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22 Prélogo del autor Carciw ¥ por los seiiores J. Gouillard, A. Juilland, M. Sora y J. Soucasse, a los que expreso desde agui mi gratitud. La traduccién ba sido enteramente revisada y corregida por mi docto colega ¥ amigo sehior Georges Dumézil, que ba tenido la bencvolencia de afiadir una presentacién. Quiero expresarle aqui mi profundo agradecimiento por el iiterés que ba mostrado por el presente trabajo. Moncea ELIADE Oxford, 1940 Paris, 1948 caprruzo 1 APROXIMACIONES: ESTRUCTURA Y MORFOLOGIA DE LO SAGRADO 1. @SAGRADO> ¥ «PROFANO> Todas las definiciones del fendmeno religioso dadas has ta ahora presentan un rasgo comiin: cada definicién opone, a su manera, lo sagrado y la vida religiosa @ lo profano y a la vida secular. Las dificultades empiczan cuando se trata de delimitar la esfera de la nocién de «sagrado, Dificulta- des de orden tebrico, pero también de orden prictico. Por- que, antes de intentar una definicién del fenémeno rel gioso, conviene saber dénde habré que buscar los hechos religiosos y, sobre todo, aquellos que puedan ser observa dos en «estado puro», es decir, los que sean «simples» y estén lo mis préximo posible « su origen. Desgraciadamen- te, hechos de este tipo no nos son accesibles en ninguna parte: ni en las sociedades cuya historia se puede seguir ni Entre los sprimitivos» menos civilizados, Nos encontramos casi siempre ante fenémenos religiosos complejos que su- pponen una larga evolucién histérica. Por otra parte, cl recopilar Ja documentacién presenta también importantes dificultades de orden préctico por dos razones: 1) porque aun contentindose con estudiar ‘una sola religiSn, apenas bastaria la vida entera de un hom- ‘bre para llevar a cabo Ia investigacién; 2) porque si lo que znos proponcmos es el estudio comparado de las religiones, sesultarian insuficientes varias existencias para alcanzar el fin propuesto. Abora bien, lo que nos interesa es precisa mente este estudio comparativo, el tinico que puede reve- Iarnos, por un lado, la sporfotogia cambiante de lo sagrado, ¥ por otro, su devenir histérico, Para emprender un estudi Semejante nos vemos obligados, pues, 2 elegir ciertas rel giones entre todas las que registra la historia nos ha reve- lado la ctnologia, y dentro de ellas, algunos de sus aspec- tos 9 de ss fase. Esta sclecién, por sumatia que sea, es siempre una ope- tacién delicada. En efecto, si queremos delimitar y definir 24 Aprosimaciones Jo sagrado necesitamos disponer de una cantided suficiente dle attcralidadese, es dct, de hechossaprados. La hetero gepcided de los shechos sapradowes que turba desde ub eocipo llega poco a poco ¢paraliatce. Porque se tate devine ir de Fonas ns de oe aes hor, de hombres coneagrados, de animales; de plants, de lugares sagrados, etc. Y cada categoria tiene su morfologia Drops, ‘uns riquea exuberant itsnends. Nov ence framot asi ante un material documenta inmenso y betes lng a que un mo Gommogsaleo melaneso o'an ee Babin no tienen meaoe derecho «ser fmaden eo consideracin que los textos misticos de wna santa Tere ae un Nicht, ue un totem atatllany, un ho prin tivo de incacén; el sinbolomo del temple Barsbudur, la westdura ceremosial y la dents de-un chamain sibeizn, ins piedrassagrdas que encontramos por doquier le ere tats grag ow tite To ton dean prance does, iW'instactacon’ de un rey en lag socedades rencas 9 Ig fepertiionesvincladasa es ples precious see, Cada Giamento puede ser conaiderido come una hicofeals en Ja medida en que, a su manera, expresa una modalidad de o sagrado y un momento de su historia, es decir, una expe- eels deb angrado entre ls innurcrablesvaritdades teen, Cada documento ene para nosotros en este punto tun valor inestimable por la doble revelacién que nos hace: 1) revela una modalidad de lo sagrado, en tanto que hiero- fale; 2} on tanto que momento RotGrce tere Ona stu tidn del bombre eapecto de To sagsudo, Fie au, por ef: pr, un texto védico que sedirige ol muertos efArriogate hacia la tierra, tu madre! jOjalé te salve ella de la nada!» (Rig Veda, X, 18,10). Este texto nos revela la estructura aha evildad tela: a tite esd considera ome ttn mde, Tells Mater; pero al tsmo tempo oot seyela up eto momento de i Ristoria de Inv religiones indiss tlmomento en que —al menos un citto grupo de indivi Goo atributa 4 esa Tells Mater ef valor de protectors sent Te nad, valor que endoear con la refore upensha. dha le predicnlgn le Bu lvendo af punto de parids, todas les categories de lecumentos (initos, ritos, doses, supersticiones, ete) tienen. Estructura y morfologia de lo sagradé 25 para nosotros su valor, si lo que queremos es llegar a en- fender el fenémeno religioso. Esta inteleccién se realiza constantemente dentro del cuadro de la historia. Por el ‘mero hecho de encontrara0s en presencia de hierofanias, nos encontramos ante documentos histsricos. Lo, sagrado se manifiesta siempre dentro de una situacién histérica determinada, Las experiencias misticas, sun las més perso- rales y las més trascendentes, estin influides por el mo- ‘mento histérico, Los profetas judios deben mucho a los acontecimientos histéricos que han justficado y apoyado ‘su mensaje; estin en deuda también con Ja historia religio- sa de Israel, gracias a la cuel pudieron formular ciertas ex- petiencias, ete. Como fendmeno histérico (no como expe- riencia personal), el nihilismo y el ontologismo de cierios ‘misticos mahayéiicos no hubiera sido posible sin Ja especu- Tacidn upanishidica, sin la evolucién de la lengua sinscri- ts, et, Lo cul no quiere decir en manera alguna que coak quier hierofania o cualquier experiencia religiosa sea un momento tinico, sin repeticién posible, en la economia del cespiritu, Las-grandes experiencias no se parecen s6lo por su contenido, sino muchas veces también por su expresidn. Rudolf Otto ha encontrado semejanzas sorprendentes entre gl esc y as férmuls del Maestro Eckardt y Is de San- ara. EI hecho de que una hierofanta sea siempre histérica (€s decir, se produzea sicmpre en situaciones determinadas) no invalida forzosamente su ecumenicided. Hay hierofantas gue tienen un destino local y otras que tienen o adquieren Walencias tniversales, Los indios, por ejemplo, veneran un Gibol Tamado asvaitha; Ia manifestacién de lo sagrado en festa especie vegetal es para ellos transparente, porque para los es el asvuitha una Bicrofania y no simplemente un rbot. Esta hierofania, por consiguiente, no es s6lo bistd- ‘ica (como toda hierofan{a), sino que es ademés local, Peto Tos indios conocen también el simbolo de un arbol eésmico (Axis Mundi), y esta hierofania mitico-simbdlica cs univer sal: drboles césmicos se encuentran en todas les antiguas Civilizaciones. Hay que advertir que el asvattha es venera- do tan sélo en la medida en que incorpora ta sacralidad del universo en continua texeneraci6n, lo cual quiere decir aque se fe venera porque incorpora, participa o simboliza 26 Aproxinaciones «1 universo que los drboles eésmicos de las distintas mito- loglas representan (cf. § 99). Pero aunque el asvattha se justifique por el mismo simbolismo que aparece en el dzbol Césmico, la hierofania que transustancia una especie vege- tal en dtbol sagrado no resulta transparente més que a los ‘fos de los miembros de la sociedad india. Citemos otro ejemplo —ejemplo esta vex de una hicto- fanfa superada por la historia misma del pucblo en que tuvo Iugar—: los semitas, en cierto momento de su histo- ria, adoraron a la pareja divina integrada por el dios del hhuracdn y de la fecundidad, Ba‘al, y por la diosa de la fer- tilidad (sobre todo de la fertilidad agraria), Belit. Los pro- fetas judios consideraban sacrilegos estos eultos, Desde su punto de vista es decir, desde el punto de vista de los semitas, que a través de Ja reforma mosaica habian lcgedo 4 una concepeién mis clevada, més pura y més completa de la divinidad—, esta critica estaba plenamente justice. da. Sin embargo, el culto paleosemitico de Ba'al y de Belit zo dejaba de ser, a ou ver, una hicrofania; revelabs —hasta, 1s exacerbaciGn y hasta lo monstruoso— la sacralidad de la vida orgénica, las fuerzas elementales de la sangre, de Ia sexualidad 'y de la fecundidad. Esta revelacién conser- 1 su valor si'no durante milenios, si al menos a Io largo de muchos siglo. Siguié valorandose esa hierofanfa hasta el ‘momento en que fue reemplazada por otra, Ia cual —acon- tecida en la experiencia religiosa de una minoria select cemostraba ser més perfecta y mis consoladora. La «forma divine» de Yahvé prevalecia sobre la «forma divinay de Ta‘al; revelaba de manera més completa Ia sacralidad, san- tiicaba la vida sin desencadenar as fuerzas clementales ccncentradas en el culto de Bafal, revelaba una economia ‘spiritual dentro de Ia cual la vida del hombre y su destino se cargaban de nuevos. valores; faclitaba asimismo una ceperiencia religiosa mas rica, una comunién divina a la vez més «pura» y més completa. Al fin, triunfé esta hiero- fea yabvisay como repreventante de una modalided uni vasalista de fo sagrado, resultaba accesible por su propia Dituralom a las demés cultras; a taves del eristianisno, 1g6 a ser un valor religioso mundial. Hay, por consiguien- te hierofanias (ritos, cults, formas divinas, simbolos, ete.) spe son o lcgan a Ser asf mmultivalentes 0 universalistas; Estructura y morfologia de lo sagrado 27 ‘tras siguen siendo locales ¢ «histéricasm: inaccesibles a las demas culturas, cayeron en desuso durante Ja historia mis- ma de la sociedad en Ia que se haben realizado, 2, DIFICULTADES METODOLOGICAS Pero volvaies «ta gr dificult material antes sofe Iada: Ta extrema hererogenidad de los dacurmentosreligi- $00, El campo ent ntado en el que, por ientos de mies, se han recoptlado documentos no fa hecho sino apravat tsia heteropeneidad, Por un lado (como todos los doce {os historicos), aquellos de que dsponenos sean conser ‘edo mis o menos al eat (no se stata Uniamente de ferts, Sino. también de monumentos, inscipciones, teadiciones rales costmbres. Por otra parte ese documentos com: servation por azar procedea de tnbites my distinc, Si para reconstituir la historia arcaica de la religion sree, por ejemplo, tenemes que contentaracs con los foes textes {ue te nos han conscivado, com algunas inseripcones, al frinos monumentor mutilados y algunos objetes vores, pars reconstrar las religiones germénicss 0 eavas not einos cbligados a teeutrir a los docuinentos flklérices, aceptando fos inevitablesrlesgos que su manejo y su inter. retacidn llevan consi. Una inseripeion ries, un mito Tepistrado varios sigloe después que habla ya dejado de tenders, elgunosgrabades,sinbolcos,sigunos moni fmentos,protolstrios, um cite mimero de itor y- de feyendas populares del ‘timo sito... ¢Cabe algo més he tetblito gue el material documenta de que dispone el his foriador cs los tcligiones germinica 0 eslaves? Semejante feterogensiad, sdiisbleven el cotaio de una sole ret fin, sulla set grave cuando ce tata de abordar cl estudio Ecmparatio de fas religiones y de apuntar al conacimiento cg gan nme de mods de asad. Sera exactamente la cidn del erftico que tuviera que escribir Ia historia de Ja literatura francesa sin més docu- mentacién que unos fragmentos de Racine, una traduccién espafiola de La Bruyéze, algunos textos citados por un crf tico extranjero, los recuerdos lterarios de algunos viaieros y diplomaéticos, el catflogo de una libretia de provincia, 28 Aproximaciones le eine 2 gion de uncle y squint Up tems x iy alunos inc momacints pot el estilo. He aqui, en definitive, la coca: iad ae Signed hier des lg pti gua at ie ee (cen an de ce ey cma Snes na llc cs ean Fass copy por “nes wai fcsiones extndas dela literatura profina algunos wom mets pues imei inf e iad ponte aids ha ec Sy Sa si eh edie aa cee SS too fear» comin es ae tia toa dE velo RSE aaa Itrororqve ene dscns se aoe dScntinunts te your de rece itis consent Ma int de una determinad hierfania (eto, mitoy dos 0 tuo), inne ts sneer acs cmc via Yer as oi broerid ycce te deb dander sf dagen see J Chad ue ree Senge inal Sends tra rit mn a de cin on bia gut Saba et cpa glint ge depts teal Ss Ene de go ree edo Ct segs Rca (eon Slant Steg an Sees eee eine St ee ae Fess pase fue ac ect Sept elle acs oar hadnt SERS mE Siocon Lae eee eens rafts deena ee eae Maa wal ets in ut tt dal ge Se I ae le Ele ee tt 'y Se coat Sree apc eens pre cars Soe” LSS a eae qu cl Ce en et te Ber Ge teed lg) a oa Estructura y morfologie de lo ssgrado 2» creencias del pueblo. Ahora bien, lo que al observador le fmrerese no esl eonccimiento den momento determined dein histosin del exatianismo, cn un sector determinado le caistiandad, sino la seligiSn crtiana en af misma, El hecho de que haya un solo individuo en todo el puchlo que conorca el'ritual, el dogma y la mistca cists, micntsas Presto de la comanidad los ignora y practice un culto ele- Inti ind de sperms (4 dary de fexton de rida hierofanias) no tcoe, aqut al mene, importancia Effuna: Lo importance darve cocata de que ce tadivduo “ico conserva en forma mils completa si no la experiencia Criginara Gel cfislanismo, sf al menos aus elementos fun- Gimentales'y sus valoriziclones mfstioas, toldgicas y 2 tales Tite tipo de ertores de méiodo es bastante frecuente en city P: Rains ise aorta @rechaa ow rs fados de las investigaiones del misionero Gusiade porgue fs investigacioncs se fundaban en un solo individu, ta Stiinta fostfcade tan ale cafes se que Ol ce jeto de Ta Investigacion hbicte sido esticamente nolo. Jogicor la vide religiosa de wos comunidad facguina en un momento histrico dado; pero la ituacin es muy dstinta Side lo que ee trata es de capa las capacidades de los fue- fuinos para experimentar lasacralidad, Y uno de los pro- Eicis mis importantes de Ja historia de Tae tcliglones es precamente est capucidad de lon primitives de-conocer Ins diferentes modalidades de lo tageado. En clecto, st pudiers demostrar(y se ha hecho durante estas didimas Sécadas) que la vida rcligiosa de los pueblos ans puimite ‘os c8 realmente comple, que no puede reduces «api- Inismo», a «fotemismo» ai a-culto de lot antepasados, sino {Que sabe también de seres supremos dotados de todos les Drestigis de un Dios creador y todopoctroso, In hipotesis Evolucionista que niega a fos primitivos el acceso las ‘hadas shierofanis superiores» se encontratia, eo fp, i validada, VARIEDAD DE. LAS HIEROFANIAS Las comparaciones a que hemos recurrido para hacer ver cudn precario cs el material documental de que dispone 30 Aproximaciones el historiador de las religiones no son naturalmente sino ‘ejemplos imaginarios y sélo como tales han de considerarse. Nuestro primer cuidado seri justificar el método que va a guiar el presente trabajo. ¢En qué medida estamos autori- zados —teniendo en cuenta la heterogeneidad y lo preca- rio del material documental— a hablar de «modalidades de lo sagrado»? Lo que prucba que esas modalidades exis- ten realmente es el hecho de que una hierofania es vivida e interpretada en forma distinta por las minorfas religiosas y por el resto de la comunidad. Para el pueblo que acude al principio del otofio al templo Kalighat de Calcuta, Durga ¢s una diosa aterradora a 1a que hay que sactficar machos cabrios; pero para los pocos skabtas iniciados, Durga es la epifania de la viea e6smica en continua y violenta palinge- resia, Es muy probable que muchos de los adoradores del lingam de Shiva no vean en él més que el arquetipo del , de que tenga 0.no tenga conocimiento de Ia «simpatia» que vincula el pelo al indi vviduo no tiene ninguna importancia. Es muy probable que muchas de las Imciiveras de buy any tengat) wa ixpicscir tacidn del mundo que concuerde con las précticas mégicas que ejercen, Pero, consideradas en sf mismas, estas précticas pueden revelarnos el mundo del que proceden, aun cuando los que las utilizan no tengan tedricamente entrada en él El universo mental de los mundos arcaicos no nos ha llewa- do dialécticamente envuelto en las creencias explicitas de los individuos, sino conservado en mitos, simbolos y cos- tumbres, que, pese a toda clase de corrupeiones, permiten avin ver con elaridad su sentido originario, Son, en cierto modo, «fésiles vivientes», y basta a veces un solo «fésil> para poder reconstruir el eonjunto organico del que es ves tigio. 4. MULTIPLICIDAD DE LAS HIEROFANIAS Volveremos en el presente trabajo sobre los ejemplos que acabamos de citar. Hasta aqui nos han servido como una primera aproximacién no para delimitar Ia, nocién de lo sagrado, sino para familiarizarnos con los documentos de ‘que disponemos. Hemos llamado a esos documentos biero- Jantas porque cada tino revela una modalidad de lo sagra- do. Las modalidades de esa revelacién, asf como el valor 34 Aproximaciones ‘ontol6gico que se le atribuye, son cuestiones que no pods ser discutidas hasta ol témino de nuestra investigaci Consideremos por el momento cada documento —tito, mito, cosmogonia o dios— como una hierofanfa; dicho de ‘otro modo: intentemos considerarlo como una manifesta- cio de Jo sagrado en el universo mental e los que lo han Este ejercicio que proponemos no siempre es fic. All oc- cidental habituado a relacionar espontdneamente las nocio- nes de lo sagrado, de religibn ¢ incluso de magia con ciertas formas historicas de Ja vida religiosa judeo-cristiana, las hiierofanias extranjeras le parecen en gran parte absurd ‘Aungue estuviera dispuesto a considerar con simpatia cier- ‘tos aspectos de las religiones exsticas —y en primer lugar de las religiones orientales—, le seria dificil comprender la sactalidad de las picdras, por ejemplo, o el erotismo misti- co. Y sun supontendo que estas hierofanias pudieran en- contrar justfieacién (considerndolas como «etichismos», Por ejemplo), es cast seguro que un hombre modernd reguiri siendo refractario a las demés, que vacilard en concederles valor de hierofanfa, es decit, de modalidades ide lo sagrado, Walter Otto, en su Die Gétter Griechen- ends, hacia notar lo dificil que le es al hombre moderno caput sari de Is «formas perfects», una de les categorias de lo divino que era de uso corriente entre los, ‘ntiguos helenos. Veremes agravarse esta dificultad cuando, se trate de considerar un simbolo como una manifestacién de lo sagrado o de sentir las estaciones, los ritmos o la ple nitud de las formas (de cualquier forma) como otros tantos rodos de sacralidad. Intentaremos hacer ver en las paginas jguientes que los hombres de las culturas arcaieas las con- sideraban como tales, Y en Ia medida en que nos libremos de los prejuicios didécticos y olvidemos que se ha tachado a veces a estas actitudes de panteismo, de fetichismo, de infantilism, etc, lograremos comprender mejor el sentido pesado 0 actual de lo sagrado en las culturas arcaicas y aumentarén a la vex nuestras posibilidades de comprendet tanto os modos como la historia de la sacralidad. Tenemos que habituarnos a aceptar las hierofanias en cualguier pare, en eualquer sertor ds Ja vida fisolgia, fecondmica, espiritual 0 Social. in definitiva, no sabemos Estructura y morfologia de to sagrado 3 si existe algo —objeto, gesto, funcién fisiol6gica, ser 0 jue- go, etc.— que no haya sido transfigurado alguna vez, en alguna parte, a lo largo de la historia de la humanidad, cen hierofania. Cosa completamente distints es buscar las razones que han determinado que ese algo se convierta en una hierofania o deje de serlo en un momento dado, Pero To cierto es que todo lo que el hombre ha manejado, s tido, encontrado 0 amado pudo convertirse en hierofant Sabemos, por ejemplo, que, en conjunto, los pestos, las danzas, fos juegos infantiles, los juguetes, etc., tienen un ‘igen’ religioso: fueron en otto tiempo juegos u objetos cultuales. Sabemos asimismo que los instramentos de mi- sica, la arquitectura, los medios de transporte (animales, carros, barcas, etc.) empezaron por sex objetos o actividades sapradas. Cabe pensar que no existe ningun animal ni plan ta importante que no haya participado de a sacralidad en el curso de Ja historia. Sabemos también que todos los firing. lan artes, inviuetrige y tSeniess. tienen un er Sagrado 0 han tenido, em el curso del tempo, valores cule tuales. Podrian afiadirse esta lista los gestos cotidianos (levantarse, andar, corret), los distintos trabajos (cxza, pes- ca, agricultura), todos los actos fisioldgicos (alimentaciéa, vida sexual, efc.), ptobablemente también los vocablos cesenciales del idioma, ete. Evidentemente, no se trata de que toda la especie husmana haya pasado por todas esas fa- ses, de que cada grupo humano haya conocido, una tras otra, fodas esas hierofanias. Semejante hipétesis evolucio- nista, que hubiera parecido aceptable quizd hace unas gene- raciones, est hoy completamente descartada. Pero cada grupo humano ha transustanciado por su cuenta, en agin Tugar, en un momento histérico dado, cierto nimero de objetos, de animales, de plantas, de gestos, etc., en hiero- fantas, y es muy probable que, en detinitiva, nada haya es- capado @ esta transfiguracién’ que ha venido realizandose durante decenas de milenios de vida religiosa 5. DIALECTICA DE LAS HIEROFANIAS Recordébames al principio de este eapitulo que todss las definiciones del fendmeno religioso dadas hasta hoy opo- 36 Aproximaciones fan lo sagrado a lo profano. Lo que acabamos de decir, a saber: que cualquier cosa ha podido ser en un momento dado una hierofania, gcontradice esas definiciones del fe- némeno religioso? Si Ia sacralidad puede estar incorporada 1 cualguier cosa, gen qué medida sigue siendo valida la dicotom{a sagrado-profano? La contradiccidn no es més que aparente, porque si bien es verdad que cualquier cosa pue- de convertirse en una hierofania y que probablemente no existe ningiin objeto, ser 0 planta, etc., al que no haya re- vestido en algsin momento de Ia historia y en algtin lugar del espacio el prestigio de la sacralidad, no ¢s menos cierto jue no se conoce ningune religidn o raza que haya acumu- {ido, en el curso. de su. historia, codas esis hierofanas, Dicho de otto modo: siempre ha habido en el marco de cualquier religién objetos 0 seres sagrados junto a objetos ¥y seres profanos. (No podrfamos decir lo mismo de los ac- 10s fisioldgicos, os oficios, las téenias, los gestos, ete., [pero ya volveremos sobre esta distincién). Hay que ir més Koj, aunue una dase deveiuinads de ubjews pucda 1e- cibir'el valor de hicrofania, hay siempre objetos, dentro de esa clase, que no gozan de ese privilegio. Cuando se habla, por ejemplo, de Jo que suele Mamarse culto a las piedras», no se consideran todas las piedras, como sagradas. Encositraremos siempre ciertas piedras ve- netadas por su forma, pot su tamatio 0 por sus implicacio- res rituales. Veremos ademas que no se trata de un culto ahs piedras, que esas piedras sagradas son veneradas tan sélo en la medida en que ya no som simples piedras, sino hierofanias, es decir, algo distinto de su condicién normal de «objetos», La dialéctica de Is hierofania supone una se- lescién mis 0 menos manifiesta, una singularizacién. Un objeto se convierte en sagrado en la medida en que incor- pora (es decir, revela) algo distinto de é mismo. Por el mamento poco importa que ese algo distinto sea debido a suforma singular, a su eficiencie 0 simplemente a su «fuer- zay, ya se deduzca de la «participaciSny del objeto en un sinbolismo cualquiera, ya sea conferido por un rito de com- sayracién o adquirido por la insercién, voluntaria o invo- lurtaria del objeto, en una regin saturada de sacralidad (una zona sagrada, un tiempo sagrado, un caccidente» cual- quera: rayo, erimen, sactilegio, ete.), Lo que nos importa Estructura y morfologia de lo sagrado 37 destacar es que una hierofanfa supone una seleccién, una separacién clara del objeto hierofénico con respecto al resto de lo que le rodea. Este resto existe siempre, incluso cuan- do lo que se convierte en hieroffnico es una regién in ‘mensa;_por ejemplo, el ciclo, el conjunto del paisaje fami- liar 0 la patria». En todo caso, el objeto hierofiinico se separa por lo menos de sf mismo, porque no se convierte en hicrofania més que en el momento en que deja de ser ‘un simple objeto profano, cn el momento en que adquiere ‘una nueva . Comentando Ja frase de Virgilio «auri sacta fames», dice Servio (Ad Aen, IIL, 73), ¥ con raza, que sacer puede signiticar a Ia ‘vex cmaliditos’ y santo». Eustatio (Ad Iiadem, XXIL, 429) observa el mismo doble significado en bagios, que puede expresar a Ia vez la nocién de «puro y de «mancha- doo (cf. Harrison, Prolegomena to the Study of Greek Religion {Cambridge #1922] 59). ¥ la misma ambivalencia dde Io sagrado aparece en el mundo paleosemitico (ef. Ro- heron Smith, The Religion of the Semites [Londres 31927] 446-454) y en el mundo egipco (ef. W. F. Albright, From the Stone Age to Christianity [Baltimore *1946) 321, 1, 45; ed. espafiola: De la Edad de Piedra al Cristianisne [Sastander 1999]. Tedes las valorizaciones negativas de las eméculas» (el conticto con los muertos, los eriminales, etc) se deben esa ambivalencia de las hierofantas y de las eratofaniss, Lo Estructura y morfologia de lo sagrado 39 que esté «maculado> —por tanto, «consagrado»— se dis- tingue ontolégicamente de todo lo que pertenece a Ia esfe 1a de lo profano. Los objetos o los seres maculados estén, ‘pues, précticamente prohibidos a la experiencia profana, a igual titulo que las cratofanias y las hierofanias. No puede ‘uno acercarse impunemente a un objeto maculado 0 consa- ‘grado cuando se exté en condicién profane, es decir, cuando zo sc esté preparado ritualmente. Lo que —con una pale- bra polinesia adoptada por Jos eindlogos— se ama tabi es precisamente esa eondicién de los objetos, de las accio- nes 0 de las personas aaisladas» y «prohibidas» por el pe- ligro gue su contacto lleva consigo. En gencral, es 0 se convierte en tabi todo objeto, accién o persona que tenga cen si, en virtud de su propio modo de ser, 0 que adquiera por una ruptura de nivel ontolégico, una fuerza de natura- Jeza més 0 menos incierta. La morfologia del tabs y de los objetos, personas 0 acciones tabuadas es bastante rica. Po- diremos convencernos ojeando el tomo III del Rameau d'or de Frazer, Tabou et les périls de Vame (trad, francesa, 1927), 0 el nuttido repertorio de Webster, Taboo. A socio: logical Study. Nos. contentaremos con algunos ejemplos tomados de Ia monografia de Van Gennep, Tabou ef to témisme 2 Madagascar (Paris 1904), El término que en rmalgache corresponde a tabi es fady, faly, vocablo que designa lo que es «sagrado, vedado, prohibido, incestwoso, de mal agiiero» (Van Gennep, 12), es decir, en definitiva, o que es «peligroso» (ibid., 23). Fady ban sido «los pri :metos cabsllos importados a la isla, Ios conejos importados por un misionero, los articulos nuevos, especialmente los remedios europeos> (Ia sal, el yoduro potésico, el ron, Ia pimienta, ete; ibid, 37), Volvemos, pues, a encontrar aqut Tis cratofanfas de To insélito y de io nuevo de que habli- amos antes, Son de modalidad fulgurante, puesto que to- dos esos tabs no duran, en general, mucho tiempo; desde el momento en que se los conoce, manipula e integra en el cosmos autéctono, pierden su capacidad de destruir el equi- Tibrio de las fuerzas. Otro témino malgache es foza, que los diccionarios definen en los siguientes términos: «Todo Jo que es @jeno o contrario al orden natural, un prodigio, suna calamidad. piblics, una desgracia extraordinaria, un pecado contra la ley natural, un incesto» (Bid., 36). 40 Aprosimaciones Evidentements, las cnfermedades y 1a muerte entra también en estas categoria de lo insdito y de lo terrible. Entre los malgaches como en ottos sitios hay «probibicio- nes» que alslan alos enfermosy alos maertos del esto de In comunidad. Esté prohibido tocar a un muerto, miatl, pominciar su nombre, ete. Otra serie de tabi se refered fla mujer, ala sexualidad, al nacimiento o a ciertas situa Ciones dadas (al soldado Te esti prohibido comer tn fal ‘punto eI ela o calle oto animal al ques ays lado muerte con una azagays, no debe matarse ning ani imal de sexo masculino en uta casa eyo Gueno esté bajo Jas armas o en la guerra, ete Van Gennep, 20s; ck ta biga Ro Lehmann, Die polynesiscben ‘Tabasitter, 101: Webster, Taboo, 261s). Em todos ests casos se tata de una probibicign provisional que se explica por una concen- tracidn fulgurante de factzas en determinados cents (18 anujer, el muro, el enfermo) o por la situaci6n de peli en gue se encuentran determinades personas (el seldado, tl cazador, el pescador, et.) Pero hay tabs permanentes: €l del rey ol del santo, el del nombre o el del hiez0 0 el Ge cierta regionesedsmicas (Ia montafia de Ambondrome, ale que nadie se atreve a acercarse {Van Gennep, 194], Tages, fos, slas enteras [ib/d,,193s]). En este cs0, las prohibciones se deben al modo de set especifico clas pet fonts 0 de los objetos tabuados. Por su misma condicién real, el rey es un depétito de fuerzas y, en comecuencis, ro puiede tno acerearse a €l més que tomando certas Dre: Cucioncs, no se Te puede tocar ni mirar drectamente, 10 debe divigissele la palabra, ete. En ciertas regione, el sobe- 0 no debe toca la tera, porque las fuerzas acimladst en dl podrfan anonadaria; por tanto, ba de ser llevado en ardas, pisat sobre alfombras, ete. Las preeauciones tome dis en el tato con los santo, los sacetotes 0 los curam- dios se explican por estos mismos temores, Eo cuanto @ Intabnacién» de ciertos mefales (el hicro, por ejemplo) ode ciertasregiones (Islas, montes), son muchas las causes Saerminantes: la novedad del metal 0 ol hecho de que lo uulien aprupacionesserets (fundidore, heciceros, ct), Ta majestad 0 el misterio de ciettas montafas, el hecho de due no sean integrahles 0 no esten todavia fatngredas en leosmes indigena, et Estructura y morfologta de lo sagrado 4 embargo, ef mecanismo del tabi es siempre el mis- ‘mo: ciertas cosas, personas o regiones participan de un ré ‘gimen ontolégico absolutamente distinto y, en consecuen: éia, su contacto produce una ruptura de nivel ontolégico que podria ser fatal. El miedo a esta ruptura —impuesta necesariamente por las diferencias de régimen ontol6gico cxistentes entre la condici6n profana y la condicién hiero- finica 0 cratofénica— aparece incluso en las relaciones del hombre con los alimentos consagrados © con los alimentos que se supone contienen ciertas fuerzas migico-religiosas ‘«Algunos alimentos son tan santos que es preferible no ea: tarlos 0 cometlos en muy pequefias cantidades» (E. Wester- marek, Survivances paicnnes dans la civilisation mabométa- ne [trad, francesa; Paris 1935] 155). Por eso en Marruecos, Jos que visitan un santuario 0 toman parte en una fiesta ‘comen muy poco de los frutes © de los platos que se les ofrecen. Mientras est en Ia era, se intenta aumentar Ia fuerza» (baraké) del trigo; pero concentrada en demasiada cantidad, esa fuerza puede llegar a set nociva (tbfd., 156), Por esta’ misma raz6n es peligrosa la miel rica en baraké (p. 156). Esta ambivalencia de lo sagrado —que @ la vee atrae y repele— send discutida con mayor provecho en la segunda parte de este trabajo. Lo que desde ahora podemos sefialar cs Ia tendencia contradictoria que el hombre manifiesta con respecto a lo sagrado (tomando este término en su acepcién més general). Por un lado, trata de asegurarse y de incrementar su propia realidad ‘mediante un contacto lo més fructuoso posible con las hierofanias y las crato- fanias; por otro, teme perder definixivamente esa «reali dads al integrate en un plano onolgio superior 9 condicién profana; aun descando superatia, no puede aban- donala del todo, La ambivatencia de a actitad del hombre frente a lo sagrado no se nos manifiesta slo en el caso de Jas hierofanias y de las cratofanias negativas (miedo a los muertos, a los espfritus, a todo lo «maculado»), sino tame bign en las formas religiosas més desarroladas. Incluso una tcofanfa como la que revelan los misticos cristiano inspira ala mavorfa de las personas atraccién, pero también re- pulsidn (cualquiera que sea el nombre que a esa repulsién 2 Aprosimaciones sd dio, despre, ter, gnoancia vont, sree mo, ete ‘Flemes visto con anterioridad que las manifestaciones de lo insélito y de lo extraordinario provocan habitual- mente temor y distanciamiento, Algunos ejemplos de tabiis 9. de acciones, seres u objetos tabuados nos han revelado el mecanismo através del cual las cratofanias de lo insblito, €e lo funesio, de lo misterioso, ete, se separan del eirculo de las experiencias normales. Esta separacién tiene a veces efectos positivos; no se reduce a aislar, sino que valoriza La fealdad y la deformidad, por ejemplo, singularizan, pero a Ia vez consagran a los que las presentan. «Asi, los indios Ojibway Haman hechiceros a muchos que no pretenden ser expertos en el arte de la hechicerfa, simplemente porque son feos o contrahechos. Todos aquellos a quienes se con- sidera entre estos indios como hechiceros suclen tener un aspecto externo miserable y repelente. Reade afirma que gq.el Congo todos los enans y ls albinos se hacen sacer ralmente esta clase de hombres se debe aa idea de que cestin dotados de un poder misterioso» (G. Landiman, «it. por N. Séderblom, Diew vivant dens Vbistoire (Paris 1937] 22). EL hecho de que los chamanes, hechiceros, curanderos se reclaten preferentemente entre los neurdpatas 0 entre per sonis que dan muestras de un equilibrio nervioso inestable se debe también 2 ese prestigio de lo insélito y de lo extra- ordinario. Esos estigmas denotan una eleccid; los que los powen no tienen mis que someterse a la divinidad 0 a Jos espfritus que asf los han singularizado y hacerse sace?- lous, chamanes o hechiceros.Evidentemente esa sleceidn rno siempre se efectiia por medio de esta clase de sefiales rnatrales externas (fealdad, enfermedad, nerviosismo exce- sivo, etc.); lu vocaciGn religiosa surge a menudo favorecida por ios ejercicios rituales a los que, de grado o por fuerza, se somete el candidato 0 por una’ seleccién hecha por cl hhecicero (Séderblom, 20s). Pero se trata siempre de una sselecion. 7. BL «MANAy Lo insblito y lo extraordinario son epifanfas azorantes: indican la presencia de algo distinto de lo natural; 1a pre~ sencia o al menos la llamada, en el sentido de predestina Cid, de ese algo distinto. Un animal ingenioso, al igual que tun objeto nuevo 0 un hecho monstruoso, se singulariza de forma tan clara como un individuo extraordinariamente fe0, muy nervioso 0 aislado del resto de la comunidad por tun estigma cualquiera (natural 0 adquirido de resultas de tuna ceremonia realizada con el fin de designar al «clegi- do»). Los ejemplos nos ayudarin a comprender el concepto melanesio de mana, del que algunos autores han crefdo que pueden derivarse todos los fenémenos religiosos. El mana es para los melanesios Ia fuerza misteriosa y activa que poseen ciertos individuos y generalmente las almas de los ‘muertos y todos los espiritus (Codrington, The Melanesians [Oxford 1891] 118). El acto grandioso de la creacién o65- mica no ha sido posible més que por el mara de In divic niidad; tambign ef jefe del clan posee el nrana; los ingleses nadicron someter a los maories porque su mana era més, rte; el oficio del misionero cristiano posee un mana superior al de los ritos autéctonos. ‘También las lettings, sin embargo, tienen su mara, en virtud del cardeter de «re. cepticulo de fuerza» que poseen los cuerpos humanos y también los excrementos (cf. G. van der Leeuw, Phinorse- nologie der Religion [Tubinga 1933] 5-6). Pero los objetos y los hombres tienen mana porque lo han recibido de ciertos seres superiores; dicho de otro modo: porque participan mfsticamente de lo sagrado y en la medida en que participan, «Si observamos que una pi dra encierra una fuerza excepcional, es porque algin espi- situ se ha asociado a ella, El hueso de un muerto tiene ‘mana porque el alma del muerto esté en él; un individuo cualquiera puede estar en tan estrecha relacidn con un espi- ritu (spirit) o con el alma de un muerto (ghost), que puede poseer el mana en si mismo y utilizarlo a su antojo> (Codrington, 119s). Es una fuerza cuslitativamente distinta de las fuerzas fisicas; de ahi que se ejerza de una manera arbitraria. Un buen guerrero no debe esta cualidad a sus propias fuerzas 0 a sus propios recursos, sino a Ia fuerza 4 Aproximaciones que el mana de un guerrero muerto le concede; ese mana esti en el pequefio amuleto de piedra que leva colgado al ccuello, en unas hojas sujetas al cineurén, en la férmula que ppromuncia, El hecho de que los eerdos de un hombre deter- minado se multipliquen 0 de que su jardin prospere se debe a ciertas piedras provistas del mana especial de los cerdos y de los étboles que posee su propietario. Una barca es ripida, lo mismo que un gavilén pesca o que una flecha hilere de inuerte, sto si posee el mana (Codrington, 120) Todo lo que es por excelencia pose mana, es decir, todo lo que se presenta al hombre como eficar, dinimico, cres- dor, perfecto. Frente a las teorias de Tylor y su escuela, que ereen que fa primeta fase de Ia religién no puede ser’sino al animis- ‘mo, el antropélogo inglés R. R. Marett considera esta creen- cia‘en Ia existencia de una fuerea impersonal como una fase preanimista de la religién, Nos abstendremos de precisar por el momento en qué medida puede hablarse de wha «pri- mera fasen de Ia teligiin: tampeen anatizaremae st la iden. tificacién de esa fase primordial equivale a descubrir los sorigenes» de Ia religién. Hemos eitado algunos ejemplos de mana tinicamente para esclarecer la dialéctica de las ers tofanias y de les hicrofanfas en el plano més elemental (con viene precisar que el «més elementals no quiere decir en mance alguna eel mis prinitivor desde ef punt de visa psicol6gico ni «el més antiguo» en sentido cronolégico; el fivel elemental representa una modalidad simple, wanope rente, de la hierofania). Los ejemplos citados han’ilustrado suficientemente cémo una cratofenta o una hierofania sin- jularizan un objeto con respecto a los dems por el hecho de ser ins6lito, extraordinario o nuevo, Hagamos notar, sin embargo: 1) que la nocién de mana, aunque se encuentra también en religiones que estén fuera del circulo melane , m0 es una nocién universal y, por tanto, nos resulta ficil admitir que represente la primera fase de toda rel si6n;, 2) que es una inexactitad considerar el mana como ta fuerza impersonal. Tlay, en efecto, otros pucblos, distintos det melanesio !, "El mana no es, ademés, un concepto panmelanesio, puesto 412 c9 deeconacido en Ontong Java (nordeste de las ifas Salo Estructura y morfologia de lo sagrado 45 que conocen una fuerza de esa clase, capaz, de hacer a las, cosas poderosas, reales en el sentido pleno del vocablo. Los soux llaman a esa fuerza woken; circula por el cosmos entero, pero no se manifesta més que en los fendmenos extraotdinarios (como el sol, la Tuna, el trueno, el vien to, etc.) y en las personalidades fuertes (el hechicero, el misionero cristiano, los seres mfticos y legendarios, ete.). Los iroqueses emplean el término orenda para designat 1a misma nocign: una tempestad tiene orenda, el orenda de un pajaro dificil de cazar es muy sutil, un hombre enfureci do esté dominado por su orenda, etc. Oki entre los huro- nes, zermi en las poblaciones de las Antillas, meghe entre los’pigmeos africanos (Bambuti), todos esos términos ex- resin Ia sia nocign de mana, Pero, repitimosto, no ias las coras ni todos los hombres poscen oki, zemi, meghe, orenda, etc., sino tnicamente las divinidades, los hétoes, Jas almas de Jos muertos o los hombres y los obje- tos que tienen cierta relacién con lo saerado, e3 decit. los hrechiceros, los fetiches, los idolos, ete. Para’ no citar ms ‘que a uno de los tltimos etnélogos que han descrito estos fenémenos mégico-religiosos, y lo que es mds, en una po- Dlacién arcaica en que la existencia del rrana era bastante discutida, transcribiré las palabras de P. Schebesta:, «El ‘meghe esté en todas partes, pero su podet no se manifiesta en tos partes con In misina intended ni bajo el mismo aspecto. Algunos animales lo poseen en abundancia; los Inumanos tienen unos més y otros menos megbe. Los hom- bres habilidosos se distinguen precisamente por 1a abun- dancia de megbe que han acumulado, También los hechice 10s son ricos en meghe. Esta fuerza parece estar vinculada al almasombra y destinada a desaparecer con ella en cl ‘momento de Ia muerte, sea que emigre a otro individu, sea que se metamorfosce’ en el t5tem> (Les Pygmées [tra duccién francesa} 64), ‘Aungue ciertos eruditos hayan afiadio a esta lista algu- nos términos més (el ngai de los masai, el andriansanitha de los malgaches, el petara de los dayaks, etc.) y aunque se haya intentado interpretar en este mismo sentido el indio rx6a), en Wogeo (Nucvs Cuines), (Hogbin, Mana, 2682), en ‘Wagawaga, Tabetube, ete. (Capell, The toord emana», 92),

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