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edo a un ambito en clerto- moderate del s esta implicito en la tradicion filosofica occidental. Cuan-_ do Heidegger hace la fenomenologia del Dasein o ser-ahi referido al uno anénimo, no hace otra cosa que esbozar una filosofia del estar. Como en alemAn sein significa a Ja vez sery estar, nuestro autor no tropieza con ningun problema légico. Otra cosa hubiera sido si hubiese es- crito su pensamiento en castellano. Quiza no le habria sido tan facil pasar entonces del uno anénimo a la exis- tencia auténtica, ya que es indudable que el estar tiene ciertas implicaciones filoséficas que atin no han sido exploradas. De cualquier modo, puede advertirse el as- pecto especial del concepto de estar, como referido a un. ambito paralelo al del ser, especialmente en cuanto se cotejan mundos culturales como el quichua y el ocei- dental. ; El ambito quichua esta como inmerso en un magma césmico que gravita pesadamente sobre él. Tiene Be shinee 4 idad agy. social llamado aylluo comuni gra gel btencion de alimentos y constituye j, de todo el imperio incaico y también gj ahi el organi ria que regula la Asica estructura basic: : teriores. oe de los eine de esta organizacién consistia en ung La idea c cerrada, opuesta a nuestras for. especie de score aan ets Baca pueden ser conside. ae ee economia cerrada se debe aj ~~ ae el inea controlaba la produccién y el con. aa de iets: Sia ello se — las mess Teligio- sas que se advierten en los textos quichuas citados por el cronista Santa Cruz Pachacuti, cabe pensar que el margen de vida disponible en la zona andina eae Sse y cabia apenas en la pantalla magica que el quichua habia elaborado con su religion. En cambio, era muy grande la adversidad, porque en cualquier momento podia frus- trarse una cosecha y provocar la hambruna de varios millones de habitantes. Por eso todo el cuerpo adminis- trative y conceptual del quichua estaba montado para proseguir el penoso trabajo de lograr la abundancia y evitar la eseasez. Una estructura asi supone un trasfon- do angustioso, el cual l6gicamente no podia resolverse en la accion. ¥ no Ppodia hacerlo porque su recurso pri- mordial para hacer frente a los problemas era la magia, © sea que se recurria al inconsciente para resolver los ae oe De esta manera la lucha contra el one - ae Contra el fondo oscuro de su psique, comedies cece la solucién, Venciendo al in- ; ta al mundo. Por eso po ' Podemos calificar a la cultura quichua como 266 rodo lo occidental, en cambio, es opuesto al quichua, porque es ante todo dinamico y —para emplear un tér- mino exacto— tiene todas las cualidades que se atribu- yen al ser. Claro que habria que emplear este término en el sentido que le da Ortega y Gasset, cuando expresa que el concepto de ser, desde los griegos hasta nosotros, ha adquirido “el valor de verbo activo, de ejecucion, de ejercicio” a modo de un “esforzado sostenerse de algo en la existencia”. Mas aun, el ser se halla asociado en la edad media a la idea moral de la “imitacion de Cristo”, que fue reemplazada luego por el montaje de un mundo técnicamente armado. Recién con Heidegger vuelve a adquirir el plano del mito, ya que implica cierta aspirabilidad hacia una total perfeccion. Agreguemos a esto Ia prueba de que el ser unicamente se da en la filo- sofia occidental, porque la oriental, por ejemplo, tiende a ser una filosofia del ente mucho antes que una filoso- fia del ser. El cotejo de ambas culturas tomadas desde este an- gulo arroja conclusiones interesantes. La actitud extre- ma del quichua en el plano del espiritu, por ejemplo, se advierte en los himnos quichuas ya citados, en los cua- 267 9 lo resuelve en forma creadora, hacia af ? pepeasioridad. invadiendo el m \dad. En esto estriba la oposicion. din occidental y lo estatico de la quich e resuelve ante ellas, como trasunta la ua, y una cultura que construye el pi esencial, o sea subordinando al suj a y sus esquemas magicos. La dinamica o« 4], en cambio, se liga a la lanura, la misma que va a Europa y que es recorrida por el caballo y la dejando a modo de jalones una serie de ciuda- Vaya lo anterior a manera de un resumen de lo que _ pudiera surgir de un cotejo mas minucioso de dos cultu- yas antagonicas como éstas. Pero lo que nos interesa senalar muy especialmente es la conclusion un poco desoladora que pudiera extraerse de esta comparacion. Siendo la cultura quichua de meseta, sometida a la naturaleza y encuadrada dentro del ambito de su rejilla magica, esta afectada por eso que podriamos lamar una emocién mesianica, la misma que hizo sospechar a Toynbee que en la zona andina se habia abortado una Teligion llamada por él viracochaismo. Indudablemente ue en este sentido estamos muy lejos de ella, casi diria- €n una actitud antagonica. embargo, cabe pensar que no se trata de una cul- lerta. No nos podra dar formas concretas de reli- de sociedad, pero, si consideramos que S& halla Por un conglomerado humano muy vast, é mipone que ya esta en meen " ici¢ se refiere a la patria. Es ésta, P jugar del ser, de lo dicho, o de la presencia. Y sise q aportar a una filosofia nacional, es a esta presencia ala que hay que contribuir, seguramente para reforzarla. Pero habria que ver si la filosofia ya tiene el caracter de presencia entre nosotros para ver si es un problema de arquitectura. He aqui que en filosofia no hay algo cons- truido, al menos por nosotros. No quiero con esto des- merecer lo que ya se da como tal. Hay filosofia pero fue pensada en otro ambito geocultural y, por consiguiente, resulta dudosa la contribucion o el aporte que uno pu- diera hacer. Habria que filosofar para realimentar un corpus ya instalado en el pensar de todos y que alimenta la cate- dra y el saber académico. Ya lo dijo Aristételes, filosofia_ 4 Supone saber y también ensemiar. Pero, para nosotros, fllosofia no consiste tanto en saber sino mas bien en) run corpus ajeno, y lo que podamos en N° 9/10 - 1979 - San Antonio « te entre nosotros se da una diferencia = el filosofar como puro pensar y la filosofia, primero nos lleva forzosamente a dudar del co a asa Jo mismo que con la danza de las trenzas mae fas en la Quebrada: se continua trenzando y destren- zando lo que esta depositado en el corpus. Pero puede ocurrir lo peor, aceptar el filosofar como pensamiento y no como reiteracién y, entonces, los pies se nos entre- veran porque perdimos el ritmo del conjunto. Esta por medio el problema de que nuestra danza no sea la ade- cuada, y no son precisamente los mas creadores los que puedan efectuarla. Entonces podria haber un error en el tipo de la dan- Za. El problema no esta en haber trenzado todas las cin- tas, sino en que, lo que se dio en llamar filosofia, no es el corpus real. Se plantea entonces un problema metodo- légico, que hace en el fondo a un problema politico, con- sistente en ver como hay que destrenzar las cintas, para trenzarlas de acuerdo con un corpus realmente nacio- nal y que no se molesten los danzantes. El estado actual de la cuestién se reduce a la danza propia, o sea quiza cometer el ridiculo de dar pasos inadecuados. Y en esto va la responsabilidad del pensador. _ Elproblema del filosofar es de uno mismo. Pero no es del yo, sino como lo dije en un libro, es anterior al yo, _ como quiere Collingwood, pero que yo lo dije en lenguaje ‘ _. ni entretenerse con las estructuras. En el horizonte sro donde se toca el subsuelo patrio, mejor dicho, don- > se da el codo a codo de la comunidad, pero contra la cual la nacion también nos ha inmunizado. Por eso ahi _ s6lo cabe el “pa’mi” como gesto, levantando la medianera = como barricada contra el projimo. ___ Pero es el lugar del fermento, lo que ha quedado como descuido cuando se funda la nacién. Es el lugar del es- tar que lamentablemente no es asumido por la nacién, sino relegado a una especie de legislacion municipal, en lacreencia de que con una buena reglamentacién el pais siempre tendra la cara limpia. Es el lugar de la inmadu- rez nacional, donde falta la palabra, donde se da nues- tra plena desconstitucion, en un horizonte epistemoldgico & donde Lévi-Strauss podria ubicar lo salvaje, pese a la ee fachada de civilizacion y cultura con que siempre se ha _ querido vestir al pais desde la Organizacion Nacional hasta aqui. Si se habla de pensar habra que hacerlo desde aqui, £n el lugar del silencio, al margen de la palabra escrita, donde no cabe sino una literatura distorsionada. Si des- de aqui recurrimos al corpus filos6fico nos encontrare- entonces sondear la pre-patria, la mera es. i nde quedo enterrada nuestra verdad, y cierto renovado afan de pulcritud, vigente otra vez en nuestros dias, nos impide escarbar. Por eso se insiste en Ja otra parte, la que hace al rol publico, y para la cual se nos dan las recetas pedagégicas para acceder a la uni- versalidad. A partir de aqui se nos obliga a retraducir lo nuestro y ver, por ejemplo, en qué medida Marx tiene que haber explicado todo lo referente a la economia, cémo todo lo referente a la existencia ya esta dicho en Heidegger, en suma, como todo tiene su antecedente en la vasta cultura del imperio. Pero lo cierto es que nos quedamos en déficit, diferi- dos de una asi llamada universalidad, en el fondo atipico de ésta, donde la presion del institucionalismo argenti- no, inspirado en el exterior, subvierte nuestro drama existencial en un papel de simple mala educacion o de un “tener que ser mejor” que se aplica, no sdloa nuestra produccién cultural, sino también a nuestra economia. Siempre estan dispuestas las formulas por las cuales s¢ nos obliga a ser “cientificos” y en economia tener que producir. Existe un sutil mecanismo publico para exhi- bir la culpabilidad original de estar metidos con los pies . ablemente en la pre-patria, y por querer inten que “| porn a gain Valer eo sa popula Como lo dije en Vida Porteria, no cabe el lenguaje filoséfico, sino que, en una sospechosa se- ae con los asi llamados indigenas, descubrimos que on existencia transcurre entre un “pa'mi”, un “estar en banda” una necesidad de “deschave”, y una desgracia- da necesidad de “quedarse en el molde”. Esto, como ya lo demostré una vez, es “indigena” pero en el sentido de no colonizado, en la misma medida como el argot francés ge- nera indios en los suburbios de Paris. Se trata del margen desechado, residual, de nuestra verdad que una civiliza- cién de objetos margina con sus cotizaciones y su colonia- jismo. Aqui, de nada nos sirven las especulaciones sobre el bien, porque llevamos, en ese abandono, al mal como sim- ple desgracia cara a cara. Seguramente sera el eje de la crisis moral de la que habla Cullen. eComo hacer filosofia a partir de aqui? En realidad no se trata de un vacio, porque, suponemos que en ese subsuelo se da el pueblo. Pero he aqui otra desgracia. Se nos ensefia a no ser pueblo, y si esto falla siempre queda él recurso del psicoanalista para recuperar nuestra so- fisticacion nacional. Pero es inuitil, recuerdo en mi adolescencia una Plaza de Mayo aclamando el regreso de un lider; me quedo también la imagen de una Plaza Congreso con una ma- nifestacion de antorchas, o la Avenida de Mayo durante ¢lvelatorio de Eva Peron. Pero también el milagro de la SUpervivencia densa, antigua y profunda de una comu- oo de campesinos en Bolivia o, en los tiltimos ane, “nelo significativo del pueblo del Noroeste argenti 27 un amigo boliviano que la Reptiblica Argentj- ,es un pais excesivamente ordenado. Seguramente no _ Jo dijo porque habria que desordenarlo, porque, como ‘buen boliviano, pensaria también qué hariamos los ar- gentinos sin orden. Nos falta un proyecto auténtico para reordenarlo y, cuando lo tenemos, nos lo frustran. Este amigo traia la experiencia de su pais, que es al revés del nuestro: el orden se da desde abajo y los desordenados son los de arriba. Muchas veces al viajar por Bolivia pensé en los hermanos Karamazov, de Dostoievsky. ~De qué orden se trata en todo esto? He aqui el pro- blema, por lo menos para el filésofo. Asumir aqui el rol _ del filésofo en su sentido académico es un contrasenti- _ do. No por nada en América, al margen de los filésofos de catedra, hay muy pocos pensadores. Creemos que asumir este rol implica oralidad, catedra, saber constl- ,un corpus Masrbeo minuciosamente importad®, , del pensamiento occidental actual. Me refiero a que esta del otro lado, como propuesta fallida de la cnn y del salto atras en tanto éstos terminan por encontrar lo mismo que demuelen, aunque en un : estado puro. Detras de la de-struccion sélo habia un ma de ablandamiento del corpus, cuando en rea- lidad Ja cuestion era mas grave: abrir el filosofar nueva- mente en términos de oraculo. Nosotros en América podemos ser mas radicales. En tanto somos mestizos ya sabemos que la filosofia no es estrictamente ensefnianza y que no tiene por qué haber un corpus minuciosamente mantenido. Desde nuestro puro estar no nos cuesta pensar que el filosofar siempre _ tuyo algo que nos fue ocultado, y es que lo mas digno de Ser pensado se hace siempre desde un abandono origi- nal, que tiene su topologia, por no decir su suelo, y que linda en muchos aspectos con los resortes de una an- Sustiosa consulta en una situacién oracular. fag gorelacion que Dilthey encontraba entre la filoso- oT Y la Weltanschauung de una cultura es una conse- aR pero siempre en un encuadre geocultural. Por eso ; bién en el “pa’mi”, en el “deschave’, 0 en el ucamau (s es) de un informante aymara, se reedita la 3 con lo mas digno de ser pensado. Y es mas, asi como Hegel decia que la historia es la marcha de Dios en e| mundo, también algo asi como dios alienta en los su- burbios de Buenos Aires 0 en una comunidad quechua. Quizas haya que cambiarle el nombre, pero no sera para borrarlo, sino para liberar todo su misterio. Y he aqui que propongo una metodologia, y es la dela adivinacion. Esta supone consultar un oraculo y hacer esto implica escuchar. Pero no es el escuchar 0 “héren” al ser, como quiere Heidegger. Escuchar al ser es crear una metéfora viva para un mundo que no es el nuestro. Refiere sdlo a una actitud que termina por pensar lo mis- mo. Tampoco es escuchar al Otro, como quiere Levinas, porque también aqui se trata de reeditar lo mismo con otra terminologia, sino que sera preciso escuchar real- mente a los otros, en minuscula, el simple hombre, cara a cara, incluso en términos de interculturalidad para que digan en qué términos sobreviven pese a la inmadu- rez del pais o de la patria, en suma, para aprehender su simple modo de ser, 0 sea su estar. . Tiamos que no es cuestién de ver cual es la ‘ de todo lo dado, o dénde todo es Predicable, sino de la imposibilidad de hacerlo, 0 sea qué pasa con lo que no se puede predicar. Como si invirtiéramos la formula, y en vez de partir de una totalidad hipostasiada, como Ser o Bien, partir de lo que se dio en llamar Mal o Estar. Al modo de la Vieja América, como cuando en el Popol-Vuh se logra una vieja formula que convierte en monos a la hipostasis y despotencia el mal en tanto se lo conjuga con el bien. Decir estar es asumir la transitoriedad del Ser, pero es también lo sustancial para que haya ser 0 Para que surja la posibilidad de predicarlo. Es desenre- dar el ovillo por su otro extremo. No es escuchar al ser como punto de partida metafisico, sino es escuchar al otro como punto de partida ético, por no decir antro- poldgico. En cierto modo, se conjuga ahi lo ético y lo metalisi- co. Porque escuchar al otro a nivel filoséfico y en — hay oraculo, o sea a través de un texto, supone yet investigador regresar a un momento mitico donde él mo se disuelve en lo dado por los otros como texto, para 4 ss ero viviente, en suma, d ite dado, a partir de donde cabe recién. ‘que cabe. ue Ey ahi no rige el principio de contradiccién, sino el i s, que alienta detras de aquél, y que exige acion, en cierto modo ética, que es lo que consti- e al simbolo. Ahi el problema esta en como a nivel I nnte vital se llega a la mediacién. Y esto ya no se - Jogra en el lenguaje, sino que es anterior, por no decir que esta fuera del lenguaje, o mejor sobrevive al lengua- mismo, como lo propio del estar, que alienta detras de . er especulacion, incluso sobre el ser. _ Yme referi mas arriba a lo antropolégico porque en do se escarba el hueco dejado por el hombre, en el lo de Foucault, en medio de la trama del lenguaje. 0 es una metafora para que en Occidente se piense a vez lo mismo, en América resulta mucho mas posi- Habla del silencio del lenguaje en América, como de la ausencia de simbolos, porque el hueco se no y quién hace los simbolos, como también ito donde no necesitaremos endo todo el lenguaje para todo el mister el circulo heliotrépico de Derrida que dice, sol, pero sin haber tenido que decir la meta camino vale la pena ser americano, porque junci6n de todas las posibilidades. No son las. das posibilidades que siempre se enredan ens riquezas, sino las otras, las que parten del des de no tener atin la lengua necesaria para deci porque América es silencio y falta aun la quinta ¥ su hombre. Pensemos solo que hasta ahora

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