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PRIMERO LA eels ay Amartya Sen / Bernardo Kliksberg éComo juzgar la globalizacion? Amartya Sen - Premio Nobel de Economia 1998 Paes er PRIMERO LA GENTE AMARTYA SEN / BERNARDO KLIKSBERG "3COMO JUZGAR LA GLOBALIZACION?" Amartya SEN Premio Nobel de Economia 1998. ISBN 978-987 560.0408 1. Responsabilidad Social Empresaria.L Klisberg, Bernardo. Titulo cop esa ISBN OC: 978-987-660.041-5 ISBN V.2: 978-987-660-040-8, Ediciéa realizada bajo acuerdo con: @ TEMAS Grupo Editorial SRL. ‘Bemardo de Irigoyen 972 - piso Sno - CLO72AAT - CARA, Teléfonos [+5411] 4307-4531 worweditoraltemas com, Impreso en Talleres Grsficos COGTAL Rivadavia 767 -CABA Abril de 2010 Ira. Edicion Hecho el depésito que mar Ley 11.723, Prohibiga su reproduccibn total o parcial por cualquier medio sin autotizacién previa del CPCECABA, EDICON Fondo Editorial Consejo Consejo Profesional de Ciencias Beonémicas de la Ciudad Autéooma de Buenos Aires Viamonte 1549 - CABA, Tel. 5382-9200 wenn consejoorg. ar wowedion ograr PRESENTACION El Consejo Profesional de Ciencias Econémicas de la, “iudad Autnoma de Buenos Aires se complace en ofrecer la segunda entrega de la obra Primero la Gente, de Bernardo Kliksberg (Orden al Mérito Civil 2009 del Rey Juan Carlos Ide Espatia) y Amartya Sen (Premio Nobel de Economia). En la primera entrega realizada en el boletia anterior del Consejo se publicé 1a introduccién de la obra y un capitulo (extractado) escrito por Bernardo Kliksber; de la responsabilidad social empresarial en la crisis”. Se incluyen a continuacién algunos de los comentarios que ha recibido la obra en medios masivos de diversos pai- ses y un segundo capitulo preparado por Amartya Sen: “{Cémo juzgar la globalizacion?” José Escandell Presidente PRIMERO LA GENTE, pr AMARTYA SEN Y BERNARDO KLIKSBERG (6 EpiciOn, Eprroriat TEMAS, 2009) EN LOS MEDIOS DE IBEROAMERICA. “Un intento de restablecer la conexion perdida entre ética y ciencia econémica al modo como lo idearon Adam Smith © David Ricardo.” Expansién Econémica, Madrid “La inequidad en el banquillo... pese al riguroso uso de estadisticas y aparato erudito el libro es también amistoso con los no economistas... desmonta algunos mitos de gran iad y los modos de ClarinlEco, Buenos Aites “Un gran acierto al alcance del piblico general y muy re- comendable. Sen obtuvo el Premio Nobel por haber reno- vado la dimension ética de ta economia, y Kliksberg, prolifico escritor de libros como Economia con Rostro Hu- ‘mano, nos seiiala con sorprendentes estadisticas la uz al final del tinel.” Actualidad Economica, Madrid. AMARTYA SEN “Amartya Sen es el economista no ortodoxo mis impor- tante del mundo. La idea de gerencia social de Bernardo Kliksberg cambié la forma de implementar los programas de asistencia. Primero la Gente es su primer libro juntos. Es un volumen imprescindible.” Pagina/!2, Buenos Aires “El libro recorre temas candentes sugiriendo dingulos de anélisis inéditos, y aportando informacién analitica siste- miatica. Bitécora, La Reptiblica, Uruguay “El libro no da una visién amable del mundo en que vi- vimos, pero plantea temas que deberian ser tratados con vision humanista y ética. Pide a los gobernantes y a quie- hnes toman decisiones invertir en las personas y priorizar sus politicas teniendo en cuenta siempre que el bienestar debe alcanzar a todos. Pide también gobernar con ellos, es- cuchando sus demandas y sus propuestas como sociedad organizada.” La Repiiblica, Lima, Peri “Bl argentino Kliksberg es uno de los mayores expertos en cémo combatir la pobreza. Asesor de mas de 30 Presi- dentes y miltiples organismos internacionales entre ellos ONU y Unicef, este hombre reclama mis espiritualidad a la hora de hacer mimeros y cuadrar balances, Pide mas poder para la sociedad civil y ef voluntariado social que puede transformar el mundo.” La Razén, Espaiia Primero La Gente en los medios de Iberoamérica “Cualquier fenmeno econdmico politico parece hoy se- pultado bajo el peso de tépicos y verdades a medias que se an como verdades irrenunciables que impiden cualquier re- flexi6n seria. Por lo tanto es necesario disolver esa costra de Tugares comunes antes de pensar algo nuevo sobre cualquier asunto. En el libro hay varios ejemplos estimulantes de esa tarea de desintoxicacién.”” EIPAIS, Espaiia “El prestigioso economista argentino, padre de la geren- cia social y uno de los pioneros de la economia con rostro humano, insiste en la grave brecha social que padece un con- tinente que define como paradéjico.” ABC, Madrid, Espatia “E] Premio Nobel y el argentino, uno de los mayores expertos mundiales en la lucha contra la pobreza, abren caminos innovatives y aportan soluciones muy concre- fas.” CNN de Espafia, “Cara a Cara” "3COMO JUZGAR LA GLOBALIZACION?" AMARTYA SEN nes tienen una dptica muy positiva de la glo sideran como una maravillosa contribucién occidental al mundo, Existe una historia segiin la cual los grandes desarrollos tuvieron fugar en Europa. Primero vino el Renacimiento, seguido por la I Revolucién Industrial, todo lo cual contribuyé a elevar consi- derablemente el nivel de vida en Occidente. Y en la actuali- ad, los grandes logros de Occidente se estén esparciendo por el mundo. Segiin esta 6ptica, la globalizacion, ademas de ser algo positivo, es un regalo de Occidente para el mundo. Los adalides de esta lectura de la historia tienden a sentirse moles- 10s no solamente por el hecho de que este gran beneficio sea considerado como una maldicién, sino también porque es des- preciado y castigado por un mundo desagradecido. Desde 1a perspectiva opuesta, el dominio de Occidente —considerado algunas veces como una continuacién del im- perialismo occidental- es el malo de la pelicula. Segin esta AMARTYA SEN éptica, el capitalismo contemporineo, impulsado y condu- cido por paises codiciosos y voraces de Europa y de Norte- américa, ha establecido reglas comerciales y relaciones de 1$ que no son favorables para los intereses de los pue- blos mas pobres del mundo. El enaltecimiento de diversas tidades no occidentales —definidas por Ia rel el fundamentalismo islmico), por la regién (como en la de- fensa de valores asiaticos) o por la cultura (como en la glori- ficacién de la ética confuciana)~ puede agregar combustible al fuego de la confrontacién con Occidente. izacién realmente una maldicién occiden- (entre ellas, [a de la ciencia y la tecnologia). Estas interrela- ciones globales han sido a menudo muy produetivas para el progreso de diversos paises, No necesariamente han adop- tado la forma de una mayor influencia occidental. De hecho, Jos agentes activos de la global in han estado ubicados a menudo lejos de Occidente. Para ilustrar lo anterior, pensemos en el mundo a inicios tecnologia y las matemiticas estaba cambiando la natura- leza del viejo mundo, pero en ese entonces la difusién, en vemos en la actualidad. La alta tecnologia en el mundo del aiio 1000-de la era cristiana abarcaba:entre:otras cosas el imprenta, la ballestz; la. pélvora;slos puentes -combias.slasbréjsla Imagnéticas!ia-carretilla y el "4Cémo juzgar 1a globalizaci ventilador giratorio. Hace mil afios, estos implementos, de uso difundido en China, eran pricticamente desconocidos en otros lugares. La globalizacién los disemin6 por todo el mundo Un movimiento similar fue el que tuvo lugar con la in- Aluencia de Oriente sobre las matematicas occidentales. Sur- en la India entre los ado por mate- 10s arabes. Estas innovaciones mateméticas llegaron a Europa prineipalmente durante el iltimo cuarto del siglo X, acto empez6 a sentirse en los primeros afios del mi io pasado, en el cual hicieron un valioso aporte a Ia re- volucién ica que contribuyé a la transformacion de Europa, Los agentes de la globalizacién no son ni curopcos, ni exclusivamente de Occidente; tampoco estin neces: mente vinculados a la dominacin occidental. De hecho, Eu- ropa hubiera sido mucho mas pobre—tanto econémica como cultural y cientificamente— si hubiese opuesto resistencia a avin de las matematicas, de la ciencia y de la tec~ cidente a Oriente). Rechazar la globalizaciin de la ciencia'y jologia por estimar que representa la influencia de ilismos occidentales no solamente implicaria desco- nocer las contribuciones globales tomadas de muchos lu- gares diferentes del mundo- que apuntalan las asi denominadas ciencia y tecnologia occidentales, sino que fa igualmente una decision practica poco sabia, ha~ bida cuenta de la posibilidad que podria tener el mundo en- tero de beneficiarse con el proceso. i Amartya Sex Un legado global Al resistimos al diagnéstico de la globalizacién como un fenémeno de origen esencialmente occidental, tenemos que sentir recelo no solamente de la retérica antioccidental, sino también del chauvinismo prooccidental, presente en muchos escritos contempordneos. Sin duda alguna, el Renacimiento, la Ilustracién y la Revolucion Industrial fueron grandes lo- gros -y tuvieron lugar prineipalmente en Europa y, mas tarde, en Norteamérica-. Sin embargo, muchos de estos des- arrollos se nutrieron de la experiencia del resto del mundo y no estuvieron limitados a los confines de una discreta civi- lizacién occident Nuestra civilizacién global es un legado mundial y no icamente una coleccién de culturas locales diferentes, ‘Cuando una experta en matematica moderna invoca en Bos- ton un algoritmo para resolver un dificil problema de cém- puto, es posible que no tenga conciencia de que esta ayudando a conmemorar al matemético érabe Mohammad Tbn Musa-al-Khwarizmi, quien tuvo su apogeo en la primera mitad del siglo IX (la palabra “algoritmo” deriva del nom- bre al-Khwarizmi ), Existe una cadena de relaciones inte- Jectuales que unen las mateméticas y la ciencia occidentales a una serie de personas, claramente no occidentales, dedi- cadas a su practica, y al-Khwarizmi fue una de ellas (el tér- proviene del titulo de su famoso libro Al-Jabr wa-al-Mugabilah). En efecto, al-Khwarizmi es uno de los numerosos no occidentales que, a través de sus obras, ejercieron su influencia en el Renacimiento europeo y luego en la Ilustracién y la Revolucién Industrial. Occidente me- eee todo el reconocimiento por los notables desarrollos lo- grados en Europa y en la Norteamérica europeizada, pero la 2 *"¢Cémo juzgar la globalizacién?” idea de una inmaculada concepcién occidental es una fanta- sia de la imaginacion. ‘Ademés de que cl progreso de la ciencia y la tecnologia globales no constituye un fenomeno exclusivamente pro- lente, hubo importantes desarrollos globa- jquiera tuvo participacién. libro del mundo constituyé un llosamente global. La tecnologia de la imprenta fue, natoralmente, un logro totalmente propio de los chinos. BI contenido, sin embargo, vino de otro lugar. El primer libro impreso fue un tratado de Sénscrito de la India, traducido al chino por un medio turco. El libro, Vajracche- dika Prajnaparamitasutra (al cual se hace referencia oca- sional como “E] Sutra Diamante”), es un antiguo tratado sobre Budismo; fue traducido al chino del sansorito en el siglo quinto por Kumarajiva, un académico medio hindi y medio turco que vivi6 en una regién de Turkistén oriental Mamada Kucha, pero emigré luego a la China. Se imprimio cuatro siglos mas tatde, en el aiio 868 de la era cristiana. Este evento, en el que estuvieron involueradas China, Tur- quia y la constituye, sin duda, un claro ejemplo de ion, pero Occidente no figura para nada en el Interdependencias y movimientos globales El diagnéstico err6neo, en virtud del cual debe opo- nerse resistencia a la globalizacién de ideas y de précti- cas porque conlleva la temida occidentalizacion, ha desempefiado un papel bastante regresivo en el mundo co- lonial y postcolonial. Esta suposicién induce tendencias 13 AMARTYA SEN provincianas y socava la posibilidad de la objetividad en la ciencia y el conocimiento, Ademas de ser contraprodu- cente en si mismo, a la luz de las interacciones globales presentes a través de la historia, también puede hacer que Jas sociedades no occidentales se lesionen a si mismas, aun en su muy preciada cultura ‘Tomemos el ejemplo de a resistencia en la India al em- pleo de ideas y conceptos occidentales en la ciencia y las matemiticas durante el siglo XIX, un debate que esta in- ‘merso en una controversia mas amplia acerea de la educa- cion occidental en oposicién a la educacién autéctona de la India, Los “occidentalizadores”, tales como el temible Tho- mas Babington Macaulay, no le reconocian ningiin mérito a Ia tradicién de la India, “Nunca he encontrado entre ellos (quienes estaban a favor de la tradicién de la India) a alguien que pudiese negar que una sola repisa de una buena biblio- teca europea equivalia a toda Ia literatura autéctona de la India y de Arabia”, declard, En parte como represalia, quie- nes abogaban a favor de la educacién autéctona opusieron resistencia a todo lo que fuese importado de Occidente. Cabe decir entonces que ambas partes estuvieron demasiado dis- puestas a aceptar la dicotomfa fundamental entre dos civili- zaciones diferentes Las mateméticas europeas, con su empleo de conceptos tales como “seno”, fueron consideradas como una impor- tacién puramente “occidental” a la India, De hecho, el ma- temdtico hinda Aryabhata, del siglo V, habia debatido el concepto de “seno” en su obra clisica sobre astronomia y matemiaticas en el afio 499 d.C., llamandolo por su nom- bre sénscrito jya-ardha (literalmente, “media cuerda”) Esta palabra, abreviada primero a jya en sénscrito, se con- virtié luego en el jiba frabe, y mis adelante en jaib, que 4 {Como juzgar la globalizacién?" significa “una ensenada o bahia”. En su historia de las ma- tematicas, Howard Eves explica que alrededor del afio 1150 d.C., Gerardo de Cremona, en sus traducciones del rabe, se refirié a jaib como el “sinus” del latin, 1a pala- bra correspondiente a una ensenada o bahia. Y este es el origen de la palabra moderna “seno”. El concepto hal hecho el recorrido completo hasta cerrar el circulo desde la India, y luego de regreso—. Ver la globalizacién como solamente un imperialismo occidental de ideas y creencias (como lo sugiere a menudo Ja retdrica) seria un serio y costoso error, de la misma ma- nera que cualquier resistencia europea a la influencia oriental lo habria sido a comienzos del tiltimo milenio. Por supuesto, hay aspectos vinculados con la globalizacién que se conectan con el imperialismo (la historia de con- quistas, colonialismo y dominacion extranjera sigue siendo pertinente en muchas formas), y una forma postco- lonial de comprender el mundo tiene su mérito. Pero serfa un grave error ver la globalizacién fundamentalmente como un rasgo del imperialismo. Es mucho més -y reviste mayor grandeza—que eso. El tema de la distribucién de las ganancias y pérdidas econémicas resultantes de la globalizacién sigue siendo un asunto totalmente separado y debe ser abordado como un tema diferente ~y de gran pertinencia-. Hay evidencia sufi- ciente de que la economia global ha aportado prosperidad a numerosas y diferentes areas del globo. Hace apenas unos si- zglos en el mundo imperaba la pobreza: habia tan solo esca- sos islotes de riqueza. Las ampliamente difundidas interrelaciones econémicas y la tecnologfa modema han te- nido y siguen teniendo influencia en la superacién de dicha ‘miseria. Lo ocurrido en Europa, Norteamérica, Japén y en el 15 AMAnryA SEN EN rete 2 Sudeste Asitico tiene importantes mensajes para todas las demis regions, y no podemos profun: prensién de la naturaleza de la globaliz: si no reconocems antes los frutos positivos de los contac tos econémicos globales. De hecho, no podemos revertir la di ituaci6én eco- n6mica de los pobres en el mundo impidiéndoles el acceso a las grandes ventajas de la tecnologia contemporanea, a la eficiencia solidamente establecida del comercio ¢ intercam- bio internacionales y a las ventajas sociales y econémicas gue brinda la vida en una sociedad abierta, De lo que se trata principalmente es de como dar buen uso a los notables be- neficios del intercambio econdmico y del progreso tecnol6- gico en una forma que preste Ia atencién debida a los intereses de los desposcidos y desvalidos. En mi concepto, diria que es este el interrogante constructivo que emerge de 1os asf llamados movimientos antiglobalizadores. 4Se estén empobreciendo mis los pobres? El principal desafio esta vinculado con la desigialdad tanto ‘nacional como internacional-. Las preocupantes de: luyen disparidades en materia de riqueza, asi como también marcadas asimetrias en los aspectos politicos, so- ciales, de oportunidades econémicas y de poder. Un tema crucial es el relativo a la forma de compattir las ganancias potenciales de la globalizacidn entre los paises ticos y pobres, y entre los diferentes grupos dentro de los paises. No es suficiente comprender que los pobres del mundo necesitan la globalizacién tanto como los ricos; tam- ign es importante cerciorarse de que en realidad obtengan lo que necesitan. Para ello posiblemente se requieran refor- 16 "Como jucgar la globalizaciin?" EIT RCRA SOCIO... Se mas institucionales de gran aleance, aun en el marco de la defensa de la globalizacién. Igualmente se requicre una mayor claridad en la formu- lacién de los aspectos vinculados con la distribucién, Por ejemplo, se afirma a menudo que los ricos se enriquecen cada vez més, a la vez que los pobres se empobrecen. Pero esto no es de ninguna manera uniforme si bien hay casos en los cuales ha sucedido. Mucho depende de la regién o del grupo seleccionado, asi como de los indicadores de prospe- ridad econémica empleados. Pero el intento de fundar el cas~ tigo a la globalizacién cconémica sobre esta base tan endeble produce uns c 4 Por otra parte, quienes abogan por la globalizacién sefia- Jan la creencia de que los pobres que parti mercio e intercambio se estan enriqueciendo en sit Por lo tanto ~asi reza el argumento- la globalizaci injusta hacia los pobres: ellos también se ben acepta la pertinencia cent ian. Si se I de este asunto, entonces todo el debate gira alrededor de la determinacién de cual parte ti Ja raz6n en este debate empiric. Pero la pregunta que abe formular, para empezar, es si este es el campo de bata- lla apropiado. Yo afirmaria que no lo es. La justicia global y el problema de la negociacion, Aun si los pobres se enriqueciesen tan s61o un poco, esto no significaria necesariamente que estan obteniendo una parti- cipacién jusia en los beneficios potencialmente enormes de las interrelaciones econmicas globales, No resulta ade- cuado preguntar si la desigualdad internacional esta cre- ciendo 0 reduciéndose marginalmente. Para rebelarse contra la indignante pobreza y las apabullantes desigualdades que 7 AMARTYa Se et caracterizan al mundo contemporneo -9 para protestar con- tra la forma injusta de compartir los beneficios de la coope- racin global- no es necesario mostrar que la desigualdad masiva 0 injusticia distributiva también se esté acrecentando marginalmente, Esto es un asunto totalmente separado, Cuando hay beneficios derivados de la cooperacién, es posible concertar toda suerte de arreglos. Como lo afirmaba hace mAs de medio siglo el experto en teoria de los juegos y publicado en Econometrica en 1950, que fu citado, entre otros escritos, por la Acade- ‘mia Real Sueca de Ciencias cuando se le confirié a Nash el Premio Nobel de Economia), e{ tema central en general no radica en si un acuerdo particular es mejor para todos com- total de cooperacién, sino en si se trata de No puede rebatirse in es injusto sim- plemente con la observacién de que todas las partes se en- cuentran en una situacién mejor de Ia que tendrfan en ausencia de cooperacién; el verdadero ejercicio radica en la eleccion entre estas opciones, Una analogia con la familia Por analogia, al afirmar que un acuerdo de fa cialmente desigual y sexista es injusto, no hace ‘mostrar que las mujeres hubieran tenido una comparativamente mejor si no hubiese habido familias del todo; basta con decir que la manera de compartir los bene- ficios es fundamentalmente desigual en ese acuerdo en par- ticular. Antes de que el tema de la justicia de género se convirtiese en una preocupacién reconocida ex 18 "¢Cémo juzgar la globalizacién?” ea rea Sigbalieacion?” aaa (como ha venido ocurriendo en décadas recientes), hubo in- tentos por desechar el tema de los arreglos poco equitativos dentro del contexto familiar sugiriendo que, si alas mujeres les parecian tan injustos, pues no necesitaban vivir en fami- iz, Tambign se afirmé que, en vista de que tanto las muje- res como los hombres se benefician de la vida familiar, los arreglos existentes no debian ser tan injustos. Pero, aun cuando se acepta que tanto los hombres como las mujeres, caracteristicamente, pueden beneficiarse de Ia vida en el marco de la familia, sigue presente el asunto de la equidad Gistributiva, Hay numerosos arreglos en el marco de la fa- i, los cuales ~comparados con la ausencia total de tema familiar— pueden satisfacer Ia condicién de resultar beneficiosos tanto para los hombres como para las mujeres. El verdadero meollo del asunto se refiere a la equidad con Ia cual se distribuyen los beneficios asociados a estos arreglos. De la misma manera, no puede refutatse la acusacion de gue el sistema global es injusto demostrando que inclusive los pobres se benofician en parte de los contactos globales, ¥ que no necesariamente se empobrecen més. Esa respuesta Puede estar equivocada 0 no, pero la pregunta sin duda Io std. El tema critico no radica en saber si los pobres se estén enriqueciendo o empobreciendo marginalmente. Tampoco reside en saber si estan en mejor situacién de la que tendrian sise hubiesen exciuido de las interacciones globalizadas, Nuevamente, el verdadero tema es el de la distribucién de los beneficios de la globalizacién. En efecto, esta es la razon por la cual muchos de los que protestan contra la globaliza- cién, quienes luchan por mejorar la suerte de los menos f2- vorecidos de la econor mundial, no son —contrariamente a su propia retérica y que otros les atribu- yen verdaderamente “antiglobalizacién”. También ¢s la 19 AMARTYA SEN razén por la cual no hay una contradiccién real en el hecho de que las asi llamadas protestas antiglobalizaciéa se han convertido en los eventos mis globalizados del mundo con- temporineo Alterando los arreglos globales Cabe preguntar entonces si esos grupos menos favoreci- dos pueden obtener un mejor trato de las relaciones econd- micas y globales sin prescindir de la economia de mercado misma. La respuesta es, sin duda, afirmativa, El recurso a la economia de mercado puede coexistir con diversos patrones lad, de disponibilidad de recursos, de oportunida- des sociales y de reglas de operacién (tales como leyes de patentes y reglamentaciones antimonopolio). Y, en virtud de esas condiciones, la economia de mercado podria generar mbio, distribucién de manera mis general, diferentes rest nes adicionales a los resultados de los procesos del mercado y, en forma conjunta, pueden dar lugar a diferentes niveles de desigualdad y pobreza. El tema central no es el de si debe recurrirse & la econo- acil responder a la pregunta superfi- cial, porque es di lograr prosperidad econémica sin recurrir a las oportunidades de intercambio y de especi zacién que oftecen las relaciones de mercado. Aun cuando la operacién de una determinada economia de mercado puede ser considerablemente defectuosa, no hay manera de prescindir de la institucién de los mercados en general como poderoso motor de progreso econdmico. 20 "Como juzgar la globalizacién?" Pero este reconocimiento no pone punto final al debate relativo a las relaciones de mercado globalizadas. La eco- noma de mercado no funciona por si misma en las relacio- nies globales ~de hecho, no puede operar sola aun dentro de un pais determinado-. No se trata solamente de que un sis- tema inclusivo de mercado puede generar resultados muy diferentes en funcién de diversas condiciones habilitantes (tales como Ia manera en que estin distribuidos los recursos se desarrollan los recursos humanos, cusles imperantes de relaciones comerciales, cuéles de seguridad social vigentes, etc.). Estas de las instituciones econdmicas, sociales y politicas que operan a nivel nacional y global. de los mercados no impli cién con los resultados que puede producir la economia de mercado. Como lo han establecido ampliamente los estu- dios empiricos, los resultados del mercado se encuentran considerablemente influenciados por las politicas pablicas en materia de educacion, epidemiologia, reforma agraria, fa- idades en el otorgamiento de microcréditos, protecciones -gales apropiadas, ete., y en cada uno de estos mbitos hay trabajo por hacer a través de la accién publica, que puede alterar radicalmente el resultado de las relaciones econémi- cas locales y globales. Instituciones y desigualdad La globalizacién tiene mucho que ofrecer, pero aun mien- tras la defendemos debemos igualmente, sin incurrir en nin- guna contradiccién, ver la legitimidad de muchos interrogantes 21 Amartya SEN planteados por quienes protestan contra ella, Puede haber un diagnéstico errado en cuanto a la ubicacién de los principales problemas (no se encuentran en Ia glol i6n como tal), pero las preocupaciones éticas y humanas que inspiran dichos interrogantes requieren evaluar seriamente de nuevo cudn ade- ‘uados son los acuerdos nacionales y globales que caracterizan al mundo contemporineo, y configuran las relaciones econd- s globalizadas. mo global est mucho mas centrado en ampliar el dominio de las relaciones de mercado que, por citar un ejem- plo, enl establecimiento de la demoeracia, en la expansién de Ja edueacién primaria o en mejorar las oportunidades sociales de los menos favorecidos de la sociedad. Puesto que la globa- lizacién de los mercados constituye en si misma un enfoque muy inadecuado con miras a la prosperidad mundial, resulta necesatio ir mas alld de las prioridades que encuentran su ¢x- presién en el foco clegido del capitalismo global. Como lo ha sefialado George Soros, los intereses comerciales internacio- nales suelen tener una marcada preferencia por trabajar en au- tocracias ordenadas y con un elevado nivel de organizacién iis que en demoeracias activistas y menos reglamentadas, lo cual puede ejercer una influencia regresiva en el desarrollo equitativo. Ademss, las empresas mullinacionales pueden ejer- cer su influencia en las prioridades del gasto piblieo en paises menos seguros del tercer mundo, acordando preferencia a la adversidades que afectan a los pobres. Estas posibilidades, ob- ‘yiamente, no imponen ninguna barrera infranqueable al des- arrollo, pero es importante cerciorarse de que las barreras que si pueden ser superadas realmente lo sean, 22 * {Como juzgar la globalizacién?" que caracterizan al mundo estan estre- idas @ varias Omisiones que deben ser abor- especialmente en el ambito de los arreglos mnales. He tratado de identificar algunos de los ales problemas en mi libro Development as Freedom (El Desarrollo como Libertad) (Knopt, 1999). Las politicas globales ticnen aqui un papel en el sentido de ayudar al des- arrollo de institiciones nacionales (p la defensa de i nncién en salud), pero igualmente se requiere amente cuén apropiados son los mismos globales. La distribucién de los be- neficios en la economia global depende, entre otras cosas, de una variedad de arregios institucionales globales, entre ellos los que favorecen el comercio equitativo, las iniciati- curridas a menudo por dirigentes militares irresponsables en el pasado. Adem de las monumentales omisiones que es menester, rectificar, existen igualmente serios problemas de actos co- metidos que deben ser abordados asi sea en aras de la ética global més elemental. Entre ellos estin no solamente las res~ trieciones al comercio carentes de eficiencia y de equidad que representan las exportaciones provenientes de los paises po- bres, sino también leyes en materia de patentes, que inhiben cl uso de farmacos que pueden salvar vidas para enferme- dades como el SIDA y que dan incentivos inadeouados a la investigacin médica dirigida al desarrollo de mi 23 AMARTYA SEN reiterativas (como las vacunas). Estos temas han sido del dos ampliamente como tales, pero debemos observar también la manera en que encajan en el marco de un patron general de arreglos poco titiles que socavan lo que la globalizacién po- dria ofrecer. Otro aspecto ~algo menos debatido~ de “lo com: nivel global, que es causa de profunda infel de privaciones duraderas, esti relacionado con a participa cién de las potencias mundiales en el comercio de armas globalizado. Este es un Ambito en el cual se requiere con ur- cuencias muy destructivas (también en las perspectivas eco- ndmicas de los paises pobres), se alimentan no solamente de las tensiones regionales, sino también del comercio bal de armas. El “establecimiento” mundial se encuentra fir- memente involucrado en este negocio: los Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Uni- das tuvieron la responsabilidad conjunta del 81 por ciento de las exportaciones de armamentos desde 1996 hasta el aiio 2000. De hecho, los lideres mundiales que expresan su pro- funda fiustracién ante la “irresponsabilidad” de quienes pro- testan contra la globalizacién son los dirigentes de los paises que ganan la mayor cantidad de dinero a través de este te- mible comercio. Los paises del G-8 vendieron el 87 por ciento del suministro total de armas en todo ¢l mundo. La participacién de los Estados Unidos solamente acaba de subir hasta casi el 50 por ciento de las ventas totales en el mundo. Mis atin, hasta un 68 por ciento de las exportacio- nes norteamericanas de armas fue a paises en desarrollo. 24 {Como juzgar ta globalizacién?" Las armas se usan con resultados sangrientos ~y con efectos devastadores en la economia, la forma de gobierno y la sociedad-. En cierta forma, esta es la continuacién del Papel poco «itil de Jas potencias mundiales en la génesis y el florecimiento de! militarismo politico en Africa a partir de los afios 60 hasta los 80, cuando se peleé la Guerra Fria vinculada con ese continente. Durante estas décadas, cuando los grandes jefes mi fares Mobuto Sese Seko o Jonas Savimbi~o cualquier otro hicieron afiicos los acuer- dos sociales y politicos (y, en dltima instancia, el orden eco- némico y p P del apoyo ya sea de los Estados Unidos y sus Ja Unién Soviética, sewin fuesen sus potencias mundiales tienen una enorme responsabilidad por ayudar a subvertir la democracia en Africa, asi como por todas las consecuencias negativas de largo aliento resul- tantes de la misma. Su afin de “promover” la venta de s confiere un papel permanente en la escalada de militares actuales en Africa y en otro: res. La negativa de los Estados Unidos a aceptar conjunta para impedir aunque sea las ventas il armas pequeiias (como lo ha propuesto Kofi Annan, Secre- tario General de las Naciones Unidas) ilustra las dificulta- des en este Ambito. Participacién equitativa en las oportunidades globales Para concluir, confundir globalizaci6n con occidentali- zacién, ademas de ser poco consecuente con la historia, conduce igualmente a distraer la atencién de los muchos beneficios potenciales de la lizacién es un proceso hist6rico que ha ofrecido abundan- 25 AMARTYA SEN tes oportunidades y recompensas en el pasado y sigue ha- ciéndolo en Ja actualidad. La existencia misma de poten- ciales beneficios de peso es lo que otorga importancia tan critica al tema de la equidad en compartir los beneficios de la globalizacion, El tema central del debate no reside en la globalizacién misma, ni tampoco en el recurso al mercado como institu- cién, sino en la falta de equidad en el balance general de los arreglos institucionales, que da lugar a una distribucién muy desigual de los beneficios de la globalizacién, El tema no es solamente saber si los pobres también se benefician de la globalizacién, sino saber si obtienen una participa- cién equitativa y una oportunidad justa. Existe la urgente necesidad de reformar los acuerdos institucionales —ade- mis de los nacionales—con el fin de superar tanto los erro- res de omisi6n como los provenientes de lo cometido que tienden a limitar tan considerablemente las oportunidades abjertas a los pobres. La globalizacion merece una defensa razonada, pero también requiere reforma 26

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