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EL ASESINATO DE

RONALDO ROBLES

“Testimonios de testigos de un crimen militar. Aldeanos de


Monterrico que no fueron entrevistados por la prensa, lo que
permitió al ´Ministerio Público inventar la causa de muerte”
DEDICATORIA

En memoria de Rogelia Cruz, heroína de los años sesenta, a quien el


último militar que la violó (el Coronel Máximo Zepeda), casi le arrancó los
pechos a mordidas antes de ahogarla de manera muy vergonzosa.
En memoria del poeta Otto René Castillo, a quien el Coronel Carlos
Manuel Arana Osorio, Comandante de la Base de Zacapa, ordenó que le
sacaran los ojos, le despellejaran la cara con hoja de afeitar, y lo quemaran
vivo junto con otros trece “pachucos” que fueron torturados, incluyendo a
su violada y torturada esposa, Nora Paiz Cárcamo.
En memoria del Pueblo boliviano y su respetable Pachamama, la
deidad creadora de los quechuas y los aimaras, quienes espero no sean
reprimidos por los militares cristianos fundamentalistas, que podrían ver
en ellos a diabólicos idólatras que hay que asesinar, como hizo con los
católicos del Triángulo Ixil, el demente mesiánico Pentecostal Efraín Ríos
Montt, y si no lo hubieran depuesto, hubiera exterminado a todos los
indígenas católicos de Guatemala, por ser indígenas, por ser católicos o por
considerarlos idólatras, cualquiera de ellas razón suficiente para tipificar
como genocidio a los asesinatos masivos, de población civil desarmada,
realizado por el Ejército de Guatemala en los años ochenta.
CRÉDITOS

Se inicia esta saga gracias a los dueños de medios de prensa de


Guatemala comprados por el ejército, quienes luego de recibir
“mordida”, orientaron a sus locutores, a sus reporteros y sus
redactores, para enfocarse en todo aquello que pudiera alterar
virtualmente la escena del crimen, para oscurecer el asesinato del
director de campaña del Partido Semilla. Crimen calificado como
“Muerte por Sumersión” por el Instituto Nacional de Ciencias
Forenses (INACIF), del Ministerio Público.
También gracias al ex sicario de “Inteligencia del Ejército”, e hijo
de Ricardo Méndez Ruíz Rohrmoser - genocida de Ixcán y Playa
Grande -, a quienes no se les puede demostrar que, con los
hermanos Lucas García, Ríos Montt, Pérez Molina,
comandantes de bases militares, Oficiales de “inteligencia” y
sus subalternos, asesinaron a más de un millón de indígenas,
genocidio retratado por el Jesuita Ricardo Falla en su obra
“Masacres de la Selva”.
INTRODUCCIÓN
Guatemala ha sido gobernada por su ejército durante más de medio
siglo (desde 1954).

Lo único que eligen los guatemaltecos cada cuatro años es al equipo


de corruptos que llegarán a robar a la Presidencia y a los distintos
ministerios, especialmente los de Defensa, Gobernación y la Dirección de
Presidios, entidades con las cuales nos tienen hundidos en lo que llaman
“delincuencia organizada”, pero no dicen que ellos protegen y mantienen
activa esa “organización delincuencial”.
CRÓNICA DE UN ASESINATO MILITAR
Esto casi suena a la “Crónica de una Muerte Anunciada” del célebre
García Márquez y es que, cuando Erik Ronaldo Robles Obispo estaba
recordándole a los guatemaltecos sobre el plan para mantener la
impunidad de la corrupción de nuestros actuales gobernantes y recordar
los actos de genocidio cometidos por el ejército, él mismo estaba
anunciando su propia muerte.

Camino al patíbulo

El verdadero creador del fenómeno Bernardo Arévalo, el Jefe de


Campaña del Partido Semilla, en el penúltimo de sus Tik Tok descubrió la
trama gubernamental para llevar a Zury Ríos a la Presidencia,
garantizándoles impunidad a Miguel Martínez y a Alejandro Giammattei

El último de sus Tik Tok, el del 31 de diciembre del año 2022, garantizó
su muerte, pues recordó cómo el ejército ordenó la quema de la Embajada
de España, ordenando también de que no debía dejarse ni un solo
sobreviviente.

Al tercer día, el viernes tres de enero, en la noche, los militares lo


asesinaron en un chalet que había alquilado con tres amigos para pasar el
fin de semana a orillas de la playa de Monterrico, Santa Rosa.

La Junta de Jefes de Estado Mayor

El ejército de Guatemala funciona de manera similar al ejército


norteamericano, en donde las operaciones muy delicadas, como la
demolición de las torres gemelas (lo que en otra saga se explicará con
detalles), son decididas por la Joint Chiefs of Staff (Junta de Jefes de Estado
Mayor), lo cual hacen del conocimiento del Presidente, a quien asesoran
en cuestiones de seguridad. En el caso que nos ocupa, la muerte de Erik
Ronaldo Robles Obispo fue decidida por la Junta de Jefes de Estado Mayor
del ejército de Guatemala; es decir, por órdenes del Ministro de la Defensa
Nacional, General de División Henry Giovanny Reyes Chigua, el Jefe del
Estado Mayor de la Defensa, el General de División William Arnulfo López
Chay y del Subjefe de Estado Mayor, el General de Brigada Edgar Rosendo
Lima Reina, con pleno conocimiento del Presidente Alejandro Giammattei,
quien sentía en carne propia, los latigazos intelectuales con los que,
Ronaldo Robles, estaba demoliendo el esquema corrupto creado para que
Zury Ríos quedara de Presidente, y así evitar persecución penal por su
corrupción y, ahora, deberá enfrentar persecución penal por su
complicidad al actuar como parte del equipo que ordenó el asesinato del
intelectual e historiador Ronaldo Robles Obispo, Director de Campaña del
Partido Semilla.

Presunción del crimen

La primera inconsistencia de prensa, fue cuando inventaron que los


vecinos fueron a Cuilapa a informar a la Policía Nacional que el sábado,
cuatro de enero, había aparecido muerto un desconocido enfrente de una
casa. Obviamente esto es falso, pues bastaba con el uso de cualquier
celular para informarlo al Ministerio Público y no a la Policía Nacional.

La segunda inconsistencia fue cuando, diciendo que se trataba de


Ronaldo Robles, inventaron que había muerto ahogado por un alfaque
¿Ahogado por un alfaque y, el mismo día, apareció enfrente de una casa
de playa? Se pregunta cualquiera que sabe que, cuando un alfaque ahoga
a una persona en Monterrico, el ahogado aparece hasta los tres o cuatro
días en las playas de Las Lisas o en las de El Salvador, pues los alfaques
nunca sacan los cadáveres de los ahogados en la misma playa en la que se
ahogaron, por lo que resultaba absolutamente imposible que un alfaque
hubiera matado a Ronaldo Robles.

Para indagar sobre su muerte (haciendo lo que los dueños de medios


de comunicación debieran haberle ordenado a sus reporteros), viajé a
Monte Rico y, en un restorán sencillo, en donde había unos pescadores de
la aldea compartiendo un merecido descanso, me acerqué a ellos y los
invité a unas cervezas sabiendo que, como decían los latinos “in vino
veritas”.

En su momento oportuno, hice las preguntas que me llevaron al lugar.


Uno, el más viejo, dijo que Ronaldo Robles, junto con tres amigos, estaban
en un chalet alquilado para pasar el fin de semana y que el mismo viernes
tres de enero por la noche, unos militares, allanaron esa casa de playa, lo
torturaron, lo asesinaron y, enfrente de ese chalet, dejaron su cadáver, el
cual tenía una especie de hachazo o de machetazo horizontal en la frente.

Esto no fue reportado por los forenses del Instituto Nacional de


Ciencias Forenses “INACIF”, quienes declararon que la causa de muerte fue
asfixia por sumersión, en lo que, presuntamente, obedecieron órdenes de
la corrupta Fiscal General Consuelo Porras, quien, a su vez, obedeció
instrucciones del no menos corrupto Presidente Alejandro Giammattei.

Sobre los tres amigos, no se sabe absolutamente nada pero… ¿Cómo


supo el ejército, en tiempo real, el lugar en que se encontraban
hospedados? Solo por informe de uno de esos tres “amigos” que, presumo,
era un militar infiltrado en el Partido Semilla, tal vez uno de sus asesores
de seguridad, lo que hace explicable que el mismo Presidente electo,
Bernardo Arévalo, haya confirmado públicamente que su Jefe de Campaña
murió ahogado en lo que se nota una gruesa desinformación de su equipo
de seguridad, el cual empezó a manejarlo mucho antes de asumir la
Presidencia.

Presuntamente, este fue un “trabajo” realizado por el Comandante


de la Zona Militar No. 11 de Cuilapa Santa Rosa que, “en tiempos de paz”,
fue camuflada renombrándola: “Comandancia de Reservas Militares”,
porque ¿Quién va a poder endilgarle crímenes espantosos, como el
presente, a una comandancia de reservas? Ese comandante debiera ser
investigado como autor físico, o ejecutor material del crimen, y, como
autores intelectuales los miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor.

Debe cobrarse conciencia de que los militares, en su Escuela


Politécnica, aprendieron a matar, a torturar y, en sus clases de
“Inteligencia” Militar, aprendieron que debían ocultar sus asesinatos con
mentiras publicables por la prensa escrita y hablada, medios con los cuales,
desde hace más de medio siglo, han encubierto sus crímenes en contra del
derecho a la vida de los guatemaltecos, derecho que, por ley divina o
terrena, tienen todos los seres humanos en general, y los guatemaltecos
en particular. En esto cometen el agravante de que, a pesar de que para
defender el derecho a la vida de los guatemaltecos fue instituido el
ejército, como otra entidad corrupta del gobierno, hace todo lo contrario
a los fines para los que fue establecido.

Las dos realidades del guatemalteco


Los guatemaltecos despiertan cierta ternura intelectual. Ignoran que
los han enceguecido con los medios de comunicación, los cuales crean la
“realidad” utópica en la que viven. Una realidad de papel periódico, una
realidad creada por periodistas vendidos, una realidad de locución
comprada, una realidad de telenoticieros, como TN23 que presenta a
farsantes que mienten cínicamente como “expertos en seguridad” solo
porque fueron corruptos directores del sistema penitenciario, como Giulio
Talamonti y Rivera Clavería, o como VEA CANAL con Karina Rottman, su
procaz desinformadora que arremete contra los corruptos hasta que ellos
le dan la “mordida” que persigue, o le pagan para desprestigiar a
cualquiera.

Empleando esos medios idiotizantes, en el cercano pasado, los


militares y los hijos de los genocidas, hasta convencieron a los
guatemaltecos de que el ejército no realizó ningún genocidio y los
desinformados, absurdamente, hasta defienden a esa entidad monstruosa
que puede secuestrarlos y asesinarlos cuando se le venga en gana.

Actualmente la desinformación es peor porque sacude la mente hasta


de los que ni siquiera leen periódicos, pues emplean plataformas virtuales,
como la llamada “5to Poder la verdad sin miedo”, claramente manejada
por el ex “oreja” de la Inteligencia Militar (llamada G2), del mismo
desinformador de Fundación contra el terrorismo, haciendo quedar como
corruptos a profesionales honestos y justos, para ennoblecer a
profesionales injustos, deshonestos y extremadamente corruptos como
Consuelo Porras y Rafael Curruchiche, pagándole a una jauría de injuriosos
Netcenter y diseñadores gráficos para inventar, de manera mucho más
espantosa, una falsa realidad y de manera mucho más creíble, porque el
guatemalteco de tik tok, Facebook, twiter y otras plataformas alienantes
ya no lee obras de intelectuales, es decir, ya no piensa: él escucha, él ve y
le forman opinión de inmediato por medio de su Teléfono Celular.

El guatemalteco no se da cuenta que vive sumergido en dos


realidades, la real, la verdadera: “la verdadera verdad”, la que no percibe
y la verdad irreal, la que no existe, “la verdad virtual” esa que les inventan
con mentiras los militares, los políticos y la oligarquía, empleando los
medios de “información pública”, comprados por ellos para que
desinformen pareciendo que informaran.

Para explicar lo anterior con hechos, basta un ejemplo reciente, del


cual expondremos, primero, la “verdadera verdad” sobre el asesinato de
Erick Ronaldo Robles Bautista, Jefe de Campaña del partido Semilla y
después expondremos “la verdad de papel periódico”, “la verdad de
telenoticieros”, la verdad que inventaron sobre esa muerte.

La verdadera verdad

El hecho principió el día martes treinta y uno de diciembre del dos mil
veintidós, cuando Ronaldo Robles difundió por redes sociales la manera
como el Ejército ordenó el incendió de la Embajada de España, quemando
vivos, con lanza llamas, a los que habían “secuestrado” esa embajada de
manera pacífica, para exigir en propiedad las tierras que habían
deforestado e invadido, así como exigir el cese de los sanguinarios
crímenes del ejército en contra de la población civil desarmada. Casi todos
fueron asesinados, solo quedó vivo el embajador, gracias a la eficiente
guardia española que lo supo resguardar.

Ronaldo Robles mencionó al Ejército de Guatemala como


responsable de esa masacre realizada el treinta y uno de enero del año mil
novecientos ochenta, crimen que los militares negaron haber cometido, a
pesar de que todos nos dimos cuenta que ellos lo hicieron por haberse
perpetrado en la ciudad capital, ante los ojos de todo el mundo, y Ronaldo
Robles lo recordó, exactamente, cuarenta y dos años después de que, esos
sicarios uniformados, ordenaran que se llevara a cabo ese crimen de lesa
humanidad.

Quien quiera ver ese video (si no lo ha eliminado la “inteligencia” del


Ejército), puede ingresar a “tik tok ronaldo robles guatemala” y escoger el
que tiene tiempo 5:12, luego se puede leer el anterior, que tardó 9:37
minutos, videos que pueden publicar viralmente por sus redes sociales
enviándolos como: “POR PUBLICAR HECHOS COMO ESTE EL EJÉRCITO DE
GUATEMALA ASESINÓ A RONALDO ROBLES”. Termino la referencia a Erick
Ronaldo Robles Obispo, diciendo que era hijo de Mario René Robles
Villatoro, Poeta de la generación de los años sesenta, que perteneció al
Frente Juvenil Literario, a quien le debo la vida porque cuando lo torturó el
Ejército, aquel valiente jovencito no dijo ninguno de los nombres de esa
célula guerrillera de intelectuales y, por eso, no porque hubiera huido
ocultándome en la Escuela Forestal Centroamericana, estoy vivo.

Sobre el holocausto de la Embajada de España, ocurrido en mil


novecientos ochenta, los militares negaron que fuera cierto lo que
guatemaltecos y extranjeros miramos, en lo que los apoyó la “ayuda”
mediática de la Prensa escrita y hablada, pues los dueños de medios de
comunicación de Guatemala también son corruptos en grado sumo, como
presuntamente lo es Karina de Rottman, cuando ataca
inmisericordemente a los corruptos para extorsionarlos, hasta que estos le
pagan para que se calle, o la contratan para que desinforme, despotricando
en contra de quien le pagaron para difamarlo en su vulgarísimo estilo de
Locataria (procaz vendedora de mercado en Guatemala).

Si en la cláusula anterior, entrecomillé en: la “ayuda” mediática de la


prensa, es porque no fue una ayuda, fue un “trabajo” que el Ejército les
remuneró holgadamente a los dueños de medios escritos y hablados que
instruyeron a sus reporteros, redactores o locutores para que se
pronunciaran al respecto, hablando o escribiendo lo que convinieron con
el ejército, como el llamarle “terroristas que se suicidaron prendiéndose
fuego”, a humildes campesinos desarmados, a honrados empleados
españoles y a profesionales honestos que tenían mucho por que vivir, e
incluso el señor Embajador de España, quien salió huyendo, precisamente,
para no morir, pues ahí no había ningún suicida.

Como ya tenían engañado al pueblo de Guatemala (que todo lo cree


y todo lo olvida). Luego de crear la imagen virtual de que nuestros militares
no realizaron la masacre de la Embajada de España, les pareció
inconveniente que hubiera un comunicador social honesto (porque
también los hay), abriéndoles los ojos a los guatemaltecos, pretendiendo
despertarles consciencia sobre la terrible realidad de que tenemos un
ejército asesino, el cual sirve solo para reprimirnos y absolutamente para
nada más, lo que desnuda a los militares como parásitos y como la peor
parte de la delincuencia organizada porque su delincuencia es impune.

Por ello decidieron “callarlo” para que no siguiera exponiendo la


larguísima estela de crímenes que han venido cometiendo desde 1954,
cuando el coronel Enrique Parrinello de León (padre de un corrupto ex
Ministro de Gobernación), vendiéndose a los gringos, traicionó a Jacobo
Árbenz Guzmán y, desde 1954, los militares son los legítimos gobernantes
de Guatemala, en donde, cada cuatro años, solo se elige al equipo que va
a robar en el próximo período presidencial, pero quien nos gobierna es el
ejército, cuando mantiene secuestrado, por cuatro años, al nuevo
Presidente, el cual deberá hacer lo que ellos le ordenen o se atiene a las
consecuencias.

La guardia presidencial no cuida al Presidente, lo que cuida es que el


Presidente les mantenga el alto nivel de vida de los militares en general y,
en particular, los robos y corrupción de los generales en retiro del ejército.

Para evitar lo anterior se creó la Secretaría de Asuntos


Administrativos y de Seguridad (SAAS), como una entidad civil, pero ya está
cooptada por los militares. Esto terminaría solo si el Presidente sacara de
la SAAS a todos los militares sustituyéndolos por criminólogos civiles y que
contratara para su seguridad, a expertos israelitas o de otro país.

Como los militares borran los crímenes con más crímenes, el viernes
tres de enero, a los tres días de que Ronaldo Robles hubiera recordado la
masacre que cometieron en la embajada de España, lo asesinaron.

La verdad de papel

Luego de exponer la verdadera realidad “la verdadera verdad”,


exponemos la “falsa verdad”, la verdad virtual creada por los medios de
comunicación, que calcaron en la mente del guatemalteco que a Ronaldo
Robles “lo asesinó un alfaque”, lo cual vimos que es imposible.

El hecho fue narrado por la Prensa con las siguientes mentiras: la


primera fue que “el sábado 4 de febrero, un grupo de pobladores de la
aldea Monterrico, denunciaron en la Comisaría 32 de Santa Rosa que
apareció el cadáver de un desconocido enfrente de una casa de la playa.

La segunda mentira es la que los militares de la Comandancia de


Reservas de la Zona Militar No. 11, obligaron a que dijera Ligia Blanco, su
viuda, bajo temibles amenazas quien tuvo que inventar que a las siete y
media (dijeron unos medios-, a las ocho cuarenta y cinco, dijeron otros), se
estaban bañando en la playa y que un Alfaque “se lo llevó” ¿Estaba
bañándose con su esposa cuando “se ahogó”? ¿Ya no era un desconocido
muerto, tirado enfrente de una casa de playa?

La tercera mentira, consiste en que el alfaque, luego de ahogarlo, lo


sacó hacia la playa y buscó una casa para dejarlo enfrente, lo cual es
absurdo, pues ningún alfaque sale del mar para colocar a la víctima en
tierra firme, todo lo contrario, el alfaque lleva a la víctima mar adentro y,
el mar, “juega” con el cadáver en “la reventazón”, hasta que, llegado a un
área de oleaje tranquilo, lo saca a la playa varios días después, a muchos
kilómetros del lugar en que la víctima se ahogó.

¿Cómo ha apoyado la Prensa Escrita y Hablada los crímenes del


Ejército desde los años ochenta? En este caso, ordenaron a a sus
reporteros que fuera a Cuilapa, Santa Rosa, a preguntarles a los policías
sobre lo sucedido (no ir a la playa a indagar lo que realmente había
sucedido). Enviaron a otros a entrevistar a la viuda para escribir sobre lo
que ella decía (obviamente amenazada por el ejército).

Luego les ordenaron a sus redactores que uno escribiera una reseña
histórica de quien era Erick Ronaldo Robles Bautista y a otro que escribiera
sobre su trayectoria política, mientras que a otro le ordenaron que
escribiera sobre sus cualidades humanas y le dieron gran despliegue
noticioso a las honras fúnebres, con lo cual calcaron en la mente del
imaginario colectivo que Ronaldo Robles fue víctima de un alfaque asesino.

Así, la prensa presentó un “paquete” de desinformación masiva,


enajenante, sobresaturado con información diversa, para impedirle pensar
a sus desinformados sobre la verdadera causa de muerte de ese
comunicador social, en cuya muerte hubo una doble causa concomitante,
la primera fue porque estaba desmantelando el manejo de las elecciones
a favor de Zury Ríos por parte del “pacto de corruptos”, y la segunda, por
estar hablando sobre la criminalidad de nuestro ejército.

La sobresaturación de “información ripio” de la Prensa escrita y


hablada, provoca un divorcio absoluto con la realidad, lo que favorece a
aquellos que quisieran que olvidáramos el pasado, evitando que tengamos
consciencia sobre el innegable hecho de que, a los militares, los adiestran
para secuestrarnos, torturarnos y asesinarnos, y por eso (porque los
militares creen que hemos olvidado el pasado), nos siguen secuestrando,
torturando y asesinando, como hicieron con Ronaldo Robles.

Ronaldo robles recordó uno solo de varios hechos ominosos que


narro en “GENOCIDIO Y POESÍA (tercera edición)”, los cuales fueron
cometidos por militares escudados anónimamente atrás de la organización
terrorista llamada “Ejército de Guatemala”. Mientras se cometa la
irracionalidad de acusar al Ejército en general sobre la delincuencia de los
militares, cuyos nombres permanecen anónimos, sus crímenes,
permanecerán impunes. Por eso menciono nombres de militares asesinos
para que ellos sean investigados y no el ejército, ese ente abstracto al cual
es imposible demandar y atrás del cual se escudan y actúan libremente.

Por lo anterior, si me llegaran a asesinar, si ocurriera mi inexplicable


desaparición o tuviera una muerte presuntamente accidental, desde ya
culpo a la Junta de Jefes de Estado Mayor de Guatemala, constituida por
las personas cuyos nombres expuse anteriormente, quienes serían
responsables, incluso, de lo que pudiera ocurrirle a mis hijos, cuyos lugares
de trabajo y direcciones donde viven, son investigables en tiempo real por
los militares, ante todo mi hija que es exportadora de madera, a quien
podrían hasta incendiarle su aserradero y materia prima almacenada.

Como ejemplo de otro atentado también oscurecido por la Prensa,


está el asesinato de toda la familia de una de las niñas quemadas en el
“Hogar Seguro Virgen de la Asunción”, familia que, luego de haber
realizado la denuncia exigiendo la investigación del caso, creyó estar a
salvo “escondiéndose” en Petén. Presuntamente, La Junta de Jefes de
Estado Mayor, junto con su Presidente Jimmy Morales ordenaron la
ubicación y exterminio de toda esa familia para anular la denuncia en
contra de la Presidencia de la República, por ser responsable de la
horrenda muerte de aquella y otras cuarenta niñas, en el criminal incendio
en que murieron cuando pedían auxilio y los empleados de la Secretaria de
Bienestar Social de la Presidencia, no abrieron las puertas del local en el
que las tenían encerradas, sabiendo que se estaban quemando y, ahora,
están libres todos esos asesinos, incluyendo el ex presidente Jimmy
Morales y los militares de Estado Mayor, responsables de ordenar el
asesinato de la familia que tuvo el valor de denunciar ese crimen. A las
quince niñas sobrevivientes y a sus familias, no las persiguió o asesinó el
ejército, porque ellas no demandaron al Presidente Jimmy Morales.

En la obra GENOCIDIO Y POESÍA (tercera edición), existe información


inédita sobre el derrocamiento de Jacobo Árbenz Guzmán, porque Enrique
Parrinello de León, el Jefe del Estado Mayor del Ejército que lo traicionó,
estuvo casado con mi tía Isabel Blanco Palencia, padres de Danilo Parrinello
Blanco, un primo-hermano que habló más de la cuenta en corrillos
familiares, por lo que tuve información de primera mano cómo cuando
supe que dijo: “Si Árbenz no hubiera decretado la Reforma Agraria mi
padre lo hubiera defendido”, en lo que debió decir: “…mi padre no lo
hubiera traicionado”.

Los latinoamericanos que conozcan cómo opera el ejército de


Guatemala, entenderán la manera como los asfixia el tentáculo que los
norteamericanos les pusieron en el cuello, haciendo imposible el desarrollo
de esos países, obligando a sus pobladores a emigrar buscando “El Sueño
Americano”, forjado con esa “Pesadilla Americana”, creada por los gringos
en su beneficio con el apoyo de nuestros Ejércitos.

Espero que con esta obra se despierte conciencia sobre lo que los
militares nos están haciendo o nos pueden hacer, por lo que, la población
civil latinoamericana, debe tratar de defenderse del peor de sus
enemigos: “su institución armada”, porque obedece consignas del
Ejército Norteamericano, o de líderes despóticos como Castro,
Maduro y Ortega que han sabido mantenerles el hueso en el
hocico, aun cuando mantengan en la miseria y la injusticia los
habitantes de su país.

Con ese crimen los militares pretenden ocultar el crudelísimo genocidio


que cometieron, a pesar de que abundan las personas que se equivocan
creyendo que deben perdonarse todas las atrocidades que hicieron los
militares en los años ochenta, cosa muy fácil de imponer por quienes no
tuvieron parientes desaparecidos, así como hijas o madres violadas,
torturadas y asesinadas.

Debe quedar claro que, carecen de autoridad moral para opinar al


respecto los que nunca padecieron tortura, los que jamás fueron desalojados
de sus tierras con amenazas de muerte por soldados fuertemente armados,
para entregárselas a algún miembro de la oligarquía. En síntesis, no debieran
recomendar ese perdón, porque no lo concederían si hubiesen sido víctimas
del ejército y los patrulleros de auto defensa civil. Esto equivale a que se les
recomendara a los judíos que se olvidaran del holocausto porque la venganza
está mal vista y que lo recomendable es el perdón. Si los judíos, que ya no
tienen a un ejército alemán que los pueda aniquilar de nuevo, no perdonan,
con mayor razón, no debemos perdonar los guatemaltecos, existiendo un
ejército con militares asesinos sedientos de sangre que no merecen ese
perdón, como muestra el asesinato reciente de Erik Ronaldo Robles Obispo.

A esas personas que quieren que perdonemos, solo porque ellas no


sufrieron absolutamente nada les diría, parafraseando a Jacques Pirenne:
“Quienes anulen el recuerdo de nuestra memoria histórica (REMHI), sufrirán
de nuevo persecución, secuestro, tortura y genocidio por parte de nuestro
ejército”, como probaron con el asesinato de Ronaldo Robles.

De él se supo su asesinato gracias a que era muy conocido, tanto como


vocero del gobierno de Álvaro Colón, como por ser Jefe de Campaña de un
partido político, pero lo están haciendo anónima, impunemente, en los
departamentos mineros en donde Jimmy Morales y Giammattei
suspendieron las garantías mediante estados de sitio, precisamente, para el
ejército enmudezca o asesine a los que se opongan a la minería o que velen
por la pureza o restauración del ambiente contaminado por las empresas
mineras.

Los que perdonen lo ocurrido en Guatemala, se condenan a sufrir lo


que los militares les hicieron a sus abuelos. Lo sucedido en el pasado, no es
una herida que cicatriza con solo olvidar lo ocurrido; esa herida jamás
cicatrizará si el asesino aún blande el cuchillo en la mano para ensartárnoslo
de nuevo en la espalda, en la oscuridad creada por los medios de prensa.

Solo sanará cuando el enemigo ya no exista, solo entonces deberemos


olvidar. Mientras tanto seguiremos manteniendo a esos parásitos, en lo que
no los llamo parásitos como insulto, sino para resaltar su característica
intrínseca porque, en efecto, nos parasitan, pues Guatemala vive en función
de ellos ya que el ejército, ese monstruo acéfalo, es otro Estado adentro del
Estado de Guatemala, entidad a la que no se le puede investigar, no se le
puede auditar, no se la puede acusar (porque asesina al que lo acusa), ni se
le pueden deducir responsabilidades y por eso roban a manos llenas
convirtiéndose en multimillonarios corruptos como el General Francisco
Ortega Menaldo.

Guatemala gira en torno al beneficio de los militares, la única profesión


en la que, todos los que se reciben en su academia militar, tienen trabajo de
inmediato, con salarios muy superiores a los de cualquier profesional que
tarda años en llegar a tener el sueldo de uno de esos recién egresados, como
ocurre con los médicos, maestros y los agrónomos, por ejemplo, a pesar de
que fueron adiestrados para salvar vidas, educar y alimentar a los
guatemaltecos y no para asesinarlos.

Los militares dejarán de aniquilar a los que denuncian su


responsabilidad en el genocidio solo si, nuestro Presidente 2024-2028 les
ordena que, públicamente, el ejército les pida perdón a los guatemaltecos
por haber realizado el genocidio ordenado por Efraín Ríos Montt. Si no los
obligan a pedir perdón seguirán asesinando a quienes les recuerde el
genocidio que realizaron, el cual no fue solo de los doscientos cincuenta mil
restos exhumados pues siguiendo la regla del uno a diez, de que cuando se
ve un roedor, hay diez pero el resto no se mira, en ese caso fueron unos dos
millones y medio de campesinos indígenas asesinados pero, para no parecer
exagerados, nosotros decimos que asesinaron a más de un millón de
indígenas.

Las profesiones malditas

Debe despertarse conciencia sobre el hecho de que los profesionales


que evitan el desarrollo de Guatemala son los militares y los abogados. Los
militares por el uso la fuerza e impunidad, impuesta por sus armas, pues son
extorsionadores y sicarios profesionales, y los abogados por su nociva Fe
Pública que vale más que las leyes, pues basta que un abogado afirme una
falsedad para que esta sea tomada como ley por cualquier juez.

Guatemala solo podrá desarrollarse cuando no tenga ejército y cuando


la Fe Pública de los abogados sea condicionada a juicios penales, en los que
hay plazos cortos para responder demandas, entendiéndose que no podrían
demandar a nadie a presunto ruego o auxilio del demandante, y deben
carecer de fe pública en trámites o juicios civiles. La Fe Pública de los
abogados es la que permite a jueces y registradores como los corruptos del
Registro de Personas Jurídicas (REPEJU) a recibir mordida “limpiamente”. En
los años ochenta, esa Fe Pública, fue responsable del secuestro y exportación
de niños dados en adopción, o con aviesos fines quirúrgicos, en donde
bastaba la Fe Pública de abogados como Edmond Mulet Lesieur, quien daba
fe de que el niño robado era hijo de cualquier señora cuya certificación de
nacimiento decía tener a la vista. Los jueces, recibiendo la Fe Pública de una
mano y de la otra el fajo de billetes, autorizaban el trámite de adopción que,
sobradamente, sabían que era anómalo. De estos corruptos solamente fue
destituido el juez Mario Fernando Peralta Castañeda, pero hubo muchos
más involucrados.

En lo anterior se nota que la Fe Pública de los abogados fue la verdadera


responsable de secuestros y exportación de niños en los años ochenta en
Guatemala y es responsable de grandes estafas e iniquidades cometidas por
los jueces que siguen recibiendo con una mano la Fe Pública y, con la otra, la
“mordida”.

En cuanto al ejército, como no es posible disolverlo (tiene las armas y


es el que manda), el único expediente que queda es eliminar el Ministerio de
la Defensa y convertir al ejército en una dependencia del Ministerio de
Gobernación legislando para que, tanto su Ministro como todos los jefes de
policía sean civiles con licenciatura o doctorado en criminología, eliminando
del escalafón final de los policías el ser Ministro de Gobernación.

La soberanía nacional

El fantasma de la Soberanía Nacional, lo esgrimen los que medran al


amparo de la corrupción generalizada en todos los estamentos del Estado
cooptadas por abogados corruptos. Ellos defienden el estamento general
creado para robar, asesinar, liberar a los delincuentes y meter presos a los
que han luchado en contra de la corrupción. Ese es un alarido patriotero
como el del militar de reservas Ricardo Méndez Ruiz, ese ex oreja de
“inteligencia” militar a quien tantos secuestrados y desaparecidos le debe
la Universidad de San Carlos de los años ochenta, ese que defiende como
“veteranos de guerra” a los veteranos de genocidio.

A los que apelan a la soberanía nacional, les da pánico el quedar bajo


la justicia de tribunales internacionales, tan necesarios para que hagan lo
que no hacen nuestros tribunales y, por eso, hay tanta corrupción y
criminalidad en Guatemala.

Toda la corrupción encubierta por acciones anómalas de María


Consuelo Porras, Rafael Curruchiche, Fredy Orellana y otros profesionales
corruptos, incluyendo a los militares debiera ser investigada por una
“Comisión Internacional en Contra de la Impunidad Civil y Militar en
Guatemala (CICICMIGUA)”, mucho más poderosa que la CICIG, la cual urge
sea instituida para deducirles responsabilidades a miembros de nuestro
ejército y demás guatemaltecos corruptos, empleando la presión
internacional de la Organización de los Estados Americanos (OEA), así
como de países europeos como Noruega, que aman la Democracia, la
Justicia, la paz y aman el respeto a la libertad de expresión del pensamiento
y el respeto a la vida, valores cuya obediencia debiera exigírsele a los
militares de Guatemala empleando la presión política internacional.

Solo existiendo una instancia internacional como la propuesta es


posible esclarecer el asesinato de Ronaldo Robles y deducirles
responsabilidades a los responsables, pues su asesinato solo puede ser
probado a partir de una necropsia realizada por forenses extranjeros aun
cuando esto le duela a los que lloran porque se lesiona nuestra soberanía
nacional, soberanía que solo ha servido para hundirnos en la corrupción y
el crimen.

¿Por qué forenses extranjeros? Porque a los nacionales el ejército los


extorsionaría con espantosas amenazas de muerte, o cosas peores, como
amenazarlos con secuestrar, torturar y asesinar a sus seres queridos si
dijeran que Ronaldo Robles murió asesinado, como hicieron cuando
acosaron a los forenses que investigaron el secuestro, tortura y muerte del
Comandante Everardo (Efraín Ciriaco Bámaca Velásquez), y por eso está
libre el Kaibil asesino Mario Ernesto Sosa Orellana, quien se atrevió a
amenazar con secuestrar, torturar y asesinar al Presidente Bernardo
Arévalo, que es como debe entenderse su amenaza de:“…Yo
personalmente me voy a encargar de usted”, como quien dice le haré lo
mismo que le hice a Bámaca Velásquez, lo que constituye un delito peor
que el de amenaza de muerte pues es, inevitablemente, una amenaza de
magnicidio.

Digo esto porque el asesinato de Ronaldo Robles es similar al que


cometió el coronel Mario Ernesto Sosa Orellana hacia 1992, como
comandante de zona militar, cuando secuestro y dirigió las torturas y
asesinato del Comandante Everardo, investigación que debiera vincularse
a la de Ronaldo Robles, responsabilizando también a los jefes de Estado
Mayor que ordenaron aquel crimen.

Asesinaron a Ronaldo Robles para callarlo, para que no siguiera


recordándole al pueblo de Guatemala que tiene un ejército asesino. En lo
que no pudieron lograr el objetivo porque la tercera edición de GENOCIDIO
Y POESÍA, surgió gracias a que la Escuela de Historia de la Universidad de
San Carlos de Guatemala solicitó tres volúmenes para su Biblioteca y será
libro de consulta para los futuros licenciados en Historia y, quien sabe, los
futuros politólogos, criminólogos, abogados y hasta Arqueólogos.

Los militares debieran comprender que, conmigo, el caso es distinto


al de Ronaldo Robles, pues yo ya lo dije todo en mi obra y no lograrían
absolutamente nada con asesinarme; es más, si me asesinaran, ese libro
sería más leído y hasta traducido a varios idiomas para su difusión
internacional, pues mi muerte estaría vinculada con la denuncia de los
crímenes cometidos por el ejército, como el reciente, en el que quisiera
despertar conciencia en que, una entidad internacional debiera investigar
la muerte de Ronaldo Robles, vinculando en la investigación a los
miembros del Estado Mayor antes nombrados, quienes serían
responsables de lo que me pudiera pasar durante el presente gobierno, o
de los que los sustituyan en el próximo gobierno si mi asesinato ocurriera
más tarde.

Ronaldo Robles fue asesinado por haber empezado a recordar la


criminalidad de nuestro ejército, y los militares tenían que callar esa voz
crítica pero, si lo hacían “desaparecido” siendo un comunicador tan
conocido, el fantasma de su crimen los señalaría con dedo acusador por la
cercanía de lo que dijo sobre la quema de la Embajada de España, más lo
que recientemente había dicho sobre la hija del demente genocida Efraín
Ríos Montt, por lo que, siendo inteligentes -y la inteligencia militar incluye
el asesinar sin que los culpen-, prefirieron asesinarlo creando un teatro
inverosímil pero creíble, con apoyo de los medios de desinformación.
SOBRE EL AUTOR
Antes de cumplir quince años de edad, fue uno de los guerrilleros del
movimiento 13 de noviembre. Un año después, fue poeta de la célula
guerrillera capitalina Frente Juvenil Literario “FJL”.

Cuando capturaron a un miembro del Frente Juvenil Literario el Poeta


Mario Robles Villatoro, padre de Ronaldo Robles, temiendo que al
torturarlo los delatara, abandonó sus estudios de Letras y Filosofía en la
Universidad de San Carlos y se refugió en la Escuela Forestal
Centroamericana -EFCA-, en donde obtuvo el Título de Perito Forestal. Más
tarde cerró la carrera de Ingeniero Agrónomo en la Universidad Rafael
Landívar. Convertido en polímata, demostró más de veinte teoremas, creó
tres axiomas, dos métodos de muestreo forestal y treinta fórmulas para
medición y manejo forestal, agregando la creación y manufactura de varios
aparatos de medición forestal.

Viendo cómo las condiciones de hambre y miseria, superan a las que


generaron el alzamiento armado, y que los militares siguen contribuyendo
con esa gran injusticia social, escribió GENOCIDIO Y POESÍA, de la cual
extrajo el presente resumen dando alternativas al alzamiento armado,
esperando que, quienes lo lean, en vez de empuñar el arma, empuñen la
pluma y defiendan a los civiles modificando leyes, como la Ley que permita
minimizar el poder del Ejército, para que éste no vuelva a realizar el
genocidio de los años ochenta cuando aplicó los tres todos de los
japoneses al invadir China: "matar todo, robar todo, quemar todo",
reducido a dos palabras por el demente mesiánico y genocida Efraín Ríos
Montt: "TIERRA ARRASADA".

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