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Pensar la historia de las instituciones educativas

en la Argentina: aportes para el debate


Sebastián Perrupato

1. Introducción

Los docentes terminan por repetir actos, practicas y discursos sin preguntarse por su
origen. Repensar la historia de las instituciones educativas implica repensar a los
agentes institucionales. Para esto es necesario dejar la historia positiva y transformarla
en una practica social y cultural.

2. Repensando la historia de la educación

Se pregunta cual es lugar de la historia de la educación, debido a su escaso lugar en


ámbitos de estudio fue rezagada a las corrientes filosóficas de la cultura o lo social. La
necesidad de esta para la formación de docentes llevo a ocuparse de ella, no desde la
mirada de la historia, si no desde la de la pedagogía para legitimar sus practicas. Esto
llevo a mover el objeto de estudio y de interés hacia las ideas pedagógicas y las
instituciones educativas, la escuela como única forma de transmisión de saber. Esto no
se alejaba de la idea positivista hasta los 80 del siglo XX.
Desde la perspectiva constitucional, la historia se basó en los documentos existentes en
las organizaciones despegadas de sus contextos enfatizando en los procesos políticos.
Así, la historia de las instituciones educativas se transformó en una vista cronológica de
ellas, dejando de lado las prácticas, sus actores, relaciones y contexto. En esta línea, en
argentina los más conocidos fueron Bustos Ferreyra, Garro, Probst, entre otros.
Con annales en los 1920, se planteo el fin de la historiografia positivista, dejando de ser
la historia la vista cronológica y correcta de los acontecimientos para ser la forma en
que una civilización se cuenta a si misma el pasado. Se comienza aceptar la
imposibilidad de la objetividad absoluta y el uso de nuevos métodos. Con esto se
empezó a ahondar mas en la interdisciplinariedad de las ciencias. La revista Past and
Present en el 1952, influenciada por annales y el marxismo, enfoco a la historia en la
lucha, experiencias y acciones de las clases sociales dominadas, la historia de abajo.
La renovación historiográfica llego a la educación recién en los 80. Con ella se abren
nuevos objetos de estudio para la historia. Surge la historia social de la educación
caracterizada por su enfoque pedagógico, donde se entiende a la educación como un
elemento constitutivo de lo social y como hecho social necesario para la comprensión
de la realidad. Entenderla como elemento fundamental de la cultura y como un producto
de época activo en la transformación social.
Ascolani argumenta que gracias a la estabilidad política después de la dictadura, la
historiografía educacional argentina atraviesa por un etapa de gran producción y
diversificación de su objeto de estudio. La mayoría de los planes de estudio de nivel
inicial incluyen a la historia educacional con enfoque a lo social. Por su parte, la historia
institucional se ha desarrollado en los últimos años gracias a historiadores para
desmitificar a los grandes proceseres y discursos nacidos bajo el ideal de la modernidad.

3. El análisis de lo institucional

Desde el psicoanálisis, el marxismo y las teorías del conflicto, se ha puesto foco en las
instituciones, entendiendo a la institución educativa como un sector de análisis psico-
social donde los conflictos se ven reflejados en la educación. Desde la sociología, se
comprende que la institución es un lugar de análisis de lo social que no puede ser
desligado de lo historicosocial, tanto por ser parte de la sociedad como por ser un lugar
de socialización.
Desde los análisis institucionales tradicionales, se entiende a la institución como
establecimiento, el cual alberga significados con presencia psicológica según el sujeto,
su situación y su vinculo con la misma. Es así que la institución supone conflictos
donde hay lógicas y ordenes de realidad diferentes que forman una organización
institucional heterogénea.
Lidia Fernández dio a crecer esta disciplina en Argentina, quien volcó su estudio de la
psicología social en las instituciones de salud y educativas. Schlemenson define a la
organización como un proyecto social que incluye 6 dimensiones: el proyecto
institucional, la estructura, la integración psicosocial, las condiciones de trabajo y el
contexto. El contexto como elemento constitutivo de la institución. Fernández incluye la
perspectiva, la ubicación y el espacio-tiempo. Esta perspectiva ha desatendido el último
aspecto, dándole a las instituciones un nacimiento y una muerte con crisis periódicas, no
viéndola de modo histórico.

4. Y por que no las relación de poder?

Las perspectivas anteriores vienen desde la psicología social para los estudios de las
instituciones. Esto relego a su estudio a verlas como modos de poder microfisico,
negando la posibilidad de entenderlas en relación a otras instituciones y actores sociales.
Desde la filosofía de Foucault y la sociología de Bourdieu encontraron en las
instituciones un punto en común. Desde la filosofía y el estudio de las cárceles y
neuropsiquiatricos se reivindicó la vista historicista. Desde la sociología se logró
entender a la institución como como resultado de flujos de interrelación continua con la
sociedad, la cultura y su historia.
Ni bien Foucault nunca se enfocó en las instituciones educativas, llego a entender a la
educación como una instancia de control social. Para el, desde fines de la ilustración se
superponen dos tipos de tecnologías del poder: las disciplinarias y las reguladoras de
vida. Ambas articulan y optimizan la vida social, individual e institucional donde se
forman nuevas tecnologías de micro poder y por consecuencia de generación de
conocimiento y sus respectivas instituciones. Estas nuevas formas de saber tienen por
objetivo jerarquizar y adiestrar los cuerpos y gestionar el modo global de vida.
Así, la subjetividad se forma en las relaciones de dominación, contexto y saberes
disciplinarios. El panóptico como dispositivo disciplinario por excelencia junto a
reglamentación del tiempo, la división de los individuos y más. Los aportes de Foucault
sobre las relaciones de poder brindan una gran herramienta para el estudio de las
instituciones.
Bourdieu considera a la escuela como un lugar que tiende a la reproducción social de
las clases privilegiadas. El sostiene que las sociedades reposan en dos principios
dinámicos: la distribución de capital y la reproducción social. El autor propone distintas
estrategias de reproducción social donde la que nos interesa es la educativa que pone
énfasis en el capital cultural. Desde siempre se han utilizado mecanismos para imponer
un orden social, estos mecanismos y sus instituciones corresponden al control social.
Para Foucault, el individuo construye el poder, para Bourdieu el individuo se encuentra
inmerso en una estructura que lo limita. En Foucault el poder necesita legitimarse, aquí
se fundamenta la dominación, así los dispositivos de poder generan cuerpos dóciles y
ahí radica el poder. En Bourdieu las luchas de poder se dan en las estructuras y en
relaciones simbólicas, en estas luchas, el capital cultural y social constituye el espacio
social que también es producto entre agentes e instituciones.
Para Bourdieu, poder y dominación están dentro de la cultura, donde la lucha por el
capital de cualquier tipo reproduce la lucha de clases y sus respectivas formas de
entender la realidad, es dominante quien impone su manera de ver el mundo, en tanto la
dominación evita la violencia física mientras no esté legitimada por las instituciones y
cuando es legitimada es también violencia simbólica. Foucault dice que las instituciones
coaccionan a los individuos a través de la violencia. El punto de encuentro es que
Bourdieu encuentra en la institucionalización una lógica parecida a la de la tecnología
disciplinaria, donde la autoridad no es uno si no un algo: la dominación. Ambas
filosofías buscan las herramientas de dominación que parecen ocultas, donde el poder se
manifiesta en las instituciones a través de los individuos.

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