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M1L4
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Introducción
El camino de emprender tiene tantos desafíos como gratificaciones, porque no hay nada
más alentador que intentar algo y ¡lograrlo! Pero ese camino, para que sea aún más
fructífero, debe ser recorrido junto a otras personas y organizaciones que ayuden a
multiplicar los resultados positivos, que alivianen la carga, que empujen, que nos hagan
mejores emprendedoras y emprendedores. Esos soportes terminan por ser las sinergias
más potentes para impulsar el proyecto y hacerlo crecer.
Sin embargo, quien lidera el emprendimiento también debe garantizar que, sea cual sea
la decisión que se tome al final (de emprender o no), eso no afectará sus lazos
familiares. Aunque en las primeras etapas del proceso es difícil equilibrar la vida
emprendedora con la personal, el diálogo abierto y sincero y la decisión conjunta entre la
persona que emprende y su familia serán clave para llevar adelante el emprendimiento
con la contención necesaria para hacerlo al máximo. Una vez que se vayan ordenando
los roles, funciones y tareas del emprendimiento, también cambia el manejo del tiempo,
pero esto se da luego de un proceso que hay que atravesar.
En este sentido, Fernando Trías de Bes (2007) plantea que suele haber, al inicio del
emprendimiento, una necesidad de incorporar la mayor cantidad de socios o socias
posible. ¿Por qué? Por miedo. “Los emprendedores inexpertos buscan compañeros de
viaje más por el miedo, la aversión al riesgo y el querer sentirse acompañado que por
verdadera necesidad” (Trías de Bes, 2007, p. 66). Por ello, no es una simple decisión a
tomar la de asociar a otras personas. Es importante analizar detenidamente si el negocio
lo requiere o si se puede iniciar con la sola capacidad, tenacidad y empuje de quien se
animó a dar rienda suelta a su idea. Ello evitará el surgimiento de muchos problemas
producto de asociarnos a personas que no son indispensables.
No obstante, lo anterior, puede ser bueno aliarse a otros emprendedores, ya sea porque
se necesita suplir alguna carencia (por ejemplo, conocimiento de la industria o similar) o
porque el proyecto es muy complejo y requiere de varios puntos de vista (Trías de Bes,
2007).
La clave está en saber elegir a la o las personas adecuadas con las que nos
asociaremos. Así, hay una serie de atributos que no pueden faltar en este equipo
emprendedor. Estos son:
Tan importantes son estos actores de apoyo y promoción que, dependiendo de cómo se
los fortalezcan y articulen, un determinado emprendimiento puede ver aceleradas o
ralentizadas su creación y expansión, atento al contexto social, económico y cultural en
el que se origine y opere. Esto difiere en cada país o región, lo cual se traduce en
ecosistemas con diferentes grados de complejidad y tipos de emprendimientos, tanto en
su desarrollo como en el impacto que generan para una determinada región.
CLUSTERS- ECOSISTEMAS ESPECÍFICOS
También se pueden identificar ecosistemas específicos o clusters que hacen foco en un
sector industrial en particular (fintech, biotecnología, etc.), sobre todo, aquellos que son
partes de las tendencias mundiales.
Figura 2: Actores del ecosistema emprendedor. Cada una de estas partes realiza su
aporte para impulsar emprendimiento y acompañar a las personas que los lideran en el
camino de su crecimiento.
INVERSIONISTAS
Antes de conocer el ecosistema emprendedor argentino, haremos hincapié en la
importancia de los inversionistas en las etapas iniciales del emprendimiento, ya que son
indispensables cuando se necesita capital para impulsarlo. ¿Qué valoran a la hora de
decidirse por un proyecto? Varios aspectos. Aunque la viabilidad económica-financiera
es fundamental, su foco está puesto en la personalidad de quien emprende, su liderazgo
y la conformación de su equipo. Es decir, buscan personas que sean seguras y
confiadas para emprender, que sepan demostrar las validaciones realizadas con los
clientes, ese valioso feedback obtenido, pero que también tengan la humildad suficiente
para escuchar y aceptar opiniones externas.
Otro aspecto a considerar sobre las personas que potencialmente pueden invertir en el
emprendimiento es lo que Arrieta denomina como “inversores tóxicos” (2013, p. 39). Son
aquellos que, más que dinero, aportan trabas para el emprendimiento, ya sea porque
alientan la toma de riesgos muy aceleradamente o bien porque evitan que quienes
fundaron el proyecto tomen determinadas oportunidades importantes. También se
incluyen en esta descripción a inversionistas con personalidad o valores opuestos a los
de los fundadores, producen conflicto y problemas internos. Por ello, y considerando que
muchas veces escasean las personas interesadas en invertir, no hay que aceptar
cualquiera con tal de obtener financiamiento. Se debe valorar a un inversor o inversora
“por sus cualidades y no solo por la cantidad de capital que pueda aportar” (Arrieta,
2013, p. 39).
Actividad de repaso
Retomando el caso de Mamagrande, la aceleradora de empresas
Njambre mentoreó y auspició el proyecto, pero no forma parte de la
sociedad del emprendimiento.
Verdadero.
Falso.
Realizar un listado de todos los actores del ecosistema emprendedor argentino sería
demasiado exhaustivo e innecesario a los fines de esta materia que busca impulsar el
espíritu emprendedor del alumnado.
Tomando como base esta experiencia, muchas ciudades y regiones están dando rienda
suelta a la creación de sus propios ecosistemas, reacción sumamente importante dado
que no es posible copiar lo que se hace en otros países de manera directa debido a que
cada ecosistema está enraizado en la cultura de la sociedad en la que existe. Así, un
ecosistema depende de la estructura económica de una región, sus recursos humanos,
instituciones de apoyo, la valoración que la sociedad hace sobre las empresas y los
empresarios, y una infinidad más de factores.
Con el tiempo es de esperar que haya un gran crecimiento de este tipo de ecosistemas:
regiones o ciudades que se miran a sí mismas, detectan sus condiciones, activos,
organizaciones y oportunidades de desarrollo, y apoyan el fortalecimiento de
ecosistemas emprendedores y de innovación asentándose en esta estructura.
Referencias
Arrieta, A. (2013). Aprender a emprender. Atlántida.
Trías de Bes, F. (2007). El libro negro del emprendedor. No digas que nunca te lo
advirtieron. Empresa Activa.