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Tabla I. Pruebas aplicadas para definir el perfil neuropsicológico de los con TA, cabe estimar que de los 434.737 niños residentes en la CAM con eda-
sujetos estudiados. des comprendidas entre los 8 y los 15 años [22], tan sólo 40 de ellos (5-
10:100.000) presentan TA e inteligencia en el intervalo considerado normal.
Función Prueba Por esta razón, consideramos que, aunque en términos absolutos la muestra es
reducida, en términos relativos constituye un grupo amplio, que representa
Dominancia Inventario de Edimburgo [23] más del 15% de la población de la CAM con las citadas características.
Con objeto de reducir la dispersión en los datos, tres de los 13 niños con
Funciones intelectuales WISC-R [24]
Generalización Matrices progresivas de Raven [25] TEA que componían la muestra original no se consideraron en los análisis. En
y abstracción concreto, se trató de dos niños con diagnóstico de TA que presentaban altera-
ciones neurológicas (uno de ellos, descargas subclínicas en las áreas tempora-
Funciones ejecutivas Expresión verbal del ITPA [26] les anteriores izquierdas, y el otro, un quiste retrocerebeloso en la fosa poste-
Test del trazo a [27] rior que desplazaba al vermis). También se excluyó a la única niña de la mues-
Test de Stroop [28]
tra, que, como ya se ha indicado, presentaba un diagnóstico de TGD-NE.
Regulación verbal de los movimientos
(go-no go) [29] A los niños con TEA se les añadió un grupo de control de edades equiva-
lentes. De esta forma, la muestra definitiva quedó formada por cinco niños
Atención visual Reversal Test [30] con TA (edad media: 11,3, DE = 2,5) cinco niños con TGD-NE (edad me-
Tachado de dígitos (modalidad visual) b dia: 11,4, DE = 2,6) y cinco niños con DT (edad media: 10,9, DE = 1,8). To-
Tachado de dígitos (modalidad auditiva) b dos los niños mostraron dominancia manual derecha, a excepción de un
Percepción de diferencias (caras) [31]
niño del grupo con TGD-NE y otro del grupo con DT.
Praxis y gnosis Batería Luria-Christensen c [29] Instrumentos y procedimiento
Figura compleja de Rey (copia) [32]
Dibujo de un cubo d Se evaluó a cada niño de manera individual, mediante la batería neuropsico-
Test de vocabulario de Boston (BNT) [33] lógica recogida en la tabla I [23-38]; para evaluar a cada niño se necesitaron
generalmente entre cinco y siete sesiones. En el caso de los niños con TEA,
Lenguaje Test de vocabulario por imágenes Peabody [34] los índices intelectuales se calcularon a partir de las 12 pruebas que compo-
Test de vocabulario de Boston (BNT) [33]
Expresión verbal del ITPA [26] nen el WISC-R, mientras que en los niños con DT dichos índices se estima-
ron a partir de cuatro pruebas verbales (información, aritmética, semejanzas
Memoria episódica Memoria lógica y asociación verbal del MAI [35] y dígitos) y cuatro pruebas manipulativas (figuras incompletas, rompecabe-
Figura compleja de Rey (recuerdo) [32] zas, claves y laberintos). A los niños con DT no se les aplicó la prueba de
Reproducción visual de WMS-R [36] matrices progresivas de Raven.
a
En el test del trazo (TMT) se consideró si los niños resolvían correctamente la
prueba y si los errores eran de alternancia números-letras o de orden de los RESULTADOS
números y de las letras. b Se presentaba un listado de 318 dígitos dispuestos en
seis columnas. En una ocasión se pedía al niño que tachase todos los números 2 A partir de los datos de la tabla II, se llevaron a cabo dos tipos de análisis.
(en total, 50); en la otra ocasión el niño escuchaba el mismo listado y debía dar un En el primero, recogido en el apartado de comparaciones intragrupo, se tra-
golpe en la mesa cada vez que escuchase el número 2. c Para cuantificar la tarea tó de determinar el perfil de puntuaciones en cada grupo (niños TA, niños
de ‘organización dinámica de movimientos (órdenes de Luria)’ de la batería Luria- TGD-NE y niños DT). En el segundo bloque de análisis, recogido en el
Christensen al índice seleccionado, se les asignó un valor cuya puntuación máxi- apartado comparaciones intergrupo, se procedió a comparar las puntuacio-
ma fue de 9 puntos (realizar un máximo de tres veces la secuencia ‘puño, palma,
nes obtenidas por los niños de los tres grupos.
puño’ con la mano derecha, otras tres veces con la mano izquierda y tres veces
la secuencia ‘puño palma’ de manera alterna con ambas manos). d El niño realiza- Comparaciones intragrupo
ba primero el dibujo a la orden (‘dibuja un dado con o sin números’) y a continua-
ción se le pedía que copiara un cubo modelo. La corrección se hizo mediante el Se realizaron mediante el test de Wilcoxon, cuando se trataba de comparar
procedimiento propuesto por Chen [37] y adaptada por Bremner et al [38]. las puntuaciones en dos tareas, o mediante el test de Friedman, cuando se
trataba de hacer comparaciones entre más de dos puntuaciones. Los resulta-
dos principales que se obtuvieron fueron los siguientes:
Comparaciones intergrupo Tabla II. Medias (M) y desviaciones típicas (DE) de las puntuaciones
Las comparaciones entre los tres grupos se realizaron mediante la prueba de obtenidas en las distintas pruebas, distinguiendo entre niños con tras-
Kruskal-Wallis; cuando este estadístico resultó significativo, las compara- torno autista (TA), niños con trastorno generalizado no especificado
(TGD-NE) y niños con un desarrollo típico (DT).
ciones múltiples posteriores se realizaron mediante la prueba de Mann-
Whitney con la corrección de Bonferroni [39]. A continuación, se recogen TA TGD-NE DT
únicamente las diferencias que resultaron significativas:
– En los índices del WISC-R, se obtuvieron diferencias en el CIT –χ2(2, M DE M DE M DE
n = 15) = 8,64, p < 0,05– y en el CIV –χ2 (2, n = 15) = 7,28, p < 0,05–.
Las comparaciones posteriores sólo resultaron significativas en el caso Índice verbal del WISC-R (CIV) 75 13,6 106 18,8 109,4 10,4
del CIV, y los niños con TA fueron los que mostraron los resultados más
Índice manipulativo 110 7,9 96,6 10,4 109 12,5
bajos (p < 0,05). del WISC-R (CIM)
– En ‘fluidez verbal’ del ITPA –χ2 (2, n = 15) = 6,49, p < 0,05–, los niños
con TA puntuaron más bajo que los niños con DT (p < 0,05). Índice total del WISC-R (CIT) 90 10,8 102,2 9,7 110,6 4,7
– En las ‘secuencias motoras de Luria’ –χ2 (2, n = 15) = 8,49, p < 0,05–, los a
niños con TA puntuaron más alto que los niños TGD-NE (p < 0,01). Raven 70 18,1 79,1 15,3
– En el test de vocabulario por imágenes de Peabody –χ2 (2, n = 15) = Expresión verbal (ITPA) b
47,4 37,4 84,8 27 92,4 10,4
6,96, p < 0,05–, los niños TA puntuaron más bajo que los niños con DT
(p < 0,05). Interferencia test Stroop b 3,3 2,5 -4,8 4,7 3,0 6,3
– En la prueba de vocabulario del test de Boston –χ2 (2, n = 15) = 7,35,
p < 0,05–, los niños con TA puntuaron por debajo de los niños con TGD- Test del trazo (parte B) c 40% 20% 60%
NE y de los niños con DT (p < 0,05). Percep. de diferencias (caras) a 89,6 10,5 93,6 4,4 99 0
– En ‘memoria lógica’ –χ2 (2, n = 15) = 6,59, p < 0,05–, los niños con TA
obtuvieron puntuaciones inferiores a las de los niños con DT (p < 0,05). Tachado de dígitos (visual) d 98,4 2,3 95,6 6,2 98,2 1,7
BNT b
Centrándonos en los sujetos que fueron finalmente incluidos en
la muestra, debemos señalar que los niños TA y los niños TGD- Espontáneos 42,5 4,2 50,8 1,9 49,6 3,7
NE mostraron algunas características comunes en el ámbito Clave semántica 1,5 1,7 0,8 1 0,6 0,8
cognitivo que les diferenció de los niños DT. La primera de
ellas es que obtuvieron puntuaciones más altas en la prueba de Clave fonética 4 1,6 3,4 1,9 4,8 1,9
asociación verbal que en la de memoria lógica. Este resultado Órdenes de Luria b
9 0 5,2 1,3 7,4 3
está en consonancia con el obtenido por Minshew et al [18] a b
Resultados expresados en centiles. Resultados expresados en puntuacio-
cuando comparaban niños con TA y niños de la población gene- nes directas. c En lugar de tratarse de la media y la desviación típica, en este
ral con CIM superior al CIV, si bien, en nuestro caso, el resulta- caso se indica el porcentaje de sujetos que resolvieron correctamente la parte
do parece independiente del rendimiento intelectual, ya que se B del test del trazo. d Resultados expresados en porcentaje de aciertos.
e
Resultados expresados en términos de porcentaje de información codificada
observó en todos los niños TEA (TA y TGD-NE), y no, en cam- que se recordaba a los 15 minutos (se multiplicó por 100 el cociente entre el
bio, en los niños DT, cuyos rendimientos verbal y manipulativo número de elementos recordados a los 15 minutos y el número de elementos
recordados tras la primera aplicación).
no se diferenciaron. A nuestro juicio, este resultado no debe
atribuirse a un déficit de almacenamiento de la información (ya de extender alternativamente la palma de una mano y el puño de
que los tres grupos obtuvieron resultados similares en la tarea la otra–.
de asociación verbal), sino al hecho de que la prueba de memo- En cuanto al test de Stroop, en otros estudios no se observan
ria lógica, además de almacenamiento, implica adquirir y orga- diferencias entre niños TEA y niños de la población general. En
nizar correctamente la información relevante, aspecto ejecutivo nuestro caso, se encuentran diferencias en el índice de interfe-
que podría afectar a los niños TEA (TA y TGD-NE). De hecho, rencia que se obtiene a partir de esta prueba entre los niños TA
en el desarrollo considerado normal se producen cambios en el y los niños TGD-NE, y no, en cambio, entre cualquiera de los
modo en que los niños almacenan la información que podrían dos grupos y el de los niños DT. Este resultado pondría de
guardar relación con el desarrollo de las funciones ejecutivas manifiesto que los niños TA tienen un mayor control de su ten-
[41-43]; asimismo, en algunos cuadros clínicos del desarrollo, dencia de respuesta que los niños TGD-NE.
además de déficit de memoria, se observan déficit ejecutivos de En un intento por resumir las características del perfil de los
esta misma índole [44-46]. niños TA que se desprenden de los resultados de este estudio,
Con todo, lo que diferenció de manera más clara a los niños destacamos que el CIM supera al CIV; que en las tareas verba-
TA tanto de los niños DT como de los niños TGD-NE, se refie- les, las puntuaciones más altas se dan en ‘dígitos’ y las más
re a que obtuvieron un rendimiento intelectual verbal inferior al bajas en ‘comprensión’, mientras que en las tareas manipulati-
manipulativo. Además, ‘dígitos’ fue la prueba verbal con resul- vas, las puntuaciones más altas son en ‘laberintos’ y ‘cubos’. En
tados más altos y ‘comprensión’ la prueba en la que los resulta- consonancia con lo anterior, en tareas de contenido eminente-
dos fueron inferiores –estos resultados coinciden con los de mente verbal, como fluidez del ITPA, Peabody y BNT, los
otros autores [11-13]–. resultados son bajos, mientras que en las que implican activida-
Hay que destacar también que en órdenes de Luria los des visuoperceptivas y visuomotoras, como la copia de la figura
niños TA obtuvieron resultados similares a los DT, pero supe- de Rey, los resultados se ajustan al nivel medio.
riores a los de niños TGD-NE. Las órdenes de Luria implican Al igual que los niños TGD-NE, los niños TA puntúan bajo
la organización dinámica del movimiento, es decir, llevar a en tareas de memoria que requieren aplicar estrategias ejecuti-
cabo movimientos coordinados con una o con las dos manos, vas (por ejemplo, memoria lógica), pero no las que implican
con la particularidad de que son movimientos nuevos para el almacenamiento directo de información (por ejemplo, asocia-
niño, que requieren de la actuación de la corteza de asociación ción verbal). Sin embargo, los niños TA se diferencian de los
frontal. En la literatura se ha puesto poco énfasis en la valora- niños TGD-NE en que obtienen índices de interferencia supe-
ción de las conductas sensitivomotoras en los TEA, con ex- riores en el test de Stroop y mejores resultados en tareas que
cepción de las estereotipias; aun así, se recoge que los niños implican la coordinación dinámica del movimiento.
TA tienen un buen desarrollo motor durante los primeros años
de vida, pero que en etapas posteriores no se observa necesa- En conclusión, tomados los resultados en conjunto, la valoración
riamente esta ventaja con relación a otros tipos de TEA [11, neuropsicológica de niños con TA arroja una serie de afectacio-
15,47-49]. El resultado que mostramos podría indicar que la nes concretas que, en cualquier caso, no representan un perfil
ventaja no se mantiene en tareas mediadas por la experiencia cognitivo específico. En consecuencia, las medidas neuropsicoló-
–p. ej., tareas de carácter visuomotor o visuoconstructivo, gicas no pueden emplearse con fines diagnósticos, si bien algunas
como la copia de la figura compleja de Rey–, pero sí, en cam- de estas características resultan útiles, tanto a la hora de comple-
bio, en tareas novedosas –por ejemplo, imitar el movimiento mentar el diagnóstico, como de cara a la intervención.
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