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22. 10s HoserraLes Las ciudades del Pers colonial estuvieron la mayoria pro: vistas de tno o més hospitales, regentados frecuentemente por érdenes religiosas especializadas en ol manejo de este th po de establecimientos. La institucién del hospital colonial correspondia_a una vieja tradicién hospitalaria que en Europa surgié desde los ‘primeras tiempos eristanos, tomando como base el concepto de “hospitaitas”, la hospitalidad y proteceidn que se debia brindar no solo a los enfermos, sino tambien a los pobres, a los huérfanos e inclusive a los peregrinos. La diferencia entre hospital y asilo no era, entonces, muy marcada. Las disposictones del Concilio de Aquisgrin (siglo X1), que mandaba emplazar el hospital crea a la Catedral y a lus onventos, colocar en las_salas de los hospitales altares y “ar importancia a Ta capil”, muestran que la funcién hospi- talaria, era especificamente un asunto de la Tglesia En Espafia, a la tradicién hospitalaria eristiana europea. se sumé la drabe, dando ambas lugar a la construccion de Iuchos hospltales desde los siglos VIII y IX. Del periodo que hos inferesa mas por la vineulacién con América, el_ siglo XVI, datan significativos hospitales renacentistas espafoles, ‘como el de la Santa Cruz en Toledo, el de Granada y el de Sevilla. El principal recinto de estos hospitals es la enferme: ria, de planta cruciforme, formada por cuatro pabellones ‘que convergen en un espacio central donde esta situado el En el planeamiento y formas de los hospitales del Peri se reflejaron naturalmente estos modelos metropolitanos. En Li- {na los hospitales destinados a los distintos grupos sociales v raciales: e] hospital de indios de Santa Ana y el de espafoles ” de San Andrés, fundados ambos en 1584, y el posterior hosp: tal de negros de San Bartolomé (1646), poseian, los tres, enfer~ rmerias en cruz de un piso con capilla central limitada por cuatro arcos. En oftos casos, Ia planta asume la forma de ‘ona T, por ejemplo, en la sala occidental de San Bartolomé, fo en el hospital de hombres de Cajamarca, y también las bur tbo de simple forma rectangular neria formaba el centro de un conjunto que in- sala de cirugia, botica, oficinas de administrs Gdn, lavanderia y roperia, cocina y sus servicios. A estos se Sgregaba en muchos casos las zonas de habitacidn de la con- fregecién, que ain se conservan en algunos antiguos hospita- Tes que fueron de los betlemitas En lo que a la composicién de las plantas de los hospitales| se refiere, era comparable 2 la de los conventos: entre Tos pabellones de las enfermerias y las crujias de las habita- ciones correspondientes los servicios se ubleaban patios con ‘arquerias 0 perisilos y muchas veees el conjunto incluia una, Capilla-o iglesia independiente de las enfermerias y accesible ditectamente desde 1a calle Aunque hay excepeiones a esta norma, se trataba de situar os hospitales en las afveras de la ciudad, a fin de aislarlos dl resto de la poblacién y para faclitar el abastecimiento de ‘agua y aprovisionamiento de viveres, Tal es el caso del hospi- fal de la Almudena y del mismo desaparecido hospital de Tos Naturales en el Cusco, y de tres de los hospitales mayores de Tima, los mencionados de Santa Ang, San Andrés y San Bar tolomé. I mérito arquitecténico de los hospitales que hoy subsis- ten es muy variado, Veamos algo al respecto: en el hospital Timeho de San Bartolomé, sumamente alterado por los nu rmetosos agregados de que ha sido objeto, son de destacar las 1 arquerias del patio principal y, en particular, Ia iglesia, hoy desafectada, inaugurada en 1684, de planta rectangular con Capillasnicho de anchos variables, Su arquitectura, a pesar ‘dela fecha, se caracteriza por lo severo y llane de sus formas. FEI de San Andrés es cl que mis entero se conserva de Jos hospitales de Ia capital. A pesar de estar subdivididos y par- ‘ialmente alterada, puede reconocerse Ta. gran enfermeria— ‘capilla central, con sus techos de vigueria provistos de. mén- Sulas (sustituides por biveda de telar en ef brazo occidental posteriormente habilitado como iglesia) y, en el antiguo cru ero, una espléndida cipula fabricads integramente en ma era, ricamente tallada Uno de los mejores conjuntos hospitalarios existentes en cl Pers es el de Nuestra Sedora de la Almudena en el Cusco, ‘convento-—hospital establecido en 1700 por la congrezacién, botlemita con el apoyo del obispo Mollinedo “para curacion de sacerdotes pobres y convalescencia de indios". En ol cur 0 del siglo XVIII el hospital fue objeto de maltiples obras dle ampliacion, mejoramiento y adorao de la iglesia. Entre las tltimas de estas obras se conts el nuevo claustro de la por- terla y la mueva iglesia, que se consagré recien en 1802. Este tempo, al menos, Ia iglesia de la Almudena que actualmen te subsiste, parece haberse formado utilizando una parte de Ja enfermeria. Esta es muy original, ya que asume Ia forma de ‘un gran anillo cundrado, cubierto con bovedas, en torno al se- undo claustro, De notable calidad arquitecténica es asimismo et conjuns to de Nuestra Sefiora de la Piedad en Cajamarca, lamado también de Belén. Este hospital fue asumido en 1667 por los be- temitas, quienes construyeron los actuales edlilicios. Estos son dos’ el hospital de hombres y el de mujeres, separados por una calle (el actual jirén Junin), @ los que se agrega Ia Iplesia de Belén, a la que se ha hecho ya referencia, y que % forma parte del hospital de hombres. Las obras se iniciaron ‘fines del siglo XVII, termindndose las enfermerias y la igle sia hacia 17401750. El hospital de hombres posce dos zonas: Ts correspondiente al templo, eapilla del comenterio y enfer- -merias con sus servicios, y la que fue de vivienda de la congre- tacidn. La primera, eubierta ep su totlidad con bovedas, esti Construida integramente en piedra (loba voleénica). Un patio de considerable tamatio‘da acceso a las dos zonas y sirve de articulacién entre ellas. La enfermeria, que, como se ha men- cionado, es en forma de T y posce tna cépula sin tambor so- bre el crucero, es lo més hermoso del conjunto y conserva vestiges de pintura mural, El considerable expesor de los mu ros he sido aprovechado para practicar en ellos tecesos a ma- era de diminutas alcobas para las tarimas de los enfermos, ‘como existieron también en La Almudena hospital de mujeres es més compecto, y, como el de hom bres, todo de piedra y abovedado, Esté distribuido en tomo ‘un patio muy pequefo, que da acceso a To que fue la capll del Belén, La enfermeria rectangular y muy alargada, con b6- veda de cafén, esta también provisia de aleobas en los muros y conserva asimismo restos de pintura mural. Situado en alt, cl edificio se distingne por su bella portada de ingreso. La in- fiuencia de la corriente mestiza, que en Cajamarea no fue muy marcada, se manflesia en esta portada de manera ms expl cita gue en las otras de la cluded 13, LAs casas: Si en la arquitectura religiosa y hospitalania del Virveina- to primaron los modelos europeos, en la arguitectura de la casa, como he sefialade antes, hubo una mayor incidencia de las tradiclones prehispénicas, que se manifestaron sobre todo tn las viviendas de las clases populares en el campo y en los Pueblos. Las casas de los estratos més altos de Ia sociedad, 7 cen cambio, tuvieron wn carieter predominantemente hispani ‘co en su forma y apariencia, y, desde el punto de vista artis fico, un parentesco bastante explicito con sus prototipas pe ninsulares, Mucha de la arquitectura de vivienda de mayor o menor influencia prehispaniea podria llsmarve "mestiza", pero no en cl sentido de la arquitectuca mestiza de Arequipa y Puno, es de cir por el peculiar estilo de su decoracién, ya que no fue esen cialmente tna arquitectura decorads, sino porque en ella s0- Hieron combinarse las formas de planeamiento y métodos ‘constvuctivos de origen prehispanico con elementos y_ proce- ‘disientos introducides por los espatioles. Este mestizaje, aun- {que caracteristico de le arquitectura vernacular, puede tam bien encontrarse ocasionalmente en la arquitectura de las cla- ses altos, Podria considerarse camo una instancia de ello el uso de rollizos en las residencias coloniales del Cusco, En el mismo Cusco, consituyen interesantes casos de mestizaje las portadas de transicién de que estan provistas algunas casas de’ familias, rominentes (por ejemplo, la del marqués de Valleumbroso) ta presencia, en estas easonas, de las pucrtas érapezoidales panos de canteria de tipo incaleo, fue una manifestacion de | supervivencia de una tradiciGn’ muy importante, pero. po: dria tambien explicarse por el signo aristocratico’ que estos lementos poseyeron en el Cusco incaico e limperial Como en otros smbitos y culturas, el tipo de_arquitectura mais elemental fue la vivienda campesina, que apenas cambio ruspecto a lo que fueron este tipo de casas antes de la Con- guista. Las casas més simples de esta clase estuvieron consti {uidas por Una habitacién rectangular que servia para todas las funciones de la familia. En la sierra los maros eran usual: ‘mente de adobe, adobon 0 “pirca”(vocablo que significa "mu ro", pero que normalmente designa una pared de piedra sin labrar asentada en seco © con mortero de barro) y la casa se cubria con ua techo a dos aguas de troncos de drbol y 1% paja (chu). En la costa los muros se fabricaban también de Adobe 0, en las viviendas més humildes, de mangles 0 cafta fentretejida, que podia revestirse o no con barro, sostenidos ppor tna estructufa de troncos de Arbol, Estos se Usaban tam bin para sostener el techo de cafas o esteras recubiertas con tuna capa de barro, Lo benigno del elima de la costa determind ‘que a la casa se lo agregara siempre una "ramada” en la par te delantera, que le servia a la familia de especie de cuarto al sire libre. En el extremo opuesto del spectro social y econdmico estaba la casahaciends, principal edificacion del conjunto de Construcciones que formaba el nicleo de habitacién y servie ‘los de las grandes propiedades agricolas 0 ganaderas, tales ‘como depdsitos, caballerizas, corrales, viviendas de dept dicntes y trabajadores y rancherias ¢ galpones para esclavos Caracteristico de estas casas de hacienda fue cl uso de ga Terias © corredores exteriores de arquerfas de albatileria 0 fadinteludos de madera. Los. precedentes de estos corre: ddores pueden buscarse en las "ramadas"” prehispéinicas, pero también en las golerias.(loggle) de las villas y casas cam pestres de Europa, La edificacién més prominente del conjum to era con frecuencia la capilla 0 iglesia de la hacienda, sede de Ta doctrina que debia proveer el propictario, Una investigaciin exhaustiva de In arquitectura de las ca: sas urbanas permitiia proponer maitiples maneras de clas ficarlas. En et presente estudio me releriré tnicamente a las caractertsticas basicas de algunos de los numerosos tipos que se-dleron, El mis modesto, y que tenia el eardeter de vivienda co- lectiva de los mis humildes (trabajadores, pequeiios artesa ‘nos, fue el llamado “eallején de cuartes", que, formado por tun pasaje sin techo o calle angosta flanqueada por unidades dde vivienda de uns, dos o tres habltaciones, aparecié desde 2p cunous ave los inicios del Virreinato y fue wn tipo que también se utilixs en los tambos, posadas yasils, La casa pequefa, sin patio central, podria considerarse co- ‘mo un segundo tipo. En realidad, era comparable a los depar. tamentos de fos callejones en distribueidn, pero de mayar ta- ‘mafo y con frente a Ia calle, El acceso desde esta era por una puerts ubicada en el centro de la fachada, que en muchos ce 0s carecia de Ventanas. Como los callejones, tenfan un solo piso. En algunas de estas casas el acceso desde la calle no era directo sino a trayés de un patio del ancho del predio y separ rado de la calle por un muro en cuyo centro se coloesba Ia puerta. Sin embargo, el patio, espacio central abierto en tor no al cual se disponen las habitaciones, fue wna caracteristi- ca de las casas de mayor tamafo, las viviendas de la gente mis acomodada y de [a aristocracia espatiola y crola, Si tas ciudades helenisticas y romanas pueden ineluirse entre Ios prototipos de la ciudad colonial, las casas de Grecia y de Roma son asimismo susceptibles de ser consideradas co ‘mo remotas antecesoras de las casas solariegas de In Colonia Como las grecorromanas, las casas coloniales consistian de voliimenes rectangulares y eerrados, cuyos freptes continuos seguian la forma recta de las calles yen civo Interior se brian patios cuadrados © rectangulares La influencia inmediata debe buscarse léeicamente en la arquitectura de'la casa espafola a partir del siglo XV y en especial en la de la casa andaluza, que recogié tanto ln trad cidn grecorromana como los aportes rabes a esta tradi ‘ign, que, en la Colonia, se manifestaron en el empleo de las ccelosias y los azalejos (Lima), yen la introduccién en el Peri del tipo arabe de zaguén, que ocultabs mediante et desplaza ‘miento de los ejes de los vanos Ia vista del patio desde la «alle (hoy sobrevive principalmente en el Cusco). 0 La forma de distribuciin de las casas. solariegas varié considerablemente, pero todas estaban constituidss. por hile: tas de cuartos de tna crujia que formaban Tos patios. La pucr- ta de acceso desde la calle al zagusn y primer patio se hacia rnormalmente de gran tamaéo, porque al patio’ debian poder ingresar acémilas, jinetes y carruajes Fue bastante usual, al menos en las casonas de Lima y Trujillo, la division en wes zonas: exterior, central e interior. La zona exterior estaba ‘constituida por el zaguén, el primer patio y Iss habitaciones a ambos lados de éstos, que én mix thos casos se destinaban a la atencién de los neyoclos de la familia, o se alquilaban. Con frecuencia, a las habitaciones de Ja Tachada se les cambiaba la ventana’ por una puerta para convertirls en tienda. La segunda zona era la mas importan- te; en Lima, desde el siglo XVI, reeibia el nombre de "princi pal’. Estaba constituida por uno © dos salones alargados olocados transversalmente entre el primer patio y el segur- do y conectados a éstos, y entre si, por puertas anchas coloca, das 8 ele y flanqueadas de ventanas, Era ésta la parte de la casa donde se recibia a los visitantes,y, por ello, la mas elegan temente amoblada y decorada. El oratorio podia whicarse en esta zona, a-un costado det salon, o, alterwativamente, en el se rrundo piso, El segundo patio, que se conectaba con el prime ro por medio de un pasaje lateral, servia de centro de la. 20 tia Interior, mas privada. AIM estaban los dormitorias, el co ‘medor y, en et fondo, la cocina, despensa, habitaciones de sir vientes y esclavor, corrales y caballerias, Podin agregarse & estos espacios un huerto o jardin En las casas de dos pisos (comunes en Lima, Cusco y Aye ceucho, poco numerosas en Arequipa y Trujille) las escaleras fran normalmente de caja y accesibles por un vano sin puer- desde un dngulo del patio. Notable excepcién a esta nor ma en Lima fue la casa de Esquivel y Jaraba (Casa de Pila- ts, de principios del siglo XVII) provisia de una escalera im: BI perial de gran tamatio en el lugar donde normalmente se ba el principal. a forma distributive que he deserito podia volearse en ‘esquemas de planta ssimétricos, 0, al contrario (como en tan- {as casas romanas antiguas), axiales y simétricos, al menos en la zona del primer patio. En estos casos, se trataba de hacer coincidir los ejes del portén de ingreso, el zagudn y la hilera de pueriss centrales del principal. Esta tendencia a la sime- tris, que podria considerarse come una influencia de los ‘ipios de composicion renacentistas, se acusé mis en algunos * lugares que en otros. Los esquemas de planta asimétricos se reflejaron en com- pposiciones de fachada libres y poco regulares (casas del Al mirante en el Cusco, del Moral en Arequipa, Ganoza en Tri illo), y vicewersa. En todo aso, fueran no simétricas las fa ‘hadas, sus composiciones casi siempre se organizaban tenien- do como acento principal o centro de interés al portén de in- reso al zaguain, El decoro exigia que estas grandes pucrtas se tmarcarsn 0 adornaran con portadas, que, como en Espaia, frecuentemente tuvieron también una funcién hers, co- locindos sobre ells 0 los cantads, el o'los exeudos de armas de los duefos de la casa. Ventanas de reja 0 puertas de tiendas flanqueaban el portén, En el caso sobre todo de Lima, en el segundo piso se disponian uno, dos o ms baleo- nes cerrados 0 de cajén que podian alternarse con ventanas © corredores. Era frecuente que los dos baleones centrales. se

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