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Miguel Vézquea Linén Universtonn be Sevinia La Revolucién y la guerra civil rusa en El maestro Juan Martinez que estaba alli El reportaje arlos que narra las peripecias de un bailaor de flamenco Juan Martinez) y su mujer (Sole) en la Rusia de la Revolucion y la guerra civil, Chaves Nogales conocié al famoso balaor en Parfs, mientras trabajaba en otra de Sts obras de stema ruso»: Lo que ha quedado del imperio de los zares, una extraor in Duquesa iciera de sus experiencias en la Rusia SStiIA. Ya agonizante, asi como de las revoluciones de 1917 y la guerra civil, se sonvinié én el argumento de este reportaje (presentado por la revista como «re Portaje folletinesco») que pretende mostrar, con toda su crudeza, la violencia ge- verada en este periodo y romper con la imagen mitificada que, en 1934, defendia una parte de la izquierda espaiiola, Fara ello, Chaves Nogales da vor. al maestro Juan Martinez, que es quien, en pri nea Persona, cuenta cémo los inicios de la I Guerra Mundial le «sorprendieron» Turquia, donde estaba de tournée, y de donde salié, huyendo det conflicto, en a larga odisea que le levaria, en 1916 ly previo paso or Bulgaria y Rumanfa), “todavia imperio ruso que, en esas fechas, permanecia en reltivg alma. Pero +65 no fue asf por mucho tiempo. Lo que iba a ser un lugar de paso se convirtié en convulso hogar de Juan Martinez y su esposa Sole durante los seis aftos siguientes, en los que pasaron por Odessa, Kiev, Petrogrado, Moscii, Minsk, Rostov,, El maestro Juan Martinez que estaba alli es uno de los escritos relacionados Rusia de Chaves Nogales: La vuelta a Europa en avién (1928), La bolchevique morada (1929) y la ya citada Lo que ha quedado del imperio de los zares (1 completan la obra dedicada a un pafs que, en los aftos treinta, era objeto de gran curiosidad en buena parte del mundo y, desde luego, tambiéri en Espafia, La Revolucién Rusa y la guerra civil en «El maestr El retrato que Chaves Nogales, en boca de «el maestro Juan Martinez», hace de la revolucién y la guerra civil en Rusia es aterrador. Se trata de un intento de ver este proceso histérico a través de los ojos de un extranjero, aparentemente sin ideolo aia politica més que la de arrimarse al sol que més calienta y que, por lo tanto, no tiene a priori preferencias por ninguno de los bandos en conflicto: «Uno es artista de cabaret, y en todas partes tiene que congraciarse con los que mandan para que le dejen vivir» (Chaves, 1993: p. 181). Desde este punto de vista, el relato de la violencia que la revolucién y la guerra generan hacia la poblacién civil, que es el verdadero centro argumental de la obra, podria parecer més equidistante. Pero no es necesariamente asf: el reportaje tiene la clara intencién de mostrar el horror generado por la Revolucién, en un momento en el que la salida revoluciona ria era una opcién propagada por diferentes fuerzas politicas en Espaiia. En los afios treinta, buena parte de la izquierda espanol ha mitificado la Revolucién Rusa y ve a la Unién Soviética exclusivamente como un pais en el que los trabajadores han to- mado el poder y han acabado con las desigualdades propias de un sistema burgués- capitalista. Para muchos, es el modelo a seguir. La actitud hacia la Unién Soviética ¢s, y lo serd durante muchos aios, algo que definia politicamente a quienes sobre ella se pronunciaban. Evidentemente, el mismo fervor, pero de signo contrario, ex- presaron las derechas espaitolas con relacién al nuevo Estado soviético. La llegada de la Repiiblica hizo que la Uni6n Soviética se interesase en mayor me- dida por la nueva situacién politica en Espaita, lo que traeré consigo el aumento del cesfuerzo propagandistico de la URS hacia Espafia. En efecto, durante la Repailica y, 1 Todas las citas de £1 maestro Juan Martinez que estaba alliy A sangre y fuego han sido tomadas de: Chaves Nogales, Manuel (1993). Obra narrativa completa. Introduecién de Maria Isabel Cintas. Sevilla: Fundacién Piblica Luis Cernuda, Entre paréntesis aparece, al final de cada cita, el niimero de la pagina de dicha edicién, 66 | 1 puooista conmoneripa. Maxute Cunves Nocatss ex la capital espa sencia en Barcelo silado instalado que reunia Catal todo anarquista ca wotskistay) Tanto en lae que enviaban la, Asimismo, se centré en publicacién de paganda ciner la elaboracién Las embajad Moscti, como Pero el person se encontraba informe envia «Me facte tuali los a habs aten do pap: 2. Informeal la Federacién [a Revolucién de manera muy especial, desde el comienzo de la guerra civil, Moscti pondré en mar. cha diferentes canales para intentar difundir su modelo de Estado por un territorio, el espaol, en el que una revolucién en su “omiciio por los agentes de la Checa, Haber desempeniado cualquier funcién en el 'men zarista, haber simpatizado con alguna de las facciones politicas caidas en Sesgracia, pero también cualquier otro motivo y, a menudo, la venganza personal simplemente la orden de ejecutar a emés gente> podia ser utlizado, y lo fue, para acabar como victima del terror de la Checa, El terror blanco (En Kiev, tras la entrada en la ciudad de los blancos) «Sélo el Podol, el barrio de los jucios, permanecia hermético con sus calles desiertas y sus ‘Yentanas cerradas [.. Los soldados de Petliura’, apenas terminado el des. file, se tiraron como fieras sobre el Podol, asesinando a diestroy siniestro, saqueandbo las casas de los judios y sacando ensartados en sus bayonetay alos bolcheviques escondidos. Fue una carmiceria espantosa.s (p.142) ‘os blancos perdieron, desde el primer momento, la guerra politica. Concebfan el enfrentamiento en téminos puramente militares y, a pesar de lo heterogéneo de su Composicién (habfa en sus filas desde eseristas hasta partidarios de la restauracion de los Romanov), acabé primando una vision de Rusia que no aportaba nada y que seguia anclada en los valores de autocracia, ortodoxia y nacionalismo, es decr...en antiguo *églmen. No consiguieron conectar con el eampesinado més que en los lugares donde les olcheviques habfan reprimido demasiado duramente. Los dfusossimbolos ideas de los blancos, su mala propaganda (en cuya necesidad munca creyeron) no pudieron cerepau en ningéa. momento con la organizacién bolchevique, que puso a la propa- ganda y la educaci6n politica de obreros y campesinos en el centro de su estrategia, Yren lo que se refiere al terror, no fue menor que el de los rojos. El ejécito blanco, ‘aie en un inicio tavo grandes problemas de organizacién, ya que estaba compuesto 5. peliura era el lider de los nacionalistas ucranianos, una de las facciones que charon én Uerania que compontan el complejo entramado politico ucraniano durante low ann Pasteriores a la Revolucién. De hecho, las ideas nacionalistas de Petliura no gusteban a buena parte de Ios lideres blancos, para los que la unidad del imperio uso y su centraliza. iin eran itrenunciables. Esto lle a los nacionalistas ucranianos al enfientamiento, no Sélo contra los bolcheviques, sino también contra las tropas de los generales blancs 1a Revolucién y la guerra civil rusa | casi en su totalidad por oficiales que no tenian la menor intencién de hacer lal de soldado raso, no podia evitar ver con énimo de venganza al pueblo campesi que, desde su punto de vista, era quien les habia arrebatado sus propiedades, cui no asesinado a sus familiares y seres queridos. El odio era especialmente in en contra de los judos (y en esto también segufan la tradicién antisemita de la tarqufa rusa), a los que vean como «intelectuales bolcheviques» ¢ idedlogos de Revolucién, asf como culpables de todos los males de Rusia. Por qué ganaron los rojos «Esta desmoralizacion del ejército blanco fue la que puso a mucha gente del lado de los rojos. Porque se creyera que los rojos eran mejores quelos blancos,, ‘menos sanguinarios y tirdnicos? No; no habfa que hacerse ilusiones. Seneilla ‘mente, porque los rojos pasaban hambre al mismo tiempo que la poblacién, Civil y los blancos no. Esto fue, aunque parezca mentira, lo que hizo inelinar- | se la balanza, y, al fin y al cabo, decidis la guerra civil. A los ojos del pueblo, cempobrecido y hambriento, tan feroces aparecian unos como otros; si tiranos tran los blancos, mas lo eran los rojos y tanto desprecio tenfan por las leyes divinas y humanas éstos como aquéllos, Pero los rojos er unos asesinos que pasaban hambre y los blancos eran unos asesinos ahitos. Se establecié, pues, ‘una solidaridad de hambrientos entre la poblacién civil y los guardias rojos Unidos por et hamnbre, arremetieron bolcheviques y no bolcheviques contra, elejército blanco, que tenia pan. Y asi triunfé el bolchevismo. El que diga otra ‘cosa miente; 0 no estuvo all, o no se enteré de cémo iba la vida.» (p. 212) Las tajantes conclusiones de Juan Martinez sobre el porqué de la victoria bold vique son, en el mejor de los casos, simplificadoras de una realidad mucho compleja cuyo andlisis debe incluir la mencién de la situacién de posguerra vivida en Europa y, en el interior, los indiscutibles éxitos militares y propagandisticos del Ejército Rojo. Por otra parte, no todos los rojos ni los blancos eran necesariamente unos «asesinos» y, dicho sea de paso, el desabastecimiento de las tropas llev6 el ham: bre, en determinados momentos de la guerra, también alas filas de los blancos. Pero las palabras de Juan Martinez to nan tintes premonitorios y se asemejan a las que Chaves escribird sobre la experiencia espaftola poco después. Como Rusia, Espaiia se convertiré en un sitio muy incémodo para «pequefios burgueses libe rales», Dejando a un lado las etiquetas politicas, esto se traducira en numerosas tragedias personales que, atin hoy, la sociedad espafola tiene problemas para com prender y «digerir> [EL renooisra commronteripo. Manes Cuaves Nocatts bel Espa &isponible La Revolucion yl Bibliografia AUS (julio de 1937). I Conferencia Nacional de AUS. Valencia: AUS. CHAVES NOGALES, MANUEL (1993). Obra narrativa completa, Introduccién de Marfa Isabel Cintas. Sevilla: Fundacién Piblica Luis Cernuda CINTAS, M® Isabel (2001). Un liberal ante la Revolucién. Cuatro reportajes de Ma nuel Chaves Nogales. Sevilla: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla ESCOLAR, Hipélito (1987). La cultura durante la guerra civil. Madrid: Alhambra, FIGES, Orlando y KOLONITSKIL, Boris (2001). Interpretar la revolucién rusa: el lenguaje y los simbolos de 1917. Madrid: Biblioteca Nueva. FIGES, Orlando (2000). 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