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Terrorismo Yijadista
Terrorismo Yijadista
yihadista
aproximación criminológica
y victimológica
Isabel Germán (comp.)
I Congreso Internacional de Terrorismo
Yihadista: Respuestas criminológicas
yihadista
aproximación criminológica y victimológica
Terrorismo
Ponencias del
Terrorismo yihadista:
aproximación criminológica
y victimológica
Presentación
José Luis de la Cuesta y Antonio García Chazarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
Perspectiva victimológica
C’est ainsi que le premier Congrès des Nations Unies fut organisé à Ge-
nève en 1955. En même temps, les quatre grandes organisations scientifi-
l’ONU ont été prises pour lutter contre ce fléau. Il suffirait de mentionner
toutes les résolutions de nature plénipotentiaire qui ont permis d’adop-
ter les conventions internationales de l’ONU de lutte contre le terrorisme3
ou encore celles qui ont permis l’adoption de déclarations contre le terro-
risme en 1994 et 19964. Le Conseil de sécurité de l’organisation mondiale
a, de son côté, adopté des résolutions telle que la résolution 1267 et ses
résolutions subséquentes sur le listing des sanctions à prendre contre les
terroristes ou les organisations terroristes ou encore les résolutions 1373
et suivantes sur la lutte contre le terrorisme et le financement du terro-
risme d’une manière générale pour maintenir la paix et à la sécurité inter-
nationale et éventuellement prendre toutes mesures pour les rétablir.
Il est d’ores et déjà important de constater que les actes de terrorisme
sont considérés, à la fois par l’Assemblée générale que par le Conseil de
sécurité, comme des crimes alors que le terrorisme, ne jouit pas d’une
définition générale au niveau de l’Organisation des Nations Unies. Dis-
tinction donc des actes et du phénomène…s’approche-t-on déjà d’une
différence entre les définitions juridiques et les définitions relevant de la
Criminologie ou de la Sociologie criminelle ? Les contours de l’acte crimi-
nel, la motivation de l’être humain à commettre des actes de cette nature
proviennent-ils de la désespérance personnelle ou d’un environnement cri-
minogène ? Appréhender un phénomène criminel d’une manière global
puisque tous les États de l’ONU sont d’accord pour dire que le terrorisme
est un crime, relève tout d’abord de la Criminologie et non du Droit,
fût-il du Droit pénal international. L’environnement politique de la situa-
tion au Moyen-Orient, pollue clairement le débat. Il est, de plus clair, que
jusqu’aux années 2000, la prévention des actes de terrorisme, n’était, en
aucune manière, au centre des débats des instances de l’ONU. Certes, les
États musulmans, victimes du terrorisme, insistaient, en autres, sur l’im-
portance de la lutte contre la pauvreté et les inégalités, les questions rela-
tives à l’intolérance religieuse ou à l’éducation. Cependant, il n’y avait pas
consensus sur l’importance des mesures préventives à prendre pour éviter
3 Convention de 1973 sur la prévention et la répression des infractions contre les per-
sonnes jouissant d’une protection internationale, y compris les agents diplomatiques, signa-
ture : New York, 14 décembre 1973, entrée en vigueur : 20 février 1977, Convention inter-
nationale de 1979 contre la prise d’otages, signature : New York, décembre 1979, entrée et
vigueur : 3 juin 1983, Convention internationale de 1997 pour la répression des attentats
terroristes à l’explosif : signature : New York, 15 décembre 1997,entrée en vigueur : 23 mai
2001 Convention internationale de 1999 pour la répression du financement du terrorisme
signature : 9 décembre 1999,entrée en vigueur ,10 avril 2002,convention internationale de
2005 pour la répression des actes de terrorisme nucléaire, signature : New York, 13 avril
2005,entrée en vigueur : 7 juillet 2007.
4 http://legal.un.org/avl/pdf/ha/dot/dot_f.pdf (article de l’ambassadeur Rohan Pe-
les actes de terrorisme, en dehors, bien sûr, des questions relatives à l’oc-
cupation étrangère ou au droit des peuples à disposer d’eux-mêmes. Mais,
en tout cas, il n’était pas fait appel à la Criminologie.
5 https://www.un.org/counterterrorism/ctitf/fr/un-global-counter-terrorism-strategy
6 https://www.un.org/counterterrorism/ctitf/sites/www.un.org.counterterrorism.
ctitf/files/plan_action.pdf
Conclusion
5 https://www.un.org/counterterrorism/ctitf/fr/un-global-counter-terrorism-strategy
6 https://www.un.org/counterterrorism/ctitf/sites/www.un.org.counterterrorism.
ctitf/files/plan_action.pdf
Conclusión
1. Criminología narrativa
La teoría narrativa aplicada a las ciencias sociales mantiene que las per-
sonas crean un sentido en sus vidas (es decir, le otorgan un significado) me-
diante la creación de un relato o narración donde ellas son los personajes
principales (Baumeister y Newman, 1994). Una narración se compone de
una secuencia única de eventos, estados mentales y actuaciones que impli-
can a los seres humanos como caracteres o actores (Brunner, 1987). Los
datos u objeto de estudio de la narrativa son, por consiguiente, las histo-
rias que los individuos se cuentan sobre sí mismos acerca los episodios que
les han sucedido, o bien que ellos han realizado, o en ocasiones sobre la
vida como un todo.
La Criminología narrativa, apoyándose en trabajos previos de la psicolo-
gía narrativa, asume que el individuo crea su identidad mediante los relatos
que se cuenta a sí mismo; de igual modo, explica el mundo y las cosas que le
suceden mediante los relatos que construye, relatos que extrae de la cultura
en la que está inmerso (Presser, 2010; McAdams, 1985, 2001, 2008).
1 Plantea que «la gente en nuestra sociedad comienza a construir —desde la adoles-
cencia tardía o a comienzos de la edad adulta— sus vidas como historias que van evolucio-
nando, integrando el pasado reconstruido y el futuro anticipado, todo ello con objeto de
proporcionar a sus vidas una imagen de coherencia y propósito». (McAdams, 2008).
relato, una vez asumido que disponer de un relato de esta naturaleza ge-
nera la violencia. E igualmente, si no prestamos atención al hecho de
que si lo que dice en su relato resulta ser verdad o estar distorsionado,
difícilmente podremos facilitar la aparición del proceso de desistimiento,
porque en la actualidad sabemos que, para que éste se produzca, el indi-
viduo tiene que haber desarrollado una identidad diferente a la que man-
tenía cuando cometía delitos, así como una visión o relato del mundo
diferente (Maruna, 2001). En otras palabras, el valor de la criminolo-
gía narrativa se ha demostrado también en la articulación del proceso de
desistimiento del delito, lo cual tiene implicaciones importantes igual-
mente en el ámbito de la rehabilitación de los delincuentes (p. ej., Laws
y Ward, 2010; Ward y Mashall, 2007). Maruna (2001) ha señalado que
el abandono de la actividad o carrera criminal pasa por desarrollar un
«guion de redención», mientras que los que persisten en el delito siguen
manteniendo un «guion de condenación».
La primera exploración de la teoría narrativa en la instigación de la
conducta criminal se debe a Canter (1994), quien propuso que para com-
prender las acciones de los criminales es necesario analizar las narrativas
personales que dan forma y significado a sus actos. «Este proceso de de-
sarrollar una identidad [una visión del yo] en un relato personal que va
evolucionando en el tiempo, denominado la «narrativa interior’, ayuda a
explicar muchos aspectos de la actividad criminal» de lo que se sigue, por
consiguiente, que «la comprensión del por qué los sujetos cometen críme-
nes requiere de un análisis para poder entender esos relatos internos» (Io-
annou et al., 2017, p. 1534).
Dicho análisis se centra, sobre todo, en la comprensión de los temas
o tramas fundamentales que estructuran tales relatos. En efecto, si el de-
lincuente es el personaje principal de su historia, analizar la trama esencial
que revela esa historia —así como las subtramas que puedan haber rela-
cionadas— nos tiene que llevar a poder contestar dos preguntas esencia-
les: a) ¿Cuál es la imagen o identidad del delincuente? O, en otras palabras,
¿quién se cree él que es? ¿Qué ideas y valores le definen? Y: b) ¿Qué relato
asumido por él le sirve para cometer los crímenes? ¿Qué pretende lograr con
ellos?
Estas dos cuestiones deben de podernos permitir alcanzar una inte-
gración a partir de concluir el modo en que los crímenes justificados por
su relato permiten al individuo proporcionar un sentido o significado a sus
vidas. Cuando hablamos del relato asumido es porque entendemos que
el individuo no crea su relato de la nada, sino que, como toda persona
expuesta a un medio social en una época y tiempo concretos, él crea su
relato tomando los guiones e historias que existen en su cultura. Por eso
podemos hablar de «tramas» [plots] o historias fundamentales que verte-
2 https://elpais.com/espana/2020-06-11/nouredine-un-yihadista-de-manual.html,
TABLA 1
Factores significativos del riesgo de radicalización (Galvis, 2019)
Protocolo de alarma del riesgo de radicalización
3 Es una expresión que en español no tiene sentido: salvo casos excepcionales —aunque
muy publicitados—, un asesino «de masas» mata a cuatro, cinco o seis personas, lo que está
lejos de ser una «masa» en nuestra lengua, de ahí que propusiéramos hace unos años la ex-
presión «asesino múltiple en un solo acto (o secuencia)» (Garrido, 2012), dado que el ase-
sino serial también es un asesino múltiple. No obstante, para abreviar, aquí usaremos el tér-
mino asesino múltiple.
4 o más
homicidios
Misma
Continuidad
secuencia
temporal
de acción
Asesinato
múltiple
La matanza
como Cambio de
respuesta identidad
existencial
Gráfico 1
El asesino múltiple que actúa por ira o venganza (Knoll, 2016; Garrido, 2018)
Asesinato múltiple «resentido» / tirador
licía cuya ira dispersa hacía que los demás se sintieran inseguros. «Sim-
plemente estaba agitado por todo», recordó Daniel Gilroy, un antiguo
compañero de trabajo en el negocio de la seguridad. «Siempre agitado.
Siempre agitado. Siempre enojado».
En la escuela Omar era un chico problemático, con gafas, delgadu-
cho, abusivo de palabra, agresivo, y fue objeto de parte disciplinario más
de 30 veces durante el periodo de enseñanza obligatoria. Sus conversa-
ciones giraban muchas veces en torno a la violencia y el sexo. No es ex-
traño que sacara muy malas notas y tuviera que cambiar tres veces de es-
cuela secundaria.
Sin embargo, parece que con el tiempo maduró. Trabajó mucho la
musculatura y se puso fuerte. Se aplicó en la escuela y se graduó en ba-
chillerato con buenas calificaciones en 2003. Un amigo suyo de esos años
finales de adolescencia lo consideraba «raro», pero no violento. Al termi-
nar trabajó en diferentes empleos sin cualificar mientras asistía a un college
de la comunidad, porque su pasión era ser agente de la ley, y quería gra-
duarse en «Tecnología de la justicia criminal». Después de obtener su tí-
tulo, Mateen solicitó un trabajo de oficial en el Departamento de Correc-
ciones de la Florida, reforzando su solicitud con una impresionante carta
de recomendación del Oficial Steven J. Brown de la Policía de Port St.
Lucie. «Dormiría profundamente por la noche sabiendo que una persona
como Omar nos está protegiendo», escribió como recomendación.
Pero las cosas empezaron a torcerse. Obtuvo un puesto en un cen-
tro penitenciario de Indiantown, pero fue despedido a los seis meses. Un
oficial informó en un memorándum que durante el periodo de forma-
ción Mateen le había preguntado riéndose que «si tuviera que llevar un
arma a la escuela, ¿se lo diría a todo el mundo?». Hizo esa pregunta el 14
de abril de 2007, dos días antes que el estudiante Seung-Hui Cho ma-
tara a 32 personas e hiriera a otras 17 en el campus de Virginia Tech. Pa-
rece que este comentario colmó la paciencia del director del centro, por-
que ya había recibido noticias de que Mateen muchas veces se quedaba
dormido y otras veces se ausentaba del aula sin permiso.
Expulsado, buscó refugio en la seguridad privada, se casó con una in-
migrante de Uzbekistán, pero al año de casarse ella huyó con la ayuda de
sus padres, porque él la encerraba y golpeaba. Se volvió a casar al año si-
guiente con una mujer que conoció en internet. En su historial investi-
gado por el FBI aparecen episodios de acoso a mujeres y datos falsos en
la web de citas que utilizó.
Otros indicios de una mente perturbada continuaron emergiendo.
En 2013, G4S [su empresa] retiró a Mateen de su puesto de seguridad
en el juzgado del condado de St. Lucie después de que él hubiera hecho
«comentarios incendiarios» sobre estar involucrado de alguna manera en
el terrorismo (…) dijo que tenía conexiones con Al Qaeda, el grupo ex-
tremista sunnita, y con su casi opuesto Hezbollah chiíta. Sus comenta-
rios fueron lo suficientemente preocupantes como para que la oficina del
alguacil del condado notificara al FBI.
No obstante, la investigación posterior de la agencia federal no llegó
a nada, porque en realidad no había nada real en todo lo que decía. El
4. Conclusiones
Referencias Bibliográficas
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Galvis, M.J. (2019). Terrorismo yihadista. Tesis Doctoral, Facultad de Derecho,
Universidad de valencia.
Garrido, V. (2012). Perfiles criminales. Barcelona: Ariel.
Garrido, V. (2018). Asesinos múltiples y otros depredadores sociales. Barcelona: Ariel.
Esta recopilación del material que había sido predicado se llevó a cabo
mediante dos procedimientos. El primero consistió en reunir todos los
fragmentos escritos que se conservaron y recurrir a memorizadores, es de-
cir, a personas que fueran capaces de recordar cualquier texto que hubiese
sido recitado ante ellos.
Sobre esta primera vía, la tradición da a conocer los nombres de diversos
escribas que actuaron al dictado del Profeta y obedecieron sus requerimien-
tos cuando se trataba de cambiar normas transmitidas con anterioridad. Se
sabe también que se habían utilizado como soporte de estos escritos trozos
de cuero, omoplatos de camello, hojas de palmera y otros materiales.
El segundo sistema era perfectamente factible en el contexto de la gran
tradición oral que caracterizaba la cultura árabe del momento. En ella,
gracias al enorme aprecio que se tenía a la obra poética, se levaban a cabo
regularmente torneos de poesía muy concurridos.
Pero como la mayoría de los poetas árabes eran analfabetos solían dis-
poner de recitadores (ruwah,sing rawi) que se aprendían sus obras de me-
moria. Del mismo modo que había personas dedicadas por oficio a me-
morizar los contenidos de larguísimos recitales poéticos que tenían lugar
entonces, también hubo seguidores del Profeta que iban memorizando la
predicación. Estos, llamados Húffaz (singular, Hafiz) se habían ido apren-
diendo los diversos fragmentos que constituirán más adelante el texto
completo del Corán.
El Islam sostiene que de este libro celestial se le fueron revelando al
Profeta en páginas en árabe, para que él y los oyentes lo pudieran enten-
der. Hay que tener en cuenta que enseguida se especifica que no se hace
llegar nada a Muhammad que no haya sido comunicado antes a los Profe-
tas anteriores.
«No se te dice nada más de lo que ha sido dicho a los enviados que
te precedieron. Tu Señor posee un perdón y un castigo doloroso» (Co-
rán 41-43).
los súbditos, según sea el caso. El mito de Bin Laden como libertador de
los musulmanes, como un héroe capaz de hacer frente a la maquinaria im-
perial y neocolonial, supone todo un despropósito y todo un anacronismo,
una condena aun mayor a todos estos pueblos y culturas a la barbarie y al
retraso socioeconómico. La construcción del Bin Laden justiciero y ro-
mántico se ha servido de toda una mitología popular creada a partir de
uno de los contenidos básicos de la tradición profética con relación al Is-
lam y al fin de la historia: La aparición del Mahdi, un líder musulmán que,
sin ser propiamente un profeta, aparecerá en un momento determinado
para legislar y unificar a los musulmanes de todo el mundo.
Hechos terribles y apocalípticos como los atentados terroristas de
Nueva York, Casablanca, Beslán, Madrid o Londres y Barcelona, han sido
de facto el intento de producir un consentimiento masivo en las socieda-
des postindustriales a la política de guerra preventiva en nombre de la lu-
cha contra el terrorismo. Las consecuencias de todo esto las hemos po-
dido ver a nuestro alrededor: la instauración de un clima de terror que
desemboca en la pregunta de si todo musulmán puede ser un terrorista
potencial, de si será o no será un suicida que puede inmolarse en cualquier
momento y en cualquier sitio. De ahí la sospecha, y de ésta a la paranoia
colectiva, no hay apenas espacio, sobre todo si los medios de comunica-
ción actúan como correa de transmisión de esa ideología de confronta-
ción, de ese choque que se postula inevitable entre las culturas, etnias y ci-
vilizaciones. Los ciudadanos sufren el terror y la sociedad contemporánea,
que es crecientemente multicultural, se resiente, se cierra sobre sí misma,
asume obedientemente su condición de víctima y reclama orden, seguri-
dad y firmeza, y así se vuelve castiza, xenófoba y regresiva. Ante un terror
de esa índole, no le resulta muy difícil al poder político recortar las liberta-
des civiles y hacerse cargo de la soberanía popular.
En ese sentido resultaría legitimo sospechar de una complicidad de Bin
Laden y Al Qaida en este orden de cosas porque todo esto no sería posi-
ble sin una intervención real de ese enemigo imaginario. Hemos de ser
muy agradecidos con Edwar Said por que supo describir estas estrategias y
porque nos previno de todo este nuevo capítulo de barbarie. Por él pudi-
mos saber que esa supuesta ideología islámica o islamista, radical e intran-
sigente, fue propiciada y alentada por los colonizadores ingleses, quienes
favorecieron el acceso al poder e aquellos grupos que la enarbolaban en el
medio oriente de principios del siglo XX, unos grupos dogmáticos y radica-
les, muy minoritarios en la Ummah islámica, que nunca habían detentado
el poder político en esas sociedades medio-orientales. Esto puede explicar
por qué los medios de comunicación occidentales obvian en tantos casos
el apoyo norteamericano a los talibanes y a Bin Laden en su lucha contra
los antiguos soviéticos. Existen precedentes en la historia de los musulma-
nes. En el declinar de Ál Ándalus, almorávides y almohades (morabitun y
5. Musulmanes Europeos
tienen ni quieren tener porque saben que está en contradicción con el Is-
lam del Corán y de la Sunnah, con ese Islam transformante que han en-
contrado tras derribar precisamente todas esas barreras.
He aquí uno de esos aspectos paradójicos de la difusión del Islam que,
una vez conocidos en profundidad, no lo son tanto. A medida que los
musulmanes europeos avanzan en el conocimiento de la fe del Islam y de
la Sunnah del Profeta, su condición y su papel se van aclarando progre-
sivamente. Ellos saben bien que la estrategia del mercado es muy eficaz
en el control de las ideologías y en la lucha contra las tradiciones espiri-
tuales. Del mismo modo que el cristianismo cultural ha llegado a ser hoy
una mera imagen deformada del mensaje de Jesús, el musulmán europeo
puede darse cuenta de que la Ummmah está sufriendo un proceso brutal-
mente análogo. Cada vez con más frecuencia nos encontramos en Europa
con gentes que se interesan por el Islam y que, al llegar a las puertas de
las grandes mezquitas, se topan con una expresión y con un lenguaje que
poco tienen que ver con el mensaje integral de Muhammad salvo que ha-
blan árabe y dialectos extraños. Se encuentran con unos seres que se di-
cen musulmanes, pero cuyas obediencias interiores están lejos del some-
timiento a la realidad que implica serlo realmente y que viven prisioneros
de las distintas doctrinas que proliferan a la sombra de los intereses del
mercado. Sus formas de interrelación personal y de expresión son homo-
logables en muchos casos a las de los católicos anteriores al Concilio Vati-
cano II. Usan un lenguaje y una liturgia que conocen bien los musulma-
nes europeos, muchos de ellos provenientes del catolicismo romano.
El abanico contemporáneo es amplio. Ulemas que dicen que el Corán
dice lo que no dice, sabios que justifican y legitiman, coránicamente o me-
diante hadices, las monarquías hereditarias y se dicen sunnitas, cadíes cuya
única preocupación es establecer jurisprudencia en lugar de establecer jus-
ticia. En ese contexto, los musulmanes europeos van comprendiendo poco
a poco su papel, relativamente inmunes a todas esas estrategias de domi-
nación y control, precisamente por haber vivido consciente y previamente
ese lento y sutil proceso de enmascaramiento de la realidad transcendente
y de la vida espiritual, ese largo proceso desacralizador.
Los poderes facticos consideran inquietantes a los musulmanes euro-
peos porque no son susceptibles de una fácil clasificación o de una defini-
ción convincente, porque no se dejan atrapar por las doctrinas ni son tri-
butarios de ningún estado potencialmente enemigo, sencillamente porque
son occidentales, porque conocen por dentro las bambalinas que mantie-
nen ocultas sus estrategias. Los poderes Islámicos más conservadores, por
su parte, definen algunas veces a los conversos como advenedizos, here-
jes o heterodoxos, porque en la mayoría de los casos su compromiso con
la realidad está claramente supeditado al compromiso con la doctrina, con
sulmanes europeos hallan en el Islam una forma de vida que les protege
del dogmatismo y la arrogancia, que les procura un vínculo real con todo
ser humano, sea de la raza o de la creencia que sea, un sentimiento de per-
tenencia a la naturaleza y a la creación y que les hace responsables de sus
vidas y de sus palabras.
También descubren que esta forma de vivir les ayuda a enfrentar re-
tos de la contemporaneidad, la experiencia de la diversidad y una vivencia
significativa de su ser social y multicultural. Por eso tal vez han necesitado
aclarar en muchas ocasiones que no se sienten enemigos de nadie más que
de aquellos que niegan u ocultan la realidad, que no son antiárabes ni an-
tinorteamericanos, pero también que no pueden admitir la manipulación
del pensamiento y de la sabiduría transcendental en nombre ni del pro-
greso, ni de la ideología, ni de la doctrina. Tal vez por eso mismo resultan
a veces tan incomodos para los poderes que tratan de catalogarlos y defi-
nirlos.
6. Valores Occidentales
6.1. Alianza de Civilizaciones
Me gustaría aportar a este taller una experiencia vivida del día a día de
la docente de la asignatura de Islam. En el mes de enero de 2015 con la
matanza inexplicable que sufrió el periódico Charlie Hebdo, el acto nos
impactó, de una manera indirecta como si fuéramos los protagonistas de
la cruel matanza. Por lo tanto, después de la avalancha de noticias de todo
el fin de semana, el lunes en el trabajo se vivieron unos roces inexplicables,
en la sala de profesores de uno de los centros donde se imparte clases de
Islam, la primera frase sin dar los buenos días, como de costumbre, fue:
¿has visto lo que han hecho los tuyos? Pero no se dio ni respuesta ni justifica-
ción a la pregunta por parte de la profesora, solo diciendo buenos días y
buen comienzo de la semana.
Tres días compartiendo espacios, con miradas extrañas, palabras limita-
das, lo que le llevaba en las horas de descanso a limitarse a saborear el café
dando la importancia a su amargura y tenerla como compañera del mo-
mento, sin conversación con el prójimo.
Pero, con la llegada del día del claustro y justamente después de la lec-
tura de una humilde redacción, donde uno de sus alumnos de ocho años,
expresaba su reacción después de aquel maldito acto que puso toda una
nación bajo el mismo enfoque y misma crueldad que se plasmaba en pala-
bras «asesinos terroristas». Por lo tanto, la docente de la asignatura del Is-
lam no sabía que aquella primera sesión del lunes despertaría conciencias
después de una larga conversación en relación con los atentados, donde
se discutía dichos y reflexiones, dejaría su huella en aquellas mentes frescas
dejando claro la situación del Islam ante aquella salvajada que nos salpicó
indirectamente asumiendo actos y tratos sin ningún razonamiento, sólo
por enseñar una asignatura o por practicar un acto de fe reconocido mun-
dialmente y blindado por los derechos humanos.
No se sabía que solo unas palabras del alumno de cuarto de primaria
darían un giro de 360º en las miradas y el trato de los y las compañeros/
as. Plasmado en aplausos y gritos de alegrías. Esta pequeña redacción bas-
taba para ver y tocar el fruto de la primera sesión de aquella triste mañana
del lunes.
¿Por qué compartir con vosotras y vosotros esta experiencia? para dar
la importancia a la educación y su papel de moldear desde dentro respe-
tando la naturaleza y la voluntad propia del alumnado como persona sin
dejar de tamizar ideas y hechos llenos de injusticias y estereotipos que ha-
cen daño de manera directa e indirecta. Por lo tanto, no puede haber una
productividad sin valores y sin verdades. Ahora bien, lejos de esta expe-
riencia vivida, el profesado y la asignatura no es bien venido en el mundo
laboral de la educación y por lo tanto se ha encontrado muchas trabas a
pesar de ser un derecho constitucional. Por esa razón se debe aludir a las
clases de la educación islámica en las aulas vascas y otras.
7. Recapitulación y conclusiones
haga lo que haga o llegue a ser quien aspire a ser, siempre me recordarás
que, aunque haya nacido aquí, andarás buscando mi patera y preguntán-
dome el país del que provengo.
Los radicales de Al Qaeda o Daesh usan los textos sagrados del Corán
y la Sunna como un pretexto ideológico que les permite justificar y legiti-
mar sus actos de violencia y terror contra todos aquellos que no compar-
ten o se oponen a su narrativa genocida. Los encargados de los medios de
comunicación de Daesh plasman en sus revistas frases como «Islam the re-
ligion of the sword. Not pacifism» (Dabiq 7, 2015, p. 20) con el fin de ha-
cer explicito su mensaje bélico y trasmitir a sus soldados que el asesinato
de infieles no solo está legitimado, sino que se trata de una obligación im-
puesta por Alá.
Con el fin de afianzar esta línea de pensamiento y acción recurren a
ideólogos del Yihad bélico a quienes citan en sus revistas sin señalar de
donde proceden exactamente los textos utilizados. Un ejemplo de ello se
puede ver en la siguiente imagen de la revista Dabiq donde aparece una
supuesta cita de Taqqi al-din Ahmad ibn Abdelhalim al-Taymiyya en la
que el teólogo musulmán afirma que la base del Islam se sustenta sobre el
Corán y la espada, dando a entender que la visión de Daesh es la correcta
y que el Islam no es la religión de la paz sino la religión de la espada y la
guerra.
Figura 1
Referencias a Ibn Taymiyya en la propagada de Daesh. Extraído de Dabiq 7
(Al Hayat Media Center), Sección de la página 21
2.1. Ibn Taymiyya como primer pilar del terrorismo de etiología yihadista
Son muchas las figuras que consideran a Ibn Taymiyya como uno de los
intelectuales musulmanes que más ha ayudado al nacimiento, consolidación
y expansión de las corrientes extremistas de corte yihadista. Una de esas fi-
guras es el reputado teólogo Juan José Tamayo. En su libro «Islam. Cul-
tura, religión y política» Tamayo apunta que Ibn Taymiyya defendía una
concepción bélica del Yihad al considerar que todos los musulmanes estaban
obligados a combatir a los infieles. Ibn Taymiyya entendía que la recom-
pensa de cumplir con el Yihad era «el paraíso» (Tamayo, 2009, p. 166). Y
son, según Tamayo, esos planteamientos los que han hecho que Ibn Taymi-
yya se convierta en la inspiración de multitud de líderes salafistas yihadistas.
Esta opinión respecto al teólogo del siglo XIII es compartida por Luis
de la Corte y Javier Jordán al afirmar que éste ha sido una «inspiración bá-
sica para muchos de los ideólogos del salafismo yihadista nacidos en el si-
glo XX» (2007, p. 43). Según estos autores, existen varias razones que ha-
cen de Ibn Taymiyya un referente para los líderes terroristas.
En primer lugar, porque Ibn Taymiyya apostaba por una lectura literal
y atemporal del Corán teniendo como referencia absoluta a los Salaf, es de-
cir, aquellos que fueron testigos del nacimiento del Islam y de los tiempos
inmediatamente posteriores a la muerte del profeta. La estructura de pen-
samiento de Ibn Taymiyya era una especie de callejón sin salida que tenía
como objetivo hacer de su lectura del Corán la única valida: en un primer
momento, hacía uso del iytihad o derecho a la libre interpretación para ela-
borar sus teorías. Posteriormente, comenzó a condenar cualquier otra posi-
ción que no fuese fiel a la suya, es decir, fiel a la lectura realizada por los Sa-
laf, las generaciones primeras de musulmanes defensores del Islam.
En segundo lugar, por su estricta fidelidad a la Sharia. De la Corte y Jor-
dán apuntan que hasta la aparición del Islam, la sociedad estaba sumida en
la yahiliyya o ignorancia. Cuando el mensaje de Alá es revelado a Mahoma,
el planeta es bendecido con la luz de la verdad y abandona el obscurantismo
en el que estaba inmerso. Ibn Taymiyya considera que, tras esta etapa de
ilustración, el mundo vuelve a caer en la ignorancia debido a que sus coetá-
neos interpretan los textos sagrados aceptando innovaciones o elementos fo-
ráneos. Semejante situación, a todas luces inaceptable desde su perspectiva,
sólo podía resolverse mediante una aplicación inflexible de la Sharia.
En tercer lugar, por su concepción bélica del Yihad. Ibn Taymiyya en-
tendía que los enemigos se encontraban tanto fuera como dentro de la co-
munidad musulmana, por lo que el Yihad tenía que ser entendido como
un combate constante frente a los que cometían perjurio desde dentro
y desde fuera: «Ibn Taymiyya exhorta a los gobernantes y funcionarios a
castigar de forma cruel e implacable a los musulmanes hipócritas» (De la
Corte & Jordán, 2007, p. 48). En definitiva, estos autores describen a Ibn
Taymiyya como alguien que concebía el Yihad como una guerra santa por
lo que no les extraña que el teólogo que nació en Harrán en 1263 y mu-
rió en 1328 encarcelado en Damasco se haya convertido con el paso del
tiempo en una de las grandes figuras del imaginario terrorista yihadista.
Otra de las figuras del mundo académico que consideran a Ibn Taymi-
yya como una de las fuentes argumentales utilizadas por los terroristas de
corte yihadista es Natana J. DeLong-Bas. La profesora del Boston College
afirma en su análisis sobre el Yihad global en el libro «Wahhabi Islam: From
Revival and Reform to Global Jihad» (2004) que Ibn Taymiyya es uno de
los intelectuales más extremistas de la historia de la filosofía islámica debido
a su interpretación de la ley islámica y su concepción del Yihad.
Respecto al tema legal, la profesora DeLong-Bas argumenta que Ibn
Taymiyya entendía que para que un sistema de gobierno islámico fun-
cionara correctamente se debía deponer y castigar por apostasía a todos
aquellos gobernantes que no aplicaran la Sharia de forma estricta, ya que
eso provocaba la desviación respecto de los textos sagrados. Según De
Long-Bas, Ibn Taymiyya era un extremista que defendía que el gober-
nante musulmán debía servirse de la coerción y la violencia para garantizar
la correcta aplicación de la Sharia y asegurar la protección de los territorios
musulmanes frente a posibles fuerzas invasoras o fracturas internas, donde
la «coercion as a means of enforcing religious law and practice was a consis-
tent theme in Ibn Taymiyya´s writings» (DeLong-Bas, 2004, p. 250).
Respecto al tema del Yihad, la profesora escribe que Ibn Taymiyya inter-
pretaba el concepto de una forma ofensiva, bélica, militarizada y expansiva.
Explica que esa concepción violenta del Yihad aparece en el pensamiento de
Ibn Taymiyya tras la invasión de los mongoles: «Ibn Taymiyya´s discussion
on jihad was written to justify the overthrow of Mongol rule in Muslim lands»
(DeLong-Bas, 2004, p. 250). Si bien en un primer momento estas acciones
podrían ser entendidas en legítima defensa, con el paso del tiempo se ha ido
transformando en una política agresiva que justificaba e impulsaba constan-
temente agresiones contra todos aquellos que no profesaran el Islam o que
no fueran «verdaderos» musulmanes. Cualquier ser humano que se negase a
adoptar el Islam tras conocer su existencia o cualquier musulmán que inno-
vase o se desviase de la lectura del Corán establecida por los Salaf debía ser
castigado y ejecutado. Y es justamente eso lo que hace que Ibn Taymiyya se
convierta en la primera figura del Islam radical en permitir el derramamiento
de sangre musulmana por parte de otro musulmán. Hasta entonces el Yi-
had bélico sólo se planteaba fuera de los territorios del Islam, Dar al-Harb, y
no dentro, Dar al-Islam. Según recoge DeLong-Bas en varias de sus obras,
Ibn Taymiyya es el primer ideólogo musulmán en permitir y justificar que
un musulmán asesine a otro musulmán y en avalar de forma tan extrema el
martirio como parte de la lucha contra los infieles y los apostatas:
legitimated jihad against anyone who refused to abide Islam law or re-
volted against the true muslim authorities […] Ibn Taymiyya´s treatise
on jihad pays carefully and lengthy attention to the questions of mar-
tyrdom and the reaping of benefits to be had via jihad. He asserted that
martyrdom and eternal rewards and blessings are the goals that muslims
should bear in mind and should form the intend behind the mujahid´s
participation in jihad. (DeLong-Bas, 2004, pp. 250-254)
La idea que subyace de estos párrafos es que la lucha contra lo «no is-
lámico» a través del Yihad como una necesidad y una obligación, la irre-
conciliable división del mundo entre el Dar-Islam y el Dar al-Harb, la
glorificación del martirio o la muerte por Alá y la imposición de una inter-
pretación literal y descontextualizada del Corán son las señas de identidad
de este teólogo del siglo XIII.
En consecuencia, tal y como se ha apuntado, no resulta difícil lle-
gar a comprender que Ibn Taymiyya haya inspirado a multitud de extre-
mistas violentos como Osama Bin Laden, Mohammed Yusuf o Abu Bakr
al-Baghdadi, ya que fue él quien siglos atrás sembró la semilla del extre-
mismo y la lucha contra todo aquello que no fuera «puramente» islámico.
En esta línea argumental se encuentran las investigaciones del profesor
Quintan Wiktorowicz, miembro del Consejo de Seguridad Nacional de
EEUU y experto en antiradicalización, quien sitúa a Taymiyya en la base
del cuadro genealógico del islamismo radical, al haber servido de inspira-
ción directa a los radicales del siglo XX que desembocaron en Al Qaeda:
«Al Qaeda and the radical fundamentalists that constitute the new «global
jihadi movement» are not theological outliers. They are part. of a broader
community of Islamists known as «Salafis» (Wiktorowicz, 2005, p. 78).
and the unity of worship. The former refers to belief in God as the sole
sovereign and creator of the universe. All Muslims readily accept this.
The second is affirmation of God as the only object of worship and obe-
dience. Ibn Taymiyya reasoned that this latter component of divine unity
necessitates following God’s laws. The use of human-made laws is tanta-
mount to obeying or worshipping other than God and thus apostasy.
(Wiktorowicz, 2005, p. 78)
Shaykhul-Islaˉm Ibn Taymiyyah said when he was asked about the is-
sue of fighting the Tatars while they claimed to adhere to the shahaˉdatayn
(testimony of Islam) and claimed to follow the basis of Islam, «Every party
that resists the obvious and definite laws of Islam from these people or others,
then it is obligatory to fight them until they comply with its laws even if they
pronounce the shahaˉdatayn» (Dabiq 10, 2015, p. 56).
2.2. Abd al-Wahhab como segundo pilar del terrorismo de etiología yihadista
A lo largo del siglo XVIII, siguiendo la senda marcada por Ibn Taymi-
yya, surgen los denominados «movimientos revivalistas» (De la Corte &
Jordán, 2007, p. 49) los cuales se caracterizaban por una obsesiva imita-
ción de lo que hicieron los Salaf en los primeros tiempos del Islam. Sus
objetivos principales eran reislamizar a la sociedad y descontaminar el Is-
lam mediante un retorno a los textos. Para conseguirlo, ejercían el dere-
cho a la libre interpretación de los textos sagrados o iytihad, pero no para
apostar por una compresión de los textos basada en la razón, sino para
anular las exégesis realizadas por todos aquellos que no apostaban por una
interpretación literal del Corán.
The 12th century (18th AD) was marked with catastrophic effects
on the Muslims’ freedom religion, society and economy. The Islamic
caliphate then was weak. Both the Eastern bloc (spearheaded by Czarist
Russia) and the Western bloc (spearheaded by the British colonialism)
collaborated against the Muslim world, thus causing it to lag behind in
every field. This particular stage of history was a stage of stagnation apa-
thy and indifference, and prevalence of religious innovations and idola-
try. It was a stage of decadence and fragmentation of which Shaikh Mu-
hammad bin Abdul-Wahhab was aware. (Murad, 1990, p. 39)
de vida del Profeta y los ancestros, los Salaf: «Se ha de preservar la literali-
dad de la revelación divina recogida en el Corán» (Tamayo, 2009, p. 277).
En consecuencia, todas las interpretaciones no literales que se fueron acu-
mulando durante los siglos debían eliminarse a través del recurso del iyti-
had. La verdad contenida en los textos sagrados debía ser protegida de
toda posible alteración o innovación.
En tercer y último lugar, el Yihad pasó a ser entendido como un combate:
Abd al- Wahhab ofrece una lectura rigorista del Corán con un amplio
potencial expansivo basado en el Yihad […] era partidario del restable-
cimiento del culto a Dios con el concurso de la espada. (Tamayo, 2009,
p. 277).
Although observers and historians have assumend that any and all
miltary activities undertake by the Saudis after the 1744 alliance were ji-
had activities, Ibn Abd al-Wahhab´s teachings and writtings do not sup-
port this contention. (DeLong-Bas, 2004, p. 35)
2.3. Sayyid Qutb como tercer pilar del terrorismo de etiología yihadista
Sayyid Qutb tuvo como propósito implantar el Islam como sistema domi-
nante a lo largo y ancho del planeta. Utilizando y justificando la violencia, ha
hecho que su figura haya estado íntimamente relacionada con los movimien-
tos yihadistas, que le consideran un mártir de la causa. Su libro Ma’alim fi al-
Tariq, traducido al inglés como «Milestones», se convirtió, tras su ejecución
en 1966, en el libro de cabecera de numerosos extremistas yihadistas.
Desde la perspectiva de Walled Saleh Alkhalifa o Françoise Burgat, Sa-
yyid Qutb es una figura capital en la expansión del terrorismo yihadista al
ser él quien les «ha proporcionado una parte importante de su gramática
ideológica» (Burgat, 2006, p. 117). Estos autores explican que el punto
de partida de su estructura de pensamiento es la identificación de una pro-
funda crisis en el Islam y que su diagnóstico, al igual que el de sus con-
temporáneos, es que el principal responsable del resquebrajamiento del Is-
lam es el mundo occidental. En este sentido, Walled Saleh comenta que
Qutb estaba obsesionado con la idea de que los Estados occidentales de-
seaban destruir el Islam:
Para hacer frente a estas amenazas, Qutb diseñó un discurso que in-
terpretaba el Yihad como una guerra necesaria y obligatoria contra los in-
fieles. Esta debía replicarse a nivel internacional ya que sobre la faz de la
tierra sólo debía existir el Islam. Tanto Walled Saleh como Françoise Bur-
gat están de acuerdo en que Qutb entendió el Yihad de manera ofensiva,
debido a que la predicación no era, a sus ojos, un instrumento suficiente-
mente efectivo como para garantizar la protección y expansión del Islam.
Ambos autores hacen referencia al capítulo cuarto de «Milestones», donde
puede leerse que aquellos que han interpretado el Yihad de manera defen-
siva están equivocados porque la lucha por la expansión de la palabra de
Dios es eterna y no debe esperar a ser atacada:
Those who say that Islamic Jihad was merely for the defense of the
«homeland of Islam’ diminish the greatness of the Islamic way of life
and consider it less important than their «homeland’. This is not the Is-
lamic point of view, and their view is a creation of the modern age and
is completely alien to Islamic consciousness […] The need for Jihad re-
mains, and will continue to remain, whether these conditions exist or
not! […] Indeed, Islam has the right to take the initiative. Islam is not a
heritage of any particular race or country; this is God’s religion and it is
for the whole world. It has the right to destroy all obstacles in the form
of institutions and traditions which limit man’s freedom of choice […] it
is the duty of Islam to annihilate all such systems, as they are obstacles in
the way of universal freedom. Only in this manner can the way of life be
wholly dedicated to God. (Qutb, 2015, pp. 71-75)
Estas palabras no solo han permitido a Walled Saleh afirmar que Qutb
entendía el Yihad como una «lucha sin tregua contra los enemigos del Is-
lam, independientemente del lugar y el momento» (Saleh, 2007, p. 47),
sino también le han aportado los argumentos suficientes como para afir-
mar que el egipcio está indudablemente vinculado con el terrorismo yi-
hadista. Hecho, por cierto, compartido por Françoise Burgat, que ha
advertido en numerosas ocasiones que «fue Qutb quien proporcionó al ra-
dicalismo político de los fundadores de Al Qaeda su principal apoyo teoló-
gico-teórico» (Burgat, 2006, p. 119).
Una lectura atenta de «Justicia Social en el Islam» permite desvelar
que Qutb era radicalmente intolerante frente a todo lo que no fuera is-
lámico, ya que sentía repulsión por otras religiones y detestaba los regí-
menes de gobierno no basados en la Sharia. Ese discurso excluyente que
elaboró en «Justicia Social en el Islam» se tensa e incrementa en «Milesto-
nes», donde hace referencia a la necesidad de construir un sendero de sal-
vación que lleve al Islam. Qutb visibilizaba una humanidad al borde del
abismo que solo podía ser salvada por el Islam:
The grayzone will become extinct and there will be no place for gra-
yish calls and movements. There will only be the camp of ˉi maˉn versus
the camp of kufr» (Dabiq 7, 2015, p. 66).
sario elaborar una réplica o una contranarrativa teológica que atienda a los
ideólogos que los terroristas utilizan para legitimarse.
Si Occidente y el mundo arabo-musulmán trabajan en conjunto, se-
remos capaces de redescubrir qué teóricos, qué textos y qué fatwas están
siendo descontextualizados y tergiversados. Solo así se podrá restar solidez
al discurso terrorista. Solo así se podrá explicar a los jóvenes sumergidos en
procesos de radicalización que la ideología extremista que están recibiendo
no tiene sustento religioso. Solo así se podrá exponer a los individuos su-
mergidos en ciclos de captación que la identidad y el sentimiento de grupo
y pertenencia que les ofrecen los terroristas no es más que una trampa para
aprovecharse de su vulnerabilidad y llevarlos a atentar contra gente inocente.
Esto es un punto fundamental en la batalla contra Daesh ya que el uso
deformado del Islam es el factor que le otorga cohesión. Cuanto mayor sea
la capacidad de cuestionar y desmontar su argumentario, más posibilidades
habrá de acabar con el terrorismo de etiología yihadista. Siguiendo esta lí-
nea, resulta de interés hacer referencia a Tahar Ben Jelloun en relación a la
construcción de una contranarrativa que permita deslegitimar a Daesh me-
diante la desvinculación del hecho religioso respecto del hecho terrorista.
Teniendo en cuenta que «ninguna religión incita a sus fieles a matar
inocentes» (Ben Jelloun, 2002, p. 11) y que al mismo tiempo «ninguna re-
ligión es totalmente pacifica ni totalmente guerrera» (Ben Jelloun, 2002,
p. 73), hay que trasladar el mensaje de que todas las acciones y ataques
emprendidos por los terroristas de Al Qaeda y Daesh son completamente
injustificables desde el punto de vista islámico. Esto quiere decir que, aun-
que nos encontremos sumergidos en un contexto donde algunos medios
de comunicación y partidos políticos trasladan la idea de que el terrorismo
del siglo XXI pivota sobre el Islam, no existe una relación de causalidad
que vincule sistemáticamente el dogma religioso islámico con la violencia.
De la misma manera que los vínculos entre el supremacismo blanco de ex-
trema derecha y su uso del cristianismo como justificación de sus ataques
racistas son plenamente refutables desde el plano religioso y legal, la co-
misión de atentados por parte de organizaciones terroristas en nombre del
Islam no debe hacernos entender la religión musulmana como un sinó-
nimo de violencia y terror.
A todo esto, Ben Jelloun añade que para que la contranarrativa sea
verdaderamente eficiente en la lucha contra el fanatismo yihadista, la so-
ciedad en su conjunto también debe implicarse en
5. Bibliografía
Ben Jelloun, T. (2002). El Islam explicado a nuestros hijos. Barcelona: RBA Libros.
Ben Jelloun, T. (2015). El Islam que da miedo. Madrid: Alianza Editorial.
Burgat, F. (2006). El Islamismo en tiempos de al-Qaida. Barcelona: Ediciones Be-
llaterra.
Dabiq 7 (2015). From Hypocrisy to Apostasy: The Extinction of the Grayzone. Ed. Al
Hayat Media Center. Recuperado de [ se suprime la dirección URL en base
a lo dispuesto en Ley Orgánica 2/2015]
Dabiq 10 (2015). The Law of Allah or the Laws of Men. Ed. Al Hayat Media Cen-
ter. Recuperado 3 de octubre de 2018, se suprime la dirección URL en base
a lo dispuesto en Ley Orgánica 2/2015
1. Introducción
tados no había finalizado pues a las 09:43 horas un tercer avión impactó
contra el edificio del Pentágono. En esta ocasión se trataba del vuelo 77 de
American Airlines, un Boeing 757 con 58 pasajeros y 6 tripulantes.
Por último, un cuarto avión, el vuelo 93 de United Airlines, que ha-
cía el trayecto de Newark (New Jersey) a San Francisco se había estrellado
en Shanksville, cerca de Pittsburg (Pensilvania). Según investigaciones la
caja negra reveló que los pasajeros, después de enterarse de que el resto
de aviones habían sido estrellados deliberadamente, trataron de retomar el
control del aparato, hecho no logrado y que produjo que el avión se estre-
llase. Si bien es cierto que los pasajeros no pudieron hacerse con el avión,
si desbarataron el objetivo de los terroristas.
A los 246 muertos que se encontraban en los cuatro aviones estrella-
dos hay que sumar las casi 3000 víctimas mortales y más de una veintena
de desaparecidos.
En esta serie de atentados cabe destacar que finalmente el avión ha
sido empleado como arma para producir los atentados, después de varios
intentos premeditados como hemos visto en actos anteriores. Pero la nor-
mativa y legislación, como siempre, es muy lenta en reaccionar pues hasta
el Convenio de Beijing 2010, no se incluyó como apoderamiento ilícito,
el uso de una aeronave en servicio con el propósito de causar la muerte,
lesiones corporales graves o daños graves a los bienes o al medio ambiente.
22 de diciembre de 2001. Unos meses más tarde del 11-S, Richard
Reid, pasajero del vuelo 63 de American Airlines, que hacia el trayecto de
París-Miami, con 197 pasajeros, intentó, sin éxito, detonar los explosivos
que llevaba en las falsas suelas de sus deportivas.
Reid, de 29 años, originario de Gran Bretaña y presunto simpatizante
de la organización terrorista Al Qaeda, pretendía llevar a cabo su atentado
suicida usando un potente explosivo TATP (triperóxido de triacetona),
que había escondido en sus zapatos, pero fue inmovilizado por los pasaje-
ros y la tripulación cuando intentó encender la mecha.
Agosto de 2006. Durante este mes, gracias al Servicio de Inteligencia
Británico, se desbarató un nuevo complot en el que se pretendía volar va-
rios aviones de manera secuencial, empleando explosivos líquidos que es-
taban camuflados en botellas de refrescos.
25 de diciembre de 2009. Abdul Farouk Abdulmutallab, de 23 años, in-
tentó destruir con un artefacto explosivo, un avión de la compañía Northwest
procedente de Ámsterdam que estaba a punto de aterrizar en Detroit.
Farouk llevaba adherido a su slip y junto a los genitales, un explosivo
también conocido como pentrita, PETN (tetranitrato de pentaeritritol).
Al tratar de activarlo con un líquido, que llevaba en una jeringuilla, encon-
6. Conclusiones
7. Bibliografía
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tebbe con los rehenes judíos. Aishlatino.com. Recuperado de https://www.
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y espectacular del mundo». BBC. Recuperado de https://www.bbc.com/
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2005: 161-169).
3. Subcultura carcelaria
3 El artículo establece que el Director del centro penitenciario, bien por propia inicia-
tiva o a solicitud del interno, podrá acordar medidas que impliquen limitaciones regimenta-
les cuando fuere preciso para salvaguardar la vida o integridad física del recluso.
5 Las principales ideas son: el desequilibrio cultural entre fines y medios; el universa-
en tercer grado que deben ser ingresados en el régimen abierto restringido por su peculiar
trayectoria delictiva y personalidad anómala o condiciones personales diversas.
a) El Kie
Nos referimos de la figura más temida por los internos en una pri-
sión. El Kie es lo que llamamos en argot carcelario aquél interno
que representa la autoridad de un patio, de una prisión entera o
de diferentes patios de varias prisiones. Se encuentra en la escala
más alta de peligrosidad, y no siempre por su corpulencia o violen-
cia física hacia otros, sino porque tiene cierto carisma y liderazgo,
buenos contactos dentro del mundo criminal, y tiene una organi-
zación más o menos compleja que sigue sus órdenes. Este perfil le
permite disponer de capacidad para paralizar cualquier actividad
(instigar a los internos a secundar lo que se llama «un plante») in-
cluso provocar un motín con tan sólo ordenarlo a otros internos.
El Kie no tiene por qué estar presente en una actividad delictiva
que se produce dentro de prisión. Normalmente tiene otras perso-
nas que cumplen sus órdenes y las ejecutan. También es habitual
no encontrar en la celda de un Kie ningún tipo de objeto o docu-
mentación que le pueda comprometer; suele tener varios internos
que se dedican a guardarle las drogas, armas y otros objetos a cam-
bio de dinero o por simple protección.
b) Internos en régimen FIES
El acrónimo FIES significa Ficheros de Internos en Especial Segui-
miento, regulado por la Instrucción 21/96, de medidas de seguri-
dad para internos de especial seguimiento. El régimen FIES princi-
palmente se centra en cinco tipos de colectivos diferentes:
— FIES-1 CD (Control Directo). Son personas especialmente
conflictivas y peligrosas. Han sido protagonistas e inductores
en situaciones muy graves tanto dentro como fuera de los cen-
tros penitenciarios, poniendo en peligro la vida de profesiona-
les y otros internos.
— FIES-2 DO (Delincuencia Organizada). Son aquellas personas
que están relacionadas y participan dentro de la esfera del cri-
men organizado. Este tipo de organizaciones conlleva un alto
potencial de peligrosidad por todo aquello que representa.
— FIES-3 BA (Bandas Armadas). Siguiendo los informes técnicos
de las brigadas especializadas de las FCSE, hablamos de perso-
nas vinculadas, colaboradores o simpatizantes activos hacia or-
ganizaciones terroristas principalmente.
— FIES-4 FS (Funcionarios vinculados a la Seguridad Pública).
Hablamos de personas que han pertenecido a las FCSE, Ins-
tituciones Penitenciarias y en determinados casos a las Fuerzas
Armadas. Estos internos por sus características viven en un de-
partamento especial para esta tipología penitenciaria.
9 Hay ofertas de trabajo dentro de prisión en unos espacios preparados llamados talle-
res. El trabajo que se realiza en los talleres es bajo una relación contractual en régimen de
cotización a la Seguridad Social. La oferta la realizan empresas privadas, coordinadas por un
ente público que les proporciona «la mano de obra». El trabajo facilita al interno tener ruti-
nas, responsabilidades, ganar un salario y sentirse útil. Hay muchas personas que no han te-
nido nunca estos hábitos y sensaciones por qué han estado volcados en un estilo de vida an-
tisocial y destructivo; hacerlos participar de esta experiencia tan simple como la de trabajar,
les ayuda a tener autoestima y visualizar un futuro más prometedor dentro del marco de la
legalidad.
10 Un Centro penitenciario mediano suele contar con unos 60 internos que realizan
funciones de ordenanzas.
11 Sirva de ejemplo año 2014: Farid Mohamed Al Lal se radicalizó durante su estan-
7. Conclusiones
8. Bibliografía
Robles Planas, R. (2020). Sexual Predators». Estrategias y límites del Derecho pe-
nal de la peligrosidad. InDret, Revista para el análisis del derecho, 4, 5-12.
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March 14, 2007.
Torres Soriano, M. (2009). El eco del terror. Ideología y propaganda en el terro-
rismo yihadista. Madrid: Plaza y Valdés.
Trujillo, H. M.; Jordán, J.; Gutiérrez, J. A. & González, J. (2008). Indicios sobre
la radicalización yihadista en prisiones. Athena Assessment, 12(8), 1-3.
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Wheeler, S. (1961). Socialization in correctional communities. American Sociolo-
gical Review, 26, 679-712.
Aunque sin duda esta nueva perspectiva global de las relaciones socia-
les/ personales/ comerciales ha generado cuantiosos, e importantes, bene-
ficios a toda la sociedad, también es cierto que ha abierto nuevos espacios
para el delito, favoreciendo la comisión de actividades criminales que antes
eran realizadas de una manera mucha más localizada y limitada, y que, sin
embargo, hoy en día, pueden ser realizados en el ciberespacio, multipli-
cando sus efectos de una manera exponencial.
Esta realidad, sin duda, ha sido aprovechada por las organizaciones te-
rroristas. Así, según el profesor Gabriel Weimman, de la Universidad de
Haifa en Israel, cuando en los años 90 se comenzó a rastrear la presencia
de terrorismo en Internet se detectó una docena de páginas web relacio-
nadas con grupos terroristas, 15 años después, en el año 2005 ya existían
más de 4.500 de este tipo. Dentro de este grupo encontramos, a modo de
ejemplo, productoras y distribuidoras creadas por los propios grupos yiha-
distas (AL-FAJR Media Center, Global Islamic Media Front, Muntasir Me-
dia, etc.), foros relacionados con el yihadismo y sefardismo (Camfrog, Pal-
talk, etc.) perfiles propios abiertos en sistemas de mensajería instantánea
(Telegram, Twitter etc.) e, incluso, se han advertido ya casos en los que
conocidos videojuegos online han sido utilizados, precisamente, como
medio de captación de nuevos adeptos a la causa yihadista2.
La utilización de este nuevo mundo virtual ha llegado hasta el punto de
que, actualmente, las brigadas de Ezzeldim Al-Qassam, el brazo armado de
Hamas, está utilizando el sistema Blockchaine, y su protocolo informático
Bitcoin, para lograr su autofinanciación. Postura que ha sido seguida, tam-
bién, por el Frente Nusra —también conocido como Tahir Al-Sham—que
ha dado el visto bueno, desde el punto de vista de su doctrina, al bitcoin,
considerándolo como un medio apto para recibir subvenciones y burlar el
bloqueo económico al que es sometido por los estados occidentales.
Esta nueva realidad social/tecnológica ha obligado a los Estados occi-
dentales a arbitrar respuestas legales frente a este nuevo tipo de amenazas en
la red. Así, la Resolución 1624 de 2005 del Consejo de Seguridad de Nacio-
nes Unidas insta a estos Estados a adoptar las medidas necesarias para prohi-
bir legalmente los actos que supongan inducción o incitación a la comisión
acciones terroristas, así como para impedir efectivamente la realización de las
mismas. Sobre la base de la citada Resolución, el informe del Secretario Ge-
neral de la ONU: Unidos contra el terrorismo, recomendaciones para una es-
2 En julio del 2017 fue publicada en la web del diario «la vanguardia» una noticia en
la que se advertía de como la Guardia Civil había detectado que el conocido videojuego
Call of duty era utilizado para captar jóvenes usuarios. https://www.lavanguardia.com/
politica/20150723/54433565626/la-guardia-civil-detecta-el-uso-de-videojuegos-para-
captar-jovenes-yihadistas.html
572 a 577 o de quienes hayan participado en su ejecución, o la realización de actos que entra-
ñen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus fami-
liares, se castigará con la pena de prisión de uno a tres años y multa de doce a dieciocho meses.
Hay que recordar, en este sentido, que los propios grupos yihadis-
tas ya habían empezado a categorizar el mundo virtual como el nuevo
vos, documentos, artículos o cualquier otro soporte por medio del que se hubiera cometido el de-
lito. Cuando el delito se hubiera cometido a través de tecnologías de la información y la comu-
nicación se acordará la retirada de los contenidos. Si los hechos se hubieran cometido a través de
servicios o contenidos accesibles a través de internet o de servicios de comunicaciones electrónicas,
el juez o tribunal podrá ordenar la retirada de los contenidos o servicios ilícitos. Subsidiaria-
mente, podrá ordenar a los prestadores de servicios de alojamiento que retiren los contenidos ilíci-
tos, a los motores de búsqueda que supriman los enlaces que apunten a ellos y a los proveedores de
servicios de comunicaciones electrónicas que impidan el acceso a los contenidos o servicios ilícitos
siempre que concurra alguno de los siguientes supuestos: a) Cuando la medida resulte proporcio-
nada a la gravedad de los hechos y a la relevancia de la información y necesaria para evitar su
difusión. b) Cuando se difundan exclusiva o preponderantemente los contenidos a los que se re-
fieren los apartados anteriores.5. Las medidas previstas en el apartado anterior podrán también
ser acordadas por el juez instructor con carácter cautelar durante la instrucción de la causa.»
7 «En autos, además de la mera reproducción de concretos sucesos presentando a los musul-
manes como víctimas, concretas manifestaciones de odio contra diversos colectivos religiosos, o
exposición de actos violentos donde triunfaba la guerrilla urbana con empleos de cócteles molo-
tov, en las referidas publicaciones 18, 22, 32 y 60, ya de manera expresa y potenciando al conte-
nido previo, existe una celebración del terror y de la violencia como forma de operar del Estado
Islámico y por ende de sus integrantes, frente a judíos, chiíes y todo aquél que no sea musulmán
suní y una inequívoca justificación de su expansión contra los «infieles», que colman el compor-
tamiento típico del art. 578, no solo ya por la incitación indirecta que conllevan, sino por el po-
tencial riesgo que para la comisión de delitos terroristas, dada la eficacia de este método yiha-
dista en indeterminados recipiendarios individuales, como resulta de la experiencia de diversos
atentados atribuidos con acuñada expresión periodística a «lobos solitarios».
«Siendo así las conductas que se detallan en los hechos probados des-
criben una actividad de permanente presencia en los foros de opinión
desde su creación, que denota una labor coordinada con los restantes
acusados en los foros para persuadir a los participantes en estos a que la
vía adecuada y efectiva para hacer valer sus ideas es la actuación violenta
llevada a cabo por el DAESH, lo que constituye un adoctrinamiento por
8 A estos efectos, véase: ZARAGOZA TEJADA, Javier Ignacio «La valoración del ele-
mento subjetivo del injusto en la segunda instancia penal»; Aranzadi Doctrinal N.º6, edito-
rial: Aranzadi (2018), y GOYENA HUERTA, Jaime «Segunda instancia y la doctrina del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Especial referencia a la Sentencia Portu-Sarasola vs
España»; Aranzadi Doctrinal n.º4, editorial: Aranzadi (2018(.
9 el ejercicio de los derechos dimanantes de la libertad religiosa y de culto tiene como único
límite la protección del derecho de los demás al ejercicio de sus libertades públicas y derechos fun-
damentales, así como la salvaguardia de la seguridad, de la salud y de la moralidad pública,
elementos constitutivos del orden público protegido por la Ley en el ámbito de una sociedad de-
mocrática-«
4. Conclusiones
El «arquitecto» del proyecto fue Haji Bakr (alias de Samir Abd Muham-
mad al-Khlifawi) coronel del servicio de inteligencia de la Fuerza de Defensa
Aérea de Saddam Hussein. Bakr era un nacionalista no un islamista, el coro-
nel Samir fue descrito como una persona muy inteligente, firme y con una ex-
celente lógica. Pero cuando Paul Bremer, entonces jefe de la autoridad labo-
ral de Estados Unidos en Bagdad, disolvió el ejército por decreto en mayo de
2003 el coronel se quedó en paro. Posteriormente, fue encarcelado en Abu
Ghraib y Camp Bucca junto con el futuro líder de ISIS Abu Bakr al-Baghdadi
así como con otros ex funcionarios de inteligencia nacionalistas iraquíes.
Haji Bakr participó en 2012 en la creación de la organización terro-
rista conocida eventualmente como «Estado islámico». Murió en junio de
2014 en la zona norte de Siria a manos de rebeldes cuyo líder fue tortu-
rado y asesinado por el propio EI. Le sucede, al frente del proyecto, el si-
rio Taha Subhi Falaha más conocido por Abu Muhammad al-Adnani al-
Shami muerto en Alepo el 30 de agosto de 2016.
En 2004 estuvo detenido durante once meses por las fuerzas estado-
unidenses en el centro de detención Camp Bucca. Allí estableció contac-
tos con ex generales encarcelados del régimen de Saddam Hussein. En di-
ciembre de 2004, fue liberado por una Junta de Revisión y Publicación. Se
desconoce su periplo insurgente de 2004 a 2010. En dicho año se le ubica
en la organización terrorista Al Qaeda.
De 2010 a 2013 el núcleo del futuro grupo terrorista Estado Islámico
se encuentra integrado en Al Qaeda. El referido grupo entra en colisión
con la autoridad del egipcio Aymán al-Zawahirí, sucesor de Osama Bin
Laden. Un año después y tras luchas internas Al-Baghdadi se convierte en
el líder de la organización.
En 2014 se autoproclamó califa de todos los musulmanes exigiendo
obediencia a la comunidad musulmana internacional (la Umma). Es-
coge su nombre de guerra en homenaje a Abu Bakr al-Siddiq, el pri-
mern califa del Islam, suegro de Mahoma y, a su vez, iniciador de la se-
rie de los llamados califas ortodoxos. En octubre de 2019 muere en un
operativo de las tropas de EE.UU. en el noreste de Siria y cerca de la
frontera turca.
2 The ISIS Emni: Origins and inner workings of ISIS’s intelligence apparatus Anne
Siguiendo este minucioso plan ISIS tomó Siria aldea por aldea, a me-
nudo sorprendiendo completamente a los residentes evitando enfrenta-
mientos armados y pérdidas humanas. El ISIS/EMNI, siguiendo los pla-
nes de Haji Bakr, confió en la vigilancia, el espionaje, el asesinato y el
secuestro, para allanar el camino hacia la creación de la poderosa estruc-
tura estatal totalitaria del Estado Islámico.
Al mismo tiempo buscaron disfrazar su subversión bajo la cobertura
religiosa del Islam; explotando así la fe religiosa de otros para reforzar un
poder supremo y absolutista.
Araba 17
Bizkaia 27 69
Gipuzkoa 25
Fuente: Ertzaintza
1 http://www.paginasdigital.es/v_portal/informacion/informacionver.asp?cod=7274
&te=260&idage=13680
3. Conclusiones
4. Bibliografía
Introducción
Acuerdo Gizalegez:
Promover una cultura de paz y prevenir conflictos destructivos, vul-
neraciones de derechos humanos y fenómenos de violencia de cualquier
tipo está directamente relacionado con la respuesta preventiva ante cua-
tro grandes causas de ruptura de la convivencia: el dogmatismo, el fata-
lismo, el maniqueísmo y el sectarismo. A fin de configurar esa respuesta
preventiva, acordamos desarrollar un compromiso socioeducativo me-
diante cuatro bases educativas alternativas:
— Convivir es aceptar que nuestras perspectivas son siempre incom-
pletas. La experiencia educadora de la limitación previene el dog-
matismo y promueve el diálogo y la noviolencia.
— Convivir es aprender a promover las oportunidades entre las difi-
cultades. La experiencia educadora del valor positivo previene el
fatalismo y promueve el pluralismo.
— Convivir es asumir nuestra responsabilidad ética en cada circuns-
tancia. La experiencia educadora de la conciencia ética previene el
maniqueísmo y promueve la empatía y la solidaridad.
— Convivir es comprender el valor superior del respeto a la dignidad
humana. La experiencia educadora de la dignidad humana pre-
viene el recurso a la violencia y promueve el respeto de los dere-
chos humanos.
Con perspectiva de futuro y con los objetivos puestos en la preven-
ción de la violencia, en la protección universal de los derechos humanos
y en una cultura de paz y convivencia para el encuentro social, nos com-
prometemos a impulsar un proyecto socioeducativo transversal e integral
que tome como punto de partida el consenso sobre estas cuatro bases
éticas. Proponemos promoverlas de modo complementario desde distin-
tos ámbitos, y de forma sencilla, creativa, libre y plural.
La radicalización violenta es una película que, si se inicia, habitual-
mente termina mal. Mal para quienes la protagonizan, mal para sus vícti-
mas y mal para la sociedad. La pregunta es qué podemos hacer para cam-
biar ese guion. No sólo somos espectadores de esta película, también
somos actores de nuestra vida y de nuestra convivencia. Este es un espacio
en el que debe hacerse un especial esfuerzo de trabajo. Por múltiples mo-
tivos. Tantos como expresiones de radicalización violenta se dan en nues-
tra sociedad.
1.1. EL DOGMATISMO
1.2. EL FATALISMO
1.3. EL MANIQUEÍSMO
1.4. SECTARISMO
3. Objetivos
5. La guía didáctica
• ¿Podemos vivir y convivir juntos y en paz? Qué nos une por en-
cima de las diferencias; con quién nos hemos identificado, qué he-
mos oído que nos haya parecido especialmente interesante sobre
este punto, qué podemos aportar a esta idea…
Se puede terminar la sesión con una frase resumen que cada miembro del
grupo escribe en un post-it. La lee y la pega en una pared a la vista de todos.
tituida en el año 1997, que figura inscrita en la sección Primera del Registro Autonómico y
Nacional de Asociaciones, con número 514970 y 8951 respectivamente.
bre que recibe el Proyecto socioeducativo diseñado e implantado por la asociación AOFS.
El Proyecto fue presentado oficialmente, en Valencia, el 13 de octubre de 2016, en el Palau
de Pineda (Sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo).
rentes conceptos, todos ellos complejos, que servirán para explicar mejor
del fenómeno, partiendo de unas nociones más genéricos a otras más es-
pecíficas, que ayuden a una adecuada comprensión del artículo.
Sobre el concepto de radicalización, existen numerosas definiciones y
una acentuada discusión, sin haber llegado a un consenso. En gran me-
dida, por la complejidad en sí que presenta, al asumir el riesgo que la elec-
ción de una u otra acepción lleve aparejada un posicionamiento ideológico
y/o ético. Enumeramos dos definiciones que nos parecen interesantes y
que vienen dadas por organismos europeos, y que demuestran dos inter-
pretaciones distintas del propio fenómeno. De un lado
ec.europa.eu/home-affairs/what-we-do/policies/crisis-and-terrorism/radicalisation_en
4 European Commission, 2017:12 A.
5 Niño, niña o adolescente. No es correcto decir menores para referirse a niños, niñas o
con éstos. Condicionada además por nuestra dilatada experiencia con este
colectivo, puesto que la Comunidad Valenciana, tradicionalmente había
funcionado como uno de los territorios mayormente receptores junto a
Andalucía y Cataluña. Un colectivo que presenta unas peculiaridades, que
requiere de una mayor atención, la protección debe reforzarse porque es el
colectivo más vulnerable y expuesto, tanto a una posible captación para la
radicalización violenta, como para ser utilizados para la delincuencia (ro-
bos con violencia, explotación sexual, tráfico de drogas, etc.). Enumera-
mos cuatro grandes características que pueden compartir este colectivo:
tos a los NNA, en las tres áreas; escolar, familiar y comunitaria, se van ge-
nerando unas relaciones de confianza y vínculos tan potentes, que son una
herramienta eficaz frente a la radicalización violenta.
Podemos afirmar, que la radicalización es un proceso social y, dónde no
solo la política y/o la religión construyen esa condición, sino que además
para mayor complejidad, se entremezcla la razón y emoción sin distinción.
Iniciándose así un vertiginoso y peligroso sendero, donde el propio indivi-
duo tratará de buscar justificaciones ante sus posibles derivas violentas.
La radicalización violenta debe combatirse con firmeza, sin fisuras,
tanto por parte de las instituciones como de la propia sociedad. Requiere
un gran esfuerzo personal, de reflexión de crítica, debiendo ser capaces de
dejar al margen las ideologías y los prejuicios que limitan nuestra capaci-
dad de acción, fundamentando toda nuestra acción en los Derechos Hu-
manos.
documento oficial. Finalidad terrorista». Rec. 10386/2008. Ponente: J.A. Martín Pallín.
«Operación NOVA 2004».
encarcelados por actividades terroristas junto con otros presos por delitos
comunes captados por ellos, entre los que se encontraban varios españo-
les radicalizados o en proceso de reclutamiento. El grupo estaba estructu-
rado y se comunicaba de una cárcel a otra por correo ordinario utilizando
diversas claves que sólo ellos conocían, utilizando a presos comunes y a las
personas con las que comunicaban. Posteriormente, se han producido ul-
teriores intervenciones en los Centros penitenciarios de Alama, Castellón
y Almería. A pesar de que dentro de las prisiones están prohibidos los telé-
fonos móviles, estos aparatos, que miden 7x2x1 (largo, ancho y espesor en
centímetros) están entrando en las cárceles y continuamente se incautan
por parte de los funcionarios de prisiones. Ello, junto con el uso de drones
ya detectados para introducir todo tipo de sustancias y objetos prohibidos,
suponen riesgos añadidos a la ya de por sí delicada situación que en mate-
ria de seguridad para internos y funcionarios atraviesan las prisiones espa-
ñolas3.
En estos últimos años, fruto de la colaboración entre funcionarios de
prisiones, policía y guardia civil, se ha experimentado una notable evo-
lución en la lucha contra el terrorismo yihadista, investigando e identifi-
cando células yihadistas emergentes en el ámbito penitenciario, que han
evitado diversas acciones terroristas que se estaban fraguando intramuros.
En la actualidad, hay 146 presos yihadistas en prisiones españolas. Uno de
nuestros mayores retos y objetivos, es evitar que se conviertan en figura
de referencia para los más jóvenes, mermando su capacidad de atracción y
su poder reclutador. Se están desarrollando programas integrales específi-
cos de tratamiento y seguimiento, con especial atención a las perspectivas
de género y edad. No en vano, la estancia en prisión de internos islamistas
completa o inicia el proceso de radicalización de muchos de ellos. En los
próximos ocho años, (2019-2026), saldrán en libertad más de 70 yihadis-
tas. Se calcula que entre 7 y 10 de ellos, coincidiendo con los salafistas más
radicales, volverán a estar implicados en actividades terroristas.
La nueva estrategia antiterrorista española, por primera vez pública y
realmente transversal, aprobada el día 21 de enero de 2019 por el Con-
sejo de Seguridad Nacional y publicada por Orden PCI/179/2019, de 22
de febrero4, prioriza la prevención y pretende anticiparse a la captación, el
adoctrinamiento y la radicalización de presos en las cárceles españolas. Se
nes, para bien o para mal, son una parte fundamental del tejido social de
los países democráticos europeos constituidos en estados de derecho. Para
ello y partiendo de los errores del pasado y de las experiencias acumuladas,
la normativa actual nos sitúa en un escenario penitenciario real que per-
mite adaptar el régimen y tratamiento aplicable a los líderes yihadistas e
internos musulmanes radicalizados, permitiéndonos trabajar directamente
en la prevención con aquellos, que, por sus circunstancias específicas, sean
más susceptibles de ser captados o adoctrinados. También nos vamos a se-
guir planteando cuestiones tan difíciles, controvertidas y actuales, como
la que se refieren a alcanzar la reinserción de los internos yihadistas por el
abandono de la violencia, para muchos una tarea imposible. Además, las
prisiones reúnen una serie de condiciones intrínsecas favorables para que
prosperen ciertos procesos grupales y la radicalización yihadista no es ajena
a ello.
Prisiones viene desarrollando herramientas para el Control y detección
de la radicalización de internos islamistas desde hace más de 10 años. En-
tre el 2008 y el 2010, ya publicó 2 manuales de escasa trascendencia. En
2011, envía la Instrucción 12/20115, haciendo referencia al «Tratamiento
de los internos Fichero de Especial Seguimiento (FIES)». Luego en 2014,
creó el «Programa de intervención con internos islamistas en prisión»6, que
fue revisado un año después en la Instrucción 2/2015 de «Revisión de
la Instrucción 8/2014 para inclusión de internos del Grupo C en el fichero
FIES Colectivos Especiales»7. Posteriormente en 2016, lo amplió con el
«Programa marco de intervención en radicalización violenta con inter-
nos islamistas»8 y su posterior Instrucción I-02/2016 de 9 de noviembre
para la «Corrección de errores. Programa Marco de intervención en radicali-
zación violenta con internos islamistas»9.
En 2018, Instituciones Penitenciarias creó un nuevo instrumento lla-
mado «Instrumento de evaluación del riesgo de radicalismo violento»10 con el
mistas en prisión».
7 SGIIPp. (2015). Instrucción 2/2015. «Revisión de la Instrucción 8/2014 para inclu-
lento».
Quince años después del 11-M. Real Instituto Elcano. Marzo 2019
— Objetivos generales:
1. Evitar que los líderes yihadistas condenados y preventivos sean
figuras de referencia para los jóvenes.
2. Mermar la capacidad de atracción y reclutamiento de los pena-
dos radicales.
3. Programas integrales específicos de tratamiento y seguimiento
para retornados.
4. Especial atención a las perspectivas de género y edad.
— Objetivos específicos:
1. Análisis diario de la información recopilada.
2. Observación directa de los internos.
3. Evolución en los programas de seguimiento e intervención.
4. Detectar riesgos de radicalización violenta.
5. Incrementar la participación en programas.
— Se caracterizan por:
1. Fuerte arraigo de valores de ideología extremista.
2. Vinculación a organizaciones y células terroristas activas.
3. Son los líderes yihadistas a los que obedecen los demás.
4. Ordenan todas las actuaciones. Nadie opera sin su consenti-
miento.
5. Seleccionan y adoctrinan a los internos captadores.
6. Son islamistas salafistas.
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Sáiz-Pardo, M. (7 de mayo de 2018). Interior encuesta a los funcionarios para fre-
nar el yihadismo en las cárceles. Diario Sur. https://www.diariosur.es/na-
cional/interior-encuesta-funcionarios-20180507002237-ntvo.html
prohibido), el solo puede vivir bajo las órdenes de un califato donde está
implantada la «Sharia» Ley islámica, ello es «Halal» (palabra que define lo
permitido en el Islam), tal cual indicó el profeta, siguiendo las enseñanzas
del Corán. Nos sorprende continuamente la rapidez en la radicalización,
adoctrinamientos «express» que duran semanas, y esto nos lleva a pregun-
tarnos ¿cuál sería la contra narrativa que deberíamos utilizar para evitar es-
tas captaciones?
Lo primero que debemos de saber a la hora de encontrar argumentos,
para debatir el extremismo, es que tenemos que pensar como ellos, debe-
mos entrar en sus mentes, no podemos tratar el tema desde nuestra lógica,
desde lo que haríamos nosotros, pues eso solo nos llevará al error. Si com-
batimos su ideología desde sus propios preceptos tendremos más posibi-
lidades de éxito, ya que la mayoría de los captados y adoctrinados tienen
una escasa formación religiosa.
Entremos en materia, vamos a empezar hablando de conceptos religio-
sos, y de cómo ellos los transforman para formar su propia ideología. Para
ello he seleccionado tres libros importantes y de los que habitualmente no
hablamos:
— «Exégesis del último décimo del Sagrado Corán» (Grupo de sabios),
este libro forma parte de un resumen de las suras más importantes
del Corán, las más significativas en cuanto al infierno y al paraíso,
principales argumentos que utilizan los captadores.
— «La Verdadera personalidad del hombre musulmán» (Mohamed Ali
Al Hashimi) que nos describe como debe ser el perfecto musulmán
en todos los ámbitos, desde las relaciones personales, familiares,
comportamiento en sociedad, higiene y prácticas religiosas.
— «Nada te turbe» (A’id ibn Abdullah Al-Qarni), un libro religioso
que utilizan para encontrar su paz interior en momentos de dudas,
de debilidad o de aflicción.
Para que lo veamos claro, si tuviéramos que cumplir hoy con las cinco
oraciones deberíamos de acudir a la mezquita en los siguientes horarios:
El islam considera que las mujeres han sido dadas en confianza a los
hombres para que ellos las cuiden. La esposa normalmente es influenciada
por su marido, y él puede llevarla con él al Paraíso o al Infierno. Esto le
permite al hombre, adoctrinar a su esposa y obligarla a seguir sus enseñan-
zas, al igual que a sus descendientes, por lo que consideramos que, si el va-
rón ha sido captado, y ha asimilado la Yihad como su forma de vida, la tras-
ladará a su ámbito doméstico, convirtiendo a sus hijos en futuros yihadistas.
Veamos algunos versos del Corán con respecto a este tema:
Hay tres sentimientos que el musulmán que los posea sabrá que está
en el camino correcto de la fe:
— Seguir las enseñanzas de Allah y su profeta por encima de todas las
cosas
— Querer a una persona solamente por la causa de Allah
— Odiar al incrédulo, al hipócrita, al infiel
Creo que, si seguimos estos tres sentimientos, nos llevan directamente
al camino de la Yihad, pues si nos fijamos en el tercero, no basta con no
relacionarse con los que ellos consideran infieles, no es suficiente, hay que
odiarlos, y el odio solo llevara a la destrucción de lo que ellos consideran
los cruzados.
Y ahora veamos signos identificativos materiales y de actuación que si-
gue el que se considera el verdadero creyente, alejado de los infieles. Den-
tro de las prohibiciones para el varón está el llevar oro, es totalmente «ha-
ram» para el hombre, o llevar un anillo de compromiso en la izquierda y
después del matrimonio pasarlo a la derecha. Siempre tratan de alejarse de
la cultura occidental en todas las dimensiones.
3. Nada te turbe
Si sufrís una herida, sabed que ellos también han sufrido una herida se-
mejante. Así es como alternamos el triunfo y la derrota entre los hombres
para que Allah distinga quiénes son los que creen y honre con el martirio a
algunos de vosotros. Allah no ama a los inicuos.» (Corán 3:140)
En otro Hadiz el Profeta dijo: El creyente sabe que aun cuando toda
la humanidad se reuniera para beneficiarte en algo, no lo podrán lograr ex-
cepto si Allah (Exaltado y enaltecido sea) lo ha escrito para ti. Y si lo hicieran
para causarte daño, no lo lograrán a menos que Allah lo haya escrito para ti.
4. Bibliografía
A’id ibn Abdullah Al-Qarni (2006). Nada te turbe. International Islamic Publis-
hing House.
Grupo de Sabios. Exégesis del último décimo del sagrado Corán. Continuado por:
Reglamentaciones islámicas que interesan a todo musulmán. Disponible en:
https://d1.islamhouse.com/data/es/ih_books/single/es_Explanation_of_
the_Last_Tenth_of_the_Quran.pdf
Muhammad Ali Al Hâshimi (2004). La verdadera personalidad del hombre musul-
mán. International Islamic Publishing House.
Vernet, J. (trad.) (2010). El Corán. Barcelona: Austral.
1. Introducción
Network of Victims of Terrorism (documento únicamente orientativo sin ningún poder vin-
culante consistente en un catálogo de buenas prácticas).
36. La solidaridad, la ayuda y la indemnización de las víctimas del terrorismo y de sus fa-
milias son parte integrante de la respuesta al terrorismo a nivel nacional y europeo. Los Es-
tados miembros deberán velar por que la indemnización adecuada estuviera a disposición de
las víctimas. Al compartir las mejores prácticas sobre acuerdos nacionales y desarrollando el
contacto entre las asociaciones nacionales de víctimas, la Comisión Europea permitirá que la
UE tome medidas para mejorar la ayuda que se proporciona a quienes más sufren los efec-
tos de los atentados terroristas.
las víctimas del terrorismo. Se reconoce por tanto a las víctimas del terro-
rismo como víctimas con necesidades especiales4.
Por otro lado, la Directiva 2017/541 de 15 de marzo de 20175 relativa
a la lucha contra el terrorismo, recoge en dos de sus considerandos medidas
específicas para con las víctimas del terrorismo. En concreto, en su conside-
rando 296 se estable la obligación de los Estados miembros de garantizar
una respuesta global a las necesidades específicas de las víctimas del terrorismo
y propone la creación de un sitio web único y un centro de apoyo a las víc-
timas y a sus familiares. En este sentido, es importante señalar que la crea-
ción de una Oficina Europea de Atención a Víctimas del Terrorismo fue una
de las propuestas realizadas por la Asociación de Víctimas del Terrorismo en
el trámite de elaboración de la Directiva tras enfrentarse a los problemas de
falta de coordinación en lo que a asistencia a víctimas del terrorismo españo-
las en atentados terroristas en otros países de la Unión (principalmente tras
los atentados de París y Niza en 2015 y 2016 respectivamente) se refería. En
cuanto a la creación de un sitio web único, por parte de la AVT se puso en
marcha, con financiación europea, una Plataforma virtual que recopila toda
la información relativa a la asistencia a víctimas en cualquier país de la UE7.
4
Directiva 2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012
(16) Las víctimas del terrorismo han sufrido atentados cuya intención última era hacer
daño a la sociedad. Por ello pueden necesitar especial atención, apoyo y protección, debido
al especial carácter del delito cometido contra ellos. Las víctimas del terrorismo pueden ser
objeto de un importante escrutinio público y a menudo necesitan el reconocimiento social y
un trato respetuoso por parte de la sociedad. En consecuencia, los Estados miembros deben
tener especialmente en cuenta las necesidades de las víctimas del terrorismo, y esforzarse por
proteger su dignidad y seguridad.
5 Directiva (UE) 2017/541 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo
de 2017, relativa a la lucha contra el terrorismo y por la que se sustituye la Decisión marco
2002/475/JAI del Consejo y se modifica la Decisión 2005/671/JAI del Consejo.
6 Directiva (UE) 2017/541 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo de 2017
(29) Los Estados miembros deben garantizar que se dé una respuesta global a las nece-
sidades específicas de las víctimas del terrorismo inmediatamente después de un atentado te-
rrorista, y durante el tiempo que sea necesario, en el marco de la infraestructura nacional de
respuesta en casos de emergencia. Para ello, los Estados miembros pueden establecer un si-
tio web único y actualizado con toda la información pertinente y un centro de apoyo a las
víctimas y sus familiares que preste primeros auxilios psicológicos y apoyo emocional. Las
iniciativas de los Estados miembros en este sentido deben estar respaldadas por el pleno uso
de los mecanismos y los recursos comunes disponibles de asistencia a escala de la Unión.
Dichos servicios de apoyo deben tener en cuenta que las necesidades específicas de las vícti-
mas del terrorismo pueden desarrollarse con el tiempo. En este sentido, los Estados miem-
bros deben garantizar que los servicios de apoyo atiendan, en primer lugar y como mínimo,
las necesidades emocionales y psicológicas de las víctimas del terrorismo más vulnerables, e
informar a todas ellas de la existencia de servicios adicionales de apoyo emocional y psicoló-
gico, incluidos apoyo y asesoramiento en casos traumáticos.
7 EPAVT.- European Platform to Assist Victims of Terrorism (https://epavt.org/en/)
8 Directiva (UE) 2017/541 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo de 2017
(30) Los Estados miembros deben garantizar que todas las víctimas del terrorismo ten-
gan acceso, en el Estado miembro en que se cometió el delito de terrorismo, a información
sobre los derechos de las víctimas y a los servicios de apoyo y los sistemas de indemnización
disponibles. Los Estados miembros afectados deben adoptar las medidas necesarias para pro-
mover la cooperación entre ellos, con el fin de garantizar que las víctimas del terrorismo que
residan en un Estado miembro distinto de aquel en que se haya cometido el delito de terro-
rismo tengan acceso efectivo a dicha información. Además, los Estados miembros deben ga-
rantizar que las víctimas del terrorismo tengan acceso a servicios de apoyo a largo plazo en
el Estado miembro de residencia, aun cuando el delito de terrorismo se haya cometido en
otro Estado miembro.
9 Directiva (UE) 2017/541 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo de
2017: https://www.boe.es/doue/2017/088/L00006-00021.pdf
10 Informe sobre las conclusiones y recomendaciones de la Comisión Especial sobre Te-
rrorismo: https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/A-8-2018-0374_ES.html
c) Estados sin legislación específica pero que han previsto algunas dis-
posiciones concretas para este colectivo
España
Francia
Bélgica
Italia
Estados sin legislación específica
Austria Letonia
Croacia Lituania
Chipre Luxemburgo
Dinamarca Polonia
Eslovaquia Portugal
Estonia República Checa
Finlandia Rumanía
Grecia Suecia
Hungría Irlanda
Estados sin legislación específica, que han previsto algunas disposiciones
concretas para este colectivo
Alemania
Bulgaria
Malta
Eslovenia
Países Bajos
las víctimas del terrorismo de la Comunidad Autónoma de Andalucía (BOE núm. 296, de 6
de diciembre).
12 Ley 4/2008, de 17 de junio, de medidas a favor de las víctimas del Terrorismo (BOE
132, de 31 de mayo).
16 Ley 1/2004, de 24 de mayo, de Ayuda a las Víctimas del Terrorismo (BOE núm.
157, de 30 de junio).
Decreto 109/2010, de 16 de julio, del Consell, por el que se aprueba el Reglamento de
la Ley 1/2004, de 24 de mayo, de la Generalitat, de Ayuda a las Víctimas del Terrorismo
(DOGV núm. 6314, de 20 de julio).
17 Ley 2/2020, de 4 de marzo, de apoyo, asistencia y reconocimiento a las víctimas de
Ley 6/2013, de 8 de julio, de medidas en materia tributaria del sector público, de polí-
tica social y otras medidas administrativas —disposición final cuarta— (BOE núm. 195, de
15 de agosto).
Decreto 105/2012, de 27 de julio, por el que se aprueba el reglamento de la Ley de
Ayuda a las Víctimas del Terrorismo de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia
(BORM núm. 176, de 31 de julio).
21 Loi n.° 86-1020 du 9 septembre 1986 relative à la lutte contre le terrorisme. https://
www.legifrance.gouv.fr/affichTexte.do?cidTexte=JORFTEXT000000693912
22 Loi n.° 90-86 du 23 janvier 1990 portant diverses dispositions relatives à la sécurité so-
23 http://www.vittimeterrorismo.it/legis/legge206_1gennaio2010.pdf
24http://www.ejtn.eu/PageFiles/6533/2014%20seminars/Omsenie/WetboekvanS-
trafvordering_ENG_PV.pdf
25 http://www.mp. gov.si/fileadmin/mp. gov.si/pageuploads/mp. gov.si/
PDF/111019_ZOZKD-eng-NPB.pdf
3. Conclusiones
26 h t t p s : / / w w w . b m j v . d e / S h a r e d D o c s / D o w n l o a d s / D E / P D F /
BereichMinisterium/122018_Merkblatt_Terror_spanischl.pdf?__blob=publicationFile&v=1
27 https://www.lex.bg/laws/ldoc/2135540550
1. Introducción
Si los síntomas duran más de 4-6 semanas e interfieren con la vida la-
boral o personal, es posible que se esté padeciendo un TEPT.
5. Factores a vigilar
1) Recomendaciones individuales
1. a) ANTES DE UNA INTERVENCIÓN
2. Recomendaciones grupales
2.a) ANTES DE UNA INTERVENCIÓN
7. Conclusiones
8. Bibliografía
1 Zehr, H. & Goar, A. (2002). The Little Book of Restorative Justice. Pág. 12 y ss. Ac-
2012 por la que se establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección
de las víctimas de delitos, y por la que se sustituye la Decisión marco 2001/220/JAI del
Consejo.
elemento fundamental del sistema de justicia restaurativa del Gobierno Vasco. En Victimo-
logía: en busca de un enfoque integrador para repensar la intervención con víctimas, dirigido
por Gema Varona. Aranzadi, Pamplona, pág. 176 y ss.
8 Resolución 2002/12 del Consejo Económico y Social.
9 Cuesta, Jl.; Varona, G.; Echeburua, E. & Mayordomo, V. (2015). Guía general de
buenas prácticas en el trato con víctimas del terrorismo que evite la victimización secundaria,
Secretaría General para la Paz y la Convivencia, en su pág. 47 reproduce ocho propuestas de
los expertos internacionales que participaron en el Simposio de Criminología de Estocolmo
de 2012 sobre cuestiones victimológicas, en cita a Eriksson, S. (2012). The Stockholm Cri-
minology Symposium. The Victimology Issue. A Summary 2012. En: https://www.eus-
kadi.eus/contenidos/proyecto/victimas_proyecto006/es_def/adjuntos/Guia_general_
buenas_practicas.pdf
10 Armenta, T. (2018). Justicia restaurativa, mediación penal y víctima: vinculación eu-
ropea y análisis crítico, Revista General de Derecho Europeo 44 (enero 2018), pág. 208 y 209
https://www.iustel.com/v2/revistas/detalle_revista.asp?numero=44&id=13
11 Varona, G. (2008). Criterios de evaluación en la justicia restaurativa: análisis compa-
12 Zehr, H. & Goar, A. (2002). The Little Book of Restorative Justice. Señalan los auto-
res, en su pág. 61, «A realistic goal, perhaps, is to move as far as we can toward a process that
is restorative. In some cases or situations, we may not be able to move very far. In others, we
may achieve processes and outcomes that are truly restorative. In between will be many cases
and situations where both systems must be utilized, and justice is only partly restorative.»
13 Armenta, T. (2008). Justicia restaurativa, mediación penal y víctima: vinculación eu-
16 Viñas, V.; Soleto, H. & Villar, M. (2019). Las políticas públicas en materia de justi-
Por lo tanto, serán los Tribunales los que determinan, tras valorar la
controversia sometida a su decisión, que un conflicto puede tener mejor
tratamiento y gestión para alcanzar un acuerdo por la vía de la mediación.
Para que el órgano juzgador pueda tomar esta decisión y derivar el caso es
necesario que tenga a su alcance los servicios destinados a tal fin.
En consecuencia, la utilización de mecanismos restaurativos como la
mediación requieren de la voluntad de las partes, de que se disponga de
los medios técnicos y humanos adecuados, pero también del impulso de
los órganos judiciales. Tal y como reconoce el Consejo General del Poder
Judicial «utilizar la mediación intrajudicial penal como técnica de Justicia
restaurativa supone un cambio de cultura, tanto de la sociedad, como de
los profesionales que intervenimos en el sistema judicial»18.
18 Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). (2016). Guía para la práctica de la me-
bién Varona analiza el contenido de este documento en: Criterios de evaluación en la justi-
cia restaurativa: análisis comparado e internacional, Jornadas Transfronterizas. La Mediación
Penal: un modelo de justicia restaurativa, pág. 5 y ss.
lucran violencia severa»; «Hay evidencia que indica que las tasas de segun-
dos delitos entre los delincuentes son menores a las de los delincuentes
que han cometido crímenes contra una persona en lugar de delincuentes
contra propiedades»20. El informe señala también que hay pocos argu-
mentos para considerar que los programas restaurativos solo deban ser de-
dicados a delitos menos graves o a personas que delincan por primera vez,
llamando la atención sobre el hecho de que algunos métodos restaurativos
son muy intensos para utilizarlos, por ejemplo, en delitos sin víctimas21.
Con todo ello podemos afirmar que los datos registrados avalan las
posturas de los que defienden la eficacia de la justicia restaurativa ante el
delito en general y, en particular, ante los crímenes más graves22.
Sin embargo, no siempre es posible abordar la victimación provocada
por delitos tan graves como el terrorismo desde la justicia restaurativa. En
algunos casos esta alternativa no es aceptada por las víctimas por conside-
rarla una justicia «blanda», también porque puede suponer una victima-
ción secundaria. Para algunos victimarios es humillante y puede colisionar
con sus derechos de defensa. Por otro lado, la mediación puede entenderse
como una mera terapia, como un procedimiento sencillo y rápido. Algunas
voces la asocian a estrategias fraudulentas de victimarios-terroristas con el fin
de lograr una reducción de la pena o beneficios penitenciarios.
La utilización de la justicia restaurativa en los casos de terrorismo es
una cuestión muy unida a la polémica. En este sentido Pemberton señala
que la controversia va más allá de la discusión sobre la eficacia de los meca-
nismos restaurativos para este tipo de delitos. El autor afirma que ello es el
resultado de la colisión que se produce entre la perspectiva de la sociedad
que asume el terrorismo como un delito de naturaleza pública y se consi-
dera víctima indirecta de los ataques, frente a la de aquellas personas que
tice in Terrorist Victimisations. Oñati Socio-legal Series [online], 4 (3), 369-389, pág. 372 y 382.
24 Varona, G. (2016). Reinserción y recuperación victimal: dos procesos interrelaciona-
26 La «vía Nanclares» tuvo su inicio en la segunda legislatura del Presidente José Luis
Rodríguez Zapatero. Una lectura más detallada del desarrollo del proceso ofrece Etxebarria
Zarrabeitia, X. (2015). Tesis doctoral Excepcionalidad antiterrorista en la acumulación y
ejecución de las penas de prisión, Universidad de Deusto, Bilbao, pág. 551 y ss.
https://www.educacion.gob.es/teseo/imprimirFicheroTesis.
do?idFichero=Ci64aXGOO68%3D
Otros autores como Ordeñana, I. (2016). Aportaciones de los mecanismos alternativos
a la jurisdicción en la superación del conflicto vasco, en Aportaciones para la solución de la
cuestión de las presas y presos de ETA, Leizaola Elkargoa, Bilbao, pág. 103 y ss. Encuentros
citados también en el Informe de Amnistía Internacional (2017) Afrontar el pasado para
construir el futuro: Verdad, Justicia y Reparación en el contexto del País Vasco.
27 Pascual, E. & Ríos, JC. (2014). Reflexiones desde los Encuentros Restaurativos entre
5. Bibliografía
Rosetti, p. & Cumbo, E. (2010). Victims’ justice? What victims and witnesses rea-
lly want from sentencing. Londres: Victim Support. https://www.victimsu-
pport.org.uk/sites/default/files/Victims%27%20justice%20-%20What%20
victims%20and%20witnesses%20really%20want%20from%20sentencing.pdf
Soleto, H. (2019). Reflexiones en torno a la Justicia Restaurativa en el ámbito del
menor infractor. Madrid: Dykinson.
Tamarit, JM. (2013). El necesario impulso de la Justicia restaurativa tras la Direc-
tiva europea de 2012, Ars luris Salmanticensis, Estudios, 1. 139-160.
Uprimny, R. & Saffon, p. (2005). Justicia Transicional y Justicia Restaurativa:
tensiones y complementariedades. En A. Rettberg (comp. ) Entre el perdón y el
paredón: preguntas y dilemas de la justicia transicional. Bogotá: Universidad
de los Andes.
Varona, G. (2008). Criterios de evaluación en la justicia restaurativa: análisis com-
parado e internacional, Jornadas Transfronterizas. La Mediación Penal: un
modelo de justicia restaurativa. Donostia – San Sebastián.
Varona, G. (2016). Reinserción y recuperación victimal: dos procesos interrelacio-
nados en la prevención terciaria. En Aportaciones para la solución de la cues-
tión de las presas y presos de ETA. Bilbao: Leizaola Elkargoa.
Viñas, V.; Soleto, H. & Villar, M. (2019). Las políticas públicas en materia de jus-
ticiares restaurativa en justicia de menores: análisis comparado entre Comu-
nidades Autónomas. En H. Soleto (dir.) Reflexiones en torno a la Justicia
Restaurativa en el ámbito del menor infractor. Madrid: Dykinson.
Zehr, H. & Goar, A. (2002). The Little Book of Restorative Justice. https://www.
unicef.org/tdad/littlebookrjpakaf.pdf
1. Introducción
trata de menores no sólo aumenta cada día más, sino que sobre todo se
desarrolla en zonas de conflicto armado, donde grupos de terroristas se-
cuestran a mujeres para usarlas como esclavas sexuales y a niños para adies-
trarlos en el combate y así utilizarlos como niños soldados (UNODC
2018). El reclutamiento es incluso a veces voluntario, son las propias fa-
milias del ISIS la que alistan a sus propios hijos al frente o como medio
de propaganda utilizada de forma mediática por los propios grupos terro-
ristas. Incluso se utilizan para donar sangre para los heridos combatientes
(UNAMI, 2014)1.
Un claro ejemplo de la utilización de la trata y secuestro de menores
para fines terroristas es el caso de Thomas Lubanga Dyilo. Sobre este caso
la Corte Penal Internacional dictó Sentencia en fecha de 7 de agosto de
2012 en el caso de Thomas Lubanga Dyilo, en la que se declaró probado
que el acusado junto con otros y con el propósito de establecer un control
militar en la zona de Ituri de la República Democrática del Congo, secues-
traron y reclutaron a niños y niñas menores de quince años para hacerlos
partícipes en las fuerzas armadas o grupos y utilizarlos en las hostilidades
bélicas existentes en zona Sureste de la República del Congo.
situación de desamparo:
2(…/…) En particular se entenderá que existe situación de desamparo cuando se dé al-
guna o algunas de las siguientes circunstancias con la suficiente gravedad que, valoradas y
ponderadas conforme a los principios de necesidad y proporcionalidad, supongan una ame-
naza para la integridad física o mental del menor: C) … También cuando el menor sea iden-
tificado como víctima de trata de seres humanos y haya un conflicto de intereses con los
progenitores, tutores y guardadores. En tales casos pasarán a un centro de protección de
menores de la correspondiente CA.
3 Los padres sustractores pretender adoctrinar y adiestrar a los menores para ser envia-
dos al campo de batalla. Aceptan incluso que sus hijos se conviertan en jóvenes mártires, son
los conocidos como «pájaros en el paraíso».
4 Según la información disponible en la prensa internacional, el padre del menor viajó a
Siria junto con el niño para enrolarse en las filas del Estado Islámico, pero pocos meses des-
pués murió en combate. La madre Lidia, recibió poco después un mensaje de la familia de
su marido diciendo que el menor se encontraba en perfecto estado.
rista. Destacar el caso de Luca y Aysha, dos niños de ocho y siete años,
respectivamente, a quienes su madre, una refugiada chechena los secuestró
en octubre 2014 para llevarlos a Siria. Pese a ver denunciado el padre los
hechos a la Policía, Interpool no se logró detenerla, y tras dos meses via-
jando con los menores por toda Europa con documentos falsos consiguió
llegar a Raqqa5.
Incluso la sustracción se realiza por otros miembros de la familia. Es
el caso de del clan de los Abaaoud, en el que tres hermanos viajaron desde
Bélgica a Siria para hacer la yihad. Fue el hermano mayor Abdelhamid Aba-
aoud, de 28 años, cerebro de los atentados de Paris y muerto en el asalto de
Saint Denis, el que reclutó a su hermano menor de 13 años y a su hermana
de 33, para formar una brigada de jóvenes procedentes de Europa6.
Ante estos supuestos de sustracción son varias las cuestiones que pode-
mos plantearnos:
— ¿Cuál es la vía legal a la que se debe acudir ante un supuesto de sus-
tracción internacional de menores?
— ¿Cómo se puede proteger al menor en estos casos?
— ¿Es posible recuperar al o a los menor/es?, y en el caso de que este
no sea inmediato ¿es conveniente?
— Y, por último, ¿Existe alguna solución extrajudicial?, ¿Es posible acu-
dir a la Justicia Restaurativa?, ¿Y en su caso cuáles serían sus límites?
4.1. Vías legales ante las que acudir en un caso de sustracción internacional
de menores
5 La madre se había radicalizado con su anterior pareja. Según los expertos en rapto de
menores, recuperar a Luca y Aysha será muy difícil. En estos momentos, no hay forma de
reclamarlos a ningún Estado firmante del Convenio de La Haya (1980), sobre la sustracción
internacional de menores.
6 El padre denunció ante la Policía Belga a su hijo Abdelhamid, por la sustracción de su
hijo menor. Abdelhamid fue condenado, en su ausencia, en julio de 2015, a 20 años de pri-
sión por secuestro, sin embargo, Siria carecía de un sistema judicial que reconociese la sus-
tracción y pudiese iniciar un proceso de restitución del menor sustraído.
y 778 sexies el proceso judicial de restitución o retorno del menor sustraído ilícitamente
cuando se encuentre en España.
11 La Fiscalía General del Estado dictó la Circular 6/2015 sobre aspectos civiles de la
del menor.
para colaborar con grupos u organizaciones terroristas o cometer cualesquiera otros delitos
de terrorismo.
Pero además dice también BERISTAÍN, debe ir más allá del daño oca-
sionado en el pasado por eso es también una Justicia Recreativa.
5. Bibliografía
19 Así ha quedado expuesta por Ana Criado Inchauspé, Mediadora familiar internacio-
nal y presidenta de la Asociación Madrileña de Mediadores, por ella y por otros mediadores
internacionales en la Charla Coloquio dada por la Asociación Madrileña de Mediadores, vía
Zoom: «La sustracción Internacional de Menores por la crisis sanitaria del Covid 19: ¿Me-
diación?, el día 30 de abril de 2020.
20 La Guía para La Mediación del CH de 1980, fomenta el uso de la mediación y otros
procedimientos análogos para lograr una solución amigable en casos fuera del ámbito de
aplicación del Convenio de La Haya.
Normativa y jurisprudencia
Convención de las Naciones Unidas (1994). Resolución 49/60, Medidas para eli-
minar el terrorismo internacional. Disponible en: https://www.dipublico.
org/6986/medidas-para-eliminar-el-terrorismo-internacional-ares4960/
Convenio de la Haya de 1980 Convenio de 25 de octubre de 1980 sobre los As-
pectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores. Disponible en:
https://www.hcch.net/es/instruments/conventions/full-text/?cid=24
Resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (2014) S/Res/2178
(2014) Disponible en https://www.undocs.org/es/S/RES/2178%20(2014)
Ley Orgánica 2/2015, de 30 de marzo por el que se modifica por la que se mo-
difica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, en
Otras fuentes
Ahora bien, a pesar de los avances más o menos firmes del modelo res-
taurativo, el debate doctrinal en esta materia no está exento de críticas ha-
cia la justicia restaurativa argumentando que presenta limitaciones.
Entre otras limitaciones, se cuestiona que este modelo pueda aplicarse
a supuestos de victimizaciones especialmente graves, como las derivadas de
los actos de terrorismo. A pesar de ello, tal y como se explicará a lo largo
minación proviene del término inglés restorative justice, que ha sido tradu-
cido de forma literal. El término «restaurativo» lleva a considerar que el fin
de este modelo es restaurar la situación anterior al hecho delictivo come-
tido. Ahora bien, el significado de restaurar abarca asimismo la reparación,
y es esta última acepción la que se identifica con la finalidad de la justicia
restaurativa. Y reparación entendida como arreglar lo que se ha roto, des-
agraviar, satisfacer a la víctima, sanar a la persona dañada por el delito, de
manera que pueda recuperar el control de su vida. Así entendida, la repa-
ración puede ser alcanzada en aquellos supuestos en los que, no pudiendo
volver a la situación anterior al delito, la víctima no obstante puede ser re-
parada en el sentido antes descrito.
En esta línea se pronuncia Igartua, cuando explica que el fundamento de
la justicia restaurativa es devolver el protagonismo a las personas implicadas
en el hecho delictivo, para alcanzar el objetivo de reducir la victimización de
la persona perjudicada por el delito (Igartua, 2017: 5), a lo que Hernández
(2013: 109) añade el restablecimiento de las relaciones humanas.
También es relevante para la justicia restaurativa el reconocimiento del
perjuicio causado como elemento reparador. El hecho de que el infractor
reconozca los daños producidos en la víctima puede generar en sí mismo
efectos reparadores. La víctima puede encontrar en un proceso restaura-
tivo desde una reparación patrimonial, hasta una reparación simbólica,
afectiva o explicativa del daño sufrido, que le puede facilitar continuar su
vida sin temor, de manera que le permita desenvolverse sin perturbación
en su vida cotidiana.
En relación con lo anterior, Cario explica que la víctima obtiene res-
puestas a las preguntas que se plantea en relación con el delito, lo que
permite reducir los miedos que experimenta tras el suceso victimizante, y
también contribuye a que humanice al infractor, frecuentemente percibido
por la víctima como un «monstruo». De esta manera, la víctima se apro-
pia del conflicto y retoma el control de su vida, de su espacio vital, afectivo
y social. Más que ser reparada en el plano material, la víctima en muchas
ocasiones necesita ser reparada en el plano simbólico, y cuando el infractor
se responsabiliza por los daños causados elimina cualquier posibilidad de
culpar a la víctima (Cario, 2005: 70).
A pesar de todo lo anterior, a través de un proceso restaurativo no
siempre podrá alcanzarse la reparación, o ésta será parcial. Ahora bien, no
pueden definirse a priori, como se explicará más adelante, qué supuestos
son susceptibles de ser tratados a través de la justicia restaurativa. Y esto
porque los delitos inciden en las personas de manera muy diferente, y de-
terminados hechos, aparentemente más leves, pueden tener una gran afec-
tación en las personas, mientras que delitos en principio considerados muy
graves pueden ser experimentados de manera menos intensa, o con una
ciones idóneas para ser reparada, entonces habrá que posibilitar que dicha
víctima inicie un proceso restaurativo. Porque rechazar la opción de llevar
a cabo tal proceso en estos supuestos, es negar a la víctima la opción de
obtener una reparación.
En todo caso, será preciso ofrecer una tutela reforzada para evitar que
la asimetría de poder pueda favorecer situaciones de revictimización (Su-
bijana; Porres y Sánchez, 2015: 132), y valorar en el caso concreto si se
dan las condiciones necesarias para que el proceso se desarrolle de la forma
adecuada. De ahí la exigencia de una especial preparación de las personas
que participen como facilitadoras en los procesos restaurativos.
II. Relacionado con lo anterior, las limitaciones podrían plantearse
también para los casos de delitos graves, ya que lo más frecuente es que los
delitos que se traten a través de las prácticas restaurativas, y más concreta-
mente de la mediación, sean delitos leves o menos graves.
Ahora bien, se han observado resultados positivos en la aplicación de
programas restaurativos en delitos violentos (Gustafson, 2005: 193 ss).
En las evaluaciones sobre programas realizados con víctimas de delitos
violentos, y donde existen desequilibrios de poder y contextos de vulne-
rabilidad, se concluye que, en general, la justicia restaurativa no supone
victimización secundaria ni revictimización, sino que contribuye favora-
blemente en el proceso de recuperación de las víctimas, además de po-
tenciar la responsabilidad activa de los victimarios y la cohesión social,
aportando así elementos relacionados con las necesidades básicas y ex-
pectativas legítimas de justicia de las víctimas, los victimarios y la socie-
dad (Varona, 2012: 229).
III. La principal limitación de la justicia restaurativa, relacionada con
el tipo de delito y/o su gravedad, reviste carácter normativo, puesto que
nuestro modelo legal ha optado por prohibir de forma general, y de ma-
nera expresa, la mediación en los delitos de violencia de género1.
Los motivos para esta prohibición remiten a lo ya comentado sobre la
situación de desigualdad, de desequilibrio de poder, en que se encuentra
la mujer maltratada frente a su agresor, lo que provocaría además una re-
victimización de la mujer maltratada. No obstante, cabe cuestionar dicha
prohibición puesto que dentro de la denominada violencia de género ca-
ben situaciones extraordinariamente dispares: desde hechos ocasionales,
aislados, constitutivos de delitos leves, hasta hechos de extraordinaria gra-
1 Artículo 87 ter. 5.º de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que fue añadido por el ar-
de 25 de octubre de 2012, por la que se establecen normas mínimas sobre los derechos, el
apoyo y la protección de las víctimas de delitos, en su artículo 12, recoge el derecho a ga-
rantías en el contexto de los servicios de justicia reparadora.
la realización del interés general o bien común, en el que el derecho interno mantiene una
base democrática en su proceso de formación.
cluir instituciones dirigidas a sustituir las penas privativas de libertad especialmente en ca-
sos de condenas leves, a la vista, como indican Muñoz y García (2007: 557) de la «inuti-
lidad de las penas de esta naturaleza cuando son de corta duración». En opinión de estos
autores, lo que se pretende es «evitar la desocialización del condenado, el efecto estigmati-
zador de la prisión y sus consecuencias sobre la dignidad humana» (Muñoz y García, 2007:
558).
tas del proceso restaurativo, lo que permitirá que éstas diseñen la solución
al conflicto suscitado por el delito. En la justicia restaurativa, por tanto, el
proceso comunicativo será esencial, puesto que, a través del encuentro dia-
logado que tiene lugar durante el proceso restaurativo, las partes buscan,
construyen, determinan la verdad de lo sucedido, pero también la signifi-
cación de lo acontecido para la víctima y el victimario.
Por lo que respecta a la víctima, de no suceder este intercambio de in-
formación, la víctima arrastra un proceso especulativo que lleva «a la cons-
trucción de un mito respecto al delincuente» (Peters y Neys, 1994: 188).
En cuanto al infractor, sin el intercambio de información propio de los
procesos restaurativos, la ausencia del más elemental contacto con la víc-
tima le impide la percepción personal y directa de los efectos del delito, lo
que dificulta en gran medida su responsabilización por los hechos. Así, re-
sultará «utópica la pretendida resocialización del infractor si el propio sis-
tema legal radicaliza el enfrentamiento» (Beristain y Giménez, 1999: 783)
y cierra el paso a toda posibilidad de diálogo entre los principales protago-
nistas del conflicto.
Y es que, el modelo de justicia restaurativa permite una lectura más
completa del sentido que tiene el delito para el autor, la víctima y la comu-
nidad, puesto que tiene en cuenta las necesidades de cada uno de los inte-
grantes de la «interacción disruptiva que supone la infracción de la norma
penal y permite, además, que cada uno de ellos tenga la ocasión de trasla-
dar su perspectiva» (Subijana, 2012: 147).
El delito requiere una respuesta y, desde el modelo de justicia restau-
rativa a esa respuesta se llega a través de un proceso de diálogo, de manera
que se alcance a comprender lo sucedido y las consecuencias del hecho, y
se llegue a un consenso sobre la mejor forma de abordar el daño causado.
Y, dada la relevancia de este proceso de comunicación, requerirá que el
diálogo se produzca en las condiciones adecuadas, lo que precisa el exa-
men de cada caso concreto. Buscando la máxima simetría posible entre las
partes, con especial atención en evitar la revictimización de la persona que
ha sufrido el delito.
El acuerdo así alcanzado por las partes tras el encuentro dialogado po-
drá ser homologado por el juez o tribunal (Subijana, 2017: 167), reco-
giendo en la sentencia que la conformidad de las partes se ha obtenido tras
un proceso restaurativo, de forma cooperativa entre las personas implica-
das, e indicando, asimismo y cuando así proceda, aquellas consecuencias
que puedan ser tenidas en cuenta de cara a la reparación de la víctima y la
consecuencia jurídica aplicable al victimario por su hecho. De este modo,
la justicia restaurativa es susceptible de integrarse en la cultura organizativa
del sistema de justicia, de manera que la respuesta retributiva y reparadora
resulten complementarias.
2012 por la que se establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección
de las víctimas de delitos, y por la que se sustituye la Decisión marco 2001/220/JAI del
Consejo. art. 22.3. En el contexto de la evaluación individual, se prestará especial atención a
las víctimas que hayan sufrido un daño considerable debido a la gravedad del delito; las vícti-
mas afectadas por un delito motivado por prejuicios o por motivos de discriminación, relacio-
nado en particular con sus características personales, y las víctimas cuya relación con el infrac-
tor o su dependencia del mismo las haga especialmente vulnerables. A este respecto, serán objeto
de debida consideración las víctimas de terrorismo, delincuencia organizada, trata de personas,
violencia de género, violencia en las relaciones personales, violencia o explotación sexual y delitos
por motivos de odio, así como las víctimas con discapacidad.
6 Esta experiencia se recoge en el libro Los ojos del otro: Los encuentros restaurativos entre
ther Pascual y Julián Ríos, en el documento titulado «Los encuentros restaurativos en deli-
tos de terrorismo. Una posibilidad para la paz». Consultado en marzo de 2020 en: https://
repositorio.comillas.edu/rest/bitstreams/28453/retrieve
8 La noticia de este encuentro restaurativo fue difundida, con gran impacto mediático,
en diferentes medios de comunicación (prensa escrita y televisión) entre ellos, el diario Naiz:
https://www.naiz.eus/es/actualidad/noticia/20180516/pili-zabala-revela-que-se-ha-re-
unido-dos-veces-con-jose-amedo . La noticia del encuentro restaurativo también publicada
en el periódico El Mundo: http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/05/16/5afb0
ab346163f5a298b45e5.html; http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/05/15/5a
fb040622601d410a8b45e1.html; y con origen en EITB: https://www.eitb.eus/es/noti-
cias/politica/detalle/5596706/pili-zabala-se-reunio-dos-ocasiones-jose-amedo/. Fuentes
consultadas en marzo de 2020.
5. Bibliografía
United Nations Office on Drugs and Crime (2006). Handbook on Restorative Jus-
tice Programmes. New York: United Nations.
Varona, G. (2012). Autonomía personal, vínculo social y diálogo reparador: po-
tencialidades y límites de la justicia restaurativa en delitos de terrorismo. En
J.I. Echano, Justicia para la Convivencia. Los puentes de Deusto. Encuen-
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Zabalduz