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LA RARA ENVENCION ricidad de la narrativa de Avellaneda se pone repetidamente en tela de juicio, lo cual vale como la negacién de su sverdad poéticas desde cl punto de vista de cualquier lector de esa ficein. Yello, en térmi- nos de la teorialiterariaaristotélica que prevalecta en la €poca, supo- nia proclamar su irremediable inferioridad.” Las alusiones indirectas de la escens del ventero de II, 59 no son una excepcién, Alllegar a este punto del libro, la deduceién que he sacado a partir de este pasaje no es la itnica manera de dar cuenta de su presencia, pero creo que es la mejor Sino hubiera una recurrencia importante y gene- ralmente reconocida de simbolismo en el Quit habria menos motives para pensar que Cervantes lo empleaba en este caso. Pero sin dda hay ‘otros ejemplos, sobre todo en la segunda parte, donde s6lo una inter pretacién metafdriea nos puede brindar una explicacion cabal. Unica rence de esta forma podemos justificar al menos dos de Ios titulos de los libros escrtos por el primo estudiante (caps. 22-24), a caida de San- ‘cho al pozo de vuelta de la insula Barataria (cap. 55) 0 los agtieros de regreso a casa (cap. 73), por citar los casos tal vez mas conspicuos. Estos casos comparten una caracteristica que los diferencia de las Jecturas simbélicas que son el semillero de la mayoria de leeturases0- térieas del Quijote no hacen referencia puntual a acontecimientos, figuras o euestiones ideologicas contempordneas exteriores al texto Sibien seria absurdo negarles toda pertinencia extratextual (la sitira depende de ello, y el joven primo chumanista» es en parte una figu- 11 satirca), las interpretaciones metaféricas que he mencionado se refieren en primer lugar al mundo inventado de la novela. Esto se aplica igualmente al pasaje de IL, 59, que he sugerido que puede refe- rirse al libro de Avellaneda, Aunque éste se originé a consecuencia de la primera parte del Quijote, es decir, fuera de la ficciOn, Cervantes Jo introdujo en ella y lo integr6 en su mundo inventado con el pro- pésito de neutralizar su poder competitivo en el mundo extratextial Puesto que el Quijote, como las novelas realists del siglo 1x, es predominantemente una obra metonimica, es necesario recibir las Teenuras metaféricas de partes de libro con umn grado de inicial escep- ticismo, Requieren una justifcacién especial. «Tui, letor, pues eres prudente, juzga lo que te pareciere>. 19. E.G Riley, Tova de enol en Corson, Tar, Madeld 1989, p 42958 ng vu BULTOS, ENVOLTORIOS, MALETAS YPORTAMANTEOS. UN DETALLE DE LA TECNICA NARRATIVA DE CERVANTES* ‘Siig, ule ta fonction ese dans un romana? Rovano Bawens El capitulo 19 de la segunda parte del Quijote se abre con wn pasaje expresado de forma curios: Poco trecho se habia alongado don Quijowe del lugar de don Diego, ‘cuando encontré con dos como clérigos 0 como estudiantes y con dos le bradores que sobre cuatro bestiasasnales ven‘an caballeros. ELuno de los estudiantes trafa, como en portamanteo, en un lienzo de bocaci verde ‘enwelto, al parecer, un poco de grana blanca y dos pares de medias de cordellate; otro no trafa otra cosa que dos espadas negras de esgri ‘ma, nuevas y con sus zapatilas (p. 781). En otto lugar lo he comentado en breve, pero puede afiadirse ids." En este fragmento de Cervantes, aparentemente peregrino, lo {que llama mi‘atencién sobre todo es el portamanteo, No se trata de tun ejemplo aistado; he advertido al menos otros diez casos semejan- tes en el Quijote las Novelas ejemplares, y tal vex haya ms." :Una mul tiplicacién de banalidades, pues? Es posible. Pero si al examinarlos, © Looking into Bundles and Bags A Detail of Narrative Teenique in Cervantes, ‘Baspurs etre money cas is. Estudos de arturo da sig de or decades © Blas. iver, Catal, Maar, 9, PP. 15-406, 1. E.G Riley, Inoue al Qu Cte, Barcelo 1990, pp 189-190 2, Seencuentran doee entradas bajo bulisen Lat cncrdancas aE ingen hal 49 Dn Quite de fa Monch de Enrique Roz Fornels (Ediciones Clara Hispania, 1A RARA INVENGION ‘estos bultos y portamanteos resultan estar vinculados con cuestiones imxis generales de método narrativo, queda justificada un poco de in- vestigacion aduanera, de caricter critico, por los equipajes. No por cello hemos de olvidar, como desde luego no hizo Cervantes, que has. ta las decisiones més serias de un autor, vistas sub specie aeternitatis, pueden ser tema de diversion, Para empezas, identificaré los ejemplos, haciendo una lista en orden predominantemente cronol6gico. 1) EI bulto de ropa de Rinconete que envuelve su baraja de cartas (Rin coneley Gortailo,versin de Porras de la Camara, Novlos giemplans, p. 140; versign de 1613, p. 276). 12) La bolsa de articulos de aseo de la Torratba en la historia de Sancho (Quijote 1,20, p. 214), 3) La maleta de Gardenio hallada en Sierra Morena (I, 28, P: 257) 4) El bulto de ropa yjoyas de Dorotea (1,28, p. 319). 55) La maletilla de libros y manuseritos de la venta (I, 38, p- 370) 6) El equipaje de Andrés Caballero, que resulta contener piezas de valor robadas (La gtanila, Novas gemplars, 1 . 144). 17) El bulto que contiene al hijo de Cornelia, puesto en manos de don Juan (La seara Cornelia, Novela ejemplares tp. 174) '8) El portamanteo de ropa perteneciente a uno de los estudiantes (Qui- jot I 39, p. 78) {9) El envoltorio de ropa del paje soldado (I, 24, p- 832). 10) El vestido de paiio en portamanteo que manda Sancho a sa hija (Il, 5p: 1039), El tema se remonta a la versi6n de Porras de Rinconetey Cortadill, que precede a la primera parte del Quijole. No obstante, aunque el orden cronolégico en que aparecen no carece de significado, sera ‘més iti verlos en relacién a la funcién narrativa y al contexto, Los ejemplos de La gilanillay La sera Cornelia difieren del resto, con la excepcién parcial del caso de los libros y papeles de la venta (Quijote, 1, y2), en el que éstos tienen un efecto directo y de mayor Madi, 1980, vol 2,0) Véanse también ouas entradas relacionadas (sbultos, se voltoros,amaletae) en C. Fetnander Gomer, Wahu de Geroanis, RAE, Madd, 1962, 0 's. Laedicin de las Nooassemploera ta que nos referimos est dita por Juan Baus AvlleArce (Castalia, Clisieos Castalia, Madrid, 1987), 3 vol. 16 AULTOS, ENVOLTORIOS, MALETAS ¥ PORTAMAWTHOS emvergadura sobre el argumento, En el primero, Juana Carducha, desdeada por Andrés Caballero, introduce unas joyas en el equipa- Je de éste asi consigue que lo arresten. Su arresto precipita el desen- lace de la historia. En La sefora Cornelia, es precisamente un bilto el {que pone la tama en marcha." Una noche, don Juatt—quiea valga la pena recordarlo—, oye que le llaman en susurros desde la puerta de ‘una calle bolofiesa. Le preguntan sotto voce si es Fabio, y él contesta maliciosamente, «por si acaso», que silo es: Pues toma —respondieron de dentro— y ponedlo en cobro, yvolved luego, que importa, Alargé la mano don Juan, ytopé un bulto, y queriéndoto toma, vio que ‘eran menester la dos manos, yas le hubo de asir con entrambas;y ape- nas se le dejaron en ellas, cuando le cerraron la puerta, y él se hallé car- gad en la calley sin saber de qué (p. 174) Pronto lo averigua, pues el bulto se echa a Hlorar. De esta manera, l hijo ilegitimo dela sefiora Cornelia y el duque de Ferrara entra en cescena y la comedia de enredo se pong en marcha, En el primero de los dos casos, el lector ya conoce el contenido del ulto; la reaccién de sorpresa se reserva para Andrés otros per= sonajes involuerados. No existe un misterio previo, ni siquiera mo- mentneo. En el segundo caso, tanto don Juan como el lector que- dan sorprendides; muy soxprendidos. Séle durante un breve lapso de tiempo podemos preguntarnos por el contenido antes de descubri Jo, pero no mucho; lo que més importa a la historia en ambos casos esel contenido del equipaje o el bulto. La revelacién tiene prioridad por encima de cualquier misterio temporal. Prolongar o exagerar la incertidumbre habria deslucido el rapido movimiento del argumen- ‘o. En las dos novelas, el contenido determina decisivamente la dies cién posterior de los acontecimientos. El ejemplo de Ia maleta que contiene libros y papeles propiedad det ventero (Quijote I, 32) guarda algunas semejanzas con los dos 4. Las definiciones de Covarrubias son dle, come de cstumbre: «bul too quello que have cuerpo y no editing lo que es, oun lo que un leva debajo de Ineapa. De macho vem y bull, lague se ede leer sin dsinguies en pater lo ques: -emfaterie elo que selaza de ropa en forma edondas (Tse de lengua castana espanol (1611), ed M, de Riquer, SA. Horta, Barcelona, 164). 1A RARA INVENGION casos anteriores, El ventero les ha dicho al cura ya los demas que tie ne dos o tres libros de caballerias y otros papcles (p. 369); © sea, que os contenidos se anuncian antes que su contenedor. Al poco, saca de su cuarto «una maletilla vieja, cerrada con una cadenilla, y abriéndo- 1a, hallé en ella tres libros grandes y unos papeles de muy buena letra, cescritos a mano» (p. $71). Algo més se afade sobre los contenidos: se ros dan los titulos de los libros. Pero eso no es todo: entre los pape- les, descubren luego la Novela del curioso impertinente (p. 374). ¥ mas tarde la bolsa les depara atin otra sorpresa: nada menos que Ia Nove- la de Rinconete y Corto (p. 542). La estructura de la primera parte, sino la «trama» (pues ésta apenas existe en el sentido mis estricto de la palabra) se ve evidentemente afectada por lo que sale de la maleta, Esta vez no hay un cambio decisivo en Ios acontecimientos, pero la accién central, junto con los episodios de Cardenio y Dorotea, queda interrumpida por la lectura del Curiaso impertinent. ‘Allo largo de la elaboracién del episodio empieza a tomar forma tun interrogante en torno a la maletilla vigia. Se refiere a Ia identidad del propietario, ¢Quién era la persona que la abandoné? (La bolsa de Cardenio, ya se verd, suscita la misma pregunta). Esta maleta con- tiene ficciones e historias, viejas y nuevas, de las cuales la diltima pa- rece sefialar la identidad del propietario, No hay absoluta certeza sobre ello, desde luego, pero lo més probable ¢s que sea Miguel de Cervantes, quien sin duda escribié las dos novelas halladas dentro. Los lectores que aprecien las asociaciones simbélicas tal vez dis- fruten con la idea de que las viejs ficciones e historias de caballerias aparezcan en el mismo saco que las creaciones de prosa mis actual de Cervantes. Sin embargo, mucho més notable es la caracteristica que singulariza este recipiente en concreto: su capacidad de actuar como vinculo transtextual, Enlaza con el medio interno de las ventas, Ios vventeros y los viajeros del marco exterior de referencia que contiene a Miguel de Cervantes, escritor de manuscritos y autor de libros pu blicados. En el interior del texto, la maletlla se presenta como un ob- jeto que posee la propiedad magica de pasar de una dimension a ‘otra, En realidad, ése es un rasgo asombroso de la fiecién: es capaz de ‘adaptar incluso lo que viene de owra dimension externa a si misma Los bultos y bolsas restantes no producen alteraciones en el curso narrativo comparables con las tres ya mencionadas. No precipitan . ng ULTOS, ENVOLTORIOS, MALETAS ¥ PORTAMANTEOS reveses de la fortuna ni dan pie a narraciones episédicas, El des- cubrimicnto de los contenidos puede cansar sorpresas apreciables © iinimas,y suele Hamarse mucho laateneién sobre el recipiente para provocar la curiosidad sobre lo que hay dentro, pero sélo en dos «casos pasa de ser momentinea. Con todo y con lo vulgares que son estos objetos tan cotidianos, sirven para encerras, ocultar,aislar, disfrazar y proteger otra cosa Inevitablemente gencran mistevio y despiertan curiosidad y especu- lacin cuando anuncian algo desconocido susceptible de ser conoc- do, ,Qué quedarfa del arte del prestdigitador sin tales recipientes? En lotro extreme, lejos ya de las bolsas y maletas de los viajeros, se ‘encuentran los recipientes mas sagrados, como el Arca de la Alianza yl Santo Grial, pasando por todos los cofres, caja, armarios y simi- lares, benditos © terribles, que se hallan repartidos por narraciones, Populares, cuentos de hadas y mitos: la caja de Pandora, frascos de pociones magicas,cofres del tesoro, atatides horsipilantes y muchos ‘otros.’ Claro que el grupo de recipientes podria ampliarse casi in- definidamente para incluir habitaciones cerradas, cuevas, jardines vallados, castillos lejanos, ete. Nosotros hemos puesto el Kimite en un punto menos ex6tico. EI Qui y las Novelas jemplares pertenecen més a la vertiente moderna y realista que ala tradicional, mégica yfolelorica. Un ejem- plo excelente de este contexto lo ofrece el Lazarillo de Tormes. Los ‘sfuerzos de Lizaro por abrir el batil del pan perteneciente al cura de “Maqueda se describen de forma realist y con profusién de detalles, tras que los contenidos, por muy comestibles y prosaicos que sean, eatin envueltos para él en un explendor celestial. Como pasa a menudo en el Lazaria, podemos percbirla ransicién. En los demas ejemplos de Cervantes, el descubrimiento no se hace para favorecer cl argumento © modificar la estructura de manera significativa; slo cn una ocasién conilleva carga emocional; en uno o dos casos parece relacionado con cuestiones de percepcién, en las que, por Io visto, Cervantes e interesé con el Quijote Las téenicas con que presenta el ‘5 Naturalnente, a menudo entra en juego us taba. Vee 8. Thompson, Mati {Indes ofFllteatny, Resende and Bagger Copenhage, 1955-58. 6 vo Vole Is 32048, sobre biacar en bolas y otros recpienes, ng descubrimiento varian hasta el extremo de dar la impresion de que Cervantes experimentaba con ellas; pero eso significaria quizd con- vertir nuestra propia pregunta en el objeto de estudio. El ejemplo de Il, 50 es el mis sencillo y el menos significativo. Kl regalo de Sancho para su hija Sanchica (emparejado con el collar de coral que saca para Teresa Panza, p. 1037), es descrito por el paje ‘como «el lio que viene en este portamanteo, que es un vestido de paito finisimo que el gobernador solo un dia lev6 a eaza» (p. 1039) ‘Tan pronto como aparece se describe. Su funcién préeticamente esti contenida en el acto, y con mucha probabilidad el autor no lo pensé dos veces, ‘Nuestro primer ejemplo, de la version que dio Porras de Rincone 1c Cortadillo—que se reprodujo con cambios léxicos desdeiiables en la edicin impresa de las Novelas de 1613—, es més interesante por- ‘que presagia desarrollos posteriores. En el primer encuentro de los dos picaros se dice de uno de ellos (Pedro RineGn) que: venia escueto y sin alfrjas, puesto que en el eno se le pareefa un gran bulto, que después pareci6 ser un cuello almidonaddo de estos que tlaman valones; pero fan deshilachado de roto, que todo era hilachas, y envuel tos en él unos naypes de figura ovala, porque de traidos, se les hab sgastado las puntas (p. 276; ver laedicion de 1613, p. 220), Esevidente aqui, como lo sera en casos posteriores, que el autor ha tenido que elegir. Al registrar la escena como lo haria un observador, se refiere primero a la protuberancia que se adlvierte bajo la camisa del chico. Einmediatamente procede a explicarlo, no en un pronto repen- tino de omnisciencia, sino con la prevision propia de un relato pest fac- ‘@, 0 en otras palabras, a la luz de informacion posterior. El «después» «queda justificado un poco mis tarde cuando Rinconete menciona sus naipes: uy sac6 los que tenfa en el seno, envueltos en el euello» (p. 278; cf. p. 223). Los naipes son el instrumento de su comercio, Como tales, ayudan a caracterizarlo y mis tarde tienen un papel en la accién, pero ppor lo demas no son de especial relevancia. También es probable que cuando Cervantes revisara el relato para incuirlo en las Nowelas, se diera cuenta de que estaba en juego tuna cuestién de percepeisn; hay indicios de ello, como se vera cuando tratemos el caso de II, 19. Pero cra primordialmente una cuestion de lenguaje narrativ. [BULTOS, ENVOLTORIOS, MALETAS Y PORTAMAWTEOS lente ejemplo muestra una técnica distinta, Hay tres alusi nes sucesivas al bulto que lleva Doratea, repartidas en dieciséis pi- ginas de la edicién que empleo, con progresivas aclaraciones. La pri- mera es cuando el cura, el barbero, Sancho y Cardenio espian a la Joven, y ella acaba de revelar que es una mujer y no el joven que su gerian sus ropas. Alarmada por esta intrusion en su intimidad, «asié ‘con mucha presteza un bulto, como de ropa, que junto a sf tenfae (1, 28, p. 919). EI narradorobservador, optando por una cauta in- determinacién, se limita a sugerit que el bulto podria ser de ropa. ‘Tenemos una probable confirmacién cuando ella cuenta su historia: Luego al momento encerré en una almohada de lienzo un vestido de mujer, y algunas joyas y dineros, por lo que podia suceders (p. 329). ¥ la confirmaci6n definitiva Hega cuando se viste para sti papel de princesa Micomicona: Sacé luego Dorotea de su almohada una saya entera de cierta tela rica yuna mnamtellina de otra wistosa tela verde, y de una eajta un collar y otras joyas, con que en un instance se adorns de manera que una rica yy gran sefiora parecia (I, 29, p. 335) La funcién de estos objetos es limitada: corrobora las afirmacio- ‘nes que hace Dorotea sobre su condicién social y le permite desem- pefiar el papel de princesa Micomicona de manera mis efectiva, El contenido del bulto no esti envuelto en mucho misterio; por otro lado, tampoco hay certeza al respecto hasta que los acontecimientos hhan seguido su curso y cumplido su plazo. Cardenio habia sido menos cuidadoso con sus posesiones y en | consecuencia éstas adquieren un papel mucho mas importance en el ‘relato, Su descubrimiento se narra por extenso; el natradorobser vador se alinea junto a Sancho y describe la escena con inmedliatez grifica: En esto, alzé los ojos y vio que su amo estaba parado, procurando con la punta del lanzén alzar no sé qué bul que estaba caida en el suelo, por lo cual se dio priesaa Megar a ayudarle si fuese menester, y cuando leg fe a tiempo que alzaba con la punta del lanz6n uo cojin yuna maleta a dda a 61, medio podridos, 0 podridos del todo, y deshechos; mas pesaba tanto, que fue necesario que Sancho se apease a tomarlos, y mand st Aamo quie viese lo que en Ia maleta venta (I, 8, p. 251) Tan pronto como se crean expectativas, éstas queddan satisfechas. a bolsa contiene «cuatro camisas de delgada holanda y otras cosas de lienzo», un montén de escudos de oro envuelto en un paiuelo y sun librillo de memoria ricamente guarnecidos. (pp. 251-252) ‘Al resolverse tan répidamente el misterio sobre el contenido, el interrogante pasa a la propiedad de la bolsa yal modo en que el due- fio la perdis, Descifrar los indicios supone tratar de esbozar con rapi- ddez posibles escenarios narrativos. Don Quijote es el primero en ha- cerlo, y especula que Ia bolsa tiene que pertenecer a un caminante descaminado, al que debieron matar y Mevar a enterrar alll (p. 252). Sancho pone punto final a la hipétesis con la objecién de que, segt- ramente, los ladrones no se habrian dejado el dinero. Otras pistas se aacumulan: los versos (el propielario, pues, ¢s un poeta enamorado), la carta (un enamorado desdeiiado) (p. 254), la figura fugitiva vis lumbrada (p. 255);lvego se topan con una mula muerta (p. 256), un ceabrero les habla del hombre salvgie (p. 257) y por fin se encen- tran con Cardenio, el dueio (p. 260). Esta cadena de pistas, que em- picza con el contenido de la bolsa, leva a desvelar el propietario ¥ proporciona informacién sobre la cual fundamentar una historia y probablemente crea tarobién un deseo de conocer esa historia, Con toda certeza, al lector moderno esta técnica le resulta fami- liar, El efecto de modernidad deriva de la participacion de los prota ggonisias, directa aunque breve, en el esfuerzo de construir una trama (hallar un sjuset oherente entre fragmentos de fabula); éstos quieren saber de quign se trata y qué sucede (quién es el protagonista y cual cs a trama). Hay un paralelo manifiesto con las historias de detect- ves y aventuras que se desarrollaron en el siglo xix. También existe cierta analogia con las trowuailery encuentros misteriosos que tienen lugar en la épica francesa y su squeste», y en la fieciGn relacionada, ‘embargo, en éstas la elucidacién de los misterios suele conferir ‘un significado simbélico o tascendental, mas que brindar las piezas necesarias para dar coherencia lgica a una trama narrativa. De los dos tipos de ficcién, es mayor el parecido con la historia detectivesea De hecho, algunas partes del Quijote, para no hablar del Colapuio de los pervs, traen a la memoria esta deckaraci6n de Peter Brooks: «Las cobras de ficein narrativa mas sofisicadas tienden a incluir lectores ficticios en el interior del texto, y poner en escena Ios esfuerzos de -MULTOS, ENVOLTORIOS, MALETAS Y PORTAMAWTEOS desciframiento¢ interpretacién».° Dar un sentido las pruebas resul- ta una actividad necesaria, comin a detectives y lectores,y en ditima instancia a todo e! mundo, ‘Acesta alturas ya es bastante evidente que el manejo cervantino de este tema tan ridiculamente prosaico cle bultos y portamanteos ‘ofrece resultados que estin lejos de ser uniformes. No se parecerfan mucho més si consideraramos los ejemplos en orden cronolégico de publicacion y en sucesién en el interior de cada obra, No obstante, Jos ejemplos del Quijote Il, 19 y 24, que se encuentran entre los tres ‘ilkimos, sugieren una elevada concieneia del tema y de sus implica ciones y posibilidades narratvas Volviendo al pasaje citado al principio de este ensayo, podemos ver que, en la situacién de encuentro, descrita en términos tan tea trales, cl objeto de mayor curiosidad es el propio hidalgo, Tanto los clétigos/estudiantes como los labradores «morian por saber qué hhombre fuese aquél tan fuera del uso de los otros hombres» (p. 78) Pero el relato desplaza la curiosdad y, enfocando la atencin des de tos supuestos puntos de vista de don Quijote y Sancho, la dirige de nuevo a miembros del otr® grupo. El pasaje describe lo que éstos parecen ser, cules son sus monturas y qué llevan consigo; y lo hace con una extrafia mezcla de definicin ¢ indefinicion, Se reiere a dos de los hombres con extraordinaria eautela (dos como clérigos o como estudiantes»), y procede igual con sus monturas («etatro bes- tias asnales+), mientras que el contenido del bulto se describe con ‘exacttud casi pedante («como en portamanteo, en un lienzo de bo de envuelto, al parecer, un poco de grana blanca y dos pares dde medias de cordellaes,p. 781-782) Poco a poco, se desvelainformacién sobre los clérigos o estudiantes 1a ropa del bulto parece sugerir ue son estudiantes ins que clrigos Uno es bachller, el otro icenciado. EI bachller se llama Corchueo, Los animales que montan son pollinas(p. 782). Esta acumulacion gradual de informacion podrfa corresponder al procedimiento poco metodico en que, en lavida real, se recogen detalles como éstos a partir de distin: tas fuentes. Aqui, como all, la atencién es muy selectiva Los estudian- 6. BBovoks, Rening forte plat Clarendon, Oxford, 1984, P44 ry 1A RARA INVENCION tes centran la atencién del relato, de la forma en que sin duda ce trarian Ia de don Quijote. Como frecuentemente ocurre en el kibro, 1a perspectiva narrativa se inelina hacia la del protagonista. ‘in embargo, equé hay del portamanteo euyo contenido sc ha des- crito con tanto deralle? O el narrador tiene rayos X 0 el contenido se ve a través de las aberturas del «bocact verdes. Es cierto que el bulto podia haberse soltado, y ese «al parecer» es bastante ambiguo. Pero Ine inclino a la primera mas que a la segunda alternativa, pues la pre- cision del detalle parece excesiva incluso para un bulto mal atado Realmente podria ni siquera el ojo mas agudo distinguir en el pri ‘mer momento de encuentro dos pares de medias de cordellate y res tcjidos distintos? Si adoptamos la segunda alternativa, la exactiud detallada sigue siendo incongruente con Ia duda exagerada, Si toma- ‘mos la primera, el punto de vista dela narracion ha pasado de pronto

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