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TTP PRE eR CAPITULO 6 Histeria y obsesién (11) a. Histeria e identificacion b, Histeria y excepcién ce. Histeria y sutilizacion d. Neurosis obsesiva y presencia real e. Obsesién como insulto a la presencia real f Hipostasis y persona Los “Yo no, el Otro sf” y “El Otro no, yo si” de la histeria y obsesién, res- pectivamente, tal como fueron tratados hasta aqui, merecen atin una ela- boracién mas, que permitiré dar cuenta de la relacién entre histeria, iden- tificacién y excepcidn, asi como entre obsesién y presencia real. a. Histeria e identificacién Es frecuente que se establezca una relacién privilegiada entre la histeria y las identificaciones, aquella que va mas alla de la funcion de las identificaciones en general en el campo de la extraccién del ob- jeto a. En el dmbito estructural -dada la incorporacién para un determina- do hablanteser con relacién a los personajes que han encarnado al Otro de un punto de imposibilidad en el campo de Ia realidad y la simultanea puesta en funcionamiento del significante del Nombre-del-Padre y su con- secuente, el significante félico, @ o de la extraceién del objeto a— los sig- nificantes funcionan tal como los define Lacan: en cuanto tales no signifi- can nada y cada uno de ellos sélo representari un sujeto para otro signi- ficante. De manera que ninguno de cllos representaré la cosa nt aportara identidad simbélica plena a ningun hablanteser. Dada esta carencia es- Tuctural de identidad, sélo se contara con dos altornativas como solucio- nes parciales a esta falta on ser simbélica: a) so rosolvora parcialmente este efecto alienante del significante ~alionacién ontondida como “no ser 119 | ALFREDO EIDELSZTEIN nada"- mediante el advenimiento para el hablanteser de una condi abjeto del deseo para cl Otro, lo que aporta valor y significado; b) exis tambien, el recurso a Ia identificacién: para escapar al efecto nadifien™® estructural es posible la identificacién, ya sea a la imagen del ge : (BCD Cel semejant, oacualquiera de sus atributos, ya sea a uno 0 varios Significantes: am. bas modalidades de la identificacién habilitan la existencia y | funciona miento de los lazos sociales, , Esta segunda identificacién, en especial, vela la imposibilidad es. tructural de la existencia de identidad, que en algebra de Lacan Se eg. cribe “A” (que se lee: “No hay Otro del Otro”) y que funciona si ha ope rado la inscripeién de la falta, S(A). BI resultado de este proceso de ve, lamiento de la falta estructural en el A y de identidad para el hablan. teser es escrito por Lacan de la siguiente forma: I(A). Por este motive los terminos que operan como extremos del vector de cualquier inten cién en el grafo del deseo son: $ e (A), que inscriben la tensién cons. tantemente polarizada entre “no-ser”, $, y “ser”, I(A), entre alienacién e identificacién. El matema I(A) puede leerse tanto “Ideal del Otro” como “I [1] de! Otro”, que indica la tentativa de aislamiento artificial de un signif cante, en el intento de hacerlo escapar del bucle S, S,, el verdaders causante del factor alienante. Si hubiese un significante que operase solo, brindaria identidad, que seria la misma con la que este signifi- cante contaria y asi seria capaz de significarse a si mismo. La alinea- cion es producto del par significante; se intenta aislar uno para asi ge- nerar la ilusién de un uno completo. De esta forma, el A pasaria a es- tar completo, en el sentido de que no carece de la posibilidad de brin- dar identidad. Es claro que el Ideal del Otro se ordena en la legalidac historica, mientras que el I(A) en el estructural, a condicion de que e la historia del caso la operatoria de distincion entre Otro y A haya re sultado exitosa. Freud postulé el funcion ; amiento del Ideal del yo y Lacan lo transfor mé en Ideal del Otro, intentando asi evitar que se cayera en el tratamie? \o de las neurosis de transferencia en la vertionte del narcisismo. CoD ‘ aoe pected a que, en todo caso de neurosis de transferencis pura plrdidas naz UP allruisinosaerifcil, auto-inmolant® ae rae cine i Juego siquicra una ganancia secundaria: ers ¢ para el Otro seria lo idoalizado en el proc renuncia y ocultacién del de “ ewe. dina ese X destacu Ia identificacién on ta historia? En ka obt a Freud pen lta este vinculo desde el comionz0 " Sobre el abunta via Come de In historia, Kntro sus primers eS “eontramon la cuostion de Ins identificaciones e ! 120 LAS ESTRUCTURAS CLINICAS a PARTIR De LACAN (VoLUMEN I1) podriamos lamar su maxima ex Freud afirma: Presi6n: el “contagio psiquico”. Al respec- to Fre : *L HISTORIA. El nombre de‘histeria’ proviene de loa Primeros tiempos de {a medicina y expresa el prejuicio, silo superadown nucia época, de que esta neurosis va unida a unas afecciones del aparato genésico femenino. En la Edad Media desempens un significative papel hist6rico-~cultural; a consecuencia de wn contagio psiquico se presenté como epidemia, y cons- tituye el fundamento real de ta historia de las Posesiones por el demonio ya brujeria. Documentos de esa epoca atestiguan que su sintomatologia no ha experimentado alteracién alguna hasta el dia de hoy.”! Respecto de la posicién de Lacan con relacion a la teorizacién freudia- na, cabe destacar varias diferencias: 1) Lacan propone denominar “identificacin a nivel del deseo” a laiden- tificacién que Freud llama “histérica”: “Tras aportarnos estos dos modos de identificacién en el capttulo Die Iden- ufizierung’, Freud introduce el tercero, el viejo amigo a quien conocemos desde siempre, desde la observacién “2 Dora, 0 sea, la identificacién re. sultante de QUE EL SUJETO RECONOZCA EN BL OTRO LA SITUACION TOTAL, GLOBAL, EN LA QUE VIVE =LA IDENTIFICACION HISTERICA. Si nuestra histérica tiene una crisis, es porque en una sala en la que estén agrupados los sujetos un po- quito neuréticos y chiflados, la amiguita acaba de recibir aquella noche una carta de su amante. ES La IDENTIFICACION -EN NUESTRO VOCABULARIO_ EN EL PLANO DEL DESEO.”* 2) Lacan rechaza que la identificacion implique un procedimiento de incorporacién, en el sentido en que algo externo se hace interno: conside- To que lo presentado sobre este tema en los primeros capitulos de este vo- lumen sobre las oposiciones Freud-Lacan es suficientemente justificati- vo. Sélo propongo una cita, para que se lea en la letra de Lacan y asi es- Perar més receptividad de los lectores sobre estos argumentos. Para La- can, como ya lo firmé mas arriba, lo que esta en juego en la identificacion no es la introyeccién sino el problema de la falta de identidad: “Este aio, digamos que con este insu-que sait de Vune-bévue, trato de in- troducir algo que va mas lejos que el inconsciente. @Qué relacién hay en- tre esto, que es preciso admitir, que nosotros tenemos wn interior, que lla- maros como podemos, psiquismo por ejemplo se ve incluso a Freud es- 1. Freud, Sigmund, Obran completan, tomo I, pix. 46, Amortort, Buenos Aives, 1982 Lacan, Jacques, Bl Seminario, Libro 8, ii. 394, Pil, Buonos Ais, 2008, (Subraya io mio.) 121 ALFREDO EIDELS: E570 NO VA DE SUYO, QUE LA PSIQUE SEA ENDO jy que 10 Hot, qué relacion hay entre este interior y lp gue fa identificacion? Aht estd lo que pongo bajo me cribir endopsiquis! haya que endosar este ¢ Tamamos corrientemente titulo de este ano. "La ENTIFICACION BS 1.0 “Esta fication [sic] esta c crung, dice Freud. Si bie LO QUE: SK CRISTALIZA EN UNA IDENTIDAD, n alemdn enunciada de otra manera Iden-tip. n noto haber olvidado mi seminario sobre Ig Jnentifsierung, recuerdo muy bien gue hay para Freud al menos tres mo dos de identificacién, a saber: una identificacion para la cual éLreserva, no sesabe bien por qué, a caificacién de amor, es la identifieacién al padre; UNA IDRNTIFICACION HECHA DE PARTICIPACION, QUE 61. EVIDENCIA COMO LA Inew. TIFICACION HISTERICA; ¥ luego, la que él fabrica de un rasgo, que yo en otro a tiempo traduje como unario. 3) Lacan también critica cierta tendencia de Freud a aportar lo que se ria el verdadero objeto del deseo en sustitucion a la identificacion histé. rica, tal como se lee, por ejemplo, en el historial sobre el caso Dora, en ei que Freud se critica su propia introduccién del objeto. Al respecto, Lacan sostiene lo siguiente: “Por esta raz6n, lo dijimos al acabar la tiltima vez, en el obsesivo ocurre agui, en (Su), algo que es distinto de la identificacion histérica. “[...] El deseo es para el histérico un punto enigmdtico, y nosotros segui- mos ddindole todavia, por decirlo ast, FSA ESPECI DE INTERPRETACION FOR- ZADA, CARACTERISTICA DE TODOS LOS PRIMEROS PLANTEAMIENTOS DEL ANALISIS DE LA HISTERIA POR PARTE DE FREUD. “En efecto, Freud no vio que el deseo esta situado para el histérico en tal posictén, que decirle Desea usted a éste o a ésta es siempre una INTERPRE: TaCcION FoRzADA, inexacta, errada. Tanto en las primeras observaciones de Freud como més tarde en el caso Dora {...] 4 En el contexto de estos desarrollos, propongo entender que la relacién especial aa histeria e identificaciones, en el sentido de Lacan —que it Piiea que lo que est en juego en la identidad que no es nada intern prea we refiere fundamentalmente al deseo se debe a que histeri itt tata falta sa c Otro se trata de “No ser”, no ser nada de nada. Asi: 4 de un hablange useada, a la falta de identidad anhelada, en el sent? coincide imaginarinme ng Uchtifica al fading del efecto significant cia logicamente una nent® £0 la posicién de sujeto deseante-, se le €N CUESION Como del hae impUlsada tanto del lado del hablante” ‘ado del Otro, de provision Y apropiacion de 88s" 3. Lacan, Jacques, Hl § 4. Lacan, Jacques, iL mio.) eminario, Libro 24, nario, Libra 6, Clase 16/11/76, inédito, (Subrayado mio.) hay. 115, Paidés, Buenos Aires, 1999. (Subraye? 122 ‘LAS ESTRUCTURAS CLINICAS A Pattie DE LACAN (VoLUMEN II) de identificacién de otros. {Qué puede parecer més necesario que identi- ficarse si es que se carece de toda identidad? Pero, en un bucle propio al sin salida de la histeria y obsesién, {qué mejor forma de rechazar cual- quier identidad que presentar multiples identificaciones, que todas ellas en su sucesion y alternancia se mostrardn como mentirosas? Asi, histe- ria como identificacién al no ser, identificaciones y mentira quedan légi camente asociadas. De hecho, la mentira recién articulada se reviste de las mismas carac- teristicas que la posicién del mentiroso en la famosa paradoja conocida como de Epiménides. “Yo miento”, coincide en su condicién paradojal con Jo que “No soy” quiere decir mediante las identificaciones. Frente al “Yo miento” tan paradgjico como el “Yo no soy”-, no cabe més que creer que “No ‘puede’ ser” y salir como un amo a prover ser, para lue- go descubrir que no era eso lo que se queria y quedar el proveedor como quien no es, ni amo ni nada. El representante del Otro pasar de amo a engaiiado en el proceso de montaje y desmantelamiento de las identifi- caciones. b. Histeria y excepcién El ultimo elemento de este conjunto articulado que quiero resaltar es el de la confusién entre “No soy” y excepcién. Con el avance irrefrenable del individualismo moderno, se destaca cada vez mas en nuestra cultura el valor de la diferencia, de la diferencia abso- luta, con lo que esto implica de rechazo del Otro. “No hay Otro” se sostie- ne “religiosamente”, como si fuese Ja ultima gran verdad. Se supone que se debe elegir por uno mismo y nada més que en funcién deello y que es un horror, por ejemplo, casarse por medio de una prescrip- cién establecida a partir de un orden simbélico preexistente, como si lo pri- mero garantizara un verdadero amor: lo tnico que se verifica es una veloz disminucién de los casamientos. “Es siempre preferible elegir los estudios © profesién por la verdadera vocacién interna y no seguir la marca deja- da por familiares, amigos, etc., ya que eso seria alienacién” de este modo; cada vez se encuentran més personas que no saben qué clegir, 0 que ne- cesitan de un test de orientacién vocacional. Aunque esta ultima activi- dad s6lo verifica que la “auténtica vocacién” de cada uno de los entrev’ tados, considerada dentro del conjunto, coincide con la tendencia general €n Ja comunidad en ese mismo momento. __ En paginas anteriores destaqué las propiedades del objeto a: particula- Ndad y no intercambiabilidud, poro no deben confundirse tales caracte ticas con que cl objeto debe ser encontrado diciondo*No” a todo lo que pro- 123 ALFREDO EIDELSi 1 Otro o del A. Nunea debe olvidarse que Lacan lo q esigng venga del ‘ de can ty _ vel ee como primer motivo, por indicar al otro, auére en france Con | rt oente en ka ereacion o hallazgo de una diferencia que tira, just . ‘i ay articulada al conjunto de Clement, cnt, Ndicidy, design, Mcebid;, a en que es insci te La me ep Ay aus representantes reales, los Otrom, fg ieee coincide ni con la rebeldia —lo que, justamente, ge emo “sin causa’ ni con Ia locura individualista, tal como fue en por Lacan.* Enfi ‘icamente no empuja a una reer Solipsista, Por consecuencia de la operatoria del orden simbélico, Minguna congig tencia identificatoria se mantendra mas alld de cierto limite de ficcge nadie sera en si mismo papa, mama 0 hijo, en la misma medida en que 4 puede atirmar que, por ejemplo, todos somos necesariamente hijos, al me nos hasta estas tiltimas décadas. Nadie puede ser plenamente hijo come tampoco no serlo del todo. Se trata nuevamente de una légica que cabalgz en la presencia de una ausencia 0 la ausencia de una presencia. Ni ser—de goce ni ninguno otro- ni no ser, sino la articulacién entre ser y no ser. En la histeria, el “No ser” frente al Otro, que se manifiesta como recha- zo de todo lugar simbélico, imaginario o real que el hablanteser pueda lle- gar a ocupar 0 representar para el Otro u otros que bregan por aportar. lo, que parece coincidir con la condicién particular, en realidad no es mas que excepcién. Se trata de no ser ni mamé, ni papa, ni hijo, ni psicoana- lista, ni nada de nada, con tal que el Otro sf lo sea, pero luego se demues tra que él tampoco lo es. En los desarrollos del primer volumen planteé operar con la diferencia entre “singular” y “particular”, para distinguir entre la clinica de la ho- lofrase y la del intervalo. Propongo ahora distinguir entre “excepcién” y “particularidad” para diferenciar entre histeria y sujeto del inconsciente en la clinica del intervalo, En los diccionarios, tanto en espafiol como, Po" ciemplo, en francés, los significados de ambos términos se superponen Pa (lalmente, a pesar de lo cual “excercionat” tiende més a lo que se sale & Iatino ensnde ace lo que configura anomalia, lo que es tinico; aoe bls:“contener en el esprit) nos lleva a ee eee BY cambio, “eaerioerng oe ) nos eva a “apartar”, “sacar”, oe riginal a Peculiar; pce su origen en pana "am dividual 0 propio ere ti de“un el mento dentry de a ur®: “Parte” o “pareela”, ambos orende ah ner afuera, y el arnt - poe : entonces, el primero eo ot jor dicho, a una structure Pee con diferencias aun cee te histe™ Ta 8 Mas UNA “exeepeién hy ryPongo que to que esta en jucg Oval isterica” que una “identificacion histe Menos destaco que ni * due la segunda responde a la primera. Por la posie! fidelntein Alco, Law entra pitt 4 cal "4 Lacura, Letra Vi gn Mette elinicas a partir de Lacan (vol. 1 Airos, 2001, 124 CE ae Las eSTRUCTURAS cLiNzcas 4 PARTIICDE Lacan (Vonusen U1) cepcional que promueve el “Yo no! las identificaci : » icaciones cesarias y evidentes como mentirc : son tanto mds ne- Sas cn las relaciones histéricas. c. Histeria y sutilizacion Sies la excepcién la Posicién ala que se Mega en Ja relacién con el Otro como consecuencia de la cleceién “Yo no, el Otro si”, deberia replantearse con cuidado la direccién de la cur: especialmente e: tica de orientacién lacaniana, Dado valoriza las intervenciones que ata nomina “consisten ula del fantasma histérico, pero ya no es”, “Usted no es ni eso, ni aque- uultad en juego es lo que Lacan pro- no como “Yo no soy”, sino como “Usted lo, ni nada.” Se olvida asi que la difie pone designar como “sutilizacion”, “Es un A mayuiscula como tal, en el que ella cree, contrariamente a una Paranoica. {Qué soy yo? tiene para ella un sentido, que noes el de hace un momento, el de los extravios morales ni filoséficos, sino un sentido pleno yabsoluto. Y no puede hacer de manera que no encuentre ahi, sin saber- 10, al signo @ respondiendo, perfectamente cerrado, siempre velado. Y por eso Dora recurre a todas las formas de sustituto -las formas mds cerca- nas, adviértanlo~ que puede dar de este signo ®. Si siguen ustedes la ope- racién de Dora, o de cualquier otra histérica, verén que para ella nunca se trata mas que de un juego complicado con el que puede, por asi decir. SUTILIZAR la situacién, deslizando donde es preciso el 9, el phi minuscula del falo imaginario,”® En francés, subtiliser significa, por un lado, como el verbo espafiol “suti- lizar”,“adelgazar, atenuar, limar, pulir, robar, etc.”, todas éstas, en el senti- dode tender a “de-sustancializar”, alivianar, afinar y también escamotear; Por el otro, en francés posee un significado que no se encuent! ra tan neta- mente en nuestra lengua: engafar y mentir con astucia. Entre los ejem- los de este uso que brinda el Le Grand Robert en ta lengua de Lacan se Santran: “Se creuser Vesprit”, “Couper les cheveux en quatre Tal ta Propuesta: la histeria implica que del lado del sujeto se intenta un vacia- inari s do mo.) ‘acques, Kl Seminario, Libro 8, pi, 280. (Subrayad ; : le Grand Robert, Dictionnaire de la langue Frangaise, tomo 8, pig. 1010, Paris, 1994, 125 4 miento de ser, un “cortar los cabellos en oa ¢ lia) Lg largo! del lag, del Otro queda en el primer movimiento 7 la . ' ne 4 consistencia, Gi se alvida esto, se confunde el andilisis ~entendlido como cura o reg, lucién de la neurosis- de las identificaciones a presents en la histerig con los easos de transferencias no histéricas en lo que fe es identificacig. nes pueden estar en funcién inhibitoria 0 slam mn aquélla se in ta de todo lo contrario: la dificultad pasa por el rechazo a la ocupacién del ugar imaginario, simbdlico 0 real del sujeto deseante, asumiendo eon, propia toda la falla que se retira asi del campo del Otro. Ciertas corrientes posfreudianas plantearon con mas adecuacion el diagnéstico en transfe. rencia de estos casos de neurosis, pero frente a la identificacién con $ con la que se encontraron -en la forma de la queja por “Yo no soy”, “Yo no ue. do”, “Yo no valgo”, etc.— intentaron, en lugar de operar con la falla del Otrp histérico-edipico, reforzar el yo, lo que produjo un circulo vicioso. ALFREDO EIDELS2TEIN d. Neurosis obsesiva y presencia real Por el lado de la obsesién, encontramos -como es de esperar segiin la légica estructural que sostengo para las estructuras clinicas— todo lo con- trario de la sutilizacién. Para desarrollar este argumento propongo partir de un hallazgo freudiano: la relacién entre neurosis obsesiva y religién. En realidad, Freud mismo reconoce que, implicitamente, esto se conocia an- tes de él, lo que se constata por el uso del término “ceremonial” para de- signar ciertos sintomas obsesivos. Tal relacién se sostiene, seguin Freud, fundamentalmente por la coincidencia en las prcticas: la comunidad de la ejecucién de ceremoniales o ritos en la obsesién y en la religién. Tales acciones son consideradas sagradas y su incumplimiento despierta, pot ello mismo, angustia; ambas practicas estarian justificadas para Freud por los sentimientos inconscientes de culpa del neurético y por la condi- cidn de pecadores de los fieles. _ En torno a sus elaboraciones sobre el significante falico, Lacan tam bién articula al conjunto de las nociones psicoanaliticas en juego ciettos términos ¥ concepciones tomadas de la religién, en este caso la “presenci@ real”, tal como se la encuentra concebida en la teologia cristiana. Todo ell? ince den entrar Kr eteatas al sigicante ens sarrolla las formulas del fantasma het a ities, ae €8 don desarrolloen el cual se justifien make eco Obsesivo. Voy a propone’ sesiv0, en oposicién a la sutilizacin en ieee a a En las mismas clases del ‘Aci6n en juego en el fantasma histerie 5 lel seminario en |; rosonta las formu respectivas de los fantasmas hnve en las que presenta la: at histérico y obsesivo, Lacan realiza un 126 LAS FSTRUCTURAS CLINICAS A Partin DE LACAN (VoLumeN 11) ticulacion mas de términos religiosos habia adelantado en El Seminario, Li él introduce al psicoanalisis bajo la forma neoldgica “falofanias”.*También es necesario considerarla a la hora de estudiar la propuesta de articular neurosis obsesiva y presencia real, Introduzcémonos en el contexto religioso de la “presencia real” y la “epi- fania’. Para ello, estableceré los significados minimos de un conjunto de terminos tomados del léxico de la religion cristiana, pero desde el dogma de la Iglesia Catélica. Comencemos por el vocablo “eucaristia”.? y conceptos psicoanaliticos, que ya ‘bro 6; me refiero a la ‘epifania’, que Evcaristia proviene del griego; sus significados en esa lengua son: “ac- cidn de gracias, bendicién y reconocimiento”. Para la Iglesia Catélica, que también utiliza el término “misterio eucaristico”, es el sacramento funda- mental instituido por Jesucristo en la ultima cena, mediante el cual, por las palabras del sacerdote en la misa —quien ha recibido el poder, como to- dos los demas sacerdotes, a través de los doce apéstoles-, se transustan- cian el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo. La carne y la san- gre de Cristo son asi consagradas y ofrecidas en sacrificio y distribuidas entre los cristianos como alimento espiritual. Estos tiltimos participan de la ceremonia en las condiciones de un “ayuno eucaristico”, que consiste en no comer ni beber al menos antes de la Sagrada Comunién."” No hay que perder de vista que se trata de ayuno real, no simbdlico. Existe una polémica acerca de como interpretar las palabras de Jesu- cristo vinculadas con la Eucaristia, como, por ejemplo, las de la sinagoga de Cafarnatim. Conforme a El evangelio segiin San Juan, 6, se encuentra: 8. Leupin, Alexandre, Phallophanies - Le chair et le Sacre, du Regard, Francia, 2000, “Falofanias”. 9. El material para este término, como para el resto de los trabajados en este capitulo, fue obtenido de las siguientes fuentes: Biblia Pastoral~ Seis Versiones, Cinco idiomas, Cd. Rom; Deiss Lucien, La cena del Sefior, pags. 135-178, Desclée De Brouwner, Espa- fa, 1989; Diccionario de la Lengua Espanola, Espasa Calpe, Espana, 1982; Diccionario Griego-Latino, Klinsieck; Ferrater Mora José, Diccionario de filosofia, Alianza, Espaita, 1882: Gerard Andre-Marie, Diccionario de la Biblia, Anaya, Gran Bretaia, 1995; Gor- don Wasson, Hofman y Ruck, £/ camino a Eleusis, Fondo de Cultura Econémica, Méxi- 0, 1980; Lalande André, Vocabulaire Technique et Critique de la Philosophie, Univer sitaires de France, Paris, 1988; Le Grand Robert Dictionnaire de la Langue Francaise, Dictionnaire Le Robert, Paris, 1994; Loisy Alfred, Los misterios paganos y et misterio cristiano, Péidos, Bs. As., 1967; Moliner Maria, Diccionario del uso del espanol, Gredos, 1996; Nuevo Testamento, sin datos; Trebolle Barrera, Julio, La Biblia judia y ta Biblia cristiana, Trotta, Espaiia, 1993; www CAIIOUCNET; WW.ENCICLOPIDIACATOLICA CON, WWW Kee LESIACATOLICA.OG; WWW L ABIL AOMLINE.COM AK. ; 10. Lacan considera a Ia cucaristia como el relevo de ln homosexual egy foe 89 drabe, las que ponen en juego ciertn concepeidn esfirien del hombre CL Rscansion~ Ornicar? 1, Bl atolondrado, ol atolondridicho o las vueltus diehas, pas, 57, Paidss, Buc nos Aires, 1984, “eg y hue 127 srdad, en verdad os digo: si no coméis la ca 53 Jestis les dijo: En ve ; me d 3 oa h as ‘no bebuiis su sangre, no tenéis vida en vosotros. Wt He accra ml carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y ¥0 le pogy “Sd El que 5 ; » dia citare of ulttne erdadera comida y mi sangre verda i seo gue ni carne es verdadert y ie dera bebidg, "56 Bl que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mi, y yo en 56 El que : ele La polémien milenaria radien en establecor si estas palabras deben egy, eiderarse segun la oposicién entre: “simbolo y realidad” o “simboloo real dad’. Se trata del euerpo nacido de la Virgen o de una presencia simbai, ca? Desde el Concilio de Trento de 1531, para la Iglesia Catélica, el Cristy esta realmente presente y no sdlo en forma figurada; esto es lo que se de. signa como “presencia real”. El conflicto surgié debido al rechazo por par. te de las doctrinas luteranas y calvinistas de la presencia real de la car. ne y la sangre de Cristo en el pan y el vino, Luego de haber presentado un pequciio desarrollo del término “Euca- ristia” y la polémica que existe con relacién a su correcta interpretacién, es conveniente analizar los otros términos requeridos para contextuar la presencia real; segiin mi criterio, ellos son: misterios y sacramentos, tran- sustanciacion, epifania y teofania. MisteRtos:"* Seguin su etimologia es lo inexpresable; el sustantivo mys- terion deriva del verbo muein, equiparable a “cerrar”, especialmente “ce- trar los ojos”, por lo que su significado seria equivalente a secreto 0 inti- midad guardada. Designa al culto 0 rito religioso secreto al cual sélo esta- ban admitidos los iniciados. “Misterios” son, ante todo, aquellas doctrinas y cultos que permanecen ocultos, en la custodia de alguna sociedad secre- ta, o bien de una parte genérica de la misma sociedad (habitualmente hombres o las mujeres tienen sus Propios “misterios”, aunque tambien los miembros de castas guerreras, sacerdotales, etc.), Estos serian los mist fos en sentido arcaico. Mas adclante, en efecto, el mysterion no solo te abn unio transi con iro ton le Guerimiento de toi mento un contacto directo con la divinidad st iat iaree SCeeeari ie 9 racional, lo que luego volvera & ies ie seerctas, KI iniciado ox oat no ¢8, por Lanto, iniciado on HiNBUN OO es “VER” Clertog ” €8 aquel que es invitado a realizar gostos rit Ver’ clertos objetos sagrados, I] ri do, an acto f tual. En Eleusis, lan ae mysterion os aqui, ante Lodo, He os te ae HMonas Mistéricas comonzaban dentre ee VW. CD-Rom dan 12.068 £ “Biblia Pastoral VSB y “ileliztein, Alfredo. Law ), mructuran clinicas a partir de Lacan (el ae 128 es LaS ESTRUCTURAS CLINICAS 4 PARTIR DE Lacan (VOLUMEN II) gares de iniciacién: : telesterion, y todo indica que se acompafaban con la utilizacién de droga: 6 s alucinégenas. Al mystes se le entregaban alli una se- rie de objetos sagrados, tras lo cual sera posible su verdadera iniciacién o “penacimiento”. Era frecuente en la Hélade el Juego de palabras entre “ini- ciacion”, teletshat y “morir”, “telewtan”, se decia, por ejemplo: “Morir es ser iniciado”. El mystes se convierte entonces en el epoptes, “el que ve” (el que velo sagrado). Entre los griegos, el mistagogo era el sacerdote que presi- dia la iniciacion a los misterios, de donde, por extensién, significa maes- tro, guia." En la Antigtedad, los cristianos utilizaban la palabra y el con- cepto de mysterion para referirse a aquellas realidades visibles que con- tuvieran la presencia de Dios. Inicialmente se usé la palabra griega mys- terion, que luego fue traducida al latin con el término sacramentum. Con ello se hacia referencia a realidades humanas cargadas de una significa- cién misteriosa y sagrada. En la Antigiiedad cristiana, dos acciones po- seian especial importancia: la catequesis y la mistagogia. La primera era Ja ensehanza autorizada que el maestro dirigia a los catectimenos (de ca- tacumbas; se trataba de quienes aspiraban a hacerse cristianos y que en este tiempo de preparacién eran llamados catectimenos —los que son ins- truidos—) que se preparaban para el bautismo. La segunda era la inicia- cién de los neéfitos, los recién bautizados, en los misterios del cristianis- mo; en especial el misterio de Cristo que se actualizaba en los signos sa- cramentales y, de modo especial, en la eucaristia. En la actualidad, en la religién cristiana, “misterio” expresa algo inac- cesible a la raz6n y que debe ser objeto de fe; también se utiliza para indi- car cada uno de los pasos de la vida, pasion y muerte de Jesucristo, cuan- do se consideran por separado. En los famosos murales de la Villa de los Misterios de Pompeya, del ano 50 a. C., se representa un ritual de la cultura romana precristiana, en el cual un falo de piedra se halla parcialmente descubierto del velo que lo eubria o que lo cubriria. ; : Son muchos los lugares donde Lacan opera con el término “misterios”, todos ellos con relacién a su concepcién del falo simbélico, como signo -el nico verdadero signo-, pero que siempre aparece velado. La logica de la Presencia real del falo vuelve a plantearnos que para Lacan, también y fundamentalmente, en el falo se juega la articulacién de la ausencia y la Presencia de Jo que esta en juego en el deseo; quiza convendria decir: el deseo mismo, Nuevamente, nos enfrentamos con algo que suele no desta- ‘arse: para Lacan, el deseo no se trata de una pura falta sino de su pre- Sencia real. Cito, al respecto, los siguientes parrafos: — Ifmistaerecirest 13, Alcibindos oo | , tros actos, por haber hecho que el mistagog ibiades se hizo famoso, entre otros actos, p i " . Tice low rit sua, por fuera dol tomplo de Elousis y el socroto manteni- do por siglos. 129 Aurrepo E1DELSZTEIN “La actual relegacién en la sombra de esta funcion del FALO (reducido ay papel de objeto parcial) en el concierto analitico no es sino consecuencia de 1a mistificacién profunda en la que la cultura mantiene su simsoxo; es, se entiende en el sentido en que el paganismo mismo no lo producia sing al término de sus MAS SECRETOS MISTERIOS.” “Pues el FALO ES UN SIGNIFICANTE, un significante cuya funcién, en la eco. nomia intrasubjetiva del andlisis, levanta tal vez el veLo de la que tenia en LOS MISTERIOS." “Pero sucede que el deseo no se escamotea tan fiicilmente, por ser dema- siado visible, plantado en plena mitad del escenario sobre la mesa de los dgapes como aqui, bajo el aspecto de un salmén, lindo pescado afortuna- damente, y que basta con presentar, como se hace en los restaurantes, bajo una tela fina, para que el levantamiento de ese vELO se iguale con el que se realizaba al final de LOS ANTIGUOS MISTERIOS. "Ser el FALO, aunque fuese un falo un poco flaco. No es ésta la identifica- cin ultima con el significante del deseo?”'* Como se lee con claridad en estas citas, para Lacan, la relacién entre falo simbélico y los misterios es estructural: el falo sélo aparece velado. Insisto: nuevamente nos encontramos frente al tema lacaniano de la pre- sencia de una ausencia o de la ausencia de una presencia. De las culturas itifalicas Lacan nunca deja de destacar la relacién esencial entre el falo como simbolo y el velo y las ceremonias secretas. De hecho, podemos con- siderar que falo simbélico, en su ensefianza, significa justamente eso: la presencia de una ausencia. ‘SACRAMENTO: en griego, originalmente, significaba “promesa 0 depésito hecho en garantia de buena fe dejado en mano de los sacerdotes en un li- tigio”; era personal y voluntario, a diferencia del término latino iusiuran- dum, que era colectivo e impuesto. En la religién catdlica es denominado “sacramento” cada uno de los siete signos sensibles sagrados de un efecto interior y espiritual, que Dios obra en las almas de los fieles instituidos por Jesucristo; entre ellos, el sacramento eucaristico, que es el sacrame” to esencial del cristianismo, La palabra latina sacramentum esté formads por la raiz sacr y la desinencia mentum. Sacr (como en: sacrum, sacra’ consecrare, ete.) indica siempre una relacién eon lo Divino; el sufijo "2" tum designa el medio o el instrumento mediante el cual se hace #1g°- 14, Lacan, Jacques, De une cuestiGn preliminar a tod ble de la PS can, Jac wna et veliminar a todo tratamiento posible d 5 (uit: Beeritor 2, pf 597, Siglo Vointiuno, Buonos Aires, “fo02,(Subrayado mio) 15, {dem., La significacién det falo, pi, 669. (Subrayado mio.) 16. {dem., La direccién de la cura y low 5 a ‘ectdn de la cura y lux principios de su poder, pigs. 606 y 607. ( ;gubrayad? 130 ad LAS ESTRUCTURAS CLINICAS A PARTIR DE LACAN (VoLUMEN II) ahi que “sacramento” ignifique “aquello mediante lo cual algo o alguien se hace sagrado”. Si tomamos la palabra “sacramento” en su sentido mas amplio, significa el signo de algo sagrado y oculto. A pesar de esto tiltimo, Freud” no dejé de destacar que el adjetivo sacer poseia un doble signifi- cado: por un lado “consagrado” y, por el otro, “maldito”."8 Lacan destaca, al referirse a este término, que toda verdadera reli- gidn -como lo es para él la cristiana- se caracteriza por un olvido, y en este terreno el sacramento, con su dimensién operatoria, implica el olvi- do de lo magico que se encuentra en su origen.”” Freud articula la pre- sencia de los sacramentos en la religion cristiana con el sacrificio hama- no teantrépico (theanthropic: cuando un hombre se cree ser 0 encarnar a un dios), que considera, junto a otros autores, mucho mas antiguo que el cristianismo.”” ‘TRANSUSTANCIACION: segun la Iglesia Catélica, conversién —pero se tra- tade una maravillosa y singular y no de cualquier transformacién de una cosa en otra— de todas las sustancias del pan y del vino en todo el cuerpo y sangre de Jesucristo, que se convierte en un Cristo sacrificado y resuci- tado. En la lengua, se utiliza para indicar una transformacién completa, total.” Obsérvese cémo se destaca la ausencia de resto. EpIrania, TEOFANIA: términos provenientes del griego. El primero signi- fica “manifestacién, aparicién”; y el segundo “manifestacién, aparicién de una divinidad”. Indican una manifestacién 0 aparicién de la o las divinida- des perceptibles por los sentidos externos. Seguin algunos autores, el tér- mino praesens en, por ejemplo, deus praesens corresponde en latin a los. griegos theophania y epiphania. Para el catolicismo se utiliza, por ejem- Plo, para la manifestacién del nifio Jesus a los Reyes Magos. PRESENCIA REAL: como afirmé més arriba, expresa el tipo de presencia divina que se encuentra en la Eucaristia. Designa al hecho de que Cris- to esté realmente presente con su carne y su sangre en la Eucaristia, en — 1, Poona, Sigmund, Obras completas, tomo XI, pig. 151, Amorrortu, Buenos Aires, 1979, 18. Como nad ¢, Giorgio Agamben ha estudindo ol valor do sacer, on, por ejemplo, Homo Sucer- Bl pader woberano y ta nuda vida, Peo-'Toxtos, Valencia, 1998. y en Profa- 19, catiinen, Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2005, 20, pe ean, Saeque, Hl Seminario, Libro 11, pig. 278. reud, Sigmund, Obras completus, tomo XIU, pags. 162-156, Amorrortu, Buenos Aires, 41 Es notable que cuando Giorgio Agamben anatiza la oporacidn evistisu implicada on te ‘ransuatanciacién no deja de aparecor on nu toxto la rolacidn con ta obsesidn, CE Profas Naciones, pay. 104, 131 . Auengpo Euptszren del pan y del vino. El dogma catélico afirma esta ies del Preseng; i tes cristianas rechazan. a, las especi Io que otras corrien mpletada esta sucinta presentacién de este conjunty de er ion cristiana vineulados con la presencia real minos de la relic’ sarrollar la propuesta de articular la obsesi or conti que Lacan plantea en Ll Seminario, Libro 8. Pare Prose teria como la obsesién implican lo que designa “insulte « 0 In histeris Un ter, Stamos On yg él, tan. la pre. sencia real”. - , _ se rveamos e6mo lo plantea. Primero consideremos la siguiente cita don. de encontramos la relacién que Lacan establece entre falo y present real del deseo: “Sabemos qué dificultad hay en el manejo del simbolo ® en su forma no velada. Hace un momento se los he dicho -lo que tiene de insoportable es que no es tan sdlo signo y significante, sino presencia del deseo. Es la pre. sencia real.”** e. Obsesidn como insulto a la presencia real En la segunda parte de la misma cita Lacan realiza la articulacion en- tre la obsesién y el falo como insulto a la presencia real del deseo: “En el fondo de los fantasmas, de los sintomas, de esos puntos de emergen- cia en los que vernos que el laberinto, en cierto modo, deja caer su mésca- ra, volvemos a encontrarnos con algo que llamaré £1 INSULTO A LA PRESEN” CU REAL. ¥ el obsesivo, él también, se enfrenta al misterio © del significan- te falico ~ y también él trata de convertirlo en manejable. "Un autor del que tendria que hablar la préxima ves ha abordado, de una forma ciertamente instructiva y fructifera para nosotros si sabemos crit carla, la funcién del falo en la neurosis obsesiva. Empezé a hacerlo por pri- mera vez en un articulo a propésito de una neurosie sbecsiva femeninal*| on ta que se destaca ciertos fantasmas sacrilegos en los que la figura de ine inlan a i £s pisoteada, lo cual tiene como resultado bene Buide a la tematan 7 ied Pereibida y confesada. El autor se lanza . 1 skmatica de la agresividad, de la envidia del pene, y ello 0° sar de las protestas de la paciente. a vocan demostrarian mi hechos distintos, en los que pode eat Lanmatcacion demasiado ripidamne eg tenonnenotagi noe ipidamente Hamada sacrilegio? Recorde6s KL Seminario, Anvidencia ‘uronin obweniva fe Libro 4, pay. 281, (Subra ic “ lbro 8 pig. 281, (Subrayado mio.) ne 1 Werapéuticas deta toma de conciencia de taenvidia de ‘menina, Colvecion Diva N* 11, Buenos Airos, 1999: en tane 132 Rie Se L omer LAS ESTHLUC 7 TUKAS CLINICAS A vaterig pp LACAN (Vonumen 11) fantasina del Hombre de lax Ratas euan don i su padre, muerto y resucitada, qua 7 MARINA que ge exhib a hha venido "te €n medio de la noe mar ala puerta. INSULT, rami g ty PUSHED ha ie ite ta noche ata ESENCIA pay,” Lo otra oportunidad nN que guiente: Lacan articula estos términos es la gi- “La ultima vez empecé a ai teular la funcion ® for que es el de la presencia real como para haberse percatado re las que lo ponia. Por otra parte, no lo introduje aislado, y hablé de INSULTO ALA DRESEHCIA REAL, para que nadte se amara a engatio. En esto no ng, enfrentamos en abso. luto a una realidad neutra”"2 rmulando un término do lo bastante sensible de las comillas ent t $ Para Lacan, la obsesién ji mplica el insulto, ataque o golpe a la presen- Pio; b) el deseo en su manifestacion positiva, no una mera o pura falta. t La histeria ataca la falla en la | diante la puesta en funcionami vés de la presencia real. manifestacién del deseo del Otro me- iento de la sutilizacién; la obsesién, a tra- La presencia real en la Eucaristia implica una posicion Tespecto del discurso: se debe sostener una interpretacién literal de las palabras, esta Prohibido, al menos en la vertiente catélica, la lectura o interpretacion fi. Burativa de las palabras. Se impone el sentido literal de las palabras, tra- tadas, a su vez, como si fuesen cosas. Planteé anteriormente que la histeria hace del Otro un amo y que la obsesion implica una posicién de esclavo, pero, dado el ataque al Otro, se produce una esclavitud a la demanda en sf; son las palabras mismas las jue mandan y ordenan. ‘ Por ape tace damon que esta lectura literal exigia también una Onsideracion totalizante: la totalidad de la presencia a través de una to- 44 transustanciacién, Podriamos plantcar para la obsesién una me any Sustanciacion de Jas palabras on objctos, lo que hace paar ed Uzacion de Ia realidad, que Lacan designa como “equivalencia DW can, Saoguen, El Seminario, Libra B, phys. 281 y 282 (Subrayado mio.) Ta a6, de mae 2858, din, y BL Seminario, Libra Hwa 282 texto de Loupin, Alexandre, Pha 41 bes wosy cocrnnerabable eh Merny 4 mornin MOD, para proseguir ol watucio de Nophanien Las Chair et te Bucré, du Kegart, Pain, 2 fel falo y In cariw y lu nugrodo, Lacan sobre tas relucionen enten lan repromntacione de Jacee! ‘tennado desde la perspective del tena frou wy del 133 Aurreno E1peELs/TeIn Enel ejemplo canénico: si In rata 0, Me}oF dicho, en Tatas ~aunque Lea, destaca con perspicacia que en el tormento no pued J introducinss més qu, cee coperan como abjetos, ¢& debido a una maniobra de transustanc, vainde ln palabra “rata” en objeto, 1o que es equiparable a lo que deberi, cnveder con las palabras del sacerdote en la misa con relacién a la Bucs sxtia. De hecho, lo que designa el término “yo” también debe ser conside rato a la luz de una presencia real, lo que establece el frenesi narcisigt go en la clinica de la obsesion, siempre en la perspectiva de una relacigy, con el Otro en la que este tiltimo es rechazado. Tampoco deja de manifes. tarse el misterio, en el sentido del secreto o la ocultacién de toda manio. bra vinculada con el deseo, en especial, frente al otro. Pasemos a las ultimas citas de Lacan en las que se encuentra la base de mi planteo, ambas de la misma clase del seminario que vengo trabajando En la primera retomo la cita anterior indicando como continua: “La iltima vez empecé a articular la funcién ® formulando un término que es el de la presencia real. Creo que tienen el oido lo bastante sensible como para haberse percatado de las comillas entre las que lo ponia. Por otra parte, no lo introduje aislado, y hablé de INSULTO A LA PRESENCIA REAL, para que nadie se llamara a engario. En esto no nos enfrentamos en abso- luto a una realidad neutra. "[..] ¥ creo que todos ustedes han percibido ya su homonimia, su iden- tidad, con lo que recibe este nombre en el dogma religioso, aquel al que, en nuestro contexto cultural, tenemos acceso, por asi decir, de nacimiento. Hace mucho que estamos habituados a otr hablar, de cerca o de lejos, de la presencia real, ese par de términos en tanto constituye un significante, que murmuran a nuestro oido a propésito del dogma catélico, apostolic y romano de la gucanistia. Pues bien, les aseguro que no hay necesidad de ir muy lejos para darnos cuenta de que eso esta completamente a ras del suelo de fenomenologta del opsesivo. *[...] De lo que se trata es de reducir esta presencia real, de reducirla, de quebrarla, de triturarla en el mecanismo del deseo. Los fantasmas sacrile- B08 que tomé prestados la otra vez a esta misma observacién un poco mas abajo lo ponen suficientemente de relieve.” La segunda cita es la siguien “Pero entonces, iqué significa el @# sAcaso lo resumo si sertalo et lugar de fa enskacin wea. coma aquello que sélo puede aparecer en tos intervals de to que en cubierto por e sinificante? Si ta presencia real amena20 & todo el interna sidiificante, tex por esos interoatost Ex verdad. Hay aie? pridadero en ell, Bl ubsesivo we low ensena en todos los puntos de a que ustedes llaman sux mecanismos pnasee nes de proyeeciin o de def 28. Lacan, Jacques, El Seminario, Lit 7, Jacques, EI Seminario, Libro 8, pays, 204 y 295, (Subrayadto mio.) 134 Las Es’ 3 *TRUCTURAS CLINICAS A PARTIR De LACAN (VoLUMEN IL) precisamente, fenomenolégicamente, de todo lo que se puede presentar entre-dos plo, el Rattenmann de Freud cuando se obliga a contar hasta un nimero entre la luz del rayo y el ruido de su trueno- queda ast indicado en su es. tructura verdadera. Porque allt podrta introducirse algo que disolverta toda fantasmagoria?”® conjuracién. Su forma de colmar enel significante -como, por ejem- Asi como la falla en Ja histeria radica en la caida del amo, Ja falla en la transustanciacién de las palabras en la presencia real se manifiesta para la obsesién en la funcién del intervalo que secundariamente deberd ser ata- cado. Nuevamente, nos encontramos con el circulo vicioso, en este caso la necesidad de multiplicacién ininterrumpida de la maniobra. Para subsa- nar la falla en el Otro que encarna la falta de estructura, A, en la obsesién se opera atacando al Otro histérico abriendo la posibilidad de que otro Otro no hubiese fallado. {Como se puede rectificar la falla? Tratando a los signi- ficantes como objetos, tal como las palabras deben ser tomadas por los fie- les en la misa catélica. Pero la falta de estructura que se manifiesta en el Otro que se propone atacar reaparece a nivel del intervalo, lugar donde se localiza la presencia real-del deseo, que a su vez se necesitard atacar. f. Hipéstasis y persona Propongo, por ultimo, una articulacién més, nuevamente entre la obse- sién y la religion cristiana. En este caso, se trata de la “hipéstasis”, tam- bién utilizada por Lacan en varias oportunidades, aunque no en relacién con la obsesion. Hirostasis: palabra griega que significa “colocar abajo lo que sirve de soporte” y sus usos pueden traducirse por “ser de un modo verdadero”, “ser de un modo real”, etc. El término “hipéstasis” fue aplicado por Ploti- no de Alejandria, en el siglo ILI de nuestra era, a las tres eustanciaa prin: cipales del mundo inteligible, o sea, el Uno, la Inteligencia y el Alma. Ast la hipéstasis es el ser o la sustancia de la cual los fenémenos son un: manifestacion. , El término griego fue traducido al fue usada en la tradicién filoséfica con un Se kneeeeel En la religion cristiana se propuso para la tradue térming “pereona” introducido probablemente por Tertuliano do Corts: 0, siglo III d. C., quien postula la siguiente formula para e ender la re lacién entre el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo: “Hay © | latin como “sustancia”, palabra que significado diferente. > , do mio.) 29. Lacan, Jacques, El Seminario, Libro 8, P&E. 296, (Subrayado m 135 el ese ALFREDO EIDELSZTEIN | tancia y tres personas diferentes”. Tertuliano es asi el prime. una sola sus! } ers rmula trinitaria. . 7 ipbstaeia” como “persona” se halla préximo a la signi. erin de “sustancia completa” o sustancia que existe por teoldgico se usaron con frecuencia creciente “per. ferirse primariamente a las personas divinas, do afirmar, por ejemplo, Leoncio de Bizancio, hipéstasis de la Santisima Trinidad no tie- hen sino una naturaleza y que las dos naturalezas de Jesucristo (la divi- na y la humana) no constituyen sino una hipostasis. | En la actualidad designa una entidad ficticia, abstraccién falsamente considerada como una realidad. En el lenguaje contemporaneo, el vocablo es usado en sentido peyorativo para indicar la transformacién falaz o su- brepticia de una palabra o de un concepto en sustancia, en una cosa oen un ente: también significa la sustitucién de un adjetivo en sustantivo. Para la filosofia, el sentido mas generalizado es doble: 1) Por un lado se emplea para denotar la sustancia individual, especialmente cuando ésta es nica, tomandose también aqui como equivalente a la persona moral, “hipostasis” designa el ser en su existencia particular. Sindnimos de hipés- tasis son: “persona”, “individuo”, “sujeto”; 2) Por otra parte se da este nom- bre al hecho de atribuir realidad ontolégica a los conceptos légicos. ro que acuna la El sentido de ficacién antes re si misma. En el lenguaje sona” ¢ “hipostasis” para re Utilizando estos términos pu enel siglo Vid. C., que las tres __ Las relaciones entre la obsesi6n y ciertas categorias de la religin cris- tiana a partir del término “hipéstasis” no fueron —hasta donde he podi- do paca mi investigaciGn-, a diferencia de la presencia real, siquie- ara ee oe ieee creo interesante evaluar si, mas alla de lo se establece un vineulo May ey la presencia real de las palabras no fineigndelsean uo muy tntime entre la hipéstasis de la persona y la por la sustancializacig odsesiva; tanto Por el lado de lo completo come On que hipéstasis implica, En la obsesidn se encuet- tra una hipéstasis t: asis tan " tendido en el sentido moderne ¥ occ 2ro operando wenn el sentido . Jos pensamientos, Difie ene? Se8tin ln hipsstasis cristiana- come de ents. Dificil ene: , . Creo interesante dejar niet UN8 designacion mais exacts. “lar planteada In siguiente pregunta: {la tender” cia individualista d i nuestra cult bur ra recibi verte cone hdacién por esta maniobra product on in Nato nan era na sobre las “personiay™) ida on Ia historia de la religion crise” to del yo -on| so ttt Coneluir con In clabora eate capitulo ~y a modo d rando quo no f # no funcione eo | | ¢a0.4 un obsenivo: MO los signo clon do los ar * umontos desarrollades 6 resumen montos desarre Propongo la siguiente tabla, SPO” * para dingnosticar a una hister 136 Dee rn Las ESTRUCTURAS, ANICAS A PARTIR DE LACAN (VoLUMEN 1) ‘ Histeria Obsesién “Yo no soy” “Yo si soy” Desvanecimiento de $ Transustanciacién de las palabras Excepcién e identificaciones Solipsismo y agresividad Sutilizacién del cuerpo El Otro es 0 sabe Hipéstasis de % en yoy pensamiento El Otro no es o no sabe E] Amo siempre termina cayendo El objeto encontrado nunca es el buscado El intervalo siempre se reintroduce entre los significantes Algo andlogo a esta oposicién establecida entre histeria y obsesién —des- deel punto de vista de la sutilizacién de la primera y de presencia real, tran- sustanciacién e hipéstasis para la segunda- es lo que sucede, pero “del lado del objeto” en la oposicién entre objeto fobico y objeto en la perversién, temas que desarrollaré en el préximo capitulo. 137 |

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