De cuando las mujeres se
quejan, los varones se
enferman y 1@s terapeutas
no escuchamos
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Montevides
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ccaril@internet com .y
Psic. Elina Carril
‘Stel nino esconalo en el fondo det hombre es
la causa de su sujremiento psiquic. es
‘astmismo la fuerte del arte y la poesia de la
‘existencia, la promesa siempre presente de
tuna nueva mirada. develamiento de lo insélito
elo cotdiano, guardian de la locura y locura
‘seereta contra el espectro de una “normalidad
“normalizante” que seria una vida Untcamente
“adult.
Joyce McDougall”
Ya delineadas algunas de las ideas para
este trabajome encontré con unarticulodel
psicoanalista argentino Juan Carlos
Volnovich, quien se pregunta si como va-
rén, como psicoanalista, puede abordar a
las mujeres desde el psicoanilisis, tarea
que, aclara, no es nada sencilla. Se pregun-
ta ademas, si debe hacerlo. Y se contesta:
“Pese a mis dudas -pese a estar casi con-
vencido que el tema de ‘las mujeres'y de ‘la
femineidad’ es también mi tema-creo ser lo
suficientemente prudente como para elu-
dirloy aceptar que sean las mujeres las que
hablen de si mismas, y por si mismas: soy
losuficientemente prudente como para ocu-
parme de lo que me toca: los varones y, en
todo caso, las figuras ferneninas que tran-
REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA. * Tomo We rime 3 «junio 9003 / 17sitan y cireulan en el analisis de los varones y que me interpelan a
mi como analista varén”.?
La pregunta de Volnovich me hizo sonar una alarmay me asalto
la duda: tendremos que dejar a los varones hablar sobre ellos,
como en algtin momento pedimos que nos dejaran hablar a noso-
tras? Pero no soy tan prudente como Volnovich, somos unas
cuantas las imprudentes, porque el tema de los varones y la
masculinidad, o las masculinidades, es también nuestro tema, es
mi tema o uno de ellos cn tanto psicoterapeuta comprometida con
la perspectiva de género. Como psicoterapeuta, escuchando a
varones desangrarse por las heridas que el sistema patriarcal lesha
infligido, pero también como mujer.
No creo en un/a analista neutral, pura pantalla que recibe, sin
memoria y sin deseo. Sien un/a terapeuta abstinente, con memoria
y con deseo, pero atenta y alerta a las trampas que el campo
twansferencial y contratransferencial nos puede tender. Y esto
incluye ademas de nuestros singulares fantasmas que histérica-
mente supimos conseguir. aguzar nuestros sentidos ~todos~ para
que al escuchar el sufrimiento de mujeres y hombres. no devolva-
mos, envueltos en el ropaje de la interpretacién, prejuicios y mitos
que perpettian desigualdades y enquistan formas de sufrimiento
psiquico.
Muchas de las caracteristicas que definen al modelo tradicional
de masculinidad y que estarian vinculadas a la “normalidad”,
aparecen como fuente sostenida de malestar en la clinica. En el
articulo citado, Volnovich se pregunta quiénes son y cémo eireulan
las mujeres en los analisis de varones. Mi propuesta va en ese
sentido pero cambiando los personajes y centrandolo en algunas
interrogante:
1, gCuales son los varones que traen mis pacientes mujeres?
2. 2Qué vinculo hay entre esas figuras de varones y las formas
hegeménicas de masculinidad?
3. gQué reflexién podemos hacer y cuanto de éstas nos permiten
escuchar de otra manera a los varones en tratamiento, prisioneros
deesa “normalidad normalizante” dela que hablaba Joyce McDougall.
pero en este caso referida a sujeciones a mandatos que tienen
efectos patégenos y restrictivos?
1B) REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA Tao W « nimer 3» junio $002Como dicen ellas que son ellos o cuando el rio suena.
Quiero dejar sentado que estos apuntes, no pretenden tener un
cardcter universal y/ generalizador. Estas ideas surgen del contexto
de mi practica y el segmento al que me voy a referir son tanto ellas
como ellos, mujeres y varones, de clase media entre los treinta y los,
cincuenta aos. Si bien sé y no se me escapa que los personajes que
nuestra eicntes tracn_a ones estan atra y
se repiten, mas alla de la personalidad de la quejosa y la’
artenaire, o de las peculiares caracteristicas del vinculo.
Los varones, sus maridos. novios, amantes, no las escuchi
oblemas que ellas plantean, no son problemas o sus dramas
l6gicos ni son importantes. Ellos entonces, no entienden nad
Maria: como supuestamente su marido no registra y se cierra en
si mismo, cuando tiene que hablar con él, lo lama a su trabajo a
cualquier hora, al celular y ahi només, le larga la retahila de quejas
y demandas. Y él no la escucha, no produce ni un movimiento. Ella
se desespera. Pero él también se desespera (suponemos): gde qué le
esta hablando Maria?
Cristina: se angustia por un acontecimiento que acaba de ocurrir
en su entorno inmediato -no grave- pero que evidentemente movi-
liza algunos aspectos de su historia personal. Esta con su marido,
Ie cuenta de su angustia y ora. Su marido la mira asombrado y le
dice: “gPor eso lloras? No entiendo por qué te ponés asi, no es logico.
REVISTA DE PSICOTERATIA PSICOANALITICA. # Toma Ve nimero 9+ juno 2008 / 19Las cosas pasaron de acuerdo a lo esperable...” Elmarido de C.: gs
tonto y por eso no entiende? ¢Es un hombre frio y distante?
Haciéndose portavoces, sin saberlo, de los retos que el feminismo
ha efectuado a la masculinidad tradicional, las mujeres reclaman
que los varones heterosexuales den més de sf, afectivamente
Pi
ynnell (1987), formas hegeménicas de masculinidad social,
triarcado, por otro lado, no sélo se constituy6 como un sistem
poder de los hombres sobre las mujeres, sino de jerarquias d
el poder es un concepto que ha cambiado a través de los siglos y ha
conformado y justifead a su vez, la dominacién de Jos hombres
nace de autocontrelo ce domino sobre os sere humanos
todean, y de quien dependen en el amor 0 la amistad. Los varones
han suprimido jue se han asociado con la fer cidad, a)
través de a asin y tonen temor del caos y dese de Ia vida
crnvctonsl: Eutdn too acostumbrads a controlar aus emacioncs a
fravds de ia cuprenén de og puma us mabe mace aun
inhabilitados para aS
V. Seidler (1994,1997) dice que el varén que produjo la sociedad
‘Tener necesidades se decodifica “como no ser un hombre”. No es
sencillo para los varones confiar y/o reclamar apoyo 0 sostén a sus
parejas y cuando se sienten necesitados o deprimidos, les es mas
facil encerrarse en si mismos. Quiz4s sientan temor de ser recha-
zados, como lo fueron cuando niftos al expresar en ese momento
20) REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA + Toma V1 «mimeo 3 « mio #002debilidades no admitidas por ser varones (los hombres no Horan, no
se quejan, son fuertes...).
Pareceria que los varones no hubieran tenido que aprender qué
parte de responsabilidad tienen en sus relaciones, dado que este
tema tradicionalmente fue dejado para las mujeres, por lomenos en.
las relaciones heterosexuales. Es posible que los hombres si hayan
aprendido y se bayan identificado con un modelo basado en la
ausencia de necesidades afectivas, y de esa manera centren sus
vidas alrededor de las exigencias dél trabajo que es un referente
girado en torno a la destreza fisica, capacidad y cualidad
netracién, potencia, fortaleza emocional. La masculinidad
ide en términos de éxito, asertividad y autonomia. Mientras q
ara la mayoria de los hombres es simplemente imposible cump|
on los requisitos de los ideales dominantes: éstos mantienen un
derosa y a menudo inconsciente presencia en la subjetividad d
is varones, Tienen que mantener una coraza dura, proveer y logr
pjetivos. Mientras tanto, aprenden a eliminar los sentimientos,
onder sus emociones y a suprimir sus necesidades. Pero es
jer puede convertirse en fuente de enorme dolor. Sus simbol
onstituyen ilusiones infantiles de omnipotencia, son imposibles d
yerar. Ningiin hombre es capaz de aleanzar esos ideales. Por ot
arte todos experimentan necesidades y sentimientos que s¢ co
La complejidad en la constitucion del psiquismo, no ¢s pat
o de uno u otro género. Mujeres y varones, nacemos con la mis
defensin y desvalimiento y el auxilio de los otros significati
os es indispensable para jograr, ademas de la supervivencl
onstituirnos como personas, sujetos hablantes y deseantes. Pt
a sido pensado como estructura inconsciente universal no da
cuenta en realidad de un modo socio-histérico de subjetivacion de
Ta Modernidad para varones y mujeres. Al ponerse en cuestién las
concepciones tradicionales acerca de la feminetdad, la masculini-
dad tradicional no podia permanecer incuestionada.
REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA. * Tome Vie nimero 3 juno 9008 / 21“Qué quiere una mujer?” ¢Y un hombre.
Q r yer?”
Ha sido fecunda la revisién realizada hace ya unas décadas por
psicoanalistas que incorporaron la categoria de género al marco
te6rico del psicoanillisis y. desde alli, repensado muchas de las
afirmactones fuertes de la teoria respecto a la sexualidad femenina
yalaconstruccién de la subjetividad femenina en general. La teoria
mostraba puntos débiles, talones de Aquiles que dejaban insatisfe-
chas alas analistas y, lo que es mas grave, a las pacientes. Ni cllas
ni nosotras nos sentiamos reconocidas ni entendidas. Ha sido
fecunda la integracion de la categoria de género al marco concep-
tual, aunque no igualmente notoria, por la dificultad que han tenido
y tienen los psicoanalistas al incorporarla.
En el relato psicoanalitico tradicional, aun con la variedad de
escuelasy teorias, hacerse hombre no parece en todo caso una tarea
con un plus de complicacién, algo asi como un valor agregado a la
ya compleja tarea de devenir sujeto, persona. La masculinidad
sobreviene de hecho. Basta que las cosas salgan mas menos como
Dios manda: debido y esperado amor a la madre, odiar al padre
pero amarlo al mismo tiempo- renunciar a ser el nene de mamé y
convertirse como papd.en varén, a futuro poseedor de una mujer. pero
No ESA, que es de él. Todo eso impulsado por la terrible amenaza de
que el preciado miembro le seré cortado si persiste en el amor
prohibido y no se somete al imperativo de la cultura: con ta madre
nunca, Identificacién mediante, el pequefo varoncito ~que jamas se
La teorizacion sobre la sexualidad masculina no llega al mismo
resultado,
tracién. Aunque el psicoandlisis ne haya tomado a la maset
dad de una manera especifica, nos ayuda a pensar en los efect
¢ tuvo la asimilacion de la masculinidad a la razon en
bjetividad masculina. ¢Qué nos ha permitido entender el psici
sis? El psieoandlisis muestra que mas all de la razén, de
9 REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA + Tomo W nimero 3» no 203ssoluto sobre nuestros afectos y emociones es un camino falso,
‘esta comandado por las motivaciones de logro, por un sistema,
ales muy elevados y centrados en el dominio de siy de otros,
narcisizacién consiguiente del control y la agresividad, y
t
onsiruir esta supuesta normalidad basada en impe-
rativos de género, se hacen vsibles los efectas que la misma Ulene
sujeto tiene de si adquieren la maxima importancia las creencl
onscientes
Elyo, comorepresentacion del sujeto, esta formado por una s
representaciones y desde su origen tiene al género como uno
us atributos. La identidad de género, tanto para ¢l varén como pa
mujer, se construye precozmente, antes del complejo de Edipo.
descrito en los varones, la represion de los deseos infantil
sivos y el proceso de la desidentificacién con la madre
nstruir la masculinidad social. Los mandatos, prescripeione:
biciones acerca de lo que un varén es, 0 debe ser, pasa
REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA + Tomo W « admero 3 «juno 2008 / 23EI Yo cuenta con ciertos recursos que son las capacidades le I
1e dispone el sujeto para aleanzar los logros narcisistas fijados po
Contrariamente a lo que sucede con la femineidad tradicional,
asculinidad hegeménica no se opone al narcisismo, ya que 10
ares que la definen contribuyen a su valoracion. La descripei
la masculinidad convencional (es decir, tal cual se entiende ¢
lestra cultura) deja en evidencia, que los recursos yoicos dk
‘on, estan mas vinculados a las habilidades instrumentales.
Acticas, de cuyo logro depende en mucho el balance narcisista.
el repertorio de las conductas emocionales, ya que éstas
No tener necesidad de otro parece ser restos de un yo idea
fantil. omnipotente. sobre el que se anudan los mandatos d
itosuficiencia y prescindencia emocional del otro. Las proble:
‘as del cuidado, la empatia, la simetria, la reciprocidad y I
lidaridad, estan centradas en la masculinidad tradicional sob
sustento y la seguridad econémica de la mujer o los hijos. Cuida
is relaciones no es su tarea. Como el nifio narcisista. el varén nk
Observamos, sin embargo, ‘
sus relaciones objetales precede la identidad a la intimidad y
mpromiso. El vardn sabe de si, con independencia de su relaci
nla mujer y puede preservar su “espacio interno”. Pero est
;pacio interno, se puede convertir en un reducto que lo aisla y
stringe sus recursos libidinales objetales. La paradojaentonces ¢
ue a mayor grado de masculinidad “normal”, menor dependenct
1 objeto, por Io tanto mayor narcisismo. Podriamos hablar d
de estar en el mundo, no son traidas a la consulta como fuente de
conflicto, pero al trabajar con ellas, se hace visible el malestar. Los
efectos de la “normalidad normalizante”, en palabras de Joyce
24) REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA. Tame Vie nimero 3 ¢ une 2005,"Amnpliar los recursos en la clinica y las estrategias terapéutic:
s uno de los desafios que, ademas de la deconstruccién de Id
‘orias, tiene el psicoanallisis de género. Es decir, no solo abi
ampos de visibilidad tedrica, sino abrir posibilidades de intervei
jon. Ejemplo: un paciente varon, cuyas preocupaciones y angut
jas giraban entre otras cosas- en torno al tamaiio reducido de s
e, cedieron al reorganizar Ia linea interpretativa. Durante mu
ho tiempo, yo habia privilegiado una linea interpretativa en to
las fantasias de castracion y la rivalidad edipica, confieso que
discretisimo éxito ya que su angustia y preocupacién no cediay
ego pude entender que detras de sus lamentos, se escondia
wvidta infantil al pene del padre, basada en una potencia y tama
1¢ descalificaban al suyo y que luego, ya adulto, lo levaba
-ntirse inferior frente al resto de los hombres. Es decir, privileg
herida narcisista de género, por sobre las fantasias edi
ombre entender a qué estaban vinculados sus temores y que est
saparecicran, pero abrié ademas la posibilidad de entender qui
Je jugaba en su encuentro con las mujeres, que en algdn punto
tornaban conflictivos. Y este punto estaba directamente relack
io con la comparacién con otros hombres, a los que suponi
amafio “normal”. Es p-los
El psicoanalisis abrié un espacio para el reconocimiento de los
afectos. Alsefalar que hay una diferencia entre sentir las emociones
oactuarlas. Se abre un espacio entonces para el reconocimiento de
esas emociones que se pueden vivir como inadecuadas por ser
varén.
Pensar en la queja sobre los varones, nos hace pensar en esos
varones, en los pacientes hombres, con quienes resulta muy rico y
saludable-para ellos- hacer consciente aquello inconsciente ligado
asentimientos, representaciones de si mismos ode los otros, formas
de vincularse con las mujeres y/o con los hijos, al manejo de las
emociones, etcétera que estan determinadas por los mandatos de
género en nuestra cultura.
REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA. + Tomo V+ nimero 3 «ni 2008 / 2Notas
1, MeDougall, Joyce, Pladoyer pour une certaine anormalité, Editions Gallimard.
Paris, 1978.
2. Volnovich, J.C., “Las figuras femeninas que transitan por el analisis de
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Bibliografia
Amoros. C., Tiempo de feminismo, Catedra, Madrid, 1997.
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‘modelos integradores. N° §
Bonino, L,, “Varones, género y salud mental-deconstruyendo la ‘normalidad”
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Fernandez, A. M.,"Orden Simbélico gOrden Politico?" en Psicoandlisis, Estudios
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Publicado en Revista Zona Erdgena, Buenos Aires, 1999.
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Seldler, V., Unreasonable Men, Routledge, Londres, 1994.
= Men enough. Embodying masculinities, Sadge, Londres, 1997.
palabras clave: varones, masculinidad hegeménica,racionalidad, género, psicoansliss,
rnarcisismo de género.
961 REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALITICA. + Tome Vi ¢ mimeo 3 uno 908