Novena Jornada entre Instituciones
Psicoanaliticas
Un/a paciente transexual en psicoanalisis
Danielle Quinodoz
Psicoandlisis - Revista APdeBA
Sexualidad y Género
Vol.XIX - N°3 - 1997Un/a paciente transexual
en psicoanalisis:
Danielle Quinodoz
“No olvidemos que s6lo hemos descrito a la mujer
en la medida en que su ser est4 determinado por su
funcién sexual... no perdamos de vista que fuera de
eso cada mujer puede también ser un ser humano™
(Freud, 1933, p. 181)
El psicoandlisis de un paciente transexual (de cuatro afios de
duracién) me ha llevado a plantearme numerosas preguntas;
expondré algunas de ellas en este articulo. Desde el principio
surge una primera interrogacién: gvoy a hablar de un o de una
paciente? He tomado partido por el masculino para designar al
paciente antes de su operacién (vaginoplastia), y luego por el
femenino, lo que por un lado corresponde a su identidad oficial
social, y por otro deja percibir la complejidad de la realidad
psiquica.
Simon, que vivia en Francia, se habfa hecho operar para
“cambiar de sexo” (vaginoplastia) cuando Iegé a la mayoria de
edad, luego de lo cual comenzé a Ilamarse Simone. En su nifiez
y su adolescencia nada lo distingufa de los otros chicos en el
plano somitico; sin embargo, siempre se habfa sentido un poco
extrafio entre ellos, y a partir de la pre-adolescencia la idea de ser
un hombre se le aparecia cada vez més insoportable. La opera-
cién estuvo acompafiada y preparada por un tratamiento hormo-
* Este trabajo fue presentado en el XL Congreso Internacional de Psicoanslisis, celebrado en
Barcelona, en julio de 1997
Psicoandlisis APdeBA - Vol. XIX - N° 3 - 1997 499DANIELLE QUINODOZ
nal feminizante. Algunos afios mas tarde, sintiéndose deprimida,
con dificultad para encontrar su camino profesional y sentimen-
tal, habia realizado una psicoterapia que la habia ayudado mu-
cho. Ahora, a los 38 afios, casi 20 afios después de la operacién,
Simone me pedfa un andlisis
Presentaba una discordancia entre sus formas femeninas (pe-
cho, caderas) y su osamenta masculina: era alta, bien constituida,
con manos largas y fuertes, pies grandes, pero el estilo de mujer
del cual ella querfa dar la imagen me permitia sentirme cOmoda
con ella: una mujer simple, de mirada dulce y profunda, sin
maquillaje ni vestimenta rebuscadamente especial. Me daba la
impresién que respetaba y estimaba a las mujeres.
Simone me impact6 por su sufrimiento: me decfa que se sentia
“mal en su piel”. En los lugares publicos, ella tenia a menudo la
impresién de que los desconocidos que la rodeaban la observa-
ban de pies a cabeza y lacriticaban. Se quejaba de sus relaciones
sentimentales: habfa estado casada con un hombre por algunos
afios, sobre todo para tener el status de mujer casada, y ahora
acababa de romper con un hombre con el cual habfa vivido mucho
tiempo. Le gustaba su trabajo de bibliotecaria, pero tenia la
impresién de ocupar un puesto poco definido, inferior a sus
capacidades, y se sentfa incémoda en su relacién con sus colegas.
Simone se quejaba de haber “olvidado” su pasado anterior ala
operacién, y sobre todo los sentimientos de aquel perfodo de su
vida.
UNA PACIENTE BORDERLINE
Un punto me parecié importante desde el principio, que luego
se confirmé: Simone utilizaba por un lado mecanismos de orden
psicético, y por otro mecanismos neuréticos. En efecto, yo
consideré positiva la capacidad de mentalizacién y de simboliza-
cién que ella demostraba en ciertos momentos, mientras que en
otros habia notado su debilidad y la tendencia a actuar. La veia
muy Iticida hacia ella misma cuando me decia: “no vaya a creer
que deliro, yo sé muy bien que no me he convertido en una mujer
aunque los cirujanos me hicieron una plastia vaginal; yo no
podria serlo nunca, no tengo mAs que la apariencia; para mi ya es
bastante”. Sin embargo, otras veces ella utilizaba mecanismos
500UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
més regresivos, por ejemplo cuando sofié con una “ciudad impo-
sible de identificar porque faltaba el campanario de la iglesia”
Entonces le dije: “{como si se hubiera operado?”. Ella se indig-
no: “jPero si todavia tengo mi pene! {No falta! Lo utilizaron para
hacer una vagina, jsimplemente se le cambié su funcién!”. Por
otro lado, al hacerse operar Simone habia mostrado cuanto podia
actuar sus dificultades en lugar de ubicarlas en un plano psiqui-
co. Yo pensaba que la presencia de mecanismos psicéticos y
neuréticos podfa corresponder a un clivaje del yo. Yo ya habia
percibido la eventualidad de ese clivaje desde las primeras
entrevistas, a veces sentia a Simone depresiva, otras veces mas
bien perseguida.
TITUBEOS ANTES DE EMPRENDER EL ANALISIS
Durante mucho tiempo dudé en embarcarme en una terapia
con una paciente transexual. Analicé mi contratransferencia,
interrogué igualmente la literatura (R. Stoller, 1968; L. Oversey
y E, Person, 1973, 1974; A. Oppenheimer, 1980, 1992 a, 1992 b,
1995 b; C. Chiland, 1997). Lef publicaciones muy interesantes
sobre consultas o psicoterapias de pacientes transexuales, e
igualmente relatos de psicoandlisis de pacientes con trastornos
de la identidad sexual: A. Oppenheimer (1995 a) publicé la
terapia de una paciente hermafrodita, y en el mismo afio R. Stein
(1995) la de un paciente que en ciertos momentos fantasea con
ser una mujer. Sin embargo no he encontrado atin la publicacion
de una terapia de un paciente transexual operado. En efecto,
convengo con N. Chodorow (1995), quien ha discutido el trabajo
de R. Stein, cuando dice que aunque él titul6 su articulo “Analysis
of a case of transsexualism”, el paciente del cual habla no era un
transexual.
Mi decisién de encarar el andlisis con Simone fue tomada
luego de haber sopesado varios interrogantes, entre los cuales
transcribo los principales:
En primer lugar, la tendencia a actuar de Simone me parecta
poco propicia aun andlisis; ella habia “actuado” (al operarse) en
lugar de mentalizar. Ella habia colocado una neo-realidad (una
apariencia de sexo femenino), en lugar de una realidad insopor-
table (su pertenencia al sexo masculino). Se trataba de mecani
S01DANIELLE QUINODOZ
mos de orden psicético; en qué proporcién estaban presentes?
Otro punto me preocupaba: yo podia esperar que las dificul-
tades que habfan conducido a Simone a decidir operarse reapa-
recieran en el analisis y encontraran nuevas salidas; ¢acaso
Simone lamentaria esta operacién irreversible? ,E\ andlisis
correria el riesgo de provocar una descompensacién? {Un suici-
dio?
Por otro lado, para que un proceso analitico se instale el
interés deberia desplazarse del cuerpo, realidad concreta exter-
na, a las fantasias corporales y a la realidad psiquica. ;Podra
Simone desprenderse del dominio del sexo anatémico y fisiolé-
gico para mentalizar lo sexual y poder “pensar” la bisexualidad
psiquica? Por mi parte, en mi contratransferencia, no seria
invadida por la realidad externa? Por ejemplo, ,podrfa mantener
mi libertad de interpretar la angustia de castracién en Simone,
sin dejarme enceguecer por la realizaci6n concreta de la castra-
cién?
Y luego, ¢cémo podria manejar la transferencia? No es lo
mismo sentir en la transferencia a la madre de un hijo oa la madre
de una hija, al padre de un hijo o al padre de una hija. Yo ibaa
ser un padre y una madre de un “nifio” cuyo sexo no conocia.
4Podia meterme en una situacién transferencial tan “loca” sin
sentirme todopoderosa?
Antes incluso de conocer el problema de mi paciente, yo habia
puesto a prueba que en contacto con ella podia acercarme a mi
propia “locura”: cuando le abri por primera vez la puerta de
entrada, sin saber nada de ella, habia tenido una breve pero fuerte
alucinaci6n; superpuesto al rostro de esta mujer desconocida, vi
el de uno de mis antiguos pacientes hombre, que habia venido a
analizarse con una fuerte angustia de castracién de la cual se
defendia con actitudes de Don Juan. Esta alucinacién anunciaba
un sentimiento contratransferencial persistente: internamente yo
no sabia si mi paciente era un hombre o una mujer, y ten{a todavia
una vacilaci6n interior al pensar en ella o al hablarle, sin encon-
trar esponténeamente qué sexo atribuirle.
Cuando en medio de la primera entrevista Simone me dijo que
era transexual, entendi por qué experimentaba incomodidad al
intentar situarme con respecto a ella: jera ella quien no sabia
cémo situarse! Sentf que el pedido de ayuda de Simone provenia
de una falla dolorosa en su sentimiento de identidad primaria.
502UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
Entonces dejé de lado répidamente la tentacién superyoica de
“forzarme” a elegir interiormente si para mi la paciente era un
hombre o una mujer. En efecto, pensé que un medio de acoger la
angustia de Simone sin negarla consistia en aceptar mi senti-
miento de no tener en claro si me dirigfa a un hombre o a una
mujer, y en aceptar vivir plenamente la incomodidad de esta
incertidumbre contratransferencial, guardando la esperanza de
que un dia una certeza podria tomar forma, sin sospechar qué
forma. Sin embargo, habia elegido dirigirme exteriormente a mi
paciente como a una mujer, aceptando darle el status social que
ella exigia y del cual ofrecia la apariencia.
Esto me conducia a crear un desacuerdo entre mi lenguaje
social y mi lenguaje interno. Yo habia perdido los puntos de
referencia espontaneos; por ejemplo, cuando Simone me habl6
del amigo con el cual habia vivido varios afios, una pregunta
cruzé mi mente: jdeb{a considerar esta relacién como homo-.
sexual o como heterosexual?, ,iba a referirme al sexo de base de
mi paciente 0 a su sexo social actual? O incluso: gtenfa yo que
considerar un sentimiento de ser “si mismo” fuera del sentimien-
to de ser hombre o mujer? jun “sf mismo” puramente narcisista?
Echando una hojeada a la literatura dirfa:
~{Alcanzarfa con distinguir, como hace Stoller (1968), la
pertenencia a un sexo fisico (tener un sexo de mujer) y a un
género psicolégico (sentirse mujer), pudiendo este ultimo no
coincidir con el primero?
~ {Se trataria mds bien, como para Laplanche, de hacer otra
distincién entre sexo y género? Laplanche considera que el sexo
y el género reagrupan ambos un conjunto de determinaciones
fisicas y psiquicas, pero que el primero estd ligado al placer y a
la funcién sexuales mientras que el segundo esta ligado a la
distincién masculino/femenino. Para Laplanche, “la distincién
de los géneros precede a la diferenciacién de sexos; el conoci
miento, previo a la castracién, de la pareja femenino/masculino
no tendrfa valor pulsional” (1980, p. 33).
— {Se tratarfa, mds bien, de un sentimiento de identidad nar-
cisista que permitiria atravesar —del nacimiento a la muerte- las
diferentes formas que la misma persona puede revestir, sin
perder el sentimiento de seguir siendo la misma persona? En
efecto, cada uno de nosotros conoce esos cambios de forma que,
del bebé al anciano, deberian volvernos irreconocibles y que sin
503DANIELLE QUINODOZ
embargo no alteran nuestra convicci6n de seguir siendo nosotros
mismos; en el transexual estos cambios de forma englobarian el
pasaje de una apariencia sexual a otra, sin alterar esta certeza de
base de la identidad personal.
~Por el contrario, ,serfa del todo inimaginable concebir un
sentimiento de identidad inseparable de la pertenencia a un
género, si no aun sexo? Por ejemplo, para Fain y Braunschweig
(1975) toda separacion de la madre es imaginada como una
vuelta a la escena primitiva, siendo entonces coordinada con la
la sexual de la madre y su relacién con el padre; éste, en su
diferencia con la madre (castracién), permite la organizacién y
la estructuracién del sujeto, el cual no puede entonces tomar
conciencia de su identidad sin definirla con respecto a la diferen-
cia sexual.
—En cambio, para Winnicott (1971 [1989]), la intensidad del
vinculo primero con la madre permite construir un sentimiento
de identidad de base, sexualmente neutro (en el sentido de que la
masculinidad seria un proceso a desencadenarse, a partir de la
femineidad, que corresponde més bien aun “estado”: el elemento
femenino puro “es”, el elemento masculino “hace”).
~ Freud deja entender que distingue sentimiento de identidad
sexual y sentimiento de identidad mas alli de la sexualidad
cuando escribe, al final de la Nueva Conferencia sobre la Femi-
neidad: “No olvidemos que s6lo hemos descrito a la mujer en la
medida en que su ser est4 determinado por su funcién sexual... no
perdamos de vista que fuera de eso cada mujer puede también ser
un ser humano” (1933, p. 181). Esto deja entender que para
Freud habria una identidad “de ser humano” fuera de la identidad
de ser hombre o mujer.
ALGUNAS REFLEXIONES ABOGABAN EN FAVOR DEL ANALISIS
~ Simone no era amanerada; ella no parecia ni una caricatura
de mujer ni tenia el aspecto de una “Barbie”, lo cual me permitia
sentirme cémoda con ella. Me parecfa estar cerca de sus senti-
mientos sin afectacién, déndome la impresién de ser susceptible
de evolucién.
~ Yo sentia una cierta ventaja con respecto al hecho de que la
vaginoplastia hubiera sido realizada mucho tiempo atrds: el
504UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
pedido de andlisis realizado por Simone apuntaba a comprender
mejor su mundo interno y no a pedirle al analista que tomara
partido, lo cual hubiera equivalido a pedirle lo imposible. Por
otro lado, evidentemente, yo podia lamentar que el andlisis no se
hubiera emprendido antes de la operacién, imaginando que even-
tualmente ella hubiera podido evitarla. Pero Simone me habia
expresado en qué medida la operaci6n, antes de realizarse, habia
sido sentida por “él” como una urgencia insoslayable. A
Oppenheimer (1992, pag. 120), formulé la hipstesis de que “el
acto, creacién de una neoidentidad, toma el lugar del delirio
restitutivo (Freud, 1911), cuya economia puede entonces hacer-
se”; a menudo, recién después de la intervencién, los pacientes
sienten que la transformacién fisica no lo resuelve todo.
Pero sobre todo, Simone pedia ser ayudada para reencon-
trar su pasado infantil y reconstruir su historia interna. Cuando
ella describfa este olvido del pasado se hacia evidente para mi
que hablaba de un mecanismo de defensa inconciente: en efecto,
cuando Simone conocfa gente nueva corrfa el riesgo de espantar
a sus interlocutores hablando de su pasado de pequefio nifio; ella
debja explicar entonces su cambio de sexo, pero no queria
develar a todos su intimidad; era mejor que inventara un pasa-
do? {no hablar nunca de é1? jno tenerlo? Inconcientemente ella
se habia inclinado a esta Ultima solucién. De hecho, se trataba
sobre todo de un rechazo inconciente de su pasado; este aspecto
del pedido me parecfa constituir el motor del andlisis. Sin el
andlisis yo no vefa cémo Simone podfa llevar a cabo esta recon-
ciliacién con una parte de ella que creia detestar. Sin embargo,
pienso que ella dificilmente podria volver a encontrar un senti-
miento de cohesi6n interna y una reunificacién de su persona sin
reconciliarse con la primera mitad de su vida.
- Por otro lado, contaba con la capacidad de mentalizacién y
de simbolizacién de las cuales ella daba prueba en su parte
neurética, En efecto, Simone podfa interesarse por su mundo
interno, por su vida psiquica, y a partir de la segunda entrevista
ella me habfa referido un suefio tratando de analizarlo ella
misma; me parecia evidente que se habfa hecho un trabajo
positivo en su psicoterapia. Me parecia que a pesar de la violen-
cia con la cual ella se habfa atacado en su cuerpo y con la cual
habja agredido a sus padres a través de la auto agresion, yo podia
contar con su capacidad creadora y su gusto de vivir. ;Qué
505DANIELLE QUINODOZ
decidir? Yo estaba impactada por su sufrimiento. Pensaba que el
andlisis podia ayudarla a intentar disminuir, al menos en parte,
su clivaje, permitiendo a su parte neurética ser mds fuerte y a su
parte psicética evolucionar. Decidi embarcarme con Simone en
la aventura.
Desde el principio del andlisis tuve la confirmacién de que
Simone no correspondia a los transexuales descritos por R.
Stoller cuando habla de “un alma de mujer en un cuerpo de
hombre” (1968). Por el contrario, Simone coincidia con las
descripciones hechas por Oppenheimer: concientemente, es el
odio hacia su pene y su horror de ser un hombre lo que la habia
motivado. “No tenfa opcién, no podia vivir siendo un hombre”,
decia Simone. Concientemente, es porque no soportaba ser un
hombre que Simon habia intentado cambiar de sexo, y no porque
se sentia con alma de mujer.
LAS PARADOJAS DE SIMONE: VERTIENTE PSICOTICA Y VERTIEN-
TE NEUROTICA; LAS PROYECCIONES
El andlisis puso en evidencia ciertos mecanismos psiquicos
relacionados con la vertiente neurética de mi paciente y otros
relacionados con la vertiente psicética.
He aqui algunas breves indicaciones relacionadas con la
vertiente neurética: primero, el pequefio Simon habia tenido un
fuerte deseo inconciente de ser admirado por su padre, el cual por
su profesién debia recibir mujeres y pasaba mucho tiempo con
ellas. Por ser un nifio, jé1 nunca tendrfa esta suerte! Por otro lado
pensaba que los padres hubieran preferido una nifia, y que no
podia agradar siendo de sexo masculino. Admiraba a esas muje-
res que su padre recibia, las encontraba lindas y simpaticas;
deseaba ser como ellas.
Ahora, Simone no se permitiria ser tan linda como en su
imaginaci6n habian sido esas mujeres.
Por otra parte, las identificaciones con sus padres le plantea-
ban ciertos problemas a Simone; mientras mas avanzdbamos en
el andlisis, la identidad sexual y el rol social de sus padres mas
le parecfan mal definidos, incluso invertidos.
Voy a detenerme en los aspectos relacionados con la vertiente
psicotica. Se trataba de mecanismos psiquicos ligados a angustias
506UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
paranoides, que perturbaban su vida cotidiana. Los he Hamado
angustia de persecucién paradojal en la medida en que el perse-
guidor era perseguido y el perseguido era perseguidor. Hablaré de
esto detalladamente, pues el andlisis de estas angustias de perse-
cuci6n constituy6 un momento fuerte en la cura.
En efecto, Simone sufrfa de ser perseguida por la idea de que
la gente a su alrededor, conocidos o desconocidos, la miraban
como si fuera una curiosidad, la detestaban o le tenian lastima y
hablaban “a sus espaldas” (como el analista, pensé). Eso la
llevaba a huir de los lugares publicos, incluso cuando al mismo
tiempo mantenja una distancia para criticar ese sentimiento de
persecuci6n. Ella decfa: “yo sé muy bien que la gente tiene otra
cosa que hacer mas que observarme y que soy yo quien imagino
todas esas intenciones”.
Poco a poco aparecié que las intenciones que, segtin Simone,
provenian del entorno eran proyecciones sobre el mismo de sus
propios pensamientos, que ella inconcientemente se negaba a
ver.
Me sorprendié mucho descubrir el contenido de esas ideas de
las cuales Simone descargaba sobre el entorno. En particular,
aparecié que Simone, quien tenia un horror conciente de ser
hombre, albergaba a pesar suyo un deseo inconciente 0 precon-
ciente de serlo. Me describfa con un placer oculto aspectos
masculinos de su cuerpo, del cual sin embargo se quejaba en
apariencia. Pensaba que era el entorno que la persegufa, al
sentirse impresionado por el hecho de que ella hubiera agredido
su parte masculina; pero no se daba cuenta que era su propia
visién que proyectaba en los otros, y que el perseguidor era
interno,
Era un perseguidor complejo: Simone concientemente, en una
parte de ella deseosa de ser mujer, persegufa su parte masculina y
buscaba eliminarla (hasta la castracién), mientras que su parte
masculina atacaba inconcientemente su parte femenina y le impe-
dia expandirse. Las imdgenes de hombre y de mujer puestas en
juego en ese movimiento persecutorio no se situaban en un nivel
genital, ya que se trataba de partes masculina y femenina que,
para existir, buscaban eliminarse una a la otra. Se trataba de una
imagen de mujer castradora, castrando al hombre para existir, y de
una imagen de hombre que denigraba los érganos sexuales feme-
ninos, pues crefa que para ser una mujer le alcanzaba con sacarse
507DANIELLE QUINODOZ
sus Srganos sexuales viriles y no ser poseedora de érganos feme-
ninos. Estas imagenes de hombre y de mujer correspondfan a la
parte psicética de Simone, basada en angustias esquizoparanoides.
En el momento en que Simon esperaba convertirse en mujer
atacando su sexo de hombre, no se ubicaba en el nivel genital.
Poco a poco comprendi aquello que venia a complicar atin mas
el aspecto paradojal del cuadro clinico: Simone presentaba no
‘inicamente una parte psicética portadora de una persecucién
paradojal, sino también una parte neurética triste y depresiva. En
su parte neurética las imagenes internas eran las de una mujer
que ama a los hombres y de un hombre que ama a las mujeres, es
decir im4genes de un hombre y de una mujer que aprecian cada
uno el sexo del otro, permitiendo el sexo de uno definir mejor al
otro su propio sexo.
La parte psicética de Simone que atacaba su pene para
convertirse en mujer, no podia vincularse con su parte neuréti-
ca, porque una mujer no puede valorar su propio sexo femenino
sin valorar al mismo tiempo al sexo masculino. ,Cémo podia
Simone reconocer como propias imagenes de hombres y mujeres
que se aprecian y se cuidan el uno al otro, mientras que su parte
psicética la habfa conducido a destruir un sexo para tener el otro?
No pudiendo vincular estas dos partes, psic6tica y neurética,
pues “no pertenecian al mismo registro” (D. Quinodoz 1994, p.
159), Simone trataba inconcientemente de desembarazarse de
ellas proyectandolas sobre el entorno, que se convertia a la vez
en perseguidor y juez; tenfa miedo de la persecucién y vergiienza
de la condenacién.
Pienso que no se trataba Gnicamente de proyeccién sino de
identificacién proyectiva, y que eso explicaba el malestar senti-
do por el entorno de Simone. En efecto, cuando un sujeto recibe
una proyecci6n, siente que el afecto proyectado sobre él no es el
suyo; mientras que a raiz de una identificacién proyectiva el
sujeto cree que ese sentimiento le pertenece, no es conciente que
le fue proyectado. El entorno, al no ser conciente de recibir lo que
era proyectado por Simone, sentfa como propios los afectos de
Simone de los que ella se desembarazaba inconcientemente. En
particular habia incomodidad en el entorno, mientras que era
Simone quien experimentaba el malestar de no poder contener al
mismo tiempo imagenes contradictorias de hombre y de mujer.
Sin embargo en el andlisis, incluso si se trataba de identificacién
508UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
proyectiva, yo estaba lista a analizar mi contratransferencia para
estar atenta a lo que venia de Simone y a lo que venia de mi. Esto
me permitia una mayor libertad de reacci6n, asf como utilizar mi
contra-identificacién proyectiva.
~COMO SE EXPRESABA TODO ESTO EN EL ANALISIS?
Luego de algunos meses de andlisis Simone empezé a sentir
hacia mf un odio transferencial violento, expresién del odio
interno inconciente que las diferentes partes clivadas experi-
mentaban unas por otras. De esta forma, Simone se habia adue-
fiado de una frase que yo habia dicho, e inconcientemente la
habia transformado de tantas formas que a través de esta frase
tinica ella escuchaba todo lo que los perseguidores murmuraban
a su alrededor. Yo estaba impactada por la violencia de su odio
y por la distorsién inconciente que ella le imprimia a mis pala-
bras. Me cuidé de rectificarme y justificarme; sin embargo,
temia que Simone no pudiera soportar tanto odio y rompiera el
vinculo analitico. Pero, a pesar de todo, tenia confianza en su
parte mas evolucionada, ya que en cada sesin siempre existia un
breve instante en que ella tomaba distancia de su odio hacia mi
y entreveia su cardcter transferencial. Entonces pude darle cuer-
po auna voz inconciente que Simone no podia reconocer como
perteneciéndole, pues esta voz apreciaba al hombre en ella y
deseaba aceptar su parte masculina. De esta forma, poco a poco
Simone tomé conciencia de que aquello que veia como tan
persecutorio era una proyeccién inconciente sobre mi y sobre su
entorno de lo que una parte de ella experimentaba.
SECUENCIA CLINICA
He aqui mas detalladamente las secuencias clinicas de este
periodo (en escritura normal las palabras de Simone y en itdlicas
las mias). Las amenazas de interrumpir el andlisis asi como su ira
hacia mi comenzaron luego de una sesién en la que me habia
visto Hevada a decirle: “es como si cada una de nosotras no
tuviera derecho a identificarse con sus dos padres, con su padre
ysu madre". Es esta frase la que Simone transformard en muchas
509DANIELLE QUINODOZ
otras frases no dichas y sin embargo “oidas” por ella. Al princi-
pio s6lo pudo explotar sin explicar el contenido de su rabia, que
a veces se dirigia a sf misma: “jVoy a solicitar una renta por
invalidez! | Voy a renunciar a vivir!”. No conociendo atin todos
los contenidos que ella habfa depositado en mi frase, interpreté
su impulso a dejarme; le dije: “En este momento yo soy para
usted alguien que la comprende tan poco, tan mal, ;cémo sopor-
tarme?”. Ella reaccioné: —“jEs peor que eso, usted me traiciona!
iNiega lo que yo soy desde hace veinte afios!” ~ “; Quizds yo soy
para usted el padre que continiia llamdndolo Simon incluso
después de la operacién?” —“\Usted no tiene el derecho de
decirme que tengo que recuperar mi estado de hombre! {Me
provoca diciéndome que soy un hombre afeminado! |Usted me
engaiié porque piensa que el objetivo del andlisis es hacer que
vuelva a convertirme en hombre! Es impensable, no se puede
rehacer lo que est roto, jtengo que arreglarme con lo que soy!”,
e incluso: -“En un sentido es cierto el hecho de decir: justed es
un hombre que no ha aceptado su cuerpo de hombre y que tiene
fuertes identificaciones femeninas! |Pero no tiene derecho a
atacar mi integridad! Es reduccionista, porque una parte de mf
esté hecha de esa ilusién de ser una mujer, es la ilusién de los
otros, es la mfa, yo soy esa ilusién también; finalmente no es mas
una ilusién porque en mi cabeza yo nunca he sido un hombre, era
un ser humano como mis primas. No habia alteridad entre ellas
y yo.”
Al escuchar a Simone yo entendia que ella hubiera podido
sentirse atacada por mi, ya que confundia la bisexualidad psiqui-
ca con el sentimiento omnipotente de tener los dos sexos; sin
embargo se daba cuenta que el sentimiento magico de tener los
dos sexos equivalia a no tener ninguno de los dos. Sus palabras
parecian decirme: déjeme la ilusién de ser una mujer para que me
sienta integra, para que me sienta un “ser humano”.
Decidf tomar esas palabras como palabras realmente escucha-
das por Simone en su realidad psiquica, aunque yo no las habia
dicho; y por otro lado, busqué conectar su parte infantil interpre-
tando como fisica su violencia verbal (pues ella habia agredido
fisicamente su cuerpo con la operacién, la mentalizacién no
habia sido suficiente); yo buscaba entonces utilizar un lenguaje
susceptible de evocar fantasmas corporales, y le dije: “;Tengo la
impresion que las palabras que usted escuché eran como golpes
510UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
que yo le daba, y que en respuesta usted tiene ganas de pegar-
me!” Simone se sorprendié bastante de que yo colocara esa
violencia en el plano fisico. Entonces ella asocié que, en efecto,
cuando era nifio 0 adolescente su madre le habia pegado a
menudo, y que en lugar de protestar ella vivia por entonces en el
semi-suefio de los escenarios imaginarios en los cuales ella se
transformaba en un personaje prestigioso, a veces un principe,
pero més a menudo una gemela, princesa o faraona, que “eran
todas otros yoes; la gente ve a alguien y yo soy otra persona
distinta de la que ven. Quisiera interrumpir el andlisis para no
hablar de lo que siento; olvidar...”
Entonces yo me preguntaba: jsu deseo de interrumpir el
andlisis estaria relacionado con el hecho de que como analista yo
podia guardar en mi memoria todas las partes de ella, incluso las
que queria olvidar?
Simone trae un suefio: ella toma un bus con una colega a quien
debe llevar a su casa. Elige dos asientos uno al lado del otro, pero
la colega va a sentarse més lejos. Las otras personas en el bus,
prostitutas, miran con l4stima este alejamiento. Simone esta tan
herida por la lastima y el desprecia que inspiraba que, por
despecho, le dice a su colega que volverd a su casaa pie y se baja
del bus en la primera parada. Asocia diciendo que efectivamente,
hoy en dia toma distancia con esta colega a la cual aprecia, por
miedo a ser juzgada poco interesante 0 a que ella la “deje en
banda”.
He aqui un ejemplo condensado del intercambio que hubo
entre mi paciente y yo: “Si usted piensa bajarse del bus del
andlisis, serdé porque quizds tiene miedo de que yo no la
encuentre interesante y que la deje en banda?” —“Es cierto que
cuando la vi esta mafiana, pensé: mi analista debe estar cansada
de empezar otra semana conmigo...”
“Usted ha creado un suefo en el cual, a través de los rasgos
de su colega, me atribuia el deseo de apartarla; gno querrd eso
decir que en el andlisis usted tiene necesidad de imaginar que yo
le digo cosas hirientes, porque es una forma de revivir el
abandono?”
—“Tantas veces me las arreglé para hacerme abandonar.
Luego le dije: “Cuando usted cree escucharme decir que
debe recuperar su aspecto de hombre, cuando me atribuye los
sentimientos de la colega que la deja en banda o de las prostitu-
SHDANIELLE QUINODOZ
tas que le tienen lastima, ino estaré usted atribuyéndome senti-
mientos que le pertenecen, asi como usted se los presta al
principe oa la faraona? no eran otros yoes los que podtan decir
cosas ocultas, que usted no se atrevia a reconocer como pro-
pias?”
Mas tarde agregué: “Hay quizds partes de usted que desea
dejar en banda, y otros aspectos que compadecen a esas partes
suyas que deja en banda. Con todos esos personajes en usted que
se abandonan, se hacen sufrir y se pelean, ces quizds para
encontrar una unidad que usted se analiza?”
Yo pensaba que incluso si la colega (y en menor grado los
otros personajes del bus) me representaba, ella representaba
también una parte clivada de Simone, que ésta habfa tenido la
intencin de “Ievar a su casa”, al principio del suefio. En el
suefio habfa entonces, al mismo tiempo, deseos de integraci6n y
deseos de abandonar diferentes partes de ella misma.
PRINCIPIO DE LA REMEMORACION DEL PASADO OLVIDADO
A rajz de estas interpretaciones Simone tom6 conciencia de
sus mecanismos de proyeccién y de la coexistencia en ella de
sentimientos muy diversos. Su sufrimiento psiquico estaba vivo,
pero su rabia disminuy6, avivandose el deseo de continuar el
anélisis. Al recuperar sus partes indeseables proyectadas sobre
personajes imaginarios 0 sobre personas reales a las cuales
atribuia sus propios pensamientos 0 afectos, Simone podfa reen-
contrar distintos aspectos anteriormente negados, asf como su
pasado, su historia interna, y reunificar su yo.
Comenz6 a recordar en el andlisis algunos momentos de
cuando era nifio; él (,ella?) habfa investido fuertemente objetos
con los cuales se hab{a identificado: identificaciones no sola-
mente con las “lindas” mujeres recibidas por su padre, sino
también con un hombre descrito por ella como castrado, y que
ella representaba con el Cristo en la cruz y con una estatuilla de
madera sin brazos, que se encontraba sobre el escritorio del
padre. Esos objetos internos estaban fuertemente investidos, por
varias razones. Por una parte, eran apreciados por el padre
(Edipo negativo de Simon); por otra, estaban situados en un oasis
paterno idealizado (el lugar de trabajo del padre), permitiendo
S512UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
escapar a la violencia materna tanto como a la mezcla de miedo
y deseo erotizados de ser golpeado por la madre; esto evocaba las
fantasias descritas por Freud en Pegan a un nifio (1919) y sus
tendencias perversas masoquistas.
Las peleas internas que libraban los distintos aspectos de
Simone se debfan al hecho de que, por razones muy diferentes,
neuréticas pero a veces también psicéticas, ella investia y se
identificaba con un mismo objeto. En efecto, las mismas inves-
tiduras, fueran de un colega, del analista, 0 de otros objetos,
podfan provenir simulténeamente de una homosexualidad es-
tructurante, de un Edipo invertido, de la realizaci6n de una pareja
sado-masoquista con la madre, y de los deseos de escapar a
tendencias perversas, etc... A lo largo del andlisis yo era lamada
a vivir en la transferencia esos diferentes papeles.
Otros momentos importantes del pasado de Simone ponian en
evidencia su status especial de nifio criado tnicamente a la
sombra de los adultos, amado por adultos que no lo tomaban
nunca en serio como interlocutor: un nifio pequefio que tenia un
“lugarcito” en el mundo de los adultos y no un lugar pleno en el
de los nifios. Es como si Simon, luego Simone, hubiera debido
repetir eso y atribuirse un lugarcito en todos los medios que
frecuentaba: nunca un lugar pleno, s6lo un lugarcito en medio de
las mujeres, en medio de los hombres, lo mismo en el ambito
profesional. Yo reencontraba en el anilisis su miedo a que esto
no fuera un “verdadero” andlisis; yo verbalizaba: “jy sino fuera
mds que un lugarcito este andlisis?”.
EL SENTIMIENTO NARCISISTA DE FALTA DE IDENTIDAD
Yo tenia la impresién de que Simone sufrfa una insuficiencia
a nivel de la identidad primaria que se remitia a una experiencia
precoz. Esto me Ievaba a pensar en las palabras de Winnicott:
“ningun sentimiento del self puede edificarse sin apoyarse sobre
el sentimiento de ser (sense of being). Ese sentimiento de ser es
algo anterior a ser-uno-con, porque atin no ha habido un otro mas
que la identidad. Dos personas separadas pueden entonces tener
el sentimiento de no ser mas que uno, pero en el momento del cual
hablo, el bebé y el objeto son uno” (Winnicott, 1973, p. 309).
Para Winnicott, “esta experiencia de omnipotencia absolutaes la
S13DANIELLE QUINODOZ
base esencial de la experiencia de ser” (id. pag. 313). Estas
reflexiones de Winnicott hacen pensar en la nota de Freud, quien
hablando de la identificacién primaria distingue en el recién
nacido primero “yo soy el pecho”, y sélo mas tarde “yo lo tengo,
es decir que no lo soy” (Freud, 12 de julio de 1938).
La vaginoplastia habia sido una “accién sexualizante” (segtin
la expresiOn de A. Oppenheimer) intentando construir una neo-
realidad (la apariencia de mujer), en lugar de una realidad
insoportable (ser un hombre), con-el fin de remediar una herida
narcisista y evitar quizds una descompensacién delirante. En
efecto, yo habfa creido comprender a lo largo del andlisis que
Simon, que tenfa tan poco “sentimiento de ser”, habia imaginado
que las mujeres, ellas, posefan esta “experiencia de ser” y las
envidiaba. El hab{a sentido inconcientemente que si se transfor-
maba en mujer adquirirfa al mismo tiempo el sentimiento de ser.
Pero los resultados de esta operacién tan idealizada los sentia
cada vez més como ilusorios. De cualquier forma, la operacién
aislada en el tiempo no alcanzaba para crear una apariencia de
mujer: Simone debfa mantener constantemente su apariencia
femenina siguiendo un tratamiento hormonal, y aprender a ves-
tirse o a peinarse seguia siendo una preocupacién incesante,
tampoco sabfa cémo manejar las destrezas deportivas tipicamen-
te masculinas, como el ski.
Un aspecto de su personalidad me intrigaba: Simone, quien en
el plano manifiesto estaba tan deseosa de ser mujer y que se decia
tan decepcionada por no poder adquirir apariencia fisica feme-
nina, no me patecia decepcionada con el hecho de no poder
adquirir un psiquismo femenino. No parecia siquiera conciente
de que pudiera haber diferencias psiquicas entre mujeres y
hombres, diferencias en la forma de pensar y de sentir; por
ejemplo, no se daba cuenta que su manera de percibir el tiempo
no era femenina: ella vivia el tiempo regular de un hombre, no un
tiempo dindémico de mujer, un “tiempo de la espera” diria C.
Degoumois (1997). El pasado femenino del cual estarfa siempre
privada no le hacia falta; estaba lejos de imaginar el deseo de una
nifia de tener hijos en el futuro, las emociones de una joven con
su primera regla, la dependencia del estado emocional y corporal
de acuerdo con el ritmo hormonal mensual 0 las turbaciones de
las adolescentes en presencia de los muchachos. Ademas, su
forma de hablar de sus proyectos profesionales 0 amorosos me
514UN/A PACIENTE TRANSEXUAL,
recordaba la forma en que lo hacen mis pacientes masculinos, no
las mujeres. Cuando se tienen pacientes cuya identidad sexual es
clara uno no nota esas diferencias de estilo entre mujer y hombre,
parece tan natural que se expresen como hombres 0 como muje-
res; pero Simone, precisamente porque en ella habia una discor-
dancia, me hacfa tomar conciencia que pensaba como un hombre.
En efecto, Simone atribuia muy poca importancia a la sexua-
lidad. Tener relaciones sexuales le importaba poco; ella deseaba
mantener una relaci6én afectiva estable con un ser humano, poco
importaba si fuese hombre o mujer. El sentimiento narcisista de
existir es lo que importaba, ella no hacfa una verdadera diferen-
ciacién de sexos. Querfa tener la apariencia de una mujer pues
imaginaba que era su pene el que le impedia agradar tanto a
hombres como a mujeres; ningiin 6rgano sexual estaba realmente
investido.
La consideracién de dos niveles de funcionamiento en sus
pacientes transexuales ha conducido a A. Oppenheimer a distin-
guir “la sexualidad vinculada con un yo fuerte o un self cohesivo,
de la sexualizacién en la cual la sexualidad es utilizada para fines
no sexuales, reaseguro narcisista” (1995 b). Para A. Oppenheimer
la consecuencia clinica es evidente: “la sexualizaci6n ser inter-
pretada como una reaccién a una falla narcisista y no como un
impulso sexual” (1995 b, p. 15). Es cierto que el paciente tiene
necesidad de que su demanda infantil narcisista sea ofda por el
analista. He podido verificar con Simone cudn importante era,
sobre todo al inicio del andlisis, que yo no oyera ni entendiera
como pertenecientes a un plano pulsional sexual manifestacio-
nes de sexualizacién encubridoras de la falla narcisista: cuando
Simone presentaba bajo una apariencia sexualizada fantasias
situadas a nivel de su falta de identidad primaria, expresaba
rabia, un sentimiento de completo desasosiego 0 un sentimiento
de enloquecerse si hacfa una interpretacién de estilo mas edfpi-
co, que incluyera su dificultad para situarse sexualmente. “No
juegue con eso, jno sabe lo que provocara!” Yo esperaba que
cuando Simone tuviera menos necesidad de reaseguro narcisista
la sexualidad tomarfa la delantera sobre la sexualizacién.
El hecho de que la sexualizacién pueda ser utilizada para
esconder la falla narcisista me ayudaba a interrogarme mejor
respecto de las relaciones que Simone tenia con la homosexuali-
dad. Antes de la operacién no hab{a tenido relaciones sexuales.
51SDANIELLE QUINODOZ
Luego de la operacién, tuvo relaciones sexuales con hombres y
con mujeres. Yo tenfa la impresién de que a nivel conciente la
homosexualidad no existia para Simone, y que las relaciones
sexuales eran un pasaje obligado para tener relaciones privile-
giadas con otros “humanos”, y también para comprobar que ella
podia gustar. Pienso que Simone realizaba una negacién no
directamente de la homosexualidad, sino de la diferencia de los
sexos. Pero, se trataba de una defensa o de una no-organiza-
cién? {Una negacién o mds bien una ausencia de diferenciacién
sexual a nivel de la realidad psfquica y de las fantasfas? Aclaro
que, en otro plano, Simone era al mismo tiempo capaz de tener
en cuenta la realidad y diferenciar los sexos.
Es la percepcién del sufrimiento narcisista de Simone lo que
me hizo tomar conciencia del rol transferencial que yo ocupaba
en su andlisis. Yo tenfa la conviccién de que debfa prioritaria-
mente aceptar sentirla como “un humano”, segiin su expresi6n,
sin pretender determinar el sexo, remitiendo para mas tarde la
preocupacién de saber si se trataba de un chico o de una mucha-
cha. Tenfa en la transferencia el rol de los padres al inicio de un
embarazo, cuando ellos esperan un bebé cuyo sexo no pueden ain
conocer; esto no quiere decir por otro lado que se desinteresen
por el sexo del bebé y no tengan apuro por conocerlo. Todo ser
humano ha tenido un breve momento de vida antes del nacimien-
to, durante el cual su sexo era desconocido, El andlisis de Simone
me condujo a pensar que ese momento en que los padres esperan
al hijo, cualquiera sea su sexo, cuenta tal vez mas de lo que
solemos imaginar en la relacién parento-filial.
Mi actitud contratransferencial a la escucha de la primera
“experiencia de ser”, me habfa parecido desde el principio muy
importante a la hora de emprender un andlisis con Simone; por
otro lado, las entrevistas me lo habian demostrado. Simone habia
tomado la decisi6n de iniciar su andlisis cuando, luego de haber-
me expresado su doloroso sentimiento de desgarro interno ligado
a su incapacidad de pensar su pasado, yo le habia contestado:
“usted tiene un pasado de nifio y actualmente vive como una
mujer, y sin embargo es siempre la misma persona. Usted es
siempre usted misma”. En un contexto neurdtico esta frase
hubiera parecido un reaseguro; en el contexto de una insuficien-
i ista profunda se trataba de una escucha del sufrimiento
ta, la aceptaci6n de toda ella con sus contradicciones y
516UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
sus clivajes, asf como también un acompaiamiento transferen-
cial. Durante las entrevistas yo podia tomar el rol de padres al
inicio de un embarazo. Se trataba de confiar en la permanencia
del objeto a pesar de los posibles cambios, y aceptar el misterio
de la futura evolucion psiquica de Simone.
Esto implicaba confiar en sus reacciones y en su fuerza de
vida, en el caso en que ella pusiera en duda el fundamento de su
operacién irreversible. En efecto, si como escribe A. Oppen-
heimer: “la sexualidad normal se desarrolla en un contexto en el
cual el self es coherente y el narcisismo es sano” (1997, p.13), yo
podia esperar que, si ella colmaba al menos un poco la falla
narcisista durante el andlisis, podria reencontrar el placer de
pertenecer al sexo y al género masculino que son los suyos y
acceder a la bisexualidad psiquica. Entonces serfa un sufrimien-
to neurético terrible el sentirse un hombre operado. Le harfa falta
mucha valentia; pero yo suponia que serfa de cualquier forma
menos insoportable que el sentimiento de “falta de ser”.
EL FANTASMA DE FUSION SIMBIOTICA Y PARADOJAL
L. Oversey y E. Person (1973) han escrito que la transexualidad
tiene sus origenes en una angustia de separacién muy precoz que
sobreviene antes de la diferenciacién del objeto; el nifio se
defiende de esta angustia mediante una fantasia de fusién sim-
bidtica con la madre. El fenémeno transexual seria entonces un
tento de alejar quello que pudiera amenazar la fusin.
A primera vista, en Simone no se verificaba la fusién simbio-
tica con la madre. Ella no describfa a su madre como habiendo
“cobijado” al hijo que ella era’; la presentaba como alguien que
se habia ocupado “normalmente” de su hijo pero sin expresiones
de ternura ni proximidad fisica. Sin embargo, una cierta proximi-
dad fisica habia podido existir a través de la violencia, ya que su
madre le habia pegado fuertemente siendo nifio o adolescente.
Simone pensaba que su madre habia tenido una agresividad
inconciente hacia el hijo que ella era, ya que lo habia herido
seriamente varias veces, involuntariamente.
> Couver, en el original, en francés, significa tanto cobijade, abrigado como incubado (N. de
lat)
517DANIELLE QUINGDOZ
Simone hablaba de su padre como de un padre presente pero
fragil, aunque ten{a cierto prestigio; la madre hacfa sentir clara-
mente en un registro sado-masoquista que ella se habia “sacrifi-
cado” para asegurar una cierta estabilidad financiera a Ja familia.
La presencia de una fantasfa fusional simbidtica en Simone
persistia como un enigma para mf: por un lado, parecfa ser bien
distinta de su madre y reivindicaba su independencia con respec-
to a ésta; sin embargo, sobre todo al comienzo del anilisis, ella
“actuaba” a veces como si estuviera inconcientemente fusionada
con su madre en una relacién en la que el amor y la agresividad
estaban completamente entremezclados, y donde la dominacién
y la venganza omnipotente jugaban un papel importante. He aqui
algunos ejemplos: Simone se hacfa regalos a ella misma, pero
para su sorpresa, esos regalos se revelaban sobre todo tiles para
la madre; madre e hija tenfan los mismos accidentes al mismo
tiempo; ellas hacfan independientemente y sin saber nada la una
de la otra, los mismos proyectos, lo cual los volvia irrealizables.
Luego de la operacién, Simone pidié a su madre que realizara los
cuidados post-operatorios delicados. La fusién era tan visible
que enceguecia a Simone.
Poco a poco comprendf dos aspectos importantes de la fanta-
sia fusional de Simone: por un lado, que era la parte regresiva
“actuante” la que realizaba los deseos de fusién con la madre,
mientras que en su parte mds evolucionada ella podia establecer
relaciones objetales; por otro, la fantasfa fusional simbidtica era
paradojal en la medida en que ponia en evidencia dos aspectos
aparentemente contradictorios de la relacién fusional, pero com-
plementarios e indisociables: la mezcla con el objeto cuando la
fusién es realizada y el vacio relacional cuando no se lleva a
cabo.
El aspecto paradojal de la relacién fusional puede ser
ejemplificado con la tendencia a no “cerrar las puertas” (concre-
tay psiquicamente) que Simone describia como caracteristica de
su familia y que le habia dificultado preservar de sus padres un
jardin secreto. La paradoja residfa en el hecho que la promiscui-
dad fisica y psiquica iban de la mano de la soledad y la ignorancia
de lo que hacfan, pensaban o sentfan las personas implicadas en
esta promiscuidad. Cada uno podfa verlo todo, pero no percibia
nada. Asi lo explicaba Simone: “en un campo de nudistas, cuando
nada viene a ocultar la diferencia de sexos, no la vemos; la
518UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
mirada misma crea inconcientemente una pantalla”. Para Simone
la realidad psfquica creaba pantallas fantasmdaticas para defen-
derse contra una realidad externa demasiado excitante, Demasia-
da fusién podia dar la ilusién de una ausencia de fusién.
En la transferencia yo habia tenido a menudo un papel ambi-
guo; en la secuencia clinica por ejemplo, he mostrado como
Simone me atribuia opiniones, deformaba mis palabras confor-
me a su propio pensamiento: “usted va a decir que...”, “natural-
mente usted piensa que...” Sin hacer rectificaciones, intentaba
poner de.manifiesto la fantasia fusional subyacente, diciendo por
ejemplo: “jqué dificil es saber lo que viene de mi y lo que viene
de usted!”
A menudo mi papel se reducfa a afirmar mi presencia con mi
identidad distinta, como una pantalla reflexiva que le permitiera
a Simone ver su propia identidad, decirmela o guardarla en
secreto. Yo podfa ser en la transferencia una suerte de puerta
viviente que puede abrirse 0 cerrarse, 0 incluso ser una analista
que por su interpretar en la transferencia, como una madre
interna en fusi6n con su hijo, tiene necesidad de ser bien concien-
te de funcionar en el nivel objetal; o incluso ser un padre
separador. Pero para mf se trataba menos de poner en evidencia
el mecanismo de defensa que de lograr que Simone estuviera
atenta a aquello contra lo cual se defendia. Entonces yo pensaba,
como escribieron E. Person y L. Olsey, que aquello tenia que ver
con una angustia de separacién muy precoz que acarrea la
angustia de ser fulminado.
Simone decia Ilevarse relativamente bien con sus padres, era
conciente del amor que sentia por ellos pero inconciente de su
violenta agresividad. Sin embargo, esta fantasia de fusién para-
dojal con la madre, incluyendo al padre, se relacionaba con el
odio inconciente hacia sus progenitores. Habja sentido un odio
inconciente tan violento que habia Ilegado al punto de hacerse
una vaginoplastia que podfa ser considerada como un simulacro
de nuevo nacimiento, para renacer “de otra forma”, distinta a
como sus padres la habian hecho nacer. Esta agresividad podia
parecer demasiado destructora, y por consiguiente demasiado
culpabilizante para que Simone se atreviera a tomar conciencia
de ella. Yo suponia que para que el aspecto destructor de la
agresividad disminuyera, era necesario que su curiosidad se
despertara con respecto a sus padres; al interesarse en su actitud,
519DANIELLE QUINODOZ
estaria menos inclinada a condenarlos. Pero, para que en la
realidad psiquica pudiera “ver” a sus padres, era necesario que la
fantasfa de fusién paradéjica fuera elaborada en el andlisis, lo
que equivale para mi, la analista, a asumir mi papel de pantalla
separadora que permite al paciente “ver” con la mirada interior,
porque no esta permitido verlo todo.
A CADA UNO SU PROPIA LOCURA: EL SENTIMIENTO TRANSFE-
RENCIAL/CONTRATRANSFERENCIAL DE ESTAR LOCO
Me encontraba en ese punto de mis reflexiones cuando tuve
con Simone una sesin que aporté un nuevo elemento que confir-
m6 retrospectivamente mi hipétesis. El dia anterior a la sesién
ella habia quedado estupefacta al enterarse que su madre habia
tenido un episodio delirante justo después de su nacimiento. El
médico no queria dejar a la madre con el recién nacido, habién-
dose ocupado de é1 la abuela. La madre dio pocos detalles a
Simone sobre este episodio, ya que este perfodo resultaba muy
confuso para ella. Sin embargo recordé que dos veces habia
dejado caer a su hijo recién nacido, hiriéndolo. Simone reacciond
diciendo que lo importante para ella era conocer mejor a su
madre: “nadie puede saber lo que ella era realmente; lo esencial
es el sentimiento que yo tuve de ella”.
Alescuchar a mi paciente yo volvia a pensar en nuestro primer
encuentro cuando, habiendo tenido una alucinacién, tuve la
impresién de sentir mi propia locura al contacto con esta pacien-
te, como si desde el principio el problema hubiera consistido en
saber quién estaba “loca”: gla analista o la paciente? {Ella o su
madre? Pensé que para la paciente, diferenciarse de la madre
implicaba dejar a cada cual su propia locura. Como analista yo
también debia aceptar mi propia locura.
ALGUNAS PALABRAS PARA TERMINAR
Soy conciente que el andlisis que acabo de exponer no puede
ser tomado como el modelo tipo del andlisis de un paciente
transexual, se trata simplemente del andlisis de Simone. En
efecto, como escribe C. Chiland, “no existe un tnico modelo”
520UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
(1997, p. 126) de paciente transexual. Ninguna otra persona
transexual se parece a Simone. Sin embargo, si he deseado hablar
de este andlisis es porque no es obvio para un psicoanalista
emprender el tratamiento de un paciente transexual, y me gusta-
ria que esta experiencia fuera provechosa a mis colegas que se
plantean la pregunta de si aceptar o no en tratamiento pacientes
que sufren como Simone y piden la ayuda de un psicoanalista.
‘Ademis, pienso que las reflexiones a propésito de este andli-
sis podrian ayudar a todos aquellos que se ven llevados a tomar
en tratamiento a pacientes borderline, y no tinicamente a pacien-
tes transexuales.
Luego de varios afios de andlisis, Simone habia aceptado con
mucha mas serenidad sus aspectos masculinos, ya no buscaba
esconder a cualquier precio sus hombros anchos. Curiosamente,
parecia mucho mas femenina, mejor arreglada, ya no tenfa una
pelambre desgrefiada. Yo pensaba que parecia més arménica
porque se encontraba mds cémoda con su cuerpo. Ella pudo
decirme: “Con el andlisis adquiri confianza en la gente, Antes
tenia tanta vergiienza de que pudieran ver que no soy una mujer
sino un hombre que quiso ser una mujer; ahora me digo: algunos
yen que soy un transexual, y sf, soy un transexual, incluso si eso
no es una identidad sexual; y adem4s la mayorfa se dird: mira vos,
una mujer muy masculina”,
Simone puso en duda el fundamento de su operacidn, aunque
no veia cémo hubiera podido evitarla: “Cuando me miro en el
espejo a la mafiana y veo un hombre, pienso que la operacién no
me trajo lo que esperaba. Era una ilusién. Yo le habia crefdo al
cirujano que me decfa que iba a parecer una mujer”. E incluso:
“Si yo hubiera sabido que no tendria apariencia ni de mujer ni de
hombre, sino un poco de las dos, no hubiera hecho la operacién.
Yo queria sentirme existir y pasar desapercibida, no se pudo”.
Ms aiin: “el cirujano deberia haber pensado que con este esque-
leto ancho yo nunca hubiera tenido apariencia de mujer”. Evi-
dentemente, esto es un sufrimiento para Simone; ella me habia
advertido: “ni hablar de volver atrds, lo que esta roto no puede
restablecerse”. Pero pienso que el sufrimiento neurético de vivir
las consecuencias de una auto-castracién, por insoportable que
sea, es menor que el sufrimiento aniquilador proveniente del
sentimiento de falta de identidad primaria. En esta evolucién me
parece que progresivamente Simone podria acceder conjunta-DANIELLE QUINODOZ
mente a la bisexualidad psiquica. Pensé que sien ella la realidad
fisica era irreversible, la evolucién psiquica y en particular
psico-sexual era posible. Sin embargo me parece que si el pa-
ciente lo pide, es importante que un analista intente ayudar a
alguien que se rehusa a quedar estereotipado en un status fijado
por uno de sus propios actos, aunque este acto sea irreversible en
el plano fisico.
Para concluir, creo que hasta ahora el principal beneficio del
andlisis ha sido ayudar a Simone a recuperar como propias las
dos partes de su yo, una psicética y otra neurética, y a hacer
evolucionar su parte psicética para que ella considere el poder
guardarlas juntas. En efecto, cuando yo dudaba en emprender el
andlisis no habia tomado conciencia de la fuerza de los mecanis-
mos de identificacién proyectiva utilizados por Simone. No era
conciente de que una parte del trastorno y e] desasosiego que yo
sentia era proyectada en mf, que provenfan de Simone y no de mf:
por ejemplo cuando sentia que sus paradojas no tenian salida
posible (no vefa cémo ella podria algtin dfa contener juntas
diferentes partes de sf en las que los sexos se destruyen o
aprecian el uno al otro. Yo temia que si Simone amase su parte
masculina no podria soportar haber querido destruirla y trataria
de suicidarse). Esto era, de hecho, el desasosiego y el sentimien-
to de impotencia de Simone que sentia en mi. En tanto no hubiera
entendido los mecanismos de identificacién proyectiva utiliza-
dos por ella y sus repercusiones en mi, hubiese actuado como
Simone, no imaginando mds que una sola salida —una salida
imposible- a su situacién: expulsar una de las partes presentes
para no guardar mas que una, la parte psicética, o la parte
neurética. El cirujano habsa optado por mantener tnicamente la
parte psicética de Simone, y yo encontraba peligroso hacerme
cémplice de la parte neurética. Para emprender el andlisis habia
tenido que desbaratar Jos datos de la identificacién proyectivae
imaginar una nueva salida susceptible de mantener en el plano
psiquico la integridad de su persona: era necesario que le permi-
tiera reconocer que las dos partes psic6tica y neurdtica le perte-
necfan, aunque ella no podia juntarlas entre si. También que
recuperara como propia su angustia de no poder contenerlas.
Esto me exigia ser lo bastante “loca” para imaginar hacer presen-
tes en el andlisis las dos partes de Simone, libre de prestarles mi
voz durante las interpretaciones. En efecto, ninguna evolucién
522UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
de la parte regresiva es posible sin que el paciente la reconozca
como propia, pues en ese caso la deja desenvolverse sola y
escapar a la actividad organizadora del yo. Quizds Simone pudie-
ra entonces aceptar su locura como yo intenté aceptar la mia.
Esto le permitiria disponerse a hacer evolucionar suficientemen-
te su parte psicética para poder ligarla con la parte neurdtica y
aceptar “ser ella misma”, simplemente “como ella es”. Me pre-
gunto si efectivamente el analista no es regularmente llevado a
este procedimiento transferencial cuando toma en anflisis a un
paciente borderline.
RESUMEN
El andlisis de una paciente transexual (cuatro aos) me condujo a
plantearme numerosas preguntas, voy a exponer algunas de ellas en
este articulo. He decidido utilizar el masculino para designar al paciente
antes de su operacién (vaginoplastia), y el femenino luego de ella, lo
que por un lado corresponde a su identidad oficial y por otro deja
percibir la complejidad de la realidad psiquica.
Desde el comienzo del andlisis me parecié importante subrayar que
mi paciente presentaba simultaneamente mecanismos psicdticos y
neuréticos. En su aspecto més regresivo, una neo-realidad (la aparien-
cia de mujer) buscaba reemplazar la realidad insoportable (ser un
hombre). Por el contrario, en su aspecto neurético, mi paciente era
conciente de la realidad y sabfa muy bien que nunca podria ser
verdaderamente una mujer.
Poco a poco fui notando en ella la presencia de una falla narcisista
importante, ligada a lo que he descrito bajo los términos de “fusion
paradojal” y “persecucién paradojal”. La sexualizacién intervino en ella
como una méscara ilusoria que intentaba ocultar o volver insoportable
la insuficiencia narcisista de base.
A veces me he visto llevada con esta paciente a considerarme, en
la transferencia, como los padres fantasmaticos que a raiz de un inicio
de embarazo preparan el nacimiento de un nifio cuyo sexo atin no
conocen.DANIELLE QUINODOZ
SUMMARY
The analysis of a trans-sexual patient (lasting for four years) led me
to face numerous questions. In this paper I'am exposing some of them.
| have decided to refer to the patient as a male before surgery
(vaginoplastia) and as a female afterwards, in the first place because
this is her official identity and secondly place because it allows to grasp
the complexity of her psychic reality.
From the beginning of the analysis it seemed important to me to
stress the point thar the patient presented simultaneously both neurotic
and psychotic mecanisms. In the most regressive aspect there was a
new-reality (her woman’s looks) trying to replace the unbearable truth
(to be a man). On the contrary, in her neurotic side, my patient was
aware of her reality, and she knew perfectly well that she could never be
a real woman.
Little by little | began noticing a very important narcissistic failure,
bound to what | have denominated “paradoxical merge” and “paradoxical
persecution”. Sexuality was for her an illussory mask, aimed to hide or
to make unbearable the basic narcissistic failure.
Some times, in transference, | felt myself like those parents who at
the beginning of a pregnancy get themselves ready for the birthday of
a baby whose sex is still unknow.
RESUME
La psychanalyse d’une patiente transsexuelle (quatre années) m’a
amenée & me poser de nombreuses questions; je vais en exposer
certaines dans cet article. J’ai pris le parti d'utiliser le masculin pour
désigner le patient avant son opération (vaginoplastie) et le féminin
aprés, ce qui d'une part correspond a son identité officielle, et d’autre
part laisse percevoir la complexité de la réalité psychique.
Dés le début de I'analyse il m'a paru important de relever que ma
patiente présentait simultanément de mécanismes psychiques de
niveaux différents, psychotiques et névrotiques. Dans sa partie la plus
régressive une néo-réalité (!'apparence de femme) cherchait 4 remplacer
la réalité insupportable (étre un homme). Par contre ma patiente dans.
sa partie névrotique était consciente de la réalité et savait tres bien
qu'elle ne pourrait jamais étre vraiment une temme
J'ai peu a peu relevé chez ma patiente la présence d'une importante
524UN/A PACIENTE TRANSEXUAL
faille narcissique, lige & ce que j'ai décrit sous le terme de “fusion
paradoxale” et de “persécution paradoxale”. La sexualisation intervenait
chez ma patiente comme un masque illusoire qui tentait de cacher ou de
rendre supportable l’insuffisance narcissique de base.
Avec cette patiente j'ai parfois été amenée a me considérer dans le
transfert comme les parents fantasmatiques qui, lors d'un début de
grossesse, préparent la naissance d’un enfant dont ils ne savent pas
encore le sexe.
BIBLIOGRAFIA
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Traducido por Marina Calabrese.
Descriptores: Borderline. Caso clinico. TIdentificacién pro-
yectiva. Perversion. Sexualidad.
Danielle Quinodoz
53 A. Chemin Des Fourches
1223 Cologny Genéve
Suisse
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