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Antonio Esconorano tes aprobaron la mocién socialista de una ley orgénica llamada de Proteccién de la Seguridad Ciudadana, defendida 2 machamartillo por el entonces responsable de Interior, sefior Corcuera, entre cuyas novedades fiquraban el derecho a la retencion para identificar, las sanciones ae orden piblico basa- das en informes policiales y la obligetoriedad de pagarlas para poder recurrir, novedades contra las que presenté recurso de inconstitucionalidad el PP al mes siguiente. Ya por esas fechas, hace casi siete afios, los aparen tes defensores del Estado de Derecho exhibian su ropa interior. Aunque lo més polémico del precepto fue el registro domiciliario sin orden judicial, cosa que los tribunales se apresuraron 2 declarar Inconstitucional ~forzando asi|a dimisién del ministro-, buena parte de su articulado sigue en vigor. Menciono fo previo, porque alguien me envia anénima: mente la fotocopla del acuerdo de iniciacién de expe- diente sancionador ~instruido en virtud de la “ley Cor cuera"= contra cierto joven canario (18 afios) por Pp: si no lo recuerdan, en febrero de 1992 las Cor denuncia del Ayuntamiento de Granadilla de Abona, un pueblo de Santa Cruz de Tenerife, el dia 5 del pasado noviembre. Dicho aeverdo, que dicta por la Delegaci6n del Gobierno el subdelegado, sefior Rodriguez Segovia, consta de ince patratos. En el primero se informa al demandado de que fue visto en [a plaza del Médano "'consumiendo sustancia estupe- faciente® que, remitida a la Direccién Provincial de Sanidad y Consumo, result6 ser "hachis, con un peso de 0,7875 gramos'; desde iuego, llegar a 10 milésimas de gramo supone disponer de una balanza realmente fiel. En et segundo parrato se le aciara que eso es “una Infraccién administrativa calificada como Grave" (mayaseula en el original), que podria sancionarse "'con, Imulta de $0,000 a 1.000.000 de pesetas y Ias restantes, ‘medidas previstas", El parrafo cuarto aclare que, en su cespecitico caso, la sanclén sera de 75.000 pesetas, con- templandose retirada del carnet de conducir y/o del per miso de licencia de armas. El ditimo parrafo menciona que "se pond fin al procedimiento en el caso de que voluntariamente reconociera su responsabilidad 0 abone el importe i de fa sancién arriba indicada". La informacién es precisa, el tono, mesurado. Probablemente, ese muchacho hizo clerta ostentacién e del porro que se furaba en la plaza de su pueblo, y, como ademas tenia Hi§ en su poder 07875 gramos de hhachis, quesé incurso en lo previsto por la "ley Corcuera”. Bastantes se Nevan las manos a la cabeza, ofen- ides por esta intrusion en fa libertad del préjimo, cuan- do la norma fue aprobada por una asamblea democr ati ca, que decidié castigar la Indecencia farmacolégica como podria haber decidide lo contrario, obrando de ‘modo senecillamente soberano. Por eso mismo, no nos interesan tampoco vericuetos formales, como los que se derivan de prequntar qué es sustancla estupefaciente, qué ndmero y/o grado de estupefaccién puede provecarse con menos de un ef CORCUERA {gramo del hachis habitual, y cosas andlogas. £1 hecho bbasleo es que en 1992 los legisladores electos decidieron que ciertos rituales no se tolerarian publicamente, Algo que oponer ala cuantia de la multa y a las "res tantes medidas"? Tal y como a algunos puede pareceries mucho, a otros no se lo parecer tanto, y a algunos quizé les parezca que el ultraje les sale a esos chicos por una ganga. Pero sigue siendo tangencial, pues se trata ae Saber si tras la infraccién -exhibirse consumiendo estu- efaciente, y teniendo algo mas encima~ puede ol san- cionado hacer algo al respecto, o tan sdlo esperar. Por fortuna, ef muchacho no tendré que caer en desani- mo kafkiano. El subdelegado del Gobierno le hace saber ‘que su arrepentimiento basta. ¥ si no quisiere prestario, fen vez de multa y retirada de permisos habré sélo multa, El parrato ultimo y fundamental dice que todo cesard si, voluntariamente, admite su "responsabilidad". Otros gobiernos civiles y alcaldias han sido consideraptemente mas severos, exigiendo cura de deshabituacién y multa Ede Canarias es un modelo de administracién comedi- a, que aplica restrictivamente sus poderes de sancién. ‘A mi julcio, lo Unico que viene al caso en supuestos semejantes es ia seguridad ciudadana, pues del mismo ‘modo que los legisladores son soberanos para sancionar ‘conductas que no constituyen crimen, y por eso mismo pueden redimirse simplemente pidiendo perdén, la ciu- dadania es muy duefia de preguntarse si ocho aflos de aplicar la "ley Corcuera” nos han hecho mas segura la existencia. Obsérvese que considera infraccién grave consumir o tener cualquier cantidad de “estupetaciente” (articulo 25,),e infraccién leve, exhibir "objetos peligro Sos para la integridad fisica de las personas con [a fina: lidad de causar intimidacién' (articulo 26.9), asi como la "venta 0 servicio de bebidas alcohélicas a menores" (articulo 26.8). Lele Te STO fa cludadania es muy dueia de Rreguntarse si ocho afios de aplicar la “ley Corcuera" nos han hecho mas segura la existencia Sin embargo, el THC ~principal sustancia psicoactiva de! cafamo~ no sélo no se considera “estupefaciente" sino "medicinal" en California y Arizona, astadas a los cuales se han sumado recientemente Washington, Oregén y Colorada, todos elles en virtud de referendos conveca~ ddos por su ciudadania, Agui ta ciudadania no puede recu: tit a plebiscitos (que son "prerrogativa del Gobierno"), y-quienes sin ostentacién alguna porten cantidades apenas visibies de costo, por ejemplo 0,7875 gramos, estan expuestos ala inseguridad de pagar dos veces: pri ‘mero, para adquirir un producto care y ferozmente adul- tterado, que circula de aqui para allé por cientos de tone- ladas: y segundo, porque el gramo de esa basura se valo- ra oficlaimente en 20.000 duros. Mientras prosigue el debate sobre drogas en general y teniendo en cuents que Espafia es el pais del mundo donde més proporcién de personas fuma hachis, no se ‘me ocurre mejor solucién transitoria que la del subdele- gedo en Canarias, en cuya virtud bastard "reconocer voluntariamente responsabilidad. Eso es mucho menos atentatorio contra la sequridad ciudadana que imponer 50.000 multas anuales (concretamente 48.909 en 1995, segiin fuentes de Interior), y afiadir a ello la abyecta vejacién de ser “curado” involuntariamente de una enfermedad tan ilusoria como consumir céfiamo. Cuando la horda andalusi alfombré regiamente el ascen- 30 @ su heredera veterocastellana, pocos podian imagi- nar que esta ultima gobernaria con menos soberbia e ignorancia. Pero asi viene sucediendo, por raro que Fesulte. Llegados al lujoso despacho con una mano delante y otra detrés ~a modo de Gonzdiez, Roldan y compania-, el estandarte dei socialismo justificé en algunos de sus lideres no sélo saqueos a mansalva, y hasta asesinatos por docenas, sino e| suefio de perdurar ‘ad secula seculorum con un proyecto que fundiria al PRI mexicano con un velado neofranquismo. El tramo final de su altiva égida nos dejé una ley que representa la demagogia en grado eminente, entendien- do por demagogia esa apelacién a la plebe que engafia a pobres, ricos, y a medios ricos, prometiendo unos impo: sibles repletos de fraude. En este caso, que la seguridad ciudadana dependeria de hacer mas irresponsables y temibles a las diversas policias. Patada a la puerta, etcé- tera, El sefior Corcuera tuvo ia insélita gentileza de dimi- tir, mientras su ridicula ley se perpetra. © Bicafiamo 7

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