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Una vaca en la ciudad Literatura LIUANA CINETTO ‘actual os Coleecién La buena letra Direccisn editorial: Gloria Picz Editor: Héctor Hidelgo Iustraciones: Leonor Pévez Portada de coleceién:diseo i punto a una marca egisrada de MIN Editorial Lda, © Liliane Cineto {22011 MN Er La wa, Bliodoro iter 34 ‘Ae. odor Yin 2416, Pride, antigo, Chile Fax: 234.4569 ‘e-mail promocion@mnedioriat ct web: waramneditoril el Primera odin: 2011 Ne inseripcon: 24.950 ISBN:978:956-254-3108 La presentacdn y postion de ob set Ia obra son roped et aor Resets ob os dees para todos: pes Nrgune noe fe esta publicacion puede ser reproducida, almac = {ransmitida de ninguna forma, ni por ningun medi sea ex ‘ecwenic, fotocapia 0 cualguer oo, sia pees setae ‘Sarita por pare de ls titular de os derechos Iipres en hile por Work Color Chile SA. Una vaca en la ciudad Gaanids Gertrudis les dijo a sus amigos del campo que esa mismisima semana se ibaa la ciudad, todos la miraron con cara de qué le pasa y se pusieron nerviosos. Tan nerviosos que a las gallinas se les despeinaron las plumas, a las ovejas se les enred6 la lana y alos chanchos empezé a dolerles la barriga (y eso que s6lo habian cenado diez kilitos de choclo, varias plantas de lechuga y media docena de zapallitos) Que por qué se pusieron tan nerviosos? Porque Gertrudis era una vaca y ya se sabe que en la ciudad no hay vacas paseando de acé para all ni de alla para cincod aca. Por eso le aconsejaron que mejor se quedara, que no iba a conseguir ni un solo pastito para comer, que la gente de la ciudad iba a asustarse al ver una vaca suelta... No pudieron convencerla. Gertrudis se fue un lunes trotando despacito, antes de que se despertara el gallo que es el mas madrugador. Tardo bastante en Iegar a la ciudad, eso si. Porque quedaba lejos. Pero Ilegé noms. ¥ la ciudad le parecié tan linda que enseguidita le dieron ganas de dar un paseo Fue entonces cuando empezaron los problemas y es que Gertrudis conocia mucho de campo, pero de ciudad no sabia nada. Y el primer problema fue cuando quiso cruzar una avenida. Por supuesto no esper6 a que el semaforo estuviera rojo y los autos frenaran. Ella cruzé lo mas 6seis tranquila y ;PIM! {PAM! ;PUM! Un auto amarillo chocé contra un auto verde que chocé contra un auto azul que choco contra un colectivo lleno de gente que chocé contra una camioneta cargada de papas que quiso esquivar a Gertrudis. Por suerte, nadie se lastimo (aunque Jas papas se desparramaron por el suelo). Claro que la gente se enojé muchisimo con Gertrudis. —Fijese por dénde va, despistada. Mire Jo que paso por su culpa -le gritaban. Gertrudis estaba muerta de vergiienza. No se puso colorada, porque las vacas no se ponen coloradas, pero bajé las orejas y agaché la cabeza, mientras decia: __MUUUU —que en idioma de vaca significa "Disculpen’. Nadie le entendis, claro, porque en Ja ciudad no se entiende el idioma de siete7 las vacas. Seguramente por eso no la disculparon y le siguieron gritando, mientras Gertrudis se iba de lo mas amargada y se prometia prestar mas atencion al cruzar la calle. Pero los problemas siguieron. Porque al ratito Gertrudis empezé6 a tener hambre y buscé algo para comer. Y lo mas parecido al campo que hay en la ciudad es una plaza. Por eso Gertrudis fue derechito a la plaza. Y aunque alli habia un cartel que decia con grandes letras negras [ PROHIBIDO PISAR EL CESPED Y ARRANCAR LAS FLORES Gertrudis no sabia leer y se dio una panzada de pastito. ;Ah! Y de Postre se masticé un cantero leno de margaritas La gente se enojé muchisimo con Gertrudis. 8 ocho — Qué barbaridad! Mire lo que hizo. Deberia darle vergtienza —le gritaban. Ya Gertrudis le dio vergiienza. Muchisima vergitenza. Por eso agaché la cabeza, bajé las orejas y dijo: —MUUUUU MUUUUUU -que en idioma de vaca significa: "Disculpen. No lo voy a hacer mas", Pero nadie le entendié, claro, porque en la ciudad no se entiende el idioma de las vacas. Seguramente por eso no la disculparon y le siguieron gritando, mientras Gertrudis se iba triste, triste. Las cosas fueron de mal en peor. Gertrudis andaba por las calles de contramano, viajé en tren sin sacar boleto y se metié en una fuente para darse un banito. La gente se puso furiosa con ella. — Qué falta de respeto! ;Qué maleducada! Eso no se hace -le gritaban, 10 diez Por mas que Gertrudis agachaba la cabeza, bajaba las orejas y decia: —MUUUUU MUUUUUU MUUUUUUU ~que en idioma de vaca . -ulpen. No me di cuenta’ significa: “ =pero la gente no la disculpaba. Quizas porque no la entendian (es que en la ciudad no se entiende el idioma de las vacas). Por eso, el viernes Gertrudis se fue de la ciudad trotando despacito para regresar al campo. Tardé muchisimo en llegar porque el campo estaba lejos y porque ella estaba cansadisima. Pero llegé només. Bien temprano, antes de que se despertara el gallo que es el mas madrugador. Y alld se qued6. Contenta porque a el campo puede andar por donde quiere y no esta prohibido pisar el césped 0 oncelt comerse las flores. Y sobre todo porque cuando dice MUUUU todos la entienden. Ya que en el campo se entiende perfectamente el idioma de vaca. Doaa Arafia Cuando dosia Araiia avis6 que no queria seguir tejiendo, todos en Jalaguna se pusieron nerviosos. Cémo que no ibaa tejer mas? ZY quién le haria los cincuenta pares de escarpines a los bebés ciempiés? cY la bufanda a los sapos que andan todo el tiempo resfriados porque | se lo pasan chapoteando en el agua? ¢Y el vestido de novia para la abeja reina? g¥ los patuelitos de encaje para las luciérnagas? Que no y que no. La arafa no ibaa tejer mas. Llevaba afios teje que te teje yyaera hora de descansar. Hacia rato que tenia ganas de viajar alrededor del trecet3 mundo. Queria conocer otros charcos, otros yuyos, otros bichos... Por mas que le insistieron, preparé sus ocho valijas (una para cada pata) y se despidié de todos que Iloraban como locos mientras dona Arata se alejaba. Por suerte, no tardé tanto en regresar. Yes que dio la vuelta al mundo. Pero al mundo de una arafia que es mucho mas chico que el de las personas. Mas menos doce arboles, cuatro piedras, unos troncos caidos y varias plantas con flores. Y la laguna completa, ademés, que recorrié enterita,viajando en una hoja seca. Y enseguida volvié a tejer. Porque después de contar las anécdotas de su viaje, empez6 a aburrirse y es que las araiias no son de quedarse de brazos... 0 mejor dicho de patas cruzadas mucho tiempo. 14 catorce El loro aburrido Cuando el loro dijo que tltimamente andaba aburrido, todos se le quedaron mirando con el pico abierto. Con lo buen compafiero que era el loro, tan conversador ademés... Si se hacia amigo de cuanto pajarraco se le cruzaba frente al nido. $i charlaba con cualquiera que se le paraba en una rama del 4rbol, incluso en la mas alta. Si venian desde lejos a escucharlo contar las noticias. Sin embargo, el loro estaba aburrido. Hablar hablaba con medio mundo, si. Y bien clarito. Todos le entendian, incluso las personas. Pero desde hacia un tiempo se aburria. Mucho se aburria. 16 dieciséis Vaya a saber por qué! Para distraerlo, las aves cantoras le cantaban. Y el loro agradecia el concierto, pero al rato se aburria otra vez. Para entretenerlo, las aves expertas en vuelo le hacian acrobacias aéreas. Y el Joro agradecia la demostraci6n, pero al rato se aburria otra vez. Para divertirlo, las aves corredoras organizaban carreras. Y el loro agradecia el espectaculo, pero al rato se aburria otra vez. Y al final ya nadie supo qué hacer. El loro se aburria mas y més. Y encima se puso triston. Ni ganas de conversar tenia. Ni ganas de contar un chisme. Ni ganas de decir BUEN DIA. Hasta que se qued6 en silencio. No dijo ni PRR. Nada. Feo era ese silencio. Dolia. ¥ el pajarerio no aguanté y vol6 de aca para alla buscando una solucién. Costé encontrarla, claro. diecisiete 17 Pero una manana tempranito alguien trajo un libro gordo y se lo regalé al loro. ¥ el loro no sonrié porque los loros no son de sonreir. Pero dio vuelta una pagina con el pico y ahi noms empez6 a hablar de nuevo. Con palabras desconocidas. Las que sacaba de ese libro que era nada més ni nada menos que un diccionario. Y ya no se callé mas. ¥ tampoco se aburrié. Porque ahora tenia algo que hacer: aprender. Dicen que va por la D, asi que por un rato largo no se va a volver a aburrir, 18 dieciocho Ol El patito curioso Habia nacido cerca de un lago que parecia un cielo hecho de agua. Lo primero que dijo fue: —Cua, Porque, claro, era un pato, pero muy pronto dijo muchas otras cosas porque era curioso y hacia preguntas todo el tiempo. —;Por qué Ilueve? {Cuantas estrellas hay en el cielo? ¢Qué hace la luna de dia? gDénde vive el viento? preguntas dificilisimas que mama pata trataba de responder. En idioma de pato, que era el tinico que ella conocia. El patito fue creciendo y, aunque lo diecinueve 19 que més le gustaba era nadar (porque, claro, era un pato), también le gustaba aprender. ¥ como no habia escuela para patos, se hizo amigo de otros animales vecinos. —Muuu -le respondia la vaca, cuando el patito le preguntaba algo y él le entendia porque habia aprendido el idioma de vaca. —Guau -le respondia el perro cuando el patito le preguntaba algo y él le entendia porque habia aprendido el idioma de perro. —Miau -le respondia el gato, cuando el patito le preguntaba algo y él le entendia porque habia aprendido el idioma de gato. —Cocorocé -le respondia la gallina, cuando el patito le preguntaba algo y él le entendia porque habia aprendido el idioma de gallina. 20 veinte Fue justamente aquel dia en que comenzé el otono, cuando su mama dijo que tenian que irse de viaje, antes de que llegara el frio. El patito ya lo sabia porque se lo habia dicho “Croac’ la rana y élle habia entendido perfectamente porque ya habia aprendido también el idioma de rana. —Hay que volar todos juntos, en grupos, sin separarse. Siempre derecho. Hacia el lugar donde aparece cada maiiana el sol-habia explicado muy seria mamé pata-. El viaje es muy largo. Asi que, si alguno se cansa 0 se pierde, tiene que preguntar donde esta el mar e ir hacia alla. El patito estaba feliz. Durante la larga travesia aprenderia muchas cosas nuevas. Conoceria las montanas, los bosques, los rios... Incluso podria ver las ciudades, aunque fuera de lejos. Porque, 22 veintidos claro, era un pato. El patito y su familia partiero siguiente bien temprano- —Quiquiriqui -le grito el gallo para despedirse y el patito le entendié porque ya habia aprendido el idioma de gallo. Al principio el viaje fue tranquilo. Jes iban sumando otras se fue de, Su mama nal dia Poco a poco se familias de patos y el grupo haciendo cada vez mas gran y sus hermanas iban adelante, pero él queds rezagado porque iba distraido preguntando, mirand Quizas por eso no alcanz6 a ver las nubes negras y gordas hasta que fue demasiado tarde. La tormenta lo demasiado lejos del grupo. ara alla lo, curioseando... sorprendio El viento lo revoleo para acd y P abajo hasta que al fin Ja copa de un arbol. staba para arriba y para logr6 refugiarse en Entonces, se dio cuenta de que e: veintitres 23 completamente perdido. Y solo. Recordé Jo que su madre le habia dicho y buscé a alguien para preguntarle dénde estaba el mar. No tardé mucho en encontrar otro pato, un poco raro, eso si, con plumas mas oscuras que las suyas. De todos modos se puso contento. Porque, claro, era un pato. —Cua -le dijo al verlo. —Coin -le respondis el otro. El patito se queds con el pico abierto de la sorpresa y no supo qué contestarle. Pero como el otro (que en realidad era un pato francés) le hacia sefias para que lo siguiera, el patito volo detras de él. Seguramente iré al mar igual que yo, pensé. Porque, claro, era un pato. Y el otro lo llevé hasta el mar después de volar quién sabe cuanto tiempo. Sdlo que no era el mismo mar al que debia 24 veinticuatro estar viajando su familia. Porque por el camino las vacas decian “Meuh”, Jos perros ladraban “Ouah Ouah”, los gatos maullaban “Miaou” y las gallinas cacareaban de un modo rarisimo diciendo “Cotcot codet”. _-Me parece que por acd no es-pens6 el patito y decidié cambiar de rumbo, después de despedirse “Coin” de su compaiiero (porque ya habia aprendido a saludar en ese idioma). Pasé bastante tiempo hasta que se encontré con un nuevo pato, Taro, también, con las plumas mas claritas que las suyas. De todos modos se puso contento. Porque, claro, era un pato. —Cua -le dijo al acercarse. Quack -le contesté el otro que era un pato inglés. El patito se qued6 con el pico abierto de la sorpresa y no supo qué contestarle, veinticince 29 Pero también lo siguid, con la esperanza de que lo levara al mar. No tard6 mucho en darse cuenta de que éste tampoco era la ruta que tenia que seguir. Porque a su paso las vacas decian “Mooo”, los perros ladraban “Arf Arf”, los gatos maullaban “Meow” y las gallinas cacareaban “Cluck cluck”. Cuando escuché que el gallo decia “Cock-a-doodle-doo” decidio cambiar de rumbo. Y asi anduvo durante meses el patito viajando de un lado para otro. Llegé incluso hasta el otro lado del mundo, a Japon donde las vacas dicen “Mau”, los perros ladran “Kian kian’, los gatos maillan “Nyan” y cuando las gallinas preguntan “Ku-ku-ku-ku” los gallos les contestan “Ko-ke-kok-koo”. &Que si logré reencontrarse con su familia? Si, justo cuando terminaba el verano y todos volvian a su hogar. 26 veintisess Desiderio Desiaerio nunca hubiera imaginado que le iba a pasar lo que le paso aquella ver. Porque Desiderio siempre habia sido un elefante muy tranquilo, muy callado, muy timidén... Si en la selva no hacian mas que hablar maravillas de él. Un vecino ejemplar -lo alababa siempre el mono. Un excelente compafiero -lo elogiaba la jirafa. Un caballero -lo ponderaba la cebra. Tan reservado era Desiderio que la mayor parte del tiempo pasaba jnadvertido para los demas, algo realmente extraordinario considerando veintsiete 27 —Vayase a la cama -le aconse garza. —Abriguese el cuello -le proponia el antilope. Pero por mas que Desiderio hizo lo que le dijeron, seguia estornudando Y ahi algunos empezaron a fastidiarse. Porque los estornudos de Desiderio no dejaban dormir a nadie. Y si ademas no Iegaba a taparse la trompa a tiempo... —Me arrancé la tela que acababa de tejer ~se quejé la arana. —Nos revoleé por el aire se enojaron diecisiete hormigas. —Me despeins la melena -protesté el leon. Desiderio estaba desesperado. Porque nada daba resultado para que se le pasaran los estornudos. Ni los remedios caseros que le receté la tortuga, ni las compresas tibias que le ponia el bitho ni 30 treinta la idea de la hiena de hacerle un nudo en la trompa. ce Fue por eso que Desiderio pensé en El viaje irse de la selva. Y justo cuando estaba yéndose pasé cerca de las flores azules que acababan de abrirse y los estornudos Qiee alguien de la laguna viniera un dia y dijera que se iba de viaje era algo de lo mas comtin. Porque dos por tres aparecia algun pajaro para despedirse antes de emigrar al norte, en busca de Je aumentaron. Y de pronto, Desiderio se dio cuenta. Entre estornudo y estornudo les explicé a los demas que las flores azules le daban alergia. No terminé de decirlo que entre todos se . calorcito. fueron llevando las flores bien lejos y Hasta pronto, Nos vemos en él las plantaron donde pudieran crecer x i a on Honda Pee ji ae verano que seguro vengo con mis sin hacer estornudar a Desiderio. Y : pichones. O venia a saludar algiin pez de esos que una vez por aio nadaban de la laguna al rio y del rfo al océano- * Adios y no me esperen hasta la Desiderio volvio a ser el mismo de siempre y en la selva no se volvié a hablar mas que maravillas de él. Al fin yal cabo aunque sus estornudos fueran insoportables Desiderio era un elefante di primavera porque yemontar la corriente encantador. me vaa costar una barbaridad. 32treintay dos treintay tres 33 Si hasta los animales de cuatro patas se iban de vez en cuando. —Voy a visitar a una prima que vive del otro lado del monte. Nos vemos a la vuelta. Pero que una lombriz dijera que se iba de viaje era cosa rara. Mas que rara. Rarisima. Porque las lombrices no son de andar viajando. Si se la pasan todo el tiempo debajo de la tierra y ni siquiera asoman la punta de la nariz (0 lo que tienen en lugar de nariz). Pero ala lombriz le habian dado ganas de viajar. —Estoy aburrida -les explicaba a los demAs-. All abajo esta tan oscuro que no se ve nada. ¥ yo quiero conocer otros lugares. . Nadie la criticé. Porque el bicherio de la laguna era de lo mas respetuoso. Pero eso si: quien mas quien menos todos quisieron darle un consejo. 34 treintay cuatro —Si piensa ir a la playa, siga derechito para el lado donde sale el sol-le recomends el loro. —Pero vaya siempre por la sombra, asi va a andar mas fresca -le dijo la arafia. —De vez en cuando dese una " yemojadita en algin charco —le sugirié el sapo. Mejor viaje de noche asi nadie la molesta -le propuso la lechuza. —Y mire para los dos lados antes de cruzar un camino -le advirtié el caracol. La lombriz agradecié todos los consejos y se fue una manana bien tempranito. Pero para el mediodia no habia Ilegado ni ala esquina, tan despacito andaba. —Si quiere, la acerco hasta el proximo bosque -le ofrecié la liebre muy amable. La lombriz agradecida acepto y a upa de la liebre que corria mucho lege hasta treintay cinco 39 elsiguiente bosque. Y de alli siguio sola, pero para la tardecita, no habia legado nial segundo Arbol, tan despacito andaba. Si quiere, la alcanzo hasta el rio -le ofrecié una calandria muy amable. La lombriz agradecida acepté y a upa ge la calandria que volaba muy rapido llegé hasta el rio. Y de alli siguié sola, pero para la tardecita, no habia llegado. nia las piedras de la orilla, tan despacito andaba. quiere, la llevo hasta el mar —le ofrecié una tortuga muy amable. La lombriz agradecida acepté y a upa de la tortuga que nadaba y nadaba Hegé por fin al mar. (Y como le gustd ala lombriz el mar, tan inmenso, tan azul...! Por eso se qued6 un tiempito por alli, Hasta que un dia decidio volver ala laguna. Y la ayudaron a regresar treintay siete 37 un cangrejo, dos gatos, un gorrién y otros animales muy amables que se ofrecieron a Ilevarla a upa. Es que si no, la lombriz habria tardado un montén, tan despacito andaba. 38 treintay ocho Felipa Q.. Felipa era la mejor guia lo decian todos en el hormiguero. Nunca se perdia. Siempre sabia para donde ir. Cuando sefialaba alla, levantando la antenita | derecha, alla iba la hilera de hormigas, porque, seguro, seguro, que para ese | | Jado habria comida. Y cuando sefalaba alla, con la antena izquierda, alla volvia lahilerita de hormigas cargando hojas, migas, granitos de trigo o de maiz... porque, seguro, seguro que para ese otro lado quedaba el hormiguero. Y nunca se equivocaba Felipa. Ni por un centimetro. Sus compaferas la seguian confiadas por mas que a veces tenian treintay nueve 39 que caminar mucho, mucho por el campo donde vivian e incluso cruzar un charco, dos lomitas, una zanja... Sélo que un dia, justo cuando estaban saliendo del hormiguero, Felipa tropez6 y jPATAPUM! se fue de cabeza al suelo. Del porrazo le salié un chichon. Y se le arrugaron las dos antenitas. Pero enseguida dijo que estaba bien, levant6 la antena derecha y sefalé all. Y la hilerita fue para ese lado, aunque después de caminar mucho, mucho, las hormigas notaron algo raro. Porque en lugar de trigales y caminitos de tierra y charcas con patos aparecieron calles asfaltadas y edificios altisimos y seméforos. jFelipa las habia llevado ala ciudad! Cuando las hormigas le protestaron, Felipa pidié disculpas, levanté la antena izquierda y sefialé alla. La hilerita la siguis, pero después 40 cuarenta de caminar mucho, mucho, las hormigas notaron algo raro. Porque en lugar de | vacas comiendo pasto y sembrados y gallineros. Aparecieron médanos y caracoles y olas con espuma blanca. |Felipa las habia llevado a la playa! ¥ las hormigas Je volvieron a protestar. Felipa nerviosa estiré las antenas para un lado y para el otro. Y para acd y para alla la siguio lahilerita. Y asi fue como Ilegaron al bosque y ala montana y hasta el Polo Sur donde casi se les congelan las patas con tanto hielo. Por suerte después de caminar mucho, mucho, regresaron al | campo. Porque cuando se le acomodaron | las antenas, Felipa encontré el camino. Después de todo era la mejor guia del hormiguero, aunque algunas veces todavia se pierda. cuarentay uno 41 El diente de Sofia A\ sofia no le gustaba ni medio que su hermanito Lucas no tuviera que ir al colegio. Ademas a éllo bafaban, Jo vestian, le daban de comer en la boca... ¥ también le hacian GURUGURU morisquetas para que se riera Y estaba a upita todo el tiempo. Pero lo que mas Je molestaba a Sofia, lo que més rabia le daba, lo que la hacia enojar mas que nada era que Lucas no tenia que lavarse Jos dientes cada noche. Es cierto que Lucas no tenia dientes. Ni uno solo : tenia, pero... La mama decia que mejor, porque el que tiene dientes puede comer caramelos, No muchos, claro. Porque no 49 cuarentay dos en mal alos dientes- gon alimento y hac Pero a Sofia le hacian lavar los dientes miera ni W dientes aunque comiera alimento). Se n caramelo. Le aunque no CO} jhacian lavar los puré de espinaca (que sie’ so cuando cerraba mer el puré de Jos hacian lavar inclu Ja boca fuerte para no co" espinaca (que no le gustaba). Por eso una noche, cuando la mama y | el papa estaban pafiando y vistiendo \ Lucas y haciéndole upit morisquetas para que se Tier3» comié tres caramelos. O tal vez cuatro. e lavé los dientes- De puro enojada. ¥ no si Total... Fue entonces cuando le pas6- sintid algo raro, May raro. Rarisimo: Uno de \| | de arriba, el que estaba sus dientes, © justo en la mitad se movia. Mucho. De Jo tocé con la aca para alla. Sofia se punta del dedo. Despacito. cuarentay tres 43 Yel diente se hamaco. Traté de acomodarlo en su lugar asi y asi y... el diente se cayé. Y claro, Sofia grits. Seguro, seguro que le habia pasado eso por no lavarse los dientes y por comer tres caramelos. O tal vez cuatro y... Sus papis se rieron mientras le explicaban que no, que era un diente de leche, que se cae, pero después sale otro mas fuerte en su lugar y... Sofia se qued6 ms tranquila. Pero por las dudas fue a lavarse los dientes. Incluso el que se le habia caido. Para ponerlo bien limpio debajo de la almohada. 44 cuarenta y cuatro La familia de Mateo {La familia de Mateo era muy exagerada. Tan exagerada que, cuando nacid, la abuela le tejié trescientos sesenta y cinco carpines. Todos de distintos | adelantado } pares de es} colores. Y le compré por Jos de sus proximos quince feitadora | la unica los regal cumpleafios, incluso una ai ctrica. Pero la abuela no era elé exagerada. Los padres eran muchisimo ba con la ropa. peor. La mama exageral Cuando salfan a pasear, le ponia a etas, unas cuantos Mateo muchas camis' saquitos y por los puloveres, vario menos dos o tres chaquetas una encima de la otra. Por las dudas que tuviera cuarentay cinco 45 frio, También exageraba al cocinar- Preparaba tanta sop? tantas milanesas, tanto puré que después se pasaban una a comiendo lo mismo. El papa era, seman: en cambio, exagerado con los horarios. po a todos lados Insistia en salir con tiem por si habia mucho transito, por sino conseguian lugar para estacionar 0 por gi se quedaban sin nafta ¥ ellos eran siempre los primeros en llegar dos horas antes de que empezara Ja pelicula. Mateo se fue acostumbrando a que nes le quedaran siempre Jos pantalo: Jos compraban varios largos porque S° talles mas grandes. Oacomer guiso vecalentado que habia sobrado del vnediodia o empanadas que habian gquedado del dia anterior. Hasta que Tlegé el dia de empezar la escuela. La familia de Mateo estaba tan gmocionada. Demasiado. El papa puso sanguchitos para au Y le puso no gé cuantos pulov del guardapolvo para que no tuviera frio, La abuela le habia comprado tantos atiles que la mochila apenas podia fe, No fuera a ser que Je faltara avon primeros @ 4 habia, insistido “Bis que el Pap: antes. Por eso no on que la escuela Ja escuela en salir tres horas Jes amo la atenci¢ estuviera cerrada y NO hubiera nadie. hora y otra mas y otra. Y otro chico. A Ja escuela a iban todos Pero paso una no venia ningun orque a la plaz yn sus papas. Al mediodiay cuando gintieron el olorcito 2 asado que salia we las casas se dieron cuent® de que se hrabian equivocado y habian ido ala a... jel domingo! no venian, P escueli entaysiete: 47 cuar 46 cuarentayseis 1 Ohensie: el espantapdjaros Hacia rato que Arnoldo andaba con ganas de viajar y de recorrer el mundo. El problema era cémo. —Lo mejor es ir saltando —le habia recomendado una pulga amiga-, o viajar alomo de perro — {Qué va! -Le habia zumbado un mosquito-. Que lo haga volando, como yo. Es mucho mas rapido. —De ninguna manera -habia aconsejado un ciempiés-. Lo que le conviene es caminar. Pero Arnoldo no podia saltar ni volar. Mucho menos caminar. Y es que Arnoldo era un espantapéjaros. Bueno, en 48 cuarentay ocho realidad, a muchos pajaros no espantaba e incluso a algunos que eran sus amigos Jos dejaba comer unas semillitas, cuando venian a visitarlo. Eran justamente los péjaros los que le hablaban del mar y de Jas montafias y de las ciudades y de todos Jos lugares que Arnoldo sofiaba conocer. Pero jay! parecia casi imposible que Arnoldo pudiera cumplir ese suefio porque siempre estaba QUIETO en medio del campo, con su sombrero viejo y su ropa agujereada. Hasta que un dia lleg6 una maquina que sabia poco de espantapajaros y corta que te corta, ademas de las espigas, corto a rama que aferraba a Arnoldo al suelo. ¥ allé cayé Arnoldo con su sombrero viejo y su ropa agujereada en una pila dorada que alguien acomods en la panza de un cami6n. Cuando logré sacarse de los ojos tres pajitas y cuatro yuyos, Arnoldo se 50 cincuenta dio cuenta de que estaba viajando. jEn camién! Un viaje precioso: por caminos de tierra y rutas infinitas. Pero eso no fue todo: el camién Ilegé hasta una estacion de treny a Arnoldo lo cargaron dentro de un vagon. Asi que siguio viajando. En tren! Un viaje hermosisimo, por montafias y valles y pueblos y ciudades. Pero eso no fue todo. El tren legs hasta un puerto y a Arnoldo lo subieron a un barco. jY alla se fue el espantapajaros navegando, con los ojos azules de tanto ver el mar! Dicen los pajaros en el campo que Arnoldo todavia sigue recorriendo el mundo. Dicen que ha viajado en avion, en colectivo y en tranvia. | Dicen que incluso anduvo en bicicleta. Pero la pulga, el mosquito y el ciempiés no lo creen. Imposible. Porque Arnoldo no sabia pedalear. cincuentay uno st Un paseo por el barrio Banito habja subido a la terraza temprano aquella mafana. Le gustaba sobre todo asomarse sobre la esquina. Porque habia balcon y desde alli, Benito podia ladrarle a la gente que pasaba por la calle, Porque Benito era perro y ya se sabe que los perros son muy guardianes. Lo cierto es aquel dia, Benito se asomo y se asomé y... jPATAPUM! se cay6 de cabeza. Menos mal que justo justo pasaba por alli una senora que iba a hacer las compras. Ast que Benito aterrizo en la canasta y sin querer fue a dar un paseo por el barrio. Porque la sefiora fue de la carniceria ala 52 cincuenta y dos ‘a al almacén verduleria, dela verduleri y del almacén a su casa. Siempre con Benito. Porque aunque Benito queria salir, la seriora iba poniendo en la canasta lo que compraba. Y Benito quedaba aplastado debajo del pan, de Jas salchichas, de los tomates, de los rabanitos... Cuando | la sefiora vacié la canasta, vio salir corriendo a Benito y penso extranada: *,Qué raro! No me acuerdo de haber comprado un perro.” cincuentay tres 93 | 1 2 La nueva casa Niun poquito pudo dormir Lucia aquella noche, cuando Ilegaron a la casa nueva. ¥ eso que el papa le habia pintado la habitacion de color rosa que era el que a ella mas le gustaba. Y eso que lo primero que habjan sacado de las cajas fueron sus juguetes. Y eso que la mam le leyé un cuento y le canto canciones de cuna y le hizo muchos mimos... Pero nada. Lucia cerraba los ojos y se acordaba de su otra casa,la que ahora estaba vacia. Cerraba los ojos y se acordaba de la otra calle que tenia | Arboles y un kiosco de la esquina para comprar caramelos. Cerraba los ojos y 54 cincuentay cuatro se acordaba de la escuela que quedaba cerquita y de la plaza con tres hamacas rojas y un tobogan y dos sube y baja y una calesita... Entonces Lucia sentia algo en el medio de la panza, algo como un nudo. Y no podia dormir. Ala matiana, cuando el papa vino a darle el beso de buenos dias, Lucia tenia ganas de lorar. Tantas ganas de lorar que no queria abrir los ojos. Ni para tomar la leche los abrié. Y seguia con los ojos cerrados, cuando salieron a dar una vuelta. Sélo que al rato tuvo ganas de espiar. Y al espiar vio la nueva calle. Linda era. Con muchos 4rboles y un kiosco justo en la esquina para comprar caramelos. Abrié los ojos un poco mas y vio la nueva escuela que quedaba cerquita cerquita. ¥ enseguida abrié los ojos grandes y vio la plaza con tres hamacas verdes y dos toboganes y un sube y baja cincuentay cinco 95 yuna calesita... Esa noche Lucia si pudo dormir. Sonriendo se durmié, Pensando que también era linda su nueva casa. La pequefia hoja Hata sido in ileiinatennacer, justo cuando la primavera terminaba de despertar a algunos Arboles dormilones y se dedicaba a pintar los pétalos de las flores con sus pinceles perfumados. Al principio, habia sido sdlo un brotecito tierno que se desperezaba poco a poco. Pero después comenzé a crecer, como sus tres mil seiscientas setenta y dos hermanas, y se convirtié en una hoja preciosa, que crecia en la punta mas alta del arbol mas alto de la selva. Desde alli espiaba a sus vecinas, las hojas de las palmeras, que se estiraban para sentir las caricias del sol o que se peleaban 56 cincuentay seis cincuentay siete 57 con las lianas y las enredaderas caprichosas que querfan trepar hasta el cielo. Porque no todas las plantas de la selva podian disfrutar de la luz, Algunas tenian que conformarse con algiin rayo distraido que se filtraba entre el follaje espeso. Otras se acostumbraban a las sombras tibias del suelo, como los musgos que formaban una alfombra verde y mullida Por eso la pequeiia hoja era feliz en la punta més alta del érbol més alto de la selva Cada maiana, se lavaba la cara con una gota de rocio y se acomodaba los rulos que le despeinaba la brisa (porque era una hoja muy coqueta) Como estaba muy orgullosa del vestido verde claro que Ilevaba, se pasaba horas estirandoselo de aca y de alla para que no se le arrugara y para que brillara Y después esperaba que llegaran los pajaros, los tucanes y los loros a regalarle 58 cincuenta y ocho sus melodias y a contarle secretos. Fueron ellos los que le hablaron de los hombres que se acercaban. —Tienen maquinas con dientes enormes, como los del yaguareté —le dijeron. La pequemia hoja no se preocupé. 2 Quién podria hacerle dafio a ella que estaba en la punta mas alta del Arbol mas alto de la selva? Pero un dia la pequefia hoja escuché un ruido horrible, como el zumbido de mil insectos. En seguida, el arbol comenzé a temblar y poco a poco se fue inclinando, hasta que cayé al suelo, con un estruendo de temporal. La pequefa hoja vio que desaparecia el cielo y el sol y la luz. Todo a su lado se volvié negrura. Cuando se acostumbré un poco a la oscuridad, pudo distinguir las siluetas 6Osesenta porrosas de los hombres que quitaban as ramas y arrancaban las hojas de su Arbol, que ya no era el arbol mas alto de Ja selva, sino un tronco mas como tantos otros que se apilaban sobre un camion. Como no queria separarse de él, se acurrucé contra la corteza para esconderse y asi viajé durante un largo rato, rumbo al aserradero. Cuando llegaron, vio las maquinas que convertian los troncos en maderas de distintos tamafios. La pequefia hoja se puso triste. Muy triste. Su vestido comenzaba a arrugarse poco a poco y ya no era verde brillante, sino amarillo. Aunque estaba cada vez mas reseca y débil, se aferré con todas sus fuerzas hasta que ya no pudo sostenerse mas y se solt6, Dio un par de volteretas en el aire y cay6 sobre el suelo. Ya no podria escuchar el canto de los pajaros ni sentir sesentay uno 61 las caricias del sol. Pero sobre todo, ya no podria regresar a su querido arbol. En ese momento, una mano chiquita la levant6é con cuidado del suelo. — Qué hoja mas bonita! -dijo una nena-. Nunca habia visto una igual. —Es de un Arbol que crece en la selva -e explicé su papa que trabajaba en el aserradero. —Entonces, esta lejos de su casa -agregé ella y la guard6. Esa noche, la nena tomé un papel blanco y se puso a dibujar en él. La hojita la espiaba de reojo y vio que la silueta que habia hecho la nena se parecia mucho, pero mucho a la de su arbol, el Arbol mAs alto de la selva. Junto a él, la nena dibujé palmeras, que se estiraban para sentir las caricias del sol, lianas y enredaderas caprichosas que querian trepar hasta el cielo y una alfombra de 62sesentay dos musgo verde y mullida. Y también dibujé pajaros, tucanes y loros Ya esta -dijo al fin la nena y pego a Ja pequefia hoja en la punta dela rama mas alta. Después colgé su selva de papel en la pared que estaba frente a la ventana de su habitacion, por la que entraba cada maiiana un tibio rayo de sol. 'Y desde la punta de la rama mas alta, Ja hoja sonreia, como sonrien las hojas cuando estan en un Arbol, aunque sélo sea un Arbol de papel. sesentay tres 63 Historia de un rio Cuentan en el sur, que hace mucho tiempo, desde lo alto de las montahas heladas, bajaba, hasta el valle un pequefto rio, apenas una hilacha de agua traviesa que tarareaba entre las piedras. Al rio le encantaba correr con el viento, saltar en las cascadas y salpicarle el hocico a las liebres. Pero lo que mas Je gustaba era acercarse a la noche ala aldea mapuche a escuchar las historias que contaba Aylén. La nifia se sentaba frente a una fogata, a orillas del rio, rodeada por otros nifos, y narraba cuentos sobre el sol y la luna, el aire y la lluvia, los animales y las plantas. G4 sesentay cuatro Entonces, el rio aquietaba sus aguas y disfrutaba de las palabras desconocidas que entibiaban el silencio. A veces, Jos otros nifios preferian ir a jugar adormir, después de ofr a Aylén. Ella se quedaba sola, pero seguta relatando historias, como si supiera que el rio se detenia slo para escucharla y le hacia compania. Una noche, el rio lege al valle y se sorprendié al ver que Aylén no estaba alli, como siempre. La nifia tampoco apareci6 al otro dia, nial siguiente. La gente dela tribu iba y venia con cara seria o triste y hablaba en voz muy baja. Una semana mas tarde, la madre de Aylén se acercé alaorilla del rio y murmuré una antigua plegaria. Estaba Morando. Cada lagrima que derramaba quebraba la superficie del agua como una herida. Entonces el rio supo que Aylen estaba muy enferma. Una fiebre extraniay sesentaycinco 69 traicionera la hundia en un sueno del que quiz4s no podria despertar. Ni siquiera la machi, la mujer mas anciana y més sabia de la aldea, podia curarla, a menos que consiguiera unas hierbas que sdlo crecian. junto al mar. Con ellas podria preparar una medicina. El padre de Aylén y otros indios valientes habian partido a buscar Jas hierbas que podrian salvar a la nia. Pero el mar estaba demasiado lejos, tanto que ninguno de ellos lo habia visto jamas. Nunca llegarian a tiempo, aunque corrieran sin descanso. Entonces el rio lord. Lloré tanto que comenzo a crecer hasta convertirse en un torrente veloz que atraves6 el valle y corrid rumbo al mar. En su camino encontré otros rios ms grandes y mas fuertes que Ie prestaron sus aguas para que no se detuviera. Cruzé tierras desiertas y surcé praderas infinitas hasta que por fin, en el 66 sesentayses horizonte se dibujo la silueta del mar. Se hablo durante mucho tiempo dela gran inundacién. Lo cierto es que cuando las aguas bajaron, la machi encontr6, en la grilla, un puftado de hierbas que sélo crecen junto al mar tan lejano. Nadie supo como ilegaron hasta alli, pero cuando Aylén se cur6, comenzo a relatarles a los nifios una historia nueva, la de un rio pequefio, como ‘una hilacha de agua traviesa que tarareaba entre las piedras. La historia de un rio que creciéy creci6, aunque no habia llovido. La historia de un rio que viajé hasta el mar para salvarle la vida. sesentaysiete 67 El fantasma moderno E fantasma Gualberto estaba cansado de que nadie le prestara atencion. Hacia mucho tiempo que no lograba asustar a nadie. Menos que menos a los nifios que con tanta televisién, con tanto jueguito electrénico, con tanta tecnologia ya no tenian miedo de un viejo fantasma con su sabana blanca que aparecia en mitad de la noche y gritaba "UUUUUUUUUU" Gualberto habia intentado todo para recuperar su prestigio perdido, aunque sus” esfuerzos habian sido en vano. De nada sirvié perfeccionar su grito hasta convertirlo en un ultra espeluznante alarido. De nada sirvié lavar y planchar 68 sesentay ocho su sébana todos los dias y perfumarse conextracto de telaranas podridas. De nada le sirvié atravesar paredes y flotar porel aire en las noches de tormenta. Por mas que Gualberto se esforzara, los fantasmas estaban pasados de moda y no le interesaban a nadie. Sin embargo, él no se resignaba a jubilarse como habian hecho otros compafieros fantasmas e incluso un par de monstruos deprimidos por la falta de trabajo. El se sentia todavia joven. Si apenas acababa de cumplir dos mil trescientos cincuenta y cuatro afios. Nada para un fantasma. Por eso queria seguir asustando. Pero la tecnologia lo superaba. ¥ es que cualquier pelicula de terror con efectos especiales asustaba mas que él. (Es mas, algunas peliculas lo habian asustado a él. Y bastante). —Lo que tengo que hacer es sesentay nueve 69 modernizarme ~se decia Gualberto que no estaba dispuesto a darse por vencido. Por eso se pasaba dias y dias en vela, sin pegar un ojo, buscando algiin nuevo modo de asustar. Fue entonces cuando de puro aburrido se puso a hojear un periddico y leyo en la pagina 53 un aviso clasificado que deci FORME PARTE DEL NUEVO SIGLO ESTUDIE COMPUTACION —jClaro! Esto es lo que necesito —exclamé Gualberto mientras daba volteretas por el aire contento. Y alla fue Gualberto a anotarse en una academia para aprender computacién. Una academia que daba clases de noche que es cuando los fantasmas pueden salir. Al principio, le costé un poco aprender, sobre todo algunos programas mas 7Osetenta complicados. Pero Gualberto puso tanto entusiasmo que después de varios meses de estudio, recibié un diploma que colgé en la pared de su casa y que decia: Certificamos que Gualberto ha completado el curso intensivo de Computacién Ahora Gualberto navega por internet, chatea y asusta por e-mail. Yle da muy buenos resultados. A la gente le da smuchisimo miedo recibir sus espantosos y escalofriantes correos electrénicos. Y Gualberto es feliz, porque hace lo que mas le gusta hacer que es asustar. El unico problema es que se pone de muy mal humor, cuando a veces la computadora se le cuelga. setentay uno 71 Las semillas traviesas Eq un rinconcito del galpén, las semillas de pimienta estaban aburridas. Mas que aburridas. Aburridisimas. Por eso, un dia las muy traviesas se escaparon de su bolsa y rueda que te rueda se fueron a esconder entre las semillas de trigo. Y ahi nomas empez6 el lio. Porque cuando alguien vino a buscar las semillas de trigo para sembrar el campo, se llevé también las de pimienta. Nadie reconocié su traje verde cuando se asomaron los primeros brotes entre las espigas doradas que despeinaba el viento. Y nadie tampoco las vio cuando el trigo recién cosechado fue al molino para convertirse 72setentay dos en harina. Y nadie se dio cuenta de que la harina que llevaron, derechito a la ciudad, era harina con pimienta. Por eso la gente de la ciudad la us para hacer pancitos y fideos ygalletitas... Pero en cuanto comieron los pancitos, los fideos, las galletitas... a todos les dio un ataque de estornudos terrible. Lo peor es que ésas no fueron las tinicas semillas de pimienta traviesas que se escaparon del galpon. Otras se fueron al campo donde se siembra el pastito que comen todos los dias las vacas. ¥ desde entonces, en la ciudad, cada vez. que toman leche jATCHIS! no paran de estornudar. setentay tres 73 f La aventura de la aguja E. el fondo del costurero vivia. Todas la querian porque sabia coser botones, remendar dobladillos y zurcir agujeros. Pero a veces se enojaban con ella. Porque la aguja era chismosa. Terriblemente chismosa. Cuando terminaba de trabajar, se trepaba por los hilos de colores y se asomaba por la tapa del costurero. Entonces, hacia lo que mas le gustaba hacer (ademas de coser, claro). Espiaba ‘Todo espiaba. Y se lo contaba a los demas. Por mds que la tijera la retaba, Ia aguja se la pasaba mirando todo. Espiaba lo que preparaban en la cocina para e] almuerzo. Espiaba lo que habian 74 setentay cuatro comprado en el supermercado. Espiaba las flores que habian plantado en el jardin. Espiaba la ropa que se ponian para ver si era de lana, de cuero o de tela. Espiaba al gato que dormia en una canasta de mimbre. Espiaba quién entraba, quién salfa, quién venia de visita, quién se rascaba la oreja... Y fue justamente un dia en que la aguja estaba asomada fuera del costurcro, cuando... ;ZAS! se resbalo y se cay6. No se lastimé porque su traje era de metal, bien duro. Pero se asust6. Porque no habia caido en el suelo, sino adentro de la rejilla del piso. Enredada con dos pelusas viejas y mezcladas con el barro un poco reseco que habia alli, nadie la encontraria. / Casi se puso a llorar, cuando sintio qu una fuerza la empujaba hacia arriba. Es que un rayito de sol que entraba por la ventana la habia hecho brillar y su duenia 76 setentaysebs Ja habia visto. Por eso la estaba sacando con un imén. No era uno de esos que se ponen en la heladera, sino uno gordo y antiguo, con forma de herradura, muy famoso porque ya habia rescatado de la rejilla siete alfileres, varias monedas y un anillo dorado. Contenta volvié al costurero laaguja (después de darle las gracias al jman, eso si). Y prometio quedarse quieta cosiendo botones, remendando dobladillos yzurciendo agujeros. Aunque de vez en. cuando, se olvida de lo que le paso y vuelve abacer lo que mas le gusta (ademas de coser, claro). Espiar. setentaysiete 77 El viaje de la gota Eontatlave del agua fria, vivian muchas gotas. Todas se parecian bastante, con su vestido transparente y sus ojos hamedos. Todas menos una, que era bien distinta a las demas. A simple vista no se notaba la diferencia, pero prestando mucha atenci6n, se podia ver que esta gota tenia cara de aburrida. Porque estaba aburrida. Mas que aburrida. ‘Aburridisima. Y es que era invierno y en invierno, casi no se abre la llave cafieria del agua fria. {Como me gustaria salir a pasear! ~suspiraba la gota. Un dia, mientras sus compafieras 78 setentay ocho dormian la siesta, la gotita decidié asomarse por la llave, para ver qué habia afuera. Se estiré un poquito, se estiré un poco mas, se volvid a estirar y, entonces... ;Plin! Se resbalé de la llave y cay6 en la batiera que estaba llena de agua caliente. —jHuy! jAy! Me quemo -grité la gota, mientras se trepaba al jabon. Pero el jabén cra resbaloso y no se quedaba quieto. La gotita patinaba sobre él de un lado para el otro. Y, con tanto ir y venir, se formé una burbuja que se fue flotando por el aire con la gotita adentro. No se asusté la gota, ni siquiera un poquito, aunque la burbuja salié por la ventana y empezé aalejarse mas y mas. Como se iba aasustar si, mientras viajaba en la pompa de jabén, la gotita miraba el mundo que siempre habia querido conocer? Lo que no sabia la gota es que no es muy seguro viajar en burbuja, porque aparecié 80 ochenta un pajaro corto de vista, que creyé que la pompa de jabén era una semilla voladora yy Glup! quiso comérsela y la rompi¢. No se asust6 la gota, ni siquiera un poquito, aunque cafa rapido. Menos mal que, en ese momento, pas6 por alli una nube esponjosa yla gota aterrizé en ella. Al principio, la gota siguio viajando, mucho més comoda que antes, porque la nube era una almohada mullida, y ademas, habia otras gotas que iban de pasajeras. Pero empezaron a llegar mas y mas gotas y el lugar se fue acabando. La nube avanzaba a duras penas con tanto ‘peso. —Cuidado que me arrugan el traje -grito una gota que venia de un rio de Paris. —jAy! Me estan pisando -se quejé otra que venia de un lago inglés. —No me empujen. Me aplastan. Estoy muy apretada -protestaban las demas. La nube distraida se acercé a una ochentay uno 81 —————

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