Con os ojos cerradios
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sentados en los taburetes de un bar, en las monjas
de clausura detris del torno, en los pilidos estu-
diantes de los libros sagrados, en los peces ciegos
del mar pofundo, en los mineros, casco, pico, hz,
cena frente, ennegrecidos en los tiineles; en las mo
mias, en losatletas, en los penitentes mientras el
Iagarto tendido en la roca en forma de pera, ausen-
te tomaba el sol sin saber sin importarle, por qué
habria de mportarle, qué haria ella que iba hacia el
acantilado, iba, iba, después de haberlo visto, de ha-
ber pensado que un lagarto tomando el sol ocupa
en este mundo un lugar necesario y perfecto.
Eso no es todo
ADuleie Camp
ling you stories. Trust me
Jeannette Winteason
Le contaban cuentos cuando era chiquita. Muy
chiquita, tanto su mam como su papi. Los de su.
mami eran mejores. No es que los de su paps fue-
ran malos, no, nada de eso, eran estupendos y es-
taban poblados de héroes y aventureros y puertos
ex6ticos y desiertos, pero eran vacilantes, a veces
tanto que se volvian confusos. Como si su papa
quisiera darle el gusto y anduviera tanteando por-
que no sabia, reslmente no sabia lo que ella prefe-
ria. ¥ en todos, en los de su papa yen los desuma-
mi, en todos aparecia en algiin momento el genio
Protector o el hada rubia o el gnomo picaro que
concedia tres deseosa la nifita perdida o al mucha-
chito desamparedo.
Creci6 con eso. Con las maravillas de los cuen-
tos, maravillas tan insistentes que fueron dando
formaa la seguridad de que alguna vez un hada 0
‘un genio o un gnomo o alguien o algo le ofreceria
‘cumplir los tres deseos con los que ella habia esta-
do sofiando. Y como crecié, empezéa pensar:
—Qué tonte:fa, tres deseos. Lo que hay que he
cer es pedir uno solo: una varita mégica que haga
Tealidad codoslos deseos que a una se le ocurran.2 Angtica Gorodischer
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1 eventos, solamente cuentos, de mo- niendo. Volvié a serla misma mujereficente (y du.
a reno eenia mayor imporeancl ta) de siempre, se mudé a otro departamento (mis
jo quenotenia
re plavda, Tuvo una carFera,progre
vaciimpeszentaquetrabsiab, anon mon
ence caso con un buen muchacho, en-
profesional; vajé, se compré
Lefue!
tend pli
cantador, buen M020,
ciebontas cares, y cada ver que entrabaa tn
restaurante 0 un t
conoefan corrian a saludatla y los que no la cono
Gan sedaban vuelta a mirarla ycuchicheaban entre
ellos. O ellas;oellasy ellos.
“Todo eso leduré, oro y cristal, hasta que encon-
t16 al marido en la cama con otra que no era la cli-
stro oa un cocktail los que la
sica mejor amiga ola mas lisica secretaria sino una
flaca teftida de ésas que se la creen pero por si aca~
so pican alto cuando se trata de acostarse con al-
quien. Palabras de ella, no mias, pero hay que tener
encuenta que estaba muy dolorida
asé por los tormentos de un mal divorcio por-
‘queno quiso saber nada de perdonar y menos de ol-
‘vidary eso que éllloré y prometié y hasta se arrodi-
116, qué ridiculo, y jur6 que era la primera vez y que
noloibaa hacer mis. Ella que no y que no y que no.
Fue una época espantosa, Salvo ala empresa n0
iba a ninguna parte y hasta descuidé el peinado y
salié durante un mes con el mismo traje sastre. Fue
tan profundamente desdichada que hasta se acor-
d6deloscuentos en losquea una se le cumplen los
a deseos y fuea vera brujas ya videntes ya tira-
ras de cartasy todo es0, No hubo caso.
Pero poco poco y teniendo en cuenta que eso
‘queeltiempo todo lo Cura es cierto, se fue repo~
Te
de
grande) y se compr6 mis cosas bonitas (ycaras). Y
lun dia se enganch6con otro tipo también encanta-
dor y buen mozo ymis rico que el ex marido pero
como habia jurado no volver a casarse pues no se
casaron pero la pasaban bien cuando estaban jun-
tos que era indefectiblemente los fines de semana
ylas vacaciones yaveces también pero no siempre,
algunos dias entre semana,
—&¥ es0 es todo? Me parece bastante tonto.
—No, qué va, por supuesto que eso no es todo,
No interrumpa, zqaiere?
La pasaban bien juntos pero despacito, paso a
paso, niebla y ceniza, empez6 a aburrirse. Le pare-
ci6 que él también se aburria, pero si era asf, no se
animabaa decirlo yella tampoco. Ella, es0 si, sedio
cuenta de que desce el principio habia creido que
le gustaban las mismas cosas que a él y de que tal
vez fuera cierto pero no tanto de cada una. Tennis
por ejemplo, tres veces por semana, muy tempra-
no para después tener tiempo de baiiarse, vestirse
adecuadamente, maquillarse e ira la oficina. Si, le
gustaba; el tennis era un deporte que desde m
vencita le habia gustado. Pero gtres veces por sema-
nna? Mariscos como otro ejemplo, ay, si, mariscos,
exquisitos, pero noera cuestion de comer mariscos
cada vez que salian, solos o con otra gente, oen ca-
sade él o de ella: gpor qué no papas fritas con hue-
Vos fritos? zY matambrito de cerdo al limén con
Puré de batatas? Para no hablar de dim-sum o de
sushi ahora que todo el mundo come sushi. Y Mo-
yjo-
—18 Es0n0 6 tadp
zart. Eso si que era grave porque ella le gusta,
Mozart, le gustaba de vera. Pero francamente,p
ner Mozart todas las noches todas y maana tig
ynoche los fines de sernana, fue algo que
Por ponerlelos pelos de punta. Claro que desde 5
Flauta Mégicao mejor el inacabado Requiemhas,
1h Pequeiia Misica Nocturna pasando por las sine
foniasy la 6perasy las sonatas y todo, todo erage.
nial, maravilloso, quién podria negarlo. Solo ques
Ja media hora o mejor alos cuarenta y cinco mins.
tos de Mozart, empezaba a sentirse incémoda. rr.
tada, seria mejor decir, mas exacto el término, Te.
nia que respirar hondo y relajarse para no empezar
alos gritos o irse dando un portazo. Si, terminé por
pensar que Mozart le daba de patadas en el hemis-
ferio izquierdo porque sabia eso de que la miisica
de Mozartestimula el hemisferio izquierdo del ce-
rebro y sabia que las mujeres tenemos un cuerpo
calloso més grande que el de los varones.
(Que se tranquilicen los varones, que no sein-
quieten por eso de que las mujeres tenemos algo
que es mas grande que el de ellos. No se trata del au-
tonide, en fin, ya sabe usted qué, Se trata de un te-
jido que hace de puente entre los dos hemisferios
del cerebro, Ya ve, una pavada.)
Se dijo que si todas las mujeres tenemos un
cuerpo calloso importante ella también lo tendria
y que por él como por el puente de Brooklyn 0 el
puente sobre el laguito del parque, los estimulos
sobre su hemisferio izquierdo pasarfan cémoda~
mente al hemisferio derecho, con lo cual todo s¥
cerebro, circunvoluciones y pequeiias células gt
terming
Angalica Gorodischor ‘
ses y todo, quedaria inmerso en estimulos, racio-
nales y emocionales, y que la situacién se volviaapa-
bullante y hasta demoledoraa medida que la misica
seguia y seguia y parecia no terminarse nunca,
‘Todo lo cual, cuerpo calloso, teoria, hemisfe-
ros, estimulos, no le servia para nada cuando el se-
ior Wolfgang Amadeus empezaba dale y dale con
la Sinfonia en re mayor o el Concierto para violin
en si bemol mayor.
Ay los tres deseos, quién leconcediera lostresde-
seos. Pero ya ni en los cuentos para dormir, porque
elpadre primero y la madre después se habian muer-
tohacia unosafios yella era una mujerindependien-
tey fuerte ala que nadie le ibaa ir con cuentitos, ya
nien los cuentos para dormir podia confiar.
Y sin embargo, como sin querer, diciéndose
que estaba loca y tosiendo risitas cuando se des-
cubriaa si misma en esas sonseras, empez6 a bus-
car algo o aalguien que le concediera tres deseos
Yani pensaba en la varita magica con deseos para
siempre. Tres. Con tres le bastaba aunque no sa-
bfa cuales pediria sile llegaba el momento. Pero
{tes tenjan que ser suficientes, Eso creia sin creér-
selo del todo.
Eso creia y Mozart seguia tocando. La Sonata
con fuga en do mayor, la Sinfonia en re mayory no
digamos la Jupiter, el Cuarteto de cuerdasen ema
Yor, Idomeneo, la Misa breve en re mayor. Todo.
‘Todo Mozarty mariscos y tennis y otras cosas aun-
‘ue hay que ver queen la cama era ‘estupendo, im-
Previsible, imaginativo, dulce, y ella no se anima-
baa decitle:
ee20
E10 m0 0 tady
—Me parece que tenemos que dejar de verng,
Wolfgang Amadeus Mozart nacié en 756 ym
vi6 en1791. Desdelaedad de tesanos most sms,
asombrosas disposiciones para la mtisicay alos cuy
tro, conociendo apenas las notas, eecutabaal pany
composiciones faciles. Siendo nitio recorrié con s,
padre diversas poblaciones de Furopa causando ver.
daderaadmiraci6n. Pianista incomparable, conside.
rado el mejor de su época, escribié mucho pata sy
instrumento favorito, asi como numerosas 6perasy
piezas de todas clases. Murié pobre y abandonado
después de haber conocido la gloria y fue enterrado
en una fosa comin.
Tal vez-un dia, anno aetatis sua vayaa saber cul,
ley6 0 supo algo de los trabajos de Manfred Halb-
‘gebauer (1738-1794) sobre la anatomia del cerebro.
Nadie sabia nada del cerebro en ese momento por-
que no se habia inventado la neuropsicologia que
es tan Util, pero siempre hay un adelantado sea
quien sea y en lo que fuere, y esta vez fue Halbge-
bauer que empez6 con las ranas y fue subiendo en
In escala zoologica hasta llegar a la mismisima hu-
manidad y que descubrié y describié varias cosss,
entre ellas lo del tamano del cuerpo calloso. ¥
Wolfgang Amadeus que era joven y curioso y fre-
cuentaba la mejor sociedad, se enterd. ‘
‘Miimpresién es que cuando compuso asiguies”
te pieza que no, no sé cual puede haber sido, ‘estaba
dandole vueleas sin querer y alla en el fondo comos?
decia antes o en el inconsciente como se dice ee
alo del cuerpo calloso, el hemisferio izquierdo ¥'%
descubrimientos de Herr Halbgebauer y que P*®
~~
rdiechor a
nga Goro
las gentes con cierta sensibilidad ponen los ojos en
blanco y la mano sobre el corazén para asegurar que
eran lamtisica de Mozarty es verdad, laadoran. Y
Ins gentes muy sensibles sacan partido del estimulo
sobre el hemisferio izquierdo de su cerebro. Y las
tgentes con una sensibilidad especial, ni mejor ni
peor, ni mayor ni menor peroespecial, pueden oen-
foquecer odescubriralgo importantes se las some
teaun Mozart intensivo todos os fines de semanay
algunos otros dias también.
Lacosaes que ella una noche mientras ofa por
quinta vez porque él era apasionado en todo y en
sus gustos también, las Ocho variaciones sobre Ein
Weib ist das herrlichste, dese6 con todas sus ganas
que se cortara la luzasino tendria que soportar mas
aunque fuera por esa noche las ocho variaciones
que eran sublimes pero que le daban dentera y car-
ne de gallina y espasmos de est6mago.
—Se corté la luz —dijo él
yu voz sonaba arerciopelada y urgente en la os
ccuridad asi que se fueron a la cama y la pasaron fan-
tisticamente.
Por supuesto queaella no sele acurri6 que fue-
taMozart el que le habia concedido el deseo de que
se cortara la luz. Pobre Mozart, con lo mucho que
habia sufrido en la vida porque eso de ser famosoy
tener plata para tirar para arriba y después perder
todo y terminar en la ms asquerosa miseria debe
Ser terrible, y encima ella no le reconocia el mérito
ue le correspondia.
hack’? injusticia no duré mucho. Bs decir, duré
sta la siguiente coincidencia o casualidad como
cela2 Eson0 68
ellahabiacreido que eralo de laluz, cuando en me
‘io dela Sinfoniaen sol mayoresta vez no enel de
partamento de él ni en el de ella sino en el reatry
paleos bajos nimero cinco mejor ubicado impos:
ble, con una parejaamiga, ella, toda erizada, furio,
en, dosed que algo pasara, que el director de orques
ta se desmayara por ejemplo, para que ella no
tuviera que seguir oyendo a Mozart, un genio sin
duda, pero tan exasperante.
—iAy!
—2Qué pas6?
—Dios mio, se desmay6,
Entonces, por supuesto, no era casualidad, Mo-
zart,el mismisimo Wolfgang Amadeus, el misico
genial que habia compuesto cierta parte de su ma-
sica, vayaa saber cusl, conallé en el fondo de laes-
cena de su inspiracion la cuestién esa de las relacio-
nes entre los dos hemisferios del cerebro por medio
del cuerpo calloso que es més grande en las muje-
res que en los varones, era su puerta a los tres de-
seos. Tres 0 los que fueran pero digamos que tres
‘Ahora, claro, sieran tres no le quedaba més que
uno y habia gastado dos en estupideces.
Tenfa que tener cuidado,
Se tent, como era de esperar, con eso de pedir
la varita magica que para siempre le cumplierato-
dos los deseos, no tres: todos. Y no lo hizo poraue
en los cuentos nunca se daba la posibilidad de to-
dos los deseos. Eran tres y nada mas que tres. AUN”
que por lo que se sabe los cuentos no son ni lgicos
ni sensatos ni razonables. Son cuentos, Por sia
so, pediria el tercer deseo.
i
: ~ 23
¥ mientras sonaba en el departamento de él, co-
sida servida por Youkkim Caterers lo mejor de lo
mejor porque era su.cumplcafios, el Concierto de
Ipeoronacidn, abrié mucho los ojos, nada deandar
cerrandolos para concentrarse porque no lo nece-
Sitaba y pidio diez millones de délares.
—eQuién?
—_Rudnik, sefiora, Malcom C.V. Rudnik.
_No conozco a nadie de ese nombre.
~ Claro, claro, peto permitame que le explique.
Como usted ve, éste es el dossier completo, el se-
For Rudnik mutié en Sydney sin herederos forzo-
sosyen sui testamento, aqui, vea, no, mas abajo, eso
es, deja a dona, éste es el nombre de su senora ma~
dro, ¢no?, que fue su primera novia, 0a sus descen-
dientes en caso de que ella hubiera fallecido, la su-
made, y como usted es la tinica descendiente, pues
entonces.
Una podria suponer que con eso se quedé satis-
fecha y hay que decir que si pero no. Si porque
quién no se daria por satisfecha con diez millones
de délares. Pero no perque cy si eran mas de tres los.
deseos? 2Y si eran todos? Se fue de viaje. Con él, se-
guro, peroa la vueltasiguié en su puesto en laem-
Presa porque le gustaba lo que hacia, porque ahora
era propietaria de un paquete de acciones y porque
no pensaba quedarse en su casa y pasar el tiempo
averiguando en qué podria pasar el tiempo,
Asi que un martes, era martes, en su departa-
‘mento y los dos tenfen pensado irse cada uno a su.
sea martes puso Mozarta las nueve de la
‘ana, el Cuarteto burlesco caro mio mientras
el24 Eso n0 estado
tecayunaban yétTeagratecis con una sonrisa cm,
ple ela pio en un Frtissimo, a ver, algo ins
P aneo, algo que se pudiexa Ver, off, tocar, sent
deimedisto, pidid no jugar mas que una vez por se.
mana al tennis. Los miércoles.
Bstuve pensando —dijo él— que podiamos
jugar al tennis solamente una vez porsemana, qué
te parece? Yo sé que te encanta el tennis y por eso
no sabia si proponértelo o no, pero a mi me tiene
un poco aburrido. Juguemos los miércoles, coh, y
Jos lunes y los viernes podemos salir a caminar oa
correr oa hacer aparatos 0
Hay que ver cémo se divirtié de ahi en adelan-
te. Pedia un collar de brillantes en la Sinfonia en sol
menor. O un viaje alas Seychelles en el primer ac-
tode las Bodas de Figaro. O un gato anaranjado en
vayaa saber quéacorde de la Sonata en fa mayor. O
Ja mucama perfecta. O un pavo real de esmeraldas
y lapisiszuli. Pedia fruslerias, cosas tontas, pinzas
decristal para el azticar, la primera edicién del Dis
curso de] Método de Erasmo, no, no era de Erasmo,
rade Descartes, eso es, firmada y con anotaciones
al margen; un reloj de sol, una blusa bordada en
Jentejuelas de oro, que dejara de gustarle con locu-
rael chocolate, la carta de Manuelita en la que le
perdonaa Bolivar su Gltima, en fin, su mas recien-
te infidelidad. Pedia las cosas como en éxtasis des-
ués de haber puesto un disco con mtisica de Mo-
zart, cualquiera, Hasta que descubrié que bastaba
con el éxtasis, y después que con pensar, s6lo pen”
saren Wolfgang Amadeus, sin mtisica, como que”
anda en bicicleta
=>=—— ———___
25
Angolicn Gorosiachor
{Miren! ;Sin manos!
Pidi6, por supuesto que lo pidié, no aburrirse
mis con él y que él no se aburriera con ella. Pidié
gaber cantar. No como Kiri Te Kanawa Lily Pons.
Cantar, nada mas que cantar, con una voz chiquita
y-simpatica, como de entrecasa
_No sabia que centabas tan bien.
—Ah—dijo ella—, pero sino tiene importancia,
Lo que no pidié runca fue no cansarse de tanto
deseo cumplido, y lo que pasé fue que se cansé. ¥
cuando una se cansa, se harta, se aburre, no hay
‘marcha atras. Estabaharta: zqué gracia tenia eso de
conseguir todo lo que queria?, y no podia desear no
estar harta de desear y ver, tocar, sentir lo que ha-
bia deseado.
‘Aun cuando en algtin momento habia deseado
que Mozart no lairricara nile diera dentera y lo ha-
bia conseguido y Mozart desde entonces la acuna-
bay la acariciaba y Is tranquilizaba y los dos lados
desu cerebro vivian en armonia y no importaba na-
da que las mujeres tuviéramos un cuerpo calloso
ms grande que el de los varones, aun asi. Estaba
cansada de todo ese asunto. Yano era una nenaala
que le cuentan cuentos.
No, no dese6 nunza mis que se le cumplieran los
deseos no fuera que realmente se le siguieran cum-
Pliendo. Dej6 de pasar por la puerta que el sefior
Wolfgang Amadeus Mozart le habia abierto cuando
sehabia enterado de lasinvestigaciones de Herr Man-
fred Halbgebauer y empez6 a tratar de conseguir lo
{Que queria tal como lo hacemos todas las que no he-
™os tropezado con la puerta que le toca a cada una.
a26
£20 M008 og
gue pareciendo tonto.¥ para col
M0 Sos.
pecho que detris de todo eso hay tna mo,
—No, no la hay. Lamento que usted
porque lo que pasé es cierto. Es de verda
decir, sucedi6 asi, Yo cuento cuentos, 2s
fie en mi
raleja
d crea esg
dl. Quiero
abe? Con.
ET TTT TT TET
Los que deciden la suerte
del mundo
A dofia Eduviges no le gusta el mate cocido ca-
liente. Tampoco le gusta con aziicar.
La Nilda se lo trae caliente y con azticar. Hace
ruido con el jarro:
~Y se lo toma enseguida—Ie dice—. Cuando
vuelvo melo llevo, vacio o leno.
Va dejando losjarros por toda la mesa. Cuando
pasa de vuelta, do‘ia Eduviges no se ha tomado el
mate cocido porque todavia esta muy caliente. La
Nilda no le dice nada o le dice canturreando ya se
lo diitijeeeyy se lleva el jarro. Una 0 dos veces do-
fia Eduviges se tom6 el mate cocido caliente pero
fue peor. Cuando estaba la Zulma en cambio, era
‘mejor. Los demis se lo toman todo, esté como es-
16. O les gusta o letienen miedo a la Nilda. La Nil-
dase pinta los ojos. Tiene olor, ese olor como a tal-
Se hamaca en el patio dofia Eduviges. La Nilda
no se hamaca, Dice don Guidi que sise hamaca, que
se monta sobre el doctor Croci y se hamaca, si no
como iban a hacer con esa panza que tiene el doc-
tor.¥ seriedon Gtidi. Es un viejo cochino, Esas co-
sasno se dicen. Ella llegé primero al patio y se sen-