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Barranquilla, 19 de noviembre de 2023

Sr. Iván Leonidas Name Vasquez


Presidente del Senado

Sr. Andrés Calle Aguas


Presidente de la Cámara de Representates

Honorables congresistas,

La inseguridad a la que estamos sometidos los colombianos ha sido una


ocupación constante de los gobiernos locales. En esta lucha, nos hemos
topado con realidades que trascienden nuestro fuero y límites legales.

¿Cómo hacemos para que los colombianos caminen seguros sin que les roben
su celular o sean extorsionados desde una cárcel?

La respuesta es compleja y tal vez por eso, seguimos echando de menos


soluciones rápidas y facilistas.

Si hacemos un análisis de los delitos que más preocupan a los colombianos,


podríamos hablar de los que tienen la tipología violenta, es decir, aquellos
que ocurren con arma de fuego: atraco, extorsión, hurto a viviendas o
vehículos…

Cuando atrapan a los delincuentes, las autoridades encuentran que muchos


tienen diversas “anotaciones,” es decir, en su momento fueron reseñados por
hechos que van desde el porte ilegal de armas hasta el mismo asesinato, pero
nunca fueron condenados o imputados por esas causas.

La otra realidad es que muchos presos peligrosos, cumplen sus penas en casa
por cárcel y el Inpec no tiene la capacidad para vigilarlos. Viven sabroso en
sus casas y continúan robando y extorsionando, sin hablar de los que desde
la cárcel siguen en las mismas.

El otro fenómeno común, es que las cárceles están llenas de presos no


violentos, condenados o en detención domiciliaria, mientras
los más peligrosos terminan enfrentando sus juicios en libertad.
El sistema colapsó, y es inviable en su estado actual.

Primero, no contamos con suficientes jueces penales, fiscales e


investigadores para imputar, condenar y encarcelar a los delincuentes. Un
juez penal en Barranquilla, por ejemplo, llega a acumular en su despacho
hasta 600 casos simultáneamente.
Segundo, la ley, la jurisprudencia y los procesos internos no facilitan la tarea
a la Policía ni a los fiscales, y mientras brindan todas las garantías a los
delincuentes se las niegan a las víctimas o a los policías.
Tercero, no priorizamos los delitos para que el precario sistema judicial
pueda darle más importancia y celeridad a los delitos violentos cometidos
con armas de fuego sobre aquellos que no ponen en peligro a la ciudadanía.
Cuarto, la estructura carcelaria y penitenciaria es también insuficiente para
cubrir la demanda de cupos.

Por esto, es imprescindible que el Congreso de la República y la Rama


Judicial, adopten la bandera de la Justicia como herramienta de lucha contra
la inseguridad y el tema más importante para debatir y reformar en
Colombia.

En ese sentido, sometemos a consideración del honorable Congreso de la


República, seis propuestas que podrían ser complementadas en el marco de
este importante debate:

1. Implementar un proceso judicial prioritario y expedito para quien porte


armas un arma de fuego de manera ilegal o cometa un crimen violento con
ellas.

2. Eliminar la alternativa de casa por cárcel para quienes cometan delitos


violentos o porten armas ilegales y obligatoriamente remitirlos a una cárcel
para detención preventiva mientras esperan su juicio.

3. Construir cárceles de menor costo y con capacidad de re-socialización,


donde los condenados trabajen y así se reduzcan los costos de manutención
a cargo del estado.

4. Revisar los presupuestos y procesos de la rama judicial y la fiscalía para


que existan suficientes fiscales, investigadores y jueces penales que
garanticen una justicia expedita.

5. Reformar y darle herramientas adecuadas al INPEC o liquidarlo y que la


Policía asuma la custodia las cárceles.
6. Aumentar la inversión en modernización de sistemas tecnológicos para
facilitar la labor de la Policía, especialmente en materia de inteligencia.

Los alcaldes de ciudades capitales, como voceros de nuestros ciudadanos,


llevamos tiempo solicitando drásticas reformas en el manejo de la seguridad
en Colombia.

El objetivo es que el Estado sea, por fin, implacable con los bandidos. Desde
la seguridad y la posibilidad de vivir en paz, es que se puede garantizar que
los colombianos podamos acceder a nuestros derechos fundamentales y
poner en marcha nuestros sueños individuales y colectivos como nación.

Libertad y Orden, nos lo requiere nuestro mandato y exige nuestro país.

Cordialmente,

Jaime Pumarejo Heins


Alcalde de Barranquilla

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