Figuras, puertas y pasillos
Las cosas ordinarasencieran los més profundos mistrios. Al princi:
pio es dif ver en a dstribucién convencional de una casa contempo
tinea algo que no sea mis que la cristalzaci6 de laff razén, la nce
sidad yl obviedad y, por ello, nos dejamos levarficilmente« pensar
{que un producto tan transparentemente poco excepcional debe haber
surgido directamentede las necesades humana bisicas.De hecho,
pricticamente todos los estudios sobre la vivenda, sea cual sea sual
cance, se basan en est supuesto. Un destacado expert ha declarado:
“Lalucha por encontrar un hogar yel deseo de refugi, privacidad, con
fort eindependencia ue puede satisfaer una casa son cosas conocidas
en todo el mundo"! Desde esta posicgn estratgia, las caracteristicas
dela vivienda moderra parecen trascender nuestra propa cultura, ele
vindose al status de requisites universes yetermos para una vida de
cente. Esto tiene fi explicacion puesto que todo lo habitual parece a
Javez naturale indispensable; prose trata de una fla sin, que tam
bin tiene consecuencas, pues esconde el poder queladistribucién ha
bitual dl espacio domistico ere sobre nuestra ids yl mismo tem
os oculta dl hecho de que esta organizacn tiene un origen yun propésit,
La bisqueds de a privacidad, conforteindependencia por medio de a
arquitectura es bastante reciente,
rom en juego por primera vez y fueron utlizadas en relacin con ls asun
tos domésticos, sus signficados fueron bastante diferentes de aquellos
incluso cuando estas palabras entr-
iA Glo, cb ber aye Moc. 1908, Un fot promocanl deen enenior xl nina cnco Dos, Dat Venn, The Gorrnmet of Heung Ragu, Hiemeadwort
vas un eatu dius enoemenese ex ep3cninropo ns imaps db soalzad en poi lo ace 196 pig‘que entendemos ahora As pues, el presente aticul onsite un in-
{tento algo rudimentario y esquemético por dejar al descubierto s6lo uno
delos secrets de lo que hoy resulta an habitual
LaPLaNTA sus ocuPANTES
Sialgo describe una planta de argitectra es la naturaleza de las
relaciones humanas, pues los elementos cuyo trazo registra ~paredes,
puertas,ventanas y escaleras- se emplean primero para diviir y, mis
tarde, pare re-uni slectivamente el espacio habitada. Pero lo que ge-
‘neralmente estéausente, incluso en el edifici ilustrao con el mayor
deal, es cémo ocuparin las figuras humanas dicho espacio. Este he-
cho puede deberse a buenas razones, pero cuando ls figuras aparecen
enlos dibujos de arquitctura, no tenden a ser seres importantes sino
‘emblemas, mero sgnos de vida como, por ejemplo, los esquemas ame-
boides que aparecen en las distribuciones de Patker-Morris
Sin embargo si se amplia el crculo para recoger material que vaya
_nis alli de los dibujos de arquitectura, seguramente uno podria espe-
‘ar alguna concordancia entre ls topos del plneamiento de vivien-
das los modos comunes en los que la gente se colo en relacin los
"unos con los otros. En un principio, esto podria parecer que establece
tuna extrataconexién pero, por més diferentes que sean por més rea-
lists yparticulares que sean ls descipciones,pinturasy fotografi de
‘hombres, mujeres, niflosy otros animales domésticos haciendo lo que
hacen, por ms abstracts y diagramsticas que sean ls planta-, ambos
se efiren aa misma cuestin fundamental dels relacones humanas
‘Tomemoslarepresentacin de figuras humanas y plantas de casas
dde una épocay de un lugar determinadosy examinémodos juntos como
«ltestimonio de un modo de ida, yla combinacin entree comporta-
‘mientocotidiano yl orgaizacin arquitectOnica paar a ser mis li-
«ida. En esto consist el sencilo métodoadoptad en lo que sigue yésa
sla esperanza que contiene.
LA MADONNA EN UNA HABITACION
‘Lacbra de Rafal como pintory como arguitectoofrece una aper-
tra oportuna al tema, aunque so sea porque proporciona una clara
indcacin de queel ideal dela domesticidadaisladaes bastante mis lo-
«al de lo que nos inclinariamos a pensar. Por supueso, eto no consi-
‘tuyeningin intent de evsién de toda la obra de Rafael la intencién
simplemente extraer desu ate y de su arquitectur el testimonio de
un determinado temperamento hacia los dems que est implcito y que
‘un inicio dela época no silo exe arte, sino en ls operaciones co
‘idinas,
Durante el alto Renacimiento italiano a iteraccidn de figuras en
«espacio comenad a dominar la pintura, Previamente la fascinacin
por el cuerpo humano s habia cenirado en el detallepsicolgico: a ar-
ticulacion de los miembros, el modelado de tendones, de a carne y de
tos miseulos ya interpretacion dela gracia individual. No fue hasta el
siglo xt cuando los cuerpos se atenuaron para llnarse de gracia 0 se
_magnificaon hasta lo sublime, hasta que, mis tarde, coincieranen las
poses especialmente intensas,carules incluso lacivas de Leonardo,
Miguel Angel, Rafael y sus dscipubs. También a menudo se modifcd
€ tema-concepto en fvor de esta nueva concep el tratamiento de
| Virgen ye Nito lo pone bien de manifesto. Ya en el siglo xv, la pos-
‘ura tradicional de la matrona ene trono ~con el nifio recatadoeleva-
do por encima dl resto del mundo y con amb figuras mirando fija-
‘mente la nada~pasd a ser menoshierdtica a pesar de que las figuras
conservaban todavia su serenidad sgradae inalcanzabe (fg. 2). En el
sigh xv, ambas figuras descendiern de su pedestal para verse envuel-
tos por grupos animados de figuras familiares que compartian su com>
Pafia, como en la Madonna del! npannata de Rafael (fig. 3), uno de
tntos retrtostipicas dea "Sagrada Familia” Estas reunions eran pro-