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Jesus Camarero Intertextualidad Fe [Se (SC) com Rae (ab eC UCR (Vs Cos aint Min ecatl (ale Ut PENSAMIENTO CRITICO @® PENSAMIENTO UTOPICO ANTHROPOS ca eal Tmaginar no es crear un mundo, una alternativa a nuestro Mune sino reproducir o recomponer lo que se ha lefdo. Par tiendo de este hecho, el origen del suefio no es el mundo que contendria unos objetos que no queremos ver, sino la biblioteca libros van a provocar nuestros suefios. [...] En efecto, cuan- dice que la biblioteca es una alternativa al mundo, hay que decir también que la biblioteca es un mundo, que puede ser pen- sada como un mundo. 1 Sila literatura comparada supone, con su red de textos en juego interactivo, una significaci6n volcada hacia el mundo pro- piamente literario —Ias relaciones entre los textos en y por sf mismos—, entonces la reflexividad implica el juego-reflejo de unos textos a otros textos, con todo lo que ello conlleva en el nivel intercultural, ya que cada texto transporta, en el mismo proceso de transferencia, su cédigo y su contenido cultural de origen cuando entra en relacién con otros textos. En este tra- bajo vamos a analizar una serie de textos u obras que actuan de «agentes transductores» que permiten transferir literatura y cultura de un mundo a otro, de un tiempo a otro, de un espacio a otro, de un hombre a otro, en el interior mismo del sistema literario universal que es un juego «metaliterario»’ y, en con- creto, mediante dos maniobras transductoras: la reescritura y Ja metatextualidad. Transferencias cervantinas Asf pues, tras un afio de aniversario cervantino como ha sido el 2005, viene sin duda a colacién una serie de obras que de modo casi sistematico construyen sucesivamente o reconstru- yen puntualmente el mito de Don Quijote de Cervantes. Y, curio- samente, la primera obra que entra en el juego de la transferen- cia por via intertextual precisamente es la mismisima segunda Parte del Quijote, publicada por Alonso Fernandez de Avellane- da en 1614, justo un afio antes de que Cervantes publicara la e 7. Sigo en esta cuestién la teoria que he expuesto en: J. Camarero, Metalitera- ra, Barcelona, Anthropos, 2004. Es de gran utilidad, sobre este problema, el articulo de: q i >, ° 31, 1977, pp. aie alae Hamon, «Texte littéraire et métalangage», Poélique, n.° 31, ” 103 alusion a este hecho en el «Prg, avantes hace unda parte.” debes de estar esperando Dios, y con cudnta gana ivélame Paste 0 quier plebeyo, este PTOIDEO, ay oa i venganzas, rifias ¥ vituperios del autor del segundo ee digo, de aquel que dicen que se engendré en Torde: ynacié en Tarragona! obras que después del Quijote Jas transferencias cervantinas pue de dos tipos intertextuales, segtin juzguemos su intenci6n, ma, contenido, estilo, etc., sin que ambos tipos supongan ci .xion, pues en muchas ocasio imentos estancos sin cone? u 5 reescritural y lo metatextual funcionan al mismo tiempo y modo cohesionado. Por una parte, est el concepto operativo y funcional dela critura, para muchos sinénimo de la «transtextualidad» na, como es el caso de Oriol-Boyer,!” en cuanto que identifi tipos de relaciones transtextuales (y, mayormente, intertext como: cita, alusi6n, plagio, traduccion, comentario, ete. para transformacién de un texto por otro cualquiera que sea la dis cia desde el punto de vista de la expresion, del contenido od funci6n, segtin Béhar:'! Aqui defiendo, sin embargo, un cone ‘s BE} propio Ce! ul Lector® de su set Pero vayamos a las ronel mito cervantino: tes es, claro, intensa ¢ incluso llega a producir otra intertextualidad en Sezjconl 2" parte de Cervantes, pues éste conoce la noticia de la publics re ndo s alla eseribiendo el capitulo LIX y de élenadelant® [ine ditecasalusiones ala obra espuria ya su auto, ‘confronta a sus p ae os pr Avellaned, cesviala ruta del idalgo manchego sf ae oe ie hace que muera Don Quijote» (F. Garcia, Be haga Giaon ay su autor» [1971], en A. Fernandez de Avellaneda, peers ae la Mancha, Madrid, Castalia, 2004 [1614], p. 7). A aut cielo einen de la edicién de Avellaneda, en pie ere Ea lleva en ristre una pluma (y no una lanza), cuest ose a * Garefa, «ntroduccién critica sobre la obra yt OM de Cenneeativty hasta rabiosa intertextualidad (iti intes, Don Quijote de la Mancha, Madrid, RAE-Santi ). C. Oriol K it au Boyer, (dir), La réécriture, op. cit.,p.9. 5 «La rééorit i i view, n° 82/1, 1981, pp, 5 cee comme poétique ou le méme et l'autre», Romal 104 cionimitada de un texto por/en otro texto. Con lo cual estarfamos enel Ambito, primero, de la més pura metaliterariedad, segin la hedefinido en Metaliteratura” y, segundo, en el marco de las prac- ticas de la intertextualidad literaria (véase sobre todo el capitulo 1, sobre «Redes en relacién»). En la practica, como se vera, se trata de textos que retoman, reconstruyen 0, simplemente, conti- nian textos anteriores, en una labor de creacién absolutamente original en cuya lectura apreciamos el origen del texto primitivo, Ja secuencia creada por su continuador y la relacion transferen- cial, transformadora, transtextual de ambos. Y por otra parte, esta el concepto de meratexto, en tanto que practica especifica de la «transtextualidad», tal como ha sido especfficamente definida por Genette,!? que cuenta ademas con un precedente teérico de la parte de Charles, la «lectura criti- ca»,'# en tanto que la metatextualidad es una operaci6n relacio- nada con la actividad erftica de la literatura. Para Genette la metatextualidad es un tipo de transcendencia [= transferencia] textual, que implica una relacién de comentario entre un texto y otro, del cual habla (incluso sin citarlo y hasta sin nombrarlo), una relaci6n «critica» cuya existencia y funcionalidad se demos- trarfa simplemente por la historia de la critica literaria. Es decir que estamos ante el hecho, tan habitual en el ambito literario, del comentario de texto, del andlisis e interpretacién, de la fun- cién critica que todo texto implica a partir de su lectura. Nada més normal, entonces, que la ingente cantidad de metatextos que pueblan nuestras bibliotecas junto a las obras literarias. Las obras que he escogido para ilustrar los fenémenos de reescritura y metatexto, dentro del fenémeno mas general de la transferencia (transtextualidad literaria), s6lo son unas pocas de entre la ingente bibliograffa que la obra cervantina va generando con el paso del tiempo; y mi propésito es demostrar, efectiva- Mente, que la literatura es algo vivo en cuyo seno la actividad «transferencial» es imparable, intemporal, global, transcultural, Polisémica, etc. Para dar, en fin, cuerpo teérico a la exposicion, he seguido las ideas generalmente aceptadas sobre ereescritura> én el Ambito de los estudios sobre intertextualidad literaria (de —= a J. Camarero, Metaliteratura, op. cit. 3. G. Genette, Palimpsestes, op. cit., p. 10. 14M, Chatles, «La lecture critiques, Poérique, n° 34, 1978, pp: 129-151. 105 . «mplo) y la metodologia de Genette, expy Oriol oe ee concepto de «metatexto». ean primer lugan estan las obras que, de forma inventan el relato de Don Quijote de la Ae weescrifiras, bien sea en un intento de eluci mé ica de los personajes, como Vida de Don Quijote y seuti & pee Unamuno,* en una reconstruccion moderna de los Iu res y contexto de Jaobra cervantina, como La ruta de Don Qu te de Azorin’” 0, incluso, en una «continuacién» absolutam: moderna (o especie de tercera parte) del libro de Cervantes, Al morir Don Quijote de Trapiello.'* j Y enun segundo lugar, estan las obras que tratan de una interpretacién del mito cervantino de distintos tatextuales 0 por medio del comentario, como Pierre autor del «Quijote»? y Magias parciales del «Quijote»® de dos relatos donde se mezcla magistralmente la ficcion y la cién en el ensayo metatextual, como El pensamiento de Cen tes de Castro,' el esfuerzo de interpretaci6n més elevado ye pleto sobre la obra cervantina, o como Curso sobre «El de Nabokov,” un metatexto proveniente del ambito ang Reescritura de Cervantes por M. de Unamuno La Vida de Don Quijote y Sancho de Unamuno, para em constituye una reescritura (un tanto metatextual, cierta ‘Unamuno se reproduce, curiosamente, una doble ti oe, dosis elevadas de metaliterariedad: primero, la eee Teescritura, en cierto modo sistematica, del e literario e intertextual de grandes dimen 15, Oriol-Boyer (dir), La réé freulo' fences By ‘criture, op. cit. 1994(i905), Unamnume. Vida de Don Quijote y Sancho, Barcelona, Ci ee Azorin, La ruta de Don o A. Trapiello, Al morir. 9. ILL. Borges, Pie Quijote, Madrid, Edaf, 1977 (1905). 3, mort Don Quijote, Barcelona, Destino, 2004. arcelona, Ciena lenard, autor del Quijote, en Ficciones, Obras €0 20.11. Bore Me eetores, 1992 (1939), pp, 32-39 : Hs Bacto Cincis pariales del Quijote, en Orr Praca lectores, 1992 (1952), Eger |, pp. 260-262. 22.V, Nabokow Creme de Cervantes, en Obra reunida I, Mactid, ‘Trotta, 2002 $0 sobre El Quijote, Barcelona, E 004 (1982). 106 segundo, la otra transferencia que es la unamuniano al Daler en clave de co) Ambos aspectos estan presentes ya en el mis ysuaubttulo (eVida de Don Quijote y Sancho, seni Meee 5 o iguel de Cervantes Saavedra, explicada y comentada por M iguel de Unamu. no») y que luego se subrayan con la publicacién del articulo titula- do «Sobre la lectura e interpretacion del Quijote». Por otra Pare enel «Prélogo» a la 2." ed. de la obra (de 1913), Unamuno sefiala que el éxito alcanzado por la misma se debe a que es «una libre y personal exégesis del Quijote, en que el autor no pretende descu- brirel sentido que Cervantes le diera, sino el que le da él»,"lo cual incide en una concreci6n muy determinada del grado de metatex- tualidad 0 comentario que Unamuno pretendia dar al libro de Cervantes, sobrepasando el nivel del estudio filoldgico o histérico y estableciéndose en el nivel de una creacién literaria en sentido estricto. Y en el «Prélogo» ala 3.*ed., la de 1928, Unamuno reitera Ja afirmacién de la originalidad de su obra respecto al nivel del comentario de Don Quijote en sentido estricto, al sefialar que «dejo aenuditos, criticos literarios e investigadores histéricos la merito- riayutilisima tarea de escudrifiar lo que el Quijote pudo significar ensu tiempo y en el Ambito en que se produjo y lo que Cervantes quiso en él expresar y expres6».”* De algin modo el libro de Unamuno —aunque paraddjica- mente no estaba asociado al aniversario cervantino en su géne sis—es un magnifico ejemplo de cémo interacttia elintertextoyel metatexto unamuniano con el texto cervantino en una transferen- cia temporal, genérica y cultural, y, también, de cémo se transfie~ ren contenidos entre s{ dos cédigos diferentes de transtextualidad como son el intertexto y el metatexto, en una doble maniobra ce Teescritura y comentario asociados en un solo impulso re-creador: yuxtaposicién del texto Mentario o metatexto, Reescritura de Cervantes por Azorin 98 yen la misma ; En.ese mismo contexto de la Generacion del Ses coor fecha, coincidiendo con el tercer centenario cervanin®: Jaen vote», La Espara moda, Ms de Unamuno, «Sobre la lectura € interpretacin del Quijote a “an? abril, 1905. 34M. de Unamuno, Vida de Don Quijote » Sanelo» oP 5.M, de Unamuno, Vida de Don Quijote y Sancho, P- 107 Don Quijote, libro que constituye una inm ambiente dela obra de Cervantes, ax con sdowi reconstructor de la atm« manchega, a ae ae ie Azorin sabe hacerlo, con los lugares Don mnajes, 12S situaciones, la iden idad de Don Quijote rep tada en el pueblo, etc constituyendo claramente un metatey ico, con marcada vocacion exegética, en el que el e en el escenario del escy intes para aaa de a Quijote, eso si, y esto es esencial, con la di que suponen los 300 afios transcurridos, lo cual no es d relacion comparatista sino todo lo contrario. Bl recorrido asociado a la efemérides (un espacio y un tier po) deja traslucir el proceso identitario y popular de la diat respecto a la verdadera jdentidad de Don Quijote y del pro Cervantes, que encuentran réplicas e incluso clones, fam descendientes y lugares de nacimiento por doquier, en un ji que Azorin permite establecer a lo largo de todo su viaje sin cono alguno, o quiza dejando caer de vez en cuando unlevet sarcdstico. En cuanto al personaje de Dulcinea, Azorin lo ve presentado (sin intermediarios) en el rostro, el quehacer y a tode ciertas mujeres bellisimas, auténticas representacioné s al autor de este libro se le aparecen como ideales o mara’ i legando incluso a romper el equilibrio estilfstico propic maestro Azorin cuando, en ciertas ocasiones, describe, co el mejor poema romédntico, el semblante y la actitud d mujeres, manchegas como Dulcinea y espafiolas por exten is Meas alargumento mayor de La ruta de Don @ Bu cae ae Pen de Espana, anunciado con la interro we ney eee aqui, en estos pueblos, el conciet dad sélida y zi we y de inteligencias, que hace lap rinydela ae a oe nacién?».* La preocupacion ere able earnatiin 98 por el problema de Espaiia et eco de utopfao hij Pa ie mie la d naa at de regeneracién, aunque con suD los del alma manchega y quijotesca?” 26. Azorin, 21 natty La ruta de Don Quijote, op. eit, p. 83 La ruta de Don Quijote, op. cit. p. 73. 108 No sentfs una profunda atraccién hacia es feta tetiesieiestacis cine Wala quass pace a estos espititus que —como querfa el filésofo Niele, han podido «sobrepujarse a s{ mismos»? Hace tres siglos, cn Argamasilla comen76 a edificarse una iglesia; un dia, la cnerein delos moradores del pueblo cesé de pronto; la iglesia, ancte magnifica, permanecié sin terminar; media iglesia qued6 cubier {ay la otra media qued6 en ruinas. Otro dia, en el siglo xvm, en tierras de este término, intentése construir un canal; las fuerzas faltaron asimismo, la gran obra no pas6 de proyecto. Otro dia, enel siglo XIX, pensése en que la via férrea atravesase por estos llanos; se hicieron desmontes; abriése un ancho cauce para des- viar el rfo; se labraron los cimientos de la estacién; pero la loco- motora no aparecié por estos campos. Otro dfa, mas tarde, en el correr de los afios, la fantasfa manchega ide6 otro canal; todos Jos espfritus vibraron de entusiasmo; vinieron extranjeros; toca- ron las musicas en el pueblo; tronaron los cohetes; celebrése un gape magnifico; se inauguraron soberbiamente las obras, mas Jos entusiasmos, paulatinamente, se apagaron, se disgregaron, desaparecieron en la inacci6n y en el olvido... {Qué hay en esta patria del buen caballero de la triste figura, que asi rompe en un punto, a lo mejor de la carrera, Jas voluntades més enhiestas? Otro maestro, manchego y universal, Garcia Pav6n, continua- rfacon la misma descripcién de La Mancha setenta afios después, apesar de los argumentos y temas tan diferentes de las aventuras del detective Plinio y su ayudante Don Lotario (gotro Quijote y Sancho?). Acaso ese statu quo descrito por Azorin sigue permane- ciendo inalterado en La Mancha y acaso en Espafia como side una definicién idiosincrésica se tratara, como una filosoffa expli- cativa de una identidad metafisica de todo un pueblo. Reescritura de Cervantes por A. Trapiello Justo en el umbral del cuarto centenario cervantino, es publi- cado el libro de ‘Trapiello titulado Al morir Don Quijote, & a Iinea parecida a la que motivé algunos libros que también pus ron en practica el método de «continuar» la Le eee clésica de otros libros, como fue precisamente el cas Sette Que en su libro Una amistad peligrosa. Cartas de La Haya™ sis" — it. 28. HLS. Haasse, Une liaison dangereuse. Lettres de La Haye, 0P- = 109 amistades peligrosas de Laclos (1782 na forma reescritural diferente, el los limbos del Pacifico oe i i nntaba Robinson Crusoe (171 ef Hasan norables que lo convierten en un libro ob xentender» quizé en toda su extension la obra del p Ellibro de Trapiello, Al morir Don Quijote, empiezz rrolla precisamente donde acaba y termina el libro de: es decir, en el capftulo LXXIV de Ja segunda parte, cémo don Quijote cayé malo y del testamento q muerte», con todos los personajes principales re na, la ama, Sancho, el barbero, el médico, etc., rect argumento que trae causa del final del protagonista, «melancolias y desabrimientos» del ya reconvertido A jano, enemigo ahora y por siempre ya de Amadis de siéste es el incipit del libro de Trapiello, tomando com partida estos componentes, sin embargo su relato, dando y profundizando en ellos, va més alla del dela muerte de Don Quijote y del fin de su novela y una especie de reescritura hacia atrds, en la que yendo distintos eventos narrativos de Don Quijote, come plo el capitulo IV: «cuando murié —cuenta Trapiello més de un afio que habfa hecho su primera salida a le rocin» (p. 28, y as{ contintia). Y también Trapiello inventa sus ficciones, como es gen, la traducci6n y el manejo de la historia de la historia de Las bién, aunque dew nier, cuyo Viernes 0 ocurre es que el lector no sufre con el cambio de ae pasa del final del Quijote al principio de i Hi as con la misma naturalidad estilistica d eee Parte del Don Quijote original de Cervant , de acoplar mediante el estilo y de continuar co mento i, ici inm to igualmente ficticio lo que fue la novela inmor vantes en un nuevo relato no exento de interés, entre iy originalidad! : a 110 Metatexto de Cervantes por J. L, Borges El impulso reescritural y la metatextualidad se funden enlos breves, brevisimos a veces, relatos de Borges, como este primero de Pierre Menard, autor del «Quijote». Lo que ocurre es que, en mi opinion, el intento del autor argentino supera la creacién lite- raria (o novelesca) propiamente dicha y se coloca en el nivel de un proyecto personal y universal, al mismo tiempo, de estable- cer una biblioteca ideal (como imagen del mundo y signo de todo lo existente) que no sélo contenga las obras sino también las relaciones entre ellas, casi siempre tan ocultas. A todo esto habria que afiadir el hecho de que Borges utiliza un material especifico en su creaci6n: la literatura misma; es decir, hace lite- ratura con la literatura dentro de la literatura, pero sin perder un 4pice de imaginaci6n (¢acaso hay algo tan imaginativo por definicién como la literatura?). E| metatexto borgesiano del Quijote encuentra su arranque ficcional en un simple hecho de falsa erudicién, adobada de metodologfa filol6gica, listados bibliograficos, referencias, citas, intertextos e historia literaria ad libitum y, aunque todo ello en- caja en un estricto régimen ficcional, me parece que no es menor el transporte metatextual o de comentario que se trasciende de ello, pues al fin y al cabo se trata de justificar la presencia del Quijote en esa biblioteca borgesiana. Y aquf es donde la dimensi6n metatextual adquiere toda su importancia y trascendencia: Don Quijote es la obra eterna de Cervantes y como tal es susceptible de ser lefda, traducida y rees- crita por doquier; y consecuentemente Pierre Menard es el nue- Vo redactor de aquella parodia de los libros de caballerias (aun- que sélo los capitulos 9 y 38 y parte del 22). Este argumento tan metaliterario de Ja reescritura de una obra clasica por Date de Un consumado fil6logo —aunque sea ficticio— es la ocasion per “cla para proponer un acto borgesiano por boca 0 por. pluma od Pierre Menard en su proyecto: la traslacion sistematica y fi ap digna de aquellas partes del Quijote, dominar el espafiol, el siglo XVII, recuperar la fe catélica... y hasta «ser Miguel de ee es», aunque lo descarté «por facil» ya que «ser en e! ‘ See 30 “N Novelista popular del siglo XVI le parecié una disminucion»- a JL. Borges, Pierre Menard, autor del Quijote, o 0.5L, Borges, Pierre Menard, autor del Quijote, op- 111 Lo que hace Borges en este relato es plantear incorporar al Quijote a su gran biblioteca pers borgesiano: meterse dentro del Quijote, formar : el Quijote como (si fuera) suyo, al fin y al cabo he en espaiiol podrfa significar eso, ser parte de Don cual la transferencia se convierte practicamente. identificaci6n. Por su parte, el otro relato, Magias parciales del tiene un caracter metatextual atin més subrayado, ya qq sobre todo en algunos aspectos relacionados con prin ricos de literatura, como son la teorfa del realismo frente a la supuesta poeticidad 0 incluso lirismo dela autorreferencialidad del Quijote donde se habla de la Galatea de Cervantes (un hecho sorprendente por su b hasta enrevesada autotelicidad en un autor tan «narratiy principio), el tan trafdo y llevado asunto del manuserito ¢ Hamete Benengeli como origen del relato (y su puesta tin por tanto como relato original), el hecho de que los jes del Quijote de la segunda parte son lectores de la parte del mismo (una estructura en abismo de gran enj Para Borges toda la literatura est4 dentro de la misma o la literatura sélo es posible dentro de la propiamen literatura; y ello implica que los escritores y los lectores ft parte del juego literario, igual o mas que los perso: aventuras. Incluso lleva a proponer Borges que si algo fuera de la literatura, no seria algo real.! Metatexto de Cervantes por A. Castro El balance que presenta Castro en su magna inv de obligada referencia, titulada El pensamiento de Ce dria ser relacionado con el impulso teérico —critico, comparatista y propiamente tedrico— que he referido: los anteriores y que podria estar igualmente en la linead modelo de «supranacionalidad» que expone Guillén en Entre lo uno y lo diverso,® sin que ello suponga nunca una’ 31.1. Borges, Magias parci. » Magias parciales del Quijote, op. cit., p. 262. 92. €. Guillén, Entre fo uno y lo diverso, oy. oie, pp. 94.95 112 joridad de la teoria literaria sobre la liters a pien, de lo que se trataria, Sehr comparada; an- qunar esfuerz0s teorsticos desde la teoria y Si re a igual, en Jamisma linea que practicaron tambien Sua por pach, en tanto que grandes sintesis de Deiwamniesiee eae yr de un objeto literario. En concreto, este balateae aha una sintesis fundamental de la aportacién de Catee ee en tientes: por un lado, la obra de Cervantes contiene y one problemas ‘ideol6gicos muy complejos y, por otro, Castro man- tiene posiciones distintas (y distantes) frente a los juicios tradi- cionales sobre la obra cervantina. Porque, frente a la considera- cién del cervantismo en sus aspectos insignificantes o lamenta- bles (se le achacaban imperfecciones falsamente, 0 se le imputaban prejuicios como el esoterismo), Castro defiende un cervantismo moderno que se inspira de los temas del Renaci- miento italiano (no hay que olvidar la estancia de Cervantes en Italia) y en el que subyace una ideolog{a renacentista y humanis- ta; y porque, frente al problema heredado por Ja insolvencia de algunos estudios (las tesis «insuficientes» de Menéndez Pelayo), Castro destaca la concepcién del Renacimiento en Espaiia con plena pertinencia y funcionalidad y al igual que en otros paises del entorno. A todo ello habria que afiadir el cultivo de una flora tematica, seleccionada cuidadosamente por Cervantes, Y deter- minada por el clima histérico y Ja especial vision del mundo del autor, Asi se construye la motivacion de Castro en este metatexto magistral sobre el Quijote frente a estudios anteriores Cree riores): contra el ambiente fetichista y el temor a incurnit enel pecado del esoterismo y contra Ja tendencia dela critica a supri- mirla busca de problemas en Cervantes. Yo hace en tres puntos que a continuacion resumimos. ios Para Castro, Cervantes es autor de una obra que er mis estrictos cnones poéticos, NO separando la erudicion del ge nio (es uma idea renacentista), manteniendos siempre & mag de lo razonable, es ne \attoy ia accion 1 virtud se llega mediante el conocimiento Y = las fuerzas eae sobre nuestra conciencia. ‘Todo se sido fruto del influjo de los humanistas (Montaien® ‘tiglione)- mo) y de Jos italianos del siglo XV (Dante, Bento eabre yl8 natu- Como Montaigne, Cervantes apuesta r glica, ques COnUe™ raleza, sin renegar por ello dela ortodoxia cate? 113 tina es una is En cuanto a los personajes, Cervantes Ja conciencia de quienes surgen de su plus radica el observatorio y fabrica de su realida Quijote respecto de las novelas de caballerias | aguda de Ja critica. Junto a ella esta el tema de lante»: el mismo objeto puede ofrecer di s aunque lo mas frecuente sea que [don Quijote] pecto de las cosas y nosotros, con Jos demas distinto»,”* todo es interpretable, en una idea serfan las ideas platonicas renacentistas irra rencia. Frente a la opinién impuesta, Cervantes: sin suya del mundo, fundada en opini« diver: aprehender lo real, los personajes cervantinos riencia, como el argumento esgrimido en la nos que dice «yo era allf entonces lo que soy Quijote, II, 23), todo un rasgo de modernidad un antecedente del Dasein heideggeriano. Metatexto de Cervantes por V. Nabokov Elescritor ruso afincado en Estados Unidos, & Jebre autor de Lolita, nos presenta su Curso un andlisis profundo, estructurado, dinamico y tico, aunque habria quiz4 que cuestionar la p parte titulada «Victorias y derrotas» (una curio dética evaluaci6n de las victorias y derrotas de D sentido ultimo hay que plantearse, si tiene tido, sin conclusiones especificas). Este estudio tf tatexto externo, extranjero, casi extrafio por lo que¥ as A. Castro, El pensamiento de Cervantes, op. cit., p. 257. 35-4. Castro, El pensamiento de Cervantes, op. cit., p- 85. A. Castro, El pensamiento de Cervantes.,.op. cit., p. 95. 114 orado por un escritor metido a profesor que a el contexto anglosajén de la Universidad de Hanna Quijote Y digo esto porque el contexto anglosajén, determina de trada la valoracién global que Nabokov hace de Don Quijote: = ha dicho del Quijote que es la mejor novela de todos los temp a esto es una tonterfa, por supuesto; la realidad es que no es i siquiera una de las mejores novelas del mundo L..] una historia muy deshilvanada y chapucera»,“* aunque reconoce que la ge- nialidad de su autor con la creacién de su personaje y la difusién y traducciones que tuvo y tiene, la convierten en una gran obra, La lista de descréditos que atribuye a Cervantes no es corta: des- concertante sucesi6n de episodios y relatos intercalados (segan Madariaga también), conteniendo una importante labor de re- lleno tipica de un autor cansado, fases alternativas de lucidez y vaguedad, de planificacion meditada y vaguedad desalifiada, el autor jamds vio el libro ante sf como una composicién perfecta, aislada (como sefiala también Groussac), nunca volvfa la vista atras y por tanto no lefa la primera parte cuando redactaba la segunda, lo cual dio lugar a errores... Sin embargo la obra triun- f6 aqui y fuera de aqui, convirtiéndose en un modelo para otras obras: el personaje de John Jarndyce en La casa desolada de Dic- kens, Almas muertas de G6gol, Madame Bovary de Flaubert, o el personaje de Liovin en Ana Karenina de Tolstoi. Por otra parte, incluye el paralelismo de la vida y de la obra entre Cervantes y Shakespeare en el contexto mucho mas amplio del surgimiento de las literaturas antiguas en la periferia europea, en la que in- cluye a Grecia e Italia en una primera fase, y en una segunda fase a Inglaterra (es el determinismo del canon anglosajén) y tam= bién a Espafia: por supuesto pone a la cabeza del canon mundial a Shakespeare —«aunque redujéramos a Shakespeare a suis CO- medias, Cervantes seguiria yendo a la zaga»—,”” pero Re que Shakespeare y Cervantes «son iguales en influencia, en. ie Sion espiritual»,® aunque vuelve a matizar que las mie

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