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Abelardo Pithod EL ALMA Y SU CUERPO Una sintesis psicolégico-antropologica Grupo Editor Latinoamericano ee Coleccién Temas Escaneado con CamScanner Prologo.... 9 Capitulo I FENCMENOLOGIA DEL HECHO PSIQUICO il 1. Predmbulo retérico ... 11 2. Lo psiquico segin aparec 13 3. Caracteres del hecho psiquico 21 4. Surgencia del espiritu .... 24 La ciencia de lo psiquico. Definicién de psicologia 25 1. La definicién etimolégica 26 2. i 28 3. La definicién usual propia .. 30 4. Anverso de la situacién actual de la psicologia. 31 5. Reverso de la situacié: psicologia actual 35 Apéndices y notas ...... 38 Capitulo II CONSIDERACION FILOSOFICA DEL TEMA DEL HOMBRE 43, I. Todo en el hombre es humano.. 44 I. El hombre es un todo sustantivo 49 II. El alma y el cuerpo. La asuncié: 53 Conelusién .. 62 Apéndices y notas 63 Capitulo III LAS BASES BIOLOGICAS DE LA VIDA HUMANA 73 1. La corporeidad...... 73 Escaneado con CamScanner Las relaciones entre psique y cuerpo 2. 3. Engramas neuronales y circuitos reberve! torios 5 4. El organizador intrinseco de la materia viviente . 90 5. La tradicién hilemérfica 91 6. La forma sustancial 93 7. Las relaciones entre cuerpo y pensamiento tomista .... 94 3. Cuerpo y alma en el animal y en el hombre .. 96 9. Las relaciones alma-cuerpo y la salud del hombre 98 — Apéndices y notas .... 100 Capitulo IV. if LAS BASES SOCIALES DE LA VIDA HUMANA... 115 L La matriz socio-cultural 115 Ii. El hombre social .. Te 4 Apéndices y notas ..- Capitulo V SENSIBILIDAD, AFECTIVIDAD Y¥ VIDA HUMANA... 153 1. Fenomenologia de la afectividad .. ; 154 2. Emociones biopsiquicas v ‘sentimientos espirituales ... C157 _3, La esencia de la afectividad humana - 159 C Tnelinaci6n, tendencia, apetito, motivacién 161 5. Apetito y conciencia afectiva ... 163 8 Anomalias y desviaciones del apetito . 164 7. Algunas precisiones mas sobre la vida apetitiva 167 8 i 168 9 imi 168 inaci6 171 11. La proyeccién de 17: 12. Afectividad y sentidos internos .. 174 13. Interaccién de los sentidos internos. El caso de la 178 . La afectividad y la dinémica grupal 182 15. La afectividad y los estratos superiores .. 187 16. Afectividad y subconciente 190 -17. Afectividad y esp! 191 k 18. De nuevo la tesis 192 19. La cogitativa -. = 195 | Apéndices y notas -.. Escaneado con CamScanner Capitulo VI LA VIDA HUMANA SUPERIOR ... 1. El pensar 230 2. Los estudios psicoldgicos clasicos sobre la inteligencia. La llamada inteligencia animal 231 3. El sesgo introducido por la psicologia cognitiva . 235 4. La inteligencia humana .. 249 5. El pensamiento como funcién humana 251 6. La psicologia del yo .. 255 7. Una teorfa relacional de la personalidad . 256 8. El apetito y la afectividad espiritual .. 258 9. Esencia y existencia de la voluntad 258 10. Analitica del querer... 260 LL. El amor y la voluntad 262 12. Amor, corazén y persona 264 Apéndices y notas . 266 Capitulo VIL DE LO NO-CONCIENTE EN EL HOMBRE..... 1. El no-conciente absoluto y actual 273 2. Fenomenologia de lo inconciente 274 3. Inconciente e hipno. 275 4. De la psicolc de la vida cotidiana .. 275 5. Actos sintomaticos, inhibidos, reprimido: 27 6. El papel del inconciente 278 7. Lo virtual y lo inconciente 279 8 El psiquismo virtual ... 279 9. Inconciencia virtual y actual 285 10. Otra concepcidn del inconciente 286 . Conclusié: 287 Apéndices y notas 289 Capitulo VIL EL TRASFONDO NO-CONCIENTE DE LA VIDA MORAL Otro as) La afectividad en los psicéticos .. 299 La teoria sobre ambos sindromes .. 301 Escaneado con CamScanner Sorderas y cegueras morales. Comportamiento, determinismo, libertad La unidad sustancial de la persona... Apéndices y notas Capitulo IX LA VIDA, LA VIVENCIA Y EL VIVIENTE..... El proklema del objeto de la psicologia Notas .... . 450 aris LR Pula 404.2 302° 303 305 ~ 306 309 309 322 Escaneado con CamScanner Capitulo IT CONSIDERACION FILOSOFICA DEL TEMA DEL HOMBRE De lo visto en el capitulo I conclufamos que, ala luz del andlisis fe- nomenolégico, existe unidad entre lo organico y lo psiquico. Fuera que se tratara de fenémenos biolégicos que aparecian influidos, condicio- nados 0 directamente producidos por hechos psiquicos, fuera que lo ps{quico se observara en dependencia de factores biolégicos, el hecho es que el viviente-hombre se presentaba como un compuesto unita- rio. Mas atin, veiamos que la esfera espiritual —por ejemplo, las funciones de la conciencia moral— influjan en el equilibrio de las funciones psiquicas. Allf conclufamos: La vida psiquica del viviente aparece como unidad sinérgica con su biologia, pero esta unidad en el hombre esta social y culturalmente pautada y abierta por arriba a la trascendencia por virtud del esptritu, un esptritu que se presenta al andlisis fenomenologico como profundamente encarnado, Ahora vamos a dar un paso mds en nuestro estudio. Considera- remos al hombre a otra luz. Iremos mas alld de lo fenoménico para estudiar a este ente como lo que es, es decir como hombre. Nos pro- pondremos, de la mano de la filosofia, una consideracién antropolé- gica. Vamos a servirnos para ello de la guia que Guido Soaje Ramos ofrece en su estudio El tema del hombre! una sintesis éptima no tendremos mds trabajo que glosar?, 5 on ri 43 Escaneado con CamScanner 44 Apetarpo Prrnop i. Todo en el hombre es humano La afirmacién fundamental que podemos hacer respecto del hombre es, segtin G. Soaje Ramos, que todo en el hombre es humano: “Es decir, todo en el hombre corresponde a la hominidad, y es por lo tanto esencialmente diferente de lo que se da en entes de otra espe- cie, aunque haya similitudes aparentes”. 1. La singularidad bioldégica La singularidad bioldgica del cuerpo humano, singularidad de Ja es- pecie y del individuo, es un hecho establecido. La biologia humana es propia suya, no sdlo por ; caracteristicas inconfundibles, sino por sus potencialidades admirables. Sobre este tema volveremos en el Cap. III. Aqui nos limitaremos a sefalar algunos aspectos relevantes. Sin duda son Mamativos los parecidos morfolégicos, psicomotrices y sensoriales que los animales llamados superiores presentan con el hombre, particularmente los hominidos. Sin embargo, desde la acti-~ tud postural a la propia conformacién del cerebro (punto esencial), todo nos habla en él de una peculiaridad especifica. A partir de su aparicién césmica ‘el hombre es un ser erecto. And-tra-ops = Anthro- pos: El que mira a lo alto. Asi lo vieron los griegos. Es menester aclarar que esta consideraci6n choca, aparentemente, con los datos de la paleoantropologia, que considera homo erectus como un antecesor dul homo sapiens sapiens. Sin embargo el salto evolutivo que la es- pecie da al convertirse el homo habilis en erectus (si tal secuencia existié efectivamente) es un paso decisivo en el camino hacia el sa- piens, es decir hacia el anthropos actual. Obviamente esta aclaracién. solo tiene sentido para los que aceptan los datos de la antropologia cientifica, que es todavi: hoy una guaestio disputata‘. A érganos reflejan maravillosamente la presencia Pero ad r AO PNSUE ane en ellos de la int ncia. El viejo Aristételes decia, y con razon, que la inteligencia humana estaba (presente) en las manos del hombre. Las manos son un 6rgano de tal perfeccién que basta observar sus posibilidades para rendirse a la evidencia: Este ser puede realizar con ellas casi todo lo que se propone, arrancar de las cuerdas de un ins- trumento admirables creaciones musicales, plasmar con el pincel o el Escaneado con CamScanner CoNSIDERACION FILOSOFICA DEL TEMA DEL HOMERE 45 cineel formas de inaudita expresividad y belleza. La destreza psico- motriz de la bailarina, o del gran deportista, refleja no sdlo la su- prema ductilidad de sus miembros, de sus misculos y sus reflejos, sino el genio escondido en su cerebro. Su habilidad es un modo de inteligencia y no sélo posesién de buenos misculos y nervios. Un fe- lino es mas diestro que un ser humano, pero el cuerpo menos dotado del hombre es incomparablemente superior al del felino, porque es el 6rgano de un poder mental del que el felino carece. Basta recordar el caso del cosmélogo Stephen W. Hawkin inteligencia ha logrado supersr enormes dificultades corpo oel de un Beethoven, completando la Novena Sinfonia desde el pozo ne- gro de su sordera. 2. El rostro humano Hay otros signos que revelan la peculiaridad corpérea del hombre. El rostro es algo inicamente humano. Propiamente hablando los ani- males no tienen rostro sino cara. Organo expresivo superior, muestra a través del Ianto, la sonrisa, la risa, los infinitos matices gestuales, la iluminacién y el velamiento, toda la sutileza del mundo afectivo e intelectual humano. No hay rastros de esto en el animal. 3. El cerebro humano La estructura interna del cerebro muestra a las claras la singularidad corpérea del hombre. Hay, entre otros, dos aspectos sugestivos. Por una parte observemos las formaciones cerebrales mds arcaicas, como el llamado cerebro interno o rinencéfalo. A veces se ve en estas for- maciones restos del ser primitivo y animal que supuestamente fui- mos. Pero mds bien debe verse en ellas uno de los érganos que per- mite al hombre su muy diferenciada vida emocional. Es la perfeccién de estas zonas cerebrales, conectadas a estratos superiores, lo que permite a la afectividad espiritualizarse y diferenciarse, distancién- dose asf del animal por un abismo infranqueable. Las formaciones del arqui y paleoncéfalo no deben ser vistas como restos de una evolucién sino que, integradas a la unidad cortical, adquieren una valencia nueva. La emocionalidad humana se distancia de la animal adqui- riendo insospechadas posibilidades. Lo superior asume asi lo inferior ty Escaneado con CamScanner iid Apetagpo Prrsop integréndolo a su propia esfera. Es el principio de asuncion eminen- te de lo inferior por lo superior, que trasmuta intrinsecamente lo in- ferior y le confiere una perfeccién mas alta que la que por si mismo tendria. 1a afectividad humana no es por ello slo mas rica que la del animal sino esencialmente diferente. Se abre a la infinitud del espi- ritw’. En el Cap. III volveremos sobre la psicofisiologia emocional (sistema limbico). 4, La percepci6n sensible Por ultimo podrfamos mostrar que la percepeién sensible humana es diferente, de un modo absoluto, de la percepcién animal. Ya al nivel de los sentidos el hombre cuenta con la presencia del intelecto. Vernos con nuestros ojos y en el acto de ver estamos viendo-inteligentemente. La percepcidn de la realidad a través de los érganos de los sentidos se realiza siguiendo un activo proceso de organizacion significativa de los datos sensibles. Una sucesién de notas musicales es estructurada como una “frase” musical, con un significado, cargada de sentido. Inteligencia y oido actian al unisono, y con qué admirable unidad. Este caracter significativo de la percepcién sensorial aleja esencial- mente al “mundo” que vive el animal del “mundo” humano’. 5. El lenguaje Este amplisimo tema, investigado por la psicolingiifstica, la psicologia cognitiva, y otras disciplinas mds 0 menos recientes, merece una consideracién siquiera sea breve, dirigida a distinguir el lenguaje humano del “lenguaje animal”. Nos aprovecharemos de la sintesis de J.C. Eccles en Evolution of the Brain: Creation of de Self’ que reto- maremos en el Cap. III. Para su estudio Eccles toma el marco conceptual fijado por Karl Buhler (1934), Karl Popper (1972) y él mismo con Popper (1977). Sin extendernos en los detalles de la teoria, digamos que, con estos au- tores, se puede concluir que los animales poseen un sistema de co- municaciones que alcanza para que el animal exprese sus emociones (gritos y otros sonidos). También pueden servirse de esa capacidad como funcién de senal, en la que el animal actiia como “emisor” de un “mensaje”, es decir con la intencionalidad de provocar una respuesta Escaneado con CamScanner CoNSIDERACIN FILOSOFICA DEL TEMA DEL HOMBRE 47 © reaccidn en el receptor. El grito de alerta de un pajaro sefala, dice Eccles, la presencia de un peligro, y esté dirigido a la bandada. Las comunicaciones de esta indole han sido finamente descriptas por la etologia (véase Cap. IV). Nuestro autor recuerda las sutiles comuni- caciones que se establecen entre los seres humanos y los animales domésticos. Hay dos niveles de lenguaje que los animales no aleanzan: La funcién descriptiva, que puede asumir la condicién de verdadera o falsa, y la funcién argumentativa, intimamente ligada a la funcién del pensamiento racional: juicio y raciocinio respectivamente, en la légica tradicional. A los fines de esta exposicién recordaremos sélo algunos aspectos del problema, aquellos de tipo experimental. Por ejemplo a los in- tentos de ensefiar a hablar a los simios. Este tipo de experiencias han sido mitologizadas por los mass media y conviene precisar sus ver- daderos alcances. Es bien sabido que un simio desarrolla sus habilidades psicomo- trices con mayor rapidez que el infante humano. Un mono de dos afios puede hacer aparecer a un nifio de la misma edad como un infradotado. No obstante, en materia de lenguaje, los monos apenas se asoman a ios niveles mas elementales de la comunicacién vocdlica: “Su perfomance lingiiistica se reduce a los rudimentos mds elemen- tales del lenguaje por signos”, dice Eccles (p. 101). Ante todo es no- toria que el nifio, a diferencia del simio, se prepara activamente desde los primeros meses de vida, entrenando su aparato fonatorio. Logra as{ —dice nuestro autor— aprender las mds complejas combinaciones motrices. El pequefio imita sonidos que oye y —afiadamos nosotros— parece obtener de alli una gran satisfaccién. Los “ajo” a los que le incita la madre son vivamente festejados por el pequetio. No tardara mucho en imitar el mamd, dada, papd. Nos basta esta observacién elemental para advertir el abismo que pronto se abre entre la evolucién del hominido y del nifio. Este es un indagador innato, todo lo averigua, quiere aprehenderlo todo, imi- tandolo. Sus progresos son pronto asombrosos. Debemos, lamenta- blemente, formular aqui un reproche a Eccles. Se remite a Descartes para expresar que hay un salto cualitativo entre los sonidos que emite el animal y el lenguaje propiamente humano, y que i rencia tiene como fundamento la presencia del intelecto 0, como diria el fildsofo francés, la res cogitans, de la que no aparecen rastros en el animal. No es ir muy lejos remontarse a Descartes como si antes ¥ Escaneado con CamScanner AT ConsIDERACION FILOSGFICA DEL TEMA DEL HOMBRE o reaccién en el receptor. El grito de alerta de un péjaro sefiala, dice la presencia de un peligro, y esté dirigido a la bandada. Las comunicaciones de esta indole han sido finamente descriptas por la etologia (véase Cap. IV). Nuestro autor recuerda las sutiles comuni- caciones que se establecen entre los seres humanos y los animales domésticos. Hay dos niveles de lenguaje que los animales no alcanzan: La funcién deseriptiva, que puede asumir la condicién de verdadera o falsa, y la fancién argumentativa, intimamente ligada a la funci6n del pensamiento racional: juicio y raciocinio respectivamente, en la légica Eccle: A los fines de esta exposicién recordaremos sdlo algunos aspectos del problema, aquellos de tipo experimental. Por ejemplo a los in- tentos de ensefiar a hablar a los simios. Este tipo de experiencias han sido mitologizadas por los mass media y conviene precisar sus ver- daderos alcances. Es bien sabido que un simio desarrolla sus habilidades psicomo- trices con mayor rapidez que el infante humano. Un mono de dos afios puede hacer aparecer a un nifio de la misma edad como un infradotado. No obstante, en materia de lenguaje, los monos apenas se asoman a ios niveles mas elementales de la comunicacién vocdlica: “Su perfomance lingiifstica se reduce a los rudimentos mas elemen- tales del lenguaje por signos”, dice Eccles (p. 101). Ante todo es no- torio que el nisio, a diferencia del simio, se prepara activamente desde los primeros meses de vida, entrenando su aparato fonatorio. Logra as{ —dice nuestro autor— aprender las mas complejas combinaciones motrices. E] pequefio imita sonidos que oye y —anadamos nosotros— parece obtener de alli una gran satisfaccién. Los “ajé” a los que le incita la madre son vivamente festejados por el pequeiio. No tardara mucho en imitar el mamd, dadd, papa. Nos basta esta observacién elemental para advertir el abismo que pronto se abre entre la evolucién del hominido y del nifio. Este es un indagador innato, todo lo averigua, quiere aprehenderlo todo, imi- tandolo. Sus progresos son pronto asombrosos. Debemos, lamenta- blemente, formular aquf un reproche a Eccles. Se remite a Descartes para expresar que hay un salto cualitativo entre los sonidos que emite el animal y el lenguaje Ppropiamente humano, y que tal dife- rencia tiene como fundamento la presencia del intelecto 0, como diria el filésofo francés, la res cogitans, de la que no aparecen rastros en el animal. No es ir muy lejos remontarse a Descartes como si antes y Escaneado con CamScanner 48 AsEeLarpo Prriop eee eee ee ee mejor que él no hubieran desarrollado teortas psicolingiifsticas Platén o Aristételes. Es de lamentar esta ruptura con la mejor tradicién de Occidente. Pero, en fin, suponemos que es un pecado menor en un hombre totalmente formado en el pensamiento moderno el olvido —muy cartesiano— de la enorme sabidurfa acumulada sobre el hombre desde los griegos (y por supuesto desde antes, pero por lo menos desde ellos). Si nos atrevemos a hacer a tan eminente sabio este reproche menor —menor porque en esencia su pensamiento so- bre el lenguaje nos parec to y acorde con la tradicién— es a causa de que la finalidad a y principal de nuestro trabajo es encuadrar teéricamente el aporte cientifico contemporaneo, referente al hombre, en el marco antropolégico clasico, tan vivo y fecundo que merecidamente, aunque con alguna oscuridad, ha sido llamado phi- losophia perennis. Al margen de esto, es conveniente remitirse a la obra de Eccles para recoger su critica a los resultados de los muiltiples intentos que se han hecho por demostrar la continuidad entre el lenguaje simies- co y el humano. Las mayores experiencias se han realizado, como se sabe, para “ensefiar a hablar” a los monos. Pero no se ha podido mostrar una sola evidencia de que esto sea posible. El mono esta incapacitado —digamos cerebralmente incapacitado— de hablar. Furness, los esposos Hayek y Kellog fueron de los primeros en in- tentar, criando simios como si fueran nijios, ensefiarles a hablar. Los Gadner montaron experiencias de gran aliento y complejidad a fin de mostrar que entre los hominidos y el hombre el lenguaje aparecié por incrementos cuantitativos, sin salto cualitativo o esencial, Durante afios —recuerda Eccles— la chimpancé Washoe, criada por los Gad- ner, sdlo tuvo contactos humanos. Se puede afirmar que el resultado fue decepcionante y esto no por causa de problemas fonatorios sino, ante todo, cerebrales, por falta de desarrollo de las areas del lenguaje. Nada que se parezca a una sintaxis aparece en el mono. Los escasos cuatro vocablos que es capaz de ligar uno con otro lo son sin orden sintdctico alguno. Las palabras “me” —‘tickle’— “you” (yo, cosquilla, tu), para decir “tu me haces cosquillas” son dichas en cualquier orden para expresar ese hecho. Finalmente, la superdotada Washoe, so- breentrenada como lo fue, jams mostré sefiales de trasmitir nada de lo aprendido a sus propios bebés (véase la op. cit. pp. 103 y ss.). Escaneado con CamScanner 48 Anezaoo Prop mejor que él no hubieran desarrollado teorfas psicolingiiisticas Platén o Aristételes. Es de lamentar esta ruptura con la mejor tradicién de Oceidente. Pero, en fin, suponemos que es un pecado menor en un hombre totalmente formado en el pensamiento moderno el olvido —muy cartesiano— de la enorme sabiduria acumulada sobre el hombre desde los griegos (y por supuesto desde antes, pero por lo menos desde ellos). Si nos atreyemos a hacer a tan eminente sabio este reproche menor —menor porque en esencia su pensamiento so- bre el lenguaje nos parece correcto y acorde con la tradicién— es a causa de que la finalidad ma y principal de nuestro trabajo es encuadrar teéricamente el ap ientifico contemporaneo, referente al hombre, en el marco antropolégico clasico, tan vivo y fecundo que merecidamente, aunque con alguna oscuridad, ha sido llamado phi- losophia perennis. Al margen de esto, es conveniente remitirse a la obra de Eccles para recoger su critica a los resultados de los multiples intentos que se han hecho por demostrar la continuidad entre el lenguaje simies- co y el humano. Las mayores experiencias se han realizado, como se sabe, para “ensefiar a hablar” a los monos. Pero no se ha podido mostrar una sola evidencia de que esto sea posible. El mono esta incapacitado —digamos cerebralmente incapacitado— de hablar. Furness, los esposos Hayek y Kellog fueron de los primeros en in- tentar, criando simios como si fueran nifios, ensefiarles a hablar. Los Gadner montaron experiencias de gran aliento y complejidad a fin de mostrar que entre los homfnidos y el hombre el lenguaje aparecié por incrementos cuantitativos, sin salto cualitativo o esencial. Durante afios —recuerda Eccles— la chimpancé Washoe, criada por los Gad- ner, sdlo tuvo contactos humanos. Se puede afirmar que el resultado fue decepcionante y esto no por causa de problemas fonatorios sino, ante todo, cerebrales, por falta de desarrollo de las areas del lenguaje. Nada que se parezca a una sintaxis aparece en el mono. Los escasos cuatro vocablos que es capaz de ligar uno con otro lo son sin orden sintactico alguno. Las palabras “me” —“tickle’— “you” (yo, cosquilla, tu), para decir “tu me haces cosquillas” son dichas en cualquier orden para expresar ese hecho. Finalmente, la superdotada Washoe, so- breentrenada como lo fue, jamas mostré sefiales de trasmitir nada de lo aprendido a sus propios bebés (véase la op. cit. pp. 103 y ss.). Escaneado con CamScanner ConsipeRat FILOSOFICA DEL TEMA DEL HOMBRE 49 IL. El hombre es un todo sustantivo Hemos hablado ya de la unidad humana. Esta unidad es atestiguada por la experiencia intima. Pero también sabemos, y lo experimenta- mos, que no somos simples sino complejos. Bios, psique, persona, ti- tulé una obra famosa Igor Caruso’... ¥ atin, en cada nivel vital nos hallamos con una alta complejidad: El cuerpo y sus 6rganos, el psi- quismo y sus funciones, la persona y su estructura de materia y forma espiritual, de acto y potencia, de esencia y existencia®. No obstante, el hombre es uno. Como respuesta a la necesidad de explicar dicha unidad en la complejidad surge la nocién de todo sustantivo™”, La multiplicidad de partes es reducida a la unidad por un unico sujeto —sub-jectum— que somos nosotros mismos, los mis- mos e identificables mas alla de los constantes cambios a que estamos sometidos. Esta unidad Ultima en la variedad de aspectos y partes, que subyace a la perpetua mutabilidad, es debida a que somos uno y el mismo, somos sustantivos. Pero como no somos simples, preferi- mos la expresién todo sustantivo a la de sustancia, siguiendo a G. Soaje Ramos. La persistencia de mi yo como sujeto,isiidentidlad y mismidad, se me revelan en mi materia viviente: Mi cuerpo sigue siendo mi cuerpo, el mismo pese a su constante mutabilidad; mi psiquismo es altamente dinamico; sufre profundas transformaciones y sin embargo me reco- nozco en él. Sé que soy el que fui, mi memoria testimonia mi mismidad. Estoy seguro de que seré el que soy, por eso hago planes, promesas, pro- positos. Soy un ente que se distiende en el tiempo, en constante cambio sin dejar de ser el mismo. Soy el pequefio nifio que ya no existe; soy yo mismo el que jugaba aquella Navidad de la que apenas recuerdo alguna escena; ese nifio es el viejo de hoy que vuelve a emocionarse, a gozar o a sufrir por aquel evento. Y, si vivo, seré el que maiiana reinicie la rutina diaria del jubilado. Cincuenta, sesenta 9 mas afios no me han impedido ser yo mismo a pesar de haber cambiado tanto, de no ser aparentemente el que era. Me reconozco, soy evidente para mi, aunque los amigos que no me ven desde hace mucho, digan: Est irreconocible. Yo si puedo reconocerme. Aun Escaneado con CamScanner 50 AsELARDO Prraop casos patoldgicos, como en las amnesias 0 en el desdoblamiento de Pena hay un micleo irreductible del Yo, de mf mismo", En el ap. VIII, paragrafo La unidad sustancial de la persona, aludimos a a patoldgicos de amnesia, tomados de la obra del neurélogo Oliver si, Hay algo que subsiste a lo largo de mi vida, un sub-stare 0 subs- tantia, lo que hemos llamado todo sustantivo, uno y el mismo. 2. Determinaciones del todo sustantivo Un ente sustancial se diferencia de. cualquier otro tipo de entidad o evento porque aquél existe en st mismo, no en otro. El ente sustan- cial perro o adrbol existe en si; la entidad accidental color existe en otro, in easu en el perro o el Arbol, que pueden ser de distintos colo- res. En el hombre podemos distinguir al hombre mismo de todas sus determinaciones, sean cualidades, como acciones, productos de esas acciones, etc. El hombre distingue su ser personal o su “yo” de su pensar, de lo que piensa, siente, quiere, etc. El “yo” del “mi”, en la distincion cldsica. El yo sabe que él no consiste en su pensar el yo, en su autoconciencia. | En segundo lugar, un todo sustantivo existe consigo. Cualquier entidad sustancial existe consigo misma, pero el hombre, por su ra- cionalidad, percibe este si-mismo, es consciente de si, Es lo que los antiguos llamaban re-flectere, volver sobre si mismo, mediante una operacién de re-flectio completa. Es el hombre el ser que puede hacer de su subjetividad o intimidad objeto de su conciencia 0 autopercep- cién. E] animal, en cambio, como observa. Soaje Ramos, no tiene distanciamiento objetivo, esta inmerso en el mundo, en on él a través de sus sentidos, afectos e instintos. Vive consigo pero no lo sabe", Esto no significa que el animal carezca de toda conciencia directa, pues el conocer —y el animal conoce— su- pone algiin modo de conciencia, en Jo que coincide Eccles (1992, Cap. idimos con él en que el fenémeno de la conciencia conciencia de continuidad 8.3). Nosotros come § con animal es un absoluto misterio. Escaneado con CamScanner ConswDERACION FILOSOFICA DEL TEMA DEL HOMBRE 51 Recojamos, pues, estas admirables caracterfsticas. £1 hombre, ser uno y el mismo mas alld de su complejidad y constante cam- bio™. 3. El hombre jtiene o no tiene una naturaleza? La polémica sobre mbre tiene “naturaleza” « mds bien “his- toria” (Ortega y Gas: si es “algo”, una esencia, o es libertad pura (Sartre y el exister 0 en general) es una polémica no concluida. Es una naturaleza, sustancia 0 esencia, o sdlo “estructura” como lo ven Piaget y los tructuralistas, los nihilistas y tominalistas, de Foucault a Umberto Eco? Pareciera que la polémica, en cuanto a lo ue @ Nosotros nos interesa, ha contribuido a mejorar la determina- mn del concepto mismo de esencia o naturaleza, De una manera intuitiva todos sabemos que hay diferencias que cipio de actividades que, por eso mismo, las lamamog naturales. Ahora bien, esta dindmica apunta a algo. Ese algo es la naturaleza musma en cuanto orienta la actividad del ente a sus propios fines perfectivos. Por ello estos son fines connaturales, como dice Soaje Ramos, quien agrega que “natural” no es, pues, cualquier actividad levada a cabo por ente u organismo. Sélo son naturales las acti- a de perfeccion del ser. La enfer- RegES SSIES Vora no sou “naturaies* ny apUNCa ate a », mientras que el ser ¢. iritual halla ene definido” por su forma natural. La traéciceelet su cat la union tena determinads, particulariznds “Definir al hombre por mest esprit ¥ la materia en un todo indivisitne es, cierta- i Escaneado con CamScanner ae ‘Anetanoo Prrnop mente, definir le que sera la fuente de las constantes humanas, pero es también dar libre vuelo a la diversidad humana”, “La naturale- za humana no es inmévil como la naturaleza divina” deefa Aristételes en la Etica Nicomaquea"’, 4, Determinaciones intrinsecas especificas Animalidad y racionalidad son las notas fundaates de la naturaleza humana. Animal racional o espiritu encarnado, es posible demostrar que lo es y que sdlo admitiéndolo asi este ser resulta comprensible. Que el hombre es naturaleza animal y que la animalidad funda su ser-hombre parece a esta altura claro para nosotros. Quiz4 menos claro resulta hey que la otra nota que funda su ser-hombre es la espiritualidad, realidad heterogénea y trascendente a la animalidad. ¢Qué manifiesta que el hombre sea espiritual? En primer lugar la indole de su conocimiento, que apunta al ser de las cosas, a la aprehensi6n de esencias. El hombre penetra la realidad, intuslege; lee lo que las cosas son, es un ser inteligente —intus legere, leer por dentro. El problema de la “inteligencia” animal es un seudo problema, dice Soaje Ramos. La mente humana rompe las barreras del conoci- miento material, aleanza, tras los datos que le dan los sentidos, el orden de las esencias. Ninguna facultad orgdnica de conocimiento puede saltar a ese orden trascendente que es el del ser, mds alld de Jas determinaciones de tiempo y espacio propias del orden material. Pero quizd para el hombre actual la determinacién 0 cualidad que més convincentemente le muestra que él es un ser espiritual es la _capacidad de autoconciencia, de ser presente a si mismo. El hombre se conoce —reflectio—, es capaz de ensimismarse, posee, como diji- ‘mos, intimidad. La subjetividad es cualidad sslo humana, ‘A esta presencia de si se vincula la capacidad de objetivacién y distanciamiento respecto de las cosas. Como es capaz de objetivarlas, es capaz de percibir que las cosas son y que son algo (esencia ° quiddidad)*. Sobre tal base es, ademés, capaz de advertir que las cosas valen; como dice Soaje Ramos que portan valores. Captamos la belleza de un rostro o de una flor, la sorprendente elegancia del vuelo de un ave, la utilidad de un artefacto, la justicia de una accién, la dulzura o la frialdad de una mirada, la agresividad de un gesto. ‘A tal virtud apreciativa el hombre contrapone su libertad de aceptar o rechazar el valor 0 el disvalor, el bien 0 el mal de cosas y Escaneado con CamScanner Conswwera \CION FILOSOFICA DEL TEMA DEL HOMBRE. 53, uede elegir o permanecer inactivo, y no sélo como mera ta de coaccién interna o externa. Sécrates y Jestis aceptando la muerte ejercian un supremo acto de libertad. Aparentemente eran. “objeto” de los que deciden eliminarlos; aparentemente ellos eran los libres y Soo Jestis los esclavos, las victimas, Pero interiormente los verdaderamente libres eran ellos. Ellos hubieran podidos soslayar la muerte, seguir la extrema presién instintiva de autoconservacién. Pero, sefioreando sobre las pulsiones biolégicas y psicolégicas, deciden Lbremente morir. De la libertad interior surge el cardcter responsable d ‘anos. Obvio es decir que la libertad psicolégica y no es en el h re incondicionada o absoluta, pero es una cualidad read en la persona normal y cuyo ejercicio va ampliando su propio ambito de despliegue™. Soaje Ramos sefiala luego a la moralidad como caracteristica humana. E! acceso al ser se extiende asi al deber ser. Por ello nues- tro autor explica que tal cosa supone conocer el contenido inteligible de la norma y la plena advertencia de la concordancia o discordancia de la conducta con el contenido regulativo de dicha norma. La inte- ligibilidad de este proceso exige cierto nivel de abstraccién que el ser humano alcanza por su racionalidad y que no existe en los demas animales. Otro aspecto sefialado por nuestro autor es la historicidad. Esto significa que el ser del hombre, ser que es su vivir como decia Aris- toteles, se distiende en el tiempo. El cardcter histérico del ser del hombre es innegable, pero no autoriza a afirmar que el hombre no tenga una naturaleza o esencia que trascienda la historia en la que esta inmerso. La temporalidad como estructura existencial compuesta de pasado, presente y futuro da al hombre una sutil y compleja pe- culiaridad, cuya importancia psicolégica ha sido, y con razén, recal- cada. La gravitacién del pasado ha centrado la atencién del psicoa- nalisis, ast como la del presente y el futuro la del andlisis existencial. IL El alma y el cuerpo. La asuncién eminente En el capitulo III nos ocuparemos del hecho de que la materia se organice a si misma y establezca relaciones de equilibrio con las fuerzas que inciden sobre ella. Esto se da maravillosamente en los seres vivos, sistemas muy complejos insertos en ecosistemas. Esta visién “sistémica” de la realidad se presenta como una novedad muy Escaneado con CamScanner 54 Apetarpo Prrxop ape de la que se have uso y a veces abuso en todos los érdenes conocimiento, Incluso se habla, desde von Bertalanffy”, de crear una “teoria general” de los sistemas, Ahora bien, a nosotros lo que nos interesa sefialar aqui son, principalmente, dos cosas: a. El principio dindmico intrinseco que organiza a la materia y la estructura —la hace un sistema— Aristételes lo Ilam6 “forma”. Es su famosa teoria hilemérfice: El ente fisico esta compuesto de materia- forma, es decir es una materia organizada, tiene una estructura in- trinseca, es un sistema. Puede haber estructuras 0 formas sustan- ciales y accidentales; intrinsecas y extrinsecas. b. La pluralidad casi infinita de las formas en la realidad cons- tituye, a su vez, un sistema de relaciones entre ellas. Y aqui nos sale al paso el segundo punte que queremos sefialar. Los escoldsticos de- sarrollaron una teoria que es muy sugestiva en biologia y antropolo- gia, la teoria de la asuncion eminente de las formas inferiores por las superiores. Ella va a ser objeto del presente apartado. 1. La asuncion eminente o estructuras formales que son principios organizadores Pero entre las formas corpéreas las hay mas perfectas y rfectas y mas simples. Una forma superior puede contener en st las potencialidades que le son propias y ademas otras de tipo inferior. Por ejemplo, un ser vivo animal posee también Jas estructuras dinamicas propias de la vida vegetativa, incorporadas a su sistema, es decir, asumidas. Ahora bien {cémo se asumen las formas? ,Cémo se halla en un grado superior de vida formas de vida inferiores? Vedmoslo en el caso del hombre, cuya estructura formal contiene las virtualidades propias de la vida animal y vegetal. ;Cémo es asumido lo inferior por lo superior? "Ta idea de que las formas de existencia inferiores 0 menos per- fectas son asumidas por las superiores es un cor io de la idea metafisica fundamental de la filosofia aristotélico-tomista, la idea de participacion. Todo el universo tiene una estructura jerdrquica de Perecigacon y lo inferior participa, por grados del ser, del primer Ser absoluto y perfecto, creador y ordenador, reflejando algo de su infinita Hay formas intrinsecos. complejas y menos pe. riqueza. En el hombre es su naturaleza —o forma esencial— humang la Escaneado con CamScanner 55 CONSIDERACION FILOSOFICA DEL TEMA DEL HOMBRE ece, paar i . ‘ e nutre, Cr que no sélo piensa y quiere, sino que vive, siente, 5 ra lo camabia. En una tinica forma sustancial que le da vida se en@se00% vegetativo, lo sensitivo y lo intelectual o espiritual. Ahora paral forma espiritual superior la que contiene las formas page ae © sensitiva y vegetativa. Pero con una perfecta unidad: En e! ea no.hay tres vidas ni tres almas, sino una vida con tres grados. ca vida animal esté en el hombre asumida por la humanidad y ee : perfectivamente; es decir de manera eminenie. Lo que quiere decir: perfeccionadamente. n su animalidad. Es una 2. Todo en el hombre es humano, tam! animalidad racional, en expresién de M. U Debemos insistir sobre estos conceptos. . La primera afirmacién significa que la forma humana contiene las perfecciones propias o especificas del animal (i.e. el ser sensitivo) pero sobreelevando esas perfecciones a un nivel més alto. La animalidad, por hallarse en la humanidad, recibe un perfeccionamiento intrinseco. Da mucho mas de sf que cuando se da en el solo animal. El ojo hu- mano ve, como el del animal, pero mucho mds perfectamente pues al ver, el hombre, ademés, entiende, capita significaciones que sobreele- van su visién a un nivel que comporta no sélo una diferencia de grado sino especifica. El hombre ve entendiendo, inteligentemente, lo cual reviene sobre la percepcién sensorial dimensionandola a una esfera de perfeccién cognoscitiva imposible de aleanzar por el animal, Un lince no “ve” nada al lado de un humano miope. El miope ve in- teligentemente, lo cual trasmuta intrinsecamente su visién, Esta se feet de su entendimiento. Salto fantastico, de especie, no de “ Los hombres somos, por eso, totalmente hy dad mds espiritualidad) y ademas més perfe: ae peel id esta | homb: La animalidad esta en el ombre no como tal si . totalmente, de modo que nada hay de animal eae Re mae aa ‘bre. De nuevo: Todo en el hombre es humano. Y. sin wabe bom. hombre dispone de las potencias y perfeeciones del creer el funciones animales se potencian en él. Su Sensibilidad a Las za y su afectividad se hace espiritual. El pintor yo a4,°° "ional. finitamente més que cualquier animal; ve y al yor dis , 2°S in- pone, separa, abstrae, juzga, capta valencias de Paleo com- nada capta de todo esto. Al amar, el corazén del ae E * como el del perrito regalén que su duetio acaricia a ore disfruta ’ €ste no gozq ombres (y no animali- ctamente animales que Escaneado con CamScanner 56 ABELaRDO Prruop propiamente, porque no entiende, y no sabe que es él el que 4 fruta; no goza el gozar. El ser humano sabe que goza y sabe ¢ entiende cuando entiende. Sin la tesis de la asuncién eminente de las formas la antro gia no puede captar el misterio del hombre. De ese cardcter de ritu encarnado que al mismo tiempo esté sumergido en un cw animal pero que lo trasciende. No sélo “emerge” de él, como 5 decirse ahora, sino que lo asume y convierte a una realidad m cuerpo humano es infinitamente mds perfecto que el cuerpo ani cumplir funciones que en éste no aparecen. Vedmoslo en ejem 2. Sensibilidad y racionalidad El animal se limita a percibir por instinto lo que le es perjudicial o beneficioso. Pero el hombre lo hace comparando lo pasado con lo presente, discurriendo de alguna manera y obteniendo conclusiones, que si bien son singulares y concretas, suponen un cierto juicio. La memoria humana tiene una capacidad de “inquirir, casi silogfstica- mente, el recuerdo de los sucesos pasados”, dice S. Tomas”. ¥ la memoria es una potencia orgdnica, cuyo 6rgano principal es el cere- bro, como en el animal. Pero a diferencia de éste la memoria y la imaginacién humanas participan de la razén, de la potencia intelec- tual. El instinto que sirve al animal para saber lo que le es conve- niente o dafino se llama estimativa. En el hombre la estimativa participa del juicio racional y por eso los antiguos la Hamaban cogi- tativa (cogitare, pensar). Esta facultad orgdnica, cerebral, es en el hombre una facultad “pensante”, asumida por la inteligencia y capaz de juzgar del mundo sensible, de lo conveniente y de lo inconveniente para la vida. La cogitativa juzga del bien sensible, concreto. La cogitativa —que es un sentido— formula participativamente con la razén el juicio de prudencia. Sin ella no podriamos actuar en el mundo, ni actuar sensatamente, seriamos unos “entes pensantes” (res cogitans) sin contacto profundo con la realidad corpérea, especie de “razones puras” perdidas en el mundo. Sobre esta tematica yolvemos en el Cap. V. Escaneado con CamScanner IDERACION FILOSOFICA DEL TEMA DEL HOMBRE 57 3. Una unidad muy particular La maravillosa unidad del cuerpo y el alma no es una unidad cual- quiera. Proviene de la posesién por el alma del cuerpo, de la asuncién eminente, perfeccionante, que las potencias de la forma espiritual realizan de las potencias corpéreas. Unidad que trasciende la ani- malidad transforméndola desde dentro. Los seres humanos somos Jes, pero transformados. La animalidad esta en nosotros smutada, es una animalidad que se espiritualiza sin dejar de ser animal. Misterio inquietante del espfritu encarnado; misterio de un animal que es racional. Sin esta visién la antropologia se pierde en iritualismo descarnado, dualista, o se hunde en el materialismo biologista. En ninguno de estos espejos se refleja la verdadera imagen del hombre. La unidad hilemérfica y la asuncién de lo material por lo espiri- tual no es, sin embargo, perfecta. Hay una tensién intima en el ser humano. Y un conflicto entre Espiritu y Vida. Esta es otra proble- miatica, de la que hablaremos luego. 4. Los grados metafisicos Ahondemos un poco més en el tema. Para explicarnos la unidad del ser humano nos remitimos a la teorfa aristotélica de la materia yla forma y ahora, mds especificamente, a la respuesta que los escolds- ticos han dado al problema que plantea esa unidad, es decir cémo un solo principio formal contiene una multiplicidad de modos de Ser, en el caso del hombre, de grados de vida. En efecto, en él hemos podido distinguir claramente una vida orgdnica, que contiene una vida ve- getativa y una vida animal, y ademas una vida espiritual. Como varios grados de vida son contenidos en una misma forma o principio de vida?” Los tomistas responden que hay tres maneras como una cosa contiene a otra: formal, virtual y eminente. La distincién es sutil pero en este caso decisiva para la comprensién de la “composici6n” del hombre. Una cosa contiene a otra de una manera solamente formal —dice Cantin— cuando ella la contiene segtin aquéllo que la consti- tuye propiamente: Es asi como lo que es blanco contiene la blancura, Escaneado con CamScanner 58 Asetarpo PrrHop lo que es redondo la curvatura. Por otro lado, una cosa contiene de una manera solamente virtual a otra cuando, sin tener la perfeccién propia de ésta, ella tiene la capacidad (virtus) de producir un efecto idéntico. Asi un ser puramente espiritual, cuya inteligencia fuera absolutamente intuitiva, no necesitarfa, como nosotros, discurrir (0 razonar); pero podria conocer aquéllo que nosotros conocemos por razonamiento. Pero lo que a nosotros interesa es la tercera forma de contener una cosa a otra:(De una manera que si bien es asimismo formal se distingue por set eminenéé, Una forma puede contener la perfeecién especifica de otra sin las imperfecciones que caracterizan a ésta.\Esto se produce cuando algo, en su constitucién formal y propia, no cémporta ninguna imperfeccién que repugne a la forma superior que la contiene. Asi los grados de vida vegetativa y animal contenidos en la forma superior espiritual se hallan en ésta formal pero emi- nentemente. Lo cual significa, como vimos, que del hecho de tal unién los grados inferiores de vida reciben un perfeccionamiento intrinseco. Cuando un grado de vida superior contiene grados de vida inferiores, éstos reciben de aquél un perfeccionamiento pero en su propia linea de ser. La animalidad del hombre es mas perfecta que la del animal. Hablando més estrictamente —se expresa Cantin— nosotros somos més perfectamente animales que los animales y mas perfectamente vegetales que los vegetales. A esta teorfa los escoldsticos la Namaron teorfa de los grados metafisicos del ser. - Cuando decimos que ciertas formas se hallan contenidas en otras superiores no debe pensarse que estan como partes actuales, como los miembros de un cuerpo 0 las partes de una sinfonia, ni tampeco como puramente potenciales, como lo estaba el Quijote en el castellano antes de ser escrito 0 como una especie est4 en un género, sino de una manera formal y eminente. Asf esta la animalidad en el hombre, como hemos repetido, o la lengua popular en los discursos de Sancho Panza. Podemos decir que la animalidad esta en el hombre asumida totalmente, de modo que nada hay ya de animal como tal en él, y sin embargo él dispone de las formas y perfecciones de la animalidad. | Una forma superior contiene unidas perfecciones que en otros seres inferiores se dan separadas. Pero no sélo eso. Estan de tal modo asumidas por lo superior que se hallan como transmutadas, sin dejar de ser lo que son. Ni destruidas, ni desaparecidas, ni corrompidas, tal como no lo esta la animalidad en el hombre y lo popular en Sancho, es decir s6lo sobreelevadas. Por si mismas estas perfecciones inferio- res jamas podrian dar lo que logran asumidas. La animalidad se Escaneado con CamScanner \C 59 CoNSIDERAGION FILOSOFICA DEL TEMA DEL HOMBRE potercia, dimensiona y perfecciona a un punto donde ella sola no puede llegar, y esto gracias a que la humanitas la asume. El caste- llano popular del siglo XVII estd en los discursos de Sancho trans- mutado a un mundo de belleza y expresividad superior. No sélo esta todo lo que este sistema expresivo podia dar de sf, sino que, sin dejar de ser “popular”, ha sido potenciado més alld de sf. Es y no es lo popular. El inglés esta en Shakespeare no sélo en su integridad ex- presiva, sino supremamente contenido, tal vez mas y mejor que en cada uno de los que lo usaron sin ser Shakespeare. Asi, mutatis mutandis, ciertas formas éticas socraticas, 0 estoicas, sé hallan en la morai cristiana, pero asumidas eminentemente. Claro que en estos casos se trata de formas accidentales, mientras que la unién (asun- cién) de la animalidad y la espiritualidad en el hombre es esencial y su co.aposicién da un ente sustantivo, no sdlo una forma accidental. 5. Asuncion de las formas y unidad Debemos reiterar, para evitar toda ilusién racionalista, que la asuncién eminente de las formas inferiores en el hombre, no se da perfectamente. Esto es importante en psicologia porque la armonia de una personalidad depende en mucho de eso. Desde los raros ejemplos de personalidades armoniosas y equilibradas hasta el opuesto extremo de la histeria y la doble personalidad, la esquizo- frenia y otras rupturas interiores, hallamos un continuo que varia notablemente. En toda personalidad hay sectores, a veces jirones, no integrados.|En cudntas ocasiones no nos encontramos con persona- lidades en las que descubrimos como departamentos estancos. Per- sonas sinceramente piadosas cuya insensibilidad por los demas es llamativa. La maledicencia suele darse en gente muy moral (su maledicencia se funda justamente en su puritanismo). Extratias de- bilidades se perciben en personas maduras y, por lo demds, apa- rentemente bien integradas. Pero hay una unidad fundamental y trascendente en la persona que no pueden borrar los fenémenos precedentes. Es la mismidad del yo por debajo del cambio, su unidad e identidad, tanto diacrénica “como sinerénica, la intereonexién de los estratos bioldgico, psiquico y espiritual son innegables. Con la exposicién del principio de asuncién formal eminente logramos un marco teérico que Mejora nuestra comprensién del fenémeno humano. ‘ Escaneado con CamScanner

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