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LA LITURGIA, EPIFANIA DE LA IGLESIA El titulo de esta exposicién sittia realidades: liturgia e Iglesia, con un nexo entre ellas -epifania— que quiere subrayar, a la vez, entre las dos, una complicidad inevitable ad intra, y una responsabilidad mutua ad extra. Asi, pues, en el interior de este enunciado se puede apreciar, simultineamente, la quietud de lo constituido —Ia Iglesia-, y el movimiento expositivo de una actua- cién constante —Ia liturgia~. Ya el gran defensor del sentido teol6gico de la liturgia, C. Vagaggini, en un trabajo sobre la Constitucién litt. gica del Vaticano II, afirmé claramente que, en los documentos auto- tizados del magisterio mas cercano en el tiempo, como las enciclicas de Pfo XII, Mystici Corporis (1943) y Mediator Dei (1947), asi como en el pensamiento teolégico-licrgico més reciente, en aquel enton- ces, liturgia y eclesiologia son inseparables'. Efectivamente, la natura- leza de la liturgia est intimamente vinculada a la de la Iglesia, ya que aquella expresa y manifiesta en el grado mis elevado la auténtica na- turaleza de la verdadera Iglesia, como afirma Sacrosanctum Concilium (SC), en el ntimero 2. €n armoniosa simetria estas dos 1, EL FRUTO DE UN PROCESO Pero a esta conclusién no se ha llegado sin un proceso, por lo que tespectaa la concepcién eclesioldgica. El mismo Vagaggini nos refiere Que, en los ambientes litirgicos alrededor del 1918, se ‘ re a cuestionar fa forma, hasta entonces habitual, de presenta la ecologia ela Iglesia, reclamando que sus elementos consticutives fueser af Monizados diferentemente’. Es algo muy sabido aey een & Primera guerra mundial, con el abad cle Maria Laach, 1. Henweg % in, en G. BARAUNA (dir.), La Sa- 1. C. Vacacaint, Jdeas fiundamnentales de la Constitucién, 00 G- BS ‘Sada Liturgia renovada por el Concilio, Madrid 1965. [oe ca» 3:(1964) 346. 2. Wem, La Chiesa si ritrova nella lisurgid, «Rivista 8! NAAN PADNO un abajo de profundizacién de algunos elementos de la ecle- 1 suficientemente hasta entonces. Este trabajo, a la la Biblia y la patristica, urajo una gran renovacién Iglesia. ini siologia. no trata luz de ta teology del sentido de Son muy significativas, en esta época, tanto la obra del P. Mersch, Le Corps mystique du Christ, como la del P. Tromp, Corpus Christi quad ot Ferlesia’, segnidas por varios estudios en orden a perfeccionar Ja eclesiologia. Del 1920 al 1925 la cantidad de literatura sobre esta cues- tidn ya habia igualado la de los veinte afos precedentes. Y del 1925 al 1930 la produccién se habia duplicado, para aumentar cinco veces mas durante el quinquenio siguiente. Parece que el aio 1937 es la cumbre de este crecimiento, y desde entonces el ritmo de publicacio- moderado. Sin duda el mejor resultado de este movi- miento sera la enciclica Mystic Corporisdel Papa Pfo XII, en el ato 1943 -en estrecha afinidad, segtin algunos autores, con la obra del P. Tromp-*, y que, de alguna forma, codificaba los resultados de los estudiosos en cl campo de la eclesiologia. re nes sera ma Este proceso no se va a parar aqui, y Hegara hasta las Constitucio- nes sobre la liturgia y sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano II, sefia- Jando de esta forma, el triunfo de la tendencia inaugurada después de la primera guerra mundial’, la cual hace enraizar el estudio eclesiolé- gico ya no en las tesis de kt contra-reforma, sino cn una tcologfa mas y patristica. El mismo A. Decourtray, refiriéndose a la eclesio- preferida por el Vaticano I], afirm: de Vatican II semblent bien avoir voulu s'inspirer délibérément d'une tradition plus ancienne et plus large que celles des théologies trop marquées par la controverse antiprotestantes*, Igualmente, Congar observa esta relacién entre la teorfa eclesio- légica y la liturgia, cuando afirma: «Le mouvement liturgique a nourri, et méme pour une part suscité le renouveau d'une théologie de lEglise comme Corps du Christ, puis il a, & son cour, profiré de cette théologie: Mediator Dei (1947) est basée sur Mystict Conporis 3. E. Mensch, Le Corps mystique due Christ. Etudes de thélogie historique, Patis 1933: S. “TRome, Corpus Christi quod ext Ecclesia, Ineraducti generalis, , Roma 1937. 4. C. Lisuint, Une étape en ecclésiologie. Reflesions sur Teneyelique «Mystici Corporise slrénikon- 19-20 (1946-1947) 54 y 83. 5. C. Vanco, Li Chiesdnan 0s p. 346: nascere, fu impostata ed & rimasta nettamente in questa visuale ecelesiologica di nuovo pet ferionamento rispetto all'ecclesiologia posttridentina attuale © meno recenter; cf. A.G. Manrimont, La Continuation lieurgigque er sa place dans Voeuvre de Vatican I, en Mirabile laudis cansicum, Roma 1991, pp. 255-258: La fin de lige de la Contre-Réforme. 6. A. Dicount nay, Eaguinse de [Eglise dapris la Constitution «De Sacra Liturgia Maison Dieur 79 (1965) 43 Costituzione sulla liturgia. sin dal suo CALETA penragite C1 8 8 est ‘ (1943)+". Asi mismo. este autor precisa que. fas com olégicas. como las de Guardint y de Drupilenya. 7 be das a cabo desde ef CPL de Paris, reforsaran ef s9p 2. LITURGIA E IGLESIA DESDE SC Seria enriquecedor poder entrar en el analisis de las dow emeie loess de Pio XII acabadas de citar. pero la extensién de nue nos lo permite’. Debemos darlo por supuesto © inregrade: om a titucién littirgica del Vaticano IT, de la que no podeme tratar el tema que nos ocupa, como luego haremes con Lammen Gem tium (=LG). 2.1. La eclesiologia de comuniin como trasfondo twoligicn Ya el Sinodo extraordinario de obispos del 1985 reivine ologia, situdndola en su lugar dentro del Coneilio Vs ismo, la Congregacién para la Docrrina de la Pe, con fom 28 de mayo de 1992, publicé una carta sobre la Iglesia co n, donde en Ia introduccién afirma: «El concepto de com (koinonia), ya puesto de relieve cn los textos del Concilio V es muy adccuado para expresar cl nticleo profundo del Mistere a= Iglesia...»"". No creemos exagerar si afir nién cs cl fundamento teolégico p vez que establece los grandes ¢jes de blo de Dios. Podriamos decir, sintéticamente, que la cele. comunién se define por el hecho de poner en cl primer » de la Iglesia la comunién ontologica, sobrenatural y scr la vida crinitaria, comunién a la que todo le ex subord: Iglesia, y especialmente su estructura juridica'’. mos que, la eclesiologia de © acipal de la reforrna leesir teologia de LG relarna of 7. ¥. CoNGAR, Réflexions et recherches actuclles tur Usssambide Large. « Dieu: 115 (1973) 9-10. 8. Para cllo remitimos al capltulo segundo de nuestra ob ssamblea livirgies on is obra de ome Ganrge: Msrsymarh Bas 3 eG Dansts, Relat final de Noumes 7 denmioe de Dios celetras los mistertos de Cristo para Li ualiacnin del mem, «8 10. CONGREGATION PARA LX DOCTIINS De LA Fe, Caras ea sobre ulgunos aspectos de la Iglesia considerads came comntasie > mente trinitaria que conecta las diferentes etapas de la obs sa) con las Personas divinas, hasta poder definir a la | piritu Santo» (LG 4), usando palabras de san Cipriane uno puede notar la misma coincidencia en cuanto al cristoves que empapa todo el texto de LG, como antes lo hiciera [2 Cons cién litirgica. Por otra parte, y a diferencia de cextos mazisceriales anteriores, en LG siempre que se habla de redencisr s6lo a la pasién del Sefior, sino también a su resurreceion, ¢s dee todo el misterio pascual. Otro aspecto es el cardcter pneumarolégico de ls vida de la Igle- sia, la cual esta siempre animada por el Espiritu Santo, que acttia so- 23. Cf. M. AUGE, Aleune immagini dell Chios wells mudisione eucologica romans, «Claretianume 14 (1974) 53-82 24. De orat. dom. 23: PL 4, 553. jue GONZALEZ. PA 9 ales (cfr. ntim. 50). Y, otrg fares: el vivo sentido escatol4. scoral capitulo especial que dedica g fe fondo que hay de la Iglesia, la cual destino, que desea conseguir (cf, ‘ante dos textos que tienen ung ‘un nico lenguaje y una sol, desde la comunién. jiante todo media nos bye todo Torin a os dos feos elemento cor eferimos tinicamet co Nee a vision s ntramos, PUCS> ny biblica, ntims. 4-6). Nos enco! des eclesiales, cién reol6gic forma de concebir las realida 3,1. La Telesia en las Iglesias SC 41 tiene una afirmacién de gran SO ee eee tema; dice asf: «La principal manifestacién” de la Ig! an i iza i la participacidn plena y activa de todo el pueblo ad le Dios en las mamas celebraciones litirgicas, particularmente en la eucaristia, en tina misma oracién, junto al tinico altar, donde preside el obispo ro- deado de su presbiterio y ministros». Y también aqui, la Constitucién litdrgica ha encontrado un complemento importante en LG 26. En este ptrafo se pone nuevamente de relieve la importancia en la vida eclesial de la celebracién eucaristica que celebra el obispo 0 procura que sea celebrada-, y se incluye un texto sobre el valor teolégico y eclesiolégico de la vida de las comunidades locales, donde se concreta la tinica Iglesia. Derengdmonos en esta cuestidn de las Iglesias locales, punto de referencia capital, en orden a revalorizar las asambleas littirgicas —es- pecialmente las eucaristicas~ como manifestacin plena de la Iglesia. Enel seo cond apens ado, encontramos ts afitmaciones é Soe ear als ci io bign el nombre de Iglesias en a Nu coer las cuales reciben tam- locales e congregan mediante la predicacion def eee eae bajo el minierenmneant la predicacién del evangelo , en ells i é Pal, se celebra la eucaristia; y 3) en estas cele- Sangre de Cristo, estas Iglesias locales a Iglesia, una, santa, catdlie, gc Est8 mismas ideas, <, como hemos tenide Posicién; no volvere elo publicado desde el aul son el Cuerpo de Cri B @Y apostélica, po de Cristo, que ya las encontramos en lt at alo largo de nuestra ex- anos textos, Ast, pues, y a partit tt, podemos afirmar que la Igle- a conecili 25. ;Podrtamos 4 "aducieinteresadamente es te esta palabra or sepitinias? wia- de la Iglesia de Cristo. Con tod fa Iglesia local, no significa que el Coneilio ol iglesia universal, sino todo lo contrario: este es, recisamente el punto de partida y el enfoque ec ‘© este acento tan marcado sobre Ividase la visién de la in algunos autores, lesiolégico principal ‘émo la eucaristia ce- el Vaticano IT, De aqui la importancia de ver c Iebrada en las comunidades locales constituye la Iglesia universal, Este punto, sin embargo, obliga a tener un concepto exacto de la univesalidad de la Iglesia, que, desde el punto de vista eclesiologico, no es otro que el de su catolicidad. Como ya precisé Congar”, entre otros autores, esta tercera propiedad esencial de la Iglesia, profesada en el simbolo niceno-constantinopolitano, no implica, en primer lu. gar un concepto cuantitativo. El término Aatholon, de hecho, expre- saintegridad, totalidad, plenitud. Por tanto, hatholike, en tanto que cualidad de la Iglesia, significa que la salvacién se encuentra plena. mente en ella, Esto se expresa, precisamente, en la palabra usada por Pablo y Juan, pleroma, ya que residiendo en la persona de Cristo la plenitud de la divinidad (cft. Col 1,19; 2,9), y de manera particular elamor salvador del Padre, es esta plenitud la que, por medio del Es- piritu, lena el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia (cft. Ef 1,23). La catolicidad significa, por tanto, originariamente, esta plenitud de la salvacién divina, es decir, la comunién divino-humana realizada en a misma persona de Cristo, y comunicada a la Iglesia mediante la accién del Espiritu. Por tanto, debemos concluir que esta catolicidad esencial se reali- za propiamente en la Iglesia local que celebra legitimamente la euca- tistfa, En esta celebracién, presidida por el obispo o por un miembro desu presbiterio, en la comunidad de los fieles, se acttia la catolicidad de la Iglesia de Cristo, a la vez que la Iglesia local manifiesta su iden- tidad esencial con todas las demés Iglesias locales que celebran, legiti- mamente, el memorial del Seftor. Por eso, en la celebracién eucaristic: se reaiza propiamente la comunién catdlica de las Iglesias: la Igles Una, santa, catélica y apostélica de Cristo. De aqui que, la eucatistia, €n cuanto presencia del misterio de salvacién, simboliza y produce la unidad -y la universalidad— de la Iglesia™. i, Yeannon, por ejemplo: A. ANtON, Elvolgi postenclin: yore, ¢ pros fino Be atone (acai, Vaca Ue: blanc ¢ prope, Vantngnc ta 062 1980) Maes OH a a a Tain, este contet Gene agar de> bate entre los canenales Ratziner y Kasper sobve alglesia loval ~ tgesia univers Hos 1999 y 2000, 27> Y.Contat, Prpiedadesesenciales de la flea ow Mostevium Salus 1, Madeid 1973, pp. 492.501. Clit. Unitatis Redintegnatio 2. i JONZALEZ PADROS JauM gg Sin lugae a duds, puss fa refineries soe Tesi, iquecido notablemente el con 1ol6gico de kh cent ered especialmente pot lo que respecta a la celebracig asamblea litirgica, oer ro de un marco de una clara eclesiolo, ade cucaristicn ¥ SetPFoema que su ser «principal manifescacig,: de Iglesn® (SC 41) ha ganado en hondura y taneparencia, Efectivamente, los bautizados no forman parte de una Ilsa uy sal abstracta; quien se incorpora a la Catholica, a la Iglesia extend, da de oriente a orcidente, lo hace por medio de una Iglesia local, As, pues, a asamblea litrgica es la manifestacién de esta Iglesia local al menos, de una porcién de ella, desde el momento que la Iglesia de obispo se ha subdvidido en asambleas secundarias, parroquiales tulates. Esta Iglesia local, sdlidamente fundamentada gracias al obi. po, que en ella ocupa el lugar de Cristo (cft. LG 27), esta siempre misicamente unida; sin embargo, esta verdad de fe no se podria per. cibir si, periddicamente, no se realizase la reunién material de todos sus miembros para la liturgia. De aqui se desprende que la asamblea littirgica es una verdadera «epifania de laTglesiav”®. Bs expresién de la Iglesia local, y participa de todo el misterio de la Iglesia. Por ello, su oracién en asamblea, tiene Ia eficacia del obrar de la Iglesia, opus operantis Ecclesiae. Asi, ls con, diciones que la autoridad establece para su validez, no tienen oa m. 26n de ser, que la de asegurar el cardcter auténticamente eclesial de teunién y la oracién, a sabiendas que «la participacién consciente a. tiva y fructuosa» de los fieles, es necesatia tambi misterio de la Iglesia, es decir, las i de la nueva Jerusalén’!, Se nos permita Vi que e: i # expresar una conviccién ign ie es también un de seo), para poner punto y fi ‘ ); nal a esta intervencién, que tiene que vet Seg ‘ os lagen pest con el reto fundamental de la Iglesia en no po- viewioe ae fr mente en las sociedades materialistas. Una con: uestros conciuelaak gn e™Plar el desinterds, por parte de muchos d& MCachinos, hacia la Iglesia y sug argumentos, Desinter® 29. Clie A. G. Man ‘ 40 (19545 fe 7 enenrce, Kasemblée titurg 30, thi, emacs 31. Para ahond deAimé Gearger ‘que, Mbstdre du Christ, aba Maison Die” ‘uestion, vid. 9-10, lar en el tema, efi), Ge “ ven ih NVALEE PADKOS, La aamblea lining en I rr LALITURGIA, EPIFANIA DE LA IGLESIA 7 do toma la palabra, se convierte, a menudo, en jucio injus- Ia, hacia su ser y sus propésitos. As, pues, creemos que una y otra vez, a las comunidades cristianas, en este siglo | genuino espiritu de la liturgia, més profundizado en a y vivido en fervor y gratuidad; conviene un renovado ‘movimiento littirgico» para que, nuestros contempordneos, no crean ver el rostro de la Iglesia en el frenest y la tensién de debates polémi- cosy ruedas de prensa, sino en la suavidad trascendente de una litur- oY Jebrada por una comunidad creyente y fraterna, que sabe reco- nocer en la brisa serena de la oracién, la presencia divinizadora del Espiritu del Dios vivo. Con comunidades, asi viviendo y orando, a quien nos preguntase por la Iglesia, podriamos decirle simplemente: id, y la veréis» (cfr. Jn 1,39). aveni ue, cua ty hacia el ange leva XXI, hacia ¢! mprension, Jaume Gonzélez Padrés Instituto Superior de Liturgia Barcelona

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