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Capituto I LA ADAPTABILIDAD DE LAS FIGURAS MITICAS “Nos hemos familiarizado demasiado pronto con los héroes poéticos como para esperar que volver a tratarlos produzca algiin tipo de agrado; mostrarlos como ya han sido mostrados es provocar rechazo por repeticién, atribuirles nuevas cualidades 0 nuevas aventuras es motivo de agravio por quebranto de las concepciones tradicio- nales”. Asi escribia Samuel Johnson en una critica de una obra teatral contempo- ranea sobre Ulises'. Se hacia eco del punto de vista predominante a comienzos del siglo XVIII en Inglaterra. Pero la teoria y la practica literaria de otras épocas han ido generalmente en contra de su opinion en este asunto. Parece ms acertada para la ma- yorfa de los autores y lectores, antiguos y modernos, la afirmacién de Keats cuando, como salutacién de la aportacién de Dante al mito de Ulises, comenté: “Deberiamos alegrarnos de recibir mas noticias de Ulises de las que esperébamos”. Es sorprendente que un critico de tantas lecturas como Johnson hiciera caso omi- so de la leccién obvia que brinda la tradicién literaria europea: que los autores ~y a menudo los autores de mds imaginacién— han aprovechado de forma constante las leyendas clasicas y a los “héroes poéticos” como bases de su trabajo. Si se hubiera parado a verificar con calma su comentario podria haber recordado que Séfocles y Euripides, Ovidio y Séneca, Lydgate y Caxton, Shakespeare y Racine, Calderén y Metastasio, por nombrar slo a unos pocos, pensaron que si valia la pena inten- tar nuevos retratos de Ulises. Al parecer, la veneracién de Johnson por Homero ~en combinacién quizés con el clasicismo demasiado riguroso imperante en la Inglaterra de la época augusta le levé por el camino equivocado en este asunto. ‘Samuel Johnson, Lives of the English poets, Nicholas Rowe, ed. G.B. Hill, Oxford, 1935, II, 68. 2 Ast recoge Leigh Hunt, en The Indicator del 8 de diciembre de 1819, el pensamiento de Keats: “En conver= sacién con un amigo sobre Dante, observé que cuando un poeta tan grande nos contaba algo en afiadidura ‘o.como continuacién de una historia antigua tenia el derecho de ser considerado como una autoridad en los. clisicos. Por ejemplo, coment6, cuando Dante nos cuenta esta muerte peculiar de Ulises en uno de los can- tos de su dnfierno, deberiamos recibir esta informacién como auténtica y alegrarnos de recibir més noticias de Ulises de las que esperdbamos”. Para mAs informacién, vid. Douglas Bush, Mythology and the romantic tradition, Cambridge, Mass., 1939, p.118, a quien debo esta cita. 22 W.B. Stanford No obstante, el aforismo de Johnson, aunque su presupuesto basico no era univer- salmente cierto, si indicaba un dilema que afronta todo autor creativo -como distinto ‘ del historiador o del critico interpretativo— que_opta por volver a tratar alguna figu- ra mitica, como Edipo, Agamenén o Ulises, en una obra de ficcién imaginativa. Por linia parte, el publico y los lectores exigen alguna novedad de estilo o invencién; y un escritor creativo, por su propia naturaleza, serd refractario a la mera repeticién. Por la otra, si un adaptador de la leyenda familiar va demasiado lejos en la invencién de nuevas cualidades o de nuevas aventuras para atribuirselas a los héroes poéticos, o si los presenta en un estilo demasiado revolucionario, corre el riesgo de agraviar a su pu- blico. Esto se verd ilustrado en muchas controversias sobre nuevas versiones del tema de Ulises que se comentaran en los préximos capitulos. El escandalo causado por los elementos nada tradicionales en el Ulises de Joyce era propio de su naturaleza. Johnson percibié correctamente que la mera repeticién o la innovacién extrema serfa la causa de que cualquier nuevo desarrollo de las leyendas antiguas no obtuviera el refrendo popular,Pero no vio que entre aquellos extremos se extiende un amplio campo de ma- nIODTAS literarias. Tampoco vio que algunas versiones de la mitologia antigua podrian escandalizar a los contempordneos por “quebranto de las concepciones tradicionales”, y sin embargo encontrar una buena acogida por parte de las generaciones posteriores. Ulises no ha sido, desde luego, la tnica figura mitica objeto con frecuencia de nuevos tratamientos literarios. La mayor parte de los héroes célebres de la mitologia griega se han presentado de vez en cuando revestidos de ropaje modemo. Algunos han seguido siendo populares principalmente como tipos, Aquiles como el guerrero vigoroso, Agame- nén como el rey altiv, Néstor como el consejero de barba venerable. Otros han servido como simbolos en periodos especiales de la historia europea. Prometeo fire especialmen- te atractivo en la época de la revolucién, como lo atestiguan las obras de Byron, Shelley y Beethoven. Edipo tiene un significado contemporanco para los escritores psicolégicos. Un tercer grupo de héroes miticos ha quedado fosilizado en proverbios o simples fabulas, como Hércules y Téntalo, por ejemplo. Pero sea con significado proverbial, simbélico o personal, los héroes tempranos de Grecia siempre han formado parte integrante de la po- blacién viva permanente de la literatura europea. Y algunas figuras més recientes, entre las que cabe destacar a Fausto y a Don Juan’, se les han unido como personajes-imagen susceptibles de reinvencién y de reinterpretacién constante: nal puede ser interesante dirigir la mirada a las causas not le variacion en desarrollo de un tema heroico. Tanto la exigencia del publico como el desco de los autores en lo referente a la originalidad son el motivo principal de la introduccién de rasgos novedosos. Pero otros factores se muestran tendentes a influir en todo escri- tor que emprende la creacién de un nuevo retrato de un bien conocido héroe mitico. Ahora los vamos a tomar brevemente en consideracién. > Vid. E. M. Butler, The fortunes of Faust, Cambridge, 1952, y John Austen, The Story of Don Juan, Lon- des, 1939. I. La adaptabilidad de las figuras miticas 23 ype empezar, cuando un autor deci ipular de nuevo material tr evidentemente tiene que adquirir alguna informacién basica sobre la tradicién. Pero Puede acercarse a ella de distintas maneras y con distintas habilidades. Puede, como Keats, conformarse con la ayuda de alguna guia mitolégica; 0, como James Joyce, puede intentar estudiar todo el desarrollo de la leyenda. Aqui, si el autor es demasia- do escrupuloso, se va a encontrar a menudo con contradicciones que le dejardn per- plejo, como lo demuestra plenamente la tradicién de Ulises. ;Quign era el padre de Ulises, Laertes 0 Sisifo? {Le fue fiel a Penélope después de su vuelta a ftaca? gDén- de y cémo muri6? La tradicién habla con voces contradictorias sobre algunos cle- mentos basicos de este tipo. {Ha de fiarse uno de Homero 0 de Dictis, de Filéstrato 0 de Dares? Todo escritor que ahonda en el desarrollo de practicamente cualquier mito complejo se va a encontrar con contradicciones y aspectos confusos de esta clase. Afortunadamente, sin embargo, para la literatura creativa, un esctitor profesional ra- ras veces tiene ni el tiempo ni la paciencia suficientes para examinar minuciosamente >= tradicién compleja en su totalidad. Normalmente se apoya en una informaci6n frag- mentaria, y luego inventa lo demas. En este caso, el azar puede causar una revolucién. Si Dante hubiera conocido la Odisea quizds no hubiera concebido su retrato de época de Ulises en el Infierno. Si James Joyce no hubiera encontrado primero a Ulises en las Adventures of Ulysses de Charles Lamb*, quizds nunca se hubiera percatado de los sim- bolismos modernos en él existentes. No puede haber equivalencia entre el conocimiento particular de un mito por parte de un autor y el volumen de la informacién disponible, y no se puede dar por sentado que el método de recopilar y ordenar materiales en la mente de un autor creativo deba ser el mismo que el de un académico. Accidente, ignorancia, malentendidos 0 descuido —fallos nefastos en una obra de caracter académico— pueden conducir a un autor a nuevas y validas concepciones de los mitos tradicionales. Ctra fuente de variaci6n en la tradicién surge cuando un mito adquiere popularidad internacional. Entonces los factores lingiiisticos empiezan a afectarlo. Un escritor mo- demo que escribe sobre Ulises o de cualquier héroe de la Grecia antigua tiene que contar con un cuerpo de mito que se extiende por todas las lenguas verndculas de Europa. Aun si aprendiera todas estas lenguas, cuando Ilegue el momento de presentar su propio retrato del héroe se encontraré a veces con matices de pensami jue no se pueden plasmar con precisién en el idioma que se propone utilizar. Se dice que San Basilio de Capado- cia se alegraba porque su propia lengua de Capadocia era demasiado ruda para expresar algunas de las herejias mas abstrusas de los griegos. Pero los intérpretes de los mitos clasicos de Ulises tienen a menudo especiales motivos para lamentar que tantos matices del personaje de Ulises no se puedan traducir satisfactoriamente. {Qué palabra fuera del griego puede expresar las sutilezas de polytropos, o de sophés, por ejemplo? Hasta los griegos mismos discutieron sobre ello. El hecho de que Ulises fuera uno de los més ti- * Las aventuras de Ulises, es el titulo de la edicién en espaiiol, con introduccién y traduccién de A. Kovac- sis, de esta adaptacién “casi infantil” (vid. infra p. 231) publicada en la editorial Alba, Barcelona, 2001 + Vid. el indice para otras referencias a estos términos controvertidos 24 W.B. Stanford picos griegos entre los griegos hizo que el vinculo entre su naturaleza y su lengua nativa fuuese a veces pocomenosqueindisoluble. === Sin embargo, tampoco en este aspecto las limitaciones y perplejidades que han sido causa de desesperanza en los académicos han disuadido a los escritores creati- vos. A veces la ignorancia ha ayudado mas que entorpecido al genio mitopoético. Si Shakesepeare hubiera sabido més latin y griego podria haber producido algo como el esmerado Ulysses redux de William Gager en lugar de su magnifico Troilo y Crésida. Si Garnier y Racine hubiesen sabido menos sobre Euripides y Séneca, sus retratos | de Ulises podian haber sido mis VIVIGS-LeTEucanci, de Lechos = & menudo la : —o“—«=~eee madre de la imaginaci Otra fuente de variaci6n de un mito es la tendencia natural de los autores a asimi- lar material antiguo a las modas y costumbres contemporaneas. De la misma manera que los pintores de temas biblicos en épocas mis liberales del arte europeo general- mente presentaron a sus patriarcas y apéstoles con atuendo moderno, los escritores sucesivos han ataviado a Ulises como un guerrero aqueo, un legado romano, un ca- ballero en armas medieval, un consejero isabelino, un hidalgo espafiol y asi suce- sivamente hasta el dublinés eduardiano del Ulises de Joyce. Muchos otros héroes miticos han experimentado lo mismo. Tales cambios de vestimenta no merecen apenas ms atencién aqui. Pero la asi- milacién histérica puede ir mucho mis alla de esto. Adaptando no sélo el aspecto ex- terior, sino también los modales y las cualidades interiores de su héroe a los modelos raneos, un autor puede alterar la naturaleza de su héroe de forma radical. Un Ulises ubicado en un entorno de intriga contrarreformista 0 de erotismo del siglo XX necesariamente se va a comportar de una manera diferente que un Ulises en la Grecia arcaica o en la Roma imperial, simplemente de acuerdo con el principio de autres temps autres maniéres. Los capitulos siguientes mostrarén muchos ejemplos de esta_asimilacion ética a condiciones contempordneas. En cada uno de sus avata- res, este «chombrede muchas vueltas» como Homero le Ilama en el primer verso de la (Odisea se presentaré como un oportunista del siglo VI, un sofista o un demagogo del siglo V, un estoico del siglo IV. En la Edad Media se convertiré en un barén apuesto © en un docto hombre de letras o en un explorador precolombino, en el siglo XVII serd un principe o un politico, en el XVIII un philosophe o un Hombre primitivo, en el XIX un errante byroniano o un esteta desilusionado, en el XX un protofascista 0 un humilde ciudadano de una megalépolis moderna. Algunas de estas metamorfosis —hubo muchas més—no tuvieron un efecto permanente en la tradicién principal, pero otras, como se vera, han significado una aportacién duradera al mito. Problemas de moralidad también tienen que surgir en el desarrollo de un mito a lo largo de los siglos; y la moral tradicional de una figura heroica es probable que reciba distintas hechuras de la mano de los respectivos escritores moralistas. Asi, Fénelon presentaré la actitud notablemente flexible hacia la verdad de Ulises como una forma de prudencia adecuada para los monarcas franceses; pero Benoit de Sain- ——_—_ I. La adaptabilidad de las figuras miticas 25 te Maure y los otros escritores del Romance de Troya lo caracterizan directamente como un mentiroso sin par. Teognis recomienda el sagaz oportunismo y la adapta- bilidad moral de Ulises; Pindaro lo denuncia. Homero admira la astucia de Ulises; Virgilio parece detestarlo. Rapin lo encuentra un personaje totalmente despreciable; Ascham, siguiendo la pauta de Horacio y de los estoicos, lo considera un ejemplo noble de virtu ‘A veces estas divergencias vienen causadas por motivos ‘propagandisticos; otras veces tienen su origen en sentimientos personales muy arrai- gados. Pero sea cual sea su causa, uno tiene que estar preparado de antemano para algunas diferencias notables de opinién que hallara acerca del valor moral de Ulises. ina causa mas sencilla del cambio operado en el material tradicional reside en las intenciones técnicas del escritor. El cambio resultara mas 0 menos acusado segin el valor que el escritor conceda a los aspectos formales de su trabajo. Pero cada es- critor tiene que amoldar en cierta medida su material tradicional a las convenciones y exigencias del género que haya elegido como medio de expresién de su obra, sea heroico, tragico, idilico, de caballerias, pice meetin de ae eceast Si esta escribiendo una comedia, tendra tendencia a exagerar el apetito vigoroso de Ulises transformandolo en glotoneria, o se centraré en los aspectos grotescos de su escondi- te en el caballo de madera o de colgarse debajo del carnero de Polifemo. El melodra- ma exige un villano, el verso lirico un hombre de sentimiento, lo burlesco un cobar- de. Los escritores romanticos han enfatizado el elemento donjuanesco en el trato de Ulises con Circe, Calipso y Nausicaa. Los escritores tragicos han rechazado el final feliz de su vida tal como va implicito en Homero en favor de versiones posteriores que presentan el parricidio o el envenenamiento. Del mismo modo, si un escritor esta interesado principalmente en Ulises, 0 en cualquier otro héroe tradicional, como medio de propaganda, estudiar la tradicién cual si de un abogado se tratara para localizar los motivos que hagan posible justifi- car o desacreditar tanto al héroe como la causa que defiende. Esta es la raz6n por la que Ulises aparece en el siglo XVI como un modelo para protestantes ingleses; en el siglo XVII primero como una especie de malevolencia calvinista y luego como un referente para los galanes espafioles de la Contrarreforma; en el siglo XX como el prototipo de un primer ministro inglés muy malicioso. Desde el siglo VI a. d. C. en adelante, la tradicién de Ulises esté condenada ininterrumpidamente endemoniada por intereses propagandisticos de este tipo. Sobre otra fuente de variacién en la tradicién, por ahora sdlo se hace preciso un comentarit paso aqui, pues se estudiara de manera mas completa en un capitulo onclusivo,)Dicha fuente consiste en la reaccién personal de cada escritor creativo frente la personalidad tradicional de un héroe mitico, el trato de ida y vuelta entre su propio temperamento y la figura que haya descubierto en la tradicién precedente. ‘A veces esta simpatia o antipatia ha sido el factor dominante en Ja produccién de nuevos retratos de Ulises. Se ve claramente aplicado, y confesado, en el caso de 26 W.B. Stanford Goethe, ‘Tennyson y d’Annunzio. Su reaccién ante el personaje-imagen de Ulises Iegé mucho més all de un simple interés. Se convirtié en un asunto de autoiden- tificacién, hasta el punto de que por un tiempo cada uno se vio a si mismo como Ulises y a Ulises como a si mismo. En esta experiencia intensamente personal, tanto el propio escritor como el héroe-simbolo elegido, pueden cambiar drasticamente. Para el escritor puede ser un medio de autodescubrimiento, de autoestimulo y au- torrealizacion. Para cl héroe mitico, que es la pareja de esta empatia imaginaria, cl efecto puede ser el de una mutacién totalmente nueva en su evolucién. Cuando los ensamientos y sentimientos de un autor se fusionan con el simbolo tradicional, su inlaginacién puede dar un salto repenting mitopoético més alld de la marea lenta del normal desarrollo literario; entonces, de forma totalmente impredecible, una nueva concepcién de un héroe antiguo, una nueva figura importante en los anales de la lite- ratura europea puede surgir llena de vida. “Asi pues, los factores que afectarin en mayor o menor medida a todo escritor crea- tivo cuando comienza a componer un nuevo retrato de un héroe tradicional son éstos: el cfecto de la tradicién, los problemas de traduccién, la tendencia a Ja asimilacién historica, la variacién en los referentes morales, las cxigencias del género elegido y la reaccién personal de cada autor frente a la personalidad de la figura mitica. Se podrian @adir otras, pero éstas parecen ser las influencias principales. Explican la mayor parte de las vicisitudes en la evolucién literaria de cada héroe popular, tanto las del Rey Ar- turo y Don Juan, como las de Jasén y Orfeo. Pero entonces gpor qué ha tenido Ulises una carrera mucho més variada que cualquier otro héroe mitico, antiguo o moderno, si su personaje ha respondido sencillamente a influencias modeladoras similares? Una respuesta detallada a esta pregunta se ofrecera a Jo largo de este libro. Pero puede ser interesante perfilar una distinci6n fundamental por adelantado. ‘Apesar de los muchos factores que tienden a alterar o a acrecentar | aventuras de un héroe mitico, su evolucié: arquet{pico es del tipo mas simple y directo como Ayax, Agamenén o Jasén, 0 si sus hazafias estan limitadas en alcance y naturaleza, evidentemente ofrece un arco me- de posibilidades de adaptacién que un héroe mas complejo y extensivo. De los héroes homéricos, y, de hecho, de todos los héroes de la mitologia griega y romana, Ulises es con mucho el mas complejo en cardcter y en hazafias. Sus aventuras en la ‘Odisea le llevaron mas alla de los limites del mundo conocido para entrar en regio- nes inexploradas de misterio y magia. Su personaje era a la vez mds variado y mas ambiguo que el personaje de cualquier figura de la mitologia o de la historia griegas hasta Arquiloco. Lo mas significativo de todo para las posibilidades de adaptaciones postérfores de su mito, y una de sus cualidades més importantes, tal como le caracte- Fy Homero, era su adaptabilidadd— En concreto, uno de los rasgos de la personalidad de Ulises en los poemas homé- ricos precisa de una especial atencién. Se trata de la ambigiiedad moral inherente a la I. La adaptabilidad de las figuras miticas 27 caracteristica que lo distingue entre los héroes homéricos, que es la inteligencia. La intcligencia, como indica Homero, es una cualidad neutra, Puede manifestarse como dence baja y egoista 0 como sabiduria excelsa y altruista. Entre estos dos polos, firmemente establecidos en el mito homérico arquetipico, el caracter de Ulises ha oscilado a lo largo de toda la tradicién. La inteligencia puede también manifestarse de otra manera, que implica a su vez una ambigiiedad moral. El complemento de la aplicacién practica de la inteligencia es la curiosidad intelectual, el deseo de mas conocimiento, sin el cual la mente acti- va se vuelve estéril. Pero este deseo de conocimiento puede llegar a convertirse en ‘una obsesion peligrosa, pasando por encima de consideraciones de prudencia y de seguridad. Dante fue el primero en subrayar la cualidad peligrosa def ansia de Uli- ses por nuevos descubrimientos y experiencias palpitantes. Pero Homero, quien con tanta frecuencia plantaba ideas seminales en sus poemas sin llegar a cultivarlas en lo sucesivo, ya habia sugerido esta segunda dimension de ambigiiedad en el tipo de inteligencia de Ulises. El Ulises arquetipico ofrecia entonces una base mas amplia para el futuro de- sarrollo que cualquier otra figura de la mitologia griega, gracias al amplio alcance de la concepcién homérica de su caracter y sus hazafias. Casi todo el mito posterior fue construido directamente sobre esta base. Durante un tiempo, es cierto, el relato homérico de Ulises estuvo desacreditado por ciertas imposturas que gozaron de be- neplacito, como se explicara més adelante. Pero estas imposturas eran en si mismas el resultado de una reaccién violenta frente a la tradicién fundamentalmente homéri- ca; y han tenido poca influencia en el mito moderno. Se puede afirmar sin temor que toda contribucién importante al tema de Ulises en los tiltimos cuatrocientos afios ha sido consecuencia directa 0 indirecta de la Iliada y de la Odisea. Puede ser oportuno entonces, como introduccién, tanto a las versiones recientes de la tradici6n como a las antiguas, detenerse unos momentos en la consideracién de la compleja naturaleza del héroe homérico mas versatil y mas adaptable.

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