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CARGS AsTRASA (4943) TEMPORALIDAD | dd eee yu 3 Br Dew Autor ‘Su Paouanea Frisremotécieo xv ia Prosoris Actua osm Hace ¥ ey Paasmee os x Prosovia Livenaruma Be Jomo Besrmvcist ase), ‘Gornm ¥ wz Parris Sruorsx0 x0) esuasnco Pavearsxordeiog ¥ Mararisca Hoastaxci, cas) ‘ta Enos Foancan ¥ vos Vauonss 0s) : ‘ix Jonoo Mararisico ‘one Giada prohibida Ta veproduecin Total 9 parcial Proétoce ara ones ‘periplo, ain abierto, de una probiemética que, en la preceupar ‘iin del autor ya lo largo de mds de veinticinco ‘els, se ha senido devplazando de planoe y hasta fe puntos de enfoque @ medida que apuoaba sus frist y concretabe sus aporios. Por su earécter ¥ por su continuidad de desarrollo. a través de las etapas de le labor personal, ela esté dos veces facripia em le estructura exenciaimente procera e ta tomporalidad, dimensién de mucsira existen- ia y, 0 1a vez, rumbo de Ta inguistud ftoetea. Su titulo, Tenmoraziman, trasunta, pues, no ‘obstante la diversidad de eus temas —mejor dira- ‘mos, aspectos de um solo problema, 1a unided spiritual, el estto especulativo de este conjunto ide ensayos. Desde el primero haste tor attmos, late on distintar ectratae y con diversas motion: clones la misma tematica, y siempre bajo el signo ‘det Fugit Tempus. En “La Noluntad de Obermann”, el problema det destino dal alma individual toma et cornino ‘el ideal moral y devemboca en la antinomia dz a (Camas Astana, ccién y contemplacién, decidiéndoss, ex ta vide det personaje del poema flcedjco de Sénancour, por una aciitud contemplaitea Uena de dooroea incertidumbre. #1 mismo problema, la antinomia Ge to general y la singularidad individu, en fon in det tiempo, se hace presente en las’ consde ‘raciones sobre lo estético y lo vital; se remplantea, temporatieindose en una proyesctin metafisea fundamental, en tas refleciones acerca de la ecit- tencia humana y et significado de tas estructura: ‘objetivas (ideas, valores, etc,); en los ensayas re- latinos a la cosmovision postin, reaparece deter minando el nicleo de wna apetencia ontalégica ‘sur Guivms; para, finalmente, en las luetdacio- nes sobre ei mistiismo tetiten rilteano, definir ei amado de una posibiidad ‘nsodrepacable, et fimperatio de fidelidad a wn destino terreno con Substanciado con nuestra finifud, avatar, gate ile ‘imo, que no supone cierlamente un excalmarse e te inquistud metafsice que aguilonca eb expi- itu, yo que ésta nos leva a un retterad> plantea- ‘miento det problema, al constante haseree ¥ des- Dracerse de las respuestas que le damos. as aspiraciones de la vida mora, vidas de tun orden permanente, el teal de ta blaze, apne fondo a wna intemporatidad indesplazabl; et im ‘Pulso de las ereactones del pensamiento y del arte 4 1a congoja de la vivencia mistica, urpidae de eternidad, todas estas direcciones del ajén espiri tual, tan’ pronto traten’ de lograr conersciin 2e Pasoco ° Sienton vutnerados, en et propio despliegue det es: fuerz0 que los lieve @ $4 move, por ta mewlabitised ¥ ceabamiento del tiempo de ta existenciz huma- yna, quedan apresados en 3% drt finita. Y ast suige Ta antinomia, que’ se transforma en lucha ‘agoniosa en la intimidad del expirits, el que a pe- sar dz su anhelo de permanencia no consigue tras. eender ia estructura méoll y tronsitora en que ‘a implicado, Bete es su sino en tanto os expiritu Tumano, en tanto estd adveripto al destino del hombre, para recordarle que es el junco pasealia- no florsetondo desde la ress dee fragiidd misma. ‘Est, sin duda, en lo exencia de las aspiracio. nes morales, del anhelo relilose, del sdzal de la Detlera gue vor ells, aleneéndoos ex su exis el hombre siempre srate de traxcender ou finiud, at limits de su propia existmncia. Asi, @ 20, en 1a idea, mis alld d2 su. fin, se proyecta hacia et més remota futuro y, ada por exoime del tiempo, {ia eternigad; pero esto no eipmifioe que pues Yravoender recimente su axirustura eittenctet ‘como totaldad concluse dz duraciin. Suzoneclo er irnorar 0 exvamotver log termsnoe del problems, considerar que ot fin, la muerte, ex une mara re: ‘presentacién que cabe sobrepasar, superar, abo- endo at tiempo existoncial, el que de hecho se temporaliza como finito. Hay que distinguty, para no caer en samejante error, entre una totalidad rool de duracién y wna totalidad ideal. Previsa- rents, de esta antinomia, agueada en wna situa 1 ccamos asmans clin limite como sneuperabla posblided exten Cat, se engendea en como del expiritw det hom bre un combate, una escisién agonal, De exte com- Date, de ew substancta expiritual, de sus draméti- cas tensiones y peripecas tenemos que oir y mo fr. Solo mereed « a podemot totaliear en ena instante nuestra exstencia y, axi, defenderte de as stuactonee y posiilidades eistadas que, al des- perdigar y desintograr sus momentos en un mero franscurrs, omenezon su uidad, 1 totalidad coneluse. CARLOS ASTRADA TEMPORALIDAD CULTURA VIVA EL FUGIT TEMPUS a | (aaa) LA NOLUNTAD DE OBERMANN’ EX 1A Bormmcnexis ne ues Caneros Bens Ran eel, ae spa por ‘mandato divino, en un momento de prc- iby para su vida y su fe le dice a su alma: “La vieto- ia de las victorias es perderio todo. Peederio todo cs ta gananela. No se posee eternamente més que Jo que se ha perdido” (2). H5 un instante de doloro- a exaltacién en que el exeyente, que Iucha por conquistarlo todo para su Dies, concibe que tam- bién es humano y verdadero perderlo todo. ‘Las palabras del Brand theeniano nos abocan. 4 ese largo naufregio de Ia yoluntad que es la v= a de Obermann, Este perdié esa tranqullided pro ple dela vida que ain oe igmara;y fuk el vag sent Imlento de misterio, coneretindose en desa2én, lo que le reveld su espiitu, le deseubris su mundo, Entonces supo de otras realidades y alentd Simi tadas aspiraciones de perfeceién. Tormentee antes Jgmorados le suseltaron el deseo de remontar la 6 (canvas Asraana corrente, y quiso poseer lo que habia perdido: 1s vide simp, exenta del dolor de Ia sncertidumbre ‘Brandy Obermann eonsttuyen una antinomie viviente, y por lo mismo comprendemos una rida por la otra. Se nos hacen senaihies tna y otra fo ma de vida por el divorelo abeoluto entre et volun ‘arismo det mistico noruege —voluntariemy. que en él es rigida norma de accién— y la ausencia de voluntad determinante de Oberinann; entre la afirmacion de fe y vida del uno y la. postracién ‘ral que reduce a la inacelon la vida del ot, ‘stamos en el punto en que se bifurcan tos camlnos; por éste dspero de la fe combativa, sexi a de sf misma, se aleja Brand practicando su “> do 0 nada” (1); por aguel tartuoso, Usno de la becuriiad ae tos enigmas no resuetss, marcha Obermann —otro Hamlet y monoiogende nos ‘lee: “ser 0 n0 ser", Tao, con su pensamiento fio Dio, se estuerza por naoer partcipes a los oss Des de la verdad absoluta de que es poseedor, ‘asi, por un rapto de fo, Hevarice al seno de tna ida de beattud, Hl otro siguiendo las inflexones fe Te duda decemboca en el estepticismo; crise 1a Nowown4o oe Osemeane: ” rxido por entre los hombres, ¥ ¥8 solo, El, que slo alere certiumbres, no tiene ninguna verdad que comunicarles; ni sigulera una palabra de allento pera ellos, ¥-menos para si mismo, Su existencia toda esta problematizada. Sabe, como et principe, que “en el cielo y en la tera hay més casas que 12s que ha sofado Ia Motia” (1), mas, envuelto or las sombra det cleo y de in tierra, noha eneon- ‘ado €1sendero que torte menes sncierto su 7820; ni ain ha Jogrado, penetrando las tinieblas do su propio ver, dar con un sentimiento que lo lber:e {el mundo aparenclal y fantasmatico en que vive. {Qe exirafia atinidad agocla en nuestro esp situ los contrarios?, ef yoluntarismo de Brand y Ja noluntad de Obermann? Hs quizd por la antino- ‘mia ireductse que se verfiea'la comprensién tn ‘uma del esprit, Su actividad se alimenta, ex ot timo andiisie, ¢e a luena que Mbran los trminas sntinémicos en su fondo permanente © indefine= ble. Esto del vaior del contraste ya lo expresé S5- ren Kierkegaard en forme harto sugestiva en una Ge sus “diapeaimatas": "ES proplo de las imper- feceiones de musstzo eer que norotrod sHlo a través del eontraste podemos lograr lo que nes propo- nemos. Fara el psicélogo conecedor ello se mani ‘esta en diversas formas: el melancstico patee luna fuerte inelinacién por To eémico, el sensual or lo idiic, et lberting por lo moral y et esoép- ny Casas Aarau Heo pot 10 rligose, A ml me basta hacer nota: que nosoties slo através dal pecado contamglamas Ja beatitud” (1), Bs més que Ia enuneiaciin de una ‘era hipétesis esta comprensién por mecio-de! con traste; ss, tenlendo en cuenta la Tealldad de a vida signa, comprobaremos que la alegiia muy a ioe uo ve sents merced wimn fondo de fiseas, Elo 30 ‘implica una impositilided porque la contraciccion slo puramente login gue no correspond ala reat sad de nuestrs sentimientos. Por esta razin se in curre en un peralogismo al levar esa categoria del ‘orden tigi sla vida zstelégiea y conserva cor ‘mo propia deésta; mediante este procedimienta sim lementé lo que se hace e9 substitu ala realidad ennerete 7 vivente su sxpliesron inistectiva, is sauy probable yuo 1 ceuncuente empeder nido, y a quien partee estar vedado todo sent ‘lento noble —por detinieiin— experimente, en su carrera de crimines, acrobos misticos, ast tam bin el santo, en el transcursp de eu vida de bea tifies contemplacién, se sion:> asaltado por ter Des tentaciones, lace que le tiende el demonio do la came y conta fos cuales time que aficmar en ‘momentos angustiosos su castidad. Bs como at at Jhombre sc. ls hublese depurado una inalidad se- cereia y contra Ia cual deba ejeritar eu volunted e dominio para ser Ihre; 22 mepiraeién to seria otra cosa que Te negaeion Inconsciente de esa fi a pelo eee srbiacmnpiaiioesinins 1a Nowvnnap ot Oazanine 3 hlided, Hs'en lucha abierta con la fatalidad que ypesa sobre éf que #1 hombre aspira a realisarse a 5H mismo en su paso por la vida, Sin incurrir en pparadoja se puede desir que en todo eriminal fluerme un santo capa de vivir puros momentos ssiegmne tn foto canto alienta un co sminal eapat de mater. ¥ si no fuese de este modo (que ieroisme realizaria et hombre con ser santo? Yai asi no fuese, ise condenaria el erimen? No = senso gue los hombres condonan al criminal porque, ante todo, es tm deseriar del bion que leva fn at mismao?... Tal ver sta el santo el que puede snber del peeado, jel pecador de Ja santicad.(1) Proguntad a Brand por el dessilento de Ober mene P vine de fhe encene ton la vida de aqui, Mevandole hasta el sacrifico. ‘Brand, el ereyenta, el fandtico, orienta el con- tenido moral de eu Vida hacia une finalidad que hha de jograrse en el combate que so empeba en rmettio de lot hombres que viven 18 vida de todos les dias tal cual se de en eus Impurezas y vrios ‘qweclencias. Hl quiere redimitles, se interese por fue almas y tata ce haeerios participar de Tn aus tera religiosdad de su ideal, Mass estuerzo Les rmojesta y elles vengan dejéndolo sclo; aban » CCamsos Astana onsdo de los hombres sigue impertusbabe st ru ta evado por su Ze que es dspers como las mon jas porque peregrina ‘Brand descubve lat misarias y bajesas humae ‘has pero no las comprende, y por eso no las tolere Con sv Jeme “todo 0 nada", leva at reno de ia sccién la realidad esptisual de su fe ¥ la afirma contra Ia realided de los hombres que, afrrados & ss manifestaciones de su vide material, son Inca aces de perseguir una finlidad que esté fuera del orden de les Bienes terrence Obermann no es el ereyente, sino el expiritu torturado por la duca y te inquietue, que, a fuerse de ser constantes, han eoleresdo con su tnte rom Tria todos sus etaae 0, que no trasciende dal émbito de la concien- cia, haste Is impress tugas que #2 origina del ‘contacto con les cosas exteriors. Su espist=, des- fbriundo 2n todas partes el misterio de la vida, ¥ palpando la fugacidad de lat caine, se incline Srido sobre ef abismo de la nada. Mas n> sali tes, eade enionces {46 eu existenela un yetsigo entre 1 ansia de permarencia y el sentimiento de sa mortalidad. Diviase que sentia la verded de ia sentencia det Kempls: “todas las cosis pasan y ‘8 también con ellas" (1); ¥ en a roea de eta yo2 dad queria echar raices su voiuntad de no mori. Poseia en aitc grado esa sereta agpivaciin que 1a Nowowrio oe Omemanix a {induce al spirit « busear més alld det necho pa sajero, del aoeidente efimero de las cosas lop ‘manente, lo que no pase; esa aspiractén vehemen- temonte tnigiea que lo lleva a tratar de percibir en ln vos de los hombres y de las cosas —y hasta en su alleneio mismo— algo asi como los ucentos de ‘una lengua elena, Obermann siente las miseras humanes y 32 sloja de elas; huye de los hombres porgue tos comprende y los perdona. Incapaz de la vida acti- vv, no eonoes lot alicientet de la tucks que amor tiguando la inquietue de los hombres les torna Ue vaderos sus dolores. No fucka porque ha sentido a Insilidad de todo estusrzo, y as, sin quereric, f= ceatima el rico costsaid eqicit='? ¢- mda; tampeco sate de Isa aoleltaclones del ideal que, viviticando tedo esperansa, da un signieado & Ia ‘ra de lo’ demia hombres. Buscando el zepeco pera su feuigedo corasin quisers ahogar eu an belo fundamental 7 dislverse en al nirvana bie ico, EI deseo de Merarse de fa angustia le hace mairar la nada, que l tanto tame, como uns = ‘prema piedad. ‘Sin facrsa pars afirmar los valores de su eon clenela moral no busca acer et bien, que so fs in ebjetive de esce valores en ol terena de le seelén, sino que tata Unicamenie de no neurtr fe ef mal, Es conte “et entusiesme de las vir tudes aitietes” (1); mas perdida la usin que 22 Cantos Asrmaoy Jo hacia posible nos dice: “Desde este momento yo re prelendo emplear mi vida, trato solamente de Tenacla; no quiero gozarla sino tnlearente tole- ratla; mo exijo que alla sea virtuosa sino que a0 ‘ee jomds culpable” (2), Esta actiind negaiiva os lo que lo separard derintivamente de loo. demis hombres que lo verdn paser 2 su Indo como som- bre anénima, sin sospechar siquera el drama. de sw alma Porque Obermann he perdido 1a vida sencta, bee de toda trascendente preceupecién, 23 que Ja suya se ha precipitedo en desesperscién hnuma- ra. “Qulen hallare su vida Ia perders", nos dice Js sentancia evangélia, Obermann perdié sa vida, Y¥ al perderia estaba Inj de esa fe que do at yyenta la seguridad de aleanzar la vida & que asp +a, Hl Ia perdié sin le esperansa de encontrar ctre; 1a que buscaba no era objeto de ereencis, sino de sonotimiento; por eso su péndida es irreparable. 2p camblo el ereyente —Brand— lo que ha pers do en el tiempo espera pesserlo eternaments Y¥ esto de la posestén después dei presente del es pita es algo que no puede menos que intetesar no silo al peleslogo, sino también a aquellos que, a rmargen de Ia Ze, no esperan posoer nada en Ia eter- hidag; y que por lo mismo se sienten marcher 2 Jo pot Ia Vida a Hevar en et alma el vacio de io que se ha frustrado, Antes que las cosas sean las posee- 1a Nocuxtio np Onemaasx 2 ‘gs temporalmente enheléndoles; por el anbelo se ‘yerition a posesién espiritua, Ja sola verdaders. Es del que perfilando nuestros. suefios y_ dando formas tangibies a ia imaginacion hace que ellos ren en nuestro espiitu, es decir, que sean una sealidad en . Una ver que las cotas hen sido, y feuando se han idontifieado con nuestro ser por el ‘amor, comenzamos & poseerias por el dolor de ha- berlas perdido. He ahi Io parte de verdad de la sparente paradoja sbveniana [Ln vide del ser que se manifesta en el tiem- po coresponderia, ni més ni menos, que a las r= ‘mas y-hojas de ua planta que hunde su raigam- “fe ea une realidad que esti fusra dol tempo. HL Tmaomento: presente no =: p ‘un punto de resistencia sobre el cual gravitan Ia ‘wistera de todo su pasado y la nostalgia do lo esoonocido, que es le inversién de est tistera hacia el porvenir, También al esté triste por todo Jo que no ha sido. Cuando ese punto de resistencia ‘cede ante el bmpulso de Is vide interior es que ha ferujido Ja norma del tiempo, y must esprit, libre de lo finito que lo aprisionaba, se verte ba cia la eternidad, que no seria mas que Ia espira- cian iomanente por colocarnos més alla de mues- ‘wo ser peracedero y cadues, —Es ese instante en que eulimina la experiencia pelolégice, instante ée abeointo silencio en que et espiritu, Uertado de la senstcian y de la idea y recogida en si mie- Ccanioe Asraoa mo, se alimenta de su propia esancia y no se sien te durar. —Es la savia de la vida que pugna por volver @ias races de la planta, es el ser que busca, su fuente, su origen. En el canato por romper ‘aguelia norms esté toda la grandesa del hombre 4 también todo su infortanio, Bw na Monae pe 24 SoumpAs Obermann, como todo hombre que empieza a Vivir, no sospechaba que la flusién de sa. perma. nencia individual iba 2 desvanecerse en presenola el curso de las cosas, ka a ser desmentice cate- Blricamenie por el expecticulo de lee fenémencs ftimeros; viendo que personas y cosas se estumay tan en danza de somiras, desperté a eta realidad ‘cuyas manizestaclones todas dicen al hombre, 2 Ja Iengua de las consocuencine Iegteas, que, tam Dizm pasar. Desde ef momento en que descubre acionslmente su mortalidad se adentra en. ou a> pista el terror de la nada; no te preoeupa ningin Problema sino es el de su fin dltimo, y eando se ‘ye solletado por las cuestiones morales las, de su preferencia— las aborda siempre en vista de ‘aquél. Hl time misterio ba proyestado su som. bra a todas las ideas, a todos Ioe eentimientos que erminan en su concioncia. Nada puede satista. er sus necesidades Mimitadss. rrerponde entre las diversas concepelones ela vida; y sobre todo mortraremas et aleance y siz fseacion espiitual de Ia suya propia, ‘Ba gu fuentug, al dar los primeros pasos que debian introduclsio en et mundo, se le impone Ia 8 amos Agreane leccion, y ante ella vaclla, y vasilando se descu: hee a si mismo: "Yo interrogaba a ml ser, consi- deraba répidamente todo Io que me zodeaba; pro- ‘funtaba a los Bombres sf ellos sentian como’ ¥o Dpreguntabe a las cosas s elias eran segsin mis ine Stinaciones, y v{ que no habla aeuerdo nl entre mi 4 18 sociedad, nl entre mis necesidades, 7 las casas que ella he hecho”... "Este dla de ‘erecolueiin 16 por lo menes un dia de tur: me iso recon cer en mi lo que yo no vela distintamente, En la mayor ansiodad en que hublese jamds estado, he ‘gerade por Is primera vez de la coneiencis de mi ser. Persoguido hasta en el triste repaso de ml apa- ‘ia habitual, forzado de ser algo, yo fu, en fin, yo ‘mismo” (1). Como vemas, en ol eapicita de Ober mann exisia algo primordial e irreduetibie, y en su vida toda un sentimiento tan peculiar, tan die ferente del de los demés hombres, que mereed a el habla de ahondarse el abisma que, al separerio fe ells, necosariamente debia hacerle seeonocer como sjenos © su realided psicoligion lot senti- Inlentes que informen la moral soval. ¥ ese eistru- ‘@ doloroso de la conciencis del propio ser no es ‘mis que la comprobacién intelectiva del sent- rmiento a que nos referimos; ahora no silo se slen- ‘a sino que también se sabe distinto de los demis Thorabres y casi del todo ajeno a la sociedad. Mas Overman en ver de evar adelante Ia pugna, se ea'Wowna oe Osman » aleja del choque en dizeosién a su ser intimo, y se fencierra en si mismo, Ningin halago logra traer- Jo hacia fuera; no agpira a la fama que otorgan las letras; su alma no se siente agitada por Ia as- plracion del renombre ni de la gloria, Sobre todas ‘star finalidades que Hevan al combate 2 los hom bret, y @ las cuales aplican sus afanes, &1 entona el “wanidad de vanidades y todo vanidad” det “Enledastés: “Busear Ia glotia sin aleanzarla es de ‘masiado fumillante; merecorla y perderla es triste qulzé, y obtonerla no os al primer fin del hom- bbme..; en cuanto a nosotrs, busquemos solemen- te hacer lo que deberia dar la gloria, y seamos in- Aierentes ante estas fantasias det destino, que la farserdan feeewentemente 2 Ja dicha, Io raausen veces al heroismo, y la dan tan rafamente a la ‘pureza de intenciones" (1). Obermann no podie hallar satistaccién alguna ‘en el nec de haberse deseublerto @ si mismo; an- ‘tis, por el contrario, con su hallazgo no hlao'més ‘que eseubrir las ralces de esa Inguletud que lo habia de hibir en 12 aocién, dsjéndolo perpiejo ante los hombres e indeciso en frente de las cir- comstancias que se otiginan on las necesidades pri ‘ortisles de la vida, Por olra parte no ctela que afirmar la propia personalidad fuese un ‘in en que fl hombre encontrase su satistacclén’ “Se habla 8 hombret que se hastan a si mismos y se alimen- 0 ‘Cames AsrmaDa tan de ou propia sablduria; si ellos tenen ln eter- nidad ante si, yo lot admio ¥ los envidi; st ellos rho Ia tienen yo no los comprendo” (1). Cuando ‘Obermana re los hombres complacarse en sus ‘esles, sin saber algo respecte @ las euestiones fan- Gamentnle, pensa de ellos que on, xi mis ni me thos, que Joe monjes de Blzancio... aquellos & lebres monjes de la leyenda que no sinteron acer arse la muerte mereed al rumor de sus sutileras fasuistiees, El trufo que eonquistan los hombres fon la vida social tendria, en la mayoria de los c2- ‘0s, el mismo fundamento que la celebridad de los ‘monjes bizantines ‘Dejemat en este punto que mismo not in- torme Ge au indeeison; asi eonerearemos mnejor sa pesien expintual: “Hay un camino que me place seguir; deseribe un cireulo como la forests ‘mlema, de modo que no va mi a la Hanura ni a la cluded; no sigue ninguna direccion ordinaria; nc testi ni en los valley ni sobre las atures; parece no fener fn; pasa a través de toda y no legs nada. ‘yo erso que marcharé por él toda mi vida" 2). “La ‘rurte, que na me ba dado nl mer, 8 hijos, mi pe fria; yo no 86 qué inguletud me a alslado, me ha {mpedido siempre atu un papel en la escena det mundo, esi como hacen lee otros hombres; mi des- tino, en fin, parece retenerme, 6 me deja en Ia 1a Notusio 2b Oarmeno a cspera, y no me permité salle de ea; €1 no aispone ‘de mi, pero me impide aisponer de ini mismo” (2). Overmann nos dice que no ha pedido “renunciar a fer hombre para ser hombre de negocios” (2): en dad, al renunelé @ ser elgo porque queria serio ‘eco: su vide honda ¥ dolorosa, siempre fuctuante, (Que Jamis eristalid en et simpliciomo de ln zes0- Iueion fell, representa al intanto mis arrisgado ‘or realizar al hombre en st integralidad, AL comptobar su estado de sndeciiin 3, como ‘conseouencie de dl, ol Granscurso de su existencia fen ef alslamiento y la esterlidad, sospecha cual pueda ger et remedio de gu mal: "Yo tengo neoe Sided de un excoip que me arrangue da mi apatia ita y que trastome un poco arta rani divi na cuya Yerdad tortura nuestra imaginacion y no ena nuestros coracones” (8). Mas ot también aa bbe que cuando ol espinita se escruta a si mismo, no ¢s una verdad halagadora y util para in exis: tenele lo que encuentra: "El vac ¥ la abruma- Gore verdad estén en el torazén que se busca a si mismo: le Musién arrebatadora no puede veokr masque de aquello que uno ama” (4). Preeeupado constantemente del origen y fin ultimo del ae, bordeando siempre el abismo en que et hombre susie ver reflejada su propia nada; sélo en madic 32 Ccanuos Asraana Ge tanta negacién, como acogiéndese a un refugio, ‘into toda le fuerza ereadora de es losin: (1). “Alla esta ek poder del bombrefisien; als esta 1a grandes det hombre mora; ald el alma toda en- taraj y quien no he plenamenta amado no ha po- seido fu vida” (2). Obermann, con a penetracion, que le es natural, comprendié la influencla reden: {ora del amor sobre la vida del espiitu y la parte ‘que dl tiene en las grandes empresas dat hombre. ‘En ese sentimiento hace residir el ideal mis alto ‘de Ie vida moral, ¥ su exaltacién es la exaltacion ‘el hombre en lo que tiene de més noble, hersico y bello: “Aquel que es neapaz de amar es necesa- iamente Ineapaz de un sentimiento magndnimo, dde una afeccién subiime, Puede ser probe, bueno, industrioeo, prudenta; puede tener cualidades dul- cea y alin virtudes por reflexén; pero no es bom bre, no tlene ni alma mi genio: ye qulero conocer- Jo, tendr mi confianza y hasta ml estima, pero @ tio ser mi amigo”... (@). "Es bello ser mis fuerte que sus pasiones, pero es estupider aplau- i el clancio de loe sentids y del corazén; e treerse mie perfecto por lo mismo que se es me- ‘nos eapaz de serio" (4). No de otra cosa que de festa fortaleza est hecha Ia serenidad y hasta la La Noewtap 92 Osemanne = ‘ndvfereneta ante les dolores que nagen de las as- piraciones contrarlades y luchas de Tos hombres; de ella se nutre ia resignacion Hloséfica con que fl hombre ee arma ante la vida. Es dominando su atin combstivo 7 acallando et rumor de sus pa- ‘ones como el hombre Lega a su soledad, y.mer feed a ella lente la gravitacion dol propio eng “ma —2s el momento mis flostico de. su Wide = “8 opermana no podia aceptar el. silesela tae), ‘corazén porque él implicaria 1a mueftevdel stor 4 de todo sentimienta gonerador éel herolsto; mas “lampoco podie otorgar su consentimlento. a fus = fmpulsos desmedidos porque ellos evan. tngenst- blemente at tlunfo dal instinto, donde jambién osde la muerte del amor porgue se 16 desvista fen au signitieado ideal. No hay que apresurarse por levar a plenitud todo lo que pide la pasion, ¥¥ menos todo lo que suefia el corazin; e5 nevesario ‘jar algo o mucho de lo que se ankeia sin tratar de realizarle; asi podremos destacar de nuestro propio espizitu, como un centinela avanzado ha- fia el mundo el azar, nuestra extella, pequeiia oe grance Piatonizanda un poco nuestros sentimientos ros podemes defender de la llamada realidad, que sempre esi en acecho para materializar Io’ me- jor de nosotros. Pero es el fracaso de nuestras as Dirgciones 10 que, freeuentemente, nos torna ean templatives, Cuando nes sentimes defraudados on ‘uestras mis justfiesdas esperanzas; cuando ” canoe Asrani Inuestras mejores aspiraciones se quicbran en Ja farista de Ia dure realidad, volvemos spore not ‘ottes mismos y eontemplames el propio anbelo: Jo sentimos vivir eon una vida més rea y lo per cibimes hasta en sus matices mas ténues; no Dor ‘rustrado ha dejado de pertenecernos. Bs asi como cl ecpirtt, replegindose en sn subjetividad, se nutte de todo aquelio que, consrefiida por al sino adverse, no plldo realizave. A través del duro aprendizaje de la decepeién sleensamos ose esta- éo do elma en que cantemplamos desinieresada- mente las cosas, embellecéndelas con muestra 1a Astsoeirca Ingutrrea Bn medio de la apatia y aparente calma en que transeure Ja vida de Obermann —y quiz Imeroed ellss— se perewe netamente una neta constants. idéntica & i misma en #2 amplitud © ‘ntensidad, que lo trabaja an todos los momentos Bs una inquisted, sun ania que pugna por cua jar en una certidumbee acabada, atsoluta. Tal una lengua de fuego que, luehand contra la tniebia, duisiese esculpir en lo ignoto la eterna verdad que ‘hale el destino de todar los seret y todas Ine Hay en mi una inguietud que no me aban onari; es tna neossidad que yo Ro cononia, que 1a Nounnap ve Ozamsaasee 38 ‘me ordena, que me absorbe, que me Heve: més alls de las seres perecaderos” (1). Obermann en su etogimlento escucha deste lo més hondo una vor fque le fopia a #4 conciencla lo terrible de Ia nae dla; y he aqui que al sortilegio de esa voz su espi- itu se desiga de lo que pasa, para reposar en el sontimiento de permmencie. Mas aqui comienea In accién digolvente del andlsi, plantedndose en ‘oda su erudera la antinomia fundamental entre Ja raxén y el sentimiento. Obermann no puede pactar con ninguna dlusion 7 mence acogerse al refuglo de una ereencia; no he renunelado a pen- fat, y quiere saber; busea su verdad, y la busca 8 costa de su tranguiided y hasta de su vida. Bs ta actitud de absoluta sinestidad pata consign mis mo, ennoblece su trstesa ¢ Infunde a su espiita ‘uns trégica grandes, EI temor de ia muerte, a yisn de} anonada- rmiento de quo ecté posido provionsn do su i potencla para veriicar su propia concepeiin de Ja vida; verificacién que, por olra parte, consti tye el imperativo de su canciencia. Segin Ober ‘ann, la vida, en virtud de sus mis altos atribu tee, dobe implica la altmacién de principe ete: not: La moralidad del hombre y si entsiasme, la inquletud de sus anhelos, la necesidad de ex. ppansién que le es habitual, parecen anunciar que su fin no esté en las cosas fugitives; que su acesén 6 Ccaszos Astana ‘no estd lmitada los espectros visiles; que st ppensamiento tiene por objeto las conceptes ece- sazlos ¥ eterngs” (1). Ante el especticuio de las ‘empresas y del esfuerza humans no se puede me- nog que concsbir la vida da acuerdo con Is exi- fgencits de la afectividad, 1 hombre con sus an- Jhelos, sus dolores, y hasté con sus dudas, se siente solldanio del mundo moral que sl esfuerzs de las ‘generaciones ha ido plasmando segtin las normas ‘deaies. Su sontimiento como pesida ancia se ad Iere & esta realidad y 2e reslste a dejaro zarpar Qué, mucho entonces que él se inquiete por su [propio destino parsonal, cuando todas Ins reallda ‘ee de eoe mundo ereado por sue sentimientes lo Jnnbian de ciarnidad? {qué mucho, pues que & ‘ema virimente a la muerte, e ressta al peree- ‘miento, cuando ia vida de la idea y del arte, com ‘up fperioes aliclentes, prende en su esprita ct fuego de los grandes afanes y de las sublimes an- sas? p todas los tempos ha habide hombres que laméndose fuertes 0 creyéndose tales, que 25 10 ‘mismo, han rdicallzado el temor que invade al ‘hombre ante el problema de le muerte; se han bur- Jado del calofvio que experimenta el expiita at Imaginar el aletazo del misterio. Tales “borbres, desde Epicure hasta los bidlogas modernos, sos ‘ka Nouunraa oe Oxrmaasx m tienen que no existe tal problema de la mueste (1); si, enize estes ultimos, hay quien afirma que di- feno problema no ¢9 tal, dasde que la muerte es fl fenemeno més nabural porque deben pasar to- os fos seres que viven. La repeticidn. indetinida fel fendmeno se Jes antoja una expicaciin, Ya GGuyau, con Ia penetracion que te es pecullar, re futo acabadamente al estudiar Ie moral dep ceuto las argucias sofstieas de cate: shay des. temores de muerte muy diferentes que no ba dis ‘inguido Epicuro: un temor pueril y cobande, en que la imaginacién tiene un papel principal; un temor intelectual y-virll donde la vazén: jucga principal papel, y-que es’ mas bien el horror des- fnteresado de 1a muerte que un terror verdadero, ‘Bpicuro ha democirado ia vanidad del primero, no Ja del segundo’ (2). ¥ Guyau, agrega: “Tomer sar astigado por un poder exterior e puedl; pedir ‘una Fecomponsa mercenaria poco digno; pero, por ‘otra parte, se puede pedir el no perecer; se pusde 38 ‘cantos AarRADs esear, sin contar con ello en abtolute, une eis tancia’ que sea un progreso sobre ésta; se unde pensar que la muerte es un paso hacia adelante, rho una brusea deteneién en el desacrolo de mcs ‘0 ser; se puede esperar, por titime, no perder lf, como en un naufragio, todas las riqueras in- teriores que se han acumvlado, sino atravesar la muerte levando gloriosamente el mundo de pen- samlentos y de deseos generosos que se ha creado dentro de st" (1). Digamos que en Obermann no Siempre encontramos el horror desintaresado de la muerte; éste ee el resuiado de una conviceién ‘Mositiea,es Ia protesta racionel del hombre ante Ja Idea de que pueda moric lo que es grence ¥ be Mo, lo que deberfa: ser norma eterna, arquetipo viviente. En cambio, en Obermann ee horror et up guilo de 1a afectvidad; por eso algunas notas ‘de su desesperacion Io Heran a identisearse com tedo'lo que debe mor; entonss es et sentimiento el anigulamiento absolute e que lo invade, 7 su gueja esté jlena de una Infinite desotectén: “c.-pars qué siglo © nusitra eiperansa? La re- volucién de un astro més, una kara mas de su urseién, y todo Jo que sois no seré mis; todo 1o que sois estar perdido, mAs anigquilado, ms impo- ‘ble que si:no hubiese jamds sido. Aquel cuya des- fracia os abruma habri muerto; aqualla que 05 Della habré muerto. HI hijo que os sobrevivira ha “ta Nowowrap pu Omsmaans Ey Dbré muerto” (1), Hates palabras mos dicen bien claro que cuando Ia inguletad de fa vida cuaia en Yémpancs el entusiasmo que ere a la acelin no puede vivir, porque &1 necesita, en vee de. estas Sombrias antieipaciones, et ealor de una sencilla Imoomprensién © una firme voluntad que diga al ‘pensamiento; no ms allé, que en tu asada em- Dress tos llevas a donde imperan tas sombras y muerte, Ya dijo Amici, que para vivir ne- ‘esario “velar el abisma”. Obermann siente el €u- jo del tiempo y pugna por substraerse a €l; mas pronto compructa que sa ser es constrefido por 4 tinledla que le precedio y por aquella que le ‘seguir; entoncee ss lament e una elegia: “Ac- ‘dente efimero o init, yo no existia yo no exis. {é: yo eneventzo con sombre ii idea mis vas ta que mi ser; y si considera que mi vide ee ci cela a ls propice ojee, me pierdo en tineblas fmpenetiables. Mis ‘oli, sin dade, aquel que cor ta maders, hace carbén, y toma agua bendita fenando el trueno ruge! El vive como el Braio. Not pero él eanta trabajando. Yo mo conoceré s% pas, paseré como 6H tempo habra hecho corre su vida; la agitacion, 1e inquietad, tos fantasmas fie una grandesa deconocida eetzavian y prec pitas 2 mia” (2). Come se ve, Obermann admira Ja dicha y tranquilidad en que se desiza la vida del hombre simple: vida sin mavores a‘anes, que tno conoeis el acbol de ta elenein del bien y de! «0 ‘oases Astana ial gu waning mines ae i rndade for tangdtt tangent Bs at hoes ge a0 Trent Set 2 ne in des yor oo Sian pes Costar ano fanart 812g ara on Crh fin aur lt gy tent un ester por sonia s MT jenmcn goe igo ‘iaon py et lo tani a senescent at Se Gita St tor tc tno in fifo ne 9 uno npr cot rosie sal lace 800 cant yaaa oe home Tre ose na ane pe sere etn Oe ae Ie eve a “Som, nono gue Hsp ai amet oe ao Ss ums 8g et man eto Soot? pun sade bln ud Tomb t= pr pre prerae ‘ong baa fo aid retry no agamon Soa una festa”) fon. tc gued Osan y toot cn ot we suit 8 Staats de jstita eet eo 7 su, ule abso de eign. Eo rejoc de ett ano ef 10 nico que digmamenia poison {© 280 sapenane Seno nde te amano 2,9 taper De tl smi ‘ere als" nan mo gs pos 1a Nozesrap oe Osman. a en Ia rslided conoclda no ve mis alld de sus 1 ‘ites. Elle podria expresarse por estas palabras: ya que es pecbable que las catas sean io que a mves ‘ros ojos parecer ser, es decir cosas perecederas; ya ‘que ex posible que Ia Vida humans sea el trnsitofa- fez de une sombra, es bueno que el hombre, para ‘Merraria con el peneariento, la eleve haste al ple hho de su més Iiexda inleloocion, y le dé el laste nobles sentimlentos. eee af pera. ‘a duraelén de su ser y cree doscubrir an lla et ‘yabolo det misterlao principio da Ia vida; enton- ‘es, al sentir que algo muere en lo profundo de fu conciencia, ae cerora que lo mismo que las feoiae exteriors, también pata la malted te ‘or, euya tujo leva otro ritmo, “xo siento, es 1a ola palabra del hombre que no quiere mas que verdades. ¥ lo que hace le cartidumbre demi ser 5 también su suplicia, Yo lento, yo existo.para feonsumirme ex dessos sndomables, pare abrevar- re de 1a eedueetén de un mundo fentistico, para (quodar atarrado do su veluptuoso error" (1): Es lo que Guyzu ha exresdo Londamente en su pee sia I Toes 2 canoe Asraana Senile €1 tiempo es Mentifiearse eon el Tento ‘desgranacoe del ser. Es como si el alma con la e- nit de sus estadcs tendicse hacia le muerte; Wi vir es ir muriendo, es ir reintegréndose al mlsteio fn al répido curso de tes fendmenos; e8 Io que le ‘dice al hombre ei dato ultimo de s coneiencia feuando en tomo a su espiritu logra el sllenco de Jas cosas exterioes, La etemnidad no seria mis que el resultado de tna pesadifia en que el hom bre intenta vanamente prolongar lo efimero, Siar Jp camblante, inmaviizar lo fugitivo. De esta. pe saulila esti esha la trama de eeae alman tag fas que vivieran encendidas en sed de infinity: Pascal, Spinoda, Beethoven, Sierkegaard ‘¥esa Guetuianit "sido" debe eer sinénimo de sternided; su alma, stormentada y triste, base, ‘como ninguna qulzé, Ia esencla indestructible del ser, Por eso, tapgitislends su: diss en constante sobresalto y dolor, Hane el santimiento de que so vida es una baldig. palptacién; esta henehido de su propia negacion J eree que na ha verido: “Que tuna dia, sublendo el Grimsel 0 el Titi, solo con ol hombre de las montafas, yo escuché sobre el ‘dsped, eetea de Tas nieves, Ios mugides zoménti- os, bien canoeides, de las yacas de Underwateen yy de Hasty; y que af, uma ver antes de la muerta, Yy pueda decir a un hombre que me eseuche: Si Inublésemos vida!” (1). La Nocona oe Onsnoanner © Desespersdo ya de lograr Ia certidumbre an- hhelada, Obermenn formula un deseo part los dias Dolaes, y espera apresar la sombra de aquel sue- ‘Bo que en todos los momentos lo obsediera: “Si Tego a la veje, si, un dia, pleno de pensemien- ts todavia, pero renunciando a hablar a os bom bres, yo tengo corse de mi un amigo para recibir sis adioses a la Herva, que se coloque ‘i alla s0- bre el eésped, y que tranguilas margaritas estén All ante mi, bajo et soi, balo et clelo Inmenso, a fin de que dejando la vida que pasa, yo encuenire algo de la stusién infnita” C1) Acex6x, Cownmn ‘Bstando ya en posesién de 1a reaceién expir- tual y temperamental de Obermann averigllemot J causa, el por qué de est disposiciin de alma constante que se acuse por la indeisién; debemes buscar las raices mismas del eentimiento. quo 10 Iinhibe en Ia secién, llevindolo @ exe renunela. rmiento total que lace de €l un inadaptado a lav aque viven los demis hombres. ante todo. I= ida de Obermann se nos aparece como una afi rmacién del esprit, cuya vida ee hace més ‘ntensa ‘a medida que so aleja del plano de le aceién; mien tran éste mas se estrecha, la experiencia interna exon Novonraa “4 ccantos Aeraana se toina més compleja, enriqueclindose con es fedas cada vor mas profundos. La luz de cada dia Je aporta una nueva angustia, un muevo dolor y su rida expirtual eneventra ablerta para su provi fxperieneia una perspectiva indefinida; en lonta- hansa se perflan, cual faniasmas legsdos de un mundo desconocide, extrafas sentimiontos que viven st hora, ¥ pasen éejando un misterio que 1a Inteligencia inienta disipar proyectando en vane su clariad. ‘Un penelrante téeofo de nuestros dias, al sn vestgar la teacidn det cuerpo con el espirit, ha coneiderade, desde su punta do. vista, Ia compli ‘eacién de la vida pecoldgiea como “una mayor Tataclén de muestra pertonalidad toda entere que, ‘nommalmente estrechada por la accién, so extien- de tanto més cuanto se afloja més el iornllo con fque se deja comprimir 7, siempre indivi, 28 os ‘tanta sobre ana superficle tanto. mis. cpsidera- blo" 2). ¥, Mevando mis iejos sus apreciacinnes, ‘al mismo fldsoto considers a lo que se ba llamado ‘nun desorden interlor”, una enfermedad dels per sonalidad, “eomo una alteracon una smn tn da st stencién a Ia vida exterior". En Ober- ‘nan, esta deminucién ae mnifiesta de modo in- canlestable; 6 ha forjado sa propia realidad, ea- eee de presente, y no conote esa “setualidad” propia del hombre de aeckin, Sa testimenio a este Teepecto et altamente sugestive: “Yo no puedo 1a Nowenerag pe Ossie 6 buscar algo on mi sin encontrar el fantasina de 10 ‘gue no me seré jamés dado” (1). ¥ este fantasma no f§ otra cola que el sentimlento magnénimo que rho se continu por la acolén bella, ia eancepesén profunda que no euajé en sistema; la Idea Ini Rosa, en fit que siendd igo Polen to buse6 otro spirit para germinar. Hs el espiritu trimnfando sobre la materia y negéndece a acoptar, para acu- far su existenela, lag formas tangibles que esa ‘materia le ofrece para airaparlo y desvirtuarlo (2) ‘Teniendo en cuenta esta carioteristica nos es ‘ermilido ereer que Obermanh sha Fefugiado en fl mundo del recuerdo purd,'ya"que a éste se.10 ‘ba considerado 1a manifestacion genuina del os pirta? Su tnlsma vida se encarge de desechar tal Soportctin; els mb' tend padi at presente: “In ‘eternidad de que esti henchids, en sa atin de ex presién, en su vano afin de encalae en lo tempo- aly perecedero Ie ses conflar en el instante pré- ziiio; mes, cuando llega el momento en que va. a esbordar su plenitud, se le brinda por todo eon- tinente el efimero vaso del minute que idego 10- ard ala nada, al no ser; y he aqui que Obermann. 6 canis Astana renuneia a volcar su esptsitu ene! molde tinita Gel presenta 7 queda indeciso y vaclante,... By que A queria obrar en Ja conciencia de que sus, ‘acs debian poseer valor pars siempre; de acuerdo fon las exigencias de su corazén todo ip habia, feoncebido “sub specie aeternitatis"; en tanto. su vazin le decia que todo era rentivo y perecedero; buscando lo esencial y permanente séto_encon- ‘raba To fenoménico y pasajero. En estas eondicio hes no puido entregarse a la accion, y so imitd a anhelasla, eanvencida de que silo par ella podia reallarse el contenide moral de Ia existeneia; ud lun contemplative porque no supo ‘velar el able ‘mo; no estuvo en él poser esta cienela porgue Ja mirada dela Ksfinge se clavo muy hondg. en © Quit eC hombre aude siempre; ae tube que 2 as intents yr ing na _ el mundo y de sa peopl “Sempre ee insinie a sG esprit et enigma qug ellos “encerran; y of que tal ver la naturalera humana “pa esté hecna para soportar la certidumbre, favo- able o adversa, de su destino ultimo, Enearado problema desde este punto de vista, y en la ig- norancia de tada tinalidad, podriamos conetulr en festa formule comprensiva: vivir es dudar. La éa- da, ganando plancs cada vex mis elevades y sie ‘wurando un mayor mimero de elementos psicol- ‘cos, constituye el reste Intimo de la vida espt- rifual, tomando a ésta mais riea y compleja, 1a NonunaD oe Onsmosasor a Hiomos notado en Obvermann si inespesidad para ta vida de In accién y anslizedo, en la medida fen que nos ha sido posible, su renunciamiento y las probables causas que hen podido criginarlo; no hemos de enjulciar, en modo alguno, su vida por haberse desviado de los fines mas © menos comu- ret que 80 propone la mayoria de los hombres, [No la podremos juzgar por este hecho desde 1 memento que ignaramos la existencia de un de- terminado fin en la vida del hombre: verdad flo- rice, moral o religiesa a cuyo servicio deba po- ner este sus ideas y voliciones; mas si podemes vomprovar gue Obermann, a pesar del desconten- to de si mismo, vivio su vide de acuerdo con Jos Gictadas de su. concieneia. EI puede decir lo que ‘Amiel, ya prosimo a morir, al eontemplar retros- _) pectivamente mt vida: "Wo 'ereo haber equivoeado © la rata, puesto que he estado de acuerdo eonmi- he fo mismo” (1). No hedra fandado une nueva re- Son lig, nk echo de apéetal ni plaamade un aie tema Mossi; pero por las modalidades fntimas ‘de gu espirtu; por st facultad —desarollada en grado miximo— de tener presente todor Jos a2- Bectas y postbilidades de las cosas; por su afin de Tievar uz pensamiento basta sus dima conse fencias pertenece —ain pertenecer del tofo— al ‘mundo de las fllosofias; es decir, se cuenta entre Jos hombres que no se ian rendida a la asin de tone fe fill, nt han eaido en el dogmatism de Ia 2 ‘csmog Astana negacién. Fué un fidsofo demasiado sensible para hho ser infortunado y que con las csadias y com plejidades de ea pensamiento nos dié también las Yiestudes de sus sontimientos Si, coma ha dicho Remy de Gourmont, a die rencia existente entre el hombre y la honnlge eon iste en que “la hormiga a encontrado” y “el ombre todavia busca"; si tal diferencia se apro- sxima a In verdad tendremos que la vida de Ober- mann Ia caracteriza mejor que cuaiqulera otra. [Ea constante bisglieds, excluyendo todo dogma- ‘amo, upone una elevada actifud espoculativa an- te lee eczncales problemas; es esta actitud Ja que ‘Obermann certeramente exprosa con estas pala bras que pocrian ser el lema de une intréplda f- iowoila: "En quanto w mi no 38 ands que dudar, y 1 digo positivamente: Todo ¢5 necesario, o bien: Hay una fucrea eecreta que se propone un tin que feces podemes presmntir, ono empleo estas ex presiones afiemativas mis que para evitar repe- fir sin cesar: Me pace, Yo supongo, yo imag ‘no (1). Enearada le investigacian de la verdad fon el espiritu que supone esta actitud, eompren- eremot que cada sistema flositleo —ain aque! iar afirmattvo— no es mas que la eristaiacién fn prineipiot y conelusiones de una duda que no Lega a ser abollda y que, al incidir de nuevo sobre fl pensamiento, oftece 2 éta una posbiidad de Superare: ef asf como el espiritu, siempre curioso “La Nowunraa oe Osemaaane 49 fen lo que atefe'a su propia esencla, abre desde nuevos puntes de vista ¥ can nusvos datos las mis- ‘mas emotionantes intezogaciones sobre el destino fe Jas cosas humans, ‘Desde que 18 constante interrogadién noes jena a Ja naturalesa mine del espnitu human, ‘comprendemos perfectamente Ia duda de Ober. ‘mannjel ansia de certiumbre que su desazén sux pone ¥-la necesidad, para obrar en la vida moral, de verdades fires y claras nos explican sa larga ¥y doloresa jnhibicién, Su duda ‘no ee tna simple fclitud racjonal; el esepticismo que se manifies- ‘mas de la raién prictiea ban perdido sa sentido ssubordinéndose a las necesidades de Ia razin espe- culativa, HL limite que Kant establece —haciendo margen @ Ia fe y a los postulados de la moral— entre Jes dos actividades de la rasin, ha desapal recido; Ins relidades egpirituales, especulativas ent 1 més alto sentido, ban invadido la esfera de Ia Vida moral neutralizando la iusién y haciendo im- posible el entusiasmo que son el principio de Ia ida activa. Esto quiere decir que To duda, una du- a vital, matizando basta Jos sentimientas mora- les més’ simples, normas hésieas de toda seein, tha problematizado In vida en sa confunta, El im erative de “saber” que gravita sobre eu esptitay Jo leva inovitablemente a progumtarse por la fina Nidad, et para qué de sut esfuersos, Obermann Te 50 Ccamtos Agraaoe lama dele vide une adocuada respuesta a sus in- ‘quietudes mis intimas; en esto estriba lo trAgioo Gil problema, La vida parece no tolerar que se la Interrogue, sobre sos realidadea tims, de um rao- do tan porsistnte F ten hondo; ella so reslama aque se la viva intogralmente en lo que tne de irra. onal, incesante e Imprevista ereacién. Pero Ober mann, es decir, el superhombre, la desafia para arrancarle la Palabra de sicenigms;s6 coloca al ‘angen de Ia corriente para verla pasar sténito y abismado. La interrogaciin=persistente lo ha in- ‘movilzago en la eontemplacién del gran fujo de Jas cosas. Aunque parezca, no ha renunelado @ la vida, puesto que esti tocado de su mister; y es por ello tuna reatidad insospechada que enclerrs en sf to- ‘es Ice pessles. Entre estos Posbles se cunnta, 00. ‘zo 3 natural, la tabibilén de. Overman #1 o2 Fabia dicho: ye que ignoramos el destino de le ide, estemos eieros, por 16 menos, de las eases que se Telaclonan eon gus afanes Y agitactones, ‘Mas esta era también ardua tarea, 3 no eolamente ara Obermann; Ja certeza que éto exizia en lo ‘que atase @ las eomas del orden moral samipeco © ‘petrimonio —como suele suponerse— de los hem- bres de aceién. ;Acaso étos saben, al fn de cuen- ‘as, por qué se afanan y por qué iehan?; alguna vez, déndose una tregua en su eonstante afanarse {no han sentido la inutiidad de su propio eafuer- La Nossneran os Osemesne 3 0, 8 vanidad de us propos? Bridentemento, fos han tenico momeniot de dessllento en que, merced a una sibita ituminacién intelectiva, han centrevist Ja Yanidad de sus ieates, han sentido el fbguro del Vivir. Ast Don Quijote, el tipo de ac fién por excelencia, que s fuerm de rudos golnes fe eu fe inquebrantable modelars la realidad al tunisono de Sus suefoe de caballero andante. Zn ‘un momenio de eomprension, el caballo site la Yvanidad de sus hazafosas empresas y nos dice ‘nagta agora no sé lo que eonquisto fuerm= de mis trabajos” (1), Estas palabras tan umanas o& ‘excapan de la boca de Don Quijote casi en las pos- ‘wimerfas de sus andanaes; ya muchas veces ha- ‘bia eruzado su magra figure por les senderes de Ja Manena tmponiendo-a las gentas roacias los po ‘oe Idesles de la eaballeria; habia padeciee y= mu hos “oncantamentos", yenganses de Ja aviesa ralldad vencida. por sus gonermsns suetos; habian enfin, cao sobre é] muchas dasrenturas que fr ris Jograron hacerlo cejar en sus emprses, aun ne el entrstecero. ¥ todo por su ideal ecballe- Feese que, en rerumiéas cuentas, no fu mds qua s2 protaxta para las andancaa de eu vide trigica. ‘Der Quijote no sabia que conguistabe @ fuerza e sot trabajos; ¥ gacaso lo sabe alguien? sabe f% hombre, en titima instancia, lo que conguista fn las eteras balatolas de la vida? Qué signi fa tan Inogo en Den Guijete, et hombre simple y 82 Cantos Astmans e fe tnalterable, esta ignorancia de Ja finalidad el esfuerao? Bs que el pensemiento tenido tan en vido, por la propanderaneia de la yoluntad y de Jas ferzas instntivas, ee vengaba brindéndole, Junto con al desaliente, la més profunda deoep. ‘ién de la vida...; aunque decepeién moments. zea porgue el hidalgo, deseeperado ante le nada entrevista, quiere afurdirse y emprende nuevas fventurss,.. Asi el omabre que oe crea afanes para poder vivir. Mas el pensaimiento 26 vengara siempre; y es que no basta vivir, es necesatio tam ‘ign comprender 1a vida. La espiritualizacién pro- gresira de Ja vida consiste en una mayor y mis ‘intima comprensién de la vida misma Para el Ihombre que tiene que Mosofar para vivi, aida fs unis grave, mis contradietora, quizé més belo, quizs también mis dolorosa; ma dolorota tal vex Dor aquelio de Boutrous, de que "un dolor anali- ado cs tun doble dolor”. En esta sentido, Obermann represenia, dentro de las pesbles direeciones det expinitu y concreciones de Is concieneia moral, luna experiencia maxima; e2 el pensamiento, Sempre sobresaltado ¢ inguicto, constantemente vuelto sobre ef dolor de ta vida n este punto se Insinia a nuestra reflexén, ‘tro tipo representativo de Ia moral humana: Hamlet, el principe absiieo e indecio. Se ha. sos- ‘anido que Hamlet os un Quijote superado (2). {Ea Nouuwran ne Onna 53 Bstimamos que no es posble establocer con tal eriterio una comparaeidn entre ambos tipos.Ham- Jet y Don Quljote se nos imponen como zealdaces ccualitativamente dlstintas, Indudeblemente Ham- Jet es més fdsofo: que Don Quijote, na sutiizado ‘ds sus sentimlentas a fuerza de mirar dentro de si por lo mismo el prineipe sufre més que et ca. baller. Adomés Hamlet canoce Ia ironie, une iro. hia triste, retinamiento que Don Quijete ignara fen absoluto, Por lo tanto Hamlet edz haberse levado mis que Don Quijote en ciertas aspectos, fundamentales por lo demis; pero no podri set Jmunea un Quijote superado porgue- tendria que poser los mismos earacteres intrinseeos de ste fn un grado miximo, tal enta no soeete, Her let es, simplemante, distinto de Don @uijte; son reefprocamente ireductibes uno al otro; ambos son dos momentos de la peiquis humana, scm dot ‘spectos —erayerados naturalmente— de lo que eberia ser el hombre integral. En fn, Hamlet y Don Quijote son dos momentos del drama hme no, Es que ambes son hondamente humanos Hamlet, porque no se contenté con aslo raaonar sus sentimientas y permanecer conslantemente [perpejo e indeciso; Don Quijote, porgue no logr3 mantenerse en la perpetua tlusiin det extuetoo afirmar sin desfaleetmientes las normas simples de Is acelin. Por medio de una enéryiea decision con el sacrineio de su vida, Hamlet relvindica los eternos fuetos de Ia votuntad; Don Quijote, des- cs canoe Asmmans ppertando a Is decepeién y renegendo de su ideal ‘de caballero andante afirma Ios furs no menos ternos de la raxén. Ahora bien, dentro de tas al ‘emnativas de la pugna entre la volunted y Ja ra- zim, Obermann representa el intento por Tealizar fl hombre intogral. En 6 parece afirmarse la ne cesidad de une naturel y plena expansién de to ag las fuerzas del ser: desde los sentimiontos pro- fundes y las vollciones més pujantes haste las {ideas simples y las concepciones mis ambiiosas y razonadas. Obermann platonizs demasiado sus ansias porque lat quiso mis poras; razoné también e- ‘masiado su ideal porque sofiéreallzarto en su per- feelin yplenitad. Asi, percibiendo atontamenta 1s voees do su yo profundo, torturado slemore por ‘un imperativo de verdad, contenia sus ansias, am pliteaba cesmesuradamente su pensamientce, Drolongaba indetinidamente su espera: es quo, tor ado del misterio de la existancia, desatlaba todas sus vanidades y acumulabe tesoros pera la muerte ‘enaustern contemplacion. Susdudas, sus perple= $idades, sus nestalgias de algo indetinble son qui 14 ol preanuncio de la posibilldad de wna sintests ‘eménica de las fuerzas aparentemente antagé- nicas del espiitu, ¥ st esta intento quo es la vida {de Obermann e= séla una tnigica especulacion, ceabe preguntar si existe alguna ofra manera de vivir que no lo sea. Inspirado por Ia prearia ver- ad humana, Walt Whitman nee dice en uno de 1a Noxowzap oe Omemearee 5 ‘58 cantos, que Ja esperanza y 1a fe no som mis ‘que especulaciones; y efectivamente Ia esperanza Fla fe —maneras de cerrar deliberadamente los jee en la mayoria de los Rorbres— son modos de specular, de eludir tas sibuaclones eruciales, que respenden @ una minima profundizacién de a vie a, 7 Ue por lo mismo no impliean rieegee ni an. jgustias. La ereencia en el tipo del hombre comin, Ja difundida fo del carbonero, esti en funcion @e un contenido espirtiaal pobre y rudimenta- io; en él Ia intaligoncla ba sufrdo una verdade- ra disminucién, casi una amputacion; Ia prepon Gerancia de lo puramente sensitivo es en detr- ‘mento del desarrollo arménien de tadas las ten denctas det espirta. KI estado de equlibrio se ha rolo en fayer de tne de estes y entonces el hom- bre, sin saberlo, remimela a realisarse de tin modo Integral. 2s por esto que Obermena repressnia ‘una actitud més comprensiva ante la vida y #13 [Peoblames, 7 que Hens © sha mayor sloranén 2st ‘ima individual; pues esta agpira a afiemarse ea Ja plenitud de sus posbiidades esenctates, Obermann y sus hermanos de la vida y de la creocign spiritual constituyen exe extrafo linaje de ospiritus que en ef mundo do las cosas inests- bes y fugaces, en medio de la relatvidad e incons- tancla de todes los fenémenos, busean en Yano Ua asidero, suetian desplertoe con Ja verdad absolut, "Hoe quieren ver # Dios aunque tengan que mo: "Hr como reas la sentencia biibliea, Bs que el hom- 36 Cantos Asreapa bre siempre interrogard sobre las cuestiones le ‘mas, las que atafien a su destino, Loe probiemas ‘que lo atormentan y Io atormentarin siempre, han ido planteades por la vida misma; Ios ha engen- ado su fuerza expansiva que no reconoce en la ‘muerte un limile @ su accién y menos una nesa- cién de sts atributos ereadores, St es legitino J vital el problema, ses tal la magnitad de lo que 1 hombre ignore, ;qué de extrafio que ante ellos su espictu tome el camino solitario do In contem- Plseién? Dentro de le ignorancia de tod tinalidad, son més 0 menos lgitimas todas las hipétesis, ca ben todas Jes oscllaciones del espivitu, tadas les fexperiencias que la conciencta mors) pueda tns- ‘utulr; en una palabra, fos mls reinatee varincio- ‘es cel nomurs, sguicnda is ruta ce 5 castine Estas diversas experiencias son olvos tantcr ef Tueraos por dar un significado a la vida humana; fl homate no se sonsenta ni ge contantaré semaz ‘con vivir en Vano, con que st vida sea una vibra- feign gue el encio de Ja musta apage; por e20 ‘ota de justitioar en une u otra forma a breve ‘insite por le tora ‘AI ado do I acelin, d6 ta concepelsn volin- tarista de la vie, que implican, ante todo, afi- ‘acidn de valors# morales, debemes hecer ioga & Ja contemplacién, a Ie noluntad, qus tamain entrafan wna coneepeiin de la vida ¥ una mane ‘a de viitia. Obermann repverenta la posiblda, smtendemas decir tamblén legitimidad, de esta ex: 1a Nozownaa ot Onemaasor fo perienela humana, de esta manera de vivir y con- ‘ebir la vide, Bn él se nos manifests Senancour mismo (1), su cresdor, 0 por lo menos encarné en 1 su {eal contemplative y su peculiar flosofia 'y, con ellos, su dolor umano que es el fondo he- rico de todo ideal que aspira a realizarse, HI pro fens do este ideal y las alterativas e intensifica- én do ese dolor, constituyen la realidad espii- tual de Obermann, la que hemos intentado desen- frafiar en este eneago, Tl imperativo de verdad defraudado’ constan- temente e& el aicate de la ceeepeién de Obder- mann, el antecedent de su dolar. La ineertidum- bre lp ha tamado profundamente triste, ensom- Drevidaduie au viaiin de ios Bombres 7 de das vo 58 (canoe Atma 25, Por eso su queja es um grito agorero que per- Sistiendo legs a ser imponente monodie. Mas no hhay que ver en esta reaceién de su sensibildad Sno une protesta viril por Ia impotencia de mues- ‘ras feoultades para conocer 7 decidir acerca de fagnello que sobrepasa Ja experiencia homans. 918) (4422) LA ESPINGE Y LA SOMBRA Bajo un portico en ruinas, iuminado por enue clara, y que no se hubiera 2a- Dido decir sf era del alba, 1a que precede at dia, 0 aqua postrara del ceaso, ova Go el sol ya ha ocultado su disco de fuego, a Betinge, encadenada a una metéfora, y tune Sombra peregrina dialogaron ast: ee a ee ‘mpero envueta por la luz de panoramas ae alogria y serenidad constantes. Jamis opacidad figma empeSé mi risiin de loe gers y las coca" 7 alter Ia armonia de mi alma que, én su diarani ad, atesora gozos ain no sentidas, como la cuer. da tensa de la lira posbidades de nuevos sont dos, HL mundo, en su multiforme esplenior, 9e ha rendido a ml contamplacién y lo he gusinéo como ‘una primavera eterna. Ea Soneaza. — Yo no sé si gunaré mi vida, A pesar de la meloncolia que ensombrecs un poco ai eamine y del dolor que subraya todas mis eta- [pas ereo que la ganaré. Fara eso Iusho; hasta aho- Fao me he rencide, A veces he pagaco ln susign Ge la victoria con la “lusién” del venelmienta, ‘Asi, muchas tardes me he sentido declinar en Ia- ‘i, viendo destizarse mi vida, en ondas de stil triste, rumbo haela el ocaso. Otas veees —que 0 (camos Asmana hhan sido blenveni4as— con le primera luz de eiar- tos diss earence, be visto renacer todas mis vile experanzas. Entonces, folificado mi pulso itl, fempujaba, ansioso de plenitud, el bajel de mis ‘sues hacia el incendio del mediodla, Estas ale temativas de vida y muerte aguijonean’ mi paso por la senda desconocida, y, mientras mis cam!- rho, més ampllas son las petspectivas poro tambien ‘mis arduas las nuevas jomadas. Marenando siem- pre, he atcavesado colinas sluminadas y valles sombre ‘Aunque el azar espotea mis pasos, no mareho in norte, Une tarde, venclenda la falige, legué 44 uns colina baSada en suave lus. Bn ella me so- ‘recogié una inguletud hasta entonces ao exer mentads; con paso ligero descends a un valle en- ‘yun en Ia penumbra, A medida que me internaba on 4 sentia mds viva Ta nostalgia de Ia claridad que Dbabia dejado a mis espaldes. De pronto un estreme- cimlento agi mi ser; més ald ds los vales en som- bra y de las aitas eumbres, adiviné el sol tnvisble ‘euya faz brllaba en la colina y también en mi nos- ‘algla. Habla presentido Ia inefable belieza. Hote presentimiento ha enoendido una estrella en mt Pua, Gulado por ella voy al encuentro de mi suerte con la esperanaa de Uegar a la contemplactin de Ja belleza plena antes de que se clere la curva de si destino, a Rermaz. — Me repugna el estuerzo que se debate en la sombra, Mis ojos eatin hechos $610 ‘La Borer ¥ 1a Sonaaa a para Ie tus, y mi alma templada para que vibre fn alia la alegria de vivir, Bio que ta amas vida nno €5 mis que un estado de semiconcioncia en et limbo del ser, Interrumpido apenas por fulgores qua hacen mais densa su lobregues. Arrastrando ‘ea vide subterrinea no presientes lo que es la vyerdadere vida. En medio de tu ambito de som- bras ignoras los palsajes soleados donde Ja natu- ralesa triunfa en el canto det péjaro, en la verdu- va de les drboles y en ol agua evistalina. ¥ st un reldmpago te les rovela, un instante, atentas con- tra su belieza ponlendo en ellos un poco de la bru- ‘ma en que se Vela tu alma. Porque la vida carece ée una finalidad a aleanzar a través de contine ‘mos de que es belleza, suprema belle es nece- sari, de toda mecesidad, que se nos brinde eomo ‘pura sctualisacién erttica, Esto es ella para mi, 5 como tal Is dstrutaré en la gloria de un peren- hne mediodia hasta. que el Tiempo clerre mis ojas fon un suefio més profundo; suefio que no puede ser sino In nostalgia, exenta de dolor, de una ra ‘Giant vigia — I posasién por el recuerdo puro e toda Ia betloza temporaiizada, ‘Yo también marcho pero como peregrine del sol y Ja armonia. Mi viaje terminara en la vista cexidtica del camino reoorrido, Atravieto Ia vida fomo una selva, en primavera, ablerta al cielo y ona de la misiea de sus fuentes. Sin esfuereo e cams Arana reeojo el sazonado fruto, pereibo el trino det are {y asplzo et perfume de 1a far. Ea Sonaea. — Hl lenguaje que habias no me es desconocido, me parece escuchar mi propia as- Pimaciin, Te me presentas como una esperanza plosamente lograda, pero sin ese estuersn que, arrancando desde al fondo ebscuro del dolor y 1a fnguletad, precede a toda realizacién, y no te com rend Cima en tus cuerdas, sempre tensas, puede vi- brar la alegvia si alguna ves Ia tristeza o 12 com ole no ha sonado en elas su sllenclo total? y deseruyenéo sobre una quimérice ruta ce sundae. 2 Cantos asreapa iBlenvenide, entonces, esta wistera por cuyo rmilageo dejo, por un momento de resbalar en el tiempo y, alefindome do la petifera, me imbuyo fen esa soplo, me identifica con el supremo sear on el azar de que estd tocada toda vida, y por fl cual es frat y contingente todo ser — azar que es luz en et astro més remoto y pene iamo- tivada en el elma més humildet Inmereo en Ie corrinte del tiempo, quiero sentirme pasar, al acaso, en el elido de cada ple- nitud, en tanto mi fantasia, obstinado arquitecto, se compldce en levantar itusoriae castillos —obras de un dia sobre Ia arena del eterno fie Como Astipo, de Clrene, prociame ia “sobe- rani del instante"; pero a condicién de mo en- fadenamas, por vanos desees, los sucesives ine- antes ¥ terminar destizindonos en la superficie el tempo. Es para mi soterae el instante porgue Jo ‘vo en su transttoria medularidad; porque shon- do en él a fin de rotamar la fuente de Ia vida ori inal Si en cada emecién apuro, hasta el dolor det sanhelo frusteado, el vaso de la vida es para que de nuevo vuelva a llenarse; y si en cada riesgo dels suerte hago gravitar integro mi ser es porque e>- ‘La Avneuna Fonma n pero neencontrarme, enriqueeido, en un nuevo albur, : ‘¥ ya que aqui abajo, y hasta en ef més lejano onfin de Jo que emerge y fluye, todo es azar y ‘mudansa, me acolo al renovado espejismo de ta Atusién todopoderose; y pldo a Ia potencia prateica yy ereadora, me deje_goaar, una ves mis, de la ple- nnitud def instante y aptifar, en Is cérdena copa de un ocaso, a voluptuosidad de sentirme rodar a la nada a través de la constante bellesa, 924) PRESENTISMO Y FUTURISMO al acveniinento de un nuevo cla: AQT "Sscmo, on io que ata nln forma ene tha de moldearve Ia vida misma, La sensibiidad ya ‘nos anus Ia presencia, en nuestro ambito es- piritual, del conguistecor invisible que ajustaré Inuestros pasos —hasta agul apresurades y vaci- lantes por Ia seduesién de uns engafiose lejar nfa— al ritmo ereador del instanto plenamente vivo, Hasta ahora, aia vida so a a supeditado ex clusivemenie @ Ia bisqueda penosa de la belles {de las norms, de lot scales. Y no obstante et Ingente afam, puesto al servicio de Ia empresa, 52 ‘ye condenada a ls inssifacoldn que necesaris- ‘monte resulta de un logro rlativo, de le obra im perfecta, Entonces se refugia en la esperansa “Sempre incumplids— de una belle futur, de tun mafana gue treri consigo le obra acabada: roma lograda 0 mundo estético perfecto y con tus, que venéra © sumarse a las formas ebarnas lia vida, trabajada asi por un hondo futurismo, se pproyecta en detrimento de su interna etaboracién, eu flu inquieto, por encima de un tiempo ain no transourride, 6 Ccansos Asana Fronts 4 este eupoditacién, casi absoluta, de Ja vida a lo ideal al ciaon de Ja bellza, el nuevo Glasicismo, que, sin sospecharlo, trae cculto af aguiién de la inguisted roméntica, afirma que la ida misma es susceptible de una elaboraciin es- \étiea, de reetbir el sullo de una forma. Se trata de una “estética y une pragmética vital” que nos invita a vivir en fu plenitud emotiva el momento presente; a pull, aflnar, sutlizar los sentimien- tes primarios y durables, intensifier las fugiti- vs emociones. Su exigoncla central parece decir- ros: EL presente no ha de ser un trénsito hacia ‘un instante futuro, sino una morada en 1a que ia vida, cada vida individual, e exalte a sf misma en Ja armonia de sus rslaclones y postbiidedes in- 1 nuevo clascisme nos exige que, permane- tfendo fetes al tiempo —esencia de 10 vital—, vie vamos el presenta tnicamente coma presente. Pe- ro, em esta pretension reside une difieulted que pperece nsalvable, Sila vida griega supo de la em- briaguer de una gozosa perfeccién fué, precisa- rmenie, porgue paca ella el presente tenia, en de- finitiva, un sentido extratemporal. En cambio, para el alma occidental —et alma fducdion que Spengler analiza y define en su dimensién histé- lea ol presents es fugacidad, inquletud del 2u- tro; exquife en el que sureamos, en pos de nue- vas realidades, de quiméricas conquistas, le ripi- a comiente del tiempo, Orientados hacia el ma- Passmmisnto ¥ FUTURISNo 7 fhana, esperamos del instante préximo un goce iis plono, ima mayor perfecldn. Bl futuro e Ia irecoldn en que se mueve nuestro atin, déel al ‘mperativo de un vital dinamismo, ‘La actited y concepeién de ia vide, implici- tas en lo que sb ha llamado futuriemo nos plen tean un problema que nos enfrenta con la fuen- cia misma de la vida histérica, Cabe, pus, su Drayar lo que’ el futurismo tiene de actitud per- manente, de medalidad esencial de la existencia humana. "Hl hombre —nos advierte un flésofo— es producto de su pasado, pero también de sa por- yenir’. Solo que en su impaciencia por apurar nuevas vivenclas, por forjar meres’ realidades —indectinabie actitud futurista— me fusién de su inquleta vitalided lo induce a hacer tabla rase del pasado, Por ello “en toda activi dad espirtual verdaderamente productiva re mais Ia adverlencla—, se eoloca frente a su ob- jeto, cuyo ereador se recanoce, casi como st no ‘existiese pasado alguno” (Natorp) i futurismo no se limita a negar {6rmulae de las cuales se ha evaporado toda realidad hu- ‘mans, esas formulas vacias o habitéculos inertes fen los que el arcaista pretende apresar lo inesta- bi, detener o tetardar el devenir y aveenso de la vids) se esfuerg también —y en esto consiste 1o pecullar de su actiiud— por produeir un aero lima social 9 estético 0 religioso para el mejor

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