delin-
cuencia es un fenómeno que generalmente procede de un medio espe-
cífico. Es decir, dictaminan que el delincuente es un tipo particular y el
delito un comportamiento diferente a las demás conductas humanas. Se
dice que hay delincuencia y delitos porque hay delincuentes; y 3) No
todos los hombres son iguales, hay diferencias entre delincuentes y no
delincuentes, e incluso dentro de los delincuentes hay distinciones no-
tables.

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La teoría de la personalidad criminal tiene un desarrollo y un alcance


tanto clínico como teórico. En cuanto al clínico, aporta una mejor compren-
sión de conceptos como la imputabilidad, culpabilidad o responsabilidad,
datos como antisocial, psicopatía y sociopatía, esta teoría es fundamental
para sustentar un diagnóstico, un pronóstico y un tratamiento criminológi-
cos necesario en los Centros penitenciarios. En cuanto al teórico, son mu-
chas las teorías que han desarrollado la personalidad criminal, desde la Ano-
mia de Merton5, pasando por la Teoría de la Oportunidad Diferencial de
Cloward y Ohlin, hasta las subculturas delictivas, es decir, la teoría de la per-
sonalidad criminal sirve de apoyo a las teorías de la sociedad criminógena.
La peligrosidad penitenciaria queda definida como la inadaptación del
recluso a la convivencia y régimen de vida ordenado de forma ordinaria en
un Centro penitenciario. En el Establecimiento penitenciario priman el or-
den, seguridad y disciplina, de manera que peligrosidad penitenciaria su-
pone la resistencia del recluso a las normas del Centro. La peligrosidad pe-
nitenciaria es utilizada para la clasificación penitenciaria del interno (art. 102
del RP)6, es decir, para tal fin, se toma los parámetros de la peligrosidad cri-
minal, en función de la inadaptabilidad social, la capacidad criminal y la per-
sonalidad agresividad que tiene en la sociedad libre, por lo que seguirá te-
niéndola en el Centro penitenciario en cumplimiento de la pena privativa de
libertad, mi argumentación se basa en el artículo 102 del RP cuando dice
«se clasificará en primer grado a los internos calificados de peligrosidad ex-
trema o inadaptación manifiesta y grave a las normas generales de conviven-
cia ordenada, ponderando la concurrencia de factores tales como: a) Natura-
leza de los delitos cometidos a lo largo de su historial delictivo, que denote
una personalidad agresiva, violenta y antisocial». En este sentido, el con-
cepto de peligrosidad es fundamental para entender qué medidas o qué tra-
tamiento penitenciario es el eficaz y adecuado para la reeducación y reinser-
ción social. Afinando más la cuestión, el art. 4 del RP a la hora de indicar los
derechos y deberes de los internos, manifiesta que «la actividad penitenciaria
se ejercerá respetando la personalidad de los internos […]»7.
Después de este paréntesis, es necesario tener en cuenta otras figuras y
su relación con la peligrosidad y las conductas violentas y/o radicales, ta-
les como:

5 Las principales ideas son: el desequilibrio cultural entre fines y medios; el universa-

lismo en la definición de los fines; y la desigualdad en el acceso a las oportunidades (Mer-


ton, 1972: 67-107, como se cita en García-Pablos de Molina, 2009: 685 ss.)
6 Junto a la personalidad se tendrá en cuenta el historial individual, familiar, social y de-

lictivo del interno.


7 El art. 82 del RP habla de una «personalidad anómala» para los penados clasificados

en tercer grado que deben ser ingresados en el régimen abierto restringido por su peculiar
trayectoria delictiva y personalidad anómala o condiciones personales diversas.

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a) El Kie
Nos referimos de la figura más temida por los internos en una pri-
sión. El Kie es lo que llamamos en argot carcelario aquél interno
que representa la autoridad de un patio, de una prisión entera o
de diferentes patios de varias prisiones. Se encuentra en la escala
más alta de peligrosidad, y no siempre por su corpulencia o violen-
cia física hacia otros, sino porque tiene cierto carisma y liderazgo,
buenos contactos dentro del mundo criminal, y tiene una organi-
zación más o menos compleja que sigue sus órdenes. Este perfil le
permite disponer de capacidad para paralizar cualquier actividad
(instigar a los internos a secundar lo que se llama «un plante») in-
cluso provocar un motín con tan sólo ordenarlo a otros internos.
El Kie no tiene por qué estar presente en una actividad delictiva
que se produce dentro de prisión. Normalmente tiene otras perso-
nas que cumplen sus órdenes y las ejecutan. También es habitual
no encontrar en la celda de un Kie ningún tipo de objeto o docu-
mentación que le pueda comprometer; suele tener varios internos
que se dedican a guardarle las drogas, armas y otros objetos a cam-
bio de dinero o por simple protección.
b) Internos en régimen FIES
El acrónimo FIES significa Ficheros de Internos en Especial Segui-
miento, regulado por la Instrucción 21/96, de medidas de seguri-
dad para internos de especial seguimiento. El régimen FIES princi-
palmente se centra en cinco tipos de colectivos diferentes:
— FIES-1 CD (Control Directo). Son personas especialmente
conflictivas y peligrosas. Han sido protagonistas e inductores
en situaciones muy graves tanto dentro como fuera de los cen-
tros penitenciarios, poniendo en peligro la vida de profesiona-
les y otros internos.
— FIES-2 DO (Delincuencia Organizada). Son aquellas personas
que están relacionadas y participan dentro de la esfera del cri-
men organizado. Este tipo de organizaciones conlleva un alto
potencial de peligrosidad por todo aquello que representa.
— FIES-3 BA (Bandas Armadas). Siguiendo los informes técnicos
de las brigadas especializadas de las FCSE, hablamos de perso-
nas vinculadas, colaboradores o simpatizantes activos hacia or-
ganizaciones terroristas principalmente.
— FIES-4 FS (Funcionarios vinculados a la Seguridad Pública).
Hablamos de personas que han pertenecido a las FCSE, Ins-
tituciones Penitenciarias y en determinados casos a las Fuerzas
Armadas. Estos internos por sus características viven en un de-
partamento especial para esta tipología penitenciaria.

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SUBCULTURA CARCELARIA: CONDUCTAS VIOLENTAS ... 117

— FIES-5 CE (Características Especiales). En función de diversas


circunstancias (conflictividad regimental persistente, historial
de fugas, conductas autolíticas peligrosas, violencia grave, etc.).

Mediante la Instrucción 2/2015 se realiza un Programa Marco de


intervención y tratamiento para internos vinculados al extremismo
de etiología yihadista. Esta intervención se realiza a tres grupos de
internos FIES:
— FIES Grupo A. Condenados por pertenencia o colaboración
con grupos terroristas de etiología yihadista.
— FIES Grupo B. Internos con un perfil de liderazgo captador y
proselitista, que realizan adoctrinamiento y difusión de ideas
radicalizadas entre la población reclusa.
— FIES Grupo C. Internos ya radicalizados o en proceso de radi-
calización extremista, y que, debido a su grado de vulnerabili-
dad, asumen roles pasivos provocando incidentes regimentales
basados en su narrativa e interpretación extremista.

c) Internos con trastornos mentales


Son aquella población que no necesitan ser ingresados de manera
permanente en una unidad psiquiátrica penitenciaria, pero que de-
bido a sus trastornos suelen ser víctimas de abusos por parte de
otros internos, y muchas veces la presión a la que se ven sometidos
suele desencadenar en no seguir el régimen de vida ordinario, en-
frentamientos continuos con los profesionales, participar en peleas,
realizar conductas autolíticas o suicidas, etc.
A todos estos internos, con independencia del rol que mantengan
en el Centro penitenciario, es necesario precisar el estado peligroso
del sujeto, es decir, por una parte, su temibilidad o capacidad cri-
minal, y por otra, su grado de inadaptación social.
Es necesario abordar el tema del estudio de la personalidad desde
varias posturas como indica acertadamente Sánchez Gómez al ma-
nifestar que: «Las posturas aditivas en las que la personalidad se
construyen con la suma de patrones de conductas potenciales o ac-
tuales del organismo y del medio en que se referencian. A su vez,
la adicción se conformaría esencialmente en los niveles cognitivos,
afectivo, constitucional y conativo; las posturas integrativas en las
que la orientación de la personalidad sería aquella que tiene como
objetivo la descripción analítica de los rasgos de la personalidad, ya
como parámetros orientadores ya como predictores del comporta-
miento. Las posturas jerárquicas en las que la personalidad va a ser
considerada como un elemento estructurado en diversos estratos

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jerárquicamente relacionados. Las posturas de ajuste al medio en


las que la personalidad sería la resultante de la interacción con el
medio, con el entorno» (Sánchez Gómez, 2012: 35).

5. Consumo de drogas y control de los patios en prisión8

El porcentaje de consumidores de drogas ilegales es superior entre la


población penitenciaria que, entre la población general, iniciando, la pri-
mera, el consumo a edades más tempranas.
a) El precio de las drogas en prisión
El precio de las drogas en prisión tiene cierta estabilidad desde
hace veinte años, pero con la diferencia que por la dificultad que
tiene añadirlas y los problemas que genera mantener un mercado
estable, los traficantes multiplican el precio de la droga, llegando
a triplicar tanto el coste por gramo del Cannabis como de la He-
roína. Con lo que nos encontramos que el Cannabis suele com-
prarse dentro de prisión sobre los 16 euros por gramo de media y
la Heroína sobre los 180 euros por gramo. En un centro peniten-
ciario mediano, sólo el tráfico de estas dos sustancias genera unos
beneficios que sobrepasan los seiscientos mil euros. Es por ello,
por lo que los grupos organizados intentan hacerse con el control
de los patios, de una prisión entera o incluso de varios patios de
diferentes centros penitenciarios, empleando la violencia para evi-
tar perder un negocio millonario.
b) El control de los patios
La función de Instituciones Penitenciarias es evitar que estas con-
ductas delictivas sucedan, pero si entendemos que hay un marco
de normas paralelas regido por una gran proporción de internos
que las acatan por miedo a las represalias (de la mal entendida sub-
cultura carcelaria), inevitablemente surge la proliferación de pe-
queños grupos criminales que se adueñan de espacios destinados
a la convivencia y la rehabilitación. Podemos clasificar a los grupos
organizados carcelarios en agrupaciones que se forman en prisión
o aquellas que provienen de la calle y siguen siendo activas por qué
no se han capturado o no se han podido enjuiciar a sus miembros.
Los grupos organizados son un polo de atracción para determina-
dos internos que pueden ver como una forma de promoción den-
tro del mundo criminal. Hay personas que previamente han tenido

8 M. López Melero & J. Caballero, 2020

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SUBCULTURA CARCELARIA: CONDUCTAS VIOLENTAS ... 119

un pasado relacionado con los grupos urbanos violentos (Caba-


llero, 2018) (grupos de ideología violenta, hooligans, pandillas de
origen latino, bandas moteras criminales 1%) y suelen ser cantera
del crimen organizado porque destacan en ciertos aspectos nece-
sarios para cometer crímenes (agresividad y violencia, conducción
temeraria, conocimientos en armas y tecnología, contactos interna-
cionales, etc.).
Estos grupos organizados carcelarios persiguen una serie de finalida-
des: 1) Introducir y traficar con drogas. 2) Extorsionar a internos. 3) Ha-
cerse con el control de destinos estratégicos. 4) Intentar corromper a los
profesionales, a trabajadores externos o a los voluntarios.
Una manera habitual de extorsionar a los internos es a través de sus fa-
miliares. Muchas veces los internos provienen de la misma zona geográ-
fica y suelen conocerse por diversos motivos (frecuentan mismos ambien-
tes criminales principalmente, o son del mismo barrio y tienen amigos y
conocidos comunes), también se da la circunstancia que cuando se reali-
zan las comunicaciones semanales es inevitable que se concentren en las
áreas del departamento de comunicaciones tanto las familias y amigos de
los internos extorsionados como de los extorsionadores, pudiendo averi-
guar qué personas vienen frecuentemente a comunicar con la víctima. Es-
tas situaciones si no son denunciadas pueden generar brechas en la segu-
ridad de los centros, porqué se suele amenazar al interno que introduzca
drogas a través de sus familiares o amigos bajo la amenaza que les suceda
algo a ellos o a sus allegados. Los internos llamados ordenanzas son aque-
llos que, a cambio de un salario que les paga el Centro Penitenciario, rea-
lizan trabajos dentro de prisión y que no tienen relación con la oferta de
puestos de trabajo que se realizan en los talleres productivos del centro9.
Estas ordenanzas realizan tareas necesarias para cumplir con el normal de-
sarrollo de un centro, es por ello que los destinos son puestos de con-
fianza donde se permite a varias decenas de internos poderse mover por el
interior del centro para realizar diversos trabajos como repartir las comi-
das por los módulos, encargarse de la limpieza de áreas comunes, etc.10.

9 Hay ofertas de trabajo dentro de prisión en unos espacios preparados llamados talle-

res. El trabajo que se realiza en los talleres es bajo una relación contractual en régimen de
cotización a la Seguridad Social. La oferta la realizan empresas privadas, coordinadas por un
ente público que les proporciona «la mano de obra». El trabajo facilita al interno tener ruti-
nas, responsabilidades, ganar un salario y sentirse útil. Hay muchas personas que no han te-
nido nunca estos hábitos y sensaciones por qué han estado volcados en un estilo de vida an-
tisocial y destructivo; hacerlos participar de esta experiencia tan simple como la de trabajar,
les ayuda a tener autoestima y visualizar un futuro más prometedor dentro del marco de la
legalidad.
10 Un Centro penitenciario mediano suele contar con unos 60 internos que realizan

funciones de ordenanzas.

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El margen de movimiento de los internos ordenanzas es bastante amplio y


les permite relacionarse diariamente con internos de otros módulos. Por lo
que los grupos organizados intentan no quedarse fuera de esta red que les
permite transportar cualquier cosa a cualquier lado. También es inevitable
que esporádicamente surjan casos de corrupción. El termómetro que mide
que hay una brecha de inseguridad, es cuando se produce un incremento
sustancial de sustancias estupefacientes, o empiezan a haber gran cantidad
de teléfonos móviles u otros elementos que, por su tamaño, difícilmente
se puedan introducir de forma masiva a través de las comunicaciones se-
manales. Puede que el corrupto sea tanto un funcionario, como personal
externo o voluntarios que vienen a realizar actividades formativas o lúdicas
con los internos.

6. El rol de un interno musulmán bajo protocolo FIES en prisión

En el año 2016 se presentó el Proyecto SALADINO como un pro-


grama de prevención y control de internos en diversas facetas de radi-
calismo y extremismo de etiología yihadista (terroristas y activistas prin-
cipalmente). Hay que tener en cuenta que una persona que tiene la
intencionalidad de cometer un atentado no quiere decir que pasados tres
años quiera seguir haciéndolo (podemos compararlo por ejemplo con la
intencionalidad suicida con sus altibajos). Contrariamente a lo que pen-
samos, el hecho que muchos internos árabes (principalmente) empiecen a
adoptar posturas o un grado de compromiso religioso más elevado que el
que tenían se debe principalmente a que para muchos de estos, la conver-
sión es consecuencia de un pragmatismo a corto plazo, buscando la pro-
tección de la multitud de fuerzas que buscan causarles daño (Lara, 2018:
51-67). La mayoría de los presos autodeclarados islámicos sólo buscan la
protección (Hamm, 2009: 667-685). Muchos internos se reinician en la
práctica de la religión intentando dar un significado a sus vidas, apartán-
dose del pasado y como medio de expiación de sus pecados. Poder per-
tenecer a un grupo es necesario para mucha gente. Las necesidades de se-
guridad y afectivas de los presos musulmanes los podría hacer permeables
al adoctrinamiento (Trujillo et al., 2008: 1-3). El problema principal es
quién va a darle las pautas de cómo hay que pensar, comportarse y actuar
como un «buen musulmán», por qué son pautas de aprendizaje diarias y
que se realizan constantemente en multitud de espacios que los funciona-
rios no controlan (por ejemplo, la convivencia dentro de la intimidad de la
celda).
Intentar reconducir ideas y convicciones basadas en narrativas violen-
tas y totalitarias no es tarea sencilla, debido a que la afinidad entre per-
sonas del mismo origen nacional, cultural y religioso ofrece un apoyo

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SUBCULTURA CARCELARIA: CONDUCTAS VIOLENTAS ... 121

afectivo y seguridad física ante un ambiente tan hostil como un centro


penitenciario. Lo que está claramente asumido es que crear zonas espe-
cíficas para radicales implica la constitución de nuevas redes delictivas
(Vanderhaeghen, 2018). Las narrativas victimistas son una fuente de ali-
mentación que contrarrestan frustraciones provocadas por la imposibili-
dad de realizar una vida en libertad. La narrativa carcelaria suele culpar
a la sociedad, jueces, fiscales, policías, funcionarios de prisiones, etc. de
comportamientos racistas y arbitrarios por el hecho de ser árabes o mu-
sulmanes, queda claro que el victimismo refuerza los argumentos del in-
terno. Encontramos activistas carismáticos que cuentan con conocimien-
tos y retórica, suelen captar y adoctrinar (Nesser, 2006) tanto de forma
consciente o inconsciente. Otros agentes de radicalización que enumera
el Real Instituto Elcano (García-Calvo & Reinares, 2013: 18) son ami-
gos, familiares y compañeros de trabajo previamente radicalizados11, y
que bajo el contexto que hablamos, comunican mediante corresponden-
cia, vía telefónica y presencialmente.
Para finalizar, el peso que tiene la figura de un interno FIES en el pa-
tio y el rol que ocupará irá más relacionado con aspectos personales que
por el tipo de delito que ha cometido. Hablamos de personas elaboran
muy bien los discursos y tienen carisma, que instrumentalizan la violen-
cia o que conocen a gran parte de los internos del módulo. Los grupos
organizados relatados antes son los que realmente se apoderan de los es-
pacios de la prisión, por lo que ser un miembro FIES (simpatizante o
miembro) de una organización terrorista, no asegura que esa persona
tenga cierta posición de poder si no tiene otro tipo de características per-
sonales o grupales.
Los centros penitenciarios españoles deben continuar con su polí-
tica centrada en promover una visión no estigmatizadora del trabajo rea-
lizado por los profesionales de instituciones penitenciarias, que cumplen
con el cometido de intentar convencer y ayudar a planificar planes in-
dividuali.zados de tratamiento a personas con conductas desviadas. El
acercamiento humano que tiene un profesional de prisiones (principal-
mente el encargado de la vigilancia interior), le permite tener buenas re-
laciones con los internos, facilitando sumamente el trabajo y acompaña-
miento necesario para una buena adaptación de los presos en un entorno
tan hostil.

11 Sirva de ejemplo año 2014: Farid Mohamed Al Lal se radicalizó durante su estan-

cia como interno en la cárcel salmantina de Topas. En la denominada Operación Chacal


fueron detenidos en Ceuta el hermano de Farid, así como Anwar Alli Amzal y su hermano
Rodouan. Disponible en: http://www.elnortedecastilla.es/salamanca/201502/03/in-
terior-vigila-presos-musulmanes-20150203125251.html, última consulta el de abril de
2020.

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122 MONTSERRAT LÓPEZ MELERO, JOAN CABALLERO CASAS

7. Conclusiones

Muchos internos interpretan que la ley de la subcultura carcelaria debe


de ser aceptada como legítima. El interno que se encuentra presionado
por esa política de patio, ha de combinar ese código moral con las normas
de régimen de vida que le imponga la administración en función a una
serie de factores que marcará su clasificación y tratamiento. Además, no
puede denunciar conductas delictivas, porque se acepta y tolera en general
una narrativa que moralmente los internos aceptan. Saltarse esas normas, o
sea, denunciar o colaborar con la administración implica persecución, ser
señalado y agredido. El volumen de dinero que genera el tráfico de drogas
dentro de prisión, los grupos organizados carcelarios aplicarán con dureza
la subcultura carcelaria dirigida a todos los internos que puedan, para ga-
rantizar la estabilidad de su mercado ilegal dentro de las prisiones.
Todos los estudios aquí citados concluyen que uno de los lugares
donde las personas se están radicalizando sucede en nuestras cárceles espa-
ñolas. Inevitablemente un nutrido número de internos pasan a ser posible
cantera y escuela donde forjar una nueva generación de radicales. Pero es-
tos radicales no sólo son aquellos de etiología yihadista. Dentro de los mó-
dulos, bandas latinas compiten con los tradicionales clanes gitanos para im-
poner la supremacía y control de los patios, y así extorsionar y hacerse con
la distribución de las drogas. Auténticos lobos solitarios de tendencia neo-
nazi, altamente musculados y reacios al trato con los profesionales de vi-
gilancia, se encargan de recomprar las deudas que genera el consumo de
drogas, y persiguen con su nombre y su sombra estén donde estén a los
deudores que ven cómo se incrementa el adeudo en un 200%. Ningún mó-
dulo de esa cárcel empieza a ser seguro para ellos. Miembros de bandas
moteras 1% se sientan a desayunar y comer con algún mero mero mexicano
que pertenece a cárteles del narcotráfico, sellando tratos y convenios de co-
laboración para abrir nuevas rutas de distribución hacia el norte de Europa,
aprovechando la infraestructura y los clubs house de los hermanos bikers. Ve-
teranos atracadores con tendencia sociópata, hartos de realizar desafíos a la
institución a través de autolesiones y huelgas de hambre, abrazan postula-
dos anarquistas y envían cartas a grupos anticarcelarios. Han aprendido a
justificar sus atracos, llamándolos ahora expolios, sentenciando con su nom-
bre y apellidos que la lucha aún continúa y que no pueden con él.
En la universidad del crimen, aparece una nueva asignatura llamada yi-
had penitenciaria, donde muchos internos con cierto talento hacen saltar
alarmas ganándose una posición que instrumentalizan para conseguir bene-
ficios sólo al alcance de un verdadero kie, pero hay otros que vienen con su
delito principal abrazado a la yihad global, y que reclaman también su espa-
cio/estatus en el patio. Esto es parte del escenario de la radicalización desde
el punto de vista de la subcultura carcelaria, y donde los profesionales de

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SUBCULTURA CARCELARIA: CONDUCTAS VIOLENTAS ... 123

instituciones penitenciarias deben aplicar sus herramientas y conocimientos


para convencer a personas que desistan de sus posturas más criminales, e in-
tenten llevar una vida tranquila y austera dentro de sus posibilidades como
hace la mayoría de la sociedad. La radicalización es uno de los factores más
preocupantes dentro del centro penitenciario respecto del terrorismo, si bien
quizá sea uno de los aspectos más difíciles de subsanar en un sujeto. Por
ello, la radicalización es un fenómeno que cada vez es más complejo y en
una constante evolución. En este sentido, destaca en palabras de la Unión
Europea12 que la radicalización tiene diferentes causas subyacentes, es decir,
que opera a partir de técnicas de comunicación —narrativa y propaganda—
y reclutamiento diversas y se caracteriza por tener unos objetivos globaliza-
dos y móviles dentro y fuera de Europa. Crece en diversos contextos urba-
nos y periféricos –entre los que cabe señalar la subcultura penitenciaria.

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12 Bruselas COM (2016) 379 final

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1
El trabajo
Modelos frente
de traducción
al terrorismo desde el ámbito
judicial, la prevención
y otras estrategias

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Enaltecimiento yihadista en la red.
Nuevas perspectivas jurisprudenciales
JAVIER IGNACIO ZARAGOZA TEJADA
Fiscal. Letrado del Tribunal Constitucional

Sumario: 1. Enaltecimiento terrorista y difusión de ideas yihadistas.


Una visión global del problema; 2. El delito de enaltecimiento terrorista
desde la jurisprudencia del Tribunal Supremo; 3. Enaltecimiento terro-
rista y su conflicto con la libertad de expresión y la libertad religiosa;
4. Conclusiones; 5. Bibliografía.

1. Enaltecimiento terrorista y difusión de ideas yihadistas. Una visión


global del problema

«La red ha llegado a ser un campo fértil para hacer el llamamiento,


para realizar el precepto de la yihad, y para seguir las noticias de los muyahi-
dines». Con esta profética frase el imán yemení, de origen norteamericano,
Anwar Al-Awalaki aventuró la importancia que el desarrollo de las nuevas
tecnologías iba a tener para la propagación de ideas y doctrinas de carácter
yihadista y salafista. Casi diez años después de su muerte1, sus enseñanzas
continúan siendo seguidas por miles de fanáticos de todo el mundo quie-
nes, precisamente, se prevalecen del uso de las redes sociales para divulgar
los ideales de la yihad, difundir el terror, contactar con otros seguidores,
así como recibir adoctrinamiento para la comisión de atentados terroristas.
Vivimos actualmente en un mundo global, un mundo donde millones
de personas se relacionan a través de numerosos medios tecnológicos e in-
formáticos (redes sociales, sistemas de mensajería instantánea, foros etc.), un
mundo donde una foto, o noticia, es recibida por cualquier destinatario en
cuestión de segundos, un mundo donde el acceso a la información se pro-
duce de manera fácil e instantánea, y, en definitiva, un mundo sin fronteras,
donde los usuarios pueden acceder al espacio de virtual de un estado extran-
jero sin necesidad de traspasar puestos fronterizos o controles aduaneros.

1 Anwar el Awalaki fue eliminado el 30 de septiembre del 2011 en un ataque aéreo

coordinado por la administración estadounidense de Barack Obama.

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Aunque sin duda esta nueva perspectiva global de las relaciones socia-
les/ personales/ comerciales ha generado cuantiosos, e importantes, bene-
ficios a toda la sociedad, también es cierto que ha abierto nuevos espacios
para el delito, favoreciendo la comisión de actividades criminales que antes
eran realizadas de una manera mucha más localizada y limitada, y que, sin
embargo, hoy en día, pueden ser realizados en el ciberespacio, multipli-
cando sus efectos de una manera exponencial.
Esta realidad, sin duda, ha sido aprovechada por las organizaciones te-
rroristas. Así, según el profesor Gabriel Weimman, de la Universidad de
Haifa en Israel, cuando en los años 90 se comenzó a rastrear la presencia
de terrorismo en Internet se detectó una docena de páginas web relacio-
nadas con grupos terroristas, 15 años después, en el año 2005 ya existían
más de 4.500 de este tipo. Dentro de este grupo encontramos, a modo de
ejemplo, productoras y distribuidoras creadas por los propios grupos yiha-
distas (AL-FAJR Media Center, Global Islamic Media Front, Muntasir Me-
dia, etc.), foros relacionados con el yihadismo y sefardismo (Camfrog, Pal-
talk, etc.) perfiles propios abiertos en sistemas de mensajería instantánea
(Telegram, Twitter etc.) e, incluso, se han advertido ya casos en los que
conocidos videojuegos online han sido utilizados, precisamente, como
medio de captación de nuevos adeptos a la causa yihadista2.
La utilización de este nuevo mundo virtual ha llegado hasta el punto de
que, actualmente, las brigadas de Ezzeldim Al-Qassam, el brazo armado de
Hamas, está utilizando el sistema Blockchaine, y su protocolo informático
Bitcoin, para lograr su autofinanciación. Postura que ha sido seguida, tam-
bién, por el Frente Nusra —también conocido como Tahir Al-Sham—que
ha dado el visto bueno, desde el punto de vista de su doctrina, al bitcoin,
considerándolo como un medio apto para recibir subvenciones y burlar el
bloqueo económico al que es sometido por los estados occidentales.
Esta nueva realidad social/tecnológica ha obligado a los Estados occi-
dentales a arbitrar respuestas legales frente a este nuevo tipo de amenazas en
la red. Así, la Resolución 1624 de 2005 del Consejo de Seguridad de Nacio-
nes Unidas insta a estos Estados a adoptar las medidas necesarias para prohi-
bir legalmente los actos que supongan inducción o incitación a la comisión
acciones terroristas, así como para impedir efectivamente la realización de las
mismas. Sobre la base de la citada Resolución, el informe del Secretario Ge-
neral de la ONU: Unidos contra el terrorismo, recomendaciones para una es-

2 En julio del 2017 fue publicada en la web del diario «la vanguardia» una noticia en

la que se advertía de como la Guardia Civil había detectado que el conocido videojuego
Call of duty era utilizado para captar jóvenes usuarios. https://www.lavanguardia.com/
politica/20150723/54433565626/la-guardia-civil-detecta-el-uso-de-videojuegos-para-
captar-jovenes-yihadistas.html

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ENALTECIMIENTO YIHADISTA EN LA RED 131

trategia mundial de 27 de abril de 2006, se refiere de modo expreso a la


utilización de Internet como vehículo de proselitismo, información y pro-
paganda y llama la atención sobre el hecho de que el carácter global y tras-
nacional de Internet hace que este medio sea usado por los terroristas como
una suerte de refugio virtual que les permite eludir las acciones de persecu-
ción y sanción de los distintos países. En este informe se exhorta a los dis-
tintos países a adoptar las medidas necesarias para impedir la utilización de la
red de redes para promover y llevar a cabo actividades terroristas.
Por su parte, la Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas 2178 de 24-IX-2014 se hace eco de la preocupación de la comu-
nidad internacional por el recrudecimiento de la actividad terrorista y por
la intensificación del llamamiento a cometer atentados en todas las regio-
nes del mundo, reiterando la necesidad de que los Estados tipifiquen debi-
damente estas conductas. En dicha resolución se hacía también referencia
expresa a la utilización de Internet con fines de radicalización, recluta-
miento, incitación a cometer actos terroristas, así como para la financia-
ción de actividades y la facilitación de los viajes de combatientes terroristas
y se instaba a los Estados a colaborar para impedir estas actividades respe-
tando, no obstante, los derechos humanos y las libertades fundamentales.
También desde el sector económico se han producido reacciones. Así,
el propio GAFI3 ha venido advirtiendo del riesgo que la utilización de crip-
toactivos puede representar en relación con la financiación de actividades te-
rroristas, dando, a su vez, una serie de recomendaciones para combatirlo. En
este sentido, en 2018 fue aprobada, por el parlamento europeo, la Directiva
2018/843 por la que se modificaba la Directiva 2015/849 relativa a la pre-
vención de la utilización del sistema financiero para el blanqueo de capitales o
la financiación de terrorismo. Dicha Directiva obliga a los intermediarios que
operan en el mercado de cripto-activos a regirse por las exigencias derivadas
de la Ley de Prevención de Blanqueo de Capitales, así como a adoptar políti-
cas de Know your costumer con la finalidad de evitar el anonimato en la red.
Se han producido, incluso, reacciones por parte de grandes multina-
cionales o empresas que tradicionalmente habían venido abanderado la
privacidad, y la libertad de expresión, como auténticos estandartes de su
política comercial. Es el caso, por ejemplo, de Telegram que, en el año
2015, tras los atentados de Charlie Hebdo, y ante la creación de varios per-
files para la difusión de ideas yihadistas, anunció una excepción a su polí-
tica de no intervención informando que habían suspendido todas las cuen-
tas vinculadas con este grupo terrorista4.

3 Grupo de Acción Financiera Internacional.


4
https://www.nytimes.com/live/paris-attacks-live-updates/messaging-app-telegram-clo-
ses-isis-channels-after-russian-founders-rant-calling-french-socialists-responsible-for-attacks/

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132 JAVIER IGNACIO ZARAGOZA TEJADA

Sin embargo, es desde el punto de vista penal donde más avances se


están haciendo. Así, la nueva realidad social en la que los delitos están
siendo cometidos ha provocado que, desde los diferentes Estados occiden-
tales, y como consecuencia de las exigencias derivadas de instrumentos in-
ternacionales, se haya abordado una modificación de los tradicionales tipos
penales adaptándolos a las necesidades derivadas del nuevo campo virtual
donde los mismos son cometidos. Con esta finalidad, en el año 2010 y
2015 fueron aprobadas una serie de modificaciones del Código Penal pa-
sando a tener la consideración de delitos de terrorismo los ataques contra
infraestructuras críticas (art. 264CP), así como el delito de descubrimiento
y revelación de secretos (art. 197bis y ter CP), siempre y cuando estos fue-
ran cometidos con alguna de las finalidades del artículo 573CP (es decir,
con la finalidad de subvertir el orden constitucional, alterar gravemente la
paz pública, desestabilizar gravemente el funcionamiento de una organi-
zación internacional, o provocar el terror en la población, o parte de ella
(art. 573.2CP en relación con el art. 573.1CP).
Dentro de estas reformas fueron incluidas figuras delictivas muy no-
vedosas que venían a responder a fenómenos criminológicos derivados de
la nueva realidad social. Este es el caso, por ejemplo, de la tipificación del
adoctrinamiento, captación, y adiestramiento activo de personas para in-
corporarse a una organización terrorista (art. 577.2CP), o el autoadoc-
trinamiento o autoadiestramiento pasivo respecto a quien, sirviéndose de
internet o de las nuevas tecnologías, se forma en capacitación militar con
estas finalidades (art. 575CP).

2. El delito de enaltecimiento terrorista desde la jurisprudencia del


Tribunal Supremo

Las reformas operadas añadieron, también, nuevos escenarios al ya


anteriormente previsto delito de enaltecimiento terrorista y humilla-
ción de las víctimas. Así, como consecuencia de estas reformas legales, el
art. 578CP fue modificado adicionando un apartado segundo que prevé la
imposición de una pena mayor (la mitad superior de la prevista para el tipo
básico) cuando la conducta delictiva5 fuera cometida mediante la difusión
de servicios o contenidos accesibles al público a través de medios de comunica-
ción, internet, o por medio de servicios de comunicaciones electrónicas o me-
diante el uso de las tecnologías de la información.

5 El enaltecimiento o la justificación públicos de los delitos comprendidos en los artículos

572 a 577 o de quienes hayan participado en su ejecución, o la realización de actos que entra-
ñen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus fami-
liares, se castigará con la pena de prisión de uno a tres años y multa de doce a dieciocho meses.

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ENALTECIMIENTO YIHADISTA EN LA RED 133

Además, en estos supuestos, con el fin de evitar la reiteración delictiva,


y proteger suficientemente a las víctimas, el legislador estableció una serie
de medidas destinadas a dotar a la justicia de medios para retirar el material
ilícito de la red o, al menos, evitar su difusión mediante bloqueo del acceso
al mismo cuando éste se encontrara alojado en servidores extranjeros6.
La razón de la agravación era clara, mientras los tradicionales actos de
enaltecimiento terrorista y humillación de las víctimas tenían una difusión
local donde sus efectos se extendían únicamente en un espacio territorial o
temporal determinado, el enaltecimiento desarrollado a través de internet
produce sus efectos de manera mucho más extensa, llegando a personas, o
lugares, que, en la vida real, jamás hubiera llegado. Se potencia, con ello,
las perversas consecuencias estos actos. Así era, en definitiva, explicitado en
la exposición de motivos de la citada LO 2/2015 donde se señalaba

«El terrorismo se caracteriza por su vocación de expansión interna-


cional, a través de líderes carismáticos que difunden sus mensajes y con-
signas por medio de internet y, especialmente, mediante el uso de redes
sociales, haciendo público un mensaje de extrema crueldad que pretende
provocar terror en la población o en parte de ella y realizando un llama-
miento a sus adeptos de todo el mundo para que cometan atentados.
Los destinatarios de estos mensajes pueden ser individuos que, tras su
radicalización y adoctrinamiento, intenten perpetrar ataques contra ob-
jetivos señalados, incluyendo atentados suicidas.»(…) «En la tipificación
penal de estas conductas se tiene en especial consideración el supuesto
en que se cometan mediante la difusión de servicios de comunicacio-
nes electrónicas o mediante el uso de tecnologías de la información, ar-
ticulando, además, la posibilidad de que los jueces puedan acordar como
medida la retirada de estos contenidos».

Hay que recordar, en este sentido, que los propios grupos yihadis-
tas ya habían empezado a categorizar el mundo virtual como el nuevo

6 4. El juez o tribunal acordará la destrucción, borrado o inutilización de los libros, archi-

vos, documentos, artículos o cualquier otro soporte por medio del que se hubiera cometido el de-
lito. Cuando el delito se hubiera cometido a través de tecnologías de la información y la comu-
nicación se acordará la retirada de los contenidos. Si los hechos se hubieran cometido a través de
servicios o contenidos accesibles a través de internet o de servicios de comunicaciones electrónicas,
el juez o tribunal podrá ordenar la retirada de los contenidos o servicios ilícitos. Subsidiaria-
mente, podrá ordenar a los prestadores de servicios de alojamiento que retiren los contenidos ilíci-
tos, a los motores de búsqueda que supriman los enlaces que apunten a ellos y a los proveedores de
servicios de comunicaciones electrónicas que impidan el acceso a los contenidos o servicios ilícitos
siempre que concurra alguno de los siguientes supuestos: a) Cuando la medida resulte proporcio-
nada a la gravedad de los hechos y a la relevancia de la información y necesaria para evitar su
difusión. b) Cuando se difundan exclusiva o preponderantemente los contenidos a los que se re-
fieren los apartados anteriores.5. Las medidas previstas en el apartado anterior podrán también
ser acordadas por el juez instructor con carácter cautelar durante la instrucción de la causa.»

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134 JAVIER IGNACIO ZARAGOZA TEJADA

«campo de batalla» donde operar. Así, no es posible olvidar que el líder de


Al Qaeda emitió un fatwua denominada «frente Islámico Mundial para la
Yihad contra Judíos y Cruzados», donde afirmaba la situación de guerra
contra el Islam, y la obligación de todo musulmán del ejercicio de la ac-
ción individualizada en esa guerra, lo que, en definitiva ha sido el sustento
de la ideología que conduce a la acción de activistas solitarios; ideología
asumida por el denominado Estado Islámico (EI). Esta fatwua adicionó, a
su vez, un programa de favorecimiento de la peregrinación a los territorios
de Irán y Siria de simpatizantes para engrosar las filas del EI, ello para cul-
minar en un segundo estadio donde el objetivo compartido sería actuar en
las propias zonas residenciales del mundo occidental.
Pasando a analizar ya la estructura del tipo del art. 558CP; de la juris-
prudencia del Tribunal Supremo cabría extraer que quedarían configurados
como elementos objetivos del delito de enaltecimiento terrorista en la red:
1.º La existencia de unas acciones o palabras por las que se enaltece o
justifica (según la RAE: enaltecer equivale a «Ensalzar o elogiar [a
alguien]» y «hacer [a una persona o cosa] digna de estima o elogio»
y justificar «probar algo con razones convincentes, testigos o docu-
mentos. Rectificar o hacer justo algo. Probar la inocencia de al-
guien en lo que se le imputa o se presume de él.») Al respecto, el
Tribunal Supremo (STS 27/10/2017), ha venido considerando
que quedaban integradas dentro de la conducta exigida por el
tipo, por ejemplo, la acción de retwittear reiteradamente imágenes,
expresiones, videos, o actividades claramente laudatorias de las ac-
tividades o individuos terroristas, o abrir perfiles sociales con fines
claramente laudatorios de la causa yihadista o salafista.
2.º El objeto de tal ensalzamiento o justificación puede tener por objeto
tanto cualquiera de las conductas definidas como delitos de terro-
rismo, como cualquiera de las personas que hayan participado en la
ejecución de tales comportamientos. El enaltecimiento de personas
que hubieran participado en estos casos no requiere, además, que se
realizare sobre persona o personas perfectamente individualizables
sino que bastaría con que se ensalzara «a un colectivo de autores o co-
partícipes en esta clase de actos delictivos.» (STS 27/20/2017).
3.º La acción de enaltecer o justificar ha de realizarse por cualquier
medio de expresión pública o difusión, como puede ser perió-
dico, un acto público, una web, o una red social. En este sentido,
la casuística que se desprende de la jurisprudencia del Tribunal Su-
premo es amplísima: existen condenas por actos de enaltecimiento
realizados a través de redes sociales como Facebook, páginas web
creadas al efecto por organizaciones terroristas, páginas web encar-
gados de compartir contenido multimedia (youtube), sistemas de
mensajería instantánea etc.

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ENALTECIMIENTO YIHADISTA EN LA RED 135

4.º A estos elementos se ha ido adicionando jurisprudencialmente el


requisito de que se cree un potencial riesgo de que se produzcan ac-
tos terroristas. Así aparece contemplado, por ejemplo, en la STS
1833/2017, del 17 de mayo (Ponente: Excmo. Sr. D. Andrés Pa-
lomo del Arco). Concretamente, se trataba de un nacional marro-
quí, de 23 años de edad, que accedió a páginas de contenido yiha-
dista radical. Tras acceder a este contenido, el encausado colgó en su
perfil personal de Facebook los mensajes y videos que había obtenido
de la citada web consiguiendo, con ello, una difusión de los idea-
les perseguidos por el Estado Islámico o DAESH. En dicho caso,
se consideró que el encausado no se había limitado a colgar el ma-
terial audiovisual obtenido de otra web sino que, al contrario, rea-
lizó aportaciones personales a dicho material (publicó una foto de
él mismo con la cabeza cubierta y empuñando un arma, escribió di-
versos comentarios como «estamos en guerra», «Allah nos va a hacer
ganar» etc…), realizó actos de celebración del terror y de la violen-
cia como forma de operar del Estado Islámico, así como justificó su
extensión frente a los infieles7. El Tribunal Supremo acabó conside-
rando que esta conducta cumplía los parámetros del art. 578CP no
ya solo por la incitación indirecta que estos actos traían como conse-
cuencia, sino porque, además, existía un potencial riesgo de que estos
mismos actos desencadenaran la producción de actos terroristas.

Aunque es cierto que la producción de dicho riesgo no aparecía explí-


citamente contemplada en la propia redacción del tipo, su adición jurispru-
dencial se había producido a raíz de la aprobación de distintos instrumen-
tos europeos. En este sentido, resulta necesario recordar como la Directiva
2017/541, del 5 de marzo, establecía en su considerando décimo:

«Los delitos de provocación pública a la comisión de un delito de te-


rrorismo comprenden, entre otros, la apología y la justificación del terro-
rismo o la difusión de mensajes o imágenes, ya sea en línea o no, entre
ellas las relacionadas con las víctimas del terrorismo, con objeto de ob-

7 «En autos, además de la mera reproducción de concretos sucesos presentando a los musul-

manes como víctimas, concretas manifestaciones de odio contra diversos colectivos religiosos, o
exposición de actos violentos donde triunfaba la guerrilla urbana con empleos de cócteles molo-
tov, en las referidas publicaciones 18, 22, 32 y 60, ya de manera expresa y potenciando al conte-
nido previo, existe una celebración del terror y de la violencia como forma de operar del Estado
Islámico y por ende de sus integrantes, frente a judíos, chiíes y todo aquél que no sea musulmán
suní y una inequívoca justificación de su expansión contra los «infieles», que colman el compor-
tamiento típico del art. 578, no solo ya por la incitación indirecta que conllevan, sino por el po-
tencial riesgo que para la comisión de delitos terroristas, dada la eficacia de este método yiha-
dista en indeterminados recipiendarios individuales, como resulta de la experiencia de diversos
atentados atribuidos con acuñada expresión periodística a «lobos solitarios».

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136 JAVIER IGNACIO ZARAGOZA TEJADA

tener apoyo para causas terroristas o de intimidar gravemente a la po-


blación. Esta conducta debe tipificarse cuando conlleve el riesgo de que
puedan cometerse actos terroristas. En cada caso concreto, al examinar si
se ha materializado ese riesgo se deben tener en cuenta las circunstancias
específicas del caso, como el autor y el destinatario del mensaje, así como
el contexto en el que se haya cometido el acto. También deben conside-
rarse la importancia y la verosimilitud del riesgo al aplicar la disposición
sobre provocación pública de acuerdo con el Derecho nacional».

En lo referente al elemento subjetivo, la extensión que ha de alcan-


zar este ha generado, por otro lado, un interesante debate doctrinal. Así,
el Tribunal Supremo ha venido señalando que el delito de enaltecimiento
terrorista no exige una completa adhesión a los ideales políticos/ religio-
sos de la yihad o a los postulados marcados por el DAESH, sino, única-
mente, el conocimiento de que se está realizando la conducta típica, y de que,
con ello, se está provocando un riesgo de producción de nuevos delitos de te-
rrorismo. Así fue señalado, en definitiva, en la STS 345/2019, del 7 de fe-
brero (Ponente: Excmo. Sr. D. Vicente Magro Servet) que explicitó (re-
firiéndose al delito de pertenencia a organización terrorista pero cuyos
argumentos entiendo son perfectamente aplicables al delito de enalteci-
miento y humillación a las víctimas) lo siguiente:

«El precepto trata de evitar que las organizaciones terroristas pue-


dan servirse de individuos que, sin estar incardinados en ellas, coincidan
en facilitar el propósito de aquellas de subvertir el orden constitucional
o de alterar gravemente la paz pública. No se exige, por ello, una adhe-
sión ideológica del colaborante con los postulados de la organización a
la que presta soporte, ni tampoco que persiga determinados objetivos
políticos o ideológicos, o que el sujeto pasivo de la acción se configure
de una manera determinada, limitándose el precepto a proteger que la
agrupación terrorista pueda verse aventajada o asistida en el desarrollo de
sus métodos violentos, de suerte que el sólo conocimiento de que la ac-
ción desplegada puede posibilitar, favorecer o contribuir a alterar grave-
mente la paz pública, atemorizando a los habitantes de una población o
a un colectivo social, satisface la esencia de la protección penal, siempre
que el sujeto activo —como se ha dicho— no pertenezca a la banda ar-
mada, a la organización, o al grupo terrorista que resulta beneficiado en
su objetivo».

De esta manera, la mera adhesión ideológica a los postulados de la Yi-


had no pasaría de ser una manifestación de voluntad enmarcada dentro de
la libertad personal, siendo de aplicación el delito del art. 578 cuando se
diera un paso más en la mera adhesión, realizando actos que alabaran, o
ensalzaran, a quienes cometen atentados terroristas y, con ello, se gene-
rara, además, un riesgo evidente de la comisión de los delitos de los con-
templados en los art. 571 y ss.

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ENALTECIMIENTO YIHADISTA EN LA RED 137

Esta última afirmación es extraordinariamente importante toda vez


permite catalogar el delito de enaltecimiento como un delito de «peligro»
en el que el legislador adelanta las barreras de protección con anterioridad
a la producción de un determinado resultado. Quedaría configurado, por
lo tanto, como una especie de «estadio» intermedio que lindaría, en una
parte inferior, con la libertad de expresión y, en una parte superior, con la
realización de determinadas conductas que suponen «un paso más allá» y
que permitirían aplicar otros tipos penales (completamente independien-
tes). Es en este último caso cuando parecería —según, siempre, las cir-
cunstancias del caso tratado— que la aplicación del tipo penal del 578 del
Código Penal se vería, en todo caso, desplazado en pro de la aplicación de
otras figuras delictivas como la de colaboración con organización terro-
rista (art. 577CP), adoctrinamiento o adiestramiento (art. 577.2CP), o,
incluso, la de la apología (art. 18CP). Esto explicaría, precisamente, que la
relación concursal entre el delito de enaltecimiento terrorista y las demás
figuras delictivas relacionadas con el terrorismo hayan sido tratadas tradi-
cionalmente, por nuestro Tribunal Supremo, como un concurso de nor-
mas del art. 8 del Código Penal.
Así, sírvase de ejemplo, la anteriormente mencionada STS 1833/2017,
del 17 de mayo. En este supuesto, la Sala de lo Penal de la Audien-
cia Nacional había condenado al encausado por un delito de autoadoc-
trinamiento del art. 575CP y un delito de enaltecimiento terrorista del
art. 578CP aplicando únicamente el primero de ellos al entender que se
estaba en presencia de un concurso de normas —art. 8CP—. Pues bien,
tras el recurso de casación presentado por la defensa (donde se alegaba que
los videos e imágenes publicadas se enmarcaban en el derecho a la libertad
de expresión como réplica a la situación de los diversos pueblos musulma-
nes en el mundo), el Tribunal Supremo revocó la condena por el delito de
autoadoctrinamiento (al considerar que no concurrían los elementos del
tipo), y la sustituyó por un pronunciamiento condenatorio como autor de
un delito de enaltecimiento.
Este mismo tratamiento fue dado en la STS 2802/2017, del 5 de ju-
lio (Ponente: Excmo. Sr. D. Juan Ramón Berdugo Gómez de la Torre)
que en lo relativo a la relación concursal entre el delito del 577.2CP y el
578CP, explicitó que existía un concurso de normas con aplicación prefe-
rente del art. 577.2. Señalaba en este caso el TS:

«Siendo así las conductas que se detallan en los hechos probados des-
criben una actividad de permanente presencia en los foros de opinión
desde su creación, que denota una labor coordinada con los restantes
acusados en los foros para persuadir a los participantes en estos a que la
vía adecuada y efectiva para hacer valer sus ideas es la actuación violenta
llevada a cabo por el DAESH, lo que constituye un adoctrinamiento por

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138 JAVIER IGNACIO ZARAGOZA TEJADA

medios telemáticos que exceda del delito de enaltecimiento de terro-


rismo y que puede subsumirse en el delito del artículo 577.2 por el que
ha sido condenado, que comprende cualquier actividad de captación,
adoctrinamiento o adiestramiento que por su contenido resulte idónea
para incitar a incorporarse a una organización o grupo terrorista, con in-
dependencia de su concreta efectividad».

Por su parte, la relación entre el delito de enaltecimiento y la integración


en organización terrorista (art. 572CP), fue examinada, también, con oca-
sión de la STS 2967/2017 del 13 de julio (Ponente: Excmo. Sr. D. Juan Ra-
món Berdugo Gómez de la Torre). En este supuesto, fue dictada por la Sala
de lo Penal de la Audiencia Nacional sentencia absolviendo a los acusados del
delito de integración en organización terrorista del que venían siendo acusa-
dos. Frente a dicha sentencia fue interpuesto, por el Ministerio Fiscal, recurso
de casación por infracción de ley. En dicho recurso se interesaba la condena
de los acusados por un posible delito de enaltecimiento terrorista.
Al analizar el recurso de casación presentado, el Tribunal Supremo
consideró que los delitos de integración en organización terrorista y enal-
tecimiento podían ser considerados homogéneos (en palabras de la STS
789/2014 del 2 de diciembre:

«la justificación y exaltación de sus acciones y finalidades delictivas no


deja de ser algo connatural a todo integrante de grupo terrorista estruc-
turado, dada su finalidad colectiva de cometer acciones terroristas para
desestabilizar el orden oficial y político),

pero, sin embargo el Ministerio Fiscal no había formulado calificación


alternativa por el delito del art. 578 lo que impidió a la representación
procesal de los encausados arbitrar líneas de defensa respecto a este ilícito.
Además, teniendo en cuenta la jurisprudencia del Tribunal Constitucional,
era necesario ponderar adecuadamente el ejercicio de la libertad de ex-
presión con la profusión de expresiones o ideas que pudieran suponer un
enaltecimiento terrorista. Ello obligaba, consecuentemente, a realizar una
revaloración del elemento subjetivo del injusto en sede casacional. Dicha
revaloración —sin explorar personalmente a los encausados— estaría ve-
tada tanto por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, como por la
jurisprudencia emanada del Tribunal de Estrasburgo, (TEDH)8. En base a
ello, el Tribunal Supremo confirmaba la sentencia dictada en instancia.

8 A estos efectos, véase: ZARAGOZA TEJADA, Javier Ignacio «La valoración del ele-

mento subjetivo del injusto en la segunda instancia penal»; Aranzadi Doctrinal N.º6, edito-
rial: Aranzadi (2018), y GOYENA HUERTA, Jaime «Segunda instancia y la doctrina del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Especial referencia a la Sentencia Portu-Sarasola vs
España»; Aranzadi Doctrinal n.º4, editorial: Aranzadi (2018(.

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ENALTECIMIENTO YIHADISTA EN LA RED 139

Y en relación delito de odio (510 CP) la STS 396/2018 del 9 de fe-


brero (Ponente: Excmo. Sr. D. Andrés Martínez Arrieta), hizo dos consi-
deraciones de especial trascendencia: 1-la relación entre el delito de odio
y el delito de enaltecimiento es la existente entre el género y la especie. El
Tribunal Supremo considera el delito de enaltecimiento como una espe-
cialidad dentro del delito de odio que se aplica, únicamente, a los casos de
terrorismo. Esto conllevaría que la relación concursal entre ambas figuras
delictivas sería el del concurso de normas (art. 8.1CP). 2-el dolo en este
tipo de delitos se rellena con la constatación de la voluntariedad del acto y
la constatación de no tratarse de una situación incontrolada o una reacción
momentánea que el sujeto activo no ha podido controlar.
Finalmente, resulta necesario hacer referencia, también, el pronuncia-
miento judicial dado con ocasión de la STS 2802/2017, del 5 de julio (Po-
nente: Excmo. Sr. D. Juan Ramón Berdugo Gómez de la Torre). Dicho su-
puesto se refería a una investigación, llevada a cabo por el Juzgado Central
de Instrucción n.º 3, donde se consiguió identificar a siente personas que
integraban un grupo operativo local creado bajo los dictados de la organiza-
ción del Estado Islámico, y que participaba en los medios y procedimientos
violentos de dicha organización con el objetivo final de consolidar un cali-
fato islámico regido por el Corán y la Sharia. Dicho grupo había llegado a
abrir cuarenta y dos perfiles en redes sociales como Facebook, Twitter, Goo-
gle+, Youtube, Tuenti, donde se realizaban actos de propaganda y difusión
del mensaje e ideología del Estado Islámico y donde se intentaba, asimismo,
realizar actos de captación de personas con la finalidad de que se trasladasen
a Sira e Iraq para integrarse en la organización terrorista, o para que come-
tieran atentados en España en condición de «lobos solitarios».
En dicha sentencia, nuestro Tribunal Supremo perfiló la naturaleza del
delito de enaltecimiento terrorista como un delito de comisión y de mera ac-
tividad (no exige, por lo tanto, que la actuación materializada se traduzca en
un resultado concreto) y que, además, tiene una sustantividad propia respecto
a la apología contemplada en el art. 18CP. Este punto es extraordinariamente
interesante toda vez que el Tribunal Supremo elabora un minucioso análi-
sis entre la diferencia que existe entre el delito de enaltecimiento terrorista del
art. 578CP y la referenciada figura de apología contemplada en el art. 18CP.
Así, nuestro Tribunal Supremo considera que mientras la apología consti-
tuye una invitación directa a cometer un delito concreto, el delito de enalteci-
miento es una forma autónoma de apología caracterizada por su carácter ge-
nérico (no supone la incitación a cometer un delito concreto) y que no llega
a integrar una provocación directa. En el caso del enaltecimiento, en defini-
tiva, la barrera de protección se adelantaría exigiéndose solamente la mera ala-
banza/ justificación genérica de los actos terroristas o de quienes los efectua-
ron, si bien es necesario que dichas acciones puedan generar, aunque sea de
manera indirecta, el riesgo de la comisión de una nueva infracción terrorista.

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140 JAVIER IGNACIO ZARAGOZA TEJADA

3. Enaltecimiento terrorista y su conflicto con libertad de expresión y


libertad religiosa

Ya hemos catalogado anteriormente el «enaltecimiento terrorista»


como un «estadio» intermedio entre la libertad de expresión y la aplica-
ción de otras figuras penales. Siguiendo los términos de la anteriormente
mencionada STS 345/2019, en ese límite inferior, el derecho a la liber-
tad de expresión quedaría relegado por la aplicación del delito del art. 578
cuando, precisamente, se diera un paso más en la mera adhesión a ideales
terroristas y se realizara actos que alabaran, o ensalzaran, a quienes come-
ten atentados terroristas, generando, con ello, un riesgo evidente de la co-
misión de los delitos de los contemplados en los art. 571 y ss.
Sin embargo, el problema doctrinal planteado es, precisamente, de-
terminar cuándo se da este «paso más». Es decir, cuando determinadas
manifestaciones o expresiones proferidas, por ejemplo, en las redes so-
ciales sobrepasan el legítimo ejercicio de la libertad de expresión, libertad
ideológica, o libertad religiosa y entran «de lleno» dentro del marco del
art. 578CP. Así, no han sido pocos los recursos de casación, y de amparo,
presentados en los que, por parte de las defensas, se trata de elaborar una
estrategia tendente a evitar la aplicación del delito de enaltecimiento me-
diante la argumentación de que las expresiones vertidas quedarían ampara-
das por el legítimo ejercicio del derecho a la libertad de expresión y de re-
ligión.
Pues bien, en lo relativo al ejercicio de la libertad religiosa, la anterior-
mente mencionada STS 345/2019, y más extensamente la reciente STS
466/2019, del 14 de octubre (Ponente: Excmo. Sr. D. Eduardo de Po-
rres Ortiz de Urbina), marca los límites existentes entre el derecho a la li-
bertad religiosa y la aplicación de la correspondiente figura penal. Dicha
sentencia señalaba que:
i) El derecho a la libertad religiosa no es un derecho absoluto, sino
que está sometido a ciertos límites tal y como, en definitiva, pre-
ceptúa el artículo 3, apartado 1, de la LO 7/1980 del 5 de julio;9
ii) En el marco de esos límites se sitúa la tipificación penal de de-
terminadas conductas que constituyen graves atentados contra la
convivencia y que se realizan en contexto de una radicalización re-
ligiosa, en concreto, del islamismo;

9 el ejercicio de los derechos dimanantes de la libertad religiosa y de culto tiene como único

límite la protección del derecho de los demás al ejercicio de sus libertades públicas y derechos fun-
damentales, así como la salvaguardia de la seguridad, de la salud y de la moralidad pública,
elementos constitutivos del orden público protegido por la Ley en el ámbito de una sociedad de-
mocrática-«

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ENALTECIMIENTO YIHADISTA EN LA RED 141

iii) La tipificación penal de conductas de adoctrinamiento terrorista


no criminaliza al islam, ni la islamización, ya que el islam es una re-
ligión que se practica por cientos de millones de fieles en todo el
mundo y también en España;
iv) Sin embargo, cuando sobre la base de esta creencia se camina hacia
el denominado fenómeno yihadista se produce un cambio cualita-
tivo relevante que es el que justifica la reacción penal.

Por su parte, en lo referente a la libertad de expresión, se han produ-


cido, también, interesantes pronunciamientos jurisprudenciales. Dada la
limitación de extensión del presente trabajo, resulta imposible desarrollar
exhaustivamente las líneas argumentativas establecidas por nuestros dos al-
tos órganos judiciales (Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo). Sin
embargo, dichos tribunales, siguiendo las pautas marcadas por numerosos
instrumentos internacionales, han venido admitiendo una limitación de la
libertad de expresión en las manifestaciones que son susceptibles de incu-
rrir en el denominado «discurso del odio». Con ello, se ha venido permi-
tiendo la sanción penal de determinadas conductas que, a priori, hubieran
podido haber quedado comprendidas en el legítimo ejercicio del dere-
cho a la libertad de expresión pero que, sin embargo, una vez analizado su
contenido, suponen un evidente riesgo para los demás miembros de la so-
ciedad.
Como último exponente de esta jurisprudencia encontramos la STC
35/2020, del 25 de febrero, que tiene por objeto el amparo presentado
por el cantante Strawberry frente a la STS 4/2017 que le hallaba respon-
sable de un delito de enaltecimiento terrorista. Dicha sentencia desarrolla
los posibles conflictos que pueden surgir entre el ejercicio de la libertad de
expresión y la profusión de ideas/ doctrinas que ensalzan actuaciones te-
rroristas. En esta resolución, nuestro Tribunal Constitucional da una serie
de pautas para resolver estos conflictos:
i) Así, la sentencia comienza poniendo de relieve la importancia que
el valor del pluralismo, y el libre intercambio de ideas, tiene en el
sistema democrático. La importancia de estos valores impediría a
priori cualquier actividad de los poderes públicos tendente a con-
trolar, seleccionar, o determinar gravemente la mera circulación
pública de ideas o doctrinas (STC 112/2016).
ii) No obstante, el derecho a la libertad de expresión no es de carác-
ter absoluto. La libertad de expresión tiene, como todos los demás
derechos, sus límites, de manera que cualquier ejercicio de ese de-
recho no merece, por el simple hecho de serlo, protección consti-
tucional. Así, la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos ha afirmado que la tolerancia y el respeto de la igual
dignidad de todos los seres humanos constituyen el fundamento

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142 JAVIER IGNACIO ZARAGOZA TEJADA

de una sociedad democrática y pluralista, de lo que resulta que, en


principio, se pudiera considerar necesario en las sociedades demo-
cráticas sancionar e incluso prevenir todas las formas de expresión
que propaguen, inciten, promuevan o justifiquen el odio basado
en la intolerancia y que, del mismo modo, la libre exposición de
las ideas no autoriza el uso de la violencia para imponer criterios
propios. Esta idea subyace, de hecho, en el Convenio del Consejo
de Europa firmado en Varsovia el 16 de mayo del 2005 y en la ju-
risprudencia del TEDH como, por ejemplo, la STEDH de 20 de
enero de 2000, asunto Hogefeld c. Alemania— que había estable-
cido que no puede quedar amparado bajo el legítimo ejercicio del
derecho a la libertad de expresión la incitación a actos terroristas
violentos, por lo que ciertas restricciones a los mensajes que pue-
dan constituir una incitación indirecta a delitos terroristas violen-
tos están en consonancia con el Convenio europeo para la protec-
ción de los derechos humanos y de las libertades fundamentales (§
92 del informe explicativo).
iii) De acuerdo con la jurisprudencia marcada por el TEDH, resulta
necesario ponderar la incidencia que tienen en la libertad de ex-
presión los comportamientos realizados. Para realizar esta pon-
deración deberán valorarse, según la propia jurisprudencia del
TEDH, circunstancias como el mayor o menor impacto de di-
fusión pública dependiendo de la naturaleza de la conducta de-
sarrollada (así, SSTEDH de 8 de julio de 1999, as. Gerger c Tur-
quía, § 50; o de 2 de octubre de 2008, as. Leroy c France, § 45);
las circunstancias personales de quien realiza la conducta (así,
SSTEDH de 23 de abril de 1992, as. Castells c España, § 42;
de 1 de febrero de 2011, as. Faruk Temel c Turquía, § 55; o de
15 de marzo de 2011, as. Otegi Mondragón c España, § 50; o
DTEDH de 20 de enero de 2000, as. Hogefeld c Alemania); que
la conducta desarrollada coincidiera en el tiempo con actos terro-
ristas (SSTEDH de 25 de noviembre de 1997, as. Zana c Tur-
quía, § 56; o de 2 de octubre de 2008, as. Leroy c France, § 45)
o que se acreditara un contexto de violencia en que esa manifes-
tación hubiera tenido alguna influencia (STEDH de 28 de sep-
tiembre de 1999, as. Öztürk c Turquía, § 69); o el contenido de
las concretas manifestaciones proferidas, destacando que la valo-
ración debe ser especialmente cautelosa cuando, aunque se trate
de tonos hostiles e incluso de la defensa de objetivos contrarios
al orden legal y constitucional establecidos, no puedan ser iden-
tificados como defensa de actitudes violentas en la consecución
de esos objetivos (así, SSTEDH de 11 de diciembre de 2007, as.
Karakoyun y Taran c Turquía, § 30; o de 21 de febrero de 2008,
as. Yalciner c Turquía § 47).

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ENALTECIMIENTO YIHADISTA EN LA RED 143

iv) De acuerdo con la jurisprudencia constitucional (STC 177/2015),


la labor de ponderación que debe desarrollar el órgano judicial pe-
nal consiste en valorar, como cuestión previa a la aplicación del tipo
penal y atendiendo siempre a las circunstancias concurrentes en el
caso concreto, si la conducta que enjuicia constituye un ejercicio lí-
cito del derecho fundamental a la libertad de expresión y, en con-
secuencia, se justifica por el valor predominante de la libertad de
expresión. La ausencia de ese examen previo no sería constitucio-
nalmente admisible y podría constituir, en sí mismo, una vulnera-
ción de los derechos fundamentales no tomados en consideración.

En el caso concretamente planteado, el Tribunal Constitucional acabó


anulando la sentencia condenatoria dictada por el Tribunal Supremo (que,
a su vez, había anulado la sentencia absolutoria dictada por la Audiencia
Nacional) bajo la argumentación de, precisamente, el juicio de pondera-
ción previo que debía realizarse entre la aplicación del tipo penal, y el le-
gítimo ejercicio del derecho a la libertad de expresión, no había sido rea-
lizado suficientemente por el Tribunal Supremo lo que suponía incumplir
las exigencias derivadas de la jurisprudencia constitucional.

4. Conclusiones

i) La nueva realidad virtual ha supuesto que las organizaciones terro-


ristas de corte yihadista hayan visto en estas nuevas tecnológicas un
«campo fértil» para la consecución de sus objetivos y la expansión
de la doctrina radicalista.
ii) Frente a esta nueva amenaza los Estados occidentales han reaccio-
nado arbitrando mecanismos técnicos y legales que permitan lu-
char contra el yihadismo en la red.
iii) En los años 2010 y 2015 fue modificado ampliamente el Código
Penal incluyendo figuras penales como, por ejemplo, la tipificación
del adoctrinamiento, captación, y adiestramiento activo de perso-
nas para incorporarse a una organización terrorista (art. 577.2CP),
o el autoadoctrinamiento o autoadiestramiento pasivo respecto a
quien, sirviéndose de internet o de las nuevas tecnologías, se forma
en capacitación militar con estas finalidades (art. 575CP). También
fue abordada una modificación del tipo penal de enaltecimiento
previendo una pena mayor cuando el mismo fuera cometido en la
red.
iv) El delito de enaltecimiento (art. 578CP) exige para su aplicación,
además de los elementos objetivos señalados en el tipo, la necesi-
dad de que se genere el riesgo de comisión de nuevos actos terro-
ristas.

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144 JAVIER IGNACIO ZARAGOZA TEJADA

v) El delito de enaltecimiento es un delito de mera actividad, de peli-


gro, y de comisión, que lindaría, en una parte inferior, con el legí-
timo ejercicio en la libertad de expresión y, en una parte superior,
con la aplicación de otros tipos penales.
vi) La relación con el delito de enaltecimiento terrorista y los tipos pe-
nales de odio (510CP), adoctrinamiento (577CP), colaboración
con organización terrorista (art. 577CP), o la de apología (18CP)
es la de concurso de normas (art. 8CP).
vii) La tipificación penal de conductas de adoctrinamiento terrorista no
criminaliza al islam, ni la islamización, sin embargo, cuando sobre
la base de esta creencia se camina hacia el denominado fenómeno
yihadista se produce un cambio cualitativo relevante que es el que
justifica la reacción penal (discurso del odio).
viii) El derecho a la libertad de expresión no es un derecho absoluto.
La tolerancia y el respeto de la igual dignidad de todos los seres
humanos constituyen el fundamento de una sociedad democrática
y pluralista, de lo que resulta que, en principio, se pudiera consi-
derar necesario en las sociedades democráticas sancionar e incluso
prevenir todas las formas de expresión que propaguen, inciten,
promuevan o justifiquen el odio basado en la intolerancia.
ix) La labor que debe desarrollar el órgano judicial penal consiste en
valorar, como cuestión previa a la aplicación del tipo penal y aten-
diendo siempre a las circunstancias concurrentes en el caso con-
creto, si la conducta que enjuicia constituye un ejercicio lícito del
derecho fundamental a la libertad de expresión y, en consecuencia,
se justifica por el valor predominante de la libertad de expresión.

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La prevención policial, sustentada
en el conocimiento de la amenaza
y cimentada en la coordinación
ALAIN VALDERDE GONZÁLEZ
Subinspector de la División de Información del Área de Investigación
Policía Foral de Navarra

1. La amenaza del terrorismo de pretexto religioso en occidente

El fenómeno del terrorismo de pretexto religioso y sus consecuencias


en occidente han propiciado una profunda alarma social entre la población
en general. Dicha alarma contiene un riesgo implícito de consecuencias in-
deseadas, un riesgo cierto a la hora de fijar en el propio imaginario colec-
tivo un relato distorsionado de la propia amenaza. Generando un princi-
pio de sospecha hacia colectivos, individuos, o profesiones de fe, que poco
o nada tienen que ver con la referida amenaza latente.
El alcance de dicho riesgo llega a inocular un pensamiento distorsio-
nado incluso en las bases de los cuerpos policiales, que no son ajenos a la
referida alarma, creando estereotipos e ideas erróneas con respecto a ries-
gos y signos de la amenaza.
¿Qué información maneja la sociedad, en general, sobre la amenaza del
terrorismo de inspiración yihadista?
1. Globalizada en la red
2. De una ingente cantidad
3. Estereotipada
4. Parcial
5. Sin filtros
6. Fruto de la consecuente alarma social

La mayor parte de dichas informaciones nunca contemplan, valoran,


o trasladan el origen de la actual amenaza terrorista. Origen que aporta el
mínimo conocimiento para poder entender a qué nos enfrentamos y qué
pautas de comportamiento generales vertebran el fenómeno del terrorismo
de inspiración yihadista.

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146 ALAIN VALDERDE GONZÁLEZ

2. El diseño del califato. Las bases que permitieron su terrorífica


expansión y mantienen vigente su amenaza1

La idea nuclear, para comprender la creación del autodenominado Es-


tado Islámico (principal eje vertebrador de la amenaza junto a Al Qaeda y
sus afines), pasa por interiorizar el hecho diferencial único entre los gru-
pos terroristas de las últimas décadas. No se trata sólo de una organización
terrorista, fue creada por antiguos mandos militares de inteligencia con el
objetivo de funcionar como un estado; de hecho sus sucesores lo han dado
en llamar «Estado Islámico».

2.1. El «arquitecto» breve semblanza

El «arquitecto» del proyecto fue Haji Bakr (alias de Samir Abd Muham-
mad al-Khlifawi) coronel del servicio de inteligencia de la Fuerza de Defensa
Aérea de Saddam Hussein. Bakr era un nacionalista no un islamista, el coro-
nel Samir fue descrito como una persona muy inteligente, firme y con una ex-
celente lógica. Pero cuando Paul Bremer, entonces jefe de la autoridad labo-
ral de Estados Unidos en Bagdad, disolvió el ejército por decreto en mayo de
2003 el coronel se quedó en paro. Posteriormente, fue encarcelado en Abu
Ghraib y Camp Bucca junto con el futuro líder de ISIS Abu Bakr al-Baghdadi
así como con otros ex funcionarios de inteligencia nacionalistas iraquíes.
Haji Bakr participó en 2012 en la creación de la organización terro-
rista conocida eventualmente como «Estado islámico». Murió en junio de
2014 en la zona norte de Siria a manos de rebeldes cuyo líder fue tortu-
rado y asesinado por el propio EI. Le sucede, al frente del proyecto, el si-
rio Taha Subhi Falaha más conocido por Abu Muhammad al-Adnani al-
Shami muerto en Alepo el 30 de agosto de 2016.

2.2. El «terreno» un lugar idóneo

Siria fue el terreno escogido por el grupo terrorista para desplegar un


minucioso y elaborado plan a corto plazo en un «laboratorio geográfico»
absolutamente idóneo.

1 Los tres siguientes apartados están basados en un extraordinario trabajo conjunto de

Anne Speckhard (profesora asociada adjunta de psiquiatría en la Universidad de George-


town en la Escuela de Medicina y directora del Centro Internacional para el Estudio del Ex-
tremismo Violento) y Ahmet S. Yayla, (profesor adjunto de Criminología, Derecho y So-
ciedad, en la Universidad George Mason de Virginia). The ISIS Emni: Origins and inner
workings of ISIS’s intelligence apparatus. Dichos autores basaron su trabajo en el inicial del
periodista de investigación Christoph Reuter de Der Spiegel (Hamburgo, GFR) así como
en datos recopilados por el reportero del New York Times, Rukmini Callimachi.

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LA PREVENCIÓN POLICIAL, SUSTENTADA EN EL CONOCIMIENTO... 147

Haji Bakr fue enviado por la organización a Siria a finales de 2012,


como parte de un pequeño grupo de avanzada y con la misión de trazar
los pasos para el futuro «Estado Islámico».
Se instaló clandestinamente en la pequeña ciudad Siria de Tal Rifaat, al
norte de Alepo, donde con su inmenso conocimiento de la inteligencia de
Saddam y sus prácticas totalitarias comenzó a trabajar elaborando un mi-
nucioso plan que tras su desarrollo propició la invasión de Siria y el surgi-
miento del incipiente «Estado Islámico».

2.3. Los «planos» el legado intervenido

Como «legado» y tras su muerte se localizó un documento que


constaba de 31 páginas con organigramas escritos a mano, listas y ho-
rarios, todos los cuales describen cómo, paso a paso, subyugar a una
nación.
Christoph Reuter (periodista de investigación del diario Dier Spiegel),
que fue el primero que analizó los documentos, escribió: «revelan una
composición de varias capas y directivas de acción, algunas ya probadas y
otras recientemente diseñadas para la situación anárquica en los territorios
de Siria controlados por los rebeldes».
En cierto sentido, los documentos eran el código fuente del ejército
terrorista más exitoso de la historia reciente. Además, fueron el código
para que una banda terrorista surgiera, no sólo como un grupo terrorista
insidiosamente brutal, sino también como un Estado totalitario capaz de
gobernar sin piedad a sus ciudadanos y territorio.

2.4. El «promotor» y líder religioso

«Abu Bakr al-Baghdadi» nacido en Samarra, Irak el 28 de julio de


1971 y cuyo nombre secular era Ibrahim Awwad Ibrahim Ali al-Badri al-
SamarraI se consideró el líder religioso de la organización terrorista.
De origen árabe sunita afirmaba descender de la tribu Quraysh del
profeta Mahoma (condición sine qua non para convertirse en Califa). De
su infancia y adolescencia se conocen pocos datos, siendo relevante que
sus propios familiares lo apodaban «el creyente» por el tiempo que pasaba
en la mezquita y por su inclinación a reprender a quienes no cumplían la
Sharía. Titulado con un doctorado en estudios islámicos, por la Universi-
dad de Bagdad, empezó a involucrarse con la insurgencia tras la ocupación
estadounidense de Irak en el año 2003; año en el que se integra en grupos
rebeldes contra la invasión estadounidense.

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148 ALAIN VALDERDE GONZÁLEZ

En 2004 estuvo detenido durante once meses por las fuerzas estado-
unidenses en el centro de detención Camp Bucca. Allí estableció contac-
tos con ex generales encarcelados del régimen de Saddam Hussein. En di-
ciembre de 2004, fue liberado por una Junta de Revisión y Publicación. Se
desconoce su periplo insurgente de 2004 a 2010. En dicho año se le ubica
en la organización terrorista Al Qaeda.
De 2010 a 2013 el núcleo del futuro grupo terrorista Estado Islámico
se encuentra integrado en Al Qaeda. El referido grupo entra en colisión
con la autoridad del egipcio Aymán al-Zawahirí, sucesor de Osama Bin
Laden. Un año después y tras luchas internas Al-Baghdadi se convierte en
el líder de la organización.
En 2014 se autoproclamó califa de todos los musulmanes exigiendo
obediencia a la comunidad musulmana internacional (la Umma). Es-
coge su nombre de guerra en homenaje a Abu Bakr al-Siddiq, el pri-
mern califa del Islam, suegro de Mahoma y, a su vez, iniciador de la se-
rie de los llamados califas ortodoxos. En octubre de 2019 muere en un
operativo de las tropas de EE.UU. en el noreste de Siria y cerca de la
frontera turca.

2.5. La «promoción del producto» un manejo novedoso de la propaganda

El magistral manejo de las redes sociales, la edición de vídeo y un no-


vedoso modo de transmitir un mensaje apocalíptico, siempre fue el mar-
chamo y constante a lo largo de todos los comunicados y llamamientos de
la naciente organización terrorista.
Sirviendo como un mecanismo con capacidad de adaptación y de
amplificación del sentido de imperiosa de urgencia, justificando los vai-
venes de su situación general ya fuera en periodos de auge o de des-
censo.
La noción del califato se utilizó y utiliza como un mecanismo global
para apelar a la toma de decisiones identitarias de sus partidarios.
Discurso basado en 3 mensajes subliminales y recurrentes:
1. Se DEBE ACTUAR, violentamente y en cualquier punto geográ-
fico del planeta
2. Se HARÁ, al margen de barreras o situaciones desfavorables
3. Y se hará AHORA O NUNCA, instando a una urgencia inapelable

Toda su propaganda, desde el inicio, estuvo diseñada para causar un


impacto estratégico y psicológico sobre la audiencia. Una campaña mediá-
tica subliminal, sencilla, reiterativa y sobre todo eficaz.

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LA PREVENCIÓN POLICIAL, SUSTENTADA EN EL CONOCIMIENTO... 149

2.6. La financiación y economía como base indispensable del proyecto

Existe una clara y evidente realidad, jamás se podría haber iniciado el


proyecto de una organización terrorista, de la dimensión del denominado
Estado Islámico, sin la base de una financiación económica de muy ele-
vada cuantía. Identificar dicha financiación, a día de hoy, resulta complejo
y especulativo.
A falta de pruebas fehacientes quizás la pregunta de a quién benefi-
ciaba —en el entorno geopolítico del momento— el nacimiento de la or-
ganización terrorista podría verter luz sobre una duda razonable. Algunos
datos esclarecedores sobre la capacidad económica de EI:
— En los últimos seis años de su apogeo se calcula que el presupuesto
anual de Estado Islámico rondaba los 2.000 millones de dólares.
— El ISIS llegó a embolsarse en su mejor momento en torno a esos
2.000 millones de dólares al año, según un estudio de Reuters.
— En estos momentos esa cifra no tiene nada que ver, sobre todo por
la desaparición de los territorios controlados y la consecuencia de la
desaparición del flujo de dinero líquido que le daba el crudo, aun-
que mantienen vivo un aparato de recaudación vía impuestos y ex-
torsión, contrabando, y donaciones externas.
— Según los analistas del ISW (Instituto para el estudio de las guerras)
Brandon Wallace y Jennifer Cafarella, el ISIS fue capaz en el año
2018 de sacar de Irak 400 millones de dólares (unos 355 millones
de euros) que invirtió en negocios legales en Oriente Próximo (al-
quiler de coches, tiendas de electrónica, farmacias, puestos de cam-
bio de divisas, etc.).
— Además, ha mantenido una red de extorsiones y secuestros en la ve-
cina Siria —como ha llegado a denunciar Hayat Tahrir al Sham, afín
a Al Qaeda—, y ha recurrido al robo y venta de drogas en grandes
cantidades.
— La milicia Maghaweir al Thowra, aliada de Washington en el sur de
Siria, incautó en el verano de 2018 un cargamento de narcóticos
con un valor en el mercado negro de 1,4 millones de dólares.

3. El Emni, pilar básico del proyecto2

El nombre «Emni» deriva de la raíz árabe «amn» (traducido al inglés),


cuya traducción aproximada sería «confianza» y «seguridad». En farsi

2 The ISIS Emni: Origins and inner workings of ISIS’s intelligence apparatus Anne

Speckhard and Ahmet S. Yayla.

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«Amniyat», de la misma raíz árabe, significa «seguridad» y en turco «Em-


niyet» significa «seguridad» con la misma raíz árabe.
ISIS bautizó a su División de inteligencia con el nombre «amn» en
árabe. El referido nombre árabe se pasó a las lenguas occidentales siendo
pronunciado y escrito como «emni». En el lenguaje de ISIS emni básica-
mente significa «inteligencia».
La División Emni es la responsable de la inteligencia dentro de la orga-
nización terrorista y la externa a la misma así como de la planificación y
ejecución de ataques a nivel mundial.
Las funciones del EMNI marcan una clara vocación de utilizar el mo-
delo de inteligencia como eje vertebrador de la organización:
— Tratamiento de inteligencia para las guerras de Siria, Irak y otros
frentes.
— La elaboración de inteligencia sobre toda persona que viva dentro
del califato del «Estado Islámico».
— Recopilar información estratégica y táctica sobre las áreas que ISIS
pretende conquistar.
— El estudio minucioso de los nuevos reclutas que se acercan a la
organización, especialmente aquellos que aparecen sin «referen-
cias».
— La recopilación y análisis de inteligencia sobre posibles ataques con-
tra ISIS.
— La difusión de propaganda (siempre acompañada del terror) den-
tro de las zonas ocupadas y globalmente más allá de sus propias
fronteras.
— El reclutamiento y despliegue de combatientes extranjeros para la-
bores de inteligencia y ataques en sus países de origen.
— El control de todos los medios de ISIS en ataques externos.
— El envío y despliegue de agentes y reclutadores a Turquía, y en me-
nor medida a otros países, incluyendo el espionaje de los refugiados
sirios que huyen de la violencia.
— El seguimiento de las operaciones de apoyo logístico de ISIS
dentro de Turquía para garantizar que no haya fugas ni interrup-
ciones.
— La interacción con agentes de otros grupos y estados terroristas ri-
vales, incluidos los de la inteligencia Siria de Bashar al-Ásad.
— Cualquier tipo de «trabajo sucio» crítico, incluyendo la organiza-
ción de esclavos, el tráfico de petróleo, el de trigo y las antigüeda-
des, y el comercio a gran escala.
— La planificación y ejecución de cualquier asesinato o secuestro y el
intercambio de rehenes.

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LA PREVENCIÓN POLICIAL, SUSTENTADA EN EL CONOCIMIENTO... 151

Despliegue y primer éxito del EMNI en Siria

La estrategia de la División de Inteligencia, de Estado Islámico, se


puso en práctica sobre el terreno, principalmente en Siria, durante el año
2013 y en las ciudades de Raqqa y Deir Ez-Zor. Una estrategia perfecta-
mente planificada y con un resultado impresionante que se trasladó (en
2014) a la vecina Irak.
La secuencia de dicho plan siguió los siguientes estadios:
— Los reclutadores del «Estado Islámico» abrían por primera vez
un despacho de escuela islámica en los pueblos que planeaban
tomar, al objeto de conquistar corazones y mentes de los lugare-
ños. Una especie de «misión» religiosa altruista y aparentemente
inocente.
— En estos centros reclutaban agentes entre los que asistían a confe-
rencias y cursos sobre la vida islámica.
— La mayoría tenía en torno a los veinte años pero algunos incluso
tan sólo 16 y 17 siendo captados para espiar a su propia gente, reu-
nir listas de las poderosas familias del pueblo y proporcionar detalles
sobre las personas dentro de esas familias, así como sus fuentes de
ingresos y cualquier información comprometedora que pudiera ha-
cerlos caer presa del chantaje con especial interés en sus violaciones
de la sharia (ley islámica).
— Asimismo, estos agentes debían confeccionar listas y descripciones
de los rebeldes en el pueblo, sus líderes y orientaciones políticas.
— La infiltración era seguida por la eliminación de cualquier individuo
considerado como un líder potencial u oponente a ISIS.
— Además, siguiendo el ejemplo de otros grupos terroristas (los re-
beldes chechenos de Basaev, por ejemplo), Haji Bakr instruyó a al-
gunos de los «hermanos», aparentemente enviados como maestros
dawa (predicadores), para casarse con mujeres locales de las familias
prominentes y poder asegurar la penetración de ISIS en la pobla-
ción.

Siguiendo este minucioso plan ISIS tomó Siria aldea por aldea, a me-
nudo sorprendiendo completamente a los residentes evitando enfrenta-
mientos armados y pérdidas humanas. El ISIS/EMNI, siguiendo los pla-
nes de Haji Bakr, confió en la vigilancia, el espionaje, el asesinato y el
secuestro, para allanar el camino hacia la creación de la poderosa estruc-
tura estatal totalitaria del Estado Islámico.
Al mismo tiempo buscaron disfrazar su subversión bajo la cobertura
religiosa del Islam; explotando así la fe religiosa de otros para reforzar un
poder supremo y absolutista.

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152 ALAIN VALDERDE GONZÁLEZ

El plan de Bakr era emular a los omnipresentes órganos de seguridad


de Saddam Hussein, con el objetivo de que cada individuo vigilara y creara
un ambiente de seguridad en el que todos vivieran en un estado de temor
e incertidumbre sobre si ellos también estaban siendo espiados.
En el mes de abril de 2015 una de las pocas personas que tuvo acceso
a los papeles intervenidos a Haji Bakr escribió:

«Dentro de IS existen estructuras estatales, burocracia y autoridades,


pero también existe una estructura de mando paralela; unidades de élite
junto a las tropas normales, comandantes o comisarios políticos acompa-
ñando, por ejemplo, al jefe militar nominal Omar al-Shishani (el geor-
giano Tarkhan Batirashvili comandante de las fuerzas de Estado Islámico
en Siria). Figuras que en la práctica se consolidaban como los interme-
diarios del poder real dentro de EI con capacidad para trasladar o de-
gradar emires provinciales y municipales o incluso hacerlos desaparecer a
voluntad».

En resumen, la División de Inteligencia de Estado Islámico vertebró


un proyecto basado en los siguientes pilares:
1. La experiencia en estructuras de inteligencia estatales.
2. La crisis política en Siria e Irak como oportunidad.
3. El uso de la religión sunita/salafista como catalizador frente al
chiismo y el infiel.
4. La expansión territorial mediante sutiles maniobras, acuerdos, e
impregnación del tejido social.

4. El Emni y el terrorismo internacional3

Informes de interrogatorios a miembros de ISIS, detenidos en Europa


y Australia, desvelaron que el Emni desplegó agentes en Austria, Alema-
nia, España, Líbano, Túnez, Bangladesh, Indonesia y Malasia.
Informes internos, de la propia organización terrorista, confirmaron
que el Emni desplegó a sus agentes en países de la Unión Europea, cientos
de ellos en Turquía.
Las mismas informaciones indican que los agentes formados por Emni
participaron en los ataques de la cafetería, el estadio y el club nocturno de
París en noviembre de 2015, así como el reclutamiento de los cuadros y la
construcción de las bombas utilizadas en el aeropuerto de Bruselas y los
ataques al metro en 2016.

3 Anne Speckhard and Ahmet S. Yayla.

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LA PREVENCIÓN POLICIAL, SUSTENTADA EN EL CONOCIMIENTO... 153

Los agentes del Emni también estuvieron involucrados en diseñar y


llevar a cabo otros ataques a nivel mundial, incluyendo ataques múltiples
en Turquía, Túnez y Bangladesh.
Los reclutados fueron seleccionados por nacionalidad y agrupados por
lenguaje en unidades pequeñas y discretas cuyos miembros a veces sólo se
encontraban en la víspera de su salida al extranjero.
Los reclutas europeos, que se desplegaban después de recibir una forma-
ción básica y rápida, gozaron de una gran autonomía en la elección de sus
objetivos y capacidad de decisión sobre el modo de ataque. Nunca combati-
rían en frentes de guerra, pero eran atraídos por las operaciones dirigidas por
el Emni dentro de la campaña de seducción en redes sociales e internet.

5. Alternativas eficientes ante una amenaza global

La gravedad de la amenaza no reside en la cuantía de sus atentados, ni


tan siquiera en la situación actual de claro retroceso en todos los ámbitos
(militar, propagandístico y operativo en occidente).
La gravedad de la amenaza reside en su diseño, en su desarrollo, y en
las capacidades para mutar y adaptarse a cada nueva situación. Pero ante
todo reside en su indiscutible fortaleza para poder adoctrinar y movilizar a
personas y colectivos, en cualquier rincón del planeta, desde redes sociales
e internet.
En definitiva, nos encontramos ante una amenaza latente, con perma-
nencia en el tiempo, con alta capacidad de adaptación, y de una evolución
imprevisible. La respuesta eficiente, a la dimensión de la referida amenaza,
pasa por cimentar una coordinación real y basada en un criterio único que
permita aglutinar todos los esfuerzos que hoy se encuentran diseminados
en administraciones centrales, autonómicas y municipales.
Simultáneamente a Planes Estratégicos, a multitud de esfuerzos por
parte de diversas administraciones y servicios, se debe cimentar un instru-
mento aglutinador y eficiente; capaz de hacer frente a una amenaza real e
imprevisible, de orígenes tan estructurados, y de alcances inciertos. Un or-
ganismo estatal amparado por los siguientes cimientos:
— Una declaración parlamentaria de interés para la seguridad nacio-
nal. Apoyada por una legislación normativa que obligue a la colabo-
ración forzosa con dicho organismo en cualquier ámbito de las ad-
ministraciones públicas y regulando la obligada colaboración de las
privadas.
— Con ámbito nacional y presencia efectiva en cada administración es-
tatal, autonómica, y local.

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— Con una dirección cimentada en la inteligencia y con representa-


ción paritaria de todos los servicios y FFCCSS así como organismos
involucrados.
— Con la dotación presupuestaria suficiente y los recursos humanos y
materiales acordes a las dimensiones del objetivo.

El terrorismo yihadista conduce un sofisticado tren, cada día más im-


previsible, con un peligro incierto pero encarrilado.
En el primer semestre de 2019 los atentados yihadistas» dejaron una
cifra de 5199 personas asesinadas en 757 atentados en todo el mundo4.
Aunar esfuerzos, coordinando eficientemente la lucha contra el terro-
rismo de inspiración yihadista, es la única opción.

4 Datos del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo.

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Prospectiva estratégica y prevención,
elementos comunes de la lucha contra
la radicalización y el terrorismo
JUAN VICENTE BILBAO ONTORIA
Intendente Jefe de la Policía Científica de la Ertzaintza

Sumario: 1. La prevención: elemento referencial de la Ertzaintza:


1.1. Compromiso europeo; 1.2. La prospectiva estratégica como hori-
zonte; 2. Las acciones de prevención: el plan estratégico de la Ertzaintza
contra el islamismo radical; 3. Conclusiones; 4. Bibliografía.

1. La prevención: elemento referencial de la Ertzaintza

Una reflexión profunda y las experiencias y vivencias, acumuladas en


la lucha contra el terrorismo de ETA, fenómeno ya acabado, han determi-
nado las líneas estratégicas del Plan de la Ertzaintza contra el Islamismo
radical, en el que las labores preventivas dirigidas por una estrategia pros-
pectiva adquieren un papel principal.
Este Plan, en consonancia con lo anterior, asume los postulados del
Plan Horizonte 2016 de la Ertzaintza, que, en su eje estratégico 2, se
orienta a conseguir un servicio a la ciudadanía basado en la prevención
activa y apoyado en una inteligencia e investigación eficaces, alineándose
también con la Misión de la Ertzaintza que, comprometida con la socie-
dad a la que sirve, promueve la paz y la convivencia, la seguridad y el bien-
estar de las personas: Paz y convivencia, seguridad y bienestar que la Ert-
zaintza busca también para la comunidad musulmana asentada en la CAE,
parte de la sociedad vasca y posible víctima, al recaer sobre ella actuaciones
de reproche y culpa, ante hechos de naturaleza terrorista cometidos por
fanáticos extremistas, en nombre de su misma religión. Es, por tanto, este
colectivo en su conjunto objeto pasivo, tanto de los agentes radicalizado-
res como de la propia sociedad a la que pertenecen, en el marco de una
victimización secundaria de culpabilización de todos y todas las musulma-
nas por los actos terroristas de carácter islamista radical.

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156 JUAN VICENTE BILBAO ONTORIA

El propio Gobierno Vasco en su conjunto está implicado en políticas


de carácter preventivo, con el objetivo de salvaguardar el bienestar de la
comunicada islámica residente en la Comunidad Autónoma de Euskadi y
promover una sociedad más cohesionada y resiliente.
La consideración que realiza la Ertzaintza de la comunidad musul-
mana integra a todas las personas originarias de países de mayoría musul-
mana, a sus descendientes directos, conversos, etc., independientemente
de su práctica real religiosa.
El trabajo base, por tanto, se ciñe sobre las causas del fenómeno, bus-
cando soluciones con vocación de permanencia, y con acciones que pre-
tenden abarcar el mayor angular posible.
El principal obstáculo policial para enfrentarse a este fenómeno es-
triba en que la acción terrorista es la derivación de un proceso de radi-
calización que experimentan sus autores, prolongado en el tiempo y que
sólo se exterioriza abiertamente en sus últimas etapas. A este fenómeno
debe añadirse, ahora, la «radicalización exprés», denominada así por la
reducción al máximo del plazo del tiempo necesario para alcanzar la ra-
dicalización.
Es en conseguir que estos procesos de radicalización no se completen
donde la Ertzaintza ha puesto el mayor esfuerzo, a través de una serie de
acciones que se explican en las siguientes líneas.

1.1. Compromiso europeo

La presencia del terrorismo, de uno u otro signo, ha sido una cons-


tante en la vida política y social europea de los siglos XX y XXI que, con
fluctuaciones en cuanto a su intensidad, ha amenazado, en mayor o me-
nor medida, de forma directa la paz y la seguridad de las personas. El te-
rrorismo internacional, en su vertiente del Islamismo radical, ha elegido
Occidente como objetivo de sus acciones, lo que ha motivado que se haya
ido constituyendo un marco normativo, tanto nacional como internacio-
nal, para combatir este fenómeno.
Euskadi y, por tanto, la Ertzaintza no es ajena al modelo de seguridad
basado en los principios y en los valores de la Unión Europea: el respeto
de los derechos humanos y las libertades fundamentales, el Estado de De-
recho, la democracia, el diálogo, la tolerancia, la transparencia y la solidari-
dad; contemplados en la Misión del Plan Estratégico de la Ertzaintza con-
tra el Islamismo radical.
Es por tanto que la Ertzaintza asume como propio el compromiso es-
tratégico europeo de lucha contra el terrorismo adoptado en 2005 por el

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PROSPECTIVA ESTRATÉGICA Y PREVENCIÓN, ELEMENTOS COMUNES... 157

Consejo de la Unión Europea: «Luchar contra el terrorismo de forma glo-


bal al tiempo que se respetan los derechos humanos y se crea una Europa
más segura que permita a sus ciudadanos y ciudadanas vivir en un espacio
de libertad, seguridad y justicia».
Pero no solo es asumido el compromiso, sino que además el Plan in-
corpora como estructura primaria los cuatro aspectos o ejes de la Estra-
tegia de la Unión Europea de Lucha contra el Terrorismo de 2005, que
se ajustan al compromiso anterior. Es decir, el Plan se estructura de una
forma sencilla en los cuatro EJES referidos, en OBJETIVOS que se pre-
tenden alcanzar y en ACCIONES a ejecutar para llegar a los objetivos pre-
tendidos.
Con el desarrollo de los cuatro ejes se aspira a dominar todo el espec-
tro espacial que pretenden ocupar la radicalización y el terrorismo. Por eso
los cuatro ejes son imprescindibles con independencia de que la Preven-
ción adquiera el papel protagonista, tanto cualitativa (calidad de las accio-
nes) como cuantitativamente (número de acciones), pero sin obviar en ab-
soluto el resto de ejes con sus objetivos y acciones.
Así, el primer eje busca PREVENIR la radicalización, impedir que las
personas se conviertan en terroristas, y evitar atentados.
Con el segundo eje se procura PROTEGER a la ciudadanía y a las in-
fraestructuras y servicios, reduciendo vulnerabilidades, la inseguridad y el
impacto de un atentado terrorista anticipando posibles efectos.
El eje tercero se orienta a PERSEGUIR a los terroristas, detectán-
dolos, investigándolos, deteniéndolos y poniéndolos a disposición judi-
cial.
Estar preparados para RESPONDER, adecuadamente ante un aten-
tado y restablecer la normalidad a la mayor brevedad, supone como
imprescindible el prever y anticipar acontecimientos, ante la inexisten-
cia del riesgo 0, y la seguridad de las personas no es ajena a esta cir-
cunstancia.
En resumen, este es el sumario del Plan con cuyo desarrollo se pre-
tende desde la Ertzaintza cerrar todas las posibilidades a la radicalización y
al terrorismo.

1.2. La prospectiva estratégica como horizonte

Fruto de la profunda reflexión previa realizada, el propósito último


buscado mediante la ejecución de las acciones planteadas es crear o di-
rigir la mirada a un futuro escenario favorable en el que se haga efectivo

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el compromiso europeo citado. Para esto, como paso preliminar se hace


necesario comenzar entendiendo el fenómeno en toda su extensión. Re-
sulta imprescindible comenzar cualquier pretensión, que pretenda aunar
esfuerzos, con el respeto por los términos o la terminología a emplear.
De ahí que en el Plan se evite utilizar términos religiosos, ya que de otra
manera se estaría favoreciendo el objetivo último de este tipo de terro-
rismo que no es otro que el de hacer ver que se trata de una guerra entre
civilizaciones, una guerra entre religiones, y nada más lejos de la reali-
dad, a pesar de que en su ideario esté presente ese componente cuasireli-
gioso y que se utilice como excusa para la justificación de sus actos.
Este es uno de los motivos por los que se ha denominado como Plan
Estratégico contra el Islamismo radical, manteniendo de inicio el respeto
desde el propio lenguaje. De igual forma, manteniendo la coherencia y
esencia que cualquier plan debe tener, y como quiera que no se puede ob-
viar que los factores que afectan a este tipo de terrorismo son globales y
cambiantes el Plan es un plan dinámico, en continua actualización, en el
que se eliminan acciones que pierden su valor y se incorporan nuevas que
se consideran necesarias y viables. Pero no solo en cuanto a las acciones se
refiere es actualizable sino también en cuanto a sus objetivos, como ele-
mentos directores del mismo.
En definitiva, como veremos, lo pretendido mediante el desarrollo de
las acciones es que esos escenarios buscados estén conformados por estruc-
turas resilientes a los mensajes no solo radicalizadores sino a todo tipo de
mensajes violentos, buscando evitar los problemas derivados de la falta de
inclusión y de las crisis de identidad que se producen con motivo de una
falta de estrategia definida y clara: el interculturalismo.

2. Las acciones de prevención: el plan estratégico de la Ertzaintza contra


el islamismo radical

Varias, no todas, son las acciones, vinculadas a la PREVENCIÓN que,


no consideradas dentro del Plan Estratégico de la Ertzaintza contra el Is-
lamismo Radical como materia reservada, cumplen con la función explici-
tada en las líneas anteriores.
El conocimiento del fenómeno, y por correlación de la realidad so-
cial de la comunidad musulmana, se antoja fundamental, siempre desde
la perspectiva y con el objetivo de la no criminalización y la búsqueda de
su colaboración e implicación. Y conocer la realidad musulmana es, en-
tre otras muchas cuestiones, descubrir qué población musulmana y de qué
tipo, y cuántas mezquitas, como elemento social cohesionador de dicha
comunidad, hay en Euskadi, por ejemplo.

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PROSPECTIVA ESTRATÉGICA Y PREVENCIÓN, ELEMENTOS COMUNES... 159

Para lograr una aproximación lo más certera posible a la realidad de


los datos que se reflejan en el cuadro inferior, se ha empleado informa-
ción del Observatorio Vasco de Inmigración - Ikuspegi y de la propia
Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), a los que se les
ha aplicado índices correctores propios para enmendar posibles desviacio-
nes derivadas de la mezcla de datos objetivos y datos con un cierto com-
ponente subjetivo.
A modo de contraste, se exponen datos de población inmigrante y
musulmana de los años 2017 y 2019, en lo que se observa un incremento
sostenido, si bien el porcentaje de representatividad de la población mu-
sulmana con respecto a la población inmigrante se sitúa en parámetros si-
milares.

2017 Pob. Total Pob. Inmigrante Pob. Musulmana

Araba 326.373 35.463 10,90% 14.813 4,53%


Bizkaia 1.147.649 95.146 8,30% 21.680 1,88%
Gipuzkoa 719.183 65.360 9,10% 18.908 2,62%
Total 2.193.205 195.969 8,90% 55.401 2,52%

2019 Pob. Total Pob. Inmigrante Pob. Musulmana

Araba 331.549 39.965 12,05% 18.424 5,55%


Bizkaia 1.152.651 108.554 9,41% 23.320 2,02%
Gipuzkoa 723.576 73.473 10,15% 19.117 2,64%
Total 2.207.776 221.992 10,05% 60.861 2,75%

En cualquier caso, estudios que se están desarrollando actualmente


en Euskadi manejan un número de población superior al 40% de las ci-
fras aportadas en el cuadro. En el gráfico inferior, elaborado exclusiva-
mente con datos de Ikuspegi, se puede observar un aumento signifi-
cativo en Euskadi de la población musulmana de origen marroquí con
respecto a las otras tres nacionalidades más representativas de la comuni-
dad islámica.

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Fuente: Ikuspegi – Observatorio Vasco de Inmigración

En otro orden de cosas, la evolución del número de mezquitas en Euskadi


va en cierta consonancia con el aumento de la población musulmana, si bien
se observa que prevalecen en su apertura criterios de racionalidad y practicidad
para evitar desplazamientos, y no tanto por el propio aumento poblacional.

Territorio histórico N.º Mezquitas Total

Araba 17
Bizkaia 27 69
Gipuzkoa 25
Fuente: Ertzaintza

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PROSPECTIVA ESTRATÉGICA Y PREVENCIÓN, ELEMENTOS COMUNES... 161

El Observatorio Vasco de Inmigración – Ikuspegi, en una de sus re-


cientes conclusiones estadísticas, participa que, a la pregunta, respecto
de la aceptación o tolerancia con el Islam, ¿querría situarme a la sociedad
vasca en una escala de 0 (total desconfianza) a 10 (total confianza)?, la res-
puesta de la comunidad musulmana es de 2,77 sobre 10 en el año 2019,
con lo que se puede concluir que las personas encuestadas perciben que la
sociedad vasca tiene una gran desconfianza hacia el Islam y hacia las perso-
nas que lo profesan.
Así pues, las actividades para fomentar las relaciones con la comunidad
musulmana deben presentarse como las protagonistas si consideramos de
verdad a ésta como parte de la solución y NO del problema. Hecho este
que, junto al ejercicio del respeto y consideración hacia sus creencias y cul-
tura, coadyuvaría a producir un efecto cambiante sobre la percepción de
la no aceptación o tolerancia hacia el Islam. Y porque, además, es en ella
en la que más se ceba este tipo de terrorismo. Estas relaciones, de la Ert-
zaintza con la comunidad musulmana, se establecen a tres niveles:
— Una relación que se podría definir como institucional y que se lleva
a cabo con la asociación Euskal Bilgune Islamiarra (EBI). Asocia-
ción de referencia para el Departamento de Seguridad, con la que
desde la Ertzaintza se mantienen encuentros de carácter periódico.
El primero de ellos se produjo a finales de 2014, y hasta el 2019 se
han llevado a cabo más de 50 reuniones. Esta asociación está com-
puesta por personas de cierta relevancia y representatividad en la co-
munidad islámica, a saber: mujeres, mezquitas, corrientes islámicas,
otras asociaciones, etc.
— La segunda de las relaciones se configura a nivel local, a través de
la figura del agente local de inteligencia (hurbiltzaile), que realiza
visitas periódicas a las mezquitas, para interesarse por los proble-
mas cotidianos que les preocupan. Se han llevado a cabo unos 950
encuentros en mezquitas a este nivel hasta el 2019, desde el 2016,
año en que se dio inicio a esta acción.
Las relaciones entre las ertzain-etxeak y las mezquitas son dinámicas
que ayudan a romper estereotipos y actitudes de recelos bidireccio-
nales, de ahí que adquiera un carácter cruzado produciendo efectos
para la consecución de varios objetivos.
— El último ámbito relacional es el central, llevado a cabo por agentes
de la Oficina Central de Inteligencia de la Ertzaintza (OCI), me-
diante la iniciativa de carácter transversal ELKARBIZITZA HEL-
BURU, que lleva asociado para este caso el lema No dejes que te
manipulen.
Por su repercusión, estas reuniones o vínculos son los más conoci-
dos, si bien unidas a las anteriores completan el alcance final de las
relaciones con la comunidad musulmana.

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La iniciativa de mantener estas reuniones a nivel central surge de


una de las reuniones periódicas que se mantienen con el EBI, y es
a través de esta asociación o incluso, ya asentada la relación con las
juntas directivas de las mezquitas, de los propios hurbiltzailes de
donde nace cada petición.
La visita se realiza los viernes, porque es este día el que más fieles
congrega, tras la jutba (sermón), sobre las 15:00 horas; si bien en
alguna ocasión se ha modificado el horario en atención a las cir-
cunstancias laborales de la mayoría de los fieles.
La visita se compone de una pequeña exposición, con el título men-
cionado «No dejes que te manipulen», de unos 20 o 30 minutos de
duración, tras la cual se da paso a un debate posterior que se suele
alargar hasta la hora u hora y media.
En estos 20 o 30 minutos se hace una presentación de los ponen-
tes y sobre cuál es su función en la Ertzaintza, que no es otra que
la de buscar soluciones a los problemas. Se trata, por tanto, de su-
perar los recelos típicos, basados en la habitual imagen negativa
que tienen de la policía de sus países de procedencia. Se explica
que se es consciente de que la mezquita no es un lugar radicaliza-
ción, y que se acude porque es donde hay congregado un público
musulmán numeroso y el objetivo que se busca es su ayuda y cola-
boración.
Entre los asuntos que se tratan están el de la manipulación que uti-
lizan los grupos terroristas con las y los jóvenes musulmanes, las re-
des sociales, e información que puede ayudar a detectar que una
persona se pudiera estar radicalizando.
Se finaliza la exposición con unas recomendaciones, se facilita una
forma de contacto y se lleva a cabo tras el debate la entrega de un
tríptico en euskara, castellano, francés, inglés y árabe.
Esta iniciativa ha protagonizado el artículo de Román Echaniz ti-
tulado «La mezquita como elemento de prevención: El caso de la
Ertzaintza», de fecha 18/07/2017, publicado en el Grupo de Es-
tudios de Seguridad Internacional —GESI— de la Universidad de
Granada.

Esta acción que caracterizábamos de carácter transversal va unida a


otras como son el Plan de acción para Prevenir la radicalización en los cen-
tros de menores, en el que se incluye el Aula Permanente contra la Radi-
calización, y el Plan para Prevenir la radicalización en los centros educati-
vos, así como la acción dirigida al desarrollo de políticas comunes con los
ayuntamientos, entre otras.
El desarrollo del Aula Permanente contra la Radicalización, ejecutado
en colaboración con las tres Diputaciones Forales y el Euskal Bilgune Isla-

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miarra (EBI), es el trabajo con menores musulmanes que más proyección


presenta y que ha sido diseñado utilizando modelos de desradicalización
europeos adaptados a las circunstancias y estructuras existentes en Eus-
kadi.
El objetivo final buscado es el de favorecer que los jóvenes musulma-
nes consigan interiorizar y hacer suyas herramientas de protección ante
mensajes radicalizadores, potenciando la inclusión y la integración efectiva
y real. Es decir, se trata de construir una realidad cimentada en las relacio-
nes personales y en la convivencia. Para ello se trabaja en tres fases o nive-
les en grupos poco numerosos.
La primera fase, a través de la formación de los y las educadoras que
realizan su labor en los centros de menores, aspira a que estas personas ad-
quieran conciencia suficiente y conocimientos básicos sobre el Islam y el
Islamismo, valoren adecuadamente las manifestaciones o expresiones de
radicalidad y puedan diferenciar las distintas etapas que se dan en los pro-
cesos de radicalización.
La segunda de las fases se centra en la formación de los y las me-
nores jóvenes de los centros de menores y pisos de emancipación, para
crear o aumentar la resiliencia ante la captación y radicalización isla-
mista, favorecer la interiorización de la idea de una ciudadanía europea
compatible con las creencias religiosas del signo que sean, promover la
convivencia y la inclusión como elementos imprescindibles para la con-
sideración como ciudadanos vascos que son de pleno derecho y obliga-
ciones y, a su vez, detectar jóvenes con signos o conductas susceptibles
de derivar en procesos de radicalización, o posibles objetivos de una
captación islamista.
En estas dos fases, con ciertas particularidades en los contenidos, los
módulos que se imparten son la seguridad y convivencia desde la legali-
dad, impartido por miembros de la Ertzaintza; el Islam, el respeto a la vida
y la identidad islámica en Europa, correspondiendo la docencia a miem-
bros del EBI; y la inclusión y convivencia, impartido por personal técnico
de las tres Diputaciones Forales.
Al finalizar el segundo de los módulos, se hace entrega a los y las jó-
venes un folleto informativo del Aula Permanente contra la radicalización,
en el que, entre otras informaciones, se incluyen diferentes formas de con-
tacto para resolver dudas o inquietudes.
Una vez consumadas estas dos fases formativas, se realiza una encuesta
tanto a los y las menores como a los y las educadoras, con el objetivo de
conocer ámbitos de mejora, y se procede a la colocación de un cartel del
Aula Permanente en el centro o piso, similar al tríptico informativo pero
de mayor tamaño.

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La tercera fase está programada como un ciclo de trabajo con aque-


llos o aquellas menores y jóvenes que de alguna manera presentan o mues-
tran indicios o signos de radicalización o uso de la violencia. Para diseñar
y ejecutar, en su caso, el plan se instituye un equipo multidisciplinar com-
puesto por profesionales de los tres módulos de formación impartidos en
las dos primeras fases y otros expertos.
Este ciclo de trabajo se plantea de forma rigurosa a través de diferentes
acciones que se inician con la detección e identificación plena de la per-
sona, consecuencia en la mayoría de las ocasiones del desarrollo de la pri-
mera y segunda fase de formación, por la toma de conciencia de los aspec-
tos valorables por parte de los y las educadores, y de la observación directa
de los y las jóvenes.
Posteriormente, se elabora de un perfil, mediante cumplimentación de
una ficha personal, en la que también se incluyen los indicadores de radi-
calización o sospechas que motivan la incorporación a esta fase del o la jo-
ven. Un aspecto que resulta determinante en la valoración del perfil como
indicado para decidir el inicio del programa es el de la aceptación del uso
de la violencia por el o la joven.
Es en este punto donde se procede a buscar o determinar la causa,
atendiendo a dos posibilidades: la radicalización del Islam, en cuyo caso
se suele dar una convicción religiosa profunda, o la Islamización de la ra-
dicalidad, en la que para utilizar y defender el uso de la violencia se ponen
como excusa o justificación determinados preceptos del Islam. Este asunto
ha sido objeto de debate y dicotomía en Europa por parte de varios exper-
tos desde hace muchos años1.
La siguiente acción a llevar adelante, una vez definida la causa, es di-
señar un Plan de actuación personalizado en base a las posibilidades ante-
riormente planteadas, es decir, si se ha producido una radicalización del
Islam, el enfoque que adoptará el plan será eminentemente religioso, bus-
cando una reinterpretación del Islam, a través de la corrección de los ar-
gumentos religiosos equivocados detectados; mientras que si se ha produ-
cido una islamización de la radicalidad el foco se dirigirá hacia la persona,
orientándola hacia asunción de valores positivos relativos al respeto al dife-
rente y a la inclusión social.
En función del enfoque que se adopte, el equipo multidisciplinar se
conformará por expertos de una u otra índole, manteniendo durante el
desarrollo del plan la presencia junto al o la joven de alguna persona de su
entorno más cercano.

1 http://www.paginasdigital.es/v_portal/informacion/informacionver.asp?cod=7274

&te=260&idage=13680

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PROSPECTIVA ESTRATÉGICA Y PREVENCIÓN, ELEMENTOS COMUNES... 165

La islamización de la radicalidad se ha mostrado como la más com-


pleja de abordar, ya que las causas específicas de ello pueden ser múltiples,
desde un problema psicológico hasta el desarraigo, la frustración, la falta
de afecto, etc. Lograr saber cuál o cuáles son las causas concretas permitirá
un enfoque adecuado del problema y que la hoja de ruta se consensue más
fácilmente.
Si bien el personal que conformará el equipo será fundamentalmente
técnico, no debe descartarse la participación de una persona referente del
Islam, incluso en estos casos.
Por último, se realizará una evaluación, para determinar el resultado fi-
nal del plan, detectando los momentos más difíciles al objeto de mejorar
los procesos utilizados. Toda evaluación conlleva, durante un periodo de-
terminado, un seguimiento del o la joven, tras finalizar el plan personali-
zado, que se registrará mediante la elaboración de informes periódicos por
parte de la persona encargada de la supervisión.
La tolerancia cero contra actitudes islamófobas, con el objeto de con-
seguir, en un clima de paz y tranquilidad, la integración efectiva de la co-
munidad musulmana, se muestra como otro de los ámbitos de actuación
de imprescindible cumplimiento. Y para llevarlo a efecto se establecen
como acciones básicas, en primer lugar, elaborar y difundir un mensaje de
tinte institucional, entre los colectivos, en este caso la Ertzaintza, de inclu-
sión e integración de la comunidad musulmana, que permita la difusión de
un mensaje único desde la coherencia.
Como complemento de lo anterior, se ha creado un libro de estilo
para impulsar la utilización de un vocabulario no emotivo y no discrimi-
natorio ante ninguna minoría, puesto que evitando focos de exclusión se
evitan posibilidades de crear focos de radicalización. Se trata de un docu-
mento sobre la comunicación, basada en el respeto a la diversidad cultural,
que ha sido difundido a todo el personal de la Ertzaintza, para potenciar
una interrelación adecuada en el diálogo.
La difusión del ideario islamófobo debe ser impedido y para ello, res-
pecto de la eliminación de carteles, pintadas etc. de este tipo, por parte de
los servicios de limpieza, están establecidos protocolos de colaboración
con todos los ayuntamientos. Los vínculos y visitas entre las ertzain-etxeak
y las mezquitas favorecen un clima contra la islamofobia eliminando barre-
ras emocionales establecidas en torno a percepciones erróneas.
Por último, que no menos importante, mediante la observación y aná-
lisis de la aplicación o no de determinadas políticas de inclusión, desarro-
lladas en países de entornos cercanos con una mayor carga poblacional
musulmana, se concluye que la segregación étnica, religiosa, etc., en el
caso de la población musulmana, es un factor determinante favorecedor

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de los diferentes procesos de radicalización. Potenciar la colaboración con


agencias o entidades públicas o privadas, que tienen la responsabilidad de
facilitar viviendas en régimen de alquiler o propiedad, para establecer una
estrategia muy definida que evite o al menos minimice la segregación, es
fundamental.
El Programa de actuación del Gobierno Vasco para promover la con-
vivencia junto a la comunidad islámica vasca se articula en torno a la comi-
sión asesora ADOS, que busca la cooperación con la comunidad islámica
y que está integrada por representantes de dicha comunidad y miembros
de diferentes departamentos del Gobierno Vasco. El objetivo último es
potenciar el desarrollo de un Islam vasco tolerante, abierto y opuesto a
cualquier legitimación de la violencia. Una de las iniciativas al efecto es la
puesta en marcha de un plan piloto que incluye a varias mezquitas.
El relativo éxito de las políticas sociales del Gobierno Vasco se refleja
por ejemplo en el hecho de que ya se exige en determinados centros de
culto que los imames utilicen alguna de las lenguas oficiales de la CAE en
sus sermones o jutbas.

3. Conclusiones

La implicación de la comunidad musulmana resulta crucial en cual-


quier estrategia de lucha contra el terrorismo islamista radical, lo mismo
que lograr estructuras resilientes entre la población a los mensajes radica-
lizadores de este tipo de terrorismo; siempre desde la perspectiva de igual-
dad e inclusión. No debemos olvidar que el objetivo último de los terro-
ristas en provocar un estado de terror tal que derive en un enfrentamiento
global entre civilizaciones.
Esta estrategia no está exenta de dificultades fundamentalmente mar-
cadas por la desconfianza que seguramente va a generar en el resto de la
ciudadanía el aumento progresivo de la población musulmana, lo que va a
requerir un trabajo intenso a nivel institucional.
El terrorismo islamista radical, por internacional, es global, carece de
fronteras físicas definidas, salvo las establecidas por sus propios intereses
de acción, y de complejas implicaciones internacionales e históricas con un
componente religioso utilizado en su ideario, por lo que las labores de in-
teligencia deben adquirir, buscando la anticipación, creación de escenarios
buscados y la cooperación, un mayor protagonismo que otras más tradi-
cionales o reactivas.
A este respecto la estructura de la Ertzaintza, como modelo de policía
guiada por el conocimiento, es favorecedora del desarrollo de acciones en
prevención.

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PROSPECTIVA ESTRATÉGICA Y PREVENCIÓN, ELEMENTOS COMUNES... 167

En un ámbito más teórico, aprender de los resultados de la aplicación


de estrategias, como el multiculturalismo británico y asimilacionismo fran-
cés, ayuda a optar por ellas en caso de resultados adecuados o de desechar-
las en caso contrario; lo que ha motivado que en Euskadi se abogue por el
interculturalismo.
Para finalizar, y como colofón a un mensaje uniforme, la Ertzaintza
trabaja desde la Inteligencia, pero también desde la Investigación y la Pro-
tección Ciudadana, en su ámbito de actuación geográfico de una manera
integral, en los cuatro ejes en los que se estructura su programa de actua-
ción, para evitar atentados, proteger a la ciudadanía, a los servicios y a las
infraestructuras, perseguir a los terroristas, detenerlos y ponerlos a disposi-
ción de la Autoridad judicial, y estar preparados para responder adecuada-
mente ante la posible comisión de un atentado terrorista, ya que hay que
asumir un cierto grado de incertidumbre, ante la inexistencia del riesgo 0,
y es función de la Ertzaintza reducir ese grado de incertidumbre en seguri-
dad hasta límites razonables.

4. Bibliografía

Ertzaintza (2015). Plan Estratégico contra el Islamismo Radical.


Estados Unidos (2011). Empowering local partners to prevent violent extremism in
the United States.
Francia (2017). Plan Vigipirate.
Gobierno Vasco (2018). Programa de actuación del Gobierno Vasco para promover
la convivencia junto a la Comunidad Islámica Vasca.
Govermmemt of Canada (2013). Bulding Resilience Against Terrorism. Canada’s
counter-terrorism strategy. Public Safety Canada.
HM Government (2015). Counter-Extremism Strategy.
Holanda (2014). The Netherlands comprehensive action programme to combat jiha-
dism. Overview of measures and actions.
Noruega (2015). Prevention of violent extremism: The role of the Norwegian muni-
cipalities. Global challenges – Local solutions. Yngve Carlsson, The Norwegian
Association of Local and Regional Authorities (KS).
Unión Europea (2005). Estrategia de la Unión Europea de Lucha contra el Terro-
rismo.

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Líneas de actuación
del departamento de trabajo y justicia
del Gobierno Vasco en consonancia
con directrices aprobadas por
naciones unidas y otras instancias
internacionales
MARÍA JESÚS SAN JOSÉ
Consejera de Justicia del Gobierno Vasco

1. Los fenómenos terroristas no son nuevos, pero nunca antes el terro-


rismo había adquirido una dimensión global como éste.
Hemos conocido y hemos sufrido hasta hace poco un tipo de terro-
rismo, que podemos denominar local.
ETA asesinó y extorsionó, fundamentalmente en Euskadi y en el resto
de España.
Si comparamos el número de víctimas del terrorismo yihadista en paí-
ses de mayoría musulmana como Irak, Afganistán, Pakistán, Siria o Nigeria,
con las de Europa o América convendremos en que no hay paridad alguna.
Pero lo cierto es que por el alto nivel de victimización generado, respecto
a los fenómenos anteriores, los terroristas consiguen aterrorizar a millones de
personas, en todo el mundo, y sacudir estructuras sociales y políticas.
El factor antiislamista o la desconfianza en la Unión Europea como
contexto de convivencia son claros ejemplos de ello.
Los terroristas son conscientes de su debilidad, del rechazo de la mayo-
ría social practique la religión que sea, tenga la posición política que tenga.
Por eso su estrategia se basa en proyectar su visibilidad más allá de su
influencia real y conseguir que las diversas comunidades religiosas, cultura-
les o nacionales se atrincheren en sí mismas y se rechacen unas a otras.
Esta realidad está siendo objeto de profundo análisis en estos tres días,
abordando el fenómeno desde diferentes ópticas profesionales y de expe-

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170 MARÍA JESÚS SAN JOSÉ

riencia. Criminólogos, victimólogos, sociólogos, politólogos, juristas, pro-


fesionales de la seguridad, de la psicología, de la psiquiatría, educadores
sociales os habéis acercado a la comprensión del fenómeno y a las estrate-
gias de intervención y respuesta.
Profesionales de muy distintas disciplinas habéis tenido la ocasión de
intercambiar opiniones y profundizar sobre las diferentes teorías, investiga-
ciones y experiencias que nos permitan comprender el pasado y el presente y
nos anticipen soluciones para enfrentar, a futuro, este fenómeno delictivo.
La perspectiva criminológica que habéis adoptado como eje del de-
sarrollo de este Congreso exige profundizar en el conocimiento de la reali-
dad, ocupar el lugar de los diferentes intervinientes y afectados —victima-
rios y víctimas— y procurar el objetivo final de implementar sistemas de
intervención dirigidos a una eficaz prevención, contención y respuesta al
terrorismo yihadista.
2. Como Consejera del Departamento de Trabajo y Justicia considero
fundamental el tratamiento desde la óptica de la prevención primaria, el
acompañamiento y el apoyo a las víctimas.
Voy a tratar de aportar mi propio análisis del fenómeno y describirles lo
que como Departamento del Gobierno Vasco, competente en materia de
Justicia, estamos trabajando en consonancia con directrices aprobadas por
Naciones Unidas y otras instancias internacionales como la Unión Europea.
3. Es cierto que las religiones, sobre todo las tradicionales, juegan un
papel muy relevante a la hora de configurar una identidad, bien en los paí-
ses con mayoría de una de ellas o bien en las minorías religiosas dentro de
esos estados.
La religión musulmana es un claro ejemplo de ello constituyendo la
base ideológica de algunos estados, Arabia Saudita o Irán, por poner dos
ejemplos, o dando soporte identitario a minorías en países con otras ma-
yorías religiosas, como son los estados de la Unión Europea.
Pero creo que en cualquier caso es erróneo identificar la religión como
causa de la violencia, mejor sería decir que los terroristas utilizan la reli-
gión para justificar la violencia.
Una de las principales características del islamista radical es la falta de
conocimiento del Islam.
Independientemente del nivel educativo de los combatientes del ISIS
o de al-Quaeda, una característica mayoritaria de ellos es que tienen sólo
un conocimiento básico del Islam.
Los reclutas de las organizaciones terroristas no se convierten en terro-
ristas por ser musulmanes.

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LÍNEAS DE ACTUACIÓN DEL DEPARTAMENTO DE TRABAJO ... 171

Por el contrario, comprenden inadecuadamente su propia religión, lo


que les hace vulnerables a una mala interpretación de las doctrinas religiosas.
4. Debemos diferenciar entre la versión del Islam explicada por la ma-
yoría de los musulmanes y la versión yihadista del Islam, la cual podría
funcionar como una justificación teológica de la violencia.
Además de dicha errónea interpretación del Islam, destacaríamos fac-
tores sociopsicológicos individuales concurrentes (un fuerte sentimiento
de injusticia, humillación, victimización) así como rasgos de personalidad
como un rígido pensamiento binario o una tendencia a malinterpretar las
situaciones.
También concurren factores sociales que pueden acercar a determina-
das personas a incorporarse a una organización terrorista: exclusión social,
marginación y discriminación (real o percibida), movilidad social limitada,
escasa educación, desempleo, criminalidad, falta de cohesión social o auto-
exclusión.
5. De acuerdo con este análisis, la Asamblea General de la ONU, ce-
lebrada en 2006, en su Resolución 60/288 aprobó «La Estrategia Global
de las Naciones Unidas contra el terrorismo», en la que se instaba a los es-
tados miembros a reforzar el desarrollo de programas de inclusión social y
empleo juvenil, y a reducir la marginación y el subsiguiente sentimiento de
victimización que impulsa el extremismo y el reclutamiento de terroristas.
Más adelante, en la Asamblea General del 1 de julio de 2016 se aprobó
otra Resolución, la 70/291, de Examen de la Estrategia Global de 2006
en la que se destaca la importancia del desarrollo y mantenimiento de sis-
temas de justicia eficaces, justos, humanos, transparentes y responsables
como base fundamental de cualquier estrategia para luchar contra el terro-
rismo.
En el mismo punto se destaca, así mismo, la necesidad de formar a
los profesionales en los sistemas de justicia, incluso a través de programas
multilaterales y el intercambio de experiencias.
6. Estas Resoluciones nos apelan directamente al Departamento de
Trabajo y Justicia ya que una de nuestras funciones es dotar de los medios
personales y materiales suficientes a la Administración de Justicia para me-
jorar su funcionamiento.
Por otra parte, también es nuestra responsabilidad la ejecución de las
medidas judiciales en materia de Justicia Juvenil.
Y en el caso de adultos, el apoyo a las asociaciones y organizaciones
que colaboran con los servicios penitenciarios en la ejecución de las deci-
siones judiciales.

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172 MARÍA JESÚS SAN JOSÉ

Dos aspectos muy importantes de cara a prevenir la radicalización yi-


hadista en el primer caso o de intervenir con las personas que ya han parti-
cipado de manera activa en acciones terroristas en el segundo.
7. La prevención de la radicalización que conduce al extremismo vio-
lento es otro aspecto que preocupa a las instancias internacionales.
Como medida para evitar la radicalización, en las conclusiones del
Consejo de la Unión Europea del 21 de noviembre de 2016 se invita a
los Estados miembros a estimular la cooperación entre las instituciones de
educación y formación, comunidades locales y regionales, padres, familia-
res, asociaciones juveniles, voluntariado y sociedad civil para mejorar la in-
clusión y fortalecer un sentido de pertenencia e identidad positiva.
También se señala la necesidad de ampliar las competencias del per-
sonal docente para poder reconocer los primeros signos de un comporta-
miento radicalizado.
8. El conjunto del Gobierno Vasco ha asumido estas directrices y por
ello, además de nuestro Departamento con los cometidos que antes he
enunciado, el de Educación y el de Empleo y Políticas Sociales, a través de
BILTZEN, Servicio Vasco de Integración y Convivencia Intercultural, tra-
bajamos coordinadamente, siguiendo una metodología centrada en:
— La integración y el disfrute de los derechos de la ciudadanía por
parte de todas las personas residentes en Euskadi, con independen-
cia de su adscripción religiosa,
— La gestión positiva e inclusiva de la diversidad cultural y la convi-
vencia entre los diferentes grupos que la conforman.
— La promoción de la sensibilización para la lucha contra la discrimi-
nación, el racismo y la xenofobia, así como cualquier otra forma de
intolerancia y odio hacia la diferencia.

Para hacer más eficaz la prevención de la radicalización es importante


el trabajo coordinado de servicios sociales, educativos, judiciales y policia-
les para la identificación de casos potenciales de personas que estén en un
proceso de radicalización.
Por otra parte, tanto en las tareas de prevención como de intervención
con personas radicalizadas, es fundamental la participación activa de la co-
munidad y especialmente de la comunidad musulmana para hacer replan-
tear las ideas erróneas y reducir el nivel de radicalización.
Y en los casos en los que nos encontremos con personas que estén dis-
puestas a cometer actos terroristas, o desgraciadamente los hayan come-
tido, no podemos abandonar el enfoque resocializador y reintegrador.
Los programas de reintegración son de vital importancia.

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LÍNEAS DE ACTUACIÓN DEL DEPARTAMENTO DE TRABAJO ... 173

Las actuaciones para estas personas están encaminadas, de manera


prioritaria, al desarrollo de la capacidad empática, el fomento de la auto-
nomía personal y la superación de las actitudes extremistas.
En esta línea, las actuaciones están dirigidas a fomentar la mejora del
nivel formativo y educativo y a conseguir la integración cultural y social.
Es, básicamente, lo que hacemos en el Centro Educativo Ibaiondo de
Zumárraga.
Del mismo modo, nos parece crucial mantener una relación fluida y
constante con la comunidad musulmana, en concreto del Goierri, comarca
donde está ubicado nuestro Centro Educativo Ibaiondo, y con los imanes
de Euskadi que apoyan el trabajo realizado en nuestros centros educativos,
aclarando las dudas de los menores en coordinación con las trabajadoras
sociales.
Para completar la batería de medidas necesarias para conseguir los ob-
jetivos de prevención en unos casos y de resocialización en otros, nos pa-
rece importante la formación del personal de los Palacios de Justicia y de
los centros educativos de menores en cuestiones relacionadas con la inte-
gración y la convivencia cultural, sensibilizándolos y dotándolos de herra-
mientas para la prevención de la radicalización y la intervención directa
con las personas que acuden a nuestros servicios.

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1
Detección y traducción
Modelos de prevención
de la radicalización hacia
ideologías islamistas
extremistas

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Presentación del programa
socioeducativo del Gobierno Vasco
para la prevención de la radicalización
violenta —Uztartu— lo que nos une
al equipo de este país
JONAN FERNANDEZ
Secretario General de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación
Gobierno Vasco

Introducción

Los procesos de radicalización violenta constituyen un ámbito de ocu-


pación y preocupación en Europa y en Euskadi. Constituyen uno de los
retos emergentes de la convivencia y los derechos humanos. Hablamos de
la seducción de la violencia principalmente en sectores de la población jo-
ven. Hablamos de la violencia del terrorismo de pretexto religioso, de la
violencia en el deporte, de la violencia de motivación política o nacional,
ya sea de extrema derecha o extrema izquierda, o de la violencia del ra-
cismo, la xenofobia, la islamofobia, o la aporofobia.
En el marco de este Congreso, el Gobierno Vasco quiere presentar su
propuesta de intervención en este ámbito. Se trata del Programa Uztartu,
un material socioeducativo de prevención de la radicalización violenta.
Esta iniciativa responde a las previsiones del «Programa Complementa-
rio de Educación en Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación
2017-20», que a su vez desarrolla en el ámbito educativo lo previsto en el
«Plan de Convivencia y Derechos Humanos 2017-20».
La hipótesis de la que parte este proyecto socioeducativo es que todas
las radicalizaciones violentas pueden encontrar en la conciencia personal
unas causas universales comunes. Este proyecto inicia un camino de explo-
ración por esa vía. Este itinerario pretende identificar esas causas universa-
les, plasmarlas después en experiencias personalizadas que permitan reco-
nocerlas, y finalmente trabajarlas con sentido educativo y preventivo.

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178 JONAN FERNANDEZ

Este programa toma como referencia el contenido del Acuerdo Giza-


legez, que fue suscrito por la práctica totalidad de los agentes educativos
en un acto celebrado en el Palacio Kursaal de Donostia el 1 de octubre de
2013:

Acuerdo Gizalegez:
Promover una cultura de paz y prevenir conflictos destructivos, vul-
neraciones de derechos humanos y fenómenos de violencia de cualquier
tipo está directamente relacionado con la respuesta preventiva ante cua-
tro grandes causas de ruptura de la convivencia: el dogmatismo, el fata-
lismo, el maniqueísmo y el sectarismo. A fin de configurar esa respuesta
preventiva, acordamos desarrollar un compromiso socioeducativo me-
diante cuatro bases educativas alternativas:
— Convivir es aceptar que nuestras perspectivas son siempre incom-
pletas. La experiencia educadora de la limitación previene el dog-
matismo y promueve el diálogo y la noviolencia.
— Convivir es aprender a promover las oportunidades entre las difi-
cultades. La experiencia educadora del valor positivo previene el
fatalismo y promueve el pluralismo.
— Convivir es asumir nuestra responsabilidad ética en cada circuns-
tancia. La experiencia educadora de la conciencia ética previene el
maniqueísmo y promueve la empatía y la solidaridad.
— Convivir es comprender el valor superior del respeto a la dignidad
humana. La experiencia educadora de la dignidad humana pre-
viene el recurso a la violencia y promueve el respeto de los dere-
chos humanos.
Con perspectiva de futuro y con los objetivos puestos en la preven-
ción de la violencia, en la protección universal de los derechos humanos
y en una cultura de paz y convivencia para el encuentro social, nos com-
prometemos a impulsar un proyecto socioeducativo transversal e integral
que tome como punto de partida el consenso sobre estas cuatro bases
éticas. Proponemos promoverlas de modo complementario desde distin-
tos ámbitos, y de forma sencilla, creativa, libre y plural.
La radicalización violenta es una película que, si se inicia, habitual-
mente termina mal. Mal para quienes la protagonizan, mal para sus vícti-
mas y mal para la sociedad. La pregunta es qué podemos hacer para cam-
biar ese guion. No sólo somos espectadores de esta película, también
somos actores de nuestra vida y de nuestra convivencia. Este es un espacio
en el que debe hacerse un especial esfuerzo de trabajo. Por múltiples mo-
tivos. Tantos como expresiones de radicalización violenta se dan en nues-
tra sociedad.

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PRESENTACIÓN DEL PROGRAMA SOCIOEDUCATIVO DEL GOBIERNO VASCO ... 179

PRIMERA PARTE. Bases conceptuales


1. Diagnóstico sobre las causas de la radicalización violenta en la conciencia
personal

La radicalización violenta es una forma de ruptura de la convivencia. El


contenido del Acuerdo Gizalegez afirma que las grandes causas de ruptura
de la convivencia constituyen el triunfo en las conciencias humanas del dog-
matismo, el fatalismo, el maniqueísmo o el sectarismo. Este es el humus en
que los procesos de radicalización violenta encuentran su nutrición justifica-
tiva. Estos paradigmas pueden estar discretamente alojados tanto en la cul-
tura social como en la mentalidad personal. Su característica común es que
normalizan el recurso a la imposición, la violencia, la conculcación de dere-
chos humanos o al uso de medios no éticos. Configuran el diagnóstico so-
bre las causas de la radicalización violenta en la conciencia personal:

1.1. EL DOGMATISMO

Equivale a sentirse con toda la razón y toda la verdad. Esta percepción


de «seguridad» es condición necesaria para legitimar el uso de medios no
éticos y atreverse a emplearlos. El dogmatismo se cultiva y desarrolla gra-
cias a una insuficiente conciencia de limitación.

1.2. EL FATALISMO

Es un enfoque victimista. Impide ver otras opciones que no sean la im-


positiva. El recurso a la violencia se justifica, en el «no hay otra alternativa»
o «lo que hacen ellos es peor». Se asienta en la incapacidad de identificar
las oportunidades en medio de las dificultades.

1.3. EL MANIQUEÍSMO

Implica reducir las opciones a «o la violencia o algo peor». Es el


triunfo de una demagogia asentada en el «todo da igual-todo vale». In-
hibe la responsabilidad de elegir. El maniqueísmo se despliega en medio
de una débil profundización de la conciencia ética.

1.4. SECTARISMO

Representa la defensa colectiva e intransigente de una idea a la que se


dota de un valor superior a los derechos humanos. Reduce a la otra per-
sona a una etiqueta. Se apoya en una deficiente interiorización del valor
mayor de la dignidad humana.

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180 JONAN FERNANDEZ

Desde el punto de vista socioeducativo, la prevención de la radicaliza-


ción violenta está directamente relacionada con la respuesta a estas cuatro
causas de ruptura de la convivencia.

2. La pedagogía del Acuerdo Gizalegez

La respuesta desde el punto de vista de la prevención socioeducativa


es una educación para la convivencia y la integración en la pluralidad. Una
educación en valores de convivencia que se concentra en un núcleo de
mensaje dirigido a la conciencia personal: nada es más importante que el
respeto a la dignidad humana.
Los siguientes cuatro puntos son una respuesta educativa a los cuatro
contravalores descritos en el apartado anterior. Profundizan en el conte-
nido del Acuerdo Gizalegez y tienen un punto en común: contribuyen a
personalizar el poder de elegir de cada persona. Desarrollan las realidades
y capacidades más genuinamente humanas. No revelan nada nuevo, desve-
lan lo que ya está en el ser de cada persona.

2.1. LA PEDAGOGÍA DE LA LIMITACIÓN

Convivir es aceptar que nuestras perspectivas son siempre incompletas.


Significa tomar conciencia de que todos y cada uno de los seres humanos
ni tenemos toda la razón, ni lo podemos todo, ni podemos acceder a po-
seer toda la verdad. Desde el punto de vista educativo, entender este impe-
rativo de realidad requiere impulsar la experiencia educadora de la acepta-
ción de la limitación de la condición humana. Esta experiencia educadora
previene el dogmatismo y promueve el diálogo y la noviolencia.

2.2. LA PEDAGOGÍA DEL VALOR POSITIVO

Convivir es aprender a promover las oportunidades entre las dificul-


tades. Para este aprendizaje es fundamental promover la experiencia edu-
cadora del valor positivo. Esta experiencia permite descubrir que siempre
puede encontrarse una alternativa mejor que la desesperación y el recurso
a medios no éticos. La experiencia educadora del valor positivo previene el
fatalismo y promueve el pluralismo.

2.3. LA PEDAGOGÍA DE LA CONCIENCIA ÉTICA

Convivir es asumir nuestra responsabilidad ética en cada circunstancia.


Implica promover la experiencia educadora de profundización en la con-

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PRESENTACIÓN DEL PROGRAMA SOCIOEDUCATIVO DEL GOBIERNO VASCO ... 181

ciencia ética personal. Somos más que un mero impulso de dogmatismo,


ira, agresividad, miedo, egoísmo… porque tenemos uso de razón y capaci-
dad de elegir con sentido ético. La experiencia educadora de la conciencia
ética previene el maniqueísmo y promueve la solidaridad.

2.4. LA PEDAGOGÍA DE LA DIGNIDAD HUMANA

Convivir es comprender el valor superior del respeto a la dignidad hu-


mana. Promover la experiencia educadora de la dignidad humana y de los
derechos humanos. Todos los seres humanos somos merecedores de res-
peto y sujetos de derechos. Cada persona es más que cualquier etiqueta o
reducción de sí misma. Esta conciencia es definitiva para una convivencia
civilizada. La experiencia educadora de la dignidad humana previene el re-
curso a la violencia y promueve el respeto de los derechos humanos.

2.5. UNA REFERENCIA ALTERNATIVA COMO SENTIDO DE PERTENENCIA

La violencia se presenta como seducción. La radicalización se viven-


cia como una experiencia seductora. Es imprescindible ofrecer y presen-
tar vivencias educativas alternativas que sea radicalmente incompatible
con aquella. Es necesario un contrapunto contundente que niegue fron-
talmente la violencia y le cierre el paso. En este proyecto socioeducativo
se hace opción por una doble referencia experiencial: los derechos huma-
nos y la solidaridad. La solidaridad como experiencia, debe subrayarse,
como experiencia que puede personalizarse y vivenciarse en primera per-
sona.
Los seres humanos podemos ser proclives a la seducción de la violen-
cia, especialmente cuando la vida y nuestra propia biografía nos han puesto
a la intemperie con historias vitales de disgregación, de violencia, de expul-
sión, de marginación… Es imprescindible crear un sentido de pertenencia
comunitario. Un espacio al que pertenecer, en el que identificarse, un es-
pacio en el que sentirse acogido, reconocido y seguro.
Los seres humanos necesitamos desarrollar nuestro sentido de perte-
nencia. Ya sea familiar amistosa, cultural, religiosa, política, deportiva…
Buscamos la afinidad que nos una a otras personas y no permitan sentir
que no sólo estamos solos.
Es necesario constituir un sentido de pertenencia comunitario pre-reli-
gioso y pre-político. Necesitamos promover una identidad y un sentido de
pertenencia comunitaria. Sentir que pertenecemos.
Mediante este proyecto socioeducativo queremos promover un sen-
tido de pertenencia compartido. Formamos un equipo, una casa, a partir

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182 JONAN FERNANDEZ

de nuestra adhesión a los derechos humanos y nuestra experiencia de soli-


daridad. Es este compromiso y esta experiencia son los que nos hacen ser.

3. Objetivos

Este proyecto socioeducativo tiene tres objetivos generales


— Contribuir a consolidar una cultura de convivencia, basada en la pe-
dagogía del respeto y promoción de la dignidad humana, la solida-
ridad y los derechos humanos.
— Ofrecer herramientas de experiencia y vivencia personal que permi-
tan rechazar la seducción de la violencia en cualquiera de sus mani-
festaciones.
— Promover un sentido de pertenencia comunitario, de carácter pre-
religioso y pre-político, que tenga en los derechos humanos su eje
de cohesión.

SEGUNDA PARTE. La estrategia didáctica

La estrategia didáctica de este proyecto educativo se despliega en tres


ámbitos de actuación: en primer lugar, compartir una historia real me-
diante una película documental; en segundo lugar, contar con una guía
didáctica para trabajar esa historia desde un punto de vista pedagógico; y,
en tercer lugar, promover los medios necesarios para su divulgación en los
ámbitos oportunos y mediante las herramientas necesarias para ello.

4. Compartir una historia mediante una película documental


4.1. EL CONTENIDO DE LA PELÍCULA DOCUMENTAL

Este proyecto socioeducativo consiste en compartir una historia real.


Se trata de una historia grabada en una película documental en la que sus
protagonistas son 16 jóvenes que no se conocen entre ellos y que van a
dialogar sobre la temática de este proyecto socioeducativo.
La historia está estructurada en cinco capítulos de 11 minutos y la pelí-
cula se titula: «Algo nos une al equipo de este país». En el marco del docu-
mental estos 16 jóvenes se organizan en cuatro grupos de cuatro personas.
Cada uno de estos grupos protagoniza uno de los primeros cuatro capí-
tulos de la película. Los cuatro primeros capítulos del documental tienen
la misma estructura. Cada grupo de cuatro jóvenes visiona un spot de 30
segundos para posteriormente dialogar sobre su contenido. Cada uno de
esos cuatro spots hace referencia en su contenido a uno de los cuatro pun-

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PRESENTACIÓN DEL PROGRAMA SOCIOEDUCATIVO DEL GOBIERNO VASCO ... 183

tos del Acuerdo Gizalegez. El quinto spot ofrece algunas conclusiones en


relación con los interrogantes que quedan abiertos en los cuatro spots an-
teriores. El documental en este quinto capítulo refleja la puesta en común
de las reflexiones a las que han llegado los 16 participantes.

5. La guía didáctica

Los cinco spots y el documental de cinco capítulos, además de un re-


curso audiovisual orientado a promover una reflexión crítica sobre los pro-
cesos de radicalización violenta, contienen en sí mismos el modelo de lo
que se invita a desarrollar. Su contenido es la guía didáctica que cualquier
formador podría utilizar. Lo que se puede ver en el documental es lo que
se propone realizar en cualquier contexto en el que este proyecto socio-
educativo se desee aplicar. Básicamente el trabajo consistiría en desarrollar
cinco sesiones de una hora.

5.1. DESARROLLO DE LAS PRIMERAS CUATRO SESIONES

Tras el visionado del capítulo, se da inicio al diálogo en pequeños gru-


pos de cuatro o cinco personas. Ese diálogo tendrá en esta fase tres blo-
ques de diez minutos. Su dinamización por parte de la persona que ejerza
el papel de facilitador del diálogo puede seguir un esquema similar al si-
guiente:
— Primer bloque de 10 minutos. Análisis y comentario de la primera
afirmación del Spot: «Puedo llegar a matar, porque siento que…
TENGO TODA LA RAZÓN»
• Qué significa esta frase, con quién nos hemos identificado, qué
hemos oído en el documental que nos haya parecido especial-
mente interesante sobre este punto, qué podemos aportar a esta
idea…
— Segundo bloque de 10 minutos. Análisis y comentario de la se-
gunda afirmación del Spot: «Nadie es dueño/a de toda la verdad.
Mis perspectivas son siempre incompletas».
• Qué significan estas afirmaciones, con quién nos hemos identifi-
cado, qué hemos oído en el documental que nos haya parecido
especialmente interesante sobre este punto, qué podemos aportar
a esta idea…
— Tercer bloque de 10 minutos. Análisis y comentario de la tercera
parte del Spot: «Hay algo que nos une por encima de todas las dife-
rencias…»

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184 JONAN FERNANDEZ

• ¿Podemos vivir y convivir juntos y en paz? Qué nos une por en-
cima de las diferencias; con quién nos hemos identificado, qué he-
mos oído que nos haya parecido especialmente interesante sobre
este punto, qué podemos aportar a esta idea…

5.2. DESARROLLO DE LA QUINTA SESIÓN

Al inicio de la quinta sesión es oportuno subrayar que, en esta ocasión,


trataremos de reflexionar conjuntamente en clave de conclusiones. Una
vez hecha esta presentación, se da paso al visionado del quinto capítulo de
la película documental.
Tras el visionado del capítulo, se da inicio al diálogo primero en pe-
queños grupos de cuatro o cinco personas. Ese diálogo tendrá en esta fase
tres bloques de diez minutos. Su dinamización por parte de la persona que
ejerza el papel de facilitador del diálogo puede seguir un esquema similar
al siguiente:
— Primer bloque de 10 minutos. Los miembros de cada grupo pe-
queño de diálogo son invitados a responder a la siguiente pregunta:
• De todas estas sesiones, qué es lo que más te ha llamado la aten-
ción, o lo que te parece más importante o sientes que has apren-
dido.
— Segundo bloque de 10 minutos. Análisis y comentario de la primera
afirmación del spot: Nos une el compromiso con los derechos humanos.
• Qué significa esta frase, con quién nos hemos identificado, qué
hemos oído en el documental que nos haya parecido especial-
mente interesante sobre este punto, qué podemos aportar a esta
idea…
— Tercer bloque de 10 minutos. Análisis y comentario de la segunda
afirmación: Nos une la experiencia de la solidaridad.
• Qué significa esta frase, con quién nos hemos identificado, qué he-
mos oído en el documental que nos haya parecido especialmente
interesante sobre este punto, qué podemos aportar a esta idea…
— Último bloque. Después de esta fase de diálogo en grupos peque-
ños, pasamos a un diálogo conjunto en un único grupo.
• Qué conclusiones extrae cada cual, qué nos hace ser del mismo
equipo.

Se puede terminar la sesión con una frase resumen que cada miembro del
grupo escribe en un post-it. La lee y la pega en una pared a la vista de todos.

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PRESENTACIÓN DEL PROGRAMA SOCIOEDUCATIVO DEL GOBIERNO VASCO ... 185

6. Plan de trabajo con el Programa Uztartu

A lo largo del segundo semestre de 2019 nos proponemos preparar


una serie de experiencias piloto en distintos ámbitos sobre el contenido
de este material con el objetivo de que puedan desarrollarse a lo largo de
2020. Estas experiencias piloto serán sometidas a un riguroso proceso de
evaluación y sistematización. Propondremos el desarrollo de estas expe-
riencias piloto, al menos, en los siguientes ámbitos:
— En centros de Bachiller, Universidad y Formación Profesional
— En relación con el Consejo de la Juventud
— En relación con el Consejo Interreligioso Vasco
— En relación con los clubs de fútbol
— En pisos tutelados de menores o jóvenes en situación de desprotec-
ción
— En Centros Penitenciarios

Además de modo complementario y en virtud del acuerdo de colabo-


ración con EiTB, tanto los spots de este material educativo como el docu-
mental, algo nos une al equipo de este país serán emitidos por los distintos
canales de la televisión vasca.

7. A modo de reflexión final

Este material educativo y este programa se asientan en una tesis prin-


cipal. La radicalización violenta necesita que algunos sesgos cognitivos
proyecten su influencia en la conciencia humana. Se les puede llamar ses-
gos cognitivos; pero también de un modo más coloquial podemos lla-
marles prejuicios, o sencillamente equívocos. En este material educativo
se concentra esa identificación en cuatro sesgos cognitivos. Son los si-
guientes:
— «Tengo la íntima seguridad de tener toda la razón», este sesgo res-
ponde al dogmatismo.
— «Siento con claridad que no hay nada bueno ni positivo», este sesgo
responde al fatalismo.
— «El resumen es: o la violencia o algo peor; todo vale-todo me da
igual», este sesgo responde al maniqueísmo, una reducción dema-
gógica de la realidad.
— «No hay duda, mis ideas y mi grupo son lo primero», este sesgo
responde al sectarismo.

Estos sesgos cognitivos son equívocos que habilitan en la conciencia


humana la licitud del recurso a la radicalización violenta.

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186 JONAN FERNANDEZ

La hipótesis de trabajo que desarrolla este material educativo es que la


prevención de la radicalización violenta necesita promover una reflexión y
una experiencia en torno a cuatro núcleos pedagógicos que son alterna-
tivos a estos prejuicios. Núcleos pedagógicos a los que debe volver una y
otra vez, de modo reiterado:
— «Nadie es dueño de toda la verdad. Mis perspectivas son siempre
incompletas». Reflexión y experiencia de la pedagogía de la limita-
ción.
— «Siempre hay algo que merece la pena. Puedo buscar las oportuni-
dades entre las dificultades». Reflexión y experiencia de la pedago-
gía de lo positivo.
— «Tengo conciencia para hacerme preguntas. Soy responsable de ele-
gir mis actos y de sus consecuencias». Reflexión y experiencia de la
pedagogía de la conciencia ética.
— «Lo más importante es el respeto a la persona. Ni mis ideas, ni mi
grupo valen más que la vida y la dignidad humana». Reflexión y ex-
periencia de la pedagogía de la dignidad humana

La estrategia didáctica del Programa Uztartu es profundizar una y otra


vez en estos cuatro equívocos y en sus contrapuntos pedagógicos. Un tra-
bajo sencillo, pero que requiere profundizar en lo más singular y universal-
mente humano.

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Nuevo reto de los educadores
y educadoras sociales para la detección
de la radicalización yihadista.
El proyecto socioeducativo
INDEPREVEN, como modelo eficaz
de prevención y detección de idearios
extremistas entre la juventud
PEDRO COSTA MORA
Educador e Integrador Social
Especialista en Movimientos Sociales, Bandas Juveniles y Grupos Terroristas

NAIMA BEN MAARUF


Mediadora Intercultural, especialista en MENAs

El presente artículo, pretende dar a conocer el trabajo que llevamos


realizando desde la asociación AOFS1 para prevenir cualquier manifesta-
ción de violencia en la juventud, bien sea de índole política, ideológica o
religiosa. Por ello, entendimos que el espacio académico que nos ofrecía el
I Congreso Internacional sobre Terrorismo Yihadista (Irún y Donostia-
San Sebastián, septiembre 2019), era una excelente oportunidad para dar
mayor visibilidad a nuestro trabajo, compartir experiencias y por qué no,
generar futuras sinergias.
Fue a finales del año 2015, cuando comenzamos a diseñar posibles lí-
neas de trabajo que abordaran cómo prevenir la violencia entre los y las
más jóvenes. El terrorismo, las ideologías de odio o algunas guerras que
venían aconteciendo desde hace décadas, al ser distantes geográficamente,
dibujaban una sociedad europea ajena a estos fenómenos. Pero hubo
cambios sustanciales, los atentados terroristas acontecidos en el conti-

1 Asociación de Operadores Familiares y Sociales. Asociación sin ánimo de lucro, cons-

tituida en el año 1997, que figura inscrita en la sección Primera del Registro Autonómico y
Nacional de Asociaciones, con número 514970 y 8951 respectivamente.

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188 PEDRO COSTA MORA, NAIMA BEN MAARUF

nente europeo, durante los últimos años, en paralelo a la gran produc-


ción propagandística, de movilización y exportación de individuos euro-
peos para participar en la Guerra de Siria, propició una concienciación del
fenómeno del extremismo violento. Sin entrar de fondo en la cuestión
geopolítica, y de las posibles causas del conflicto en el Próximo Oriente,
porque no es el objeto de dicho artículo, pronto observamos cómo los
ataques terroristas, produjeron cambios en el imaginario colectivo. Un
creciente terrorismo fundamentado en nombre de un supuesto Islam be-
ligerante, comenzó a generar en Europa una ola de islamofobia y estig-
matización hacia una comunidad religiosa. Es decir, un escenario pro-
picio, donde las ideologías de odio disfrutaran de un terreno fértil para
crecer en su número de adeptos. La necesidad imperante de combatir es-
tos idearios extremistas, con el fin de evitar que se retroalimentaran, pasó
a convertirse en una prioridad en las agendas políticas y sociales de los
distintos gobiernos europeos.
Este aumento considerable de las corrientes extremistas, que pudieran
conducir más velozmente a individuos para ejercer la violencia frente al
otro (por razón religiosa, de creencia, etnia, orientación sexual, etc.) fue el
germen del Proyecto INDEPREVEN2. El enfoque multidisciplinar con el
que quisimos emprender esta iniciativa condicionó la propia composición
del equipo de trabajo, participando profesionales de distintos ámbitos;
Ciencias Sociales —Antropología, Historia—, Derecho, Educación Social,
Pedagogía, Psicología, entre otras.
Así, es nuestra pretensión explicar, en primer lugar, cómo se estruc-
tura INDEPREVEN, compuesto por dos bloques principales; uno relativo
a la propia Intervención Socioeducativa, que es el eje vector y otro, en pa-
ralelo, el desarrollo de materiales didácticos específicos. Se irá detallando
cómo se lleva a cabo en la práctica el Proyecto, poniendo especial énfasis
en cuestiones como: perfiles profesionales de los equipos de trabajo, estra-
tegias de implantación en las zonas donde se quiera trabajar, ejemplos de
intervenciones con jóvenes, el tratamiento de la información o cómo pre-
sentar el Proyecto con mayor éxito a organismos oficiales o institucionales.
Existe numerosa bibliografía y estudios académicos referentes al fenó-
meno del terrorismo global y los extremismos violentos, pero seguimos
observando cómo en ocasiones, desde algunos sectores de la sociedad, se
siguen utilizando términos de modo erróneo y que generan gran confu-
sión. De ahí, que consideremos fundamental, discutir al inicio, sobre dife-

2 Integración, Detección y Prevención de Idearios Extremistas entre la Juventud, nom-

bre que recibe el Proyecto socioeducativo diseñado e implantado por la asociación AOFS.
El Proyecto fue presentado oficialmente, en Valencia, el 13 de octubre de 2016, en el Palau
de Pineda (Sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo).

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NUEVO RETO DE LOS EDUCADORES Y EDUCADORAS SOCIALES ... 189

rentes conceptos, todos ellos complejos, que servirán para explicar mejor
del fenómeno, partiendo de unas nociones más genéricos a otras más es-
pecíficas, que ayuden a una adecuada comprensión del artículo.
Sobre el concepto de radicalización, existen numerosas definiciones y
una acentuada discusión, sin haber llegado a un consenso. En gran me-
dida, por la complejidad en sí que presenta, al asumir el riesgo que la elec-
ción de una u otra acepción lleve aparejada un posicionamiento ideológico
y/o ético. Enumeramos dos definiciones que nos parecen interesantes y
que vienen dadas por organismos europeos, y que demuestran dos inter-
pretaciones distintas del propio fenómeno. De un lado

«Radicalisation can be understood a phased and complex process in


which an individual or a group embraces a radical ideology or belief that
accepts, uses or condones violence, including acts of terrorism within the
meaning of the Directive on combating terrorism, to reach a specific po-
litical or ideological purpose. While radicalisation is not a new phenom-
enon, the trends, means and patterns of radicalisation evolved. Home-
grown lone actors and (returning) foreign terrorist fighters raise security
issues and specific challenges for prevent work, while the Internet and
social media gave extremist and terrorist groups and their sympathiser-
snew opportunities for mobilisation and communication»3.

Una segunda noción sería la siguiente:

«…Radicalism is the advocacyof, and commitment to sweeping


change and restructuring of political and social institutions wich involves
the wish to do away traditional and procedural restrictions which sup-
port status quo…»4.

Evidentemente, en función de la definición de radicalización que se


tome por válida, se adoptarán unas estrategias u otras.
En la primera, deja entrever que debe combatirse con firmeza la radi-
calización, porque la considera como un paso previo o una fase necesaria
para la comisión de actos terroristas. Sin embargo, la segunda que hemos
escogido, presenta una visión que trata de desligar radicalización de terro-
rismo y violencia. Yendo más allá, incluso abogando por una revisión de
las políticas europeas en torno a esta cuestión, además que critica que se
ponga el foco de atención principal sobre los y las jóvenes, cómo potencia-
les individuos radicalizados.

3 European commission. Prevention of radicalisation. Recuperado de: https://

ec.europa.eu/home-affairs/what-we-do/policies/crisis-and-terrorism/radicalisation_en
4 European Commission, 2017:12 A.

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190 PEDRO COSTA MORA, NAIMA BEN MAARUF

El término radical se utiliza frecuentemente, tanto desde los medios


de comunicación cómo en los debates políticos, con un marcado carácter
peyorativo, con la intención clara de deslegitimar al que presenta postula-
dos contrarios a los propios. Sin embargo, ser radical no es punible, no es
un delito y, por tanto, debemos ser muy cuidadosos cuando califiquemos a
algunas ideas u organizaciones/grupos juveniles de «radicales». Esta acla-
ración justifica que prefiramos utilizar el término radicalización violenta,
para referirnos a un conjunto de ideas políticas, ideológicas o religiosas
que justifican o son utilizadas para protagonizar actos violentos o terroris-
tas. Ya por tanto, no hablaríamos solo de un ideario, sino de unas conduc-
tas derivadas, reforzadas o justificas. Esta cuestión, nos llevaría a otro de-
bate, acerca de los propios procesos de radicalización, de si tienen mayor
prevalencia los propios factores psicosociales del sujeto o, si existen idea-
rios más proclives que otros al uso o justificación de la violencia. Pensamos
que ambos aspectos pueden confluir en el proyecto radicalizador de un
individuo, que son compatibles y que, sin duda, el primero potenciará o
acelerará un posible el proceso.
Desde AOFS, sin ánimo de criminalizar ni estigmatizar a ningún colec-
tivo, sí que decidimos focalizar nuestro trabajo en la juventud, y más espe-
cíficamente en los NNA5, justificado en buena medida, a estudios acadé-
micos recientes sobre procesos de radicalización yihadista en España, que
señalaban nuevas dinámicas. Citamos como ejemplo, alguna afirmación en
esta línea

«...en este contexto en el que se ha producido también en España una


actividad de captación de menores desconocida hasta que en 2012 diera
comienzo la actual oleada mundial de movilización yihadista...»6.

Tras esta breve discusión, nos adentraremos explicando la plataforma


que diseñamos, desde la cual, el educador o educadora de calle, mediante su
labor profesional y valiéndose de la inteligencia social fuera capaz de jugar
un papel activo con el fin de prevenir o combatir estos idearios extremistas.
En enero de 2015, la asociación AOFS, consciente de la grave ame-
naza global que supone la proliferación de una corriente de islamismo ra-

5 Niño, niña o adolescente. No es correcto decir menores para referirse a niños, niñas o

adolescentes, desde en el momento que España ratifica la CIDN (Convención Internacional


de los Derechos del Niño, Niña y Adolescente) en 1990, porque se asume la figura de éstos
como sujetos de derechos, es decir como ciudadanos que puedan exigir sus derechos. Tam-
bién sirve para efectuar una mejor aclaración a su género y etapa de desarrollo.
6 Alvaro Vicente. Ayudante de Investigación, Programa sobre Terrorismo Global del

Real Instituto Elcano (15/6/2018). Fórmulas utilizadas para la radicalización y el recluta-


miento yihadista de menores en España. Real Instituto Elcano, ARI76/2018, 2.

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NUEVO RETO DE LOS EDUCADORES Y EDUCADORAS SOCIALES ... 191

dical entre las sociedades europeas y de otros continentes, decidió diseñar


un Proyecto que tratara de abordar problemas como el de la proliferación
de idearios religiosos radicales que justifican el uso de la violencia. Es así
como nace, el Proyecto socioeducativo y de Investigación INDEPRE-
VEN. Con objeto de constituirse como una herramienta útil para la detec-
ción y prevención entre los y las más jóvenes. Un Proyecto complejo, in-
novador y ambicioso, con un enfoque multidisciplinar, donde los Servicios
Sociales fueran los operadores de estas acciones.
Por exponerlo de un modo esquemático, éstas serían las fases de IN-
DEPREVEN que se realizaron y que a lo largo del presente artículo trata-
remos de desgranar:
— Conformar un equipo multidisciplinar de profesionales y con for-
mación específica en materia de radicalización
— Necesidad de un diagnóstico social previo de la zona; problemáti-
cas, necesidades, perfiles
— Posibilidad de trabajar con alguna entidad local o profesionales que
estén en la zona con anterioridad (ONGs, asociaciones, fundacio-
nes, etc.)
— Presentar a nivel institucional o político el Proyecto, con tal de ob-
tener un respaldo institucional

La primera dificultad que encontró INDEPREVEN, fue la aprobación


por parte de los estamentos políticos. Se pensó, por una razón operativa,
intentar implantar un Programa Piloto en una población menor a 20.000
habitantes. Pronto surgieron reticencias para aprobar y apoyar INDEPRE-
VEN, fundamentados en el temor a estigmatizar o criminalizar un deter-
minado colectivo, en este caso la comunidad musulmana. Fue una fase, en
la que hubo que hacer gran pedagogía, explicar que el objeto de INDE-
PREVEN era combatir cualquier manifestación de violencia hacia cual-
quier colectivo. Estas dificultades políticas, se pudieron superar, gracias a
que cuando se presentó el Proyecto, se había hecho previamente un tra-
bajo de diagnóstico social importante. En esta primera fase, en los barrios
donde se trabajó se apreciaron innumerables carencias y una correcta falta
de integración; formación de guetos, segregación por nacionalidades/reli-
giones, exclusión social, falta de oportunidades, etc. INDEPREVEN pasó
a convertirse en una herramienta capaz y eficaz para prevenir cualquier
ideario extremista violento a través de una apuesta clara por la integración
social y la interculturalidad real. Y cuando decimos «real», es porque en
muchas poblaciones en donde trabajamos, en un inicio nos advertían los
estamentos políticos que en su municipio había una adecuada integración,
pero la realidad era bien distinta. Cuando comenzamos a trabajar, tuvi-
mos que generar espacios donde los y las jóvenes pudieran interactuar con
otros colectivos y tuvieran las mismas oportunidades educativas y de ocio.

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192 PEDRO COSTA MORA, NAIMA BEN MAARUF

Comenzaremos explicando la primera parte de INEPREVEN; la rela-


tiva a la Intervención Socioeducativa. La primera consiste en una propuesta
educativa y de intervención social en barrios y ciudades, teniendo presen-
cia prolongada que posibilite contacto físico con los Menores, sus Familias
y su entorno. Este Trabajo de Campo será el eje principal de INDEPRE-
VEN, llevando a cabo a Programas de Inclusión social con los colectivos
más vulnerables.
Pronto supimos que la clave del éxito del Proyecto, sería la capacidad
de implantarse mediante el apego y el feed back con los menores y la nece-
sidad de hacer un acompañamiento real, teniendo presencia física mínima
durante largos periodos de tiempo (entre 6 meses y 3 años en la zona).
El equipo de profesionales que participamos en el Proyecto, procede-
mos del mundo de lo social, en distintas áreas, pero con gran experiencia
en la intervención socioeducativa con NNA. Por ello, nuestro taller expon-
drá estrategias fruto del error-acierto derivada de la praxis, que pueden ser
de gran utilidad para los/las profesionales que asistan. A su vez, incidiendo
en la necesidad que los poderes públicos se sensibilicen de la problemática
y que apuesten por una formación específica, así como que fomenten Pro-
gramas de Prevención, tanto en el ámbito educativo cómo de los Servicios
Sociales. Ambas áreas, fundamentales para luchar contra cualquier mani-
festación de la radicalización violenta.
Detallaremos la implantación del Proyecto en los barrios y las pobla-
ciones, las dificultades que hemos ido encontrando, tanto en el plano so-
cial como político, la optimización de los recursos municipales, el estable-
cimiento de una red de trabajo interdisciplinar (servicios sociales, colegios,
institutos, centros médicos, etc) para que fluyera y se compartiera adecua-
damente información sensible, necesaria para intervenir con los NNA y sus
Familias.
Desde el inicio del trabajo, pusimos énfasis en dos colectivos, de un
lado los MENAs (Menores Extranjeros No Acompañados), fenómeno que
anticipamos y alertamos a la administración pública que iba a convertirse
en «un asunto de Estado». El segundo colectivo, los menores migrantes de
origen árabe de religión musulmana, de segunda y tercera generación. En
relación con éstos, los ayuntamientos nos decían que eran familias que es-
taba integradas adecuadamente, pero tras un diagnóstico inicial y hablar
fundamentalmente con los equipos directivos de los centros educativos de
Primaria y Secundaria, comprobamos que en algunas zonas existía mul-
ticulturalidad, pero no se daba una verdadera interculturalidad. Respecto
a los MENAs, planteamos penetrar en los Centros de Recepción de Me-
nores, los recursos que actúan como primera recepción, ya que aquí lle-
gan gran cantidad de NNA con ideas y creencias vírgenes del país de ori-
gen y nos parecía muy interesante poder hacer una prevención primaria

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NUEVO RETO DE LOS EDUCADORES Y EDUCADORAS SOCIALES ... 193

con éstos. Condicionada además por nuestra dilatada experiencia con este
colectivo, puesto que la Comunidad Valenciana, tradicionalmente había
funcionado como uno de los territorios mayormente receptores junto a
Andalucía y Cataluña. Un colectivo que presenta unas peculiaridades, que
requiere de una mayor atención, la protección debe reforzarse porque es el
colectivo más vulnerable y expuesto, tanto a una posible captación para la
radicalización violenta, como para ser utilizados para la delincuencia (ro-
bos con violencia, explotación sexual, tráfico de drogas, etc.). Enumera-
mos cuatro grandes características que pueden compartir este colectivo:

a) Ideas falsas al llegar al país de acogida (pasaporte rojo, expectativas


elevadas, posible idealización de grupos terroristas, por ejemplo,
el Daesh-). Cuando se interviene con ellos/as muestran una idea
de España y Europa que no se ajusta a la realidad al completo. La
primera dificultad, a pesar de que al ser menores de 18 años el sis-
tema de protección les proporciona un acogimiento residencial, es
la obtención de todos los documentos. Esto les genera la primera
frustración, unido a las dificultades posteriores para encontrar un
trabajo, entre otras, porque su tarjeta tampoco les permite tener
un contrato de trabajo. Y la edad para trabajar legalmente son los
16 años, a diferencia de sus países de origen.
Otro aspecto del que no se habla y considerado tabú, tanto para
la administración como para los propios equipos educativos de los
centros donde residen estos NNA, son los grupos terroristas o la
violencia con fundamentación política o religiosa. Hecho consta-
tado, cuando hemos realizado talleres didácticos en el interior de
algunos centros, sorprendidos en ocasiones por el conocimiento e
idealización que han verbalizado estos NNA, sin tener siquiera co-
nocimientos sobre religión o política. Una muestra de peso, que
evidencia la necesidad de trabajar estas temáticas con estos meno-
res sobre estas cuestiones. Saber qué piensan, discutir, enseñarles
la verdadera realidad sobres estos grupos y desmontar su mitifica-
ción, fomentando el pensamiento crítico, pueden ser algunas de las
actuaciones.
b) Carecer de referentes, sentimientos a nivel psicológico que se gene-
ran en algunos de estos/as jóvenes.
c) Emancipación, Incertidumbre al cumplir los 18 años. Tras cum-
plir la mayoría de edad existe una dificultad para seguir por un
Proyecto de Vida con cierta garantía de éxito. Se encuentran lite-
ralmente en la calle, algunos ni siquiera disponen de permiso de
residencia y muchos de ellos, pensaban que en los centros de pro-
tección podrían estar un tiempo ilimitado.
d) Diferencias culturales (religión, costumbres, tradiciones), éstos/as
jóvenes presentan tradiciones culturales y/o religiosas distintas a la

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194 PEDRO COSTA MORA, NAIMA BEN MAARUF

nueva realidad sociocultural que van a descubrir. Se requiere por


tanto un proceso de adaptación, en el que puedan integrarse ade-
cuadamente, sumando el esfuerzo, tanto de la sociedad de acogida
como de la persona migrante.

Sin afán de estigmatizar a este colectivo, sino todo lo contrario, lo que


se pretende es que las administraciones competentes tomen conciencia,
que se debe trabajar de manera más integral con estos NNA. Las realida-
des a las que se enfrentan es que quedan excluidos/as del sistema de pro-
tección, abocándoles indirectamente a la marginalidad. Son innumerables
los obstáculos a los que se deben enfrentar; sin hogar donde vivir (carencia
de viviendas para extutelados, se da en todas las comunidades autónomas),
en ocasiones, sin documentación esencial tramitada en los centros donde
han estado acogidos (NIEs o pasaportes), sin tarjetas de residencia ni per-
misos que les permitan trabajar, problemas de adicción. A esta situación
de extrema gravedad y exclusión social, hay que añadir, y se desconoce en
muchos casos, la enorme presión a la que están sometidos estos NNA por
sus familias, que desde sus países de origen les piden que manden dinero.
Precisamente, si se generan políticas sociales que aboguen por una integra-
ción real de este colectivo juvenil, será único el modo de dar una adecuada
respuesta a una realidad social, a la que no podemos dar la espalda. Com-
batiendo así, el peligroso discurso que se ha formado y discurre en nuestra
sociedad «...de jóvenes inmigrantes igual delincuentes, y por qué no potencia-
les terroristas…».
Este aspecto, es quizás uno de los más importantes para evitar que se
generen fobias y sentimientos de rechazo por algunas de las partes. Se pro-
pone pues, un acompañamiento real, sobre todo por parte los/as profesio-
nales que trabajan con estos colectivos y que sean conocedores de esas tra-
diciones, culturas y religiones. Por esta razón, reivindicamos una vez más,
la figura profesional del mediador/a intercultural como agente fundamen-
tal en estos procesos vitales, y que muchas veces son insuficientes en nú-
mero, en los equipos educativos que trabajan con estos colectivos. Si bien
es cierto, que la administración ha entendido que esta figura profesional
debe estar presente en los equipos técnicos.
El último aspecto que abordamos es el de la posible detección de indi-
viduos que pudieran estar inmersos en algún proceso de radicalización is-
lamista o consumiendo propaganda de grupos terroristas. Conviene aclarar
de inicio, que no pretendemos presentar ninguna relación de indicadores/
ítems que puedan ser utilizados como estándares. Puesto que la realidad
es que no existe una homogeneidad de indicadores fiables, que puedan
determinar cuándo un sujeto deba o pueda ser catalogado como «indivi-
duo radicalizado o potencialmente peligroso». Desde INDEPREVEN dis-
tinguimos cuatro ejemplos de comportamientos, fruto tanto del estudio y

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NUEVO RETO DE LOS EDUCADORES Y EDUCADORAS SOCIALES ... 195

análisis de algunos casos reales de radicalización cómo de la propia inter-


vención con jóvenes, con el objetivo último de poder desarrollar esa inteli-
gencia social necesaria para detectar posibles casos o anticiparse.
Se trata de cuatro características, que muestran un denominador co-
mún, en lo relativo a un determinado comportamiento, en este caso aso-
ciado o relacionado con la religión islámica, pero que pudiera extrapolarse
a cualquier otra religión o ideología, porque no deja de ser una manifesta-
ción de intolerancia y discriminación. Al explicar cada una de las caracte-
rísticas, observaremos la complejidad y los peligros que se corren, si no se
trabajan integralmente.
1. Obligar o coaccionar a compañeros/as a que sean estrictos en el
cumplimiento de las «obligaciones» del ISLAM (eje: realizar el Ra-
madán). Este comportamiento se ha observado en algunos cen-
tros, tanto de protección como de medidas judiciales, produciendo
situaciones de conflictividad, sobretodo en jóvenes de sexo mascu-
lino. Se trata de NNA que anteriormente no realizaban prácticas
religiosas y que además de hacerlas cómo propias tratan de impo-
nerlas por imposición al grupo de iguales. Mostrando agresividad
física o verbal, o incluso tratando de despertar a otros/as residen-
tes para el primer rezo de la madrugada.
Si se diera este caso, debería analizarse si ese NNA con anterio-
ridad mostraba ya una conducta negativa hacia el grupo o si, su
enfrentamiento con el grupo viene derivada del inicio de algunas
prácticas religiosas.
2. Ser capaces de leer el Corán en árabe y discriminar a otros musul-
manes por no saber hacerlo. Se sabe, que debe ser una aspiración
para todo musulmán saber leer el Corán en árabe, pero bien distin-
tos son episodios que hemos conocido, en dónde un/a musulmán
ha rechazado a otro/ musulmán por no tener conocimientos en
trabe clásico, considerándolo «musulmán de clase inferior o un no
buen muslim».
Esto no debe confundirse con el gran interés que muestran y que
es en parte lógico, de las familias de origen árabe y religión mu-
sulmana, porqué sus hijos/as acudan a clases de árabe y educación
Coránica desde una edad temprana. Muchas de las familias con
las que trabajamos, nos señalan algunos aspectos positivos de este
aprendizaje, tanto en lo relativo a las competencias lingüísticas, he-
cho además que les permite comunicarse con cierta fluidez cuando
visitan a sus familiares en sus países de origen, como en la educa-
ción en valores a través de la religión con la que crecen.
3. Cambios bruscos: mostrar actitudes discriminatorias o de justifi-
cación de la violencia bajo preceptos ideológicos o religiosos, de-
jar de participar en actividades que antes realizaban. Distinto trato

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196 PEDRO COSTA MORA, NAIMA BEN MAARUF

personal con personas de sexo/género opuesto, por ejemplo, ha


habido casos con educadoras técnicas de referencia de estos NNA,
a las que se les ha negado el saludo o contacto físico, cuando con
anterioridad sí lo había.
4. Utilización de determinados conceptos teológicos (impío, infiel,
yihad, verdad suprema, destino, etc). Es decir, que utilicen un len-
guaje no acorde ni a su etapa madurativa ni a sus conocimientos
sobre religión islámica. Por ejemplo, con NNA con los que traba-
jamos se han observado como en algunos momentos han comen-
zado a verter vocablos o expresiones no utilizadas en su lenguaje
común.

Para evitar caer en la tentación de criminalizar práctica religiosa al-


guna, hemos dejado bien claro, que siempre esta adopción de prácticas,
para que la consideremos susceptible de ser corregida, debe ir acompañada
de actitudes de intolerancia y/o con propósitos de imposición al grupo de
iguales o entorno.
Hemos considerado exponeros, a modo de conclusión, algunas re-
flexiones propias, que además comparten algunos profesionales y acadé-
micos que llevan trabajando desde años sobre el fenómeno de la radi-
calización violenta. Quizás algunas, pudieran darnos alguna clave para
desarrollar estrategias más eficaces, con tal de poder combatir con mayor
éxito, en un futuro cercano, esta lacra. Uno de los principales errores, bajo
nuestro punto de vista, radica en haber intentado combatir fundamental
y exclusivamente este fenómeno, desde el ámbito policial y el de la Segu-
ridad. La elección del título de este artículo tiene que ver con la apuesta
clara del trabajo que proponemos y subyace de INDEPREVEN. La clave
debe estar en la prevención, en generar sociedades resilientes, y por ello,
la figura del educador o educadora social puede y debe tener un papel re-
levante, siendo un activo a tener en cuenta, en cualquier programa que
se diseñe un enfoque social, porque las políticas no deben pasar por alto,
que detrás de todo extremismo violento, que pueda desembocar en terro-
rismo, hay una ideología, que se nutre de unas ideas que lo legitiman. Las
ideas no sólo deben combatirse con legislación penal y acciones punitivas,
sino también desde una alternativa socioeducativa, esto es, las ideas deben
combatirse con ideas. Al igual que las mentes de esos sujetos son fértiles
para los idearios extremistas también lo son para otros valores basados en
los derechos humanos.
Por nuestra propia experiencia, tanto en el trabajo comunitario que
realizamos, a pie de calle, como las actuaciones dentro del sistema de pro-
tección de menores, independiente de la tipología del recurso, las posibili-
dades, la capacidad de influencia sobre los NNA a través de la intervención
socioeducativa, es muy elevada. Cuando realizamos esos acompañamien-

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NUEVO RETO DE LOS EDUCADORES Y EDUCADORAS SOCIALES ... 197

tos a los NNA, en las tres áreas; escolar, familiar y comunitaria, se van ge-
nerando unas relaciones de confianza y vínculos tan potentes, que son una
herramienta eficaz frente a la radicalización violenta.
Podemos afirmar, que la radicalización es un proceso social y, dónde no
solo la política y/o la religión construyen esa condición, sino que además
para mayor complejidad, se entremezcla la razón y emoción sin distinción.
Iniciándose así un vertiginoso y peligroso sendero, donde el propio indivi-
duo tratará de buscar justificaciones ante sus posibles derivas violentas.
La radicalización violenta debe combatirse con firmeza, sin fisuras,
tanto por parte de las instituciones como de la propia sociedad. Requiere
un gran esfuerzo personal, de reflexión de crítica, debiendo ser capaces de
dejar al margen las ideologías y los prejuicios que limitan nuestra capaci-
dad de acción, fundamentando toda nuestra acción en los Derechos Hu-
manos.

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Yihadismo,
ámbitos de radicalización, prisiones
ENRIQUE DÍEZ DE BALDEÓN CARRASCO
Funcionario de carrera de Instituciones Penitenciarias
Presidente de la Asociación de Criminólogos de Extremadura - CRIMEX

Los movimientos migratorios internacionales a Europa son sin lugar


a dudas, un asunto que suscita inquietud y no pocos desencuentros en
las políticas migratorias de la Unión Europea. España, es uno de los paí-
ses que más viene aumentando anualmente el número de inmigrantes que
recibe. En el primer semestre de 2019, según los datos publicados por el
INE el 8 de enero de 2020, han establecido su residencia en nuestro país
un total de 348.625 personas procedentes del extranjero, lo que repre-
senta un 21,8% más que en el mismo semestre de 20181.
Más a menudo de lo que cree la ciudadanía, un buen número de jó-
venes musulmanes atraviesan los límites fronterizos del sur español. Per-
siguen el «Sueño Europeo» del trabajo abundante, el lujo y la diversión
occidental y como no, el dinero presuntamente fácil. Dejan detrás de
ellos dramáticas situaciones de pobreza, opresión, privación de derechos y
desempleo. Muchos son menores extranjeros no acompañados (MENAS),
12.300, según el registro oficial del Ministerio del Interior (EFE, Madrid,
6 de agosto de 2019). Son los «hijos de nadie», que llegan a España con
sus mochilas cargadas de ilusión y expectativas y todas sus carencias edu-
cativas, personales y sociales a cuestas. Nadie los buscará nunca y ningún
estado los reclamará, porque a nadie le importan. Muchos son adultos,
que acuden cada año a trabajar como temporeros en las campañas de re-
colección y otros, son jóvenes mayores de 18 años que quieren alcanzar el
norte español, preferentemente Cataluña, Comunidad de Madrid, Valen-
cia, Baleares y País Vasco, dónde sus colegas sitúan la tan anhelada «tierra
de las oportunidades» en la que los deseos se cumplen. Pronto el sueño se
desvanece dando paso a la pesadilla del desarraigo, el abandono, el paro, la
precariedad diaria para sobrevivir y el delito. Más pronto que tarde, aque-
llo que creían posible se esfuma y su quimera acaba detrás de las paredes
de un centro de reforma de menores o lo que es peor, tras los muros de

1 Instituto Nacional de Estadística (8 de enero de 2020). Estadística de Migraciones.

Primer semestre de 2019. Datos provisionales.

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200 ENRIQUE DÍEZ DE BALDEÓN CARRASCO

recintos carcelarios europeos si son mayores de edad, siendo de facto estos


últimos, el entorno y el medio en el que algunos islamistas se convierten
en salafistas y extremistas radicales, pasando al campo de la actividad yiha-
dista e incluso como viene sucediendo, a la acción terrorista con atentados
y matanzas indiscriminadas.
Es muy significativo que, en las cárceles españolas, se hayan radicali-
zado desde 1995 hasta hoy, más de un 10% de los yihadistas muertos o
condenados en España, es decir, uno de cada 10 musulmanes ingresados
en prisión que previamente no pertenecían a organizaciones o células te-
rroristas. Podría parecer una cifra de poca relevancia, comparada con la ra-
dicalización online a través de la «Deep web» (internet profunda) o la rea-
lizada «vis a vis» (cara a cara) en domicilios particulares, centros de culto,
comercios, parques y espacios abiertos, peluquerías, locutorios , pero para
nada es así, a la vista de los atentados perpetrados en Europa en estos úl-
timos años, en los que muchos de los terroristas que los consumaron ha-
bían cumplido condenas y más aún, si tenemos en cuenta que el control
de la radicalización de los internos en las prisiones españolas no empezó
de forma objetiva, específica y normativa hasta 2004, fecha en la que el
Ministerio del Interior inicia dos programas de cuestionable utilidad para
prevenir y detectar dichos procesos, coincidiendo con el 11M y el suceso
de los terroristas que se inmolaron en el piso de Leganés.
Más de un 25% de los muertos y detenidos entre 2004 a 2012 abrazó
el salafismo yihadista durante su estancia en prisión. Por ende, no se-
ría muy descabellado pensar que, en los 10 años anteriores, entre 1994 y
2004, se produjera un buen número de radicalizaciones que, salvo muy
pocas excepciones, no están contabilizadas. Durante una década se pensó
que la mejor vía de reinserción social y tratamiento de los internos islamis-
tas ingresados en prisión era la agrupación con sus compañeros de interna-
miento musulmanes y su integración con el resto de la población reclusa,
concediéndoles para ello todas las facilidades para reunirse y participar en
las actividades colectivas, culturales, deportivas, formativas y de ocio de su
elección. Los internos islamistas, dirigidos por sus líderes salafistas, aprove-
charon esta dinámica de procedimiento para crear grupos que se reunían
semanalmente en polideportivos, escuelas, salas o aulas de reunión de los
Centros Penitenciarios, donde además de realizar sus rezos y ritos religio-
sos, organizaban y programaban con total impunidad sus actividades de
captación, proselitismo y adiestramiento de futuros yihadistas. Vds. pue-
den intuir fácilmente, que todas estas situaciones fueron oportunamente
detectadas por Funcionarios de Prisiones muy experimentados en el trato
profesional diario con internos islamistas y de otras confesiones religio-
sas. Me consta, que se elevaron informes referentes a estos comportamien-
tos de captación y proselitismo de corte radical, a la posible articulación
de grupos yihadistas organizados en las prisiones y a sus probables conse-

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YIHADISMO, ÁMBITOS DE RADICALIZACIÓN, PRISIONES 201

cuencias regimentales y de futuras implicaciones terroristas. A estos infor-


mes, basados en la observación directa de estos internos, de sus hábitos,
indumentaria, aspecto físico, compañías, dependencias económicas y de
consumo de tóxicos, rutinas, registros, cacheos y requisas reglamenta-
rios realizados con todas las garantías legales, no se les prestó desafortuna-
damente la atención que merecían, hasta que la Policía y la Guardia Civil
advirtieron de que, en las prisiones españolas, se estaban produciendo mo-
vimientos de grupos estructurados de internos yihadistas, para idear y pre-
parar acciones terroristas.
Los funcionarios de prisiones, a través de diversos protocolos intenta-
mos desde hace más de dos décadas que las cárceles españolas no sean can-
tera de radicalización y captación de yihadistas. El detonante principal de
este incesante esfuerzo se sitúa entre 2000 y 2002 en el centro penitencia-
rio de Topas en Salamanca, dónde se crea la célula terrorista denominada
«Mártires por Marruecos» liderada por Abderrahmane Tahiri, alias Moha-
med Achraf, la cual pretendía volar la Audiencia Nacional. En noviembre
de 2001, miembros de este grupo integrista islámico intervienen en una
pelea multitudinaria entre presos árabes y españoles en el módulo 3 del ci-
tado centro. El grave incidente se inició al ser agredido un interno árabe
por otro español, presuntamente por deudas. A consecuencia de ello, los
reclusos árabes fueron separados de los españoles y reubicados en dife-
rentes módulos. Anteriormente, el día 22 de febrero de 2001, Mohamed
Achraf, envió una carta a Said Afif, en la que le decía: «Te doy una buena
noticia y es que he formado un grupo de buenos hermanos que están dis-
puestos a morir en cualquier momento por la causa de Dios. Sólo falta que
salgan y nosotros también. Hombres tenemos, armas también y tú estarás
con nosotros. El emir del Grupo Salafista» (Rodríguez, 2004).
Medio año después, el 28 de mayo de 2002, tuvo lugar un levanta-
miento colectivo de presos musulmanes radicalizados contra la autoridad
penitenciaria (motín). Los internos participantes fueron aislados y al día si-
guiente continuaron aporreando las puertas, gritando e insultando grave-
mente a los funcionarios: «Hijos de puta, os vais a enterar, estamos hasta
la muerte contra vosotros, cabrones». Asimismo, los partes de hechos re-
gimentales del día 28 de mayo dicen: «Un grupo de internos musulmanes
comenzaron a intimidar y a coaccionar a otros de su misma religión para
provocar graves altercados en el módulo [durante los cuales] alguno dijo:
«Vamos a quemar el módulo, no saben ustedes a quiénes se están enfren-
tando, estamos dispuestos a destrozar la cárcel, todos nuestros hermanos
nos van a apoyar, estamos dispuestos a morir [porque] nosotros no teme-
mos la muerte» (Rodríguez, 2004). Dos días después, el 30 de mayo de
2002, Ahmed Mohamed Ahmed mandó un escrito al director del centro,
en el que decía textualmente: «Estoy en huelga de hambre y sed por estos
motivos: la tortura sufrida; queremos estar en un patio juntos incluyendo

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202 ENRIQUE DÍEZ DE BALDEÓN CARRASCO

los que están en aislamiento, [queremos] la escuela abierta todo el día


para rezar tranquilamente, comida, en vez de carne que nos den pescado
cinco veces a la semana con doble fruta y todo esto por escrito y firmado
por el director. Y si es así, pararemos la huelga y nada ha pasado» (Rodrí-
guez, 2004).
En 2004, los Partes de los Funcionarios sobre la situación de la pri-
sión de Topas, siguieron llegando a la Dirección General de Instituciones
Penitenciarias, en uno de ellos se dice: «Parece ser que hay un grupo de
internos denominados talibanes que están presionando a los internos del
módulo 9 para que asistan a los oficios religiosos y que practiquen los ri-
tos de la religión musulmana (Rodríguez, 2004). Todo ello dio lugar a la
operación NOVA llevada a cabo por la policía judicial española en 2004.
La sentencia declaró: «No existe duda de que aquí nos encontramos ante
un verdadero grupo cohesionado, permanente, estable y estructurado bajo
el liderazgo indiscutible de Abderrahmane Tahiri (Achraf), creador del
mismo y fuente ideológica para sus miembros, cuya finalidad es la «Cru-
zada Universal», Guerra Santa o Yihad» (Lázaro y Yoldi, 2008).
Posteriormente en 2008, la Sala Segunda de lo Penal del Tribunal Su-
premo, estimó parcialmente el recurso de casación interpuesto absolviendo
a 15 de los 25 condenados en principio. En resumen, la Sala Segunda del
Alto Tribunal interpreta y dice: «no se encuentra ninguna referencia a in-
tervenciones concretas más allá de la inmersión fanática en teorías funda-
mentalistas que pasaban desde la necesidad de predicar la doctrina y con-
vencer a los infieles con la propuesta violenta de amenazar a la humanidad,
si no se convierten a la verdadera fe y se mantenían en la infidelidad a la
doctrina auténtica. Todos los extractos de las cartas ocupadas, que la sen-
tencia considera como hechos probados, hacen referencia a su ideología
religiosa y a su predisposición genérica a luchar contra los tiranos invo-
cando la ayuda de Dios. Se estima parcialmente el recurso de casación in-
terpuesto2.
En 2018, el propio Mohamed Achraf volvió a estar inmerso en la ope-
ración antiyihadista denominada «ESCRIBANO» (López Fonseca, 2018),
llevada a cabo por la Guardia Civil y la Secretaría General de Instituciones
Penitenciarias en 17 cárceles españolas (Teixeiro, Estremera, Villena, Alge-
ciras, El Puerto de Santa María III, Ocaña I, Mansilla de las Mulas, Zuera,
Soto del Real, Murcia II, Mallorca, Huelva, Valencia, Córdoba, Las Pal-
mas II, Villabona y Albolote), para desmantelar un grupo estructurado
de radicalización que lideraba Achraf y en el que participaban 25 reclusos

2 STS 618/2008, de 7 octubre 2008. «Pertenencia a grupo terrorista. Falsificación de

documento oficial. Finalidad terrorista». Rec. 10386/2008. Ponente: J.A. Martín Pallín.
«Operación NOVA 2004».

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YIHADISMO, ÁMBITOS DE RADICALIZACIÓN, PRISIONES 203

encarcelados por actividades terroristas junto con otros presos por delitos
comunes captados por ellos, entre los que se encontraban varios españo-
les radicalizados o en proceso de reclutamiento. El grupo estaba estructu-
rado y se comunicaba de una cárcel a otra por correo ordinario utilizando
diversas claves que sólo ellos conocían, utilizando a presos comunes y a las
personas con las que comunicaban. Posteriormente, se han producido ul-
teriores intervenciones en los Centros penitenciarios de Alama, Castellón
y Almería. A pesar de que dentro de las prisiones están prohibidos los telé-
fonos móviles, estos aparatos, que miden 7x2x1 (largo, ancho y espesor en
centímetros) están entrando en las cárceles y continuamente se incautan
por parte de los funcionarios de prisiones. Ello, junto con el uso de drones
ya detectados para introducir todo tipo de sustancias y objetos prohibidos,
suponen riesgos añadidos a la ya de por sí delicada situación que en mate-
ria de seguridad para internos y funcionarios atraviesan las prisiones espa-
ñolas3.
En estos últimos años, fruto de la colaboración entre funcionarios de
prisiones, policía y guardia civil, se ha experimentado una notable evo-
lución en la lucha contra el terrorismo yihadista, investigando e identifi-
cando células yihadistas emergentes en el ámbito penitenciario, que han
evitado diversas acciones terroristas que se estaban fraguando intramuros.
En la actualidad, hay 146 presos yihadistas en prisiones españolas. Uno de
nuestros mayores retos y objetivos, es evitar que se conviertan en figura
de referencia para los más jóvenes, mermando su capacidad de atracción y
su poder reclutador. Se están desarrollando programas integrales específi-
cos de tratamiento y seguimiento, con especial atención a las perspectivas
de género y edad. No en vano, la estancia en prisión de internos islamistas
completa o inicia el proceso de radicalización de muchos de ellos. En los
próximos ocho años, (2019-2026), saldrán en libertad más de 70 yihadis-
tas. Se calcula que entre 7 y 10 de ellos, coincidiendo con los salafistas más
radicales, volverán a estar implicados en actividades terroristas.
La nueva estrategia antiterrorista española, por primera vez pública y
realmente transversal, aprobada el día 21 de enero de 2019 por el Con-
sejo de Seguridad Nacional y publicada por Orden PCI/179/2019, de 22
de febrero4, prioriza la prevención y pretende anticiparse a la captación, el
adoctrinamiento y la radicalización de presos en las cárceles españolas. Se

3 Europa Press Madrid (5 de octubre de 2019). Intentan introducir móviles y droga

con un dron en la cárcel de Valdemoro. Agencia de noticias Europa Press. https://www.


europapress.es/madrid/noticia-intentan-introducir-moviles-droga-dron-carcel-valdemoro-
20191005143308.html
4 Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad. Orden

PCI/179/2019, de 22 de febrero 2019. «Estrategia Nacional contra el Terrorismo» apro-


bado por el Consejo de Seguridad Nacional». (BOE, 26 de febrero 2019).

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204 ENRIQUE DÍEZ DE BALDEÓN CARRASCO

deja por tanto de lado en prisiones, el «secular buenismo» con el que se


venía actuando, aludiendo interesada y sistemáticamente a las convicciones
culturales y religiosas, a las que realmente siempre se ha dispensado un es-
crupuloso respeto y una rigurosa y efectiva consideración, en cuanto al de-
sarrollo del fin último del cumplimiento de las penas privativas de libertad,
en uno de los colectivos sin duda más reacios a la reeducación y reinser-
ción social (art. 25.2 CE).
En torno al 80% de los reclusos islamistas que ingresan en prisiones
españolas proceden del Magreb y son en su mayoría marroquíes y arge-
linos, con una media de edad de entre 18 y 36. En menor medida, in-
gresan otros procedentes de zonas subsaharianas y de países próximos al
Corredor del Sahel. Son preventivos en régimen cerrado en su mayoría y
generalmente carecen de beneficios penitenciarios. Más del 50% son casa-
dos con hijos menores o adolescentes y la mayoría tiene residencia legal
en España y parte de ellos han nacido en España, en Ceuta y Melilla (Or-
tega Dolz, 2016). También suelen ser consumidores habituales de sustan-
cias tóxicas derivadas del cáñamo. No suelen ser politoxicómanos. Presen-
tan desequilibrios emocionales y fuertes crisis de identidad personal. Su
falta de recursos económicos y el desarraigo familiar en prisión les hace fá-
cilmente influenciables y les predispone a unirse a grupos radicales para
protegerse y adaptarse a la vida en prisión. Estas circunstancias unidas a la
falta de recursos y formación les hacen especialmente vulnerables a delin-
cuentes y condenados por terrorismo que actúan como agentes de radica-
lización, cayendo con facilidad en las redes de captación y propaganda yi-
hadista dentro de las prisiones. Estos grupos siguen captando y continúan
operativos en la actualidad.
Cómo funcionario de prisiones, aspiro a que todos Vds. se acerquen a
la realidad de una problemática muy dinámica y cambiante, con multitud
de aristas, matices y prejuicios. El manejo, control, investigación y trata-
miento de las situaciones en materia de prevención contra el extremismo
radical yihadista, es de una gran complejidad y representa un reto cons-
tante para el cual, los funcionarios de Instituciones Penitenciarias, no he-
mos sido entrenados ni formados adecuadamente. A ello, se unen las gra-
ves carencias de seguridad personal, recursos humanos y materiales que
padecemos.
Cómo criminólogo y funcionario de prisiones, procuro entender el Yi-
hadismo desde el estudio y el diálogo para prevenirlo, considerando los
puntos de vista, las percepciones y opiniones de todos los interlocutores,
porque todas son valiosas estemos o no de acuerdo. La hermenéutica del
radicalismo islamista como fenómeno social es tan compleja, que exige
afrontar este fenómeno mediante procedimientos y técnicas que se pres-
tan a interpretaciones muy diferentes. En este orden de cosas, las prisio-

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YIHADISMO, ÁMBITOS DE RADICALIZACIÓN, PRISIONES 205

nes, para bien o para mal, son una parte fundamental del tejido social de
los países democráticos europeos constituidos en estados de derecho. Para
ello y partiendo de los errores del pasado y de las experiencias acumuladas,
la normativa actual nos sitúa en un escenario penitenciario real que per-
mite adaptar el régimen y tratamiento aplicable a los líderes yihadistas e
internos musulmanes radicalizados, permitiéndonos trabajar directamente
en la prevención con aquellos, que, por sus circunstancias específicas, sean
más susceptibles de ser captados o adoctrinados. También nos vamos a se-
guir planteando cuestiones tan difíciles, controvertidas y actuales, como
la que se refieren a alcanzar la reinserción de los internos yihadistas por el
abandono de la violencia, para muchos una tarea imposible. Además, las
prisiones reúnen una serie de condiciones intrínsecas favorables para que
prosperen ciertos procesos grupales y la radicalización yihadista no es ajena
a ello.
Prisiones viene desarrollando herramientas para el Control y detección
de la radicalización de internos islamistas desde hace más de 10 años. En-
tre el 2008 y el 2010, ya publicó 2 manuales de escasa trascendencia. En
2011, envía la Instrucción 12/20115, haciendo referencia al «Tratamiento
de los internos Fichero de Especial Seguimiento (FIES)». Luego en 2014,
creó el «Programa de intervención con internos islamistas en prisión»6, que
fue revisado un año después en la Instrucción 2/2015 de «Revisión de
la Instrucción 8/2014 para inclusión de internos del Grupo C en el fichero
FIES Colectivos Especiales»7. Posteriormente en 2016, lo amplió con el
«Programa marco de intervención en radicalización violenta con inter-
nos islamistas»8 y su posterior Instrucción I-02/2016 de 9 de noviembre
para la «Corrección de errores. Programa Marco de intervención en radicali-
zación violenta con internos islamistas»9.
En 2018, Instituciones Penitenciarias creó un nuevo instrumento lla-
mado «Instrumento de evaluación del riesgo de radicalismo violento»10 con el

5 Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (SGIIPP). (2011). Instrucción

12/2011. «Tratamiento de los internos Fichero de Especial Seguimiento (FIES)».


6 SGIIPp. (2014). Instrucción 8/2014. «Programa de Intervención con internos isla-

mistas en prisión».
7 SGIIPp. (2015). Instrucción 2/2015. «Revisión de la Instrucción 8/2014 para inclu-

sión de internos del Grupo C en el fichero FIES Colectivos Especiales».


8 SGIIPp. (2016). Instrucción I-02/2016 de 25 de octubre. «Programa Marco de in-

tervención en radicalización violenta con internos islamistas».


9 SGIIPp. (2016). Instrucción I-02/2016 de 9 de noviembre. «Corrección de errores

Programa Marco de intervención en radicalización violenta con internos islamistas».


10 SGIIPp. (2 febrero 2018). «Instrumento de evaluación del riesgo de radicalismo vio-

lento».

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206 ENRIQUE DÍEZ DE BALDEÓN CARRASCO

que pretende frenar el fenómeno de la radicalización islamista en prisiones.


El programa, está basado en dos herramientas de evaluación de riesgo muy
reconocidas: la primera es el «Instrumento VERA 2-R» (Pressman y Floc-
kton, 2012) diseñado para usarlo con terroristas con la finalidad de gestio-
nar la seguridad en los centros a partir de le evaluación del riesgo violento
del sujeto en prisión contiene 31 ítems organizados en 5 dimensiones:
1.ª—Creencias y actitudes. 2.ª—Contexto e intención. 3.ª—Historia y ca-
pacidad. 4.ª—Compromiso y motivación. 5.ª—Factores de protección. La
segunda herramienta es el «Instrumento ERG 22+» (Lloyd y Dean, 2015),
que es un protocolo para la gestión de riesgo aplicado a condenados por
extremismo, compuesto por 22 ítems agrupados en tres dimensiones para
analizar tres variables fundamentales que pueden ser ampliadas con otras,
de ahí el signo + que acompaña su denominación: 1.ª—Implicación (com-
promiso); 2.ª—Intención (mentalidad para actuar); 3.ª—Capacidad (re-
cursos). Diariamente se analiza la información que elevan los funcionarios
de los internos encarcelados por delitos de terrorismo y de aquellos que
muestran signos de radicalización.
El nuevo instrumento creado específicamente para las prisiones españo-
las consta de 39 preguntas divididas en dos apartados, que deben responder
los funcionarios tras una observación minuciosa de los internos a su cargo y
bajo sospecha: el primer bloque se compone de 12 preguntas que tratan de
medir el grado de violencia radical en internos ya radicalizados. El segundo,
está compuesto por 27 preguntas que pretenden averiguar si el interno está en
riesgo de ser captado y radicalizado. La información recopilada es evaluada se-
mestralmente analizando el comportamiento de los grupos específicos de con-
trol y seguimiento. Completado el protocolo semestral, se emite una valora-
ción final (V.F.) individualizada. Esta V.F. determinará los procedimientos de
actuación más aconsejables para cada interno. En el grupo «A», se miden fac-
tores de riesgo real de violencia radical para la comisión de atentados o actos
delictivos, ponderando variables de intencionalidad criminal y de elevada ra-
dicalización. Hay analistas que aglutinan los grupos B y C atendiendo a fac-
tores comunes. Otros preferimos analizarlos separadamente atendiendo a los
presupuestos del principio de individualización científica que rige la aplicación
del tratamiento penitenciario. Por tanto, en el grupo «B», se valorarían aque-
llos factores de riesgo de radicalización personal, de proselitismo y captación.
Agrupa a Internos encarcelados por otros delitos que ejercer de líderes reclu-
tadores, captadores y facilitadores. Son internos respetados, conocen su reli-
gión, la tradición y cultura islámica, tienen capacidad económica y disponen
de recursos que utilizan en la captación actuando solos o en pequeños grupos.
Para su evaluación se incluyen tanto variables propias de los internos con afán
reclutador, proselitista o captador, como factores e indicios vinculados a pro-
cesos de radicalización violenta. En el Grupo «C» estarían reclusos musulma-
nes y otros que no lo son, que en prisión se encuentran muy excluidos, frus-

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YIHADISMO, ÁMBITOS DE RADICALIZACIÓN, PRISIONES 207

trados y carentes de proyecto futuro, decepcionados, solitarios e inseguros con


graves carencias afectivas y dinerarias que se dejan captar fácilmente a cambio
de recursos económicos, de protección y seguridad. Para los grupos «B y C»,
los psicólogos deben centrar su atención en los 27 apartados ya mencionados.
Este nuevo instrumento trata de realizar un seguimiento exhaustivo y perma-
nente de estos internos, con variables nuevas añadidas a los controles existen-
tes y recoge las recomendaciones del Consejo de Europa en materia de delin-
cuentes peligrosos11.
Criminólogos y analistas penitenciarios afirman también, que este
nuevo protocolo es una adaptación del Historial Clinical Risk (HCR), que
es un instrumento canadiense de valoración psicológica y sirve para prede-
cir el riesgo de comportamientos violentos en poblaciones penitenciarias
(Douglas et al., 2013). De momento hay 44 internos que han seguido o
están siguiendo el Programa y de ellos, 4 ya han salido en libertad. El re-
sultado del programa está aún por ver, pero por fin ha quedado muy claro
para el Ministerio y la SGIP, que se debe y se puede trabajar con los fun-
cionarios en equipo y coordinadamente, para prevenir y en su caso mini-
mizar los riesgos de la radicalización terrorista en prisiones y eso de en-
trada, ya es un éxito (Sáiz-Pardo, 2018).
A continuación, os traslado un resumen de las estrategias y programas
que se vienen desarrollando en las prisiones españolas:
— Estrategia nacional contra el terrorismo (enct) 2019-2022:
1. Prevenir
2. Proteger
3. Perseguir
4. Paliar los daños
5. Apoyar a las víctimas
6. Aprendizaje empírico
7. Corrección inmediata de errores
8. Respuestas proporcionadas
— Situación en España y Europa12:
1. Se establece una revisión y actualización continua de los siste-
mas de coordinación antiterrorista (CNCA).
2. 500 condenados yihadistas saldrán en libertad en menos de 2
años, 50 de ellos en España.

11 Consejo de la Unión Europea. (27 de febrero de 2018). Conferencia de la Comisión

Europea sobre la Radicalización en las cárceles. Bruselas


12 Reinares, F, García Calvo, C y Vicente, A. (2019). Yihadismo y yihadistas en España.

Quince años después del 11-M. Real Instituto Elcano. Marzo 2019

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208 ENRIQUE DÍEZ DE BALDEÓN CARRASCO

3. En España saldrán, en menos de siete años, 73 de los 146 radi-


cales en prisión.
4. La retirada de EE.UU. de Siria, deja en el aire el destino de
cientos de retornados y presos del estado Islámico.
5. En España hay 90 internos preventivos y 56 penados en 28
cárceles.
6. Del total de 146 yihadistas, 10 son mujeres.
7. La cifra de presos comunes radicalizados en prisión (79 en abril
de 2018), fluctúa y sigue superando los valores de 2014, 2015
y 2017.

— Evolución de las estrategias específicas penitenciarias:


1. Cumplimiento de condenas: mayores exigencias para acceder a
beneficios penitenciarios (art. 36 CP: «periodo de seguridad» y
art. 72.6 LOGP: pago R/C, perdón a las víctimas, repudio de
la violencia ).
2. Clasificación Penitenciaria: entidad de delitos, extensión de
las condenas, peligrosidad objetiva en la estructura criminal
(Art. 102 R.P. ).
3. Programas bien estructurados.
4. Consideración al desistimiento criminal.
5. Factores de protección para prevenir la radicalización.
6. Intervenciones individualizadas, no generales o universalistas.
7. Dispersión versus concentración, que tan buenos resultados
dio en la lucha contra el terrorismo de ETA en todo el estado
español.

— Objetivos generales:
1. Evitar que los líderes yihadistas condenados y preventivos sean
figuras de referencia para los jóvenes.
2. Mermar la capacidad de atracción y reclutamiento de los pena-
dos radicales.
3. Programas integrales específicos de tratamiento y seguimiento
para retornados.
4. Especial atención a las perspectivas de género y edad.

— Objetivos específicos:
1. Análisis diario de la información recopilada.
2. Observación directa de los internos.
3. Evolución en los programas de seguimiento e intervención.
4. Detectar riesgos de radicalización violenta.
5. Incrementar la participación en programas.

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YIHADISMO, ÁMBITOS DE RADICALIZACIÓN, PRISIONES 209

— Fichero de internos de especial seguimiento (FIES):


• Grupos de Clasificación de los Internos «FIES» ingresados en pri-
sión:
1. FIES 1.- (CD) Control directo.
2. FIES 2.- (DO) Delincuencia organizada.
3. FIES 3.- (BA) Banda armada.
4. FIES 4.- (FCS) Fuerzas y Cuerpos de seguridad.
5. FIES 5.- (CE) Características especiales.

— Programa marco de intervención en radicalización violenta con in-


ternos islamistas
• A.- Internos condenados por terrorismo «FIES grupo A»:
1. Condenados por pertenencia o colaboración con grupos terro-
ristas.
2. Riesgo elevado y presencia de ideología radicalizada consta-
tada.
3. Condenados por vinculación al terrorismo yihadista.

— Se caracterizan por:
1. Fuerte arraigo de valores de ideología extremista.
2. Vinculación a organizaciones y células terroristas activas.
3. Son los líderes yihadistas a los que obedecen los demás.
4. Ordenan todas las actuaciones. Nadie opera sin su consenti-
miento.
5. Seleccionan y adoctrinan a los internos captadores.
6. Son islamistas salafistas.

• B.- Internos «FIES grupo B»: presos captadores y dinamizadores


1. Ejercen liderazgo captador.
2. Realizan tareas de proselitismo.
3. Son facilitadores de actitudes extremistas y radicales entre los
reclusos.
4. Llevan a cabo misiones de adoctrinamiento.
5. Difunden ideas radicalizadas sobre el resto de internos.
6. Someten, presionan y coaccionan a otros internos.

• C.- Internos «FIES grupo C»: internos radicalizables


1. Radicalizados o en proceso de radicalización.
2. En diversos niveles de riesgo y vulnerabilidad.
3. Papel pasivo no exento de incidentes regimentales.

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210 ENRIQUE DÍEZ DE BALDEÓN CARRASCO

4. Hacen interpretaciones radicales de la religión islámica.


5. Manifiestan actitudes de desprecio a internos no musulmanes.
6. Inmersos en procesos incipientes o consolidados de radicalización.

— «Instrumento de evaluación del riesgo de radicalismo violento»


1. Evaluación por grupos:
• Bloque 1:
Grupo A: Todos los internos condenados o procesados por perte-
nencia o vinculación con organizaciones terroristas islamistas.
• Bloque 2:
Grupo B: Presos captadores.
Grupo C: Internos radicalizables.
• Protocolo de evaluación «Grupo A»
— Factores de riesgo y detección:
1. Se analizan 12 factores de riesgo de violencia radical.
2. Los psicólogos penitenciarios deben indicar en cada uno, el
nivel de riesgo bajo, medio o alto.
3. Completado el protocolo, se emite una valoración final que
determinará cómo actuar.
— Factores de riesgo a evaluar en el «grupo a»:
1. Tendencia a la conducta violenta.
2. Antecedentes de violencia extremista.
3. Medio social vinculado al radicalismo.
4. Intención de cometer actos de defensa ideológica.
5. Presencia de un objetivo al que atacar.
6. Impulsividad conductual.
7. Rasgos psicopáticos.
8. Trastorno mental grave.
9. Afinidad con colectivos radicales violentos.
10. Entrenamiento físico.
11. Resistencia a cumplir las normas del C. P.
12. Material extremista intervenido en registros y requisas de
la celda.

— Protocolo de evaluación para «Grupos B Y C».


• Factores de riesgo y detección:
1. En estos casos, los psicólogos deben centrar su atención en 27
apartados.
2. La evaluación completa de los 27 indicios se efectúa cada seis
meses.

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YIHADISMO, ÁMBITOS DE RADICALIZACIÓN, PRISIONES 211

3. Completado el protocolo semestral, se emite una valoración fi-


nal (V.F.) individualizada.
4. La V.F. determinará los procedimientos de actuación más
aconsejables para cada interno.
• Indicios evaluables en los «grupos B y C»:
1. Pretenden orientar a otros internos sobre la práctica reli-
giosa.
2. Buscan cohesionar a los presos encarcelados por yiha-
dismo.
3. Pretenden alcanzar un mayor estatus personal en prisión.
4. Tendencia a la organización colectiva de actos religiosos.
5. Actitud intolerante a la existencia de árabes no creyentes.
6. Sólo prestan apoyo a otros internos islamistas.
7. Sienten como propios los ataques a su grupo.
8. Relaciones limitadas a presos musulmanes.
9. Captan presos influenciables y con baja autoestima.
10. Rechaza a los funcionarios de prisiones.
11. Rechazo total al personal femenino que trabaja en prisión.
• Señales de radicalización:
1. No se plantean la necesidad de cambio personal.
2. Muestran tendencia al aislamiento.
3. No participan en actividades dentro de la cárcel.
4. No manifiestan planes de futuro.
5. Repiten a diario los mismos hábitos.
6. Prestan especial atención a los conversos al islam.
7. Indiferencia hacia las víctimas de actos violentos.
8. La religión es la base de su identidad e interpretaciones.
9. No admiten diferentes interpretaciones de la realidad.
10. Inciden en quien no tiene las necesidades personales cu-
biertas.

— Perfil de los internos radicalizables:


1. Internos con un marcado desarraigo familiar y social.
2. Con una personalidad extremadamente influenciable.
3. Que pasan por graves apuros económicos, tanto ellos como sus
familias.
4. Con claras muestras de vulnerabilidad o debilidad personal.
5. Con sentimientos de agravio personal o trato injusto.
6. Que carecen de apoyo exterior.
7. Que no realizan ni solicitan comunicaciones familiares, intimas
o de convivencia.

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212 ENRIQUE DÍEZ DE BALDEÓN CARRASCO

8. Que sucumben fácilmente a los internos dinamizadores y cap-


tadores.
9. Son el embrión del futuro «frente yihadista de las cárceles»,
cuya misión fundamental será mantener cohesionado el colec-
tivo y captar a su vez, nuevos miembros.

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Terrorismo yihadista.indd 212 2/2/21 14:08:28


Patrones de adoctrinamiento
y radicalizacion.
Personalidad del yihadista
RAQUEL ALONSO
Presidenta Acreavi - Asociación contra el radicalismo extremista
y ayuda a víctimas indirectas

En este capítulo, hablaremos de la conducta o patrones de radicalización


extremista, que finalizan con un comportamiento terrorista. Hemos oído,
leído informes, noticias, y parámetros de muchos expertos, pero lo que lo
que pretenderemos es conocer su ideología desde dentro, es decir, desde el
estudio religioso, desde ese Islam interpretativo extremista. Pocos son los que
analizan desde el interior, estamos acostumbrados a ver como desde nuestra
perspectiva se analiza el terrorismo yihadista, desde nuestra visión de la socie-
dad, desde nuestra forma de pensar, pero lo que vamos a exponer es su ideo-
logía religiosa desde libros que no son comercializados, libros que desde oc-
cidente no son habituales, pues se suelen adquirir en las mezquitas y a través
de internet, pero para eso primero hemos de conocerlos, libros que son los
que determinan las particularidades del carácter, libros que llevados al extre-
mismo, nos llevan a comprender muchos de sus comportamientos.
Si tratamos de definir de forma coloquial los rasgos de una persona
que ha sido captada, adoctrinada y que se ha convertido al yihadismo, pro-
bablemente hablaríamos en primera instancia de que se ha dejado barba,
que ha cambiado su vestimenta, se mantiene reservado, suelen verse per-
sonas nuevas en su vivienda habitual, salidas a diferentes horas, no les está
permitido ir a la playa, etc.…
Éstas son conductas que la sociedad Occidental tiene ya asumidas y
que vemos de forma normal. Pero ¿que lleva a que cambien a esas nuevas
pautas? ¿cuál es el significado para ellos de su auténtica religión? ¿A que
llaman ellos «La Sharia»? Debemos conocer que vamos a interpretar «sus
libros» desde un Islam radical y extremista que acaba convertido en terro-
rismo, no hablamos de musulmanes que siguen su religión de forma natu-
ral, viviéndola desde la paz y sus creencias.
En primer lugar, un «yihadista», nunca aceptará morar bajo una demo-
cracia, pues es «Haram» (palabra que se utiliza en el islam para designar lo

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214 RAQUEL ALONSO

prohibido), el solo puede vivir bajo las órdenes de un califato donde está
implantada la «Sharia» Ley islámica, ello es «Halal» (palabra que define lo
permitido en el Islam), tal cual indicó el profeta, siguiendo las enseñanzas
del Corán. Nos sorprende continuamente la rapidez en la radicalización,
adoctrinamientos «express» que duran semanas, y esto nos lleva a pregun-
tarnos ¿cuál sería la contra narrativa que deberíamos utilizar para evitar es-
tas captaciones?
Lo primero que debemos de saber a la hora de encontrar argumentos,
para debatir el extremismo, es que tenemos que pensar como ellos, debe-
mos entrar en sus mentes, no podemos tratar el tema desde nuestra lógica,
desde lo que haríamos nosotros, pues eso solo nos llevará al error. Si com-
batimos su ideología desde sus propios preceptos tendremos más posibi-
lidades de éxito, ya que la mayoría de los captados y adoctrinados tienen
una escasa formación religiosa.
Entremos en materia, vamos a empezar hablando de conceptos religio-
sos, y de cómo ellos los transforman para formar su propia ideología. Para
ello he seleccionado tres libros importantes y de los que habitualmente no
hablamos:
— «Exégesis del último décimo del Sagrado Corán» (Grupo de sabios),
este libro forma parte de un resumen de las suras más importantes
del Corán, las más significativas en cuanto al infierno y al paraíso,
principales argumentos que utilizan los captadores.
— «La Verdadera personalidad del hombre musulmán» (Mohamed Ali
Al Hashimi) que nos describe como debe ser el perfecto musulmán
en todos los ámbitos, desde las relaciones personales, familiares,
comportamiento en sociedad, higiene y prácticas religiosas.
— «Nada te turbe» (A’id ibn Abdullah Al-Qarni), un libro religioso
que utilizan para encontrar su paz interior en momentos de dudas,
de debilidad o de aflicción.

1. Exégesis del último décimo del Sagrado Corán

«En el nombre de Allah, el clemente, el misericordioso»


Simplemente nada más comenzar, sin llegar al primer verso, ya se uti-
lizan palabras que constantemente veremos cómo se repiten y que llegan a
interiorizarse a través de la insistencia, en el ruego a Allah, apelar a su mi-
sericordia, la obediencia, la sumisión, la aceptación sin condiciones y la pa-
labra hermanos, que designa los que son como ellos.
«Sepan hermanos en el islam, para que Allah tenga misericordia de todos
nosotros, es obligatorio que sepamos cuatro cosas»:

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PATRONES DE ADOCTRINAMIENTO Y RADICALIZACION 215

Primero.—EL CONOCIMIENTO. El conocimiento de Allah nuestro


Señor, el conocimiento del profeta y el conocimiento de su religión, el Is-
lam. No es propio del musulmán adorar a Allah, sin conocimiento porque
se puede caer en la desviación y la innovación. (Como veremos más ade-
lante, necesitan instruirse en la religión y además si memorizan el Corán
tendrán más beneficios en el paraíso)
Segundo.—LA OBRA. Si el buen musulmán tiene conocimiento, pero
no lo pone en práctica, se asemeja a los que cayeron en la maldición de
Allah, porque tenían el conocimiento, pero no actuaban según el mismo.
Satán intentará siempre engañar a los creyentes para que se alejen de los
beneficios obtenidos por el conocimiento, o hacer que piense que Allah
los perdonará por su ignorancia. Esto es muy peligroso, debido a que la
persona ni siquiera es consciente de que, si no aprendió deliberadamente,
no tendrá excusas el Día del Juicio Final.
Tercero.—CONVOCAR Y PROPAGAR EL CONOCIMIENTO
Y LA PRACTICA DEL ISLAM. Porque los sabios y propagadores son
los herederos de los Profetas, que esparcen el conocimiento benéfico y la
practica correcta. Enseñar y convocar el islam es una obligación comunita-
ria y por lo tanto todos somos responsables de hacerlo.
En este tercer párrafo, se comienza a introducir que todos los musul-
manes están obligados a propagar el islam, esto para los extremistas es un
argumento muy valioso, pues es una de las formas para introducirlos en
los grupos de «hermanos» como ellos se hacen llamar.
Cuarto.—LA PACIENCIA Y LA PERSEVERANCIA EN APREN-
DER, PRACTICAR, ENSEÑAR Y CONVOCAR A OTROS. Para parti-
cipar en la noble acción de propagar el conocimiento y facilitar el camino
a quien lo busca, todos han de poseer cualidades muy importantes como
la paciencia y constancia a la hora de inculcar las leyes de Allah a sus otros
hermanos, es por ello por lo que un yihadista, nunca desistirá en sus pro-
pósitos de adoctrinamiento, pues sabe que la paciencia le llevará al éxito,
sino lo hiciera estaría incumpliendo las leyes de Allah. Dentro de este li-
bro, he sacado algunos que son importantes a la hora de adoctrinar a una
persona. Es muy destacable el juego que realizan con el pecado, así como
los beneficios del Paraíso y los horrores del Infierno.
Vamos a empezar por los beneficios y castigos, argumento de vital im-
portancia para la manipulación y captación de nuevos yihadistas. El sabio
Al-Jattabi dijo: Fue narrado, que los números de los versículos del Corán
equivalen a los números de los niveles del paraíso. Se expresará al recita-
dor, que su posición en el paraíso estará determinada por la cantidad de
versículos que memorizas (Tanto en el infierno, como en el paraíso hay
muchos niveles con ventajas o castigos en función al nivel en el que en-

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216 RAQUEL ALONSO

tres). Si, además, los hijos aprenden y memorizan el Coran, conseguirán


que a sus padres les coloquen una corona de luz iluminada y serán vesti-
dos con ropajes superiores a los mundanos, de ahí la importancia del adoc-
trinamiento también en los hijos.
Para cerrar este libro, analizamos La sura de la «Examinada»: Se ini-
cia prohibiendo a los creyentes fraternizar con los incrédulos, enemigos
de Dios y enemigos de ellos, por su persistencia de permanecer en la igno-
rancia. Tienen la prohibición pues consideran a los incrédulos, hipócritas y
enemigos merecedores de la ira de Dios. Esta es la confirmación del vere-
dicto del principio.
Dios ama a los que combaten para elevar su palabra; firmes y unidos
como un edificio de fuertes cimientos. En un Yihadista estas palabras están
claras, su misión en la vida es la lucha, es el combate para extender la pala-
bra de Allah y acabar con los incrédulos.
Por último, vamos a hacer alguna referencia de cómo se describe los
favores de Allah en el paraíso y el castigo del infierno. Y así lo describe este
párrafo del Coran:

«Los creyentes encontrarán una vida en el paraíso llena de gozo y sa-


tisfacción, las frutas estarán al alcance de su mano, comed y bebed sin
límites, no enfermareis, correrán ríos de agua fresca y vino, a vuestra
disposición encontrareis las mujeres más bellas y 70 vírgenes os corres-
ponderán, todo esto solo será para los que obrasteis correctamente en las
enseñanzas de Allah».
«En cambio, a los hipócritas e infieles, se les entregará su libro en la
mano izquierda, se ordenará a los ángeles guardianes del infierno: ¡Suje-
tadlos y amarrad sus manos a su cuello, luego haced que entre en el fuego
del Yahim y luego apresadlo con una cadena! Su única comida será las se-
creciones de las gentes del infierno, sangre, herrumbre, ¡esto es lo único
que comerán los incrédulos que no creyeron en las enseñanzas de Allah!».
«Maldito, no creíste y ahora el fuego es una llama abrasadora, que
arrancará de forma espantosa la piel de manos, tus piernas, y la totalidad
de tus miembros».

Fíjense en la diferencia tan grande, este es tan solo un párrafo, se en-


cuentran otros, donde define unos horrores y crueldad indescriptibles,
además debemos añadir que a cada pecado se le asigna un castigo. Por po-
ner un ejemplo, el que no cumple con las cinco oraciones, además de en-
trar en el infierno y sufrir todos sus padecimientos, su cabeza será cortada
y aparecerá sin ella, para que todos sepan que está ahí, por no haber lle-
vado a cabo las órdenes de Allah, ese es el castigo para que no cumplen
con las cinco oraciones. Este es uno de los principales factores a la hora de
captar y adoctrinar a una persona, infundir el miedo, para que la persona
deje de pensar y solo actúe con la ideología que le van inculcando.

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PATRONES DE ADOCTRINAMIENTO Y RADICALIZACION 217

2. La verdadera personalidad del musulmán

El verdadero y sincero musulmán es consciente de la magnificencia de


la creación de Allah. Sabe que Allah es el Omnipotente que comanda los
asuntos del universo y de la humanidad. Reconoce los signos de su poder
ilimitado en cada aspecto de la creación, y de esta manera su fe en Allah
aumenta, le recuerda con mucha frecuencia y se encomienda a él con con-
fianza. No nos sorprende entonces, que el principal signo de un yihadista
sea la sumisión y obediencia.
Por lo que estos dos rasgos son muy significativos, su sometimiento
no solo pasa hacia su Dios, sino hacia los captadores. Nunca transgreden
los límites, y siguen las órdenes de Allah y Su guía, incluso cuando éstas
son contrarias a sus propios deseos, esa es la verdadera prueba de su fe, su
resignación a las circunstancias que tenga que afrontar, si es voluntad de
Allah lo aceptará con alegría y voluntad, otro rasgo que se utiliza para con-
vencerlos, Allah tiene designada para ellos la lucha, la realización de la Yi-
had, pues es el destino que tiene reservado para ellos Allah, no hay excusa
posible para ir en contra de la voluntad de su Dios y su Profeta.
La oración es el pilar de la fe, y quienquiera que cumpla con ella es-
tablece la fe y el conocimiento, y quienquiera que descuida la oración
destruye su fe. Por lo que si conviviéramos con un yihadista una de las
primeras acciones que veríamos sería las entradas y salidas en varias oca-
siones, pues se realizan cinco oraciones obligatorias, y además si se rea-
lizan en grupo tienen más valor, pues Allah lo ordenó así. El rezo es el
mejor de los actos, como lo clarifica el siguiente Hˉadîz narrado por Ibn
Mas‘ûd:

«Le pregunté al Mensajero de Allah: ¿Cuál es la acción más amada


por Allah? Me respondió: “Realizar cada oración en su momento pres-
cripto”. Le pregunté: ¿Y después cuál? Respondió: “Tratar a los padres
con honor y respeto”. Le pregunté: ¿Y luego cuál? Respondió: “La Yi-
hâd por la causa de Allah”».

Para que lo veamos claro, si tuviéramos que cumplir hoy con las cinco
oraciones deberíamos de acudir a la mezquita en los siguientes horarios:

Fajr 5:18 horas


Zuhr 14:11 horas
Asr 18:05 horas
Maghrib 21:22 horas
Isha 22:58 horas

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Sería fácil detectar a una persona que habitualmente no sale en horarios


tan diferentes y de forma inmediata empieza a cumplir con tales entradas y
salidas. El 90% de los Yihadistas cumplen con los horarios de rezo en la mez-
quita, aprovechando las visitas además para promover reuniones entre «her-
manos», no olvidemos que las mezquitas son el primer centro de captación.
Por poner un ejemplo en la «Operación Gala», donde se detuvo a la Brigada
Al’Andalus, una de las principales células terroristas detenidas en el año 2014,
todos sus integrantes fueron captados y adoctrinados en la mezquita de la
M-30, mezquita que además tienen un especial control y seguimiento por
parte de las FUERZAS Y CUERPOS DE SEGURIDAD DEL ESTADO.
El profeta destaca el rezo en grupo y en la mezquita. «La oración rea-
lizada en congregación supera veintisiete veces a la oración realizada in-
dividualmente». (Transmitido por Al Bujâri y Muslim), por lo que un yi-
hadista no se saltara su obligación, además de los beneficios que para el
conlleva. Destaca la oración de la mañana y la de la noche especialmente.
Os pongo un ejemplo de la importancia de acudir a la mezquita y rea-
lizar las oraciones en ella. Ubaii Ibn Ka«b (R) dijo: Había un hombre de
los Ansâr cuya casa era la más distanciada de la mezquita según mi cono-
cimiento, pero nunca perdió una oración. Alguien le preguntó: ¿Por qué
no compras un asno para montar cuando esté oscuro o muy caluroso? Y
éste respondió: No me gustaría que mi casa estuviera cerca de la mezquita,
porque yo quiero que mi ida hacia la mezquita y el regreso a mi hogar
sean registrados como buenas acciones, y cuanto mayor es la distancia, y
mayor mi voluntad, más beneficios me otorgará Allah.
El cuidado de uno mismo es una obligación en el islam, el 90% de los
yihadistas, lleven barba, o vistan ropas árabes, militares, deportivas, o de
cualquier índole siempre mantienen su higiene personal, sus dentaduras
están cuidadas (pues uno de los peores castigos es descuidar la dentadura)
Hablemos ahora de la importancia de la transmisión de la «Sharia o
ley Islámica». Los Yihadistas son los responsables de que su familia siga su
fe, y no se desvíen, al igual que predican al resto de sus hermanos, además
buscan especialmente a los conversos, cuando un musulmán convierte a
una persona de otra religión al islam, ya ha conseguido entrar en una fase
del paraíso.
«Cada uno de vosotros es un pastor, y cada uno de vosotros es res-
ponsable de su rebaño» (Es decir aquellos que están bajo su responsabi-
lidad). El sentido que siente cuando un miembro de su familia está fa-
llando en algún asunto importante lo perturba considerablemente. No
puede soportarlo, entonces se apresura para encararlo y tratar sus causas
a pesar de las consecuencias. El único que puede ignorar tal responsabili-
dad y permanece callado es aquel hombre cuya fe es débil y le falta hom-
bría». (Transmitido por Al Bujâri y Muslim)

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PATRONES DE ADOCTRINAMIENTO Y RADICALIZACION 219

La ideología extremista, hay que reforzarla continuamente, y sobre


todo se hace a través del temor a Allah, de su adoración, obediencia y so-
metimiento. En el 80% de los casos, se da la característica de que se orga-
nizan reuniones tanto de mujeres como de hombres, por separado, para
fortalecer su fe, para debatir por si alguno está equivocado, reflexionar, y
si alguien está saliendo del camino «sus hermanos» lo devolverán rápida-
mente a las creencias de Allah, incluso impartiendo castigos si así fuera ne-
cesario. En estas clases de reuniones las almas se purifican, los corazones se
limpian, y la totalidad del ser se llena de fe. (Transmitido por Ahˉmad con
un Isnâd Yaiid), de ahí la importancia de mantenerlas, aprovechando los
captadores para reforzar sus conceptos, su ideología y su mando.
Otro signo a tener en cuenta es la obligación al respeto y obediencia a
los padres, hacer lo contrario es uno de los peores pecados, este signo es
muy importante porque si los progenitores están radicalizados, teniendo la
Yihad como camino hacia el paraíso y voluntad de Allah, sin duda adoctri-
naran a sus hijos convirtiéndolos en la siguiente generación yihadista.
La esposa es otro rasgo fundamental, en la mayoría de los casos, siem-
pre se las verá con esposas especialmente religiosas, que cubren su cabeza
y cuerpo, que caminan detrás de ellos, pues es obligación de la mujer so-
meterse y obedecer a su marido.

«Una mujer puede elegirse para el matrimonio por cuatro caracterís-


ticas: Su riqueza, su linaje, su belleza o su religión. Escoged la religiosa,
pues estaréis más seguros de tener un matrimonio estable». (Transmitido
por Al Bujâri y Muslim)

Él aseguró que la mujer desafiante y rebelde será maldecida por los


Ángeles hasta que se reconcilie con su marido:

«Si una mujer no duerme en la cama con su marido, los Ángeles la


maldicen hasta la mañana».

El hombre que ve a su esposa, hijas y hermanas caminar por la calle con


sus cabezas descubiertas y brazos desnudos, vestidas, pero pareciendo estar
desnudas, y no hace nada para detener esta desobediencia, ciertamente ha
perdido su hombría, ha abandonado su islam y se ha ganado la ira de Allah.
Éste debe arrepentirse sinceramente para poder levantarse, recuperar su
hombría y volver al camino recto, por lo que nunca veremos a un yihadista
cerca de una mujer que no vaya correctamente cubierta. Lo cierto, es que la
mujer, asume su papel y se somete al hombre, en una ocasión, le pregunto
un periodista a una estudiante musulmana de la Universidad de Damasco
por su Hˉiyâb y cómo podía soportarlo en verano con tanto calor, ella dijo:
«El calor del fuego del Infierno es mucho más intenso aún…»

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220 RAQUEL ALONSO

El islam considera que las mujeres han sido dadas en confianza a los
hombres para que ellos las cuiden. La esposa normalmente es influenciada
por su marido, y él puede llevarla con él al Paraíso o al Infierno. Esto le
permite al hombre, adoctrinar a su esposa y obligarla a seguir sus enseñan-
zas, al igual que a sus descendientes, por lo que consideramos que, si el va-
rón ha sido captado, y ha asimilado la Yihad como su forma de vida, la tras-
ladará a su ámbito doméstico, convirtiendo a sus hijos en futuros yihadistas.
Veamos algunos versos del Corán con respecto a este tema:

El padre musulmán mantiene sus ojos bien abiertos respecto al cui-


dado de sus hijos. Él sabe lo que ellos están leyendo y están escribiendo,
los pasatiempos que han escogido o los que él pueda haberles inculcado,
los amigos con quienes ellos pasan la mayor parte de su tiempo, y los lu-
gares que ellos frecuentan en su tiempo libre.
Los entretenimientos deben nutrir los aspectos positivos de los hijos
e inculcarles buenos gustos, no los deben estimular a seguir la falsedad.
Sus amigos deben ser aquellos que los mantengan en el Camino Recto
y los conduzcan al Paraíso, no los corruptos que los conducirán al In-
fierno, es por ello, la temprana edad en la que empiezan su educación re-
ligiosa, con cuatro años deben comenzar a rezar, con siete a cumplir con
sus cinco oraciones y desde ese momento, aprovechando su frágil perso-
nalidad quedara convertido para siempre. Este punto es muy destacable,
pues ya se han detectado en varios colegios actitudes extremistas en los
menores, por lo que la formación en las escuelas en profesores es de vital
importancia para poder detectar los casos a tiempo.

Hay tres sentimientos que el musulmán que los posea sabrá que está
en el camino correcto de la fe:
— Seguir las enseñanzas de Allah y su profeta por encima de todas las
cosas
— Querer a una persona solamente por la causa de Allah
— Odiar al incrédulo, al hipócrita, al infiel
Creo que, si seguimos estos tres sentimientos, nos llevan directamente
al camino de la Yihad, pues si nos fijamos en el tercero, no basta con no
relacionarse con los que ellos consideran infieles, no es suficiente, hay que
odiarlos, y el odio solo llevara a la destrucción de lo que ellos consideran
los cruzados.
Y ahora veamos signos identificativos materiales y de actuación que si-
gue el que se considera el verdadero creyente, alejado de los infieles. Den-
tro de las prohibiciones para el varón está el llevar oro, es totalmente «ha-
ram» para el hombre, o llevar un anillo de compromiso en la izquierda y
después del matrimonio pasarlo a la derecha. Siempre tratan de alejarse de
la cultura occidental en todas las dimensiones.

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PATRONES DE ADOCTRINAMIENTO Y RADICALIZACION 221

Otro de los hábitos que deben desechar es el tener cuadros y estatuas


en la casa, el islam se opone tajantemente a estas prácticas, y hay varios
hˉâdîz donde se prohíbe tales cosas a los creyentes expresamente, pues na-
die puede realizar ninguna recreación de Allah, no pueden tener cuadros
de animales, plantas, fotos, nada que esté relacionado con la creación. Te-
ner perros en casa, como los tienen en la sociedad occidental, donde les
fabrican comida especial y los lavan con champú, todo eso nada tiene que
ver en absoluto con el islam y su tolerancia. Todas estas costumbres extre-
mistas occidentales relacionadas con los perros ellos las interpretan como
un intento por compensar la falta de amor humano en sus vidas (trasmi-
tido por Muslim).
Siempre comen y beben con la mano derecha. La orden de comer con
la mano derecha, y la prohibición de comer con la mano izquierda, se in-
forma claramente en numerosos hˉâdîz, por ejemplo:

«Cuando cualquiera de vosotros coma que lo haga con su mano de-


recha, y cuando beba que lo haga con su mano derecha, porque Shaitân
come con su mano izquierda».

Si coméis con el tenedor y cuchillo, adoptando las costumbres extre-


mistas occidentales, esto es simplemente un ejemplo de la derrota moral
que nuestra fe está sufriendo en manos del modernismo que estamos si-
guiendo ciegamente y adoptando las costumbres extranjeras para satisfacer
nuestra propia identidad, religión y valores. El verdadero creyente debe es-
tar lo más lejos de tal imitación ciega e ignorante. Después de mencionar
el nombre de Allah, bebe en dos o tres tragos. Él no respira en la taza, ni
bebe de la boca del jarro o de la botella si puede evitarlo. No debe respirar
en su bebida, y es aconsejable beber sentado.

«Si alguno de vosotros bosteza que se cubra la boca con su mano,


pues sino Shaitân entrara en vosotros» (Muslim).

3. Nada te turbe

Este libro pretende aportar calma, disolver cualquier momento de


duda y la persecución del camino correcto, a través de los mensajes envia-
dos por el profeta y por la obediencia a Dios. Es muy leído en el ámbito
Yihadista, pues aporta la calma, en momentos de dureza extrema a las que
los llevan los actos terroristas.
Reforzando los mensajes positivos, que llevan siempre hacia el camino
de Allah y el alejamiento a los incrédulos, poniéndolos de ejemplo de lo
que ocurre cuando no se sigue el camino de la fe verdadera.

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222 RAQUEL ALONSO

«Mas quien se aleje de Mi Mensaje llevará una vida mísera, y el Día


del Juicio le resucitaremos ciego» (Corán 20:124).
«Sembraremos terror en los corazones de los incrédulos por haber
atribuido copartícipes a Allah sin fundamento válido» (Corán 3:151)
«¡Ay pues, de quienes tienen el corazón endurecido y no aceptan
el Mensaje de Allah el Corán! Ciertamente ellos están en un evidente
error» (Corán 39:22)
A quien Allah quiere guiar le abre el corazón para que acepte el Islam
y el sometimiento a Él» (Corán 6:125).

Ya que la persona valiente es firme, fuerte y sólo le teme a Allah (Enalte-


cido y exaltado sea). Las dificultades y penurias no lo alteran ni lo molestan.

Si sufrís una herida, sabed que ellos también han sufrido una herida se-
mejante. Así es como alternamos el triunfo y la derrota entre los hombres
para que Allah distinga quiénes son los que creen y honre con el martirio a
algunos de vosotros. Allah no ama a los inicuos.» (Corán 3:140)

La depresión no reconoce riqueza, nobleza, ni poder. Las estadísticas in-


dican que hoy en día, unos 200 millones de personas sufren de depresión. Sin
embargo, se mantiene alejada del creyente. Un estudio reciente dio cuenta
que al menos una de cada diez personas ha sufrido en algún momento esta
peligrosa enfermedad. El peligro no se limita a los adultos; incluso los más jó-
venes son susceptibles a la depresión. Hasta el feto en el vientre de su madre
puede padecerla ya que una madre deprimida puede acudir al aborto para es-
capar de sus problemas. (No os matéis unos a otros. Allah es Misericordioso con
vosotros.) (Corán 4:29) (No os autodestruyáis) (Corán 2:195).

«Lee historia ya que está llena de moralejas, Toda nación se hunde si no


conoce nada de su pasado». Todo esto que te narramos sobre las historias
de los Mensajeros es para consolar y afianzar tu corazón (Corán 11: 120).
En un solo día «Uruah Ibn Az-Zubair perdió una de sus piernas y se
enteró que su hijo había muerto. Esta fue su reacción: «Oh Allah, a Ti
pertenecen todas las alabanzas. Si me lo has quitado, también me lo has
dado. Y si me has puesto a prueba con estas dificultades, también me has
salvado y cuidado. Me has dado cuatro extremidades mas sólo te has lle-
vado una. Me has bendecido con cuatro hijos mas sólo te has llevado
uno». Allah le retribuirá con el Paraíso y con vestimentas de seda por ha-
ber tenido paciencia (Corán 76:12).
Rodéate de personas ejemplares. «Reúnete con quienes invocan a su
Señor por la mañana y por la tarde anhelando Su rostro» (Corán 18:28).
Eleva tus plegarias con sinceridad y devoción. «Que observen sus
oraciones con sumisión» (Corán 23:2).
Intenta ser lo más asceta y desapegado de este mundo pasajero. «Y
sabed que la otra vida es mejor y eterna» (Corán 87:17).
La mayoría de los incrédulos están confundidos y tienen una abru-
madora necesidad de esta religión. Necesitan al islam para que una nueva

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PATRONES DE ADOCTRINAMIENTO Y RADICALIZACION 223

vida, tranquila y serena, tome el lugar del caos en el que se encuentran


hoy. «Con el cual Allah guía a quienes buscan su complacencia hacia los
caminos de la salvación, los extrae con Su voluntad de las tinieblas hacia
la luz, y los dirige por el sendero recto» (Corán 5:16).
La situación de una persona en esta vida y en el Más Allá depende de
su determinación y su sacrificio. «Si los hipócritas hubieran querido real-
mente combatir se habrían preparado para tal fin...» (Corán 9:46) «Y lu-
chad por la causa de Allah con sinceridad...» (Corán 22:78).
Por lo tanto, sólo debemos temer a Allah y depender de Él; sólo en
Él debemos depositar nuestras esperanzas y frente a Él atemorizarnos. Le
rendimos obediencia absoluta.
Lo que sucedió quizás sea por tu bien, todo lo que es decretado para
el creyente es bueno.
Tanto en tiempos de bonanza como de dificultad, uno debe acudir a
las súplicas y oraciones.
«Y en el cielo está decretado vuestro sustento y lo que se os ha pro-
metido.» (Corán 51:22)

En otro Hadiz el Profeta dijo: El creyente sabe que aun cuando toda
la humanidad se reuniera para beneficiarte en algo, no lo podrán lograr ex-
cepto si Allah (Exaltado y enaltecido sea) lo ha escrito para ti. Y si lo hicieran
para causarte daño, no lo lograrán a menos que Allah lo haya escrito para ti.

«Sabed que los combatientes no sufrirán sed, cansancio ni hambre


mientras luchen por la causa de Allah, y tampoco pisarán terreno alguno
que enfurezca a los incrédulos ni les alcanzará alguna hostilidad de los
enemigos sin que les sea registrado una obra buena por ello; Allah no
deja que se pierda la recompensa de los benefactores» (Corán 9:120)

Tras el análisis de varios libros religiosos, podemos comprobar, que, a


través de su ideología, a través de su visión, a través de su personalidad, po-
demos acercarnos más a conocer sus rasgos y patrones de conducta y con
ello ser más objetivos en la detección y prevención del terrorismo yihadista.

4. Bibliografía

A’id ibn Abdullah Al-Qarni (2006). Nada te turbe. International Islamic Publis-
hing House.
Grupo de Sabios. Exégesis del último décimo del sagrado Corán. Continuado por:
Reglamentaciones islámicas que interesan a todo musulmán. Disponible en:
https://d1.islamhouse.com/data/es/ih_books/single/es_Explanation_of_
the_Last_Tenth_of_the_Quran.pdf
Muhammad Ali Al Hâshimi (2004). La verdadera personalidad del hombre musul-
mán. International Islamic Publishing House.
Vernet, J. (trad.) (2010). El Corán. Barcelona: Austral.

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1
Perspectiva victimológica
Modelos de traducción

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La UE y la necesidad
de una protección jurídica uniforme
de las víctimas del terrorismo
CARMEN LADRÓN DE GUEVARA PASCUAL
Jurista. Abogada de la Asociación Víctimas del Terrorismo

1. Introducción

A la hora de hablar de la protección jurídica a las víctimas del terro-


rismo necesitamos partir de una serie de premisas que nos permitan dibu-
jar, de manera precisa, la situación actual de la regulación sobre víctimas
del terrorismo para así diagnosticar las carencias aún existentes.
La principal premisa que debemos fijar con carácter previo es la nece-
sidad del reconocimiento de la especificidad de las víctimas del terrorismo
dentro de la categoría genérica de las víctimas del delito. Este reconoci-
miento posibilitará un diagnóstico acertado sobre las necesidades específi-
cas que este tipo de víctimas requiere.
La especificidad de las víctimas del terrorismo, con respecto a las víctimas
del delito, es su carácter político. Tal y como señala la Decisión Marco del
Consejo (2002/475/JAI) sobre la lucha contra el terrorismo, adoptada el 13
de junio de 2002, y modificada por la Decisión Marco de 28 de noviembre de
2008 (2008/919/IIIA), las víctimas del terrorismo son victimizadas porque
son utilizadas por los terroristas con el fin de modificar o intervenir en el pro-
ceso político, tratando de influir en las decisiones de los Gobiernos y obtener
réditos políticos, destruir los derechos humanos, las libertades fundamentales
y la democracia. En palabras del Catedrático de Derecho Internacional Pú-
blico y Relaciones Internacionales, Carlos Fernández de Casadevante,
las víctimas del terrorismo son victimizadas en representación de un grupo
más amplio —la sociedad— al que se quiere aterrizar. Posee, por lo tanto,
una dimensión pública (son victimizadas para alcanzar un objetivo polí-
tico), dimensión pública que requiere, también, una respuesta pública en
el plano del Derecho: un reconocimiento de su situación específica1.

1 FERNÁNDEZ DE CASADEVANTE (2009). «Carta de Derechos de las Víctimas del

Terrorismo». Turín. Red Europea de Asociaciones de Víctimas del Terrorismo/European

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228 CARMEN LADRÓN DE GUEVARA PASCUAL

Esta trascendencia pública hace que, por un lado, las necesidades de


asistencia y apoyo a este tipo de víctimas no sean las mismas que las de víc-
timas de otros delitos; y por otro, que el tratamiento que deba de ofre-
cerse por parte de los Estados, en términos de política criminal y preven-
ción del terrorismo, sea también específico. Esta circunstancia ha sido
recogida en nuestra legislación, por ejemplo, en la Exposición de Motivos
de la Ley 29/2011, de 22 de septiembre, de Reconocimiento y Protec-
ción Integral a las víctimas del terrorismo, que reconoce que

cuando el terrorismo golpea a las sociedades democráticas, causa victimas


para destruir al Estado y a sus instituciones, afectando a la convivencia en
paz y en libertad, en este sentido, el terrorismo, más que otros delitos
violentos, supone la cosificación de las personas, a las que pretende pri-
var de su humanidad. Ciudadanos y representantes políticos, miembros
de los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado y de las Fuerzas Ar-
madas, hombres y mujeres, niños y mayores, son utilizados, de forma in-
discriminada o selectiva, como medios para fines ideológicos, religiosos
o identitarios imposibles e indeseables; el uso mismo de la violencia para
imponer ideas en democracia envenena definitivamente éstas y convierte,
medios y fines, en un todo incompatible con la libertad, el pluralismo y
la democracia.

Llegados a este punto, es importante destacar el gran avance que


supuso la aprobación de la Ley 29/2011, de Reconocimiento y Pro-
tección Integral a las víctimas del terrorismo, no solo porque suponía
el reconocimiento de una serie de derechos prestaciones para las vícti-
mas del terrorismo, sino también, porque suponía el reconocimiento
del terrorismo como una violación grave de los derechos humanos, lo
que implica que las víctimas del terrorismo son víctimas de violacio-
nes de derechos humanos reforzando las obligaciones del Estado para
con ellas. Así en su Exposición de Motivos reconoce se reconoce igual-
mente que:

Esta Ley asume igualmente una idea relativamente novedosa, que


impregna todo su articulado y es que las víctimas del terrorismo son, en
efecto, víctimas de violaciones de derechos humanos. Esta tesis refuerza
sin duda el estatus normativo de la víctima, vinculando sus derechos a los
valores constitucionales y universales de las sociedades abiertas y demo-
cráticas y señalando correlativamente obligaciones jurídicas vinculantes
para el Estado que aseguran la adecuada compensación de quienes han
sufrido el terrorismo.

Network of Victims of Terrorism (documento únicamente orientativo sin ningún poder vin-
culante consistente en un catálogo de buenas prácticas).

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LA UE Y LA NECESIDAD DE UNA PROTECCIÓN JURÍDICA UNIFORME... 229

2. Situación actual de la regulación sobre víctimas del terrorismo en la UE

En este apartado procederemos al análisis tanto de la regulación sobre


víctimas del terrorismo existente en el marco de la Unión Europea, como de
las diferentes regulaciones existentes en cada uno de sus Estados miembros.

I. Regulación en el marco de la Unión Europea

Debemos destacar que en el marco de la Unión Europea no existe una


regulación específica sobre víctimas del terrorismo, la regulación existente
se refiere a víctimas del delito en general. Lo máximo que podemos en-
contrar son menciones puntuales en las resoluciones existentes sobre lucha
contra el terrorismo y sobre víctimas del delito.
En este sentido, entre las diferentes disposiciones europeas referentes
a las víctimas del delito en general, podemos destacar: la Resolución del
Parlamento Europeo de 13 de marzo de 1981, sobre la indemnización
a las víctimas de actos de violencia; la Directiva del Consejo de la Unión
Europea del 29 de abril de 2004, sobre indemnización a víctimas de de-
litos; la Resolución del Parlamento Europeo de 12 de septiembre de
1989, sobre la indemnización a las víctimas de delitos violentos; la De-
cisión Marco de 15 de marzo de 2001, relativa al estatuto de la víctima
en el proceso penal y la Directiva 2012/29/UE por la que se establecen
normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección de las vícti-
mas de los delitos.
En el proceso de aprobación de esta última Directiva del año 2012, los
colectivos de víctimas del terrorismo españoles realizaron aportaciones, a
través de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, en el sentido de:
a) Explicar la especificidad de las víctimas del terrorismo y su inclu-
sión en el listado de víctimas vulnerables a priori (lo que después
se recogió como víctimas con necesidades específicas).
b) Recoger en un considerando de la Exposición de Motivos la con-
veniencia de trabajar por una Directiva específica para las Víctimas
del Terrorismo

Ambas precisiones fueron recogidas, aunque sin referencia temporal lo


que hace que a día de hoy sigan sin ser tenidas en cuenta en toda su exten-
sión.
En lo que se refiere a víctimas del terrorismo específicamente, como
hemos dicho anteriormente, solo existen algunas menciones en las dife-
rentes resoluciones que se han ido aprobado en materia de lucha contra el
terrorismo. En concreto, las menciones son:

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En la Decisión Marco 2002/475/JAI del Consejo, de 13 de junio de


2002, sobre la lucha contra el terrorismo, en su artículo 102 sobre Protección
y asistencia a las víctimas, se recoge que la obligación de los Estados miem-
bros de garantizar las investigaciones o el enjuiciamiento de los delitos de
terrorismo con independencia de que la víctima haya formulado denuncia o
acusación y en todo caso los Estados miembros tomaran todas las medidas
posibles para garantizar una adecuada asistencia a la familia de la víctima.
En la Estrategia de la Unión Europea de Lucha contra el terrorismo,
aprobada por el Consejo de la UE el 30 de noviembre de 2005, se reco-
noce que la solidaridad con las víctimas del terrorismo es parte integrante
de la respuesta al terrorismo a nivel nacional y europeo y se recoge la obliga-
ción de los Estados miembros de velar por que la indemnización adecuada
estuviera a disposición de las víctimas3.
La Directiva 2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de
25 de octubre de 2012, por la que se establecen normas mínimas sobre los
derechos, el apoyo y la protección de las víctimas de delitos, y por la que se
sustituye la Decisión marco 2001/220/JAI del Consejo, hace suyo el reco-
nocimiento de que el terrorismo constituye una de las violaciones más gra-
ves de los principios en los que se basa la Unión y destaca el compromiso de
la Unión «con la protección de las víctimas de delitos y el establecimiento de
normas de carácter mínimo en dicha materia» y reconoce el carácter priori-
tario de las víctimas del terrorismo en cuanto a reconocimiento y al deber de
prestarles asistencia. El principal avance lo encontramos en su considerando
16 en el que, además de reconocer que «las víctimas del terrorismo han su-
frido atentados cuya intención última era hacer daño a la sociedad», reconoce
la obligación de los Estados miembros de adoptar las medidas específicas de
protección, apoyo y asistencia que respondan a las necesidades especiales de

2 DM 2002/475/JAI, Artículo 10 Protección y asistencia a las víctimas

1. Los Estados miembros garantizarán que las investigaciones o el enjuiciamiento de los


delitos a que se refiere la presente Decisión marco no dependan de la formulación de de-
nuncia o acusación por una persona que haya sido víctima de tales delitos, al menos si los
hechos se cometieron en el territorio de un Estado miembro.
2. Además de las medidas previstas en la Decisión marco 2001/220/JAI del Consejo,
de 15 de marzo de 2001, sobre el estatuto de la víctima en el procedimiento penal (1), los
Estados miembros tomarán, en caso necesario, todas las medidas posibles para garantizar
una adecuada asistencia a la familia de la víctima.
3 Estrategia de la Unión Europea de Lucha contra el terrorismo (30/11/2005)

36. La solidaridad, la ayuda y la indemnización de las víctimas del terrorismo y de sus fa-
milias son parte integrante de la respuesta al terrorismo a nivel nacional y europeo. Los Es-
tados miembros deberán velar por que la indemnización adecuada estuviera a disposición de
las víctimas. Al compartir las mejores prácticas sobre acuerdos nacionales y desarrollando el
contacto entre las asociaciones nacionales de víctimas, la Comisión Europea permitirá que la
UE tome medidas para mejorar la ayuda que se proporciona a quienes más sufren los efec-
tos de los atentados terroristas.

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LA UE Y LA NECESIDAD DE UNA PROTECCIÓN JURÍDICA UNIFORME... 231

las víctimas del terrorismo. Se reconoce por tanto a las víctimas del terro-
rismo como víctimas con necesidades especiales4.
Por otro lado, la Directiva 2017/541 de 15 de marzo de 20175 relativa
a la lucha contra el terrorismo, recoge en dos de sus considerandos medidas
específicas para con las víctimas del terrorismo. En concreto, en su conside-
rando 296 se estable la obligación de los Estados miembros de garantizar
una respuesta global a las necesidades específicas de las víctimas del terrorismo
y propone la creación de un sitio web único y un centro de apoyo a las víc-
timas y a sus familiares. En este sentido, es importante señalar que la crea-
ción de una Oficina Europea de Atención a Víctimas del Terrorismo fue una
de las propuestas realizadas por la Asociación de Víctimas del Terrorismo en
el trámite de elaboración de la Directiva tras enfrentarse a los problemas de
falta de coordinación en lo que a asistencia a víctimas del terrorismo españo-
las en atentados terroristas en otros países de la Unión (principalmente tras
los atentados de París y Niza en 2015 y 2016 respectivamente) se refería. En
cuanto a la creación de un sitio web único, por parte de la AVT se puso en
marcha, con financiación europea, una Plataforma virtual que recopila toda
la información relativa a la asistencia a víctimas en cualquier país de la UE7.

4
Directiva 2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012
(16) Las víctimas del terrorismo han sufrido atentados cuya intención última era hacer
daño a la sociedad. Por ello pueden necesitar especial atención, apoyo y protección, debido
al especial carácter del delito cometido contra ellos. Las víctimas del terrorismo pueden ser
objeto de un importante escrutinio público y a menudo necesitan el reconocimiento social y
un trato respetuoso por parte de la sociedad. En consecuencia, los Estados miembros deben
tener especialmente en cuenta las necesidades de las víctimas del terrorismo, y esforzarse por
proteger su dignidad y seguridad.
5 Directiva (UE) 2017/541 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo

de 2017, relativa a la lucha contra el terrorismo y por la que se sustituye la Decisión marco
2002/475/JAI del Consejo y se modifica la Decisión 2005/671/JAI del Consejo.
6 Directiva (UE) 2017/541 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo de 2017

(29) Los Estados miembros deben garantizar que se dé una respuesta global a las nece-
sidades específicas de las víctimas del terrorismo inmediatamente después de un atentado te-
rrorista, y durante el tiempo que sea necesario, en el marco de la infraestructura nacional de
respuesta en casos de emergencia. Para ello, los Estados miembros pueden establecer un si-
tio web único y actualizado con toda la información pertinente y un centro de apoyo a las
víctimas y sus familiares que preste primeros auxilios psicológicos y apoyo emocional. Las
iniciativas de los Estados miembros en este sentido deben estar respaldadas por el pleno uso
de los mecanismos y los recursos comunes disponibles de asistencia a escala de la Unión.
Dichos servicios de apoyo deben tener en cuenta que las necesidades específicas de las vícti-
mas del terrorismo pueden desarrollarse con el tiempo. En este sentido, los Estados miem-
bros deben garantizar que los servicios de apoyo atiendan, en primer lugar y como mínimo,
las necesidades emocionales y psicológicas de las víctimas del terrorismo más vulnerables, e
informar a todas ellas de la existencia de servicios adicionales de apoyo emocional y psicoló-
gico, incluidos apoyo y asesoramiento en casos traumáticos.
7 EPAVT.- European Platform to Assist Victims of Terrorism (https://epavt.org/en/)

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232 CARMEN LADRÓN DE GUEVARA PASCUAL

En este sentido, el considerando 308 recoge la obligación de los Estados de


miembros de adoptar las medidas necesarias para promover la cooperación
entre ellos, con el fin de garantizar que las víctimas del terrorismo que re-
sidan en un Estado miembros distinto de aquel en que se haya cometido el
delito de terrorismo tengan acceso efectivo a dicha información. De ahí la
importancia y trascendencia del proyecto puesto en marcha por la Asocia-
ción Víctimas del Terrorismo que a la vez está sirviendo como punto de en-
cuentro entre profesionales, dedicados a la asistencia a las víctimas del terro-
rismo, de diferentes países. Asimismo, además de esos dos considerandos,
son importantes los artículos 24 a 269 que recogen expresamente Disposicio-
nes sobre protección, apoyo y derechos de las víctimas del terrorismo.
Por último, habría que mencionar el Informe sobre las conclusiones y re-
comendaciones de la Comisión Especial sobre Terrorismo (2018/2044(INI)),
de 21 de noviembre de 2018, que en materia de víctimas del terrorismo
insta a los Estados miembros a, entre otras medidas, trasponer las dispo-
siciones establecidas en la Directiva de 2017 sobre terrorismo y en la de
2012 sobre víctimas del delito y la creación de un Centro de Coordina-
ción de la Unión para las víctimas del terrorismo a fin de que pueda pro-
porcionar el apoyo oportuno y adecuado durante la crisis en caso de ata-
que en uno o varios Estados miembros10.

II. Regulación en el marco de cada Estado miembros

A la hora de proceder al análisis de la regulación de cada Estado miembro


en materia de víctimas del terrorismo debemos distinguir tres situaciones:
a) Estados con legislación específica sobre víctimas del terrorismo
b) Estados sin legislación específica

8 Directiva (UE) 2017/541 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo de 2017

(30) Los Estados miembros deben garantizar que todas las víctimas del terrorismo ten-
gan acceso, en el Estado miembro en que se cometió el delito de terrorismo, a información
sobre los derechos de las víctimas y a los servicios de apoyo y los sistemas de indemnización
disponibles. Los Estados miembros afectados deben adoptar las medidas necesarias para pro-
mover la cooperación entre ellos, con el fin de garantizar que las víctimas del terrorismo que
residan en un Estado miembro distinto de aquel en que se haya cometido el delito de terro-
rismo tengan acceso efectivo a dicha información. Además, los Estados miembros deben ga-
rantizar que las víctimas del terrorismo tengan acceso a servicios de apoyo a largo plazo en
el Estado miembro de residencia, aun cuando el delito de terrorismo se haya cometido en
otro Estado miembro.
9 Directiva (UE) 2017/541 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo de

2017: https://www.boe.es/doue/2017/088/L00006-00021.pdf
10 Informe sobre las conclusiones y recomendaciones de la Comisión Especial sobre Te-

rrorismo: https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/A-8-2018-0374_ES.html

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LA UE Y LA NECESIDAD DE UNA PROTECCIÓN JURÍDICA UNIFORME... 233

c) Estados sin legislación específica pero que han previsto algunas dis-
posiciones concretas para este colectivo

Estados con legislación específica

España
Francia
Bélgica
Italia
Estados sin legislación específica

Austria Letonia
Croacia Lituania
Chipre Luxemburgo
Dinamarca Polonia
Eslovaquia Portugal
Estonia República Checa
Finlandia Rumanía
Grecia Suecia
Hungría Irlanda
Estados sin legislación específica, que han previsto algunas disposiciones
concretas para este colectivo

Alemania
Bulgaria
Malta
Eslovenia
Países Bajos

a) Estados con legislación específica sobre víctimas del terrorismo


Únicamente cuatro Estados miembros disponen de legislación es-
pecífica sobre víctimas del terrorismo:
En primer lugar, debemos destacar el caso de España que es el Es-
tado miembro pionero en lo que a legislación específica sobre víc-
timas del terrorismo se refiere. La primera ley data de 1999, la Ley
32/1999, de 8 de octubre, de Solidaridad con las víctimas del te-
rrorismo, que además de recoger los primeros derechos y ayudas
para las víctimas del terrorismo, reconoce por primera vez la su-
brogación del Estado en el pago de las indemnizaciones por aten-
tado terrorista y, además, con carácter retroactivo. Esta ley fue

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234 CARMEN LADRÓN DE GUEVARA PASCUAL

sustituida por la Ley 29/2011, de 22 de septiembre, de Recono-


cimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo, que
amplía el ámbito de aplicación hasta 1960, fecha del primer aten-
tado terrorista reconocido. Esta Ley ha sido desarrollada regla-
mentariamente por el Real Decreto 671/2013, de 6 de septiem-
bre, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley 29/2011, de
22 de septiembre, de Reconocimiento y Protección Integral a las
Víctimas del Terrorismo. Igualmente, son varias las Comunidades
Autónomas que, a día de hoy, cuentan con legislación específica
sobre víctimas del terrorismo a nivel autonómico. En concreto son
las Comunidades Autónomas de Andalucía11, Aragón12, Castilla y
León13, Comunidad de Madrid14, Comunidad Foral de Navarra15,
Comunidad Valenciana16, Extremadura17, La Rioja18, País Vasco19
y Región de Murcia20.

11 Ley 10/2010, de 15 de noviembre, relativa a medidas para la asistencia y atención a

las víctimas del terrorismo de la Comunidad Autónoma de Andalucía (BOE núm. 296, de 6
de diciembre).
12 Ley 4/2008, de 17 de junio, de medidas a favor de las víctimas del Terrorismo (BOE

núm. 189, de 6 de agosto).


Decreto 89/2014, de 10 de junio, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el
Reglamento de desarrollo parcial de la Ley 4/2008, de 17 de junio, de medidas a favor de
las víctimas del terrorismo (BOA núm. 118, de 19 de junio).
13 Ley 4/2017, de 26 de septiembre, de reconocimiento y atención a las víctimas del

terrorismo en Castilla y León (BOE núm. 263, de 30 de octubre).


14 Ley 5/2018, de 17 de octubre, para la protección, reconocimiento y memoria de las

víctimas del terrorismo (BOE núm. 292, de 4 de diciembre).


15 Ley Foral 9/2010, de 28 de abril, de ayuda a las víctimas del terrorismo (BOE núm.

132, de 31 de mayo).
16 Ley 1/2004, de 24 de mayo, de Ayuda a las Víctimas del Terrorismo (BOE núm.

157, de 30 de junio).
Decreto 109/2010, de 16 de julio, del Consell, por el que se aprueba el Reglamento de
la Ley 1/2004, de 24 de mayo, de la Generalitat, de Ayuda a las Víctimas del Terrorismo
(DOGV núm. 6314, de 20 de julio).
17 Ley 2/2020, de 4 de marzo, de apoyo, asistencia y reconocimiento a las víctimas de

terrorismo de la Comunidad Autónoma de Extremadura (DOE de 9 de marzo de 2020).


18 Ley 4/2018, de 10 de abril, de medidas a favor de las víctimas del terrorismo (BOE

núm. 114, de 10 de mayo).


19 Ley 4/2008, de 19 de junio, de Reconocimiento y Reparación a las Víctimas del Te-

rrorismo (BOE núm. 212, de 3 de septiembre de 2011).


Decreto 290/2010, de 9 de noviembre, de desarrollo del sistema de asistencia integral a
las Víctimas del Terrorismo (BOPV núm. 239, de 15 de diciembre).
20 Ley 7/2009, de 2 de noviembre, de ayuda a las víctimas del terrorismo de la Comu-

nidad Autónoma de la Región de Murcia (BOE núm. 35, de 10 de febrero de 2011).

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LA UE Y LA NECESIDAD DE UNA PROTECCIÓN JURÍDICA UNIFORME... 235

El segundo caso es el de Francia. En Francia desde 1986 existe una


ley específica, la Ley n.º 86-1020 de 9 de septiembre de 198621
relativa a la lucha contra el terrorismo, que introduce los artículos
706-16 a 706-25 definiendo en particular el terrorismo como «de-
litos en relación con una empresa individual o colectiva destinada a
perturbar gravemente el orden público por intimidación o terror».
Las medidas específicas previstas se limitan principalmente al dere-
cho a una indemnización que se articulará a través de los métodos
de intervención del FGTI (Fondo de Garantía: organismo de in-
demnización). El artículo 26 de esta ley establece que las víctimas
de los actos de terrorismo que se beneficiaran de las medidas con-
tenidas en la ley abarca a las víctimas de actos de terrorismo come-
tidos desde el 1 de enero de 1982. Igualmente, prevé que los hijos
de las víctimas de actos terroristas, así como las víctimas directas
menores de 21 años, puedan ser adoptados por la Nación. La con-
dición de hijo adoptivo de la Nación ofrece a estos niños material
especial y protección moral ejercida por ONACVG (Oficina Na-
cional para Veteranos y Víctimas de Guerra), que se suma a la ejer-
cida por las familias, y puede consistir en un apoyo parcial o total
para su mantenimiento y su educación en caso de necesidad y/o
insuficiencia de recursos familiares.
Asimismo, Ley n.º 90-86, de 23 de enero de 199022, que esta-
blece diversas disposiciones relativas a la seguridad social y la salud,
reconoce a las víctimas de actos de terrorismo como víctimas de la
guerra civil y, por lo tanto, como miembros de la ONACVG. Esta
condición les permite beneficiarse de la acción social específica pre-
vista para esos casos.
El tercer caso es el de Bélgica. Tras los atentados en el aeropuerto
de Bruselas, en marzo 2016, sí se han introducido disposiciones
específicas en materia de indemnizaciones específicas para víctimas
del terrorismo dentro de las disposiciones para víctimas de deli-
tos. Asimismo, el 15 de marzo de 2017 se aprobó un Real Decreto

Ley 6/2013, de 8 de julio, de medidas en materia tributaria del sector público, de polí-
tica social y otras medidas administrativas —disposición final cuarta— (BOE núm. 195, de
15 de agosto).
Decreto 105/2012, de 27 de julio, por el que se aprueba el reglamento de la Ley de
Ayuda a las Víctimas del Terrorismo de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia
(BORM núm. 176, de 31 de julio).
21 Loi n.° 86-1020 du 9 septembre 1986 relative à la lutte contre le terrorisme. https://

www.legifrance.gouv.fr/affichTexte.do?cidTexte=JORFTEXT000000693912
22 Loi n.° 90-86 du 23 janvier 1990 portant diverses dispositions relatives à la sécurité so-

ciale et à la santé https://www.legifrance.gouv.fr/affichTexte.do?cidTexte=JORFTEXT00


0000707200&categorieLi%20en=id

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236 CARMEN LADRÓN DE GUEVARA PASCUAL

con medidas y resarcimientos específicos para los afectados por un


atentado terrorista, distinguiendo entre víctimas directas, vícti-
mas indirectas y héroes ocasionales (referidos a personas que no son
miembros de los servicios de rescate pero que intervinieron para
salvar a alguien). Actualmente se está trabajando en la aprobación
de una ley específica.
El cuarto caso con legislación específica es el de Italia que aprobó
en 2004 la Ley Básica n.º 206, de 3 de agosto de 2004, sobre
nuevas reglas a favor de las víctimas del terrorismo y masacres de
esta naturaleza 23.
b) Estados sin legislación específica
Lamentablemente son la mayoría de los casos. Actualmente son
18 los Estados miembros que no tienen legislación específica sobre
víctimas del terrorismo, pero tampoco cuentan con medidas espe-
cíficas para las víctimas del terrorismo (ver cuadro ut supra).
c) Estados sin legislación específica pero que han previsto algunas dispo-
siciones concretas para este colectivo
Por último, cinco son los Estados miembros que, aunque no dis-
ponen de legislación específica sobre víctimas del terrorismo, sí
que cuentan con disposiciones concretas en sus legislaciones para
este colectivo.
En el caso de Malta, cuenta con legislación sobre víctimas del de-
lito en general, en concreto la Ley de Víctimas del Crimen que
traspone la Directiva de Víctimas del delito de la UE, que reco-
noce una serie de derechos para las víctimas del delito, incluidas las
víctimas del terrorismo.
Los Países Bajos, desde 2011, cuentan con un sistema integral para
las víctimas de delitos, incluidos los delitos terroristas. En concreto
en el Código de Procedimiento Penal24, Parte IIIA, La víctima,
Capítulo uno, sobre Derechos de la víctima.
En Eslovenia cuentan con la Ley de indemnización a las víctimas
de delitos (Publicada en Gaceta Oficial de la República de Eslove-
nia núms. 101/05 y 86/10)25 que recoge una serie de prestacio-
nes y derechos para las víctimas de delitos, incluidas las víctimas del
terrorismo.
En el caso de Alemania no se dispone de legislación específica para
víctimas del terrorismo pero sí de un sistema de compensación

23 http://www.vittimeterrorismo.it/legis/legge206_1gennaio2010.pdf
24http://www.ejtn.eu/PageFiles/6533/2014%20seminars/Omsenie/WetboekvanS-
trafvordering_ENG_PV.pdf
25 http://www.mp. gov.si/fileadmin/mp. gov.si/pageuploads/mp. gov.si/

PDF/111019_ZOZKD-eng-NPB.pdf

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LA UE Y LA NECESIDAD DE UNA PROTECCIÓN JURÍDICA UNIFORME... 237

económica para las víctimas de ataques terroristas, dentro o fuera


de Alemania, entendidas estas compensaciones como un acto vo-
luntario de solidaridad del Estado26. Este sistema prevé, entre otras
ayudas, que en el caso de haber sufrido daños físicos o psíquicos o
se ha perdido a un familiar cercano a causa de un acto terrorista, el
Estado ofrece una ayuda financiera creada especialmente para vícti-
mas de la violencia terrorista.
Por último, en el caso de Bulgaria, aunque no dispone de legisla-
ción específica para víctimas del terrorismo, este colectivo aparece
concretamente mencionado, en la Ley de Apoyo y Compensación
Financiera de Víctimas de Delitos27, entre las personas susceptibles
de percibir compensación económica en su legislación sobre vícti-
mas del delito.

3. Conclusiones

Tras dibujar el mapa de la situación actual de la legislación en materia


de víctimas tanto en el ámbito de la UE como en cada uno de sus Estados
miembros, podemos concluir que:
Dada la especificidad de las víctimas del terrorismo la Unión Europea
debe promulgar una norma específica relativa a los derechos de las víctimas
del terrorismo dada la especificidad del delito de terrorismo y las necesida-
des particulares de este tipo de víctimas. Esta regulación, además de espe-
cífica, deberá de ser integral abarcando los diferentes ámbitos de actuación
concernientes en la atención a las víctimas del terrorismo.
Es necesario impulsar la trasposición, tanto de la Directiva 2012/29/
UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012, de
derechos de las víctimas del delito, como de la Directiva 2017/541 de 15
de marzo de 2017 relativa a la lucha contra el terrorismo, para la armoni-
zación de los ordenamientos jurídicos de todos los Estados miembros en
matera de víctimas del terrorismo. Solo de esta manera se evitarán desi-
gualdades entre víctimas del terrorismo en función de su nacionalidad y
del lugar donde hayan sufrido el atentado.
Dada la naturaleza trasnacional y múltiple de los últimos atentados co-
metidos en territorio de la UE, con múltiples víctimas de diversas nacio-
nalidades, urge la implantación de un organismo europeo encargado de la

26 h t t p s : / / w w w . b m j v . d e / S h a r e d D o c s / D o w n l o a d s / D E / P D F /

BereichMinisterium/122018_Merkblatt_Terror_spanischl.pdf?__blob=publicationFile&v=1
27 https://www.lex.bg/laws/ldoc/2135540550

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238 CARMEN LADRÓN DE GUEVARA PASCUAL

coordinación de las diferentes oficinas y administraciones de atención a las


víctimas del terrorismo en cada uno de los Estados miembros.
Es necesario garantizar, tanto por parte de las administraciones locales
como de la UE, una protección y asistencia integral, específica y especiali-
zada a las víctimas del terrorismo, en coordinación con las diferentes orga-
nizaciones y asociaciones de apoyo a las víctimas asentadas en cada Estado
miembro, que eviten una doble victimización como consecuencia de trá-
mites innecesarios, asistencia inadecuada y desinformación.

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Estrategias de autocuidado
para intervinientes en emergencias
SONJA MASSIMO
Psicóloga Acreditada Profesional Experta en Psicología de Emergencias y Catástrofes
Coordinadora del Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes (GIPEC) y
Decana del Colegio Oficial de la Psicología de Gipuzkoa

1. Introducción

En la actualidad, se producen muchos sucesos traumáticos que afectan


a una gran cantidad de personas cada año (Resick y cols., 2007). El hecho
de que, además, se produzcan de forma inesperada, contribuye a que los
intervinientes sufran un estrés extremo. Si bien es una realidad que el nú-
mero de personas expuestas a sucesos traumáticos se ha incrementado no-
tablemente en los últimos años; es cierto, que también lo ha hecho la con-
ciencia en la sociedad del impacto del trauma.
Cuando hablamos de sucesos traumáticos nos referimos en principio
a eventos de gran magnitud, como desastres, catástrofes y actos de terro-
rismo; aunque hay que tener en cuenta que también ocurren otros even-
tos, con menor número de víctimas como, por ejemplo, accidentes de
tráfico, violencia de género, suicidios, agresiones sexuales y/o hasta agre-
siones al personal de emergencias, que también debemos considerar que
son generadores de trauma.
En una situación de emergencias, existen dos tipos de víctimas de expo-
sición directa: los supervivientes y los intervinientes. No hay que olvidar que
los intervinientes son también víctimas del desastre, resultando vulnerables al
impacto psicológico negativo. Muchos de ellos se encuentran expuestos de
manera continuada a estos eventos, lo que provoca grados de afectación en
ocasiones similares a los de las víctimas directas. Las víctimas se clasifican (Ta-
ylor y Frazer, 1981) siguiendo estos criterios, en las situaciones de desastre:
— Afectados de 1.º grado: son los que sufren el impacto directo del
suceso, sufriendo pérdidas materiales o daño físico. Es decir, serían
todas las víctimas de la «zona cero».
— Afectados de 2.º grado: son los familiares o amigos directos de las
víctimas de primer grado.

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240 SONJA MASSIMO

— Afectados de 3.º grado (serían todas las víctimas ocultas): constitui-


das por los integrantes de los equipos de primera respuesta.
— Afectados del 4.º grado: se referiría a la población general, que se
ve afectada en su conjunto.
— Afectados de 5.º grado: serían las personas que tienen conoci-
miento de los sucesos y sufren estrés y preocupación (p. ej. infor-
madas por los medios de comunicación).
— Afectados de 6.º grado: aquellos que se encontraban en el lugar de
los acontecimientos por diferentes motivos (p. ej. testigo de un ac-
cidente).

En este capítulo nos centraremos en las víctimas de tercer grado: los


intervinientes de los equipos de primera respuesta y en las estrategias que
deben ponerse en marcha para su autocuidado.

2. Objetivo prioritario del autocuidado

El objetivo prioritario del autocuidado para el interviniente es la pre-


vención del Estrés Postraumático (TEPT). Sin embargo, no todos los su-
pervivientes de un trauma necesitarán ayuda, ya que la sintomatología
puede mejorar después de varias semanas.
Podemos definir el «Trastorno por Estrés Postraumático» (DSM-
IV.,1994): como un trastorno que algunas personas presentan después de
haber vivido o presenciado un acontecimiento impactante, terrorífico o
peligroso. Con el tiempo, normalmente la mayoría de las personas se re-
cuperan bien de estos acontecimientos, pero en las personas con TEPT no
se produce esta mejoría, sintiéndose estresados y asustados mucho después
de que el trauma haya terminado. Se han descrito cuatro tipos de síntomas
principales en el TEPT; (aunque pueden no ser los mismos en todas las
personas):
a) La «reviviscencia» (volver a experimentar los síntomas como «flas-
hbacks», pesadillas, pensamientos aterradores, etc.),
b) Los síntomas de evitación (tendencia a evitar lugares, eventos, pen-
samientos relacionados con el evento traumático, etc.),
c) Síntomas de hipervigilancia y reactividad (estar en alerta continua,
sentirse al límite, etc.) y
d) Síntomas cognitivos y del estado del ánimo (problemas para con-
centrarse, problemas para recordar ciertos aspectos sobre el evento
traumático, perdida de interés en cosas, etc.).

Si los síntomas duran más de 4-6 semanas e interfieren con la vida la-
boral o personal, es posible que se esté padeciendo un TEPT.

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ESTRATEGIAS DE AUTOCUIDADO PARA INTERVINIENTES EN EMERGENCIAS 241

La prevalencia del TEPT en personas expuestas a acontecimientos


traumáticos, se estima en alrededor del 20% de media, del total de las víc-
timas (Skogstad y cols., 2011). No obstante, es importante diferenciar el
TEPT de lo que llamamos «reacciones agudas», que debemos conside-
rar como «normales» (Programa de Cooperación Internacional en Salud
Mental «Simón Bolívar, 1989) tras un evento estresante y que pueden ser
padecidas por ambos colectivos: víctimas e intervinientes.
a) Reacciones físicas como el aumento del ritmo cardiaco, respiratorio y
la presión sanguínea; sensación de nauseas, trastornos digestivos, pér-
dida de apetito, temblores, sudores, insomnio y tensión muscular;
b) Reacciones que cursan con alteración de conducta: hiper e hipoac-
tividad, aislamiento de la familia y amigos, cambios en el sueño y
hábitos alimenticios, periodos de llanto, incremento del uso del al-
cohol, drogas o tabaco.
c) Reacciones emocionales: tristeza, cambios de humor, apatía, ansie-
dad, rabia, irritabilidad, agresividad, culpa, preocupación, miedo a
perder el control y anestesia afectiva.
d) Reacciones cognitivas: los «flashback», sueños recurrentes sobre lo
ocurrido, dificultades de atención/concentración, lentitud de pen-
samiento y amnesia selectiva.

3. Fuentes externas de estrés del interviniente

El interviniente tiene numerosas fuentes externas de estrés (National


Institute of Mental Health, 1985) que hay que tener presentes y que van a
favorecer el desarrollo de un TEPT:
a) La magnitud del desastre. La exposición a cuadros dantescos te-
niendo que hacer frente a múltiples muertes en la zona 0.
b) Factor tiempo. Muchas veces a la duración, hay que sumar la incer-
tidumbre de por cuanto se va a prolongar el suceso. Esto produce
mucha presión, ya que obliga a gestionar los tiempos de interven-
ción, al no poder dedicar muchas veces el considerado ideal, para
gestionar la atención a cada víctima.
Otro aspecto es la urgencia de la intervención para salvar a la víc-
tima, cuando hay un tiempo límite que se considera vital, para po-
der rescatarla de su situación (p. ej. desenterrarla de un derrumbe
bajo los escombros).
c) Verse obligado a tomar decisiones mediante triaje, es otra fuente
de estrés añadido. Tener que elegir a quien rescatar, a quien aten-
der primero. Ello se agrava, cuando fruto de esas decisiones, no se
obtiene el éxito. Es decir, reciben refuerzos positivos mínimos, si,
por ejemplo, no consiguen rescatar a nadie con vida.

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242 SONJA MASSIMO

d) Si además entre las víctimas directas encontrasen a familiares, com-


pañeros intervinientes o personas conocidas, sería otro factor que
incrementaría el riesgo de TEPT.
e) Situaciones conflictivas. Se pueden producir situaciones de con-
flicto con las víctimas o con otros colectivos de intervinientes. La
probabilidad de que esto suceda, aumenta cuando faltan planes de
contingencia frente a las catástrofes: falla la coordinación intersec-
torial (ayuntamiento, varias autonomías, estatal e interinstitucio-
nal) o hay descoordinación entre los equipos de intervención de las
distintas instituciones, que convergen sobre el terreno, resultando
finalmente en una situación caótica.
También una inadecuada gestión de recursos humanos y mate-
riales, la indefinición de funciones de los diferentes miembros del
equipo, el malo o nulo manejo de la información y los posibles
errores cometidos durante la intervención; aumentan el riesgo de
TEPT.
f) Ausencia de formación específica para la intervención o falta de en-
trenamiento o simulacros previos.
g) Por último, la presencia masiva in situ de los medios de comunica-
ción y curiosos pueden afectar emocionalmente a los miembros del
equipo.

4. Factores de riesgo personales

Hay una serie de factores de riesgo personales (National Institute of


Mental Health, 1985), que predisponen a problemas psicológicos:
a) No disponer de recursos y habilidades de afrontamiento adecuadas
para gestionar situaciones traumáticas. El no haber recibido forma-
ción específica y especializada para afrontar estos eventos, puede
predisponer a padecer un TEPT; pero es muy importante el perfil
psicológico previo de los intervinientes, a la hora de poder aprove-
char estos recursos.
b) Estar expuestos en su vida privada a otras situaciones estresantes,
como pueden ser separaciones, problemas laborales, etc. Es muy
importante que los mandos, presten atención al estado emocional,
en el momento previo a la intervención. Esto puede ser dificultoso
y por ello los mandos, deberían tener la posibilidad de recibir ase-
soramiento y formación, por psicólogos especializados en emer-
gencias, ante las dudas que se les puedan presentar.
c) Otro factor de riesgo es que la persona haya tenido algún tipo de
antecedente físico (enfermedad, discapacidad transitoria, etc.) o psi-
cológico previo, no resuelto o en fase de resolución y tratamiento.

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ESTRATEGIAS DE AUTOCUIDADO PARA INTERVINIENTES EN EMERGENCIAS 243

d) La exposición muy continuada, durante la propia intervención o


la sumación durante un periodo corto de tiempo de muchas in-
tervenciones especialmente traumáticas, con condiciones de estrés
muy intensas (visión de cadáveres, especialmente de niños, etc.),
pueden favorecer el TEPT. En ocasiones, por mero azar, a algunos
intervinientes deben enfrentarse a situaciones muy difíciles, de ma-
nera repetitiva en un breve espacio temporal.

5. Factores a vigilar

Hay que vigilar dos aspectos principales en los intervinientes; el pri-


mero es la «fatiga por compasión» y el segundo es la «erosión psicoló-
gica».
a) Como consecuencia de la «fatiga por compasión» (Lahad, 2000)
podemos encontrar en el interviniente, una sintomatología seme-
jante a la que presentan las víctimas (alto nivel de ansiedad, estrés
elevado, miedo, etc.). En estos casos, se puede hasta pasar de la
empatía como instrumento de trabajo a la identificación con la víc-
tima.
El riesgo de esto, es que el interviniente pase a ser parte del pro-
blema, por el efecto «contagio» con la víctima. De hecho, la iden-
tificación con ésta, produce una disminución de la propia invulne-
rabilidad, abriendo la posibilidad a sufrir posteriormente traumas
psicológicos propios. En estos casos es fácil que se desarrolle un
fuerte sentido de impotencia y desamparo.
Por último, se puede favorecer la fatiga por compasión, cuando
hay una pobre definición de funciones y el interviniente asume el
«rol de salvador» en el contexto de una ambigüedad de roles y de
exceso de demanda.
b) En cuanto a la «erosión psicológica» el factor que más hay que vigi-
lar es el «burnout» (síndrome del interviniente quemado). Es fácil
llegar a un agotamiento psicológico y emocional, resultado de la
gran carga emotiva de una tarea constante y repetida, debiendo in-
volucrarse de manera intensa en las intervenciones, durante largos
periodos de tiempo. Esto puede producir en algunos intervinien-
tes, que se genere la percepción de tener gran dificultad para en-
frentarse adecuadamente a las situaciones de emergencia.
Otra reacción puede ser, la de manifestar una actitud de indiferencia
hacia su rutina, que provoque en él sentimientos de desvalorización.
El «síndrome del interviniente quemado» normalmente es un pro-
ceso gradual, que se instaura de un modo acumulativo y «silen-
cioso».

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244 SONJA MASSIMO

6. Prevención: estrategias de autocuidado

Es clave prevenir la complicación más importante que puede desarro-


llar un interviniente: el Estrés Postraumático (TEPT). Fundamentalmente
por el hecho de que puede producir mucho sufrimiento. Las consecuen-
cias del TEPT, pueden no quedar limitadas sólo a la propia persona, ex-
tendiéndose también a su entorno.
Puede tener consecuencias nefastas, como inducir al alcoholismo, a la
adicción a las drogas, al suicidio, divorcio o pérdida del trabajo. Un abor-
daje inadecuado va a generar, además, unos costes importantes para la
sociedad en general, como puede ser el incremento de consultas médi-
cas/psicológicas y, en consecuencia, eventuales bajas laborales (Kessler y
Frank, 1997).
Por todo ello, es necesario recalcar la importancia de las intervenciones
psicológicas de emergencias preventivas e inmediatas, tras un suceso trau-
mático, prestando especial atención a las personas con un perfil a riesgo.
De hecho, una intervención psicológica profesional y especializada
adecuada, es esencial para afrontar este serio problema. Para evitar las con-
secuencias negativas de las intervenciones, es fundamental hacer hincapié
en las medidas de autocuidado de los intervinientes.
En líneas generales, estar trabajando unas 24 horas en emergen-
cias puede poner en riesgo al interviniente. De hecho, todos tenemos un
punto de ruptura psíquica. Por eso es muy importante, que también los
intervinientes sean conscientes ellos mismos de esto y de sus límites perso-
nales. Hay que tener una cierta higiene personal y e incluso intentar «in-
tervenir con uno mismo».
En una situación de emergencias, la carga de adrenalina es muy ele-
vada y podemos tener la sensación en algunos momentos, de que nuestra
resistencia no tiene límite; pero somos humanos. Si se pierde la conciencia
de ello, es fácil llegar a un agotamiento físico y también mental. Quiero
por ello hacer énfasis en el hecho de que el cuidado del interviniente em-
pieza con un buen autocuidado (OPS/OMS, 2002).

1) Recomendaciones individuales
1. a) ANTES DE UNA INTERVENCIÓN

Como cualquier persona, es aconsejable que el interviniente tenga un


cuidado general de su salud psíquica. En primer lugar, es importante y ne-
cesario mantener una red de apoyo social, que, entre otras cosas, se va a
convertir en una buena herramienta de protección.

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ESTRATEGIAS DE AUTOCUIDADO PARA INTERVINIENTES EN EMERGENCIAS 245

En el funcionamiento de un equipo, es clave que cada interviniente


tenga claras las funciones y tareas que debe realizar en cada momento. Es
importante fomentar la participación en procesos de formación y entrena-
miento a través de simulacros y ejercicios rutinarios. Intentar «automati-
zar» en lo posible las tareas, y tener preparadas las respuestas de actuación
frente a problemas, que se prevé que se produzcan; permite reducir el nú-
mero de decisiones de última hora a tomar en cada momento y ello en ge-
neral, va a reducir el estrés.
Por último, resulta de gran importancia, que cada interviniente valore
si se encuentra en un momento vital estresante en el momento de enfren-
tarse con una intervención. Por ejemplo, si ha sufrido recientemente una
perdida personal, material o de empleo, si está en trámite de divorcio o si
padece una enfermedad crónica; su susceptibilidad para padecer algún tras-
torno psicológico posterior a una intervención traumática será mayor.

1. b) DURANTE UNA INTERVENCIÓN

Durante una intervención es muy importante centrarse en la tarea. Si


bien, por un lado, hay que pensar que ya habrá un momento y un espacio
después para la reflexión y para poder hacer un análisis de lo que ha ocu-
rrido y de lo que uno ha sentido; por otro, no hay que perder la perspectiva
de que el interviniente, él mismo, tiene que tomar conciencia de cuales es-
tán siendo sus reacciones mientras está actuando y valorar de la manera más
objetiva posible, si puede seguir trabajando o si debe descansar.
A veces es su propio compañero de trabajo, quien detecta que su co-
lega, no está en condiciones de seguir con la tarea y puede avisar. Es im-
portante para percibir estos cambios, que el equipo tenga una buena co-
hesión interna, se conozcan bien entre ellos y tengan una buena relación
interpersonal, que permita a los que están alrededor, percibir que su com-
pañero está al límite.
No obstante, es la propia persona quien debe ser entrenada, además de
para realizar su tarea propiamente dicha, también para percibir que no está
bien, teniendo a la vez una vía efectiva y real, disponible para pedir ayuda
a los compañeros y/o a los mandos.

1.c) DESPUÉS DE UNA INTERVENCIÓN

Es muy recomendable después de una intervención, tener un espacio y


momento para «darse permiso» para sentir, expresar y compartir las emocio-
nes percibidas durante las intervenciones. Si el interviniente no se encuentra
bien, debe pedir ayuda y no esperar «a ver si se pasa con el tiempo».

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246 SONJA MASSIMO

Es fundamental recuperar las rutinas diarias, como la higiene, el des-


canso, la alimentación sana y dormir lo suficiente para recuperarse física y
mentalmente. Debe mantenerse activo, planificando actividades agrada-
bles, que influyan en el estado de ánimo.
Es importante mantener la vigilancia para evitar el abuso de alcohol y
otras drogas. Lo que en un principio puede parecer que ayude a la relajación
y la supuesta diversión, se convierte en algo profundamente contraprodu-
cente, a veces con consecuencias catastróficas, para la persona y su entorno.
Finalmente, hay que tener muy presente, que si hay secuelas psicoló-
gicas derivadas del suceso traumático, como son la depresión, la ansiedad,
el duelo patológico y el TEPT; y la intensidad de las reacciones no dismi-
nuye después de 4-6 semanas, hay que pedir ayuda y solicitar psicoterapia.
Hay que insistir en que una pronta y adecuada intervención psicológica en
crisis, previene estas secuelas a largo plazo (Forbes y cols., 2011).

2. Recomendaciones grupales
2.a) ANTES DE UNA INTERVENCIÓN

La información del equipo es prioritaria en esta fase. Es aconsejable


obtener el máximo conocimiento del suceso antes de llegar a la zona cero.
Qué ha pasado, cómo pasó, dónde y con quien. Si es posible, es esencial
llegar al lugar de la intervención, plenamente conscientes de la realidad a
la que nos vamos a enfrentar.

2.b) DURANTE UNA INTERVENCIÓN

Es necesario respetar los turnos de intervención para evitar consecuencias


negativas. Se deben primar los turnos cortos de intervención, sobre todo para
tareas muy estresantes. Debe hacerse hincapié en mantener cubiertas las ne-
cesidades fisiológicas (comer y beber) y de descanso. El grupo debe favorecer
que esto se pueda cumplir. Para ello se debe intentar respetar en lo posible, el
esquema de turnos de actuación, que se han planificado previamente. No hay
que dudar en buscar el apoyo de los compañeros durante la intervención. Ello
no debe considerarse un signo de debilidad sino de profesionalidad. El obje-
tivo es que el equipo consiga realizar con éxito la tarea global.

2.c) DESPUÉS DE UNA INTERVENCIÓN

Existen técnicas de apoyo psicológico específicas, para utilizar después


de una intervención:

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ESTRATEGIAS DE AUTOCUIDADO PARA INTERVINIENTES EN EMERGENCIAS 247

El primero es el «defusing» que consiste en una sesión informal en las


primeras 24 horas, conducido en una atmósfera de apoyo mutuo entre
compañeros.
El segundo es el «debriefing»: Esta es una actuación estructurada,
dirigida hacia una desactivación emocional, que normalmente se rea-
liza entre 48-72 horas. Debe ser dirigida por psicólogos especializados
en emergencias y su objetivo es aliviar el estrés sufrido tras un incidente
crítico.
A través de estas sesiones, se busca acelerar la normal recuperación del
equipo y prevenir posibles secuelas psicológicas como el TEPT. Durante
estas sesiones los psicólogos pueden percibir el estado global del equipo y
vigilar si alguno de los miembros, es subsidiario de un tratamiento perso-
nalizado posterior.

7. Conclusiones

Las situaciones traumáticas pueden causar trastornos psicológicos im-


portantes en las víctimas y en los intervinientes.
Las intervenciones psicológicas profesionales y especializadas en pri-
mera y segunda instancia previenen, a largo plazo, problemas de salud
mental como pueden ser la depresión, el duelo patológico, el TEPT, etc.
Es fundamental recalcar que no se deben olvidar los cuidados a los in-
tervinientes. Pueden tener los mismos trastornos psicológicos que las pro-
pias víctimas del suceso traumático.
Es muy importante que los intervinientes también conozcan y apli-
quen las estrategias de autocuidado mencionadas. ¡Nadie debe sentirse
«superman-superwoman»!.
Hay que abandonar la cultura «de no buscar ayuda» o hasta demorar
la búsqueda con ideas del tipo «ya se me pasará...». Cuanto antes se inter-
venga, mejor será el pronóstico.
Ser consciente de necesitar ayuda y solicitarla, no es signo de debili-
dad, sino de profesionalidad. Si alguien no está bien, esto repercutirá sin
duda en su eficacia durante las intervenciones. Esto puede poner en riesgo
el éxito de las mismas, acarreando consecuencias serias. La vida de las pro-
pias víctimas o de sus compañeros, podrían ponerse en peligro.
Para llevar a cabo estas recomendaciones, es esencial que las adminis-
traciones y/u organizaciones, encabecen el cuidado de sus intervinientes,
De ellas debe partir, apoyándose en psicólogos especializados en emergen-
cias, el facilitar la evaluación, asistencia y seguimiento de sus intervinien-

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248 SONJA MASSIMO

tes. Debe apoyarse la formación continuada en este tema y considerarse


tan importante como la propia formación técnica de su profesión.
También la Sociedad en su conjunto, debe colaborar en el sosteni-
miento de sus intervinientes. Los ciudadanos son los beneficiarios directos
de la actividad y servicios de estos profesionales de las emergencias y no
deben escatimar los reconocimientos públicos.

8. Bibliografía

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mental disorders, DSM-IV. 4. Washington, D.C.: American Psychiatric Asso-
ciation.
Forbes, D.; Lewis, V.; Varker, T. et al. (2011). Psychological first aid following
trauma: implementation and evaluation framework for high-risk organiza-
tions. Psychiatry: Interpersonal and Biological Processes, 74(3), 224-239.
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Lahad, M. (2000). Darkness over Abyss: Supervising Crisis Intervention Teams
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stress among workers. Washington, D.C.: Center for Mental Health, Studies
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(2002). Protección de la salud mental en situaciones de desastres y emergen-
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Lima, B. & Gaviria, M. (1989). Programa de Cooperación Internacional en Salud
Mental «Simón Bolívar». Consecuencias Psicosociales de los Desastres: La Expe-
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Resick, P. A.; Friedman, M.J. & Keane. T,M, (2007). Handbook of PTSD, Science
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Skogstad, M.; Skorstad, M.; Lie, A. et al. (2011). Posttraumatic stress disorder
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versity of Wellington Publications in Psychology.

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1
Justicia
Modelos restaurativa
de traducción
en supuestos de terrorismo

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Elementos favorables y límites
de la justicia restaurativa
en delitos graves
LAURA PEGO OTERO
Investigadora doctora
Instituto Vasco de Criminología
Grupo de Investigación en Ciencias Criminales - GICCAS

1. La justicia restaurativa y su incorporación a la justicia penal

La justicia restaurativa o reparadora se presenta como un modelo di-


ferente, alternativo a la forma de enfrentar el delito de la justicia tradicio-
nal. La idea de retribución y castigo cede espacio frente a la importancia
social de la reconciliación entre víctima y victimario. En aplicación de
este paradigma de nueva justicia, el victimario debe abandonar el espacio
central que el derecho penal le asigna y perderlo en favor de las personas
que han sufrido las consecuencias del acto ilícito. Responder a las nece-
sidades de las víctimas y la restitución de la paz social constituyen la fi-
nalidad principal buscada por la respuesta al delito1. Es decir, reconocer
el sufrimiento ocasionado a la víctima y reparar el daño causado cobrará
mayor relevancia frente a la acción de castigar al responsable del delito,
sanción que, en todo caso, debe ir dirigida a su reincorporación social2.
Pese a ser cuestionada su idoneidad como modelo alternativo a la
«justicia retributiva», los postulados de la justicia restaurativa han venido
siendo aceptados como garantía de protección de los intereses de las víc-
timas y adoptados, en parte, por diferentes ordenamientos jurídicos. En
este sentido, la Decisión Marco de 2001 relativa al Estatuto de la víc-
tima en el proceso penal3 y su artículo 10, insta a los Estados a impulsar

1 Zehr, H. & Goar, A. (2002). The Little Book of Restorative Justice. Pág. 12 y ss. Ac-

tualmente disponible por UNICEF en https://www.unicef.org/tdad/littlebookrjpakaf.pdf.


2 Uprimny, R. & Saffon, p. (2005). Justicia Transicional y Justicia Restaurativa: tensiones

y complementariedades. En Entre el perdón y el paredón. Uniandes, Bogotá, pág. 211 y ss.


3 Decisión Marco del Consejo de 15 de marzo de 2001 relativa al Estatuto de la víctima

en el proceso penal (2001/220/JAI).

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252 LAURA PEGO OTERO

la utilización de la mediación en las causas penales. Posteriormente, la


Directiva 2012 sobre normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la
protección de las víctimas de delitos4, en su artículo 1.1.d) define «jus-
ticia reparadora, cualquier proceso que permita a la víctima y al infrac-
tor participar activamente, si dan su consentimiento libremente para ello,
en la solución de los problemas resultantes de la infracción penal con la
ayuda de un tercero imparcial», y destina su artículo 12 a las garantías de
protección de las víctimas en el contexto de los servicios de justicia repa-
radora, señalando que los Estados deberán facilitar la derivación de casos
a estos.
En el ordenamiento jurídico español, la Ley 4/2015, de 27 de
abril, del Estatuto de la víctima del delito, en transposición de la Di-
rectiva de 2012, sigue la senda marcada. En su artículo 15 establece los
requisitos que se deben cumplir para acceder a los servicios de justicia
restaurativa:
1. Las víctimas podrán acceder a servicios de justicia restaurativa, en
los términos que reglamentariamente se determinen, con la fina-
lidad de obtener una adecuada reparación material y moral de los
perjuicios derivados del delito, cuando se cumplan los siguientes
requisitos:
a) el infractor haya reconocido los hechos esenciales de los que
deriva su responsabilidad;
b) la víctima haya prestado su consentimiento, después de ha-
ber recibido información exhaustiva e imparcial sobre su con-
tenido, sus posibles resultados y los procedimientos existentes
para hacer efectivo su cumplimiento;
c) el infractor haya prestado su consentimiento;
d) el procedimiento de mediación no entrañe un riesgo para la se-
guridad de la víctima, ni exista el peligro de que su desarrollo
pueda causar nuevos perjuicios materiales o morales para la víc-
tima; y
e) no esté prohibida por la ley para el delito cometido.

El Estatuto de la Víctima viene a señalar también los límites intrínse-


cos a la justicia restaurativa, elementos necesarios para lograr sus objetivos.
Recordemos que la justicia restaurativa contiene diferentes mecanismos
—mediación, encuentros, arbitraje, conciliación, etc.— entre los que des-

4 Directiva 2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de octubre de

2012 por la que se establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección
de las víctimas de delitos, y por la que se sustituye la Decisión marco 2001/220/JAI del
Consejo.

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ELEMENTOS FAVORABLES Y LÍMITES DE LA JUSTICIA RESTAURATIVA... 253

taca la utilización de la mediación. En esos programas y encuentros restau-


rativos, la participación de la víctima y del victimario es voluntaria, debe
hacerse de forma proactiva y no reactiva ni vengativa. La voluntariedad del
acto permite interpretar que el arrepentimiento del causante del delito es
sincero y lograr de esa forma la reparación del daño causado a la víctima y
la reconciliación 5. Por lo tanto, para la consecución de ese objetivo no se
puede imponer a ninguna de las partes su participación.
Continuando con los límites de esta justicia, la Ley 4/2015 en su
Preámbulo señala que la actuación de estos servicios restaurativos quedará
excluida cuando suponga un riesgo para la seguridad de la víctima o le
cause cualquier otro perjuicio. Ciertamente, los procesos diseñados con la
finalidad de paliar el sufrimiento de la víctima no siempre proporcionan la
protección adecuada a ella y a sus intereses6.
Pese a los obstáculos señalados, se han ideado alternativas que buscan
paliar la falta de «escenario ideal», como, por ejemplo: cuando alguna de
las partes no presta su consentimiento o, como suele suceder en un nú-
mero importante de investigaciones, cuando no hay autor conocido. La
justicia restaurativa contempla otros mecanismos más flexibles, entre ellos
señalaremos las reuniones de víctimas con delincuentes no responsables di-
rectos del daño causado pero que han cometido delitos similares7.

2. Justicia restaurativa y su aplicación práctica en el proceso penal

Los Principios básicos sobre la utilización de programas de justicia


restaurativa en materia penal de Naciones Unidas 2012, señalan que los
programas restaurativos se pueden utilizar en cualquier etapa del sistema
penal, respetando en todo caso las reservas que la propia legislación del es-
tado establezca8. En este mismo sentido se manifiesta la Directiva Europea
de 2012.

5 Díaz Colorado, F. (2007). Orígenes de la justicia restaurativa. En Diplomado Virtual

en Justicia Restaurativa, Cali, Pontificia Universidad Javeriana, citado en Carvajal Pardo, A.


(2010). Justicia restaurativa: construyendo un marco englobador para la paz, Rev. Criterio
Jurídico, Santiago de Cali V. 10, No. 1 2010-1 pp. 9-34.
6 Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) (2010). Cuestio-

nes intersectoriales: Víctimas y testigos. Manual de instrucciones para la evaluación de la Justi-


cia Penal. ONU, New York, p. 12.
7 Lorente, L. & Moreno, R. (2018). El servicio de atención a la víctima (SAV) como

elemento fundamental del sistema de justicia restaurativa del Gobierno Vasco. En Victimo-
logía: en busca de un enfoque integrador para repensar la intervención con víctimas, dirigido
por Gema Varona. Aranzadi, Pamplona, pág. 176 y ss.
8 Resolución 2002/12 del Consejo Económico y Social.

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254 LAURA PEGO OTERO

Partiendo de esta previsión, sin embargo, en los supuestos de comisión


de delitos graves como el terrorismo, la utilización de mecanismos restau-
rativos y el momento procesal adecuado para ello vienen siendo cuestiones
muy debatidas por los especialistas. Las posturas son dispares, destacando
los que defienden que su aplicación debe limitarse a la fase de ejecución de
la sentencia9.
Entre las objeciones alegadas por los que niegan la posibilidad de un
cambio de paradigma del sistema de justicia penal, destacan las siguientes10:
a) La falta de seguridad jurídica.
b) La falta de garantías a la presunción de inocencia.
c) La imposibilidad de aplicar la proporcionalidad como consecuencia de
sustituir a los jueces por mediadores u otro personal especializado.
d) La privatización de la justicia penal con la consiguiente repercu-
sión negativa en las personas económicamente más desfavorecidas
que verán incrementadas sus dificultades en el acceso a una repara-
ción justa.
e) Las dificultades en garantizar una auténtica voluntariedad en cir-
cunstancias desiguales económicas, sociales o de poder.
f) La creación de un sistema de justicia de «doble vía» excluyendo a
los delitos graves y a los cometidos por las personas jurídicas.

Asumiendo lo acertado de estas objeciones, sin embargo, Zehr, en pa-


labras de Varona, nos dice que la justicia restaurativa no es una panacea,
significa una serie de principios que actúan como una brújula y que está
diseñada no solo para los delitos menos graves o para los delincuentes pri-
marios. Señala Varona que el autor no contempla la justicia restaurativa
como la antítesis de la justicia retributiva11. Así es, el propio Zehr, acep-
tando sus límites, afirma que un objetivo realista es avanzar lo más posible
hacia procesos restaurativos, asumiendo que en ocasiones el progreso será

9 Cuesta, Jl.; Varona, G.; Echeburua, E. & Mayordomo, V. (2015). Guía general de

buenas prácticas en el trato con víctimas del terrorismo que evite la victimización secundaria,
Secretaría General para la Paz y la Convivencia, en su pág. 47 reproduce ocho propuestas de
los expertos internacionales que participaron en el Simposio de Criminología de Estocolmo
de 2012 sobre cuestiones victimológicas, en cita a Eriksson, S. (2012). The Stockholm Cri-
minology Symposium. The Victimology Issue. A Summary 2012. En: https://www.eus-
kadi.eus/contenidos/proyecto/victimas_proyecto006/es_def/adjuntos/Guia_general_
buenas_practicas.pdf
10 Armenta, T. (2018). Justicia restaurativa, mediación penal y víctima: vinculación eu-

ropea y análisis crítico, Revista General de Derecho Europeo 44 (enero 2018), pág. 208 y 209
https://www.iustel.com/v2/revistas/detalle_revista.asp?numero=44&id=13
11 Varona, G. (2008). Criterios de evaluación en la justicia restaurativa: análisis compa-

rado e internacional, Jornadas Transfronterizas. La Mediación Penal: un modelo de justicia


restaurativa. Donostia-San Sebastián, 31 de enero 2008, pág. 3.

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ELEMENTOS FAVORABLES Y LÍMITES DE LA JUSTICIA RESTAURATIVA... 255

insignificante pero que en otros casos se podrán lograr procesos y resulta-


dos propiamente restaurativos12.
Lo cierto es que en España no existe consenso suficiente que permita
avanzar desde un sistema tradicional de justicia complementado con elemen-
tos restaurativos, como el actual, hacia la constitución de un verdadero modelo
alternativo de justicia desarrollado con base en los principios de justicia restau-
rativa13. Los avances sucedidos en los últimos años, reconociendo el valor del
citado Estatuto de la Víctima, se pueden calificar de tímidos. Es cierto que se
constata una aceptación de la utilización de la mediación penal, pero con im-
portantes cautelas que se incrementan hasta su prohibición en los supuestos de
violencia de género 14, o su no utilización para supuestos terroristas.
Ciertamente, en el sistema penal español se produce un cambio im-
portante a partir de la aprobación de la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de
enero, reguladora de la responsabilidad penal del menor. Esta norma pe-
nal incorpora medidas y procedimientos con un marcado carácter edu-
cativo en defensa del interés superior del menor15. El art. 19 LORPM
prevé la mediación y reparación, será la Fiscalía de Menores en la apertura
del expediente la encargada de pedir al Servicio de Mediación y Asesora-
miento Técnico una valoración sobre la posibilidad de realizar un proceso
de mediación y reparación. El menor deberá mostrar su voluntad y la víc-
tima aceptar su participación. En el supuesto de que el resultado del pro-
ceso sea positivo, se concluye el expediente con el sobreseimiento por re-
paración. Posteriormente, si el menor deje de cumplir con la reparación o
actividad educativa acordada el proceso judicial se reanudará.
El paso de los años ha permitido confirmar la influencia positiva de es-
tos programas en la reeducación y reinserción de los menores infractores. En
este sentido, un estudio reciente sobre políticas públicas autonómicas com-
paradas en materia de justicia restaurativa con menores concluye valorando
de forma muy positiva el impacto de la aplicación de los procedimientos res-

12 Zehr, H. & Goar, A. (2002). The Little Book of Restorative Justice. Señalan los auto-

res, en su pág. 61, «A realistic goal, perhaps, is to move as far as we can toward a process that
is restorative. In some cases or situations, we may not be able to move very far. In others, we
may achieve processes and outcomes that are truly restorative. In between will be many cases
and situations where both systems must be utilized, and justice is only partly restorative.»
13 Armenta, T. (2008). Justicia restaurativa, mediación penal y víctima: vinculación eu-

ropea y análisis crítico, pág. 209.


14 Es importante recordar que el artículo 44 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de di-

ciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, prohíbe expre-


samente la mediación en aquellos casos en los que son competentes los Juzgados de Violen-
cia sobre la Mujer, tanto en el orden penal como en el orden civil.
15 Soleto, H. (2019). Reflexiones en torno a la Justicia Restaurativa en el ámbito del me-

nor infractor. Dykinson, Madrid, pág. 10.

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256 LAURA PEGO OTERO

taurativos utilizados. Entre los beneficios constatados, el estudio destaca la


satisfacción de las víctimas, la reducción de la reincidencia en los menores
infractores, la pacificación social y, también, cierta agilización en la justicia16.
En el sistema penal de adultos, la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de
marzo, por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de no-
viembre, del Código Penal, establecerá a través del reconocimiento del va-
lor de la reparación del daño causado a la víctima la vía por la cual los y las
juezas otorgarán relevancia al acuerdo extrajudicial alcanzado por las par-
tes a través de la mediación. En este sentido, en la fase de ejecución de la
pena y para las condenas señaladas en el artículo 80.1 —no más de dos
años de prisión— el órgano juzgador tendrá en cuenta, en particular, el es-
fuerzo realizado por el victimario para reparar el daño causado. También,
sobre esta misma cuestión, el artículo 84.1. 1.ª señala que el juez podrá
condicionar la suspensión de la ejecución de la pena al cumplimiento del
acuerdo alcanzado en mediación por las partes. Una vez aprobada la sus-
pensión de la pena ésta podrá ser revocada si se incumplen de forma grave
o reiterada las condiciones pactadas, en aplicación del artículo 86.1 c). Se-
ñalar, por último, el artículo 21.5 del Código Penal, disposición que con-
templa la atenuación de la pena al victimario cuando éste haya procedido
a reparar el daño causado a la víctima, reconociendo esta acción con una
disminución de la condena.
Llegados a este punto es pertinente citar el eslabón esencial que per-
mite el desarrollo de un mecanismo de justicia restaurativa tan importante
como es la mediación penal intrajudicial. Los Servicios de Mediación Pe-
nal iniciaron su labor en Euskadi en julio de 2007 con su primer servicio
en Barakaldo, por decisión de la Dirección de Ejecución Penal del Depar-
tamento de Justicia, Empleo y Seguridad. Se crea como un servicio volun-
tario y gratuito, con el objetivo de ofrecer un procedimiento de media-
ción en las diferentes fases del proceso penal (instrucción, enjuiciamiento y
ejecución). El proceso se inicia por orden del órgano judicial, remitiendo
el asunto a un procedimiento de mediación, que en todo caso es volunta-
rio para las partes y confidencial. Con la ayuda de un mediador o media-
dora se procura que la persona denunciada y la víctima se comuniquen y
lleguen a un acuerdo, cuya eficacia jurídica en el proceso penal dependerá
del órgano judicial, la fiscalía y las o los letrados de las partes17.

16 Viñas, V.; Soleto, H. & Villar, M. (2019). Las políticas públicas en materia de justi-

ciares restaurativa en justicia de menores: análisis comparado entre Comunidades Autóno-


mas. En Reflexiones en torno a la Justicia Restaurativa en el ámbito del menor infractor, diri-
gido por Helena Soleto, Dykinson, Madrid, pág. 40.
17 Más información sobre los Servicios de Mediación y el recién creado Servicio

de Justicia Restaurativa (2018) en https://www.justizia.eus/justicia-restaurativa/


texto?idTexto=1290177196974

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Por lo tanto, serán los Tribunales los que determinan, tras valorar la
controversia sometida a su decisión, que un conflicto puede tener mejor
tratamiento y gestión para alcanzar un acuerdo por la vía de la mediación.
Para que el órgano juzgador pueda tomar esta decisión y derivar el caso es
necesario que tenga a su alcance los servicios destinados a tal fin.
En consecuencia, la utilización de mecanismos restaurativos como la
mediación requieren de la voluntad de las partes, de que se disponga de
los medios técnicos y humanos adecuados, pero también del impulso de
los órganos judiciales. Tal y como reconoce el Consejo General del Poder
Judicial «utilizar la mediación intrajudicial penal como técnica de Justicia
restaurativa supone un cambio de cultura, tanto de la sociedad, como de
los profesionales que intervenimos en el sistema judicial»18.

3. Infrautilización de los mecanismos restaurativos en delitos graves

El avance en la aceptación de la justicia restaurativa ha mostrado la ne-


cesidad de evaluar su eficacia. En los últimos años se han publicado diferen-
tes estudios sobre programas restaurativos implementados en diferentes sis-
temas de justicia penal. Algunos de ellos proporcionan información sobre el
grado de éxito de los mecanismos restaurativos empleados en delitos graves.
Entre las investigaciones realizadas, destaca firmada por Lawrence W.
Sherman y Heather Strang en 2007. El objetivo de este estudio fue eva-
luar los resultados de algunos programas piloto restaurativos puestos en
marcha en el sistema de justicia penal del Reino Unido. El informe con-
cluye que la justicia restaurativa ofrece mejores datos en la reducción de la
reincidencia que la justicia penal ordinaria en los casos de delitos más gra-
ves y con víctimas directas19.
Naciones Unidas, en su Manual sobre Programas de Justicia Restau-
rativa de 2006, realizó un examen de diferentes evaluaciones de progra-
mas, destacando entre sus conclusiones las siguientes: «Parece que no hay
limitaciones inherentes en el tipo de casos que pueden remitirse a procesos
restaurativos»; «Los descubrimientos preliminares sugieren que la media-
ción delincuente víctima puede ser exitosamente usada en casos que invo-

18 Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). (2016). Guía para la práctica de la me-

diación intrajudicial, Pág. 96, 98 y ss. Documento disponible en: http://www.poderjudi-


cial.es/cgpj/es/Temas/Mediacion/Guia-para-la-practica-de-la-Mediacion-Intrajudicial/
19 El informe está disponible en: http://www.iirp. edu/pdf/RJ_full_report.pdf. Tam-

bién Varona analiza el contenido de este documento en: Criterios de evaluación en la justi-
cia restaurativa: análisis comparado e internacional, Jornadas Transfronterizas. La Mediación
Penal: un modelo de justicia restaurativa, pág. 5 y ss.

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258 LAURA PEGO OTERO

lucran violencia severa»; «Hay evidencia que indica que las tasas de segun-
dos delitos entre los delincuentes son menores a las de los delincuentes
que han cometido crímenes contra una persona en lugar de delincuentes
contra propiedades»20. El informe señala también que hay pocos argu-
mentos para considerar que los programas restaurativos solo deban ser de-
dicados a delitos menos graves o a personas que delincan por primera vez,
llamando la atención sobre el hecho de que algunos métodos restaurativos
son muy intensos para utilizarlos, por ejemplo, en delitos sin víctimas21.
Con todo ello podemos afirmar que los datos registrados avalan las
posturas de los que defienden la eficacia de la justicia restaurativa ante el
delito en general y, en particular, ante los crímenes más graves22.
Sin embargo, no siempre es posible abordar la victimación provocada
por delitos tan graves como el terrorismo desde la justicia restaurativa. En
algunos casos esta alternativa no es aceptada por las víctimas por conside-
rarla una justicia «blanda», también porque puede suponer una victima-
ción secundaria. Para algunos victimarios es humillante y puede colisionar
con sus derechos de defensa. Por otro lado, la mediación puede entenderse
como una mera terapia, como un procedimiento sencillo y rápido. Algunas
voces la asocian a estrategias fraudulentas de victimarios-terroristas con el fin
de lograr una reducción de la pena o beneficios penitenciarios.
La utilización de la justicia restaurativa en los casos de terrorismo es
una cuestión muy unida a la polémica. En este sentido Pemberton señala
que la controversia va más allá de la discusión sobre la eficacia de los meca-
nismos restaurativos para este tipo de delitos. El autor afirma que ello es el
resultado de la colisión que se produce entre la perspectiva de la sociedad
que asume el terrorismo como un delito de naturaleza pública y se consi-
dera víctima indirecta de los ataques, frente a la de aquellas personas que

20 Naciones Unidas. (2006). Manual sobre Programas de Justicia Restaurativa, Serie de

Manuales sobre Justicia Penal, Viena, pág 86 y 87.


21 Ídem, pág. 45.
22 Tamarit, JM. (2013). El necesario impulso de la Justicia restaurativa tras la Direc-
tiva europea de 2012, Ars luris Salmanticensis, Estudios, Vol. 1, 139-160, junio 2013, pág.
151; Destacan otras investigaciones realizadas en España como: el informe titulado Jus-
ticia restaurativa y mediación penal. Análisis de una experiencia (2005-2008), redactado
por Julián Ríos et al. (2009). También Rosetti, p. & Cumbo, E. (2010) Victims’ justice?
What victims and witnesses really want from sentencing. Londres: Victim Support. pág. 28
https://www.victimsupport.org.uk/sites/default/files/Victims%27%20justice%20-%20
What%20victims%20and%20witnesses%20really%20want%20from%20sentencing.pdf
Continuando con esta cuestión, consultar asimismo a Martínez Soto, T. (2016). Te-
sis doctoral Justicia restaurativa y terrorismo: perspectivas procesales para la repara-
ción a las víctimas, pág. 192 y ss, disponible en https://e-archivo.uc3m.es/bitstream/
handle/10016/22564/tesis_t_martinez_soto_2016.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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ELEMENTOS FAVORABLES Y LÍMITES DE LA JUSTICIA RESTAURATIVA... 259

sufren las consecuencias directas de la violencia terroristas pero que evi-


dencian una postura menos negativa hacia el victimario y que incluso pue-
den manifestar su disposición a participar en encuentros restaurativos. A
menudo, estas víctimas tienen que hacer frente a manifestaciones de preo-
cupación, reproche y hostilidad realizadas por cierta parte de la sociedad23.
Frente al desprecio manifestado por ciertos sectores hacia los meca-
nismos restaurativos, queremos volver a recordar que las experiencias eva-
luadas, como las señaladas anteriormente, proporcionan datos muy positi-
vos sobre los programas restaurativos en supuestos de delitos graves y muy
graves, con beneficios para las víctimas, para los victimarios, pero también
para la sociedad en su conjunto en atención a la reducción de la reinciden-
cia constatada. Los aspectos favorables más destacados son los siguientes24:
— Para la víctima: impacto positivo en la salud; sensación de control
de su vida; liberación de pensamientos obsesivos con el infractor; la
participación misma en el proceso; poder preguntar.
— Para las personas condenadas: percepción de valía personal y social;
afrontamiento del sentimiento de culpa; aumento de la empatía;
todo ello repercute positivamente en el proceso de reinserción y de
evitación de la reincidencia.

Conviene recordad que la justicia restaurativa, en palabras de Tama-


rit, no se sitúa en el ámbito de lo normativo o del «deber ser» ideal, no
se trata de restablecer la confianza en la norma, sino que su finalidad se
dirige al ámbito de las relaciones reales entre personas reales y su restau-
ración25.

4. Una experiencia restaurativa con personas presas por delitos de


terrorismo y sus víctimas. El Alto el Fuego definitivo de ETA en
2011 y la Vía Nanclares

Con el alto al fuego definitivo de ETA en 2011 algunas voces señala-


ban con más ahínco la oportunidad de aplicar mecanismos de justicia res-
taurativa también en delitos terroristas. Era el momento propicio, por en-

23 Pemberton, A. (2014). Terrorism, Forgiveness and Restorative Justice, Restorative Jus-

tice in Terrorist Victimisations. Oñati Socio-legal Series [online], 4 (3), 369-389, pág. 372 y 382.
24 Varona, G. (2016). Reinserción y recuperación victimal: dos procesos interrelaciona-

dos en la prevención terciaria. en Aportaciones para la solución de la cuestión de las presas y


presos de ETA, Leizaola Elkargoa, Bilbao, pág. 114.
25 Tamarit, JM. (2013). El necesario impulso de la Justicia restaurativa tras la Directiva

europea de 2012, pág. 144.

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contrarnos ante un escenario calificado de idóneo, lejos de la violencia. Lo


cierto es que, unos años antes, la Dirección de Víctimas del Terrorismo del
Gobierno Vasco, a solicitud de algunos presos desvinculados de la organi-
zación, ya había puesto en marcha la idea de desarrollar encuentros restau-
rativos entre personas reclusas ex militantes de ETA y víctimas de delitos
terroristas. Para ello, se contó con el apoyo del Ministerio del Interior, a
través de la entonces Secretaría General de Instituciones Penitenciarias26.
En palabras de algunas de las y los mediadores que participaron en los en-
cuentros restaurativos «Se trataba de aplicar lo que estábamos haciendo de
manera ya consolidada en el ámbito de los delitos violentos comunes»27.
La iniciativa se puso en marcha en el Centro Penitenciario de Nan-
clares de la Oca. Con discreción y cautela, se pretendió que la oferta res-
taurativa no tuviera connotaciones políticas «La justicia restaurativa exige
mantenerse fuera de la agenda política partidista. Nuestro horizonte es
ético»28.
La dinámica se preparó con reuniones individuales de los profesiona-
les con ambas personas, víctima y victimario. Posteriormente, se llevaron a
cabo un total de 12 encuentros (algunas fuentes citan 13), la mayoría de
las víctimas eran indirectas (hijos e hijas, viudas). Finalizada la experiencia,
las y los organizadores señalaron haber cumplido el objetivo inicialmente
propuesto: «intentar aliviar el sufrimiento, aunque fuese mínimamente,
tanto de quienes habían sufrido los zarpazos del terrorismo como de quie-
nes causaron un dolor irreparable, a través de un encuentro personal entre
ambos29.»
Una investigación realizada en aquel momento (2012) por el Instituto
Vasco de Criminología tuvo la oportunidad de preguntar a un grupo de víc-

26 La «vía Nanclares» tuvo su inicio en la segunda legislatura del Presidente José Luis

Rodríguez Zapatero. Una lectura más detallada del desarrollo del proceso ofrece Etxebarria
Zarrabeitia, X. (2015). Tesis doctoral Excepcionalidad antiterrorista en la acumulación y
ejecución de las penas de prisión, Universidad de Deusto, Bilbao, pág. 551 y ss.
https://www.educacion.gob.es/teseo/imprimirFicheroTesis.
do?idFichero=Ci64aXGOO68%3D
Otros autores como Ordeñana, I. (2016). Aportaciones de los mecanismos alternativos
a la jurisdicción en la superación del conflicto vasco, en Aportaciones para la solución de la
cuestión de las presas y presos de ETA, Leizaola Elkargoa, Bilbao, pág. 103 y ss. Encuentros
citados también en el Informe de Amnistía Internacional (2017) Afrontar el pasado para
construir el futuro: Verdad, Justicia y Reparación en el contexto del País Vasco.
27 Pascual, E. & Ríos, JC. (2014). Reflexiones desde los Encuentros Restaurativos entre

Víctimas y Condenados por Delitos de Terrorismo. Restorative Justice in Terrorist Victimi-


sations: Comparative Implications, Oñati Socio-Legal Series, v. 4, n. 3 (2014), pág. 432.
28 Ídem pág. 432.
29 Ídem pág. 432.

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ELEMENTOS FAVORABLES Y LÍMITES DE LA JUSTICIA RESTAURATIVA... 261

timas del terrorismo, familiares de personas asesinadas, su opinión sobre los


encuentros restaurativos30. Ante la pregunta ¿Cómo valora los encuentros
entre víctimas y personas condenadas por terrorismo desarrollados hasta el
momento? de un total de 145 encuestados, el 44,8% respondieron que bien,
frente a un 29,9% que mal, el 25,3% restante no sabe o no contesta. La con-
clusión alcanzada por el equipo investigador fue que la valoración de los en-
cuentros restaurativos celebrados no era mala por parte de las víctimas.
Entre las personas que formaban parte de los grupos de debate reali-
zados en la misma investigación se encontraban algunas participantes en la
«vía Nanclares». A continuación, recogemos parte de lo manifestado sobre
esta cuestión:

«Aunque no fuera el autor material, a mí me sirvió el encuentro. En


realidad, el autor podía haber sido cualquiera de otro comando».
«La experiencia ha sido positiva. Creo que me ha aportado más de
lo que me aportará el juicio. Después de tantos años justificando ma-
tar, darse cuenta de que no ha servido para nada más que para destrozar
la vida de los demás y la tuya…Llegar a esa conclusión es difícil. Si ya de
por si estar en la cárcel es duro, estar con ese peso… No me parece mal
que se den beneficios penitenciarios tras los encuentros restaurativos, si
esa persona está reinsertada».

Sin embargo, la iniciativa fue deslegitimada por parte de ciertos secto-


res políticos en estrecha conexión con determinadas asociaciones de vícti-
mas con ideología e intereses determinados. Entre los argumentos utiliza-
dos en su contra31:
— No es posible privatizar porque los delitos vinculados al terrorismo
son transgresiones graves a las leyes en que se funda el Estado de
Derecho.
— En el caso de los asesinatos las víctimas están muertas y que nadie
puede perdonar en nombre de otro.
— No se puede exonerar a los delincuentes de la pena por motivacio-
nes privadas de unas víctimas.

30 La investigación tuvo como título «Víctimas del terrorismo residentes en la CAPV:

desazón y esperanza en víctimas indirectas de asesinatos», fue encargada en 2013 al IVAC-


KREI por la Dirección de Víctimas y Derechos Humanos del Gobierno Vasco. El proyecto
recabó información por medio de una encuesta cumplimentada por 145 víctimas indirec-
tas de asesinatos producidos por grupos terroristas. También se realizaron grupos de debate
con 23 víctimas. Entre las cuestiones tratadas se abordaron los mecanismos de justicia res-
taurativa y, en concreto, se preguntó sobre los encuentros restaurativos llevados a cabo en el
Centro Penitenciario de Nanclares de la Oca.
31 Pascual, E. & Ríos, JC. (2014). Reflexiones desde los Encuentros Restaurativos entre

Víctimas y Condenados por Delitos de Terrorismo, pág. 440.

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262 LAURA PEGO OTERO

La oposición fue tenaz y los encuentros fueron considerados como


una cesión a ETA. Todo ello pese a que se procedió con estricto cumpli-
miento de la ley penal, esto es, no se aplicaba reducción de pena a los par-
ticipantes, siendo conocido que las y los presos que participaban en esa ex-
periencia llevaban casi 20 años de prisión cumplidos. Recordar también
que la ley penal no exige arrepentimiento por parte del responsable del
delito, por terrible que éste sea, sino el cumplimiento objetivo de la con-
dena. Las críticas negaban reconocimiento alguno a las y los ex miembros
de ETA que después de cumplir la casi totalidad de la pena y desvincularse
de la organización se ponían a disposición de la víctima en los términos y
objetivos señalados por el encuentro restaurativo. Por el contrario, las y los
especialistas que tomaron parte en las dinámicas señalan que «hay un plus
moral que no puede ser despreciado ni publica ni privadamente32».
La oposición manifestada frente a los encuentros celebrados en Nan-
clares, reaccionaria y defensora de una ley penal puramente punitiva frente
a ETA, resultó eficaz como modo de presión en contra de cualquier meca-
nismo restaurativo con las y los condenados por delitos terroristas.
Ello nos lleva a manifestar, a modo de reflexión, que el reconocido fracaso
del sistema de justicia penal tradicional, generador de una importante victi-
mación secundaria, requiere de un cambio en la mentalidad tradicional de ha-
cer justicia, en la cultura que impregna también los diferentes elementos que
conforman los órganos de justicia y de la sociedad en su conjunto. La justi-
cia restaurativa, sus mecanismos y programas, se orientan hacia una respuesta
no punitiva del delito, con una finalidad victimologica pero que no olvida al
victimario en el proceso de recuperación de la víctima, todo lo contrario, le
asigna un papel importante. La utilidad de la justicia restaurativa, también de-
litos graves, viene avalada por los resultados de diferentes investigaciones que
señalan sus éxitos, sus límites y también sus potencialidades. Por ello, su acep-
tación se constata por la paulatina incorporación en los ordenamientos jurídi-
cos, aunque de forma tímida, y casa perfectamente con el contenido del ar-
tículo 25 de la CE, contrario a la pena puramente retributiva. Experiencias
como la «vía Nanclares» nos muestran que más allá de los éxitos constatados
de los mecanismos restaurativos es necesario hacer pedagogía social e impulsar
un consenso amplio a favor de esta nueva forma de hacer justicia.

5. Bibliografía

Amnistía Internacional (2017). Afrontar el pasado para construir el futuro: Ver-


dad, Justicia y Reparación en el contexto del País Vasco. Madrid: Amnistía In-
ternacional España.

32 Ídem pág. 440.

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La utilización de los menores con
fines terroristas: trata y sustracción
internacional de menores.
La justicia restaurativa como solución
IVANA M.ª LARROSA IBAÑEZ
Magistrada Suplente de la Audiencia Provincial de Zaragoza
Profesora de Grado de Derecho de la Universidad de San Jorge

Sumario: 1. Introducción; 2. El terrorismo y la utilización de los me-


nores para sus fines: evolución y adaptación de las legislaciones antite-
rroristas a las nuevas formas de terrorismo; 3. Trata y sustracción inter-
nacional de menores: 3.1. Los niños soldados: 3.2. Niños fantasmas;
4. Child Abduction con destino al estado islámico: 4.1. Vías legales
ante las que acudir en un caso de sustracción internacional de menores;
4.2. Restitución de los menores; 4.3. La Justicia Restaurativa como po-
sible vía de solución en supuestos de sustracción internacional de meno-
res con fines terroristas; 5. Bibliografía.

1. Introducción

A lo largo de este artículo se va a exponer la utilización cada vez ma-


yor de los menores con fines terroristas. Para ello se hablará de la trata y
la sustracción internacional de los menores para la consecución de esos fi-
nes. En especial se abordará los casos de la sustracción de los menores por
los propios progenitores con destino a los Estados Islámicos, al objeto de
que éstos pasen a engrosar las filas de las organizaciones y grupos terroris-
tas. Así como las posibilidades de restitución del menor, el marco jurídico
posible aplicable y por último la utilización de la Justicia Restaurativa, en
especial la mediación para la prevención y en su caso para la reparación del
daño ocasionado no sólo al menor sino de todas las partes afectadas en es-
tos supuestos.

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2. El terrorismo y la utilización de los menores para sus fines: evolución


y adaptación de las legislaciones antiterroristas a las nuevas formas de
terrorismo

En primer lugar, debemos de partir qué se entiende por terrorismo.


Decir que no existe un concepto uniforme del mismo, ya que en realidad
la definición se ha ido adaptando a las diferentes realidades existentes a lo
largo de la historia (Lamarca Pérez, 1993).
Según ha destacado la Convención de las Naciones Unidas en su Re-
solución 49/60 sobre las medidas para eliminar el terrorismo, el terro-
rismo comprende:

actos violentos, criminales, injustificados, con fines políticos concebidos


o planeados para provocar un estado de terror en la población en gene-
ral, en un grupo de personas o en personas determinadas son injustifica-
bles en todas las circunstancias, cualesquiera sean las consideraciones po-
líticas, filosóficas, ideológicas, raciales, étnicas, religiosas o de cualquier
otra índole que se hagan valer para justificarlos. (Convenciones de las
Naciones Unidas 1994).

Se trata como manifiesta el Tribunal Supremo:

De una actividad planificada que, individualmente, o con la cobertura


de una organización, con reiteración o aisladamente, y a través de la uti-
lización de medios o la realización de actos destinados a crear una situa-
ción de grave inseguridad, temor social o de alteración de la paz pública,
tiene por finalidad subvertir total o parcialmente el orden político consti-
tuido. (Castañón Álvarez, 2012).

El 24 de septiembre de 2014, el Consejo de Seguridad de las Nacio-


nes Unidas dictó la Resolución 2178 en la que advertía del recrudeci-
miento de la actividad terrorista y la extensión de su actividad por todo
el planeta dado su carácter eminentemente internacional, haciendo un
llamamiento a todos los Estados miembros para que adoptasen y modi-
ficasen sus instrumentos legislativos internos al objeto de tipificar y san-
cionar todas las formas posibles de comisión de estos actos terroristas
(Res/2178).
Este nuevo terrorismo internacional, de corte yihadista, se caracteriza
por nuevas formas de perpetración adaptándose a la nueva realidad del Si-
glo XXI. De este modo las organizaciones y grupos terroristas difunden los
mensajes de sus líderes a través de internet y de las redes sociales, para así
llevar a cabo la captación y adoctrinamiento en el odio, tanto de sujetos
mayores como sobre todo la de menores de edad. Los cuales una vez cul-

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LA UTILIZACIÓN DE LOS MENORES CON FINES TERRORISTAS... 267

minado el proceso de adoctrinamiento intentarán perpetrar los atentados


terroristas algunos de ellos muy sangrientos.
Por otra parte, en la Resolución de la ONU 2178 destaca igualmente
la utilización de terroristas desplazados a zonas de conflicto para luchar
como podían ser en las zonas de Irak o Siria, así como el desplazamiento
de terroristas a otros puntos estratégicos del planeta para llevar a cabo no
sólo actos sangrientos, sino también para realizar labores de captación,
trata y sustracción internacional de menores.
Ante esta realidad alarmante, el legislador español dictó la LO 2/2015
de 30 de marzo, por el que se modifica el Código Penal (en adelante CP)
en materia de delitos de terrorismo. Introduciendo una nueva definición
del delito de terrorismo, en el que se fijaba como fines el de alteración de
orden constitucional, la paz pública, desestabilización del funcionamiento
de una organización internacional o provocar un estado de terror en la po-
blación, entre otras.
El legislador español decide incluir como delitos en materia de te-
rrorismo el adoctrinamiento y adiestramiento activo militar y de armas y
explosivos, como el pasivo a través de internet o de las redes sociales de
forma habitual y con el fin de captar a futuros miembros, que participen o
colaboración con la organización terrorista.
Se tipifica igualmente el desplazamiento de combatientes terroristas a
otros lugares para colaborar o integrase en organizaciones extranjeras. Así
como subtipo agravado la captación y el reclutamiento con fines terroristas
de menores. Sobre estas conductas hablaremos en los apartados posterio-
res, al tratar de la sustracción de menores, así como la utilización de los ni-
ños soldados para fines terroristas

3. Trata y sustracción internacional de menores

La trata de menores o la moderna esclavitud del siglo XX como la


define la Corte Penal Internacional se regula en el Protocolo de Pa-
lermo, Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de perso-
nas especialmente de mujeres y niños, que complementa la Convención
de las naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional,
hecho en Nueva York el 15 de noviembre de 2000. Aunque la trata de
personas y sustracción internacional de menores puede tener fines muy
diversos (sexuales, tráfico de órganos, la práctica de la mendicidad, la
esclavitud, entre otros), es también a través de esta vía donde las orga-
nizaciones y grupos terroristas proceden a la captación y posterior adoc-
trinamiento y adiestramiento de los menores para su utilización con fi-
nes terroristas

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268 IVANA M.ª LARROSA IBAÑEZ

En el Protocolo de Palermo se entiende por trata

La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de


personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas
de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una si-
tuación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o bene-
ficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autori-
dad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como
mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explo-
tación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las practi-
cas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.

Y en su apartado c) y d) define la trata de menores, presumiendo en


todo caso que se considerará como trata:»

La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de


un niño, entendiendo por tal el que tenga menos de 18 años, con fines
de explotación incluso cuando no se recurra a ninguno de los medios de
agresión» (Protocolo de Palermo, 2000).

Por su parte el Consejo de Europa, dictó el Convenio de Varsovia so-


bre la lucha contra la trata de seres humanos el 15 de mayo de 2005 , de-
finiendo de forma muy similar al Protocolo de Palermo en su artículo 4 la
trata de seres humanos e incluyendo como medio de comisión el secuestro
de las personas:

se entenderá el reclutamiento, transporte, transferencia, alojamiento o re-


cepción de personas, recurriendo a la amenaza o uso de la fuerza u otras for-
mas de coerción, el secuestro, fraude, engaño, abuso de autoridad o de otra
situación de vulnerabilidad, o el ofrecimiento o aceptación de pagos o ven-
tajas para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad so-
bre otra, con vistas a su explotación» (Convenio de Varsovia 2005). Enten-
diendo al igual que el Protocolo de Palermo, que se considerará a todos los
efectos como trata de menores: su reclutamiento, transporte, transferencia,
alojamiento o recepción a efectos de su explotación aunque no se recurra a
ninguno de los medios previstos en la letra a) del presente artículo.

Nuestro Código Penal, tipifica en el art. 177 bis, introducido por la


LO1/2015, de 30 de marzo, que recoge en desarrollo de la normativa in-
ternacional (trasnacional y europea) el delito de trata de seres humanos,
en su título VII bis, sobre la base del concepto previsto en el Protocolo
de Palermo. Entendiendo por trata cualesquiera de las siguientes acciones
de captación, transporte, traslado, acogimiento, recepción, incluido el in-
tercambio o transferencia de control sobre esas personas objeto de trata,
tanto se produzcan en territorio español, desde España, en tránsito o con
destino a ella, empleando para ello los medios agresivos de violencia, in-

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LA UTILIZACIÓN DE LOS MENORES CON FINES TERRORISTAS... 269

timidación o engaño, o abusando de una situación de superioridad o de


necesidad o de vulnerabilidad de la víctima nacional o extranjera, o me-
diante la entrega o recepción de pagos o beneficios para lograr el consen-
timiento de la persona que poseyera el control sobre la víctima, y siempre
cuando estas acciones tuvieran como finalidad: imposición de trabajo o de
servicios forzados, la esclavitud o prácticas similares a la esclavitud, a la ser-
vidumbre o a la mendicidad, la realización de actividades delictivas, la ex-
tracción de sus órganos corporales, o la celebración de matrimonios forza-
dos. Además, considera trata de seres humanos cualquiera de las acciones
indicadas en el apartado anterior cuando se llevare a cabo respecto de me-
nores de edad, aunque no se utilicen los medios agresivos para la consecu-
ción de los fines. Así como también el subtipo agravado cuando la víctima
sea especialmente vulnerable por razón de la enfermedad o situación o sea
menor de edad. Lo cual tiene una especial trascendencia cuando el delito
de trata se cometa con menores de edad. Además, regula la posibilidad de
apreciar el concurso de delitos cuando los mismos hechos pueden dar lu-
gar tanto al delito de trata como otro tipo penal.
Por otra parte, según el informe de Grupo de Expertos contra la Trata
de Seres Humanos del Consejo de Europa - GRETA (por sus siglas en in-
glés Group of Experts on Action against Trafficking in Human Beings) de
2015, en la definición de trata menores, se debería incluir el concepto de
«secuestro de menores (abduction), por lo que, por esta vía se podría in-
cluir como trata, el secuestro de menores por sus familias (Child Abduc-
tion)». De esta manera nos encontramos con el fenómeno de trata de me-
nores para fines terroristas cometido no sólo por personas ajenas al menor,
sino sorprendentemente también por los propios progenitores que secues-
tran al menor con tales fines, desplazándose con el menor a zonas de con-
flicto, pasando a engrosar las filas de estas organizaciones terroristas, me-
diante su colaboración o actuación directa en las mismas.
En los siguientes apartados vamos a intentar analizar el fenómeno de la
utilización de los menores en los delitos de terrorismo, mediante la trata,
su secuestro y sustracción. De este modo podemos hablar de los niños sol-
dados adiestrados militarmente para participar en conflictos bélicos, los ni-
ños fantasmas procedentes de la trata de seres humanos, que son utilizados
para distintos fines entre ellos los actos terroristas, y por último la sustrac-
ción internacional de los menores por sus propios progenitores con des-
tino al estado islámico.

3.1. Los Niños Soldados

Según el Informe Global sobre Trata de Personas de la Oficina de las


Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) del año 2018, la

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trata de menores no sólo aumenta cada día más, sino que sobre todo se
desarrolla en zonas de conflicto armado, donde grupos de terroristas se-
cuestran a mujeres para usarlas como esclavas sexuales y a niños para adies-
trarlos en el combate y así utilizarlos como niños soldados (UNODC
2018). El reclutamiento es incluso a veces voluntario, son las propias fa-
milias del ISIS la que alistan a sus propios hijos al frente o como medio
de propaganda utilizada de forma mediática por los propios grupos terro-
ristas. Incluso se utilizan para donar sangre para los heridos combatientes
(UNAMI, 2014)1.
Un claro ejemplo de la utilización de la trata y secuestro de menores
para fines terroristas es el caso de Thomas Lubanga Dyilo. Sobre este caso
la Corte Penal Internacional dictó Sentencia en fecha de 7 de agosto de
2012 en el caso de Thomas Lubanga Dyilo, en la que se declaró probado
que el acusado junto con otros y con el propósito de establecer un control
militar en la zona de Ituri de la República Democrática del Congo, secues-
traron y reclutaron a niños y niñas menores de quince años para hacerlos
partícipes en las fuerzas armadas o grupos y utilizarlos en las hostilidades
bélicas existentes en zona Sureste de la República del Congo.

3.2. Los Niños Fantasmas

Una de las situaciones frecuentes con la que nos encontramos actual-


mente en nuestra sociedad actual, debido a los procesos migratorios en los
que el mundo está incurso es el fenómeno de «los niños fantasmas». Son
los conocidos como MENAS, los menores no acompañados o acompaña-
dos por personas que no son sus progenitores, niños que cruzan las fron-
teras, generalmente procedentes del Norte de África, y que son ingresa-
dos en un Centro de protección de menores, del cual desaparecen, bien
porque siguen viajando buscando a sus familiares, o porque contraen una
deuda con las mafias que los transportan, sólo salvables potencialmente
mediante actos ilegales (robos, hurtos, tráfico de drogas, prostitución así
como la colaboración con grupos armados y grupos terroristas). Algunos
de ellos son captados, adoctrinados, reclutados y adiestrados para la comi-
sión actos terroristas.
La Ley 26/2015 de protección de la Infancia y adolescencia, prevé que
para proteger al menor en situación de trata y en el que exista un conflicto de
intereses con sus progenitores, tutores, guardadores, debería declararse la si-

1 En el Informe de United Nations Assistance Mission for Iraq (UNAMI) Human

Rights Office, habla tanto de reclutamientos forzado como de secuestro de menores y su


adoctrinamiento.

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LA UTILIZACIÓN DE LOS MENORES CON FINES TERRORISTAS... 271

tuación de desamparo legal del menor2 . Se prevé igualmente, según conclu-


siones de los Fiscales delegados de extranjería del año 2015 que la protección
de los menores víctimas de trata se debería realizar en centros especializados
con recursos y personal especializado, promoviendo el desplazamiento geo-
gráfico de los menores víctimas para así alejarnos del entorno de explotación.

4. Child abduction con destino al estado islámico

En los últimos tiempos estamos viendo un nuevo fenómeno en Eu-


ropa, el secuestro interparental de menores con destino a aquellos países
donde opera el estado Islámico. Los sustractores de los menores, sus pro-
genitores, son la mayoría musulmanes de segunda o tercera generación de
inmigrantes, quienes trasladan a sus hijos sin el consentimiento del otro
progenitor. Llegados al país islámico, se unen a las filas del ISIS, se con-
vierten en yihadistas e involucran también a sus hijos menores, preparán-
dolos para luchar en lo que ellos denominan la «Guerra Santa»3.
Según la prensa internacional, son múltiples los casos en la que los me-
nores son sustraídos por uno de sus progenitores, preferentemente varón,
de corte islámica, los cuales, aprovechando el periodo de estancia o el régi-
men de visitas con el menor, viajan con sus hijos a estos estados. Por todos
es conocido el caso de Lidia Solana Herrera, de origen cubano residente
en Belluno (Italia), cuyo hijo fue secuestrado de su casa en noviembre del
2013 por su ex marido, de origen bosnio, el cual viajó junto con su hijo
de tres años a Siria4.
Pero a veces es la propia madre, la progenitora sustractora, quien viaja
con ellos a los Estados Islámicos para que crezcan bajo la influencia terro-

2 Según la Ley 26/2015 de protección de la infancia y adolescencia las actuaciones en

situación de desamparo:
2(…/…) En particular se entenderá que existe situación de desamparo cuando se dé al-
guna o algunas de las siguientes circunstancias con la suficiente gravedad que, valoradas y
ponderadas conforme a los principios de necesidad y proporcionalidad, supongan una ame-
naza para la integridad física o mental del menor: C) … También cuando el menor sea iden-
tificado como víctima de trata de seres humanos y haya un conflicto de intereses con los
progenitores, tutores y guardadores. En tales casos pasarán a un centro de protección de
menores de la correspondiente CA.
3 Los padres sustractores pretender adoctrinar y adiestrar a los menores para ser envia-

dos al campo de batalla. Aceptan incluso que sus hijos se conviertan en jóvenes mártires, son
los conocidos como «pájaros en el paraíso».
4 Según la información disponible en la prensa internacional, el padre del menor viajó a

Siria junto con el niño para enrolarse en las filas del Estado Islámico, pero pocos meses des-
pués murió en combate. La madre Lidia, recibió poco después un mensaje de la familia de
su marido diciendo que el menor se encontraba en perfecto estado.

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272 IVANA M.ª LARROSA IBAÑEZ

rista. Destacar el caso de Luca y Aysha, dos niños de ocho y siete años,
respectivamente, a quienes su madre, una refugiada chechena los secuestró
en octubre 2014 para llevarlos a Siria. Pese a ver denunciado el padre los
hechos a la Policía, Interpool no se logró detenerla, y tras dos meses via-
jando con los menores por toda Europa con documentos falsos consiguió
llegar a Raqqa5.
Incluso la sustracción se realiza por otros miembros de la familia. Es
el caso de del clan de los Abaaoud, en el que tres hermanos viajaron desde
Bélgica a Siria para hacer la yihad. Fue el hermano mayor Abdelhamid Aba-
aoud, de 28 años, cerebro de los atentados de Paris y muerto en el asalto de
Saint Denis, el que reclutó a su hermano menor de 13 años y a su hermana
de 33, para formar una brigada de jóvenes procedentes de Europa6.
Ante estos supuestos de sustracción son varias las cuestiones que pode-
mos plantearnos:
— ¿Cuál es la vía legal a la que se debe acudir ante un supuesto de sus-
tracción internacional de menores?
— ¿Cómo se puede proteger al menor en estos casos?
— ¿Es posible recuperar al o a los menor/es?, y en el caso de que este
no sea inmediato ¿es conveniente?
— Y, por último, ¿Existe alguna solución extrajudicial?, ¿Es posible acu-
dir a la Justicia Restaurativa?, ¿Y en su caso cuáles serían sus límites?

4.1. Vías legales ante las que acudir en un caso de sustracción internacional
de menores

1.—El Convenio de la Haya de 1980 sobre los Aspectos Civiles de la Sus-


tracción Internacional de Menores de 25 de octubre de 1980 (en adelante
CH de 1980)
En primer lugar, debemos de hablar del CH de 1980 es el Instru-
mento jurídico Internacional multilateral de naturaleza civil que tiene
por objeto la pronta restitución del menor sustraído al Estado de resi-

5 La madre se había radicalizado con su anterior pareja. Según los expertos en rapto de

menores, recuperar a Luca y Aysha será muy difícil. En estos momentos, no hay forma de
reclamarlos a ningún Estado firmante del Convenio de La Haya (1980), sobre la sustracción
internacional de menores.
6 El padre denunció ante la Policía Belga a su hijo Abdelhamid, por la sustracción de su

hijo menor. Abdelhamid fue condenado, en su ausencia, en julio de 2015, a 20 años de pri-
sión por secuestro, sin embargo, Siria carecía de un sistema judicial que reconociese la sus-
tracción y pudiese iniciar un proceso de restitución del menor sustraído.

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LA UTILIZACIÓN DE LOS MENORES CON FINES TERRORISTAS... 273

dencia de forma habitual en el momento de la sustracción7. Es el Instru-


mento jurídico más eficaz a nivel internacional para la restitución del me-
nor sustraído, dado la gran mayoría de países que lo han suscrito8. El pro-
cedimiento se basa en un proceso de cooperación entre las autoridades
judiciales y administrativas de los Estados Contratantes. Articulado a tra-
vés del sistema de Autoridades Centrales9, que tiene por objeto conseguir
la restitución voluntaria del menor, así como y para el caso que este no se
lleve a cabo instar la iniciación del proceso judicial10 o administrativo exis-
tente en el Estado de destino para la restitución del menor, adoptando y
solicitando a la autoridad competente las medidas de protección oportunas
y adecuadas al interés superior del menor11.
El CH de 1980 es un Instrumento inter partes se exige para su apli-
cación que tanto el Estado de origen como el del destino del menor sus-
traído lo hayan firmado. Sin embargo nos encontramos con un gran pro-
blema porque la mayor parte de los Estados musulmana que son el destino
de los sustractores no lo han firmado, por lo que no se puede acudir a esta
vía para intentar la restitución del menor, sino que se acuda a otras vías de
cooperación diplomática entre los estados afectados, Así como a través el
instrumento del exequatur por el que se debería reconocer una sentencia
judicial extranjera que acordase la restitución del menor con todos los pro-
blemas prácticas que en su ejecución pudiesen conllevar.
Incluso es posible que aun cuando el CH de 1980 sea objeto de apli-
cación, la restitución no proceda bien porque la persona que ejercía la cus-
todia había consentido el traslado, o bien porque exista un grave riesgo
con la restitución para el menor 12.

7El Ch de 1980 es un convenio que tiene por objeto:


a) garantizar la restitución inmediata de los menores trasladados o retenidos de ma-
nera ilícita en cualquier Estado contratante.
b) así como velar por que los derechos de custodia y de visita vigentes en uno de los
Estados contratantes se respeten en los demás Estados contratantes.
8 El CH de 1980 es un Instrumento Internacional suscrito actualmente por 85 países.

No obstante, los países de corte islámicos no lo han suscrito.


9 En España la Autoridad Central corresponde a la Dirección General de Cooperación

Jurídica Internacional dependiente del Ministerio de Justicia.


10 La Ley de Enjuiciamiento Civil Española (LEC) regula en los artículos 778quáter

y 778 sexies el proceso judicial de restitución o retorno del menor sustraído ilícitamente
cuando se encuentre en España.
11 La Fiscalía General del Estado dictó la Circular 6/2015 sobre aspectos civiles de la

sustracción internacional de menores, en la que se establecía una guía de actuación e inter-


pretación sobre el procedimiento a seguir en caso de sustracción internacional de menores.
12 El art. 13 del CH de a1980 establece las causas por las que no procede la restitución

del menor.

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2.—Reglamento (CE) 2201/2003, relativo a la competencia, reconoci-


miento y ejecución de resoluciones judiciales en materia matrimonial y de
responsabilidad parental y supuestos de sustracción internacional de menores,
en el ámbito de la Unión Europea.
El CH de 1980 se completa con el Reglamento (CE) 2201/2003, re-
lativo a la competencia, reconocimiento y ejecución de resoluciones judi-
ciales en materia matrimonial y de responsabilidad parental y supuestos de
sustracción internacional de menores, en el ámbito de la Unión Europea.
Su aplicación territorial se limita a los Estados miembros de la Unión Eu-
ropea, por lo que su aplicación a los supuestos de sustracción internacional
de menores con destino a Estados Islámicos es inaplicable13.
3.—Convenios civiles bilaterales en materia de Sustracción Internacional
de menores Pocos son los Convenios bilaterales existentes en materia de sus-
tracción internacional de menores, que se aplican en defecto del CH de 1980,
como pudiera ser el convenio de Marruecos firmado con España o los de Bél-
gica, Francia, Suecia y Suiza con Túnez; Argelia, Egipto y Líbano y Túnez14.
4.—Desde el punto de vista penal, se castiga como delito de sustrac-
ción internacional de menores del artículo 225bis del Código Penal.
La tipificación de los hechos como delito de sustracción internacional de
menores implica una criminalización de la conducta y para ello se exige una
actividad dolosa o culpable grave para la criminalización de la sustracción15.
Por ello hay que ser cautelosos en cuanto la tipificación penal de estas, por-
que el acceso a esa vía penal exige una intencionalidad por parte del sustrac-
tor que excede de la discrepancia en el ejercicio y la titularidad en la custodia
y guarda del menor. No obstante, en estos casos en los que la sustracción de
los menores procede de padres radicalizados y que tienen por objeto la utili-
zación de los mismos para fines de terrorista, es viable no sólo su calificación
como un delito de sustracción sino también como un delito de trata de me-
nores del art. 177 bis.4b) del Código Penal agravado. Incluso si hay un tras-
lado a estos terceros países para colaborar con organizaciones o grupos terro-
ristas, los hechos también se pueden castigar como un delito de terrorismo16.

13 EL Reglamento (CE) 2201/2003 será sustituido por el nuevo Reglamento (UE)

2019/1111 del Consejo de 25 de junio que entrará en vigor el 1 de agosto de 2022.


14 Estos pueden examinarse en http://www.hcch.net/index_es.
15El fin de trata de seres humanos como motivo de tipificación del delito de sustrac-
ción internacional de menores, ver este sentido CARMEN SÁNCHEZ HERNÁNDEZ,
que prioriza el interés del menor como criterio de decisión.
16 El artículo 575,3 del Código Penal sanciona a los que se trasladen a terceros estados

para colaborar con grupos u organizaciones terroristas o cometer cualesquiera otros delitos
de terrorismo.

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LA UTILIZACIÓN DE LOS MENORES CON FINES TERRORISTAS... 275

4.2. Restitución de los menores

Respecto a la posibilidad de la restitución de los menores, ya hemos


comentado que es extremadamente difícil en estas situaciones dadas las ca-
racterísticas de estos Estados destino. No obstante, y en cuanto a la con-
veniencia del retorno de los menores sustraídos cuando este no sea inme-
diato, es difícil dar una solución uniforme, si bien según un informe de la
Unión Europea en materia de terrorismo, basado en un informe de los
servicios de INTERPOL, los menores sustraídos sobre los que se pretenda
una restitución al país de europeo de origen, pueden suponer un riesgo
para la seguridad nacional, ya que:» los niños criados bajo el dominio del
grupo terrorista se consideran como una «preocupación especial» y «algu-
nos retornados perpetuarán la amenaza terrorista para la UE a través de las
actividades de asesoramiento y radicalización.

4.3. La Justicia Restaurativa como posible vía de solución en supuestos de


sustracción internacional de menores con fines terroristas

Por último y en cuanto a los posibles cauces de solución y protección


del menor en estos supuestos de sustracción internacional, destacaremos la
Justicia Restaurativa como posible medio alternativo de resolución y/o de
protección del menor.
La mediación, como una de las formas de la Justicia Restaurativa está
prevista y promovida en el CH de 1980 como medio para la solución ex-
trajudicial del conflicto17. La Guía para las buenas prácticas para la media-
ción del CH de 198018 promueve la mediación en este tipo de conflictos
transfronterizos, en los que la complejidad es mayor que en los conflictos
intranacionales, dado la diversidad de legislaciones aplicables, culturales y
diferentes costumbres que concurren.
No obstante, se fomenta positivamente su utilización, siempre que
los mediadores tengan una formación más específica y amplia. Su utili-
zación no sólo cabe en los supuestos en los ya haya habido una sustrac-
ción del menor, para lograr la restitución del menor y un acuerdo entre
los progenitores sino también para prevenirla. La mediación como me-
dida preventiva se intenta en una fase previa, antes de la consumación
de la sustracción, gracias a los acuerdos voluntariamente alcanzados por

17 Los artículos 7 y 8 del CH de 1980 establecen la mediación como medio alternativo

para la solución de las controversias


18 La Guía de las Buenas Prácticas para la Mediación del CH de 1980 la fomenta en ca-

sos de sustracción internacional

Terrorismo yihadista.indd 275 2/2/21 14:08:43


276 IVANA M.ª LARROSA IBAÑEZ

los progenitores. Su importancia y eficacia se prodiga especialmente de


las familias interculturales incluso en supuestos en los que uno de los
progenitores puede estar iniciándose en un proceso de radicalización19.
Incluso se puede aplicar respecto de procesos en los que los menores
sustraídos se encuentran en Estados de corte Islámica en los que no se
aplica ningún de los Instrumentos Internacionales de restitución men-
cionados 20.
Por último y para terminar diremos que, a través de los procesos de
justicia restaurativa, se podrá intentar restaurar el daño causado respecto
no sólo del menor sustraído, sino también del progenitor y también del
propio sustractor. Porque como dice BERISTAIN (1994).

«La Justicia Restaurativa, procura solucionar el problema y restaurar


el daño resultante del delito. Estudia las responsabilidades y obligaciones
del delincuente para reparar los daños causados».

Pero además dice también BERISTAÍN, debe ir más allá del daño oca-
sionado en el pasado por eso es también una Justicia Recreativa.

5. Bibliografía

Asociación Madrileña de Mediadores (2020). La sustracción Internacional de Me-


nores por la crisis sanitaria del Covid 19: ¿Mediación? Charla-Coloquio im-
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Complutense de Madrid.

19 Así ha quedado expuesta por Ana Criado Inchauspé, Mediadora familiar internacio-

nal y presidenta de la Asociación Madrileña de Mediadores, por ella y por otros mediadores
internacionales en la Charla Coloquio dada por la Asociación Madrileña de Mediadores, vía
Zoom: «La sustracción Internacional de Menores por la crisis sanitaria del Covid 19: ¿Me-
diación?, el día 30 de abril de 2020.
20 La Guía para La Mediación del CH de 1980, fomenta el uso de la mediación y otros

procedimientos análogos para lograr una solución amigable en casos fuera del ámbito de
aplicación del Convenio de La Haya.

Terrorismo yihadista.indd 276 2/2/21 14:08:43


LA UTILIZACIÓN DE LOS MENORES CON FINES TERRORISTAS... 277

Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado – HCCH (1980).


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https://www.hcch.net/es/instruments/conventions/full-text/?cid=24
Resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (2014) S/Res/2178
(2014) Disponible en https://www.undocs.org/es/S/RES/2178%20(2014)
Ley Orgánica 2/2015, de 30 de marzo por el que se modifica por la que se mo-
difica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, en

Terrorismo yihadista.indd 277 2/2/21 14:08:43


278 IVANA M.ª LARROSA IBAÑEZ

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oria.elmundo.es/articulo/internacional/holandesa-secuestra-hijos-van-ellos-
siria-unirse-estado-islamico/20150316141037199074.html
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noticias/20151119/abdelhamid-abaaoud-presunto-cerebro-atentados-
paris/1256603.shtml
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advertencia para los violadores de derechos humanos. Disponible en: https://
www.hrw.org/es/news/2012/03/14/cpi-veredicto-historico-en-caso-lu-
banga-es-una-advertencia-para-los-violadores-de

Otras fuentes

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2014, Disponible en: https://actualidad.rt.com/sociedad/161311-italiana-
reconoce-hijo-secuestrado-fotos-estado-islamico
Prensa Internacional sobre el retorno de los menores radicalizados.
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/04/
actualidad/1462368741_500085.html

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Elementos favorables y limitaciones
de la justicia restaurativa en supuestos
de terrorismo
ISABEL GERMÁN
Investigadora doctora. Instituto Vasco de Criminología
Universidad del País Vasco

Sumario: 1. La justicia restaurativa como modelo innovador de reso-


lución de conflictos jurídico-penales; 2. Limitaciones y resistencias ha-
cia la justicia restaurativa: 2.1. Limitaciones en relación con la finalidad
reparadora, 2.2. Limitaciones vinculadas con el proceso restaurativo,
2.3. Limitaciones institucionales: 2.3.1. ¿Modelo alternativo o comple-
mentario?, 2.3.2. Resistencias entre los operadores jurídicos; 3. Elemen-
tos favorables a la justicia restaurativa: 3.1. La centralidad de la víctima,
3.2. La justicia restaurativa no olvida al victimario, 3.3. Los valores
cooperativos y su aplicación en la resolución de conflictos, 3.4. La re-
levancia del proceso comunicativo; 4. La justicia restaurativa y su apli-
cación a supuestos de terrorismo. Especial referencia al terrorismo yiha-
dista; 5. Bibliografía.

1. La justicia restaurativa como modelo innovador de resolución de


conflictos jurídico-penales

La justicia restaurativa se concibe como un tipo de respuesta jurídica a


la conducta delictiva que trata de equilibrar las necesidades de las víctimas,
de los infractores y de la comunidad (United Nations, 2006: 6). Se trata
de un proceso que permite a aquellas personas dañadas por el delito y a las
personas responsables del daño a participar de manera activa, si dan libre-
mente su consentimiento, en la resolución de las consecuencias resultantes
del delito, con la ayuda de un tercero independiente y cualificado1. La jus-

1 Recomendación CM/Rec (2018)8 del Comité de Ministros a los Estados miembros

en materia de justicia restaurativa penal, adoptada por el Comité de Ministros el 3 de octu-


bre de 2018.

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280 ISABEL GERMÁN

ticia restaurativa también puede implicar, si procede, a otras personas afec-


tadas por un delito directa o indirectamente2, teniendo presente asimismo
la dimensión social del delito.
La justicia restaurativa emerge principalmente en nuestro entorno, en-
tre otros motivos, como respuesta a los actuales sentimientos de frustra-
ción e insatisfacción experimentados dentro del sistema judicial por las
personas que han sufrido una conducta delictiva (Alonso, 2018: 16), junto
con la necesidad de humanizar el sistema de justicia penal (Olalde, 2010:
762), sistema que excluye a la víctima para centrase en el castigo del ofen-
sor (Kenny y Leonard, 2014: 44).
Como modelo innovador de resolución autocompositiva de conflictos
jurídico-penales que apuesta por la articulación de espacios de comunica-
ción entre víctima y victimario, la justicia restaurativa todavía presenta hoy
en día diversas limitaciones (Hernández, 2013: 115) y encuentra resisten-
cias culturales entre los operadores jurídicos (Soleto, 2015: 302) que pue-
den objetar la implantación de estas técnicas dado su carácter innovador.
Ahora bien, aunque la justicia restaurativa presente limitaciones, encuentre
resistencias en la comunidad, y sea percibida como una amenaza por parte
de algunos operadores jurídicos, estas circunstancias no imposibilitan su
avance. Sí es posible, en todo caso, que dichas limitaciones y resistencias
dificulten su implementación, pero no parecen suficientes para que la jus-
ticia restaurativa, con sus diferentes técnicas, pueda seguir desarrollándose
y llevarse a la práctica. Reflejo del avance de este modelo es la aprobación
en el año 2015 de la Ley del estatuto de la víctima del delito que plasma
como un derecho para las víctimas de los delitos3 el acceso a los servicios
de justicia restaurativa4.

2. Limitaciones y resistencias hacia la justicia restaurativa

Ahora bien, a pesar de los avances más o menos firmes del modelo res-
taurativo, el debate doctrinal en esta materia no está exento de críticas ha-
cia la justicia restaurativa argumentando que presenta limitaciones.
Entre otras limitaciones, se cuestiona que este modelo pueda aplicarse
a supuestos de victimizaciones especialmente graves, como las derivadas de
los actos de terrorismo. A pesar de ello, tal y como se explicará a lo largo

2 Entre ellas, pueden estar miembros o representantes de las comunidades afectadas y

personas de apoyo de las víctimas y de los ofensores.


3 Las víctimas de todo tipo de delitos, puesto que la ley sólo excluye a priori de la justi-

cia restaurativa los delitos de violencia de género.


4 Art. 15 de la Ley 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto de la víctima del delito.

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ELEMENTOS FAVORABLES Y LIMITACIONES DE LA JUSTICIA RESTAURATIVA... 281

de este trabajo, el modelo restaurativo cuenta con suficientes elementos


favorables para su incorporación en el sistema de justicia penal, como una
nueva concepción de la justicia que aspira a resolver el conflicto-delito en
un encuentro dialogado entre los protagonistas del hecho delictivo.
Por lo que se refiere a las limitaciones, pueden identificarse varios ti-
pos de objeciones hacia el modelo restaurativo: aquellas vinculadas con su
fin principal —la reparación—, otras conectadas con el desarrollo del pro-
ceso restaurativo y las que se derivan de ciertos obstáculos de carácter nor-
mativo que tienen que ver con la prohibición de mediación atendiendo a
tipos concretos de delitos. Y, junto con los anteriores, pueden presentarse
asimismo limitaciones institucionales, relacionadas con la organización de
los servicios de mediación y otras prácticas de justicia restaurativa.

2.1. Limitaciones en relación con la finalidad reparadora

I. Algunas de las limitaciones que se atribuyen a la justicia restaurativa


tienen que ver con la finalidad del modelo, esto es, la reparación de los da-
ños ocasionados a la víctima como consecuencia del hecho victimal. Así, se
argumenta que, en ocasiones, los daños producidos por el delito son irre-
parables, por lo que la justicia restaurativa, atendiendo a su finalidad repa-
radora, no podría aplicarse en estos supuestos.
También en relación con la finalidad del modelo se cuestiona la posi-
bilidad de reparar en aquellos casos en los que el delito tiene como con-
secuencia la victimización colectiva o difusa, es decir, cuando no pueden
concretarse quiénes han sido las víctimas de la acción delictiva. En estos
supuestos se niega que el proceso restaurativo pueda iniciarse por la exis-
tencia de múltiples víctimas o la imposibilidad de identificar a la víctima
que participe en el mismo.
II. Algunos delitos tiene como consecuencia, en efecto, daños que
no pueden ser reparados. Situaciones en las que se producen padecimien-
tos severos, que conllevan secuelas graves (por ejemplo, la pérdida de un
miembro u órgano), dolores incapacitantes, sufrimiento físico o psíquico
intenso, por lo que la situación anterior al delito nunca podrá ser restau-
rada. El supuesto más extremo como ejemplo de irreparabilidad es la pér-
dida de la vida.
No obstante, y a pesar de que, en efecto, puedan producirse daños
irreparables en las víctimas de los delitos, esto no descarta la posibilidad
de iniciar un proceso restaurativo. La cuestión radica en qué se espera de
la justicia restaurativa, y para ello es preciso esclarecer cómo entiende este
modelo su finalidad. Y es que, incluso la manera de nombrar este modelo
como justicia «restaurativa» genera confusión sobre su finalidad. Su deno-

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282 ISABEL GERMÁN

minación proviene del término inglés restorative justice, que ha sido tradu-
cido de forma literal. El término «restaurativo» lleva a considerar que el fin
de este modelo es restaurar la situación anterior al hecho delictivo come-
tido. Ahora bien, el significado de restaurar abarca asimismo la reparación,
y es esta última acepción la que se identifica con la finalidad de la justicia
restaurativa. Y reparación entendida como arreglar lo que se ha roto, des-
agraviar, satisfacer a la víctima, sanar a la persona dañada por el delito, de
manera que pueda recuperar el control de su vida. Así entendida, la repa-
ración puede ser alcanzada en aquellos supuestos en los que, no pudiendo
volver a la situación anterior al delito, la víctima no obstante puede ser re-
parada en el sentido antes descrito.
En esta línea se pronuncia Igartua, cuando explica que el fundamento de
la justicia restaurativa es devolver el protagonismo a las personas implicadas
en el hecho delictivo, para alcanzar el objetivo de reducir la victimización de
la persona perjudicada por el delito (Igartua, 2017: 5), a lo que Hernández
(2013: 109) añade el restablecimiento de las relaciones humanas.
También es relevante para la justicia restaurativa el reconocimiento del
perjuicio causado como elemento reparador. El hecho de que el infractor
reconozca los daños producidos en la víctima puede generar en sí mismo
efectos reparadores. La víctima puede encontrar en un proceso restaura-
tivo desde una reparación patrimonial, hasta una reparación simbólica,
afectiva o explicativa del daño sufrido, que le puede facilitar continuar su
vida sin temor, de manera que le permita desenvolverse sin perturbación
en su vida cotidiana.
En relación con lo anterior, Cario explica que la víctima obtiene res-
puestas a las preguntas que se plantea en relación con el delito, lo que
permite reducir los miedos que experimenta tras el suceso victimizante, y
también contribuye a que humanice al infractor, frecuentemente percibido
por la víctima como un «monstruo». De esta manera, la víctima se apro-
pia del conflicto y retoma el control de su vida, de su espacio vital, afectivo
y social. Más que ser reparada en el plano material, la víctima en muchas
ocasiones necesita ser reparada en el plano simbólico, y cuando el infractor
se responsabiliza por los daños causados elimina cualquier posibilidad de
culpar a la víctima (Cario, 2005: 70).
A pesar de todo lo anterior, a través de un proceso restaurativo no
siempre podrá alcanzarse la reparación, o ésta será parcial. Ahora bien, no
pueden definirse a priori, como se explicará más adelante, qué supuestos
son susceptibles de ser tratados a través de la justicia restaurativa. Y esto
porque los delitos inciden en las personas de manera muy diferente, y de-
terminados hechos, aparentemente más leves, pueden tener una gran afec-
tación en las personas, mientras que delitos en principio considerados muy
graves pueden ser experimentados de manera menos intensa, o con una

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ELEMENTOS FAVORABLES Y LIMITACIONES DE LA JUSTICIA RESTAURATIVA... 283

afectación que, aunque considerable, no impida la finalización de un pro-


ceso restaurativo de manera exitosa.
III. Junto con la víctima individual, en algunos supuestos son muchas
las personas victimizadas. Es el caso de la victimización colectiva, cuando
son varias las personas —determinadas o determinables—, las afectadas
por el delito. Así, frente al concepto individualizado de víctima también la
sociedad como tal puede ser victimizada (macrovictimización), por com-
portamientos delictivos que atentan a la propia estructura sobre la que se
asienta la sociedad, como lo demuestra claramente el terrorismo indiscri-
minado (Germán, 1995: 246).
Y es importante señalar que la victimización colectiva no descarta las
prácticas restaurativas. Así, en estos supuestos, pueden llevarse adelante
procesos restaurativos inclusivos de la comunidad. Y también es impor-
tante tener presente que la justicia restaurativa puede utilizarse asimismo
en ausencia de una de las partes (Cario, 2005: 67), y llevar a cabo un pro-
ceso restaurativo recurriendo a víctimas subrogadas o simbólicas de forma
que la víctima abstracta se haría en alguna forma presente (Echano, 2013:
163), lo que es especialmente relevante en los supuestos de terrorismo.

2.2. Limitaciones vinculadas con el proceso restaurativo

I. Otra de las limitaciones que puede cuestionar el modelo restaura-


tivo son las prácticas inviables por desequilibrio entre las partes. Este dese-
quilibrio pone en duda concretamente la posibilidad de mediación directa
por considerar que la ausencia de igualdad imposibilitaría un diálogo li-
bre en situación de simetría entre las partes en conflicto. Especialmente en
aquellos delitos en los que la víctima presente una afectación intensa, ésta
puede sufrir un proceso de revictimización al enfrentar a su victimario y
reproducirse situaciones de dominación y/o desventaja.
Ahora bien, para evitar dicho desequilibro resultará necesario diseñar
un escenario de encuentro que permita neutralizar las posibles asimetrías,
para lo que la labor del facilitador será esencial a fin de compensar las po-
sibles desigualdades de partida. Y es que, es primordial neutralizar los ries-
gos de reproducir una situación victimizante.
Así concebido el escenario de las prácticas, no deberían excluirse a
priori de los procesos restaurativos a aquellas víctimas que sean especial-
mente vulnerables, ya sea por motivos personales, relacionales o contex-
tuales. Porque si un proceso restaurativo puede facilitar que una víctima
obtenga respuestas, comprenda qué ha sucedido, en un escenario que le
permita expresar sus emociones, y en el que tenga la ocasión de escuchar
al infractor explicar lo sucedido, en definitiva, que proporcione las condi-

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284 ISABEL GERMÁN

ciones idóneas para ser reparada, entonces habrá que posibilitar que dicha
víctima inicie un proceso restaurativo. Porque rechazar la opción de llevar
a cabo tal proceso en estos supuestos, es negar a la víctima la opción de
obtener una reparación.
En todo caso, será preciso ofrecer una tutela reforzada para evitar que
la asimetría de poder pueda favorecer situaciones de revictimización (Su-
bijana; Porres y Sánchez, 2015: 132), y valorar en el caso concreto si se
dan las condiciones necesarias para que el proceso se desarrolle de la forma
adecuada. De ahí la exigencia de una especial preparación de las personas
que participen como facilitadoras en los procesos restaurativos.
II. Relacionado con lo anterior, las limitaciones podrían plantearse
también para los casos de delitos graves, ya que lo más frecuente es que los
delitos que se traten a través de las prácticas restaurativas, y más concreta-
mente de la mediación, sean delitos leves o menos graves.
Ahora bien, se han observado resultados positivos en la aplicación de
programas restaurativos en delitos violentos (Gustafson, 2005: 193 ss).
En las evaluaciones sobre programas realizados con víctimas de delitos
violentos, y donde existen desequilibrios de poder y contextos de vulne-
rabilidad, se concluye que, en general, la justicia restaurativa no supone
victimización secundaria ni revictimización, sino que contribuye favora-
blemente en el proceso de recuperación de las víctimas, además de po-
tenciar la responsabilidad activa de los victimarios y la cohesión social,
aportando así elementos relacionados con las necesidades básicas y ex-
pectativas legítimas de justicia de las víctimas, los victimarios y la socie-
dad (Varona, 2012: 229).
III. La principal limitación de la justicia restaurativa, relacionada con
el tipo de delito y/o su gravedad, reviste carácter normativo, puesto que
nuestro modelo legal ha optado por prohibir de forma general, y de ma-
nera expresa, la mediación en los delitos de violencia de género1.
Los motivos para esta prohibición remiten a lo ya comentado sobre la
situación de desigualdad, de desequilibrio de poder, en que se encuentra
la mujer maltratada frente a su agresor, lo que provocaría además una re-
victimización de la mujer maltratada. No obstante, cabe cuestionar dicha
prohibición puesto que dentro de la denominada violencia de género ca-
ben situaciones extraordinariamente dispares: desde hechos ocasionales,
aislados, constitutivos de delitos leves, hasta hechos de extraordinaria gra-

1 Artículo 87 ter. 5.º de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que fue añadido por el ar-

tículo 44 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Inte-


gral contra la Violencia de Género, conforme al cual en los asuntos que conocen los juzga-
dos de violencia contra la mujer está vedada la mediación.

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ELEMENTOS FAVORABLES Y LIMITACIONES DE LA JUSTICIA RESTAURATIVA... 285

vedad que se presentan como la culminación de una trayectoria de violen-


cia psíquica y física de dominación, pasando por una heterogénea gama de
situaciones intermedias (Echano, 2013: 180). En esta línea, Hernández
considera que presumir en todos los casos y circunstancias la incapacidad,
desigualdad, revictimización o degradación simbólica de la gravedad del
delito en estos contextos supone, en muchos casos, negar la autonomía
a las mujeres lo que, «a la postre, justifica indirectamente su cosificación»
(Hernández, 2013: 124). Es más, añade, la mediación en este tipo de deli-
tos constituye un instrumento muy valioso para el reconocimiento simbó-
lico y real de la autonomía, de la centralidad y de la dignidad de la víctima
(Hernández, 2013: 127). En buen número de supuestos podría llevarse
a cabo una mediación con garantías por no existir una situación de desi-
gualdad o por ser esta manejable por los facilitadores del proceso restaura-
tivo (Echano, 2013: 181). En todo caso, hay que insistir en la necesidad
de tomar las medidas que sean precisas para evitar riesgos de revictimiza-
ción en el seno de un proceso restaurativo, cuando exista una situación de
desequilibrio entre las partes. Para ello será requisito la adopción de las
oportunas precauciones que garanticen que aquellas víctimas que opten
por participar en procesos restaurativos tengan acceso a servicios seguros y
competentes2.
Se trata, por consiguiente, de ofrecer a la víctima la oportunidad de
elegir en este contexto, en caso de que así lo desee, llevar a cabo un pro-
ceso restaurativo, si dicho proceso puede ayudarle a superar su victimiza-
ción, siempre y cuando se den las condiciones para ello. La prohibición de
la justicia restaurativa en determinados delitos puede derivar en una situa-
ción discriminatoria para aquellas víctimas que, queriendo acceder a un
proceso de estas características, pueden ver sus expectativas no cumplidas
por entrar dentro de los márgenes de la prohibición.

2.3. Limitaciones institucionales


2.3.1. ¿MODELO ALTERNATIVO O COMPLEMENTARIO?

El debate sobre la concepción de la justicia restaurativa como modelo


alternativo o complementario al sistema de justicia penal formal tiene con-
secuencias de especial relevancia de cara a permitir su implementación y
posibilitar su desarrollo. Puesto que el modelo restaurativo si es planteado
como una alternativa al sistema de justicia penal lleva a considerar a ambos

2 En este sentido, la Directiva 2012/29/UE del parlamento europeo y del consejo

de 25 de octubre de 2012, por la que se establecen normas mínimas sobre los derechos, el
apoyo y la protección de las víctimas de delitos, en su artículo 12, recoge el derecho a ga-
rantías en el contexto de los servicios de justicia reparadora.

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286 ISABEL GERMÁN

modelos —retributivo, actualmente imperante, y restaurativo— como mu-


tuamente excluyentes. Así, defender un planteamiento del modelo restau-
rativo como sistema alternativo reforzaría las reticencias de los operadores
jurídicos hacia la justicia restaurativa, pues en aquellos casos en los que se
optara por una práctica restaurativa el sistema de justicia penal formal se
vería desplazado.
Para comprender la importancia de pensar la justicia restaurativa como
modelo complementario, hay que remitirse a los dos grandes modelos de
proceso penal en el ámbito jurídico occidental, que representan las dos
culturas jurídicas vigentes, a saber, el modelo continental (o de civil law)
y el modelo anglosajón (o de common law). Y es que el derecho continen-
tal europeo está presidido por el principio de legalidad, propio de los paí-
ses europeos continentales3, mientras que el derecho anglosajón el papel
del juez y de los precedentes constituyen el eje del sistema jurídico, y en el
que prima el principio de oportunidad que permite una praxis consensual
y negociadora.
Los postulados de la justicia restaurativa no permiten institucionalizar
un modelo unitario de desarrollo aplicable a cualquier país o sociedad con
indiferencia del sistema social y político donde se implemente, por lo que
sus prácticas operan de manera diferente en función de la realidad donde
se desarrolla. En este punto, cabe identificar notables diferencias entre el
modelo restaurativo originario, de raíz anglosajona, y los modelos desarro-
llados en los países continentales europeos (Hernández, 2013: 110). En
el ámbito de los países anglosajones se han desarrollado, especialmente a
partir de los años noventa, formas más complejas de justicia restaurativa,
como las conferencias o los círculos de pacificación, y uno de los facto-
res que han contribuido a la extensión de estas prácticas han sido la mayor
permeabilidad de la cultura jurídica anglosajona a la aceptación de fórmu-
las innovadoras de justicia, «en el seno de un sistema legal y judicial más
flexible que el propio de la tradición europea continental, o una mayor
conciencia social respecto a la dimensión comunitaria» (Tamarit, 2013:
318).
De ahí la necesidad de concebir, en nuestro entorno, el modelo restau-
rativo como complementario al sistema de justicia formal, lo que permite
el desarrollo de las diferentes prácticas restaurativas (mediación, encuen-
tros, conferencias, etc.) en el seno de la administración de justicia. Mejo-
rando, incluso, afirma Gazaro (2018: 174), el funcionamiento del sistema
de justicia penal.

3 El derecho continental europeo se apoya en un sistema de reglas escritas que persigue

la realización del interés general o bien común, en el que el derecho interno mantiene una
base democrática en su proceso de formación.

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2.3.2. RESISTENCIAS ENTRE LOS OPERADORES JURÍDICOS

Además de las limitaciones apuntadas, el modelo restaurativo, a pesar


del soporte normativo con el que cuenta en nuestro entorno, en diferentes
ámbitos jurisdiccionales (civil, mercantil y, más recientemente, en el con-
texto penal), encuentra todavía resistencias culturales entre algunos opera-
dores jurídicos, lo que se traduce en una aplicación desigual, e incluso re-
sidual, de sus prácticas, incluyendo a la mediación, que es la más extendida
entre ellas.
Para comprender dichas resistencias es preciso tener presente que el
modelo restaurativo se construye en horizontal (Ríos y Olalde: 2011, 17),
integrando derecho y expectativas de víctimas e infractores, en una con-
cepción de la administración de justicia que implica la participación activa
y dialogada de sus protagonistas y de la comunidad. Los procesos restaura-
tivos se caracterizan por su flexibilidad, permitiendo que las partes implica-
das sean quienes determinen libremente las fases fundamentales, llegando
incluso a no considerarse obligatorio alcanzar un acuerdo, puesto que,
como muestra la experiencia aplicada de sus prácticas, a veces se persigue
simplemente mejorar las relaciones entre los protagonistas del conflicto,
sin intención de alcanzar un acuerdo de contenido concreto.
En el proceso penal formal tradicional de carácter retributivo las par-
tes son despojadas de su conflicto, y la víctima especialmente juega un
rol marginal. Durante el desarrollo del proceso, las audiencias carecen de
componente emocional, que es neutralizado por el rito judicial procedi-
mental, en el que se utiliza un lenguaje codificado, de clasificaciones lega-
les (Hernández, 2008: 13).
Para los profesionales del modelo de justicia procesal-penal de carácter
retributivo son los conceptos de violación del orden público, de derechos,
de penas, etc., los que determinan su actuación. Mientras que para los pro-
fesionales que intervienen en el modelo restaurativo priman, sobre todo,
las categorías de sufrimiento, de reinserción, de reparación, de nuevas re-
laciones sociales (Hernández, 2008: 13). La justicia restaurativa busca así
una mejor integración de las víctimas en el sistema de justicia penal.
Lo expuesto hasta ahora sobre el modelo restaurativo revela su carác-
ter innovador. Y toda innovación supone un cambio disruptivo, y puede re-
presentar una amenaza. Las innovaciones suelen ser beneficiosas para unos
y perjudiciales para otros (Echeverría 2017: 58). También la administración
de justicia puede verse afectada por este efecto de las prácticas innovativas.
La inercia institucional comporta resistencia a los cambios, resistencia que se
entiende en parte por el miedo a la innovación, y por la percepción de pér-
dida de poder (Walgrave, 2007: 575) y de control sobre el proceso y el re-
sultado. Desde el sistema de justicia penal surgen resistencias culturales hacia

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el modelo restaurativo entre los propios operadores jurídicos, lo que ha te-


nido reflejo en la práctica, siendo en algunos lugares muy escasa, o práctica-
mente nula, la derivación de asuntos a los servicios de justicia restaurativa.
Así, en el seno del sistema de administración de justicia las resistencias
hacia la justicia restaurativa entre los diversos operadores jurídicos pueden
ser explicadas en parte por el carácter innovador de sus prácticas. Y, aun-
que el reconocimiento normativo exige la implementación de prácticas de
justicia restaurativa, su aplicación en la práctica requiere un cambio en la
cultura jurídica y judicial. Y es que, las experiencias y posicionamientos res-
taurativos proyectan un reto de carácter decididamente cultural. La expe-
riencia demuestra que la reforma legislativa no es suficiente para conseguir
el necesario cambio en los operadores jurídicos, puesto que la evolución
de la cultura jurídica y de las sensibilidades de los actores implicados tiene
una importancia decisiva a la hora de adoptar innovaciones en materia de
justicia. Los cambios de actitud pueden evolucionar de modo indepen-
diente, aunque sea relativamente, respecto a los cambios legales (Tamarit,
2013: 323). Para superar estas resistencias hacia la justicia restaurativa será
preciso insistir en que la justicia restaurativa no invade espacios, sino que
integra a todos los operadores jurídicos, y cada operador jurídico tiene una
función insustituible en la justicia restaurativa.
También tiene gran relevancia la actuación que pueden desarrollar las
instituciones en la gestión de sus competencias y la asignación de recursos,
puesto que una buena gestión de los programas puede generar confianza
en los diversos actores. Será importante que las administraciones den un
mayor impulso a los programas restaurativos, incluyendo nuevas prácticas
más allá de la mediación (Tamarit, 2013: 318).
Además, una aproximación realista al desarrollo de la justicia restau-
rativa en nuestro entorno obliga a diseñar los adecuados mecanismos de
articulación entre el proceso restaurativo y el proceso judicial. Y esto par-
tiendo de la necesidad de reconocer al primero un espacio de autonomía
funcional, pero que al tiempo sea compatible con las exigencias de control
y eficacia de los acuerdos restaurativos que se alcancen dentro del espa-
cio reservado para el segundo (Hernández, 2013: 111). Lo que evidencia
lo pertinente de concebir el modelo restaurativo como complementario al
sistema de justicia formal, tal y como antes se ha indicado.

3. Elementos favorables a la justicia restaurativa

A pesar de las posibles limitaciones señaladas, la justicia restaurativa


cuenta con elementos favorables que permiten su implementación. En
efecto, el potencial de este modelo puede residir en su finalidad misma, la
reparación, así como en otras utilidades que para las partes interesadas por el

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delito presenta este enfoque. Y es que, el modelo restaurativo, como se ex-


plicará a continuación, se muestra eficaz para devolver a la víctima una po-
sición central en la resolución del conflicto, recuperando al victimario sin
merma de sus derechos, en un proceso presidido por valores cooperativos,
en el que la comunicación y el encuentro dialogado son fundamentales.

3.1. La centralidad de la víctima

En la justicia penal la víctima es la figura olvidada, neutralizada por el


derecho penal tradicional (Giménez-Salinas y Rodríguez, 2017: 27), de-
recho penal que está dirigido principalmente a la persona del infractor,
relegando a la víctima a una posición marginal. El Estado se ha preocu-
pado por perseguir y castigar al delincuente por haber vulnerado el orde-
namiento jurídico, despersonalizando el conflicto subyacente al delito y
apropiándose de él, excluyendo a las víctimas e incrementando así el daño
producido a éstas por el delito (Sampedro-Arrubla, 2008: 355). Así, la
dogmática penal no llega a captar todo el impacto real del delito en las
víctimas, y estas padecen consecuencias negativas, muchas de las cuales son
irrelevantes para el tipo penal (Beristain y Giménez, 1999: 785).
Y frente a esta ausencia de la víctima en el sistema de justicia penal for-
mal, la justicia restaurativa la recupera, para situarla como figura central.
El tránsito de las víctimas hacia una posición cada vez más central consti-
tuye una de las transformaciones más visibles y radicales —en el sentido de
afectar a la raíz— de los sistemas jurídico penales contemporáneos (Gracia,
2018: 80). Y la justicia restaurativa coloca entre sus pretensiones principa-
les la respuesta a las necesidades de la víctima y la reparación del daño cau-
sado a la misma (Bernuz, 2014: 15).
La víctima participa en la toma de decisiones en cuanto al tipo de re-
paración, de resarcimiento, que deba realizar su agresor (Cuadrado, 2015:
2), se devuelve así a las víctimas un rol activo en la dinámica de responder
al delito (Beristain y Giménez, 1999: 786). En definitiva, con las prácticas
restaurativas se consigue el empoderamiento de la víctima del delito, desde
el respeto de su autonomía y dignidad, de manera que puede recuperar el
control de su vida tras participar en un proceso de esta naturaleza.

3.2. La justicia restaurativa no olvida al victimario

No obstante, la centralidad de la víctima, el victimario es también prota-


gonista del proceso restaurativo. La justicia restaurativa consigue que el in-
fractor se enfrente de forma directa con las consecuencias de su acto, a través
del conocimiento del daño real causado a las víctimas (Beristain y Giménez,
1999: 783).

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De esta manera, con la justicia restaurativa se otorga al infractor la po-


sibilidad de realizar los actos pertinentes y dirigidos a la reparación, en lu-
gar de aceptar la imposición de un castigo (Cuadrado, 2015: 2), que sería
lo propio en el modelo retributivo, y que no tiene, necesariamente, una fi-
nalidad reparadora para la víctima. Y el acto de reparación debe surgir de
la voluntad del victimario, con independencia de que aquella parte de la
reparación que consista en una prestación económica o indemnización sea
facilitada por un tercero (Beristain y Giménez, 1999: 786).
Una de las principales ventajas que se atribuye a la justicia restaurativa
frente a la justicia penal tradicional es precisamente su mayor eficacia en la
rehabilitación del autor del delito y, en consecuencia, en la reducción de
los niveles de reincidencia (Cuadrado, 2015: 17). Además, el fracaso de la
pena de prisión4 y de la preeminencia de una respuesta punitiva al delito
obliga a encontrar otros enfoques más humanos para alcanzar la justicia
(Giménez-Salinas y Rodríguez, 2017: 28). Que el autor muestre su dispo-
sición a reparar el daño causado a las víctimas «lleva el hecho delictivo al
nivel de las relaciones entre persona, humanizando el delito y su sanción»
(Beristain y Giménez, 1999: 786).
En el sistema retributivo se priva al infractor de la posibilidad de un
acercamiento directo al problema, y se convierte en alguien ajeno a su pro-
pio comportamiento y responsabilidad, al no enfrentarse a la víctima, ni a
sus necesidades, ni a sus obligaciones (Peters y Neys, 1994: 188). Mien-
tras que el proceso restaurativo facilita al victimario el asumir la responsa-
bilidad por el daño que ha causado a la víctima, al tiempo que aporta ren-
dimientos positivos en la motivación conductual futura por parte del autor
(Echano, 2013: 163), lo que responde a la finalidad reeducativa y, por
tanto, de prevención especial, que busca el derecho penal.
En todo caso, la justicia restaurativa no puede suponer una limitación
a los derechos y garantías de las personas que han cometido un delito (Gi-
ménez-Salinas y Rodríguez, 2017: 24). La justicia restaurativa subraya «el
sustrato interpersonal del conflicto criminal en toda su complejidad», pero
no por ello será incompatible con el sistema de justicia penal, sino que, al
contrario, «siempre mirará por el respeto a las garantías del infractor, pero
recordando los derechos prioritarios de las víctimas» (Beristain y Giménez,
1999: 782ss).

4 La crisis de la pena de prisión ha llevado a la mayoría de los sistemas penales a in-

cluir instituciones dirigidas a sustituir las penas privativas de libertad especialmente en ca-
sos de condenas leves, a la vista, como indican Muñoz y García (2007: 557) de la «inuti-
lidad de las penas de esta naturaleza cuando son de corta duración». En opinión de estos
autores, lo que se pretende es «evitar la desocialización del condenado, el efecto estigmati-
zador de la prisión y sus consecuencias sobre la dignidad humana» (Muñoz y García, 2007:
558).

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3.3. Los valores cooperativos y su aplicación en la resolución de conflictos

La cooperación es parte de la cultura propia de la especie humana, y


sus integrantes «están adaptados para pensar y actuar cooperativamente»
(Tomasello, 2010: 17). Y la justicia restaurativa no escapa a la cultura
cooperativa, ya que se realiza a través de procesos cooperativos que inclu-
yen a todas las partes que tienen un interés en el delito: víctima, victimario
y la comunidad. El compromiso cooperativo es un elemento fundamental
de la justicia restaurativa (McCold y Wachtel, 2002: 112).
En efecto, los procesos restaurativos se caracterizan por ser volunta-
rios para las partes, y cooperativos. La víctima, el victimario y la comuni-
dad deben tener la oportunidad, ante el daño que ocasiona el delito, de
involucrarse y comprometerse en la búsqueda de soluciones. La coopera-
ción en la resolución de conflictos supone una visión activa, participativa
e inclusiva de los procesos imbricados en la resolución de los conflictos y
también en la justicia. Pero, el trabajo cooperativo «implica una transfor-
mación profunda de nuestra cultura del castigo» (Giménez-Salinas y Ro-
dríguez, 2017: 24). Y esto requiere, a su vez, que el modelo restaurativo
sea integrado en la cultura organizacional del sistema de justicia, de ma-
nera que todos los operadores jurídicos efectúen su labor de forma coordi-
nada y cooperativa (Subijana, Porres y Sánchez, 2015: 130).
Como vemos, la cooperación se plantea en dos planos: 1) el trabajo
cooperativo entre las partes implicadas en el conflicto-delito, durante el
proceso restaurativo, y; 2) a nivel institucional, la coordinación y coopera-
ción entre los operadores jurídicos que intervendrán para hacer posible la
integración de las fórmulas restaurativas de resolución de conflictos en el
seno del sistema de justicia penal quienes, a su vez, deben colaborar y co-
ordinarse con los servicios de justicia restaurativa.
La justicia restaurativa, en definitiva, potencia la cooperación frente a
la competitividad (Pascual y Ríos, 2014: 439), y se dirige al entendimiento
entre las partes, a la reparación a la víctima y, en su caso, a la consecución
de un acuerdo, más que a derrotar a un contrincante, que es la idea adver-
sarial y competitiva que subyace al proceso penal tradicional. La volunta-
riedad de las partes y su trabajo cooperativo en la resolución de los conflic-
tos, cuando el proceso finaliza en un acuerdo, redunda además en que éste
sea respetado y cumplido.

3.4. La relevancia del proceso comunicativo

En este modelo de justicia, la determinación de lo ocurrido corres-


ponde a las partes que han vivido el hecho delictivo y que son protagonis-

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tas del proceso restaurativo, lo que permitirá que éstas diseñen la solución
al conflicto suscitado por el delito. En la justicia restaurativa, por tanto, el
proceso comunicativo será esencial, puesto que, a través del encuentro dia-
logado que tiene lugar durante el proceso restaurativo, las partes buscan,
construyen, determinan la verdad de lo sucedido, pero también la signifi-
cación de lo acontecido para la víctima y el victimario.
Por lo que respecta a la víctima, de no suceder este intercambio de in-
formación, la víctima arrastra un proceso especulativo que lleva «a la cons-
trucción de un mito respecto al delincuente» (Peters y Neys, 1994: 188).
En cuanto al infractor, sin el intercambio de información propio de los
procesos restaurativos, la ausencia del más elemental contacto con la víc-
tima le impide la percepción personal y directa de los efectos del delito, lo
que dificulta en gran medida su responsabilización por los hechos. Así, re-
sultará «utópica la pretendida resocialización del infractor si el propio sis-
tema legal radicaliza el enfrentamiento» (Beristain y Giménez, 1999: 783)
y cierra el paso a toda posibilidad de diálogo entre los principales protago-
nistas del conflicto.
Y es que, el modelo de justicia restaurativa permite una lectura más
completa del sentido que tiene el delito para el autor, la víctima y la comu-
nidad, puesto que tiene en cuenta las necesidades de cada uno de los inte-
grantes de la «interacción disruptiva que supone la infracción de la norma
penal y permite, además, que cada uno de ellos tenga la ocasión de trasla-
dar su perspectiva» (Subijana, 2012: 147).
El delito requiere una respuesta y, desde el modelo de justicia restau-
rativa a esa respuesta se llega a través de un proceso de diálogo, de manera
que se alcance a comprender lo sucedido y las consecuencias del hecho, y
se llegue a un consenso sobre la mejor forma de abordar el daño causado.
Y, dada la relevancia de este proceso de comunicación, requerirá que el
diálogo se produzca en las condiciones adecuadas, lo que precisa el exa-
men de cada caso concreto. Buscando la máxima simetría posible entre las
partes, con especial atención en evitar la revictimización de la persona que
ha sufrido el delito.
El acuerdo así alcanzado por las partes tras el encuentro dialogado po-
drá ser homologado por el juez o tribunal (Subijana, 2017: 167), reco-
giendo en la sentencia que la conformidad de las partes se ha obtenido tras
un proceso restaurativo, de forma cooperativa entre las personas implica-
das, e indicando, asimismo y cuando así proceda, aquellas consecuencias
que puedan ser tenidas en cuenta de cara a la reparación de la víctima y la
consecuencia jurídica aplicable al victimario por su hecho. De este modo,
la justicia restaurativa es susceptible de integrarse en la cultura organizativa
del sistema de justicia, de manera que la respuesta retributiva y reparadora
resulten complementarias.

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4. La justicia restaurativa y su aplicación a supuestos de terrorismo.


Especial referencia al terrorismo yihadista

A menudo se observa una tendencia a recurrir a la justicia restaurativa


en delitos menos graves, siendo controvertida su utilización de delitos gra-
ves. Sin embargo, no puede descartarse la aplicación de técnicas restaura-
tivas a victimizaciones más severas. En esta línea, Sáez Valcárcel (2011:
174) considera la mediación como un medio «idóneo y adecuado para el
abordaje de los delitos graves, incluso de los más graves». Por su parte,
Gustafson subraya los beneficios de los encuentros entre familiares y víc-
timas supervivientes de delitos graves y sus agresores, habiéndose demos-
trado el impacto terapéutico de estas prácticas restaurativas (Gustafson,
2005: 193ss). Por tanto, parece razonable no descartar a priori la aplica-
ción de la justicia restaurativa a delitos de terrorismo, paradigma de delin-
cuencia grave con daños de gran intensidad. En este sentido, Echano re-
cuerda que el artículo 22.3 de la Directiva 2012/29/UE5, a pesar de que
toma en consideración las posibles necesidades específicas de las víctimas
de delitos graves especialmente vulnerables y se refiere entre ellas a las de
delitos terroristas, no veta los procesos de justicia restaurativa en este tipo
de victimizaciones (Echano, 2013:188).
Ante una victimización colectiva o difusa, como es la victimización
terrorista, pueden ponerse en práctica experiencias, como los encuen-
tros restaurativos, que permiten su implementación con víctimas sub-
rogadas y/o simbólicas. Pero también es viable la aplicación de otras
técnicas como los círculos, o las conferencias, que resultan apropiados
para estos supuestos por ser más inclusivos de otros miembros de la co-
munidad.
La experiencia en este ámbito muestra la viabilidad de la justicia res-
taurativa también para delitos de terrorismo, lo que puede observarse a la
luz de las prácticas llevadas adelante en nuestro entorno más próximo. Así,
en España se han desarrollado, de manera puntual, encuentros restaurati-
vos en delitos de terrorismo, tanto entre víctimas y personas que pertene-

5 Directiva 2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de octubre de

2012 por la que se establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección
de las víctimas de delitos, y por la que se sustituye la Decisión marco 2001/220/JAI del
Consejo. art. 22.3. En el contexto de la evaluación individual, se prestará especial atención a
las víctimas que hayan sufrido un daño considerable debido a la gravedad del delito; las vícti-
mas afectadas por un delito motivado por prejuicios o por motivos de discriminación, relacio-
nado en particular con sus características personales, y las víctimas cuya relación con el infrac-
tor o su dependencia del mismo las haga especialmente vulnerables. A este respecto, serán objeto
de debida consideración las víctimas de terrorismo, delincuencia organizada, trata de personas,
violencia de género, violencia en las relaciones personales, violencia o explotación sexual y delitos
por motivos de odio, así como las víctimas con discapacidad.

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cieron a ETA, como en el caso de los atentados del 11 de marzo de 2004


(11-M), y, más recientemente, entre víctimas del GAL.
Los encuentros restaurativos relacionados con el terrorismo de ETA,
14 en total, se desarrollaron durante los años 2011 y 20126. Por lo que se
refiere a los atentados del 11 de marzo de 2004, el único encuentro res-
taurativo tuvo lugar en 20137. También ha habido un único proceso res-
taurativo con una víctima indirecta del GAL, encuentro que tuvo lugar
entre los años 2016 a 2018. El primer encuentro se llevó a cabo en marzo
de 2016, tras un largo proceso de preparación, y el segundo, en mayo de
20188.
A aludir a estos proyectos, Barona afirma que la justicia restaurativa
permite alcanzar una verdadera «justicia reconstructiva» (2018: 39). Y es
que, cuando se trata de delitos de terrorismo, la justicia penal tradicio-
nal, fundamentada en el retribucionismo, no alcanza a responder al delito.
Por lo que, sin cuestionar los avances que ha significado el hecho de lle-
gar a tener una justicia democrática basada en derechos y garantías (Gimé-
nez-Salinas y Rodríguez, 2017: 24), es necesario comprender los retos de
la justicia actual, otorgando un mayor protagonismo a las víctimas, obte-
niendo la responsabilización auténtica del infractor, y una mayor inclusión
de las partes, con vistas a la finalidad reparadora de los daños producidos
por el delito, que caracteriza a la justicia restaurativa. Una justicia, en defi-
nitiva, más atenta a las consecuencias que supone el delito y más permea-
ble a las necesidades de participación de las víctimas, ofensores y miem-
bros de la comunidad. Porque, como explica Hernández, la activación de
mecanismos de justicia restaurativa en supuestos de muy alta victimización
«ha arrojado consecuencias y resultados efectivamente reparatorios de altí-
simo valor» (Hernández, 2013: 117).

6 Esta experiencia se recoge en el libro Los ojos del otro: Los encuentros restaurativos entre

víctimas y ex miembros de la organización terrorista ETA, publicado en 2013, y coordinado


por Esther Pascual.
7 Sobre este proceso puede consultarse el relato de los facilitadores del encuentro, Es-

ther Pascual y Julián Ríos, en el documento titulado «Los encuentros restaurativos en deli-
tos de terrorismo. Una posibilidad para la paz». Consultado en marzo de 2020 en: https://
repositorio.comillas.edu/rest/bitstreams/28453/retrieve
8 La noticia de este encuentro restaurativo fue difundida, con gran impacto mediático,

en diferentes medios de comunicación (prensa escrita y televisión) entre ellos, el diario Naiz:
https://www.naiz.eus/es/actualidad/noticia/20180516/pili-zabala-revela-que-se-ha-re-
unido-dos-veces-con-jose-amedo . La noticia del encuentro restaurativo también publicada
en el periódico El Mundo: http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/05/16/5afb0
ab346163f5a298b45e5.html; http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/05/15/5a
fb040622601d410a8b45e1.html; y con origen en EITB: https://www.eitb.eus/es/noti-
cias/politica/detalle/5596706/pili-zabala-se-reunio-dos-ocasiones-jose-amedo/. Fuentes
consultadas en marzo de 2020.

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Ahora bien, cuando se alude a las prácticas restaurativas en materia de


terrorismo, cobra especial relevancia la afirmación de Barona cuando ad-
vierte que la aplicación del modelo restaurativo puede no ser aplicable en
todos los casos, y será necesario realizar un «diagnóstico, caso por caso»,
para determinar «cuándo pueden y cuándo no, llevarse a cabo prácticas
restaurativas» (Barona, 2018: 35).
Echano, por su parte, considera que la experiencia de los procesos
de justicia restaurativa en delitos de terrorismo pone de manifiesto que
lo relevante para poder acceder a estas prácticas no es tanto la gravedad
del delito como el perfil de las personas que vayan a participar en ellas,
y (Echano, 2013: 188). Y a este respecto, es importante tener presente
que el terrorismo yihadista presenta unas características diferenciadas, en
cuanto a religión, cultura, ideología. Pero esto no obsta para que, llegado
el caso, puedan llevarse adelante procesos restaurativos entre víctimas y te-
rroristas yihadistas, atendiendo a las necesidades de las víctimas, y si estas
así lo desean, cuando los victimarios muestren una clara voluntad de parti-
cipar en un proceso restaurativo respetando todos sus principios, siempre y
cuando se den las condiciones necesarias para ello.
En los supuestos de terrorismo yihadista será preciso tener presente
el componente de diversidad cultural/religiosa cuando se establezcan los
parámetros del proceso restaurativo en el caso concreto. Y si las prácticas
restaurativas se llevan a cabo con cumplimiento de los requisitos del pro-
ceso restaurativo, y con respeto a los principios que informan este mo-
delo —voluntariedad, simetría de las partes, confidencialidad, flexibili-
dad, carácter inclusivo, etc.—, de manera que pueda resultar beneficioso
para todas las partes implicadas, especialmente para la víctima, no pa-
rece justificable que determinados delitos no puedan ser derivados a este
tipo de prácticas. Y esto, aunque se trate de delitos graves o muy graves,
como es el caso del terrorismo, y además lleven aparejada un compo-
nente cultural y/o religioso, como sucede en el caso del terrorismo yi-
hadista. Ahora bien, debe realizarse un planteamiento realista de la jus-
ticia restaurativa, lo que implica ajustar las expectativas puestas en este
modelo, sin olvidar que la justicia restaurativa no reemplaza al sistema de
justicia penal formal, sino que puede complementarlo en aquellos casos
en los que se den las condiciones adecuadas para llevar adelante un pro-
ceso restaurativo.

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Para la Criminología, el análisis y tratamiento de cualquier
fenómeno delictivo requiere partir del mejor conocimiento de su
realidad y de los diferentes intervinientes y afectados por el mismo,
persiguiendo como objetivo final el desarrollo de sistemas de
intervención dirigidos a su más eficaz prevención, contención y
respuesta. Ciencia multidisciplinar por su propia naturaleza, la
Criminología ha distinguido tradicionalmente varios niveles de
análisis e intervención: el del fenómeno como tal (la delincuencia/
criminalidad: que es mucho más que la suma de los hechos
individuales cometidos), el de los hechos particulares (delitos/
crímenes) y el de los autores y responsables de esos hechos
(delincuentes/criminales). Más recientemente se añade a lo anterior
la perspectiva victimológica y la exigencia de permanente
evaluación de las estrategias preventivas y de los propios sistemas
y mecanismos de justicia penal.
El presente volumen recoge las principales contribuciones y
aportaciones al I Congreso Internacional de Terrorismo Yihadista.
Respuestas criminológicas, celebrado en septiembre de 2019, fruto
de la colaboración entre el Instituto Vasco de Criminología y la
Asociación Vasca de Criminólogos. Buscando subrayar la
perspectiva criminológica en el abordaje del terrorismo yihadista,
que tanto preocupa en el plano internacional y en la vida interna de
los Estados, esta obra ofrece un análisis del fenómeno desde la
experiencia y conocimiento de diferentes profesionales de la
Criminología, la Victimología, la Seguridad y otras disciplinas afines.

ISBN: 978-84-1319-327-4

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