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Un entorno que potencie

Introducción
El camino de emprender tiene tantos desafíos como gratificaciones, porque no hay nada
más alentador que intentar algo y ¡lograrlo! Pero ese camino, para que sea aún más
fructífero, debe ser recorrido junto a otras personas y organizaciones que ayuden a
multiplicar los resultados positivos, que alivianen la carga, que empujen, que nos hagan
mejores emprendedoras y emprendedores. Esos soportes terminan por ser las sinergias
más potentes para impulsar el proyecto y hacerlo crecer.

1. Un entorno que potencie


La familia y las personas asociadas al emprendimiento
Recorrer los desafíos de la etapa inicial del proceso emprendedor se completa con la
actuación de algunos partes intervinientes que fortifican la confianza y la convicción en
el proyecto: la familia, los socios y los inversores (que veremos junto a ecosistema
emprendedor).

Iniciar un emprendimiento no solo afecta a quien emprende, sino a todo su entorno


familiar. Cuando alineamos el emprendimiento nuestra filosofía de vida, la dedicación es
full-time y el trabajo puede ser intenso durante un largo tiempo, resintiendo la propia vida
social. Por eso, es importante que todas las personas implicadas estén al tanto de la
situación, conozcan los sacrificios a realizar y se comprometan a acompañar en este
camino emprendedor.

Sin embargo, quien lidera el emprendimiento también debe garantizar que, sea cual sea
la decisión que se tome al final (de emprender o no), eso no afectará sus lazos
familiares. Aunque en las primeras etapas del proceso es difícil equilibrar la vida
emprendedora con la personal, el diálogo abierto y sincero y la decisión conjunta entre la
persona que emprende y su familia serán clave para llevar adelante el emprendimiento
con la contención necesaria para hacerlo al máximo. Una vez que se vayan ordenando
los roles, funciones y tareas del emprendimiento, también cambia el manejo del tiempo,
pero esto se da luego de un proceso que hay que atravesar.

Respecto a la inclusión de personas que se asocien para llevar adelante el


emprendimiento, podemos diferenciar entre aquellas que serían capitalistas y solo
comparten la propiedad de la empresa, sin trabajar en ella, y aquellas que van a
compartir el capital y el trabajo (Arrieta, 2013; Trías de Bes, 2007). Las primeras son
siempre necesarias y, dependiendo del negocio, solemos alentar su incorporación como
inversionistas. Las dudas surgen respecto a incorporar o no a otras personas
emprendedoras netas, para compartir decisiones día a día.

En este sentido, Fernando Trías de Bes (2007) plantea que suele haber, al inicio del
emprendimiento, una necesidad de incorporar la mayor cantidad de socios o socias
posible. ¿Por qué? Por miedo. “Los emprendedores inexpertos buscan compañeros de
viaje más por el miedo, la aversión al riesgo y el querer sentirse acompañado que por
verdadera necesidad” (Trías de Bes, 2007, p. 66). Por ello, no es una simple decisión a
tomar la de asociar a otras personas. Es importante analizar detenidamente si el negocio
lo requiere o si se puede iniciar con la sola capacidad, tenacidad y empuje de quien se
animó a dar rienda suelta a su idea. Ello evitará el surgimiento de muchos problemas
producto de asociarnos a personas que no son indispensables.

No obstante, lo anterior, puede ser bueno aliarse a otros emprendedores, ya sea porque
se necesita suplir alguna carencia (por ejemplo, conocimiento de la industria o similar) o
porque el proyecto es muy complejo y requiere de varios puntos de vista (Trías de Bes,
2007).

Si analizamos el caso práctico de Mamagrande, podemos discriminar:


Sociedad de “emprendedores netos”: el equipo está conformado por biotecnología
Sebastián Logorio y por el biólogo Eduardo Mercovich. Ellos no solo comparten
capital al emprendimiento, si no que también, la toma de decisiones y parte de la
idea.
Socios “capitalistas”: Federico Seineldín, cofundador de Njambre, la aceleradora
que impulsó el emprendimiento ayudando con mentorías, capacitación en negocios
y aporte de dinero.

La clave está en saber elegir a la o las personas adecuadas con las que nos
asociaremos. Así, hay una serie de atributos que no pueden faltar en este equipo
emprendedor. Estos son:

Confianza mutua: es fundamental porque las personas que fundan el


emprendimiento deben trabajar juntas, depender unas de otras y asumir el mismo
riesgo. Debe haber confianza en que nuestro acompañante está a la par y que es
tan capaz como uno o una para llevar adelante el proyecto. El diálogo sincero
también es importante para el equipo asociado, puesto que, ante las diferencias,
garantiza una buena toma de decisiones conjunta.
Complementariedad: no es necesario que busquemos personas que piensen
igual que nosotros. De hecho, es mejor que eso no suceda para que el optimismo
de una parte, por ejemplo, impulse a la otra en momentos de mucho pesimismo.
Además, también esto es clave para que las habilidades de cada integrante se
complementen y el trabajo pueda ser balanceado.
Calidad humana: debemos asegurar que las personas que nos acompañan en la
sociedad, ante una crisis, no nos irán a traicionar o abandonar y que comparten la
misma escala de valores.
Compromiso: debe estar al mismo nivel entre todos los miembros, por el alto nivel
de dedicación que se requiere, de ahí que “no se admite personas trabajando part-
time” (Arrieta, 2013, p. 35). No asumir el compromiso, con dedicación efectiva y
eficiente, puede poner en riesgo el emprendimiento. Por ello, es imprescindible
actuar en consecuencia y a tiempo para evitar que se transformen en un problema
mayor. ¿Qué tipo de situaciones pueden hacer peligrar la sociedad y el
emprendimiento?
Figura 1: Situaciones que hacen peligrar la sociedad y el emprendimiento

Fuente: elaboración propia

Para evitar conflictos en la relación societaria, se recomienda establecer acuerdos desde


un primer momento.

En cuanto a la cantidad de personas a incorporar a la sociedad, debe ser reducida, para


que la toma de decisiones sea fluida y no se generen desvinculaciones indeseadas
durante el proceso (Arrieta, 2013; Trías de Bes, 2007).

Ecosistemas emprendedores y de innovación


Se entiende que un ecosistema es una unidad compuesta de organismos
interdependientes que comparten el mismo hábitat. Cuando hablamos, entonces, de
ecosistema emprendedor, podemos pensar que esos organismos interdependientes son
personas y organizaciones que cumplen dos funciones centrales: fortalecer la
generación de nuevos emprendimientos y dar soporte a los emprendimientos nacientes
para contener a quienes emprenden.

Tan importantes son estos actores de apoyo y promoción que, dependiendo de cómo se
los fortalezcan y articulen, un determinado emprendimiento puede ver aceleradas o
ralentizadas su creación y expansión, atento al contexto social, económico y cultural en
el que se origine y opere. Esto difiere en cada país o región, lo cual se traduce en
ecosistemas con diferentes grados de complejidad y tipos de emprendimientos, tanto en
su desarrollo como en el impacto que generan para una determinada región.
CLUSTERS- ECOSISTEMAS ESPECÍFICOS
También se pueden identificar ecosistemas específicos o clusters que hacen foco en un
sector industrial en particular (fintech, biotecnología, etc.), sobre todo, aquellos que son
partes de las tendencias mundiales.

De esta manera, cuando creamos un nuevo emprendimiento, es fundamental conocer


cuáles son las instituciones que existen y pueden ayudarnos a desarrollarlo.

Figura 2: Actores del ecosistema emprendedor

Fuente: Cavero, s. f., https://bit.ly/3WRyQN3

Figura 2: Actores del ecosistema emprendedor. Cada una de estas partes realiza su
aporte para impulsar emprendimiento y acompañar a las personas que los lideran en el
camino de su crecimiento.

Entre los diversos tipos de organizaciones que integran un ecosistema emprendedor


encontramos desde fundaciones y organizaciones civiles que apoyan a quienes
emprenden con capacitaciones, charlas, conferencias, programas de mentorías,
consultorías, financiamiento y redes de contacto, hasta incubadoras que, además de lo
anterior, brindan espacio físico para que el emprendimiento pueda desarrollarse.

También podemos incluir a:


las universidades, algunas de ellas cuentan con su propia incubadora, centros de
emprendedores o programas de apoyo a emprendedores (aunque su principal
aporte es académico-formativo);
organizadores de premios y competencias para promover el talento emprendedor;
gobiernos que desarrollan políticas y programas para fomentar y reforzar los
emprendimientos;
inversionistas que pueden ser de diferente índole: personas, aceleradoras,
company builders, inversores ángeles, fondos de capital de riesgo y otros.

INVERSIONISTAS
Antes de conocer el ecosistema emprendedor argentino, haremos hincapié en la
importancia de los inversionistas en las etapas iniciales del emprendimiento, ya que son
indispensables cuando se necesita capital para impulsarlo. ¿Qué valoran a la hora de
decidirse por un proyecto? Varios aspectos. Aunque la viabilidad económica-financiera
es fundamental, su foco está puesto en la personalidad de quien emprende, su liderazgo
y la conformación de su equipo. Es decir, buscan personas que sean seguras y
confiadas para emprender, que sepan demostrar las validaciones realizadas con los
clientes, ese valioso feedback obtenido, pero que también tengan la humildad suficiente
para escuchar y aceptar opiniones externas.

VENDER AL LIDER, AL EMPRENDIMIENTO Y LUEGO AL PRODUCTO


Por ello, para convencer a aquellas personas o instituciones que quieren invertir en el
emprendimiento se debe vender en el siguiente orden: primero, a la persona o las
personas que lideran el emprendimiento, luego, al emprendimiento y, finalmente, al
producto o servicio.

Otro aspecto a considerar sobre las personas que potencialmente pueden invertir en el
emprendimiento es lo que Arrieta denomina como “inversores tóxicos” (2013, p. 39). Son
aquellos que, más que dinero, aportan trabas para el emprendimiento, ya sea porque
alientan la toma de riesgos muy aceleradamente o bien porque evitan que quienes
fundaron el proyecto tomen determinadas oportunidades importantes. También se
incluyen en esta descripción a inversionistas con personalidad o valores opuestos a los
de los fundadores, producen conflicto y problemas internos. Por ello, y considerando que
muchas veces escasean las personas interesadas en invertir, no hay que aceptar
cualquiera con tal de obtener financiamiento. Se debe valorar a un inversor o inversora
“por sus cualidades y no solo por la cantidad de capital que pueda aportar” (Arrieta,
2013, p. 39).

Actividad de repaso
Retomando el caso de Mamagrande, la aceleradora de empresas
Njambre mentoreó y auspició el proyecto, pero no forma parte de la
sociedad del emprendimiento.

Verdadero.

Falso.

Ecosistema emprendedor de Argentina


En Argentina existen muchas instituciones que, en mayor o menor medida, acompañan
a los emprendimientos y sus líderes.

Realizar un listado de todos los actores del ecosistema emprendedor argentino sería
demasiado exhaustivo e innecesario a los fines de esta materia que busca impulsar el
espíritu emprendedor del alumnado.

Ecosistemas y tecnologías: tendencias globales y locales


Ya sabemos qué elementos componen un ecosistema y por qué son importantes para
los nuevos emprendimientos que se crean, sobre todo, si son emprendimientos
innovadores, en los que la tecnología es un componente decisivo de la organización.

El concepto de innovación es clave para definir la naturaleza de los ecosistemas. En


general, cuando pensamos en ecosistemas de emprendimientos en el mundo, se nos
viene a la cabeza el más importante, Silicon Valley. Este ecosistema es determinante por
su tamaño y la cantidad de empresas tecnológicas surgidas de la sinergia entre los
actores que lo conforman, tal como describimos anteriormente. Aquí, los
emprendimientos que se crean están generalmente basados en TIC (tecnologías de la
información y la comunicación, como aplicaciones, plataformas web, etc.) y otras
tecnologías como biotecnología, inteligencia artificial, entre muchas otras.

Tomando como base esta experiencia, muchas ciudades y regiones están dando rienda
suelta a la creación de sus propios ecosistemas, reacción sumamente importante dado
que no es posible copiar lo que se hace en otros países de manera directa debido a que
cada ecosistema está enraizado en la cultura de la sociedad en la que existe. Así, un
ecosistema depende de la estructura económica de una región, sus recursos humanos,
instituciones de apoyo, la valoración que la sociedad hace sobre las empresas y los
empresarios, y una infinidad más de factores.

En este sentido, están apareciendo muchos ecosistemas construidos en distintas


ciudades y regiones con base en las condiciones sistémicas de esos lugares. Por
ejemplo, la ciudad de Rosario, en Argentina, tiene un ecosistema biotecnológico aplicado
al sector agro que es referente en el país o la región; otra provincia argentina como
Córdoba, también construyó un ecosistema fuerte basado en la industria TIC, muy
pujante en esta región.

Con el tiempo es de esperar que haya un gran crecimiento de este tipo de ecosistemas:
regiones o ciudades que se miran a sí mismas, detectan sus condiciones, activos,
organizaciones y oportunidades de desarrollo, y apoyan el fortalecimiento de
ecosistemas emprendedores y de innovación asentándose en esta estructura.

Referencias
Arrieta, A. (2013). Aprender a emprender. Atlántida.

Sarabia Huerta, A. I. y Rivera, Sheila (2019). Aproximación al concepto de ecosistema


de emprendimiento. https://www.uv.mx/iiesca/files/2020/02/01CA201902.pdf

Trías de Bes, F. (2007). El libro negro del emprendedor. No digas que nunca te lo
advirtieron. Empresa Activa.

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