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LA SANCION NORMALIZADORA 1) En el orfanato del caballero Paulet, las sesiones del tribunal que se reunfa cada mafiana eran ocasién de un verdadero cere- monial: “Encontramos a todos los alumnos en orden de ba- talla, en un alineamiento, una inmovilidad y un silencio abso- lutos. El tertiente coronel mayor, joven caballero de dieciséis afios, estaba fuera de filas, espada en mano; a su voz de mando, la tropa eché a andar a paso redoblado para formar el circulo. El consejo se agrupé en el centro, y cada oficial dio el informe de su tropa para las veinticuatro horas. Se admitié a los acusados a _justificarse; se oye a los testigos; se deliberdé, y una vez de acuerdo, el teniente coronel mayor dio cuenta en voz alta del numero de los culpables, de la indole de los delitos y de los castigos impues- Scanned with CamScanner LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 183 tos. La tropa desfilé a continuacién en el mayor orden.”!! En el corazén_de todos los sistemas disciplinarios funciona un peque- fo _mecanismo penal. Beneficia de cierto privilegio de justicia, con sus propias leyes, sus delitos especificados, sus formas par- ticulares de sancién, sus instancias de juicio. Las disciplinas es- tablecen una “infra-penalidad”; reticulan un espacio que las le- yes dejan vacio; califican y reprimen un conjunto de conductas que su relativa indiferencia hacia sustraerse a los grandes siste- mas de castigo. “Al entrar, los compafieros deberdn saludarse unos a otros; ... al salir, deberan guardar los articulos y utiles de que se han servido y, en la época en que se vela, apagar su ldmpara” “esta expresamente prohibido entretener a los compafieros con gestos o de otra manera”; deberdn “comportarse honesta y de- centemente”; aquel que se ausente mds de 5 minutos sin avisar al sefior Oppenheim sera “consignado por media jornada”; y para estar seguro de que no se ha olvidado nada en esta minuciosa justicia penal, se prohibe hacer “todo cuanto pueda perjudicar al sefior Oppenheim y a los compaifieros”.2? En el taller, en la escue- la, en el ejército, reina una verdadera micropenalidad del tiempo (retrasos, ausencias, interrupciones de tareas), de la actividad (falta de atencién, descuido, falta de celo), de la manera de ser (descortes{a, desobediencia), de la palabra (charla, insolencia), del cuerpo (actitudes “incorrectas”, gestos impertinentes, suciedad), de Ja sexualidad (falta de recato, indecencia). Al mismo tiempo se utiliza, a titulo de castigos, una serie de procedimientos sutiles, que van desde el castigo fisico leve, a privaciones menores y a pequefias humillaciones. Se trata a la vez de hacer penables las fracciones ms pequefias de Ia conducta y de dar una funcién pu- nitiva a los elementos en apariencia indiferentes del aparato dis- ciplinario: en el limite, que todo pueda servir para castigar la menor cosa; que cada sujeto se encuentre prendido en una uni- versalidad castigable-castigante. “Con la palabra castigo, debe com- prenderse todo lo que es capaz de hacer sentir a los nifios la falta que han cometido, todo lo que es capaz de humillarlos, de causarles confusién: ... cierta frialdad, cierta indiferencia, una pregunta, una humillacién, una destitucién de puesto,”"33 2) Pero Ja disciplina Neva consigo una: maneta especifica de castigar, y que no es tnicamente un modelo reducido del tribunal. 31 Pictet de Rochemont, Journal de Geneve, 5 de enero de 1788, 32 Reglamento rovisional para la fabrica de M. O7 iheit = «ce Resament p ppenheim, 29 de sep 4 JoB. de La Salle, Conduite des Ecoles chrétiennes (182), PP. 204-208, Scanned with CamScanner DISCIPLIN, 184 “ lidad disciplinaria es la inobservang. Lo que aren seats Ja regla, sas lo que se aleja de ae See eri clent Es punible el dominio indefinido de lo no con. ane el soldado comete una “falta” siempre que no alcanza el nivel requerido; la “falta” del alumno, €s, tanto como un delito menor, una ineptitud para cumplir sus tareas. El reglamento de Ja infanterfa prusiana mandaba tratar con ‘todo el rigor posi- ble” al soldado que no habfa aprendido a manejar correctamente su fusil, Igualmente, “cuando un alumno no recuerde la par- te de catecismo del dia anterior, se le podra obligar a aprender la de ese dia, sin cometer falta alguna, y se le hard repetir al dia siguiente; o se le obligaré a escucharla en pie o de rodillas, y con las manos juntas, o bien se le impondré alguna otra penitencia”. El orden que los castigos disciplinarios deben hacer respetar es de indole mixta: es un orden “artificial”, dispuesto de manera explicita por una ley, un programa, un reglamento. Pero es tam- bién un orden definido por unos procesos naturales y observables: Ja duracién de un aprendizaje, el tiempo de un ejercicio, el nivel de aptitud se refieren a una regularidad, que es también una re- gla. Los alumnos de las escuelas cristianas no deben jamés ser colocados ante una “leccién” de la que no son todavia capaces, pues se les pondria en peligro de no poder aprender nada; sin embargo, la duracién de cada estadio se halla fijada reglamenta- tiamente, y aquel que en el término de tres exdmenes no ha po- dido pasar al grado superior debe ser colocado, bien en evidencia, en el banco de los “ignorantes”. El castigo en régimen disciplina- mo supone una doble referencia juridico-natural. _3) El castigo disciplinario tiene por funcién reducir las desvia- Clones. Debe, por lo tanto, ser esencialmente correctivo. Al lado de los castigos tomados directamente del modelo judicial (multas, litigo, calabozo),, los sistemas disciplinarios dan privilegio a los castigos del orden del ejercicio —del aprendizaje intensificado, multiplicado, varias veces repetido: el 1; te 1 Ja infanteria preveta que los mol ‘primers elane “que noes soldados de primera clase “que mues- tren algun descuido o mala voluntad serin relegados ate ultima clase”, Y NO podran reintegrarse a la primera sino después de nuevos ejerciciosy un nuevo examen. Como decfa, por su parte, JB. de La Salle, “Los trabajos impuestos como castigo (pensum) son, de todas las Pesitencias, lo mds honesto para un maestro, lo lo agradable para los padres”; permiten «, tener, de las faltas mismas de lo nifios, Frnedios Lai hee Progresar al corregir sus defectos”; a aquellos, por ejemplo, “que Scanned with CamScanner LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 185 no hayan escrito todo lo que debfan escribir o no se hayan apli- cado a hacerlo bien, se les podré dar como castigo algunas Iineas que escribir 0 que aprender de memoria”. E] castigo disciplina- rio es, en una buena parte al menos, isomorfo a la obligacién mis- ma; es menos la venganza de la ley ultrajada que su repeticién, su insistencia redoblada. Tanto que el efecto correctivo que se es- pera no pasa sino de una manera accesoria por la expiacién y el arrepentimiento; se obtienen direct a ‘tamente por el mecanismo de un encauzamiento de la conducta. Castigar es ejercitar. 4) El castigo, en la disciplina, no es sino un elemento de un sistema doble: gratificacién-sancién. Y es este sistema el que se vuelve operante en el proceso de encauzamiento de la conducta y de correccién. El maestro “debe evitar, tanto como se pueda, usar de castigos; por el contrario, debe tratar de hacer que las recom- pensas sean mas frecuentes que las penas, ya que los perezosos se sienten més incitados por el deseo de ser recompensados como los diligentes que por el temor de los castigos; por lo cual se obten- dra un fruto muy grande cuando el maestro, obligado a usar del castigo, conquiste si puede el corazén del nifio, antes que aplicar- le aquél”.25 Este mecanismo de dos elementos permite cierto ni- mero de operaciones caracteristicas de la penalidad disciplinaria. En primer lugar la calificacién de las conductas y de las cualida- des a partir de dos valores opuestos del bien y del mal; en lugar de la divisién simple de lo vedado, tal como la conoce la justicia penal, se tiene una distribucién entre polo positivo y polo nega- tivo; toda la conducta cae en el campo de las buenas y de las malas notas, de los buenos y de los malos puntos. Es posible ademas establecer una cuantificacién y una economfa cifrada. Una contabilidad penal, sin cesar puesta al dia, permite obtener el ba- lance punitivo de cada cual. La “justicia” escolar ha levado muy lejos este sistema, cuyos rudimentos al-menos se encuentran en el ejército 0 en-los talleres. Los hermanos de las Escuelas cris- tianas habfan organizado toda una microeconomfa de los privile- gios y de los trabajos como castigo: “Los privilegios servirén a los alumnos para eximirse de las penitencias que les sean impuestas +++ A un escolar, por ejemplo, se le habra impuesto como castigo la copia de cuatro o seis preguntas del catecismo; podra librarse de esta penitencia mediante algunos puntos de privilegios; el maes- tro asignaré el mimero necesario para cada pregunta ... Como los privilegios valen cierto nimero de puntos, el maestro tiene 34 Ibid. 15 Ch, Demia, Réglement pour les écoles de la ville de Lyon, 1716, p. 17. Scanned with CamScanner DISCIPLINA 186 otros de menor valor, que serviran a manera de Sea ee) Gare los primeros. Asi, por ejemplo, un nifio habr Pape ee oe ede redimirse sino a cambio de éeis pun. castigo del cual no puede rec is ite ivilegio de diez; entonces se lo presenta al maes- a eee aatecaekh i en cuanto a los de- tro, el cual le devuelve cuatro puntos, y asi a ‘4s."36 Y por el juego de esta cuantificacién, de esta circulacién ae los adelantos y de las deudas, gracias al cdlculo Deane de las notaciones en més y en menos, los aie aise inarios jerarquizan los unos con relacién a los otros ‘a las nae yi : las “malas” personas. A través de esta microeconomia a ua penalidad perpetua, se opera una diferenciacién que no es la de Jos actos, sino de los individuos mismos, de su indole, de sus vir- tualidades, de su nivel o de su-valor. La disciplina, al sancionar los actos con exactitud, calibra los individuos “en verdad”; la penalidad que pone en practica se integra en el ciclo de conoci- miento de los individuos. 5) La distribucién seguin los rangos 0 los grados tiene un do- ble papel: sefialar Jas desviaciones, jerarquizar las cualidades, las competencias y las aptitudes; pero también castigar y recompen- sar. Funcionamiento penal de la ordenacién y cardcter ordinal de la sancign. La disciplina recompensa por el tinico juego de los ascensos, permitiendo ganar rangos Y puestos; castiga haciendo retroceder y degradando. El rango por s{ mismo equivale a re. compensa 0 a castigo. Se habia puesto a punto en la Escuela militar un sistema completo de clasificacién_“honorifica”, que unos detalles de indumentaria revelaban a los ojos de todos, y unos castigos mds o menos nobles o vergonzosos iban unidos, como marca de privilegio o de infamia, a los rangos ast distribuidos. Este Teparto clasificatorio y penal se efectia a intervalos cercanos por Jos informes que los oficiales, los profesores y sus ayudan- St 'stran, sin consideracién de edad o de prad vl cualidades morales de los alumnos” econ ke d Y sobre “su conducta uni- versalmente ,7econocida”, La primera clase, Hamada “de los muy buenos”, se distingue por una hombrera de plata; su ho- cue “una tropa puramente mili- ares los castigos a que tien derecho €n casos graves, ]; 8 2 n Ten 8 hee ‘@ prisién), La segunda clase, tar”; por Io tanto, serdn milit 10S arrestos y, “de los buenos”, plata; pueden s ¥ Puestos de rodillas, La clase de los “mediocres”™ 18 JB. de La Salle, Conduite ‘al ; des -Ecole ie 4 Kaul se ene Hone aoe Ee B.N. Ms. 11759, P. 156 indulgencias, Scanned with CamScanner LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 187 tiene derecho a una hombrera de lana roja; a las penas preceden- tes se agrega, llegado el caso, el sayal. La ultima clase, la de los “malos”, esta marcada por una hombrera de lana parda; “los alumnos de esta clase estarén sometidos a todos los castigos usa- dos en la Escuela o todos aquellos que se crea necesario introducir e incluso el calabozo sin luz”, A esto se afiadié durante un tiempo la clase “vergonzosa”, para la cual sé hicieron reglamentos par- ticulares, “de manera que quienes la componen habran de estar siempre separados de los demés y vestidos de sayal”. Puesto que unicamente el mérito y la conducta deben decidir el lugar del alumno, “los de las dos ultimas clases podran lisonjearse de as- cender a las primeras y de llevar sus insignias, cuando, por testi- monios universales, se reconozca que se han hecho dignos de ello por el cambio de su conducta y sus progresos; y los de las pri- meras clases descenderan igualmente a las otras si se abandonan y si los informes réunidos y desventajosos demuestran que no me- recen ya las distinciones y prerrogativas de las primeras clases...” La clasificacién que castiga debe tender a borrarse. La “clase ver- gonzosa” no existe sino para desaparecer: “Con el fin de juzgar €n cuanto a la especie de conversién de los alumnos de la clase vergonzosa que se comporten bien”, se les volver4 a introducir en las otras clases y se les devolverdn sus trajes; pero permanecerdn con sus camaradas de infamia durante las comidas y los .recreos; y asf quedardn si no continuan portandose bien; sélo saldran, “si sé est4 contento de ellos en dicha clase y en dicha divisién”.** Doble efecto, por consiguiente, de esta penalidad jerarquizante: distribuir los alumnos de‘acuerdo con sus aptitudes y su conduc- ta, por lo tanto segun el uso que de ellos se podré hacer cuando salgan de la escuela; ejercer sobre ellos una presién constante para que se sometan todos al mismo modelo, para que estén obli- gados todos juntos “a la subordinacién, a la docilidad, a la aten- cién en los estudios y ejercicios y a la exacta practica de los de- beres y de todas las partes de la disciplina”. Para que todos se asemejen. En suma, el arte de castigar, en el régimen del poder discipli- nario, no tiende ni a Ia expiacién ni aun exactamiente a la repre- sién. Utiliza cinco operaciones bien distintas: referir los actos, los hechos extraordinarios, las ¢onductas similares a un conjunto que es a la vez campo de comparacién, espacio de diferenciacién y principio de una regla que seguir. Diferenciar a los individuos unos respecto de otros y en funcidn de esta regla de conjunto —ya 31 Archivos nacionales MM 658, 30 de marzo de 1758, y MM 666, 15 de septiembre de 1763. Scanned with CamScanner 188 DISCIPLINA se la haga funcionar como umbral minimo, como término medio que respetar o como grado dptimo al que hay que acercarse. Me- dir en términos cuantitativos y jerarquizar en términos de valor las capacidades, el nivel, Ja “naturaleza” de los individuos. Hacer que juegue, a través de esta medida “valorizante’ ", la coaccién de una conformidad que realizar. En fin, trazar el limite que habra de definir la diferencia respecto de todas las diferencias, la frontera exterior de lo anormal (la “clase vergonzosa” de la Es- cuela militar). La penalidad perfecta que atraviesa todos los pun- tos, y. controla todos los instantes de las instituciones disciplina- rias, compara, diferencia, jerarquiza, homogeiniza, excluye. En una palabra, normaliza, 3 Se opone, por Jo tanto, término por término, a una ‘penalidad judicial, que tiene por funcidn esencial la de referirse, no a un conjunto de fendmenos observables, sino a un corpus de leyes y de textos que hay que conservar en la memoria; no la de diferen- ciar a unos individuos, sino de especificar unos actos bajo cierto numero de categorias generales; no la de jerarquizar sino la de hacer jugar pura y simplemente la oposicin binaria de lo per- mitido y de lo prohibido; no la de homogeneizar, sino la de ope- rar la divisién, obtenida de una vez por todas, de la condena. Los dispositivos disciplinarios han secretado una “penalidad de la nor- ma”, que es irreductible en sus principios y su funcionamiento a 1a penalidad tradicional de la ley. El pequefio tribunal que parece actuar permanentemente en los edificios de la disciplina, y que a veces adopta la forma teatral del gran aparato judicial, no debe engafiar: no prolonga, excepto por algunas continuidades forma- les, los mecanismos de la justicia criminal hasta la trama de la existencia cotidiana, o al menos no es Io esencial; las disciplinas € su origen en la superpo- ciencias humanas y en Ias e ionalidad o del humanismo yene su punto de formacién en la técnica ‘a hecho jugar esos nuevos mecanismos de san- sicién a la justicia criminal de las exigencias propias de que llevaria consigo; ti disciplinaria que h: cién normalizadora cae Hae de las disciplinas, el poder de la Norma. eNue- Selon sociedad moderna? Digamos mis bien que desde el ‘a venido a agregarse a otros poderes obligindolos a esta nueva raci Scanned with CamScanner LOS MEDIOS DEL, BUEN ENCAUZAMIENTO 189 nuevas delimitaciones; el de la Ley, el de la Palabra y del Texto, el de la Tradicién. Lo Normal se establece como principio de coercién en la ensefianza con la instauracién de una educacién estandarizada y el establecimiento de las escuelas normales; se establece en el esfuerzo por organizar un cuerpo médico y un encuadramiento hospitalario de la nacién capaces de hacer fun- cionar unas normas generales de salubridad; se establece en la regularizacién de los procedimientos y de los productos industria les.»* Como la vigilancia, y con ella la normalizacién, se torna uno de los grandes instrumentos de poder al final de la época clasica. Se tiende a sustituir o al menos a agregar a las marcas que traducian estatutos, privilegios, adscripciones, todo un juego de grados de normalidad, que son signos de adscripcién a un cuerpo social homogéneo, pero que tienen en si mismos un papel de cla- sificacin, de jerarquizacién y de distribucién de los rangos. En un sentido, el poder de normalizacién obliga a la homogeneidad; pero individualiza al permitir las desviaciones, determinar los ni- veles, fijar las especialidades y hacer utiles las diferencias ajustan- do unas a otras. Se comprende que el poder de la norma funcione facilmente en el interior de un sistema de la igualdad formal, ya que en el interior de una homogeneidad que es la regla, in- troduce, como un imperativo util y el resultado de una medida, todo el desvanecido de las diferencias individuales. EL EXAMEN El examen combina las técnicas de Ja jerarquia que vigila y las de la sancién que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una visibilidad a través de Ja cual se los di- ferencia y se los sanciona. A esto se debe que, en todos los dis- positivos de disciplina, el examen se halle altamente ritualizado. En él vienen a unirse la ceremonia del poder y la forma de la experiencia, el despliegue de Ia fuerza y el establecimiento de la verdad. En el corazén de los procedimientos de disciplina, mani- fiesta el sometimiento de aquellos que se persiguen como objetos y_la objetivacién de aquellos que estin sometidos. La superpo- sicién de las relaciones de poder y de las relaciones de saber ad- quiere en el examen toda su notoriedad visible, Otra innovacién de la época clisica que los historiadores de las ciencias dejaron en la sombra. Se hace Ja historia de las experiencias sobre los ciegos 28 Sob to, hay que referirse a las paginas csenciales de G. Can- guithem, Le normal et le "pathalogique, ed. de 1966, pp. 171-191. Scanned with CamScanner 190 DISCIPLINA de nacimiento, los nifios-lobo o sobre la hipnosis. Pero ¢quién hara la historia mas general, mas imprecisa, mds determinante también del “examen”, de sus rituales, de sus métodos, de sus personajes y de su papel, de sus juegos de preguntas y respuestas, de sus sis- temas de notacién y de clasificacion? Porque en esta pobre técnica se encuentran implicados todo un dominio de saber, todo un tipo. de poder. Se habla a menudo de la ideologia que llevan en si, de manera discreta o parlanchina, las “ciencias”. humanas. Pero su tecnologia misma, ese pequefio esquema operatorio que tiene tal difusién (de Ja psiquiatria a la pedagogia, del diagnéstico de las enfermedades a la contratacién de mano de obra), es¢ procedi- miento tan familiar del examen, gno utiliza, en el interior de un solo mecanismo, unas relaciones de poder que permiten obtener y constituir cierto saber? No es simplemente al nivel de la con- ciencia, de las representaciones y en lo que se cree saber, sino al nivel de lo que hace posible un saber donde se realiza la actua- cién politica. Una de las condiciones esenciales para el desbloqueo epistemo- légico de la medicina a fines del siglo xvnt fue la organizacién del hospital como aparato de “examinar”. El ritual de la visita es su forma més llamativa. En el siglo xvu, el médico, procedente del exterior, unfa su inspeccién a no pocos otros controles —reli- giosos, administrativos; casi no participaba en Ja gestién cotidia- na del hospital. Poco a poco, la visita se fue haciendo mas re- gular, mds rigurosa, mds amplia sobre todo: cubrié una parte cada vez mds importante del funcionamiento hospitalario. En 1661, el médico del Hétel-Dieu de Paris estaba encargado de una visita diaria; en 1687, un médico “expectante” debfa examinar, durante la tarde, algunos enfermos, mds gravemente afectados. Los regla- mentos del siglo xvi, precisan los horarios de la visita y su du- racién (dos horas como minimo); insisten para que un servicio por rotacién permita asegurarla todos los dias, “incluso el do- mingo de Pascua”; en fin, en 1771 se instituye un médico resi- gente con lar aaisibn de “prestar todos los servicios de su pro- eon de ecioche: como de dia, en los intervalos de una vi tiempo, discontinua i _ exeriog i ainsi eee jacién regular‘gue 1s la, se ha trasformado en una obser- perpetuo, Gon =n re e al enfermo 2n situacién de examen casi Hick “cleticana babes eben ree ert, me g ahora externo, comi iri: i- sienecin’sobaeel personal religions ite oes rae oh ae personal religioso, y se empieza a confidrsele un 1 Registre des délibérations du bureau de VHétel-Dieu, Scanned with CamScanner LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 191 papel determinado pero subordinado en la técnica del examen. Apa- rece entonces la, categoria del “enfermero”, En cuanto al hospital mismo, que era ante todo un lugar de asistencia, va a convertirse en lugar de formacién y de confrontacién de los conocimientos: inversion de las relaciones de poder y constitucién de un saber. El hospital bien “disciplinado” constituird el lugar adecuado de. la “disciplina” médica; ésta podra entonces perder su cardcter tex- tual, y tomar sus referencias menos en la tradicién de los autores decisivos que en un dominio de objetos perpetuamente ofrecidos al examen. De la misma manera, la escuela pasa a ser una especie de apa- rato de examen ininterrumpido que acompafia en toda su longitud la operacién de ensefianza. Se tratara en ella cada vez menos de esos torneos en los que los alumnos confrontaban sus fuerzas y cada vez mas de una comparacién perpetua de cada cual con to- dos, que permite a la vez medir y sancionar. Los hermanos de las Escuelas cristianas querian que sus disc{pulos tuviesen composicién todos los dias de la semana: el primero de ortograffa, el segundo de aritmética, el tercero de catecismo por Ja mafiana y de escritura por la tarde, etc. Ademias, cada mes debfa haber una composicién con el fin de designar a quienes merecian someterse al examen del inspector.?? Desde 1775, existian en la Escuela de caminos y puen- tes 16 exdmenes al afio: 3 de matemiticas, 3 de arquitectura, 3 de dibujo, 2 de escritura, 1 de corte de piedras, 1 de estilo, 1 de le- vantamiento de planos, 1 de nivelacién, 1 de medida y estimacién de construcciones.* Fl examen no se limita a sancionar un apren- dizaje; es uno de sus factores permanentes, subyacentes, segin un ritual de poder constantemente prorrogado. Ahora bien, el exa- men permite al maestro, a la par que trasmite su saber, establecer sobre sus discfpulos todo un campo de conocimientos. Mientras que la prueba por la cual se terminaba un ‘aprendizaje en la tra- dicién corporativa validaba una aptitud adquirida —la “obra maes- tra” autentificaba una trasmisién de saber ya hecha—, el examen, en la escuela, crea un verdadero y constante intercambio de sabe- res: garantiza el paso de los conocimientos del maestro al discipulo, pero toma del discfpulo un saber reservado y destinado al maestro. La escuela pasa a ser el lugar de elaboracién de la pedagogia. Y asi como el procedimiento del examen hospitalario ha permitido el desbloqueo epistemoldgico de Ia medicina, la ¢poca de la escuela “examinatoria” ha marcado el comienzo de una pedagogia que JB, de La Salle, Conduite des Ecoles chrétiennes, 1828, p. 160. 1 CE Lenseignement et la diffusion des sciences au XVIIIe siécle, 1964. P. 360. Scanned with CamScanner 192 DISCIPLINA funciona como ciencia. La época de las inspecciones y de las ma. niobras indefinidamente repetidas en el ejército ha marcado tam. bién el desarrollo de un inmenso saber tdctico que tuvo su efecto en la época de las guerras napoleénicas. _ El examen lleva consigo todo un mecanismo que une a cierta fornia de ejercicio del poder cierto tipo de formacién de saber. Se 1) El examen invierte la economia de la visibilidad en el ejer- | cicio del poder. Tradicionalmente el poder es 1o que se ve, lo que | se muestra, lo que se manifiesta, y, de manera paraddjica, encuen- tra el principio de su fuerza en el movimiento por el cual la des- pliega. Aquellos sobre quienes se ejerce pueden mantenerse en la sombra; no reciben luz sino de esa parte de poder que les esta concedida, o del reflejo que recae en ellos un instante. En cuanto al poder disciplinario, se ejerce haciéndose invisible; en cambio, impone a aquellos a quienes somete un principio de visibilidad obligatorio. En la disciplina, son los sometidos Jos que tienen que ser vistos. Su iluminacién garantiza el dominio del poder que se ejerce sobre ellos. El hecho de ser visto sin cesar, de poder ser visto constantemente, es lo que mantiene en su sometimiento al indi- viduo disciplinario. Y el examen es la técnica por Ja cual el po- der, en lugar de emitir los signos de su potencia, en lugar de im- poner su marca a sus sometidos, mantiene a éstos en un mecanismo de objetivacién. En el espacio que domina, el poder disciplinario manifiesta, en cuanto a lo esencial, su poderfo acondicionando |_ objetos. El examen equivale a la ceremonia de esta objetivacién. Hasta ‘aqui el papel de la ceremonia politica habia sido dar lugar a la manifestacién a la vez excesiva y regulada del poder; era una expresién suntuaria de potencia, un “gasto” a la vez exa- gerado y codificado en el que el poder recobraba su vigor. La ce- remonia se aparejaba siempre, mds o menos, al triunfo. La apari- con solemn gel Hoberano levaba consigo algo de la consagracién, funeeias aa te lel retorno de la victoria; ni aun en las fastos r jaba de desarrollarse como manifestacién .del des- plicgue del poder. En cuanto a Ja disciplina, tiene su propio tipo : STS No es el triunfo, es la revista, es el “desfile”, forma “jeer a ac atte 08 ection nl come tan s6lo por su mirada, Ne le un poder que no se manifiesta sino poder soberans; desplie, 3 teciben directamente la imagen del To asi, en hnueco— sobre cus cuerpo ests Cfectos —y, por decir y déciles. El 15 de marzo ae Ngee ora ya exactamente legibles revista militar: 18 000 hombres, “una de tae ioe a me tes del reinado”, y que se dect s pa die las acciones mis brillan- ‘@ haber “tenido a Europa entera en Scanned with CamScanner LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 193 la inquietud”. Varios afios después se acufié una medalla para conmemorar el acontecimiento.*? Leva, en el exergo: “Disciplina militaris restituta” y en la leyenda: “Prolusio ad victorias.” A la derecha, el rey, adelantado el pie derecho, manda personalmente el ejercicio con un bastén. En la mitad de Ja izquierda se ven de frente y alineados en el sentido de la profundidad varias filas de soldados; extienden el brazo a la altura del hombro y sostienen el fusil exactamente vertical; adelantan la pierna*derecha y tie- nen el pie izquierdo vuelto hacia el exterior. En el suelo, unas lineas se cortan en Angulo recto, dibujando, bajo los pies de los soldados, grandes cuadrados que sirven de referencia para las dife- rentes fases y posiciones del ejercicio, Totalmente en el fondo, se ve dibujarse una arquitectura cldsica. Las columnas del palacio prolongan las constituidas por los hombres alineados y los fusiles verticales, del mismo modo que, sin duda, el embaldosado prolon- ga las lineas del ejercicio. Pero por encima de la balaustrada que remata el edificio hay unas estatuax que representan unos perso- najes bailando: ‘lineas sinuosas, miembros arqueados, pafios. Re- corre el mérmol un movimiento cuyo principio de unidad es ar- ménico.. En cuanto a los hombres, estén inmovilizados en una actitud uniformemente repetida de filas en filas y de lineas en li- neas: unidad tactica. El orden arquitecténico, que libera en su pice las figuras de la danza, impone en el suelo sus reglas y su geometria a los hombres disciplinados. Las columnas del poder. “Esta bien”, decia un dia el gran duque Miguel, ante el cual se habfa hecho maniobrar a las tropas, “pero respiran”.2* Consideremos esta medalla como testimonio del momento en que coinciden de una manera paraddjica pero significativa la figu- ra mds brillante del poder soberano y la emergencia de los rituales propios:del poder disciplinario. La visibilidad apenas soportable del monarca se vuelve visibilidad inevitable de los stibditos. Y esta inversién de visibilidad en el funcionamiento de las disciplinas es lo que habra de garantizar hasta sus grados mas bajos el ejercicio del poder. Entramos en la época del examen infinito y de la ob- jetivacién coactiva. : 2) El examen hace entrar también ta individualidad en un cam- po documental. Deja tras’ él. un archivo entero tenue y minucioso que se constituye al ras de los cuerpos y de los dias. El examen que coloca a los individuos en un campo de vigilancia los sitia igual- 22 Sobre esta medalla, cf. el articulo de J. Jacquiot en Le Club francais de fa medaille, 4 trimestre de 1970, pp. 50-54. Lam. 2. 23 Kropotkine, Autour d’une vie, 1902, p. 9. Debo esta referencia a G. Can guilhem, + Scanned with CamScanner a 194 DISCIPLINA mente en una red ‘de escritura; los introduce en todo un espesor de documentos que los captan y los inmovilizan. Los procedimien. tos de examen han ido inmediatamente acompafiados de un siste. ma de registro intenso y de acumulacién documental. Constituyese un “poder de escritura” como una pieza esencial en los engranajes de la disciplina. Sobre no pocos puntos, se modela. de’ acuerdo con los métodos tradicionales de la documentacién administrativa, Pero con técnicas particulares e innovaciones importantes. Unas conciernen a los métodos de identificacién, de sefializacién o de descripcién.. Era el problema del ejército cuando habfa que en- contrar a los desertores, evitar la repeticién en los alistamientos, corregir los estados ficticios presentados por los oficiales, conocer los servicios y el valor de cada uno, establecer con certeza el ba- lance de los desaparecidos y de los muertos. Era el problema de los hospitales, donde habia que reconocer a los enfermos, expulsar a los simuladores, seguir la evolucién de las enfermedades, verificar la eficacia de los tratamientos, descubrir los casos andlogos y los comienzos de epidemia. Era el problema de los establecimientos de ensefianza, donde habia que caracterizar Ia aptitud de cada cual, situar su nivel y su capacidad, indicar Ja utilizacién eventual que se podfa hacer de él: “El registro sirve para-recurrir'a él en el tiempo y lugar oportunos, para conocer las costumbres de los ni- fios, su adelanto en el camino de la piedad, en el catecismo, en las letras, segiin el tiempo de la Es:uela, su espiritu y juicio que en- contrard marcado desde su entrada.” 7 De ahi la formacién de toda una serie de cédigos de la indivi- dualidad disciplinaria que permiten trascribir homogeneizindolos Jos rasgos individuales establecidos por el examen: cédigo fisico de la sefializacién, cédigo médico de los ‘sintomas, cédigo escolar © militar de las conductas y de los hechos destacados. Estos cédi- gos eran todavia muy rudimentarios, en su forma cualitativa o cuantitativa, pero marcan el momento de una “formalizacién” ini- cial de lo individual en el interior de las relaciones de poder. Las otras innovaciones de la escritura disciplinaria conciernen la puesta en correlacién de estos elementos, la acumulacién de Jos documentos, su puesta en serie, la organizacién de campos compa- Tativos que permiten clasificar, formar categorfas, establecer medias, fijar normas, Los hospitales del siglo xvi han sido en particular grandes laboratorios para los métodos escriturarios y documentales. El cuidado de los registros, su especificacién, los modos de tras- cripcién de los unos a Ios otros, su circulacién durante las visitas, 4M. I. D. B, Instruction méthodique pour V'école paroissiale, 1669, p. 64. Scanned with CamScanner Los MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 195 su confrontacién en el curso de las reuniones regulares dle los mé- dicos y de los administradores, la trasmisién de sus datos a orga nismos de centralizacién (ya sea en el hospital o en la oficina cen- tral de los hospicios), la contabilidad de las enfermedades, de las curaciones, de los fallecimientos al nivel de un hospital, de una ciudad, y en el limite de la nacién entera, han formado parte integrante del proceso por el cual los hospitales han estado some- tidos al régimen disciplinario. Entre las condiciones fundamenta- les de una buena “‘disciplina” médica en los dos sentidos de la palabra, hay que tener en cuenta los procedimientos de escritura {que permiten integrar, pero sin que se pierdan, los datos indivi- duales en unos sistemas acumulativos; hacer de modo que a partir de cualquier registro general se pueda encontrar un individuo y que, inversamente, cada dato del examen individual pueda reper- cutir en los célculos de conjunto. Gracias a todo este aparato de escritura que lo acompaiia, el examen abre dos posibilidades que son correlativas: la constitu- cién del individuo como objeto descriptible, analizable; en modo alguno, sin embargo, para reducitlo a rasgos “especificos” como hacen los naturalistas con los seres vivos, sino para mantenerlo en sus rasgos singulares, en su evolucién particular, en sus aptitudes 0 capacidades propias, bajo la mirada de un saber permanente; y de otra parte Ia constitucién de un sistema comparativo que per- mite la medida de fenémenos globales, la descripcién de grupos, la caracterizacién de hechos colectivos, la estimacién de las desv' ciones de los individuos unos respecto de otros, y su distribucién en una “poblacién”. Importancia decisiva por consiguiente de esas pequefias técnicas de notacién, de registro, de constitucién de expedientes, de dispo- sicién en columnas y en cuatlros que nos son familiares pero que han permitido el desbloqueo epistemolégico de las ciencias del individuo. Se tiene, sin duda, razén al plantear el problema aris- totélice posible, y legitima, una ciencia del individuo? A gran problema, grandes soluciones quiz4. Pero hay el pequefio proble- ma histérico de la emergencia, a fines del siglo xvi, de lo que se podria colocar bajo la sigla de ciencias “clinicas"; problema de la entrada del individuo (y no ya de Ja especie) en el campo del saber; problema de la entrada dela descripcién singular, del in- terrogatorio, de la anamnesia, del “expediente” en el funciona- hate del discurso cientifico. A esta simple cuestién de eC rresponde sin duda una respuesta sin grandeza: hay que Haein del lado de esos procedimientos de escritura y de registro, hay que mirar del lado de los mecanismos de examen, del lado Scanned with CamScanner 196 DISCIPLINA de la formacién-de los dispositivos de disciplina, y de Ja forma. cién de un nuevo tipo de poder sobre los cuerpos. ¢EI nacimien. to'de las ciencias del hombre? Hay verosimilmente que buscarlo en esos archivos de poca gloria donde se elaboré el juego moderna de las coerciones sobre cuerpos, gestos, comportamientos, 3) El examen, rodeado de todas sus técnicas documentales, hace de cada individuo un “caso”: un caso que a la vez constituye un objeto para un conocimiento y una presa para un poder. El caso no és ya, como en la casuistica o la jurisprudencia, un conjunto de circunstancias que califican un acto Y que pueden modificar la aplicacién de una regla; es el individuo tal como se le puede des- cribir, juzgar, medir, comparar a otros y esto en su individualidad misma; y es también el individiio cuya conducta hay que encauzar © corregir, a quien hay que clasificar, normalizar, excluir, etcétera, Durante mucho tiempo la individualidad comin —la de abajo y de todo el mundo— se ha mantenido por bajo del umbral de descripcién. Ser mirado, observado, . referido detalladamente, se- guido a diario por una escritura ininterrumpida, era un privile- gio. La crénica de un hombre, el relato de su vida, su historio- grafia relatada al hilo de su existencia formaban parte de los rituales de su poderfo, Ahora bien, los procedimientos disciplina- tios invierten esa relacién, rebajan el umbral de la individualidad descriptible y hacen de esta descripcién un medio de control y un método de dominacién. No ya monumento Para una memoria futura, sino documento para una utilizacién eventual. Y esta des- criptibilidad nueva es tanto més marcada cuanto que el encua- dramiento disciplinario es estricto: el nifio, el enfermo, el loco, el condenado pasardn a ser, cada vez mds facilmente a partir del siglo xvi y segin una pendiente que es la de los mecanismos de disciplina, objeto de decisiones individuales y de relatos biografi- cos. Esta consignacién Por escrito de las existencias reales no es ya un procedimiento de heroicizacién; funciona como procedimiento de objetivacién y de sometimiento, La vida cuidadosamente cote- jada de los enfermos meritales 0 de los delincuentes corresponde, como la crénica de los reyes o la epopeya de los grandes bandidos Populares, a cierta funcién Polftica de la escritura; pero en otra técnica completamente distinta del poder. _E! examen como fijacién a la vez ritual y “cientifica” de las diferencias individuales, como adscripcién de cada cual al rétulo de su propia singularidad (en Oposicién a la ceremonia en Ia que se manifiestan los €statutos, los nacimientos, los Privilegios, las funciones, con toda la Tesonancia de sus marcas), indica la apari- cién de una modalidad nueva de poder en la que cada ciial recibe Scanned with CamScanner LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 197 como estatuto su propia individualidad, y en la que es estatutaria- mente vinculado a los rasgos, las medidas, los desvios, las “notas’ que lo caracterizan y hacen de él, de todos modos, un “caso”. Finalmente, el examen se halla en el centro de los procedimien- tos que constituyen el individuo como objeto y efecto de poder, como efecto y objeto de saber. Es el que, combinando vigilancia jerarquica y sancién normalizadora, garantiza las grandes funciones disciplinarias de distribucién y de clasificacién, de extraccién ma- xima de las fuerzas y del tiempo, de acumulacién genética conti- nua, de composicién éptima de las aptitudes. Por lo tanto, de fabricacién de la individualidad celular, organica, genética y com- binatoria, Con él se ritualizan esas disciplinas que se pueden ca- racterizar con una palabra diciendo que son una modalidad de poder para el que la diferencia individual es pertinente. Las disciplinas marcan el momento en que se efecttia lo que se podria llamar la inversién del eje politico de la individualizacién. En sociedades de las que el régimen feudal sélo es un ejemplo, puede decirse que Ja individualizacién es mAxima del lado en que se ejerce la soberanfa y en las regiones superiores del poder. Cuanto mayor cantidad de poderfo o de privilegio se tiene, més marcado se esta como individuo, por rituales, discursos o representaciones plasticas. El “nombre” y la genealogia que sittan en el interior de un conjunto de parentela, la realizacién de proezas que mani- fiestan la superioridad de las fuerzas y que los relatos inmortali- zan, las ceremonias que marcan, por su ordenacién, las relaciones de poder, los monumentos o'las donaciones que aseguran la super- vivencia tras de la muerte, el fausto y el derroche, los vinculos multiples de vasallaje y de soberanfa que se entrecruzan, todo esto constituye otros tantos procedimientos de una individualizacién “ascendente”. En un régimen disciplinario, la individualizacién es en cambio “descendente”: a medida que el poder se vuelve més anénimo y més funcional, aquellos sobre los que s¢ ejerce tienden a estar mds fuertemente individualizados; y por vigilancias mas que Por ceremonias, por observaciones mds que por relatos conmemo- tativos,. por medidas comparativas que tienen la “norma” por re- ferencia, ‘y.n0 por genealogias que dan los antepasados como pun- tos de mira; por “desviaciones” mds que por hechos sefialados. En un sistema de disciplina, el nifio esta mds individualizado que el adulto, el enfermo mas que'el hombre sano, el loco y el delin- ects mis que el normal y el no delincuente. En todo caso, es ‘0s primeros a los que se dirigen en nuestra civilizacién to- Scanned with CamScanner DISCIPLID 198 ana) canismos individualizantes; y cuando se quiere indivi. adulto sano, normal y legalista, es siempre buscando Jo que hay en él todavia de nifio, la locura secreta que lo habita, el crimen fundamental que ha querido cometer. Todas las cien- cias, andlisis o practicas con raiz “psico-", tienen ‘su lugar en esta jnversién historica de los procedimientos de individualizacién. El momento en que se ha pasado de mecanismos histérico-rituales de formacién de la individualidad a unos mecanismos cientifico-disci- plinarios, donde lo normal ha revelado a lo ancestral, y la medida al estatuto, sustituyendo asi la individualidad del hombre memo- rable por la del hombre calculable, ese momento en que las cien- cias del hombre han legado a ser posibles, es aquel-en que se utilizaron una nueva tecnologia del poder y otra anatom{a politica del-cuerpo. Y si desde el fondo de la Edad Media hasta hoy la “aventura” es realmente el relato de la individualidad, el paso de lo épico a lo novelesco, del hecho hazafioso a a secreta singulari- dad, de los largos exilios a la béisqueda interior de Ja infancia, de los torneos a los fantasmas, se inscribe también en la formacioén de una sociedad disciplinaria. Son’ las desdichas del pequefio Hans y ya no “el bueno del pequefio Henry” los que refieren Ja aventura de nuestra infancia. El Roman de la Rose esta escrito hoy por Mary Barnes; en el lugar dé Lanzarote, el presidente Schreber. Suele decirse que el modelo de una sociedad que tuviera por elementos constitutivos unos individuos estA tomado de las formas juridicas abstractas del contrato y del cambio. La sociedad mer- cantil se habria representado como una asociacién contractual de sujetos juridicos aislados. Es posible, La teoria politica de los si- glos xvi y xvi parece obedecer a menudo, en efecto, a este es- quema. Pero no hay que olvidar que ha existido en la misma época una técnica para constituir efectivamente a los individuos coe, elementos correlativos de un poder y de un saber. El indi- ae ei rere oer renege esa tecnologia es mite ese nm una realidad fabricada por Ha spt ‘a de poder que se Hama la “disciplina”. 'Y que cesar de describir siempre los efectos de poder en térmi- nes alsteratar vee “reprime”, “rechaza”, “censura”, “abs- : » “oculta”. De hecho, el poder produce; produce - jes es mbitos de objetos y rituales de verdad. a indi- esta produccion, que de él se puede obtener corresponden a Pero atribuir tal poder a los ardides con frecuencia mintsculos de la disciplina 1 Mo es conced * obtener tan amplios efectos? cederles mucho? gDe: dénde pueden dos los me dualizar al Scanned with CamScanner

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