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1. Introduccién La adolescencia, hasta mediados del siglo XX, fue considerada ve antesala al mundo adulto, que por ser tan corta en parte coincidfa tad (11 a 13 afios); es decir, que concordaban temporalmente las co! ridas por los medios culeurales para la entrada a la madurez con la irrupe cambios fisicos. Con el desarrollo y la complejizacién de la sociedad se ha Jongando la duracién del periodo adolescente, tanto que algunos autores lo exten= dieron més allé de los veinticinco afios. De modo, que actualmente para determinar el final de la adolescencia se tienen en consideracién no sélo elementos bioldgicos y sociales, sino también psiquicos y espirituales. Por un lado, en las sociedades tribales el pasaje del mundo infantil al mundo adulto era muy breve y rfgidamente pautado. Su comienzo y su cierre eran eviden- tes por los rituales que se realizaban. En pocas semanas 0 meses el nifio era ins~ truido en las artes necesarias para obtener alimento y defender a su pueblo, se le elegia con quien conformar un matrimonio y entonces asum‘a en plenitud la con- dicién de guerrero, es decir, de adulto. Por otro lado, en la actualidad en zonas ru- rales aisladas y en los niveles socioeconémicos més bajos, la incorporacién al mun- do laboral y la delegacién de las responsabilidades'adultas generalmente es mas precoz que en los niveles altos y en las zonas urbanas desarrolladas. Por lo tanto, la duracién del periodo adolescente no solamente varfa segin las épocas, las cul- turas y los paises, sino incluso dentro del territorio de un pais y entre habitantes contempordneos. La necesidad de una mayor capacitacién y educacién para insertarse en la estruc tura ocupacional con posibilidades de éxito, conlleva una tendencia de las socieda- des contemporineas més desarrolladas a favorecer la prolongacién de este perfodo, por lo menos en alguno de sus aspectos. Por ejemplo en este momento, en la cién juvenil-estudiantil la exigencia social de estudios universitarios como : bién de estudios de postgrado, de residencias o précticas rentadas, dificu macién de una nueva familia, incrementan la dependencia psicolégica respecto de sus padres; consecuentemente, no favorecen la asuncién p de la responsabilidad adulta. Paradojalmente, para acceder ; Escaneado con CamScanner veintiin afios. "A medida que este periodo adolescents fue prolong evidentes las caracer‘ticas de personalidad especificas de la formando una “subcultura adolescente”, que guarda a veces ort de los grupos sociales marginales. El adolescente ante el « dleseo y temor al contacto con el mundo adulto se defiende con bar ta frente a él; ast crea un lenguaje, normas grupales, vestimentas, t pertenencia al grupo de pares pero que lo a crea signos que le facilitan la mundo adulto. é SG todas las etapas evolutivas requieren que se considere la relacién desarrollo con la sociedad y la cultura, en la etapa adolescente este a vierte en esencial. As{, Ruth Benedict y Margaret Mead! en sus trabajos d gia evolutiva comparada, confirman que la variable decisiva es la cultura. D orp modo, J. Stone y J. Church? caracterizan a la adolescencia como un f se eanal distinto del estrictamente biol6gico de la pubertad. Veamos brevemente los conceptos de “pubertad” y de “adolescencia”3. Eli no “pubertad” significa “primera fase de la adolescencia” en la cual se prod rnodificaciones propias del paso de la infancia a la edad adulta, especialment aigs cambios corporales. Dicho término deriva etimolégicamente del lacfn Gte a su ver. de pubis que significa “vello viril”, El término “adolescencia” proviene del latin adoles joven” y deriva también de adolescere que significa “creces, padecer, suftit”. soeetemente, es un periodo conflitivo, “critico”, es decir, un momento de tl cual el sujeto se separa de lo familias juzge y decide. Asimismo, lo conse | que nuevamente se vivencia el sufrimiento del “bajo vientre”. zens 4 que significa “he Spurgatorio”, un tiempo en ¢ mmiemo, es decit, que podria interpretarse como un “segundo nacimiento” pe colégico®. Jerénimo de Moragas® “pubertad” de la “adolescen ramente dichos momentos. mente relacionados aunque en algunos aspectos son independientes, de alll se los pueda identficar. Ast, sostiene que si una persona ha vivido su pub tendida como un cambio radical de las estructuras bioquimicas y moi adopta un criterio interesante que permite diferene! cia’, aunque en el uso cotidiano no se distingan ta ‘Ambos perfodos no son simulténeos pero estén 1 Mead, M (1928). Adslceni clu en Samoa. Editorial Psidés, Buenos Aires, 1961 S Jehu (959) Mery cdolacenci. Ediciones Hortd, Buenos Aires. cade Expl (1982), Dicinar dee nea epee Eo Madrid, Sean ne a ee rie eee Fi Sao F (98), cade aden. tel Si Baral, us As 190 . Morag J (1957). Piolo del nity del adelante. Gra. eicién, Eatoial Labor, Escaneado con CamScanner un muy atenuado, esto no impedirfa la cente en dicho sujeto. Es decir, que carecerfa de la sufi vocan las modificaciones corporales y la irrupcidn de la gen camente afrontaria la problemética adolescente aunque felati Jo conporal. Ya que se es adolescente porque ha variado Ja actitud po, a la familia, al estudio, a los amigos, a la sociedad; porque habita otra manera. Por lo expresado en los pdrrafos anteriores podemos concluir que el c lescente puede ser lento o abrupto, puede variar tanto en ritmo como pero requiere su tiempo para que sea felizmente concluido, La adolescencia no Pue= de describirse como una mera adaptacién a las transformaciones corporales, sino ¢O- mo un periodo decisivo del ciclo vital, en el que se alcanzan tanto la autonomia psi- colégica y spiritual, como se logta la insercién en el mundo social, pero ya sin la mediatizacién de la familia. 2. La pubertad Es posiblemente P. Blos’, en el marco del psicoanilisis y en las décadas del ‘60 y ‘70, quien desarrollé mas exhaustivamente la problemética de la pubertad. Dicho autor al examinar la vasta literatura acerca de la adolescencia destaca que los estudios dedicados a la “adolescencia joven” ocupan un lugar subalterno ya que las investigaciones se volcaron al andlisis de la “adolescencia propiamente dicha’, 0 bien de la “adolescencia tardia”. Pero, en su experiencia clinica los desérdenes en las etapas posteriores asoman ya en la adolescencia temprana, en la edad puberal. Am= bos términos, como ya dijimos, difieren pues mientras que “pubertad” denota los cambios fisiolégicos y morfolégicos propios de la maduracién sexual; pero “adoles- cencia” se refiere a las modificaciones psicolégicas que conllevan la aparicién de la pubertad. Blos tiene en cuenta no sdlo el desarrollo de la pulsién libidinal, como lo signan la mayorta de los autores, sino también de la pulsién de agresién’., A son intensificadas en este periodo conjuntamente con la regresién ado 7 Blos, P. (1962). Pricoandliss de la adolescencia. Joaquin Mortiz, México, 1971. 8 La “apresvidad” cs una tendencia que se actual en conducts rales 0 “ben, a humo. La agrsin puede adopardistntas modaldades sea la acti le Ia ronfa. Freud concedi importancia aa Escaneado con CamScanner La intensificacidn de ambas pulsiones puede to de formas prelatentes de gratificacién pulsional y de desafio para alcanzar niveles superiores de diferenciacién. légicas de la presién de las pulsiones estardn ligadas al autonomfa alcanzado en la latencia. Por ejemplo, esto se puede tanciamiento del yo en relacién con el ello; o bien, en la confiabili nes yoicas como la cognicién, la memoria, la previsién, la toler Ja autoconciencia, la capacidad para distinguir la realidad de la ciacién entre la accién motora en relacién al pensamiento. Es inte tun paso hacia atrés, hacia la latencia como momento de preparacién El perfodo de latencia fue formulado por Freud como un receso en sexual hasta el advenimiento de la pubertad. Ha sido definido mds por: risticas negativas lo que deja de ocurrir-, que por lo positive —lo que haciendo cada vez més complejo-. Pero al lado de aquello a lo que se ren gen nuevos placeres, una mayor capacidad de dominio tanto en lo intra mo en lo intersubjetivo. Frente a la posicién que consideré a la latencia slo como un perfodo d Rodolfo Urribarri?, psicoanalista argentino, resalta la organizacién peculiar quismo durante ésta, caracterizada por el sutil y esforzado trabajo psicolégi redireccionar la vida pulsional de acuerdo con las restricciones del superyé y dicionamientos de la realidad. As(, el sujeto utiliza diversos mecanismos def bajo la supremacia de la sublimacién, que permiten la satisfaccién. Estos son tifices de los cambios durante la latencia, son el camino alternativo a la repre ala inhibicién. Para este autor la organizacién ps{quica de la latencia no se €@ riza por la represi6n, la formacién reactiva y la sublimacién, ya que estos mei mos existen con anterioridad a este periodo. Lo peculiar consiste en su confi cién dindmica, en su reorganizacién operativa, en su peso relativo y el intrasistémico determinados por el “trabajo de la latencia”. Mediante este t por ejemplo, los mecanismos de aislamiento, desafectivizacién y formacién —que en las neurosis obsesivas empobrecen al yo-, en este perfodo son ofi bajo la primacia de la sublimacién, tanto al desarrollo yoico, como al de la zacién, como a la conquista de la autoestima; asimismo, estos logros favo sercién social. A modo de ejemplo, comenta Urribarri, cémo el acceso a ra no sélo se apoya en las nuevas capacidades intelectuales y en la m neurobiolégica que caracterizan a este momento, sino a un movimiento ¢ cidn de los deseos incestuosos y de su préctica masturbatoria hacia o que ocupa sus manos. Asi, evita la descarga directa y accede por él ca blimacién al aprendizaje y a la insercién en la sociedad extrafamil 9 Unibari, R. (1999). Descorriendo el velo. Sobre el trabajo de la latencia. Revista de P 133-170. 10 Escaneado con CamScanner tos, las instituciones y los pares. Con los padres mantienen una d como consecuencia de la amenaza de la castracién y de la pérdida de ocultan sus fantasias y esta defensa entiquece al yo, ya que genera una en relacién con el no-yo. Con otros adultos la relacién es similar a la descrip : los padres; pero dichos adultos pueden discriminarse de los familiares de modo que el nifio podré tener confidencias y acercamientos que serfan imposibles en el seno familiar, ya que con el maestro —por ejemplo— puede gestar vinculos que reparen 0 rectifiquen lo anteriormente vivido introduciéndose mids en la realidad. Las institu- ciones, especialmente la escuela, cumplen con una funcién protectora pero también normativa; en éstas se privilegia la tarea y el cumplimiento de las reglas, se promue- ve la renuncia a la satisfaccién pulsional directa, se refuerzan las prohibiciones y con- secuentemente refuerzan al superyé del nifio. De alli, la ambivalencia ante los sen- timientos de temor y de sostén que originan. El acercamiento con los pares es menos conflictivo que en otros periodos ya que las defensas han acallado los impulsos agre- sivos y eréticos. El compaiiero es también una figura de identificacién, es un sujeto que lo valora y lo aprueba, o rivaliza, cela y excluye del grupo. A partir de estos desarrollos Urribarri muestra el “trabajo de la latencia” como un camino que abre tanto al nifio como a la nifia al mundo extrafamiliar, que enrique- ce sus relaciones intersubjetivas, que logra un particular desarrollo de su pensamien- to, del lenguaje, de la actividad motora y del cuerpo. El desarrollo del adolescente progresa siguiendo los rodeos de la regresion a ni- veles preedipicos y pregenitales, El nticleo de la modificacién regresiva es el comple- jo de Edipo positivo. Dicha regresién limitada y controlada esté al servicio de un de- sarrollo progresivo del adolescente y se apoya en una maduracién yoica relativamente adecuada durante el perfodo de latencia. Blos considera que es insu- ficiente pensar las patologfas adolescentes como mera reactivacién de conflictos in- fantiles, pues también es preciso considerar la fuerza del yo especialmente en un mo- mento como la pubertad en el cual la fragilidad y deficiencias se ponen de manifiesto ante la fuerza del empuje pulsional. Es importante tener en cuenta que cada fase, si bien tiene una tarea especifica, posee en comtin con las otras el intento para alcanzar una mayor diferenciacién psfquica en relacién al medio y una sintesis yoica de mayor complejidad. Se observa en la clinica, que los adolescentes que llegan a la consulta en muchos casos no han llegado a consolidar el perfodo de latencia. Sea esto porque la pujanza defensiva ha vuelto al yo ajeno al reclamo pulsional, de modo que se genera ho dad ante dicho reclamo y falta flexiblidad ante el despertar de la angustia. © sea, que debido a una autonomfa yoica insuficiente el adolescente permanece ¢ corganizacin psiquica infant, que se manifesta en sus conductas 0 en sus i Asi, espera que el medio externo cambie los reclamos y las dem ‘mula, pues éste es su tinico medio para controlar la angustia. Bs | Escaneado con CamScanner diffcultades para internalizar el conflcro, para plantearse su i i J se le presenta. ‘ pases censefia que cada etapa sucesiva del desarrollo exhibe | duos de aquellasexperiencias no asimiladas, ni integra bates econ fesidus infantis en las fanasas, pensamientos, conducts, Dichas experi I producto de un exceso o de un defecto en la satisfaccién de las caren cs fren preadolescente del varén es més ue lade dl na Esta deel comienzo se ocupa més de las vicisitudes de sus relaciones objerales, al nifo se dirige mas hacia fuera para controlar el mundo fisico. Ast, el arenta ala accidn, Ante la embestida pulsional éste, en muchos casos, se aparta sarcasmo y desprecio del sexo opuesto, actuando desde la agresién. De modo di rence, la mujer se vuelea més al var6n, pero este comportamiento encubre sus tene dencias mds regresivas. Es decir, que la vulnerabilidad emocional de la mujer paber se manifiesta de dos formas: por un lado, en la atraccién regresiva que la madre pree- dipica ejerce sobre ésta, reinstaurando la ambivalencia de las relaciones objetales pric mitivas: y, por otro, en la fuerza de la bisexualidad que se expresa en conductas pro= pias del varén, su ejemplo elocuente es el “marimacho”. Ambas 0 una de estas manifestaciones constituyen la fijacién femenina preadolescente. Como resultado de la maduracién puberal, la zona genital alcanza su primacfa, pero aun cuando biolégicamente puedan tanto el varén como la mujer realizar el ac- to sexual, esto no indica que han alcanzado la madurez emocional propia del logto de la genitalidad. De modo, que es frecuente la masturbacién puberal como un re siduo de précticas autoeréticas pregenitales, acompafiada de fantasfas caracteristicas de las pulsiones parciales como ser: sadismo, masoquismo, voyeurismo, exhibicio- nismo. La regresién pulsional es el “gran secreto” de esta etapa que patadojalmente es también un momento de cuchicheos, palabras a media vor, risas sofocadas, pen= samientos y afectos escondidos. Mientras el varén y la mujer piiber cursan esta etapa del desarrollo suscitan en los progenitores reacciones que si bien son universales, adquieren un colorido pat= ticular en funcién de las historias vitales de los mismos. Las vicisitudes del desarro- llo pulsional yoico de los padres se reflejan en la interacc mente en las etapas criticas, ién con los hijos, especial- como la que aqui consideramos. La regresién, que como tad, no es sdlo un proceso intrapsfquico sino que ar los padres. Estos en algunos casos actiian condu fa maduracién sexual del nifio, 0 lo impulsan: ediencia, o se alejan del piber k tremas, es decir, o ignoran talidad, o bien le exigen ob; Escaneado con CamScanner ‘A continuacién consideramos brevemente algunos aj desarrollo humano y estudiosos en general para la comprensi escente. Estos nos seran titiles para realizar una caracterizacion der visualizar mejor la multiplicidad de problematicas que involucra, Dicho perfodo ha sido interpretado desde la filosofia, la ética, Ia biolo cologia, la sociologia. Cada interpretacién enfatiza aspectos diferentes, asi deran una mera recapitulacién del pasado, o bien un invento social desechable, 0 renacimiento en el que fructifican los logros morales. Siguiendo conceptos de L. Kaplan! podemos considerar a Rousseatt y Hall los descubridores’, aunque no los “inventores” de la adolescencia. Ambos llegan a conclt- siones semejantes acerca de la relacién entre la pubertad y el esclarecimiento moral. Cuando se considera a Rousseau el “inventor” de la adolescencia, se intenta afir- mar que ésta como una fase distinta del crecimiento no existié hasta ese momento, es decir, hasta los fines del siglo XVIII; o bien que la adolescencia moderna fue una mera construccién imaginada por el autor, la que posteriormente se instalé en la conciencia de Occidente, de modo que los padres comprendieron desde esta mito- logfa ese momento del crecimiento de los hijos. Pero, este autor s6lo descubrié y co- municé al mundo moderno, el problema que se plantea cuando un nifio asume las responsabilidades sexuales y morales de un adulto. Asi, desde ese momento la ima- gen del adolescente se asocié a experiencias como las de: “tevolucién’”, “idealismo. social y moral”, “romanticismo”, “nobleza”, “salvajismo”, “pasién”. A comienzos del siglo XX, S. Hall redescubrié la adolescencia y encontré en ella las mismas tensio- nes sexuales y morales que Rousseau describiera ciento cincuenta afios antes. Rousseau escribe, entre otras obras, Emilio!, novela alegérica que relata la nifiez y la adolescencia de un personaje sobre el modelo de la Repuiblica de Platén, indi- cando los métodos educativos apropiados a cada etapa del desarrollo. En el cuarto, de los cinco libros que componen esta obra, describe al personaje transitando su _ adolescencia. En la pubertad el joven se vuelve capaz de experimentar la pasién se- xual y los sentimientos primiti i “a ‘ primitivos conectados con el amor a sf mismo, con la servacién de su placer y de la especie; pero, en la adolescencia se abre a los mientos naturales de piedad, amistad, generosidad, se interesa por la n humana, por la historia de la humanidad. Es en ese momento que estd pre para recibir la educacién moral, ya que la razén y la conciencia no zarse hasta la maduracién de las pasiones sexuales. Es decir, la bor nifio no es suficiente para la adquisicién de un sentimi +3 Escaneado con CamScanner Jo que hasta la pubertad no puede concretarse la potencialidad del nifio pars zar la virtud. Rousseau descubre el papel critico que cumple el narcisismo ; cente en la formacién del sentido ético, ya que es durante ese renacimiento “amor a s{ mismo” se convierte en “amor a la especie”. W. Stanley Hall!2, uno de los primeros investigadores sobre la adolescencia yos trabajos son de comienzos del siglo XX, denomina a este perfodo “segundo cimiento”, Segiin este autor dicho periodo comprende desde los 12 0 13 afios ta los 22 0 24 afios, caracterizndolo como el momento en que se manifiestan’ rasgos mas evolucionados y esencialmente humanos. S. Hall, que adhirié a la evolucionista (cfr. capitulo I, 4.1 y capitulo IX, 2.3.1.1), desarrollé la hipétesis a recapitulacién del desarrollo humano. Este autor se inscribe en el pensamiento, ; Lamarck difundido por Haeckel quien acuta los términos “filogenia” y “ontogenia”, Asi, en el transcurso de la evolucién de cada individuo éste atravesaria las etapas que cortesponden a aquellas que a su vez se dieron en Ia historia de la humanidad. La adolescencia representa a la época en que la raza humana experimentaba cambios turbulentos, momentos de transicidn, situacién que se repite en cada individuo en. el periodo mencionado. Considera que en la fase adolescente el individuo se eleva al nivel superior de las relaciones morales pues puede amar a la especie humana con- ciliando a la sexualidad con la virtud ética. Ambos autores, Rousseau y Hall, mds alld de sus diferencias, sostienen que la conciliacién de la sexualidad genital con la autoridad moral del orden social duran- te la adolescencia es el momento propicio para el despertar de las potencialidades morales mas elevadas de la especie humana. Freud, en relacién a la adolescencia, escribié un articulo especifico: “Metamor- fosis de la pubertad”, que es el tercero de los “Tres ensayos de teor‘a sexual”, y mu chos afios después “Sobre la psicologia del colegial”!3, Desde la perspectiva freudiac na, las transformaciones sométicas de la pubertad desencadenan los cambios psicolégicos de la adolescencia. Pero: “Vemos con toda claridad el punto de partida y la meta final del curso del desarrollo que acabamos de describir. Las transiciones mediadoras nos resube tan todavia oscuras en muchos aspectos; tendremos que dejar subsistin en elas ) mds de un enigma,” 14 ee i 12 Hall, W.S. (1904) Adolescence les prychology and is relations to physiology anthropology, sociology sex, eime, region tation. D. Appleton Co, New ek, 1916, ne rs i 13 Fred, S (19149, Sobre pscloge dl clei. br Compleat. Amorrorca Editors, Buenos Aires, 1985 Ee tabjo faceted «solic de la ecucs“Spergymnaiun”enlcual cus bahia ent os neve y dete ay Fue escrito para una compilacin destinada a celebrar el 50° aniversaro de su fundacin, 4 1 Freud, 5 (1905). Ties ensayo de tora ex, Obras Compl. Amorora Editors, Bunos Ars, 1985, pina Escaneado con CamScanner ybjeto sexual. Asimismo, subordinan al primado de la zona da sexo se le asignan funciones muy diferentes. La Jogra por el ensamblado de las dos corrientes dirigidas tanto al obje ta sexuales, es decir, la tierna y la sensual. De este modo, la nueva ajena al placer pero esté al servicio de la funcién de reproduccién, ve altruista, Como ya dijimos, en la pubertad se realiza la eleccién del 0 que se despliega primeramente en la fantasia, es decir, a través de repre: no destinadas a ejecutarse. Consecuentemente, estas fantasfas surgen con naciones infantiles que tienen por objeto a sus padres, casi siempre atraidos progenitor del sexo opuesto. Pero, cuando estas fantasias son desestimadas 2 de su cardcter incestuoso se logra la separacién de la autoridad de los proge el retiro de la libido antes sujeta a éstos; consecuentemente es posible volcar ésta otro objeto de amor, pero ahora exogimico. S, Freud no se ocupé particularmente del perfodo adolescente, al que considerc tuna etapa de recapitulacién de experiencias anteriores y de reactivacién del jo de Edipo. Asi lo expresa: it iii “Entre las imagos de una infancia que por lo comuin ya no se conserva en la memoria, ninguna es mas sustantiva para el adolescente y para el varén m= duro que la de su padre. Una necesidad objetiva orgénica ha introducide en” esta relacién una ambivalencia de sentimientos cuya expresion mds conmo dora podemos asr en el mito griego del rey Edipo, El varoncito se ve preci aamar y admirar a su padre, quien le parece la criatura mds fuerte, ‘sabia de todas (...) Pero muy pronto entra en escena el otro lado de es cidn de sentimientos. El padre es discernido también como el hiperpo turbador de la propia vida pulsional (,..) Ahora coexisten, una junta la mocién tierna y la hostil hacia el padre (..) En tal coexistencia de tos reside el cardcter de lo que llamamos ‘ambivalencia de senti (...) El varoncito empieza a salir de la casa y mirar el mun fuera hard los descubrimientos que enterrardn su origina su padre y promovertin su desasimiento de este primer i dre no es el mds poderoso, sabio, rico; empieza a ticarlo y a discernir cudl es su posicion social: pagar cara el desengatio que ic ha deparado (...) Escaneado con CamScanner para Wh 1 ene ia pero yas expectations del cats infantiles (..)" "6 same Se Es importante pensar aqui en el valor ae oo fiat la historia vvida, la historia pasada, El erate) cacién” estéligado a nociones como las de “represion'» “regresi6n’, “conflicto”, “trauma”. Los términos Nachtrdglichkeit (sustantt son usados asiduamente por Freud”. Lo ead eo erioidad” FOR i de “posterioridad”, como saan > As doh eee a su conjunto tebrico. Este concepto deja a un lado la int wee se tores han dado a la historia del sujeto en el psicoandlisis como en en el presente, al modo de un mero determinismo causal. Ya en 1 te Carta 52 de su correspondencia con Fliess!8, sefiala que el individuo a : “posterioridad” los acontecimientos pasados, y que es justamente esta m i Jo que les confiere su significado, su eficacia y aun su sentido patégeno. Pero, es posible desde la hipdtesis de que nuestro mecanismo psiquico se establece por es tratficacién, es decir, que las huellas mnémicas, en funcién de nuevas condiciones, experimentan una “reorganizacién”, una “einscripcién”, una nueva “transcrip- cién”!9, A lo largo de su obra especifica esta nocién aclarando que lo que se elabo- — ra retroactivamente no es lo vivido en general, sino electivamente aquello que en el _ momento de ser vivido no pudo integrarse en un contexto significativo. Esta modi- ficacién con posterioridad se desencadena debido a la aparicién de determinadas si- tuaciones, 0 por una maduracién orgénica, que le permiten al sujeto reelaborar su experiencia anterior. La sexualidad, como una experiencia vivida en dos tiempos, fa-_ vorece la aparicién de fendmenos de reinscripcidn y de resignificacién con posterio- tidad a lo sucedido en la infancia. El modelo es el acontecimiento traumético. { Podemos ilustrar esta tematica con el caso de Emma. Freud, en el “Proyecto Psicologia”, relata que esta paciente no puede ir sola a una tienda. Emma ret que cuando tenfa doce afios fue a un negocio y vio a dos empleados refrse entre y salié corriendo Presa de terror. Interrogada, piensa que se refan de su vestido a.uno de los dependientes ella le habia gustado sexualmente. Pero el autor con ie ial de la ta ivo) y nacheriglich (adjetivo y permite pensar que las 16 Frend, S. (1914), Sob rela psicologia dl coegial. Obrar Co i i u et Bs (1968) Divine eel Bi pee al . -1902}). Los origenes del psicoanal Competas. E 19 Feud, S. (1950s [1887-1902)). Lo origenes del cca one u Escaneado con CamScanner su atentado. Entonces el proceso se puede reconstruir como si los dos empleados ‘rien’, esta ‘risa’ evoca (incoscientemente) r telero. La situacién presenta otra semejanza: de nuevo estd sola en Junto con el pastelero es recordado el pellizco a través del vestido, tretanto se ha vuelto priber. El recuerdo despierta (cosa que en to era incapaz de hacer) un desprendimiento sexual que se tra .gustia. Con esta angustia, tiene miedo de que los empleados el atentado y se escapa (...) * ‘Aqui se da el caso de que un recuerdo despierte un afecto que como viver= | cia no habia despertado, porque entretanto la alteracién de la pubertad ha po- sibilitado otra comprensién de lo recordado (...) a7 (...) este caso es tipico para la represién en la histeria. Dondequiera se des cubre que es reprimido un recuerdo que sblo con afecto retardado (nachtrdi= glich) ha devenido trauma, Causa de este estado de cosas es el retardo de la pubertad respecto del restante desarrollo del individuo. Si bien en la vida psiquica no es habitual que un recuerdo despierte un afecto que no conllevé como vivencia, so es algo por entero habitual en el a= so de la representacién sexual, justamente porque la dilacién de la pubertad es un caricter universal de la organizacién. Toda persona adolescente tiene Iuellas mnémicas que sélo pueden ser comprendidas con la emergencia de se saciones sexuales propias (..) (...) El retardo de la pubertad posibilita unos procesos primarios mos,” 20 El aparato ps{quico constituido en instancias —consciente, consciente- supone la “represién originaria” que generd nti agencias representantes de pulsién®!, que contribuyen seguidam propiamente dicha” por la atraccién que ejercen sobre los cor Escaneado con CamScanner se reordenan, se retranscriben; pero, erfodos anteriores a los que el sujeto smo", es decir, la “fijacién” ~oral, anal, falica~. La fijac \secuencia representaciones mo ya dijimos, inscripciones propias de p' f ‘Asi, Freud desarrolla la idea de “anacronis tividad con el objeto propio de esa fase, siones®2 a fases de la libido tiene como con: diferencian tanto las estructuras del cardcter como las estructuras psic Este sentido del término “fijacién” nos acerca a la conformacién de i des que serén propias de un “carécter” al final de la adolescencia. Pero, al t “fijacién” no podemos dejar de lado la “regresién’” ya que son nociones infére dientes. Pues, sobreviene una “tegresién temporal”?3 cuando se reactivan for nes psiquicas més antiguas; éta surge tanto en relacién con la evolucién de las pt siones, con las relaciones de objeto establecidas, como con el contenido de fantasfas. Los conceptos de “represién’”, “retraduccién”, “fijacién’”, “regresién” conllevan” una determinada concepcién de la “temporalidad”. No es suficiente interpretar las producciones del sujeto ps{quico como una mera determinacién lineal de la causa- lidad. Ya que es fundamental ligar este sentido al de “posterioridad”. Asf se pueden. enlazar ambos: “Este concepto de temporalidad, pues, se liga tanto al determinismo de la causalidad psiquica en el sentido de que el pasado esta inmerso en el presen= te a través de las producciones pstquicas como también al concepto de un ‘tiempo en torsion, por medio del cual en cada etapa posterior el sujeto resig- nifica la anterior.” 24 22En ato sentido, el érmino “fjacén” también denota lf . doe n denot la “jacin al trauma”, De modo, que cuando el su ec, saisfaccic idn en = fase determinada del desarrollo, las pulsiones. wep eee incons reel ‘sat ién, i i Beas foenae a isfaccin, pero ligadas a un modo de descarga traumitico, por lo que co B i 199) dea demi dee ersin tempor, a “eres pc” cuando es quico recorren una direccién inversa en los sistemas, es deci, desde el extremo perceptivo; vortiende pod sth nai dele deen. janie =a : supone el pasje desde modelos de expesién y comportamientos mds complejs a otros mas -secundaro al primario, o desde la “identidad de percepcién’ ala “ident ns ‘Ms Slavs, D. & colaboradores (1987). Acerca dele Escaneado con CamScanner peryé, ello; o en la misma instancia entre juicios o entre iden y a nivel econémico-dindmico, como conflicto entre pulsiones de muerte; de autoconservacién y sexuales; entre libido objetal y lib tre metas antitéticas de la pulsin sexual como activo-pasivo). El adoles ta conflictos propios de esta etapa, por ejemplo, como la contraposicién entre los deseos del ello y las exigencias morales del superyé; entre el sometimiento a lo fami-. liar 0 la sana dependencia que genera la individuacién; entre la atraccién por el se- xo opuesto y el miedo ante lo nuevo; entre sus posibilidades y las exigencias tanto internas como externas. Ligado al concepto de “conflicto” podemos analizar el de “trauma”, ya que una situacién se le torna traumética al sujeto cuando conflictivamente no logra integrar en sus estructuras psiquicas una nueva experiencia a través de las defensas adecua- das. El aparato psiquico no cuenta con la capacidad para tramitar las excitaciones provenientes del interior o del exterior, segiin el principio de constancia. Freud con- sidera que el origen del trauma es sexual y se desarrolla en dos tiempos. El primero, es en el que transcurre el trauma original que ocurrié en un periodo anterior al de- sarrollo puberal del sujeto; asi por ejemplo, el nifio sufre una excitacién sexual cau- sada por un adulto sin que se constituya esa primera escena en una situacién trau- matica. El segundo tiempo es posterior al desarrollo puberal, ahf sucede una: segunda escena que evoca la anterior a través de una via asociativa; asf aflora el re- cuerdo de la primera provocando un flujo de excitaciones sexuales que desbordan. las defensas del yo y generan la situacién traumstica. Este cardcter traumatico de la primera escena es otorgado “a posteriori”. Es importante recordar aqui la nocién de “series complementarias” (cfr. cap. I, 4.1.1.5) como factores de la constitucién y de las vivencias infantiles, que conforman la predisposicién, ya que unidos al a¢ miento traumtico actual desencadenan las neurosis. Tanto el caso Emma como las experiencias de Freud en el bachillerato tan vividos ejemplos de la vida adolescente, desde la cual repensar es tedricos del autor?5. Anna Freud?6 dedica gran parte de su obra a la problematica ra que los adolescentes suelen ser excesivamente eg : iverso y el tinico objeto de interés; pero imei ae Escaneado con CamScanner BPRS edd Vc smo ~ generosidad y altruismo, 4) are a Ip material ~ espiritualismo desencarnado, 5) soledad y aislamiento — intensa vida grupal, 6) sumisién ciega ~ rebeldia, 7) optimismo — pesimismo, 8) ascetismo — descontrol afectivo, hedonismo. Anna Freud describe los mecanismos defensivos de la intel cetismo, como los principales medios utilizados por el adolescente para inctemento de la actividad pulsional ya desde la pubertad. ' ’ Mediante la intelectualizacién el joven expresa un conflicto afectivo y su saa través de la discusién tedrica que podria aparecer como ajena al suj sostiene, Asi, por ejemplo, le interesa discutir sobre el rol del Estado, o bien de las diversas ideologtas politicas, ocultando con el interés intelectual en el d el conflicto personal con la autoridad, es decir, fundamentalmente con sus El adolescente hablard acerca de las bondades 0 no de un Estado fuerte o de bil, 0 acerca de lo innecesario de su existencia; pero, tras estos discursos Podemos suponer la presencia latente de un desplazamiento de la temética de auroridad paterna ala autoridad estatal. Estas discusiones tedricas son posible que en este perfodo se intensifica el desarrollo tanto de su mundo simbéligo de sus facultades intelecuales, volviéndose mis prudente y sagaz, Ast el adole te suele adherirse a ideologias, incluso hasta con fanatismo, como una eal aceptable ante la emergencia de sus energias agresivas o sexuales, El otro mecanismo de frecuente utilizacién contra las nuevas demandas p nales es el ascetismo, El adolescent “ascétco” se opone a toda clase de pl a 25 En el desarrollo de exe tema hemos tenido en cuenta Freud. $954. En claboracié con), Breuer. Ess abe Hiei Obra Compets. Amortorea Ed Freud, S.(1900a (1899), La ine Freud, S. los siguientes textos ademas dels ya consignados Sc) Pulsiones y destinos de. Freud, S. (19150), La presi. Ob Co Escaneado con CamScanner riencias, para considerar como tema mds importante del trdnsito de la dependencia a la independencia, es decir de la voluntad es clave para lograr la independencia. La talece durante la latencia, alcanza en la adolescencia el d ciar el proceso de independencia y se vuelve en contra de toda La voluntad supone cierta autonomfa respecto de los condicionam internos, de modo que la adolescencia es un periodo clave en la caso de la misma. Asimismo, la irrupcidn de las fuerzas sexuales es tan p se erige en contra de la voluntad y si vence al individuo, éste queda so pulsiones (dependencia). Esta relacién de dependencia e independencia, que nido momentos claves en el octavo mes de vida y en la etapa triangular, enc aqui otra oportunidad para su elaboracién. L. Kaplan parte de la bibliografia psicoanalitica®® pero de un modo muy sante presenta al adolescente como un “activo revisor” del pasado infantil. De do, que a diferencia de un mero relato cronolégico y lineal, encontramos en la ginas de su obra la construccién que el adolescente “escribe” de la historia de su Pero, como muchas de las situaciones emocionales de la primera infancia y de la fiez desempefian un papel importante en la solucién del drama adolescente, entrelazan con dicho tema constituyendo una trama tinica, La Iégica de este en que basado en la historia de la vida, camino sugerido y recorrido por Freud y su cuela, transita una compleja via entre la fantasia y la realidad material, entre do, presente y futuro, entre el deseo y el miedo, entre lo que se pierde y lo q conquista, entre el duelo por lo infantil y el anhelo ante lo nuevo y descor Para Arminda Aberastury”® el signo caracterfstico de este perfodo es la de entrar y formar parte del mundo adulto, cuyos representantes son mente sus padres. El crecimiento corporal y el desarrollo de los Srganos con la consiguiente capacidad de reproduccién, son vividos por el adolese mo la irrupcién de algo desconocido que conlleva un nuevo rol, que sicién frente al mundo y lo compromete en todos sus planos de c 27 Rank, O. (1945). Will Therapy and Truth and Reality. Knopf, New York, Escaneado con CamScanner de planes y reformas del mund ‘el mundo interno y la realidad externa caracteristicas de la crisis. T Asi como afronta o evita el cemor a lo nuevo, el adolescente cidn de la pérdida del mundo infantil, en el que se refugia ae "Ante esta compleja sicuaci6n la aurora plantea que el adol f clo, es decir, el duelo por el cuerpo ink tarea espectfica tres procesos de a cise m Ieidenndad infantil y por fos padres de lainfancia. El duelo: «ala pérdida de una p ‘ 1a general, la reaccién frente RAE dora Us como la patria, la libert dao de una absiraccién que haga sus veces, ideal, etc.” 39 La elaboracién o trabajo de duelo normal supone diversos momentos. Fren la pérdida del objeto, en una primera instancia, el sujeto se refugia en los recuer y decae su interés por el mundo exterior. Sin embargo, la prueba de realidad mu tra que el objeto amado ya no existe y asi dicta su exigencia de retirar la libido d recuerdo de dicho objeto. Se produce aqui una rebelién comprensible, pero ent neral se impone el respeto a la realidad. Asimismo, esto supone una tarea que n puede ser cumplida de inmediato. Si se admite la pérdida entonces sobreviene en | conciencia el dolor, sentimiento que acompaiia al progresivo desprendimiento d Jos recuerdos del objeto. Cada uno de dichos recuerdos, cada una de las esperangs mediante las cuales la libido se hallaba ligada al objeto estan sobrecargados y es jus tamente sobre ellos que se realiza el desprendimiento de la libido. Posteriormé con la renuncia al objeto, con el desapego a éste se produce la adaptacién a la sin él, esto le permitiré unirse a nuevos objetos, es decir, resignificar su exis Asi, dolor, renuncia y resignificacin son etapas claves de este proceso. No siempre el sujeto puede elaborar normalmente el duelo, pues también se € san duelos patol6gicos, se sumerge en un estado melancélico. En el duelo pato co el sujeto se considera, por ejemplo, culpable de la muerte o separacién ocun produjo la muerte de éstc. La melancolia revela no s6lo la suspensién de todo _és por el mundo exterior, el empobrecimiento de toda relacién sino, a dif duelo, la pérdida de la estima de s{ mismo, que lleva al autodesprecio Escaneado con CamScanner I—el duelo por el cuerpo infantil. A la transforr pubertad le acompafian vivencias de pérdida del cuerpo in desfasaje entre el nuevo cuerpo y el esquema (cfr. capi : mismo, Esta estructura dindmica en constante autoconstraeci6l Jogra en este perfodo un punto élgido, ya que los cambios son in nan evidentes ante su percepcién y la vivencia de los mismos. Es sin duda el texto “Metamorfosis” de F. Kafka un ejemplo periencia del adolescente con su “nuevo” cuerpo: “Una maiiana, tras agitado suefio, Gregorio Samsa amanecié transforma- do en un insecto. Estaba acostado de espaldas, unas espaldas muy duras, como una coraza, y levantando wn poco la cabeza, noté que tenia un vientre oscil roy abovedado, dividido por arqueadas nervaduras. La colcha, apenas rete- nida en la ctispide de esa construccién, estaba ya por caer, y las patas, despro- pporcionadamente delgadas, agitdbanse ante sus ojos. {Qué me ha sucedido?” se dijo. Sin embargo, no eva un suefto. (..) i pudiera dormir otro rato y ol- vidar estas tontertas, pensaba. Su estado impedtale dormir sobre el lado dere- cho, (..) varios fueron los intentos por echarse de costado: indefectiblemente, por un movimiento pendular, volvia a quedar de espaldas (...) Iba a levantarse sin que nadie lo importunara, se vestiria enseguida, sobre todo desayunaria... Es frecuente que una mala posicién en el lecho, trai- {ga como consecuencia algiin malestar que desaparece en cuanto uno se levan= 1a, y Gregorio deseaba que la alucinacin de ese momento se disipara paula- tinamente (...) (...) Para levantarse bubiera podido ayudarse con brazos y piernas, su lugar tenia unas patitas en constante agitacién e imposibles de d “La Metamorfosis” de Kafka narra ya en el primer parrafo del macién del joven Gregorio Samsa en un “insecto” descripto pero Aberastury A. 8 Knobel, M. (1970). La adolocenia normal. Un enfgue si Katka, F. (1915). La Metamorfss. Panel Editores, Montevideo, 1978, pig Escaneado con CamScanner cambios les acarrea, ae er hicanss de la casa, aunque es rechazado. Asimismo emergen tos de culpa. Un momento importante en el relato es a ; en donde wabaja, que pronuncia un dscurso correntso dnd € por la ausencia del joven, ane ésto Gregorio se sent asad, Hen cién desea salir de su habitacién y comprobar si none ¢s ahora, Se considera un irtesponsable, un fracas o No aa ro porlomenos econocen que no et ben eto lo livia. Ante rod are fantasea la necesidad de desaparecer. Gregorio siente que Jos integrantes de la familia, sino que los aliviaré: “Cuando la srvient legs al da siguiente (..) pens que permaneck mévil para haces el ofendido(..) Como tenia la escoba en la mano, cosquillas desde la puerta. Su broma no produjo a resultado previsto, ise y entonces lo empujé. El cuerpo retrocedié sin oftecer resistencia (, tardé en comprender Ia situacién (...) exclamé: ‘Venga a ver, reventh, A td en el suelo. Reventé como una rata’ (...) ‘Muerto?’ inguirié Ia senora Samsa a la doméstica (...) ‘Claro’, respondié la mujer y con la escoba empujé el caddver (1) bien'—dijo el padre~ debemos dar gracias a Dios. Se persignd (..).*33 I~ el duelo por la identidad infantil. Duela su identidad infantil, ésta Para el nino la vida es, en general, una sucesién de momentos dientes. Corriendo de goce en goce y pasando de un interés a otro, no davia conciencia de que obra en un todo. El tiempo parece ilimitado, Con la pubertad psiquica comienza muy lentamente, erec aio, en una posicién: ‘Colaboras con tw actividad en un todo, jes en este tejido es irrevocable; queda convertida a d ri un ir Escaneado con CamScanner se dirige ante todo hacia adelante, Espont - cito ideal. En esta imagen del futuro las U cipio escasos puntos. Los amplios espacios int tasta creadora, 3) El ingreso dentro de las distintas esferas de la ce todas las direcciones en que el adulto da sentido a las do que estas tienen. Puede vivir valores estéticos, ldgicos y que comprende el sentido de la utilidad, del amor o del. cién del nino con estas esferas del sentido y del valor es, en varios tinta de la del adolescente. En primer tévmino, étas no repres ciencia como aspectos diferenciados de la vida (..), las conocimiento, las formas de la belleza y las formas de la utilidad no se arado todavia, asi como el nifio mismo no ha salido de la primitiva amorosa con la madre, la naturaleza y lo divino, Ademds (de esta diferenciacién), el adolescente vive todas estas con otra coloracién, mucho mds subjetivamente, mucho menos entregad objeto: pero, en cambio, con el acento caractertstico de vivirlo ‘él mismo, Propio modo, con una participacién ampliamente personal, ya sea af 0 resistiendo. (...); ahora comienza el propio valorar, porque se inician ias vivencias del sentido y el propio juicio. Resulea de ésto que sélo con la lescencia se hace posible una colaboracién activa en la cultura. Comienzan la propia ereacién artistic, la propia reflecién, la propia macién de sociedades, las propias vivencias religiosas del universe. ¥ aus no sea mds que un granito lo que el joven akade a los bienes culturales ex tentes, ya empieza a ser capaz de engendrar también en este sentido expix EL nifto (por el contrario) se conduce frente a los bienes de la ceptivamente; a lo sumo, activamente, de un modo imitativo (..), vés de la cultura existente su propia existencia dependiente™ Frente a las teorfas enunciadas en este ap: Hall, S. Freud, A. Freud, L. Kaplan, Guardini y E. Spranger, de la adolescencia son pocas de ellas, artado de J. J. Rousseau, We A. Aberastury, M. Knobel, E. Hi podemos concluir que las caracteristicas y tareas ¢ complejas y que dificilmente pueden condensarse Escaneado con CamScanner

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