You are on page 1of 10
De cuando las mujeres se quejan, los varones se enferman y 1@s terapeutas no escuchamos Feo, Muner 3082201 Montevides Tel. 70903 44 ccaril@internet com .y Psic. Elina Carril ‘Stel nino esconalo en el fondo det hombre es la causa de su sujremiento psiquic. es ‘astmismo la fuerte del arte y la poesia de la ‘existencia, la promesa siempre presente de tuna nueva mirada. develamiento de lo insélito elo cotdiano, guardian de la locura y locura ‘seereta contra el espectro de una “normalidad “normalizante” que seria una vida Untcamente “adult. Joyce McDougall” Ya delineadas algunas de las ideas para este trabajome encontré con unarticulodel psicoanalista argentino Juan Carlos Volnovich, quien se pregunta si como va- rén, como psicoanalista, puede abordar a las mujeres desde el psicoanilisis, tarea que, aclara, no es nada sencilla. Se pregun- ta ademas, si debe hacerlo. Y se contesta: “Pese a mis dudas -pese a estar casi con- vencido que el tema de ‘las mujeres'y de ‘la femineidad’ es también mi tema-creo ser lo suficientemente prudente como para elu- dirloy aceptar que sean las mujeres las que hablen de si mismas, y por si mismas: soy losuficientemente prudente como para ocu- parme de lo que me toca: los varones y, en todo caso, las figuras ferneninas que tran- REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA. * Tomo We rime 3 «junio 9003 / 17 sitan y cireulan en el analisis de los varones y que me interpelan a mi como analista varén”.? La pregunta de Volnovich me hizo sonar una alarmay me asalto la duda: tendremos que dejar a los varones hablar sobre ellos, como en algtin momento pedimos que nos dejaran hablar a noso- tras? Pero no soy tan prudente como Volnovich, somos unas cuantas las imprudentes, porque el tema de los varones y la masculinidad, o las masculinidades, es también nuestro tema, es mi tema o uno de ellos cn tanto psicoterapeuta comprometida con la perspectiva de género. Como psicoterapeuta, escuchando a varones desangrarse por las heridas que el sistema patriarcal lesha infligido, pero también como mujer. No creo en un/a analista neutral, pura pantalla que recibe, sin memoria y sin deseo. Sien un/a terapeuta abstinente, con memoria y con deseo, pero atenta y alerta a las trampas que el campo twansferencial y contratransferencial nos puede tender. Y esto incluye ademas de nuestros singulares fantasmas que histérica- mente supimos conseguir. aguzar nuestros sentidos ~todos~ para que al escuchar el sufrimiento de mujeres y hombres. no devolva- mos, envueltos en el ropaje de la interpretacién, prejuicios y mitos que perpettian desigualdades y enquistan formas de sufrimiento psiquico. Muchas de las caracteristicas que definen al modelo tradicional de masculinidad y que estarian vinculadas a la “normalidad”, aparecen como fuente sostenida de malestar en la clinica. En el articulo citado, Volnovich se pregunta quiénes son y cémo eireulan las mujeres en los analisis de varones. Mi propuesta va en ese sentido pero cambiando los personajes y centrandolo en algunas interrogante: 1, gCuales son los varones que traen mis pacientes mujeres? 2. 2Qué vinculo hay entre esas figuras de varones y las formas hegeménicas de masculinidad? 3. gQué reflexién podemos hacer y cuanto de éstas nos permiten escuchar de otra manera a los varones en tratamiento, prisioneros deesa “normalidad normalizante” dela que hablaba Joyce McDougall. pero en este caso referida a sujeciones a mandatos que tienen efectos patégenos y restrictivos? 1B) REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA Tao W « nimer 3» junio $002 Como dicen ellas que son ellos o cuando el rio suena. Quiero dejar sentado que estos apuntes, no pretenden tener un cardcter universal y/ generalizador. Estas ideas surgen del contexto de mi practica y el segmento al que me voy a referir son tanto ellas como ellos, mujeres y varones, de clase media entre los treinta y los, cincuenta aos. Si bien sé y no se me escapa que los personajes que nuestra eicntes tracn_a ones estan atra y se repiten, mas alla de la personalidad de la quejosa y la’ artenaire, o de las peculiares caracteristicas del vinculo. Los varones, sus maridos. novios, amantes, no las escuchi oblemas que ellas plantean, no son problemas o sus dramas l6gicos ni son importantes. Ellos entonces, no entienden nad Maria: como supuestamente su marido no registra y se cierra en si mismo, cuando tiene que hablar con él, lo lama a su trabajo a cualquier hora, al celular y ahi només, le larga la retahila de quejas y demandas. Y él no la escucha, no produce ni un movimiento. Ella se desespera. Pero él también se desespera (suponemos): gde qué le esta hablando Maria? Cristina: se angustia por un acontecimiento que acaba de ocurrir en su entorno inmediato -no grave- pero que evidentemente movi- liza algunos aspectos de su historia personal. Esta con su marido, Ie cuenta de su angustia y ora. Su marido la mira asombrado y le dice: “gPor eso lloras? No entiendo por qué te ponés asi, no es logico. REVISTA DE PSICOTERATIA PSICOANALITICA. # Toma Ve nimero 9+ juno 2008 / 19 Las cosas pasaron de acuerdo a lo esperable...” Elmarido de C.: gs tonto y por eso no entiende? ¢Es un hombre frio y distante? Haciéndose portavoces, sin saberlo, de los retos que el feminismo ha efectuado a la masculinidad tradicional, las mujeres reclaman que los varones heterosexuales den més de sf, afectivamente Pi ynnell (1987), formas hegeménicas de masculinidad social, triarcado, por otro lado, no sélo se constituy6 como un sistem poder de los hombres sobre las mujeres, sino de jerarquias d el poder es un concepto que ha cambiado a través de los siglos y ha conformado y justifead a su vez, la dominacién de Jos hombres nace de autocontrelo ce domino sobre os sere humanos todean, y de quien dependen en el amor 0 la amistad. Los varones han suprimido jue se han asociado con la fer cidad, a) través de a asin y tonen temor del caos y dese de Ia vida crnvctonsl: Eutdn too acostumbrads a controlar aus emacioncs a fravds de ia cuprenén de og puma us mabe mace aun inhabilitados para aS V. Seidler (1994,1997) dice que el varén que produjo la sociedad ‘Tener necesidades se decodifica “como no ser un hombre”. No es sencillo para los varones confiar y/o reclamar apoyo 0 sostén a sus parejas y cuando se sienten necesitados o deprimidos, les es mas facil encerrarse en si mismos. Quiz4s sientan temor de ser recha- zados, como lo fueron cuando niftos al expresar en ese momento 20) REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA + Toma V1 «mimeo 3 « mio #002 debilidades no admitidas por ser varones (los hombres no Horan, no se quejan, son fuertes...). Pareceria que los varones no hubieran tenido que aprender qué parte de responsabilidad tienen en sus relaciones, dado que este tema tradicionalmente fue dejado para las mujeres, por lomenos en. las relaciones heterosexuales. Es posible que los hombres si hayan aprendido y se bayan identificado con un modelo basado en la ausencia de necesidades afectivas, y de esa manera centren sus vidas alrededor de las exigencias dél trabajo que es un referente girado en torno a la destreza fisica, capacidad y cualidad netracién, potencia, fortaleza emocional. La masculinidad ide en términos de éxito, asertividad y autonomia. Mientras q ara la mayoria de los hombres es simplemente imposible cump| on los requisitos de los ideales dominantes: éstos mantienen un derosa y a menudo inconsciente presencia en la subjetividad d is varones, Tienen que mantener una coraza dura, proveer y logr pjetivos. Mientras tanto, aprenden a eliminar los sentimientos, onder sus emociones y a suprimir sus necesidades. Pero es jer puede convertirse en fuente de enorme dolor. Sus simbol onstituyen ilusiones infantiles de omnipotencia, son imposibles d yerar. Ningiin hombre es capaz de aleanzar esos ideales. Por ot arte todos experimentan necesidades y sentimientos que s¢ co La complejidad en la constitucion del psiquismo, no ¢s pat o de uno u otro género. Mujeres y varones, nacemos con la mis defensin y desvalimiento y el auxilio de los otros significati os es indispensable para jograr, ademas de la supervivencl onstituirnos como personas, sujetos hablantes y deseantes. Pt a sido pensado como estructura inconsciente universal no da cuenta en realidad de un modo socio-histérico de subjetivacion de Ta Modernidad para varones y mujeres. Al ponerse en cuestién las concepciones tradicionales acerca de la feminetdad, la masculini- dad tradicional no podia permanecer incuestionada. REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA. * Tome Vie nimero 3 juno 9008 / 21 “Qué quiere una mujer?” ¢Y un hombre. Q r yer?” Ha sido fecunda la revisién realizada hace ya unas décadas por psicoanalistas que incorporaron la categoria de género al marco te6rico del psicoanillisis y. desde alli, repensado muchas de las afirmactones fuertes de la teoria respecto a la sexualidad femenina yalaconstruccién de la subjetividad femenina en general. La teoria mostraba puntos débiles, talones de Aquiles que dejaban insatisfe- chas alas analistas y, lo que es mas grave, a las pacientes. Ni cllas ni nosotras nos sentiamos reconocidas ni entendidas. Ha sido fecunda la integracion de la categoria de género al marco concep- tual, aunque no igualmente notoria, por la dificultad que han tenido y tienen los psicoanalistas al incorporarla. En el relato psicoanalitico tradicional, aun con la variedad de escuelasy teorias, hacerse hombre no parece en todo caso una tarea con un plus de complicacién, algo asi como un valor agregado a la ya compleja tarea de devenir sujeto, persona. La masculinidad sobreviene de hecho. Basta que las cosas salgan mas menos como Dios manda: debido y esperado amor a la madre, odiar al padre pero amarlo al mismo tiempo- renunciar a ser el nene de mamé y convertirse como papd.en varén, a futuro poseedor de una mujer. pero No ESA, que es de él. Todo eso impulsado por la terrible amenaza de que el preciado miembro le seré cortado si persiste en el amor prohibido y no se somete al imperativo de la cultura: con ta madre nunca, Identificacién mediante, el pequefo varoncito ~que jamas se La teorizacion sobre la sexualidad masculina no llega al mismo resultado, tracién. Aunque el psicoandlisis ne haya tomado a la maset dad de una manera especifica, nos ayuda a pensar en los efect ¢ tuvo la asimilacion de la masculinidad a la razon en bjetividad masculina. ¢Qué nos ha permitido entender el psici sis? El psieoandlisis muestra que mas all de la razén, de 9 REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA + Tomo W nimero 3» no 203 ssoluto sobre nuestros afectos y emociones es un camino falso, ‘esta comandado por las motivaciones de logro, por un sistema, ales muy elevados y centrados en el dominio de siy de otros, narcisizacién consiguiente del control y la agresividad, y t onsiruir esta supuesta normalidad basada en impe- rativos de género, se hacen vsibles los efectas que la misma Ulene sujeto tiene de si adquieren la maxima importancia las creencl onscientes Elyo, comorepresentacion del sujeto, esta formado por una s representaciones y desde su origen tiene al género como uno us atributos. La identidad de género, tanto para ¢l varén como pa mujer, se construye precozmente, antes del complejo de Edipo. descrito en los varones, la represion de los deseos infantil sivos y el proceso de la desidentificacién con la madre nstruir la masculinidad social. Los mandatos, prescripeione: biciones acerca de lo que un varén es, 0 debe ser, pasa REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA + Tomo W « admero 3 «juno 2008 / 23 EI Yo cuenta con ciertos recursos que son las capacidades le I 1e dispone el sujeto para aleanzar los logros narcisistas fijados po Contrariamente a lo que sucede con la femineidad tradicional, asculinidad hegeménica no se opone al narcisismo, ya que 10 ares que la definen contribuyen a su valoracion. La descripei la masculinidad convencional (es decir, tal cual se entiende ¢ lestra cultura) deja en evidencia, que los recursos yoicos dk ‘on, estan mas vinculados a las habilidades instrumentales. Acticas, de cuyo logro depende en mucho el balance narcisista. el repertorio de las conductas emocionales, ya que éstas No tener necesidad de otro parece ser restos de un yo idea fantil. omnipotente. sobre el que se anudan los mandatos d itosuficiencia y prescindencia emocional del otro. Las proble: ‘as del cuidado, la empatia, la simetria, la reciprocidad y I lidaridad, estan centradas en la masculinidad tradicional sob sustento y la seguridad econémica de la mujer o los hijos. Cuida is relaciones no es su tarea. Como el nifio narcisista. el varén nk Observamos, sin embargo, ‘ sus relaciones objetales precede la identidad a la intimidad y mpromiso. El vardn sabe de si, con independencia de su relaci nla mujer y puede preservar su “espacio interno”. Pero est ;pacio interno, se puede convertir en un reducto que lo aisla y stringe sus recursos libidinales objetales. La paradojaentonces ¢ ue a mayor grado de masculinidad “normal”, menor dependenct 1 objeto, por Io tanto mayor narcisismo. Podriamos hablar d de estar en el mundo, no son traidas a la consulta como fuente de conflicto, pero al trabajar con ellas, se hace visible el malestar. Los efectos de la “normalidad normalizante”, en palabras de Joyce 24) REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA. Tame Vie nimero 3 ¢ une 2005, "Amnpliar los recursos en la clinica y las estrategias terapéutic: s uno de los desafios que, ademas de la deconstruccién de Id ‘orias, tiene el psicoanallisis de género. Es decir, no solo abi ampos de visibilidad tedrica, sino abrir posibilidades de intervei jon. Ejemplo: un paciente varon, cuyas preocupaciones y angut jas giraban entre otras cosas- en torno al tamaiio reducido de s e, cedieron al reorganizar Ia linea interpretativa. Durante mu ho tiempo, yo habia privilegiado una linea interpretativa en to las fantasias de castracion y la rivalidad edipica, confieso que discretisimo éxito ya que su angustia y preocupacién no cediay ego pude entender que detras de sus lamentos, se escondia wvidta infantil al pene del padre, basada en una potencia y tama 1¢ descalificaban al suyo y que luego, ya adulto, lo levaba -ntirse inferior frente al resto de los hombres. Es decir, privileg herida narcisista de género, por sobre las fantasias edi ombre entender a qué estaban vinculados sus temores y que est saparecicran, pero abrié ademas la posibilidad de entender qui Je jugaba en su encuentro con las mujeres, que en algdn punto tornaban conflictivos. Y este punto estaba directamente relack io con la comparacién con otros hombres, a los que suponi amafio “normal”. Es p-los El psicoanalisis abrié un espacio para el reconocimiento de los afectos. Alsefalar que hay una diferencia entre sentir las emociones oactuarlas. Se abre un espacio entonces para el reconocimiento de esas emociones que se pueden vivir como inadecuadas por ser varén. Pensar en la queja sobre los varones, nos hace pensar en esos varones, en los pacientes hombres, con quienes resulta muy rico y saludable-para ellos- hacer consciente aquello inconsciente ligado asentimientos, representaciones de si mismos ode los otros, formas de vincularse con las mujeres y/o con los hijos, al manejo de las emociones, etcétera que estan determinadas por los mandatos de género en nuestra cultura. REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA. + Tomo V+ nimero 3 «ni 2008 / 2 Notas 1, MeDougall, Joyce, Pladoyer pour une certaine anormalité, Editions Gallimard. Paris, 1978. 2. Volnovich, J.C., “Las figuras femeninas que transitan por el analisis de varones", en Psicoandlisis, Estudios Feministas y Género, Bibliografia Amoros. C., Tiempo de feminismo, Catedra, Madrid, 1997. Bleichmar, H., “Aplicacién del enfoque Modular Transformacional al diagnés- tico de los trastornos narcisistas", en Aperturas Psicoanaliticas. Hacia ‘modelos integradores. N° § Bonino, L,, “Varones, género y salud mental-deconstruyendo la ‘normalidad” ‘masculina” en Actualidad Psicolégica, N° 253, Buenos Aires. pp. 17-20. Carnil, E., “Femenino-Masculino. La pérdida de ideales y el enero", en Los duelos y sus destinos, Depresiones Hoy, Publicacién de la Asociacién Psicoanalitica del Uruguay, Montevideo, 2000. Connell. R., Masculinities, Polity, Cambridge, 1999. Fernandez, A. M.,"Orden Simbélico gOrden Politico?" en Psicoandlisis, Estudios Feministas y Género, Foro de Psiconet Publicado en Revista Zona Erdgena, Buenos Aires, 1999. Kaufman, M., “Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del oder entrelos hombres”en G. Arango, M. Leén yM. Vivero (comps.), Género eidentidad. Ensayos sobre o fementno ylomasculino, TM Bditores U.N. Fac. de Ciencias Humanas. Bogota, 1995. Seldler, V., Unreasonable Men, Routledge, Londres, 1994. = Men enough. Embodying masculinities, Sadge, Londres, 1997. palabras clave: varones, masculinidad hegeménica,racionalidad, género, psicoansliss, rnarcisismo de género. 961 REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA. + Tome Vi ¢ mimeo 3 uno 908

You might also like